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Editorial Gustavo Gili, SL Rosselli, 87-66, 08029 Rarceons Espa. Tel. 93322 8161 lle del Bravo 2, $3080 Naueslpen, México, Tel. $560 60 1 Praceta Noticias da Amuadora N° 4-8, 2700-606 Amadora, Portugal. Tel. 21491 09 26 Antipolis El desvanecimiento de lo urbano en el Cinturén del Sol Carlos Garcia Vazquez Fotografias de Alex S. MacLean GG Diseio: Cibrin Rico Lipen.y Jess Vazquez Gémez para desescebir Cuslauier forma de reproduccién, distibucidn, cmonicacién ‘macidn de este obra solo puede ser realizada con la autoriacién d salvo excepeiin previa por aly. Dirijase aCEDRO (Centro Espa de Derechos Reprogrifios, wirw.cedro.org) si necesita forocopiaro escanear agin fragmento de eta obra [a tora nose pronuncia nl express ni mlicitamente respeeto ala exactitnd de Ininformacin eontenida en est libro, rizin por la cual so puede asumieningin tipo le responsabilidad en caso de error u omisin, (© de as fotografie: Alex $. MacLesn/Landslides, 2011 © Carlos Garcia Vazquer © Ealitorial Gustavo Gil SL, Bareelons, 2011 rintd in Span 978-86-282-2409-6 egal B.1,934-2001 o: ltspla a, Las ranqueses del valli (Barcelona) Insce 7 Introduccion En ellugar apropiado en el momento adecuado... 10 Inestable La ciudad sin permanencia 4 Indiferenciada La ciudad sin diversidad 7 Insustancial La ciudad sin memoria 94 Inmaterial La ciudad sin consistencia 123 Epilogo La implosién de Antipolis Introduccion En el lugar apropiado en el momento adecuado... Con la expresién Cinturdn del Sol (Sunbelt) se designa la franja de Estados Unidos comprendida entre el paralelo 37 y Ia frontera con ‘México. En ella se ubican 14 estados —Ia mitad sur de Califor Arizona, Nuevo México, Texas, Oklahoma, Arkansas, Luisiana, nese, Mississippi, Alabama, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Florida— y también decenas de eitidades —Los Angeles, Phoents, Albuquerque, Dallas, Houston, Atlanta, Miami, etc. ellas son las protagonistas de este libro. Sin embargo, el Cinturbn del Soles algo mas que un término geo- éfico, es un estilo de vida, un deticioso céctel compuesto de con- servadurismo politico, ultraliberalismo econémico, modos de vida suburbanos, alta movilidad, buen clima y ocio. The New York Times lo calified como un “experimento cultural y politico”, aludiendo al masivo traspaso de poder que ha recibido en las iltimas seis décadas desde las metrépolis del noreste, centros tradicionales del mismo. e “experimento” ha provocado una gigantesca transformacion urbana, En 1967, Robert Riley, exalcalde de Albuquerque, declaraba: “Puede ser que lo que estemos viendo emerger sea la tercera etapa de lahistoria dela ciudad, una ciudad postindustrial tan diferente de la ciudad industrial como esta lo fue de los asentamientos preindus- triales”! Su intuicidn se confirmé. Dos décadas después numerosos te6rieos volvieron la mirads hacia el Cinturén del Sol conven Antipolis Carlos Garcia Vézquee de que el futuro de la ciudad estadounidense se estaba forjando alli, en un territorio opulento, conservador, dinémico, abierto, liberal y emprendedor, un territorio que resumia la esencia de lo que a los estadounidenses les gusta pensar sobre si mismos Uno de ellos, Pierce Lewis, advertia que Ia tarea que tenian por delante, llegar a entender estas ciudades, no era sencilla: “No podemos hablar de un fenémeno si no contamos con un vorabula- rio que lo describa, y muchos observadores ain no se han puesto de acuerdo sobre como nombrar esta nueva y amorfa geografia urbana”? Infinidad de neologismos lo habian intentado: disurbia, exdpolis, outer city, outtown, penturbia, ruburbia, technoburb, ete, La mayoria fueron acufiados a finales de la década de 1980, pero habia uno que databa de 1962, anti-city? creado por Lewis Mumford para calificar la marea suburbial que inundaba las metrépolis norteame- ricanas de aquellos aftos y que negaba las formas y prineipios de la judad tradicional Este libro parte de una hipotesis similar. Habitualmente, la “urba- nidad” ha sido definida como un sistema de valores colectivos que ‘se apoya sobre cuatro pilares: permanencia (estabilidad temporal), dliversidad (difereneiacién mviltiple), memoria (sustancia histériea) y consistencia (materia construtida). Pues bien, en el Cinturén del Sol todo esto se est desvaneciendo, Por decirlo de otra manera, sus citudades son cada vez menos “urbanas” y cada ver, mas “otra cosa” dificil de definir. y, n embargo, es necesario hacerlo, Gonvencidos de que nom- brarlas cosas esel primer paso para asimilarlas, hemos decidido a dir otro neologismo a esa larga lista, uno inspirado por el de Ley ‘Mumford pero filtrado por la mirada europea: ¢nt- pols, una ciudad que responde a patrones fisicos, funcionales, sociales y culturales contrapuestos a los que Oecidente heredé de la polis griega, una ciu- dad que tan solo se puede definir como negacién.de “lo urbano": in-estable, in-diferenciada, in-sustancial e “Antipolis, a ciudad sin permanencia, sin ria y sin consistenct tun auténtico Iaboratorio urbano donde se Introduceén. Enel tugar aproplad on el momento adecuode destila una contemporaneidad quimicamente pura, Como decia Nan Ellin: “Cuando vivia en Paris, aforaba no haber estado alli en Ia década de 1860, cuando la ciudad estaba experimentando las radi- cales transformaciones sociales y urbanas que determinaron su des tino, Cuando viria en Nueva York, afioraba no haber estado alien la década de 1910, cuando su inimitable cardeter se estaba fraguando ines y construcciones colosales. ¥ cuando vivia en. Los Angeles, ailoraba no haber estado alli en Ia década de 1950, su dlécada mas definitoria. Al vivir en Phoenix los iltimos siete afios, he sentido que por fin estoy en el lugar apropiado en el momento adecuado”s 1 Gammage, Grady Jt, Phoenix in Perspective, Reflections on Developing the Desert, Arizona Sate University, Tempe, 1999, pi. 73. 2 Lang, Robert B, Edyeless Cities. Exploring the Elusive Metropolis, Brookings Institution Press, Washington, 2003, pi. 30. 3 Mumford, news, "The Case Ayeinst Modern Architecture’ The Bu the City (parts I and 11)", Architectural Record, 1962, pigs. 181132. 4 Bllin, Nan, “Tipping Point’, Shade Magazine, octubre-noviernbre de 2004, ig. 56 nit Inestable La ciudad sin permanencia Del “desierto del Sahara” a la new America En los tiltimos sesenta afios, el Cinturdn del Sol ha sufrido una doble revolucién econdmica y demografica, Antes de la IT Guerra Mundial era una zona pobre, despoblada y con un bajisimo nivel cultural, Por aquel entonees la mitad de los habitantes de Estados Unidos, las tres ‘uintas partes de los ingresos personales ylas tres cuartas partes del sector industrial se concentraban en el triingulo noreste (Boston/ ‘Washington/Chicago). Los estados del sur no eran mas que una fuente de materias primas. Con la 1f Guerra Mundial se produjo un auténtico yueleo en este sombrio panorama, Lo propuls6 el Departamento de Defensa, que decidié concentrar en el sur la industria militar y las bases aérens, 4Las caracteristicas de la gona eran muy apreciadas por los altos mandos: buen clima para volar, extensos eampos de entrenamiento y lugares deshabitados. Asi surgieron macroinstalaciones militares como la base aérea de Kirtfand en Albuquerque, la Davis-Monthan en Tucson o Fort Bliss en El Paso. Entre 1941 y 1945, el Cinturén del Sol fue militarizado, El in del conflicto bélico no supuso la ruptura del recién estre- nado maridaje entre el Departamento de Defensa y el sur del paralelo 37, Nuevas contiendas y amenazas (como la Guerra ‘ay la Guerra 10 de Corea) aconsejaron seguir alimentando el caudal de inversiones que fluia desde Washington, que se extendid a las infraestructuras: as, de saneamiento, de agua, ete. Sin ellas el latente atractivo del Cinturén del Sol nunea hubiera conseguido convencer al capital privado de que habia llegado la hora de recoget el testigo del desarrollo, La zona tenia mucho que ofrecerle; terre nos extensos y baratos, bajos salarios, escasos impuestos, una mano de obra décil y ahora, ademis, flamantes infraestructuras. Las pi Imeras empresas en acudir en su busca fueron las aeronduiticas. En la década de 1960, un tercio de los empleos del dea de Los Angeles y el 60% de los del sren de Tucson se concentraban en Ia industria aerondutica. La Hegada del capital privado diversificd Ia economia del Cinturén del Sol, A las industrias de defensa y aerondutica se suma- ron las energéticas (petréleo y gas), asi como los sectores inmobi- liario-construccién, turismo-ocio y nuevas tecnologias. Hste tiltimo fue clave para erigir Ia colosal estructura econémica que garanti- zaria su futuro bienestar. Su implantacidn fue promovida, una vez tutis, por ef gobierno Federal, La industria electronica florecié al amparo de suculentos proyectos financiados por fondos piiblicos y desarrollados mediante programas de cooperacién entre industrias militares, universidades y firmas electrénicas. ‘A finales de la déeada de 1960, tan solo un handicap obstaculi- zaba el definitivo salto al Olimpo de] Cinturén del Sok: su endémica ‘mala prensa, En la década de 1920 el periodista H. L. Mencken leg 2 calificarlo como un territorio “tan estéril como el desierto del Sahara en términos artisticos, intelectuales y culturales”, un territo- rio “habitado por hordas de bérbaros eampesinos”.' En la década de 1950 los medios de comunicacién del norte centraron las eriticas en otro de sus talones de Aquiles: la segregacion racial, cuyo epitome venta representado por el poder del Ku Kux Klan. En ese momento a imagen publica de Ia zona no podia ser mas negativa. Sin embaryo, en la década de1970 se produjoe! punto de inflexién ‘Tal como ha sefialado Gene Burd, las circunstancias sociopoliticas de n Antipas Cavos Garcia Viewer Lo que contrasta con las eiudades europeas, donde no suele superar el 25%. Swaback, Vernon D., Designing the Future, Arizona State University, Tempe, 199%, pig vi Barlett, Richard, citado en Abbott, Carl, The Metropolitan Frontier. Cities in the Modern American West, The University of Arizana Press, Tucson, 1993, ig. 165. Lerup, Lars, fier the City, The MIT Press, Cambridge (Mass.), 2000. 8 Price, Vi, A City at the End of the World, University of New Mexico Press, Albuquerque, 1992, pig. 82. 9 Huxtable, Ada Louise, Kicked « Building Lately?, Quadrangle Books, Nueva York, 1978, pig. 145. 10 Citado en Ellin, Nan, Postmodern Urbanism, Princeton Architectural Press, ‘Nueva York, 1996, pig. 106, 11 Fasterling, Keller, citaco en Graham, Stephen (ed), The Cyborcities Reader, Routledge, Londres/Nueva York, 2004, pag. 180, 12 Burd, Gene, en Perry, David C. y Wathins, Alfred J. (eds), The Rise ofthe Sunbelt Cities, Sage Publications, Beverly Hills/Londres, 1977, pig. 13. 13 Glaeser, Edward Ly Shapiro, Jesse M,, en Katz, Bruce y Lang, Robert k. (eds), Redefining Urban & Suburban America. Evidence from Census 2000, Bookings Institution Press, Washington, 2008, pags, 13-22, 1 Citado en Perry, David C. y Watkins, Alfred J (eds), op. ft, pag. 144. 15 Citado en Luckingham, Bradford, Phoenix. The History ofa Souchwestern Atetropolis, The University of Arizona Press, Tueson, 1989, pig, 206, 16 AA WY, Desert America. Tervitory of Paradox, Acta, Barcelons, 2006, pag, 127, 122 Epilogo La implosién de Antipolis, El espeluznante vacfo espacial que inunda Antipolis es un fend- meno usbano absolutamente novedoso que pone en crisis nues- tra forma de pensar Ia ciudad, Aldo Rossi proclamé que ciudad y arquitectura eran una misma cosa, ya que la segunda definia a Ia primera! Nadie podria afirmar lo mismo sobre las inconsistentes metropolis dei Cinturon del Sol, Sus miles de casas unifamilares no generan ni calles ni plazas, como tampoco lo hacen sus blo- ‘ques de oficinas o sus centros comerciales. Antipolis no es forma construida, si20 un inmenso espacio vertle donde esta resulta anecdética, En esas circunstancias, los cimientos sobre los que se fundamentan has teorfas urbanas tradicionales se tambalean. Como comenta Andreas Ruby: “El urbanismo ya no es posible, simple- mente porque la nocién de ciudad en Ia que se basaba no existe”. Fs como si,en un extraiio viaje en el tiempo, hubigramos retro- cedido ala épcea precolombina. Los historiadores europeos ponen en duda que los mayas hubieran construido ciudades. Su incerti- dumbre se basa en Ia bajisima compacidad de sus asentamientos. El rosario de aldeas y centros ceremoniales del Petén, por ejem- plo, no alcanzaba los 500 hab,/km?, una densidad levemente infe- rior a la del érea metropolitana de Atlanta, Ademés, las “ciudades” ‘mayas no'tenian calles, las conformaban poderosos vokimenes arquitecténicos que irrumpfan sobre el plano terrestre, En este 123 sentido, Houston se parece més Tikal que a Roma: “Es una ciu- dad donde los elementos urbanos tradicionales flotan en el espa cio como estrellas y planetas en una galaxia cohesionada por una mutua atraceién gravitacional, pero con grandes territorios vacan- tes entre ellas”* 'n una ciudad tradicional pensariamos que las oquedades de Houston son terrenos temporalmente vacantes, que acabarén siendo construidos para completar asi su destino de contigiidad. Pero Antipolis no es una eiudad tradicional y su destino no es la continuidad. Como acabamos de ver, sus vactos no son el rest tado de un desarrollo urbano desequilibrado 0 incompleto, sino fruto de ligicas culturales y productivas muy concretas. Los paisa- jes intermedios, por tanto, estan alli para quedarse, son Antipolis. 1996, Albert Pope escribié Ladders, mn librosobre el Houston contemporsneo que sorprende por su lucidez.* En él pronosticaba {que In capital tejana se encaminaba hacia la implosién, es decir, hacia un estado superurbano donde desapareceria engullida por simisma, més coneretamente por su arquitectura. Dicho asi parece un delirio futurista salido de la mente de un escritor ciberpunk, pero este fendmeno es perfectamente percepti- ble en Antipolis, donde la urbanidad lleva décadas desplazéndose desde el espacio pablico hacia el interior de los edificios. Mientras que calles y plazas se vacian (reduciéndose a meros eauces por donde fluye la movilidad), los habitantes se recluyen en los edi- ficios, donde realizan sus actividades cotidianas sin salir al exte- x. Bs como si ciudad y arquitectura se hubieran divoreiado. En palabras de John Brinkerhoff Jackson: “Los edificios grandes, las oficinas, los hoteles o los bancos han declarado su independencia del ininterrumpido flujo de trfico y se han unido a otros simil res para conformar complejos autosuficientes que euentan con su propio dmbito espacial, su propia orientaciGn, sus propios patro- nes de asentamiento [..J, el principio es: el edificio se libera de la ‘iranfa de la calle y se afirma a si mismo como arquitectura, como un entorno auténomo dentro de la ciudad”.* 124 Houston Houston (Texas) ‘Centro comercial: arquitectura monédics Para explicarlalobotomia interior-exterior que estin sufriendo los Inmuebles antipolitanos, algunos teéricos han acudido a la mets- fora de la ménada, las particulas que Gottfried W. Leibniz iden- tified como los componentes esenciales del universo. Trasladada 1 Ta arquitectura, Ia ménada significa “un interior sin exterior”, construcciones cuyas anénimas envolturas encierran sorpresas insospechadas. Se carneterizan por tener dos caras. Hacia fuera son flemiéticas. Sus inexpresivas fachadas muestran una total indiferencia por la ciudad que las rodea, a la que no pretenden ni definir, ni repre- sentar ni transformar, Hacia dentro, en cambio, son muy intensas, casi vehementes. Como afirma Rem Koolhaas, recrean un espacio bizantino, rico, oscuro e hiperfragmentado, un denso conglome- rado donde rige una maxima: mientras mas erritica sea la senda, ins acertado es el diseiio’ La estrategia de Ia ménada esta colonizando las tipologias arquitecténicas de Antipolis, En las viviendas suburbanas de ‘iltima generacién se percibe por la tendencia hacia Ia autodeter~ minacién funcional. Debido a la gutonomia que les han eoncedido Jas teenologias de la informacidn, casi no precisan de la ciudad. Su arquitectura es tipicamente monddica: exteriores insulsos donde teriores pla- se repiten ultraestandarizadas pautas de disefio, ¢ igados de sugerentes estancias: master suites con bafios dotados de gimnasio y chimenea, family rooms que imitan cabasias de bosque. En los anodinos prismas acristalados de los edificios de off nas, la estrategia de In ménada se detecta por la confluencia, en sus espacios interiores, de todo tipo de actividades. Restaurantes, copisterias, cafeterias, boutiques, dispensarios médicos, oficinas de correos, salas de exposiciones, etc; gracias a ellos, sus cien- tos de empleados pueden realizar multitud de tareas cotidianas sin pisar la calle. Tal como dice Rem Koolhaas: el edificio mnada niega la ciudad porque es una ciudad en si mismo? Pero donde aquiclla es mis evidente es en los centros comercia- les. La mitica Galleria de Houston conforma un conjunto urbano 129 ind grancle que el centro de Amsterdam: 390.000 m’ de superficie y 11.263 plazas de apareamiento, Demuestra que el efecto ménada le hha sido inoculado al espacio puiblico, que también se recluye dentro de los edificios. Fs en Ia Galleria, y no en el downtown, donde estin los mejores restaurantes y establecimientos de ocio de Houston, Joel Garreau la calificé coma la “ciudad de las 24 horas”; “Patinadores ccon ojos adormilados Hegan a las cinco y media de la madrugada para tomar clases antes de empezar la jornada laboral. A medioda, iientras los jovenes giran y se deslizan sobre el hielo embutidos en estrechas mallas, la gente se para a mirar desde las galerias de sus tres plantas [..]. Por la noche, desile el bar dela terra, donde toca tuna banda de jazz-rock que atrae a una trajeada multitud de Ia eual e1 70% es negra, se puede observar el gigantesco reflector que gira enlacubiertade la torre Transco [.}. gCudntas dreas urbanas hay en ‘el mundo que puedan presumir de todo esto?”.* Estas casas, edificios cle oficinas y centros comerciales (a los que habria que sumar hoteles, iglesias, cines, teatros, museos y centros deportivos) estén consumando la implosién de Antipolis, la suplan- tacién de la ciudad por su arquitectura, Bien es cierto que hay un elemento “urbano” del que las ménadas nunca podrén prescindir: Ia red de autopistas, por donde fluye la sangre del Cinturén del Sol Para resolver su conexién con ella, han aparecido unas piezas inter- : Jos tineles, que conducen a los ciuadanos desde los auto- éviles a los edificios. EL impacto que estén teniendo en el espacio piblico tradicional ces demoledor. Entre las 12.00 y las 13.00 (plena hora punta en los downtowns de ciudades como Boston 0 Nueva York) las avenidas del centro de Houston estin desiertas: nadie camina por sus aces nadie eruza sus calzadas. ,Dénde esté la gente? En el subsuelo, en una red de tiineles de diez kilmetros de longitud que interconecta ras de 2,6 millones dem? de oficinas. Las “plazas” de esta trama via~ ria alternativa a la superficial son los espacios comerciales situados en los sétanos de los rascacielos, donde se concentran los restaurat tes, las cafeterias, las tiendas, ete. es decir, todas las funciones que 130 plogs.L3 Imposion de Antipas en Ia ciudad tradicional generan urbanidad, y que Antipolis repro- duce a cinco metros bajo el suelo. La conexién de las ménadas con las autopistas mediante tiine- les completar el proceso de implosién de Antipolis. La vida de mnitard entonces a ir del interior climatizado de Jas casas al interior climatizado de los coches, al interior climati- zado de Ics tineles, al interior climatizado de las oficinas, y vuelta empezar. Antipolis quedaré entonces reducida a dos esealas con- trapuestas pero complementarias: la territorial de la autopista y la doméstica del edificio, Entre ambas no habré casi nada. Se confir- ‘maré asi la hipétesis de partida de este libro: lo urbano habri dejado de ser una condicidn sine qua non para la existencia de la ciudad. Rossi, Aldo, Architettura della cited, Marsilio Bator), Padua, 1966 (version. castellana: Lat arquitectura de la ciudad, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 197). Ruby, Andreas, en AA VV, Transtrbanism, V2 Publishing/NA\ Publisher ‘éterdam, 2002, pags. 17-3. Lewis, Pieree, en Lang, Robert E., Bdgeless Cities. Exploring the Elusive Metropolis, Brookings Institution Press, Washington, 2003, pig. 79. Pope, Albert, Ladders, Architecture at Rice/Princeton Architectural Press, Houston/Naeva York, 1996. Jackson, John Brinkerhoff, en AA VY, Architecture forthe Emerging American City, Rizzol, Nueva York, 1985, pig. 43 Koolhaas, Rem, Content, Taschen, Colonia, 2008, pig. 164 Koolhaas, Rem y Mau, Bruce, “Bigness or the Problem ofthe Large", en Sf, 1 XL, op. cit, pigs. 495-516 (versi6n eastellana: Grandeza, ef problema de la talla, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 200), Garreau, Joel, Edge City. Lifeon the New Frontier, Doubleday, Nueva York, 1991 131

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