A pesar de sus repetidos fracasos, las tesis creacionistas no cesan de reaparecer al otro lado del Atlntico. El fenmeno es tpicamente americano, pero sus implicaciones sobrepasan con mucho las peripecias de la poltica interior de los Estados Unidos. Es un hecho, a veces infravalorado, que los descubrimientos de Darwin obligan a reconsiderar seriamente la visin cristiana del hombre. Pour une thologie de lvolution, tudes 404 (2006) 339-350 Desde hace unos quince aos se va asentando una nueva tendencia, la del diseo inteligente (Intelligent Design). En esta tendencia no se trata de defender la creacin en siete das, ni tampoco la aparicin reciente del hombre sobre la tierra, sino de sostener, en un terreno que quiere ser estrictamente cientfico, la existencia de una inteligencia extra-natural que dara cuenta de la complejidad irreductible de ciertos organismos. Las iglesias histricas, como la catlica, se han mantenido siempre al margen de la corriente creacionista. El mensaje de Juan Pablo II a la Academia Pontificia de las Ciencias (22 de octubre de 1996) haba sido bien recibido en el mundo cientfico norteamericano. Reconociendo que la evolucin era en adelante ms que una hiptesis, el papa desmenta la opinin generalmente aceptada de que la iglesia se opone a la evolucin. El problema lo provoc recien-
temente un artculo del cardenal
Christoph Schnborn, arzobispo de Viena y principal redactor del Catecismo de la Iglesia Catlica.. En este artculo, publicado en el New York Times el 7 de julio del 2005, calificaba curiosamente el mensaje de Juan Pablo II de ms bien impreciso y sin importancia. Adems, afirmaba la innegable evidencia de la existencia de un diseo en la biologa y, por consiguiente, el carcter no cientfico de toda teora que propusiera la opinin contraria. El artculo, aparecido en plena campaa fundamentalista a favor de la enseanza del Intelligent Design, provoc muchas reacciones. Numerosas personalidades cientficas catlicas, como el bilogo Kenneth Miller y el padre George Coin, director del Observatorio del Vaticano, se esforzaron por amortiguar el impacto, presentndolo como una opinin privada y no como un cambio en la posicin catlica oficial. 189