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| Nasionat mo y pluratisine ‘culluat Algunas ¢ ecnsiderat s"y |s,bemocracia de los chudadanos o demovracia de las nacionalidades?”, en ‘Cludadania, nacionalismo y derechos | humanos, Madrid, Trotta (Col. enone | | t r i i >| | \ | Eotrs sua OEE Serie Ciencias | Sociates), pp. 71-88 y 87-118. -1] Manvel Toscano Méndez k 1. CUDADANIA CULTURA xansiciin ala srciedad moderna se.tceu : rie a menudo a fa eélebre expresion de Henry §. Maine que la re conto un ninovimnrento desde el estatus hacia el contrator '. En efecto, i sila vieja sociedad estamental se definia por la distribucién fuertemen: tea nétrica de peivilegios y dexechos +n fancién de poniciones soviales as y bdsicamente puedetersninadas por nacimticnto, ka segie dad moderna se caracteriza por el contrat entre insividtos fibres ¥ si: miétricamente dotados con los misinos dereches de civdadanis. Na salmente, ‘oda interproticién de un proceso histéxico tan « smttito ppre paral jncorspleta. Come ls cotdado tndioso def nacionalismo, igualmente se podifa hablar de un movin del starws a fa culturas la transiciéa a la sociedad moderna diftci ne puede entenderse sin considerat la decisiva conversién de «cam: franceses», segiin rera un conocido titulo’. Sin duda hay wus profunda tendencia a la homogeneizacién y culumal en la sociedad moder ‘que conlleys la erosi6n de las eomu epee naar tadisonake Ls bucoeacia concaleads ni dustriatizacién, Jos mexcados a gran escala y In movilidad social y geo- grifica no s6lo abren ta posibitidad, sino que imponen la nocesidad de {te Los insividuos sean capaces de comunicarse mas alld de sus conte La cultura impress, las nuevas tos locales y sus variedades dialec: ale 2S Ma sient Law, cts por ®. Vehtendrl, El ennieto 990,43 tod or: 1861 ents etal necionalismo, Alama, Madr 1995.4 canond, 1976. yaa formas de pomunicacién y los progresos dle la alfabetizacién son hitus tn este proceso de uniformizacién lingiifstica y cultural, Pero Je decisi us (a mucea intimidad de eultasa ¥ politica, que constituye un rasgo Hiriginal de la modeiidad, de acuerdo con la tesis de Gellner: «Uns altura avanzada impregna toda la sociedad, la determina y necesita cl Soyo de una politica, Ese es el seereto del nacionalismor , Por ello es impoztante hacer hincapié en e] Estado moderno, que se caracteriza jor ser un gobierno extenso, formado por la unificacién de eesitorios ¥ poblaciones bajo monasquias censralizadoras que reclaman con éxito el monopolio de fa fiscalidad y la violencia legitinia; y ademds intenso, pues intecsiene directamnente sobre la vida de sus habitantes y cxeciemse monte sobre mas aspectas de éts. La posterior democratizacién de tales Estados tervitoriales no bara sino inctementar, hasta extremos antes des- conocides, sus demandas sobre los ciudadanus y el control social (In cscolatizacion obligatoria y el servicio militar son instituciones ejem- places al cespecto}; lo Que, como contrapartida, supone una necesidad {leeohesion y legitimacién sin preceylentes. Por tanto, sila ereacién de tu ospaciee culturalmente homogéngo tesponde a la expansion de los Ineteadas y los requerimientos Huncionales de la dindmaica capitalista, exigen| 4 naional responde a I jas de la nvxdeenizaci6n politica. Ln definitiva, la dialsetica entre el E micnve mvaderes, Mery comunidad deg sre esta Preenston de comer Tay que oF ede seguir dos lines hhien a partir del Estado territorial que, de logtar unta voberencia y leyitimidad no ‘bien a partic de una nacién, covsiderada preexistente & su ex- prssidn pol 1 fat propio Estado, De aqui que uno {de los tOpicos centrales de la lireratuca sobre el nucionalismo sea tamente la distincién entce dos ripos de nacionalismo. Asi, se habla h simente de la concepeién feancrsa de Ia nacin defiwidta en céemir id comp hetaos apuntads, 1 jea, que a politicos frente a la concepci6n alemana de la nacion como com de cultura; 0 se contrapone un nacionalismo considerado occide para referirse a los Estados nacionales ce Europa occidental, como Fpafia, Francia o Gran Bretaia, donde el Estado prerede a fa nacton, frente al nacionalisme del eentzo y este de Europa, dende puebl dispertos en varios Estados o integracios ea yastos imperios moltina- rionales, se defin como naciones, sobre ba hase de cargos dife 4, P.Gallns, Necomes y maiamatisnnn Aisne, Madi i t MACIONAUSHO Y FLURAUISHNO CULTURAL ciales etnoculturales, y en especial Ia lengua, para reivindicar un Es- tado propio? Ahora simplemente nos interesa sefalar que en el contexto moder Ins inexs de pestenencia v division de forma que se aceation diferencias cultorales, laterales mas que verticales. ¥ que gl na~ gionalisme wags de formacién dela identidad SOC ‘mpderna®. Si fuera el anacronismo Que algunos considera OMfcmeMe podita txplicarse que nuesteas sociedades sean tan sensibles a su res- ppecto, Nada mis ezrnco a la hora de entender el fenémeno nacionalis- ta que cefise sin més a la contraposicidn rotunda, al estilo de Poppes, «gue establecen muchos iberales entre sociedad abierta y tibalismo: {I nacionaligmo halags nuestros insintos teibales, nuestras pasiones y Drejuicios, y nuesteo nostalgieu deeeo de vernos Moetador de la tensign de Tarpon Trrexpondabildad individual que procars ceempliear porTs spousal imaremeaiva ode grapo" Rechazar esta disyuntiva no imptica mis que negarse a una condena suimaria que cietea la compcension real del asunto. No significe en absoluto suscribir ninguno de fos puntos del credo nacionalisa, tal como Kedourie !o ha expuesto: 1. que la humanidad se divide naturalmeiite naciones; 4. que las naciones son reconocibles por ciertas caracte risticas y rasgos determinables; y 3. que la antodeterminacién nacional es la condiciOn de ta legitimidad politica’, Por el contrario, al subrayar su modlernidad se toma distancia frente a la «falsa conciencia» de los ‘movimientos nacionatistas: no hay nada natural en las naciones y las Jifereacias a las que apelan los nacionalistas s6lo aparecen como ativas en determinados contexts sociales, cvando no son delibe radamente manipuladas 0 inventadas; la determinaci6n de estos rasgos diferenciales euscita uaa casufstica cast infinita; y, ademés, de ellos no se signe el principio de las nacionalidaces, como se decia en el siglo X1X, co el derecho de autodeterminacion, que dista mucho de ser un axionsa sintoevidtente 5. de Bis Guewero,Niionanneienogas plies eontenporéeas, Es pose Cp Made, 18). Contaxonde as parpetvaseropes oi Pride its Revit nvacons de Profi Peltea 31998 aio 1 sean pet Haca um dsl consort gor ands de os Elontgae Revs iret! ese ie 4080, 2121 TR Popes Lt sosecad abet yw evensg, Fan, belie, 1982, 24 2. E Retour, Nevo, rye New take 1969. Me gustaria invocar aqui la autoridad cle dos grandes conocedores del nacionalismo. El ya citado Etnst Geliner afirma que son los na. cignalismos Jos que érean las nacTOme®y no a Ta Tnversa, Por ello sefiala que Tay una esencial ThetmiconalspD yl manera en STALLS Tis So ST nae y que sus mitos invigsten Tarrealidad OU Aiea THIS Eeaandovenverdalsislebe 9 ra histrtea; Como fefensor de Ta cultura popular cusndo prevende ~aiaborar tna culeura dominanée; yjcomo protector dela diversidad cul- ‘ural y'de las tradiciones de la vieja sociedael cuando impulsa una cultura nasas andnima y, uniformizadora’, Por otta parte también cesulta muy sogestiva fa idea de Benedict Auderson, tan celebrada, de que la acién es una «comunidad imagitada»". El nacionalismo representa, wie una ideologia entre oteas, ina posibiat- eva del aginanTy Tate gnonino de una socied wviene prevenit Jos desenfoques que resultan de extrapolar a otros contents sociales el‘discurso moderno de la iclentidad. Este seria lite- ralniente incomprensible en condiciones premodeinas, cuando la iden- tidad quedaba rigidamente asegurada por rangos y categorias sociales, He njodo que asi al resguardo, detada con aparieucia de inmutabilidad nattiyal, no alcanzaba a ser problenavizada La cuestion solo tiene lugar conde aparicidn de una concepcién individualizada de la ideatidad. A este onteaste se refiere Calhotin cuando habla de la identidad nacional como ina identidad scaregérica» por comparaciGn con la «relacional» ‘que catacteriza a las sociedades premodecnas"'. Se ata de dos formas dhiferentes de representar la pertesiencia, que en el orden tradicional es fundainentalmente asimeétrica e indirect; es decir, mediada siempre pot cependencias jergequicas y Jealtades personales asi como derivada a pair dela integracidn de unidades sociates mis vestringidas y prOximas, En cambio, la nacién ya no es un tejido de relaciones y posiciones, sino tuna agtupacion de individuos definidos cle forma inequit utes que com de pertenenc: oca por atri- tens de modo qu’ presnpone tanto wn sentida directo cuanto ia equivalencia moral de fos individaes que a comiponen. Y en tanto que individualista e igualitario (ademas de secu 2. E. Genes, Nacones nacionalimo, cits 161-5 10, Anderson, Hnagined Comminmtes: Reflections on the Origins and Spread ‘of Netionaion Vers, Landon, 1934 : - f H.C. Cathoun, «Nationale and Ethuctys: Amal Review af Saciology 19 (1998), 211-239; véase 229 | t | \ i i | \ it | I ' larizado), ¢l uacionatismo es perfectamente moderna". Sélo asi se pue- de reconocer la compleja simbiosis entre estas dos dimensiones de la mo- desnidad: contrato y cultura; que no es percibida cuando se presenta como una oposicién entee lo moderno y lo anti- 0 premoderno. Pruchn dle esta estrecha relacién es que ciudadania y nacionalidad pasan por stimos. Se ha dicho con razon que la ciudadania es el wcletecho a te ner derechos que define la condicion de miembro de la comunidad (po: litca); pero la comunidad moderna por excelencia es un Estado nacional cen el que tanto la definicién de Ia identidad colectiva como la pattici- pacién social y politica de sus miembros tequieren una cultura com- partida, Es demasiado simplista oponer, como se hace con alguna fee- cuencia, pertenencia y participacién, como si cl juogo entre una y otra no fuera esencial en Ia comprension de la ciudadania. gEs posible pen: sar en la patticipacién democratica sin la nueva representacién nacional fold defiede en su ambiciosa obra lx origina ES a ae ert essen ETT. ; SIMON Te due conten Is SUM ee TOC eadetes pues Con ela se abre paso una neva forta dee tad y soldaridad centrada en ef pueblo como sujet de Ia soberanta " DE BREN en €) ARCRISG WETS ssoberanta nacional que se difiinde con In eevolacin francesa se solapan el componente denoctico dela 30 beranta popular y la autodeterminacion nacional. El principio de I cionalidades fue contemplado por partidarios y adversarios como un principio revolucionario y progresista. Entre liberales y demécratas du ante ef siglo XIX y parte del XX era ampliamente compartida la opi- nién de que un régimen de libertades s6lo era posible en wn marco ha cional y, por tanto, que s6lo el despotismo y la tirania podian mantene: “como se decia del de los Habsburgo, eran «prisiones de puchlos». La copmTenr dc un Heian tacha como Joba Stoart Mil sla represen va cuando escribe que «es condiciGn generalmente necesaria de instituciones libres que los limites de los estados deben coincidir 0 poco rnenos con los de las nacionalidades.". 12. Siloen términas del ndviduliemo nnd se puede envende, aunque spradjico lo que Dumont he lado oI aporla inodenna del nacine: la posi ‘Se sre ala Wet un conjunc de individ ¢ ub individ coeciv; vse |. Dano, tayot sobre el indvduaismo, Alianaa, Saki, 1987, 139 13. L. Greewleld, Nathan Five Roads to Moderity, Harvard Univesity Ts Cambie, Mets, 1992. 14, J. 5. Bil, Del geben representative, Teeaes, Ma 1904, 184 c59. XV TUTTE CCIUDADANIA, NACIONAUISHO Y DERECHOS HUMANOS E] planteamiento ya cldsico de {.H. Marshall sobre ta ciudadania puede ilustrar de forma ejemplar eéta stmbiosis de Ta que hablamos, al tiempo que pone de mianifiesto hasta qué punto se ha producido desde entonces un desplazamiento del hoyizonte, con nuevos problemas que io enicajan en los presupuestos del socidlogo briténico. A lo largo de su celebrada exposicion se entretejen con perfecta naturalidad el contrato y la cultura: la ciudadania representa «el estatuto de pleno mieinbro de ls comunidad con iguales derechos y obiigaciones; pero al tiempo re. cuerda quic la comunidad debe reconocer «que su cultura es una unidad orydnica y su cvilizacion una herencia naciunab+, cxando menciona fa impertancia que tiene la educaciéa pars la ciudadania democritica. Se trata sin duda de la condicin de «hombres libres dotados con iguales derechos y protegidos por una ley comin», slo que Marshall tambign subraya expresamente lo Gue podti i tacito segundo piano: TFT problema para: Bro, duce a ci ip COMMAS Ton Te de Gevaldiad comun. Gu esteategia se ce fear Ta incorporacion PIEi a Ta ciudadania‘dc las clases teabajadoras y garantizac a todos el agceso efectivo a la herencia naciogal y al patrimonio cultural comin. ero canto of problema social coino la «inclusion eivica» que peopone ddan por supyesto un marco nacional cyltucalmente horsogéneo. En tan to gue fa atencién de Marshall, segin e1a habicual, se concencraba en la toztua de encuadear el conflicto de cluses dentro del contrato de la dladana, la evltura como ingeediente bisico del cemento social suponia un reluerzo inapreciable Pero, gy si ciestos, grupos y mi se sienten ajenos a esa heren- cia reputada comiin y Ia denuncian como una nueva forma de exclusién? Qué sucede cuando ela comunidad! cuitural o el marce nacional lo que esté en cnestién? Durante las décadas que nos separan de Marshall, la lucha de clases (sin haberse extingitido) ha sido vertebrada institucio- nalmenie, contenida por los derecHos sociales y ef Estado-providencia y regulada por proced|mientos de arbitraje y concertacién, Pero han apa- recido estos otros conflictos diseminados, irreductibles al guién ideold- gico del gran conflicto e class, en el mianejo de los exales somos bastante 15.7 H. Marshall Citizenship and Social Caste, en Marchal y T tortor; Citizenship and Saciat Clas, Muto tress, London-Convord {Mass}, 1992, 16 y 18 fede NACIONANISMO ¥ FLURAUSMO CULTURAL inexpertos. Son problemas que tienen que ver con ias minorias culturales ‘onacionales, con procesos de integraciOn y segregacién, y que plantean las cuestiones mis dificiles sobre la ciudadania justamente porque afectan, a ‘veces deamiticamente, a nuestro sentido de identidad y pertenenecia. Pro: bleias tanto ms espinos0s y cadicales cuanto que amenazan el sutl equi librio entre contrato y eultura que define a la sociedad moderna, iC rrupausmpdcurrunas ¥ EnwcIDAD Es nn hecho que nuestra sociedad es mas divers hoy que hace unas dé- cadas. Ademés, cada vez esta més extendida Ia conviecién de que el plu ralismo moral, teligioso, racial, cultural, etc, es un rasgo delinitorio de las sociedades modernas y como tal va air ex: aumento. Ya no es posible pars nosotros hablar de unidad y comunidad con la confiada seguridad de ‘Marshall: si ln sociedad briténica, recién sada de a guerra, que este tenia ante sas ojos era culturalmente homogéne:, hoy en cambio un reciente in forme del London Research Contre muestra no s6lo que las minorias nnicas constituyen ti 20% de la poblacion londinense (con la prevision de que en los préximos quince aiios aumentard hasta casi un tercio del total), sino ademas la extraordinaria variedad de los grupos étnicos (ti dios, paguistanies,caribefios africanos, asaticos, etc.) y de las lenguas h bladas (se caleufan unas doscientas}”. Cifras que, si son las nvis aleas Europa, palideeen en comparacién con las grandes metropolis cle Estados Unidos, donde las minorias superan ampliamente la mitad del total. ‘A esta diversidad, creada por la inmigcacién masiva del tercer mun- do y bien visible por sw colorido, podrfanios afiadir el auge dc los deno minados enacionalismos periféricos», caso de Escocia o Gales (ademas del crénico problema irlandés}, que conciernen ditectamente al marco politico nacional. Espaffa no es en absoluto una excepcion: en pocos afios heinos pasado de ser un pais de emigracién a recibir una creciente in- igracién; ¥, por supuesto, la articulacién de las «naciofilidades» con tuna personalidad hist6rica diferenciada, lo que antaiio se llamaba el «problema regional», constituye el problema politico mas importante de nuestra joven democracia. Conviene subrayar estas dos pautas diferentes de diversidad cultu- ral, Michael Walzer pone de manifiesto este contraste para destacar ta originalidad del pluralismo de la sociedad americana: pluralismo New World, segiin lo denomina, resultado de Ia inmigracion de individluos y V7. ELPais 18 de diciembre de 1995), 34 € £ CIUOADANIA, NACIOWALISMO ¥ DERECHOS HUMANOS familias y cuyas minorias, al contrario que en el viejo mundo, ¢ dle base territorial estable y de los vinculos historicos que esta supone Planteada en estos téminos, la coiitraposividn se presta a varias obje- ciones, pues si ya nos hemos rferida a’que también en e! viejo continente tiene una importancia Ereciente le poblacion inmigrante, sobre todo resulta injustificado pasat por alto la existencia en el contin ieblos aborigenes (indios, inuit)estrech fa miporia biepana asentada en ee amecivane de nente ligades a un tertizor jrtos Estados. Ni tampoco convie olvidar que fuera de Europa y Améfica. en a India, Nigeria o Indonesia, ainos el mds bizarro mucstracio de diversidad cultural 10 los términos de Walzer ticten fa vieuad sic demostrarne’ punto la percepe¥én del pluralismo viewe tamizads por uns concien- aeial en la que cidstas experiencias histéricas juegan vn panel cay tal. Nos secuetds quelel ser una soc sfouraada pos una iuiigta stindo que va del final de Soe veinte) constit. ye an elemento p atacidri gue los Fstaifos Unidus tienen de sf te a lo cual oteas situaciones, como Ia de: ins amerindios, no dejan de ser marginales; noes ua cuestion meramesste cuanaitativa que tenga s6lo + que ver-con el peso demogeafico, aqui hay un peso simboli laciona con Ja manera, axiolégicarente motivada, en centacién de Ia identidad, De fo reconocer que en Europa el pluralism ha del pristaa lista y la dialéctica entre el Estado nacional y Jas rainotias na- cionales} es enormementeilustrativo el case del sionismo, esto es, que la inds significativa minoria europea so nacional y carente de base tetti torial estable, los judios, adoptara el proyceto nacionalista de «te rializarses y logear un Estado propie. fildsofo canadiense Will Kym cr ad cin 'inasiva, de alavign (sobre todo en el guetia civl basta fos 8 wont repe nhay que prefiere hablar ce ygrupos étni- ee y soinorias nacignalet> "FN Prineros son fruto de la inmigea- Top voTuntaria, Tos segundos resultan de (a incorporaci6n hissGria, con- sguiuadso Violen, Je-omunulade au ssueniones props curs aistinta 7 Concentradas territorialmente, en un Estado mis amplio, Se trata de sitwaciones que plantear rervmidicacioues bien diferenies, para 2h andlisis de tendencias y fenome- 195 gue hacen su aparicion en los afios sesenta y que tienen quie ver con yrobleias de identidad y perteneneia. Siempre es dificit distinguir fo que 4 tev de lo que|es familiar en la realidad social, entre otras cosas porque fas nuevas hociones, que surgen para responder a situaciones iuevas, también ilbsninan retrospectivaments aspectes ignorados de us anterinzes. Lo que hay ciertamente de nuevo, como explican les so- * {seligiosas 0 mofales) o de intereses. La preowupacidn por la defensa de enema A ny Manuel Toscano Méndez las minosias frehte a una posible mayoria opresora que encontrames, por ejemplo, en fos autores de El Federalista no guarda relaciGn con la diversidad cultufalo étnicas ni en au horizonte, como tampoco en el de un Jefferson, ‘aparecia la posibilidad de una repiblica multicultural, a presar cel probleina negro. ¥ cuando $8 consideré esa pouibilidad fue para pereibirla chmo una grave amenara, comio Tocqueville, que veia en Ja oexistencia de 148 dos tazas el mayor peligro de Ia densocxacia ame. Figana; para rechazarla, como Mill, quicn literalmente sostena que A Philippe Van Parijs\ las instituctones libres sou imposibles en inn pais compuesto dle nacio ¢ validales difereytes», en particular euando hablan diferentes lenguas™. Este trabajo se interesa por los problemas que, en el contexto de una so- Si tomainos como referencia contemporinea a John Rawls, al que ciedad democratica, pueden plantear Ine relaciones cutie civdadania y muchos consideyan con razon el mas importante fldsofo politic actual, nacionslidad. Naturalmente nos referimos a las tensiones que surprens I mismo afirmajet papel crucial que en la formulncidn de su liberalism cuando no coinciden. Porque estas tensiones tienen como fondo la su politica jucga el}hecho del pluralism. Pero subraya que se trats de un osicion, mas o menos goneralizada c historicantente bien arenignda ‘luatsma.que gaia de scazonabley, es desi resultado del cieciio | __de que a cdadaniay la nacionoldad shen coment de hoc (ele son eu ul marco de liberades, de foua que se ircunseribe2 ela | _Tas fora com sin6nimoe a muchos eiscte. en el habs cording fiversiiad de loctrinas morales, filosoficas y teligiosas opuestas ¢ itre- discurso politico, en términos juridicos, etc. No obstante lo cul, son lables», Dé ahi que su concepcion politica de la justicia sea la res cada vez mas evidentes las dificultades con fas que esa identificacion tro ppucsts al problema siguiente: cémo.es posible una sociedad jusca y li pie7a, a niedids que se hace patente la ereciente diversidad de muestra be hota fas cond)ciones tie un profunde e irresoluble condicto docirinal sociedades. Sin embargo, hoy no son las disensiones morales © reigicsas (salvo gue ¥ fo hace con un doble propésito: por un lado, se trata de mostrar resentercrterivs de dematc Ulster) las quae mas seriantente arena in entre comunidades, como ea el ‘que hay un prob! an el orden social y 2s instituciones = | principic: as. Pee ello, a fs Juz dz tos problemas que segin hemos visto ema que no se resuelve con la mera apelacién a los s democraticos y, por otto, que es un problema mucho més complicado de fo que ciertos clefensores del pluralisima cult. tural tienden ishno cultutal, la pregunta verdaderatneate radical ex cnc 2 pensar. Para lo primero es necesario zevicar el juicia, tan severo como aerate uns seed juste libre bao lis condicones de un profuedo | _ genético, de muchos libetales sobre el nacionslouoal gar enscens conflicts étnico © nacionalists? Porque son estas conflistos los que nos obliga antiliberst y una ainenaza para las instituciones democriticas, Pero ta, a reconsiderar las fundaentos del orden socal en la media en que cuestionan bién hay que advertir gue la disociacién dle nacionalidad y ciudadanis Gn madeina, mas 9 menos implicita, catre contrato y cults * El presente wabajo tas tealiad en el t: pre a so ce una estancia de inestgnciin ‘ave Economique et Sociale de la Université Catholique de wlio de 1996 y presen ea un stminaio dela Chares e tog de Christan Asperger, Hervé Posto y Pilipe Van Pat, re fe Hooves que deci el abs con ni agadeciesto y mi aap, cd Louvain (Belgie de abil = dezes los ecient 36 Gao perl. Kymfcka,lorodvciony en Te Rights of Minority Cai 37. J.5, Mil Do gobierno representation, cit, 382. Aina excepeion notable L Columbis University Press, New York, 1995, 33. tan ult Latin, CIUDADAHIA, HACIOHAUSMO ¥ DEGECHOS HUMANOS plantea ms dficttades de los que cuelen suponer quienes presentan sen Cilament el plugalisino cultural como una exigencia democrética e ix noran el reto eu litacivamente diferente que suponen las minorias pa: Cionales, Para calbrar ese reto sera necesario clarficar conceptwalmente Joque entencdemgs por nacionalismo y establecer el significado politico dela nacionalidad, cuya justifieaciin pasa por sefalar primero la rela- wivin dei nacionallsmo con ¢} Estado moderno y, segundo, sus afinidades, yo exerts is ambigiiedad, coa Ia democracia. |. coma preGunta reronicar Seguramente, lo primero que debemos advertic es que cabe la posibili iad de tubestimge la dificultad de tales problemas, ai menos en cuanto 1 los principios se refiere. Nadie, desde luego, pone en duda que son ct otigen de graves Kificultades politias, sin que faltenejenip 08 y leanas que nos lo recuerden a menudo. Los conflictos entre grupos &- Jicos y nacionalgs son la principal causa de desestahilizacién y violen- ‘a politica en el mundo actual. Todo el mundo, conoce tos costes hu- manos ¥ las comsecuenciss sociaics draméticas de muchos de e: nflictos, que epnilevan Ia ruptura del orden social e institucional, ta Jacidn genetalizada de los derechos hums ‘cgtivas de jlesarrollo econdinic, ee 2, por ejemplo. Y en torno a estos co n wy claro interés pol # forma nna Ja democracia, por njomplo eu Bs jidad side ece (o al menos parecta i hhace mucho} que tivo que rep -sentan pars las intiaciones denvocr ‘eas no se tradvfefa de igual forma en un reto a los principios que ins- piran dichas instituciones. Simplemente, muchos liberaies (empleanlo el términc en el kentide mas amplio posible) o ven en estos eonflictos nis que la aecesidad de realizar nuestros ideales liberal-denvuc cos sin concesiones. Ne digo que no haya buenas razones para etlo, pe- to también puede ser una forma de evitar cvestiones dificiles que met cen unr examen mas detenido y que seguramente nos obligan a repensar mejor nuestros irincipios e ideales. Tor ello, la pregunta del titulo paca muchos puede pasecer simple- ence retdrica. Desde un punto de vista liberst o democritica ortudoxo, antes que nada hay que reconocer Ia asimeirfa de los cérmintas de la disyancién: la expresion sdemocracia de les nacionalidades» es alta- mente cont overtida, cuando no abiertamente sechazable, mientras que ropa uriental icos acreditados? de re le regimen hablar de «clemocracia de ios ciudadanos», puede pacecer redunclante, pero no suscita mayores abjeciones. Como sabemos, la estrecha corre- Jacién entre deinocracia y ciudadania ha sido subcayada desde Ariss teles: cl nicleo originatio de la ciudadania consiste en Ia participacién en cl gobierno de los asuntos pitblicos y el acceso a magistraturas y Tunciones publicas en condiciones de igualdad, de modo que el ejer Cicio de la soberania corvesponde al conjunto de fos ciudadanos. La mo- deena tadicion conteactwalista ha enriquecide y refinado esta correla cidn al fandar la legicimidad del régimien democtaico sobre un contrato entre ciudadanos simétricamente dotados con un esquema igual de li berrades y derechos, Por tanto, cuan ocr o decimos que una sociedad de ica es una sociedad de ciudadanos libres ¢ iguales, simplemente recordamos os prineipios de leptimidad que inspiran el régimen de una’ dem’ sdemoeracia di las nacionalidades», cualquiera que sea el significado de esta expresidn Pero, et Porque vus eri fusion que ex mo, lo ie sentido hablar de «democcacia de fas nacionalidades»? sar puiecen dennciar Ia intolerable ambigiiedad y con- eve los téeminos de nacionalidad, nacién 0 nacionalis: ve constituye ya un lugar comin entre los que se interesan por estas cuestiones, Pero es mas grave atin si rechazan la fésmula «clemo- ia de las sacio idades por consideraria, lisa y Hanamente, una este sentido, me parece representativa accion de una conspicua liberal como Judith Shklar que considera ba completamente absursa fs idea de ua nacionalismo liberal o ce wn lic beral ionalista’. Y como ella, muchos ilcrales ven hoy en el na cionalismo sobre todo waa amenaza para las instituciones y los ideales liberldemoceaticos y ni siquiera aceptan ninguna clase de distincidn centre nacionatismes, como era {recuente, no sea que consiga de esa for- cierta respetabilidad. En realidad, si el nacionalismo se define por la sangce y la pertenencia (Blood ard Belonging), segin reza el titulo de un conocido libro?, nada puede ser mas contrario al liberalismo. Los caigos de la acusacién no carecen de peso. En términos genera- les, se considera que los sentimientos y vinculos comunitarios a los que alude Ja nacionalidad son profundamente reaccionarios c intrinsecamente antiliberales y antidemocriticos se trata de atavismos que estén en abier ta oposicién con el individualismo y universalismo que definen la mo 1. §, Levinson, ss Liberal Nationalism an nyinocon? An Exsy for Jith Shr ies, 1083 (1995), (26.045. (Blood om Belonging. jowrneys in the New Nationalism, Vine ‘acia constitucional, Nada comparable a lo que representaria una deynidad y que silo eabse considerac como adversarios a Ja sociedad abies ta, Deteas de este rechazo global podemos ideatificar dos planteamien- tos mas precisoy. Unnos, liberates en sentido estricto, subrayan que el iera- cionalismig y el colectivismo earacteristicos del nacionalismo supouen uuna amenaza para las libertades individuales y las bases mismas de la rociedad civil, Puros, que podilamos dentoininar demécratas normali= vistas, ponen el acento sobre la necesidad de preservar ¢l contenido unix versalista det Ebtado de derecho y la cludadania democritica de com- pcomiisos partidulatistas con identidades culturales y formas de vida. A Jo que hay que afiadir con toda seguridad la conviccién de que las frac- tuuras segiin lingas etno-culturales 0 nacionales ponen en setio peligro Jn unidad social y I estabilided politica |, El temor de muchos liberales es que toda politica que apela a rales Alvisiones no alabe por sacavar el fancionamiento de lus jnstiuciones diemocraticas, fomentandy ua estilo de politica (emocional, excluyerte, absolvtista) contearia a fas exigencias inas elementales de la cultura ci wica y del dehatt politico democratico. Michael Ignatielf ha sefialado ast gue un sentimigata de postenencia « lealracl demasiado intenso con el Propio grupo Ho sélo oftece una razén para morit, sino que también ‘ofrece ava raz6n para unatar’s y es0 es lo que asusta a tantos liberates. |p tamor bien jystiticado cuando se toman en consideracion las acciones telas palairas da tanios nacionalistas, come tas del conde Iningaro Stephen Srecenyi.cuando afitmaba que no conocia ningén auténtico raagiae tio peediesa la e¢beea, «sin consideracitin alana de doctsinas de equidad ) incluso justicia», cuando se teataba de so lengua y nacionalidad’ ‘uvalinefite, por «democracia de las nacionalidadess cabe er dev una expresign Lastarda que encul jordinacign de la eiedaday a la nacionalidag, si consideraciones de justia y de equeidads por ce plo, excluyends de los derechos de ciusiadania o privando de represe {acibn politiea 4 minorias importantes. Por seguir eon el caso de los na- cionalistas hungaros: tas el acuerdo de 1867, a pesar de que los magiaces no eran mis den 45% de la peblacién del Reine de Hungria, ai cr tas, eslovacos, {umnanos u otras minorfas tenian representacion parl 8 tid, 188, 4. <1 for onsfknew of no reat Mogyar who ough his hair sv have grayed and ly wisn iat have frase his bro, oUt 3k, see berm tonulualssndfond actin of farmess und tien justice whe the offer of ae a surge and moa are toxched upon. On sul aecasions the vost caol-‘eaed hee tes ecstatic, the most perpieaious, atichen wilh blindness, and the fairest and most ins en og dhe i the erable les af eral the 95 Ying The Poles of Chita Paris, Univesity of Wiszonsin res, Wisconsin, 12°, 25 ae ursvas son neste ae oe Oe oe oe ee ee ee ee 4 8 ciypapae mentaria (8 escafies en 1910) y eb 96% de los furcionarivs pablicos eran imagiares. No faltan otcos ejemplos ids recientes, como en las repibli- cas bilticas donde buena parte de la poblacién de origen ruso tiene di- ficultades paca accede a Ia cindadania. Ni siquieea hace falta irse muy Icjos, basta leer fos comunicados de ETA o escuchar a los portavoces, dela izquierda abertzale cuando hablan de «democracia vasca». Con clo se identifica la leptimidad democrética con In legitimidad nacional de tal modo gue los derechos de la nacién (por supuesto, tl y como son interpretados por tna vanguardia) se imponen sobre los derechos indi- viduales o incluso sobre Ja voluntad mayoritaria de sus miembros, ex- presada a través de las urnas, y sirven para justificar la violencia y in uiebra de las roglas del Estado de dececho. : i tal caso, hay tna oposicién frontal entrc la democracia de hs ci dadanos y la «damocraciay de las nacionalidades (més simplemenss en tre dem y nacinnalismo} y Ja pregunta no puede ser maxique setorica. Hay aqui una linea de demarcacién bien evidente para wn buen libecal, 0 sencillamente para toda persona decente: la nacionalidad no es una baza ganadora que prevalezca sobre consideraciones de justicia y de equidad, Y se comprencle asi que muches liberales no vean en los conflictos entre grapos étnicos y nacionales ms que una ocasi6n dé re- afirmar los principios liberales y demiocraticos sin concesiones. Pero, zccalmente es iodo lo que se puede decir sobre las 1elacionés entig nacionalismo y democracia? Existen razones para pensar qui. no Flay algo insatisfactorio en laé condenas genéricas Ue un fensémend tan polimorfo y cambiante, tan extendido y al mismo tiempo tan singular suis mranifestaciones y citcunstancias. Anthony Smith ha expresado muy bien esa insatis{aecién cuando dice que «la denuncia tan fre-uente yy absolura del nacionalismo tout court suena a algo vacio, produce un sentimiento de déja vu y, por tanto, de fracaso» *. Por buenas quc sean las intenciones de tales denurtcias, lo que necesitamos ¢s una mejor com- peensiGn del nacionalismo que nos permnita una ponderacién normativa més selectiva, una ctitica capaz de discriminar mejor las enestiones y los intereses morales en jnego; no una toma de posicién a priori y global que obstruya la compreuisiOn y simplifique el juicio. Desde los afios ochenta ha habido ws crecimiento espectacular le la Iizeratura sobce el nacionalismo, con Suen srimero de aportaciones que hhan transformado nuestra comprensisu teérica det fendmeno’, por ci- 5. A.D. Smith, sues conceptos de nacins: Revista 4 Oceidete 165 11994, 1S ace wa reviin dele reciene litceatra sobeeel uacioalismo, vase ii, «giao politin? Hain un modelo esnstractivits nea el anslins de nacionaisinoy Reviia totaal da Falosoia Plitcn 3 (199), 102-12 CIJpADANiA, HACIONAMSIMO ¥OFKECHS HUMANOS tar algunos nonjbres bien conocidos: E. Gellnes . Breuly, B. Anderson, E. J. Hobsbawth, M. Hroch, A. D. Smith, C. Tilly etc. ¥ también en la reflexion étiea 41 respecto se han movido las posiciones de manera sig- nificativa con ajtores como Charles Taylos, David Miller, Will Kymlicka, Neil Maccormick, etc. Pero, ademas fa existencia de movimientos nacionalistas que conducen 34s reivindicaciones de forma pactfca y por Tauces plenamehte democraticos ha obligado a volver sobre las telaciones nite liberalisinp y nacionalismo, sobre tod en el caso de Quebec’, aun- fque hay otros chsos bien conocids como el cutalin y el escocés*. Estos hhacionalistas ng sélo aceptan mantener sus reivindicaciones dentro de tas regias del ego democcatico, sino que las presentan ademés como eexigonias dlemperdticas. Lo que no podenios descartar a priori y en to- ddos los casos, s{n examen alguno de fa cuestién. ¥ también la propia tradicién liberal nos permite reconsiderar el azanto, Ducane el siglo XIX y hasta entrado el XX; fiberalismo y na Cionalismo era vistos como aliados en la lucha comtea el viejo orden, siti que es alignza despectara mayores suspicacias. No parecfa haber niiecion bntte la libertad de lus judividuos y Js libertad de Loe pueblos freate Al eneraigo comén, la opresién dinSsrica- No se trataba Solo de una reldeisn coyuntural, pues la idea de autodeterminacion na- ‘onal ticne ung significativa conexi6n con Ia idea de libertad, y de abi tnbigdedad Come ha explicada Morgenthau’, el nacionalisao como tcnémeno politico era entendido como wna aspizacién tanto 2 la teread colectiva, libertad de la naci6a respecte de toda dominacién exteanjer®, como.a la iberthd individual, la libertad de! individuo para decidie a qué nacién perteneck, Para muchos liberales habia una clara vinculacién entre ambas libertades, siendo la ausonomia nacional ef marco necesario de {a libercad individual. Se trata de un arguatento utilizado recientemente por Kyinlicka (jero quie podemos remontar hasta Humboldt} e desarreilo te la autonomia individual requiere ct context of choice que ofrec: pertenencia a una comunidad y wna caltura Bra opiniér, ampliamente compartida pot liberales y progresistas de- cimoadnicos qe wn régimen de libertades sélo es posible en un marco 7. Valen cbme ejemplo: J. Carens (ed. ls Quebec Nationals Juct?, MeGil ‘Queen's Univesity rest MentresULondon, 1995; F isis, G. Laforesty D. Lamoureux [ss Libéewlionth ee noioneltanes, Pestes Universities de Laval, Québe, (995. SM Keng, Naciones conta el ssa L}naciowaliomo de Catalan, Quebec > Escouin, Ariel Wlretiona, 1996 1 Morden ‘Nationa en The Dvn of Democrat Fie Ur sesity of Chicago Press, Chieago, 1962, 181 To. W Kye, Liberati, Comunity and C Clarendon Press, Oxford, 198) {DONOCRACIA 0F.108 CIUDADANOS © DEMOCRACIA OF LAS HACIONALIOADES? nacional. Un perfecto liberal como John Stuart Mill podia escribir que «es condicién generalmente necesaria de las instituciones libres que los limites de los estados deben mas o menos coincidir com los de las na- cionalidades» ". Slo un régimen autocratico 0 autoritario podia man- tener pueblos diversos bajo el mismo gobierno y les imperios multina: cionales, como el zarista, el otomano o el de los Habsburgo, eran ‘considerados «cérceles de pueblos». En lineas generales, no parecia exis- tir mayor contradicci6n entre democracia y nacionalismo; al contratio, © stponia una perfecta simbiosis entre los dos: la democracia suponia ‘un marco nacional y lo que antafio se llamaba el principio de las na~ cionalidades pasaba por ser una exigencia demecritica Sin duda, dos guerras mundiales on las que las rivalidades naciona- listas jugaron un-papel nada desdenable, o Ia frecuente utilizacign del discurso nacionalista por regimenes dictatoriales y autoritatios todo cl mundo nos han hecho mas escépticos y precavidos. Hoy tos sentimas nnaturaimente mas inclinados a compartir la opinién de Robert Laisinj, seeretario de Estado de Woodrow Wilson, cuando poco después de Ia famosa declaracidn de los catorce puntos declaraba con clarividencia ‘Guanto mis pienso en la declaracion lel presidente sobre el derecho de ssautocleterminacién», mis convencida estoy del peligro de poner tales ideas en las mnentes de ciertas razas, Esta destinado a ser a base de de~ tnvanidasicaposibles .-] Simplemente la frase esté eargada cou dinainita, Shicitaré esperanzas que nutiea podcin ser realizadas. Temo que costars mniles de vidas. Al final esta destinada a ser desacreditada, a ser conside rada el suefio de un idealista (.-] Qué calamidad que la frase fuera wri ada nunca" Pero, esta saludable prudencia no debe ser obstéculo para recono- cer que, sobre las relaciones entre democracia y nacionalismo, han txistido diferentes puntos de vista en la tradiciOn liberal. Y que estas relaciones son ms complejas de lo que suclen considerarse: primero, porque dificiimente cabe entender el nacionalismo sin la democratiza

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