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SIKURIS “4 DE NOVIEMBRE” DEL TEA: La primera agrupación de

sikuris metropolitanos de la ciudad de Lima1


Eloy Uribe Taboada

Aurorales sikuris TEA en una presentación en el cerro El Agustino

Hasta ahora se ha venido considerando al Conjunto de Zampoñas de San Marcos


(1977) como la primera agrupación de sikuris metropolitanos, es decir de no
puneños; sin embargo quizás por la lejanía en el tiempo, silencio o simple
desconocimiento se ha venido obviando la existencia del “TEA”, el cual no sólo
debe conocerse por su “antigüedad” (1975) sino por constituir un importante
derrotero artístico-cultural-estudiantil de una dinámica y dimensión inusitada,
gestor de la primigenia vertiente de los sikuris metropolitanos y que entre otras
consecuencias hizo posible la aparición de instituciones y conjuntos de sikuris en
Lima y otras ciudades: “TAJMA”, “Walayai´kan” (Jauja), “Tunupa” (Cusco,
Arequipa, Jauja y Lima) e indirectamente “Runa Taki” entre otros más.

No podemos entender esta notable experiencia que reescribe la historia del


movimiento sikuri peruano, sin conocer antes la biografía de Javier Lajo, fundador
e impulsor del “TEA”, cuya inquietud por la cultura andina lo hacen persistir aún
hoy en día.

1
Ampliación de un artículo inicialmente publicado en: Revista Sikuri. Año 2 Nº 5. Lima. 2014.

1
Javier y la vigencia de la cultura andina

Javier Lajo Lazo nació el 04 de diciembre de 1951 en Pocsi comunidad de origen


puquina del departamento de Arequipa, cuyas tierras comunales, ambicionadas
por terratenientes, supo ser defendida por sus abuelos. Documentadamente, uno
de sus antepasados, el curaca Manuel Lajo Olín2, apoyó a los hermanos Angulo
(además de Túpac Amaru II) en su lucha contra la dominación colonial.

Su padre, Manuel Trinidad Lajo Palo, fue un comunero que migró a la ciudad de
Arequipa a trabajar en distintas labores como zapatero, mecánico y transportista.
Con Jesús Lazo Lajo, mujer que provenía de una familia de condición acomodada,
tuvieron cinco hijos, de los cuales Javier fue el tercero. Por “juntarse con un indio”
la familia vivió en una condición humilde.

Con ayuda de la congregación franciscana logra estudiar en el colegio “San


Francisco de Asis” de dicha ciudad, para luego seguir estudios de arquitectura en
la Universidad Nacional de San Agustín.

No obstante estudiar en la ciudad de Arequipa y padecer la negación de lo


indígena incluso por parte de su familia materna, siempre retornaba a su pueblo
de origen, en lo que a la postre le significó tener que transitar “entre dos
humanidades”, una egoísta y conflictiva, y la otra más real y plena.

Allá en la comunidad aprendió, entre otras cosas, a soplar las cañas. En las fiestas
de su pueblo era usual ver a tropas de zampoñas “que bajaban” provenientes de
San Juan de Tarucani, Salinas Huito (Arequipa), así como Ubinas, Carumas,

2
Javier nos mostró un microfilm al respecto. Por otro lado, Galdós (2000: 88) también refiere la presencia de
este curaca en un pleito judicial en 1792 contra un caballero arequipeño por unos islotes guaneros
pertenecientes a su comunidad.

GALDÓS, Guillermo. El Puquina y lo Puquina. Arequipa: Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.
Facultad de Ciencias Sociales. 2000.

2
Coalaque, Matalaque (Moquegua). Localmente se las denominan “ayaraches”3,
aunque se trata de “zampoñadas”.

Recuerda él que también solía ir al Colca a compartir las faenas con los
comuneros cabanas y collaguas. En cierta ocasión un niño le pide que le ayude
con su lección escolar; la lectura a aprender era una semblanza al conquistador
Francisco Pizarro, a quien había que agradecer por traernos la “civilización”. Eso
lo indignó tremendamente: que a un niño andino se le enseñe “a venerar a los
verdugos y asesinos de sus antepasados”.

En otra ocasión, después de curtirse con el frío nocturno de la puna regresando


subido en la tolva de un camión, se junta con sus amigos, ellos de condición
acomodada, en una heladería de Arequipa. Junto a las luces de neón del
establecimiento le vienen visiones de las comunidades y frente a esas realidades
se pregunta a sí mismo: “¿podremos vivir juntos?”. Momento de conciencia que le
causó un desgarramiento interno como si tuviera que optar...

Estando su hermano Manuel como becario en la Universidad de Chile, viaja a


Santiago a estudiar Economía. Si bien estuvo presente en los tiempos del
entonces presidente chileno Salvador Allende, los planteamientos de izquierda no
lo terminaban de convencer toda vez que sentía, en su interior y por experiencia
propia, que la vigente cultura andina no era suficientemente interpretada por esos
planteamientos. Con el golpe de Pinochet en 1973 y tras padecer la represión
militar4 (simulacros de fusilamiento) es evacuado de regreso al Perú.

En Lima obtiene una beca para seguir estudios de Economía en la Pontificia


Universidad Católica del Perú, pero los primeros años no la pasó bien no solo por
las circunstancias personales que le tocó vivir y las exigencias académicas, sino
también porque lo que le enseñaban estaba en contraposición con lo que él vivió y

3
Término también recogido en el referido libro de Guillermo Galdós (p. 200).
4
Un relato autobiográfico sobre estas circunstancias aciagas se encuentra en:
http://www.servindi.org/actualidad/cronica/1478

3
seguía viviendo en las comunidades a donde continuamente regresaba. Mientras
la derecha tecnócrata postulaba que el mercado capitalista había entrado a la
sierra y lo andino era algo en extinción, por otro lado la izquierda planteaba el
inexorable avance del capitalismo para vía la creciente proletarización realizar el
tránsito hacia el socialismo.

Un día, escuchando el canto de Arguedas en un disco se encuentra reflejado: “al


joven tambobambino lo busca un cóndor por las alturas, a él ya no se le ve, sólo
se ve su poncho que flota sobre la corriente, el río de sangre se lo ha llevado…
solamente flota su poncho, solamente flota su quena, solamente flota su
charango”. Es así que avizora que la música podía servir de cauce personal y
resistencia cultural, por lo que se decide por propia iniciativa a enseñar a tocar
instrumentos andinos.

La creación del Taller Experimental de Arte (TEA)

Corría el año de 1974 cuando Javier pone un aviso en su Facultad (Ciencias


Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú) ofreciendo la enseñanza
de la zampoña5 entre otros instrumentos (guitarra, charango, quena). Enseñará a
tocar teniendo en cuenta siempre su ejecución originaria dialogada y colectiva,
incluso permitiendo la participación de la mujer. Al grupo que se conformó se le
nombró “4 de Noviembre” en conmemoración al levantamiento de Túpac Amaru II.

Tras la gran acogida se logra fundar el Taller Experimental de Arte (TEA)6 el mes
de mayo de 19757. Con el tiempo creció en tal magnitud que terminó abarcando

5
En una entrevista a Javier Trigo, integrante del TEA en los años iniciales, manifiestó que “todo empezó con
la zampoña”, aludiendo a la expresión sikuri.
6
La denominación de “taller” era algo usual desde entonces, por ejemplo tenemos: “Taller de la Canción
Popular” que el año de 1975 formara Celso Garrido Lecca en el Conservatorio de Música, “Taller de Arte José
María Arguedas” (TAJMA) fundado en 1978 en la Universidad Agraria La Mollina, “Taller de Arte Popular de
la Universidad Garcilaso” (TAPUG) (de donde dos integrantes pasan al conocido grupo Alturas en 1979), etc.

4
además de sikuris, un conjunto instrumental8, teatro, poesía, fotografía, serigrafía9;
debatían sobre la cultura peruana, incluso proyectándose en el movimiento
estudiantil y comunal. Es así que en el campus universitario llegan a publicar hasta
doce periódicos murales10, vencen a la JCR (Juventud Comunista Revolucionaria)
ganándoles el Centro Federado de Sociales y otros. Por su avance en el
estudiantado, la FEPUC (Federación de Estudiantes) los acusa de paralelismo y la
hubieran ganado de no ser por preferir la formación de distintos “núcleos de base”
para dirigir gremios en Lima y provincias.

Movilización estudiantil del TEA

7
Datación consignada en la página editorial de: TEA Revista de Arte y Cultura N°1. Mayo 1980. Ahí se
refiere: “Hoy, los que participamos en el Taller Experimental de Arte (TEA), hemos aprendido a utilizar bien
ese fuego de la TEA que encendiera en el año 1975 el sol, en una mañana caliente de mayo”.

8
Donde partició el sociólogo Guillermo Rochabrún en el violín y su esposa en la mandolina.
9
En 1979 por ocasión del 10º Aniversario de la muerte de José María Arguedas se impulsó un taller abierto
de serigrafía con lo cual se cubrió toda la universidad con imágenes que incluso llegaban a los 4 metros de
largo (Selene Manga).
10
Lucho Victoria, fundador de Runa Taki, manifiesta que era un usual lector de estos periódicos murales en
sus primeros años de estudiante de la PUCP.

5
Aunque entonces no se tenían muchas herramientas conceptuales, se entendía
que había que buscar la reivindicación de la cultura andina en tanto cultura viva
sujeta a una opresión colonial que había que sacarla adelante en un proceso de
liberación. De ahí también la identificación con otros pueblos que luchaban de
igual manera, como el palestino de Arafat y el sudafricano de Mandela.

Ante la necesidad de significar y caracterizar a la civilización andina, debatían con


personalidades como Pablo Macera, Flores Galindo o Matos Mar: cómo pudo
haber un imperio sin armas sofisticadas, caballos, rueda ni moneda, entre otros
temas. Igualmente defendían a las comunidades pese a que incluso desde la
izquierda se las consideraban organizaciones pre-capitalistas que según su visión
lineal de la historia había que hacerlas transitar al capitalismo vía la diferenciación
campesina, para luego a través de la lucha de clases llegar al socialismo.

Práctica artística

Los ensayos eran los viernes desde las 4 de la tarde con la participación de
estudiantes, más algunos profesores, empleados y hasta personas externas a la
universidad11. Era usual que con el ensayo, los estudiantes se acoplen bajando de
sus aulas a bailar, para luego recorrer la universidad de extremo a extremo, así
esos “sonidos arcaicos interrumpieran las clases”.

En particular Javier recuerda una presentación el día “7, 7 del 77” ya que en esa
ocasión una amiga chilena le hace ver que TEA era también el nombre de la diosa
griega del fuego, elemento “mítico” presente junto a la chakana en el logo
institucional que había diseñado años atrás: un “círculo de fuego de la cultura
andina al que sólo entran los que querían quemarse para dar la luz de nuestra
civilización andina…”

11
Como fue el caso de Kike Pinto (cultor de instrumentos andinos) y Joseph Cruz (activo precursor del sikuri
en Lima).

6
Logo del TEA

Selene Manga12, quien participó de los sikuris TEA desde 1976 13, recuerda que
junto a algunos alumnos de los talleres en barrios de Lima, participaron de las
marchas del paro nacional del 19 de Julio de 1977 contra el régimen militar (las
mismas que sumadas a las del ´78 propiciaron el retorno a la democracia).

En cierta ocasión se presentó en los jardines de la PUCP la Banda de la Marina de


los EE.UU., la cual fue interrumpida en pleno concierto por los sikuris. Además de
las múltiples actividades en el campus universitario, también realizaban
presentaciones en distintos escenarios como en sectores populares de Lima y
provincias (Satipo, Chanchamayo14, Jauja15, Huancayo, Huancavelica16,
Huamanga, Cuzco, Arequipa).

En otra ocasión, en una actividad de puneños ex profeso entran con una hilera de
hombres y otra de mujeres. Además de la zampoña en uno y varios bombos, se

12
Hermana de Dimitri Manga, conocido músico del medio artístico.
13
Nos cuenta ella que llegó siendo aún colegial, encontrando a un grupo ya constituido. Su llegada fue una
sorpresa para su primo Ricardo Peralta Manga quien ya tocaba desde hacía un par de años antes (lo cual
corrobora la antigüedad de los sikuris TEA desde 1974).
14
Aquí se llegó a presentar la obra “Ayar Cachi” que involucraba teatro, música y declamación.
15
Selene recuerda haber ido a tocar a Jauja hasta en 4 oportunidades (especialmente para la Fiesta de
Santiago y Carnavales).
16
Mario Ortíz, impulsor de los sikuris Runa Taki, recuerda en particular haber ido a tocar a la comunidad de
Sacsamarca.

7
llegaron a tocar tarkas y pinkillos17. En algunas presentaciones también tocaba el
grupo instrumental. En sitios populares solían convocar a la gente para luego
dejarles la posta a grupos de teatro como Yuyachkani18 y Yawar.

En su preocupación por difundir la cultura andina y en particular el sikuri “principal


herramienta para construir comunidad” es que influyen en la creación del “Taller
de Arte José María Arguedas” (TAJMA) de la Universidad Agraria La Molina
(1978) y “Walayai´kan” (1979) en Jauja19. También impulsaron talleres en
Pacaraos-Huaral, Chorrillos (Armatambo), Comas (Ermitaño), Rímac (Amancaes)
y en muchos más sitios donde llegaban los militantes del TEA.

Por su amistad con los hermanos Catacora, entre otros jóvenes puneños, Javier
toma contacto con la Asociación Juvenil Puno (AJP), institución con la que tuvo
una gran relación y a quienes incluso les diseña20 e imprime el afiche del Primer
Encuentro de Sikuris Túpaq Katari (1978).

Afiche diseñado por el TEA


para el primer Túpaq Katari

Logo de la AJP

17
Selene afirma que esto era posible debido a que en el grupo habían varios investigadores que traían
material novedoso.
18
Uno de sus integrantes aprendió a tocar tarkas con ellos y lo enseñó a su grupo, incorporándolas en la
obra Allpa Rayku.
19
Gracias a la participación en especial del jaujino Carlos Rivas, miembro del TEA. Esta institución precursora
dará inicio al “movimiento de sikuris del centro”.
20
A partir de un boceto de Alcides Catacora.

8
Cuenta Javier que cuando trabajó con el diseño trató de plasmar “dinámicamente”
a un sikuri tocando zampoña mientras el otro tomaba aire. Los de la AJP le
observaron que los puneños no tienen los labios tan gruesos. Es así que para el
actual logo de la AJP se restableció el diseño original.

Pese a su cercanía, por no ser de origen puneño a Javier no se le permite


pertenecer a esta institución. Más adelante, por su estilo diferente y alegre (y
también por acercarse a las simpáticas integrantes) algunos “socios” de la AJP les
piden tocar con ellos, pero ahora les devolvían con la misma moneda (al final
terminaban aceptándolos).

Considera Javier que el TEA rompió la supremacía de la AJP y no faltó ocasión


para que les reproche su “miope regionalismo” que retrasaba el movimiento de
sikuris al no enseñar a tocar la zampoña21 “a todo el mundo como deber de todo
sikuri”, restringiéndolo a los puneños e incluso negándoselo a las mujeres 22.

Presentación en el cono sur

21
Algunos integrantes más: Oscar Gutiérrez, Willy Paz, Javier Trigo, Carlos Rivas, Emilio Rojas, Carlos
Giesecke, Pedro Raúl Ramírez Monroe “Punés”, Carlos Wendorff, Oscar Rojas Terán, Rubén Villasante
Guerrero, Gualberto Alonso, Carlos Urquiaga Navarro; que se suman a los mencionados Ricardo Peralta
Manga, Mario Ortiz y por supuesto Javier Lajo.
22
Como integrantes mujeres de los sikuris TEA podemos mencionar a: Teresa Aguilar, Flor Vásquez, Lily La
Torre, Gelga Salazar, Noelia Pérez, Isaura Zegarra, Sonia Romero, Selene Manga, Madaí Arellano, Vicky,
Lizbeth Guillén Chavez, entre otras.

9
Los Centros Culturales Tunupa

Después de haber convocado en su mejor momento hasta a 120 integrantes, la


mitad de ellos sikuris, producto de diferencias internas en donde el liderazgo de
Javier se pone en cuestión, en 1980 el TEA sufre una división 23 y al año siguiente
Javier regresa a Arequipa, con lo que la institución decae 24.

Excediendo lo artístico las inquietudes por reivindicar la cultura andina, en 1983


militantes del TEA crean los Centros Culturales Tunupa25 en distintos
departamentos (Junín, Lima, Arequipa, Cusco y Puno). Más vinculado a las
comunidades26 y organizaciones indígenas, esta proyección del TEA tenía como

23
En ese año de 1980 se forma la “Comunidad Artística 4 de Noviembre” con una participación activa por
esos años, enseñando zampoñas y tarkas especialmente en el medio obrero de la avenida Colonial (todo lo
cual consta en varias notas y anuncios en “El Diario de Marka”). Por otro lado, cabe resaltar como una
muestra del nexo con el TEA que “Walayai´kan” de Jauja (1979) también lleva la denominación de
“comunidad artística”. Puede cotejarse:
https://www.facebook.com/pg/Walayaikan-537806199683686/about/?ref=page_internal
24
En un volante de 1985, promocionando el “1er Encuentro de Sikuris y Sikumorenos” organizado por la
Federación de Sikuris y Sikumorenos Residentes Puneños en Lima y Callao se consigna la presencia del
“CONJ. DE SIKURIS TEA”, lo cual evidencia por un lado ser conocido en el movimiento sikuri y por otro su
prolongada vigencia, la misma que coincide con el testimonio de Madaí Arellano quien refiere dicha vigencia
hasta aquel año.

25
Según Javier, el nombre responde al personaje mítico del Altiplano fundador de la cultura andina.
26
Respecto a la práctica musical y temprana vinculación del TEA con comunidades del interior, en base a su
tesis de maestría en historia por la UNMSM, Ricardo Caro publicó un artículo relacionado a la trayectoria

10
mira convertirse en un movimiento político. En algunas de estas bases se logran
formar tropas de sikuris (Cusco, Jauja27, Arequipa28 y Lima29).

Sobre el accionar posterior de algunos ex-TEA podemos mencionar a Mario Ortiz30


quien junto a César Pereyra impulsaron un taller de sikuris que posteriormente se
convirtió en “Runa Taki” (1981). Con un paso más bien circunstancial por el TEA,
Joseph Cruz formó “Amanecer Andino” (1979) y Kike Pinto “Zampoñas Rosa
Alarco” (1987) en San Pedro de Casta. Hay algunos que siguen tocando, como
Javier Rodriguez31 en “Espíritu Sikuri” y Madaí Arellano32 actualmente dirigiendo el
“Conjunto de Zampoñas y Danzas de la Universidad Nacional de Ingeniería”.
Incluso hay quienes lo practican en Europa.

A reescribir la historia…

política de un comunero huancavelicano que finalmente se radicalizó: “Hacia 1976 o 1977, a través del
primo que trabajaba en la Universidad Católica, Gutiérrez Poma se acercó a un grupo de estudiantes
indianistas llamado TEA (Taller Experimental de Arte) quienes difundían la música y el arte andino, formando
con el tiempo un colectivo activista llamado Amaru Runa» (2014: 269).

Ricardo CARO CÁRDENAS. «La comunidad es base, trinchera de la guerra popular». Izquierda, campesinismo
y lucha armada: Huancavelica, 1974-1982. En: Bulletin de l'Institut français d'études andines 43 (2). 2014.
https://bifea.revues.org/5233#bodyftn6
27
En 1989 tuvimos ocasión de verlos tocando sikuris de varios bombos en el “Encuentro de Sikuris del
Centro” organizado por la Universidad Nacional del Centro del Perú. De Lima fueron invitados Kunanmanta y
CZSM a los que se sumó Illariq.
28
Selene también participó del grupo de sikuris Tunupa formado en Arequipa. Tras su disolución, unos
pasaron al grupo de sikuris de la Universidad San Agustín y otros como ella a la AJP base Arequipa.
29
Madaí Arellano, actual integrante del Conjunto de Sikuris de la UNI, dirigía a los sikuris Tunupa de Lima.
Miguel Chaupis, otro de sus integrantes, recuerda que en el teatro Felipe Pardo y Aliaga de la ciudad de Lima
se hizo un encuentro nacional de los sikuris Tunupa.
30
Después de salir del TEA, Mario Ortiz decide formar un nuevo grupo. Para esto coordina con el también
ex-TEA César Pereyra fundador del NACPUCP (Núcleo de Arte Colectivo de la PUCP), grupo de danzas que
ensayaba en un colegio en la Av. Bolivia cerca al cruce con la Av. Alfonso Ugarte (relacionado a la
Universidad Católica). Allí dictan un curso de Zampoña al que acuden Lucho Victoria, Tito Flores, el “Negro”
Rodolfo, Raúl Claudio, entre otros más, con quienes al año fundarán Runa Taki (25 de Marzo de 1981).
31
Manifiesta haber prendido a tocar quena con Javier Lajo.
32
También partícipe de los regionales “Sancayos de Moho” e impulsora de los sikuris “Tunupa” de Lima.

11
Nota final

Continuando con su preocupación por la cultura andina Javier estudió un


postgrado en Filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que le ha
permitido trabajar sobre los principios fundamentales del pensamiento andino
recogidos en su libro: Qhapaq Ñan: la Ruta Inca de Sabiduría (Lima: Amaro Runa
ediciones. 2005). Últimamente está escribiendo sobre el “Sumaq Kawsay”: el buen
vivir andino.

Libro Qhapaq Ñan

Agradecimientos

Queremos agradecer al sociólogo Guillermo Rochabrún no solo por leer este


trabajo y darnos importantes sugerencias, sino por haber sido el primero en
darnos la pista de la existencia de los sikuris TEA. A los numerosos entrevistados
por su valioso testimonio sin lo cual no hubiera sido posible la realización (y
verificación) de este artículo, en especial a los ex-TEA Selene Manga, Javier
Trigo, Mario Ortiz y como no podía ser de otra manera a Javier Lajo, artífice de
esta importante y auroral experiencia que nos permite ampliar unos años más la
vibrante historia de los sikuris metropolitanos de la ciudad de Lima.

Lima, Julio del 2015

12

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