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EL VIEJO GRAN GENIO

Por G.Antuan

U n día, un gran genio plasmó la verdad absoluta sobre su


pizarra, vio la luz y supo que existen cosas más allá de aquello
que percibimos por medio de los cinco sentidos. El gran genio
no podía creerlo, pero milagrosamente había quedado este
secreto eterno demostrado en su pizarra. Tal demostración le
costó horas de interminables cálculos que le habían dejado
exhausto y aún con gran emoción no pudo evitar desplomarse
sobre su cama y caer en sueño profundo.

A la mañana siguiente, su esposa le levanta con su usual gesto


de amor. Le da la gran noticia de que sus suegros les han
obsequiado un verdadero día de descanso, al enviarle a la señora
que limpia para ayudarles con la limpieza que ese domingo
planeaban llevar a cabo. Cuando el genio se levanta y sale de
su cuarto, ve solo la silueta borrosa de la señora que limpia
pasando el paño por todas partes en su cuarto de estudios, allí
mismo donde se encuentra su pizarra. Trato de ver si todavía
estaban sus cálculos plasmados en la pizarra, pero no tenia sus
espejuelos puestos y pensó que debían aún estar ahí. Le dice a
su esposa: “Por favor, dile que no borre la pizarra”. Su esposa le
contesta: “No te preocupes, que ella no va a borrar la pizarra”.
El genio dice en voz alta que la información no es sucio.
Preocupado, busca sus espejuelos y se acerca hacia su pizarra.
Para su sorpresa, todo fue borrado. Aquella pizarra nunca había
brillado tanto. Mientras el gran genio miraba en completo
desaliento su pizarra resplandeciente, la diligente señora que
limpia se percató de su estado atónito y le dice: “¡Perdón! Yo
pensé que era un cristal y le pase el paño”. El gran genio no
carecía en humildad e inmediatamente le contestó que no se
preocupara. Por un instante contempló que todos aquellos
cálculos y ecuaciones debieron haber parecido meros garabatos,
mucho sucio sobre la pizarra. Boquiabierto y con un dolor
interior indescriptible, expulsó de su interior una suave sonrisa;
una misteriosa felicidad invadió su ser. La señora que limpia
entonces pregunta inocentemente: ¿Pero tu sabes lo que había
ahí no?. El gran genio contesta: “Sí…ahí había algo”. Sale del
cuarto de estudios y contempla nuevamente la pregunta de la
señora que limpia. Contesta nuevamente, pero esta vez en su
interior: “Sí…yo sé lo que hubo ahí.” Aunque aquella verdad
jamás fue plasmada nuevamente sobre su pizarra, el gran genio
pudo verla. Continuó su vida feliz y si te encuentras con él en
alguna parte, seguramente te dirá que la verdad absoluta jamás
podrá ser escrita.

De vez en cuando alguien ve al viejo gran genio reunido entre


los jóvenes diciendo: “La ignorancia es el arma más potente del
universo. Nada como una fuerza destructiva incapaz de
reconocer aquello que destruye mientras lo hace pedazos. La
ignorancia jamás anda sola, pues siempre le acompaña la
inocencia. Tal vez sea la ignorancia el guardián secreto de las
arcas del conocimiento absoluto. ¿Quien puede culpar a la
ignorancia? En todo caso, podemos culparnos de ignorar la
ignorancia.” ---------fin----------

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