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EL ENSAYISTA COMO REBELDE ‘No hay espiritu mAs rebelde que el que pone en duda la obligacién de existir. Ciorén Benjamin Lezama Alcaide Habria que intentar ubicar la éptica desde la que esta pequefia contribu- cién ha sido escrita. Nuestro punto de partida es la consideracién de que siempre, en toda obra, en todo texto que tiene como imperativo "interpretar" a la realidad (Wie eigentlich gewessen ist) estan en juego dos actitudes totalmente opuestas pero, a la vez, indisolublemente ligadas entre si: "la primera de ellas nos impulsa a adherimos a las opiniones establecidas, a actuar como Ia mayoria de los que nos rodean, a venerar lo que ellos veneran, a temer lo que ellos temen y a despreciar lo que les vemos despreciar; ta otra nos lleva a desmentir las convicciones vigentes, a dudar de lo mas firme, a buscar otros modos de conducta, nuevos conocimientos y nue- yas técnicas, a escupir sobre lo comtinmente respetado y a buscar la compafiia de los réprobos y los descarriados."' Consideramos que la 1 Fernando Savater, Luis Antonio de Villena, Heterodoxias y Contracultura, Barcelona, Monteci- nos, pl 227 BENJAMIN LEZAMA ALCAIDE conflictiva brevemente descrita renglones atrds se halla presente entre el "sistema" y el "ensayo", o lo que es lo mismo, entre el "sistematizador" y el “ensayista”. Podriamos mencionar que el afan que subyace en todo "sistema", en toda obra eregida como punto de referencia obligado para decodificar el orden en general en que nos hallamos insertos es el del impulso a la identidad, el deseo de fusionamnos en "la indistincién acogedora y pro- tectora de un colectivo undnime", en el que la textura del orden, tanto politico, social asi como natural carece de borde alguno y se da de ma- nera continua y sin aparente fisura alguna. Todo aparece y esta en donde debe estar. Hay un fundamento que vertebra, que da sentido a la reali- dad y a los seres que la habitan. Este fundamento -Dios, la Politica, la Ciencia- es el que ha adquirido carta de vigencia absoluta gracias a los sistematizadores, todos ellos soleinnes y seguros observadores y acata- dores del Espiritu de la Epoca que tan sobria y dignamente consolidan en sus "obras" como modelo de perfeccién. La tendencia que motiva la produccién del ensayo, diriamos, que "es la exigencia del egoismo, la intima necesidad de afirmar la propia ¢ irrepe- tible diferencia individual, la vocacién de fundar un mundo con nuestro propio rostro y cuyas leyes brotasen directamente de nuestra peculiar voluntad."” Expresién de movilidad ¢ inquietud permanente, como re- flejo inequivoco de que el hombre es un ser vivo y actuante, que -por principio- no deberia nunca dejarse encajonar en ninguna clasificacién cerrada y acabada, ya que, a fin de cuentas, "somos lo que no deja en paz a las cosas, lo que combate incesantemente contra ellas: nuestra raiz es esencialmente ‘polémica’."* En esta perspectiva, el ensayo es la con- 2 Ibidem, 3 Mbidem. 4 Fernando Savater, Jnvitacién a la ética. Bacelona, Anagrama, p.16, 228 EL ENSAYISTA COMO REBELDE dicién de posibilidad de expresién de nuestro cardcter como seres vivos y actuantes, eternamente conflictivos, apetentes, a diferencia de las "Co- sas sin Pretensiones, satisfechas de ser meramente ellas mismas, conten- tas de su identidad."” Ahora bien, para tratar de ser justos ante estas dos visiones acerca de lo que la realidad pueda ser, hay que decir, en descargo de una y otra ten- dencia, es que ambas "son igualmente imprescindibles s para que la vida del hombre como animal social y creador pueda darse."” {Por qué? Pues ya que sin la actitud de conservacién y preservacién de la identidad co- lectiva, -propia del sistema- la cultura "no lograrfa concretarse en ningu- na forma duradera ni ejercer su influencia instituyente mas all4 de unos dias o de una generacién, por lo que ef hombre deberia plantearse cada dia todos sus problemas y empezar constantemente desde cero su inten- to de despegar de la més elemental lucha por la supervivencia hacia for- mas de conflicto (y de satisfaccién) mas ricas."” Por otro lado, siempre se hace necesario no perder el anhelo de Jo infinito, de lo abierto, de lo posible, todo esto es lo que nos aporta el ensayo. El ensayo se nos apa- rece entonces como un elemento de intima comunién con el hombre, que somos nosotros mismos, insertos en una dindmica especular, recor- dandonos siempre que "Ninguna identidad le basta al yo, porque ama més su posibilidad que sus productos: toda obra es insuficiente (y tam- bién todo estatus publico, todo nombre propio, todo titulo académico o profesional, toda construccién cara a los otros 8 frente a uno mismo de una personalidad dada de una vez por todas)... 8 Sin esta refrescante mi- rada "la sociedad se asfixiaria en el estancamiento repetitive y en la mimesis esclerotizada de formas de conducta inmodificables y dogmas sin réplica."” 5 Aldous Huxley, Las puertas de la percepcién, México, Ed. Hermes, 1986, p. 23. 6 Femando Savater, Invitacién a a Etica, p.16. 7 Ibid, p.AY 8 Bid, p19. 9 Ibid, p.A2. 229 BENIAMIN LEZAMA ALCAIDE Las visiones que emanan del sistema y: del ensayo sobre la realidad, po- driamos calificarlas en términos de Ortodoxia (el sistema) y heterodo- xias (el ensayo), lo segundo “asi en plural, Porque hay una sola forma de estar de acuerdo pero muchas de discrepar."!” Hay una sola forma de ser idénticos, existen varias de disentir al apostar por lo posible, la dynamis, la libertad. Durante el transcurso, de la historia la Ortodoxia y las heterodoxias van intercambiando sus lugares, baste recordar, como un claro ejemplo de lo anterior, el caso del cristianismo, que de la marginalidad de las cata- cumbas, posteriormente logré consolidarse como una institucién real- mente poderosa, y desde ahi, desde el poder que logré construir, para lo cual todo medio resultd licito, finiquité todo tipo de oposicién. Asi, "lo que ayer fue perseguida disidencia puede convertirse mafiana en dogma- tismo intolerante y hostigard a sus discrepantes con virulencia tanto ma- yor cuanto mas sufrié en su época de marginacién o clandestinidad.” La ortodoxia esta totalmente gobernada por el principio de identidad, principio tautoldgico que-niega la existencia de la contradiccién, y en caso de que ésta, la contradiccién, aparezca, el proceder en contra de ella ha de ser lo mas légico: eliminar la contradiccién y los contradicto- res para asi asegurar la paz y tranquilidad del orden, tanto politico, so- cial como natural, que ha logrado ser establecido por los poderes en tumo y debidamente avalada su existencia por toda una serie de "obras serias" que avalan la imposibilidad de transgredir la leyes que gobiernan a la sociedad y a la naturaleza. Y a aquel o aquellos que tengan a bien dudar de lo. anterior se han de enfrentar la amenaza atroz de Ja sujeci6n a lo inexorable: la muerte. 10, Ibidem. 11, Ibidem, 230 EL ENSAYISTA COMO REBELDE Es a este punto que desedbamos llegar a modo de punto fundamental para su discusion, y es el de Ilamar la atencién que la produccién de sis- temas, lo tnico que aporta son apologias de fo necesario, entendiendo por necesario lo.que Fernando Savater consigna como aquello que "nos constrifie a aceptar la invariabilidad fundamental de lo que es, ha sido y sera, la infrangible cadena de las causas suficientes y sus irremediables efectos, la norma de bronce que regula lo inexistente, sometiéndonos al principio de (no)contradiccion, al decurso irremontable del tiempo, que ni tropieza ni vuelve atras y a la limitacién en general, bajo todas sus formas." En nuestra época se ha hecho de lo més facil discrepar respecto de los topicos religiosos, ortodoxia venida a menos; pero en donde resulta difi- cil disentir es en cl campo del saber cientifico, campo que ha logrado constituirse en una vigorosa ortodoxia de nuestros tiempos. No es remo- ta la época en que el modelo del saber cientifico-natural pretendia ser el modelo por excelencia para la biisqueda y consolidacién de conocimien- tos verdaderos acerca de la realidad. Ecos de la postura dura del "positi- vismo" de finales del siglo pasado y principios del actual, que vociferaba en contra de cualquier otro proceder que no fuera el propio. EI saber racional de! mundo seria fa etiqueta de presentacién y defini- cién de 4o que, en ultima instancia, vendria a ser la ciencia, Ambito de conocimiento en el que la pasién y otras debilidades humanas han sido proscritas, y en el que la Razén ha logrado ser encumbrada como Ia con- dicion anica para la decodificacién mds certera de la realidad. Ante esta situacién, en la que, a fin de cuentas -y es importante reconocerlo-, el conocimiento cientifico-racional "es una de las posibilidades de lo real, precisamente la posibilidad que se quiere tinica."!> Ante esta panorami- 12, Fernando Savater, La piedad apasionada, Salamanca, Ed. Sigueme, 1977, pp. 31-32. 13, Fernando Savater. Invitacién a la ética, p. 48. 231 BENJAMIN LEZAMA ALCAIDE ca es que el ensayista "debe defender a Io real de 1a racionalidad, pues sabe que la realidad no es racionalidad", o al menos no de forma absolu- ta, sino que la realidad también es posibilidad. "Quienes *hacen’ la ra- cionalidad de lo real actian como quién pone asfalto en el camino para convertirlo en el Gnico camino, en el camino imprescindible. Para el viejo racionalismo de la necesidad inexorable y matematica, la razon es el asfalto del mundo, como la filosofia del lenguaje es el asfalto del sen- tido, el psicoandfisis es el asfalto de la conciencia y de lo inconciente, la teoria de la historia o de la politica son el asfalto del tiempo. Pero olvi- dar lo posible no anula la posibilidad y el (ensayista) es el encargado de desasfaltar la raz6n y devolverle su necesario polimorfismo",!“ abrirse al juego de lo posible e intentar disolver la existencia de un solo sentido de lo real, apostando por la diversidad y pluralidad de sentidos. Quiza lo ultimo sefialado por nuestra parte haga posible pensar y enten- der por qué gran cantidad de la produccién intetectual que se lleva a cabo en América Latina sea preferente y preponderantemente de corte ensayistico. 14 Bid, p. 49. 232

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