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Ampliación de un artículo inicialmente publicado en: Revista Sikuri. Año 2 Nº 5. Lima. 2014.
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Javier y la vigencia de la cultura andina
Su padre, Manuel Trinidad Lajo Palo, fue un comunero que migró a la ciudad de
Arequipa a trabajar en distintas labores como zapatero, mecánico y transportista.
Con Jesús Lazo Lajo, mujer que provenía de una familia de condición acomodada,
tuvieron cinco hijos, de los cuales Javier fue el tercero. Por “juntarse con un indio”
la familia vivió en una condición humilde.
Allá en la comunidad aprendió, entre otras cosas, a soplar las cañas. En las fiestas
de su pueblo era usual ver a tropas de zampoñas “que bajaban” provenientes de
San Juan de Tarucani, Salinas Huito (Arequipa), así como Ubinas, Carumas,
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Javier nos mostró un microfilm al respecto. Por otro lado, Galdós (2000: 88) también refiere la presencia de
este curaca en un pleito judicial en 1792 contra un caballero arequipeño por unos islotes guaneros
pertenecientes a su comunidad.
GALDÓS, Guillermo. El Puquina y lo Puquina. Arequipa: Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.
Facultad de Ciencias Sociales. 2000.
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Coalaque, Matalaque (Moquegua). Localmente se las denominan “ayaraches”3,
aunque se trata de “zampoñadas”.
Recuerda él que también solía ir al Colca a compartir las faenas con los
comuneros cabanas y collaguas. En cierta ocasión un niño le pide que le ayude
con su lección escolar; la lectura a aprender era una semblanza al conquistador
Francisco Pizarro, a quien había que agradecer por traernos la “civilización”. Eso
lo indignó tremendamente: que a un niño andino se le enseñe “a venerar a los
verdugos y asesinos de sus antepasados”.
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Término también recogido en el referido libro de Guillermo Galdós (p. 200).
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Un relato autobiográfico sobre estas circunstancias aciagas se encuentra en:
http://www.servindi.org/actualidad/cronica/1478
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seguía viviendo en las comunidades a donde continuamente regresaba. Mientras
la derecha tecnócrata postulaba que el mercado capitalista había entrado a la
sierra y lo andino era algo en extinción, por otro lado la izquierda planteaba el
inexorable avance del capitalismo para vía la creciente proletarización realizar el
tránsito hacia el socialismo.
Tras la gran acogida se logra fundar el Taller Experimental de Arte (TEA)6 el mes
de mayo de 19757. Con el tiempo creció en tal magnitud que terminó abarcando
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En una entrevista a Javier Trigo, integrante del TEA en los años iniciales, manifiestó que “todo empezó con
la zampoña”, aludiendo a la expresión sikuri.
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La denominación de “taller” era algo usual desde entonces, por ejemplo tenemos: “Taller de la Canción
Popular” que el año de 1975 formara Celso Garrido Lecca en el Conservatorio de Música, “Taller de Arte José
María Arguedas” (TAJMA) fundado en 1978 en la Universidad Agraria La Mollina, “Taller de Arte Popular de
la Universidad Garcilaso” (TAPUG) (de donde dos integrantes pasan al conocido grupo Alturas en 1979), etc.
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además de sikuris, un conjunto instrumental8, teatro, poesía, fotografía, serigrafía9;
debatían sobre la cultura peruana, incluso proyectándose en el movimiento
estudiantil y comunal. Es así que en el campus universitario llegan a publicar hasta
doce periódicos murales10, vencen a la JCR (Juventud Comunista Revolucionaria)
ganándoles el Centro Federado de Sociales y otros. Por su avance en el
estudiantado, la FEPUC (Federación de Estudiantes) los acusa de paralelismo y la
hubieran ganado de no ser por preferir la formación de distintos “núcleos de base”
para dirigir gremios en Lima y provincias.
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Datación consignada en la página editorial de: TEA Revista de Arte y Cultura N°1. Mayo 1980. Ahí se
refiere: “Hoy, los que participamos en el Taller Experimental de Arte (TEA), hemos aprendido a utilizar bien
ese fuego de la TEA que encendiera en el año 1975 el sol, en una mañana caliente de mayo”.
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Donde partició el sociólogo Guillermo Rochabrún en el violín y su esposa en la mandolina.
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En 1979 por ocasión del 10º Aniversario de la muerte de José María Arguedas se impulsó un taller abierto
de serigrafía con lo cual se cubrió toda la universidad con imágenes que incluso llegaban a los 4 metros de
largo (Selene Manga).
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Lucho Victoria, fundador de Runa Taki, manifiesta que era un usual lector de estos periódicos murales en
sus primeros años de estudiante de la PUCP.
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Aunque entonces no se tenían muchas herramientas conceptuales, se entendía
que había que buscar la reivindicación de la cultura andina en tanto cultura viva
sujeta a una opresión colonial que había que sacarla adelante en un proceso de
liberación. De ahí también la identificación con otros pueblos que luchaban de
igual manera, como el palestino de Arafat y el sudafricano de Mandela.
Práctica artística
Los ensayos eran los viernes desde las 4 de la tarde con la participación de
estudiantes, más algunos profesores, empleados y hasta personas externas a la
universidad11. Era usual que con el ensayo, los estudiantes se acoplen bajando de
sus aulas a bailar, para luego recorrer la universidad de extremo a extremo, así
esos “sonidos arcaicos interrumpieran las clases”.
En particular Javier recuerda una presentación el día “7, 7 del 77” ya que en esa
ocasión una amiga chilena le hace ver que TEA era también el nombre de la diosa
griega del fuego, elemento “mítico” presente junto a la chakana en el logo
institucional que había diseñado años atrás: un “círculo de fuego de la cultura
andina al que sólo entran los que querían quemarse para dar la luz de nuestra
civilización andina…”
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Como fue el caso de Kike Pinto (cultor de instrumentos andinos) y Joseph Cruz (activo precursor del sikuri
en Lima).
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Logo del TEA
Selene Manga12, quien participó de los sikuris TEA desde 1976 13, recuerda que
junto a algunos alumnos de los talleres en barrios de Lima, participaron de las
marchas del paro nacional del 19 de Julio de 1977 contra el régimen militar (las
mismas que sumadas a las del ´78 propiciaron el retorno a la democracia).
En otra ocasión, en una actividad de puneños ex profeso entran con una hilera de
hombres y otra de mujeres. Además de la zampoña en uno y varios bombos, se
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Hermana de Dimitri Manga, conocido músico del medio artístico.
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Nos cuenta ella que llegó siendo aún colegial, encontrando a un grupo ya constituido. Su llegada fue una
sorpresa para su primo Ricardo Peralta Manga quien ya tocaba desde hacía un par de años antes (lo cual
corrobora la antigüedad de los sikuris TEA desde 1974).
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Aquí se llegó a presentar la obra “Ayar Cachi” que involucraba teatro, música y declamación.
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Selene recuerda haber ido a tocar a Jauja hasta en 4 oportunidades (especialmente para la Fiesta de
Santiago y Carnavales).
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Mario Ortíz, impulsor de los sikuris Runa Taki, recuerda en particular haber ido a tocar a la comunidad de
Sacsamarca.
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llegaron a tocar tarkas y pinkillos17. En algunas presentaciones también tocaba el
grupo instrumental. En sitios populares solían convocar a la gente para luego
dejarles la posta a grupos de teatro como Yuyachkani18 y Yawar.
Por su amistad con los hermanos Catacora, entre otros jóvenes puneños, Javier
toma contacto con la Asociación Juvenil Puno (AJP), institución con la que tuvo
una gran relación y a quienes incluso les diseña20 e imprime el afiche del Primer
Encuentro de Sikuris Túpaq Katari (1978).
Logo de la AJP
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Selene afirma que esto era posible debido a que en el grupo habían varios investigadores que traían
material novedoso.
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Uno de sus integrantes aprendió a tocar tarkas con ellos y lo enseñó a su grupo, incorporándolas en la
obra Allpa Rayku.
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Gracias a la participación en especial del jaujino Carlos Rivas, miembro del TEA. Esta institución precursora
dará inicio al “movimiento de sikuris del centro”.
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A partir de un boceto de Alcides Catacora.
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Cuenta Javier que cuando trabajó con el diseño trató de plasmar “dinámicamente”
a un sikuri tocando zampoña mientras el otro tomaba aire. Los de la AJP le
observaron que los puneños no tienen los labios tan gruesos. Es así que para el
actual logo de la AJP se restableció el diseño original.
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Algunos integrantes más: Oscar Gutiérrez, Willy Paz, Javier Trigo, Carlos Rivas, Emilio Rojas, Carlos
Giesecke, Pedro Raúl Ramírez Monroe “Punés”, Carlos Wendorff, Oscar Rojas Terán, Rubén Villasante
Guerrero, Gualberto Alonso, Carlos Urquiaga Navarro; que se suman a los mencionados Ricardo Peralta
Manga, Mario Ortiz y por supuesto Javier Lajo.
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Como integrantes mujeres de los sikuris TEA podemos mencionar a: Teresa Aguilar, Flor Vásquez, Lily La
Torre, Gelga Salazar, Noelia Pérez, Isaura Zegarra, Sonia Romero, Selene Manga, Madaí Arellano, Vicky,
Lizbeth Guillén Chavez, entre otras.
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Los Centros Culturales Tunupa
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En ese año de 1980 se forma la “Comunidad Artística 4 de Noviembre” con una participación activa por
esos años, enseñando zampoñas y tarkas especialmente en el medio obrero de la avenida Colonial (todo lo
cual consta en varias notas y anuncios en “El Diario de Marka”). Por otro lado, cabe resaltar como una
muestra del nexo con el TEA que “Walayai´kan” de Jauja (1979) también lleva la denominación de
“comunidad artística”. Puede cotejarse:
https://www.facebook.com/pg/Walayaikan-537806199683686/about/?ref=page_internal
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En un volante de 1985, promocionando el “1er Encuentro de Sikuris y Sikumorenos” organizado por la
Federación de Sikuris y Sikumorenos Residentes Puneños en Lima y Callao se consigna la presencia del
“CONJ. DE SIKURIS TEA”, lo cual evidencia por un lado ser conocido en el movimiento sikuri y por otro su
prolongada vigencia, la misma que coincide con el testimonio de Madaí Arellano quien refiere dicha vigencia
hasta aquel año.
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Según Javier, el nombre responde al personaje mítico del Altiplano fundador de la cultura andina.
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Respecto a la práctica musical y temprana vinculación del TEA con comunidades del interior, en base a su
tesis de maestría en historia por la UNMSM, Ricardo Caro publicó un artículo relacionado a la trayectoria
10
mira convertirse en un movimiento político. En algunas de estas bases se logran
formar tropas de sikuris (Cusco, Jauja27, Arequipa28 y Lima29).
A reescribir la historia…
política de un comunero huancavelicano que finalmente se radicalizó: “Hacia 1976 o 1977, a través del
primo que trabajaba en la Universidad Católica, Gutiérrez Poma se acercó a un grupo de estudiantes
indianistas llamado TEA (Taller Experimental de Arte) quienes difundían la música y el arte andino, formando
con el tiempo un colectivo activista llamado Amaru Runa» (2014: 269).
Ricardo CARO CÁRDENAS. «La comunidad es base, trinchera de la guerra popular». Izquierda, campesinismo
y lucha armada: Huancavelica, 1974-1982. En: Bulletin de l'Institut français d'études andines 43 (2). 2014.
https://bifea.revues.org/5233#bodyftn6
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En 1989 tuvimos ocasión de verlos tocando sikuris de varios bombos en el “Encuentro de Sikuris del
Centro” organizado por la Universidad Nacional del Centro del Perú. De Lima fueron invitados Kunanmanta y
CZSM a los que se sumó Illariq.
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Selene también participó del grupo de sikuris Tunupa formado en Arequipa. Tras su disolución, unos
pasaron al grupo de sikuris de la Universidad San Agustín y otros como ella a la AJP base Arequipa.
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Madaí Arellano, actual integrante del Conjunto de Sikuris de la UNI, dirigía a los sikuris Tunupa de Lima.
Miguel Chaupis, otro de sus integrantes, recuerda que en el teatro Felipe Pardo y Aliaga de la ciudad de Lima
se hizo un encuentro nacional de los sikuris Tunupa.
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Después de salir del TEA, Mario Ortiz decide formar un nuevo grupo. Para esto coordina con el también
ex-TEA César Pereyra fundador del NACPUCP (Núcleo de Arte Colectivo de la PUCP), grupo de danzas que
ensayaba en un colegio en la Av. Bolivia cerca al cruce con la Av. Alfonso Ugarte (relacionado a la
Universidad Católica). Allí dictan un curso de Zampoña al que acuden Lucho Victoria, Tito Flores, el “Negro”
Rodolfo, Raúl Claudio, entre otros más, con quienes al año fundarán Runa Taki (25 de Marzo de 1981).
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Manifiesta haber prendido a tocar quena con Javier Lajo.
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También partícipe de los regionales “Sancayos de Moho” e impulsora de los sikuris “Tunupa” de Lima.
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Nota final
Agradecimientos
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