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Escndeme

Escndeme que el mundo no me adivine.


Escndeme como el tronco su resina, y
que yo te perfume en la sombra, como
la gota de goma, y que te suavice con
ella, y los dems no sepan de dnde
viene tu dulzura...
Soy fea sin ti, como las cosas desarraigadas
de su sitio; como las races abandonadas
sobre el suelo.
Por qu no soy pequea como la almendra
en el hueso cerrado?
Bbeme! Hazme una gota de tu sangre, y
subir a tu mejilla, y estar en ella
como la pinta vivsima en la hoja de la
vid. Vulveme tu suspiro, y subir
y bajar de tu pecho, me enredar
en tu corazn, saldr al aire para volver
a entrar. Y estar en este juego
toda la vida.

SIN TI

Desde que me qued sin ti,


me qued sin un rbol, sin un hilo de agua,
sin tierra en la tierra.
Y me vino esta ansia de andar, no por ir buscando el paisaje
sino por ir buscando la fatiga.
Delante de las puestas de sol maravillosas yo no me he detenido;
una fragancia que vena de las cercas prximas no me ha hecho volver el rostro.
Esa, dicen, tiene hambre de tierra,
la divina ambicin de todos los vientos.
Y es mentira, porque yo no tengo ms
que el ansia de una fatiga mayor que sta,
que rompa los huesos y los esparza,
por fin, en el camino.

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