esta muerte que nos acompaa de la maana a la noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un vicio absurdo. Tus ojos sern una palabra vana, un grito acallado, un silencio. As los ves cada maana cuando te inclinas sola ante el espejo. Oh querida esperanza tambin nosotros aquel da sabremos que eres la vida y eres la nada! La muerte tiene una mirada para todos. Vendr la muerte y tendr tus ojos. ser como abandonar un vicio, como ver que emerge de nuevo un rostro muerto en el espejo, como escuchar un labio cerrado. Descenderemos, mudos, al abismo.