El caos, el vaco en medio de la nada, es el impulso que da origen a esta
experiencia sinrgica. Aqu, la intimidad portea se presenta de manera
fraccionada y un tanto perversa; nos seduce a travs de desilusiones. Es bajo esta convergencia de modos de ver dispares, unificados en la bsqueda de lo potico durante el vagar, donde se hace posible el encuentro con ese reflejo propio impregnado en el otro. Se materializa un caminar por encima de un muro divisorio entre realidad y ficcin, pero siempre con el constante deseo de caer. Sin embargo, todo fluye cuando se produce la fascinacin por lo interior y exterior, por los smbolos escondidos en lo habitual y lo urbano. En este transitar, empujamos nuestras preconcepciones da a da, sensibilizamos la conexin con el entorno en comunin con la bsqueda personal, convocamos el alma de un lugar y la propia, formamos parte de las vibraciones de la ciudad y reflejamos nuestros sueos para hacer visible lo invisible.