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David Berlo.

“Alfabetismo en el Siglo XXI”

Biografía.

Nació en 1929. Fue discípulo de Wilbur Schcramm


en la Escuela de Periodismo de la Universidad de
Illinois, donde se doctoró en 1956, con la tesis
Allocation of Procedural Responsibilities as a
Determinant of Group Productivity and Satisfaction,
dirigida por Charles E. Osgood. En 1958 publicó A
philosophy of communication, pero fue en 1960
cuando apareció su libro más conocido “Process of
Communication: An Introduction to Theory and
Practice”, en el que hace la exposición de sus
modelos teóricos sobre la naturaleza psicológica de
la comunicación.

Su obra teórica -Process of Communication, Holt, Rinehart, and Winston, Nueva York, 1960-,
ha tenido, con el paso del tiempo, mucha más vigencia en América Latina que en Estados
Unidos. Sus esquemas y modelos, planteados hace medio siglo, siguen centrando el interés
de las facultades de comunicación. Traducida a la lengua española como El proceso de la
comunicación. Introducción a la teoría y a la práctica.

La comunicación aparece en David Berlo como un proceso reglado (no como un simple acto)
que permite al ser humano negociar su posición en el entorno en el que vive. De este modo,
la comunicación es un valor de interlocución, de poder, de influencia, de control... La eficacia
o „fidelidad‟ de la comunicación, no obstante, está sujeta a estrategias y no produce
resultados ciertos, sino que puede estar avocada al fracaso, generalmente por
incompatibilidad entre el propósito de quien emite y la disposición de quien recibe. La eficacia
radica, en buena medida, en eliminar, en un sentido amplio del término, los „ruidos‟ que
pueden distorsionar el propósito comunicacional. Desde el punto de vista de sus objetivos,
los alcances de la comunicación son, según este autor, de dos tipos: aquellos que se

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satisfacen en el hecho mismo de la comunicación y los que, más allá que transmitir un
mensaje, dar a la comunicación un carácter instrumental y persiguen una respuesta concreta
(cambio de actitud, consumo, voto político, etc.).

Berlo, a través de su modelo denominado „S·M·C·R‟ (source-message-channel-receiver)


distingue, pues, la acción del emisor y su estrategia e intención de la del receptor. Este último
puede aparecer como destinatario „intencional‟, esto es, objetivo directo del mensaje del
emisor, o como „no intencional‟, que es todo aquel al que llega el mensaje, aun cuando no
figuren como objetivo de la comunicación. Berlo aplica este esquema al conjunto de los
fenómenos de comunicación, incluida la interpersonal, por lo que, según los tipos, se produce
una síntesis o simplificación en los procesos que definen el protocolo de la acción
comunicativa. Desde una posición conductista, para Berlo el proceso sigue las pautas del
aprendizaje, estableciendo relaciones de causalidad a partir de la aplicación de las pautas
procesales.

FUENTE: Constituye el origen, el punto de partida sensible a factores como las habilidades,
el conocimiento, las actitudes y la posición socio-cultural.

CODIFICADOR: Traduce a una clave el mensaje destinado a obtener la repuesta esperada.


Supone habilidades de hablar y escribir.

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MENSAJE: Es el producto físico del emisor y su estructura debe estar compuesta por un
código, un contenido y un tratamiento del mensaje.

CANAL: Es el vehículo de transporte el cual habrá de dirigirse a uno de los sentidos o varios
para su percepción.

RECEPTOR - DECODIFICADOR: Es a quien se dirige el mensaje, la decodificación se


refiere a las habilidades de leer y escuchar y comprender el mensaje que se quiso enviar. La
decodificación de alguna manera resulta determinada por las actividades que el receptor
guarde para sí mismo, hacia la fuente y hacia el contenido por su nivel de crecimiento del
código.

La comunicación como proceso reglado se atiene a las pautas clásicas de la acción


comunicativa (Shannon y Weaver), con una posición emisora (fuente), una mediación
(codificador) que transforma la intención de la fuente en mensaje, a transmitir por un canal
(medio o soporte), que debe ser decodificado para ser eficaz en la producción de
comunicación sobre un receptor (audiencia) final. La idea de „ruido‟, analizada en el plano
físico por Shannon y Weaver como merma del mensaje, paliable mediante la redundancia en
el flujo emisor, la lleva Berlo al plano de la fidelidad o eficacia en el fenómeno de la
comunicación humana. Y esa eficacia o fidelidad, esto es, la consecución de los objetivos
fijados por la fuente, la basa en unas pautas que afectan al conjunto del proceso: Capacidad
de la fuente en la formulación estratégica de sus objetivos (definición de qué y a quién se
quiere comunicar), codificación adecuada (valores narrativos, retóricos, etc.), elección del
canal más eficaz en función del mensaje y del receptor final, siempre en aras de transmitir
seguridad, confianza y credibilidad, que aparecen aquí como valores asociados a la fidelidad.
Pero, también, la eficacia pasa por la capacidad y facilidad de diálogo entre interlocutores
que tienen distintos roles en el sistema social, incluso por una empatía cultural e ideológica
de la fuente y del receptor; de modo que la proximidad en los rasgos de identidad facilitan el
alcance de los objetivos (esto es, „hablar el mismo idioma‟). En el caso de la comunicación
masiva, el proceso debe partir del conocimiento del sistema social, de la posición de sus
actores, de las posiciones receptivas (demandas, expectativas, formación, prácticas
culturales, etc.). El propio sistema social, definido por los roles de sus agentes, es en sí, para

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Berlo, un sistema de pautas de comunicación, de proximidades, lejanías, afinidades y
controversias. El conocimiento de las estrategias de comunicación de los propios agentes
sociales condiciona también la propia comunicación dentro del sistema.
Pero hay un elemento diferenciador en el modelo teórico de Berlo y es la relación entre
eficacia de la comunicación y gratificación del receptor. La recompensa se convierte aquí en
el mecanismo reflejo de la aceptación y objetivación de la acción comunicativa. Se produce
entonces un mecanismo de complicidad o conexión en la línea de intereses de los actores
del proceso, a partir de la cual la efectividad de la comunicación alcanza un carácter
reversible, que produce una alimentación de la fuente a instancias del receptor; esto es, lo
que se ha dado en llamar 'realimentación', „retroalimentación‟ o 'retroacción' (Berlo se acerca
al modelo de Osgood, expuesto por Schcramm), que permite un refinamiento, rectificación o
mayor sensibilidad y sintonía comunicativa en las sucesivas acciones del emisor. Berlo da un
gran importancia a la recepción, y señala que “los significados no están en el mensaje, sino
en sus usuarios”; esto es, la decodificación es el valor final y diferenciado que fija, por
contraste con el propósito inicial del emisor, la eficacia de la comunicación.

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ALFABETISMO EN EL SIGLO XXI

“Debemos preparar a la
juventud para vivir en un mundo
de imágenes, palabras y sonidos poderosos”
UNESCO, 1982

Desde cuando se inició el registro de la historia, se ha entendido el concepto de “alfabetismo”


como la habilidad de interpretar los “garabatos” que aparecen en una hoja de papel como
letras, que cuando se ponen juntas, forman palabras que comunican un significado. Enseñar
a los jóvenes a unir palabras para entender (y, a la vez, expresar) ideas más complejas, se
convirtió en una de las principales metas de la educación a medida que ésta fue
evolucionando a través de los siglos.

Actualmente, la información del mundo que nos rodea nos llega no solamente en palabras
escritas sobre papel sino, cada vez con mayor frecuencia, mediante imágenes y sonidos
poderosos provenientes de nuestra cultura multimediática. Aunque los mensajes de los
medios de comunicación parecen ciertos o inequívocos, en realidad, hacen uso de un
“lenguaje” audiovisual complejo que tiene sus propias reglas (gramática) y que se puede usar
para expresar conceptos e ideas sobre el mundo, en múltiples capas o niveles. En un
principio, todo esto no parece obvio; y ¡las imágenes pasan muy rápido! Para que nuestros
niños y niñas puedan navegar exitosamente sus vidas a través de esta cultura multimedial,
necesitan tener fluidez para la “lectura” y “la escritura” del lenguaje de las imágenes y los
sonidos, de la misma manera como hasta ahora les hemos enseñado a “leer” y a “escribir” el
lenguaje de la comunicación impresa.

En los últimos 40 años, el campo del Alfabetismo en Medios ha surgido en la educación con
el objeto de organizar y promover la importancia que tiene enseñar esta noción ampliada de
“alfabetismo”. En el centro mismo de ella, se encuentran las habilidades de pensamiento
crítico de orden superior, por ejemplo: saber cómo identificar conceptos claves, cómo
establecer conexiones entre una multitud de ideas, cómo formular preguntas pertinentes,
elaborar respuestas e identificar falacias, entre otros, que conforman el verdadero cimiento
tanto de la libertad intelectual como del ejercicio pleno de la ciudadanía dentro de una
sociedad democrática.

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Efectivamente, en estos tiempos en que los candidatos se eligen por un comercial de 30
segundos y las guerras se trasmiten por televisión en tiempo real, el papel primordial del
Alfabetismo en Medios, consiste en preparar a la ciudadanía para que pueda participar y
contribuir en el debate público.

El concepto de “texto” como tal se expande también, para incluir no solo textos escritos sino
todo tipo de mensajes (verbales, auditivos o visuales, o ¡la unión de todos ellos!) que se
utilizan entre los seres humanos para crear y luego transmitir y recibir ideas.

NUEVAS FORMAS DE APRENDER

Esta explosión de información plantea un reto muy grande al mundo de la educación formal.
Durante siglos, la escolaridad se ha diseñado para asegurar que el estudiantado aprende
hechos acerca del mundo (que debe demostrar que sabe contestando correctamente
preguntas de exámenes o pruebas). Pero este sistema se vuelve inapropiado cuando los
hechos de mayor actualidad están al alcance de toda la ciudadanía cuando se oprime un
botón. Lo que los estudiantes realmente necesitan hoy en día es aprender a encontrar lo que
necesitan saber, cuando lo necesitan saber y desarrollar las capacidades intelectuales de
orden superior que les permitan analizar y evaluar si la información que han encontrado es
útil para lo que requieren saber.

¿Cómo van a enfrentarse a esto las Instituciones Educativas (IE)? En primer lugar, las IE y
las aulas de clase deben transformarse de sitios en los que se almacenan conocimientos a
sitios más parecidos a tiendas de campaña que pueden moverse con facilidad y que ofrecen
a los estudiantes tanto abrigo como sitios de reunión mientras éstos van a explorar, a
preguntar, a experimentar, a ¡ descubrir !

En segundo lugar, citando a Paulo Freire, el gran educador Brasilero, la educación debe
diferenciarse de la “Banca”. Ya no es necesario que los docentes depositen información en la
cabeza de sus estudiantes. Retomando los principios de la pedagogía democrática que se
remontan a Sócrates, el maestro sensato se da cuenta de que él no tiene que actuar como
“Letrado en el Estrado”, sino más bien como “Guía en la vía” [1]: alentando.... guiando....
aconsejando.... apoyando el proceso de aprendizaje. Las aulas de clase creativas de hoy son
aquéllas en las que todas las personas están aprendiendo, incluso el mismo docente.

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En tercer lugar, el currículo, las clases y las actividades, deben diseñarse de manera que
comprometan a los estudiantes tanto en la solución de problemas como en la realización de
descubrimientos. Además, la cultura mediática actual, que incluye texto impreso pero que no
se restringe a éste, ofrece recursos casi ilimitados para realizar aprendizajes del mundo real,
desde identificar “puntos de vista” explorando cómo los diferentes ángulos de la cámara
influencian nuestra percepción del sujeto fotografiado, hasta determinar si la información
contenida en un sitio Web es legítima o falsa.

La transformación de nuestra cultura, de una Era Industrial a una Era de Información,


constituye la razón de ser de este nuevo alfabetismo que, acoplado con una nueva forma de
aprender, es crítica en el Siglo XXI. Este nuevo tipo de alfabetismo se enuncia en el
Conjunto de herramientas de CML para alfabetismo en medios [2] (CML MediaLit Kit (R))
Un marco de referencia para aprender y enseñar en la era mediática.

UN MARCO DE REFERENCIA PARA APRENDER Y ENSEÑAR EN LA ERA MEDIÁTICA

Como el mapa que sirve de referencia al emprender una jornada, el Conjunto de


herramientas de CML para alfabetismo en medios(R) ofrece un panorama general y una
visión para navegar por la actual cultura mediática global.

El título es una metáfora. A nivel conceptual el “conjunto de herramientas” es simplemente


una colección de las ideas principales que son fundamentales para la pedagogía, basada en
la indagación, del alfabetismo en medios.

En el plano físico, el Conjunto de herramientas para alfabetismo en medios(R) consiste en


una colección de material informativo, que se puede descargar gratuitamente de Internet
para distribuir en la clase.

Apoyado por los 25 años de experiencia que tiene CML en este campo, más el aporte de
líderes expertos de todo el mundo, el Conjunto de herramientas para alfabetismo en
medios(R) se generó para ayudar a establecer un terreno común sobre el cual construir
programas curriculares, materiales para docentes y servicios de capacitación. Creemos que
el Conjunto de herramientas para alfabetismo en medios de CML(R) ofrece, por primera vez,
un resumen asequible e integrado de los conceptos fundamentales necesarios para

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organizar y estructurar actividades de enseñanza, utilizando el enfoque del alfabetismo en
medios.

Como se articula en esta Guía de orientación, el Conjunto de herramientas para alfabetismo


en medios de CML(R) servirá de base para todos los trabajos que CML lleve a cabo en el
futuro, de acuerdo con nuestra filosofía de Empoderamiento Mediante la Educación.
Invitamos a otras personas, ya sean maestros, formadores de maestros, investigadores o
editores a que lo adopten también.

El Conjunto de herramientas para alfabetismo en medios de CML(R) está disponible sin


costo alguno para docentes y maestros en formación. Está disponible también para
licenciamiento a editores, organizaciones que ofrecen capacitación y agencias de servicios
que necesiten un marco de referencia establecido y confiable para incorporar en su trabajo el
alfabetismo en medios basado en la indagación.

De vez en cuando, CML agregará material al Conjunto de herramientas para alfabetismo en


medios(R) o, si es del caso, lo modificará. CML da la bienvenida a comentarios y
sugerencias, a medida que nuestra comprensión y lenguaje común se siguen desarrollando.
Animamos tanto la realización de adaptaciones adicionales como de aplicaciones
especializadas y así mismo, investigaciones que relacionen la pedagogía para alfabetismo en
medios con objetivos de aprendizaje dentro del currículo.

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA Y A LA IMPLEMENTACIÓN

Con la Guía de Orientación sobre cómo integrar el Alfabetismo en Medios al Proyecto


Educativo, ofrecemos una introducción y una explicación para cada uno de los elementos
contenidos en el Conjunto de Herramientas para Alfabetismo en Medios (Media Lit Kit(R)).
Con las 5 Preguntas Claves que pueden cambiar el mundo, ofrecemos 25 Lecciones de
Clase, cinco para cada una de las Preguntas, que ayudarán al docente no solo a presentar
las 5 Preguntas a sus estudiantes sino a dominarlas mediante ejercicios o actividades
prácticas.

El aprendizaje, la práctica y el dominio de las 5 Preguntas Claves, son los que llevan a un
adulto, con el tiempo, a comprender cómo se construyen los medios y cuáles son los

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propósitos que persiguen simultáneamente, con el desarrollo de la habilidad informada para
aceptar o rechazar tanto los mensajes implícitos como los explícitos.

Las 25 Lecciones son actividades de clases para aprender Alfabetismo en Medios que
facilitan llevar al aula las 5 Preguntas Claves que lo conforman y a dominarlas mediante la
práctica. Las actividades hacen énfasis no solo en el análisis sino también en la producción
creativa. Útiles para todos los grados escolares y a lo largo de todo el currículo.

Son cinco los Planes de Lección (A a E) disponibles para cada una de las Cinco preguntas
claves / Conceptos básicos. Estas lecciones cubren una variedad de contenidos y de temas y
con ellas se exploran además, una mezcla de formatos de medios, ¡desde periódicos y
revistas impresos hasta televisión, películas, Internet, radio y aún mapas y papel moneda!

Cada capítulo inicia con un corto ensayo de fundamentación que guía a los docentes en la
exploración de la riqueza que encierra cada una de las Preguntas claves. Luego, cada una
de las cinco lecciones, comienza con un parágrafo corto que conecta los objetivos y
actividades del plan de lección con uno de los aspectos de la Pregunta clave. Esta
introducción se complementa con:

Objetivos: habilidades y conocimientos que aprenderá el estudiante.


Preparación y Materiales requeridos para llevar a cabo la lección.
Estrategias de enseñanza: instrucciones, paso a paso, para ayudar al maestro a
organizar y direccionar la lección.

En nuestro trabajo de años con los docentes, hemos aprendido que los conceptos son
difíciles de enseñar pero que las preguntas son poderosas. Si aprendemos como formular
una serie de Preguntas Claves acerca de la cultura mediática actual, quedaremos provistos
de un listado de verificación interno contra el que se puede analizar y evaluar cualquier
mensaje de medios proveniente de cualquier fuente. ¡Eso es empoderamiento!

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“La mayoría de lo que hemos llamado educación formal ha tenido la intención de
imprimir en la mente humana toda la información que podríamos necesitar en la vida.
La educación está dedicada al almacenamiento de información.

Esto no es hoy en día ni posible ni necesario.

Por el contrario, a los seres humanos se les debe


enseñar cómo procesar información
que se almacena con tecnología.

La educación debe enfocarse en el manejo de datos


más que en la acumulación de estos"

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