Este documento resume cuatro poemas líricos de tradición culta en español. El primer poema es una oda de Fray Luis de León que alaba la vida retirada y alejada del mundanal ruido. El segundo es una elegía de Miguel Hernández dedicada a un amigo fallecido. El tercer poema es burlesco de Quevedo que satiriza las etapas de la vida humana. El último es una fábula de Samaniego sobre una lechera cuya fantasía sobre enriquecerse la lleva a la desgracia al romper su c
Este documento resume cuatro poemas líricos de tradición culta en español. El primer poema es una oda de Fray Luis de León que alaba la vida retirada y alejada del mundanal ruido. El segundo es una elegía de Miguel Hernández dedicada a un amigo fallecido. El tercer poema es burlesco de Quevedo que satiriza las etapas de la vida humana. El último es una fábula de Samaniego sobre una lechera cuya fantasía sobre enriquecerse la lleva a la desgracia al romper su c
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Este documento resume cuatro poemas líricos de tradición culta en español. El primer poema es una oda de Fray Luis de León que alaba la vida retirada y alejada del mundanal ruido. El segundo es una elegía de Miguel Hernández dedicada a un amigo fallecido. El tercer poema es burlesco de Quevedo que satiriza las etapas de la vida humana. El último es una fábula de Samaniego sobre una lechera cuya fantasía sobre enriquecerse la lleva a la desgracia al romper su c
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Oda I – Vida retirada (Fray Luis de León) Elegía a Ramón Sijé (Miguel Hernández)
¡Qué descansada vida (En Orihuela, su pueblo y el mío, se
la del que huye del mundanal ruïdo, me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, y sigue la escondida a quien tanto quería) senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, Que no le enturbia el pecho compañero del alma, tan temprano. de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo Alimentando lluvias, caracolas se admira, fabricado y órganos mi dolor sin instrumento, del sabio moro, en jaspe sustentado! a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. No cura si la fama Tanto dolor se agrupa en mi costado canta con voz su nombre pregonera, que por doler me duele hasta el aliento. ni cura si encarama la lengua lisonjera Un manotazo duro, un golpe helado, lo que condena la verdad sincera. un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. ¿Qué presta a mi contento, si soy del vano dedo señalado; No hay extensión más grande que mi herida, si, en busca deste viento, lloro mi desventura y sus conjuntos ando desalentado, y siento más tu muerte que mi vida. con ansias vivas, con mortal cuidado? […] […] Poemas líricos de tradición culta
Poema burlesco (Francisco de Quevedo) inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera, La vida empieza en lágrimas y caca, y decía entre sí de esta manera: luego viene la mu con mama y coco, «Esta leche vendida, en limpio me dará tanto dinero, síguense las viruelas, baba y moco, y con esta partida y luego llega el trompo y la matraca. un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos, que al estío En creciendo, la amiga y la sonsaca; me rodeen cantando el pío, Pío. con ella embiste el apetito loco; Del importe logrado en subiendo a mancebo, todo es poco, de tanto pollo mercaré un cochino; y después la intención peca en bellaca. con bellota, salvado, berza, castaña engordará sin tino, Llega a ser hombre, y todo lo trabuca; tanto, que puede ser que yo consiga soltero sigue toda perendeca; ver cómo se le arrastra la barriga». […] casado se convierte en mala cuca. Con este pensamiento enajenada, brinca de manera que a su salto violento Viejo encanece, arrúgase y se seca; el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera! llega la muerte, y todo lo bazuca, ¡Qué compasión! Adiós leche, dinero, y lo que deja paga, y lo que peca. huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. ¡Oh loca fantasía! Fábula La lechera (Félix María Samaniego) ¡Qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría, Llevaba en la cabeza no sea que saltando de contento, una Lechera el cántaro al mercado al contemplar dichosa tu mudanza, con aquella presteza, quiebre su cantarillo la esperanza. aquel aire sencillo, aquel agrado, No seas ambiciosa que va diciendo a todo el que lo advierte de mejor o más próspera fortuna, «¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!». que vivirás ansiosa Porque no apetecía sin que pueda saciarte cosa alguna. más compañía que su pensamiento, No anheles impaciente el bien futuro; que alegre la ofrecía mira que ni el presente está seguro.