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Nombre: Mónica Janeth Ocampo Castrillón C.C.

1128388016
Curso: Introducción a la historia del arte
Universidad de Antioquia

COMENTARIO SOBRE EL MURAL SUEÑO DE UNA TARDE DOMINICAL EN


LA ALAMEDA CENTRAL DE DIEGO RIVERA.

Este mural contiene un parque cuyos suelos se encuentran habitados por una
aglomeración de gente cuyas posturas solo se relacionan con los individuos que tiene
de cerca. Observando bien el parque, lo único que se encuentra alusivo a un parque
son los árboles y la fuente traseros y los globos del costado izquierdo, porque al
observar mejor a la gente que se encuentra en el parque nos encontramos a
personajes nada desconocidos de la historia de México, y lo peculiar de todos estos
personajes es que no son de una sola época, es por eso que si el observador se pone a
mirarlo de izquierda a derecha se encontrará leyendo una cronología de la historia
mexicana en imágenes.
Entonces, si Diego Rivera hizo un mural donde plasmó un sueño, surgen dos
interrogantes (entre la infinidad de interrogantes que hay): a qué tipo de artista
mexicano se le ocurrió poner en un solo mural a personajes importantes de la historia
mexicana? y cómo fue el movimiento cultural en Latinoamérica del siglo XX que
influenció al artista?

-Diego Rivera.
Diego Rivera fue un artista muy importante para el mexicano del siglo XX. Este
famoso muralista mexicano nacido en Guanajuato el 8 de diciembre de 1886, cuyo
nombre de pila es Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la
Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, nació en una familia de judíos conversos, es
decir, de judíos que se vieron obligados a convertirse al catolicismo (fue criado como
católico, pero estaba consciente de su herencia judía). A partir de 1905 cuando recibe
una pensión del Secretario de Educación, entonces y hasta mediados 1916 alterna su
residencia entre México, Ecuador, Bolivia, Argentina, España y Francia, país en el
cual tuvo los primeros contactos con las reuniones de artistas de Montparnasse,
donde tuvo acercamientos con intelectuales y artistas a los cuales admiraba como
fueron Alfonso Reyes Ochoa, Pablo Picasso y Ramón María del Valle-Inclán,
consiguiendo el acercamiento con las nuevas corrientes que en Europa existían como
el cubismo.1 En enero de 1922, comenzó a pintar su primer mural, en el Anfiteatro
Simón Bolívar de la escuela Preparatoria Nacional. La pintura de Rivera comienza a
convertirse en un factor considerable y de influencia para el Movimiento Muralista
Mexicano y Latinoamericano. En septiembre de 1922 inicia el fresco en la Secretaría
de Educación Pública. Se convierte también en el co-fundador de la Unión de
Pintores, Escultores y Artistas Gráficos Revolucionarios. Para ese mismo año, se da
uno de los acontecimientos que marcaría gran parte de la vida de Diego, su anexión al
Partido Comunista Mexicano, uno de los grandes factores influyentes dentro de su
pintura. También se le otorgan los permisos necesarios para comenzar con las
pinturas y murales del Palacio de Cortés en Cuernavaca y en la Escuela Nacional de
Agricultura, en Chapingo, así como en el Palacio Nacional de la Ciudad de México,
donde de 1929 a 1935 creó un ciclo narrativo sobre la historia del país desde los
tiempos de los aztecas hasta el siglo XX. Tras su divorcio con Guadalupe Marín en
1928, contrajo terceras nupcias con la pintora Frida Kahlo en el año de 1929.
Igualmente, este mismo año, fue expulsado del Partido Comunista Mexicano. Hacia
1930, fue invitado a los Estados Unidos para la realización de diversas obras, donde
su temática comunista desataría importantes contradicciones, críticas y fricciones con
los propietarios, el gobierno y la prensa estadounidense.2 Hacia 1933, se da uno de los
sucesos más controvertidos en su vida. Cuando el industrial John D. Rockefeller Jr.
contrata a Rivera para pintar un mural en el vestíbulo de entrada o "lobby" del
edificio RCA en la ciudad de Nueva York. Este era el edificio principal de un
conjunto de construcciones que se habría de denominar como Rockefeller Center. El
edificio, situado en Fifth Avenue, una de las avenidas más famosas, se posicionaba
como uno de los emblemas más importantes del capitalismo. Diego Rivera, diseñó
para esta ocasión, el mural denominado El hombre en el cruce de caminos o El
hombre controlador del universo. Pero cuando Rivera se encontraba a punto de
completarlo, incluyó un retrato de Lenin. La reacción de la prensa y la controversia
que suscitó el retrato de Lenin, fue inmediata y vocifera. Rockefeller, vio el retrato
como insulto personal y mandó cubrir el mural y más tarde ordenó que fuera
destruido. Rivera poco después regresó a México en 1934, donde pintó el mismo
mural El hombre en el cruce de caminos" en el tercer piso del Palacio de Bellas Artes
de México.3 En 1936 solicita al presidente Lázaro Cárdenas del Río, el asilo político de
León Trotsky en México que se concreta el año siguiente, recibiéndolo en la Casa
Azul de Frida Kahlo. Para 1940 ya se había distanciado del célebre disidente ruso y se
había divorciado de Frida Kahlo, volviéndose a casar con ella a finales de ese año.4

- La cultura moderna en Latinoamérica.


Rivera vivió en un tiempo en el que por primera vez en la Historia de América Latina
los países trataron de encontrar en sus raíces una nueva cultura desafiante hacia la
“ejemplar” civilización europea. Es así como a principios del siglo XX nos
encontramos a una América afanosa por rescatar sus raíces étnicas. Comienza con el
nacionalismo cultural, la abrumadora influencia de los Estados Unidos después de
1898 había logrado que los intelectuales latinoamericanos examinaran las deficiencias
1
Diego Rivera. Categoría: Pintores de México. Wikipedia: la enciclopedia libre.
<http://es.wikipedia.org>. Visitada el día 1 de marzo de 2010.
2
Diego Rivera. Categoría: Pintores de México. Wikipedia: la enciclopedia libre.
<http://es.wikipedia.org>. Visitada el día 1 de marzo de 2010.
3
Ibíd.
4
Ibíd.
de su propio sector del continente. Pero ahora, después de 1918, el fracaso de Europa
como ideal los llevó a la búsqueda de una Utopía en el Hemisferio Americano. En la
década de los veintes, músicos, escritores, pintores y escultores comenzaron a reandar
el camino en un esfuerzo por encontrar en su tierra y en los pueblos indígenas las
cualidades que había perdido Europa o de las que siempre había carecido. Bajo este
contexto el país mexicano empieza a plasmar sus pinturas de alto contenido indígena
para afianzar su nacionalismo, El efecto de la Revolución rusa en el arte
latinoamericano alcanzó su máxima influencia en los treintas. En la década de los
veintes fue la Revolución Mexicana la que proporcionó un nuevo ideal. Al contrario
de Rusia, México había hecho una revolución sin inspirarse en una ideología definida:
fue una revolución nacional que modificó la estructura del país para eliminar muchos
de los antiguos latifundios. Nuevos elementos –campesinos y obreros- habían
ingresado en el panorama de la vida nacional.5
Para Diego Rivera el momento de transformación parece haber coincidido con una
visita a Tehuantepec –con su riqueza de arte popular y su paisaje tropical-. Desde ese
momento sus murales se volvieron cada vez más mexicanos en el empleo de motivos
folklóricos, en sus fondos de frutas y flores, en su recreación de escenas de la vida
nacional y hasta llegaba a proclamar la rehabilitación de antiguas técnicas
prehispánicas. Sobre esto existen algunas dudas, aunque Rivera declaraba que sus
murales estaban pintados con una preparación a base de savia de maguey. Rivera no
fue el primero en declarar que su técnica derivaba de fuentes precolombinas. Uno de
los maestros empleados por Vasconcelos, Adolfo Best Maugard (1891-1964) publicó
un manual de dibujo y creó un nuevo sistema de enseñanza para dibujar basado en
“los siete elementos lineales de las artes mexicanas, indígenas y populares”. De
cualquier manera, los murales de Diego Rivera en la Secretaría de Educación y en la
Escuela de Agronomía de Chapingo, fueron los primeros logros del nuevo arte
mexicano.6
Rivera representaba el nuevo espíritu que identificaba a la nación con el pueblo,
cuyos héroes eran las masas anónimas de los combatientes contra la opresión. Surgió
una nueva iconografía junto con la idealización de indios y campesinos, que en los
murales de Rivera se asociaban con flores, frutos, la tierra y los ritmos de la
naturaleza. Mientras que aquellos eran pintados con líneas suaves y tersas, los
hombres malos, los opresores, a menudo aparecían con armaduras o ropajes
desagradables, y eran pintados con colores ásperos y líneas angulosas.
Tal vez la expresión más total de este tipo de nacionalismo cultural se encuentre en la
arquitectura y la decoración de la Universidad Autónoma de México, obra que se
inició por los años cuarenta y terminó en los cincuenta, y en la que contribuyeron
Diego Rivera, Alfaro Siqueiros y muchos otros artistas (Rivera hizo un mural en
mosaico para el estadio; Siqueiros decoró la torre de la rectoría; Juan O’Gorman
ejecutó los murales en mosaico de la biblioteca). Algunos de los edificios, en especial el
estadio, los frontones y la biblioteca, fueron intentos de reproducir formas
arquitectónicas indígenas; los mosaicos del edificio de la biblioteca universitaria están
hechos con piedras mexicanas de colores y algunos de los motivos son precolombinos.
De esta forma, Rivera resaltó la riqueza cultural del indio, resulta bastante claro que
especialmente en las etapas iniciales del muralismo mexicano, la adopción de las así
llamadas técnicas precolombinas, la imitación de sus conceptos de espacio y
perspectiva, constituyó primordialmente una actitud de desafío a Europa. Un ejemplo
del uso sin sentido de los símbolos nos lo ofrece el edificio de la biblioteca de la
5
Franco, Jean. La cultura moderna en América Latina. México: Grijalbo, 1985, 356 p.
6
Franco, Jean. La cultura moderna en América Latina. México: Grijalbo, 1985, 356 p.
Universidad Nacional de México. La Universidad fue construida en los años cuarenta,
pero la decoración se confió a la generación de artistas –Siqueiros, Juan O’Gorman,
Diego Rivera- que constituían la espina dorsal del movimiento muralista.7
No sólo fue la vuelta a las raíces la que marcó la época de Rivera, también fue la
laucha política a través de la formación de partidos de izquierda en Latinoamérica.
Es importante recordar que en Latinoamérica varios partidos comunistas y
socialistas fueron fundados y dirigidos por artistas e intelectuales. El ejemplo más
destacado fue el del Partido Comunista Mexicano, que en un momento tuvo a tres
pintores destacados, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Xavier Guerrero en su
comité central. El ataque vanguardista al arte y a los valores burgueses parecía ya
bastante revolucionario a comienzos de los veinte. No era necesario ser miembro del
Partido Comunista para saludar a la Revolución rusa o pronosticar la decadencia de
la civilización occidental. En América Latina el ataque a la vanguardia había
comenzado en los veintes. El conflicto entre los extremos era más acerbo en
Argentina, Cuba y México. En México Diego Rivera lanzó un ataque contra la revista
mexicana Contemporáneos y la Revista de Avance de Cuba, acusándolas de
aristocratismo y de excesiva desviación de las corrientes vitales. El término
“cosmopolitismo” implicaba desprecio de los valores nacionales, mientras que
“aristrocatismo” era una acusación que implicaba una necesidad de exclusividad por
parte de la vanguardia. Rivera, junto con su compañero de entonces (hasta su
expulsión del Partido Comunista en 1929), David Alfaro Siqueiros intentó traducir en
su pintura la ideología revolucionaria. Los primeros murales de Rivera son
predominantemente decorativos. En el edificio de la Secretaria de Educación Pública,
los murales recrean el paisaje y la gente del Istmo de Tehuantepec, así como los
habitantes del Norte: mineros, campesinos, artesanos populares, etc… Se muestran
algunas fiestas, danzas y ceremonias populares. Pero aun aquí el empleo del color
revela tácticamente la visión del pintor. Un crítico ha declarado que mientras en el
segundo piso aparecen símbolos intelectuales en un gris neutro, en el corredor del
tercer piso, en colores más cálidos…se muestra la vida espiritual del pueblo. Rivera
asimila así la bondad de la vida con el calor, la tierra, los ritmos naturales de la
existencia.8
La visión del pasado que tiene Rivera se basa en el materialismo histórico-dialéctico,
más próximo al idealismo de Hegel que al marxismo.9

A su regreso de Estados Unidos, Diego Rivera y Frida Kahlo se instalan en la nueva


vivienda- estudio que en 1931 habían encargado a un arquitecto y pintor amigo Juan
O Gorman. El edificio, compuesto de dos cubos al estilo de la Bauhaus, se encontraba
en aquella época fuera de la capital, al sur de la ciudad de México, en el barrio San
Ángel Inn. Actualmente es el Museo Estudio Rivera.
Rivera tiene repetidos encontronazos con David Alfaro Siqueiros, que sigue
defendiendo a ultranza la línea estalinista. El conflicto alcanza tintes dramáticos
cuando en un mitin político ambos artistas, armados con pistolas, se enzarzaban en
una acalorada discusión. Para replicar a la acusación de oportunista que le hace
Sequeiro, Rivera menciona por primera vez en público los motivos que le han llevado
a romper con el Partido Comunista y a pasarse a la oposición trotskista. Ya en 1933,
durante su estancia en Nueva York, Rivera había contactado con la “Liga Comunista

7
Ibíd.
8
Ibíd.
9
Kettenmann, Andrea. Rivera 1886- 1957 un espíritu revolucionario en el arte moderno. Koln: Taschen,
2000, 95 p.
de América”, órgano trotskista de los Estados Unidos, pintando algunos frescos para
ese organismo y también para el “Partido de la oposición comunista” en la “New
Workers Scohool”, dirigida por su amigo Bertram D. Wolfe. El artista simpatizaba
desde entonces con los trotskistas, lucha por sus objetivos políticos y en 1936, se
convierte en miembro de la Liga Internacional Trotskista.10

. El mural.
Después de pasar por ese proceso de madurez artística, Rivera es profesor de artes,
en vez de poner a los alumnos a hacer modelos de yeso en el estudio, o a copiar obras
según modelos europeos, el profesor los manda a que recorran las calles y el campo,
para inspirarse directamente en la realidad mexicana. Además de la formación
artística, se imparten también las otras asignaturas académicas, de modo que, al salir
de la academia, los alumnos tienen su correspondiente titulo de grado elemental. Al
igual que el resto de los profesores, Rivera hace paseos y excursiones con sus alumnos,
bien en la ciudad o en las provincias, cosa que testimonian los numerosos dibujos y
acuarelas, sobre todo en los años 1943 y 1944, así como una serie de paisajes. En el
mismo año surge otra serie de acuarelas y dibujos a la tinta sobre la Erupción del
volcán Paricutìn, en el estado de Michoacán, o el óleo Día de los muertos.
En 1947, después de convalecer de una pulmonía, el artista comienza un nuevo mural
de gran formato llamado Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central en el
vestíbulo del Hotel Central, noble establecimiento hotelero construido en la cara sur
del Parque de la Alameda, en el centro de la capital federal. Esta representación
sucinta de la historia de México, sobre el fondo de la Alameda Central, lugar de ocio
predilecto de los habitantes de la gran urbe, es el último mural de temática histórica
que pinta Rivera, y sin duda alguna la mas autobiográfica.11
De esta forma, la década de 1940 llevaría a un cierre de un periodo pendular de la
actividad de Diego Rivera con una obra que personalmente considera que es la
cumbre de su gran trilogía muralistica: Los murales del Ministerio de Educación, los
murales del Instituto del Arte de Detroit y ahora un mural para el Hotel del Prado en
Ciudad de México. En un espacio relativamente pequeño, sólo 72 metros cuadrados.
Rivera logró narrar la vida de la Alameda (plaza principal) en la Ciudad de México.
Honrando a su título Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (Sueño de
una tarde dominical en la Alameda) y parafraseando a William Shakespare, los
registros de trabajar de manera simultánea en lugar de una narración lineal de la
vida mexicana en el corazón de la capital bajo Porfirio Díaz intercalados con diversas
escenas históricas, comenzando con la conquista española de México, y luego avanzar
hacia formas de vida, son los recuerdos personales del artista.

Al observar obras del pasado que contienen parques se encuentran iluminaciones


ásperas con un solo personaje y en algunos casos el personaje da la espalda. La
diferencia con el parque de la Alameda de Rivera es impresionante en estos cuadros.

10
Kettenmann, Andrea. Rivera 1187- 1957 un espíritu revolucionario en el arte moderno. Koln:
Taschen, 2000, 95 p.
11
Kettenmann, Andrea. Rivera 1187- 1957 un espíritu revolucionario en el arte moderno. Koln:
Taschen, 2000, 95 p.
Afternoon in the Park. William Merritt Chase - circa 1887

Lady in Yellow Dress in the Park. Maurice Prendergast - circa 1914-1915.

Al empezar por la izquierda encontramos a Hernán Cortés, sobresale un Benito


Juárez apadrinando la parte izquierda luego sigue la parte central que es la más
iluminada de todas donde encontramos a ciertos personajes contemporáneos a
Rivera. Aquí sus temas son perennemente congelados en magníficas imágenes de
gente real, incluyendo a Frida Kahlo, Pico y Chapo (los apodos de sus hijas, Lupe y
Ruth), así como personalidades de onírico, como el dictador Díaz, la Catrina y otros.12
En la parte central, la “Calavera Catrina” lleva al niño Diego cogido de la mano. La
“Calavera Catrina” era una parodia de la vanidad creada por el popular grabador
José Guadalupe Posada, quien también aparece en el mural ofreciéndole el brazo a la
dama Catrina. Según el propio pintor, que admiraba profundamente a Posada, éste
había sido uno de sus primeros maestros, si bien no se sabe con exactitud si Rivera
había pasado largas horas con Orozco y con Siqueiros en el estudio del grabador (que
en su frenesí editor tiraba además corridos, octavillas y revistas), como se ha dicho
con frecuencia, o si lo descubrió después de regresar de Europa. En cualquier caso es
indudable que la irónica forma de relatar del popular artista influyó en la pintura
mural de Rivera.

La “Calavera Catrina”, símbolo de la burguesía urbana a principios de siglo, debe


entenderse aquí también como una alusión a la diosa azteca de la tierra, Coatlicue,
que se representaba frecuentemente con una calavera. Sus atributos son además la
serpiente de plumas enroscada al cuello, símbolo de su hijo Quetzalcoatl, y la hebilla
de su cinto con el signo “Ollin” del caballero azteca, que simboliza el movimiento
perpetuo. Con la diosa madre, aquí también madre o tutora de Rivera, se representa
el origen de la vida y el espíritu mexicanos, así como el principio dual de la mitología
prehispánica, que encuentra su equivalencia en el símbolo Yin-Yang de la filosofía
china, símbolo que en el mural lo sostiene en una mano de Frida Kahlo. La otra mano
12
Kettenmann, Andrea. Rivera 1187- 1957 un espíritu revolucionario en el arte moderno. Koln:
Taschen, 2000, 95 p.
de la pintora se posa maternalmente sobre el hombre del joven Diego, que hace su
paseo por el mundo y la vida bajo la protección de ella. Ese aspecto madre e hijo en la
relación de ambos cónyuges es mencionado por Frida en su artículo “Retrato de
Diego”, que publica en 1949, con ocasión de un homenaje al artista.

Uno de los ensayos más seductores y poéticos de este mural fue escrito por Carlos
Pellicer para su inauguración:

Para los primeros invitados del Hotel Prado, Diego Rivera los ha registrado y
ambientado en un mural de 15 metros de largo por 40,5 de alto. Con el fin de oxigenar
ellos y sin ningún costo a todos y para siempre, les dio el Parque de la Alameda Central
con su raqueta de verdes y amarillos. Con este artificio vibrante abrió un espacio en el
cielo.
Podríamos estar caminando en las nubes, pero no tenemos tiempo. Las manos del
pintor: putefracciòn con pinceles (como el tuyo puede ser con el dinero) le llevará desde
el principio hasta el final. ¿Quién no ha estado, o caminado por la Alameda? Ha
existido durante cuatro siglos, constituyen el momento en que estaba a la orilla de la
ciudad de México. Pregunta Hernán Cortés, cuyas manos están goteando de tanto
trabajo. La Inquisición? Sí, señor, vamos a dejarlo salir a él: aquí es para lo que
pudiera suceder. Pero el virrey es Luis de Velasco. Sí, señor, un virrey bueno, pero sin
embargo, un virrey. La monja? Una divina rosa en una cultura suave. ¿Qué quieres!
Ella fue la monja Alférez de la poesía. Qué audacia! y no hay tiempo que perder. Aquí
tienes Iturbide: él no lo reconoce, que lo compre. Infierno! No se olvide que él ratificó la
concesión a los Estados Unidos para explotar los territorios de Texas. Agustín, el primer
y el último. Ya lo creo, aquí está el general Santa Anna. Qué extraño es él, que se
enfrentan a cualquier precio sería muy costoso. Atención: ¿No ves que nos vendió la
patria al sonoro rugir del cañón? ¿Por qué están Santa Ana y Santa Anita aquí? Tírate
en los canales y veras. Tome una respiración profunda ya que los indios están aquí de
nuevo.13

Después de importantes exposiciones en 1947 de los dos muralistas José Clemente


Orozco y David Alfaro, con quienes Rivera formaba la comisión de pintura mural del
Instituto Nacional de Bellas Artes, se organiza en 1949 una magna retrospectiva para
celebrar los 50 años de creación artística de Rivera, en la que se exponen mas de mil
obras suyas. La inaugura el presidente Miguel Alemán en el Palacio de Bellas Artes.14

Rivera volvió a ser el foco de un escándalo cuando escribió: "Dios no existe" en la


pancarta llevada por Nigromante en este mural. Sin embargo, el artista logró desafiar
a los ataques de la etiqueta en su contra, e incluso su forma de restaurar la reputación
del criticismo intenso en contra de su “pin-up" pintura hecha para el Hotel del Prado.
En la década de 1950 continuó la búsqueda de la expresión de reputación del artista
él volvió a ser parte del partido comunista, y apuntaló su reputación por la pintura de
retratos e basados en su gran colección de arte precolombino y Anahuacalli. A Rivera
esta década le trajo un deterioro tanto físico como mental. Por encima de todo,
afligido por Frida Kahlo después de su muerte en 1954. Sin embargo, siguió luchando
para vivir, y vivir para sí mismo Diego.

13
CONACULTA. Diego Rivera Art & Revolution. México City, 1999.
14
Kettenmann, Andrea. Rivera 1187- 1957 un espíritu revolucionario en el arte moderno. Koln:
Taschen, 2000, 95 p.
Aunque Rivera sigue siendo un excelente hombre de proyectos que sobresalió en las
técnicas de su oficio, por la década de 1950 su arte fue totalmente contraria a la nueva
dirección internacional en arte, que estaba dominado por el expresionismo abstracto.
Rivera falleció el 24 de Noviembre de 1957, dejando tras de sí un abundante número
de seguidores e imitadores.15

Antes de ser trasladado al Museo Mural Diego Rivera, el mural en 1961, fue
reubicado en el vestíbulo del Hotel del Prado-movimiento que exigió colocarle una
estructura metálica para evitar que se dañara durante el desplazamiento-, para que el
público tanto nacional como extranjero pudiera admirarlo libremente.16

15
CONACULTA. Diego Rivera Art & Revolution. México City, 1999.
16
Historia del Mural. Museo Mural Diego Rivera. <http://www.arts-history.mx>. Página visitada el día
1 de marzo.

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