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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION MAXIMOS PRECEDENTES mh DERECI a PENAL. PARTE GENERAL Carituto 3 LEGITIMO EJERCICIO DE UN DERECHO, AUTORIDAD O CARGO por Maria José Buglione = CSIN, 15/7/2929, pecragiog Nicolas (hijo) c. Ghioldi, Amenco" Fa- llos: 355: 57 vans: 7 So ey ei Sumario i Fideay BML ay aiets é esicorstivucioralided derivada de supuestas restricciones e publicar ideas por la prensa sin censura previa, carece de todo Bpiceeon posble-eittin caspyenque.> ésteJOconSUcNeNEI: pechas, sf trabas 0 limitaciones de MAURO A. DIVITO © SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) actuacidn én un juicio como representante de la Fiscalla de Estado de la Provin cia de Buenos Aires, habla sido publicada en un periddico provincial ~aunque como carta abierta y bajo la firrna del autor—, se impuso a su director igual con denacidn con base en el art. 114 del Cod Penal, interpuesto recurso extraor dinario, la Corte Suprema de Justicia de la Nacidn dejé sin efecto la sentencia apelada, en cuanto fue materia de recurso. Sumarios 2, La comprobacién por el tribunal local de que rigen en la Provincia de Buenos Aires los arts. 220 y 123 del Cdd. Penal, que fundamentan la acriminacién y sancién del hecho imputado al recurrente por lo dispuesto en el art 12 de la Constitucién provincial, priva de todo fundamento a la aseveracién con base en el art. 32 de la Constitucién Nacional, de que falta la ley anterior al hecho del proceso que requiere el art. 28 de esta Uitima. . Sila mera insercién en un diario o periddico de una carta abierta, de un articulo 0 de una noticia, sin tomar partido y sin agregarle la fuerza de conviccién que pies smacucels propia opinidn al riesgo de una condena penal, la norma o de la norma que la fundamenta conspiraria contra la libertad Cree prensa con parecido alcance que si mediara restriccién anticipada de la pu- a con la consiguiente frustracin del sustancial principio de la libertad expresamente los arts. 14 y 32 de la Constitucién Na- # emilee Se refieren otras clausulas constitu ‘el principio conforme con el cual la persona que pu- d rib se scons MARIA JOST BUGLIONE « LIGIIMG HIRCICIO OF UN BRREEHO 123 8. Cabe revocar la sentencia que condend al editor del periédico —por aplicacién del art, 123 del Cod, Penal—por el solo hecho de la insercién de la carta acritnh nada —cuyo cardcter de “solicitada*, poniendo de resalto la actuaciény politica de un profesional, no se controvierte—, y sin base en la eventual responsabill. dad penal por actos propios o por la existencis de Participacion criminal, pues, resulta manifiesto que dicha condena, al ir mas allé del autor directo de la ofen. $a y alcanzar al editor, constituye un modo eficaz de Festringir la libertad de prensa en los términos en que ésta constituye un derecho constitucionalmente Protegido (del voto del doctor Boffi Boggero), 9. Lanorma contenida por el art. 123 del Cod. Penal debe ser interpretada en for ma restricta, de modo que sea excluida dela sancién penal la simple posibilidad de verificacin de cardcter ofensivo de la pieza publicada por el editor, alos fi- nes de que la citada norma se ajuste a los dictados de la garantia constitucional de la libertad de prensa (del voto del doctor Bofft Boggero). Fallo in extenso Opinidn del Procurador General de Desde otro punto de vista, el argue la Gad mento penta en una pene incom- Ante la expresa disposicién contenida _petencia convencién constituyen- enelart.11delaConstituciéndelaProv. te de Buenos Aires para sneornery las de ise pen aye virtud, hasta mansions aero cédi- ‘tanto, se dicte la ley local pertinente, go penal a la legislacién provincial es, queda incorporado a Ia legislacidn de ademés de evidentemente infundado, Ja provincia, entre otros, el art, 223 del insuscep Céd. Penal, resulta claramente infun- _ dado el agravio que se deduce contra __ lasentencia de fs, 229, sobre la base de 4 t 6n del art. 32 de la 124 MAURO A. DiVITO la Prov. de Buenos Aires, habia sido pu- blicada en el periddico “Avanzada” de Bahia Blanca, del que Rubén Bortnik era director-Propietario —aunque como carta abierta y bajo la firma del autor— se impuso a aquél igual condenacién con base en el art. 223 del Cod. Penal 2° - Que la camara considero aplica- bles los arts. 210 y 123 del Céd. Penal en virtud de lo establecido en el art. 11 de Ja Constitucin de la Provincia. Y admi- tid la responsabilidad penal del director del periddico, por haber éste permitido fa publicacién del libelo, objetivamen- te injurioso, inscripto por el querellado Eduardo Pérez, en el organo periodis- tico bajo su direccién, publicacién que lleva insita, en razén del sentido direc- tamente ofensivo de sus términos, que denotan la clara intencién de menos- cabar, desacreditar y denigrar al quere- ae prueba del dolo con que proce- al autorizar su publicacién, SANTIAGO VISM RECTORES)_ 42 = Que la sentencia recurrida no es impugnable en cuanto violatoria de los arts. 18 y 32 de la Constitucién Nacio- nal, en razon de que ella demuestra que existe una expresa y clara disposicién constitucional local —el art. a1 de la Constitucién de Buenos Aires— segiin Ja cual “podran calificarse de abusos de la libertad de prensa los hechos consti- tutivos de delitos comunes” y “mientras. no se dicte la ley correspondiente, se aplicarén las sanciones determinadas por el cddigo penal de la Nacion”. En consecuencia, la comprobacién por un tribunal local de que rigen en la Prov. de Buenos Aires los arts, 210 y 213 de! Céd. Penal, que fundamentan la acrimi- nacion y sancidn del hecho imputado al recurrente por lo dispuesto en el art. 23 de la Constitucién de Buenos Aires, pri- va de todo fundamento a la aseveracién con base en el art. 32 de la Constitucién Nacional, de que falta la ley anterior hecho del proceso que requiere el art. 28 de esta ultima. 5° - Que tampoco estima el tribunal acertada la objeci6n concerniente al ca- racter constitucional del precepto apli- eco Saar cama fectoninncnule _constitucional con arregl MARIA JOSE BUGLIONE chas precisamente sin trabas o limita- Clones anteriores a su aparicion (Fallos, t. 134, P. 378; t. 155, Pp. 57 y otros). 7° - Que, sin embargo, corresponde Considerar la asercién de que la regla- mentacidn legal del derecho de expre- Sarse libremente por medio dela prensa requiere que las sanciones que pueda establecer la ley no importan un efec- tivo cercenamiento de tal derecho. Y, especificamente, la que pretende que la publicacién de una “solicitada” no pue- de ser fundamento de responsabilidad penal del editor, porque de tal modo se obligaria a éste a cerrar las columnas de su diario a todo articulo, noticia o car- ta que pudiera estimarse ofensivo para terceros, con lo que se lo convertiria en censor de aquéllos. 8°- Que en cuanto ala primera obser- vacién, esta Corte participa del criterio admitido por el derecho norteamerica- LEGITIMO EJERCICIO DE UN DERECHO 125 664 [Rev. LA LEY, t. 205, p. 568, fallo 47-604], respectivamente) 9° - Que a lo que precede cabe agre- gar, como ya lo sefialé el juez Cooley (Constitutional Limitations”, t. Il, cap. 22, p. 936 y sigts.) que las caracteris- ticas del periodismo modero, que responden al derecho de informacién sustancial de los individues que viven en un estado democratico, dificultan la comprobacién cierta de la verdad de las noticias incluidas en las publica- ciones periodisticas (v. Powell, J, "“Ana- tomy ed Public Opinion”, p. 205 y sigts., New Jersey, 2959). Impiden también la exclusién de las manifestaciones for- muladas por grupos o por personas individualizadas, respecto de la correc. cidn del ejercicio de la funcion publica, de las actividades politicas y aun de las profesiones liberales, por el solo motivo de que ellas puedan resultar ingratas u ofensivas para los alli mencionados. EI interés que existe en que Ja critica de tales actividades pueda alcanzar esta- do publico, también como fundamen- to del necesario debate respecto de lo que es vital para la eficiente y honesta marcha de los negocios capitales de la sustenta, suficientemente, este criterio (v. Yonkwich, L.E,, “The protec tion of | and public He, sone 126 MAURO A. Divito penalmente, por la sola circunstancia de que siéndole posible optar entre di- fundir © no una publicacién que reviste interés publico, elige lo primero por en- tender que sirve mejor e imparcialmen- te la funcién que corresponde a la pren- sa libre, como vehiculo de informacién y opinion de la comunidad. Si la simple insercién en un diario o periddico de una carta abierta, de un articulo o de una noticia tales, sin tomar partido y sin agregarie fa fuerza de conviccién que pudiera emanar de la propia opinion y responsabilidad, sometiera al editor al riesgo de una condena penal, la norma la interpretacién, de la norma que la fundamentara conspiraria contra la li- bertad de prensa con parecido alcance que si mediara restriccién anticipada de la publicacién, con la consiquiente fuse Ba sustancial principio de libertad de prensa que consagran ex- presamente los arts. 24 y 32 dela Cons- |y al que también se 33 de la misma SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) 12. - Que como, en la especie, la condena se ha impuesto al editor de “Avanzada” por la sola insercién de la carta acriminada, cuyo caracter de “so- licitada”, en los términos resefiados en el consid. 2°, no se discute, sin funda- mento en la eventual responsabilidad penal por actos propios por la existencia de participacién criminal, parece claro que la condena que exceda la del autor directo de la ofensa y alcance al editor responsable del periddico, constituye una manera eficaz para restringir la li- bertad de este fundamental medio de informacién publica, 23. - Que en caso como el de autos, el texto del art. 123 del Céd. Penal debe recibir una interpretacién estricta que exciuya de la sancién penal la simple posibilidad de la comprobacién del ca- racter ofensivo, de la publicacién por parte del editor responsable, a fin de que el precepto se compadezca con Ja garantia constitucional de la liber- tad de prensa. Consecuentemente, en cuanto la sentencia de fs. 219 establece que “al admitir la publicacién del libelo objetivamente injurioso, en razén del que denotan, la intencién de MARIA JOSE BUGLI periddico de su propiedad una “solici- tada” que contenia términos injuriosos para el querellante con motivo de su actuacién pdblica. Contra esa senten- Cia interpone recurso extraordinario, el cual fundé en que ella es violatoria del art. 18 de la Constituci6n Nacional, pues le condend sin existir ley que cas- tigara el pretendido delito; agregando que ello es asi porque no pueden apli- carse en la materia las disposiciones del cédigo penal en razin de ser ésta una ley de caracter nacional, sin vigen- cia en las provincias, segun el art. 32 de la Constitucién, desde que esta norma dispone que “el Congreso Federal no dictara leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicci6n federal”. Sin perjuicio de ella sostiene que el art. 213 del referido cédigo no ¢s aplicable al caso en virtud de que se violaria el art 24 de la Consti- tucién Nacional al afectar el derecho de trabajar 0 ejercer toda industria licita, asicomo de publicar lasideas por medio de la prensa. En ese sentido expresa tex- tualmente: “El editor y el propietariode un periédico ejercen una actividad licita cual es la de publicar noticias y permitir lad de las ideas. Establecer que INE - LEGITIMO EJERCICIO DE UN DERECHO. 127 tamente jindividualizada y que se pre- tenda publicar, con la sentencia de la cémara, se obliga al editor a ser verdu- go de ese principio constitucional, toda vez que tiene que ser censor previo del que pretende publicar la carta o nota, lo (que repugna a la Constitucién Nacional y lo que en la practica debilitaria la po- sibilidad de que la prensa sea el medio de ejercer ese derecho, toda vez que el editor, ante un fallo como el de autos se fimitara a no recibir ni publicar ningdn articulo”. 2° - Que cabe comenzar aclarando que no media, en rigor, ausencia de ley sobre la materia, porque el cddigo penal rige en la Prov. de Buenos Aires a esos fines. En efecto, el art. 22 de la Consti- tucién provincial le acuerda vigencia, hasta tanto se dicte la ley especial co- rrespondiente, cosa que no se ha hecho aun Carece de validez el argumento de la apelante en el sentido de no ha- berse puesto en vigencia dicho articulo del cddigo por una ley local, sino por la Constitucién, que no cabe duda que la Convenci6n Constituyente pudo hacer- lo asi, sin perjuicio de lo que mas tarde la Legislatura, No se advierte en qué podria fundarse esa limitacién de facultades que pretende el apelante. El sentido del art. 32 de la Constitucion Nacional aclara debidamente la potes- 128 mente. Aun considerando los abusos de la palabra escrita como, verdaderos de- lites (que en realidad no son sino actos danosos a la sociedad), ellos no podrian caer bajo la jurisdiccién nacional, como no caen Ics delitos comunes, y seria un contrasentido que fuese tribunal nacio- nal un jurado de imprenta, y no lo fuese un juzgado civil o criminal. Del contexto de la Constitucion no resulta que tal haya sido su suerte, pero entendiéndose ge- neralmente de otra manera por los pu- blicistas argentinos que concurrieron a su confeccién, teniendo el Congreso por el inc. 22 del art. 64 la facultad de dictar las leyes que requiera el establecimiento del juicio por jurados, y existiendo prece- dentes (aunque no de un caracter legal), que hacen una intervencién indebida del Gobierno federal, en mate- ria tan privativa de la soberania provin- cial, es prudente contra tales como lo hicieron los Esta- dos Unidos de Norteamérica en las en- miendas que p al MAURO A. DIVITO - SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) . libertad de imprenta, sefiores, puede considerarse como una ampliacién del sisterna representativo 0 Como una ex- plicacién de los derechos que quedan al pueblo, después que ha elegido sus re- presentantes al Cuerpo Legislativo. “Cuando un pueblo elige susrepresen- tantes no se esclaviza a ellos, no pierde el derecho de pensar o de hablar sobre SUS actos; esto seria hacerlos irrespon- sables, El puede conservar y conviene que conserve, el derecho de examen y de critica para hacer efectiva las medi- das de sus representantes y de todos los que administran sus intereses, Dejemos pues, pensar y hablar al puebloy nosele esclavice en sus medios de hacerle, “El pueblo necesita conocer toda la administracion, observarla, y aun diré dirigirla en el momento que se separe de sus deberes 0 los medios de adelan- to como sucede todos los dias. Hoy es sabido en el mundo que los mayores adelantamientos materiales y morales de los pueblos, son debidos a la prensa, al pensamiento de los hombres que no ‘estan empleados en la Administracion. 0S mismos somos testigos de ten Sire aca peri pren es ee fren __MARIA JOSE BUGLIONE medio de adelantamiento o el medio de evitarse un mal. "Se dird que los abusos de la imprenta traen trastornos sociales. Pero trastor- Nos sociales se llama muchas veces al renacimiento de la libertad de un pue- blo, porla consagracién de losderechos individuales. Las mas veces equivoca- mos el mal social con el mal individual, creemos que la injuria a una persona es la injuria a la sociedad y que el des- honor de un hombre es un mal social, y Por esto tantas veces se habla contra la libertad de imprenta. Mas los particula- res tienen el remedio para este desor- den, que sdlo a ellos toca, en los tribu- nales ordinarios. “Por fin, sefiores, los diarios Ilenan hoy la necesidad que liens el primer dia- FIO que se fundé en Londres. La grande armada de la Espana contra la inglate- fra llenaba de temores al pueblo inglés que se creia incapaz de defenderse. Un Ministro de Ia reina Isabel, propuso entonces crear un diario para levantar el espiritu publico y mostrar todos los recursos que la ee poseia para defenderse de la : = LEGITIMG EJERCICIO DE UN DERECHO 129 dora de la Constitucién Federal; “Que estos mismos princi habian acon- Sejado sustraer ala accion del Congreso de los Estados Unidos la legislacin de fa prensa, para asegurar asi ala libertad de pensar un derecho anterior y supe- rior a toda constitucién”. "Que sin hacer de ello un cargo in- util, la Comisién debia recordar haber- se publicado una carta del Presidente de la Confederaci6én, conminando a un Gobernador de provincia porque no reprimia el espiritu de critica de un dia- rio, caracterizando con sus verdaderos nombres la resurreccion de la cinta co- lorada; y que si en esta reprobacién del diario, de un uso que ley ninguna orde- na, no estando nadie obligado a hacer, acatar, ni respetar lo que no es legal, con cuanta mas razén debia temerse esta facultad de restringir la prensa, en materias mas graves. Que la histo- ria contemporanea habia justificado plenamente la prevision de los pueblos que impusieron a fines del siglo pasa- do al Congreso federal esta limitacién de facultades, Que ninguna nacién del mundo habia arribado a oe principios requlares, pues dejando a legisladores la facultad de reglamentar la libertad de prensa, algunos no habian podido detenerse en la falsa pendiente que lleva hasta suprimirla, o someterla al juicio del Ejecutivo, sin formas, como acontece en Francia. Que | ees habia intentado en vano | 130 MAURO A. DiviTo en que las comunicaciones y contacto eran dificiles, la educacién del pueblo defectuosa y limitada, las practicas administrativas irregulares 0 viciosas, y la tendencia a lo arbitrario inherente a todos estos defectos; la prensa, con todos sus inconvenientes de detalle, ejercia una poderosa y saludable in- fluencia, poniendo de manifiesto lo que habria interés de ocultar, interesando a unos pueblos en la suerte de otros, y difundiendo una masa de luces que de otro modo no Hlegaria a los extremos de la Republica. Que el ensayo feliz de la absoluta libertad de imprenta, hecho nueve afios en Buenos Aires, habia des- acreditado los especiosos argumentos contra ella; y que ademas, entrando hoy Buenos Aires en la Confederacién, en- traba con sus libertades conquistadas, y no siendo a las provincias dafioso en manera alguna que Buenos Aires tenga libertad de imprenta, esta restriccién de legislar debia ser aceptada” (op. cit., SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) muy especial cuando se pretende que la publicacién de una “solicitada” no puede ser fundamento de responsabi- lidad penal del editor en razon de que, en esa forma, se le obligaria a cerrar las columnas de su diario a todo articulo, o bien carta, o aun, extremando, noticias, que pudieran estimarse ofensivas para terceros, con lo que se lo convertiria en censor de aquéllas. 5° - Que el delicado conflicto entre la libertad de imprenta y el poder de poli- cia —dos instituciones juridicas de alto valor social— ha de ser analizado, como corresponde a la naturaleza del recurso extraordinario, con sujecion al conteni- do mismo de dicho recurso, el que versa sobre la materia precisada en el consi- derando primero. La libertad de imprenta es una con- quista de la evolucién del Derecho y constituye uno de los que esencial- mente integran el concepto de liber- tad, sancionado por el régimen repre- sentativo, republicano y federal de la Constitucién, concepto que tendria su comienzo, al decir de! Associate Justice Douglas (343 US 452), enel derecho ala soledad, al aislamiento. Desde las épo- cas de la censura previa de forma mas tos diver- os ordenamientos juridicos MARIA JOSE BUGLIONE tos ¢ ideas..., no es sdlo un freno de la arbitrariedad de los que gobiernan, sino también un medio de ilustrarala Nacién en general y el Unico camino para llegar al conocimiento de la verdadera opinion Publica”; a partir de cuyo decreto se su- ceden con intervalos variados de tiem- PO una sucesién de cuerpos normativos garantizando esa libertad hasta las san- Ciones constitucionales de 2853 y 1860 —el decreto del 26 de octubre de 28323; el del 26 de noviernbre de! mismo afio; Proyecto de Constitucién de la Sociedad Patridtica de 1813; el Estatuto Provisio- nal de 2825; el Reglamento Provisional de 1837; la Constitucién de 2839; la de 2826 y varios ordenamientos interme- dios y posteriores—. Cuando el art. 24 de la Constitucion garantiza la libertad, “de publicar las ideas por la prensa”, no fo dice solamente con esas expresiones Sino que afade, respondiendo a las ex: tendidas evoluciones nacional e inter- nacional aludidas, "sin censura previa", LEGITIMO EJERCICIO DE UN DERECHO. 131 de controlar las ideas antes de autorizar SU IMpresién, cuanto a otras restriccio- nes de indole semejante, como fianzas, Permisos, etc., de que los gobiernos han sabido hacer uso “Que, entre las restricciones Posibles ala libertad de prensa compréndele no s6lo la sefialada en el considerando an- terior, sino también aquellas encamina- dasa castigar o reprimir la publicacién una vez aparecida. La libertad de pren- a, estaria gravemente comprometida y anulada en sus efectos, si después de reconocer y admitir en todo hombre el derecho de publicar libremente lo que crea conveniente, la autoridad publica Pudiera reprimirlo y castigarlo por pu- blicaciones de cardcter inofensivo. Es que aquélla implica, como lo dice Coo- ley, no sélo la libertad de Publicar, sino también inmunidad completa de censu- fa legal y de castigo por la publicacién ensi misma”. Esa doctrina se coloca, asi, dentro de fa mas amplia concepcin del concepto de censura previa. Asimismo, en Fallos, t. 248, p. agi esta Corte expresé: “Entre las libertades que fa Constitucién Nacio- nal consagra, la de prensa es una de las que posee mayor entidad, al extremo de que sin su debido resquardo existiria 132 Mauro A. Divito. sentido lato, sefialando en Fallos, t. 252, ps. 244 (Rev LALEY, t. 207, p. 493, fallo 48.665), 252: “La libertad de imprenta afectada por la medida de uno de los pilares del sistema constitucional de gobierno, al punto de que el art 32 de la Constitucion la sustrae, no solamente a posibles restricciones del Congreso, sino aun a la ‘jurisdiccién federal’; y la libertad de ‘trabajar y ejercer industria licita’, asimismo afectada, ha merecido también el claro resgquardo constitucio- nal (art.24)". En los Estados Unidos una importan- te corriente de opinién sostiene a su turno la interpretacién mas amplia de la censura previa. Se recuerda la precisa frase de O. W. Holmes; “La liberacionde restricciones preliminares se extiende tanto a las publicaciones falsas como a las veraces”. En 283 US 697, verbigracia, se dijo: “El caracter y la conducta de las autoridades pUblicas esta expuesta, por eeipeine rauxclezs, @ una discusidn li- cualquier periddico... Aunque los ; contra los hombres SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) impida las denuncias de inconducta de las autoridades. Si se cometen abusos, los damnificados pueden encontrar re- medio y hacer castigar a los culpables, siempre dentro de las vias constitucio- nales”. Lievé la palabra el Chief Justice Hughes y, ademas de los conceptos ‘transcriptos y de numerosos otros, se fundé en la autoridad de Cooley para sostener que la Constitucién asegura mucho mas que contra la censura pre- via, llegando a precaver esa libertad del castigo ulterior de las autoridades cuando ellas fuesen inofensivas. Doctri- na semejante se sentd en 303 US 444; 340 US 288, Cabe afadir que, adoptan- do posicién adversa a la de Jefferson, Hamilton sostuvo el derecho de publi- car con amplitud, aun cuando pudiese afectar a los titulares de los poderes de Estado, funcionarios en general, indi- viduos (Corwin, "The Constitucién and what it Means Today”, Princeton, New Jersey, 1958/62, p. 97, Kenvitz, Milton R., “La Libertad en la Declaracién de Derechos en los Estados Unidos”, Edi- torial Bibliografica Argentina, Buenos Aires, ed. 1959, p. 222 eos 3 Forres- MARIA JOSE BUGLIONE ~ LEGITIMO EJERCICIO DE UN DERECHO pondiendoalderechode serinformados que asiste a quienes forman un Estado que reconoce similitud estructural con el de la Nacién Argentina, hace dificil a comprobacién del grado de veracidad de las noticias que incluye en sus publi- caciones. Ya lo do Lewis Hanke en “La lucha por la justicia en la conquista de América”, ed. Sudamericana: “Los es- pafioles de América se expresaban con sorprendente libertad de la conductade los gobernantes* (ps. 79/94) 7° - Que la comunidad, dentro de una estructura como la establecida por la Constitucion Nacional, tiene derecho a una informacién que le permita ajustar su conducta a las razones y sentimien- tos por esa informacién sugeridos; y la prensa satisface esa necesidad colec- tiva. En tal funcién ha de actuar con la mas amplia libertad, sin que ello supon- ga, como es obvio, que pueda hacer uso de ese derecho constitucional en detri- mento de la armonia de todos los otros derechos constitucionales, entre los que se cuenta el de la integridad moral de las personas. El concepto de censura previa puede circunscribirse a la accién de fiscalizar Previamente lo que se ha de publicar, admitido en numerosos orde- intos juridicos, como se dijo, des- e@ extendida evolucién. Puede, all, comprender otras medidas su- como la fianza, el depdsito, y es. Pero incluso puede ir to- ss alla y afectar la forma de cen- cién de ilustrar sobre Funciones\ en tanto publicas, interesan a la col tividad; por el otro, el poder de policia que exige en la publicidad un respeto @ los derechos constitucionales de los demas. Si opta por lo primero, acaso dé a publicidad una esquela injuriosa, si por lo segundo, se transformaria, por temor a la represion del propio Estado, en un censor previo y, de ser imitado su ejemplo, probablemente muchas noticias no llegarian a conocimiento de los auténticos titulares del derecho de informacién: quienes constituyen el pais. El retraimiento de la prensa cau- saria asi efectos mas perniciosos que los excesos del ejercicio de la libertad de informar, incluso por la circulacién anénima, clandestina o por complici- dad con irregularidades en la funcién publica, etcétera. 8°- Que es también evidente la nece- sidaddel accesoalasideasoaloshechos buenos o malos, sirviendo.en el primero, de los casos para que las ideas buenas se afirmen par obra de su valor intrinse- co y para que las malas sean destruidas por otras mejores. Este concepto, con- quista de una larga polémica cultural, no cobija la impunidad de quien delin- quid mediante injuria, situacién que no se da en la causa pues el autor de ellas sé encuentra eee pare pero, en cambio; le que se lesione la libertad de imprenta, sancionando a quien no tuvo participacidn solidaria ni ee een eo aurea ti MaunO A DIVITO se ha impuesto al editor del periddi co por el solo hecho de la insercian de la carta acriminada «cuyo caraeter de *solieitada’, poniendo de resalto la ac tuacién politica de un profesional, no se controvierte, y sin base en la eventual responsabilidad penal por actos proplos © por la existencia de participacion eri» minal, resulta manifesto que la conde: na, al ie mas alld del autor directo de la ofensa y aleang: editor, constituye wn modo eficay de restringit la libertad de prensa en los términos en que éste constituye un derecho constitucional: mente protegido, de acuerdo con las razones dadas con anterioridad, 42, - Que, consecventemente, en car son como ef “sub examine, la norma contenida por el art. 115 del Cod, Penal debe ser interpretada en forma restric: ta, de modo que sea excluida de la san- CSIN, 30 SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) clén penal la simple posibilidad de veri ficacidn de caracter ofensivo de la pieza publicada por el editor, a fin de que la cilada norma se ajuste alos dictados de la garantia constitucional antes mencio- nada. On virtud de ello, y en cuanto la ntencia recurrida, estableciendo que, “al admitir la publicacidn del libelo obje- tivamente injuriose,,. en razdn del sen- tido directamente ofensivo de sus tér- minds, que denotan la clara intencién de menoscabar, desacreditar y denigrar al querellante”, ha tenido por probado el dolo del director Rubén Bartnik contra un profesional, de actuacién politica, debe ser revocada, Por ello, y habiendo dictaminado el Procurador General, se revoca la sen- tencia apelada en cuanto ha sido mate- ria de recurso extraordinario.— Luis M. Boffi Boggero. , “Moreno, Alejandro y otro”, Fallos: 269:200 Mania José Nuaiiont o} siguiente: "Sehr Director: Conside re que el problenia del secuestro de fl Silencio no ha sido analizado en sus jus tos limites, Hubo demasiada suavidad en quienes han tomado, con absoluta justicia, la defensa de esta pelicula asi como la de ay indiseutible realizador, Yo agregaria a todo lo dicho por los que se han sentado, en 1964, del lado de la ra» On y del arte, que este secuestro fue un triunfo de ta inmoralidad, Aquellos que tieflen la potestad sobre la moral y las buenas costumbres de nuestra ciudad, fence han dicho nada sobre la inmun dicia de cada esquina de Buenos Aires donde se exhiben revistas obscenas, Tampoco hicieron nada contra un cine situado en ta mismisina calle Corriens tes donde se proyectan films porno» graficos, Si toda esta inmoralidad vigencia en nuestra ciudad, y auna Te de arte con transfondo religioso proscribe, significa ef triunfo de la we cenidad que tiene, en esta justicia sin ojos, su brazo ejecutor. Alejandro More+ no, Capital", Esta carta ha sido considerada inju- riosa para los magistrados y funciona- trios judiciales que intervinieron en el secvestro de la pelicula aludida, y, por ote ‘el sefior Timerman ha sido LIGITIMG HERCIOTO OF UN OEREEHO: 18 ha de tributarse e blenes muy resp sacrificio de otros ables que una estricta @utocensura Inpuesta Coercitivamente @ la prensa podria tutelar mejor. Este #5, a mi julio, el significada esencial e incuestionable de la decision de Fallow: agngol, que asi aplica el categdrico principio sentado por V. E. al respecto en Fallos: 24:29, donde se dijo que * aun cuando el art, a4 enuncie derechos meramente individuales, estd claro que Ja Constitucion, al legislar sobre la liber. tad de prensa, protege fundamental mente su propia esencia democrat contra toda posible desviacién tirdnic Estas expresiones concverdan, sin duda, con las clasicas palabras del Jus tice Brandeis en el caso “Whitney y, California” (247 U. 5. 357, 375) 9 “Los hombres que obtuvieron nuestra independencia crelan que la discusién publica es un deber politico, y que éste debla ser un principio Rimiancsta del gobierno norteamericano. Reconocie ron los riesgos a que estén sujetas todas las instituciones humanas, pero sablan que el orden no puede asegurarse s0+ lamente por medio del temor al casti- go de las infracciones; que es peligroso desal la imaginacién; que el miedo engendra la represin, la represidn el odio, y éste amenaza la estabilidad del Gobierno; que para llegar ala seguridad es necesaria la oportunidad de discutir libremente los agravios que se alegan y las soluciones que se proponen; y que el conse mejor remedio contra los malos Jos son los buenos Creyendo la razén através Seintgetnn a ~ 136 MAURO A. DIVITO = no, con arreglo al cual la libertad cons- titucional de prensa tiene sentido mas amplio que la mera exclusién de la cen- sura previa enlostérminosdelart.14 Y, precisamente, al sefalarlo asi, la Corte afiadié que el pensarniento de Hamilton era que la libertad de prensa tutela e! derecho de publicar impunemente, con veracidad, buenos motivos y fines justi- ficables, aunque lo publicado afecte al gobierno, la magistratura o los indivi- duos. Esto, en términos mas concretos, sig- nifica, de acuerdo con la opinién predo- minante, que las criticas al ejercicio de la funcién piblica no pueden ser san- cionadas aun cuando estén concebidas en términos causticos, vehementes, hirientes, excesivamente duros e irri- tantes, si no resulta la existencia de un propésito especifico de denigrar o me- noscabar, con el pretexto de la critica formulada, ala persona misma de quien la funcién. _ En tal sentido parece opartuno ha- See eteee sea nsccos preciso ™... dar un gran mai 3 este _ ls functonaros Sr gular interés SANTIAGO V1 ARA (DIRECTORES) to del punto, sobre la cual ilustran bien, a mi parecer, las siguientes decisiones que extraigo de entre las numerosas que cita el trabajo de Leén R. Yankwich, The Protection of Newspaper Com- ment on Public Men and Public Matters (reimpreso de la Louisiana Law Review, volumen 21, pag. 3, marzo de 1953), al cual alude el considerando 9° del referi- do fallo de la Corte Suprema Una de dichas decisiones, en lo perti- nente, reza asi; “La libertad de discusi6n esté garantizada por nuestra Ley Fun- damental y una larga linea de decisiones judiciales... £1 editorde un diariotieneel derecho, si no el deber, de publicar, para informacién del publico, comentarios leales y razonables, aun cuando severos en sus términos, sobre cualquier objeto puesto por su autor como materia de exhibici6n publica, al igual que sobre toda otra cuestién de interés publico... Se ha sostenido que no constituye inju- ria para un diario decir de otro que es ‘el diario mas vulgar, ignorante, grosero, Jjamés publicado en Gran Bretafia’. He- riot v. Stuart, 1 Esp. 437. Una actuacién lacaest ede ser discutida con la mas ple ebertad) y puede estar sujeta hostiles, MARIA JOSE BUGLIONE dos olligeros... El derecho de critica des- cansa sobre el orden publico y quienes $e postulan para un cargo no deben ser excesivamente sensibles o demasiado susceptibles por lo que concierne a la critica de sus condiciones... La Corte Suprema de Nebraska usd (en un caso similar) las siguientes y correctas ex- presiones: El articulo de que se trata ‘se relaciona con la capacidad de aquellos que adhieren al circulo gobernante, y su conducta en el cargo. No les imputa crimen. No emplea contra ellos epite- tos insultantes o degradantes, sino que en extravagante lenguaje los denuncia como descuidados en los deberes de su funcién, incapaces, desleales, etc. ... Se- ria absurdo considerar injurioso decir a un candidato para un cargo publico que él es enteramente indigno de la confian- za publica...’ (Arnold v. Ingram, 153 Wis. 438)... Al permitir asi la critica, la ley concede una amplia libertad, si media Un sincero respeto por la verdad. Den- tro de este limite los periodistas, orado- res y las personas particulares pueden expresar sus opiniones y entregarse a fa critica acerca del cardcter o habitos, © cualidades mentales o morales de los candidatos @ cargos publicos (1 Cooley on Torts, p. 443)”. Séame permitido, para completar este aspecto de la exposicién, ofrecer algunos ejemplos de aplicacién de estos Principios por los tribunales norteame- ficanos, que extraigo del trabajo de Yankwich antes aludido. Aquelios tri- bunales han declarado que no pueden estimarse injuriosas, desde el punto de vista previamente aceptado, afirma- Femssascomoiaide que los miem- Un Concejo municipal carecian he eee menses fncon pes ona main de piss “que orde- aspira- LEG ITIMO EVERCICIO DE wu: N DERECHO. 137 establecimiento de un banco estudiantil de ahorro”; 0, finaimente, la imputacidn “de que ciertos miembros de un concejo municipal "no tent peramento nec trar los negoci pags. 333 y 334) También estimo de importancia la opinién de Cooley (Constitutional Limi- tations, vol. Il, Boston, 1927, pag. 944), que expresa: “Este interés (el interés publico) slo puede ser adecuadamente protegido por medio de Ia libertad de discusién publica... La ley invita a esta discusidn, a raiz del interés publico exis- tente en ella, y extiende su proteccién a todas las publicaciones que no apare- cen manifiestamente, o no demuestran de otro modo, haber sido inspiradas por un propdsito malicioso, El editor de un periddico puede abrirles sus columnas libremente, en la medida en que no sobrepasan los limites de la buena fe... porque la discusién es el comin derecho y libertad de cada ciudadano”. Cooley trae en su apoyo una docu- mentada sentencia (Atkinson v. Detroit Free Press, 46 Mich, 342, 376), donde se citan opiniones de los tribunales ingle- Ses, tales como éstas: “es un principio universal que la conveniencia publica debe ser preferida a los intereses privi dosy que esta transmisién de ideas que la sociedad requiere sea irrestricta (un- fettered) pueda ser hecha libremente por personas que actuen honestamen- te, sin real propdsito malicioso (actual malice), aun cuando aquélla envuelva comentarios expresos condenatorios de personas individuales” (Henwood v. Harrison, L.R. 7C. P, 606, 622). Esta linea doctrinal, destacada para adminis: le la ciudad” (op cit, con tan firmes perfiles en el derecho an- gloamericano, ha sido recogida en un reciente pronunciamiento de la Corte 138 _MAURO A. DIVITO la causa Bridges v. California, 324 U. S. 252), a la critica de la gestin de los fun- clonarios publicos, pero en los cuales se afiemd, respecto de variadas situaciones, que la Primera Enmienda de la Constitu- cién norteamericana protege en forma amplia la libertad de expresidn sobre cuestiones publicas (v. pags. 269/270). Por otra parte, la Corte Suprema de los Estados Unidos se vale del analisis de los problemas suscitados por la Ley de Sedicién del afio 2798 para demos- trar que en el pensamiento de los crea- dores de la Constitucién el derecho de discutir libre y pblicamente la conduc- ta de los funcionarios era un principio fundamental de la forma de gobierno adoptada (v. pags. 273/276). Ademas, se mencionan en la sen- tencia a la que me refiero casos de “contempt of court” por medio de la prensa, en los cuales la Corte Suprema decidié que el cuidado de la dignidad y de los tribunales no justifica castigar como “contempt” Jas censuras diperos én (Bridges v. Cali- O = SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) inspirados en el modelo norteamerica- no, tuvieron una concepcidn de la liber- tad de expresién similar a la imperante en los Estados Unidos, comin, como surge de lo expuesto, a las corrientes inspiradas en e| ideal del estado de de- recho. Y, en tal sentido, parece oportu- no traera colacién las palabras de Vélez Sarsfield citadas en el voto del Sr. Mi- nistro, Dr. Boffi Boggero, en Fallos: 257: 308 (pag. 319): "Sobre todo sin la abso- luta libertad de imprenta, no se puede crear hoy el gran poder que gobierna a los pueblos y dirijo a los gobernantes: la opinidn publica. Sdlo la libre discusién por la prensa, puede hacer formar el jui- cio sobre la administracién 0 sobre los hechos politicos que deban influir en la suerte de un pais. Sdlo también por me- dio de la libertad de imprenta puede el pueblo comprender la marcha de la ad- ministracién. No basta que un gobierno dé cuenta al pueblo de sus actos; sdlo por medio de la més absoluta libertad de imprenta, puede conocerse la verdad e@importancia de ellos y determinarse el mérito o la responsabilidad de los pode- res pUblicos”. een a ppattadee pepese) a ‘imperio de la Ley Fun- , las criticas efectuadas por con: © causticidad, apelando a.expresiones irritantes, dsperas v hostiles, y siempre que se mantengan denredecslieae de la buena fe aunque puedan originar: io ¥ menoscabo para el fun- vO econo MARIA JOSE BUGLIONE ~ LEGITIMO EJ ERCICIO DE UN DERECHO 139 que he formulado. Advierto, cierta- mente, que dicha sentencia admite la irresponsabilidad de los directores sin aclarar cuales sonlos limites de tal exen- ci6n, pero me parece razonable enten- der que no ha estado en el pensamiento de la Corte prescindir de los extremos habitualmente exigidos por la doctrina avtorizada en la materia, invocada en el fallo, y de cuyas orientaciones participa el Tribunal. En otras palabras, més alld del alcan- ce literal e inmediato de algunos funda- mentos del fallo, entiendo que existe Practica correspondencia entre lo aqui expuesto y lo decidido en el caso recor- dado, tanto por la similitud de inspira- cién y fuentes como por la identidad substancial del razonamiento. Aceptadas, pues, las premisas ante- riores, desde luego se advierte que la condena del sefior Timerman no puede subsistir, porque, aun cuando, por via de hipdtesis, éste hubiese sido el propio autor de la carta transcripta al comien- zo de esta vista, su conducta no podria, sin lesién constitucional, calificarse como delictiva. En efecto, ni el a quo pretende, ni ha sido materia de prueba, que exista en la publicacién un propésito directo de deshonrar o desacreditar a la persona misma de los responsables de las medi- das criticadas, y menos todavia resulta tal propdsito de la propia carta, la cual podra, si se quiere, carecer de toda la mesura —y aun de la elegancia— de- seables para el caso, pero no contiene traordinario,— Junio a5 de 1965.— Ra- mén Lascana, Buenos Aires, octubre 30 de 1967 Considerando: 2°) Que el recurso ex- traordinario de fs. 55/66 es procedente por cuanto el apelante sostiene que la sentencia condenatoria dictada contra Jacobo Timerman por el delito de des- acato viola la garantia de la libertad de prensa que consagra el art. 14 de la Constitucién Nacional. 2°) Que esta Corte al fallar enel diade fa fecha la causa “Garcia Mutto, Antonio E. c/ Donatti, Carlos A.” (G - go, L. XV, 2965) ha tenido oportunidad de referir- se al alcance de la clausula en cuestién estableciendo, entre otras considera- ciones, que debe reputarse esencial manifestacién del derecho a la liber- tad de prensa “el ejercicio de la libre critica a los funcionarios por razon de actos de gobierno, ya que ello hace a los fundamentos mismos del régimen republicano”. 3°) Que la publicacién incriminada traduce, sin duda, una censura aspera contra los funcionarios que ordenaron el secuestro del film El Silencio; y aun ‘una protesta vehemente contra una “Justicia sin ojos", que proscribiria lo que el libelista califica de “obra de arte” y en cambio habria tolerado otras manifes- taciones obscenas. 4°) Que ese modo de enfocar el asun- to de El Silencio involucra una critica a quienes tienen la obligacién de velar por la moralidad publica; pero esa cri- tica severa sdlo revela en el fondo una discrepancia de criterio insusceptible, porlos términos en que esta concebida, de deshonrar, eceresranat ofender en su dignidad y decoro a los magistra- dos y funcionarios intervinientes en el 40 ) A. DIVITO - SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES)_ Por ello, y lo dictaminado por el Se- sado en el proceso,— Eduardo A. Ortiz flor Procurador General, se revoca e! Basualdo.— Roberto E. Chute.— Marco fallo apelado y se absuelve a Jacobo A. Risolia.— Luis C. Cabral.— José F. Bi- Timerman por el delito de que fue acu- dau. ® CSJN, 7/12/1983, “Ricardo Alberto Abalos”, Fallos: 305:2261 Sumarios 1. Lo atinente a la recusacidn de los jueces de la causa es un tema de caracter procesal, ajeno al recurso extraordinario. 2. Las correcciones disciplinarias no importan el ejercicio de la jurisdiccion crimi- nal propiamente dicha, ni del poder ordinario de imponer penas, en virtud dela distinta naturaleza que reviste la actividad sancionatoria en cada uno de dichos supuestos, 3. Enel caso en que se condend a un letrado por el delito de desacato, no pue- de prosperar la queja referida a que el a quo no considerd la existencia de una causal de justificacién —cumplimiento de un deber o ejercicio legitimo de un derecho (art. 34, inc, 4, del Codigo Penal)—, si el sentenciante analizé porme- norizadamente las argumentaciones del apelante en tal sentido, excluyendo totalmente la posibilidad de que la conducta incriminada se encontrara ampa- tada por alguna de las causales previstas en el articulo supra citado. Reearcosun: es ee oege ydeweso, ® pero con mesura que salvaquarde la majestad _ dela justicia, tomandose imprescindible conservar el debieo equilibrio, ican: _ dolosdesbordes de palabra. ie they cher Nee tS der etlainy >= Bb id ane ek ia. * CSJN, 12/3/1987, “Costa, Héctor R.. y otros”, Fallos:310:508 . aan + Age ani: 2h A Aa » Bi ye" MER ASO ra. de Apelaciones, revocando el fallo de la instancia anterior, admi- n ‘de dafios y penvicios por la difusién de una noticia donde el rdinarios interpuestos por -queja ante la Corte Suprema de Justicia de la RSIS MARIA JOSE BUGLIONE - LEGITIMO FJERCICIO DE UN DERECHO. 141 cacion carente de veracidad, pues dicho precepto presupone que exista un cul- pable de los delitos de calumnias 0 injurias y un fallo de condena que involucre una sancidén represiva. (Del voto del doctor Caballero) La exigencia de que la prensa libre suministre informacion veraz, noimplica im- poner alos responsables el deber de verificar en cada supuesto la exactitud de una noticia, sino de adecuar, primeramente, la informacidn alos datos suminis- trados por la propia realidad, maxime cuando se trata de noticias con evidente potencialidad calumniosa o difamatoria, y, en todo caso, difundir el informe atribuyendo directamente su contenido a la fuente, utilizando un tiempo de verbo potencial o guardando en reserva la identidad de los implicados en el hecho ilicito. Frente a la notable vinculacién existente entre el derecho a la intimidad y el derecho al honor, nada impide que este Ultimo encuentre una proteccién adi- cional en el art. 1072 bis del Céd. Civil (Adla, XXXV-D, 3595), que permite como forma de reparacion no excluyente la publicacién de la sentencia. En el régimen republicano, la libertad de expresién en el sentido amplio tiene un lugar eminente, que obliga a particular cautela en cuanto se trata de dedu- cir responsabilidades por su desenvolvimiento, pero puede afirmarse sin vaci- lacién, que ello no se traduce en el propésito de asegurar la impunidad de la prensa. Si bien no es dudoso que debe evitarse la obstruccién o entorpecimiento de la prensa libre y de sus funciones esenciales, no puede considerarse tal la exigen- cia de que su desenvolvimiento resulte veraz, prudente y compatible con el res- guardo de la dignidad individual de los ciudadanos, impidiendo la propalacién de imputaciones falsas que puedan danarla injustificadamente. La libertad de expresién contiene la de dary recibir informnacién, y tal objeto ha sido especialmente sefialado por el art. 23, inc. 2° de la Convencién Americana de Derechos Humanos, llamada pacto de San José de Costa Rica, ratificada por la ley 23,054 (Adla, XLIV-B, 1250), pero tal derecho no es absoluto, en cuanto alas responsabilidades que el legisiador puede determinar a raiz de los abusos. promucties cos cyeclagtee lero, ste porla comisién de delitos penalesoactos juicio aportados, 0 irregular del demandante, y los Grganos de la informarsobreloshechos tal cal oceron (Del voto 142 MAURO A. DIVITO SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) 2090), toda vez qué el derecho de réplica o rectificacién consagrado en la Con- vencién sobre Derechos Humanos —Pacto de San José de Costa Rica— apro- bado porla ley 23.054 (Adla, XLIV-B, 1250), no ha sido objeto aun de reglamen- tacién legal para ser tenido como derecho positivo interno. 22. No es procedente la condena a publicar la sentencia, en la que se admitid la responsabilidad civil derivada de la difusién periodistica de una noticia en la cual el actor aparecia involucrado en la comisién de un delito inexistente, con fundamento en el art, 1072 bis del Céd, Civil, pues, esta norma no apunta a tutelar el honor, ni todos los derechos personalisimos, sino que se refiere es- pecificamente a los casos en que se hubiera perturbado la intimidad ajena (del voto del Doctor Caballero). Fallo in extenso Buenos Aires, marzo 12 de 1987. 2°) Que contra el pronunciamiento de la sala E de la Camara Nacional de Apelaciones en lo Civil que, al revocar el fallo de la instancia anterior y admi- tirla responsabilidad civil derivada dela difusi6n periodistica de una noticia enla cual el actor aparecia involucrado en la comisién de un delito inexistente, con- dené a varios de los codemandados al resarcimiento del dafio moral ocasiona~ So etipiso/)obligsein eenacen tos | teas wea porla tales ye oo ere por el primero del delito de cohecho. El acontecimiento tuvo inmediato eco €n algunos sectores de la prensa local que dieron por ciertas la consumacion del hecho delictivo y la cesantia de su autor en el empleo municipal por dicha causa, sin que tales imputaciones tuvie- ran sustento en la filmacién del suceso ni el sumario administrativo respectivo, extremos reforzados con la declaracién en sede municipal y judicial del comer- ciante ambulante, quien negé que se le hubiera requerido el pago de suma guna de dinero y, en el ambito penal, fa causa instruida por autodenu 49) Que aastitestndttsa corte recientemente “in re” P. 256-XIX “Pon- zetti de Balbin, |. c. Editorial Atlantida s/ dajios y perjuicios” del 13 de diciembre de 1984 (Rev. SAE si bien en la jurisprudencia del la libertad en que se tide teicaale MARIA JOSE BUGLIONE refiriéndose a la garantia de los arts. 24 y 32 de la Constitucién, recalcd “las ca- racteristicas del periodismo moderno que responden al derecho de informa- cién sustancial de los individuos que vi- ven en un estado democratico..:", con- Ceptos que también fueron subrayados en el voto concurrente del juez Boffi Boggero, al afirmar que *...la comuni- dad, dentro de una estructura como la establecida por la Constitucién Nacio- nal, tiene derecho a una informacion que le permita ajustar su conducta a las razones y sentimientos por esa infor- macién sugeridos y la prensa satisface esa necesidad colectiva...” (voto citado, consid. 7°). La libertad de expresién contiene la de dar y recibir informacién, ya tal ob- jeto ha sido especialmente sefialado por el art. 10, inc. 2°, dela onvenes) Americana de Derechos Humanos, ! mada Pacto de San José de Costa ea ratificada por la ley 23.054, que, al con- templar el derecho de toda persona a la libertad de pensamiento y de ex- poset declara como comprensiva de libertad de buscar, recibir y daundiclnformocie e ideas de toda in- dole sin consideracién de fronteras, ya sea oralmente, por escrito 0 en forma impresa 0 artistica o por cualquier otro procedimiento de su eleccién” (consid. 4° “in re*: "Ponzetti de Balbin” y consid. 7° y 8° del voto del juez Petracchi en la causa citada). 5°) Que, no obstante, el aludido dere- cho ala libre expresién e informacién no es absoluto en cuanto a las responsabi- lidades q LEGITIMO EVER ICIO DE UN DERECHO. 143 P. 57; t- 269, p. 289, consid. 49; t. 269, P. 195; consid. 59) 6°) Que, asi, ha sostenido la Corte en Fallos, t.267, p 238 que *...si la publica- cién es de caracter perjudicial, siconella Se difama o injuria a una persona... no puede existir duda acerca del derecho del Estado para reprimiro castigar tales Publicaciones sin mengua de la libertad de prensa”; y recientemente, en la sen- tencia recaida en la causa *Campillay, Julio C. ¢. La Razén, Crénica y Diario Popular s/ dafios y perjuicios” (C.18, y C.289.XX, fallada el 1g de mayo de 1986 (Rev. LA LEY, t. 2986-C, p. 423), que “la funcién primordial que en toda sociedad moderna cumple el periodis- mo supone que ha de actuar con la mas amplia libertad, pero el ejercicio del de- techo de informar no puede extenderse en detrimento de la necesaria armonia con los restantes derechos constitu- cionales, entre los que se encuentran el de la integridad moral y el honor de las personas (arts. 24 y 33, Constitucién Nacional)" (Asimismo, consid. 5° “in re” “Ponzetti de Balbin” y voto del juez Pe- tracchi, consid. 9°, 10 y 12). 7°) Que el honor de las personas afec- tado por medio de la prensa no sdlo aparece tutelado por medio del tipo penal previsto en el art. 224 del Cod. respectivo sino que también encuentra adecuada proteccién en el ambito del derecho privado con las normas que re- gulan la responsabilidad derivada de la comision del delito civil de “calumnias e injurias” (arts. 2089 'y 1090, Céd. Civil) y que comprende al propietario o editor lica o reproduce las falsas im- re ches aire psec) de las otras formas menores de atribucion de responsabilidad cuasidelictual por la comisién de actos culpables o abusivos en este orden, como tuvo ocasién de se- Pema coe en lecatea yo de fecha 15 de mayo del comente 8°) Que, ene! “sub lite’, los dos articu- los publicados en el diario “la Razén” y la nota contenida en la revista "Gente al actor la 144 MAURO A. DIVITO - tecedentes resefiados "ut supra” y que pudo ser comprobada con los elemen- tos en conocimiento de las apelantes y existentes al momento de difundirse periodisticamente. Tal circunstancia fue puesta de manifiesto por el a quo en los consids. 6° y 7° de la sentencia impugnada cuando calificé la conducta examinada como configurativa del deli- to civil de *calumnia” y sus conclusiones en este punto no han sido objeto de una refutacién concreta y razonada por los recurrentes. 9°) Que, sino es dudoso que debe evi- tarse la obstruccién o entorpecimien- to de la prensa libre y de sus funciones esenciales (Fallos, t. 257, p. 308), no puede considerarse tal la exigencia de que su desenvolvimiento resulte veraz, prudente y compatible con el resquardo de la dignidad individual de los ciudada- nos, impidiendo la propalacién de im- putaciones falsas que puedan dafarla injustificadamente; proceder que sélo traduce un distorsionado enfoque del seerage mel porante funcién que los medios de comunicacién responsables —como fhe et Con Julio C. c. La Razén, Crénica y Dia- fie boslen si aten prbeiras ber de verificar en cada supuesto la d de una noticia sino de ade- la informacién a spor la propia SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) de los medias informativos por la difu- sidn de noticias inexactas y efectua una distincién segun la calidad del sujeto pasivo de la difamacién, funcionario publico” o “ciudadano privado”, con- firiendo una proteccién mas amplia a este Ultimo; criterio que se encuentra presente en la evolucién jurisprudencial de este tribunal a laluzdelodecididoen Fallos, t. 257, p. 308 (en el voto del juez Petracchi, " in re”: “Ponzetti de Balbin”, consids. 12 y 13) y en la causa C.284 y C.189.XX "Campillay, Julio C. c, La Ra- z6n, Cronica y Diario Popular s/ Danos y perjuicios” ya citada, 12) Que, en efecto, mientras para ob- tener la reparacién pecuniaria por las publicaciones concernientes al ejercicio de su ministerio, los funcionarios publi- cos deben probar que la informacion fue efectuada a sabiendas de su falsedad o con total despreocupacion acerca de tal circunstancia (“New York Times vs. Su- llivan” 376 U. S. 254 del afio 1964; “Her- bert vs. Lando” 442 U. S. 150, 172, 276 —1979—); en cambio basta la “negli- gencia precipitada” o “simple culpa” en la propagacidn de una noticia de carac- ‘ter difamatorio de un particular para ge- nerar la condigna responsabilidad de los medios de comunicacién pertinentes; bien entendido que ante una situacién 0 calumniosa potencialmente injuriosa Een coatoo cue el editor o radiodifusor: _MARIA JOSE BUGLIONE ~ LEG! blicos se han expuesto voluntariamente @ un mayor riesgo de sufrir perjuicio por noticias difamatorias ("Gertz vs. Robert Welch" Inc. 428. U.S, 323/2974). 33) Que tal standard de responsabi- lidad —méas riguroso frente a los par- ticulares que ante los funcionarios del gobierno o asuntos de interés gene- fal— responde en dltima instancia al fundamento republicano de Ia libertad de imprenta ya que *..no basta que un gobierno dé cuenta al pueblo de sus actos, sdlo por medio de la mas amplia libertad de prensa puede conocerse la verdad e importancia de ellos y deter- minarse el mérito o responsabilidad de los poderes publicos..” (discurso de! doctor Vélez Sarsfield en la sexta sesidn ordinaria de la Convencién Constitu- yente del afio 2860) y, en consecuencia, el retraimiento de la prensa en este am- bito causaria efectos mas perniciosos que los excesos o abusas de la libertad de informar, incluso por la circulacién anénima, clandestina o por la compli- cidad con irregularidades en la funcién publica (Fallos, t. 257, p. 308; voto del juez Boffi Boggero, consid. 7°). Este principio se encuentra también en Fa- llos, t. 269, p. 200; especialmente en el dictamen del Procurador General en cuanto expone que "las criticas al ejer- cicio de la funcién publica no puedenser TIMO EJERCICIO DE UN DERECHO 145 de un anénimo empleado de una repar- ticion estatal circunstancialmente vin- culado a un asunto publico —como se verificé enel "sub examine” si sélo se considera que las instancias de acceso a la opinion publica de este ditimo son practicamente escasas o nulas, no asi en el otro supuesto considerado, por lo que cabria acordarle al primero una ma- yor proteccion en esta esfera (véase al respecto Laurence Tribe, op. y loc. cit., 8 propdsito de las clasificaciones de las “personas publicas” efectuado en el precedente "Gertz vs. Robert Welch” ya citado). 25) Que, en la especie examinada, las publicaciones periodisticas en cues- tidn, apreciadas aun con el criterio mas amplio en virtud de hacer alusién a la conducta de un “empleado publico”, ex- ceden los limites impuestos por la bue- na fe y traducen un propdsito eviden- temente malicioso al atribuir al actor —con absoluto menosprecio de la rea- lidad de los hechos— la comisién lisa y llana de un delito doloso, circunstancia que —cabe reiterar—no surgia de la fil- macidn efectuada ni mucho menos del sumario administrativo conocides por las empresas recurrentes, puesto que si bien el afectado resulté cesanteado, tal resolucién no tuvo por causa la rea- lizacién del hecho ilicito que falsamen- te se le imputa, sino sus antecedentes personales y lo equivoco de la situacién planteada. Por otra parte, no parece ocioso afiadir el lenguaje denigratorio que acompaiio las noticias aparecidas, Speen conbae omen vez se una * antedicho 146 Céd. Civil), toda vez que el “derecho de réplica o rectificacion” consagrado en la Convencién sobre Derechos Hu- manos —Pacto de San José de Costa Rica— aprobado por la ley 23.054 no ha sido objeto aun de reglamentacién legal para ser tenido como derecho positivo interno (art. 2°); sin que exista obstacu- lo alguno de orden interpretativo en que, frente a la notable vinculacidn exis~ tente entre el derecho ala intimidad y el derecho al honor, este ultimo encuentre una proteccidn adicional en el art. 1072. bis del Cod. Civil que permite como forma de reparacién no excluyente la publicacién de la sentencia; conclusion particularmente valida en el caso, pues- ‘to que la figura penal andloga consagra también esta forma de tutela (art. 114, (Cod. Penal). 27) Que, en lo atinente a la arbitra- riedad que también se imputa a lo re- suelto —tanto en lo principal como en materia de honorarios requlados, en calidad de costas—, cabe remitirse a MAURO A. DIVITO - SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) no, la magistratura o los individuos” Esta es la regla de oro que proporciona la tradicion liberal y republicana a los responsables de los medios de comu- nicacién, y que les da la exacta dimen- sion y jerarquia del deber y del derecho de informar, segin los consagra la ley fundamental y, por lo tanto, encuentra amparo en la magistratura. Por ello, y de conformidad con lo dic- taminado en sentido concordante por el Procurador General, se declaran proce- dentes los recursos extraordinarios y se confirma la sentencia apelada. Con cos- tas. Agréguense las quejas al principal y reintégrense los depésitos.— José S. Ca- ballero (segin su voto)— Augusto C. Be- lluscio.— Carlos S. Fayt (en disidencia).— Enrique S. Petracchi.— Jorge A. Bacqué. Voto del doctor Caballero. 2°) Que contra el pronunciamiento de la sala E de la Camara Nacional de Apelaciones en lo Civil, que al revocar el fallo de la instancia anterior y admi- tir la responsabilidad civil derivada de la difusién periodistica de una noticia en la cual el actor aparecia involucrado en la comisién de un delito declarado condend a varios de los co- MARIA JOSE BUGLIONE - (LS 84 TV Canal 22) filmé la conversa- cién ocasional del actor con un vende- dor ambulante y procedié después aen- trevistar a, este Ultimo en un marco de Serias sospechas acerca de la comision por el primero del delito de cohecho. El acontecimiento tuvo inmediato eco en algunos sectores de la prensa local que dieron por ciertas la consumacién del hecho delictivo y la cesantia de su autor nel empleo municipal por dicha causa, sin que tales imputaciones tuvieransus- tento en la filmacidn del suceso ni en el sumario administrativo respectivo, ex- tremos reforzados con la declaracin en sede municipal y judicial del comercian- te ambulante, quien negé que se le hu- biera requerido el pago de suma alguna de dinero y, en el ambito penal, con la Causa instruida por autodenuncia que concluyé con un sobreseimiento defini- tivo por inexistencia dé delito, sin que se Procesara a persona alguna. 4°) Que como ha recordado esta Cor- te recientemente “in re” P, 256.XIX,, “Ponzetti de Balbin, |. c. Editorial Atlan- tida sf dafios y perjuicios*, del a3 de di- Ciembre de 198% (Fallos, t. 306, p. 1892 —Rev: LA LEY, t. 1985-B, p. 120—), si bien en la jurisprudencia del tribunal la libertad en que se funda el recurso apa- dos y la prensa 5 LEGITIMO BERCICIO DE UN DE RECHO. 147 timientos por esa informacion sugeri- atisface esa necesidad colectiva...“, voto citado, consid 7°. La libertad de expresién contiene, por lo tanto, la de dar y recibir informacién, y@ que tal objeto ha sido especialmente sefialado por el art 23, inc. 1° de la Con- vencién Americana de Derechos Huma- nos, llamada Pacto de San José de Cos- ta Rica, ratificada porla ley 23.05% que, al contemplar el derecho de toda Pperso- fa ala libertad de pensamiento y de ex- presién, declara como comprensiva de aquélla “la libertad de buscar, recibir y Gifundir informacién e ideas de toda in- dole sin consideracién de fronteras, ya sea oralmente, por escrito 0 en forma impresa 0 artistica o por cualquier otro procedimiento de su eleccién” (consid. 4° “in re”: P. 256.XIX. *Panzetti de Bal- bin” y consids. 7° y 8° del voto del juez Petracchi en la causa citada), 5°) Que, no obstante, el aludido dere- cho ala libre expresién e informaciénno @s absoluto en cuanto a las responsabi- lidades que el legislador puede determi- nara raiz de los abusos producidos me- diante su ejercicio, sea por la comision de delitos penales o actos ilicitos civiles. Si bien en el régimen republicano la |i- bertad de expresion en el sentido am- plio expuesto en el considerando pre- cedente, tiene un lugar eminente que obliga a particular cautela en cuanto se 148 MAURO A. DIVITO - SANTIAGO VISMARA (DIRECTORES) de mayo de 2986), que"..enmateriade civil de *calumnia”, y sus conclusiones prensa, ya que se trate de la libertadde eneste punto no han sido objeto de una informacion o del derecho de crénica, refutacién concreta y razonada por los esta perm! publicarlo que sedesee recurrentes. pero con la condicién de responder por g°) Que asi como debe evitarse la obs- los abusos. En el sistema argentino la truccién o entorpecimiento de la prensa prensa no goza de impunidad, sino de libre y de sus funciones esenciales (Fa seguridad por la funcién que desempe- llos, t. 257, p. 308), cabe exigir que su fay los riesgos a que esta expuesta, De desenvolvimiento se adecue a las pau- ahisurge como principio, laresponsabi- tas sociales o culturales vinculadas al lidad que tiene la prensa por los dahos ejercicio de dicha actividad, que permi- que hubiera causado mediante abuso ten verificar si se ha ejercitado reguiar- ola represion penal de los sujetos que mente el derecho de informar. En este hubieran cometido delitos por su inter- sentido, el suscripto ha sefialado en su medio...” (asimismo, consid. 5° “in re: voto disidente en la causa “Campillay” “Ponzetti de Balbin", y voto del juez que la simple reproduccién de noticias Petracchi, consids. 9°, 10 y 12) (Fallos, proporcionadas para su difusién por las t. 306, p. 1892). autoridades piblicas competentes, aun 7°) Que el honor delas personas afec- cuando sean falsas, no excede el ejerci- tadas por medio de la prensa no sdlo cio regular del derecho de crénica, pues aparece tutelado por medio del tipo _lacalidad dela fuente exoneraa lapren- penal previsto en el art. 224 del Céd. sa de indagar la veracidad de los he- respectivo, sino quetambiénencuentra _chos, y porque la previa averiguacién de adecuada proteccién en el ambito del la verdad de la noticia en tales supues- privado conlasnormas que re- tos limitaria ese derecho, estableciendo una verdadera restriccion a la libertad de informacién, Bien entendido, sinem- informacion

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