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SSERVAR, ESCUCHAR Y COMPRENDER SOBRE LA TRADICION CUALITATIVA EN LA. INVESTIGACION SOCIAL Maria Luisa Tarrés Coordinadora 078200 wee SBIBLIOTECAS Ace DOCUVENTALES DEL CucsH & &§ M (MARIA LUISA TARRES prender al otro en el contexto de la realidad social contempora- nea. La tarea es dificil pero realizable, como lo demuestra la capa- cidad creativa y la ambicién de universalidad de las investigaciones producidas bajo el alero de la tradicién cualitativa en las ciencias sociales. BrpLiocRaria ALEXANDER, Jeffrey C. y Bernhard Giesen (1994), “De la reducci6n a la vinculacién; la visi6n a largo plazo del debate micro-macro”, en J.C. Alexander et al. (comps.), El vinculo micro-macro, México, Universidad de Guadalajara-Gamma Editorial, pp. 9-58, Denzin, Norman K. y Lincoln Yvonna S. (comps.) (1994), Handbook of Qualitative Research, EUA, SAGE Publications. Dune, Frangois (1994), Sociologie de l’expérience, Paris, Ed. du Seuil, col. La couleur des idées. Fraser, Nancy (1989), Unruly Practices, Polity Press, capitulo 8. PIacer, Jean (1970), Epistémologie des sciences de l'homme, Ed. Galli- mard, col. Idées, UNESCO. (1981), Psicologia y epistemologia, Barcelona, Ariel, TayLon, S.J. y R. Bogdan (1996), Introduccién a los métodos cualitati- vos de investigacién, Barcelona, Paidés Bésica. WALLERSTEIN, Immanuel (coord.) (1996), Ouvrir les sciencies sociales, Rapport de la Commission Gulbenkian, Paris, Descartes & Cie. Youwa, Pauline (1939), Scientific Social Surveys and Research: an Introduction to the Background, Consent Methods and Analysis of Social Studies. Maria Luisa TARRES* Lo cualitativo como tradicion A UNQUE el concepto de tradicién puede parecer inapropiado para referirse a las ciencias sociales, porque se opone a las ideas de racionalidad, progreso, creatividad innovaci6n con las que se identifican, es importante rescatarlo para dar cuenta del cardcter hist6rico y social de! conocimiento. Para ello es necesario considerar que tradicién, en el sentido que se otorga aqui, difiere de la idea comin que confunde Ia tradi- cién con la rutina, las costumbres, el conservadurismo o la simple reproduccién de un objeto material, de una idea o comportamiento.' La ideade tradiciGn que utilizaremos se referird a la persisten- cia en el tiempo de “un sistema de ideas y practicas organizadas por reglas y rituales de naturaleza simbélica, técitas o explicitas, orien- tadas a inculcar ciertos valores y normas de conducta producidos en determinados grupos 0 en las sociedades” (Hobsbawm, 1983:1). **Doctora en sociologta por la Universidad de Pars, Profesora-investigadora, Centro de Estudios Sociolégicos, El Colegio de México. ‘La idea de tradicin para analizar las continuidades y tas rupturas en la accién hhumana ha sido desarollada por autores de diversas disciplinas. Una vision general y de fan interés se puede encontar en Edward Shls, 1981, Desde la dptica dela historia social $ 1a antropologia, Eric Hobsbawm y Terence Ranger rescatan la invenciGn de tradi- 2iones, para comprender las bases dela cohesiOn comunitaria y grapal, la legitimidad de fas insituciones ¥ de Ta autoridad, las formas que adguiere la socializacién en determina: los valores, normas o reglas de eonducta en las sociedades modems, en el libro, The ‘invention of Traditions. 1983, Un andlisis que puede ser una buena puerta de entrada al dcbate sobre las tradieiones en Tas comunidades cientficas se encuentra en Ambrosio Velasco Gomer, “El concepto de tradcion en filosofia de la ciencia y en la hermenéutiex" tr Ambrosio Velaseo Gomez (comp: 1997. Por slim, cabe recordar que fildsofos de la ‘fencla tan connotades como Karl Popper o Thomas Kul, entre otros, han desarrollado ta idea de tadiein para expficar eFcambio'y Tz fanovacion en la ciencia, 6 ‘MARIA LUISA TARRES Lo propio de las tradiciones, entonces, radica en la continuidad de una herencia transmitida del pasado al presente. En el caso de las tradiciones crentificas, el contenido de To que| se comunica esta constituido por los conocimientos, los supues- tos, los discursos, lenguajes, valores y convenciones creados alre~ ldedor de las précticas de las comunidades dedicadas a esta tareal Es esto To que se almacena en la memoria colectiva de Tas comunida- des. Las generaciones anteriores traspasan a las actuales diversos tipos de contenido que son reelaborados, interpretados, utilizados o transformados ‘Asi, aunque en el mundo de las ciencias sociales la constante parezea ser el cambio y ta novedad, las comunidades comprome- tidas con el quehacer cientifico en el presente establecen vinculos con lo que hicieron las generaciones pasadas por medio del len- guaje, la comunicacién, las instituciones. De hecho, estas tradiciones influyen de algtin modo en el pen- samiento y la conducta del presente, sea porque se adoptan al ser consideradas legitimas, sea porque se reelaboran a la luz de nuevos problemas 0 nuevas ideas o bien porque se rechazan por inopera- tes, Esa memoria heredada del pasado no es monolitica, pues las comunidades cientificas, plurales por definicién, ofrecen un reper- torio muy diverso de supuestos, valores, teorfas y procedimientos metodol6gicos a las generaciones posteriores. Las generaciones del presente, por ende, pueden conservar cier- tas tradiciones porque estén dotadas de un valor con las anteriores, pero también seleccionan ciertos fragmentos de Ja tradicién, haciendo hincapié en algunos y desechando otros, 0 simplemente crean nuevas pautas simbélicas, c6digos normativos 6 lenguajes y discursos alternativos, porque el examen de los ante riores a la luz de los hechos del presente ya no responde a las ne~ cesidades o requisitos de la préctica cientifica de su contempora- neidad. ‘Tradici6n no significa, en consecuencia, repeticién o rutina. La forma como se procesan las tradiciones depende en gran ‘parte de Ja capacidad persuasiva de los argumentos desarrollados por-agen- LO CUALITATIVO COMO TRADICION a tes sociales que las crean 0 “las inventan” (Hobsbawm, 1983), asf Zomo dé Ta eficacia de las instituciones y actores para transmitir- Jas y comunicarlas. Su influencia no es, sin embargo, mecanic: pues Ja suerte de las tradiciones también est subordinada a la capacidad reflexiva y critica de aquellos que las reciben como he- rencia 0 como parte de la memoria colectiva de su comunidad de pertenencia. ‘A diferencia de lo que sucede en otto tipo de comunidades, en las cientificas tienden a preponderar los procesos de creaci6n y reelaboracién de las tradiciones por sobre los procesos repetitivos 0 reproductives. El clima de tolerancia, pluralismo y la valoracién de la critica que, en principio, organizan la vida practica de estas ‘comunidades se expresa en debates permanentes sobre asuntos con- trovertidos y se convierte en la base de la competencia entre diver- sas tradiciones, Por eso, aunque en ciertas coyunturas haya tradi- ciones cientificas hegeménicas, los agentes 0 las agencias que sostienen ideas distintas, pero carecen de fuerza, también partici pan con sus propuestas en el quehacer comunitario. Podriamos, entonces, amar “tradici6n reflexiva” al tipo de tradicién que marca a las comunidades dedicadas a la ciencia para diferenciarla de aquella que se conserva como repeticiGn, a veces inconsciente, y que contribuye a la reproduccién y no a la pro- duccién del conocimiento, de la cultura o de la sociedad. La tradi- cién reflexiva, en cambio, privilegia valores, normas y crea pautas actitud analitica y critica encami- nada a revisar y evaluar las ideas, los supuestos, las teorfas y méto- dos convencionales no sélo alrededor de un debate abstracto, sino también en el marco de Jas circunstancias hist6ricas en que éstos se ofiginan y desarrollan. La reflexividad como pauta de comportamiento consiste en el examen y reformulacién constante de précticas y convenciones a la luz de informaci6n nueva sobre ellas, lo que altera su cardcter constitutive (Giddens, 1990). La dimensign reflexiva de la tradicién de las comunidades cien- tificas posibilita, asi, la innovacién, la creatividad, la imaginacién 38 MARIA LUISA TARRES para enfrentar nuevos dilemas en un clima Bg comensones defini- do por la comunidad de pares. La forma en que cristaliza social ¢ hist6ricamente la competen- cia entre tradiciones cientificas es, sin duda, mucho mas compleja (véase Velasco, op. cit. ) pues en ella, ademas de ponerse en juego disputas sobre la capacidad persuasiva de ciertas ideas, también influye la fuerza sociopolitica de los agentes y las agencias que participan, Pese al consenso alrededor de los valores y normas ‘que organizan el campo de la ciencia, en su desarrollo histérico-so- cial también se entremezclan conflictos de poder. Cuando las fuerzas entre Jos agentes son equilibradas, tradicio- nes que en principio son diferentes pueden apoyarse entre si y fusionar elementos de las otras, con lo que se alteran mutuamente. En cambio, cuando una de las tradiciones domina no sélo en el campo de las ideas sino también en la arena del poder, las trad ciones més débiles tienden a marginarse y/o a mantenerse en for- ma latente. En estos casos, las tradiciones funcionan como reser- vorios de ideas en espera de actores posteriores que las escojan ‘como opciones para su trabajo. El desafio para las generaciones posteriores consiste en elegir entre las posibilidades que ofrece el repertorio de tradiciones que han recibido como herencia 0 me- moria de la comunidad cientifica para reelaborarlas y al mismo tiempo crear las condiciones sociopoliticas que les permitan concre- tar esas ideas. En suma, si bien las tradiciones reflexivas, propias de la cien- cia, cambian como resultado de los debates sobre ideas, supuestos paradigméticos, concepciones te6ricas y metodolégicas. 0 sobre la pertinencia de los hallazgos de investigacién, y estas discusio- nes constituyen las bases mas importantes de su desarrollo, la his- toria de las comunidades cientificas-ensefia que también se trans- forman por la influencia de su contexto social ¢ histérico— Si en algunos momentos hay tradiciones que legitiman ciertas formas de hacer ciencia que definen lenguajes y cédigos como universales para toda la comunidad, en otros la tradicién funciona como un depésito de recursos ideales y materiales alternativos, LO CUALITATIVO COMO TRADICION » disponibles para aquellos agentes que impugnan o ponen en duda ciertos supuestos considerados hasta entonces como universales. La idea de tradicién reflexiva que tratamos de esbozar para entender la I6gica de las comunidades de las ciencias sociales tie- ne Ia ventaja de permitir observar la persistencia y continuidad de sus prdcticas y sus ideas y al mismo tiempo ofrece la oportunidad de identificar los mecanismos que dan lugar a la creatividad y la innovacién cientifica. Gracias a la presencia de las tradiciones re- flexivas son posibles debates continuos sobre asuntos que han unido a los cientificos sociales, al menos, desde el siglo xix, cuando se constituyeron sus campos de conocimiento disciplinarios. Pese al tiempo transcurrido, es importante recordar que sus debates se han organizado alrededor de preguntas sencillas, que han obtenido respuestas distintas de acuerdo con las circunstan- cias hist6rices en que se han planteado. Preguntas como: ,cuél es el objeto de las ciencias de la sociedad o del ser humano?, {hay posibilidad de conocerlo?, ,cudles son los métodos para hacerlo?, que han definido el campo de las distintas disciplinas de las cien- cias sociales, se mantienen vigentes y son fuente de controversias en Ia actualidad, Un asunto que durante las tiltimas décadas ha estimulado un debate de gran interés porque se relaciona con una critica fuerte a la corriente cuantitativa vinculada con los paradigmas positivos 0 neopositivos, refiere justamente al asunto de la pertinencia de los métodos cualitativos para conocer la realidad social? ‘Aun cuando hoy esta controversia se presenta con argumen- tos del lenguaje cientifico contempordneo y parece novedosa € irresoluble, esté presente como problema por lo menos desde finales del siglo xix. En efecto, el problema se planteé cuando los estudiosos de la sociedad definieron los campos disciplinarios, y 2a discusién sobre la pertinencia de las metodologtas para conocer lo social cnfrenta quienes paticipan en ella «define qué entienden por lo social. Fruto del debate ts Ia enorme cantiad de publicaciones sobre el tema, que a menudo traspasen las fron- teras metodol6grcas, pues el problema de e6mo conocer un gbjeto.de estudio se vincula tatimamente cor la ilosoia de las ciencias y la teorfa social. La biliografia citada en fos ‘istintos aticulos dé este volumen puede orientar al Tectorinteresado en estos asunto. 40 MARIA LUISA TARRES surgié lo que conocemos como las ciencias sociales. Su origen enraizado en la formacién misma de la disciplina permite definir el debate como una dimensién de las tradiciones de las ciencias sociales. EL DEBATE SOBRE LOS METODOS COMO EXPRESION DE LAS CONTROVERSIAS ENTRE TRADICIONES* La DISCUSION sobre la pertinencia de la perspectiva cuantitativa 0 cualitativa tiene larga data en las ciencias sociales. Sin embargo, es posible afirmar que la sucesién de conflictos alrededor de los métodos entre las distintas tradiciones esconde antagonismos sobre valores (Freund, 1969: 32). En efecto, los debates entre comuni- dades que se identifican con ciertos métodos expresan aspectos més profundos, no siempre explicitos, porque indirectamente se vinculan con el compromiso con ciertos supuestos subyacentes en los paradigmas 0 con alguna concepcién te6rica. Aunque en os iiltimos afios ha habido esfuerzos importantes, por integrar posturas que hasta hace poco parecfan irreconcilia- bles (Alexander y Giesen, 1994; Giddens, 1995; Bourdieu, 1995 y 1990; Hekman, 1999), la controversia entre los Hamados cualita- tivistas y cuantitativistas todavia muestra la presencia de comu- nidades cientfficas empefiadas en una especie de dogmatismo metodolégico. Su debate se enmascara con argumentos més rela- cionados con antagonismos sobre valores, supuestos paradigmati- ‘cos y opciones tedricas que con aspectos relacionados con el méto- do, es decir con el cémo conocer, [Ur pequenter estentto- sobre Ta PercepCIOn que Tos cientificos] sociales tienen de las metodologias, realizado a partir del analisis| de diversas publicaciones estadounidenses, muestra con claridad este problema (Halfpenny, 1979) En efecto, pese a la cientifici- Para una visi6n general actualizada sobre los principales debates desarrollados en Jas ejencias sociales alrededor de su vocacién como ciencias y como disciplinas, desde su separacién de a filosoffa hasta mediados de Jos noventa, véase el libro de Immanuel ‘Wallerstein (199). LO CUALITATIVO COMO TRADICION 41 dad de la argumentacién utilizada en ta literatura revisada para calificar a los distintos métodos, los autores de esta investigaci6n descubren que los métodos cualitativos y cuantitativos se definen a partir de atributos dicotémicos y por tanto opuestos, y aparecen como dos polos précticamente irreconciliables. ‘Asi, algunos desacreditan a las comunidades que resisten la cuantificaciGn, calificando los resultados de la investigaci6n cuali- tativa como “descriptivos, pre-cientificos, subjetivos, politicos, es- peculativos, obtenidos de datos suaves”, mientras los que la apoyan utilizan adjetivos tales como: “interpretativa, hermenéutica, hol tica, fenomenolégica, ilustradora, inductiva, exploratoria, buena, etcétera”. Por su parte, aquellos que rechazan y devaliian los conoci- mientos que provienen de estudios cuantitativos sefialan que son “rigidos, abstractos, ahist6ricos, neutros, positivistas, atomésticos o simplemente malos”. Y los grupos que se identifican con los mé- todos cuantitativos se refieren a este tipo de investigacién como “cientifica, explicativa, que trabaja con datos duros, deductiva, que verifica hipstesis, universalista, positivista, objetiva 5] interés de este estudio radica en mostrar con claridad la confusidn de los argumentos en que se apoya cada grupo para jus tificar su percepcidn, polarizando las opciones metodolégicas de modo que aparecen como irreconciliables. Las calificaciones sobre los métodos se amparan en razona- mientos de diversa fndole, Estos varian desde un simple juicio de valor como bueno y malo, pasando por considerar el tipo de dato obtenido de acuerdo con su consistencia “dura o blanda”, hasta aquellos que justifican su apoyo o rechazo a las distintas alterna- tivas metodoldgicas apelando a determinadas corrientes teéricas, El caso mis evidente y comin es el argumento que confunde una determinada escuela te6rica o un paradigma con los métodos cuantitativos 0 cualitativos. En el estudio mencionado se supone, por ejemplo, una correspondencia entre el positivismo y los méto- dos cuantitativos, mientras las corrientes interpretativas 0 la her- menéutica se identifican con los cualitativos. 2 MARIA LUISA TARRES Aunque el problema ¢s infinitamente mas complejo y la préc- tica de Ia investigacién refuta estas ideas, lo importante, como se dijo antes, es reconocer que estos antagonismos que trascienden el método se han planteado en forma ciclica en las ciencias sociales. De hecho, el conflicto se presenta durante el momento en que los estudios sobre la sociedad y el ser humano se definen como ciencia estableciendo los limites y alcances de las diversas disci- plinas, En esa coyuntura, los distintos autores apostaron a un obje- to de estudio asf como a los métodos adecuados para conocerlos. Es de destacar que, desde un principio, dentro de una misma disci- plina hubo comunidades que se comprometieron con los paradig- ‘mas de las ciencias naturales, postulando asf un modelo tinico de ciencia y otros que imaginaron modelos distintos, argumentando la dificultad de identificar al ser humano o a la sociedad con la naturaleza, Las divergencias contempordneas tienen, entonces, raices en las visiones opuestas sobre la sociedad y el conocimiento de lo so- cial, cuyas Iineas gruesas fueron trazadas por los creadores de los campos disciplinarios y cientificos. Sin embargo, los compromisos con una u otra tradicién se mo- difican con el tiempo, pues la herencia clésica recibida por las ge- neraciones posteriores es reelaborada y en ocasiones alterada y produce combinaciones inesperadas. {| Elpaso de una teorfa a otra en ciencias sociales no tiene siem- pre ese cardcter revolucionario que Thomas Kuhn le adjudica en Ja historia de las teorias cientificas. Lo mas comtin es que muchos | cambios se realicen por medio de amalgamas, desplazamientos de | ideas entre teorfas, retoques sucesivos que influyen en transfor- | maciones te6ricas y metodolégicas de importancia (Ansart, 1990: 7-28). De ahi que, para comprender las oposiciones que se presentan en los debates contempordneos, sea preciso detenerse, aun cuando sea superficialmente en los origenes de la controversia y considerar al mismo tiempo que estas posturas primigenias, calificadas hoy como eliisicas por las comunidades, se han transformado gracias LO CUALITATIVO COMO TRADICION 8 al trabajo constante de los cientificos sociales y a las circunstan- cias histéricas en que éste se desenvuelve. A finales del siglo x1x y a principios del xx, dos autores de la sociologfa, sin saber uno del otro, crean las bases de dos perspectivas tedrico-metodolégicas diferentes para una misma disciplina, Durante el periodo en que Emilio Durkheim produjo su obra en Francia, Max Weber desarro- Haba un proyecto similar en Alemania. Las contribuciones de ambos autores al desarrollo posterior de la teorfa y 1a metodologfa son distintas. La lectura y las interpretaciones sobre sus obras son nu- merosas y han creado adeptos y detractores de uno y otro. Sin embargo, las ciencias sociales contempordneas no han podido prescindir de sus ideas, ya que directa o indirectamente se han referido constantemente a ellas. Esta reiteracién de algin modo indica la fuerza de su obra y la influencia que han tenido estos au- tores en el desarrollo de las distintas disciplinas sociales. Los dos autores representan corrientes te6ricas y metodolégicas diferen- tes, capaces de ofrecer las bases donde se crean y desarrotlan las tradiciones que adoptan las comunidades de cientificos sociales durante todo el siglo xx.t EL PARADIGMA POSITIVO Y LA CONTRIBUCION DE DURKHEIM LA PRIMERA tradici6n que marca el trabajo de los cientificos socia- les se ubica en el paradigma cuyo origen se encuentra en las cien- cias naturales. Este modelo concibe la ciencia como una tarea racional y objetiva, orientada a la formulacién de leyes y principios generales, cuya funcién es explicar con una base empfrica los fen6- ‘menos sociales o naturales. Supone una separacién de la teorfa y Ta observacién, las cuales se articulan por medio de la deduecién 6gica de hipotesis que, extraidas de la teorfa, se confirman o falsean por medio de la contrastacién empfrica. La explicacién cientifica se funda, segtin este modelo, en la I6gica deductiva, “Este trabajo se limita a seRalar la importancia de sus contibuciones. Las diversas influencias de estos autores son evaluads periddicamente por diversos estudiosos y sobre todo por los autores dedicades a la creacién de toria, “4 MARIA LUISA TARRES Si bien el paradigma positivo durante el siglo xx ha tenido un gran desarrollo que ha permitido una mayor flexibilidad en sus principios y aplicacién, tanto en el campo de las ciencias matura- les como sociales (Wallerstein, 1996: 39-74) es importante apun- tar algunos de estos principios basicos, pues las eriticas contempo- rréneas se dirigen a ellos. El autor que, en las ciencias sociales, se identifica con esta corriente es Emilio Durkheim (1858-1917). Aunque trabaja den- tro de la tradicién del positivismo, establecida por Comte y Saint Simon, quienes influyeron en su obra, Durkheim no explicita su adscripcién al positivismo, probablemente porque su proyecto fue establecer la sociologa como una disciplina cientifica auténoma, que trascendiera los Ifmites definidos por las tradiciones de s tiempo. Las ideas de Durkheim han dejado una enorme huella en ta sociologia funcionalista, en el estructuralismo y en campos tan dis tintos como Ta antfopologéa, a historia 6 la lingiistica. También su contribuci6n a la metodologfa de las ciencias sociales es fun- damental, pues las marca e influye en su desarrollo posterior. En los diversos trabajos realizados por Durkheim, se puede observar con claridad que su preocupacién por establecer los métodos cien- tificos de esta nueva ciencia se relaciona estrechamente con un esfuerzo de naturaleza te6rica orientado a definir un objeto, un cam- po de observacién. En Las reglas del método socioldgico argumenté que la tarea de la sociologfa era el estudio de los hechos sociales. Concibié los hechos sociales como “las formas de actuar, pensar y sentir, exterio- res al individuo, dotados de un poder de coerci6n, gracias al cual se le imponen”. E] hecho social definido asf remite a un mundo colectivo, exterior y superior al individuo. Se tratarfa de las fuerzas y estructuras sociales, as{ como las normas y valores culturales que actiian sobre el individuo en forma externa y coercitiva Esta definicidn le permite diferenciarlos de otros hechos pre- sentes en la realidad social. Su proyecto, que se orienta a esta- blecer la autonomia del campo de la sociologia e independizarlo de LO CUALITATIVO COMO TRADICION 4s otras disciplinas, se puede comprender con claridad cuando plantea que “todo hecko social debe ser explicado por otro hecho social”. Ello significa que, para comprender Ia l6gica que subyace en los hechos sociales, no es necesario recurrir a los hechos biol6gicos, climéticos, econémicos ni de otra naturaleza. Subraya también que ellos son “reales”, que constituyen una “realidad objetiva” suscep- tible de ser conocida por medio del método cientifico. Los supuestos del método se orientan a satisfacer los cdnones del método cientifico, propios de las ciencias naturales y, por ende, a cumplir con sus criterios de objetividad. ‘Aunque Durkheim afirma que el método debe ser “estricta- mente sociolégico”, pues los hechos sociales son sui generis, al mismo tiempo plantea que la actitud del sociélogo debe ser simi- lar “a la del fisico.o’el quimico, de manera que las ideas o senti- _mientos individuales no intervengan en sus observaciones”. Debe ‘enfrentar los hechos “olvidando lo que cree saber sobre el hecho, como si todo fuera totalmente desconocido |. ..] El método ideal es el naturalista, pues prescribe al sociGlogo una actitud mental que es una regla en las ciencias naturales, esto es dejar fuera de la observaci6n el punto de vista antropocéntrico” (Durkheim, 1900: 648-649). Ello no significa que el sociélogo confunda el campo de lo so- cial con el de la naturaleza, Por el contrario, “debe considerar lo social en toda su originalidad, de modo que el naturalismo que practique sea esencialmente sociolégico”.. ‘a propuesta metodolégica de Durkheim se redondea y s perfila claramente como positivista cuando plantea que la socio logia se debe comprometer a descubrir relaciones generales finir leyes verificables en diversas sociedades. El método indicado para cumplir con este requisito es el com- parativo, pues posibilita la contrastacién de un mismo hecho social en sociedades y épocas similares o distintas. De modo que “las va- riaciones que presenten las instituciones o las préicticas (es decir, el hecho social que se quiere explicar), comparadas con las varia- ciones que se constatan paralelamente en el medio social, permitirén 46 MARIA LUISA TARRES. observar las relaciones que vinculan a dos tipos de hechos y se podré establecer una relacién de causalidad” (Durkheim, 1909: 281-285). La comparacién es, en consecuencia, el instrumento por exce- Iencia del método sociol6gico y serfa, para este autor, un método ‘equivalente a la experimentacién en ciencias naturales. Una observacién que es preciso recalcar es que la cercanfa de su definicién de la sociologia con las ciencias naturales no le im- pidi6 utilizar informacién cualitativa cuando realiz6 investiga- ciones. Asf Jo demuestra su trabajo sobre las formas de la vida religiosa, el derecho, la conciencia y las representaciones colecti- vas 0 los procesos de la “efervescencia social” y de institucionali= zacién. Tampoco fue obstdculo para integrar informacién cualitativa y cuantitativa en su clésica investigacién sobre el suicidio. Alli aplica lo que hoy conocemos como el andlisis multivariado a fuentes estadisticas secundarias sobre suicidio, las cuales complementa Tecurriendo a material cualitativo acerca de la organizacién social y la adscripcién religiosa, que clasifica, analiza e interpreta para dar sentido a los hallazgos estadisticos. En suma, aun cuando el trabajo de Durkheim puede ser critica- ble porque adopta la tradicién epistemolégica positiva que acerca a la sociologia con las ciencias naturales © por su concepcién de lo social, es evidente que su método y su teorfa aceptan indistinta- mente cortes cuantitativos y cualitativos de la realidad que inves- tiga. En sus palabras: “el socidlogo puede recurrir a la historia, a las observaciones de los textos antropolégicos o a las estadisticas para construir su objeto” (Durkheim, 1975: 32-52). LAS TRADICIONES “INTERPRETATIVAS” Y EL LEGADO DE MAX WEBER La SEGUNDA tradici6n clisica que inspira e influye en las comu- nidades posteriores surge en Alemania, durante el mismo perio- do, alrededor de una concepcién diferente de las ciencias sociales. LO CUALITATIVO COMO TRADICION a Las comunidades que se adhieren a este paradigma plantean que, debido a que el objeto de las ciencias sociales es el sujeto que crea significados sociales y culturales en su relacién con los otros, ‘el método deberia orientarse a comprender los significados de la -aceiOn y de las relaciones sociales en sociedad. La sociedad o el sujeto social no pueden reducirse al mundo de la naturaleza, por Jo que tampoco los métodos pueden confundirse con los de las ciencias naturales como lo plantean los positivistas. Este paradig- ma critica el supuesto positivo de que los hechos sociales son obje- tivos. Argumentan que la realidad social no es objetiva ni subjeti- va, sino que los hechos sociales son “objetivados” por los métodos positivos. Como alternativa proponen desarrollar metodologias propias orientadas a cumplir con la vocacién empirica de las ciencias so- ciales. Estas metodologias deben conducir a la comprensién de la experiencia vivida por los seres humanos que, pese a la influencia de las estructuras, poseen espacios de libertad y son sujetos por- tadores y productores de significados sociales 6 culturales. Cabe sefialar que, en la actualidad, esta postura no logra cons- truir un paradigma tinico. Los distintos autores que la adoptan tienden a pertenecer a diversas corrientes criticas del positivismo, que de modo muy grueso podrian identificarse como corrientes interpretativas. Sin embargo, y tal como To sefiala Hekman, Ta insa- tisfaccién con el positivismo que “imposibilita a los cientificos sociales acceder a su objeto de estudio, es decir a los sentidos subje- tivos de los actores sociales y a la forma estructural e institucional de la vida social, no ha sido capaz de remplazar al positivismo como paradigma dominante” (Hekman, 1999). En efecto, casi todos los autores que se desligan del positivis- mo atin dialogan o se pelean con esta corriente cuando se trata de crear un espacio propio de reflexidn te6rica o metodolégica. Ese solo hecho demuestra la hegemonfa de ese paradigma. Pese a compartir la mirada critica a ese enfoque, estas comu- nidades no pueden unificarse alrededor de un modelo alternative debido a que se unen y diferencian de las otras, segiin la fuente de 48 MARIA LUISA TARRES error que identifican en el enfoque positivista o alrededor de las soluciones tedrico-metodolégicas que construyen para corregir esos errores (Hekman, 1999). Por ello las comunidades contem- pordneas criticas del positivismo se caracterizan por una gran Uiversidad de perspectivas que se expresan en distintas teorfas, fescuelas, discursos, lenguajes, métodos y técnicas de investigaciOn (hermenéutica, interpretativa, interaccionalismo simbdlico, feno- menologia, accionalismo, etcétera). Su diversidad se explica en gran parte por el punto de partida que adoptan para definir su posicidn teérica y metodol6gica. Algu- nas comunidades lo hacen a partir de la definicién del objeto de_ ‘estudio, mientras otras establecen su posiura a partir de la forma de aprehenderlo. ‘Ante esta diversidad, hoy es imposible argumentar que las co- munidades compiten entre dos tradiciones, la positiva y 1a inter: pretativa, sea en el Ambito tedrico o en el metodolégico. Fl debate Contempordineo plantea la necesidad de reconocer una realidad nue- va, caracterizada por la presencia de una diversidad de comuni- dades y tradiciones. Ello implicaria redefinir el universal de la ciencia utilizado hasta ahora, que ha postulado ciertos principios y un modelo nico para todas las comunidades cientificas, por un Universal alternative que reconociera esa diversidad. Las ideas propuestas por distintos autores para sistematizar la situacién con- tempordnea de la ciencia apuntan a remplazar el universal ‘nico porel de la pluralidad. El valor de la pluralidad, “deberia ser la vir~ tud a la que aspira todo conocimiento, ciencia o disciplina” (véase Wallerstein, 1996). La incertidumbre producida por la diversidad de posturas a finales del siglo xx no deberia asombrar. Expresa concepciones di- vergentes sobre el conocimiento social, mostrando Ja dificultad de adoptar un paradigma similar al de las ciencias naturales, 0 de comprometerse con un modelo universal para la ciencia, cuyos an- tecedentes se encuentran en la sociologia de principios de siglo. La obra que mayor influjo tiene sobre esta tradicién es, sin duda, la de Max Weber, pues constituye una invitacién a dudar sobre 1a posi- LO CUALITATIVO COMO TRADICION 49 bilidad de analizar “objetivamente” la accién y las instituciones sociales (Weber, 1965), y subraya asf la dificultad para salvar 1a distancia entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias sociales EL LEGADO DE MAX WEBER (1864-1920) ‘Asi como Ia teorfa y la metodologia de Durkheim no dan mucho lugar a la ambigiiedad, la de Weber, por su extensién y densidad en el campo de la teorfa sustantiva, las propuestas metodol6gicas, la investigacién empirica, los andlisis hist6ricos sobre diversas sociedades, eteétera, presenta un desarrollo que por su compleji- dad es dificil de sintetizar. ese a que su obra, junto a la de Marx y Durkheim, es conside- rada como parte de fa llamada teorfa clésica, Weber parece ser el autor mds influyente en la sociologia de finales de siglo. ‘Lo curioso es que su ascendiente cruza posturas teéricas, me- todol6gicas y temdticas: el funcionalismo estructural de Parsons, Ia tradicién del conflicto de Randall Collins, la teorfa critica ale- ‘mana, el interaccionalismo simbélico, la fenomenologfa de Alfred Schutz, que da lugar al desarrollo de la etnometodologia, la teorfa de la acciGn comunicativa de Habermas, la teorfa de la accion de ‘Alain Touraine (véase Ritzer, 1998: 245-248). Su amplia obra abarca la teorfa general, pero también logra dar las pautas para la definicién de campos dentro de lo que hoy Ilamamos sociologias especializadas, tales como la sociologfa politica, de las organiza ciones, de la religi6n, de la misica, etcétera, ademés de aportar al derecho, la economia y Ia historia. Dentro del amplio abanico de ideas que ofrece este autor, tra- taremos de sistematizar algunas vinculadas con su propuesta me- todol6gica, aun cuando en el intento se pierdan la riqueza y com- plejidad de sus planteamientos.* sPara el lector interesado en la propuesta teérico-metodolégica de Max Weber se recomtenas Nota metodologica en Economia y sociedad, Fce, México. Los capitvlos Techeulos al tipo ideal, al tipo hist6rico, a los tipos de accién se citan en el artculo de dericarrsiaco en el capitulo dedicado a tipologtas en este volumen. Una visi6n general Ratan sobre el papel dela ciencia y del cientifico en el siglo xx la proporciona el libro EZ Nentfice» el poco, ast como Essais sur lathéorie dela science. 50 MARIA LUISA TARRES En este marco se puede decir que la obra de Weber se propone: 4) definir el campo de las ciencias sociales, y especialmente el de a sociologia, ubicandolas sobre bases metodol6gicas firmes y sustentadas; ») establecer las fronteras de la ciencia y del trabajo cientifico, especialmente de los cientificos sociales, con respecto de los valores morales y los asuntos politicos; ) ofrecer una amplia gama de conceptos y generalizaciones para el estudio de problemas sociolégicos sustantivos; 4) contribuir al estudio de la modemidad destacando los proce- sos de racionalizaci6n subyacentes que acompaitan el desarro- lo del capitalismo occidental, En su camino hacia estos objetivos, Weber escribié sobre me- todologta y filosofia de las ciencias, contribuyé al estudio de las sociedades antiguas, a la historia econdmica, realiz6 investigaciGn comparativa sobre la religién y la estructura social y dedicé una parte fundamental de su obra a definir los principios de la socio- logta. Desde sus primeros trabajos Weber muestra varias preocupa- ciones que desarrollard en su obra posterior. Aparte de su interés por las caracteristicas que asume en el capitalismo occidental europeo, quizés la de mayor importancia, por su vinculacién con Ja sociologia, sea la lucidez con que enfrenta “la complicada natu- raleza de la relacién entre las estructuras econémicas y otras for- mas de organizacién social, y especialmente, su conviccién de que se debia rechazar toda forma de determinismo” (Giddens, 1977: 121).¢ Esta preocupacién lo indujo a estudiar problemas que tu- La influencia que Weber otorgs a la religiones o la cultura como moldeadors del ‘comportamiento social no significa que desprecie el papel de los intereses econdmicos. ‘Al ontario, la acci6n racional con acuerdo a fines es parte de su conceptualizaciny de su teoria sobre la accién social. Fl interés de su propuestaradica en no reducit Io social lo ‘econdmico, muy por el contrario, otorga historicidad al interés y al cdlculo ravional, con Jo que logra una interpretacin comprensiva que identifica la racionaidad como uno de los aspectos centrale de la sociedad capitalista modem LO CUALITATIVO COMO TRADICION st vieran significacién cultural, a establecer los principios generales de la sociologia y los conceptos basicos relacionados con la accién social, en suma a definir las fronteras de su objeto de estudio. Para Weber el fin de la sociologia es lograr una comprensién de los significados subjetivos de la accién social, lo cual permite, identificar los motivos del actor y explicar las causas de la accién.! Los individuos que actian en relacidn constituyen la realidad social. En esto Weber se opone al uso de conceptos colectivos (como sociedad, conciencia colectiva, Estado), salvo que éstos se rela- cionen a nivel analitico o hist6rico con las acciones individuales. ‘También Weber se opone a la idea de que las ciencias sociales descubran leyes en la forma como Io hacen las ciencias naturales. Rechaza especialmente las teorfas sociales que establecen leyes 0 predefinen etapas del desarrollo de la sociedad. La tarea de la sociologia es més limitada pero también més compleja. Se debe orientar a establecer generalizaciones capaces de definir tendencias “sobre la naturaleza, el curso y las conse- cuencias del comportamiento social”, Ello es posible porque el com- portamiento social tiende a presentar regularidades, a seguir pa- trones que se repiten. La formulacién de tendencias cuya expresin puede ser cuantitativa 0 estadistica es necesaria para establecer la adecuacién causal de las explicaciones. Sin embargo, no basta expresar una tendencia en términos cuantitativos 0 estadisticos. Es preciso fundamentarla en una interpretacién comprehensiva del comportamiento a que se refiere, para que podamos entender su significado.” La comprehensi6n no es un acto intuitivo. Por el contrario, debe Basarse en evidencias cualitativas y usar técnicas interpreta- tivas de los significados para poder replicarlas y asf verificarlas de ~ En plas el ator “Los fendmenosdesprovisos de sigicao subj les come la crltcin de a movulidad ode Tos narimients ols proceos de select SStoptics cic os des pias to, jegan como ‘canes emo one ‘Sousa apres eles onenames moc stviad spate. y nen ‘Seiningr per ie mira hin

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