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HL PROBLEMA DE L0$ CRITERIOS Y UN POCO DE HISTORIA, EN LA CONSERVACION Y RESTAURACION DE OBRAS DE ARTE Manuel TOBAJA VILLEGAS 19 La cuestién de los criterios es precisa- ‘mente uno de los grandes problemas, de i dole estético fundamentalmente, a los que ha de enfrentarse todo interventor de cual- quier tipo de bien cultural, y que preside to- dda intervencién, constituyendo, en los mo- demos conceptos de restauracién, un modo ‘yun fin para justficar las formas de operar ‘el restaurador. Esté claro que deben existir unos plan- teamientos teéricos previos, antes, durante y después de la intervencién. Sin esta elabo- raci6n de los respectivos crterios en el cam- po de la funcionalidad de la obra de arte co- ‘mo tal, con todas sus implicaciones estéti- cas, toda actuacién, aiin con la mejor té- nica 0 los mds sofisticados productos, re- sullard injustficada e irreparable. Por tanto debe existir una serie de cri- terios conceptuales en los procesos de pre- servaci6n, conservacin y restauracién de cualquier bien cultural. En estos momentos no existen unos cri- terios universales comunmente.aceptados, ppero sf una ley hecha costumbre entre los restauradores de nuevo cufl, que basan sus principales modos de operar en la teoria de larestauracién (Teoria del restauro), que Cé- sare Brandi publica en Roma, en 1963, 0 en Ja ya tradicional “Carta del Restauro", 0 tratamiento de restauracién, promulgada por el Instituto del Restauro de Roma, en 1972. Este documento, que en esta recien inau- ‘gurada secciGn de la revista trataremos de Publicar integramente en su dia, sienta las bases que han servido de denominador co- ‘tin alos restauradores de casi todas las lati- ‘tides del continente, sindo ésto un tanto pli- ‘2050, si tenemos en cuenta que no en todas partes las mentalidades son las mismas, ni las obras de arte o bienes culturales en cues- ti6a tienen fines comunes o semejantes. Brandi situé los conceptos sobre crite ros, en planteamientos filos6ficos sobre 1a cobra en si, situada ésta en el tiempo y en el espacio. Por tanto, tenemos ante nosotros tun planteamiento estético y otro histérico. De esta forma toda intervencién en un bien cultural, deberd estar condicionada por los valores estéticos ¢ hist6ricos, que han de perdurar y seguir viviendo en ella después de la intervencién, Por consiguiente, uno de los principios ‘ms importantes en el terreno restaurador, 5 el reconocimiento de la obra de arte en su ‘consistencia fisica, y en su doble polaridad, siética © historica, Cada actuacién en la ‘obra de arte debe Hlevar una unidad del con- Jumto estético para perdurar la armonia de Jos elementos compositivos. Esta unidad debe realizarse sin cometer tuna falsificaciGn estética 0 hist6rica, y sin ‘borrar nunca la huella del pasado. Esto limitaré ta intervencién de los res- tauradores y a la hora de intervenir, no se conciben partes de la obra sino la unidad total, ya que cada parcela, al pertenecer a tuna unidad total, y no ser un ente parcial, Pertenece a todas las dems. Asf, las la- _gunas 0 pérdidas de soporte, preparacién 0 ppolicromias, se reintegrardn caso de ser necesario, en la justa y precisa medida que interese al conjunto total, si bien es cierto ‘que, para no caer en una falsificaciGn, de- bbemos basarnos en hechos y testimonios documentales, lo que conllevard una estre- chisima relaciGn profesional y laboral entre restauradores ¢ historiadores, otro de los grandes porblemas a los que se enfrenta la intervencién conservadora de los nuevos conceptos. De este problema hablaremos en otra ocasin, ya que el tema da para un articulo amplio y de tallado. El arte no tiene una secuencia evolativa stable, debido a los cambios ¢ inestabilida- des de los gustos de las diferentes épocas, asi como de las técnicas y los conceptos. Por ello hay que tratar con diferentes crite- rios la obra que estemos interviniendo. El restaurador debe ser ante todo, el mejor es- pectador de la obra, estudiando ¢ integrén- dose en el ambiente y en las circunstancia de la misma. Valorando el factor tiempo, Criterio de conservacién de los desgastes producidos an lamano de cesta Virgon gba, XI, y da Nifo, sn procedersea su reintagracién, _ya que los mismos forman pate de a vsién con que efit estd “acostumbrado a vor dicha Imagen. Virgen de Valme. S.Xil. Dos Hermanas (Sevil). 10 que juega una importantisima labor al im- pregnarle a las obras unas connotaciones propias. Asi, una obra creada con unas deter- tminadas condiciones, ha sufrido a 10 largo del tiempo cambios de lugar, mutilaciones, repintes; por lo que ya no es la misma que ‘cuando se cred. Hay que respetar en algunas cocasiones el transcurso del tiempo con sus reiogues y deformaciones, y en otras, recu- perar el original, pero sin quitar el paso l6gico del tiempo. Podemos analizar el término criterio, de una forma académica, como un juicio o dis- cernimiento, pudiendo ser una forma de co- nocer la verdad, siempre, con la autenticidad de la documentacién, Por ello, cuando tratamos una obra, no podemos ni debemos aplicar unos conoci- ‘ientos aprendidos, o unas téenicas precon- cebidas y mecénicas que nos inducirian a crrar. Hay que aplicar los sanos criterios que deben estar tomados de manera unénime, ‘unificando y sacando conclusiones. El concepto de criterio establece un mé- todo con formas operativas y unos elemen- tos materiales que habrin de aplicarse sobre Ja obra, teniendo muy en cuenta la materia- lidad de la misma, como ya ha quedado ex- puesto, con anterioridad y la estética del bien, partes y conceptos fundamentalisimos en restauracién, El nimero de crterios a seguir puede ser muy amplio y, como he reflejado anterior- ‘mente, no existe con cardcter universal, aun- que sf es cierto que hay como una formula © costumbre mas aceptada en todos los pai- ses,y que quedan reflejados.en la yamencio- nada carta del Restauro, de Roma, de 1972. Se reflejan los siguientes presupuestos, ‘que atafien a la materialidad, y a fa historici- dad y estética del bien cultural: ~Identficacién de los valores documen- tales de la obra. —IdentficaciGn de las caracteristicas de Jos materiales que la conforma ~Andlisis estructural de sus elementos. ~DeterminaciGn tiempo-espacio del mo- mento histérico y época de su creacién, ast ‘como de las posibles adiciones o modifica- cciones que la misma haya suftido. ~Causas de las posibles alteraciones y degradaciones. ~Diagnéstico de dattos fisioos y funcio- 161 nales de los efectos que han provocado el deterioro de la obra. ‘Una vez. visto todo lo que puede consi- derarse teorfa de la restauraciGn, de una for- - ma muy sintetizada y, tal vez, poco clarii- ccadora, vamos a pasar a explicar, de una for- ‘ma més pragmética y asequible lo expresa- do anteriormente. En primer lugar, hay que establecer una Clara diferenciacién entre lo concerniente a Jos materiales a emplear,y los criterios esté- ticos con los que tiene que jugar el restau- radororestauradores que hayan de intervenir en una obra. AI ser Ja restauracién una ciencia expe- imental, relativamente modema, estamos atin en los inicios de los descubrimientos técnicos aplicables y, en consecuencia, no se puede establecer, de forma definitiva y contundente, unos principios bésicos que garanticen en el futuro la conservacién ple na de Ia obra sin sufrr ningtin tipo de altera- cin, pero, de momento, se estin aplicando materiales lo més inalterable posible, y ade- més, dotados de reversibilidad que en caso de su resultado negativo, a la larga, pudie- sen ser retirados 0 levantados con facilidad y aplicar Ios que en su caso provediese. ‘Ademés, esta reversiblidad conlleva el poder aplicar las futuras técnicas, caso, de hhacerse necesario, una vez retiradas las apli- ceadas en restauraciones recientes, sin nin- ‘in tipo de complicacién, De todo ésto se desprende que, si alguna ‘obra, pictérica 0 escultérica, realizadas con ‘écnicas oledsas, hubiese de ser reintegradas cen sus lagunas de desprendimientos, estas reintegraciones deben ser hechascon técnica distinta, inalterable, como bien puede ser la témpera, al ser acuosa y no al aceite, y ade- ‘més reversible, como es ésta en compara- ci6n con aquélla, Pero no basta decir que todo este pro- ‘cso se realiza con la tnica intencién, por parte delos especialstas de garantizareles- {ado futuro de los materiales empleados, si- no que hay que afladir que, ademés Io que se pretende es crear una diferenciacién técnica entre Jos materiales originales y los del pro- c2s0 restaurador, consiguiéndose con ello ‘uno de los principales objetivo, la no fal- sificacién del original existente. ‘Acesta forma de actuar, técnicamente ha- blando, se aplica el titulo de “reintegracién invisible", aplcable a s6lo algunas obras de cardcter devocional, como veremos en otro Pero ademas de todo esto, en otro tipo de obras, no devocionales, de carécter mu- seistco 0 arqueolégico, se puede utilizar el criterio de “reintegracién diferenciada”, ha- ciéndose hincapiéenlaadiciones restaurado- as, mediante sefialamiento de las mismas cconscientemente. Todo ésto nos trastada directamente a Jos que van a ser los eriterios estéticos fun- damentales: Religiosos 0 cultuales, en los que yo me he atrevido a establecer en dos ‘modalidades, 1os puramente devocionales y Jos omamentales cultuales; arqueolégicos y de cardcter privado 0 de particulares. 'Y aunque a simple vista pudiese no exis- tir diferencias cualitativas, pero si cuantita- tivas, de estos aspectos, si que existen ver- daderamente, y vamos a explicarlas a conti- nuacién, Generalmente, ésto no puede levarse a Ja préctica o aplicarse por igual en todas las partes del mundo, ya que la existecia de un tipo de obraw otro, depende precisamente de la idiosincrasia de cada pueblo, regiGn 0 20- Trataremos de aplicarlo de una forma global, aunque en un préximo capitulo, 10 apliquemos directamente al tema en nuestra Andalucfa, de forma general, y a Sevilla en particular. Griterio de Consorvacién, de pintura sobre abla, ‘nla que se haprocect a far las capas de preparaciénypolcromia, sin reetegracién de las Jagunas de pérdida de ambas capas. Obscrvense [as mismas en tonosgrises. CCalvario. Tabla S. XV. Catectal Barcelona. Dentro de los criterios religiosos, hago ‘una clara diferenciaciGn entre las obras cul- tuales devocionales y la simplemente oma- ‘mentales. Las Devocionales estén impregnadas, dems de la materialidad existente y la his- toricidad que en las mismas pudiese existir, de un marcado cardcter sentimental, que y no tie ne por qué, con el puramente artistico. El fiel que centra sus devociones a lo so- brenatural por medio de una u otra obra esculisrica 0 pictérica, y de ésto entende- ‘mos bastante en nuestra tierra, estéacostum- brado a observar detenidamente la imagen plastica, de una forma determinada, con las adiciones y adulteraciones con que la his- toria se la ha presentado, y ast quiere seguir viéndola permanentemenie, incluso después de procesos de conservacién a los que sue- Ten ser bien reacios, ya que en muchas oca- siones se ha propiciado un alejamiento in- cluso de cardcter espiritual, en esas per- sonas. Aqui entra en juego la funcionalidad de la obra, o 10 que es lo mismo, el destino que al ejecutar esa obra, el artista Te ha dado. De ahi que el criterioestético a aplicar sea el de mantenimiento de las adulte- raciones, siempre que no dafien la conser- vvacién del bien cultural devocional, pro- cediéndose, en caso de reintegraciones, al criterio téenico de la invisibilidad. En este mismo tipo de obra hay que te- ner muy en cuenta los criterios de limpieza del estrato superficial, ya que el mas mi ‘mo cambio o falta de tal 0 cual acumula- cin de suciedad, materia inerte u oxidacién de bamices, puede provocar la distincién de a Imégen entre lo que era antes y lo que es después de la intervencién restauradora. ‘Oo caso, bien distinto, es el de la obra religidsa cultual de carécter ornamental, co- mo son los retablos, pinturas y esculturas no devocionales en sf mi i se puede aplicar hasta un cierto criterio mu- sefstico, dévolviendo a la obra que lo man- tuviese perdido, su aspecto origina, siem- pre y cuando esto fuera plenamente garan- tizado con la existencia de técnica y docu- rmentacién histérica suficientes. Las reintegraciones, atin con invisibili- dad, pueden ser diferenciadas, y la limpieza Se en a ee ee ee 163 aplicar puede set exhaustiva, siempre, y ‘como ha quedadodemanifiesto anteriormen- te, se mantenga evidente el factor tiempo, factor fundamental en la obra de arte. Elcriterio aplicable a una obra destinada a un museo o pinacoteca, es, en la mayoria de los casos, para no generalizar, bien distin- to al aplicado a las obras religiosas. ‘Aguf no se trata de mantener un deter- minado cardcter espiritual aunque en deter- ‘minadas ocasiones se levante la polémica més enfervorizada, por la aplicacién de un tipo de criterio u otro, como es el reciente caso de la limpieza de los frescos de Miquel Angel, en la Capilla Sixtina, ‘Aunque aquf el elemento fiel no existe, si que mantiene su presencia el especialista, historiador aficionado, que igual que aquél ‘mantiene una especie de “devocién” a las obras de arte, De ahf esas polémicas de las que hablaba antes. Pero, en general, no llega al agrado de funcionalidad que en la obra religiosa es de cardcter cuasi obligado. Aqui, as reintegra- cciones pueden ser invisibles, diferenciadas, ‘© permanecer sin ellas, aplicdndose una es- pecie de restauracién con criterio arqueol6- ‘gico como veremos a continuacién, Las limpiezas pueden ser exhaustivas y, con ellas, no suele alterarse los énimos de los espectadores; sel de los distintos espe- cialistas, que participardn 0 no de lo acerta~ do de los criterios, pero nunca pondré en duda la certeza 0 no de los provedimientos. En un tercer momento, las restauracio- nes de carécter arqueoldgico, deben hacerse siguiendo més un proceso de consevacién ‘que de restauracién en si mismo, ya que ello podria suponer una clarisima adultera- cién de la obra, bien, al no existir sufi- ciente documentacién técnica histérica pa- ra acometerla, 0 bien porque en estos casos ‘no se trata de recuperaci6n de originales

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