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SIGLO VEINTIUNO DBL Mer beg ua ie ol COLECCION AMERICA NUESTRA aamérica antigua AMERICA NUESTRA es una nueva coleccién que Siglo XXI proyecta como una expresién coherente del examen de la realidad que nuestros paises viven desde siglos: tierra colonizada que no logra liberarse Queremos difundir, con sistema, textos que exhiban tanto la grandeza de las culturas destruidas por la Canquista como los testimonios de la lucha por la liberacién cue llega hasta nuestros dias y que tiene expresién en la obra y las ideas de los hombres que las orientan. Nada mejor para definir esa intencidn que las palabras que escribié José Marti: “.. la historia de América, de los incas acd, ha de ensenarse al dedillo, aunque no se ensefie la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia ¢s preferible a la Grecia que no es nuestra, ‘nos es mas necesaria... Injértese en nuestras repablicas el mundo; pero el tronco ha de ser de nuestras repiiblicas...” Xl siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. ‘CERRO DEL AGUA 248, DELEGACION COYOACAN G2310 MEXICO, DF siglo veintiuno de espafia editores, s.a. CALLE PLAZA 5, 28043 MADRID, ESPARIA juno argentina editores CALLE 55 NUM, 16-44, BOGOTA DE, COLOMBIA 10 editores de colombia, s.a. Reyes TTS DICCIONARIO DE LA LENGUA NAHUATL O MEXICANA redactado segtin los documentos impresos y manuscritos mas auténticos y precedido de una introduccién por REMI SIMEON SIGLO VEINTIUNO 2X1 AusiRA traduccién de JOSEFINA OLIVA DE COLL edicién al cuidado de marti soler portada de anhelo hernandez primera edicién en espaol, 1977 noyena edicién en espafiol, 1992 © siglo xxi de editores, s.a. de cw, isbn 968-23-0573-x primera edicién en francés, 1885 impreso en Ia imprimérie nationale, paris titulo original: dictionmaire de la langue nahuatl ou mexicaine derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico NOTA DEL EDITOR Fue el néhuatl la lengua nacional del territorio que huy es México y que des- borda hasta América Central, a pesar de que los pobladores regionales de aqui y de allé hablaran idiomas diferentes. Después de la invasién europea del conlinente, el espatiol fue suplantando al néhuatl hasta que, despojado paulatinamente de su propicdad de vehiculo social, legs a ser considerado lengua muerta, De ahi que el tinico intento de sistematizar seriamente su estudio remonte al siglo xvi, al tiempo en que las instituciones originarias vivian atin. El abandono del ndhuatl se hace patente en el hecho de que el Vocabulario en lengua castellana y mexicana de fray Alonso de Molina, publicado en México en 1571 y tmica fuente de conoci- miento del idioma, no fuera vuelto a publicar hasta 1944 y ya no en su patria, sino en Madrid, con fines académicos. Pese a este trato, el néhuatl (palabra que significa “lengua armoniosa, que agrada al ofdo”), hoy perdura, por un lado, como idioma fundamental en conjuntos humanos que por millones habitan nuestro pais; por otro, como “denominador? de nuestro suelo, ya que los nombres nahuas siguen marcando su territorio debido a que, al contener siempre un rasgo que define la calidad del sitio al que fueron aplicados, poseen un inequivoco valor geogrdfico que los individualiza, ya sea que se refieran a su fisiografia, a sus productos naturales o a las ocupaciones de sus moradores. Pero el ndhuatl sobrevive, ademds, como agente aglutinador de una gran culiura plasmada, durante los dos primeros siglos de la colonia, en numerosos documentos que, hoy mds que nunca, son objeto de traducciones y de andli- sis; documentos relativos a conocimientos de toda indole (astronomia, medicina, mineralogia, botdnica, relaciones humanas), ast como mitos, riluales, creencias, trasmitidos por medio de hermosos textos poéticos. Ninguna publicacién mejor que el Diccionario de la lengua nahuatl de Rémi Siméon —editado en Paris en 1885—~ podia combatir las consecuencia de un silencio de siglos. En efecto, ademds de recoger integro el vocabulario de Molina, dotando a cada palabra de sus ratces, el diccionario de Rémi Siméon: incluye los términos a través de los cuales la cultura ndhuatl ha perdurado: nombres de tv] a NOTA DEL EDITOR dioses, de héroes, de gobernantes, de artes y de oficios, de corporaciones, que van revelando una textura mental y social homogénea, nombres topontmicos, de plantas, de piedras preciosas, de animales, de cuerpos celestes, que dan tes- limonio de las ciencias que eran cultivadas en México. Siglo XNI Editores ha aceptado el desafio de saldar esa deuda moral que México tiene con su propia cultura y no ha escatimado esfuerzo para Uevar a cabo la traduccién de esa obra, a cast un siglo de su primera edicién, ini- ciando con ella la coleccién “América Nuestra”. Refiriéndonos a la edicién, hemos tratado de reproducir fielmente el con- tenido, aunque a veces los conocimientes que poseemos a cien aiios de distan- cia hicieron obvia una correccién. A este respecto, sdlo hemos corregido unos pocos errores evidentes que provenian con toda claridad de una mala inter- pretacién (0 traduccién al francés) de términos incluidos por Molina en su Vocabulario y las erratas, naturales por lo demds en un libro de este tipo, que pudimos ir encontrando a lo largo de la tarea de traduccién, revisién y correc cién. Sabemos que tampoco nosotros estaremos libres de ellas, pero esperamos que sean minimas. Queremos agradecer aqui la colaboracién entusiasta de las personas que han hecho posible esta edicién: particularmente, Josefina Oliva de Coll, cuya barticipacién ha sido fundamental en todo respecto; Josefina Garcia Quintana, quien revisd la traduccién de la gramdtica, y Marti Soler, que colaboré en la revisién del manuscrito con la traductora y tuvo a su cargo la edicidn. NOTICIA BIOGRATICA Rémi Siméon nacié en Lurs (Bajos Alpes, Francia) el 1 de octubre de 1827 y tenia apenas 12 aftos cuando viajé a México por primera vez. Este viaje, a pesar de su corta duracién, influyd en él radicalmente. En México conocié a Joseph Aubin —cientifico francés apasionado por las cosas mexicanas y autor de una Memoria sobre la pintura didéctica y la escritura figurativa de los antiguos mexicanos—, quien estaba encargado de realizar investigaciones fisicas y astrondmicas en tierras mexicanas y quien fundé en México un colegio en el que Siméon recibid sus primeras clases de latin, Aubin se habia sentido atratdo por los vestigios de las antiguas civilizaciones americanas y cra poseedor de una NOTA DEL EDITOR ua gran coleccién de manuscritos en néhuatl, idioma que para entonces ya habia aprendido. Cuando Napoleén III secunda la imposicién en México del imperio de Maximiliano, decide enviar una expedicién cientifica que habria de emular aquella de Napoleén Bonaparte a Egipto. Aubin forma parte de ella y llama a Siméon para que lo acompaiie. Por esas fechas inicia Rémi Siméon su Diccio- nario y, a partir de entonces, su produccién relacionada con los antiguos mevi- canos es intensa. En 1867 publica su Nota sobre la numeracién de los antiguos mexicanos; en 1875, la Gramatica de Olmos, con notas y aclaraciones suyas: en 1880, a Bernardino de Sahagtin; de 1883 a 1889, diversos estudios y tra- ducciones de las Relaciones de Chimalpahin; en 1885, cl Diccionario, y, @ lo largo de esos aiios, numerosos ensayos mds, que le merecieron honores tales como el ser nombrado presidente del comité de arqueologia de la Société d’Eth- nographie, vicepresidente de la Société Américaine de France y delegado al consejo central de la Alianza Cientifica Universal. En 1889 fue miembro del comité y relator de la seccién de lingiitstica del Congreso Internacional de Cien- cias Etnogréficas, Obtuvo el premio Volney por el Diccionario y uno de los premios Lobat por su traduccién de Chimalpahin. Murié en Paris el 23 de noviembre de 1890. DICTIONNAIRE DE LA LANGUE NAHUATL OU MEXICAINE, REDIGE DAPKES LES DOGUMENTS IMPRIMES ET MANUSGRITS LES PLUS AUTHENTIQUES ET PRECEDE D'UNE INTRODUCTION, ran REMI SIMEON, EoITEUR OE LA GHANMAIRE MEKICAINE OUP. ANDRE DE aLMOs, PARIS. IMPRIMERIE NATIONALE. M DCCC LXXXY. INTRODUCCION Cuando en 1875 anuncié, en mi introduccién a la gramatica nahuatl del fran- ciscano Andrés de Olmos, que estaba preparando un diccionario y una gramé- tica de la lengua mexicana, tenfa la intencién de hacer con estos trabajos dos publicaciones aparte. Més tarde pensé que seria preferible reunirlos en una sola obra y colocar antes del diccionario mis estudios gramaticales. Me decidi defini- tivamente por este plan debido a dos razones a mi parecer terminantes. Ante todo porque la gramética de Olmos, si bien escrita en espafiol y siguiendo un miétodo antiguo, es lo suficientemente clara e instructiva para todo aquel que quiera poscer Jos clementos esenciales de la lengua mexicana. La segunda razén se basa en que mi trabajo, m&s complejo y relacionado con Ia filologia comparada, conticne un conjunto de datos y de observaciones que es impor- tante relacionar con el diccionario con el fin de facilitar las investigaciones y de permitir el examen de mis observaciones. Antes de abordar esos estudios especiales, me ha parecido util resumir los principales trabajos que han sido hechos tanto sobre Ja lengua como sobre la escritura de Ios antiguos mexicanos. Ademés, estas dos partes esenciales se acla- ran mutuamente y ofrecen datos tan interesantes sobre la ciencia y la historia general del Ienguaje que resultaria dificil separarlas. Comenzaré esta revision por los trabajos relativos a la escritura. El sistema gréfico de los antiguos mexicanos pertenece a la clase de Ios [xt] xi INTRODUCCION jeroglificos y por lo tanto no tiene ninguna relacién con los procedimientos usa- dos actualmente en Europa. Dicho sistema se compone de signos figurativos, tan pronto ideogréficos como fonéticos, que indican que los aztecas tuvieron para su escritura las épocas del simbolismo y del silabismo, sin que sea posible fijar la separacién sensible de esos cambios, ya que no ¢s raro encontrar en los manus- critos originales el empleo de signos diferentes para indicar la misma expresi6n. Asi, para no citar m4s que un ejemplo, Itzcoatl, nombre del cuarto monarca mexicano, sc escribe ideograficamente mediante la figura de una serpiente (coatl) adornada con puntas de obsidiana (itztli), o bien fonéticamente por medio de los signos itztli, obsidiana, comitl, vasija y atl, agua, lo cual da, por incorpora- cidn, las tres sflabas itz-co-atl, que componen Ia palabra.* Esa carencia de reglas absolutas prucba que el método grafico de los anti- guos mexicanos, sorprendido o interrumpido en su formacién en el siglo xvt por la conquista espafiola, tendia a perfeccionarse y a adquirir la estabilidad real que da el uso de un alfabeto y que caracteriza, en todos los pueblos, la tercera época del arte grAfico. En efecto, el elemento literal aparecta ya al co- mienzo o al final de determinadas palabras nahuas. Eso permite suponer que, de no haber ocurrido la Megada de los espafioles, los mexicanos hubieran es- tado, en un corto lapso, en posesién de un alfabeto completo que les hubiera permitido escribir de manera invariable todos los términos de la lengua nahuatl. De cualquicr manera, se puede comprobar facilmente que los signos de la escritura mexicana, en comparacién con los caractcres nuestros, eran forzosa~ mente mds numerosos puesto que cran usados de manera menos general que Jas letras para reproducir los términos del lenguaje. Una lista de esos signos clasificados metédicamente seria muy util para descifrar la escritura nahuatl, y es de lamentar que los escritores espafioles no la hayan hecho en el momento de Ja conquista, consultando los numerosos manuscritos que entonccs existian en los principales centros civilizados, tales como México, Tetzcuco, Tlaxcala y otros. De haberlo hecho, hubieran ahorrado muchas btisquedas y muchos tanteos a sus sucesores, {Flaquearian ante las dificultades del intento? Es legitimo dudarlo un poco, puesto que los propios conquistadores usaron las pinturas para instruir © para convertir a los indios y se dedicaron, mucho tiempo después de la con- quista, a publicar catecismos, sermonarios y libros diversos en escritura figura- tiva. Seguin el testimonio de Juan de Torquemada, de Betancourt y de otros 1, Véase Aubin, Mémoire sur la peinture -mexicains, impresa por Paul Dupont, Paris, ctique et Vécriture figurative des anciens 1851, in-B, p. 35. ai ivrRopucciON xu escritores, el monje franciscano de Bayona, Testera, fue uno de los mds habiles y tal vez el primer curopeo residente en México que hacia 1530 ided explicar los misterios de la fe cristiana con la ayuda de las pinturas.? Su compaficro, Toribio de Benavente, tan conocido por los indios con el nombre de Motolinia,* cl pobre, el ilustre Pedro de Gante y fray Bernardino de Sahagtin, por no citar més que a los principales, usaron el mismo procedimiento en Ia ensefianza, obedeciendo Jas érdencs de Testera o bien queriendo seguir su ejemplo, En realidad, la escritura figurativa siguid usdndose en México hasta finales del siglo xvm y sirvié no sélo para la composicién de libros religiosos sino tambiér para los registros del catastro, los autos, etc. Es de creer que los monjes espafioles sdlo conservaron la escritura mexi- cana, modificdndola, no obstante, segiin sus necesidades, para explicar mds No se ocuparon, en facilmente los misterios de la religién cristiana a los indi lo absoluto, de interpretar y todavia menos de reunir y conservar los documentos originales que existian en México. Se sabe, por el contrario, que se dedicaron a hacer desaparecer todos lo3 documentos escritos de Ja civilizacién mexicana y que Juan de Zumérraga, primer obispo de México, fue uno de los mas empe- cinados en esta obra de destruccién. Mas tarde, algunos escritores juiciosos y 4vidos de conocer las antigiiedades mexicanas buscaron los restos de esos documentos y se esforzaron en explicar el sistema grafico de los aztecas. Hay que citar, entre cllos, a Juan de Torque- mada, a Acosta, a Clavijero, a Gama, a Pichardo, a Humboldt, etc., cuyos trabajos son bien conocidos. Asi, pues, no me detendré en sefialar su importan- cia, sino que voy a insistir sobre estudios mAs recientes realizados entre nosotros y que, aprovechando investigaciones anteriores, parece ser que sc han acercado mas a la meta, sin de todos modos alcanzarla. Aubin, quien en 1840 trajo de México una muy hermosa coleccién de do- cumentos y de antigiiedades relativos a la civilizacién de los indios, publicéd una memoria sobre la pintura diddctica y la escritura figurativa de los antiguos mexicanos,! en la cual reunid 120 figuras 0 caracteres que explica con gran cuidado, determinando el valor fonético de cada uno de ellos, ya sea mediante 2. Véase J. de Torquemada, Monargufa _in-8°, vir-128 paginas, esta memoria ha sido Indiana, lib. xv, x0x, xx, y Betancourt, Me- _—_dedicada al barén Gros, ex encargado de ne- nologio, p. 84. gocios en México, miembro de la Comisién 3, Motolinia es la 3" pers. del presente de _—_cientifica de México, que murié siendo sena~ indicative del verbo tolinia, ser pobre, desdi- dor hacia finales de 1869. El autor de esa chado, triste. memoria ha distribuido solamente algunos 4, Impresa por Paul Dupont, Paris, 1051, ejemplares y a él debo el que yo posto. xv : ANTRODUCCION ejemplos 0 bien con la ayuda del andlisis gramatical y del vocabulario. Esa lista, que comprende 22 vocales o diptongos y 98 sflabas que empiezan por conso- nante, cs evidentemente incompleta, pero ha servido a Aubin para establecer el significado de diferentes nombres de lugar y de persona. Asi, copiando en un principio de los folios 26 y 33 del cédice Vergara las figuras topogrdficas de Teocaltitlan® y de Patlachiukcan, ha dado Ja interpretacién de estos dos nombres a la yez que el significado de los nombres de los doce primeros amos © jefes de barrio de cada una de esas localidades. _ Pasd en seguida a la descripcién de dos mapas o cartas histéricas cuyos ori- ginales posee y que cree, no sin raz6n, que se trata de documentos pertenccientes al género diddctico, destinados a los nifios. El primero, hecho sobre piel ado- bada, fue denominado por Aubin Mapa Tlotzin, tomando el nombre del primer rey de Tetzcuco; tiene 1 m, 275 mm de largo, por 315 mm de ancho, y re- presenta: 1] Las seis cuevas de Tetzcuco que fueron habitadas en un principio por las tribus chichimecas; Tzinacanoztoc, Quauhyacac, Oztoticpac, Huexotla, Cohua- llichan y Tlatzalan. 2] Tres ciudades principales de las lagunas: Colhuacan, Tenochtitlan 0 Me- co y Azcaputzalco. 3] El establecimiento de las tribus chichimecas en Tetzcuco. 4] La sucesién genealégica de los soberanos tetzcucanos desde Tlotli o Tlotzin hasta don Fernando Ixtlilxochitl o Ixtlilxochitzin, aliado de Cortés." El segundo mapa, Hamado Quinatzin, también por el nombre de un perso- naje importante, esté hecho sobre papel indigena y contiene, con més amplitud que cl primero, la vida, némada en un principio y sedentaria més tarde, de los chichimecas, Muestra especialmente la corte de Tetzcuco bajo el reinado de Negahualcoyotl y de Negahualpilli, los dos monarcas més importantes del reino de Acoluacan, con el Consejo real, los titulos de los principales jefes 0 sefiores, las salas del palacio destinadas a los asuntos de la guerra, de las finan- zas, de la justicia, de las ciencias, de la musica, etc., asi como Jas poblaciones sefioriales y las del patrimonio real. Figuran también en él algunas fechas. Este 5, Teocaltitlan significa cerca (tan). del templo (teocalli). 6. Patlachiuhean quiere decir lugar (can) donde se hacen (chiva) cosas anchas (pa- dlauac). 7, Los soberanos de Tetzcuco fueron: Tlo- thi, Tialtecatl, Techotlala, Ixtlilxochitl I, Ne- gahualcoyotl, Necahualpilli, Cacamatzin, Coanacochtzin, Tecocoltzin e Ixtlilyochitl II. Antes de Tloili, los chichimecas habian tenido como jefes a Xolotl o Amacui y a Nopal. avtRopucctén xv mapa evidentemente es de grado més clevado que cl mapa Tlolzin y esti des- tinado a lectores ya versados. Estos dos documentos, notables por Ja finura de su dibujo, pueden ser com- en los cuales se distingue la representacién parados con nuestras cartas o planos, en si y las inscripciones. Tistas son, generalmente, términos aislados pero sufi- cicntes para permitir reconocer los principios generales del arte gréfico al que corresponden. Al lado de las figuras que contribuyen a Ja representacién del asunto de cada mapa hay signos que indican nombres de persona, de lugar, © que indican fechas, Algunas anotaciones en nahwatl escritas con caracteres europeos facilitan la interpretacién de las pinturas y las mucstran con el grado de certidumbre que caracteriza a cualquier documento bilingiie. Aubin ha tra- ducido y comentado esas anotaciones, que Je han sido de gran utilidad en su estudio de la escritura figurativa de los antiguos mexicanos. Ahi dejé asentada esta conclusion: “La escritura mexicana es generalmente fonética en las com- posiciones ordinarias y a menudo también confusamente ideogrdfica y simbé- lica, mientras que en los documentos histéricos 0 administrativos de orden mas clevado Ia escritura figurativa, constantemente fonética, no es ideografica mas que por abreviacién 0 por impotencia.”* Ignoro si esta distincién, fundada en la naturaleza o la importancia de los documentos, pueda ser considerada como cicrta. Para evitar cualquier duda a este respecto seria necesario hacer un es- tudio comparativo de manuscritos de diferentes géneros y de distintas épocas. Probablemente sc encontrarfan numerosas pruebas de Ja sucesiva transformacién de la escritura que, de simbélica ¢ ideogrdfica al principio, debié convertirse més tarde en silébica o fonética, para llegar a ser al fin puramente literal, como ya lo he indicado, Pero esos documentos faltan y actualmente esta averigua- cién no es posible, Me queda por hacer una indicacién todavia. Aubin ha descuidado sefialar en qué sentido deben ser leidos Jos signos de la escritura mexicana. Es de su- poner que le han faltado datos suficientes para emitir una opinién y que pru- dentemente ha evitado la cuestidn. Como quicra que sea, el libro de Aubin es una obra doblemente notable: ion de su estilo, que por el método de anilisis rigurosisimo y por la concis ‘a veces, hay que reconocerlo, resulta de lectura fatigosa. Solicitado por todos Jos eruditos que se interesan por las antigtiedades mexicanas, esa memoria no ha 8. Mémoire sur la peinture didactique et Vécriture figurative des anciens mexicains, p. 34. ee InTROpUCcCION sido nunca entregada al comercio tal como la imprimié su autor;” pero ha sido reproducida en parte en los Archives de la Société Américaine de France,” asi como én el prdlogo de la Histoire des nations civilisées du Mexique et de ?Amé- rique centrale, durant les sidcles antérieurs & Christophe Colomb," etc., por el abate Brasseur de Bourhourg. Las reflexiones que el autor hace en esa intro- duccién referentes a la escritura de Jos antigucs mexicanos no afiaden ninguna novedad a los conocimientos ya adquiridos ni modifican en lo mds minimo el estado de la cuestién. Mas tarde, el mismo escritor, al publicar el manuscrito Troano, intentd hacer con la escritura maya lo que Aubin habia hecho con la escritura nahuatl. Se habrfa podido esperar que la analogia o el origen probablemente comtin de las dos lenguas, y sin duda también de los sistemas graficos, permitiria al abate Brasscur explicar el método de los mayas y, en consecuencia, ampliar si no completar las investigaciones de Aubin, Pero son ya conocidos los extraiios re- sultados a Ios que fue conducido por su imaginacién. No insis esos trabajos ya condenados desde hace largo tiempo." Me apresuro a Iegar al examen de un trabajo mis reciente debido a Léon de Rosny, intitulado: Essai sur le déchiffrement de Uécriture hidratique de PAmérique centrale." Segin este estudio, la escritura de los antiguos yucatecos © mayas presentaria dos formas distintas: la escritura jeroglifica, o sea la de los monumentos, y la escrilura hierdtica, 0 de los manuscritos, E autor, incli- nado a identificar el sistema grAfico de los mayas con el de los egipcios, admi- tirfa con gusto una tercera forma que propone sea llamada escritura demética 0 corriente. Rosny ha cstudiado principalmente Ja segunda forma basdndose en tres manuscritos: el cédice de Dresde, reproducido en la coleccién de lord Kingsborough; el manuscrito néim. 2 de la Bibliothtque Nationale, fotografiado ré, pues, sobre intropuccioN xv en 1864 por orden del gobierno, y el cédice Troano publicado por el abate Brasscur de Bourbourg. Léon de Rosny presenta primero la lista de los signos de los 20 dias del mes yucateco sefialando numerosas variantes y luego reproduce, siguiendo a Diego de Landa, los signos de los 18 meses, el del afio y el del ciclo maya de 52 afios, Pasa luego al estudio de la iconografia americana y examina suce- sivamente las representaciones del cielo, del sol, de la luna, de la estrella, del fuego, del agua, de la tierra, de los animales, etc.; ampliando el marco, abarca las imagenes de Yucatan y de México, Vienen luego unas apreciaciones so- bre la religién y cl culto, asi como sobre los idiomas y la civilizacién de Amé- rica Central. Esta dltima parte me ha parecido algo recargada y se separa a veces del asunto principal, al cual regresa el autor, no obstante, en los iltimos capitulos de su libro en Jos que trata especialmente del calendario maya y de la escri- tura kattinica. Saca la conclusién de que esta escritura se compone de signos figurativos, de signos ideogréficos y de signos fonéticos. Rosny termina su libro Mamando la atencién en especial sobre los determinativos espectficos y sobre la polifonia de ciertos caracteres. : Aparte de estas consideraciones generales que atestiguan pacientes gaciones del autor, no hay nada en este trabajo consagrado a la interpretacion de los términos o signos hierdticos. Es preciso llegar a una nueva publicacién de Rosny, Les documents écrits de Pantiquité américaine,* para advertir un pro- greso en sus estudios relativos a descifrar Ja escritura yucateca. Da a conocer en @ que, durante una excursién que realiz6é por Espafia y Portugal (1880), tuvo Ia suerte de encontrar en el Museo Arqueolégico de Madrid, y de repro- ducir mediante fotografia, un manuscrito maya que tal vez hubiera pertenecido a Hernan Cortés y llamado por esta razén Cédice Cortesiano. El examen de 9. Aparte de los puntos que he analizado, este libro contiene al principio un resumen del catdlogo de los manuscritos y de los obje- tos antiguos que constituyen la coleccién de Aubin, Me entero de que la parte relativa a la escritura figurativa de los antiguos mexica- nos, cuya impresién se inicié en 1866 y fue interrumpida casi de inmediato, acaba de ser reiniciada y est ya en prensa, en la Impri- merie Nationale, con afiadidos de cferta im- portancia, 10. Véase 2* serie, t. 1, pp. 283-295. 11, Paris, imp. por Arthur Durand, 1857- 1859, 4 vols. in-8", 12, Imprimerie Impériale, 1869 y 1970, 2 vols, in-d?, 13, Véanse mis articulos de erftica publi- cados en la Révue archéologique, marzo de 1870 y octubre de 1871, y también en el Po- Iybiblion, 2* serie, t, v, pp. 302-317. 14, La impresién, empezada el 22 de no- viembre de 1875, se terminé en junio de 1882, pese a lo cual el titulo Heva: Paris, Maisonneuve et Cie, 1876. Esta obra, en. gran in-folio a dos columnas, 60 pAginas y 19 léminas, tuvo una tirada’de 200 ejem- plares numerados y fue reproducida en el tomo u, 2 serie, de los Archives de la So- cidté Américaine de France. este documento, que Rosny publicé en 1883, a todo lujo,"® acaba con todas las dudas sobre la disposicién de los caracteres yucatecos, El autor afirma que 15, Esta compilacién, publicada en 1882 (pequefio in-4°, 48 paginas y 12 laminas) contiene la descripcién siguiente: 1] de un plano topogréfico mexicano; 2] de una estela que representa dos tipos, dolicocéfalo y bra- quicéfalo; 3] de cuatro especimenes de katu- nes esculpidos en piedra; 4] del Cédice Cor- fesiano. Mas un apéndice dedicado a un bajorrelieve que posce el Museo Etnografico de Basilea, llamado aqui bajorrelieve yuca- teco de Bernouilli, por el nombre del joven director del Museo, tan tempranamente arre- batado a la ciencia, : 16, Ese volumen, pequeffo in-4*, contiene una introduccién de 49 paginas, el facsimil del Cédice, con 42 l4minas, y un vocabu- lario de la escritura hiertica yucateca, con xvi InTRopUCCION estos caracteres deben ser leidos de izquierda a derecha, basdndose en que las cuatro primeras Iineas de seis hojas que estudié detenidamente presentan dis- puestos en dicho orden los signos del ciclo de 52 aifos. A continuacién da la explicacin de una mina amada Cuadro de los Bacab o dioses de los cuatro puntos cardinales. Determina estos puntos, no sin algiin titubeo, de la manera siguiente: cauac, oeste, en la parte de arriba del cuadro; muluc, este, abajo; kan, sur, a la izquierda e ix, norte, a la de- recha, Ignoro si esta determinacién es exacta, pero es un hecho que estamos frente a una representacién del calendario maya. El cuadro central encierra los nombres de los 20 dias del mes; en los Angulos estén dispuestos los 18 meses de cuatro en cuatro, salvo en cl dngulo superior de la derccha en el que figuran seis meses para completar la cuenta, Finalmente, en cada uno de los lados estén trazados trece puntos, lo que indica las cuatro trecenas del periodo cro- nolégico de 52 afios. No voy a insistir ms sobre ese documento, sélo recordaré los puntos referentes a la escritura yucateca sobre los cuales parece tener segu- ridad Rosny, a saber, el sentido en el cual debe de hacerse Ia lectura de los caracteres, es decir, de izquierda a derecha y la interpretacién de ciertos signos, principalmente los de los cuatro puntos cardinales. Pide que los sabios se pro- nuncien y declaren si consideran exactas sus primeras investigaciones, Esta pregunta parece demostrar que todavia hay dudas en el espiritu del autor y tal vez se le pidan mas pruebas en apoyo de su aserto, Pero no creo que nadie pueda atacar su método consistente en andar paso a paso, yendo de lo conocido a lo desconocido y no aceptando como verdadero sino lo claramente demos- trado. Debo afiadir que varios sabios, Cyrus Thomas, Brinton, Ch. Rau y Férstmann estén de acuerdo con Ia opinién de Rosny. Hasta ahora las investigaciones sobre el origen en si del arte gréfico en América no han dado resultados muy satisfactorios, No obstante, parece fuera de toda duda que en tiempos lejanos, para fijar el recuerdo de ciertos hechos importantes de su historia, los mexicanos usaron hilos de diferentes colores, anu- dados de distintas maneras, Estos hilos eran Iamados nepohualizitzin, es decir, que cuentan, que relatan. Boturini ha comprobado por st mismo el uso de este método y ha declarado que después de mviltiples bisquedas logré descubrir, en una localidad de la repdblica de Tlaxcala, una muestra del instrumento nemotécnico cuyos hilos estaban ya deteriorados y casi destruidos por el tiempo, De todos modos, estos hilos hacen pensar en los quipos o cuerdecillas uti- lizadas por los antiguos peruanos, Tal vez se pudiera deducir de ello que las inTRopucciON XIX poblaciones primitivas de América meridional provenian del norte 0 por lo menos que recibieron colonias provenientes de las regiones septentrionales, algu- nas de cuyas costumbres debieron ser adoptadas. Las pinturas o signos figurativos habrian pues remplazado a los hilos o quipos; cl nuevo procedimiento habria tenido su origen o adquirido cierto desarrollo entre los toltecas. Quetzalcoatl, el gran reformador, cuyas habiles ins- tituciones Ie valieron ser admitido en el rango de los dioses, es considerado como el inventor del arte grafico, pero no hay indicios del momento ni det lugar donde tuvo su origen el elemento civilizador y menos todavia de la direc cién que siguié en su avance. He ahi, pues, un punto interesante que hay que esclarecer. Ya sélo me queda dar a conocer los resultados de mis investigaciones personales relativas a la escritura figurativa de los antiguos mexicanos. El mé- todo de esta escritura ha sido Mamado método acrolégico, es decir, que cada signo no cuenta en la lectura ms que para cl primero o los dos primeros sonidos de la palabra que s¢ va a expresar. Asi, el signo yf calli, casa, se lee cal; Cy. comitl, vasija de barro, da co o con, y comulli, olla de guisado, comul. Tal es el principio general reconocido desde hace mucho tiempo, pero que no es aplicable en todos Ios casos, Hay, en efecto, dos maneras de escribir las palabras: ideogrdficamente y fonéticamente. Si se sigue el primer mé- todo, las imagenes o signos de las cosas son reales y presentan cierta analo- gia con nuestros accrtijos, La idea principal csté siempre presentada comple- tamente y el resto le est4 subordinado y puede variar segin la fantasia o la habilidad del escritor, de manera que no cs posible sefialar un Iugar constante a cada signo. El nombre del tercer rey de México, Ghimalpopoca, “Escudo que humea”, se escribe siempre @. pero en cambio el de su sucesor Itzcoatl, “Serpiente de obsidiana”, se representa mediante una serpiente que eva pun- tas de obsidiana adheridas a su derecha o a su izquierda.'* Ello es debido a que en las expresiones ideogrAficas todo reside en el cardcter principal y basta un poco de prdctica para aprender a leerlas ripida y correctamente. No ocurre lo mismo en las palabras escritas fonéticaments, Al multiplicarse 17, Véase Clavigero, Storia antica del Mes- _YAmina ut {hay varias ediciones del original en sico, cavata da’ Migliori Storici spagnuolie castellano}, y Aubin, Mémoire sur la peinture da? manoscritti, e dalle pitture antiche deg? didactique et Vécriture figurative des anciens Indiani, etc., en Cesena, 1780, t. m, p. 192, mexicains,‘p. 35. xX ANTRODUCCION Jos signos que sirven para recordar los sonidos sin decir nada al pensamiento que se relacione directamente con el asunto, se concibe que haya més preci- sién en Ja observacién y que sea necesario un orden para facilitar la Iectura. Pero, gcudl es el orden?, gen qué sentido tienen que ser lefdas las palabras? En esto estriba toda la dificultad. Este es el problema que se trata de resolver. Tal vez conviniera hacer la lista de los diferentes géneros de escritos usados por los antiguos mexicanos. Pero, sin recurrir a ello, se concibe facilmente que la disposicién y el orden de las figuras debia variar segtin la naturaleza de lo tratado, Asi, para los planos topograficos las indicaciones iban naturalmente de acuerdo con los lugares que habia que describir, mientras que para una sucesién de hechos, para Ja historia en general, el procedimiento estaba some- tido a ciertas reglas convencionales casi constantes. Clavijero dice a este res- pecto: “Para formar sus historia’ o anales, pintaban al margen del lienzo las figuras caracteristicas de los afios en otros tantos pequefios cuadros, y al canto de cada cuadro el suceso 0 sucesos correspondientes; y si por ser muchos Ios afios no podian estar en un solo lienzo, los continuaban en otro, Por lo que respecta al orden de representarlos, era libre para los historiadores el comen- zarlos desde cualquier Angulo del lienzo; pero con esta regla, segiin lo que he observado en sus pinturas: que si el pintor comenzaba en el Angulo supe- rior de Ia mano derecha, continuaba hacia la mano siniestra; si comenzaba, como en lo comin, en el Angulo superior de la mano siniestra, seguia perpen- dicularmente para abajo; si pintaba el primer afio en el Angulo inferior de la mano siniestra, seguia hacia Ja derecha, y si daba principio en el Angulo infe- rior de la diestra, continuaba perpendicularmente hacia arriba; de manera que jamés pintaban en la parte inferior del lienzo de Ja derecha a Ia iaquierda, ni cn Ja parte superior de la izquierda a la derecha; jam&s subfan por la siniestra ni bajaban por la diestra. Sabido este método de los mexicanos se co- noce a Ja primera vista de un lienzo cual es el principio y cudl el fin de la pintura histérica.”™* Segtin esto, se puede concluir que Jos antiguos mexicanos lefan alrededor de una tela o de una hoja de papel yendo constantemente de derecha a izquierda, tal como nosotros leemos, yendo de izquierda a derecha, el cuadrante de un reloj. EI mismo procedimiento se repite en la representacién del ciclo o periodo 18. Francisco Javier Clavigero, Storia an- _—fiola: Historia antigua de México, Portia, tica del Messico, t. 0, pp. 192-195, (Ed, espa- - México, 1971, 3* ed, pp. 250-251 INTRODUCCION xt de 52 afios, Este ciclo esta representado por un cfrculo dividido en cuatro par tes, cada una de las cuales contiene una trecena o ilalpilli. Alrededor del circulo estdin pintados de derecha a izquierda los cuatro car res de los afios, que se reproducen trece veces en el mismo orden hasta el fin del periodo. Estos caracteres son: ce tochili, uno conejo; ome acatl, dos cafia; ei tecpatl, tres pe- dernal y naui calli, cuatro casa. Siguiendo en el mismo sentido se lee macuilli tochtli, cinco conejo; chicuace acatl, seis cafia; chicome tecpatl, siete peder- nal, etc., hasta Iegar al afio matlactli omei calli, trece casa, que es el Gltimo afio del ciclo y cuya imagen esté al Jado del uno conejo. Lo mismo ocurre para el afio y para el mes. El afio sc representaba por igno del primer afio ce tochili, medio de un circulo, en cuyo centro estaba la imagen de la luna, dividido en dieciocho partes. Cada compartimento encierra un signo de los dieciocho me- ses del afio, los cuales sc Jeen de derecha a izquierda siguiendo su orden de sucesién: atlacaualco, tlacaxipeualiztli, togoztontli y asi succsivamente hasta el dltimo mes izcalli, cuyo signo est4 colocado al lado del primero atlacaualco. Este circulo era Hamado xiuhilapoalli, “cuenta del afio”, porque contenia los dicciocho meses de veinte dias cada uno, es decir 360 dias,'* El mes estaba representado por un cfrculo dividido cn veinte partes en as cuales estaban pintados los signos de los dias de derecha a izquierda: cipactli, ecatl, calli, cuetzpalin, etc. Dicho circulo era Hamado metztlapoalli o “cuenta del mes”. En el centro se representaba cl signo del mes que se queria sefialar. Por induccién hay que admitir que los antiguos mexicanos escribian y lefan los caracteres generalmente de derecha a izquierda. Pero si se examinan los nombres de lugar y de persona se nota que la es- critura es de mayor 0 menor precisién segiin sea ideografica o fonética. En el primer caso Ia imagen es suficiente. Por ejemplo, la figura de un conejo s rve para nombrar a un principe, Tochin; la del animal llamado ahuitzotl designa al octavo monarca mexicano; una flor sobre cinco puntos indica la ciudad Macuilxochitl, “Cinco flores”; una mano con el indice levantado, como cuando se cuenta, da el nombre de Nepohualco, “Lugar donde se enumera”, es decir, la localidad donde los chichimecas, Hegados al Anahuac, hicieron el cémputo de las familias. Cuando la excritura es puramente fonética, los caracteres dejan de formar 19, Es sabido que, para completar el afio solar, los mexicanos afiadian 5 dias lamados nemontemi. XI INTRODUCGION palabras enteras y no reproducen més que silabas, como se ha visto en la pala- bra Itzcoatl, que se escribe y se lee de abajo arriba, Ocurre lo mismo con Mixcoatl, “Serpiente o remolino de nubes”, nombre de una divinidad mexi- cana que ¢s representada asi %. El signo inferior es el de la nube, mixtli, en composicién mix; el de en medio es una olla o vasija de barro, comitl, en composicién co, y el signo superior cs el del agua, atl. Se lee de abajo arriba Mixcoatl, mientras que si se leycra de arriba abajo se obtendria Acomixtli, palabra sin duda inexistente en el idioma. La mayor parte de los nombres de lugar y de persona estén escritos indis- tintamente ideogrifica y fonéticamente, es decir, con una mezcla de los dos sistemas, caracteristica de una época de transicién. Asi, las palabras siguientes distan de ofrecer una composicién silébica o fonética: SEF Acamapichtli 0 Acamapich, “El que sostiene (mapiqui) una o varias cafias (acatl)”, nombre del primer rey de Tenochtitlan. “ dado a Moteukgoma I, quinto rey de Tenochtitlan. Ilhuicamina, “El que flecha (mina) el cielo (ilhuicall)”, apodo FEY Axayacall, “Rosto (xayacail) de agua (ail)”, nombre del sucesor de Motewhcoma I. a Tenochtitlan, “En o entre los nopales”, formado por tet! (piedra) y nochili, nopal. aE] Coatlichan, “Morada de la serpiente”, de chantli, en comp. ichan, su morada, y coal, serpiente. El nombre de la localidad Teocaltitlan, del que se ha tratado més arriba, es dado por Ja agrupacién de cuatro signos, como se ve aqui fle Te por a tentli, labios, y 0 por offi, camino, son las dos primeras silabas de teocalli, templo, en composicién teacal; la tiltima sflaba es dada por flantli, diente, en composicién dan. La particula ligativa ti de ordinario no estaba representada. Estos signos se leen de abajo arriba y de izquierda a derecha. ITRODUCCION Xx 1 Por lo contrario, el nombre de otra localidad, Patlachiuhcan, se lee de arriba abajo y se escribe asi: EI primer signo es pa, de pamitl o pantli, bandera; el segundo tlan o tla viene de tlantli, diente; el tercero chi, de chian, semilla oleaginosa; el cuarto signo representa una localidad, es el témino genérico de ciudad, pucblo, lugar; el quinto, por fin, es una mano de la que parece salir agua; es el lugar, dice Aubin, donde el agua se hace, es producida o manipulada, achiukcan. Estas iiltimas silabas unidas a las dos primeras forman patla-achiukcan, La presencia del signo ail, agua, en composicién a, era necesaria para que se pu- diera leer tla y no tlan, pues la nasal n desaparecia delante de una vocal y Ja contraccién producia necesariamente Patlachiuhcan. En el centro del mapa Quinatzin figuran los dos soberanos més importan- tes del imperio chichimeca de Tetzcuco, el primero de los cuales en el tiempo, Necaualcoyotl, esté a ta derecha y el segundo, su hijo Negaualpilli, est& a la izquierda. La duracién del reinado de cada uno est representada encima de sus figuras, como sigue: Boo 0 sea 42 afios para Negaualcoyotl, y coooh 44 afios para Negaualpilli” Hay otra fecha escrita més arriba todavia, en- cima de Negaualpilli, y es Ja que da a conocer la fecha de composicién del 29, 900 92222 es decir 78 aiios.”* mapa. Est4 configurada de esta manera: Esta expe $83 sicidn demuestra que en diversos géneros de documentos, tales como mapas histéricos, cartas astronémicas y otros, los antiguos mexicanos 20. Dos anotaciones en nahuatl, en carac- teres europeos, no dejan ninguna duda a este respecto, Helas ahi con su traduceién literal: ompoualxiuitl omome in tlahto Negaualco- yotzin, 42 aiios goberné Negaualcoyotzin; ompoualxiuitl onnaui tlahto Negaualpilli, 44 afios goberné Necaualpilli, Chimalpahis da Ia misma duracién al reinado de esos dos principes, mas Sahagiin pretende que Nega- ualcoyotzin reiné setenta y un afios y que Negaualpilli, su hijo, cincuenta y tres. 21. La anotacién que acompafia esta fecha 1 pyepoualxiuitl oncaxtolomey tlacat Ne- gaualpillzintli, hace 78 afios que nacié Nega- ualpilli, Habiendo nacido este principe, segin Chimalpzhin, en 1465, la pintura tevo que ser compuesta en 1542 0 en 1543. Encima de Necaualcoyotl estin marcadas siete vein- tenas que indican 140 affos, pero Ia anota- eign escrita al lado ha desaparecido casi com- pletamente, Debié ser concebida ast: ye chi- compoualxiuitl tlacat Necaualcoyotzin, hace 140 afios que nacié Negavalcoyotzin. Este principe nacié en 1402, lo que concuerda perfectamente. El signo de las veintenas re~ presentado aqui por un cuadro o una tur- quesa coronada por una mazorca de mafz era también representada en las pinturas por una bandera P, como indica Clavijero. xxiv iNTRODUCCION escribian de derecha a izquierda; que los caracteres eran a veces ideografi- cos y a veces fonéticos, principalmente en Jos nombres de lugar y de personas que cn cuanto a la representacién de los caracteres ideogréficos parece que no hubo reglas fijas y que su lectura podia hacerse fAcilmente; y, por fin, que los signos fonéticos estaban dispuestos a veces de derecha a izquierda, a veces de iaquierda a derecha, de arriba abajo 0 de abajo arriba, sin que sea posible discernir la verdadera razén que les hacia adoptar una u otra colocacién. Seria, pues, dificil y temerario dar una regla absoluta disponiendo de tales datos. De todos modos todo tiende a hacer admitir que el sentido general de la escritura debfa ser de derecha a izquierda. La tinica conclusién que se puede sacar de las observaciones que preceden es que el estudio de ta escritura figurativa de los antiguos mexicanos presenta grandes dificultades todavia. En mi opinién este estudio no podr& hacerse més que progresivamente y gracias a la perseverancia que Grotefend, E. Burnouf, Rawlinson, Oppert y otros han dedicado a descifrar las inscripciones cuneifor- mes, o bien Ja que demostré Champollion en la interpretacién de los jeroglificos egipcios, La tarea es enorme, sin duda, pero ser posible en cuanto se haya reunido un gran néimero de materiales y en cuanto, con la ayuda de pinturas publicadas 0 inéditas, se esté en posesién de una relacin suficientemente com- pleta de Jos signos figurativos usados por los mexicanos en tiempos pasados. Los conquistadores, al mismo tiempo que destrufan los monumentos escri- tos del pueblo vencido, proscribian su idioma ¢ imponian el uso del espafiol. Quien se negara a usarlo se exponfa a los castigos ms severos. De todos modos, en la intimidad segufan expresindose en nakuatl, y debido a eso su Jengua, pasando de una a otra época, se habla todavia hoy en infinidad de re- giones de la Reptblica Mexicana, Se la puede ofr, en efecto, en los estados de México, Tlaxcala, Guerrero, Puebla, Jalisco, Sinaloa, Chihuahua, San Luis Potosi, Colima, en parte de Durango, en la zona costera del estado de Michoa- cén y en diversas localidades de Oaxaca, de Veracruz, de Chiapas, de Tabasco ¢ incluso de Guatemala, de Nicaragua y de San Salvador. La fuerza vital de Ja lengua de los vencidos estd atestiguada también por los numerosos présta- mos que los conquistadores o sus descendientes se vieron obligados a recibir de ella, Sin hablar de los nombres de Iugar, que apenas han cambiado, la lengua est4 hoy en dfa, incluso en la propia capital, mezclada con un sinntimero de 22, Véase Pimentel, Cuadro descriptive y _xico, 2 vols., in-8°, México, 1874 y 1875, comparativo de las lenguas indlgenas de Mé- —t. , pp. by 6 iNTRoDUCCION, xxv términos tomados del nahuatl a los que se ha dado solamente la contextura de las palabras espafiolas. Obligados a aprender y a hablar el espafiol, los indios fueron iniciados inmediatamente en el uso de los caracteres europeos. Mediante una especie de traduccién fonética, los utilizaron para Ja reproduccién de Ia lengua nahuatl, y compusieron importantes escritos. Este método arbitrario, mas 0 menos adap- tado al carActer de la lengua mexicana, dio como resultado que cada autor creara sus reglas particulares, De ello se derivaron, necesariamente, diferencias ortograficas muy numerosas que hacen en extremo dificil la lectura de esos escritos, sobre todo cuando se trata de nombres de lugar o de persona. No obstante, son documentos preciosos para la lingiifstica, la historia, la arqueo- logia y las ciencias en general. Por lo tanto es titil estudiarlos y conservarlos imprimiendo los que todavia permanecen en estado de manuscrito, Su cono- cimiento debe ser la base de las investigaciones de un orden extremadamente clevado, tales como las cuestiones del origen de Jas razas, de las lenguas, etc. Sobre todo es indispensable para quien quiera conocer a fondo la historia de México y poseer la lengua nahuail a la perfeccién. Esos graves asuntos han llamado la atencidn a los sabios desde hace varios afios, y estudiosos del otro lado del Atlntico les han consagrado interesantes trabajos. En efecto, en un importante trabajo intitulado: Geografia de las len- guas y carta etnogrdfica de México, don Manuel Orozco y Berra ha demos- trado la necesidad de una clasificacién de las lenguas basada en sus analogias y en el parentesco de la mayor parte de ellas, La lista que ha hecho cuenta con 11 familias que comprenden 35 idiomas y 69 dialectos, m4s 16 lenguas que no le fue posible clasificar, es decir 120 lenguas en total a Jas cuales hay que afia~ dir 62 idiomas desaparecidos, lo que da un total de 182 lenguas diferentes. Numero prodigioso, dice el autor, dado el espacio sobre el que se extienden. Las once familias son: 23. Geografia de las lenguas y carta etno- —_apuntes para las inmigraciones de las tribus. gréfica de México, precedidas de un ensayo México, 1864, pequeiio in-4°, 392 paginas de clasificacién de las mismas lenguas y dey un mapa. XXVE INTRODUCGION idiomas dialectos mexicano = 6 otomi 1 i hhuaxteca-maya-quiché a 10 mixteca-zapoteca 5 19 matlateinca 2 1 tarasco iu 1 6pata-tarahumara-pima 8 16 apache l 6 seri 1 iz guaicura 1 4 cochimi 1 o 35 69 Orozco presenta a continuacién un estudio sobre las peregrinacioncs de las antiguas tribus que han habitado México, Iamentando que la escasez de docu- mentos histéricos no le haya permitido dar una mayor exactitud a sus indi- caciones, Finalmente termina su trabajo con Ja geografia de las Ienguas de México, distribuidas por Jocalidades dentro de cada provincia. Es la parte mas extensa y m4s importante de su obra, a la cual va unida una carta etno- gvafica muy bien establecida. Sin duda que el libro de Orozco y Berra no permite sacar conclusiones definitivas ni suficientemente generales, pero tiene el mérito de haber iniciado el camino verdadero y de haber puesto los primeros hitos en un campo de exploraci6n tan vasto como de dificil acceso. Francisco Pimentel parece haber dado un paso més en esa cuestién al pu- blicar su Cuadro descriptive y comparativo de las lenguas indigenas de México (2 vols, 1862 y 1865). El primer volumen contiene el estudio de 12 lenguas, el segundo comprende 44 idiomas, 15 de Jos cuales corresponden a las antiguas posesiones mexicanas del norte, Algunos afios més tarde (1874-1875), Francisco Pimentel rehizo su trabajo y lo publicé afiadiéndole el subtitulo: o tratado de filologia mexicana y la mencién segunda edicién, Es un caso de modestia exagerada, puesto que Ia obra ha sido completamente modificada y su autor estd en el perfecto derecho de afirmar que ha producido un libro nuevo. En efecto, suprimié todo aquello que presentaba un cardcter demasiado general, para limitarse estrictamente al estudio particular de la clasificacién de las lenguas de México. Su obra resulta anTRoDUCGION xvi. mas concisa, limita la cuestién y deja entrever la posibilidad de agrupar algin dfa todas las lenguas en un tipo primitivo cuyas huellas deben necesariamente encontrarse entre los numerosos idiomas esparcidos sobre el territorio mexi- cano."* Entre tanto, Pimentel reunié en un solo grupo, Hamado mexicano-dpata, nueve familias que cuentan con 55 idiomas. Estas familias son: 1] La familia mexicana, con dos idiomas: el nahuatl o mexicano en uso cn distintos lugares de la Repiblica y en Guatemala, que comprende 7 dialectos: el concha o concho en Chihuahua; el sinaloense, en Sinaloa; el mazapil, en el NE de Zacatecas; el jalisciense, en el estado de Jalisco; el ahualulco, en el de Ta- basco; el pipil en Guatemala y el niquirdn en Nicaragua. El segundo idioma de esta familia es el cuitlateco, hablado en el estado de Guerrero y que Pimentel coloca aqui con sus dudas. 2] La familia épata-pima, con 19 idiomas, la mayor parte de los cuales tienen dialectos. Estos idiomas son: el dpata o teguima, en el centro de Sonora; el joba, en Sonora y Chihuahua; el tepehuano, en Durango, Jalisco, Chihuahua, Coahuila y Sinaloa; el yuma, en las orillas del Colorado; cl sobaipure, en Sonora; el tarahumara, en la parte occidental de Chihuahua; cl guasave 0 vacoregue, en Sinalo: el colotlan, en Jalisco; el huichol, en Jalisco; cl acaxee 0 topia, en el estado de Durango; cl eudeve o heve, en Sonora; cl pima o névome, en el centro de Sonora y en los limites con los Estados Unidos; cl pdpago, en el oeste de Sonora; cl cajuenche, en Sonora, cerca de la desembocadura del Colorado; cl julime, en Chihuahua y Coahuila; el cahita, en Sinaloa, principalmente a orillas del Yaqui y del Mayo; el cora o chota, en el estado de Jalisco; el tubar, en Chihuahua; el zacateco, en Zacatecas. 3] La familia comanche-shoshone, con 13 idiomas: el comanche, Mamado grafia uniforme cuyo inconveniente es desfi- gurar un poco los términos y separarse de los textos escritos en cada una de las lenguas. 24, Para mejor comparar las lengua entre st y establecer més facilmente la clasificacién. morfoldgica, Pimentel ha adoptado una orto-

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