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Albert. Ketelbey
Mercaderes:
Mendigos:
Princesas:
Damas:
Chambelán:
Mendigos:
Gracias mil, generoso señor,
Tú si tienes un gran corazón.
Tienes suerte, fortuna y amor
Y tu amada es más bella que el Sol.
Damas:
¿Dónde está su Gran Sultán?
¿Dónde está su gran amor?
Sola está aquí esperando
a que vuelva de Bagdad.
Albert Ketelbey nos convirtió en princesas, en mercaderes, en
un sultán por unos momentos. Tal es la magia de la música.
Princesa:
Siento cerca al Gran Sultán.
Sé que pronto le veré.
De Bagdad regresará
antes del anochecer.
anochecer.
Mercaderes:
Se ha ocultado el Sol
y llega la hora ya de partir.
Al desierto volvemos
a nuestras tiendas para dormir.
Se ha ocultado el Sol
y llega la hora ya de partir.
¡Nos gustó la música clásica!
Princesa:
Ha llegado ya la hora
de encontrarme con mi amor.
Él me llama por mi nombre
cerca escucho ya su voz.
En el cielo, un resplandor
ilumina a mi señor.
Albert Ketelbey: “En un mercado persa"
Albert Ketèlbey también nació en Inglaterra aunque un poco después que
Elgar, en el año 1875. A los 11 años ya compuso una obra, una sonata para
piano, que interpretó ante Edward Elgar (por aquel entonces profesor de
música de la ciudad) y a los 16 fue organista de una importante
Iglesia. Pero además del órgano, sabía tocar el piano, el violonchelo, el
clarinete, el oboe y la trompa.