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Capitulo 3 Interpretacién y construcciones. 3.1, Las diferencias. 3.2. Laclencia de las huellas... 33. Laverda coma corespondecia) como coherenta 34, Recotreccions do desaralotomprane 3.5. Non veeit m Capitulo 4 ‘Metapsicologia de la interprewaclon 4.1. El punto de vista tépico (topografic) 42. Bl punto de vista dindmico... 43, El punto de vista econémico 44. La interpretactin profunda, Capitulo 5 Tipos de interpretacién... 5.1, La interpretacién transforencial 52. _ La inerpretacién del conflicto actual. 53. "La interpretacién histirica 54. La interpretacin completa 55. La interpretacién mutativa Capitulo 6 El testeo de la interpretact. Bibliografta 35 5 37 0 41 4B 4 a7 8 49 st 3 3 35 37 58 6 6s n Capitulo 1 Las notas definitorias de la interpretacion psicoanalitica “Todos los psicoanalistas consideran la interpreta~ ‘iin como su instrumento principal y algo que los distingue en su labor junto al pacient, si bien mu- thos piensan que no es lo decisivo y ponen el acento en otfas caracteristicas del psicoanlisis como la con tencion (Winnicot, 1953: Searles, 1961) o la presen cia del analista (Nacht, 1962). Laplanche y Pontalis (1968) afirman, por su perte, que el psicoandlisis se puede caracterizar por Ia interpretaciin y lo mismo piensa Loewenstein (1958). Al término de su profi- uo recorrido, Freud (1937) concluyé que la cons- truccién esto distintivo del psicoandlisis. En psicoanalisis, el término “interpretacién’ tiene mas prestigio que precision y esta cargado de conno taciones ideoldgicas, lo que no es bueno ui para la teorfa ni para la préctica. 1.1, Palisemia de fa palabra interpretacién. En realidad, el término interpretacién se aplica a muchos campos y cabe decir que, en altima instancia, todo hecho es solamente la interpretacién de ese he- ‘cho (o dato), ya que siempre evaluamos desde nues- tras teorias y prejuicios, lo que no quiere decir que no podamos revisar aquellias © abandonar éstos. De to- dos modos, la forma en que conocemos o interpreta- ‘mos el mundo es un tema que ha preocupado siempre a la filosofia y todos conocemos la distineién kantia- na entre lo dado, lo observable, el fendmeno, y lo que ‘st més all, Ia cosa en si, el novimeno, libre de las ‘categorias del espacio y el tiempo, pero inasequible por definicién.' Al pensamiento kantiano se oponen ‘muchos autores, como Popper (1972, et.), que sos- tienen un realismo critico, un conocimiento objetivo. Hay que tener en cuenta que el hecho mismo de la percepcion implica necesariamente una interpreta- cid de lo percibido, Por esto, en ls psicologia de las facultades del alma se distinguia el material bruto de Jas sensaciones de un segundo momento en que se or dena la experiencia, que era la percepcién. Un apor- te decisivo de la psicologia de Ia Gestalt fue dereum- bar esa clésica ¢ ingenua clasificacidn, al mostrarnos ue la percepcién es una forma, una estructura que es més que la suma de sus partes y previa a sus compo- nentes. La percepeién es, pues, un acto complejo, donde siempre intervienen ingredientes subjetivos; por esto Nietzche hablabe, con sorna, del mito de Ia inmaculada percepcién, No voy @ introducirme por cierto en este arduo y 1, En uo de ls ansfrmaciones, Bion (1965) sigue de cers as eas de Kant sbve Inca 2 fasciname problema de la filosofia, pero lo traigo a colacién para mostrar que, desde un punto de vista texiterio, todo lo que pensamos es una interpretacion Por esto Susan Langer (1942) dice que el hombre es tun animal simbdlico, El simbolo es nuestra manera de conocer el mundo = En el fenguaje ordinario ‘interpretacin’ tiene mu chos signficados, Asien el Diccionario de la lengua espafiola (1992) encontramos diversas. acepeiones {que denotan cosas diferentes y hasta contradictorias En cualquier caso, sin embargo, hay un punto de con: vergencia: siempre que se interpreta se asigna a lo dado un sentido otro del que en principio tenia. 1.2. La interpretacién en psicoandtisis Muchas discusiones entve psicoaialistas se origi nan en el uso ambiguo de este nombre, y es por esto {que fa primera tarea de este ensayo es elucidar la pa labra interpretacién del lenguaje ordinario con el ob- jetivo de haverla mas precisa. Diré, por de pronto, que no me voy a ocupar de Ia interpretacidn en gene- ral sino de un tipo especial, que es la interpretacién paicounalitica, Ajustamos, ast, el érmino a nuestro propio campo, dejando de lado lo que no nos corres ponde, sin por esto desconocer el amplio y rico sen- {ido que tiene este vocablo, Si bien es cierto que lain- terpretacién psicoanalitica tiene que ver con problemas linguisticas y con la filosofia del Jengua~ je, donde los aportes de Davidson (1984) son rele- ‘antes, sélo me referiré tangencialmente a ellos, para B ‘mantener los limites que me he trazado en el marco de la clinica psicoanalitica, Si lo tomamos en su sen- tido lato, todo lo que diga el analista seré una inter- pretacién; pero, de este modo, se diluye el concepto ¥ se pierde precision, Es conveniente aclarar que la interpretacién no es privativa del psicoandlisis sino de todas las psicotera- pias mayores 0 profundas, en cuanto todas ellas in- tentan encontrar un sentido que esta mas alld de lo ‘observable. Cada escuela, como es logico, va a inter pretar a su manera. El psicoanalisis, que parte de la hipdtesis del in- cconciente, define la interpretacién como hacer con- ciente lo inconciente. Es el significado que le da Freud (1900) a la interpretacién de los suefios, esto €s, el recorrido que va desde el contenido manifiesto a las ideas latentes, Lo mismo se aplica alos actos fa- idos, los sintomas y el chiste; y también al mito y a Jos recuerdos encubridores. La ruptura fundamental de Freud con la psiquiatriay la psicologta de su tiem- po es que no se conforma con lo descriptivo, con la fenomenologia, y va en busca del significado, que es para él inconciente. Lo que el analista procura descubrir en el incon- ciente €s un conflicto 0 un deseo. A los fines de nues- tra exposicion vamos a considerar a ambos términos como equivalentes, ya que el conflicto inconciente implica el deseo reprimido y éste lo esté porque oca- siona conflicto, Brenner (1976, 1982) define al psi coanalisis como la ciencia del conflicto psiquico, que se expresa en formaciones de compromiso (transac cones) que abarcan no sélo el conticto entre los de- 4 rivados pulsionales de! ello y las defensas del yo, si- ino también la angustia y el afecto depresivo, no me- 1nos que la accién del superys. Fl concepto de forma- cin de compromiso es pues més amplio que el de conflicto como lo entiende Preud. Con un soporte tcérico distint, el eoncepio de fantasia inconciente de la escuela kleiniana abarca un universo similar al de Brenner, a que incluye pulsiones, mecanismos de defensa, angustias paranoides y depresivas y tenden- cias a ia reparacién (Susan isaacs, 1948; Melanie Klein, 1952). 13. £1 didlogo psicoanalitico Freud siempre consider que el psicoandlisis era tun didlogo y asi lo dijo taxativamente en 1926, Un didlogo implica mensajes, una teoria de Ia comunica- cidn, como dicen Laplanche y Pontalis (1968), Liber- man (1970-72) y otros autores. La interpretacin psi- coanalitica es, pues, una informacién, una manera especial de informar, que en altima instancia se ajus- taa las convenciones del encuadre (setting) analitico, ‘cuya caracteristica esencial es fa asimetria: analista y analizado hablan exclusivamente de uno de ellos, el analizado. Esto implica la regla de abstinencia y la reserva analitica, fundamento técnico y ético del arte de interpretar, sobre lo cual ha insistido Fabio Herr~ mann (1991, etc.) a lo largo de su obra. La regla de abstinencia nos resguarda de satisfacer los deseos del analizado (y los nuestros) y la reserva asegura la asi- metria, ‘demos decir pues que la tarea del analista con: recibir y dar informacién ‘Asi como Ia interpretacion no es privativa del psi coanalisis porque otros métoxos psicoterapéuticos la ‘emplean, tampoce hay que pensar que la interpreta ifn es el Unico recurso del psicoanalista. Para él, la interpretacién es un instrumento entre otros, si bien el mas especifico y riguroso. La regia psicoanalitica fundamental es una mai ra especial de recibir informacién. Cuando Freud de- cide abandonar la hipnosis y da el paso decisive que lo Teva desde el método catértico (y la coercisn aso- ciativa) al psicoandlisis es porque se ha dado cuenta ‘que el analizado quiere y no quiere recordar, quiere y fo qitiere saber, quiere y no quiere informar, Ha des- cubjerto la resistencia y se aviene a una lucha mas larga y dificil, pero también mas digna y segura pera alcancar ta verdad. Por esto dice Freud (1914) que todo aquél que labora con la transferencia y la resis- tencia hace psicoanalisis, aunque Hegue a conclusio- nes distinta a las suyas. (A. E., 14:16). ‘Lo que dice el analizado en la sesién constituye el ‘material sobre el cual el analista va a operar. Mate- tial, sin embargo, es algo mas que los dichos del pa- cciente, tambien es lo que no dice u omite, cdmo lo di- ce y lo que hace con las palabras y més alla de las palabras. Desde sus comienzos, cuando se fandé la ‘Asociacién Psicoanalitica Argentina en 1942, hubo ‘en nuestro pais un sostenido interés en el valor del dislogo psicoanalitico y las palabras, que cristalizé, en el articulo de Alvarez de Toledo (1954). Esta a 16 tora sostiene que los actos de hablar, de interpretar y asociar tienen una significactén en si mismos, més alld de los contenidos que puedan teansmitir. Todo: hablar es una accién que expresa los deseos incon- cientes directa y concretamente. En cuanto accisn, la Palabra conticne las Fantasias profundas de las que nnacié, de modo que representa un material relevante que no se debe dejar de lado. Otros autores argenti- Nos siguieron este camino, como Emilio Rodrigue (1956), Racker (1958), Genievéve T. de Rodrigué (1966), etcetera En esta misma trayectoria Liberman (1962) public ca La comunicaciin en terapéutica psicoanalitica donde, siguiendo a Ruesch (1957), seniala las diferen- tes formas de comunicacién del analizado y las elasi- fica en tres categorias: verbal, paraverbal y no verbal El material verbal es, sin duda, el mas relevante, sobre todo si el analizado cumple con la asociacién lic bre y comunica todo lo que acude a su mente sin ejer cer ningun tipo de censura, sea por el interés de ser coherente, sea por razones morales o estéticas, Desde ‘este punto de vista, la interpretacién del psicoanalista cconsiste en establecer los lazos (inconcientes) entre los trozos del material verbal. sas conexiones nos permiten alcanzar el proceso primario del inconciente sistémico, que funciona a partir de la condensacién, el desplazamiento y la simbolizacién, No menos intere- sante es la informacién que recogemos del material Paraverbal 0 fonolégico. Fl timbre, el tono y la altu ra de la voz, el ritmo y Ia velocidad del discurso, su ‘modulacién y énfasis informan sobre los afectos y las pulsiones parciales y permiten interpretar la conexidn ” ‘enire el contenido y Ia forma, sobre todo cuando apa- rece la contradiccién entre uno y otra. (El analizado, por ejemplo, puede afirmar que esté contento con una vor baja y mondtona). El material no verbal se rexis- tra, por fin, en la actitud posturat del analizado en et divin y fuera de é, sus movimientos y su mimica, que por lo general son muy confiables porque son invo= Tuntarios y espontineos. Lo mismo eabe decir de lo aque trasmite a través de 1a musculatura lisa (borborig- ‘mos, palidez, enrojecimiento) y del sistema neurove- ‘getativo (sudor, liprimas), Dentro del material no ver- bal, ocupa un lugar singular el sifencio, del que se ‘cuparon muchos autores como Reik (1926), Reich (1933), Lacan (1958) y, desde otra perspectiva, Rac- ker (1960), También Thoma y Kachele (1985) lo estu- diaron detenidamente. ‘También mencionaré en este punto, por la impor tancia que reviste para el didlogo analitico, la inclu- sidn de la labor interpretativa del analista en este ti- ple enfoque recién descripto. Los analistas de niios, ‘experts en las lides de la interpretacin bajo condi- cones de ripido cambio y en este medio de una casi permanente aceién lidica, han llamado la atencién so- bre estos problemas. As{, Rodrigué (los. cit), define lo que denomina “imerpretacién lidica” como aquella due se vale predominantemente del juego o del dibu- jo para transmitir la informacion necesaria al peque‘io jpaciente en el lenguaje que fe es més accesible. Al mismo tiempo, Campo (1957), ha Hamad la atencisn sobre el riesgo que entrafa este tipo de acciones . Sos- tiene, en efecto, que una interpretacién verbal correc- ta puede verse desvirtuada parcial o totalmente en uno 18 (0 ambos) de los otros registos de la comunica Puesto que a ellos se dirige esponténeamente la aten- cin de los nitos. Queda planteada as la cuestion de Ja naturaleza de las acciones ~incluida lade interpre tar- que nevitablemente se despliegan en el andlisis y de los efectos que generan. Zysman (1994, 1998) ha propuesto una elasificecin de las interpretacionesba- sada en los conceptos de sexualidad infantil y adulta tal como fueron introducides por Meltzer (1973), y que permite distinguir accién de “actuacion”, tanto Dor parte del paciente como del analista. Aparte de eseuchar y registrar lo que le lega det analizado eon su atencién flotante, contrapartida de la asoviacidn libre, el anaista puede tambien, vilida- mente, recabar informacin y esto través de varios métodos como la pregunta, cuando interroga al pa. ciente sobre lo que ha dicho y no le resulta claro, et setae, ‘que aisla del conjunto del material al: gin elemento significativo para que no pase inadver- tido, y la confromtacidn, que contrapone dos hechos para que el analizado advierta su contradiceién 0 su ‘coherencii 14. Las maneras de informar La tarea det analista consiste, sin embargo, no loen a senha evs opr informacion st no también en proporcionarla, y asi se configura el didlogo psicoanaltico, La informacién que el analis- ta ofrece tiene una caracteristica singular, y es que siempre se refiee al analizado, porque asi lo exige la 19 regia de asimetria, Por razones de método y de ética tno seré por tanto una interpretacién Jo que ¢! anali ta diga de terceros, es decir de los padres, el cény se, un amigo del analizado, eteétera. ‘No todo informe que el analista da at analizado se ppropone hacer conciente fo inconciente y es entonces hhecesario distinguir la informacién propiamente dicha, tl exclarecimiento y la interpretacién, que correspon dden grosso modo a los tres niveles, conciente, precon- tientee inconciente de la primera tépica freudiana ‘La informacién en sentido estricto se refiere a algo ‘que pertenece al mundo cireundante y que es ajeno al receptor, que él desconoee, pero a juicio nuestro de- biera conocer. Es un procedimiento completamente Ticito aunque se aplica en casos muy limitados, como por ejemplo cuando aparece un sintoma fisico que puede estar revelando una enfermedad orgénica sin que el paciente lo advierta El esclarecimiento busca iluminar algo que Te per- tenece al analizado, pero que no percibe distintamen- te. Eneste caso la informacién intenta poner a la vis- ta algo que el analizado sabe confusamente; conoce pero no es capaz de aprehenderlo a pesar de que no Sea inconciente. A diferencia de Bibring (1954), yo pienso que el esclarecimiento no promueve insight fino s6lo un reordenamiento de la informacion. Co- dlerch (1995) tambien considera importante distinguir {a clarficacién (como él la Ilama) de la interprets- cin, si bien no siempre sea facil hacerlo, y propone cua tipos de elarfieacién muy ilustrativos. La interpretacién, por fin, informa al analizado al- {g0 que le pertenece por entero, pero que él descono- 20 ce porque se ubia nel inconciene sistémico. El n- Sct efor delicon et, cn ecamen observable 3 ie por ley propis, Ias del proceso primar. Por ano, la nterpriacion psicoanalitica que pretende alcanzarlo sera siempre tn corjetura, une Bipot cora dice los rabajos de Wisdom (1967), Louis Paul (1958) y muchos ‘otros autores. Alvarez Lince (1974) ha insistido, con razon, en que la interpretacin es una proposicién Crete; en su enoetente bo (1996) aubrey que in itenprstasion piccaal tia “es une hipotesi we formativa que debe ponerse a prueba de refutacién” (9.77) Lalnerpretccon es una manera espera de ‘analizado algo de si mismo que ignora porque le es Jen on mo veremou gaa, fet pretacin se istumento clave del nig por { puede ocotir en tas evcunstancias (eth Frtineo)y 90 scrpre ik inteprelein, por buena eee laaralons Lo qe cractriza la informacion ene ple sen tido recién sefialado es que no tiene segundas inten- tines y por eto ocipa aa julio um gar especial tnmuete teria que siempre opera per lad love re y no per via di porre (Freud, 1905). 1S. Interpretacién y opiniin AA los fines elucidativos me parece indispensable separar las opiniones del analista de sus interpretacio- es, porque hay alli una diferencia tajant, si bien es 2 cierto que muchas veces Ia pasamos por alto y no siempre nos es posible establecerla. Al opinar Te ‘eemos al analizado una propuesta con Ia que él se puede o no poner de acuerdo; al interpretar le damos ‘una informaci6n sobre lo que le pasa para que decla- re sies verdadera o falsa, Es cierto quel informe que ofrece la interpretacién puede ser entendido (0 malen- tendido) de diversas maneras;y es cierto también que fa interpretacién misma es una opinién; pero difiere de todas las demas en cuanto pone entre paréntesis lo que nosotros misimos pensaros y se limita a expresar fo que (nosotros pensamos que) el analizado esta pen- sando inconcientemente, A Liberman le gustaba de- cir, Yo pienso que usied piensa que yo pienso. ‘La diferencia que yo propongo entre interpretar y opinar no es aceptada por la mayoria de los autores. Asi, Meltzer (1978), en su valioso libro Desarrolfo Kleiniano, sefiala que, al encontrarse con las infinitas posibilidades de funcionamiento mental, Bion se ale- ja de la ciencia en cuanto modelo explicativo y se lina por una concepeién estética del pensamiento psicoanalitico, donde la interpretacin es una opinign del analista acerea de lo que est sucediendo en el consultorio, guiado por su amor a la verdad. Thoms yy Kiichele (1985), por su parte, consideran que la in- Terpretacién no es més que la opinién det analista, “Debido a que las interpretaciones analiticas son ideas que se originan en el analista, éstas pueden ser también descritas como puntos de vista o como opi- ", dicen Thoma y Kachele en la pagina 12 de a de su excelente libro, para agre- gar poco después que los datos obtenidos por el mé- Fry todo psicoanalitico “son altamente las ideas transmitidas por el analista”. (Ibidem, p. 29), Hay pues aqui un desacuerdo substancial y dili- cil de resolver, 1.6. Los requisites de la interpretacién Como en mi libro de técnica (Etchegoyen, 1986), quiero ahora subrayar que la interpretacion debe cum= plir tres requisitos: veracidad, desinterés (0 neutrali- dad) y pertinencia, 2 lo que Coderch (1995) agrega, con razon, la claridad, ya.que si es ambigua 0 confu- sa la interpretacion no trasmite informacion. Aparte de ser clara, la interpretacion debe ser veraz, porque si ‘no ya noes informacién, sin que esto suponga que sea certera. La veracidad reside en la intencién con que se habla no en el acierto de lo que se dice. La interpretacion debe circunscribirse a informar con neutralidad, sin otro interés que la informacién misma; debe ser desinteresadar y si Neva otro propé- sito que el de informar deja de sero. Me atreveria a decir, siguiendo a Searle (1969), que la interpretacion es un acto de habla peculiar y estricto que slo pre tende conjeturar lo que esté operando en el incomeien= tedel analizado y no lo es cn cuanto pretende conven- cer, aconsejar, prohibir, permitir 0 lo que sea. Searle dice que hay 1500 actos de habla: la interpretacién tal como yo fa entiendo llevaré la cuenta a 1501. Por iltimo, Ia interpretacién debe ser pertinente al contento en que se la enuncia, debe estar en contacto con el material y ser oportuna. No debemos confun- 23 dir pertinencia con el tiring. Este iene que ver con el punto de urgencia, que marca la angustia predomi- ante en un momento dado (Melanie Klein, 1932). La interpretacién hhecha a tiempo, si es acertada, re- solverd la angustia y dara paso a nuevo material, Si mmarra, no aleanzara los fines que se propuso, pero no dejard por ello de serlo si cumple con los otros requi- sitos. Una interpretacién a destiempo no tiene que es- tar necesariamente fuera de contexto, si ben perder algo de su vitalidad originaria. El apoyo, en cambio, puede hacer desaparecer la angustia pero 10 es una interpretacién en cuanto no se dirige al conflicto in- cconciente y trata de reprimirlo o negarlo, Es otra for- ma de decir que cl apoyo, lo mismo que la sugestién y la persuasién, son patrimonio de la psicoterapia su- perficial y no del psicoandlisis, ‘En resumen, he propuesto una definicién estrecha Yy Figurosa de la interpretackin como una hipdtesis que el analista oftece a su analizado sobre lo que €3- ti operarido en ese momento en su inconciente, sin ‘otro fin que el de informarlo y para que el d bre su contenido de verded. w Capitulo 2 __ Aspectos epistemolégicos Gregorio Klimovsky (1986) escribié uno de los estudios mas completos sobre la epistemologia de la interpretacién psicoanalitica, que entiende desde tres Perspectivas: gnoseolégica, semintica e instrumen- tal 2.1 El aspecto gnoseoligica En cuanto transmite un conocimiento y descubre cl contexto explicativo de un fendmeno, la interpre- tacin es un acto gnoseoldgico. Desde este punto de vista, la interpretacin es una sentencia declarativa que ofrece al analizado un conocimiento de lo que e5- ti operando en su inconciente. Como toda sentencia declarativa, la interpretacion puede ser verdadera 0 falsa, Es una hipdtesis y al enunciarla, no sabemos si tiene un contenido de verdad. La clinica nos permite observar y describir el material, lo que se nos da empiricamente y que en psicoanalisis llamamos contenido manifiesto. El con- tenido latente, en cambio, no es directamente obser- 25 able y sélo To alcanzamos a través de ta interpreta cin, qu es una torn (0 mieroteris) def ques memos que esté operando en el inconciente sist Price. Dams asi un allo gnoselogeo tan grande como el del quimico cuando deja de hablar del papel de tomasol y opera con iones 0 moléeulas. Desde el punto de vista gnoseotigico, Klimovsky (1986, 1994) distingue dos tipos de interpretacion, por lectura y por explicacin, 2.1.1. La interpretacién-tectura Gracias al telescopio, el astrénomo ve fenémenos celestes que no aparecen a simple vista y el bidlogo ve, ca su mieroscopo Ia ella oe ei, Las le de la Optica permiten ver en ef ocular lo que apa- econ el objetivo porque existenrelas de cores pondencia. ; ‘A partir de una larga practica clinica, también los psicoanalistas hemos establecido reglas de corres- pondencia que nos permiten correlacionar el materia! ‘manifiesto, directamente observable, con el contenido latente, inobservable por definieién. Si amamos A al material manifiesto y B al latente y tenemos una regla de correspondencia que nos dice ‘si A entonces B’, podemos Zeer B cuando encontramos A, porque cic jcoanalitica nos dice que hay una deter ‘elacién entre ambos, En la interpretacién-lectu- ta Aes condicion suficiente para B. Basta que aparezca A para que podamos decir gue B (condicion necesaria) esté por fuerza presente, Esta forma de co- 6 nocer es equivalente & la del astrénomo y el bidlogo, si bien los analistas no tenemos la fortuna de que las leyes que permiten la lectura vengan de una discipli- ra independiente de la nuestra. La interpretacién-tec- tura tiene una irreprochable valide7 tedrica y s itil en la prictica, si bien las reglas de correspondencia que aplicamos no son tan seguras como las de la Optica, Coderch (1995, p. 27) cree que la interpretacidn- lectura sélo es aplicable en casos excepcionales, por- ue la reduce a una lectura exacta e inequivoca; pero To que dice Klimovsky se refiere a una modalidad epistemica, que no tiene por qué ser infalible, Una persona tiene un deseo determinado y las eircunstan- cas para satisfacerlo son las apropiadas; sin embar- 80, siente un vago sentimiento de culpa y no puede realizarlo. Podemos estar seguros, entonces, que el superyé ha inhibido al yo. Los ejemplos podrian mul- Aiplicarse 2.1.2, La interpretaciin-explicaciin De todos modos, lo que en general llamamos inter- Pretacién psicoanalitica sigue el camino inverso y consiste en deducir A de B, donde A es ahora la con- dicién necesaria y Bla condicin suficiente. En otras palabras, ef material manifiesto A ya no nos permite Teer lo que esta en el inconciente sino que es un di que s6lo podremos explicar si en el inconciente est B. Es este caso, sin embargo, el material manifiesto ‘A podria estar relacionado con otro factor C y no can B. (Ingerir una alta dosis de cianuro de potasio es 2 causa de muerte, pero uno se puede morir sin haber tomado nunca cianuro de potasio). Todo lo que pod ‘mos hacer ahora es suponer que el contenido mani fiesto A corresponde efectivamente a By no a olfo factor. Si un hombre muestra una pertinaz. rebeldia frente a otras personas de su propio sexo podremos suponer que esti operando el complejo de Eddipo di- recto; pero esa misma acttud puede responder a otros tmotivos, la rivalidad entre hermanos, por ejemplo, y hasta un conflicto con la madre desplazado al padre, [En este caso tenemos que formular una hipstesis so- bre lo que esté pasando en el inconciente, a partir de la cual podamos explicar lo manifiesto, Entonces, proponemos una hipdtesis (la rivalidad edipica) y ve- mos si efectivamente se confirma, Estamos aplican. do asi el famoso modelo nomologico-deductivo de Hempel (1966), es decir, a partir de uns ley (=nomos) podemos deducir los hechos observados segin cir ‘umstancis concretas, ‘En otras palabras, en el modelo explicativo de la in~ terpretacidn ‘si B entonces A’, la interpretacién es una hipotesis acerca de lo que pasa en el inconciente ¥ no tuna simple Jectura, La dificutad que aqui se nos pre- ‘senia es como evaluar el acierto de Ia interpretacion 2.2. Los aspectos seménticos de la interpretacién El aspecto seméntico de la interpretecin tiene que ‘ver eon la funcién simbélica y es muy diferente, por tier, al que acabamos de exponer. Ahora la inter pretacién busca captar el significado de lo que esta- 28 ‘mos observando: nos movemos en el mundo de los signos y su significacién, donde el contenido mani- fiesto opera como un indieador que, gracias a un e- digo, nos revela las ideas latentes. La. validacin (o refiacion) dela interretacin, puede entenderse aqui de dos maneras: como una hipstesis o dentro un circulo hermenéutico. He Se Siguiendo la diferencia que establecié Dilthey en- tre ciencias de la naturaleza (Narurwissenschaften) ¥ ciencias del espiritu (Geiteswissenschafiem), Jaspers (1913) distingue dos tipos de conexiones en la vida psiquica: comprender y expticar. La psicologia expli- cativa establece relaciones que van de causa a efecto (a leptomeningits sifilitica provoca la demencia pa- ralitica), mientras la psicologia comprensiva muestra cémo surge lo psiguico de lo psiquico en una conca- tenacién genética, Las relaciones comprensibles se basan en una vivencia de evidencia de In que no se puede ir més alla y crecen en un circulo hermenéu co que va del caso aislado al todo, donde se agregan nuevos sentidos que amplian la comprensin de nue- vos hecios puntuales, Este movimiento que va de los hechos singulares al conjunto y vuelve de éste a los hhechos y los ilumina con una aueva comprensién es el método hermeneitico, que puede aplicarse a lai terpretacién psicoanalitica 22.1, La comprensién eseénica Una lacida aplicacién del método hermenéutico ermenéutico a la teoria de ta interpretacion es la comprensién escé- 2» nica de Lorenzer (1970, ete.). Lorenzer parte de los dos tipos de comprension propuestos por Binswanger (1922), logieay psicoldgica, que cubren un campo si- rmilar al de Jaspers (1913) cuando habla de compren- sidn estatica y genética, La comprensién logica se re- fiere a lo que se dice, al discurso, mientras que la ‘comprensidn psicoligica, a la que Lorenzer llama re- vivencia, se refiere al que habla. Lacan (1966) esta- blece una similar diferencia entre el yo del enuncia- do y el yo de la enunciacién. La comprensién logica es posible porque ¢l psi- coanalista el paciente comparten un mismo univer- 30 de discurso, hablan ia misma lengua. Cuando el analista percibe Ia coherencia del material se cierra tuna Gestalt se alivia el cireuito, porque entonces se satisface la funcién sintética del yo, lo que se acompafia de una vivencia de evidencia ‘La comprensién psicoldgica (revivencia) se refie- re al sentido que una sentencia tiene para.el que ha- blay que el overt no comprende de momento pro fe comprender porque comparte el mismo Un Pen de curso. nalizado sabe Toque wu aero significa para él aunque nosotros lo ignoremos. Pues to que nada le garantiza al analista el significado de lo que se le comunica, “Sélo le queda el camino de reemplazar ‘tentativamente’ con sus propios signif ‘cados los de la psique ajena, no discernibles inmedia tamente” (El lenguaje destruido y la reconsiruccién psicoanalitica, p. 81). El analista inserta entonces sus ‘ropios significados y los va sustituyendo en un ams- plio circulo hermenéutico hasta alcanzar a compren- der lo que le dijo el analizado. Ahora también perci- 0 bimos la coherencia det material, se eierra fa Gestalt con alivio y obtenemos la conviceién de haber llega- do ala verdad, Aunque pueda resultar mas complica- da, Ia comprensién psicolégica es en esencia igual a 1a comprension lbgica Lo que pasa entre el psicoanalistay e! neurdtico 8 distinto, porque le neurosis destruye el lenguaje simbélico y, por tanto, el analizado habita un univer- 50 de diseurso sui generis, que ni él mismo ni el ana- lista pueden comprender. En el neurético, por efecto e la represiGn, se ha destruido el simbolo que se convierte en clisé. En lugar dei lengua simbalico, al neurdtico sélo le queda el gesto como instrumento de comunicacién, y asi queda excluido del universo simbélico, El clisé de Lorenzer proviene de la degra dacién de un simbolo verdadero, con el cual mantie~ ne, sin embargo, una relacién. El elisé carece de au tonomia y necesita una estructura escénica para ‘operar. La comunicacion aqui sélo se hace posible en el contexto de una accién dramética, donde el lenguaje de gestos revela su significado. Cuando logra enten- der, en la transferencia, el significado del mensaje de Su paciente, su gesto vocal (Mead, 1934), el analista Puede cerrar con una interpretacién la Gestalt hasta exe momento abierta. De esta forma, el clisé neurdti- «0 se retransforma en verdadero simbolo, a favor de la expansidn del circulo hermenéutico, y la comuni- cacién queda restablecida, Cuando el analista comprende Ia escera puede co- smunicérselo al paciente con una interpretacion que cierra la Gestalt, Lo mismo que en la comprensién Ii 31 ‘ica 0 psicologica, sobreviene un momento de alivio {que es, justamente, lo que le da al analista la convie- ‘cin de que ha acertado. Lorenzer, que sigue de cerca ls ideas de Mead so- bre el simbolo significante, distingue la comunica- cin por clisé de la comunicacién animal porque el lenguaje gestual de los animales es un logro de la evolucién darwiniana, mientras que la comunicacién por clisés siempre esti mezclada con un lenguaje de simbolos verdaderos y deriva de ellos por efecto de la represién, La comprensién escénica y su interpretacién se cefectian, y éste es un punto fuerte de Lorenzer, sin ‘echar mano a singin tipo de hipstesis y sin recurso alguno a la explicacién, E] método de Lorenzer -no cabe duda- es estricta- mente analitico, centrado en Ia transferencia y sin desvio a ningdn informe espurio que pretenda filtrar- se, La comprensién eseénica prescinde del reasegura- miento que busca Jaspers en los datos objetivos y, desde Iuego, se libera de toda empiria, que pone la comprensidn al servicio de una operacién explica va La realidad que busca el psicoanilisis es la rea dad de los simbolos del paciente, de este paciente. (E! Tenguaje destruido y la reconstruccién psicoanalitt ca, p. 207). 'A mi juicio, el talén de Aquiles de Lorenzer, y en general de la hermenéutica de la interpretacion ps coanalitica, estriba en que la vivencia de evidencia, que es por definicién incontrastable, puede estar ‘equivocada, La sensacién de alivio que experimenta cel analista cuando se cierra la Gestalt no es razén su- 32 ficiente para sustentar su conviccién, si mas no fuera porque lo deja a merced del principio del placer, y no digamos de la contratransferencia. El mismo Loren- er piensa que su intento de comprender cada vez mas la mutua relacion de los elementos eseénicos de! drama puede alejarse de la realidad del paciente, de su condueta factica, con peligro de encerrarse en un sistema simbélico separado de la vida. A la abstinen- cia @ la facticidad, norma metodolégica ineludible para Lorenzer (y que yo desde otra perspectiva com pparto) “ha de acompaiiarle en otro lugar una firme re- lacidn con In realidad del paciente’ (idem, p. 208), yy agrega Lorenzer a renglon seguido: “Independien- temente del peligro de extaviarse en una ‘folie & deux’ alejada de la préctica vital, la comprension es- cénica exige por principio referitse a los modelos de interaccign y a la interaccion real (Idem, p. 208.) Esta ineraccién, sin embargo, no puede operar, ami juicio, sin un anelaje en los modelos explicativos. 23, Bl aspecto instrumental de ta interpretacién Desde el punto de vista gnoscoligico la interpreta- ‘cin psicoanalitica busca separar 1o verdadero de lo falso y, desde el punto de vista semantico, descubre un significado. Hay una tercera alternativa, sin emt bbargo, porque Ia interpretacion psicoanalitica esti di sefada para ser dicha y para promover algin efecto, ¥ en esto consiste jusiamente su aspecto instrumen- tal, que intenta establocer un sistema de valores, de finir lo bueno de lo malo, En cuanto instrumento de 3 la cura, la interpretacién implica una definicién axio- légica de lo normal y lo patol6gico. Me parece conveniente aelarar que et efecto ope- racional de la interpretacién no implica necesaria- ‘mente que sea buscado. El analista sabe que la inter- pretacién provoca efectos, pero esto no quiere decir que, cuando interpreta, procure otro efecto que el de informar; y no deberios olvidar que Freud siempre ‘nos previno contra el furor curandi. Los analistas sa- bemos empiricamente que una interpretacién correc a promueve insight y a éste confiamos fos cambios ‘que la interpretacién provoca, La actitud del analista al interpretar sélo busca darle al paciente una infor- macién de si mismo de la que carzce. Lo que haga con ella ya es una decisién del que la recibe. Como dice Freud (1912), e! psicoanalista debe adoptar !a actitud profesional y ética de aquel famoso cirujano (Ambroise Paré 2), que decia: Je fe pansai, Dieu le ‘guérit, (A. E,, 12:115). En otras palabras, la interpre- tacién modifiea la informacién, no la conducta, y en este sentido puede decirse que la interpretacién no tiene valor placebo (Schenquerman, 1978). Por estos ‘motivos no puse el insight entre las notas definitorias de Ia interpretacién, aunque lo considero el eje de ka cura. 34 Capitulo 3 Interpretacion y construcciones En los capitulos anteriores traté de establecer las olas definitorias y, a grandes trazos, la epistemolo- de la interpretacion psicoanalitica, sabiendo que mis propuestas no seran aceptadas por muchos psi- coanalistas y epistemélogos, Aquétlos afirmarin que say estrecho y éstos me tildaran de impreciso. De to- dos modos, y sin dejar de reconocer que he sido in- completo, dité en mi descargo que Uaté de cefiirme a la idea de Freud: interpretar es hacer conciente lo in- conciente. En este capitulo voy a comparar fa intet- pretucidn con otro instrumento que es de su mismo rango o jerarquia, la consiruccién, 3.1. Las diferencias Desde sus primeros trabajos Freud considers que la tarea del analista es reconstrur los ais olvidados, de Ia infancia y nunca cejé en ese intento, No es ex- traflo, por tanto, que en su testamentario trabajo de 1937 termine afirmando que lo distintivo del método psicoanalitico es Ia construccién y no la interpreta- 35

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