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[LA INEXPLICABLE SOCIEDAD La epistemologia de las ciencias sociales Tanto entre los que se dedican al estudio de lo humano y de lo social -a quienes de ahora en mas llamaremos “cientificos sociales”-, como entre los epistemélogos que se ocupan del conocimiento pro- ducido por aquéllos, pueden Teconocerse tres enfoques totalmente di- ferentes. Cada uno supone creencias contrapuestas acerca de la na. turaleza de las ciencias sociales y de su método. El enfoque naturalista En primer término mencionaremos el enfoque naturalista, domi- nante en la actualidad, especialmente en el mundo anglosajén, si bien Puede considerarse heredero de la tradicién social francesa expresa- da por pensadores como Augusto Comte (1798-1857) y Emile Durk heim (1858-1917). Lo que caracteriza a esta corriente es la admiracién ante los avances producidos en el seno de las ciencias naturales y for- males, y la creencia concomitante sobre el valor e importancia que la emulacién de tales logros podria conllevar para las ciencias humanas y sociales. Adhieren a esta corriente los sociélogos conductistas, os estadigrafos y todos aquellos para quienes los métodos légicos y los modelos cibernéticos, numéricos y matematicos constituyen una meta ansiada, que se asocia a una madurez de las disciplinas sociales y a un acercamiento a esténdares propiamente cientificos. Son muchos los textos referidos al método de las ciencias sociales en los cuales se encuentran trabajos sobre estadistica, modelos mate- ‘maticos, andlisis de la conducta humana en términos de estimulo y Tespuesta, definiciones operacionales de conceptos y modos comple- Jos de procesamiento de los datos referidos a comunidades y al hom- bre en sociedad. Todos ellos se vinculan con el enfoque naturalista, El interés que manifiestan los naturalistas en la busqueda de re- gularidades, de patrones subyacentes, de conexiones causales en la ocurrencia de Jos hechos sociales, conduce indefectiblemente a desa- rrollar estrategias de investigacién que pasan por alto las particulari- dades culturales y motivacionales —de gran variabilidad- para encon- trar en las dimensiones biolégicas, ecolégicas y econdmicas, entre otras, una base posible de generalizacién y comparacién transcultu- ral, es decir, atinente a diversas culturas, La episreMoLocia DE LAS CIENCIAS SOCIALES El enfoque interpretativo El segundo enfoque es el que suele llamarse interpretativo. En realidad aqui nos encontramos con un conglomerado de posiciones y autores: los que se autodenominan “comprensivistas”, como el filéso- fo aleman Wilhelm Dilthey (1833-1911); aquéllos que proponen una comprensién de la accién humana a través de un andlisis de motive- ciones; y, finalmente, quienes atienden a lo que en la filosofia brité- nica del lenguaje ordinario se denomina “razones”, en oposicién a la busqueda de causas de los naturalistas. Cuando los interpretativistas hablan de “razones” lo que quieren destacar son aquellas considera ciones de pensamiento, emocionales 0 Jégicas, que pueden llevar a una persona a querer hacer algo. De este modo, puede suceder que la accién de un hombre tendiente a conseguir comida de cierto tipo encuentre una explicacién causal en su metabolismo. En su obra Va- cas, cerdos, guerras y brujas (1974), el antropélogo estadounidense Marvin Harris ofrece una argumentacién naturalista semejante, cuan- do explica casos de antropofagia ritual con referencia a dietas bajas en proteinas. Contrariamente, aludir ~por ejemplo a la ambicién que mueve a alguien a actuar de cierto modo, apunta més bien a prover lo que se llama una explicacién por razones o motivaciones, y con- cierne a regulaciones sociales convencionales unidas a estados psico- \gicos peculiares. Para el interpretativismo, captar la motivacién es entender por qué los agentes actian como lo hacen (sea por temor, ambicién o simpa- tia) y, en este sentido, las analogias con la fisica 0 la biologia son di- ficiles, pues no se puede decir que alguien actué “a causa” de la am- bicién. Aunque la motivacién y las razones intervienen aqui esencial- mente, quiz4 lo més importante y caracteristico de esta posicién es un tema que aparecerd en forma reiterada en nuestros andlisis pos- fetiores: la significacién. ® Por ahora no nos extenderemos més acerca de este punto. La principal es que la conducta humana tiene cardcter de signo, y, Por tanto, no es simplemente un fenémeno biolégico. El hombre ac- ‘fa y se comporta de una.cierta manera porque ha incorporado un ‘*édigo ~el cédigo de las relaciones sociales~ que establece jerar- Sulas, dependencias, vinculos, todo tn concepto que excede el ambt J de lo biolégico, y se aproxima, més bien, al de la linglistica. Asi mo las palabras tienen significado porque hay reglas gramaticales, [LA INEXPUCABLE SOCIEDAD _ Jos roles sociales Io tienen porque hay una gramatica social que de- pende de un grupo humano determinado. Mas adelante veremos que los estudios transculturales alentados por la investigacién naturalista se enfrentan con el problema de la identidad parcial, o al menos la semejanza, que debe reconocerse a fenémenos diversos para poder categorizarlos del mismo modo. Tal identidad parcial o tal semejanza es lo que permitira considerarlos miembros de clases abarcativas que figurardn ulteriormente en enun- ciados generales. ‘Un naturalista: que estudiara las relaciones entre padres ¢ hijos sin captar las distintas significaciones que los términos “padre” e “hi- jo” adquieren en distintas sociedades y momentos histéricos, se ha- ria blanco facil de la acusacién interpretativista de incurrir en simpli- ficaciones que lo conduciran a errores y distorsiones. En efecto, la relacién entre padres e hijos en la sociedad romana antigua no guar- da ninguna semejanza con la actual, en la que “padre” e “hijo” tienen otro significado. Ademés, en este caso, el vinculo biolégico puede re- sultar irrelevante. Un padre, en la Antigua Roma, era un hombre al que la sociedad atribufa una peculiar responsabilidad social, un tipo de autoridad despética, una serie de obligaciones y derechos coherentes con un sistema de valores y jerarquias hoy perimido. Puede afirmarse que la sociedad contempordnea -incluso la propia sociedad romana antes de la Segunda Guerra Mundial- ofreceria co- ‘mo objeto social, por su significado, una idea muy distinta de lo que es un padre para el cédigo social vigente. Si intentamos comprender las relaciones entre padres e hijos, es fundamental que nos atenga- mos al significado que impone el cédigo, y ello implica un planteo y un disefio totalmente distintos de investigacién social. Los interpretativistas aducen -y volveremos nuevamente sobre es- ta cuestién- que el cientifico social debe tener, frente a la sociedad, una actitud parecida a la que el lingtiista tiene frente a los lenguajes © el semidtico ante los signos y sus propiedades: una actitud relativa a la captacién del significado de la accién, Bjemplos muy interesan- tes muestran que si tal captacién no se consigue, en realidad no se comprende lo que ocurre. Asi, pues, la posicién interpretativista apunta a captar y explictar las motivaciones y razones que estén pre- centes detras de la accién humana en distintas sociedades y momen. tos histéricos, ademés de las significaciones peculiares que revelan tales acciones. La EPsTEMOLOGiA DE LAS CIENCUS SOCILES ‘Tanto el lamado “funcionalismo” como el amado “estructural fun- jonalismo”, en cierto sentido asociados a la escuela naturalista, en- Genden qué la funcién que cumple un actor social en una sociedad oy una cuestién de cédigos de significacién. Sin embargo, lo impor- fante en este caso es Ia red de relaciones sociales en la que se in- Sertan las acciones 0 la presencia del actor. Como advertimos, ser interpretativista es muy distinto a ser naturalista, porque al primero no le interesa la bésqueda de causas ni de relaciones funcionales si ho practicar algo més bien parecido al método de la lingtifstica, ten- dente a captar un cédigo, a formular lo que metaforicamente se ase- ‘meja a una gramética: la gramética de las relaciones sociales. Si los interpretativistas tuviesen razén, evidentemente los métodos de las CGencias sociales diferirfan de los de las ciencias naturales ordinarias. La escuela critica Hemos dicho que existen tres posiciones metodolégicas en las que se ubican los cientificos sociales, y, en consecuencia, los episte- mélogos dedicados a las ciencias sociales. Debemos considerar aho- ra la tercera, que suele denominarse escuela critica. No debe confun- dirsela con el “criticismo” 0 escuela critica de Karl Popper, que en la epistemologia de las ciencias naturales tradicionales se relaciona con los usos del método hipotético deductivo, tema al que dedicaremos secciones especiales de esta obra. La escuela critica esté vinculada, ante todo, a una serie de traba- jos de la escuela marxista francesa ~nos referimos especialmente a la de Louis Althusser- y a la llamada “escuela de Frankfurt”. Los nom- bres més prominentes asociados a esta tiltima son los de Herbert Marcuse y Jiirgen Habermas. Quiz la forma més arquetipica de ex- poner el método critico se halla en el libro Conocimiento e interés, de Habermas. Aunque en esta obra el autor hace también un uso entu- siasta de métodos interpretativos, no cabe duda de que su posicién se presenta como alternativa al naturalismo. En la escuela critica, las caracteristicas distintivas conciernen al entendimiento de por qué el cientifico produce determinada clase de ciencia y por qué, a su vez, el epistemélogo propone anilisis de cier- to tipo. Los factores que aqui interesan son la ideologia, las fuerzas Sociales, las presiones comur ‘as o politicas, ademas de las moti- vaciones, aunque no en un sentido psicolégico sino ideolégico, en co- LA INEXPLICABLE SOCIEDAD nexién con la defensa de intereses sociales y posiciones politicas par- ticulares, En este caso, la preocupacién fundamental es entender cé- mo se relaciona la investigacién que se esté levando a cabo con el estado politico de la sociedad en ese momento y con la estructura social dominante. Son incompatibles estos enfoques? Ensayemos ahora una ilustracidn sucinta de las diferencias que conlleva plantear una investigacién social desde la éptica de los tres. fenfoques que acabamos de caracterizar. Tomemos como ejemplo el caso de la Revoluciin Francesa. Nuestro naturalista, interesado en cuestiones susceptibles de figurar en generalizaciones acerca de lo social, podria enfocar quizé el tema del comportamiento humano an- te las hambrunas, que asi categorizado denota una situacién recu- rrente y transcultural. Nuestro interpretativista, por el contrario, apuntara a sefialar acciones y creencias especificas vinculadas con la Revolucién Francesa e intentaré comprenderlas en el marco de los deseos, razones y metas de los agentes. En el estudio apareceran motivaciones y significaciones particulares de actos; se diré, por ejemplo, que el comportamiento disoluto y corrupto de Ia aristocra- cia francesa previo al episodio desperté en la poblacién sentimientos de desprecio, de injusticia y de indignacién. Estas apreciaciones, puestas en conjuncién con las reglas sociales y de significado vigen- tes en ese preciso momento histérico, permitirian comprender la ac- cién de los protagonistas de la revolucién. Finalmente, quien adhiera al enfoque critico pretenderé analizar, por ejemplo, cémo surgié y se expandié la ideologia burguesa en Inglaterra y en Francia durante el siglo XVIII y qué fuerzas desencadenaron la toma de conciencia de toda una clase social en ascenso para culminar, precisamente, en la Revolucién Francese. a Como se advierte, los tres enfoques resultan en primera instancia muy distintos. En esta obra destacaremos Ia importancia que reviste el hecho de indagar si ellos son realmente incompatibles o pueden, de algiin modo, o bien complementarse o bien reducirse unos a otros, Tal como lo hacen muchos estudiosos de las ciencias sociales y de la epistemologia de las ciencias sociales, puede entenderse que, desde el punto de vista metodolégico, la posicién critica se reduce a las otras dos escuelas; es decir que tales estudiosos emplean alterna- La emsrewowoein oe 14s cIENCUS socintEs tivamente en sus andlisis enfoques naturalistas o interpretativistas. Por su parte, tal como veremos posteriormente, estos dos tltimos enfoques pueden considerarse interdependientes y estén, en cierto sentido, mas vinculados entre si de lo que suele admitirse. Si en el transcurso de nuestra exposicién logramos ser convincen- tes, podremos finalmente compartir la idea de que las ciencias socia- les son disciplinas sui generis que, metodologicamente, combinan lo que se aplica a las ciencias tradicionales con hallazgos peculiares. Entre éstos, merecen destacarse los aportes de la lingtistica y la se- miética, los andlisis antropolégicos de las reglas convencionales vi- gentes en los grupos humanos, los andlisis motivacionales que apor- taron en este siglo la psicologia y el psicoandlisis, y algunos tépicos particulares como el andlisis funcional desarrollado en el séno de la sociologia y la antropologia. Gran parte de este libro estara dedicado a examinar la posibilidad de aplicar a las ciencias sociales los métodos cientificos corrientes que prevalecen en las ciencias naturales. En general, la respuesta se- 14 afirmativa, por lo que el andlisis implicaré, como condicién nece- saria, la familiaridad con esos métodos, incluso para sefialar sus limi- tes. En aquellos puntos donde surjan problemas, nos detendremos precisamente en la consideracién de tales limites, tratando de poner en evidencia las objeciones fundamentales y las posibles respuestas que no impliquen renegar enteramente de la tradicién cientifica here- dada. Al profundizar el andlisis, advertiremos que algunos de los puntos de vista y de los problemas planteados por las escuelas inter- pretativista y critica son muy importantes e ineludibles, y que su asi- milacién a la investigacién social contemporénea redunda en una pro- duccién més sutil y préxima a esténdares de cientificidad elevados.

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