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Origen de los celos

A la luz de la investigación reciente,


las diferencias sexuales que la psicología evolutiva
atribuye a este sentimiento ancestral se desvanecen:
hombres y mujeres parecen sufrir los celos por igual

Christine R. Harris

N
o era amor lo único que se respiraba el día presión de este sentimiento. Algunos psicólogos han
de San Valentín de 2003: en aquella misma explorado los factores culturales; han descubierto que
fecha, un jurado de Texas declaraba a Clara son más frecuentes en las culturas que confieren im-
Harris culpable de haber asesinado a su ma- portancia social al matrimonio y sólo aprueban el pla-
rido “en un arrebato de pasión”. Tras des- cer sexual entre cónyuges, así como en las que valoran
cubrirlo en un hotel con la amante, decidió atrope- sobremanera la propiedad privada. Otros han intentado
llarlo, haciendo pasar varias veces el coche sobre su explicar por qué unos individuos se muestran celosos
cuerpo. Mientras otros seguían celebrando el día de ante la más mínima provocación y otros, en cambio,
los enamorados, la “asesina del Mercedes” era conde- parecen menos susceptibles. (En estos estudios se han
nada a 20 años de cárcel. considerado elementos muy diversos, desde la perso-
Harris no fue la primera mujer acusada de cometer nalidad hasta el apego a los progenitores o quién ob-
asesinato por un ataque de celos. Según varios estu- tiene mayor beneficio de la relación.)
dios, la celotipia figura entre las tres principales cau- Veamos una de las teorías que centran el debate so-
sas de homicidio intencionado con móvil conocido; bre el origen de los celos. Se desarrolló en los años
las otras dos son la violencia de una pelea y la comi- noventa del siglo pasado, coincidente con un nuevo
sión de un delito. Esta cegadora emoción ha sido enfoque de la aplicación de la doctrina darwinista de
fuente de inspiración para la poesía, la novela, el tea- la evolución al comportamiento humano. De acuerdo
tro, la ópera y el arte de todas las épocas. Hoy centra con el nuevo planteamiento, los celos habrían propor-
la atención también de los psicólogos, que, en su afán cionado una ventaja adaptativa a nuestros ancestros,
de hallar una explicación científica, la han abordado sin distinción de sexo; en cambio, las presiones se-
desde diversos enfoques teóricos. lectivas que éstos debían superar para sobrevivir y re-
Los primeros estudios se centraron en la interpreta- producirse en aquel entorno resultaban asimétricas (no
ción freudiana. Su influencia todavía se advierte en la eran las mismas para ellos que para ellas). De ahí que
bibliografía psiquiátrica. Pero, igual que en otros ám- los celos, así como muchas de las emociones asocia-
bitos de la psicología, la investigación reciente ha to- das a la cópula, llegaran a manifestarse de forma dis-
mado un rumbo distinto. Ha llegado el momento de tinta en varones y mujeres. La hipótesis de que los ce-
ahondar en la naturaleza y el origen de esta dolorosa los evolucionaron hasta inscribirse en los circuitos
y peligrosa faceta del amor. cerebrales, originando un “módulo innato” con dispa-
La mayoría de nosotros conocemos los celos porque radores primarios específicos para cada sexo, consti-
los hemos sufrido en nuestra propia piel. ¿Quién no tuye una de las más célebres aportaciones de la psi-
se ha mostrado celoso cuando, por ejemplo, algún ri- cología de cuño evolucionista.
val ha amenazado la estabilidad de una relación amo- Sigue abierto el debate en torno a esa hipótesis. Se
rosa? Dada la intrincada naturaleza de las relaciones han ofrecido nuevas pruebas que cuestionan la reali-
sociales, cualquier teoría que pretenda describir los dad de una existencia de diferencias fundamentales en
celos deberá entrañar cierta complejidad. De ahí que los celos por razón de sexo. Tras analizar dichos da-
la investigación se centre en la influencia de los fac- tos a la luz de otras teorías, me parece a mí que la
tores sociales y cognitivos sobre la incidencia y ex- explicación evolucionista esgrimida cae en sutilezas y

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HARGRETT RARE BOOK AND MANUSCRIPT LIBRARY, Univ. de Georgia/American Scientist

1. POPULARES EN LA LITERATURA, el arte, la música y el teatro pios del siglo XIX, El nacimiento de Baco, obra de Jean-Baptiste
de todos los tiempos, los celos centran hoy la atención de los Patas, que tomó por modelo un cuadro pintado en el siglo XVI por
psicólogos. Ya en la mitología griega, encontramos un ejemplo ar- Giulio Romano, Hera aparece observando la escena desde lo alto.
quetípico de la celotipia femenina: la venganza de Hera, esposa Los psicólogos evolucionistas sostienen que los celos femeninos
de Zeus. Habiendo el mujeriego rey de los dioses preñado a se activan ante la infidelidad emocional del cónyuge, mientras que
Semele, Hera consiguió, mediante una serie de engaños, que su el arrebato de celos de los varones emerge con mayor intensidad
rival muriera abrasada en un incendio. Dioniso (Baco) nacía mien- ante la infidelidad sexual. Pero las pruebas que respaldan esta
tras su madre perecía entre las llamas. En este grabado de princi- hipótesis resultan, cuando menos, ambivalentes.

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complejidades excesivas. Admitamos Según David Buss, de la Univer- lado gastaría sus escasos recursos
que se trata de una emoción innata sidad de Texas en Austin, y otros en criar a una prole ajena, con la
y adaptativa. Su manifestación, sin psicólogos evolucionistas, un con- consiguiente frustración de su efi-
embargo, halla mejor encaje inter- junto de circuitos cerebrales guían ciencia reproductora. De ahí que la
pretativo en el marco de la socio- nuestra reacción emocional ante selección natural configurase el ce-
logía del conocimiento y de la teo- las amenazas que ponen en peligro rebro masculino para responder a
ría del desarrollo que en un contexto las relaciones amorosas. Aducen que la infidelidad sexual con una intensa
de estrategias de cópula de nues- tal módulo cognitivo-emocional con- celotipia, una emoción que le pres-
tros antepasados. fiere al varón una predisposición taría apoyo contra el engaño.
innata a la respuesta celosa ante una Su compañera femenina, en cam-
Teoría del módulo innato infidelidad sexual; en las mujeres, bio, no corría ese peligro. Sólo ella
Como he mencionado arriba, los esa misma red predispone a una podía ser la madre de sus hijos. No
psicólogos evolucionistas tratan de reacción similar ante la infidelidad sufría ninguna presión selectiva que
explicar las peculiaridades de la con- emocional. le indujera a responder ante la in-
ducta humana mediante la presión Atribuyen esta especificidad se- fidelidad sexual. Pero sí le convenía
de selección que operó sobre nues- xual en la respuesta a los distin- preocuparse por si su pareja se fi-
tros antepasados del Pleistoceno: tos peligros que debieron afrontar jaba en otra mujer, ante el riesgo
presión que determinó qué proge- para adaptarse y sobrevivir en el de que desviase sus recursos hacia
nie sobrevivía o no. Sostienen que Pleistoceno. Según la teoría de la ésta y la progenie que le diera. Dado
las emociones que hoy se hallan ins- selección natural, las mutaciones que los hijos requieren años de aten-
critas en nuestros circuitos cere- que aumentan la adaptabilidad se ción, los recursos disponibles re-
brales quizá no aumenten la capa- premian con la supervivencia: pa- sultaban cruciales para la eficacia
cidad adaptativa (la probabilidad san a las generaciones siguientes, adaptativa de la mujer. Por tanto,
de supervivencia de nuestros genes); transmitidas por sus afortunados de acuerdo con ese planteamiento,
pero en el entorno de nuestros an- portadores. las mujeres desarrollaron un módulo
tepasados, en cambio, constituían Nuestros primeros precursores hu- innato particularmente sensible a la
una clara ventaja evolutiva. Seme- bieron de hacer frente a la ame- infidelidad emocional (partiendo del
jante argumentación se ha emplea- naza darwinista de la infidelidad. Al supuesto de que los hombres in-
do para explicar las náuseas y la ser interna la fecundación del óvulo, vierten sus recursos en las mujeres
depresión asociadas al embarazo, no existe plena garantía de pater- a las que aman).
amén de otros fenómenos de nues- nidad. En el caso de que fuera otro Esta hipótesis evolutiva ha go-
tra naturaleza. el que fecundase a la mujer, el bur- zado de notable difusión a extra-

70 14
Porcentaje de sujetos que sienten mayor

Varones
agravio ante la infidelidad sexual

60 Mujeres 12
Número de estudios

50 10

40 8

30 6

20 4

10 2

0 0
Infidelidad sexual Infidelidad sexual 0–9 10–19 20–29 30–39 40–49 60–69
50–59
frente a infidelidad frente a infidelidad
emocional amorosa Diferencia entre varones y mujeres (en porcentajes)

2. LOS CELOS SE HAN ESTUDIADO mediante pruebas de elección implicaban relaciones sexuales, “apego emocional profundo” y
forzada. En ellas, los voluntarios describen su reacción ante dos “enamoramiento”. Sus respuestas encajaron con el patrón predi-
situaciones imaginarias distintas en las que su cónyuge les es in- cho (izquierda). Desde entonces, se han publicado numerosos estu-
fiel. Podría suponerse que la infidelidad sexual dispara la celotipia dios similares. En éstos, la diferencia entre las proporciones de
en los hombres, porque los celos beneficiaban al hombre ancestral hombres y mujeres heterosexuales que eligen la infidelidad sexual
que veía amenazada por el engaño su capacidad adaptativa here- como el mayor disparador de celos oscila entre el 8 por ciento
dable. La mujer, en cambio, habría respondido con más fuerza a (en un estudio con adultos austríacos) y el 69 por ciento (en una
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la infidelidad emocional, ya que ésta ponía en peligro los recursos muestra de universitarios estadounidenses) (derecha). Sólo en un
que necesitaba para criar a la descendencia. En 1992, David Buss ensayo se observó una tendencia inversa: en una muestra de ho-
y su equipo presentaron un test a 202 universitarios en que mosexuales holandeses, lesbianas y varones (“gays”), la infideli-
debían exponer sus reacciones ante infidelidades imaginarias que dad sexual preocupó más a las lesbianas que a los hombres.

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3. PARA AVERIGUAR SI LAS DIFERENCIAS sexuales representadas en la fi- Varones Mujeres
gura 2 reflejaban la operación de módulos innatos (circuitos cerebrales) mas-

Porcentaje de sujetos que sienten mayor agravio


100
culinos y femeninos, David DeSteno y su grupo impusieron a los probandos 90
de su estudio una carga cognitiva: mientras respondían a las preguntas, és-
80
tos debían recordar una serie de siete cifras. Tal distracción no repercutió en

ante la infidelidad sexual


70
las respuestas de los hombres; las mujeres, en cambio, mostraron una mayor
tendencia a escoger la infidelidad sexual como la causante de una celotipia 60
más intensa. Este desplazamiento de la respuesta induce a pensar que las 50
reacciones de las mujeres tal vez estén condicionadas por su percepción de la 40
infidelidad o sigan estrategias de autopresentación (la tendencia natural que 30
nos impulsa a responder de acuerdo con la imagen que queremos dar de no- 20
sotros mismos).
10

0
muros de los círculos académicos. asiáticos que eligen la in- Sin carga Con carga
Demostraremos aquí que no es la fidelidad sexual como la
única explicación de los celos co- peor opción resulta mucho menor nato con especificidad sexual, adu-
herente con la teoría de la evolu- que la estadounidense (a menudo jeron, bastaría con impedir que los
ción por selección natural. sólo del 25 al 30 por ciento). Se sujetos meditaran su elección para
trata de un efecto cultural, de mag- aumentar las discrepancias en torno
El método de elección forzada nitud comparable a la del efecto a los celos vinculadas con el sexo,
La teoría del módulo innato ha ga- dependiente del sexo. polarizando así las reacciones de va-
nado numerosos adeptos entre los En mi opinión, las diferencias rones y mujeres. Con este propó-
psicólogos. Ello se debe, en parte, sexuales en las respuestas del mé- sito, añadieron al estudio una carga
a una profusión de estudios basa- todo de elección forzada no refle- cognitiva: mientras respondían a la
dos en autoinformes de alumnos uni- jan forzosamente la existencia de pregunta, los voluntarios debían re-
versitarios. Se les pide a los vo- módulos innatos. Podrían respon- cordar una serie de siete cifras. Los
luntarios del ensayo que imaginen der a las distintas percepciones que varones no cambiaron de opinión.
una relación amorosa en la que su varones y mujeres tienen de la in- Las mujeres, por el contrario, mos-
pareja mantiene relaciones sexua- fidelidad y todos los disgustos que traron ahora una mayor tendencia a
les con otra persona o se enamora ésta acarrea. Según la hipótesis del conceder primacía a la infidelidad
de ésta; luego deben señalar cuál de “dos por uno”, ellos tienden a pen- sexual. Esta modificación de los
estos dos tipos de infidelidad les sar que la infidelidad sexual me- resultados sugiere que las respues-
provocaría mayor disgusto. rece mayor preocupación porque in- tas de las mujeres tal vez estén
Este método de elección forzada fieren que si una mujer yace con condicionadas por su percepción
(en el que el sujeto debe escoger una otro varón resulta verosímil que tam- de la infidelidad (distinta de la per-
de dos alternativas igualmente pro- bién esté enamorada de él. Ellas, cepción de los hombres, según la
bables) fue diseñado por Buss y sus en cambio, tienden a creer que los teoría del “dos por uno”) o sigan
compañeros en 1992. Desde enton- hombres pueden copular con una estrategias de autopresentación (la
ces se ha aplicado en numerosos tra- mujer sin estar enamorados; por con- tendencia natural que nos impulsa
bajos. En los EE.UU., los resulta- siguiente, la infidelidad sexual no a responder de acuerdo con la ima-
dos muestran una notable diferencia implica necesariamente infidelidad gen que queremos dar de nosotros
entre ambos sexos: en su mayoría emocional. Razonan que el hombre mismos).
(un 70 por ciento o más), las mu- que se enamore de otra mujer, aca- Otros investigadores han preferi-
jeres responden que les dolería más bará por mantener relaciones se- do separar en su trabajo las circuns-
la infidelidad emocional, mientras xuales con ella. Por eso mismo, tancias que giran en torno a la in-
que un gran número de varones (en- eligen la infidelidad emocional como fidelidad sexual de las que rodean
tre el 40 y el 60 por ciento) creen la peor. a una situación de infidelidad emo-
que sería peor la sexual. Con todo, las pruebas que res- cional. La celotipia desencadenada
En fecha reciente, dirigí un estu- paldan esta teoría resultan confusas: no se mide ahora por opiniones di-
dio de meta-análisis, que integraba unos expertos la han confirmado, cotómicas; las reacciones evocadas
los resultados de varios trabajos de pero otros no han hallado indicios se ajustan a una escala graduada. La
este tipo y los sometía a criba. que la apoyaran. Aunque tales per- nueva presentación tiende a abolir
Aparecieron diferencias sexuales ta- cepciones intervengan en las dife- las diferencias sexuales; en alguna
jantes y moderadas; tienden, sin em- rencias sexuales de los celos, he- ocasión, incluso aparecen en la di-
bargo, a disminuir con la edad o en mos, pues, de concluir que no agotan rección opuesta (mujeres que reac-
muestras que incluyen homosexua- la explicación. cionan peor ante la infidelidad se-
American Scientist

les. Tales diferencias se detectan El grupo dirigido por David De xual). En general, pues, el método
también en muestras procedentes Steno, de la Universidad del Nor- de elección forzada revela algún ti-
de otros países. No obstante, la deste, sigue otro enfoque. De ser po de diferencia sexual, pero no
proporción de varones europeos y cierta la hipótesis del módulo in- sirve para distinguir si su origen se

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4. EL NÚMERO DE HOMBRES que asesi-
Africa nan por celos supera al de mujeres.
(6 tribus) Debemos matizar, sin embargo, que los
hombres cometen todo tipo de crímenes
Canadá
violentos con más frecuencia que las mu-
jeres. En busca de pruebas que reflejaran
algún tipo de diferencia sexual, la autora
India
Varones no celosos realizó un meta-análisis de 20 estudios
Varones celosos sobre las causas de asesinato en diversas
Mujeres no celosas culturas. Se muestran aquí las distintas
Polonia Mujeres celosas cifras de homicidios que por celos come-
tieron unos y otras. No se detectó nin-
guna diferencia general debida al sexo.
Escocia Con otras palabras, los estudios sobre
asesinatos no proporcionan prueba alguna
de la existencia de un módulo innato con
EE.UU. especificidad sexual.
(Alabama)

EE.UU.
(Baltimore) Universidad de California en San
Diego, y la acometida en el labo-
ratorio de James Grice, de la Uni-
EE.UU. versidad meridional de Illinois. En
(Detroit)
los experimentos realizados en nues-
tro laboratorio, se comprobó que la
EE.UU. reactividad fisiológica de los varo-
(Manhattan) nes mostraba el mismo grado de
aumento cuando se imaginaban a
EE.UU. sí mismos yaciendo con su pareja
(Miami) que cuando el que tenía relaciones
sexuales (imaginarias) con su no-
EE.UU. via era otro. De ello cabe inferir que
(Filadelfia) la alteración fisiológica de los va-
rones refleja como mínimo el arre-
0 100 200 300 400 500 600 bato sexual, si no es acaso la razón
Asesinos última.
Este trabajo tampoco logró apo-
yar la hipótesis de que las muje-
encuentra en una predisposición in- sultados se han considerado una res, en general, se muestran más ce-
nata o en un proceso cognitivo más prueba de que varones y mujeres losas ante una infidelidad emocional.
complejo. sienten los celos de forma distinta. Al parecer, sus respuestas dependían
Sin embargo, el arrebato fisioló- de la experiencia sexual; las que
Medidas fisiológicas gico, su reactividad, traduce múlti- habían mantenido relaciones se-
¿No podríamos abordar la cuestión ples emociones, muy dispares; por xuales mostraban mayor reactivi-
de forma objetiva y evitar la subje- eso los detectores de mentiras no dad a la infidelidad sexual imagi-
tividad de los autoinformes? Con se consideran fiables del todo. El naria que a la infidelidad emocional
ese propósito, Buss y su grupo se aumento de la presión arterial, la imaginaria. En otras palabras, su
aprestaron a medir la actividad del aceleración del ritmo cardíaco y la celotipia respondía a un patrón si-
sistema nervioso autónomo. En 1992, sudoración generalizada acompañan milar al masculino.
registraron la activación fisiológica a la ansiedad, el temor e incluso la En el mejor de los casos, los da-
de los voluntarios mientras éstos se excitación sexual, que también puede tos psicofisiológicos ofrecen una
iban imaginando ser víctimas de di- darse. En consecuencia, puesto que respuesta ambivalente a las cues-
ferentes tipos de infidelidad. En los los probandos sólo son víctimas de tiones que plantea la hipótesis del
universitarios varones, las respues- una infidelidad imaginaria, pudiera módulo innato (quizá porque las
tas cardíaca y electrodérmica resul- ocurrir que la intensificación de la medidas no logran discernir entre
taban superiores cuando se imagi- reactividad reflejara otras emocio- las emociones). En el peor de los
American Scientist

naban a su hipotética novia yaciendo nes o estados cognitivos, no sólo casos, dan un peso excesivo al su-
con otro que cuando la imaginaban los celos. frimiento, de forma que la reacción
enamorada de otro. En las universi- Esa posibilidad ha centrado nues- ante la infidelidad sexual parece
tarias sucedía lo contrario. Estos re- tra investigación reciente, de la superar a la emocional en hom-

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5. HOMBRES Y MUJERES responden a la infidelidad real (no imaginaria) Varones Mujeres
de forma similar. En cierto experimento de la autora, ambos sexos se Aspectos sexuales Aspectos sexuales
mostraban más preocupados por los aspectos emocionales de las aventuras Aspectos emocionales Aspectos emocionales
amorosas de su cónyuge que por los sexuales. 5

4
bres y mujeres (por lo menos cuando En cabal ajuste con los
se examina a individuos con ex- meta-análisis de los traba-

Grado de atención
periencia en esas relaciones). Por jos sobre la violencia, cabe 3
si fuera poco, eludir las deficien- mencionar otros estudios
cias de los estudios fisiológicos ba- recientes, centrados en las
sados en experiencias imaginarias reacciones de sujetos adul- 2
resulta, en la práctica, imposible; tos ante una infidelidad
para ello deberíamos solicitar a un real. En una muestra de
conjunto de sujetos, escogidos al individuos heterosexuales 1
azar, que experimentaran una infi- y homosexuales de distin-
delidad real, para registrar luego tas edades, que habían sido 0
cómo reaccionarían al enterarse del víctimas de una infideli- Homosexuales Heterosexuales
engaño sufrido. dad, mujeres y hombres
mostraron mayor preocu-
Celos, asesinato pación por los aspectos emociona- un determinado trastorno mental no
y violencia les del engaño de su pareja que por suele ser de 1 sobre 1; ellos las supe-
Algunos sostienen que la prueba más los sexuales. Entre estudiantes uni- ran en numerosos casos, desde el
fuerte de la existencia del módulo versitarios tampoco se ha encontrado consumo de drogas hasta el autismo.
innato con especificidad sexual se diferencia sexual alguna. Según Elaine Barrett y Gordon
halla en los patrones de conducta Parker, psiquiatras australianos de
violenta que se observan en dife- Celos enfermizos la Universidad de Nueva Gales del
rentes culturas. En 1982, Martin En apoyo de la hipótesis del mó- Sur, la celotipia mórbida constituye,
Daly y Margo Wilson, de la Univer- dulo innato se aducen los casos clí- con frecuencia, una forma del tras-
sidad McMaster, revisaron varios nicos de “celotipia mórbida”. Quie- torno obsesivo-compulsivo (DOC).
estudios sobre causas de homici- nes padecen este trastorno viven De hecho, varios grupos de psicó-
dio. Resultó que el móvil de los convencidos de que su pareja les logos clínicos afirman haber tratado
celos predominaba entre los varo- es infiel, pura ilusión en la ma- con éxito la celotipia mórbida con
nes homicidas. Con todo, cabe con- yoría de los casos. Sufren ansiedad fluoxetina, un inhibidor de la reab-
siderar que los hombres cometen y depresión y sienten la necesidad sorción de la serotonina, indicado
toda clase de delitos violentos, in- de espiar a su cónyuge. En ocasio- en el tratamiento del DOC. Por su
cluido el asesinato, en mayor cuantía nes, recurren a la agresión y no falta parte, Dan J. Stein, Eric Hollander
que las mujeres. Por tanto, compa- quien ha conseguido poner entre y Stephen C. Josephson, de la Uni-
rar cifras absolutas de homicidios rejas a su pareja. versidad de Columbia, hallaron se-
podría resultar engañoso. En este En el total de los cinco estudios mejanzas notables entre la conducta
sentido, dos nuevos trabajos han que se han publicado sobre esta pa- de los pacientes con celotipia ob-
evaluado la relación entre celotipia tología, aparecen 228 varones (64 por sesiva y la de los que sufren un tras-
y homicidio, introduciendo en la in- ciento) y 127 mujeres (36 por ciento) torno obsesivo-compulsivo.
vestigación las diferencias en la tasa enfermos diagnosticados. En un aná- La incidencia total del DOC viene
total de crímenes violentos; al aña- lisis anterior, Daly, Wilson y Su- a coincidir en varones y mujeres,
dir tal ponderación, se obtienen re- zanne J. Weghorst, de la Universi- aunque algunos estudios hablan de
sultados harto distintos. dad de Washington, interpretaron una ligera mayoría masculina. Se
Abordé hace poco los móviles de que tal preponderancia de pacien- acepta, en cambio, que el DOC
los asesinatos en 20 muestras que tes masculinos indicaba que los con obsesiones sexuales se mani-
incluían sujetos procedentes de cul- hombres cuentan con un mecanismo fiesta con mayor frecuencia en ellos
turas diversas (225 homicidios en de celotipia sexual ausente en las que en ellas. En este contexto, Pa-
total). No hallé ninguna diferencia mujeres. trizia Lensi y su grupo de la Uni-
atribuible al sexo. Anteriormente, Si aceptamos que la superioridad versidad de Pisa encontraron que,
Richard B. Felson, de la Universidad de los casos masculinos (que viene en una amplia muestra de pacien-
estatal de Nueva York en Albany, a ser de 65 sobre 35) constituye un tes que ingresaron (consecutiva-
examinó 2060 asesinatos registrados reflejo genuino de la incidencia de mente) en un hospital psiquiátrico
en una base de datos de 33 grandes la patología y que las obsesiones de italiano para evaluar sus trastor-
condados urbanos estadounidenses; los varones se centran sobre la trai- nos obsesivo-compulsivos, los su-
American Scientist

a tenor de los datos, la probabili- ción sexual, ¿podemos extraer al- jetos que manifestaban dichos sín-
dad de que las mujeres asesinaran guna conclusión? Antes de conti- tomas eran, en su mayoría, varones,
por celos doblaba la asignada a los nuar, conviene saber que la relación en una proporción de más de dos
varones. de hombres y mujeres que sufren a una.

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Si la celotipia mórbida consti- reja les engaña, ellas y ellos se los celos pierden traza en cuanto se
tuye una manifestación del DOC y muestran más preocupados por los pasa de jóvenes universitarios que
los hombres son propensos a sufrir aspectos emocionales de la infide- deben escoger entre opciones ima-
ese trastorno acompañándolo de ob- lidad que por los sexuales (en con- ginarias a adultos que sufren una
sesiones sexuales, resulta cuando traposición a lo que refleja la ob- infidelidad real. ¿Cómo se justifi-
menos cuestionable extraer conclu- servación fisiológica). Si bien es can entonces las diferencias sexua-
siones sobre la psicología mascu- cierto que los hombres desarrollan les en los celos? Repasemos otras
lina a partir de la incidencia de tal un mayor grado de celotipia vio- propuestas alternativas; en mi opi-
patología. Los síntomas que pre- lenta u obsesiva, también lo es que nión, abren el camino a nuevas in-
sentan los hombres afectados de superan a las mujeres en cuanto a vestigaciones.
DOC podrían reflejar las diferen- la tendencia general a la violencia En primer lugar, cabe advertir que
cias entre varones y mujeres de la y a la obsesión sexual. nos hallamos muy lejos de conocer
población general; o tal vez no. La el ambiente social o cultural del
obsesión por la exactitud y la si- Celos y selección natural Pleistoceno. Además, la biología
metría constituye otro de los sínto- A primera vista, los principios bá- podría ser incapaz de inferir, por sí
mas del DOC que aparece con ma- sicos de la teoría del módulo in- sola, los factores que amenazaban
yor frecuencia en hombres que en nato —según la cual, la distinta pre- a la eficacia adaptativa de nuestros
mujeres (en una proporción de tres sión de selección sobre varones y antepasados. Quizá las tasas de in-
a una); pero ello no significa que mujeres dio origen a diferentes me- fidelidad entre los primeros homí-
las mujeres aprecien menos la si- canismos anexos a la cópula— re- nidos no fuesen tan altas como han
metría o la exactitud. sultan incuestionables. Brindan una supuesto los psicólogos evolucio-
En resumidas cuentas, cuando excelente oportunidad para vincu- nistas; al vivir en pequeños grupos,
abandonamos los estudios de labo- lar la psicología humana a la fuerza el engaño quizá resultaba más di-
ratorio y tratamos con quienes su- motriz que guía el diseño de todas fícil que en nuestras sociedades ur-
fren una infidelidad real, quienes las formas de vida terrestres, a sa- banas. Tal vez los machos no inver-
movidos por sus celos cometen un ber, la evolución por selección na- tían tantos recursos en la progenie
crimen o quienes viven obsesiona- tural. A mayor abundamiento, los como para que las consecuencias
dos por la posibilidad de que su datos recogidos en los cuestionarios de la infidelidad encerrasen la gra-
pareja les engañe, no detectamos abonaban la tesis del vínculo. vedad que les concede la psico-
ninguna diferencia entre varones y Pero la revisión precedente nos logía evolucionista. En su análisis
mujeres que respalde la hipótesis muestra que las pruebas de la exis- de las sociedades cazadoras-reco-
del módulo innato y específico de tencia de circuitos cerebrales, dis- lectoras que hoy persisten, Wendy
cada sexo. Al descubrir que su pa- tintos en cada sexo, que modulen Wood, de la Universidad Duke, y
Alice Eagly, de la Universidad del
Noroeste, observaron que la distinta
contribución de varones y mujeres
a la subsistencia del grupo dependía
en grado sumo de la cultura; en al-
gunos casos, son ellas las que más
aportan. Ante tal variabilidad, infe-
rir las condiciones sociales del Pleis-
toceno a partir de los datos contem-

CORTESIA DE SUSAN ALBERTS, Universidad de Duke (fotografía)/American Scientist


poráneos resulta arriesgado.
En segundo lugar, aun suponiendo
que nuestros antepasados pagaran un
alto precio por ser víctimas de la
infidelidad y de la consiguiente pér-
dida de recursos, la evolución podría
haber superado este obstáculo me-
diante una estrategia distinta de la
que sugiere la teoría del módulo in-
nato. De entrada, centrar la aten-
ción en la traición sexual o emo-
cional de la pareja quizá no constituya
una forma eficaz de impedir la in-
fidelidad. De acuerdo con los pro-
ponentes de la teoría, el yacimiento
6. ¿SERVIRAN LOS ESTUDIOS CON PRIMATES para ahondar en la naturaleza de los ce- per se desencadenaría el mecanismo
los humanos? El babuino macho vigila y protege a su pareja; en época de celo, la sigue de la celotipia en el varón; en la
por todas partes para evitar que copule con otros. Pero la biología humana presenta ras- mujer, se activaría ante el hecho
gos distintivos, únicos, por no hablar de la variabilidad que encontramos en la conducta del enamoramiento. Buss y otros han
reproductiva de los primates; los gibones, por ejemplo, son los únicos monos monógamos. observado que los sujetos aqueja-

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7. LA RIVALIDAD ENTRE HERMANOS puede proporcionar indicios cognitiva podría unificar la celotipia sexual adulta con la sensa-
sobre el origen de los celos. Sybil Hart observó que los bebés de ción arcaica de miedo que los bebés expresan. Con toda probabi-
sólo seis meses de edad mostraban expresiones faciales negati- lidad, los celos innatos, o inscritos en los circuitos cerebrales,
vas si su madre jugueteaba con un muñeco de aspecto de niño. desempeñan una función adaptativa en las relaciones de pareja;
Tal reacción sugiere que un infante puede desarrollar la celotipia, pero también pueden responder a un mecanismo psicológico más
al menos en una forma primitiva, sin la necesidad de ningún pro- general, que en los adultos depende de las experiencias persona-
ceso cognitivo complejo. La autora sostiene que una teoría socio- les y la cultura.

dos de celos detectan, con notable del predominio en el varón de los si muestra interés sexual o emo-
acierto, las señales de infidelidad celos sexuales, en la observación cional por su compañero.
(sus sospechas suelen confirmarse). de lo que acontece en otras espe-
Entonces, si la alarma que dispa- cies: el macho se ocupa de preve- Teoría socio-cognitiva
raba la celotipia de nuestros ante- nir el apareamiento de su pareja Los celos constituyen uno de los
pasados del Pleistoceno sólo hubiera cuando ésta se encuentra receptiva, recursos dramáticos más emplea-
operado cuando la infidelidad era ya es decir, cuando está en celo y puede dos por novelistas y guionistas.
un hecho consumado, habría sido de- concebir. En tales casos, el macho Pensemos en las clásicas comedias
masiado tarde para evitar la penali- que persigue a una hembra para de enredo y en una de sus más re-
zación darwinista. No queda, pues, copular con ella debe impedir, al petidas escenas: marido (o esposa)
nada claro que los celos subsiguientes propio tiempo, que otros machos recibe con gusto los halagos y aten-
a la infidelidad ofrecieran una ven- se le acerquen. ciones de un desconocido (o desco-
taja adaptativa para nuestros ante- Sin embargo, existen divergencias nocida) que hasta flirtea descara-
pasados. notables entre los seres humanos y damente con él (o ella); ello provoca
En cambio, vigilar cualquier fac- esas especies. En primer lugar, las tal enojo al cónyuge (en ocasiones
tor que pudiera propiciar la trai- mujeres muestran una sexualidad escondido tras un florero) que em-
ción tal vez sí fuera una estrategia inusual: son físicamente capaces pieza a comportarse de forma irra-
eficiente. La infidelidad no suele de mantener relaciones sexuales du- cional y ridícula. Situaciones como
producirse de repente, sin previo rante todo su ciclo reproductivo pero ésta resultaban muy útiles para aña-
aviso. Cabe suponer que, antes de su celo permanece oculto, es decir, dir un toque “picante” a la histo-
llegar a la cópula, nuestros ante- no ofrecen señales claras del perío- ria, sobre todo cuando la censura
pasados —igual que los humanos do de máxima fertilidad. En segundo prohibía cualquier representación
de hoy— mostraban pequeñas do- lugar, en muchas de tales especies, directa de la sexualidad. Una mera
sis de interés sexual, emocional o los machos no invierten recursos sonrisa coqueta o una mirada insi-
de ambos, para llamar la atención en cuidar de su prole, un factor clave nuante podían provocar un alud de
del otro. No tenía por qué exigirse en las teorías sobre el empareja- situaciones absurdas.
SYBIL HART, Human Development and Family Studies/American Scientist

que varones y mujeres desarrolla- miento humano. Las propias aves Los teóricos de las emociones
ran diferentes disparadores de los monógamas, con marcada dedica- adscritos a una tendencia socio-cog-
celos, pues, para ambos sexos, la ción paterna, difieren de los huma- nitiva aportan una explicación sim-
forma más eficaz de impedir la in- nos en varios aspectos; por citar un ple y directa de los efectos que esas
fidelidad de su cónyuge consistía ejemplo: tienen nidadas, mientras sonrisas pueden producir en la
en mantener la guardia ante el flir- que una mujer suele parir sólo un mente del cónyuge atormentado por
teo. Esta hipótesis concuerda con hijo. los celos. Subrayan la importancia
las pruebas que muestran ausencia Ahora bien, ¿y los primates? En de la valoración cognitiva. En su
de diferencias sexuales en las res- su síntesis sobre la sexualidad de opinión, la celotipia podría hallar
puestas innatas a las dos formas de los primates, Alan Dixson, reseñaba su origen en la percepción de que
infidelidad. en éstos enorme variabilidad de con- un rival potencial constituye una
¿Qué ocurre en otros animales? ductas sexuales y de emparejamiento. amenaza para aquello que se tiene
La investigación comparada viene Los gibones son los únicos que es- por valioso en uno mismo y en
en nuestro auxilio para ahondar en tablecen parejas monógamas. La una relación.
la evolución de la conducta humana. hembra gibón persigue y echa fue- Apoyado en la obra de Richard
Varios psicólogos evolucionistas han ra a cualquier otra hembra que in- Lazarus, de la Universidad de Cali-
apoyado sus argumentos a favor vada su territorio, sin esperar a ver fornia en Berkeley, cierto modelo

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distingue entre valoración primaria ventaja. Por un lado, acomodan con Universidad Politécnica de Texas,
y valoración secundaria. En la pri- mayor facilidad el factor cultural; comprobó que los bebés de sólo seis
maria, el individuo evalúa un evento por otro, son extensivas a los celos meses de edad, que no tenían her-
en función de las consecuencias que que se dan fuera del contexto con- manos, mostraban expresiones fa-
le comporta: positivas, negativas o yugal (por ejemplo, entre herma- ciales más negativas (fruncimien-
nulas. Si la valoración resulta ne- nos o entre amigos) y nos ahorran tos del ceño y contracciones labiales)
gativa, trata de estimar el alcance así tener que definir por separado cuando su madre jugaba con un
de la amenaza y se dedica luego a emociones que, con frecuencia, re- muñeco con aspecto de niño, que
la valoración secundaria, para afron- sultan similares. cuando lo hacía con un juguete sin
tar las posibles adversidades. rasgos humanos. En otro estudio,
Aplicado a los celos, sostengo que Ontogenia de los celos unos pequeños de ocho meses de
el mecanismo de valoración prima- En cuanto al origen de los celos, cabe edad trataron de distraer verbal y fí-
ria podría activarse por un factor la posibilidad de que surgieran fuera sicamente a sus madres para que
elemental: la interacción entre el ser del contexto conyugal, en respuesta éstas dejaran de prestar atención a
amado y cualquier rival potencial. a la rivalidad entre hermanos, quie- otro niño.
Tal relación recíproca entre dos nes desde la concepción compiten De esas observaciones se des-
‘otros’ puede provocar una vaga sen- por hacerse con los recursos de sus prende que un infante puede de-
sación de amenaza, que no necesa- progenitores. Andando el tiempo se sarrollar la celotipia, al menos en
riamente debe percibirse de forma habrían utilizado también para con- una forma primitiva, sin la inter-
consciente; quizá se trate de una servar amistades y parejas. vención de ningún razonamiento
emoción innata, que puede darse La rivalidad entre hermanos cons- complejo. Después, con el desarro-
en otros animales. Su función: mo- tituye un fenómeno común en el llo, ganan importancia los factores
tivar acciones que pongan fin a tan mundo animal. En el caso del águila sociales y cognitivos. Ya en la edad
peligrosa “liaison”. Al menos en los negra con nidadas de sólo dos hue- preescolar, la aparición de los ce-
adultos humanos, otros factores en- vos, el aguilucho mayor mata, de los depende de las particularidades
tran también en juego: por ejem- forma instintiva, al más joven. No del triángulo social que forma el
plo, el significado de esa infideli- es un ejemplo único entre las aves. niño con su madre y el “competi-
dad para uno mismo y para su Sin embargo, el fratricidio parece dor”. A este respecto, Sonia Mas-
relación. De todas estas valoracio- ser potestativo; se produce sólo en ciuch, de la Universidad de Alberta,
nes dependen la intensidad y la di- ciertas ocasiones; así, cuando un po- y Kim Kienapple, de la Universidad
rección de los celos. llo mayor no recibe alimento sufi- de Monte San Vicente, comproba-
Esta forma de entender la celoti- ciente. El estudio de los mecanis- ron que los niños de cuatro años se
pia encaja en uno de los marcos teó- mos inmediatos (fisiológicos) que mostraban más celosos cuando sus
ricos que se emplean en el estudio conducen a la rivalidad fraternal y madres trataban con algún chiqui-
del enfado y otras emociones so- a la competencia en otras especies, llo de su misma edad que cuando
ciales y “morales”. (¿En razón de incluidos los primates, podría ayu- trataban con uno menor. Los celos
qué nos enfadamos? Imposible enu- dar a comprender el origen de los de los más pequeños, en cambio,
merar todas las causas; la respuesta celos humanos. no parecieron verse afectados por
depende de lo que cada individuo Puesto que los trabajos recientes la edad del rival.
cree que se le debe en justicia.) centran su atención en las relacio- Pero, ¿ constituyen esas conduc-
Desde este punto de vista, las emo- nes entre adultos, la investigación tas infantiles una prueba de celoti-
ciones cuentan con dos componen- experimental sobre la ontogénesis pia o bien manifiestan simplemente
tes: uno “primordial”, inscrito en de la celotipia está aún en manti- un tipo de ansiedad inespecífico?
el sistema nervioso por la evolu- llas. Hasta la fecha, los experimentos Algo similar se plantea en los estu-
ción, y otro “elaborado”, que refleja con niños se dedican a analizar los dios sobre el comportamiento adul-
normas y significados culturales. celos que provoca la llegada de un to: ¿pertenecen los celos a una emo-
Esta interpretación no se opone a nuevo hermanito a la familia. El hijo ción básica, una mezcla de varias
la hipótesis de que los celos de- mayor, que por lo común está en emociones negativas, o reflejan un
sempeñan una función adaptativa edad de empezar a andar, suele des- elemento distintivo de una determi-
al asegurar las relaciones de pa- plegar una gama de emociones ne- nada situación social? Para resol-
reja, que revisten suma importan- gativas; a su vez, los padres a me- ver tales cuestiones, deberemos es-
cia para ambos sexos. Por múlti- nudo se muestran menos positivos perar a que los resultados de las
ples razones. Reflexionar sobre el con él (muestran menos alegría y diversas líneas de investigación con-
significado y las causas de la infi- más confrontación) que con el nuevo verjan en una nueva concepción de
delidad de un cónyuge puede con- vástago. la celotipia.
siderarse adaptativo, pues ayuda a Aunque los cambios en la con-
descubrir estrategias de conducta ducta de los progenitores contribu- Conclusiones
para fortalecer esta relación u otra yen a la desazón del niño, resulta La exploración de las raíces evolu-
futura. manifiesto que el mero hecho de tivas de la conducta y las emocio-
Las teorías que describen la ce- dirigir la atención a su hermano nes proporciona un rico filón de
lotipia como un mecanismo psi- pequeño provoca celos. El grupo en- hipótesis para la psicología. Sin em-
cológico general ofrecen una doble cabezado por Sybil Hart, de la bargo, la investigación aquí expuesta

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sugiere que los celos causados por
la infidelidad no muestran diferen-
cias sexuales, al menos tan marca-
das como algunos sugieren. Parece
más probable que la selección na-
tural configurara unos mecanismos
celotípicos generales, diseñados para
operar en diversos contextos inter-
personales. Las diferencias entre
hombres y mujeres, que sin duda las
hay, reflejarían entonces diferencias
en las valoraciones cognitivas, más LA DIV
ER S I DA D
que la existencia de un dimorfismo HUMA
estructural arraigado en el cerebro. NA
RICHAR
En suma, parece que el monstruo D LEW
ONTIN

de los celos no hace distinción de


sexo cuando penetra en el corazón
de las personas —un monstruo que
podría surgir primero en las men-
tes de los bebés, mucho antes de
que emerjan el deseo sexual y el
sentimiento amoroso.

La autora
Christine R. Harris imparte clases de
psicología en la Universidad de Califor-
nia en San Diego, el mismo centro
donde se doctoró en 1998. Su labor
investigadora se centra en las emocio-
nes humanas. Estudia sus efectos en
los procesos cognitivos y su compo-
nente social. Un volumen de 22 × 23,5 cm
© American Scientist Magazine. y 179 páginas, profusamente ilustrado
en negro y en color.
Bibliografía complementaria
PSYCHOPHYSIOLOGICAL RESPONSES TO IMAG-
INED INFIDELITY: THE SPECIFIC INNATE MOD-
ULAR VIEW OF JEALOUSY RECONSIDERED.
C. R. Harris en Journal of Personali- LA DIVERSIDAD HUMANA
ty & Social Psychology, vol. 78, págs.
1082-1091; 2000.
SEX DIFFERENCES IN JEALOUSY: EVOLUTIO- En La diversidad humana, Richard Lewontin
NARY MECHANISM OR ARTIFACT OF MEA- nos muestra que no hay dos individuos iguales.
SUREMENT? D. DeSteno, D. M. Bartlett, Fuente de esa diversidad es la interacción entre
J. Braverman y P. Salovey en Journal las diferencias ambientales, así como entre éstas
of Personality and Social Psychology,
y los acontecimientos aleatorios que se producen
vol. 83, págs. 1103-1116; 2002.
durante el desarrollo. Excepción hecha de
A CROSS-CULTURAL ANALYSIS OF THE BE-
HAVIOR OF WOMEN AND MEN: IMPLICA-
los gemelos idénticos, las personas divergen entre
TIONS FOR THE ORIGINS OF SEX DIFFER- sí en múltiples genes, por lo que no cabe hablar
ENCES. W. Wood y H. A. Eagly en de una constitución genética “normal y única”.
Psychological Bulletin, vol. 128, págs.
699-727; 2002.
A REVIEW OF SEX DIFFERENCES IN SEXUAL
JEALOUSY, INCLUDING SELF-REPORT DATA,
PSYCHOPHYSIOLOGICAL RESPONSES, INTER-
PERSONAL VIOLENCE, AND MORBID JEA-
LOUSY. C. R. Harris en Pesonality and
Social Psychology Review, vol. 7, págs.
102-128; 2003.

INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, octubre, 2004 89

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