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INDICE

Introducción……………………………………………………………… 2

Datos biográficos del autor…………………………………………….... 3

Un infiero, un Lager…………………………………………………........ 5

Un lenguaje inesperado……………………………….

El infierno……………………………………………… 5

La supervivencia en el Lager………………………..... 6

Consecuencia: un suicidio...………………………….... 7

La palabra es la cura…………….……………………. 8

Conclusión…………………………………………………………………

Bibliografía………………………………………………………………...

“No estoy lo suficientemente vivo para poder sublevarme”.

(Primo Levi, “Si esto es un hombre”)


INTRODUCCIÓN

El trabajo realizado se centra en la novela Si esto es un hombre, una de las obras


esenciales del escritor italiano Primo Levi.

De los diferentes libros que me he leído en este curso, éste es seguramente el que
más me ha llamado la atención, el que más me ha sobrecogido, quizá porque trata de
transmitir una realidad demasiado cruda y real. Nos deja ver con nuestros propios ojos
lo que entre los hombres pueden llegar a hacerse cuando sentimientos como el odio y la
intolerancia afloran.

La novela, con narrador en primera persona, nos dibuja, o más bien fotografía, el
campo de concentración de Auschwitz donde millares de judíos fueron asesinados por
los nazis. Allí fue internado el autor en 1943, donde le obligaron a trabajar como
esclavo en una planta industrial. Primo Levi narra su propia historia con sumo detalle,
lo que hace que te estremezcas. Logró sobrevivir asiéndose a su forma de hombre, e este
modo su vida continuó siendo suya y no de los alemanes.

Este trabajo pretende ser una valoración de la novela, deteniéndose en su


repercusión en la sociedad; pero sin dejar e lado el lenguaje prudente y templado que el
autor utiliza para escribir tan inmensas barbaridades.
DATOS BIOGRÁFICOS DEL AUTOR

Primo Levi nació en Turín el 31 de julio de 1919


en el seno e una familia judía. En 1941 se graduó en
Química en la Universidad de Turín y dos años más
tarde se unió a la resistencia antifascista. Se encontraba
en Milán, cuando la intervención alemana en el norte de
Italia en el año 1943 le incitó a unirse a un grupo judío de la Resistencia. Entonces fue
detenido y expatriado al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.

Durante su estancia en Auschwitz comienza a escribir Si esto es un hombre que


terminaría poco después de su liberación, en su residencia de Turín y, sería la primera
de una trilogía que Primo Levi dedicó a los campos de exterminio.

Retomó su carrera como químico industrial en 1946 y, al jubilarse en 1974


dedicó su tiempo a la literatura. Entre los muchos libros que Levi escribió a lo largo de
su vida destacan también La tregua (1958), en el cual describe su largo viaje de retorno
a Italia a través de Polonia y Rusia después de ser liberado, El sistema periódico (1975),
un conjunto de narraciones cortas en las que utiliza los elementos químicos como
metáforas para caracterizar a distintos tipos de personas, y Si no ahora, ¿cuándo?
(1982), una libro en el que describe el grupo de la Resistencia al que perteneció, y
mediante el cual intenta rebatir la idea de la pasividad de los judíos frente al nazismo.
Por último, en 1986 escribió la novela Los hundidos y los salvados, que cerraría aquella
trilogía sobre la experiencia de Auschwitz.

Primo Levi se suicidó el 11 de abril de 1987, arrojándose al vacío por el hueco de la


escalera de su casa en Turín, hecho que aún hoy suscita muchas cuestiones sobre el
autor.
UN LAGER, UN INFIERNO

Si esto es un hombre es una novela que refleja el carácter inhumano del ser
humano. Es una imagen de la intolerancia y la masacre.

La novela abarca los meses que transcurren desde la deportación de Levi al Lager
hasta el día en que éste es liberado, el 27 de enero de 1945. Hay una evolución en el
personaje: el intento por conservar la identidad y la lucha por sobrevivir, entre tanto
horror, nunca desaparecen.

Cuando Primo llega al Lager se encuentra con un paisaje desolador: rodeado por
una masa de almas en pena, enflaquecidas. Tiene la sensación de que acaba de traspasar
las puertas del mismo infierno.
Está en un lugar desconocido, no es comparable a cualquiera de los otras
situaciones que haya podido conocer: rodeado de extraños que hablan una lengua
extraña a la suya y que se encuentran tan desorientados como lo estará él en pocos
segundos.

-Un lenguaje inesperado

La clave más importante de la novela reside en cómo está escrita. El hecho de que
se trate de una autobiografía y nos cuente todo lo que ocurre con un narrador testigo,
dota a la historia de una gran verosimilitud y nos hace sentir las penas y sufrimientos de
los prisioneros del campo de exterminio.
La obra, de principio a fin, consigue que nuestras expresiones cambien, de dolor a
intriga pasando por la sorpresa. No es necesario contar barbaridades para hacer sentir la
pena y angustia con la que convivían diariamente; en muchas ocasiones basta el
silencio para transmitir las emociones más fuertes.

El autor cuida con detalle el lenguaje y las expresiones utilizadas tienen la


intención de proporcionar un testimonio objetivo de lo que pasó, guardándose para sí las
críticas y el rencor. Vence la tentación de venganza. Llama la atención que no haya
ninguna expresión de odio hacia los alemanes, los que les condenaron, sino que su
conciencia humana, frente a la que les faltaba a sus verdugos, se antepone al odio a la
hora de narrar su historia.

Las minuciosas descripciones del Lager y el lenguaje empleado hacen de Si esto


es un hombre una imagen fiel de lo que fue el campo de concentración de Auschwitz: la
persecución constante de la muerte.

- El infierno

Uno de los detalles que más me sorprendió al leer la novela, como ya he


comentado anteriormente, ha sido que me parece increíble que, después de haber pasado
por una tragedia semejante, uno de los supervivientes sea capaz de evidenciar todas
aquellas atrocidades renunciando a ser subjetivo.

Su historia llega al papel libre de cualquier juicio o falsa interpretación. Es una


narración honrada.

Son muy duros los primeros días, la adaptación a la nueva vida en el Birkenau y
las duras lecciones que debe aprender. A pesar de ello, no tarda en comprender que las
leyes que rigen la vida en el Lager poco tienen que ver con las del mundo de fuera,
leyes que nadie le enseña pero que pronto aprende. Así, la experiencia le enseña con el
tiempo que ha de controlar sus pertenencias para evitar que le sean robadas, que no sea
lo mismo recibir un cucharón de sopa de la superficie que del fondo del caldero, y que
cualquier elemento es útil, hasta los alambres para atarse los zapatos. Lucha por ser un
“salvado” en lugar de un “hundido”. Aprende que la compasión hacia sus compañeros
no le acerca a la libertad, sino a la frustración de su propia vida: ha de luchar por sí
mismo, sin preocuparse por aquellos que le rodean si quiere seguir con vida.

Ni siquiera el infierno quema tanto como el olvido. Intentar recordar lo que era y
encontrar recortado su horizonte por alambres. Su frontera ya no eran sus pasos, ahora
era su propia identidad.

- Sobrevivir en el Lager

La evolución del protagonista a lo largo de su estancia en el Lager es fundamental


`para no caer derrumbado, a pesar de las tentaciones de dejarse vencer durante su
estancia, ante sus verdugos, y continuar una vida en el mundo real.

Las semejanzas entre el Primo Levi que llega al Lager y el que consigue escapar
de éste son escasas; son dos hombres completamente diferentes: hubo un antes y un
después en él. Entró estando desconcertado, dejando su identidad como pagaré del
billete de ida (y la esperanza de la vuelta) del tren que le embarcó en tan semejante
tragedia. Recordando, comprobó que jamás dejó de ser persona, que el único capaz de
anular su voluntad sería él mismo; cruzó los alambres siendo un hombre nuevo, había
renacido, sus palabras serían escuchadas y la vida (aunque él no sabía que él mismo
sería el que terminase con tan preciado don) nunca jamás pesaría como pesó en el
campo de exterminio.

Primo Levi luchaba día a día por sobrevivir: cumplió las normas de forma precisa
para evitar ser un “hundido”.

Despojarle de sus ropas y registrarle como un nuevo número más, de seis dígitos,
le convierten en un “fantasma” y es entonces cuando comprende que no existen
palabras en su lenguaje que consigan expresar tal destrucción de la identidad de un
hombre.

Era el olvido el mayor temor de los judíos y no la muerte. Una pesadilla que se
repetía entre ellos era la siguiente: los judíos conseguían por fin salir del campo de
concentración y regresar a sus hogares, pero una vez allí, cuando contaban dónde habían
estado y lo que les había sucedido nadie quería creerles. El olvido, la indiferencia ante
aquellas atrocidades de las que ellos habían sido víctimas, era el mayor miedo que les
invadía.

Para sintetizar: fueron las leyes del campo las que le obligaron a adaptarse si
quería salir adelante.

Años después muchos de los supervivientes liberados de los campos de


exterminio nazis vieron esta pesadilla echa realidad cuando regresaron a sus hogares y
se encontraban rodeados por una sociedad que les daba la espalda. Esto se produjo
durante la primera década después de la liberación de Auschwitz por las tropas rusas,
cuando estos judíos fueron vistos como un colectivo incapaz de luchar por un ideal, una
gente en la que ni siquiera Israel quería reconocerse.

Con los años esta situación cambiaría por completo y sufriría un punto de
inflexión que desembocaría en la llamada Era del Testimonio, en la que se persiguió la
recuperación de la memoria y del Holocausto.

-Consecuencia: un suicidio

Es duro imaginar lo que debía sentir el autor cuando escribía cada uno de sus
relatos ambientados en los campos de exterminio nazis, imaginar cómo cada vez que se
sentaba frente al papel un millar de recuerdos poblaban su mente y la agonía y el miedo
se aferraban una vez más a su garganta, un miedo que no sufría desde su estancia en
Auschwitz. Cada palabra, cada descripción, era un recuerdo más que desempolvaba en
lo más profundo de su memoria y que le castigaba una vez más a la tortura de las
evocaciones nunca olvidadas.

Así, más tarde se produjo una obsesión por la recuperación de la memoria del
Holocausto, una intención de que estos testimonios no sean olvidados por las
generaciones futuras y evitar de esta manera que una tragedia así pudiera volver a
suceder.
Más de cuatro décadas después de su liberación, un ya envejecido Primo Levi
decidió acabar con su vida arrojándose por el hueco de las escaleras de su casa un 11 de
abril de 1987.

Fue una malísima noticia para sus lectores y para todos aquellos que habían visto en él
una muestra de que el hombre puede ser humillado, despojado de su condición humana,
hundido y más tarde salvado, un amante de la vida con decisión y afán de superación;
un hombre sin odio alguno que venció al odio de la humanidad con un arma mucho más
poderosa: apoyando firmemente la tolerancia y el respeto.

Veíamos en el escritor italiano un testigo al principio no escuchado y finalmente


premio Strega, veíamos en él un símbolo de la vida. La noticia de su suicidio fue muy
mal acogida por todos. Como consecuencia de un largo período de depresión, Primo
Levi terminó por sucumbir; pero había cumplido con su misión de denuncia, en adelante
su vida le pertenecía. Los verdugos no se cobraban una victoria póstuma, ya habían sido
derrotados por la pluma del escritor. Porque el gran combate no era contra ellos, sino
contra el olvido.

- La palabra es la cura

Se nos presentan así una serie de preguntas interesantes a debatir: ¿Es la escritura
una forma de cura, de superar las experiencias vividas, o bien consume poco a poco al
que sostiene la pluma? ¿Puede uno morir de “decir”? ¿Permite la escritura
sobrevivir?

de Michel del Castillo, quien dijo en una ocasión: “Contrariamente a lo que tanta
gente imagina, la escritura no consuela de nada. Mientras más horado en las palabras,
más se ahonda mi desgracia. Cada libro agrava mi estado. Uno termina por morirse,
no de lo que vivió, sino de lo que escribió...”.

La necesidad de los supervivientes de contar sus experiencias, el deber moral e


histórico que sentían de explicar lo vivido en el Birkenau fue entonces compartido por
el resto de la sociedad y se produjo así el inicio de una nueva era, la era del testimonio,
en la que el superviviente tiene ahora un lugar y ya no se limita a ser únicamente
emblema de la resignación.

Lo que no imaginábamos ninguno es que un día esa fuerza se debilitaría y que los
recuerdos terminarían por superarle, que las palabras le ganarían el pulso. Y así sucedió
el 11 de abril de 1987 cuando se arrojó por el hueco de las escaleras en su residencia de
Turín.

Pero no por ello se detenía a la hora de escribir. Nunca cedió a este miedo, jamás
soltó la pluma y abandonó el papel en blanco porque, ya fuera por deber moral o por
puro egoísmo, sentía la necesidad irrefutable de escribir.

Pero no era tan sencillo. Primo Levi no fue capaz de adoptar esa amnesia
voluntaria, elegir olvidar para seguir viviendo. Los recuerdos le sobrevenían una y otra
vez y sentía el impulso de escribirlos. El caso de Levi es singular, pues la escritura le
permitió seguir viviendo una vez que consiguió escapar del Lager, pero también fue este
mismo impulso, el hambre de la escritura, el que acabó con su vida.

“En la mayoría de los casos el suicidio nace de un sentimiento de culpa (...). No


necesitábamos castigarnos con el suicidio por una culpa que estábamos ya expiando
con nuestros sufrimientos diarios. En resumidas cuentas, emergía la conciencia de no
haber hecho nada...”. ¿Qué culpa podía haber nacido en la conciencia del hombre que
un año antes pronunciaba estas palabras? ¿Se equivocan acaso quienes se atrevieron a
alegar este sentimiento de culpabilidad, o bien es el autor quien intentó engañarnos,
quien intentaba engañarse a sí mismo, tal vez para autoconvencerse? ¿Fue el haber
sobrevivido a la masacre lo que hizo surgir en él ese sentimiento de culpa?
CONCLUSIÓN

Es difícil saberlo, y muchas son las teorías acerca del fatídico final del escritor
italiano. Más difícil es aún asimilar después de leer Si esto es un hombre, que el autor de
un libro en el que se percibe tanta fuerza espiritual y amor a la vida, pueda terminar
decidiéndose por acabar con su vida. Si bien al leerla la novela me pareció un vehículo
transmisor de esperanza y un canto a la vida, cuando me enteré de que cuarenta años
más tarde Levi se había suicidado, sentí una profunda decepción, no causada por el
escritor sino por el hecho de que la mella indeleble causada por los alemanes no hubiera
podido ser nunca cicatrizada.

Es triste, pero se ha de tener en cuenta que aquellos testimonios que le llevaron a


la muerte, sirven hoy para evitar que sucedan desgracias similares en la sociedad actual
y para hacernos conscientes del grado extremo al que puede aspirar la intolerancia ciega
en el hombre.
BIBLIOGRAFÍA

• LEVI, Primo: Si esto es un hombre. 3ª Ed. Mayo de 2003; EDICIONES DE


BOLSILLO
• http://www.laberintos.com.mx/mwinocur.html
• http://www.elpais.es/suplementos/babelia/2001090I/b5.html
• http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1938
• LEVI, Primo: Los hundidos y los salvados. 1ª Ed. Septiembre de 1989; MUCHNIK
ESCRITORES
• http://www.apdeba.org/publicaciones/2002/01-02/pdf/rosenblum.pdf

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