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e-mail produccién: procusdon@ inoydava com a ‘e-mail administracién: info@mineydavie com at web: ww ‘inoycavi accrvar SILVIA MAGNAVACCA ilésofos medievales en la obra de Borges ese Dios fuera el Azar o la Indafinicién misma. En tal caso, sin embargo, ninguna de las estracturas argumentativas a las que apelé la Hded Media, y que aqui Borges remeda con su kabitual ironia, podria prober su existencia Las demostracioaes medievales sobre Ie existencia de Dios prueban, sin duda, ademas del genio de quien las porgeas, la cosmovisién, la concezeién del ser ¥ del conceimiento propias de un determinado sige ¢ insertas en determinada corriente de pensamienta, sa es su importancia en.el plano de la Historia de la Filosotia. Y ciertaments no es poca, Sin duda, Anselmo no tuvs éxito en persuadir a Borges, el insensato, Cuando dste confiesa haberse propuesto narrar el proceso de una derrota, dice, textualmente: Pensé primero, en acusl arzebispo de Canterbury que se prosuso demostrar que hay ua Dios..." v hallazgos que son siempre personales, porque la bus- queda lo es, LL “La busca de Avarraes" (BA) BI tle, |. 6234829, 160 Ansunicy Dt Caner eRntnay REALISTAS Y NOMINALISTAS por ia diversidad de lee eriaturas fe singular universe: que jorman es “ ealiseas” y “nominalismc” son dos términos téenices en Filosofia; mejor atin, en la Historia de la Filo- sofia, El primero recive varias acepciones segdn el contexto y el autor del que se trate. Pero, cuando est asaciado al segunda, refiere a una toma de posicién en la eélebre “querella de los utiversales’. En general ~y de hechr— esa of sofia premoderra. Pero explicitamente el debate se desarralla durante la Edad Media, en cuyo transcurso, particularmente en el sigh XII, se acuia su terminalogia tésnica, Para comprender la discusién entre realistas y rominalistas ~y, lo que es més importante, su trascendencia— es necesario entender primero, cbv:amente, qué es io que se esta deh: ‘tendo, En primera inatancia, se trata de una cuestién lingiifstca, aun cuando sus tepercusiones excedan este plano para invo- luerar el orden légico, metafisico, teolégico, ética y politica. re quedan famente espaitol indica que el términc de una cosa es el nombre con el que se la Sesigna; la palcbra alude especialmente al aspecto formal de ese nombre, por Jo que se la denomina también “va”. Bs mas propio es decir “una palabra —y no un término— de cinco letras’, in atraviesa toda la Filo- Se discute, en efecto, sabre nombres. Ex el nom! involucrados términos y palabras, que no son exa: Jo misraa. Recordemos que, en rigor, la pracisiin FRrOsutay MEDIEVAL EN 14 01 DE BOREES 161 ‘asi como, por otra parte, puede iaaber un términoccnstituide por més de una palabra com “ese kombre”, Lo primezo a despejar aqui, entonces, es que la querella en cuzstién tiene que ver con términos ¥ ne-con palabras. Ahora bien, existen dos clases de términos: los particulares ¥ os universales, Ejemplos de la primera clase son: “Conozco a esa mujer adneirable” 9 “El hombre de ia esquina rosada tiene corajs". 0 “Tu amisiad me impozta’, donde “esa mujer admirable” “el hombre de la esquine rosada” o “tu amistad” son térrainos que indican, respectivamente, a una muyer o a un hombre 0 a una intransferible relaci6n de amistad en particular, Ya sea mediante un gesto, una localizacién, un contexte o cualquier coordenada, estos términos, Jos particulares, individualizan lo gue designan, de manera que ne hey dudas acorea de aquello gue conforma su punta de referencia, que es siempre singular. Agreguemos, de paso, que deliberadamente se han elegido ajemplos dcnde los tércuinos revisten diferentes funciones gra- rnaticales, ya que, aur. traténdose de una cuestién lingiiistica, la polémica no tiene que ver con la sintaxis, Distinto es el caso de los términos universales, por ejemplo, “la flor” o “la rosa” o “el hombre" o “Ia amistad”, ya que, entonces, si surge el prablema de la referencia, No se esti ante un ente singular, aunque morfologicamente el nombre esté en singular, sino que el térrino remite a lo que los légicos aman “una eepecie” fo, lo que da igual, un géners). Por e30, el término universal se define come aquello que, siendo singular, se predica de muchos, justamente los incluidos en una espacie o gé Se ha dicho va que la polémica de los términos un:veraales, no se desarzolla en el plans sin-actico; cabe despejar ahora otto posible equiveco, eventualmente més grave: en principis y en si misma, tampaco lo hace en el semantico. Bn efecto, convienc respetar la precisién en la definisién dada: se dice que universal es “aquel término que. siendo singular, se predica de muchos” en es:e sentido, 2s aquel término que moriolégicamente est’ en singular, remitiendo a muchos, pero que podria estar en plural; de ahi que no se los deta confurdir con los sustantivos colec- tivos. Asi, por ejemplo, cuando un pescadcr alborozade dice “Ayer, a las cinco de la tarde, en ese tramo del Parané, di con 162 [REALISTAS 7 SOMINAEISTAS un cardumen enorme’, utiliza un términc particular, pueste- que se ost refiriendo a un cardumen singular que enconcré en.un lugar determinado ¥ en un momento preciso. En cambio, si se dice: “EI cardumen es la esperanza de Jos pescatiores”, el término subrayado es universal Retomando otra parte de la proposicién que se daba come ejemplo, supongamos ahora que decimos: “El cardumen es la esperanza de tode pescadas", Este caso no es sino una variance, permitida en espafiol, de "todos los pescadores” y solamente sama los individuos de una especie, pero no Ja sefiala en curio tal, como si lo have “el peacador”, No est demas resrdar que enel léxico filos6tice medieval, universale expresa el cardcter de algo coman a una totalided que comprende ‘an émbita, en e) que e3e algo es valido en el mismc sentido para tados los individuos o:niembras incluidos en él. Se lo coneibié en 2érminos de unum versus piura, por consicerar que sus factores constitutives scr ln unidad, la multiplicidad y 1a comunidad, Es uno porgue @! término es singular; pero remite a miiltiples instancias parti- culares ¢ individuales, entre las cuales hay notas esenciales que son somunes, Los términos universales remiten, pues, a sspecies ¥ géneras, de los que hablan Tos légions. De esta manera, e] plano lingtis: ttico nos ha conduesds a! Kégico. Destle él nos encaminamos, coma se verd, al plano fundante en la filesofia clasica, el metafisico, ya que en él se sustentan, a a él suslen remirir, las concepciones gnoseolégica, anteopoligica, ética v politica, En efecta, de lo que ee trata en Jo que se ha llamado “querella de los wsiversalzs” 28 de determinar ef status que tiene fa ada por et jrmino universai: e3, ccmo ya planteaba Platén, una esencia separada y trascendente a los particulares?, jes una esensia pero entendida como una quidditas, a cuyo conocimiento se Legaria par abstraceién aristotslica y que no esta senarada de los entes particulares sino en ellos, precisamente, con formén- dalos como lo que son?, ges un signo convencianal, une mera vor que nos permite aludir 2 un conjunca de cosas similares?, chay, on este iiftimo caso, un concento que sustente esa v02?, jebmo nntber, entonces, si mi corcepto de “Ix amistad”, por ejemplo, e EN LA Gira DE BORGIS 163, BiLOSOFOS MEDIEVAL el misma que el de mis amigos y aun el de quienes todavia no lo son? Dicho de otro modo, la zuestidn astriba en saber dénde estén ~si se lo pudiera expresar asi- 0 en qué consisten Ia especie “Ia rosa", 0 el génezo “la flor", o la especie “el! ccraje”, o sea, las términos universeles come tales, Aclarado el sentido del problema, pasemos ahora a su historia, en la que convene relevar tres momentas: el de au antecedente, el de la mediacién entre la Antigtiedad tardia y el Mediceve, y el de la recepciin medieval en la que, naturalmente, nos detendremos. El antecedente tardo-antiguo se remonta a la eélebre Isagoge de Porfirio que, como se recordar,’ es la Introdueci6n que esse autor del siglo IIT redacta a las Categorias de Aristételes. Ya en el comienzo de este texto, Porfirio desgrana waa serie de dilemas, sobre los que, al final del p4rraf anuncia que no se expedira. Tales alternativas son: si los géneros y las especies sun realidades subsistentes por si mismas o gi sélo residen en el. intelecto humana, esto 2, si son entidades légicas, predicables: si, de azeptarse la primera alternativa del dilema anterior, son corpéreos 0 incorpéreos; si subsisten de manera indepentiente de Ins cosas sensibles 0 si estén como mezclados con éstas. El texto ha sido muy discutids en las revisianes de los Gltimas afios. De las diversas lecturas de las que fue cbjeto se destacan acs. Hay quienes insisten, como Girgenti, en que el objetive de la Filosofia porfiriana era el de concilisr lo més equilibradamente posible las perspectivas plavénica y eristatélica; segdin este punto de vista, se trataria de algo mis que de le tradicional lec- tara de unz l6gica aristotélica como propedéutica a la metafisioa platémea. Mas persuasivo, en primera instancia, es el enfoque de Alain de Libera quien, retomanda la clasica interpretacién gue ve la Jsagoge como mera introducciGn a las Categorias, pone fuertemente el acento en la asuncién por parte del neoplaténico 1 Véage 107 Becoto Ertgena. mata 1. 164 REALISTAS ¥ NOMINALISTAS Porfirio de nociones estoicas.* Asi, en el primer dilema de los tres, subyaceria la distincién estoica entre alge y nada como no ser; de este modo, el segundo se podria considerar desde la ontologia estoica, puesto que segiin ella todo lo que tiene ser es corpSreo; lo que no lo tiene, inoorpéreo. Mais acd de as lecturas contemporineas, la Edad Medie recibe el optisculs porfiriano y, 2x especial, este pasaje, a través de la mediacsén, boeciana. En sus dos eomentaioe, y particu larmente on el segundo, Boecio hace suya la interpretacisn que se sefialé como la més tradicicnal. Advirtienco las dificultades del dilema, desdobla el problema en dos niveles y opta gor el enfoque platénice de las especies como esercias, desde el punto de vista metafisieo; y par el aboriaje aristotélice de esa misma especie como predicads mental. desde el punto de vista gnaseo- (égica. es decir. del conre:miento.? Esta “solucién’ de Boecio responde al programa que. en et onde, preside toda su actividad filoséfica: superar la opesicion platonismo-aristotelismo, El suyo es un intento de conciliacién de ambas perspectivas, De heche, la oposicién frontal entre ellas resulta de haber extremado las tesis de Platén y de Arietételes ‘que, por lo dems, no ce enfrentaron de manera tan nitida en sus respectivas génesis. Boscia es uno de los primeros autores que tienen la lucides de percihir que dicha opcsicién habria de bifurcar el pensam:ento occidental, quebrando su unidad Y se esfuerza on aventar las consecuencias. Sin embargo, su proguesta de desdoblamiento na prospera. Mediante diversas estratogias, otros después de él. particularmente en el Renaci- miento, acariciaron ese suefio de conci-iacién. La Edad Media quiso ver en lx ambivalencia boeciana una vacilacién de su gran maestro, a quien consideré, respecto de la disputa de los universales, ya eecuaz de Platén, va de Aristételes. Esto explica los sélebres versos que le dedica Godo- 2 Cf Porfirio Iogoge, ccura di G Cirgenti, Milanc, Ruscom:, 1998, y De labors, A-Sogends, & Forphyre, Ssagoge, Pazia, Vin, 1998, rospectiva 3 Adherimos ssi, a grarddes rasgos, 4 une ¢e las interpretaciores ques han oto, y que ns sabe desartellar aght, 21s Iee=ura bossiana dal ema. FILOSOFOS MEDILVALES EN LA OBRA DE BORGES 165 fredo de San Victor, cuyo sareasmo velado de admiracisn per- cite quienquiera tenga un minimo de familiaridad cor la vida intelectual de la épeca: ‘A esca lid, perplejo, Bo: v escucha Jo que caela meestra afirma. Mas, sin Zecidie por quién inclinarse, de zanjat sf dilema 20 presume” Pero coz Godofredo de San Victer estamos ya en el siglo XII. Ms allé de le ironia que pueden rezumar, estas lineas invicaban a sus contemporéneos a expedirse por alguna de las dos soluciones. Al menos, los incitaban a replantearse prefunda y Figurosamente el problema, Como s# vera, ol siglo XII no tarde en recoger el desafio, Mientras tanto, ¥ habiéndose perdido para la Cristiandad Jo medular de las cbras aristotélicas, de les que sélo se conser- vaban las “égicas, on el periodo que va desde el siglo [X hasta mediados del XI se radicaliné el platonismo imperante 2: la pro: duesién fileséfica, Prueba de ello, en lo que concierne al noveno, es el sistema erigeniano, en el que, como se vio, tiene un papel central la afirmacién de la existencia real de “protocipes”, segan los Hama el mismo Escoto, es decir, de los arquetipos p'atinicos. Sélo esto basta para subrayar la pos:cién erigeniane sobre el tema, En Io que hace estrictamente a este eontroversia, poco importa que quien zsume uaa perspectiva platénica, mas aun, nesplaténica, postule la existencia real de arquztipos o-esencias, limiténdose a proyertarlas en un mundo trasvendente, o las subsuma de modo oxplicito en el intelacto divino, Esto tiltimo ocurre, a partir de Fildn de Alejandr‘a, con muchos autores del periods patristico, par ejemplo, con el mismo Agustin de Hipona Cuando, en la linea de io planteado por Porfirio, Juan Escoto Erigena habla de la Dialgetica, dice que Lads especies y les espe nde que 2se arte, segtin el cue los géneros se dividen en se resuelsen en génsros [..,}. ne $e origina como. 4 “snider Bocthius,etspave ce hae lite andiers quid haces his asset perte,/ ef quid cua favect nian ism rie, / nee pressust solver tite defi 166, -REAUSIAS 7 NOMINALISTAS producto del imtelecto humano, sinocue se fuxda >or obra de Dios cen la mista naruraleza de ‘as cosas js descubiesa por las sbios..."5 En et siglo IX, Escote responde de esta manera al primer ‘iileme. porfiriano optandc por el primer término de la alterna. tiva: géneros y especies subsisten por si mismos. De la perspec tiva beeciana toma e] hecho de que tal onganizacién esencial de fo real es “descutsierta” por los logiros, Diferente es el panorama que presenta el siglo XII, siglo de renacimiento er. varios sentidos y en el que se da, ademés, la mas clara explicitaciin de la poléiica, Quienes prolongan en él de alguna manera la tradiciin platénica se diferencian de la tesis, sible ion el que se dan sus copias. En efecto, postulan que el término universal “hombre” alude efectivamente @ la esencia Hombre, pero que ésta ro subsiste separada de los seres humnanos sino en ellos. De este medo, el universal “el hombre” refiere a una sustancia tinica de la que Juzn, Pedro, Maria son sélo medi- ficaciones accidentales. Asi, el téemino unive un minimo comin dencminador que se abstrae mentalmenve a partir de Jos caracteres fundameatales de los seres humanos. fe Platin acerca de las esencias separadas del mundo Para csca posiciin, el planteo es mas bien el inverso: toda ser ‘humans es una vertiaders versién del Hombre, cuya existencia real es afirmade enfiticamente. Esta posicién se 2onoce con el nombre de “realismo extremo” o “ultrarrealismo”, precisamente porque sostiene !a realidad del universal 27 cuanto tal. Cuansio slecimos “la rosa”, por ejemplo, mentamos una realidad esencial que metafisicamente precede a las rosas particulares, danrio cuenta de la raain de serde ella; de abi que la posicién de los realistas extremos se resuma en el enunciado “unixersale ante rem", dande “res” alude a la cosa particular y “ante” no indica algo eronolégico sino fundante. Campedn del ultrarrealismo en el sigle X11 es Guillerma te ‘Champeaux. Pese a que sus escritos se han perdida, poseeraos testimonios de su doctrina en algunos textos, pcr ejemplo. el ‘travado anénims De generibus et speciebue, Ensefaba Guillermo Deans nat WA. FE OSO1 Gs MPDINVALAS EN C01 Des BEKCES: 167 en la Escuela de Notre Dame que entre los parviculares, v.g seres humanos, hey diferencias accidentales, pero no diferencia esencial. Para el ultrarrealista, es la variedad de accidentes, temperamente, altura, color, etc., lo que hace que haya miltiples ¥ distintos hombres; en cambio, lo que los constituye come tales es el hecho de que la essncin Hombre esta realmente presente en todcs ellos, integra y al mismo tiempo. Al somienza de este capitulo ae hizo mencién de las repercu- siones que en etros planos tienz «una opcién metafisica ea esta polémiza. Uno de esos zlancs, de obvia relevaneia en la Edad Media, es el teoligico. Si, siguiendo esta posicidn, ee considera que todos los hombres individuales estn esencialmente unidos en la humanidad real de la que particigan, basta que los pri- meros seres huznanos hayan pecado para que toda la especie humana guede involuerada en dieha falta. Desde el realismo extremp, es una misma esencia la que se da en todas cus par- ticipaciones, y Ics Ginions en partieipar de Ia esensia Hombre al producirse Ia caida en una lecture literal del Génesis~ fueron Adan y Eva, como se lee en el capitulo undécimo del De pescato original. Cada individuo se resuelve, entonces, en. una modificscién accidental de Le sustancia especifica. Mas atm, quienes defen- n Ia posiciéa de Guillermo presuponian en todos los animales que difieren per la especie, comp el asno y el perro, una es éntica, la del género anima’, que las diferencias, precisamente especificas, diversifican en esas especies varias pero que se da walmente en ellas. Asi, el género animal, mejor atin, Ja animalidad, dinica ¢ idéntica, esti en todas snos, todos los perros, todas los hombres... Por eso, esta primera tesis de Guillermo de Champeaux se conocié con el nombre de “teoria de la identidad”. Para su desdicha, entre sus diseipulos se contabaa el beliceso Abelardo, quien, segin su propio testimonio, en la Historia de mis eaiamidades, muestra la impesibilidad de sostener esa tesis: si, como afirmaba su maestro, la esencia Hombre se da idéntica y toda ella simulténcamente en Juan y en Pedro, se hallaria toda entera y a la vez.en Roma, donde esta Juan, y en Paris, conde esté Pedro, Pero tal “ubicuidad” ~sefala Abelardo—es nica. ¢ is 168 REAUSTAS ¥ NOMBIALSTAS ‘ible. Por otra parte, Abelardo releva otra dificultad, para élinsalvable, en la teoria de Guillermo de Champeaux, Los términos universales se refieren a las especies y a los géneros, ‘ya que éstos son, a su vez, especies de géneros mas ammplios; asi “animal” es una especie del género de los seres animados. Ahora bien, si la tesis de Guillerme fuera defondible, ,eémo explicar que se encuentren en dicha especie atributos fundamentales contradietorios entre si? Si, ecme soationen los ultrarrealistas le esencia animal canstituye la especie y se encuentra integra icéntica y al mismo tiempo en Sderates yen unt caballe, habrie que atribuir a dicha especie o esencia la racionalidad y la irra- cignalidad a la vez, 19 cual también es i te, ‘Ante criticaa de este tenor, Guillermo de Champeaux retro- cede y elabsra Ja “Leoria de in in-diferencia’, Corrige su tesis primera, afirmande ahora gue el término universal mienta to que perteaece a todas los individuos ind:stintamente: segun esta nueva soluciGn, Pedro y Juan serian lo mismo... en lo que ne-difieren, es decir en el hecho de que ambos scn ombres. No 3 extrafic que semenjante respuesta haya resultado, ¢ juicio de Pedro Abelardo, un mero subcerfugio® Asi, vuelve a la carge, sefalando en este caso que afirmar que !os individuos son le mismo indifferenter equivele a decir que Pedro y Juan no son idéntiecs pero tampoco son diferentes. Por otra parte, Abelarde subraya el earacter acritice de esta posicié: tradicional que hasta fines del sigl XI recibia adhesin practicamente uné- nime: “Hay una antigua dectrina, que ya casi ha envejecide en. ese antiguo errcr, por la.cua! tod género es sustroto de sus escribe Abelando en su Tractatus de indijferentia. ste iiltimo texto reitera el com Cale reparar en que tres vece: cepto de viejo en sentido revorativa y apheado a un punto de vista filossfico considerado erréneo, lo que sugiere Ia canciencia que asistia a Abelardo acerca de la novedad implicada por la posicién contraria, a la que se sieale mas proximo pero que tantmoco suscitard en él una adhesitin plena, En efecto, no es ésca la tinica batalla ni la Gnica victoria que Abelardo obtiane en esta polémica. Ya habia dirigido su 6 OF Histas valaratatuen 1. Fistsoros Mi bi VALES EN LA 0832 19 BORK IS. 169 mirada hacia el extremo opuesto al realismo, el del ultrano- minzlisme. Sus partidarios coinciden en negar que exista en Ja realidag. algo universal: en ella sélo hay entes pacticulares. Por eso, la maxima cue preside su posicién es “nihil est praeter individusm”: nada hay mas alld de los individucs, Esto sig- nifiea, para volver a uno de los ejemplos aducidos, que séla existon Juan, Pedra, Maria, ece., perc no hay en absoluto nada como el Hembre. El térmiac “el hombre” remite, pues, sélo a seres humanos particulares. La tesis central del nominalismne extremo afirma, por una parte, la realidad fisica de -a palabra “hombre”; por ia stra, la realidad de los individuos que so2 designados con ella, Ahora bien, si “hombre” es un sonido, una emisiGn de la vor (/izius voces) inventada para nombrar aquells caya existencia se nos impone, hay que convenir en admitir eae sonido como signo El término Universal como signe surg? a partir de la existencia de particulares a los que es necesario norbrar; de ahi que “universale post rem” sex el enunciado de Jos nominellistas extremos, donde, otra vez, “post” no tiene matiz eronolégico sino que traduce, en este caso, lo qqae expresemos a ‘comienzo de esse pazrafs camo “a partir de”, Por familiar que nos parezea hoy une pesicién como ésta, encabezada a fines dal sig'c XT por Rosoelina de Compiegne, se ha de tener presente el rechazo que el nom:nalismo extreme Prowo06 en ese pericdle. Por entonces, el veingreso de la forma mentis aristovélice estzba atin lejos. por desconocerse todavia obras fundamentales de Aristéveles. Roscelino ¥ quienes lo seguian conmovieron con su tosis la larga y arraigaria tra- diciér: platéniea y platonizante. También la tesis ultranomi nalista tiene consecuencias teologieas: el mismo Anselmo de Canterbury advierte que quienes no comprenden que muchos hombres son uno sols en el Hombre, 10 pueden aceptar que las tres Personas de la Trinidad sean un solo Dios.’ De hecho, se acueé a Raseelino de triteismo. Desde Iuegs, no 28 sila en el plano teolégico donde una toma de posicién en esta polémica se torna decisiva: también acurre en ol stico. Supongamos gue se ponceda usar “le justicia” corsal, asi coma oro término un, Sf De In-aenetione Nb 3 170 REAUSIAN ¥ NOMEMALISTAS se propuso el ejemplo de “la amistad”. Para un ultrarrealista “Ia, Justicia’ aludiria @ una esencia eterna, inelterable en todo ‘tiempo v lugar; para un ultranominalista, en eamio, se reduc ciria a une emisién de le voz, un sonido huevo: huelga subrayar Jus conaceuencias individuales y sociales, éticas y politicas, de una ¥ otra posiciin, : La critica abelardiana a la tesis de Roscelino, quien también se conté entre sus maestros, la etaca por varios fiancos. Uno le elloe es el siguiente: segiin Rosoolinc, “hombre” 9 “rosa” san, en ultima instancia, norsina en el sentide do voces, es decir, sonidos. Ua sonido, en tada su naturaless fisica, ral como el elsranominalista concibe Ja vox, es también algo singular, pero je6mo justificar La atribusién de algo singular* a muchas cosas singulares? Abelardo niega, entonces, que la vor se puada ean- siderar término universal. Para él, 28 necesaric reccnocer representaciones. de nocicnes universales que abstraemos de una pluralidad de individuos semejantes entre si, hombres 0 rosas. Tal representacis 0 imagen universal es e! contenido del térmuino que gredicemss de dichos individuas, lo que hac gue ese vérmino 20 se reduzcaa una pure vox, que no sea un sonido vacio. Aci, aun sin conocer textos claves de Aristételes, Ja perspectiva de Abelarda toma un punto de partida decid mente aristotél:co, La ésscusién sobre los universales aparece en la obra abe- Jardiana por doynier, pero se encuentra expuesta de un meds anfis metidico y preciso en la Logica ingredientibus {Logica para principiantes). Ahelarde.cenala elli que nos enfrentamos a una pluralidad —mejor atin, a daversas phuralidades— de seres indiv: duales, 4 esa pluralidad nos referimos mediante um nombre, un nomen. En éste, ¥ no en Is real, zadiea para Pedro Abelardo la “universalidads de ahi que su posicitn respecto de esta poléraica mncia de Cobia preguntarse si para Roscelins, ce euye Fensemient= no tenemss iad dol téemino nasadicntia en la conversion snvereal, en la dad come ucts novicias. 1a uaiversal ism con la que se eige al sigro fbxico La eourensién e mecidl: yo sei a 5 algocemér a ana t » Aids on an mbites on el que == vlido pare Codes Jas riembros inelados 90 neste eve, se-rata do an sonido ecavensional gx vale come instrumento para Fog Fos miembnn de una eomarrdad Linge, ALISA. 84) DIYALA DE BORGES. it se considere también nominalista. Pero ne se trate de un nomi- nalismo extreme a lx manera de Roscelinn, precisamente porque no reduce el nomen a's vox, ests es, a su puro aspecto fisico.” Por el vontrarie, atience a la funeién del nombre universal y no a su cenvencional estrictara firica, Lo que, 2 diferencia de Ros- celing, Abelarée se pregunta es por aquello que otarga valider, al nomen en cuanto predicado de una pluralidad de seres. En otras palabras, busca Jo que vuelve legitima la atribucién del misma nombre, sea éste cual fuere, a varios individuos. En esa Dasqueda, se agoya en dos pilares: uno es de les cosas, plurales; elotra, el de nuestros procesos de conoc:miento. La posieiér. personal de Pedro Abelanio se uhica entre 103 cultores de la dialectica +n voce. Sin embargo, su nominalismo ha sido calificado de “moderada’. Lejos dela impetuosidad ean la que enfrenta las posiciones de sus adversarios, Abelardo elabora su respuesta al proble:na con un cauteloso y prolija respete por Ja evidencia de la realidad misna y, a la vez, par el testimonio de nuestra propia conciencia. Por una parte, concede a Jos ultra- nominalistas la necesidad de atenerse escrupulosamente a la realidad con la que nos enfrentamos. Y es cbvio que ella revela estar constituida por entes particulares: hombres de carae y hueso, rosas de irrepetibles matices, ete. Asi, Abelarde hace suya la maxima nom:nalista: "nihil est praeter individaum’. Pero esos entes particulares se nos ofrecen con una serie de notas comunes; vemos, por ejemplo, tres 0 caatreentes qe pre- senten todos ellos la cordicién —que Abelardo Hama “stats” “estacla’~ de ser construcciones verticales, de cierta altura, desde la que es posible ejercer vigilaacia scbre el area circundante, Las Hamamos “torres’. Por otra parse, la naturaleza de nuestro mode ée conocer es tal que captamos s2nsiblemente la simili tudo 0 semejanza de .cs seres que se dan en el mismo estado y nos forjamos una imagen interna de ellos. Hsa imagen ya es independiente de esos entes particulares, va que éstos pueden ser destrucdos, f cambio, la smagen, Come se trata de una imagen general, em la medida en que prescinde de los accidentes peculiares de cada una de esas torres percibidas, maneciendo, 9 Poreste raxin, la tess $e Rasoeline merece on rigor e] rarcbro de "yecism". 172 Ri aListas © NOMINAGISTAS podemos aplicarla a otras construcciores similares cada vez que topamos con una de ellas, esto es, reconocer una torre y pronunciar su nombre, Sete es, asi, un nombre universal dotado de sentido. Por es3, en Ia concepcién abelardiana, el érmino universal es vox significative. Es, paes, en la significaciéa y no ea las cosas donde zadica la universaldad. De esta manera. en la perspectiva de Abelardo, nuestras represenzaciones « nociones universales nos permizen nada mas -y nada menas~ que hablar con sentido y aleanzar una organizacién mental que nos orienta en medio de “la diversidad de criaturas que forman este singular universo”. Con todo, su mismo carieter difuso nos tmpide pretender que esas repre- sentaciones traduzcan la insita naturaleza de las cosas. Por eso, Pedro Abelardo afirna que de todo aquelio que no har. aleanzade con sus sentidos, les hombres tienen, mas que wr. eaker, una opinién, casi una conjetura, y, en algunos casos, cor el de Dios, una sospecha, Después de haber establecido au. propia tesis, Abelardo est ya en condaciones de enfrentar los viejos interrogantes de Por- frrio: al primezo responde que 1os términos universales, géneros ¥ especies no con , ¥ 82 negate Ia conc.usién, ¥ ane podia subsistingui (suds! nga" 19 De Wulf, M., Historia de a Filosofia Medieval, Bo8Kieo Jus 1945, p12 180 RUAIISIAS ¥ NOMANALISTAS parte a discurrir sobre la polémica realistas-mominalistas, Porque de la posicién de los primeros ido, a mi entender, a literatura alegérica. Esta es fubula de abstraccianss, come La novels Jo es de irsivicwos. [...] El pasaje de “hha proce alegoria a novela, de especies a irdividsos, de realsme a nominalismo, requicié algunes sighos ..""" Ex este pasaje se encuentra otra prueba mas del propasive como s2 ve, una vez mis, explicitamente declarado- que anima a Borges en sus lecturas de los fildsofoe medievales y que anti- cipabamos en la Introduccién. ‘Al mismo tiempo, tarabign ejemplifica su despreocupaci las previsiones téonicas en esas keeturas. Mayor juste: fica hubiara terido decir. en todo caso, que la alegoria es de base “realista” porque trafica con esencias © con especies. Borges, en cambio, escribe “abstracciones”, que es términe muche mas propic del nominalismo: en efecto, para el nomiralismo, de lo “inioo existente, Ia serie de one: particulares, se abstraen sus notas comunes para construir el concepta. A menos que, al atri buir“abstracsiones” a las realistas, haya estado pensando en el plano gaoseolagice del duble zegistro de Boecio. De todos modos, ‘made como base de esto na signi‘ica desmentir el reali la liseravura alegérica La especia! atencién prestada por Barges a In controversia medieval scbre los térm:nos un.versales ccupa también un lugar importante en otra de sus paginas més frecuentadas: sefor de Keats’, En ella analiza la “Oda a tn ruisefior” que Joon ‘Keats compuseen un jardin de Hampstead a los weintitrés aos aba en ese momento, mo especie. Borges y en cuyas estrofas alude al ave que ca: hac:ende referencia en otra ¢ niega “la opasicién entre ol efimero ruisefior de esa nocke y el ruiseaor ruisefior gent rico”"* Borges sigue en este relate un procedimiento inverso al que se rogiscra en "De las alegorias a las novel como £2 vio, 20 ANT, 181.2 fine BL Ch Juan Bacon Krigeno.ncta 24 22 “BY raisofarcie Kets” (RR, Ctrae inguisiciones, 11, 101 Hiidi9ois MU LIAEES ON Ea OBA Dok BOREL 181 estudiaba primero la polémice de los universaies para llegar, en Jas Gltimas paginas, la difererca entre alegoriz y novela sobre Ja base de realismo y agminalismo, respectivamente. Aqui, en cambio, parte de las aplicaciones literarias de la controversia, para detenerse muy brevemente en ella, ¥ arriosger, por atime, una curiosa hipatesis scbre diferencia de mentalidades. En cuan‘o a las repercusiones literarias de la polém:ca de os universales, Borges transer-be, en primer luger, un parrafo de Schopenhauer, cuya conelusién -permitasenas afadir- no hubiere disgustado a un realista come Guillermo de Cham- peaux: “Quien me oiga asegurar cue ese gato qce esti juganda ahi es el mismo que brincaba y traveseaba en ese lgar hace crescientas afios pensa-é de m: Jo que quiera, pero locura exis extrafia es imaginar que Funda Agrega Borges: “Es deci, af individuo es de algiin modo la especie, y el tuisefior de Keatses sambiés el ruisehor de Ruth” Atendamos al hecho de que no dice que un ruisefior repre. senta a otro sine, taxativamente, que es tvmbién al otro: reaor- demos que para un rea ista, la especie 0: ia, una e idé: esta intogramente en caria uno de los particulares, Borges tama nota puntual ~acaso no exenta de simpatia~ del escéndala de Schopenhauer ante la pasibildad de que la golondrina vista en el ultimo verane distinta de la primera que suze los ciales, porque entonces “Lee ha3tia que admitir que ei mniapto de sacat algo de la nade ha ocutrida millones de veces pra ser surledo acras tantas por la anigai- lacién absoluta’.® Asi pues, para Borges, “Keats intuy en ef oscuro rt una noche él ruiserior platénico”, aunque el poeta hui 25 Hay quienasjurgan que este “latonismo” de Sehopenkaueres, em re ida, ‘moremente firsional a 64 troriy Joh crto, Pero esto es alge que cempete 9 la erica y ala haeméutica ie la obra-el filsfealim in. Sea com fuere, [> bier 0 28 que, como se ve, Beages spels agui s este pasaje Rera contre pense Jas Hasos upuestas de sondasvisiones de la realicad, 182 LISTS BENIN ISAS sido “incapaz de defirir la palatra ‘arguetipo”. sta altima es, insuspechadamente. «ina clave: son las fl6scfas como Juan Escote Erigena c Guilicrmo de Champeaux quienes deben.des- tejer con sutil técnica le que se otulta detris de esas intuiciones y ensayar una ardus explicitaciin de sus fundamentos. El poeta, cl esczitor, sirsplemence (?) las pone en juego. Es curiosa -y probablemente inconsciente~ la identific: de Borges con Keats en. esta pagina. D:oe de] poeta inglés que [..] sin exagerada injasticia, pude escribir “No sé nada, no he letdo nada, [pero] adivind a cel espir tu gricgo. las pxiginas de algtin diccionario essoler de los leetores de Borges, en son En primer lugar, much: demasiadas ocasiones hubimos de soportar con est declaraciones de ignorancia por parte ce él. similares a las que escribe Keats de si mismo. En segundo zérmino, si eambiamos el “adivind” por el més precise -y just mbitn Borges a su Pedro ina omnipotenna de - *inteyé" 0, mejor aiin, “entrevid’, gacaso no entyewio Damifin detras de los parrafos del De Pier Damiani? En tercer Ingar, tanto da que se apele a las fe algtin diccionario escolar para captar el eepiritu griege, especialmente, el platémeo, o que se recurra al Diseio- nario de Filosofia de Fritz Mauthner pare aferzar el sentido olémica de los universales.** Sutilmente, pues, Barges a sus recursos, a sahiendas de que sus provedimientos han sito, sin duda, maz complejos y versados que los del muy joven Keats: “wn diccionario escolar" na-es comparable al monu- mental Lexisen de Mausknes, nia la no menos monumental ora de Gilson. Ahora bier, al examinar las lecturas de las que fue objets Ja oda de Keats por parte de evitieos ingleses, Borges descubre Ia dificultad de éstos para advertir que el poeta se refiere en un momento dado a la especie ruisenor. A contimaacién, inserta el pasaje que comienza con Ja cbeervariin de Coleridze acerca 4 1 elartcuke Nominalewas de Ia ede Mauthrer, ©, Firterbuch der Phi Ipeoahie, Nive Baitrige 2% viner Krk der Sprache, Mecrsburg a. Bosense>, 11482, Cor, “ogo, ereemon qe, on ste caso, la pieza bibliog fica goa sive sowwie 1 Hstorie de 1a Fosofia medieval de M. D3 Wall, PULGs098 MUDAIEVARLS EN LAURA} BORGES 183 de que los hombres nacen platinicos o aristotélicos, parrafo que, integro, repite textualmente en “De las alegorias a las novelas” ** Séle que aqui, afiade una meucién importante: “E! norainalismo inglés del siglo XIV resu-ge en el escrapuloso ides- lismo inglés del siglo XVIIk la economia emia non sun? muitiplicarda practer necestatenn, permite o prefig ara el ho tenes tarativo ese et pereipii’ fa férmvia de Occham, Con el tiltimo principio citado, “ser es ser perzibido alnde a Berkeley. Escapa al tema de este ensayo ahoi influencia que el moderne Berkeley pudo haber ejersido sobre la ratura borgeana. Baste decir, en printer luger, que si se ha hecho hincapié en calificarlo de moderne ¢s justamente por la inversién de perspectiva que promueve respecto de la filosatia anter-or. En este sentido, v arriesgandonus mis allt de nuestra especialidad, sélo esbozamos la hipdtesis de que el eélebre giro copernicano de Kant es anticipado por Berkeley. aunque éste no haya estado tan preocupado por el burgués -y, a forticri, moderno~ afan de garantia que desvela al filésofo aleman. Pare reducir el ser al ser percibido, pr.mero es necesaria que se haya quebrantado el “realismo ingenuo” que etraviesa toda la Edad Media. es decir que se haya puesto radicalmerte en cuda la otrora seguridad de la existencia de) mundo real més alla de nosotros y de su estructura En segundo lugar, compartimos el punto de vista de Z. Mateos cuande sostiene, después de haber inseripte a Borges en la linea nominalismo-idealismo, que “Lo mis que el contenido de st. doctrins [la de Be:ke'ey), le que despierta la ad-nirac‘bn ce Bozges es sl modo de argumencar del flisafs idealisa’?” Sea como fuere, lo que importa notar para nuestro tema es la mencién de Ockham, que aparece aqui y ac en “De las alegorias a las novelas _ omisién que alli puede sorprender. A 25 Ch meta 13, 20 RKIL 102, 27 Matons, 7, 0 Fitowofiaom in obra de slorge Lave Borges, Buvore Aires, Biths, 1998, cap IV, p51 184 REALISTAS ¥ MCMNALESTAS nuestea juicio, dos son las razones de esto. por lo demas, com- plemertarias: la primeza es quo, en “El raisefior de Keats", se pone el acento precisamente en la percepcidn —en el sentido mas amplio del término~ del ave por parte del poeta, més que en la coxtraversia micma sobre el ser la existencia real de la especie en cuanto tal. Si Borges asocia el nombre de Ockham eon el de Berkeley es porque, eoma se dijo, Guillerrva de Ockham, subraya Ja sola vinculacién entre el ente particular, lo tnice existente, ¥ el dernrinus, pers sin entrar en el proceso cognoscitivo. Elimerés primordial de Ockham es epistemolégics: Ie importa el valor de suplencia del términa, nc e] proceso interno que Ileva a su constitacién n:, menos atin, el asnecto motafisico de la evestion, es decir, la condicién de aquello a lo que i término refiere. La segunda, y éecisiva, es la condicién de ingleses que comparten Ockham y Berkeley, ya que aquél es un franciscano oriundo de Surrey y educado en Londres y Oxford. En efecto, & sontinuacién, Barges retoma el taxativo aserto de Coleridge, los hombres nacen aristotélicos o platénicos, para coneluir que: & aristorélica, Lo real, JJ de la mene inglesa cake afiemar que na: para esa mente, no son los concepeas abstracts, sino 0s individuos, sores concretos. Esratural, acaso no el cuisefior genérico, sino los hamste de e2aromis mencionsda 20r Bore, es 2B Reset el sie imieitis"oasurse a lo meee ana nota «po A paion en Ses pr {Some poradan ane Pare ui qu spend atria més Ge fe nde oy Cores, ions dose de Tadeo amend fe aeatia angen tv ona mandado porate, itsienen eit on naan a mon sega pecan, ceo: aio non at mica amcor arent ota Fsta por ilostr Cilermo Gevam) Bergen, Ie -Bry Canacesfy as problomes por dw ave Pov, Buenos sires Et 84,1 ee dal nombre om ina versivir. castollee zada oda vez que Ocktam nunca each agua Meron mente on I cit [Natura ments el cambiods gra y el antepanesis ! titule de cme tal- son recursos para “Soh : Corlloemo de Ockhaun, Foro La reanenesa a & es de eu sentoncia més célsre. Tretarsdose do m'aterios, otro hegar paralelo, rela mencioa explicta de Ockam, es la interveneisn cel win, que insta a n= multiplicn: a9 misterins, en “Abenjacan or sw lakerino’, BY Aleph I, 641 contemparsiea pero que no inc personsje do el Neri, muert FIGsist08 MELALSALES ALA OIA DE BORG 185 B i inevisable, que en Inglaerra no sea comprendica recramente la ‘Oda Que nadie lea una repcobse'én o un desdén e2 las aaveriores pala- bras. El inglés rechaza io genérico porque siente que lo individual es irced.sctible, inasim lable e im>er". Perv atiéndase al hecho de que Borges ya no est hablando aqui de nominalismo ud sic, sino de su germen sristotélies. Y, en Aristételes, no se explicita ¢_ problema; lo que hay es, de un lado, In atencién puesta sobre la substancia primera, el ente individual realmente existente; del otro, la abstraceién de la misma quiddiias que se da en un grupe de substancizs parti culares. Creer silo en Ja existencia real de estas iiltimas es lo propia de la mens aristet La pagina dedicade a la critica de Keats se eierra con una observacién que no toca més que muy indirectamente a la palé- mica entre realistas y nominalistas, que fundamentalmente es -reiterémosla— una controversia metafisica, puesto que el parrafo final conciorne a la cuestién del lenguaje: “EL -uisefior, en todas as lenguas del orbe, goxa de nombees melodiccos (nightingzle, machtizall,usignolo), corso si las hombre instiivaraente hhubieran queridlo que éstos no desmerecieran del canto que los mara ville” No ae trata ciertamente de snomatopeya sine de algo que va Platén habia planteado en uno de sus didlogos ¢ que Borges recoge 2n el célebre inicia de “El Golem’: *Si como el griege afi ex el C-atio) el nemb-e es arquetipo de la cosa er las etras de ‘tos’ est! ia rosa y toco el Nilo en la palabea ‘Kilo? En el Cratifo Platén discute des ¢ lesta preci- samer.te en boca del personaje que le da titulo, afirma que el significado de las palabras es dado de manera natural, as, por -jempla, el son:de de “brisa” ha de soplar suavemente como la realidad que nombra. No es muy diferente Jo que sefala Borges 20 “ELGelem, EP otro, et nis, TL, 278 186 ReALISIAs ¥ NOMINAL sobre ef russefior 0 lo que dicen los primeros versas del poema citade, La ocra tesis, que defiende el persenaje de Hermégenes, y que Zarece un antic:po de la de Roscelino, sostiene que la propietiad de los nombres sélo abedece a Ia convencién estable- cida entre los hombres por la ley y el usa. esto es, el habite de emplearlos; pero ningim nombre tiene relacién alguna con la naturaieza de le nombrado. De bo que se trata es de determinar siel lenguaje es solamente instrumento de comunicacion ¢ si es también -y sobre todo~ un media de conscimiento de lo real. EI digloge presenta un final abiorta, pero la mediacién de Sécraces entre ambos interlocutores reivindica claramerte la posicién platéniea: Ios nombres, asi como las cosas, san imagen pero Is primeros son artificiales, ereades por los hombres ¥ significantes por convercién, Asi, no partieipan de la eseccia camo si lo hacen sus copias. los entes que constituyen imagenes naturales. El trmino universal “la Rosa” sigue aldiendo, vues, al arquetips Resa realmente ex.stente. Una ver mae, la pers: pectiva platénica confirma su ulirarrealemo. na ocasién fueron citadas estos ¥ers05 a ErOpO- sito ce la contreversia de los universales, se ha querido traetlos a colasién aqui para mostrar que la indale del problema que abordan es de ctra clase y se desarrolla en un rivel di No obstante, ese solo 2quiveco muestra la centralidad filosé- fica de Ja cuestién que nos ha seupado. sAdemas de dar lugar a su tratamiento on diferentes planos, la querella realis! nominalistas se abre en derivadas que se disparan en muliples direccones. Bo hecho, al comisnzo de est2 capitulo se la plan teaba como un problema lingitistico; al final se regresa sobre ese problema justamense ex una de las repercusiones posibles de la polémica. Antes de abandonarla, recordemos por un instance el aude de la controversia y sv. relevancia filoséfica para volver & foca- lizar el tema desde Platén como su més remioto antecedente. Se ha hecho meneién del cjempin de “Ia zusticia’ como tézmins universal. Se puede apelar ahora a otro ¥ pensar a qué refiere, por ejemplo, “la belleza”. para un pintor. FILOSUsOS MUDIBYALAS BN LA GBRA 1: BORGES 187 | | Con todo, la opcién de penser el ser cruzande por individuos © aun por especies no deja de fragmentar de algun modo el tuniverso: concepto o esencia, el eorrelato dei término universal “la rosa” no da cuenta de su relacién can otras flores, mencs atin, ean los animales, con los hombres, ‘Tras las huellas de Filon de Alejandria, Agustin de Hipona supusa que esa articulacién se hallaba en el Verbo o Logos divine, como contenido del Intelecto de Dios, sede, para él, del mundo de las esencias o formas.” Pero ese contenido, al ser del Intelecto divino, os inaserutable, Sin embargo, los hombres no dejaro de softar con un plano que permitiera exphcar “la diver- sidad de las criaturas que forman este singular universe...” De esa diversidad da cuenta el lenguaje, que expresa —y con- figura—el pensamiento. ¥ éste, a su vez, pretende reflejar lo gue solen:os lamar “realidad”, al menos en la mayor parte de las concepciones medievales. Esta conviccién asiste, por ejemplo, a Anselmo de Canterbury, segtin se vio en el capitulo anterior. Ccmo se ver en el siguiente, aun bajo este supuesto, las dificultades del lenguaje surgen cuando se trata de dar cuenta de una realidad desconocida en un determinado mundo, evando se trata de nombrar ~por ende, de pensar la criatura de un universo diferente al propio, 0 Ch "Do ides", Be diveres gusestion.bus 46, 188 EAUSTAS T NOMINALESTAS AVERROES ‘por aguel suetio del Islam que abarcé Mil noches 3¢ una noche” verroes nacié en Cordoba, en 1126, en el seno de una pres: tigiosa familia que habia dads a la ciudad varios jueves las Bana Rushd, y en uaa Espaita dividida entre los ‘reinos cristianos del norte y del consro, y ke territorios ‘musulrianes del sur. El abuelo de Averroes, un gad?de gran pre- dicamento, habia ocupado la suprema magistrature de Cordoba. La juventud de su nieto transcurre en les aiios fundacionales del imperio que, en Africa y er la Espafta musulmana, inau- guran les alrachades. Con capital en Macruecos, los almohades se prepanen detener la resonquisia de la Cristiandad, lo que los almoravides, menos rigurosos en gentido teologica y moral, no habian conseguido. De azcho, Averroes estuvo come intelectual al servicio de los almohades, Cuando Hega a Marruecos y a su harizonte de desierto, yaes conocido por su manual de Medicina, y participa de la reforma educativa que alli se habia emprendide. Pero, para sus pares de entonces, Averroes es, fundamentalmente, un hombre del Derecho; cono juez, ejerce su magistratura varias veces en Sevilla y en Cérdoba, ademas de hacerlo también en “Marruecos. Descubre, noobstante, que el culto califa 0, mejor atin, "Principe de los creyentes"~ de esta ciudad es un amante de la Filosofia, disciplina que, a diferencia de le que ocurria en la Cristiandad, no eva sino ana ceupacion sezurdaria y de escaso prestigia social. FILOSOFUS MEDIEVALLS EN LA GBRA DL BoRCES 189

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