02V Lunes 22.03.

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EL CORREO
Lunes 22.03.10
EL CORREO V03

EL PRESUPUESTO
Un invierno en España para un berlinés
Concepto Precio en euros
1. Viaje desde Berlín (carburante) 300
2. Peajes 80
3. Autocaravana Westfalia (1 año) 4.000
4. Estancia en camping (tres meses) 900
TOTAL 5.280

Sufre dolores de cabeza, decaimiento... La
enfermedad se llama infección crónica de
los senos nasales. «Si me cojo un catarro, lo
paso mal, muy mal». Su estado de salud lo
saca desde hace 15 años de Alemania duran-
te tres meses al año. En ese tiempo, cuando
los demás viajan a la nieve, él busca el mar
de España: primero fue Cartagena, después
Canarias y ahora Cádiz. El termómetro
marca 12 grados, pero a Hans le basta con un
polo azul a rayas blancas de manga corta.
«Necesito poco porque cuando no tie-
nes nada sientes de verdad las cosas im-
portantes». No es que lleve una vida de
Un turista sale de un camping de El Puerto de Santa María (Cádiz) con su caravana y su perro. :: ÓSCAR CHAMORRO asceta. Ni mucho menos. Toca diana a las
ocho, se despereza, vacía el depósito del
urinario de la Volkswagen, friega los pla-
tos, arregla la ‘casa’, hace sus ejercicios y
encanta este tiempo aunque a veces llue- La Volkner Mobil 1060. :: R. C. óxido. Lo hizo a partir de un camión, cor-
va», asegura la viajera en camiseta de tiran- tando la cabina y encargando una obra de
tes y pantalones cortos. El redactor viste ingeniería a medida. El resultado es una
jersey de lana y chaqueta. Una considerado la casa suerte de vehículo militar gris estampado
rodante más lujosa de mariposas azules donde caben cinco
En busca del sol mansión del mundo. Es una personas con toda comodidad. Tiene ar-
Tony Roger y señora podrían permitirse mansión con rue- marios, ducha, cocina, dos camas inde-
un cinco estrellas gran lujo. Detrás del con ruedas das. Viene con mi- pendientes, internet, estación meteoro-
uniforme ‘casual dominguero’ –zapatillas nucias como lava- lógica, satélite y una televisión de plasma
de ‘trekking’, bermuda y camiseta– se es- La característica vajillas, materiales de 42 pulgadas en la que unos belgas can-
conde un jubilado joven y poderoso. An- más práctica de la de primera, salón, tan y bailan músicas atronadoras. Le cos-
tes de venirse a España a buscar el sol Volkner Mobil mo- camas de matrimo- tó 200.000 euros hace quince años, aun-
«como hacen los lagartos», era presidente delo 1060 es que le nio, equipo de au- que el que quiera uno así ahora necesita-
de una compañía que fabrica lentillas en cabe bajo la panza dio de alta fideli- ría un carné especial y 300.000 euros. «Es
Bélgica. En lugar de hacerse con un super- un Maserati dad, vitrocerámica más cómodo, pero al final importa poco.
deportivo italiano rojo como algunos de Quattroporte, con y prácticamente Lo más importante. Lo fundamental es
sus compañeros, el empresario belga pre- lo que no hay que todos los caprichos poder llegar a un paraíso como este, al
firió construirse un autobús caravana de conducir esos len- más o menos hor- borde del mar».

Asilo climático
se sienta a componer su música mezcla diez metros de largo al estilo del que con- tísimos coches de teras que le quiera Sobre la mesa espera para la noche un
de flamenco y folklore latinoamericano. ducía Robert de Niro en ‘Los padres de él’. alquiler de 60 caba- poner el que la en- papel con las mejores direcciones para to-
A medianoche se echa a dormir. Es lo más parecido que existe a un cinco llos. El vehículo, carga. Cuesta mar tapas en El Puerto. «Nos han hablado
Por la ventanilla se ve correr a una niña estrellas, si se compara con la clásica fur- mezcla de tanque y 900.000 euros y el de un bar en el que ponen muy buenos pla-
inglesa con una pala de plástico y un vecino goneta surfera de los ochenta que aparca caravana, se fabrica precio no incluye tos de ‘cuillère’», (véase ‘cuchareo’). No se
de su edad lee un ‘best-seller’ sentado en a su lado con los costados comidos por el en Alemania y está el Maserati. privan de nada.
una silla de playa, pero da la sensación de
que cada parcela es una isla. Nadie niega la
amenaza de la soledad. «Al final sí que me
siento más solo, aunque tengo internet.
Reviso mi correo electrónico y leo los pe-
riódicos de mi país. Realmente estoy muy
conectado con otras personas que también
Los refugiados del frío huyen del invierno en Europa y llenan están solas. Digamos que la compañía la da
la sintonía entre iguales más que la cerca- El perfil del
los campings de la costa sur de España desde octubre hasta nía física», dice. Al fin y al cabo no es una
persona «muy sociable», ni le gusta el «bla,
viajero es el de
un matrimonio
mayo. Las lluvias que han caído en Andalucía siguen siendo bla, bla». En Navidad vino Suzan, su novia, de jubilados
más cálidas que las aceras nevadas de Berlín una enfermera ugandesa que vive en Ale-
mania. Cocinaron la cena juntos.
alemán u
holandés.
:: O. CHAMORRO
No sólo números
:: FRANCISCO ¿Porqué no alquilar una casa? «Aquí siento
APAOLAZA el aire fresco y la energía de la naturaleza»,
dice Hans a pocos metros de un bloque de pi-
sos. El dinero también cuenta. Los residen-
tes de temporada baja se ahorran un pico.
Por un mes de parcela, servicios, electricidad
e internet pagan 300 euros, un poco más de
lo que abona por la calefacción y la banda an-
cha de su casa en Alemania. «Un piso me
costaría mucho más», afirma, además del co-
che que cambió por su caravana hace quince
años. Pagó 15.000 euros. Una nueva sale por
unos 50.000. Todos aseguran que es más ba-
rato, aunque no hacen los cálculos. Dinero,
independencia, libertad de movimiento... La
mayoría vive en una caravana sencillamen-
te porque le gusta vivir en una caravana. No
hay más. Hans tiene un apartamento en Co-
lonia para pasar el año, aunque cuando vuel-
ve de los campings, sigue alojado en su vehí-
culo. ¿Por qué? «Es que así puedo ir a dormir
cerca del río».
Hank y Yolanda Boetes son holandeses
del Norte. «De Assen, donde el circuito de
bobsleigh». Se entiende que allí hace mu- El maná de los Caravanning La Manga, el mes). Un buen trato. guiente: pareja de alemanes
cho frío, por eso mismo pasarán dos meses camping más grande del país. El suyo es uno de los ejem- y holandeses jubilados. Esto
por España y uno de ellos en El Puerto, en campings Tiene 1.400 parcelas abiertas plos felices de este fenóme- no significa viejos. Los más
El músico Hans Brueniser huye de Alemania para evitar que los catarros empeoren su sinusitis crónica y se aloja en EL Puerto de Santa María. :: ÓSCAR CHAMORRO una caravana sencilla aunque con extras cu- en invierno y las llena a par- no que arrancó hace un dece- jóvenes bajan más al Sur y
riosos. El turismo español lucha des- tir de diciembre gracias al nio y que no cede adeptos. los de más edad (hasta 80

P
asada la furia de las lluvias y los
temporales, la playa gaditana de
la Puntilla de El Puerto de Santa
María tiene algo de arena des-
pués del desembarco. Nadie diría que hay
nadie, pero tras la recepción viven treinta
familias en sus casas con ruedas. Son las
nueve de la mañana y sobre el césped or-
denado de Las Dunas resurge la vida en un
campamento de refugiados meteorológi-
cos. Son los miles de turistas que durante
unos meses al año solicitan asilo climático
en el sur de Europa. Como las aves migra-
torias que huyen de la nieve, mueven sus
caravanas hacia el Sur y echan las raíces y
el freno de mano en una parcela de España
desde octubre. No se irán hasta mayo.
«En Colonia (Alemania) puede hacer
ahora cero grados». Habla Hans Braunei-
ser, uno de los miles de turistas que lle-
gan en noviembre al edén templado que
recorre la costa española. No le importan
las lluvias torrenciales. Es músico, profe-
sor de Chi Kung y recibe en el salón de su
Volkswagen LT-31, un habitáculo tapiza-
do en dibujos de otro tiempo que mide
ocho metros cuadrados. «Aquí estoy
bien. Sé que es una locura, pero tengo la
sensación de inexplicable de libertad».
Cuesta creerle. Duerme en una cama de
dos metros en un altillo sobre el volante.
Guarda ocho camisetas en un armario
minúsculo y ocupa su mesa con un tecla-
do, el ordenador y la guitarra. «Hoy toca
comer las sobras de ayer», o sea, dos lo-
mos de salmón cocinados con cebolla y
pimiento rojo en su fogón de gas asedia-
do por los botes de especias.
Su historia no tiene nada que ver con el
tópico de una dorada jubilación. Ni siquiera
tiene edad para ello: cuarenta y nueve años.
Cuando era niño sufrió dos accidentes gra-
ves de tráfico y a los 35 tuvo que dejar su
trabajo como conductor de ambulancias.
Hank, de 50 años, militar retirado del
ejército holandés, levanta con orgullo una
lona y destapa dos motos de 600 c.c., una de
ellas la réplica del ‘pepino’ con el que se pro-
clamó campeón Karl Muggeridge en 2003.
En su jubilación no hay bastones, ni anda-
dores. El matrimonio las pone ‘a mil’ en el
circuito de Jerez. En la furgoneta guardan
dos bicicletas de montaña de 3.000 euros
cada una. «Esto es lo típico que no te dejan
llevar a un hotel», bromea Yolanda. «Nos
de hace años contra la esta-
cionalidad, la tendencia vi-
ciosa que llena los hoteles en
verano y los deja desiertos en
temporada baja. El cáncer de
la industria. Con la que está
cayendo, poner el cartel de
completo en un estableci-
miento turístico en diciem-
bre es un «milagro». Lo dice
Manuel Barón, director de
maná de turistas de invierno
de larga estancia. «Suelen ve-
nir en octubre y se quedan
hasta mayo», dice el empre-
sario, que explica el chollo de
unas rebajas de hasta el 50%.
Si pernoctan un día pagarían
19,75 euros por parcela, ins-
talaciones, agua y luz. A los
que pasan el invierno les sale
por 11 euros (330 euros al
Desde la Federación Españo-
la de Empresarios de Cam-
ping y Caravaning, Óscar
Monedero traza el mapa de
población de los viajeros del
invierno: una franja que re-
corre la costa desde Valencia
hasta Huelva sembrada de 95
establecimientos (70 de ellos
en Andalucía). El perfil del
refugiado del frío es el si-
años) se quedan en Valencia
y se ahorran hasta 700 kiló-
metros. Los empresarios es-
tán encantados. Solucionan
la papeleta de los meses va-
cíos (en esa época muchos
hoteles tienen que cerrar) y
son «gente tranquila y acti-
va. Viajeros experimentados
que no dan ningún proble-
ma. Una delicia».