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rT RlAS.639 @ me Tiaras ecto D AABN 224,04 ACT ens JOHN EMERICH EDWARD DALBERG-ACTON. ENSAYOS SOBRE LA LIBERTAD Y EL PODER Presentaci6n, traduccién y edicion al cuidado de Paloma de la Nuez LORD ACTON Union Editorial DBusiracion del cubits: Minoura vo, f saute volt, Fundeaen CO, Made bar 426 95) (©1999 UNION EDITORIAL, 5.4. Peason ath Coombe sae ‘el: 919500228» Fax:5}9 994204 E-Mail ve@eimeditera ot py Jar tconedionaes ISBN : 84-7208-342.5, Deptsito Lega: M. 260063900 Compuesto por JPM Crap: FOrocourosieyy, SL c/ Martine: Izquierdo, 7 28028 Madrid Imprgo por RIGORMA GEAFI SIL Encndernado por ENCUADERNACION RAMCE, $8, Printed in Spain -lmproso en Espana Reservas isos os derechos. El contenido de eta obra ets protgido or lasteyes, que tstablece peruse prison y mula, adem de as correspondientesinderieariones ps ‘ats y perjulios, pa qulene eprodujeran total oparialmente el centnige de tI bo por cualquier procedimien eecrénicoo mec, ncaso ftecopt, graben mag neta, tia o stvarmaticaocutlgulr sistema de almacenamient ce informacion oa ‘ema de recuperacin, in perms exerito de UNION EDTORIAL, S.A {INDICE Nota'del Baltor ....2..20csceeceeeeee Sa Capitulo Hl estudio de la Historia 2.2.0... ..ses-0 Capitulo I! La historia de la libertad en la Antigiedad ..... Capitulo Ill La historia de la libertad en el Cristianismo Capftulo TV La teorfa protestante de la persecucién .. Capitulo VL Revolucién puritana Capttulo VIEL auge de los whigs -..-.-+.-.++ ae Capitulo VH_ La Revolucién inglesa ++ ---++ Capttalo VI Causas politicas de Ta Revolucion americana Capitulo DX La influencia de América . Capitulo X La expectacin de la Revolucién francesa (Capitulo XI La democracia en Europa (Capitulo XI Nacionalidad «0.20004 Apéndice _Aforismos. Selecci6n del legado de Lord Acton Indice de materias oe... sae Indice de nombres +... coeeeees us 155, 1 181 195 29 267 295 333 363 381 37 ENSAYOS SODRE LA LIBERTAD ¥ EL PODER ‘en muchas ocasiones se deslizaba hacia el pesimismo, como cuando escribia que la leccién del pasado ensefia que lo que ha prevalecido a Jo largo de Ia historia ha sido la fuerza y nola libertad. El entusiasmo de toda una vida por ella no impidi6, pues, que Gnicamente unos 1pocos llegaran a comprender como este «laborioso y honrado erudi- o>,” convencido liberal, podia sera la vez un buen catslico;y tal vez, poresoen nuestro pais, donde el catolicisme ha considerado al liber lismo mds un enemigo que un aliado, se le haya considerado tan poco digo de atencién. Recogemos en este libro algunos de los ensayos més importantes, ‘del historiador liberal ordenados de tal manera que pueda percibirse con claridad el nexo de unién de sus escritus y Ia idea que dirige y ‘orienta cada uno de ellos, idea que no es otra que la del desarrollo de la libertad desde la Antigiiedad. Se trata de mostrar su génesis, desa- rrollo y evolucién histérica, el conflicto entre sus partidarios y sus ‘enemigos, las ideas que colaboraron a su difusién y las que provoca- ron su eclipse, las amenazas que se ciernen sobre ella, asi como los rmedios que la experiencia hist6rica ensefla que son adecuados para preservarla, No son textos féciles. Como se ha sefialado a menudo, los escritos de Acton, lenos de ideas profundas, complejas, originales y a veces ccontradictorias, estén redactades en un estilo que no siempre faciita ‘su comprensiGn. Sin embargo, nadie se atreveria a negar que merece Ja pena adentrarse en su lectura.® PALOMA DE LA NUEZ* 2 Lytton Stachey. op. p. 102 ™ Loexpros may ben a autor ya citado con estas palabras: «Sus escrtes son, en ‘buen numero de ocasones,cacurosybarrocs..Sa esi tortuose yl acumulaién de ‘matizaciones enutclag om nada ayadan ala lecture de au esto po un lector del siglo Hen Ade Bleep ct. p37 Paloma de fs Nuez es Profesor de Historia de las dens Policas en la Facultad de Ciencias Poitcas de In Universidad Complatense de Madrid, Autre del ibeo Le Dottie dela Lterted Estudio del pesemient police de FA. Haye (Madd: Unig Bai tonal, 198), 2B Captruto T EL ESTUDIO DE LA HISTORIA Recuerdo que, siendo estudiante en Edimburgo, antes de mediados de siglo, deseaba ardientemente poder ingresar en esta Universidad de Cambridge. Recurr{a tres colegas para que apoyaran mi admisién, pero, tal como estaban entonces las cosas, fui rechazado por todos. Desde el principio fijé aqui mis vanas esperanzas, y aqul, en tiem- pos més felices, después de cincuenta y cuatro afios, esas esperan- za se han visto finalmente cumplidas. Desearia hablaros en primer lugar de lo que bien podriamos lla- mar la unidad de la historia moderna, como un técil enfoque de las cuestiones que necesariamente debe afrontar de modo preliminar todo aquel que ocupe esta tribuna, tarea que mi predecesor ha he- cho tan dificil dado el extraordinario lustre de su nombre. Con frecuencia habéis ofdo decir que a la historia moderna no se Je puede fijar ni un comienzo ni un final precisos. No un comienzo, porque la tupida tela de las vicisitudes humanas estd tejida sin hue. 0s, y porque la estructura de la sociedad, como la de Ia naturaleza, continua, por lo que podemos seguir el rastro de las cosas de for- ma ininterrumpida hasta divisar confusamente el origen de la De- claracion de Independencia en los bosques de Germania. Y tampoco tun final, porque, por el mismo principio, la historia ya hecha y la his- toria que se estf haciendo son l6gicamente inseparables, por lo que, si se pretendiera separarlas, resultarfan incomprensibles. «La politica —ha dicho Sir John Seeley—es algo vulgar si no esté ‘iluminada por la historia, y la historia degenera en mera literatura ‘cuando descuida su relacign con la praxis politica.» Es fécil compren- der en qué sentido esto es verdad, porque la ciencia politica es la 2 ENSAYOS SOBRE LA LIBERTAD Y BL PODER Minica ciencia que el curso de la historia va sedimentando como pe- pitas de oro en las arenas de un rfo; y conocer el pasado, registrar aquellos hechos cuya verdad nos va constantemente revelando la ex- periencia, ¢s una labor eminentemente préctica, instrumento di cién y de poder que va configurando el futuro. En Francia, es tal la importancia que se atribuye al estudio de nuestro tiempo, que existe toda una asignatura de historia contempordnea, con sus correspon- dientes libros de texto. Se trata de una cétedra que, teniendo en cuenta la progresiva divisién del trabajo de la que se benefician tanto la vida entifica como la politica, puede que también se cree algtin dia en nuestro pais. ‘Mientras tanto, seré oportuno precisar en qué se distinguen amn- bas épocas. La época contempordnea se diferencia de la moderna en «que no podemos considerar muchos de sus acontecimientos como de- finitivamente comprobados. Los vivos no revelan sus secretos con el mismo candor que los muertos; siempre se nos escaparé alguna cla- ve, y tendré que pasar toda una generacin antes de que podamos. interpretarlos con precisién. Como bien saben los entendidos, las na- rraciones generales y las apariencias externas son copias imperfec- tas de a realidad, Inchaso de un hecho tan memorable como la guerra de 1870 siguen atin sin aclararse plenamente las verdaderas causas; cen los ditimos seis meses mucho de lo que considersbamos seguro se lo ha llevado el viento, y no hay duda de que el futuro nos pro- porcionaré nuevas revelaciones de importantes testigos. El uso de la historia se inclima més hacia la certeza que hacia la abundancia de informacién. ‘Ademés del problema de la certeza esté el del distanciamiento. El [Proceso por el que se descubren y asimilan los principios es muy dis- tinto de aquel por el que e50s principios se aplican; y nuestras convic- ciones més sagradas y desinteresadas deberian configurarse en las tranguilas regiones aéreas, por encima del turnulto y las tempesta- des de la vida activa, Porque es justo despreciar a quien tiene una opinién en historia y otra en politica; una opinin en el exterior y otra en casa; una en la oposicién y otra en el gobierno. La historia nos impele a fijarnos en resultados permanentes, y nos libera de todo lo que es temporal y pasajero. La politica y la historia estén entrelaza- 30 EL ESTUDIO DE LA HISTORIA das, pero no se las puede identificar. Nuestro territorio desborda los ‘asuntos de Estado y se sustrae ala jurisdiccién de los gobiemos. La funcién del historiador consiste en tener presente y dominar el movi- _miento de las ideas, que no son el efecto sino la causa de los aconteci- :mientos puiblicos; ¢ incluso en conceder cierta prioridad a la histori ceclesidstica sobre la civil, ya que la primera, por la mayor importan- Ga de los asuntos de que se ocupa y por las graves consecuencias que se derivan de sus errores, ha abierto el camino a la investigacién y hha sido la primera de la que se han ocupado concienzudos investi- ‘gadores y eatudiosos de la més alta valia cientifica De la misma manera, aunque conviene apreciar la sabiduria y pro- fundidad dela filosofia, que considera siempre el origen y el germen y las glorias de la historia como una epopeya consecuente, sin em- bbargo, todo estudioso deberia saber que la verdadera maestria s6lo se alcanza cuando se decide delimitar el propio ambito de estudio. Pero la confusién nace de la teorfa de Montesquieu y de su escuela que, aplicando los mismos términos a cosas diferentes, insisten en que la libertad es la condicién originaria de aquella raza de la que procedemos. Si tomamos en consideracién el espiritu y no la mate- ria, las ideas y no la fuerza, las cualidades espirituales que confieren dignidad, gloria y valor intelectual ala historia, y su influencia en la la Vida de los hombres, entonces no nas sentiremos inclinados a ex- plicar lo universal por lo nacional, ni la civlizacion por la costum- bre. Un discurso de Antigona, una sola frase de Sécrates, unas pocas lineas esculpidas en una roca india antes de la Segunda Guerra ‘iinica, las huellas de aquel silencioso pero profético pueblo que vivi6, junto al Mar Muerto y perecié con Ia caida de Jerusalén, estén mas cerca de nuestra vida que la sabiduria ancestral de los bésbaros que alimentaban sus puercos con las bellotas de Hercynia, ‘Asi, pues, para nuestro propésito actual, entiendo por historia mo- ema la que, mostrando en su transcurso caracteres propios y espe- fcos, se inicié hace cuatrocientos afes, y que una linea palmaria € inteligible separa nitidamente de la época precedente. La Edad Mo- dema no procede de la Edad Media por derivacién natural mostran- do los rasgos externos de una descendencia legftima. Sin previo aviso fund6 un nuevo orden de cosas, bajo una ley innovadora, socavan- 31 ENSAYOS SOBRE LA LIBERTAD ¥ EL PODER do el antiguo imperio de la continuidad. Por aquel tiempo Colén revolucionaba la imagen del mundo, modificando profundamente las condiciones de la produccién, de la riqueza y del poder; Ma- quiavelo liberaba al gobierno del vinculo de la ley; Erasmo orienta- ‘ba por vias cristianas el curso de la cultura profana clésica; Lutero rompia por el eslabén més fuerte la cadena de la autoridad y de la tradicién; y Copérmico erigfa una potencia invencible que fij6 para siempre el signo del progreso en el futuro. Existe la misma origi- nalidad sin trabas y la misma indiferencia hacia las posiciones tradi-

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