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176 MILTON SANTOS ligma afecta al mismo tiempo a todas las disciplinas cientificas, «exac- tas» o no. Si es un hecho que en cada aparicién de un nuevo paradigma también cambia el orden de importancia de las ciencias, esto no quiere decir que haya departamentos del saber que escapan a su acci6n revolu- cionaria. EI nuevo paradigma se impone a todas las ciencia y les impo- nc transformaciones considerables y a veces brutales. Los problemas que hay que revisar no son, pues, exclusivamente ‘cuestiones particulares, cuando se inicia un nuevo paradigma. Hay que revisar toda la problemética, porque la problemética del todo ya no es Ja misma, No significa esto que se haya asimismo logrado la totalidad de las relaciones. Basta, sin embargo, con que algunas de estas relacio- nes, 0 incluso una de ellas, inicie una modificacién importante (ya scan las téenicas, los modos de produccidn, las relaciones de produccion 0 las relaciones de trabajo) para que todo el edificio tedrico se caiga y se tenga que sustituir de inmediato, a no ser que deseemos quedarnos sin ‘un aparato interpretativo vélido. La nocién de paradigma no puede derivarse de la historia conereta de una ciencia o del descubrimiento feliz de un cientifico caprichoso y genial. La nocién del paradigma pertenece a Ia Historia y se impone al ‘mismo tiempo que los movimientos hist6ricos fundamentales. Hoe. | Par us (ca Nueva Santes ties Bor a CAPITULO xv EL ESPACIO TOTAL DE NUESTROS DiAS ‘Todos los intentos para explicar el espacio ignoraron pricticaments el problema clave de su produccién, sicndo la gran excepcién H. Le- febvre (1973). Por esto la propia préctica de la produccién es funda- ‘mental para el proceso de produccién del conocimiento humano y «... los conceptos més fundamentales y més abstractos se originan dentro del contexio del proceso de trabajor, como dice Bela Fogareassa (1965, pgs. 88-111). EI paralelismo entre, por un lado, ta creacién de los medios de Produccién, el proceso productive subsiguiente, y por otro lado, la pro- duccién y transformacién del espacio hace que el método sea aplicado Prioritariamente a la geografia. LA PRODUCCION Y EL ESPACIO La naturaleza siempre fue la despensa del hombre, incluso cuando éste se hallaba en su fase pre-social. Pero para que el animal hombre se convierta en el hombre social es indispensable que pase a ser ademis el centro de la naturaleza. Lo que se consigue mediante el uso consciente 4c los instrumentos de trabajo. En ese momento, la naturaleza deja de cordenar las acciones de los hombres y la actividad social empieza a ser ‘una simbiosis entre el trabajo del hombre y una naturaleza cada vez més modificada por ese mismo trabajo. Esta fase de la historia no po- dria haberse realizado si no existiera un minimo de organizaciGn social y sin una organizaci6n paralela del espacio. _ 24. Espase Glhe 178 MILTON SANTOS Nuestro enfoque se basa fundamentalmente en el hecho de que el espacio humano, tal como es, se reconoce en cualquier périodo hist6ri- ‘€0 como cl resultado de la produccién. El acto de producir es asimismo ‘un acto de producir espacio. La promocién del hombre animal al hom- bre social se da cuando éste comienza a producir. Producir significa sacar de la naturaleza los elementos indispensables para la reproduc ‘in de la vida. La produccién, pues, es un intermediario entre el hom- bre y la naturaleza, por medio de las técnicas y de los instrumentos de trabajo inventados para el ejercicio de dicha mediacién. __ El hombre comienza a producir cuando, por primera vez, trabaja Junto con otros hombres en un régimen de cooperacion, es decir, en ‘Sociedad, para lograr los objetivos que han concebido con anterioridad, antes incluso de empezar a trabajar. La produccién es la utilizacién consciente de los instrumentos de trabajo con un objetivo definido, es decir, el objetivo de alcanzar un resultado preestablecido. __Ninguna produccién, por més simple que sea, puede llevarse a cabo si no se disponen de medios de trabajo, sin una vida en sociedad, sin una divisién del trabajo. A partir de esta primera organizaci6n social, el hombre se ve obligado a proseguir para siempre una vida en comtin, una existencia organizada y «planificada». __ Por sus propios ritmos y formas, la produccién impone formas y ritmos a la vida y a las actividades de los hombres, unos ritmos diarios, ‘stacionales, anuales, por el simple hecho de que la produecién es in- spensable para la supervivencia del grupo. Esta nueva disciplina que el hombre hasta cse momento no conoce, implica un uso disciplinado del tiempo y del espacio. Tales ritmos de vida y de actividad son, también, creadores de préc ticas colectivas con tendencia a repetirse: las horas consagradas al tra- bajo y las destinadas al descanso; los ritmos propios de la producciGn: la fase de preparacion de la tierra, las épocas de sementera, la limpieza de los campos, las cosechas, el almacenamiento; los momentos dedica- dos al trabajo comin de edificar, construir las casas y los depdsitos, cconstruir o arreglar los caminos y también para levantar los equipamien- tos y las infraestructuras. (Cada actividad tiene un lugar propio en el tiempo y un lugar propio cn ol espacio. Este orden espacio-emporal noes aeatoio, sna elf. Sultado de las necesidades propias de la produccién. Esto explica el que el uso del tiempo y del espacio no se lleve a cabo jamés de la misma ‘manera, segtin los periodos histéricos y segdn los lugares, y que cambie igualmente con los tipos ge produccion. POR UNA GEOGRAFIA NUEVA 199 Asf resulta que al tiempo que el homo faber se transforma en homo sapiens, un valor perticular se atribuye al tiempo y s¢ impone una orga- nizaciGn especifica del espacio, es decir, un arreglo particular de los objetos por los que el hombre transforma a la Naturaleza. La produccién y la produccién del espacio son dos actos insepara- bles. Por la produccién el hombre modifica a la Naturaleza Primera, la naturaleza bruta, la naturaleza natural, socializando, de esta forma, lo que Teithard de’ Chardin denomina ei «ecosistema salvaje». De esta forma se crea el espacio como Naturaleza Segunda, la naturaleza trans- formada, naturaleza social 0 socializada. El acto de producir es, a la ‘vez, un acto de produccién espacial. Lo que se crea con la vida no puede estar muerto o estar inm6vil.. Las formas de producir cambian; Ias relaciones entre el hombre y la naturaleza cambian; la distribucion de los objetos creados por el hom- bre para producir y de esta forma reproducir su propia vida también pueden cambiar. Basta que una nueva planta sea cultivada e incorpora- a a la producci6n para que se imponga un mucvo orden sobre el tiem- po; y esto impone al mismo tiempo lugares nuevos, es decir, una nueva organizacién del espacio. El animal que se aiiade al trabajo contribuye fa que se modifique el distanciamiento: se impone a In vida de todos otro ritmo, y el grupo posee destle ese momento una nueva medida del tiempo, Cuando este tiempo social cambia, el espacio también cambia. Los campos pueden extenderse, como se puede ampliar la fraccién de tiempo dedicada al reposo, a las distracciones y las fiestas. Por tltimo, una nueva técnica se puede descubrir, aplicable al tra- bajo de preparacién de la tierra, al almacenamiento 0 incluso a los actos més simples de Ia vida cotidiana, como es Ia cocina. Esto es lo que, en nuestros dias y a veces sin la precisién debida, denominamos aumento de la productividad. De esta forma el hombre aumenta el ren- dimiento de su trabajo, reduciendo paralelamente el tiempo dedieado al mismo. Por esto, cada vez que el uso social del tiempo cambia, 1a organiza- in del espacio también cambia. Toda técnica nueva es revolucionaria ‘en relacién al dominio del espacio por el hombre. Bukhérin (1972, pigi- nna 132) escribi6 que «si la técnica es una cantidad que varia y si, precisa- mente, sus variaciones provocan cambios en las relaciones entre la s0- Giedad y la naturaleza, entonces el punto de partida para el andlisis de los cambios sociales debe buscarse a través de la técnica». Desde una fase de la produceion a otra, de un dominio del tiempo a otro, de una organizacién del espacio a otra, el hombre esté cada dia y 180 MILTON SANTOS constantemente escribiendo su Historia, que al mismo tiempo es la his- toria del trabajo productivo y la historia del espacio. Se trata, al princi- pio, de la historia de un grupo aislado, de un pufiado de hombres y de tun pedazo de la Naturaleza mediatizado por las técnicas que el propio grupo inventé para asegurarse la supervivencia. En la aurora de los tiempos sociales, cxistian tantas formas de orde- nar el Tiempo y la Naturaleza como grupos humanos existian, es decir, habia un nimero igual de geografias particulares. En los comienzos de la Historia habja millares y millares de geografias. Pero aquel tiempo asd. Ahora, el problema radica en saber cémo los grupos humanos, al cambiar y'alterar sus relaciones con la naturaleza, cambian igualmente a Historia; otro problema cs cl de localizar ademas las respectivas y ‘miltiples cadenas de causa y efecto. Las causas motoras de las transformaciones son numerosas. Aqui no pretendemos presentar una lista exhaustiva, ni tampoco hacer una clasi- ficacién aleatoria, Nos limitamos a considerar, como hipstesis de tra- bajo, un dato cuya universalidad le asegura la condicion de generalidad hist6rica, El trabajo en comGin, ese trabajo social definido por un objetivo ‘comin y por una division de las tareas, que reduce el esfuerzo de cada individuo y disminuye el esfuerzo del grupo —al tiempo que aumenta la productividad— se denomina cooperacién. En la medida que dicha cooperacién aumenta, se necesita una ‘mayor porcion del espacio, un area cada vez mayor para que el grupo realice su actividad productora, ya que para un espacio de tiempo més reducido, el trabajo de cada individuo asegura un resultado mayor. Al aumentarse la producciér social, la parte que toca a cada uno se ‘aumenta te6ricamente al mismo tiempo. Sin embargo, como las necesi- ‘dades minimas para la existencia del hombre més rico del mundo y del pobre capaz de satisfacerlas no son muy diferentes, cuando se producen excedentes, la soluciGn encontrada por la sociedad es la de diversificar la produccién. Se pasa, asf, a producit més ropa, se quiere mejorar las condiciones de In morada, etc. Las actividades artesanales surgen y se desarrollan, El trabajo intelectual, cs decir, la labor de los sacerdotes y magistrados, de los profesores y los artistas, de 1os poetas y los sabios se desarrollara de forma paralela. El descanso, la creatividad, el ocio encuentran un mejor ambiente. Las nuevas actividades exigen un lugar en el espacio e imponen un nuevo orden para las cosas, una disposicién diferente para los objetos POR UNA GEOGRAFIA NUEVA, 181 eogrificos, una organizacién i ‘eoerificos, una organizacién del espacio iferemte de la que antes : que se dirige ef tiem domain gece teary pen Se aitturengok «ambos —el tempo ye expacio— una orgaiacn Dicho comercio es el simple trueque, el intercambi meri se hag eopecuialvo, todo cambiar En ls fe der aeia cada parte cambia el mismo tiempo de trabajo, aunque representado Por una cantidad diferente de bienes, cuyo valor se discute, ya que no se tiene forma de imponerle al otro un precio fijado de antemano. El comersio especulador introdujo una nueva escala de valores. El valor de los bienes que se intercambian es seneillamente un velor bana, do en la cantidad de trabajo realizado para su producciSn, De ahore on adelante, este valor e fija arbitrriamtente y al otto agente de la tram secsign abo le queda el someterse, adapta adquitr uh valor etal fe arbtrario, Por este mismo cto se a men proceso, el producto se transforma et [La mercancia se introduce en la vida de un grupo social mediante la sreacidn de una nueva relacion social, la moneda, el nexo monetario (cash nexus). Es una forma social extrafa, pero que se impone al grupo Social como forma de obtener dinero liquide para poder comprar lo que te precisa. De esta forma se rompe el equilibrio antiguo. Para poder cémprar mercancias con dinero, se necesita producir algo que permita obtener més dinero y despreciar io que sea menos valio- £0 en dinero, El valor de los bienes producidos pot el grupo ya no se estipula por el papel tradicional desemperiado en la vida colectiva. De ahora en adelante, el valor de cada producto lo dara el valor, extra- fio al grupo, de las mercancfas que haya que comprar. Si el precio de las mercancias necesarias aumenta, nuevas transfor- maciones se impondrin al modo de vida del grupo. La tierra cultivable conoce una nueva reparticién en el uso. El comercio especulador se Para entre los productores de bienes que tienen un «valop» especulativo y los otros. Una division identica se establece entre los que pueden 12 MILTON SANTOS comprar mercanefas procedentes de fuera del grupo y los que no dispo- nen de este poder. A partir de este momento, se puede hablar de clases sociales, de la diferencia del poder adquisitivo, y se produce una verdadera revolu ci6n en las relaciones sociales. ‘A partit de este momento, un nuevo movimiento anima a la socie- ded local que ya no es el grupo social que habfamos definido ini mente, Este movimiento es el resultado de la sumia del movimiento pro- pio de la sociedad local y del movimiento que le transmite la sociedad de la que vienen las mercancfas, objeto de un trueque especulativo. EI tiempo se organiza de forma diferente. El espacio tampoco es el mismo. Se transforma en funcién de las modalidades de adaptacion de la sociedad local al nuevo proceso productivo y a las nuevas condicio- nes de cooperacién. A cada renovacién de las téenicas de produccién, de transporte, de comercializacion, de transmisién de ideas, de ideolo- ias y de Ordenes, corresponde una forma nueva de cooperacién, mas Profunda y espacialmente més extensa. El fin del siglo XV, con el progreso de la navegacién, la implantacién de la seguridad en el mar y la introduccién del comercio y de la coloni- zacién de América recién descubierta es un marco importante para un transformaci6n del ecimeno. El fin del siglo XIX, con Ia formacién de los grandes imperios, marca un momento fundamental en este desarro- No. El ferrocarril. el barco a vapor, el telégrafo sin hilos, la revolucién banearia cambiaron totalmente la nocién de la distancia y, en conse: ‘cuencia, las escalas del tiempo y del espacio. En esta definicién de los momentos cumbres de la historia de la humanidad, llegamos a la época actual dirigida por la revolucién cientifico-tecnol6gica. Las transformaciones espaciales son una prueba de la intervenci6n simultanea de las redes de influencia, que operan a la vez en\una gran multiplicidad de escalas, desde la escala local hasta Ia escala mundial Llegamos, por ultimo, a un mundo en el que se puede hablar, mejor ‘que en ningin otro periodo histérico, del espacio total’. El espacio total es el espacio mundialmente solidario, aunque las transformaciones espaciales se deban a la intervencién simulténea de Hace medio siglo, Abert Demangem (Problema de Gcografls Human) ya hublabe ‘olidaridad que une as nacionesyVende 1 convetr al mundo en an gran mercado nce. Una interpretacin de las conlicions stale del espacio gegratco que ene como ten de fomso la cnsiciones eonémicasintrsaconaes I a también el godprofo venenolano Ramin A ‘Tovar, ene le Lo Geogrfico, Inattate Pednppco, Caroces, 1974, pecdmente ena cpt bb ulado “EI Eipacio Geowondmico Contemporines™, pg. 723 POR UNA GEOGRAFIA NUEVA 183 las redes de influencia, que operan a la vez en una multiplicidad de cescalas y niveles desde la escala mundial hasta la escala local El espacio total y el espacio local son aspectos de una tinica y misma realidad —ta realidad total— de la imagen de lo universal y de los parti eulares. La sociedad global y el espacio global se transforman con el tiempo, en un movimiento que, aunque interesa igualmente a las diver- sas fracciones de la sociedad y del espacio, es el resultado de Ia interac- cién entre la sociedad global y el espacio global y sus diversas frac- ciones. LA UNIVERSALIZACION DE LA ECONOMIA Y DEL ESPACIO En la aurora de los tiempos, los grupos humanos retiraban del espa: cio que les circundaba, es decir, del pedazo de naturaleza que les toca- ba, los recursos esenciales para su supervivencia. A medida que a divi- sidn del trabajo se acenttia, una parte cada vez mayor de las necesida- des de cada grupo, de cada comunidad, tiene que procurarse del érea geografica de otra colectividad. La nocién del espacio como soporte biol6gico de los grupos huma- nos, de sus actividades, que nos da Paul Claval (1970, pag. 110) exige actualmente una interpretacién menos literal. Esta nocién no puede aplicarse correctamente con la expansiGn del area de actividad indis- pensable para la existencia, nia un grupo aislado, sino ala humanidad cen general. Llegamos a la fase hist6rica en la que la nocién det espacio global se impone con més fuerza porque las variables que ayudan a componer su contexto tienen un origen cada vez més remoto y un al- cance mundial. Esto es asi porque con el actual capitalismo de la orga- nizacion dirigido por la presencia de las firmas multinacionaies, el pro- ceso de acumulacién del capital no se podria realizar si dichas grandes firmas no buscasen, haya donde fuese, las condiciones necesaries para obtener un mayor lucto. El aumento del niimero de productos brutos 0 intermediarios para la produccién de bienes. las diferencias de precio del trabajo entre los paises, agravados potencialmente en estos tiltimos treinta afios, al tiempo que se daba la expansion de los transportes y de las comunicaciones con una baja relativa de los respectivos castes (con- siderados en relacién al coste total de la produccién), la reduccién 0 supresiGn de las barreras comerciales entre los pafses, todo esto ha con- tribuido a que el proceso de mundializacién de la economia haya tenido tuna evolucién ultra-répida,

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