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Sexualidad lesbiana en la Italia del Renacimiento: el caso de Sor Benedetta Carlini* Judith C. Brown que contenfa el que probablemente sea el primer informe deta- lado de una relaci6n sexual entre dos monjas, es un caso de ha- lazgo casual. Hace varios afios, cuando revisaba un libro manuscrito so- bre la historia econ6mica y social de la Pescia! del Renacimiento, repasé elinventario de una coleccién titulada Miscellanea Medican, en el Archivo del Estado de Florencia. Una de las entradas del inventario capté de in- mediato mi atenci6n. Decia: “Caso de una monja de Pescia que afirmaba ser objeto de acontecimientos milagrosos, pero que después de la in- vestigaci6n result6 ser mujer de mala reputacion” * Pensé que el caso se referfa probablemente a los lances sexuales de una monja con alguno de los sacerdotes locales. Hay cientos de estos ejemplos documentados. Los conventos renacentistas eran conocidos por la relajaci6n de sus nor- mas morales y su libertinaje sexual, lo cual no puede extraitar si se tiene en cuenta que en buena medida eran almacenes para mujeres de las, clases medias y superiores, enviadas alli por padres mal dispuestos o in- capaces de reunir una dote lo suficientemente alta como para encontrar un marido adecuado? E: descubrimiento en archivos de una investigacién eclesidstica “Tomado de James S. Amelang y Mary Nash (eds), Historia ygéner, Las mujeres en 1a Europa moderna y contempordnea Edicions Alfons El Magnanin, Valencia, 199, traducido por Eugenio y Marta Portela Elarticulo original se titula “Lesbian Sexuality in Renaissance aly: The Case of Sister Benedetta Carini", y apareci6 en Signs: Journal of Women in Culture and Society, vol. 9, im. 4, 1984, pp. 751-758. Mudith C. Brown, In the Shadow of Florence: Provinoial Society in Renaissance Pesca, Oxford University Press, Nueva York, 1982. Florencia, Archivo del Estado, Miscellanea Medice, 376, ins 28, La traduecién de este material es mia. 5}, Brown, op. cit, pp. 42-43. Los problemas morales de conventos y otras insttucio- nes eligioas del Renacimiento estén tratados en lineas generales en Amaldo D’Addario, 2S Lo que encontré en lugar de eso era mucho més interesante. El do- ‘cumento, que constaba aproximadamente de unas cien paginas sin nu- merar, inclu‘a un informe detallado de las relaciones sexuales entre dos monjas. Lo que al principio concebf como una notaa pie de pagina den- tro de un texto més amplio se ha convertido ahora en un libro sepa- rado, sobre una mujer cuyas experiencias sexuales, emocionales ¢ inte- lectuales arrojan nueva luz sobre la vida de las mujeres durante la Edad Moderna.‘ La investigacién eclesidstica en el caso de Benedetta Carlini, aba- desa del Convento de la Madre de Dios, data de los afios 1619-1623, Los protocolos de Ia encuesta hablan de la tragica vida de una mujer cuyos padres la Ilevaron al convento en 1599, a la edad de nueve aftos, para cumplir un voto que hicieron en el momento de su nacimiento. Dado que la informacién sobre sus primeros afios es escasa, su trasfondo social, las relaciones con su familia y su adaptaci6n a la vida del con- vento pueden reconstruirse s6lo con un trabajo cuidadoso y detenido. Benedetta pertenecfa a una familia relativamente acomodada en una pequefia ciudad de la montafa, cerca de Pescia. Parece haber tenido una estrecha relacién con su padre. Sabfa leer y escribir y no cabe duda de que era muy inteligente y persuasiva, hasta el punto de que lleg6 a ser abadesa antes de los treinta afios y de que fue capaz de convencer a muchos, tanto de dentro como de fuera del convento, de que era re- ceptora de favores divinos especiales. Afirmaba, entre otras cosas, que Cristo y varios angeles varones le hablaban directamente y que habia experimentado los estigmas. Esas afirmaciones misticas extraordinarias atrajeron la atencién de las autoridades, que abrieron una investigaci6n. Los detalles de su vida sexual, que salieron a la luz durante el interroga- torio, hacen que este documento sea tinico para dicho periodo. Enttre los cientos, si no miles, de casos de homosexualidad proce- sados por las autoridades civiles y eclesidsticas en la Europa medieval y moderna, casi ninguno hace referencia a relaciones sexuales entre ‘Aspetti della Controrforma a Firenze, Pubblicazioni degli Archivi di Stato, Roma, 1972, pp. 107-114, Un informe més detallado que el aqui se presenta figura en el libro Immadest Acts: ‘The Life ofa Lesbian Nun in Renaissance italy, Oxford University Press, Nueva York, 1986, de reciente aparicin, traducido al espaol por la Editorial Critica, Barcelona, 1989. 26 Judith C. Brown mujeres. Los archivos venecianos, por ejemplo, repletos de procesos contra clérigos y laicos por sodomia, as{ como por relaciones sexuales con monjas, no registraron ni un solo caso de relaciones sexuales entre mujeres.‘ Hasta ahora tampoco los archivos espafioles han dado mucho de sf en este tema. Una referencia ambigua del jurista del siglo xv An- tonio Gomez habla de dos monjas que fueron quemadas por usar “ins- trumentos materiales”. Otro informe sobre las condiciones de las pri- siones afirma que algunas mujeres internas eran fuertes y varoniles, y hacian genitales masculinos artificiales. En Francia, diversos escritores del siglo xvI mencionan cuatro casos, pero dos de ellos concluyeron en absolucion por falta de pruebas suficientes y los otros dos se mencio- nan simplemente de pasada, por autores que nose detienen en detalles?” En Alemania, el primer protocolo data de 1721. Fuentes suizas revelan tun caso, en la Ginebra del siglo XVI, en el que la rareza de la acusacién queda subrayada por el recurso de las autoridades al consejo del renom- brado jurista Germain Colladon, sobre la forma de proceder, y también por el secreto con que fue tratado el caso. En opinién de las autoridades, “un caso tan horrible y contra natura es tan detestable y causa tanto ho- ror, que no puede mencionarse”? Los crimenes que no pueden mencionarse, no cabe sorprenderse por ello, dejan pocas huellas en los archivos histéricos. Si bien esto Sjohn Boswell subeaya in ausencia de mujeres en muchas fuentes legals rela- cionadas con la homosexualdad, en Chrstianily Seca Tolerance, and Homoseruality: Gay Peplein Western Europe rom the Beginning ofthe Christian En tothe Fourtenth Century, Uni- verity of Chicago Press, Chicago, 1980, p. 290. Jeseo exp esarmi agradecimientoa Caro Ginzburg y Guido Ruggiero, ambos con amplia experiencia en los protocols inuisitrialsycriminales de Veneda, por haberme fealitado esta informacion, Véase Guido Ruggiero, “Sexual Criminality in the Early Re raissance: Venice 138-1358", en Journal of Soe History v0.8, verano de 1975, pp. 18.37 7Citado en Louis Crompton, “The Myth of Lesbian Impunity: Capital Laws from 1270 to 1791,en Journal of Homosexuality, vols. 12, otofo de 1980 inviemo de 1981, pp. 17- 20; también Mary Elizabeth Perry, Crimeand Soil in Early Modern Sele, University Prese fof New England, Hanover Xi, 1980, p84 "Brigit Eckson, “A Lesbian Execution in Germany, 1721: The Tal Records" en Journal of Homeserualily, vols. 12, otofo de 1980-inviemo de 1981, pp. 2740. E Willam Monter “La Sodomie "époque moderne en Suisse romande",en Annt- les: Bema, Sits, Ceztions, vol. 29,197, pp 1023103. El siglo wy, la causa ante las tibunales de dos maestras de escuela escocesasacusadas de relaciones sexual, reve- In un interés seilaren no divulgar los detalles de la cuss, por miedo a dar ideas «las fuera deesoinocentes ments femeninas Vase Lilian Federman, Scotch Verdc, William Morrow & Co, Nueva York, 1983 realza la importancia del documento que describe las relaciones se- xuales de Benedetta con otra monja, plantea también muchos proble- mas hist6ricos de gran dificultad, a algunos de los cuales me gustaria referirme brevemente ahora. En primer lugar, cuando aparecen esos autos, normalmente se trata de algtin tipo de documentos judiciales o inquisitoriales. Esto sig- nifica que a menudo oscurecen la verdad de varias formas. Lo que se dice y lo que se escribe habré sido filtrado a través de la mente de las autori- dades, siempre varones, que dirigen el proceso. Ademis, los acusados de crimenes sexuales probablemente digan las cosas de modo que re- duzcan al minimo, o exculpen, su mala conducta. Ambos factores estan presentes en la relacion de Benedetta. La informacién esta limitada por las preguntas que se plantean, que en su mayor parte se han perdido y deben deducirse de las respuestas. También éstas estén condicionadas por lo que los testigos creian que deseaban escuchar los jueces y por Jo que pensaban que seria menos perjudicial para ellas mismas. De abi, por ejemplo, que la descripcién de los actos sexuales de Benedetta sea expuesta por su amante como si ésta hubiera sido una participante in- voluntaria que se viera forzada a la relaci6n. Es tarea del historiador de- senmarafar la compleja trama de motivos que influyeron en la forma de la narraci6n. Esto puede lograrse mediante un estudio atento de los conocimientos de que disponemos acerca de las circunstancias que con- dujeron a la creacién de los archivos hist6ricos y mediante una lectura rigurosa y sensible de los propios documentos. Como sabe cualquier abogado, es muy dificil para un testigo mantener una ficcién prolon- gada sin incurrir en contradicciones. A veces, la verdad se revela por una palabra inoportuna dicha en un contexto diferente. Un segundo problema al que ha de hacer frente el historiador se refiere al estudio del alcance de las relaciones sexuales entre mujeres. éHasta qué punto eran corrientes? {Esta relacionada la escasez de prue- bas hist6ricas con la forma en que el mundo masculino trataba tales rela- ciones? £O las mujeres se comprometian en menor grado que los hom- bres en actividades sexuales entre ellas? Es dificil obtener respuestas satisfactorias, aunque pueden hacerse varias observaciones razonables. Sin duda, existieron relaciones sexuales entre mujeres en la Europa me- dieval y renacentista, en especial, aunque no de forma exclusiva, dentro del mundo del convento. Fue alli, donde en algunos momentos lleg6 a vivir cerca del diez por ciento de la poblacién femenina adulta, donde 28 judith €. Brown esas relaciones tuvieron mejores oportunidades para florecer. Imagi nar que las relaciones sexuales estuvieron ausentes de aquellas comu- nidades femeninas sobrepasa los limites de la credulidad. Al pasar de lo probable al dominio de las pruebas, la consideracién, en varios li bros penitenciales medievales y renacentistas, de penitencias para mu- jeres que practicaran “el vicio contra natura’, reconoce implicitamente que existian esas relaciones.'° La escasez de evidencias historicas con respecto a dichas relaciones debe enlazarse, en alguna medida, con el modo en que el mundo masculino percibfa los vinculos entre mujeres. ‘Aunque los tedlogos medievales y otros hombres instruidos no desconocian del todo las relaciones sexuales entre mujeres, general- ‘mente no le daban mucha importancia . El mundo de la Edad Media y del Renacimiento no era mojigato. Era un mundo perfectamente cono- cedor de la sexualidad humana, pero también falocéntrico. La conside- raci6n de que las mujeres podian provocarse entre si el placer sexual sin la ayuda de un hombre, se le ocurria a muy pocos tedlogos y médicos. En el milenio que sigui6 a la caida del imperio romano, subsistieron muchas leyes y comentarios que tratan sobre la homosexualidad mas- culina; sin embargo, s6lo un pufado de ellos hace mencin a relaciones sexuales entre mujeres. Se escribié tan poco sobre el tema que los raros, autores que hablaron del mismo, desconocian a menudo lo que otros habfan escrito y en consecuencia discrepaban en cuanto alo que era este vicio “antinatural” y en cémo deberia castigarse. La ignorancia acerca de las relaciones sexuales entre mujeres estaba tan extendida que un clérigo italiano del siglo xvili, Lodovico Maria Sinistrari, decidié escribir un tratado sobre la “sodomia femenina’. Si bien los moralistas afirma- ban que existia la sodomia entre mujeres, Sinistrari se lamentaba de que ninguno explicara cémo podia suceder una cosa asi. Después de exami- nar el tema con gran extensi6n, llegaba a la conclusién de que no podia ocurrir, salvo en raras excepciones."" algunos de esos penitenciales y otra literatura medieval que trata del lesbianismo, se citan en Derrick S. Bailey, Homosexuality and the Western Christian Tradition, Longmans, Green & Co,, Londres, 1955; Boswell, p. cit; y Crompton, art ct HLodovico Maria Sinistrari, De sodomia: Traclatus in quo exponitur dectrina nova de

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