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El amo le hizo caso y cuando pas junto al ro la carroza del Rey, el gato
comenz a gritar diciendo que el marqus se ahogaba. Al verlo, el Rey
orden a sus guardias que lo salvaran y el gato aprovech para contarle
al Rey que unos forajidos haban robado la ropa del marqus mientras se
baaba. El Rey, en agradecimiento por los regalos que haba recibido de
su parte mand rpidamente que le llevaran su traje ms hermoso. Con
l puesto, el marqus resultaba especialmente hermoso y la princesa no
tard en darse cuenta de ello. De modo que el Rey lo invit a subir a su
carroza para dar un paseo.
El gato se coloc por delante de ellos y en cuanto vio a un par de
campesinos segando corri hacia ellos.
- Buenas gentes que segis, si no decs al Rey que el prado que estis
segando pertenece al seor Marqus de Carabs, os harn picadillo
como carne de pastel.
Los campesinos hicieron caso y cuando el Rey pas junto a ellos y les
pregunt de quin era aqul prado, contestaron que del Marqus de
Carabs.
Siguieron camino adelante y se cruzaron con otro par de campesinos a
los que se acerc el gato.
- Buenas gentes que segis, si no decs al Rey que todos estos trigales
pertenecen al seor Marqus de Carabs, os harn picadillo como carne
de pastel.
Y en cuanto el Rey pregunt a los segadores, respondieron sin dudar que
aquellos campos tambin eran del marqus.
C
ontinuaron su paseo y se
encontraron con un majestuoso castillo. El gato saba que su dueo era
un ogro as que fue a hablar con el.
- He odo que tenis el don de convertiros en cualquier animal que
deseis. Es eso cierto?
- Pues claro. Veris cmo me convierto en len
Y el ogro lo hizo. El pobre gato se asust mucho, pero sigui adelante
con su hbil plan.
- Ya veo que estn en lo cierto. Pero seguro que no sis capaces de
convertiros en un animal muy pequeo como un ratn.
- Ah no? Mirad esto!
El ogro cumpli su palabra y se convirti en un ratn, pero entonces el
gato fue ms rpido, lo caz de un zarpazo y se lo comi.
As, cuando el Rey y el Marqus llegaron hasta el castillo no haba ni
rastro del ogro y el gato pudo decir que se encontraban en el estupendo
castillo del Marqus de Carabs.
El Rey qued fascinado ante tanto esplendor y acab pensando que se
trataba del candidato perfecto para casarse con su hija.
El Marqus y la princesa se casaron felizmente y el gato slo volvi a
cazar ratones para entretenerse.