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Resumen .................................................................................................................................... 3
Introducción .............................................................................................................................. 4
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La Globalización .................................................................................................................... 67
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Conclusiones ........................................................................................................................... 85
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RESUMEN
El hombre es un ser simultáneamente lingüístico, biológico, psíquico y social, capaz
de ser sujeto de educación, y en este sentido la Educación Bilingüe Intercultural ha
permitido realizar estudios sobre lingüística, sociolingüística, y pedagogía desde la
docencia; sin embargo, ha descuidado el abordaje epistemológico de los valores
mayas desde la familia y la comunidad, ahora que la globalización es la inspiración
de muchos que se sugestionan por el acceso a la mundialización del conocimiento;
siendo éste, un fenómeno que busca articular todo el planeta en una sola red de
flujos, funciones y estrategias, utilizando el avance de las ciencias, la tecnología y la
teoría de la informática y la comunicación; si bien es cierto, ha llevado desarrollo,
transformación y modernización a las sociedades, también está creando tensiones
sociales, el deterioro de las relaciones, poniendo en aprietos el respeto y el valor de
la vida y la dignidad del ser humano, la integración comunitaria y la formación
holística del hombre. Es por ello que resulta insoslayable la realización de un
estudio que permitiera la identificación de los valores de la cultura milenaria de los
q’eqchi’es, que ha hecho que sobrevivan y que luego se convierta en el paradigma
del desarrollo cultural y educativo de las nuevas generaciones.
Por lo tanto el objetivo de este estudio busca identificar los valores de la Cultura
Maya Q’eqchi’ que deben dar originalidad a la educación para enfrentar la
globalización cultural en el contexto local indígena. Sin embargo, enfrentar la
globalización cultural no implica, rechazarla, sino participar consiente y
razonablemente sin tener necesidad de desarraigar los valores de los pueblos y
comunidades, valores morales, éticos y ontológicos, que han mantenido de pie al
hombre q’eqchi’, aunque el mundo se desborde en plena crisis y degeneraciones
sociales inspirado en el desarrollo de las grandes civilizaciones industrializadas.
3
Introducción
La era de la Globalización ha alcanzado a Guatemala de manera desprevenida, y a
su vez, su incorporación a los avances tecnológicos y los tratados internacionales de
producción y comercialización, principian a establecer los parámetros para la
formación del recurso humano necesario y poder así responder a sus exigencias
mediante indicadores competitivos, capaces de generar el desarrollo para el país.
Sin lugar a dudas, para realizar un estudio sobre estos cambios y adopciones
repentinas que marcan el fenómeno, se debe considerar constantes como la perdida
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de los valores étnicos, por la llegada de la mundialización del conocimiento, de
corrientes, de ideas, de enfoques y por la capitalización del individualismo que ha
roto la integración comunitaria. Lamentablemente, hasta el momento, la educación
tiene la tendencia de anteponer objetivos, desde la teoría conductista, para enfrentar
las exigencias de la modernidad, y ahora la explotación de competencias que
permiten la producción y la competitividad, así se habla de seres emprendedores,
una producción de seres humanos en serie, que excluye la atención a los valores e
imponiendo una virtual robotización de los educandos en la formación de los niños y
niñas, jóvenes y señoritas a través de un sistema bien orientado.
Es intención del presente trabajo hacer un estudio profundo sobre las teorías y
prácticas axiológicas de la cultura, de manera que se pueda pensar con
posterioridad, su abordaje epistemológico, y desafiar la globalización cultural desde
las comunidades indígenas que se desarrollan en la actualidad expuestas a un
consumismo cultural que cada vez lacera su intimidad comunitaria, y que es
reproducido por la institución educativa y sus maestros, quienes cada día, batallan
constantemente contra las fortalezas y posiciones que son mantenidas por el último
reducto, los ancianos esperan como las potencias mundiales se debiliten para poder
retomar el rumbo anunciado por los antecesores, los ancestros mayas abuelas y
abuelos que dijeron: “-no nos olviden, no nos borren de su memoria-”.
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Como se realizó el presente estudio
La región Nimlaha’kok significa en el idioma maya q’eqchi’ “Gran pantano de
tortugas” aunque lingüísticamente proporcione otro significado como “Agua grande
o arroyo grande de tortugas”, alrededor del año 1985 la municipalidad de Cobán, le
dio la categoría de ‘región municipal’, para efectos de control administrativo, pues
aquí se extienden registros de nacimiento, primeras cedulas, defunciones,
matrimonios, etc., sin embargo, para algunas personas entrevistadas, la
regionalización respondió más a una estrategia de control del ejército en el tiempo
del conflicto armado en la zona. Sus habitantes son mayas q’eqchi’es que fueron
víctimas del conflicto armado interno, y en su mayoría, fueron obligados a
resguardarse en las montañas por la política de persecución y muerte que
implemento el Estado de Guatemala a través del Ejercito en esos tiempos; muchos
permanecieron refugiados, otros atrincherados en las Comunidades de Población en
Resistencia, otras se integraron a las fuerzas guerrilleras para proteger sus familias y
sus pocas pertenencias. Luego de finalizado el conflicto, han iniciado una etapa de
recuperación y de reconstrucción de sus comunidades, en donde niños, jóvenes,
ancianos, hombres y mujeres participan en la recuperación de la memoria histórica
de los abuelos, la reivindicación de la identidad, y la búsqueda de la verdad y el
desarrollo.
Nimlaha’kok se hizo famosa por haberse edificado en uno de sus cerros más altos,
la Cruz de los Mártires de la Guerra, con la ayuda de la Pastoral Social, la iglesia
Católica y algunas instituciones internacionales.
Para llegar al lugar hay que recorrer 85 kilómetros desde Cobán, por la ruta que
conduce a Ixcan Playa Grande departamento de Quiche. La región municipal
comprende 35 comunidades, aunque como dice Osorio, (2005), “originalmente eran
10 comunidades, pero con el tiempo surgieron o se añadieron otras, debido a las
necesidades de tierra, principalmente, y al retorno de la población desplazada
interna”, de acuerdo a las estimaciones tanto de la alcaldía regional, como del INE
2002, la población oscila alrededor de los 7,200 habitantes.
6
Por otro lado también producen cacao, manía y vainilla, hierbas como el bledo, y
madera, con el acompañamiento de más de alguna organización no gubernamental
que no faltan en el lugar ejecutando proyectos productivos, desarrollistas y
alienantes que tienden a cambiar los patrones de vida y de cultura a las
comunidades. La actividad agrícola se complementa con el cultivo de algunas frutas
como piña, banano, plátano, caña, sandia, sapotes, nance, anona, paternas, achiote;
raíces como: yuca, camote, malanga; verduras como: tomate, chile, güisquil, ejotes;
hierbas como: la hierba mora o maak’uy, yak, hojas de calabaza, tz’oloj, chipilin, etc.;
como también cultivos exóticos como el palmito, pacaya silvestre, flores y otros.
En relación a la muestra utilizada, Hernández Sampieri, (et. al), dice que la misma
“no se determina hasta que se haya realizado la inmersión total de campo, en las
investigaciones cualitativas”, de esta cuenta se procedió a documentar durante el
período de observación la variedad de características para poder establecer los
patrones y particularidades de las familias sujetos de este estudio (Op Cit. 2003:330-
331), por lo tanto se identificaron a las familias q’eqchi’es que tienen a sus hijos
estudiando en las escuelas de las comunidades; la elección de las comunidades
respondió a criterios apropiados a los objetivos de la investigación; se procedió a
segmentar e identificar a las comunidades de la región Nimlaha’kok, desarrollando el
trabajo de campo mediante tres técnicas propias de la investigación etnográfica de
carácter endógeno1, y de enfoque cualitativa: 1. observación participante, 2.
entrevistas a profundidad, que permitió registrar el más mínimo detalle de los sujetos
de estudio gracias al manejo del idioma q’eqchi’; y 3. cruzamiento de información
mediante una matriz de análisis e interpretación de resultados.
Vale la aclaración que para las etapas de recolección de datos, compuesta por la
observación participante, y sobre todo en la aplicación de las entrevistas con los
sujetos claves, no se procedió a utilizar material magnetofónico, para evitar la
limitación de las respuestas (condicionamiento), como también el desvío de la
atención, pues la presencia de artefactos como éste, limita o predispone a los
informantes a dar respuestas elaboradas, lo que podía aumentar el margen de error
en los resultados; únicamente se realizaron algunas tomas fotográficas que se
adjuntan en el presente informe.
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Si bien es cierto, el método etnográfico esta más diseñado para trabajos de
investigación socio-antropológico, también en las ciencias humanísticas se puede
aplicar, sobre todo cuando se trabaja con comunidades rurales como en el presente
estudio catalogado como una investigación social-humanística.
De acuerdo con Del Álamo, (2005:s/n), plantea por otro lado que “los gobiernos
nacionales buscan la obtención de ingresos a cambio de la concesión de permisos,
licencias de exploración, explotación y exportación de importantes fuentes de energía; la
construcción de grandes proyectos de infraestructura - como represas, carreteras, vías
férreas, complejos turísticos; y la introducción de empresas agroindustriales”, y la
explotación de minerales y petróleo como lo que actualmente está sucediendo en la
región de Salinas Nueve Cerros3 y el Estor Izabal, territorio habitado por indígenas
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q’eqchi’es. Estos procesos rompen con los principios éticos y morales de las
comunidades indígenas en relación con el medio ambiente, la tierra y los recursos,
por estar fuertemente amarrado a la cosmovisión, frustrando todas las intenciones
de resistir a los cambios que buscan garantizar la exclusión, marginación y la
dominación cultural, y con ello, la asimilación de nuevos patrones de conducta, la
alteración en el comportamiento comunitario y el aumento de la brecha de la
pobreza. Al respecto, Estrada Monroy (1993:21), en su estudio etnográfico realizado
en la región Q’eqchi’ expone que “el k’ekchí, …, está muy próximo a sufrir el
proceso de penetración de la «civilización occidental» con todos sus problemas
inherentes de prostitución y violencia, las grandes mineras y petroleras, los grandes
complejos hidroeléctricos, las carreteras y nuevas vías de comunicación…, traerán
indefectiblemente la afluencia de numerosos trabajadores de costumbres extrañas a
esta civilización…[sic].
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especialistas en los ritos e intermediarios entre las aldeas y los Tzuultaq’as,
…jerarquía basaba en la edad y el prestigio…, reforzada por la aprobación social y
no por la violencia” sin embargo en la actualidad, los ancianos han sido relegados en
un segundo plano, como resultado de lo que aquí se hace referencia.
10
Pensamiento maya y lucha ideológica
El estudio de la Cultura Maya en Guatemala ha sido abordado frecuentemente
desde distintos ámbitos, y por consiguiente, existen recopilaciones, compilaciones, e
investigaciones etnográficas, socio-antropológicas, y lingüísticas, que exponen la
constante lucha de los Pueblos Indígenas de sobrevivir a los grandes riesgos,
atropellos y secuelas que los ha vulnerado, una lucha que cada vez va tomando
fuerza como un paradigma4 de ideas que busca reivindicar en este nuevo milenio,
sus derechos en diferentes escenarios.
En este escenario expuesto hasta ahora, surge el planteamiento de una lucha desde
el pensamiento de la mayanidad que se remonta en el pasado, y para ello, Eduardo
Pacay5, citado por Moya. (OEI, 1997:s/n), dice que “para fines de los años setenta,
un grupos de estudiantes universitarios de la Universidad de San Carlos y de la
Universidad Rafael Landivar provenientes de distintas partes del país -Tecpán,
Cobán, Guatemala-, empezaron a reunirse y a sentir la necesidad del reencuentro
con las raíces. Con este tipo de inquietudes, y… con el apoyo del guatemalteco
Carlos Guzmán Bockler y del religioso flamenco Esteban Haeserijn,” inician la
reivindicación de los pueblos; y en ese mismo momento, el pensamiento que
escribiera uno de los principales ancianos q’eqchi’, Antonio Pop Caal, (+)6
denominado «Réplica del indio a una disertación ladina», resalta la mayanidad y
expone la posición del ladino frente al indígena para inspirar la reivindicación étnica;
estos y otros esfuerzos, hizo que naciera la iniciativa de varios intelectuales
indígenas para lograr un proyecto de nación que excluyera la discriminación y el
racismo, impulsando la conciencia de retomar la mayanidad, en el entendido de
valorar y fomentar el reencuentro con las raíces ancestrales y la exaltación de la
cultura maya en toda su dimensión, pero más enfocado a la espiritualidad.
Por otro lado, en el año de 1994, se celebró el Primer Congreso de Educación Maya
en Guatemala, en donde se establecieron los pilares que fundamentaron la idea
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inicial de la reforma educativa, basado específicamente en la importancia de los
valores mayas como: (CNEMG, 1994:80) “ la consulta, la equidad, el respeto y el
consenso como prácticas de la vida maya, … su cultura y su relación armónica con
el desarrollo integral y la naturaleza, en la educación”, esfuerzo que ha sido
ensayado periódicamente, pero que encontró su mejor respaldo en los Acuerdos de
Paz firmados en diciembre de 1996, luego de haber finalizado el conflicto armado
interno,7 mismo que duró más de 36 años, y que dejó como resultado la creación de
espacios como éste, para la discusión y análisis de la problemática indígena en
materia de educación.
Esta situación ha ayudado a generar políticas públicas que vinieron a generar más
tarde, procesos para el reconocimiento de algunos derechos de los Pueblos
Indígenas, como el reconocimiento de los lenguas indígenas como idiomas
Nacionales (Decreto Legislativo, 19-2003), la creación de la Dirección General de
Educación Bilíngüe Intercultural, -DIGEBI-, que inicialmente surge en los años
ochenta como Programa Nacional de Educación Bilíngüe, -PRONEBI-, teniendo
como objetivo atender a las comunidades indígenas del país con cierto tipo de
educación Bilíngüe (Acuerdo Gubernativo 726-95). En la actualidad ya se cuenta con
un vice-ministerio de Educación Bilíngüe en el Ministerio de Educación que trata de
impulsar la generalización de la Educación Bilíngüe intercultural en todo el país.
12
instaló, para cumplir con el objetivo de elaborar el diseño de reforma, y para mejorar
la calidad y equidad en la prestación de los servicios escolares, estableciendo una
visión de futuro para la sociedad, el Estado, el sistema educativo y sus actores. El
capítulo II resalta la característica de la nación multilingüe y pluriétnica a partir de las
ideas fundamentales sobre la persona, la familia y la cultura, sobre la base de la
cosmovisión del Pueblo Indígena (CNPRE, 1998:13-14).
Por aparte, existen estudios que aportan ideas sobre el tema a tratar, como la
realizada por SAQB’ICHIL- COPMAGUA, (1999:184) en el departamento de Alta
Verapaz, específicamente en una región Q’eqchi’, que habla de ciertos “rituales que
acompañan a la persona desde que nace hasta que muere, todas ellas de carácter
comunitario…, y que permiten, expresan y hacen operante: la socialización de las
nuevas generaciones y reproducción de orden social y comunitario, la vivencia y
fortalecimiento de la identidad; cada persona tiene un lugar en su comunidad, y se le
identifica con relación a ese lugar y a las obligaciones y derechos que implica.” (el
subrayado es del autor). Con este planteamiento, se entiende que la vida
comunitaria es un entramado de relaciones y de construcciones que tienen su propio
dinamismo y su propia estructura cultural, en donde se entretejen símbolos, íconos y
significados9 propios de la cultura que evidentemente son los que fundamentan la
identidad de los pueblos, y como dice finalmente éste estudio, “su fundamento ético
y moral penetra, define y orienta la acción humana en todos los espacios de la vida
diaria, manifestado en forma de rituales”, (ibidem,1999) que está colmado de
normas, valores, consejos, recomendaciones, secretos, compromisos,
responsabilidades, derechos y principios a través de los cuales se reproduce la
personalidad tanto individual como comunitaria, que inicia desde la concepción, el
nacimiento, la juventud, la madurez, la vida en familia y la comunitaria, hasta llegar al
momento de la muerte; que no es considerado por el maya q’eqchi’ como el final de
la vida, si no, el paso de una vida a otra que tiene su valor en sí mismo.
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vive; por lo que para poderla enseñar, hay que saberla vivir y así garantizar su
aprendizaje, y no tenerlo como una manifestación folclórica.
Así mismo, los valores de la cultura maya desde el punto de vista de la educación,
es abordado por Blanca Estela Alvarado quien en el marco de los programas
impulsados por la UNESCO-PROMEM, (Op. Cit. 2004:9) establece que “la
educación debe tener como finalidad, propiciar un ambiente favorable para que el
educando realice su personalidad, partiendo de sus posibilidades interiores y de las
posibilidades que el medio circundante brinda” , pues las instituciones como la
comunidad y la familia que albergan a los niños y niñas en su etapa de desarrollo
inicial, son espacios que ayudan a arraigar la cultura y por ende los valores, por otro
lado también hay que tomar en cuenta, según López A. (2001:10), que “el deterioro
de las bases de la comunidad, la crisis de la institución familiar, la perdida de los
valores, subjetividades emocionalmente desequilibradas y ésta serie de procesos
14
son los que van minando las estructuras de sentido en el sujeto moderno”, por eso la
educación debe ayudar a fortalecer las estructuras de sentido y proveer al educando
de los elementos humanos indispensables para no caer en la crisis de valores, de
identidad y de humanismo en el proceso didáctico pedagógico que se sirve en el
aula y que luego repercute en su familia y en la comunidad, en detrimento de su
cultura. Dicho en otras palabras, la educación debe ser garante de la reconstrucción
del pensamiento maya q’eqchi’, que se fundamenta en los postulados de la misma
comunidad, en lugar de estar importando y/o copiando modelos o patrones de vida
de otros países por el simple hecho de imitar a otros pueblos y que solo contribuyen
a desarraigar al sujeto de su identidad personal y colectiva.
En este sentido, vale la pena resaltar que los Pueblos Indígenas han apostado a una
constante lucha y resistencia, pues reconocen las deficiencias existentes en el
sistema, y aunque sus hijos asisten a las escuelas, no confían totalmente, ya que
están conscientes que la formación de la niñez debe contemplar la reconstrucción
comunitaria, su imaginario, su simbolismo, su ideología, en general su cultura.
16
las ciencias humanas como la economía, psicología, sociología, antropología, y la
filosofía como la teoría del conocimiento. (Cfr. www.monografias.com, palabra clave
“teoría sobre cultura”10,)
Por otro lado, desde una descripción más local, el Proyecto Q’anil, (2000:35),
plantea su propio concepto y dice que “la cultura es el conjunto o bagaje, más o
menos estructurado, de conductas aprendidas (normas y prácticas en los ámbitos
económicos, familiares, de organización social, formas e instituciones de autoridad y
de poder, etc.) y de modos de significación e interpretación de la realidad
(cosmogonía, creencias, simbolización, cogniciones, valores, etc.) que los miembros
de un determinado grupo comparten (diferencialmente entre ellos, en función de su
edad, genero, clase, identidad étnica, etc.) y utilizan en sus relaciones con los demás
y que, en forma cambiante, son transmitidas de generación en generación”. Por lo
que se entiende que la cultura es algo vivo y dinámico, esa dinamicidad los grupos
humanos la van construyendo y transformando a lo largo del tiempo y del espacio.
17
Majacutaj y el cuarto Iq B’alam, de allá venían del oriente…,”[sic] así mismo los
Anales de los Xahiles o Memorial de Sololá coincide en decir que la historia de los
primeros padres y abuelos…, contaban que del oriente llegaron del lugar llamado
Tulan, donde fueron engendrados y dados a luz, allí recibieron un palo rojo que era
el báculo, un pueblo descendiente de los Mayas que ocupan un vasto territorio de lo
que hoy comprende Guatemala y Belice.
Hay varios enfoques que dan distintos autores del origen de esta Cultura milenaria,
así también de cómo se desarrollo y cómo sigue evolucionando en el tiempo y en el
espacio, de esta cuenta, se pueden encontrar fuentes etnográficas, mitológicas,
calendáricas, etc., que han tratado de abordar la compleja historia relativo al origen
la cultura, pero en la actualidad, la arqueología está aportando la mayor prueba que
permite el conocimiento de cómo estos pueblos, guiaron el destino por medio del
control del tiempo, por medio del calendario agrícola o solar, la cual marco la
obsesión constante de vivir eternamente en armonía con el orden universal,
alcanzando así el grado de satisfacción espiritual estable que les permitió vivir
felices, expresado en una filosofía de vida.(Girard, 1962: 415-417), situación que
debe valorarse desde una concepción psicológica y filosófica y no con una intensión
sentimentalista y/o apasionado de entender las cosas, para encontrar el
entendimiento real, puesto que abundan las criticas en cuento que el pueblo maya
se haya conservado inmaculado a partir de estas afirmaciones; ya que como
cualquier pueblo, también conto con sus propios conflictos y problemas sociales
internos.
En la actualidad, para el movimiento maya Uk' u'x Mayab (1996:16), dice que “… se
extiende más allá de una perspectiva antropológica porque cuando hablamos sobre
la cultura, estamos también refiriéndonos a la misma vida de las personas,
manifestada en 4 niveles: Consigo mismo; Con otras personas, en este caso
pudiendo ser con la familia o el nivel comunal; Con la naturaleza, teniendo en cuenta
todos los otros seres y elementos que existen en el Universo; Con un Ser Supremo o
divinidad Creador-Formador” por lo que se puede decir que a la luz del pensamiento
y de los hechos presentes, se puede lograr una visualización de lo que fue en el
pasado este pueblo y su cultura, como dice Girard (1962:418) acceder “a su universo
mental y comprender a la humanidad maya en lo más hondo de su alma y lo más
remoto de su pasado” es tarea de nosotros los investigadores para hacer que emerja
a la superficie los conocimientos que hoy en día se encuentran desarrollando los
mayas actuales, en cada una de las comunidades y aldeas donde habitan, en este
caso concreto, los q’eqchi’es y que los une con el pasado histórico.
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sustentan la identidad individual y comunitaria, que ha permitido la retroalimentación
y recreación que mantiene viva la cultura del pueblo q’eqchi’, elementos que no se
encuentran escritos en ningún texto, sino que permanece vivo en la temporalidad de
la acción y la práctica cotidiana que se han convertido en testimonio su existencia; y
para efecto del abordaje de esto se hace un acercamiento a uno de los pueblos que
se originaron de un tronco común maya en esa historia milenaria, siendo este la
Cultura Q’eqchi’.
Más tarde se complicó, con la llegada de los alemanes en territorio q’eqchi’, pues
trajo consigo la expropiación de sus tierras, quedando sujetos a las grandes fincas
para la producción del café, producto que facilito obtener grandes riquezas a los
finqueros que aun se encuentra en la región de la Verapaz, en donde los q’eqchi’es
fueron convertidos en mozos-colonos, y más tarde por la expansión de la frontera
agrícola, y la exploración petrolera en el norte, los pocos q’eqchi’es que contaban
con alguna porción de tierra, sea este en propiedad individual o comunitaria, fueron
tomadas por personas vinculadas con el ejercito en el tiempo de la guerra interna;
momento en el cual inicio la cacería, linchamiento y persecución de los q’eqchi’es,
siendo el inicio --la masacre de Panzos en 1978--, en donde grupos de comunitarios
q’eqchi’es fueron señalados como guerrilleros12 y masacrados por el ejército
nacional, cuando solo exigían la devolución de sus tierras que fueron tomadas y
robadas por sectores poderosos en aquella región del país.
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Los Q’eqchi’es de hoy
La mayoría de los hablantes del idioma Q’eqchi’ viven al norte de Guatemala. La
nación Q’eqchi’ se extiende desde el departamento de Quiché, en el occidente,
hasta el departamento de Izabal extendiéndose hasta el mar Caribe en el oriente. Al
sur integra parte del departamento de Baja Verapaz, y al norte, el departamento de
Petén, y una porción del territorio de Belice, cubriendo totalmente el territorio del
departamento de Alta Verapaz, los estudios antropológicos lo ubican en la región de
las tierras altas.
La población q’eqchi’, con base al informe del censo realizado en el año 2002, por el
Instituto Nacional de Estadística INE, su población oscila en 852,012 personas; que
en comparación con la población total de Guatemala (11,237,196 habitantes) los
q’eqchi’es representan el 7.6% del total de la población. Realmente, si el censo fuera
totalmente confiable, probablemente los q’eqchi’es pasarían a ser quizás, más de un
millón y medio de hablantes.
Los Q’eqchi’es son el segundo pueblo de la nación maya más grande en relación a
su número de hablantes, entre los cuatro más conocidos, después de haber estado
en el cuarto lugar, pues de los 4,411,964 mayahablantes, los q’eqchi’es son el 19%
de la población maya total; el primer lugar lo ocupa el pueblo maya K’iche’ y tercero
el Kaqchikel, seguido por el Mam, según información estadística de la Academia de
las Lenguas Mayas de Guatemala ALMG.
20
Como característica de todas las comunidades q’eqchi’es, es evidente que los
q’eqchi’es son un pueblo que cada vez se encuentra en un proceso de fuerte
expansión, pues curiosamente, el pueblo hermano más cercano es el Poqomchi’, y
éstos, han tenido que aprender a hablar el q’eqchi’ por razones principalmente de
comercio, educación y algunos vínculos familiares. Sin embargo, también hay
muchos poqomchi’es que han tenido que emigrar hacia comunidades q’eqchi’es y
por supuesto, han tenido que ser absorbidos o asimilados, como requisito para ser
considerados miembros de la nueva comunidad, o en todo caso, sus hijos se
consideran ya como nativos q’eqchi’es, aunque genealógicamente conservan su
apellido poqomchi’.
Desde entonces los hijos varones de las familias q’eqchi’es, son obligados a
involucrarse en las tareas agrícolas cuando ni siquiera alcanzan la mayoría de edad,
sino que, cuando calculan contar con la fuerza para ello, aproximadamente a los
siete años, y cada uno de los niños, aprenden a respetar al patrón, a los capataces,
y a responder con mucha capacidad al trabajo duro, y que solo sirve asegurar el
arrendamiento del lugar donde viven con su familia. Convirtiéndose en extraños en
su propia tierra. Este sector empresarial dominante y ladino, marcó en cada persona
q’eqchi’ su simple papel de siervo, (moosil) como se acostumbra decir en el idioma
q’eqchi’, y hasta la fecha, en los hogares de las familias que viven en la ciudad,
trabajan más de un o una q’eqchi’ quienes reciben la categoría de moos, y que ha
penetrado en la mentalidad de estas personas, que a falta de tierra, trabajo y dinero,
se resignan a dedicar su vida trabajando para los familias más acomodadas de la
actualidad, lo que cada vez la ahoga y mata. (Tzoc J. 2005:35s/n)13
21
culturales sin tanta contaminación occidental y que puede aportar en beneficio de los
demás.
Haeserijn, (1975:18), afirma que “la comunidad indígena mantiene una igualdad
económica entre sus miembros, pues se valora no al que tiene más, sino al que
ayuda más, pero la influencia de la cultura occidental ha hecho que algunos
indígenas se conviertan en egoístas y explotadores de su propia comunidad…” en
este sentido, la comunidad es el espacio social y geográfico en donde desarrolla su
vida la persona q’eqchi’ e integra entre sus elementos simbólicos principalmente el
sagrado Tzuultaq’a que representa el espíritu creador y formador, luego los seres
que lo habitan, es decir los animales y las plantas, sin embargo, los astros, la luna,
las estrellas y el sol, son también componentes de la cosmología comunitaria en
donde se desarrolla la vida familiar que se trata más adelante, un espacio más intimo
de cada ser humano. (Cfr. Fenomenologia de las culturas mayas de la Verapaz, Ak’
Kutan, 2002:10-25).
22
identidad de los individuos, es consagrada durante la “convivencia social…..
sustentan la vida de la familia y la comunidad.” Por otro lado señala que los valores,
(ídem 1996:20) “se trasladan de una generación a otra de una manera natural en las
relaciones sociales, en las actividades y vida familiar."
La familia surge del matrimonio, punto de inicio también de la vida adulta, que
además de procrear hijos, son considerados padres y madres en los procesos
endógenos de reproducción de la cultura, por ello se observa un especial interés en
darle importancia al papel social y cultural que ejercen los ancianos y ancianas de
las comunidades en todas las actividades.
La Cosmovisión Q’eqchi’
Muchos son los intentos de querer expresar una definición al respecto de la
cosmovisión, de esta cuenta, hay quienes dicen que la cosmovisión se entiende
como la ‘concepción del mundo’, sin embargo, una investigación realizada por la
Universidad Rafael Landivar, hace una aproximación al decir que cosmovisión, está
compuesta por tres ideas básicas: Ser Supremo, naturaleza y ser humano, en donde
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existe una fuerte vinculación entre cada uno, lo que permite entender que no puede
existir uno sin el otro. (González, 2001:24).
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Concepto de persona Q’eqchi’.
La persona, en el pensamiento maya tiene su propia acepción, por lo que desde una
filosofía Q’eqchi’, inspirado en lo que dice Parra (1994:3), se conoce a una persona
porque está compuesta por: Tz’ejwalej (cuerpo), Musiq’ej (alma), Muhel (espíritu).
Dicho autor establece que “el concepto de persona no puede entenderse
rectamente, si no es en relación a una integración armoniosa del ser humano a
través de la institución familiar”; aunque en la actualidad los q’eqchi’es, por la fuerte
intervención de la iglesias, se interesan por la salvación del alma, se puede decir
que el concepto del ser más aceptable es el de cuerpo y espíritu.
La persona humana es fuente de valores, por eso mismo el análisis penetra en las
profundidades del ser humano, sean estos hombres o mujeres, cada uno necesita
fundamentar y garantizar el goce de una vida digna, libre y útil, todo encerrado en lo
que se conoce como derechos y deberes del ser humano, en el relacionamiento
entre sus semejantes.
Ser Mujer: Roncal, (1999:34) dice, se nace de la mujer, “no para sembrar
confusiones, sino para aclarar misterios, no para competir con la naturaleza, sino
para honrarla, no solo para disfrutar de la belleza de las cosas naturales, sino
también para crear una propia belleza, para edificar un mundo humano en la
naturaleza, nacer es algo doloroso, pero lo compensa la vida misma”. Este cúmulo
de conocimientos y sabidurías, solo es transmitido a través de la mujer que es
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madre, sostén emocional, y apoyo espiritual de las familias q’eqchi’es. En el
pensamiento maya, los principios de dualidad y complementariedad, son normas que
no se pueden dejar de observar, pues desde la misma creación del universo, existe
la valoración de los elementos cosmogónicos, el Abuelo Sol y la Abuela Luna, son
personajes principales en el mito que se conoce a acerca de Ixmukane y Balamq’e,
más conocido en el medio q’eqchi’ como: li seeraq’ chi rix qana’ Po ut wa’ Saq’e, la
leyenda del Sol y la Luna que los ancianos q’eqchi’es lo transmiten oralmente como
dueños de esa herencia milenaria. Así mismo, los cuatro Creadores y Formadores
que habla el Poopol Vuh, menciona inmediatamente a sus respectivas esposas que
los complementan. Pero algo más espiritual y mitológico se encuentra en la
representación del -“Tzuul Taq’a”- (cerro valle), el cerro, como representación del
hombre y el valle, como representación de la mujer; así mismo en la naturaleza,
además de los animales existen en las plantas, machos y hembras. Esta dualidad
juega su papel fundamental en el proceso de la procreación, que además de la
responsabilidad de dar vida, alimentar, y guiar a los nuevos seres, tiene la gran tarea
de educar a los niños y niñas, pues son ellas quienes tiene la gran responsabilidad
de reconfigurar el tejido social de las comunidades, y de las aldeas al respecto
El ser niño los hijos son la bendición de la vida, la riqueza de la familia y los futuros
baluartes de la cultura, por ello los padres q’eqchi’es aman entrañablemente a sus
hijos (Roncal, 1997:7) y por ello, hacen todo el esfuerzo para educarlos,
principalmente en valores, de tal manera que no se conviertan en víctimas de actos
inhumanos como la violencia, los vicios, y malos hábitos como los robos, etc. Por
eso cuando se dice que se educa con el ejemplo, es porque el niño y la niña,
acompañan constantemente a sus padres, y todo lo que ven o van encontrando
diariamente, es aprovechado por sus padres para explicar, reprender o prevenirlos a
no cometer lo mismo de lo que van viendo.
Los procesos de formación del niño indígena a criterio de Tobar M. responden a una
visión de hombre y su estrecha relación con la naturaleza, bajo la concepción de
orden, armonía, equilibrio y respeto entre la persona y todo lo creado; la formación
de la vida, comprende el acervo de conocimientos altamente valorados en la
comunidad, como los procedimientos, prácticas y secretos relacionados con el
trabajo, la siembra, los conocimientos sobre las propiedades de los seres de la
naturaleza como las plantas, animales, etc., así como los rituales de la caza, la
siembra, los viajes, etc., y el servicio a la comunidad. (Op Cit. 1999:59). Por eso
mismo, existe una comunicación constante entre padres de familia y los hijos, ya que
la transmisión de los conocimientos es en forma oral y por medio de la experiencia y
el ejemplo, o que se cuentan a través de las leyendas y los mitos, que son
estrategias didácticas para la traslación de los conocimientos en el mundo q’eqchi’.
Vale la pena señalar que el niño y la niña q’eqchi’, reciben una formación de manera
que le despierte el interés y la responsabilidad por él mismo, su valor como persona
humana y su misión en tanto miembro de una comunidad familiar y unidad familiar;
su incorporación temprana al trabajo, permite su autoaprendizaje y valoración para
ser útil, una motivación básica para la vida.
27
El ser adulto el o la joven no es considerado adulto mientras no toma esposa o
esposo y forma su propia familia. (Roncal, 1997:7) el matrimonio pues trae consigo
la categoría de ciudadanía para la pareja de esposos, ya que con ello son
considerados en la comunidad sujetos de derechos y obligaciones propias, personas
con capacidad plena de participación y de adquirir responsabilidades para con los
demás. E aquí la importancia de haber vivido una formación integral, holística
durante la niñez y la adolescencia o juventud, el sentirse útil a la comunidad
encuentra su manifestación de ser en esta etapa de la vida, pues con la madurez
llega el cargo de principal y notable en la comunidad.
El nacimiento de los hijos afianza la familia y la madurez social, pues solamente las
personas casadas son las que pueden optar a los cargos importantes en la
comunidad, y el tener hijos, marca la pauta de una vida más cautelosa, honesta y
responsable.
El ser anciano son las personas que han sobrepasado y alcanzado los escalones
de la madurez, se dedican y se deben a la comunidad, pues son los encargados de
conducirla, de orientarla, de guardar la memoria; y los demás los admiran y
respetan, y como dice Darío Caal (2000), “si se mantienen fieles, serán (siempre) los
nobles de la comunidad” y por supuesto que los ancianos tienen un peso importante
en la familia: se valora su experiencia, y sabiduría, se respeta su autoridad que
ejerce por medio de la palabra y los diversos ritos (Cfr. Parra Novo 1997:7). En el
contexto q’eqchi’, no existe la estructura, ni la figura de los Consejos de Ancianos,
toda vez que es conocido naturalmente su papel de principales en cualquier ámbito
o circunstancias; aunque hay intentos de algunas ONGs o mayistas tradicionales
que han pretendido importar figuras y formas de organización como los Consejos de
Ancianos pero no pasa a ser una figura o forma folklórica, pues en las comunidades,
28
son respetados, y catalogados como sabios y nobles, sin necesidad de contar con
cargos, puestos o símbolos en estructuras organizativas. Escobar, (1994:24) dice al
respecto: “los abuelos enriquecen a la familia, especialmente si se comprende que la
ancianidad no es la decadencia de la vida, sino su cúspide y cumplimiento…,” es un
elemento muy valioso que permite el arraigo de las nuevas generaciones en la
historia de la familia y la comunidad.
Por eso cuando la madre trae al mundo a un hijo, según describe Roncal, (1999:32)
la comadrona le habla al nuevo ser estando todavía en el seno de la madre, diciendo
que ser hombre o ser mujer es cosa difícil, porque se nace no para sembrar
confusión, sino para aclarar misterios, no para competir con la naturaleza sino para
honrarla, no solo para disfrutar de la belleza y de la riqueza natural, sino para crear,
para edificar un mundo humano en la naturaleza. Nacer es algo doloroso, pero lo
compensa la vida misma. Por eso, la llegada de la vida tiene sentido, razón de ser,
su utilidad, se nace libre para ser útil, de allí la dignidad de todo ser humano.
Y como atraído por la fascinación de esas palabras, después del dolor, sudor y de
esfuerzos, aparece el nuevo ser en el umbral materno, tras un esfuerzo apoyado por
los dioses, a través de la energía de la medicina natural y del ritual ceremonial propio
para el nacimiento, el pequeño cuerpo se arroja a la vida, asomando al mundo con
un pequeño llanto. (Roncal, 1999:32-35).
Para el entierro de los muertos, siempre se colocan las herramientas, la ropa, los
zapatos y algunos trastos, pues se cree que en la otra vida, se dedicara a lo mismo
que hacía en vida, y durante su viaje puede necesitar de algunos implementos,
como peines, agujas, incensario, etc.
El Tiempo y el Espacio
La noción del tiempo y del espacio está considerado en el Popol Vuh (Recinos,
1979), por ejemplo en el pasaje que trata sobre la formación del cielo y la tierra: “fue
formado y repartido en cuatro partes, como fue señalado, y el cielo fue medido, y se
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trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro
ángulos, en los cuatro rincones…;” por lo que tanto el tiempo, como el espacio es
fundamental en el pensamiento maya, esto se aprecia en la actualidad en las
manifestaciones de las ceremonias18, las actividades agrícolas19. Así mismo, el
control sobre las estaciones y el clima, las lunaciones que rigen cada una de las
actividades de los q’eqchi’es; el movimiento cíclico en forma de espiral en sentido
contrario al movimiento de las agujas del reloj, permite conocer como el hombre está
conectado directamente con el universo y la naturaleza, pues este movimiento
armónico, es similar a la que poseen los huracanes, el agua, hasta el sentido que
sigue el perro cuando se echa, y el movimiento de la galaxia misma.
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calendario perfecto que le han dado la característica de sagrado para demostrar el
vinculo con la persona y el cosmos.
Existe pues, una estrecha vinculación del sagrado maíz con la creación mitológica
del hombre, ya que según el pensamiento maya, (Schele, y Freidel, 2000), “ los
seres humanos fueron hechos de maíz, trátese de un análogo directo de la creación
de un atole de maíz especial por parte de los mayas modernos, para recordar como
los héroes gemelos saltaban a una gran hoguera en la que eran inmolados, y así
como los huesos fueron molidos y arrojados al rió, así los granos de maíz, es molido
y echado al fuego mezclado con agua”, en la actualidad como una costumbre
q’eqchi’ de conmemorar esta acción mitológica, en el contexto de las comunidades
q’eqchi’es se acostumbra tomar atole denominado matz’20 y mux’aj21 echo de maíz
tierno.
Salud y enfermedad
En el pensamiento q’eqchi’ la salud y la enfermedad son elementos
complementarios, separados uno del otro no parecen tener significado; la salud es el
goce de la plenitud de la vida, el sostenimiento del equilibrio personal, social y
ambiental, y contrario a esto, la enfermedad que se constituye en la debilidad del
espíritu que se traduce en afecciones físicas, mentales y emocionales de cada
individuo, y para atender estas interacciones, existen especialistas que tienen
profundos conocimientos en la medicina maya, valores que han sido explotados por
personas que ejercen funciones como comadronas, sobadoras, curanderos,
hueseros, chayeros; quienes aplican tratamientos curativos y preventivos
fundamentados en la cosmovisión y la espiritualidad. (Eder, y Car, 2004:78-79).
De esta cuenta, se puede hacer una interpretación del Awas con la teoría del valor
moral y el valor de la ética que se abordan más adelante, en cuanto a los patrones
de conducta y de relacionamiento entre personas y otros seres de la naturaleza, que
exige altos niveles de respeto y solidaridad en el trato con los demás, y el Q’oq con
el valor ontológico, que se encuentra muy cerca con la metafísica. (Ver pág. 55-56)
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El awas se da en los niños y en la siembra del sagrado maíz. De hecho, esta
predisposición a tal enfermedad o encanto, ha permitido guardar un alto nivel de
equilibrio en el desarrollo de la vida de los q’eqchi’es, pues el awas es una condición
para poder guardar respeto por todos los elementos de la naturaleza, de no cometer,
no hacer, o no caer en actos que pueden ser repercutidos o replicados en los hijos,
en los nietos, en los bisnietos, o incluso en los cultivos y la crianza de animales.
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De esta cuenta es que se oye mencionar también de: Xwinqul yajel, xwinqul q’ojyink,
como el “otro yo” de lo que existe, el dueño. De la cual se infiere que cuando una
persona está enferma, es porque se ha roto el equilibrio con su muhel (espíritu),
incluso para ello, existen las plegarias especiales que en q’eqchi’ muy bien se
denominan raatinul, para conjurar, llamar o invocar el xmuhel de las cosas como las
plantas, animales, y otros seres de la naturaleza que están concatenados con la vida
del q’eqchi’, en donde se entremezclan la magia con lo sagrado.
Espiritualidad Q’eqchi’
En su tesis de graduación Chub, A (2005:14) establece una clara diferencia entre la
Cosmovisión Maya de manera general, y la Cosmovisión Q’eqchi’ como cultura
propiamente dicha, que se ha desarrollado de manera particular, pues para la
primera cosmovisión, “la espiritualidad está regida por el calendario sagrado maya,
aunque desarrollado o realizado en centros ceremoniales ubicados en cerros,” es
decir, que se rigen por la orientación de los 20 nawales que corresponden a los 20
días que componen cada uno de los 18 meses, más el mes de 5 días que
corresponde al sagrado Wayeb’ del calendario Tzolq’ij de origen k’iche’.
Para la segunda visión, en el contexto cultural q’eqchi’, la práctica espiritual para “el
q’eqchi’ lo hace alrededor de los cerros y cuevas a los cuales considera no solo un
centro espiritual, sino también su protector, intermediario, guía y guardián” [sic], con
esto se entiende que para el q’eqchi’, participar o llevar a cabo una ceremonia
(mayejak), representa un convívio con la naturaleza y sus antepasados, (abuelos y
abuelas), y con el universo,. Es decir que para el q’eqchi’, la visita al sagrado
Tzuultaq’a, es una visita de mucha trascendencia, no es la invocación de nawales,
por eso mismo la práctica difiere con el fuego, el sacrificio de aves y la quema de
diferentes productos o materiales (azúcar, pan, agua florida, licor, estoraque, pasas,
huevos, miel, etc.), pues el q’eqchi’ utiliza solamente las velas elaboradas de la cera
que se extrae del arrayán (raxwaak o wa uut en q’eqchi’) y cebo de res, así como las
elaboradas con la cera de abejas; Pom, resina del árbol de Copal en grandes
cantidades, cacao, b’oj, (bebida elaborada con jugo de caña y fermentada con maíz)
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y sangre de chunto (pavo o chompipe), en algunas ocasiones se ofrecen puros de
hoja de tabaco.
La espiritualidad q’eqchi’, radica pues en un diálogo con los ancestros, con los
abuelos, los seres de la naturaleza, a quienes se debe atender bien, “naq taak’at
laapom, laawuutz’u’uj, nake’k’ulun li xmuhel li qamama’ qixa’an, xb’aan naq ha’aneb’
li naqak’eheb’ chi tzakank nakawil, tento naq taanaweb’ xk’ulb’al”26, por eso, se sirve
comida, generalmente carne de chunto, tamalitos de maíz, cacao y b’oj. Esto se
ofrece, tanto en el altar familiar del hogar o en la cueva de una montaña sagrada,
como ofrenda a los seres que se invocan y se visitan.
El culto a las montañas, como lo señala Villa-Rojas, citado por Wilson, es parte del
simbolismo en donde los q’eqchi’es invocan los nombres de 13 Grandes Tzuultaq’as,
pues el número trece significa totalidad y unidad, (Op. Cit. 1999:56), por lo que se
establece que los q’eqchi’es encuentran la representación y correspondencia de los
nawales en los Cerros que los rodea27, siendo los principales los siguientes:
Wa’ Xukaneb’, Qana’ Itzam,
Wa’ Kojaj, Qana’ Hix,
Wa’ Raxon Tz’unun, Qana’ Muqb’il ha’,
Wa’ Chajmahik Qana’ Chamha’
Wa’ Se’kaaq Qana’ Chich’en
Wa’ Siyab’ Qana’ Ki’ha’ o Chihoyha’
Wa’ Chajxukub’. (Chi’oxxukuut)
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los lugares en donde ofrecen sus ceremonias, así se mencionan a Wa’ Pekik’uch,
Wa’ Saqtz’ikniil, Wa’ Chi aj k’oj, Wa’ Jitom, Wa’ Pekmo’, Wa’ Ch’ixb’ajaw, Wa’ ilob’,
Wa’ Tzunk’im, Wa’ Chi Ixim, Wa’ B’eelenju, Wa’ Xukyan, Wa’ Chi’aql, Wa’ Chiyux,
Wa’ Kub’il Witz, Wa’ B’alb’aatzuul, Wa’ Chahimal, Wa’ Jul iq’, Wa’ Chiq’ooq’, Wa’
Tzo’xul, Qana’ Raxq’een, Qana’ Tomaas, Qana’ Puk’ b’aalam, Qana’ Nimtaq’a,
Qana’ Raxruha’, Qana’ Chihoyha’, Qana’ Lamha’, Qana Se’roqtaq’a. Qana Olcham28,
wa’ Se’kaaq, etc., así mismo es importante saber que cada uno de estos Tzuultaq’a,
tienen una especialidad o un don, y dependiendo de la necesidad de la comunidad,
así se invocan; al respecto don Eduardo Pacay (2005:s/n) dice: “ink’a’ naru
xyaab’asinkileb’ xk’ab’a’ yal chi jo’ka’an, ink’a’ xpatz’b’aleb’ wi’ ink’a’ tz’aqal wankat,
wi’ ink’a’ kawresinb’ilat, wankeb’ li loq’laj tzuutaq’a b’ihomeb’, ut eb’ ha’an k’i tz’aqal li
tzakahemq nake’raj, naq nake’tz’oka, sa’ matk’ nake’xpatz’”29.
Por consiguiente, es el mayejak, el rito más sagrada por medio del cual los
q’eqchi’es se encuentran consigo mismo, viven su vida y fortalecen su identidad;
esto conlleva a un proceso de actividades para pedir, agradecer, o suplicar por la
vida; esta práctica incluye el k’ajb’ak, yo’lek, wa’tesink uutz’u’uj, wa’ak-uk’ak, tijok,
k’atok uutz’u’uj; y como respuesta, Siebers, (2001:44) dice que “el Tzuultaq’a les
envía la vida en forma de maíz, frijoles, pavos, árboles, agua, hierbas medicinales, y
otras cosas”30. La ceremonia es una fiesta, un ofrecimiento a los elementos de la
naturaleza en donde entra en comunión total y se reafirma la identidad.
36
silueta biológica, la calidad de los sentimientos, …no solamente la identidad es una
realidad, sino que es una propiedad del hombre totalmente legítima y necesaria”.
Por consiguiente el fenómeno de la identidad, como lo explica Hans Siebers,
(2001:18) en su investigación, Los Q’eqchi’es entre la mayanización y ladinización,
expone como el q’eqchi’ se identifica principalmente como hombre, o mujer y como
miembro de una familia determinada, identificándose con su apellido (aj Ch’ok, aj
Ch’ub’, ). Un q’eqchi’, hablando con otro q’eqchi’ de otra comunidad, se identifica
principalmente como miembro de su comunidad de origen, (aj Q’anpur, aj chajkej, aj
Karcha), si se encuentra con un ladino, este mismo q’eqchi’ se identifica como
q’eqchi’ en forma general; en fin, la misma persona, es al mismo tiempo persona,
miembro de una familia, de su comunidad, o es q’eqchi’ porque habla este idioma.
En conclusión cada elemento tiene su importancia en un contexto determinado y
todos los elementos en su conjunto forman la identidad de los Q’eqchi’.
37
Los Valores
Se entiende como valor, toda perfección real o posible que procede de la naturaleza
y que se apoya tanto en el ser, como en la razón de ser de lo que es real (López de
Llergo, 2002:44). Según esta autora, existen cuatro valores fundantes, originales o
en otras palabras universales, porque en ellos se apoyan los demás y se encuentran
en toda realidad creada como los seres inertes, vivientes y sociedades, estos valores
son trascendentales, para dar a entender que estos, no son exclusivos de ciertas
personas, sino, lo tienen todas las personas, por una estrecha relación que se
establecen entre ellos.
Al respecto, López de Llergo expone que estos valores trascendentales son: “la
unidad, la verdad, el bien y la belleza”. (Op Cit. 2002:44-45). Y por la misma línea de
ideas, Frondizi, (2000:18), dice que “los valores, no existen por si mismos…,
necesitan de un depositario en que descansar”, dichos depositarios según este
autor, pueden ser por ejemplo, la -belleza de un cuadro-, pero no forman parte
necesariamente del objeto, en este caso del cuadro, pues pueden existir cuadros sin
este valor, y antes de incorporarse al respectivo portador o depositario, los valores
son meras posibilidades, que no tienen existencia real sino virtual. (Op. Cit. 2000:15-
20)
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como en el caso del oxloq’il, el sentido de valor que emanan los objetos que se
aborda más adelante. (Op. Cit. 2000:26-40)
En sí, se puede entender que los valores como dice Antonio J. Severino, (2005:93-
94) es “la práctica de lo cotidiano… el Ethos, entendido este como el -modo de ser y
de vivir-“, por consiguiente, es claro que los valores son normas y principios que
sirven de estandarte de los sujetos en cuanto ser humano, quien conduce su vida en
constante participación e interrelación con sus semejantes, la naturaleza, y con la
producción cultural que se va construyendo, lo más perfecto posible apoyado en
actitudes y virtudes, mediante conductas que representan al ser como una persona
real ético y moral.
Teoría Fenomenológica: “los valores son ideales, pero no subjetivos, sino objetivos,
pues valen independientemente de las cosas y de nuestras estimaciones”. Según
esta corriente, los valores no dependen directamente de nosotros, sino que de la
relación con el objeto o el sujeto, por ejemplo la amistad, la responsabilidad, la
honradez.
La teoría realista propone “que todos los seres tiene su propio valor, desde el agua
que nos mitiga la sed, hasta el sol que nos calienta y permite que florezcan las
plantas.” Es decir que las cosas tiene su valor en cuento existen. Pero esta teoría
puede ser considerada más del tipo existencialista.
En la misma línea de los valores, Aragó explica que existe la pirámide como
propuesta de ordenamiento de los valores, esta responde al planteamiento de
Máslow, valores que se encuentran graduadas en forma de pirámide y en donde
cada escalón corresponde a las motivaciones, entre las cuales se encuentran en
primer lugar como base las necesidades más indispensables, los de tipo fisiológico,
como el hambre, la sed, etc., luego se encuentra la seguridad, como lo económico,
la familia, etc., seguido de la filiación como el amor, la pertenencia, etc.,
seguidamente la autoestima, luego la autorrealización y por último los valores
intelectuales o estéticos como la trascendencia. (Op Cit. 1994: 27-28).
Pero de acuerdo a Yarce (2004), en su libro “Valor para vivir los Valores”, señala él
con bastante profundidad que “accedemos a los valores por diversos caminos, unos
ya están en nosotros, porque los hemos recibido a través de nuestros propios genes
(la herencia biológica) y los vamos desarrollando poco a poco, otros están en el
40
ambiente en el que nos desenvolvemos: en la familia y en la escuela, gracias al
contacto con personas que actúan inspirados en ellos, pero hay otros que son
necesariamente fruto de un aprendizaje” (Op. Cit. 2004:30). Por eso cada uno de
estos niveles de valores, lo vamos incorporando a nuestra propia jerarquía de
valores, una jerarquía que no es un listado de valores, sino un marco de referencia
de lo más valioso y lo menos valioso, jerarquía que conviene establecer desde muy
temprano en la vida con la ayuda de los padres y de los maestros, pues como dice
este autor, “la infancia es, precisamente, la etapa en la que hay una disponibilidad
natural, sensibilidad especial para captar y vivir los valores”. Esta jerarquía no
depende de lo que los demás hagan, digan o vivan, sino de lo que cada uno de las
personas elija responsablemente para su propia vida, asistida por su inteligencia, su
voluntad y sus efectos. Según dicho autor, vivir los valores no es imitar, no se trata
de moldear de acuerdo a corrientes externas, sino que el establecimiento de la
jerarquía de valores debe estar sujeto a la inteligencia emocional, los sentimientos,
las emociones y motivaciones porque son los que moldean el comportamiento cada
día, y será el fruto de la construcción de hábitos para alcanzar una vida con calidad y
excelencia. (Op. Cit. 2004:30-33)
Basado en todo lo anterior se puede decir que existen tres niveles fundantes de los
valores:
− El primero es el valor Moral, o sea las normas cuyo origen es externo y tienen
una acción impositiva en la mentalidad del sujeto.
− El segundo es el valor Ético, las normas que tienen un origen interno en la
mentalidad del sujeto.
− El tercero es el valor Ontológico, las normas que surgen de la vivencia real y la
trascendencia de las propiedades de los valores, hacer del valor un Ethos.
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41
establecimiento de normas, que forman un sistema con propias estructuras,
coherencias y lógicas en la vida los pueblos. El ethos, consiste en una impresionante
cantidad de prescripciones, prohibiciones y normas que responden a una estructura
lógica que solo se puede explicar desde la cosmovisión misma. El reto consiste en
encontrar los patrones integradores y el sistema orientador de esta variedad de
valores, que aparte de reconstruir dicho sistema de normas, recuperar la memoria
histórica de los pueblos, que está siendo atacada fuertemente y eliminada cada vez
más por el contacto con el mundo globalizante. (Op. Cit. 2002:49). Esa es la línea
básica de los valores que a nuestra conciencia es sensible, conjunto de
características que garantizan la identidad de cada ser, integrándolo a su especie y
distinguiéndolo de los pertenecientes a otros. En la antigüedad y en la edad media,
coherente con la metafísica vigente, la ética tendió a encontrar ese fundamento en la
naturaleza ontológica del hombre. Entendían los filósofos metafísicos que en la
esencia humana ya estaría inscrita, estable y permanentemente, la finalidad de la
existencia. (Severino 2005:93-94). Esta singularidad es de cada pueblo, y de ahí
depende su idiosincrasia, de sus creencias, exigencias y emociones, como el placer,
el éxtasis, el gozo, la alegría, la plenitud.
En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado
de su propia reflexión y su propia elección, desde su misma conciencia y voluntad.
Igual es un conjunto de normas que un sujeto ha esclarecido y adoptado en su
propia mentalidad, pero es propia de una sola persona, lo que lo hace ser su
singularidad u originalidad individual.
Está claro, que la diferencia entre la moral y la ética radica en la fuente de dónde se
inspira cada uno de estos valores, pues mientras el valor moral lo obtiene la persona
de su familia, de su comunidad o conglomerado social donde se practican ciertas
normas y principios; el valor ético, es consecuencia de lo anterior y resultado de una
reflexión personal que rigen al individuo, es el alcance de los niveles de conciencia y
la expresión de actitudes y conductas de manera voluntaria que lo va haciendo
diferente a las demás personas.
42
Crisis de valores
No se puede culpar al proceso de la globalización por todos los problemas que
existen, pero lo que si es cierto es que la globalización es causante de muchas de
ellas, en tanto que la globalización es una corriente universal avasalladora que se
impone e interactúa como un todo en el planeta. Las distancias se han acortado y
las fronteras no son obstáculo para estar sujeto al pensamiento y el conocimiento
occidental, y mientras este cada vez se fortalece, cada vez se degradan las culturas
y en consecuencia sus propios sistemas de valores, al respecto Yarce, (2004:6),
dice: “la crisis de valores se manifiesta por el clima de permisibilidad moral en el que
parecen estar bien algunas conductas que antes eran reprobables desde el punto de
vista ético, en cierto modo nos acostumbramos a «pensar cómo vivimos y no a vivir
como pensamos», se han perdido los puntos de referencia; por ejemplo, por creer
que la comunicación familiar consiste en un dialogo entre iguales, se pierde el
respeto a los padres, y así el dialogo se convierte en un enfrentamiento y
desobediencia”; en este sentido, los padres, en muchos casos, no pueden ser
tratados como iguales con los hijos, porque dejarían de cumplir su misión de padres
para con los hijos pues a criterio de los entrevistados, los hijos cuando se ven en
condiciones de igualdad con los padres, estos retan a sus padres por razones de
superioridad intelectual, económica, habilidad, etc. Al filo de esta aseveración,
Richard Wilson (1999:141) en su libro Resurgimiento Maya, expone que en las
comunidades q’eqchi’es, la formación de los grupos de catequistas para ganar la
batalla al tradicionalismo maya, estratégicamente fue minando la estructura de
valores y de poder que ancestralmente se practicaba, dicho autor resalta lo dicho por
un sacerdote salesiano de San Pedro Carchá que increpaba: “la evangelización no
estará completa hasta que muera el último anciano”. Esta situación facilitó y motivo
la estratégica lucha de capacitar a los más jóvenes ‘alfabetas’ para que se
convirtieran en “misioneros de la palabra”, marginando de hecho a los ancianos y su
rol de principales de cada comunidad, este movimiento buscaba eliminar el culto a la
tierra, debilitaron los lazos que unían a cada comunidad con los cerros, los sueños
de los ancianos en las que se manifestaban los mensajes de los espíritus de la
montaña, dejaron de ser la base del sistema político gobernado por los ancianos,
creando un liderazgo nuevo, joven e imitador del mundo exterior (Op Cit. 127 -156)
43
ya no sensibiliza ni afecta a las personas, las asumimos como normales, lo mismo
puede decirse respecto al desprecio de grupos étnicos con valores culturales
distintos, más conocido como racismo y discriminación.
- Ausencia de una recta comprensión del concepto de libertad, el concepto de
libertad a oscilado a lo largo de la historia desde el individualismo hasta una idea
colectiva de la misma, en ambos casos se desfigura la naturaleza humana y sus
posibilidades de realización, estableciendo parámetros para su goce, y no desde la
persona, sino desde los interés económicos y el poder que muchos buscan a costa
de todo.
- Inhibición de la realidad social frente a nuevos patrones de vida, pues ya no
importa hacia donde se dirige la sociedad, existen instituciones en defensa de la vida
y de los derechos mínimos vitales del hombre, pero en un esquema general no se
trabaja para tener una meta orientada al bienestar de la persona, sino a los
intereses del consumismo, lo que dictan los países industrializados, cuando muchas
veces son ellos los que irrespetan la vida, mediante sus prácticas y actitudes como
en el caso de la conservación del medioambiente, es como si a un individuo solo se
le curase de sus males y heridas pero no se hace crecer, ni desarrollar, ni impulsar
sus capacidades desde su cultura y sus propios conocimientos.
- Hay una tendencia a imitar elementos y esquemas culturales y sociales
extranjeras al hablar de igualdad, de equidad como tendencias o constantes
universales, facilitando la incorporación de corrientes de degeneración como el
feminismo, homosexualismo, prostitución, vandalismo juvenil, etc., extremos que no
permiten valorar las epistemologías propias de la cultura maya.
En este sentido, existen prácticas que acompañan a la persona desde que nace e
incluso hasta que muere, todos estos rituales son expresiones de normas y valores
de carácter comunitario que permiten la socialización de las generaciones y
reproducciones del orden social comunitario; la vivencia y fortalecimiento de la
identidad, por eso cada persona tiene su lugar en la comunidad, y se le identifica con
relación a ese lugar y a las obligaciones y derechos que implica el ciclo de la vida
que se va construyendo y expresando para dar sentido a la personalidad.
(SAQB’ICHIL-COPMAGUA 1999:107)
44
correspondencia de estructuras de pensamientos occidentales, en la cultura maya, lo
que hace que nuevamente se esté limitando a una adaptación de lo foráneo para
entender lo maya. Algunas valores aquí planteados, son más bien “principios” pues
estos no se pueden someter a discusión, solamente se acatan, ya que no dependen
de la persona, sino de la sociedad, por lo que deben ser observados y exigidos por
la sociedad; esto lo hace estar fuera de la conceptualización de valores, y por lo
mismo, en tanto son principios, son normas inquebrantables y existentes en toda
cultura de manera sui géneris34. Estos principios de las cuales se refieren los
autores, por la forma como están expresados, son frases y palabras en la que se
basa la sociedad para manifestar externamente los valores o más bien para el
proceso de formación en valores.
Yarce, (2004:74), dice que la cultura y los valores pugnan constantemente entre el
tener y el ser, “la cultura del tener es materialista y consumista…, y la cultura del ser
se refiere mas al espíritu de la persona que busca ser feliz” aunque no disponga de
los bienes materiales, he ahí la existencia de un concepto propio de pobreza. Por
eso mismo la educación competitiva está basada en esta cultura del tener, cuando
se sabe que la escuela por más sofisticado y moderno se encuentre, o que incorpore
alta tecnología de punta, y que los docentes, los padres de familia y la comunidad se
olvidan del aspecto humano, están equivocando el camino de cada niño y niña que
tienen bajo su responsabilidad, conduciéndolo al materialismo y por consiguiente a
la autodestrucción, pues motiva el individualismo y el egoísmo, que antepone el
bienestar personal por encima de los intereses de la comunidad. Al respecto el
mismo autor dice que “el hombre, es hijo y hermano en la familia y después, prójimo,
vecino y hermano en la sociedad” (Op Cit. 2004:77).
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45
entredicho los elementos culturales de los pueblos receptores, considerando que
dichos procesos no solo rompen con los principios éticos y morales de los pueblos
indígenas basados en la cosmovisión, sino que también pone en riesgo otros
elementos como el medio ambiente; Vox Latina,35 dice que para la juventud de hoy,
poseer un vehículo es lo que más desean en la vida, pues sobre sale con una
puntuación de 21.7%, siendo la más alta, y seguido por el 20.1% de los que dicen que
lo que más anhelan tener es una computadora, mientras que el 11.7% desean tener
un equipo de sonido y el 9.7% sueñan con un celular, mientras que otros piensan el
videojuegos, y más, y solamente el 1.1% dice que desea estudiar; esto pone en
evidencia que la juventud responde a una cultura material y de consumo.
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46
dignidad del ser humano que postula el pensamiento kaxlan36. Pero esta se agrava
cuando surgen empresas extranjeras que violentan la tranquilidad de las
comunidades y destruyen los centros de la espiritualidad maya, al pretender extraer
los recursos minerales en los sagrados Tzuultaq’as a base de engaños, con la
secuela de contaminaciones al medio ambiente, solamente porque se quiere
aprovechar la riqueza natural, para satisfacer las necesidades del consumismo, que
solamente condenan a los pueblos a una muerte lenta e inevitable, bajo el amparo
de las leyes que están hechas para favorecer a estas acciones.
*1 N 7 ) &
47
Dimensionalidad de los Valores de la Cultura Q’eqchi’
Los valores, como dice Frondizi, (2000:38-40), “no existen por sí mismos…,
necesitan de un depositario en que descansar”; es evidentemente claro que los
valores de la cultura q’eqchi’ están anclados en la persona humana como
depositaria, y solo en él, su existencia es real y virtual al mismo tiempo, pues son
condicionados en la familia y la comunidad, y los otros emergen en la individualidad
de la persona como producto de su formación, y esto también lo hace ser un valor
sobre entendido en cada uno, aunque no siempre puede manifestarse. En este
orden de ideas, se ha podido encontrar en la etapa de observación y entrevista que
en la población q’eqchi’ prevalecen valores morales, éticos y ontológicos que dan
vida a la legendaria cultura maya en la actualidad.
*3 K & . BB57/ 34 8
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48
na’leb’, (el venerable espíritu de la montaña, venerable ofrenda, venerable vida,
venerable conocimiento).
Valores morales
Estos valores son un conjunto de normas establecidas en el seno de la sociedad, la
comunidad o el pueblo, que controlan el comportamiento, el relacionamiento y la
participación, con quienes se vincula, como la familia, la comunidad, pasando por la
escuela, y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno
de sus integrantes, desde el exterior o desde el inconsciente; está determinado por
un carácter normativo, legal, obligatorio, coercitivo y punitivo, situación que lo hace
ser exigido, controlado y castigado cuando se deja de observar o se altera su
naturaleza de ser.
El valor del tuqtuukilal (equilibrio) la calma, la amistad son el fundamento para vivir
pacíficamente en la comunidad, sin alterar el orden de las cosas; con las personas,
con la madre naturaleza y con los Formadores y Creadores, “tuqub’ b’a’yaq aawib’,
tuqub’ ru laayu’am chankeb’ li cheek naq ink’a’ ch’olch’o xyu’am junaq li winq”,
(entrevista anciano de la región Nimlaha’kok), que se va alcanzando con la madurez
humana. El valor del usilal (bondad), es la virtud de estar bien con todos, con los
suyos, con el entorno mediato, adyacente y el distante “tento li wank sa’ usilal sa’
xyanqeb’ li komon”, hay que estar en armonía con los demás, es la regla de los
padres y ancianos, la armonía, no es sinónimo de sumisión o de no hacer nada, sino
que corresponde a hacer todo lo debido, lo valido, lo correcto. Este valor se ve
cuando en las comunidades q’eqchi’es, todos participan, colaboran, nadie se niega,
o se hace de rogar para realizar las actividades en la interioridad de la comunidad
que se constituyen como una sola familia y por eso mismo, la paz es entendida con
la palabra compuesta tuqtuukil usilal (paz) y se manifiesta en la forma de actuar de
las personas.
*F $
49
la participación de todos”, posteriormente el sentirse identificado con la comunidad
hace que el tenq’ank ib’ (colaboración / cooperación) se pueda concretizar, y una
manera común para hacerlo es por medio del junaqil (equidad), “junaqiko, maajun
nim, maajun kach’in, junaqik qilb’al chi qajunilo”; por otro lado el patz’ok (consulta) o
del tz’aqonk (participación), se logra cuando existe también el valor del k’uub’ank
(consulta / acuerdo), debiendo para ello, valorar o reconocer el papel de los
principales, de los lideres, de los adultos o ancianos que son depositarios del valor
más grande, el loq’al (dignidad); todo lo anterior es símbolo del valor yaalal wank
(armonia), como dijera un informante: “wi’ ink’a’ wankat sa’ xyaalal rik’in li loq’laj
Tzuultaq’a, naru naxtaqlachaq junaq laatz’uum, mare laa’at, mare sa’ xb’een laawalal
aak’ajol, maraj sa’ xb’een li k’a’ re ru aawe, ma toja’ ta chik sa aawehan”, (entrevista
anciana de la región Nimlaha’kok), una advertencia que resalta de manera metafórica, que
ante la falta a la lealtad, el espíritu de la montaña, está atento a corregir, afectando
al individuo, o en su lugar pueden ser su descendencia, o sus bienes. E aquí el Q’oq,
la fobia o terror como dice Freud por cometer lo impropio, el pecado, de quebrantar
la norma cultural y comunitaria, de donde surge entonces el encantamiento de los
elementos, que puede ser sujeto a un castigo.
Valores éticos
La Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su
propia reflexión y su propia elección, desde su misma conciencia y voluntad, entra
en juego su razonamiento. Igual es un conjunto de normas morales que el sujeto ha
esclarecido y adoptado en su propia mentalidad, pero es propio de una sola
persona, lo que le da una singularidad y originalidad individual. Es una derivación de
los valores morales y ontológicos, que emanan al entrar en contacto con su entorno
circundante, sin necesidad de estar siendo controlado o vigilado por los padres de
familia y/o autoridades de la comunidad, sin ser reprimido por la misma norma, sino
por simple capacidad sugestiva o por la experiencia de otros casos ya sucedidos en
el caso del awas, q’oq y kaqcha que se aborda más adelante.
En sí, como dice Severino, (2005:8) se puede entender que los valores es “la
práctica de lo cotidiano… el Ethos“, que se basa en el valor del tiikilal (lealtad) en
cada uno de los actos de la vida; pero el valor que más se ha enrizado y que
constituye un estandarte en cada uno de los sujetos en cuanto ser humano q’eqchi’.
el xutaan (pudor / vergüenza), que no se considera como sumisión o humillación,
como dicen algunos investigadores, sino como una manera de mantener vivo la
rectitud, decencia y honestidad, el respeto a sí mismo, la protección de la intimidad,
que lleva a una rectitud en el comportamiento, pues la vergüenza es el castigo más
grave que se puede alcanzar si se incumple o se quebrantan las normas; por eso,
los padres de familia constantemente les dicen a sus hijos, minaak’e sa’ xutaan “no
me pongas en vergüenza”, pues cuando los hijos cometen una falta, no solo es
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50
vergüenza para ellos, sino también para los padres de familia. Esta es la razón del
porque el ab’ink (obediencia) y paab’ank (responsabilidad), que busca garantizar el
control de las relaciones sociales posteriores en los individuos y la comunidad.
Los valores éticos, hacen del individuo un verdadero Ser, pues la persona
concretamente es tal, en tanto vive en el seno de sus relaciones sociales en virtud
del cual es humano y por consiguiente, debe velar por medir, limitar sus acciones y
actitudes, a las justas dimensiones que ya fueron establecidas y practicadas por sus
congéneres, la familia, la comunidad, el pueblo. Estos valores, son los encargados
de establecer cuales actos humanos son correctos y cuáles no, la capacidad de
autocorregirse, de disciplinarse, de cumplir la norma aún estando lejos de sus
padres y de sus autoridades, pues el q’eqchi’ como persona, aprende a depender de
sí mismo, desde muy temprano, por lo que estas normas de la ética restringe todo
aquello que puede resultar fuera de control, que altere el equilibrio o la armonía
social y comunitaria.
Otra expresión que resalta este valor es cuando con el afán de formar actitudes de
respeto hacia los demás, los padres de familia dicen: “eb’ li asb’ej, moko
juntaq’eeteb’ ta chik eerik’in, teera li asb’ej, teera li iitz’inb’ej, meejuntaq’eeti eerib’
rik’ineb, meemuxeb’ xwankil’”, que se refiere a afianzar el respeto tanto a los
mayores y los menores, dándoles el lugar que les corresponde, pues tratarlos como
iguales, sería una falta de respeto, por lo consiguiente hay un llamado para no
compararse con ellos, sino deberá tratarse con respeto, perdiendo cada quien su rol
y consecuentemente su valor de ser ante los otros, por eso siempre los papas
siempre le dicen a los hijos, cha weekaaq aawib’, que se interpreta como decir: que
se dé su lugar.
51
Valores ontológicos (muqmuukil na’leb’)
En este escenario de ideas, esta la práctica de lo cotidiano… el Ethos, que va unido
a lo religioso y mágico en el mundo q’eqchi’. Esta singularidad es de cada pueblo, y
de ahí depende su idiosincrasia, de sus creencias, exigencias y emociones, como el
placer, el éxtasis, el gozo, la alegría, la plenitud. Por su parte Frondizi, (2000:45) dice
que no puede haber valor, si el objeto no produce ningún goce o satisfacción, por lo
que el valor no puede estar ajeno a la valoración, es decir que la valoración (lo
subjetivo) es el proceso de captación del valor, por ejemplo, lo que sucede con el
valor del sihink (generosidad) observado en la comunidad, cuando durante una
visita, llegan a la casa una señora con su bebe…, y llegado la hora de comer, les
sirven tanto a la mamá, como también a la bebe aun que por su minoría de edad no
ingiere alimentos, sin embargo, le llevan una tasita y tortillas, diciendo: we’ xsek’
laach’ina ko’, (aquí está la taza para tu hijita), la mamá lo recibe, y procede a
guardarlo en una hoja para llevar, lo que en q’eqchi’ se llama Xeel”; como dice el
autor, captamos cada una de ellas con los ojos, pero la semejanza o diferencia no la
captamos con los ojos de la cara, sino con los ojos del intelecto, preguntado a un
anciano dice que hay que ser dadivosos con las personas y los demás seres, pues
en la hora de nuestra muerte podemos pagar lo malo que hacemos, y ser generoso
o dadivoso con los demás crea emociones de satisfacción.
El valor del oxloq’ink (honra / dignidad) permite ubicar a cada uno de ellas en niveles
para su tratamiento, porque están sujetos por el Q’oqonk (ver pag. 57) y no servirle o
atenderle constituye una falta a la honra o la dignidad de la persona, indistintamente
su edad, pues igual tienen q’oq los recién nacidos, los adultos, los ancianos, los
abuelos y abuelas; por eso mismo no es permitido en las comunidades, que los
ancianos sean abandonados por los hijos y los nietos, pues incluso, los elementos
de la naturaleza como los animales, las plantas, los cerros, el agua, etc., son
portadores del q’oq, “li tz’i’ ink’a’ naru xtz’eqtaanankil, xb’aan naq tatkamq, ha’an
tb’eeresinq aawe, ha’an ttenq’anq aawe chi nume’ jumpak’al li ha’, hab’an wi’
xaab’aanu li rahilal re, il b’i’ aawib’an” (entrevista anciano de la región Nimlaha’kok), el perro
hay que tratarlo bien, porque después de la muerte, es él el encargado de ayudarte
a cruzar el gran río, pero si le hiciste algún daño, debes olvidarte de su ayuda.
Existe otro valor ontológico que los niños y niñas empiezan a cultivar por orientación
de los padres de familia, por ejemplo el valor del Loq’onink ib’ (discreción), esto se
refiere a que todos los actos que realiza cada individuo, debe estar regido por una
autodisciplina que es con uno mismo, que es por el bienestar de la propia persona,
por ejemplo, la mamá le inculca este valor a las niñas en la edad de la adolescencia,
diciendo, “cha loq’oni aawib’, ma yal aakutb’e aawib’ ma yalaq k’a’ aab’aanu” (que
seas prudente, no cometas cualquier estupidez, no hagas cualquier cosa sin
consultar) y entre estas formas de manifestación de la virtud de la autodisciplina,
esta por ejemplo la de no tomar o consumir cosa frías en el período de la
menstruación, o la de no estar bajo los árboles a determinadas horas del día, y con
los varones, la de no burlarse o golpear sin razón a los animales o de personas con
algún defecto, la de no robar, no comer determinadas partes de los animales en la
comida, pues al contrario pueden ser castigados por la naturaleza de las cosas, por
52
el muhel (espíritu) y que luego haya que estar realizando los ritos y que si no se
logra curar, pueden quedar enfermos o llevarlos incluso a la muerte; si bien es cierto,
estos valores lo que tratan es preservar la salud, tiene mucho que ver con el aspecto
psicológico, la salud mental del individuo, pero es una forma de respetar y controlar
la conducta de la persona con la naturaleza y los seres del universo, pues incluso no
se pueden señalar las estrellas con los dedos, mucho menos contarlas, o ver cuando
‘la luna se está bañando’. Por eso se dice que el ethos, consiste en una
impresionante cantidad de prescripciones, prohibiciones y normas que responden a
una estructura lógica que solo se puede explicar desde la cosmovisión misma.
Encontrando su fundamento en la naturaleza ontológica del hombre, la finalidad de
su existencia. (Severino 2005:93-94).
La prudencia, es uno de los valores que se percibe en la vida los q’eqchi’es como
una herencia de los antepasados, pues con frecuencia se oye decir de los ancianos
y padres de familia que una persona puede consumir dependiendo del tamaño, la
edad y la capacidad de producción de la misma. El término medio, prudencia (kaya
tz’aqal) (eek’anb’il wank o loq’onink ib’), es el estado virtuoso entre dos extremos, el
exceso (numtaak, xulil) y la miseria (majelal o pixul); así, como la generosidad
(sihink) es el punto medio entre el derroche (b’atz’unlenk) y la ambición (ch’iqil o
q’etq’etil). Es decir que en la praxis están sujetos a una forma de vida que se
manifiesta como la búsqueda de la plena realización del potencial humano, a través
de principios, valores y virtudes que permite mantener un estado de serenidad al
estilo de un hedonismo racional39. Esta estrategia de resistencia de la cultura frente
a la cultura globalizante, permite encontrar un asidero para retomar y recrear los
valores de la cultura maya q’eqchi’ para efectos pedagógicos.
Freud, en su obra titulada, Más allá del principio del placer (1922) señala que “la
recepción de estímulos internos, sirven sobre todo al propósito de averiguar la
orientación y la índole de los estímulos exteriores, y para ello el individuo, toma
pequeñas muestras del mundo externo, para probarla en cantidades pequeñas, es
decir convertir en praxis la orientación verbal”, así en el mundo q’eqchi’, los padres
de familia enseñan a sus hijos el valor del K’ajb’ak (sacrificio/Abstención).
*B : ) ) ) L = .( ) 4
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50 ) ) &
53
El principio41 de la iniciación42 a la vida, la génesis de la configuración del ser
humano frente a las fuerzas energéticas del universo, cuando se alcanza la madurez
para aprender a comportarse con los demás seres de la naturaleza, xwinqilo’. asi
dicen los ancianos al ver al varón que ha superado los procesos de inducción,
x’ixqilo’ dicen cuando es mujer, que significa literalmente “ya es hombre” o “ya es
mujer”, los padres de familia inducen a los hijos a practicar las normas, los sistemas
de valores sin dar mayores explicaciones del porque, solamente se dice que ‘no es
bueno’ hacer o dejar de hacer tal o cual cosa, por ejemplo: los secretos mágicos que
se practican alrededor de la siembra del sagrado maíz, mal tratar a un anciano, no
regalarle nada a una visita, ignorar la presencia de un animal o peor aun lastimarlo,
por eso el wotzok, (agradar) a parte de interpretarse como compartir en el lenguaje
formal, es un valor que se interpreta como sensibilidad, una práctica de sentimiento
humano, que permite acercarse a sus hermanos y ancestros, tener el placer de
corresponder a los congéneres, una manera de comunicación, pero al mismo tiempo
un deber para demostrar la estima y el valor que se tiene de los demás, el encuentro
con los suyos, una especie de exaltación como cuando se le dice a los hijos que en
la siembra, antes, durante y después, “no es bueno patear, golpear o gritarle a los
animales como los perros”; un anciano cuenta a manera de mito “jun wa kik’ulman,
jun li cheekel ixq kiwulak chi ula’ab’k rik’in laj awiil, yal b’an li ixaqilb’ej maak’a’ kixsihi
b’a’yaq re, ut li xkok’al yookeb’ len chi reetz’unkil, toja’ nake’rab’i kinume’ jun li xul sa’
xb’eeneb’ laj awinel, -xxik’ taxaq, roq taxaq- chan len li xul, chalen aran b’i’an, li xul
ke’choyok re li riyaj laj awiil, ha’an rawasil li ke’xb’aanu” (entrevista con anciano de la
región de Nimlaha’kok), que se interpreta como la presencia o visita de una anciana
durante el día de la siembra, pero en lugar de atenderla, la dueña de la casa no le
regaló nada, fue ignorada y los hijos se burlaban de ella, por lo que en el mismo rato,
pasó volando sobre los sembradores un ave gritando, que ni siquiera un ala, o una
pata –del chunto- le dieron, eso causó que los animales se terminaran la semilla y no
hubo cosecha; lo que advierte que el muhel del Tzuultaq’a puede estar manifestado
en la anciana, en los animales, o en cualquier elemento de la naturaleza.
54
naturaleza, personas, animales, plantas, y otros elementos que para el q’eqchi’
tienen muhel (espíritu), el otro yo.
Esta interpretación de lo que sucede en el entorno, va más allá cuando los ancianos
dicen: “naq junaq xul ttoq maraj tq’ax ru sa’ aab’e, jo’ li saqb’in, li k’anti’, li imul, li
peepem wan naraj naxye…, maraj naq te’ok sa’ laawochoch, jo’kan aj wi’ naq
tatkanaaq chi xka’yankil sa’ choxa, ut taawil li loq’laj choql, nak’utun ma chalk re li
hab’al q’e, maraj saq’ehil, maraj yooh chi k’ulmank junaq li rahilal chi najt…” si un
5* : $ $ ) )
55
animal cruza tu camino por donde andas, sea este una comadreja, culebra, conejo,
mariposa, tiene un significado y hay que estar prevenidos, o incluso con solo
observar el movimiento de las nubes se sabe si se acerca el verano o el invierno,
incluso enterarse si está sucediendo algo en algún lugar lejano, pero solamente a
través de la práctica de la contemplación y la concentración lo han logrado los
ancianos. Así como el conocimiento de las plantas, sobre como curar o prevenir los
sustos, incluso el manejo de las fases de la luna para todas las actividades.
Se considera el Awas como una norma, pero otros es un tabú, constituye el código
de conducta de la persona, un elemento catalizador de la vivencia, es el valor que
encarna la consagración del ser, la entrega y correspondencia del ser con su
interlocutor, el encuentro y reencuentro con los seres de la naturaleza, un verdadero
culto, “fobia al incesto o al quebrantamiento de la norma” como dice Freud en su
capítulo de Tótem y Tabú, es el awas pues, dos significaciones opuestas: lo
sagrado y lo mágico, sin embargo la consecuencia, del quebrantamiento de la
norma, resulta la contaminación o el contagio por lo cual hay necesidad de realizar la
ceremonia, el rito de expiación, reparación o reconciliación con el equilibrio, y resulta
de las perturbaciones que puedan sobrevenir en determinados actos importantes de
la vida, tales como el nacimiento, la iniciación de los adolescentes, el matrimonio, las
siembras, la crianza de animales, las construcciones, la casa y la pesca, los viajes,
etc.
Hay que dejar claro para los que han pretendido dar alguna explicación en relación
al awas, que tanto este, como el Q’oq son dos entidades distintas, pues este último,
tiene su origen en la violación o inobservancia de la norma, y que trae como
consecuencia un castigo, aquí entonces si vale decir lo prohibido, cuando la persona
hace o comete algún daño, está sujeto a ser reprimido por la misma naturaleza de
las cosas, de las personas, de los animales u otro elemento del entorno.
El principio del Q’oq, entiéndase este término q’eqchi’ como una manera de ley de
la recompensa natural. Violar el principio de armonía y equilibrio maltratando,
agrediendo, destruyendo o invocando el mal para otros, los bienes de los
semejantes o elementos de la naturaleza tiene su respectivo castigado en la
integridad de la misma persona o la de su descendencia, e incluso en sus bienes sin
posibilidad de corregir o enmendar, por ejemplo: si se maltrata el maíz, el Tzuultaq’a
puede castigar con una mala cosecha, o convertir el sembrado de milpa en
comedero de animales de la montaña.
Es el Q’oq pues, un principio q’eqchi’ que rige como un valor coercitivo que busca
básicamente que no se actúe en contra de la naturaleza de las cosas y que se
extralimiten las relaciones entre los semejantes y los demás elementos de la
naturaleza, teniendo conocimiento de su valor, se logra impedir que se altere la
armonía y el equilibrio, es una fuerza natural que encarna o representa el dolor o
lástima que impregna y se crea en las personas y otros seres al hacerle un daño
intencionado, por ejemplo matar a una persona, cortar malintencionadamente la
milpa u otro cultivo, pegarle a los progenitores, negarle comida a los animales, etc.;
cuando se recibe el efecto del q’oq puede ser en forma de desastres como los
derrumbes, accidentes, muertes, malformaciones físicas, enfermedades, escases y
miserias materiales,44 el q’oq al igual que awas es posible de prevenir e incluso
algunas veces de ser reparado, el problema es que puede ser heredado a los
55 6 - %
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&
57
descendientes, hijos, nietos, etc., por lo tanto, puede ser que no se conozca el
origen o motivo de su sufrimiento. El q’oqonk, es la acción y el efecto del q’oq45.
Ser sujeto del Q’oq es resultado de violar el principio de armonía y equilibrio por una
persona como maltratar, agredir, envidiar, arrebatar, impedir o estropear
malintencionadamente la vida o los bienes de sus semejantes o elementos de la
naturaleza, castigado sin posibilidad de corregir o enmendar, como en el caso del
awas que puede ser restablecido, mediante el reconocimiento de la falta y de su
aplicación para alcanzar el equilibrio, por lo que algunos lo consideran una
enfermedad.
Cuando una persona sufre una acción causada intencionalmente por otra, este
acontecimiento que experimenta el cuerpo, sus bienes o elementos de la naturaleza
van emanando un tipo de karma46, que influye o determina todo lo que pueda ocurrir
al causante más adelante, en el futuro, ya sea a él personalmente, en su integridad
física, en sus bienes, su trabajo, pero también puede ser en su familia, sus hijos, sus
nietos y demás descendencia, como una forma de demarcar el destino.
En este sentido, las familias q’eqchi’es desarrollan una fuerte comunicación con sus
hijos, las madres mayor contacto con las niñas y los padres con los niños por la
transmisión de conocimientos relacionados a esta materia.
Por eso mismo, los ancianos dicen: “wi’ ta raj nak’eeman xloq’al li awas ut li q’oq sa’
qayanq, moko toj aajel ta raj ru li chaq’rab’, li tz’alam, xb’aan naq arin raj nawan
xk’eeb’al xloq’al li ka’ re ru wan…, maajun raj nanumta, maak’a’ raj li majelal, ink’a’
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raj wan li ch’iqil, li eetz’unk, ut li tz’eqtanank sa’ xk’ab’a’ li nimank ib’” (si se practicara
en la actualidad el awas, no habría necesidad de las leyes, de las cárceles, pues
cada quien se respetara, la dignidad de los seres seria honrado, habría un control,
una estabilidad de derechos, nadie desearía el exceso y nadie estaría en la miseria,
y solo así, no fuéramos víctimas del consumismo, de la imitación y la explotación por
los deseos insaciables de grandeza).
Estos son las tres categorías que controlan la axiología q’eqchi’ que sigue vigente en
la temporalidad de la vida, es decir, el valor moral, ético y ontológico. (Cfr. Totem y
Tabú. Sigmund Freud. 2007:92-119).
Por eso, el Tijok (Formación humana) es una de las formas de utilizar el recurso del
lenguaje en la transmisión de los valores, y que tiene su escenario principal en la
etapa de la iniciación de los jóvenes q’eqchi ‘es para garantizar que cada niño o
niña, se convierta en un ser humano adulto, pensante, educado, y útil; es la acción
que cada día, los padres de familia realizan con cada uno de sus hijos, desde el
momento de salir de la casa, inducir a que vayan directo a la escuela, que no se
detengan a ver, a juzgar, molestar a nadie en el camino, que respeten a los
ancianos, ancianas y a los mayores al encontrarlos en el trayecto, que pongan
atención, que no tomen las cosas ajenas, que no molesten o golpean a alguien, que
no estén golpeando a los animales, cortando o arrancando flores o plantas, que no
tiren piedras en el siguán, en el rió, etc. Está muy ligado complementariamente con
el Q’usuk (Advertencia/consejo), que consiste en advertir para no quebrantar las
normas morales y éticas en cada uno de las personas, reprime de alguna manera los
actos normados.
59
sensibilidad de sentimiento humano y que hace que cada individuo aprenda a
convivir con sus hermanos y ancestros, tener el placer de corresponder a los
congéneres, una especie de exaltación donde el niño y la niña, toma parte en el
desarrollo de las actividades, por ejemplo, en las fiestas, en la siembra, en los
casamientos, en el nacimiento de sus hermanitos, en la crianza de los animales, etc.,
es la vinculación con el entorno, la apropiación de los valores a través de la práctica,
del ejemplo, de la vivencia; esta situación se sigue practicando a lo largo de la vida,
en familia y en comunidad, la persona q’eqchi’ tiene enraizado el valor del wotzok de
tal manera que tiene la concepción que “todo lo que existe” fue creado para todos,
“k’a’ ru naxk’e qe li Tzuultaq’a, jo’ li chaqi xul, li ki’il q’een, li xsahili li tzakahemq,
tento naq junq tz’uqul, junq ch’uyul chi qix, xb’aan naq jo’kan kanab’anb’il chaq sa’ li
muqmuukil na’leb’ yeeb’il chi rix li k’a’ re ru wan…”. En su interpretación más
profunda va más allá y se puede entender como las diferentes formas de cortesía,
de servicio, ofrenda, ofrecimiento y convivio, pero a la vez de participación, término
filosófico que también es posible encontrarlo como los actos de sacrificio; por
ejemplo se pone en práctica el wotzok cuando se comparte en alguna celebración
familiar o comunitario, “también hay wotzok cuando se practica el valor del seeraq’ik
(comunicación) de ideas, la traslación de conocimientos oral, pero también hay
wotzok en el dolor, en la enfermedad, en el luto”. Al respecto, Haeserijn, M. (1975)
dice que “la comunidad indígena valora no al que tiene más, sino al que ayuda más”,
Por otro lado enseñar y comunicar es lo que comúnmente se conoce como Tzolok
(Aprendizaje), “li kok’al junpaat nake’xtzol re, wi’ yooqeb’ chi rilb’al naq yooqat
xb’aanunkil, qayehaq, wi’ nakak’at laapom, maraj nakanaw li b’anok rik’in q’een,
maraj chan ru risinkil xmay li k’anti’, laj xook’, maraj k’a’ chik re ru chi na’leb’il” es el
aprendizaje a través del ejemplo, como cuando los padres de familia llevan a sus
hijos desde pequeños en el trabajadero, con esto inicia el aprendizaje significativo de
los roles desde el punto de vista de la cultura y la cosmovisión. Por lo que la
educación y la formación en valores inicia en el hogar con el ejemplo; en el
pensamiento q’eqchi’, los roles se transmite, desde la niñez, tanto por línea paterna
como materna, cuidar de la juventud, para llegar a la edad productiva con los
conocimientos enraizados en el corazón, la manifestación que la formación no se
lleva en la mente, en la cabeza, sino en el ch’ool, el corazón, pues cuando se
pregunta si han asimilado los conocimientos, no se dice: “ma xkana sa’ eejolom”,
sino: “ma xkana sa’ eech’ool”, lo que comprueba que no se guarda en la cabeza
como comúnmente se acostumbra decir, sino todo se guarda en el corazón, que es
algo más significativo.
Aquí resulta el termino, ch’olob’ank una categoría que requiere de una atención más
personalizado en el hombre y de mujer, pero que sobresale en la formación de las
niñas, es la iniciación en la etapa de la pubertad, la adolescencia, mas relacionado a
la reproducción humana, valores morales y éticos que como mujer y como hombre
deben conocer para no ser víctima de algún aprovechamiento o engaño; por lo que
la etapa de iniciación o preparación de la persona, es para su incorporación a la vida
social y cultural de la comunidad. Esta iniciación se traslada el conocimiento del
awas para garantizar la protección de la persona contra la fuerza o las energías
negativas de otros seres, de los peligros resultantes del contacto y la apropiación o
60
consumo de determinados alimentos. Es la manera para evitar perturbaciones que
puedan sobrevenir en determinados actos importantes de la vida, tales como el
nacimiento, la iniciación de los adolescentes, el matrimonio, las siembras, proteger a
los niños que están por nacer y a los recién nacidos de los peligros y agresiones
energéticas de la naturaleza.
Pero no solo se les inculca el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, “sino
también hacia todas las cosas, como la tierra, los cerros, el maíz, el fríjol, los
animales: no hay que machucar ni pisotear nada de eso, todo es sagrado y hay que
decirlo, para que cuando el niño sea grande, le tenga respeto y siga las costumbres”.
(ibidem, 1994) los niños desde muy temprana edad son incorporados al trabajo que
realizan sus padres, no con el fin de explotarlos, sino para que se formen el hábito
del trabajo, para desarrollar las capacidades cognitivas y psicomotrices, que luego
les permita comprender a su pueblo, a su medio y a resolver los problemas que se le
presentan en la vida. (Rodríguez 1993:61)
62
Siendo pues la educación un proceso que va de la mano con el desarrollo individual
y comunitario de las personas, los q’eqchi’es han confiado en la educación tanto que
consideran a la escuela como la naturaleza de la madre. Sin embargo, existen
también contradicciones y críticas hacia la misma, tomando en cuenta que hasta el
momento solamente a servido para romper con los esquemas comunitarios y
culturales del pueblo, de esta cuenta, resulta interesante mencionar lo que un
anciano q’eqchi’ dice en relación a la escuela: “el ir a las escuelas, solamente a
servido para convertir en haraganes a nuestros hijos, no solo aprende a no hacer
nada, sino también ya no respetan, yo recuerdo que antes, cada uno de nosotros
llevábamos nuestros hijos a trabajar y así aprendían desde niños, ya sea a traer
leña, a rozar, a traer agua, a cosechar maíz, o a cazar, pero ahora solo nos miran
cuando nosotros vamos al trabajadero… (Anciano q’eqchi’ de la comunidad de Santa Lucia
Lachua, Cobán, entrevista durante trabajo de campo).
Yarce, (2004:79) dice al respecto: “cada día nuestros actos deben reflejar la decidida
voluntad de hacer bien las cosas, no contentarnos con la mediocridad, (sino) de
aspirar a ser los mejores y, de esta manera, encontrar la felicidad propia y hacer
felices a los demás”, los valores hay que vivirlos, encarnarlos lo mejor posible; esto
es lo que se suele llamar virtudes y evitar que sea superado por el materialismo, el
consumismo, la falta de libertad, las modas y otras costumbres como el irrespeto a la
vida, la violencia, la corrupción moral; luchar por alcanzar la dignidad humana.
En la familia, los padres enseñan los valores con el ejemplo, y establecen normas y
principios que se deben aprender y no se trata de decisiones propias de cada
individuo, sino que consiste en un sistema de normas y reglas que están para ser
acatados, son principios morales, éticos, culturales y comunitarios, y no dependen
más que de la propia dignidad humana, porque como dicen los abuelos, “si lo
quebrantas, te estás quebrantando a ti mismo”, es decir que si alguien actúa
desconociendo lo que ordenan estos principios, va en contra de sí mismo, como lo
que sucede con el Awas en el pensamiento q’eqchi’; al respecto, Yarce, (2004:29)
dice, “si una persona o comunidad decide desconocer lo que ordena el principio y
alejarse de él, sufre un proceso inevitable de deterioro y destrucción”, tal y como lo
plantea el principio q’eqchi’ del Q’oqonk y el kaqcha, y esto es el fin último que
norma la conducta y el comportamiento de la vida de cada ser humano, para con sus
semejantes y su entorno. En este sentido, las familias q’eqchi’es y en este caso
63
concreto, desarrollan una fuerte comunicación con sus hijos, las madres mayor
contacto con las niñas y los padres con los niños por la transmisión de
conocimientos relacionados con el trabajo, (Cabarrus, 1998:12-45). Al contrario con
lo que sucede en las familias del área urbana que tienen la necesidad de abandonar
a sus hijos a merced de los artefactos tecnológicos como la televisión, los
videojuegos, o de la servidumbre que cumple el papel de padre o madre familia
mientras los dos están ausentes del hogar, para dedicarse a actividades productivas
y competentes desde una visión más materialista, sin darse cuenta que descuidan la
formación del desarrollo humano procreado que pronto se incorporará al mundo
globalizado.
En la vida los q’eqchi’es, la práctica de los valores esta en todo momento, e inicia
desde el momento de la concepción, por eso dicen “jalan chik wankat, anaqwan
tento taaloq’on aawib’, re naq maak’a’ taawil, ut maak’a’ xk’ul laawilom” (ahora que
estas en estado de gestación, debes de ser prudente, para que nada te suceda, y
para que sea normal tu retoño). Esto quiere decir que desde el sihajik / (concepción)
da inicio, pero se desarrolla con mayor énfasis durante el tiempo del desarrollo del
conocimiento, en la edad que señala Jean Peaget, como las etapas del desarrollo
del conocimiento. Luego, es la comunidad y sus instituciones la que se encarga de
terminar de dar forma a la conducta de las personas.
64
Yarce (2004:30), señala que “accedemos a los valores por diversos caminos, unos
ya están en nosotros, porque los hemos recibido a través de nuestros propios genes
(la herencia biológica) y los vamos desarrollando poco a poco, otros están en el
ambiente en el que nos desenvolvemos: en la familia y en la escuela, gracias al
contacto con personas que actúan inspirados en ellos, pero hay otros que son
necesariamente fruto de un aprendizaje”. El awas es uno de los elementos mágicos
de la vida q’eqchi’ por la cual se accede a los valores, pues por medio de él se va
aprendiendo, ya que de ello depende los resultados tanto del parto, como del
desarrollo normal del niño o la niña en su edad infantil, aunque también tiene que ver
en su edad adulta, pues este simbolismo, sigue vigente durante la vida en la
convivencia en la comunidad, al convertirse en una norma de control social, es decir
que por la práctica de este valor, se evita que se quebranten las normas de la
comunidad. Parte de este rito es el trato que recibe el ombligo del bebe, si es varón
o mujer, pues la distribución de los roles se van demarcando como parte de la
construcción de la identidad, aun que esté en contra de las nuevas teorías de género
de culturas foráneas, “li winq ak winq aj wi’, li ixq ak ixq, ak ch’olch’o li rajom li
junjunq, li winq re li k’alek, kaaxukuut li rilom (4), li ixq re li junkab’lali’bk, oxxukuut li
reetalil (3), ha’an li k’ub’, maajun wa naru naq li winq wanq chi re xaml, ut li ixq sa’
pim, wi’ ta raj jo’kan, tiik ink’a’ raj tana ch’olch’o re qu naq wanko” la misión de cada
quien son determinadas desde el nacimiento, el hombre tiene como rol dedicarse al
trabajo de campo, su dimensión cósmica está representada en el numero 4
representada en los cuatro horcones de la casa, y la mujer por el numero 3
representado en los tenamastes, por eso, la familia está representada por el numero
7, de mucho valor por ser la sumatoria de los dos49, si esto se alterara, se estaría
caminando a la degradación del pueblo, pues de ello depende el futuro y el buen
desenvolvimiento de la persona, aunque hay que reconocer que existen
excepciones, que derivan de la misma influencia de la globalización cultural.
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65
o aplicar antídotos naturales contra la mordedura de serpientes y picaduras de
animales ponzoñosos. Por lo mismo, Contreras (1994) dice que “la familia, es el
lugar en que las personas se forman y se preparan para desarrollar eventualmente
un papel protagónico en la sociedad,…en este sentido, el hombre será lo que sea su
familia, y… la comunidad será lo que sean las familias que lo integran”, algo que se
cumple en el análisis de la participación de los padres de familia, y los miembros de
las comunidades estudiadas ya que la infancia es, precisamente, la etapa en la que
hay una disponibilidad natural, sensibilidad especial para captar y vivir los valores.
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66
La Globalización
La globalización entendido como un proceso de integración mundial que busca
alcanzar una estandarización en todos los ámbitos de la vida, y por lo tanto una
deshumanización que tiende a quitar al hombre de su entorno, convirtiéndolo en
cosa y materia pero sin razón, obedeciendo las reglas del consumismo y de las
necesidades del capital. La globalización es un proceso de desarraigo y éxodo
irreversible en el ámbito mundial que obliga a todas las personas a responder a su
llamado, y se manifiesta en indicadores como la educación, la edificación de valores
y la organización de la sociedad en general (Reyes, 2005:s/n) en donde se van
afianzando y permitiendo la apertura mental al incorporar sus elementos en los
modelos propios en las otras culturas
67
desarrollo, la economía mundial, los escenarios sociales y las influencias culturales y
políticas. La globalización es un conjunto de propuestas teóricas que subrayan
especialmente dos grandes tendencias: (a) los sistemas de comunicación mundial; y
(b) las condiciones económicas, especialmente aquellas relacionadas con la
movilidad de los recursos financieros y comerciales. La globalización también es
considerado una nueva fase de la expansión del sistema capitalista mediante sus
características de divulgación de sistemas económicos, la ampliación de mercados
internacionales y la innovación tecnológica para el incremento del comercio mundial
(Reyes, 2001:s/n)
Los fenómenos conocidos como globalización que también habría que decir mejor,
mundialización, internacionalización, universalización o la revolución de las nuevas
tecnologías (particularmente de la información y de las comunicaciones), que a su
vez es la estructura que soporta, impulsa y dinamiza la globalización misma de la
economía, constituyen los de mayor impacto para la vida y el desarrollo de la
humanidad en nuestros días.
68
La globalización y sus efectos en la Cultura Maya Q’eqchi’
Los límites o fronteras de los procesos de globalización están puestos por los
denominados países desarrollados. De esa manera permanecen excluidos los
menos desarrollados (periféricos) aunque los primeros no dudan en apoyarse en
ellos, de manera especial a la hora de obtener materias primas a precios
ridículamente reducidos. A pesar de los creyentes que proclaman a los cuatro
vientos las bondades de la globalización para el progreso de los pueblos, las
consecuencias que ya se están sintiendo y tienen que ver con el empobrecimiento
de los países del tercer mundo, el saqueo hasta el agotamiento de sus materias
primas, la industrialización salvaje basada en un proceso de instalación de industrias
contaminantes que ya están dejando ver sus efectos calamitosos para el desarrollo
económico sostenible. La globalización se basa en el auge de los medios de
comunicación que están creando una especie de sociedad del aislamiento y del
egoísmo en donde los seres humanos son bombardeados por tal cantidad de
estímulos e información que los sume en un estado de fascinación y adicción con el
que afloran actitudes egoístas, enfermizas y el deseo de no relacionarse con las
personas sino de manera virtual, despersonalizada. (Ceballos, 2005:s/n)
69
identificado como diferente en su comunidad, pero que la otra cultura ni los absorbe,
ni los rechaza, simplemente los utiliza.
Por eso mismo, “una de las razones por la que es atacada la globalización, es
porque parece conspirar contra los valores tradicionales, los conflictos son reales y
en cierta medida inevitables, el crecimiento económico…, dará como resultado la
urbanización, lo que socava las sociedades rurales tradicionales”, Stiglitz,
(2002:307), según este autor, la globalización se ha mostrado insuficiente para
evidenciar que no amenaza la identidad y los valores culturales, o que puedan
adaptarse y responder a los nuevos desafíos. En este sentido, la globalización es
desafiada en todo el mundo, hay malestar con la globalización, y con sobrados
motivos; la globalización de las ideas sobre la democracia y la sociedad han
cambiado la manera de pensar de la gente…, pero para millones de personas la
globalización no ha funcionado, la situación de muchas de ellas de hecho empeoró y
vieron como sus empleados eran reducidos y sus vidas se volvían más inseguras, se
han sentido cada vez más impotentes frente a fuerzas más allá de su control, han
visto debilitadas en sus democracias y erosionadas sus culturas. (Op. Cit. 2002:307-
309).
De esta cuenta, nos invade como resultado de todo, la masiva información a través
de los medios de comunicación como la televisión que se ha convertido en uno de
los principales agentes de expansión de mensajes, imágenes y conceptos que
según López, (2001:13), “…en su mayoría, tienen como ejes vertebradores la
violencia, el miedo, la pornografía y la exaltación de valores negativos, pautas de
consumo y formas de convivencia basados en modelos foráneos”, y que a su vez,
como consecuencia trágica, han sustituido a la familia como agentes de transmisión
de conocimientos, y que la escuela no tiene forma de poder intervenir, peor aún,
cuando los maestros por negligencia o conformismo, fomentan a manera de
complicidad, el uso inadecuado e inmoderado de elementos de la tecnología como el
Internet, que a la larga puede caer en dependencia y mediocridad.
En este sentido, y tomando en cuenta que los valores lo aprenden los niños en el
hogar, mas con lo que sus ojos pueden captar que con los oídos, por lo que
Ordóñez, (2001:23) dice que: “una de las consecuencias de la presencia de la
invasión tecnológica es haber roto la vigencia de un sistema de valores que orienta
la acción humana”., por lo que se debe ilustrar o hacer entender a aquellos que
tienen las decisiones políticas en sus manos, para que tomen en cuenta que es
técnicamente posible y factible una verdadera educación de calidad basada en la
realidad, y no trasponer intereses electoreras que solo pone en detrimento la
formación de la persona humana, especialmente la de las comunidades indígenas.
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71
el ser humano es una pieza para que funcione la totalidad…, una sociedad
deshumanizada” en la era de la robótica.
Por su parte los maestros entrevistados reconocen que para enfrentar el mundo
globalizado, se hace necesario impulsar los conocimientos y prácticas culturales
como las ciencias de la pedagogía, psicología, medicina, agricultura, matemática,
organización, las artes desde la cultura para no ser víctima del consumismo, en
donde también hay que rescatar el aspecto que dicen: “us xtzolb’al li loq’laj chaab’il
na’leb’eb’ li junxil winq, re xtawb’al xjayal li xb’ehil qayu’am” el conocimiento de los
ancianos es primordial, pues son virtudes que es necesario empoderarlos de tal
manera que retomen el camino, lo que evidencia que los valores existen en cada
uno, solamente que se ha dejado de practicar y valorar, como dice un anciano
entrevistado al decir: “laa’o yal sujewo aj chik, tiik timil timil yooko chi kamk” que
metafóricamente se interpreta como el desaparecimiento de la cultura, del
conocimiento, pues nosotros ya no contamos con las mismas energías, las mismas
fuerzas que los –mayas- de antes.
72
también de la escuela, y de las instituciones responsables, solamente así se podrán
practicarlos, vivirlos e interiorizarlos en cada una de las actividades, pues es el eje
fundamental de la identidad en contextos multiculturales.
Siebers, (2001), dice “a primera vista, los q’eqchi’es no parecen ser un caso evidente
para estudiar el impacto de la globalización. Viven más bien lejos de los centros de
comunicación…, solo tienen acceso a una infraestructura muy pobre…, sin embargo,
mirando más de cerca, es claro que están involucrados en los flujos globales” el
mismo autor señala también que existen ONGs que están acelerando la
globalización cultural en las comunidades por ejemplo con la formación e
incorporación de los temas de la salud, la comercialización de productos como el
café y el cardamomo, los fertilizantes y pesticidas químicos, como opciones en la
producción agrícola, así como el espacio que han alcanzado algunos productos
como las gaseosas de empresas transnacionales que venden sus productos
enlatados, envasados, empaquetados, así como la sustitución de los productos
propios que se elaboran en las comunidades, por instrumentos de plástico, hierro y
aluminio. Por su parte López, (2001:8), dice que “ el mundo moderno ha tenido un
impacto desintegrador en las relaciones y vínculos comunitarios; los valores y
sentimientos compartidos que generan cohesión y unidad, han sido paulatinamente
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73
socavados y sustituidos por (otras) ideologías…, reforzando la tendencia a la
separatividad y el conflicto.”
74
desaparecer, esta vez “porque Tzultaká’ [sic], se estaba enfadando” y que trae como
consecuencia, la perdida en las siembras, especialmente en el cultivo del maíz.
Continua Almudena Hernando, diciendo que “los jóvenes ya no respetan los ritos
como antes, y los ritos son necesarios para que Tzultaká’ deje salir del interior de los
cerros al maíz y los animales que guarda. Los jóvenes ya no respetan nada, no
respetan a los ancianos y no hacen los ritos. Por eso puede verse que la caza
disminuye y que las cosechas son peores. Si no respetan la costumbre, la tradición,
van a morir” [sic]. En esa misma línea Wilson (1999:222) expone sobre el
descontento en las comunidades q’eqchi’es “causado por la espiral inflacionaria de
los precios de los bienes de consumo y la caída de los precios de venta…, los
pequeños productores dependen ahora del mercado, mucho más que antes” por lo
que se opta por retomar o impulsar según el autor, una revitalización de la estrategia
agrícola de autosuficiencia bajo el simbolismo de los sagrados Tzuultaq’as.
Los ancianos q’eqchi’es dicen: “chanchan naq li wankeb’ sa’ tenamit ink’a’ chik jultik
reheb’, ink’a’ ch’olch’o ru naq wankatqeb’, laa’o chik naqanaw sah chi ruheb’, arin toj
naqaxok qib’ laa’o, jo’kan naq maajun wa too’oso’q” (expresión de un anciano de la
comunidad de Peña Blanca) Esta expresión es la percepción que se tiene en las
comunidades q’eqchi’es de la modernización, pues este señor indica que los del
área urbana, están frente a una crisis (de valores, hay descontrol, desorden, que se
traduce en anarquía, y resalta diciendo que nosotros, (los q’eqchi’es) están aun más
conscientes, pues reconoce y valora que en las comunidades se conservan
principios y valores que mantiene vivo la cultura, y finaliza sentenciando que por eso,
“nosotros jamás desapareceremos” al decir del pueblo q’eqchi’ en este caso. Y sobre
todo cuando realzan la cultura propia diciendo: “li k’a’ re ru qe laa’o wan xyu’am,
moko kamk ta re, wan xmuhel, yo’yo″ que no es más que decir que los elementos de
la cultura ‘tienen vida, no muere, pues tiene espíritu’ y que por eso mismo, no se
puede cambiar ante lo nuevo que llega.
Pero sobre todo cuando se tiene la postura de lo siguiente: ″ Li toj ak’ nachal ha’an
re qakamsinkil, ra xmay chi xjunil, xb’aan naq yal ninqi chapok ut rax chapok naq
k’uub’anb’il chaq, ut chi jo’kan li qe naru nakooxq’oqo″, indica que lo nuevo es dañino
para la comunidad, que siempre trae fatales consecuencias por haber sido
diseñados sin el permiso de los seres que lo integran y así, los elementos de la
cultura, puede reprimir, castigar, o abandonar, por lo que se debe, seguir cumpliendo
con lo que enseñaron, pues es sagrado y no se puede quebrantar, esta posición
implica reconstruir permanentemente la cultura frente a la invasión de culturas
foráneas es una gran fortaleza, incluso se puede intuir que a los ideólogos e
impulsores de estas corrientes alienantes, pueden ser sujetas al Q’oq en el futuro.
76
Los padres de familia velan por que sus hijos no se pierdan con las nuevas cosas
que llegan con la globalización, por eso existe la posición que expresa, que es
bueno lo que es útil para el desarrollo de la comunidad, lo que no, se debe evitar.
77
Educación se embelesa en estar instalando centros de informática en las escuelas
rurales con el mensaje de abrir la puerta al desarrollo.
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Se debe estar convencido que los valores son la base de los buenos hábitos y por
ello los estudiantes deben ser mejor cada día, por eso la educación debe cumplir su
rol para construir una sociedad útil y funcional, como dice López de Llergo,
(2002:84) “el objetivo de la educación es formar un hombre nuevo; por eso los
factores activos de la educación deben tender a que el educando actúe cada vez
más por sí mismo, y que afronte cada vez más el ambiente por sí solo”. Pues en la
formación de la persona humana debe ser considerada su cultura para valorar lo que
tiene, ser parte de ella y no solo espectador de sus propios valores.
Cuando se habla del tema de los valores en el campo pedagógico, se está hablando
de un tema vigente, actual e importante. Y como bien dice la autora, el desarrollo de
la educación en valores, “ trata de sacar a la superficie aspectos esénciales que
laten en el alma de todo ser humano, como el heroísmo, la fidelidad, y hasta la
muerte, …, la sensibilidad, la humildad…, paradójicamente en una época utilitarista y
hedonista en que se propugna todo lo contrario”.59 La educación en valores
entonces, se concibe como la orientación a la inteligencia, en el entendido que la
inteligencia es la facultad espiritual cuyo objeto es alcanzar la verdad, y frente a
todos los problemas que aquejan a los pueblos, la educación en valores es sobre
todas las cosas, el punto de partida de toda propuesta educativa. Teniendo la
educación en virtudes el punto de llegada, pues por valor entendemos una
perfección real y posible, real porque ya está enraizada en el ser de todo o que
existe, y posible porque aun cuando no se actualice está potencialmente presente,
por lo que la virtud se relaciona íntimamente con la trascendencia humana, ya que
con sus actos virtuosos la persona deja una huella en sí misma y en otros (Ibíd.,
2002:xv).
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79
La educación vinculada a los currículos a través de distintas opciones de trabajo, es
un medio para impulsar la relación entre la escuela y la comunidad, permitiendo abrir
la institución educativa a la vida e impregnarla de la realidad social. En este sentido,
la escuela, es la institución encargada de la educación, quien facilita la formación de
ciudadanos adaptables a los cambios, comprometidos con una vida, con las
responsabilidades inherentes a la pertenencia a una comunidad, al desarrollo, y a la
preservación de su medio ambiente, (Cfr. : http://www.oei.es/valores.htm ).
Por eso, hay padres de familia que defienden la posición más conservadora y
señalan que la en la escuela, solamente se van a perder tiempo los hijos, aprenden
otros patrones de conducta que hace desobedecer a los padres.: “sa’ li tzoleb’aal
ha’an li q’emkunal nake’xtzol chaq, maak’a’ chik nake’raj, k’a’ aj wi’ li xhuheb’
nake’xchap” (padre de familia entrevistado de la región de Nimlaha’kok) hay padres de familia
que dicen que en la escuela, aprenden patrones de conducta que no son propios de
la comunidad, como la formación de grupos como las maras, que aprenden de la
relación que tienen con otros compañeros; así como también la misma escuela a
través de sus maestros, aprenden a participar en dramatizaciones y bailes de ritmos
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81
y música que se identifica con pandillas, en donde se invoca muchas veces a la
violencia y la maldad, que vienen de otros países como los conocidos como raperos
y/o gruperos.
Los padres de familia q’eqchi’ dicen: “Wi laa’o tqak’ut xloq’al li qana’leb’ chi ruheb’ li
kok’al, textaw xyaalal naq wan xwankil, xb’aan naq li qe yo’yo, ut li wank moko yal
nimqal wank ta, wan xyaalal naq wanko sa’ xb’een ruchich’och’, jo’kan naq tento
tqak’e xloq’al li qe chi ru li toj yooh chaq chi ok sa’ qayanq”. (Entrevista con anciano de la
región de Nimlaha’kok), en donde reconocen que están conscientes que se debe
enseñar todos los elementos de la cultura a los hijos, porque están convencidos que
solamente estos tienen vida, y que para ello, se debe entender que una de las
misiones sobre la tierra es reconocer el valor de lo propio antes de lo nuevo que
ingresa.
El decir que los elementos de la cultura está vivo (yo’yo), es un factor que favorece
el respeto a la vida, puesto que la naturaleza, es el santuario donde se desarrolla la
meditación y se busca alcanzar el máximo limite de equilibrio y armonía con todo el
cosmos, el pudor y la pulcritud son elementos que hacen alcanzar la magia de la
vida convertida en una verdadera religión, en donde la corrupción, el atentado a la
vida, los linchamientos, etc., no son posibles, si no están desarraigados los valores
de la cultura maya q’eqchi’ de sus dominios, del corazón del pueblo, de su ch’ool.
Yarce (2004:38) dice “cada día nuestros actos deben reflejar la decidida voluntad de
hacer bien las cosas, nos contentarnos con la mediocridad, de aspirar a ser los
mejores y, de esta manera, encontrar la felicidad propia y hacer felices a los demás”,
los valores hay que vivirlos, encarnarlos lo mejor posible, esto es lo que se suele
llamar virtudes y evitar que sea superado por el materialismo, el consumismo, la falta
de libertad, las modas y otras costumbres como el irrespeto a la vida, la violencia, la
corrupción; sino al contrario, luchar por alcanzar la dignidad humana y vivir la
dimensión de la vida plena. Vivir los valores implica poner en práctica las ciencias
como la matemática, la psicología, la pedagogía, el derecho, la medicina, la filosofía,
82
la política, etc., que son paradigmas que han sido invisibilizados por los
conocimientos occidentales que la academia inculca en la formación de la persona.
Tanto los padres de familia, como los ancianos entrevistados, coinciden en la idea
que, para que el maestro pueda abordar en el proceso enseñanza aprendizaje, el
tema de los valores, éste debe contar con ciertas categorías como requisito
indispensable para tener solvencia y capacidad de enseñarlo en el aula, pues como
coincidentemente dice la OEI en su página web62, “ la educación en valores “debe
ser el desarrollo de la dimensión moral de la persona, potenciando su autonomía, su
racionalidad y el uso del diálogo, con el objeto de construir principios y normas, tanto
cognitivos como conductuales, que orienten a las personas ante situaciones de
conflicto de valores”. Las categorías señaladas para ejercer la docencia son: 1) ser
q’eqchi’, es obvio que para poder abordar el tema de la axiología maya, el docente
debe inspirarse en la vivencia natural de la cultura, pues si no, se estaría limitando a
un abordaje teórico y a la vez retórico “laj k’utunel tento naq tnaw re, tnaw xyaalal li
yooq chi xk’utb’al”. Por eso los entrevistados señalan que para enseñar a ser
q’eqchi’, hay que ser q’eqchi’, “tento xnawb’al li wank, re xnawb’al li xtijb’aleb’ li
kok’al, wi’ ink’a’ naqanaw aawe, yal b’ayok yookat, xb’aan naq yooqat chi tijok kok’al
ut maak’a’ aakok’al”; luego la otra categoría es 2) tener familia, esta dimensión exige
tener la experiencia de haberla enseñado también en el propio hogar de cada
maestro. Y por último, 3) identificarse con la comunidad, es decir que vivan y sientan
las necesidades y realidades de la comunidad, que no solamente llegue y trate de
imponer sus ideas, de cambio, de mejoramiento, de desarrollo, sin tomar en cuenta
los principios que rigen en la comunidad, en todo sentido, cuando el maestro tenga
un nivel de conciencia étnica, se identifique con la comunidad, solo así se asegura
que tomará en cuenta las observaciones y recomendaciones de la comunidad para
la formación de los niños y las niñas, para no llevarlos al desarraigo de sus principios
y valores.
Se percibe un sentimiento generalizado en los padres de familia, al decir: “us raj naq
sa’ li tzoleb’aal te’xwaklesi raj wi’ chik li xna’leb’eb’ li qamama’ qixa’an, xb’aan naq
laa’o maak’a chik naqanaw, moko xk’ute’ ta chik chaq chi qu, mare naqanaw, raj
hab’an yal resil aj chik naqab’i, moko ch’olch’o ta chik chi qu jo’ naq xe’wan chaq li
najteril winq, eb’ laj ch’olwinq, li wan chaq tz’aqal li muqmuukil na’leb’ rik’ineb’”, esta
expresión da una lectura de cómo los q’eqchi’es de las comunidades, mantienen
cierto tipo de reserva como posición de resistencia, pues no quieren reconocer que
son depositarios de una gran cultura, siempre manifiestan que no poseen el
conocimiento que un día sus abuelos (antepasados mayas) pusieron en práctica al
decir “laa’o ink’a’ chik naqanaw li muqmuukil na’leb’ xe’xb’eeresi chaq li qamama’
qixa’an” que implica desconocer la filosofía maya que los abuelos desarrollaron, y
que hoy se consideran solamente como costumbres o preconceptos, con la idea de
restarle meritos, o simplemente una forma más de discriminación que pesa sobre los
mayas q’eqchi’es de hoy.
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Nosotros hemos perdido las virtudes de nuestros padres y abuelos, nuestros
saberes son muy limitados, “timil, timil yooko chi kamk”, poco a poco está muriendo
nuestra cultura, y salta a la vista, como ellos mismos piden que la escuela, los
maestros, se encarguen de facilitar estos conocimientos, pone en relieve, que sí
reconocen que el q’eqchi’ es un ser portador de valores, principios vivenciales de la
cultura ancestral, como dicen Salazar & Telón (1999:19) estos valores “fundamentan
la identidad de la persona en su convivencia familiar, y comunitaria…”, pues el
muqmuukil na’leb’ (filosofía q’eqchi’) es lo que nutre de magia y encanto la realidad
virtual donde los antepasados mayas, abuelos y abuelas, continúan viviendo por
siempre, y se comunican con los vivos, a través de los sueños, de las señales en la
naturaleza y el universo, en las interpretaciones de los ancianos principales, en
manifestaciones y personificaciones, etc., recrean su historia y se nutre de lo que
sus nietos los mayas q’eqchi’ de hoy les ofrecen y les comparten. Dándole vida a lo
que el libro sagrado Pop Wuj dice, que no nos olviden, no nos quiten de su memoria,
nútrannos, mantengan la llama de nuestra descendencia.
84
CONCLUSIONES
Si bien es cierto que este trabajo tiene una planteamiento social – humanístico,
demuestra como la familia, es la primera institución encargada de la socialización de
los valores que se debe incorporar por excelencia en la acción educativa, ya que
aparte de garantizar la reproducción biológica, tiene la función educativa de los hijos,
en donde los padres de familia, los abuelos y abuelas encargados de la seguridad
emocional, espiritual y material, juegan un rol importante e incorporan el componente
de la comunidad que permite la formación del ‘hombre verdadero’ basado en el
razonamiento q’eqchi’ de educar en base a valores morales, éticos y ontológicos,
haciendo uso de los niveles del lenguaje y del ejemplo como mecanismos para
trasladar los conocimientos.
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