CapiTuLo II
LA ESCALA DE LA VIDA.
EL SISTEMA ECOLOGICO
1. De lo inorgénico a lo orgénico. Exterioridad e interioridad
La condicién de posibilidad del avance de la ciencia es que el
universo sea inteligible, razonable. A lo largo de la historia de 1a fi-
losofia se ha mantenido de diversos modos el cardcter racionalmente
cognoscible del universo fisico. Todo lo real es racional, afirmé He-
gel. Ens et verum convertuntur, sostuvieron los medievales. Lah
ria de las ciencias es la historia de los afanes humanos por descubrir
fas leyes que igen la realidad. Hay una raci
to
nalidad intrinseca al
universo. Las leyes racionales que los cientificos descubren han regi-
do los procesos naturales desde que estos existen, mucho antes de
que hubiera cientificos para conocerlas. Por tanto, el universo es r2-
e que responde a
verso fisico no es consciente de su propia racionalidad. El universo
fisico es racional, pero no lo sabe. La naturaleza funciona como una
razén sin conciencia; es racional en cuanto que razonable, no
cional en el sentido
racionales, pero el uni-
cuanto que raciocinante.
Se puede suponer que la conciencia de la naturaleza es la del
hombre puesto que el hombre es un ser que pertenece a la naturale-
za y que tiene conocimiento no sélo de si sino también de ella
el hombre, la razén toma conciencia de si por vez primera. A esto,
ite, es a lo que llamamos intelecto y a lo que
nd nous. El nous es el Jogos en cua
aka razén raciocis
Anaxigoras Il
no sélo en cuanto inteligible. Hegel expres6 esto diciendo que antes
del hombre la razén existia solamente en si, pero no para st.
ato inteligente, y
‘Ademés puede suponerse que Ia conciencia que Ia razdn tiene
de si tras haberse desarrollado plenamente en la naturaleza y en la
historia es algo diferente y mis amplio que la conciencia humana
puesto que ninguna conciencia humana abarca la racionalidad de to-56 JORGE cHoza
dos los procesos naturales ¢ histéricos. Hegel amé a un conost
«niente tan amplio como éte, al saber que agota 1a racionalidad de
Ih naturaleza y de la historia, autoconciencia absolura, conceptoy
piritu, etc.
‘A este saber total acerca de la naturaleza y In historia ya reat
azadas, se le suele lamar Dios, pero también a veces se ha diferenci
“Jo tal saber de Dios mismo. Por supuesto que Dios posee el saber
oral sobre la naturaleza y a historia, pero no se idencifiea con @,
porque en ese ciso Dios se realizaria en algin sentido en el tempo,
F entonces habria que explcar su comienzo. Si Dios fuera idénsce
7 a conciencia de la racionalidad del universo, como la racionalidad
“lel universo se realiza en un proceso, 1a conciencia de tal racional-
ddad también se alcanzaria paulatinamente por lo que Dios mismo se
rfa resultado de un proceso.
Cabe suponer que el saber total de Ia naturaleza y de la histo:
ria se distingue realmente del hombre y de Dios, y que tiene enti
dad propia: lo que algunos fldsofos griegos llamaron «el alma del
Trandos, To que Arist6teles Hamé en el libro VII de Ta Fisica el
rotor iamévils y que se contrapone al «motor inmévil» (Dios) del
libro XIL de la Metafsica porque el primero es inmanente al mundo
yy el segundo trascendente a él', y lo que Hegel llamé « encia absoluta» en la Fenomenologia del Espiritu y que se contrapo-
wre al wsaber puro» de la Ciencia de la Légica, ambos denominados
Dios por Hegel, pero con significado distinto®
Aqui no interesa ahora la relacién del saber total sobre la nx
turaleza y la historia con Dios, pues el tema de la creacién perte
sree a le metaflsca, Tampoco es necesario averiguar ahora si Hegel
yy Aristtcles salvan convenientemente Ia trascendencia de Dios res
ecto del mundo, porque tal cuestién pertenece a 1a historia de la
Filosofia, Lo que importa sefialar es la relacién que hay entre la re
cionalidad que rige la naturaleza y la conciencia de tal racionalidad
1. Cir, ESCAMEZ, Ju zAporias arstoticas en somo al motor inmévil? en