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ACCIDENTE DE TRABAJO Y ENFERMEDAD PROFESIONAL: PRESCRIPCION DE LA ACCION DE RESPONSABILIDAD CONTRA EL EMPLEADOR. por ELIAS M. PIATNIZA ALTMAN I El art. 2 de la ley N° 16.074 de 10 de octubre de 1989, establece un principio de responsabilidad civil del empleador privado? en “accidentes o enfermedades profesionales que ocurran a sus obreros y empleados a causa del trabajo o en ocasién del mismo”, sefialindose al Banco de Seguros del Estado como sujeto pasivo del reclamo que pudiere formularse, independien- temente que el patrono haya o no asegurado ai trabajador, quedando circunscripto los respectivos derechos al ambito regulador exclusivo y exclu- yente de dicha ley, siendo la Gnica excepcién, que en la consumacién del accidente de trabajo o en Ia enfermedad profesional, “haya mediado dolo por parte del patrono o culpa grave en el incumplimiento de normas sobre seguridad y prevencién”, en cuyo caso, s¢ habilita la accién directa contra el empleador y es dable aplicar las disposiciones del derecho comin (arts. 7 y 8). Es de recordar con MANGARELL!® que la reparaci6n de accidentes de trabajo se rigi6 durante muchos afios por las leyes No. 10.004 y 12.949, que (0 No es objeto de nuestra atenci6n el empleador pitblico. Al caso, es de tener presente que el art, 3 de Ia ley N° 16.134 de 24 de setiembre de 1990 derogé el inciso primero del art, 5 de la ley N° 16.074 en anilisis estableciendo que: “El Estado, los Gobiernos Departamentales, los Eites Auténomos y los Servicios Descentralizados estén obligados a asegurar en el Banco de Seguros del Estado al personal que empleen en trabajos manuales en condiciones de riesgo. Esta obligacién se mantiene aun cuando distintas ripos de reglamentaciones les otorguen el derecha de licencia con goce de sueldo mientras no se reintegren al trabajo. El personal asegurado recibird durante el perfodo de asistencia por incapacidad temporaria y mientras ella dure, la indewmizacion fijada por ley 16.074 de 10 de octubre de 1989, y directamente de tos organismos mencionados ta diferencia de remuneracion que pueda correspondertes segiin las leyes o reglamentos a que estén sometidas”. © Seguridad Social en el Urguay, FCU. 1991, pig. 329 y ss. y asimismo en RDL. No. 159, pig. 518 y ss. 252 fueron derogadas por Ia ley No. 16.074, modificando Ia normativa anterior, aunque no de forma sustancial, dado que el seguro continué siendo comercial. Actualmente, el régimen relativo a la reparacién de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales se encuentra conformado por la ley aludida y el Convenio Internacional del Trabajo No. 121 ratificado por ley No. 14.116 de 30 de abril de 1973. En {o particular, interesa destacar el caricter de automaticidad del segu- ro (art. 8), ello supone que basta que una persona trabaje en forma subordina- da y remunerada para que tenga derecho a los beneficios de Ia ley con independencia de que su patrono lo haya asegurado o nd. En este sentido, explica MANGARELLI que “en el sistema de las leyes 10.004 y 12.949 el seguro si bien era obligatorio y se prevefan sanciones para el caso’del patrono incumplidor, en la prictica, muchos empleadores no aseguraban a sus trabaja- dores, Estos se encon traban desamparados, ya que si bien recibian asistencia médica del Banco (existia automaticidad respecto a la atencién médica), debian reclamar directamente del patrono el pago de la indemnizacién fempo- ral, o en caso de haber suftido una incapacidad permanente, el depésito en iche organismo del capital necesario para servir la renta, En la gtan inayoria de/los casos, Jos trabajadores se vefan obligadas a iniciar reclamos ante la sede _ Judicial, losque en algunos casos se prolongaban por afios, durante los cuales no percibfan indemnizacién alguna. En el sistema_actual, el trabajador no asegurado que sufte un accidente de trabajo o una enfermedad profesional, tiene derecho a que el Banco de Seguros del Estado Je preste asistencia médica, pero también a que le abone las indemnizaciones que corfespondan, ‘sin perjuicio que el referido Organismo reclame al enipleador las 'sumas que pagé e imponerle las sanciones previstas en 1a misma ley"), n Expresa RASO DELGUE que él art. 32 de la ley No. 16.906 de 7 de enero de 1998 solo deroga la ley No. 15.837 de 28 de octubre de 1986, lo que conlieva a que no deban considerarse derogadas aquellas normas posteriores a la ley derogada y que establecieron términos de prescripcién especificos para determinadas situaciones como lo es el caso del art. 66 de Ia ley No. 16.074, por lo que no es de aplicacién el nuevo régimen prescripcional del art. 29 de la ley No. 16.906. ¥ ello lo considera asf, cualquiera sea la posicién que se adopte-en torno a la prescripcién de la reparacién del dafio moral por culpa © Seguridad Social cit, pig. 341. 253 grave en el incumplimiento de normas sobre seguridad y prevencién (10 afios de la propia ley 0 4 afios del art. 1332 CC. en opinién de Mangarelli) “). En el régimen legal anterior, respecto de Ia ley N° 11. 577 de 14 de octubre de 1950 -confornie MANGARELLI-, dicha ley sobre actividades insalubres y que referfa asimismo en algunos articulos a las enfermedades profesionales, fue derogada técitamente por la ley No. 16.074 en lo ceferente a las enfermedades profesionales desde que establece un régimen general, sin perjuicio de seguir rigiendo en cuanto a las actividades insalubres. Actual- mente existe un solo régimen de enfermedades profesionales que es el previs- to en la ley No. 16.074 y el Banco de Seguros del Estado es e] organismo que determina el cardcter profesional de la enfermedad ©, Asimismo, la aludida laboralista nos dice que “en el régimen anterior se debfa distinguir al analizar la prescripcién, si se trataba de un empieador asegurado o de un patrono no asegurado. En el primer caso se reclamaba contra el Banco de Seguros del Estado aplicdndose el articulo 49 de ja ley 10.004 que prevefa un plazo de prescripcién de dos afios para la “accién por indemnizaci6n”, contados a partir de la fecha del accidente. En la segunda situaci6n, al tratarse de un empleador no asegurado, la demanda debia dirigir- se contra éste. Regfa en consecuencia la ley 15.837 de 28.10.86 referida a la prescripcién de las “acciones originadas en las relaciones de trabajo” de que sea titular el trabajador contra el empleador. Por su parte las acciones por cobro de primas de seguros, de capitales necesarios para cubrir el servicio de rentas, y/o gastos, prescribfan a los diez afios contados desde que las obliga- ciones se hicieran exigibles (art. 15 ley 12. 949). El nuevo sistema prevé un solo régimen de prescripci6n...” ©, Es de tenerse en cuenta ademas, que el art. 72 de la ley N° 16.074 deroga las leyes N° 10.004 de 28 de febrero de 1941 y 12.949 de 21 de noviembre de 1961. En tiempo presente entonces, el régimen prescripcional especifico que nos ocupa, se encuentra previsto en el art. 66 que sefiala un plazo prescriptivo de “diez aiios contados desde el dia en que las obligaciones se hicieren exigibles”. Asimismo, prevé en el inciso 2 que: “La interposicién por el #1 Nuevo Régimen de Prescripeién de las Acciones Laborales, AMF. pig, 84-85; asimismo, BABACE, Prescripcién de los Créditos Laborales, FCU., I" edic. 1998, Texto- Contexto No. 33. pig. 1. © Sepuridad Social cit., pig. 387-388, ©) Seguridad Social cit., pag. 373. 254 interesado de cualquier recurso administrativo o jurisdiccional, suspenderd el curso de la prescripcion hasta la resolucién definitiva o sentencia ejecutoriada”. UI El art. 66 alude a las “demds obligaciones a cargo de los patronos”. Existe en el contrato de trabajo una obligacién (concreta) del empleador en proteger la integridad fisica del trabajador. En este sentido, recordando a Peretti Griva, manifiesta PLA RODRIGUEZ que el empleador tiene la obliga- cién de “cuidar en Io que de él dependa, Ia higiene del ambiente del trabajo en el curso de ia ejecucién del contrato, eliminando o previniendo las causas que pueden determinar una condicién de mayor peligrosidad para el trabajador; so pena de tener que responder, a titulo de incumplimiento contractual, de las consecuencias lesivas que puedan derivarse para el subordinado”. “En el cumplimiento de este deber, el patrono deber proceder como un buen padre de familia. Ello le exige no sélo cumplir con todas las prescrip- ciones legales y reglamentarias establecidas sino con todas las recomendacio- nes técnicas y con todas las medidas que Ia prudencia exija o que la experien- cia aconseje”. Luego de precisar dos grupos de normas ®), expresa el aludido labora~ lista que “las mismas no estén contenidas en el contrato de trabajo sino que surgen de leyes o reglamentos aprobados por los poderes publicos. En consecuencia, la inobservancia no sdlo importa una violacién contractual sino una infraccién a disposiciones oficiales por lo que se incurriré en sanciones administrativas sin perjuicio de 1a responsabilidad por violacién del contrato” ©), Y en ello es conteste BARBAGELATA quien asimismo nos recuerda la postura de DE FERRARI que expresaba: “el empleador es un deudor de seguridad y la obligacién de tomar previsiones pertenece a la naturaleza del contrato de trabajo, de tal manera que si Ia ley no hubiera puesto, como puso, Sobre el coneepto en el Derecho Laboral, MANGARELLI, RDL., N° 204, pfg. 717. a) las que tiendan a proteger, en general, la salud del trabujador. Son las normas que protegen contra las actividades insalubres; b) las destinadas a proteger especificamente contra aceidentes de trabajo, Son las disposiciones contenidas en las leyes y reglamentos sobre prevencién de accidentes. Curso, t. 2 vol. 1, Edic. Idea 1991, pag. 172, 255 a cargo del patrono, Ja obligacién de tomar diversas previsiones y medidas cautelosas, el trabajador podria exigirlas, basAndose en el contrato” Por su lado, DORA SZAFIR seijiala que “sostiene BUSTAMANTE ALSINA que “dentro del Contrato. de trabajo el patrono estd sometido a un deber de previsidn, que consiste en la obligacién de éste de conducirse en la configuracién y ejecucién concretas de la relacién de trabajo, en cuanto-de-él dependieran, segiin Ja debida consideracién a los intereses legitimos del trabajador”. El-deber de previsién esta en Ja esencia misma del contrato, por lo que el patrén debe preservar a su empleado de ios dafios que pueda suftir por el riesgo de la actividad. Debe concluirse que el daiio sufrido por el obrero derivado de! incumplimiento de aquella obligacién, no puede sino generar una responsabilidad contractual, cuya naturaleza no puede alterarse por el hecho de que exista una accién indemnizable por el seguro y otra subsidiaria, en caso de dolo o culpa grave”), En este espacio, cobra relevancia las disposiciones del derecho comin que el art. 7 inc. 2 inicialmente descarta “), La inobservancia de la obligacién concreta del empleador supone una ilicitud, un incumplimiento, propio de la responsabilidad contractual. Confor- me GAMARRA, “existe responsabilidad contractual siempre que se incumplen obligaciones emergentes de un contrato y también toda vez que se incumpile una obligaci6n en general, cualquiera sea su fuente, incluso cuando se trata de una obligacién legal o cuasicontractual. Fuera de esta hipétesis la responsabi- lidad es extracontractual; no se genera por incumplimiento de obligaciones, sino infringiendo deberes no obligacionales” “), Puntualiza el mentado civi- lista compatriota, que en la responsabilidad extracontractual no se trata de la violacién del deber existente respecto de una persona determinada, esto es, de un deber obligacional, sino de ta violacién de deberes generales respecto de todas las personas; en la responsabilidad contractual hay una obligacidn + Derecho del Trabajo, t. 1, FCU., pig. 288 y nota 41. 418 Anuario de Derecho Civil Uruguayo, t. 24, pag. 619-624. "% MANGARELLI, Dafio Moral en el Derecho Laboral, edie. Acali 1984. pig. 19-21; la Suprema Corte de Justicia ha dicho en sent. N° 163/01 remitiéndose a anteriores pronunciamientos (sent. N° 294/94 y 333/85) y a PLA RODRIGUEZ (La nocién de Conflicto Individual de ‘Trabajo, LIU... 81. pig, 195). respecto de la idea de unidad del orden juridico y que el proceso de especializacién y autonomia del derecho labora! no implica un completo rompimiento con ot derecho comtin. Por lo tanto se aplica a la materia laboral la legislaci6n civil en subsidio, en caso de lagunas, siempre que ella no contradiga tos principios esenciales de la legislacién laboral, 9 Tratado, t. 20, FCU, 1988, pag. 39. 256 preexistente, que se incumple; en la aquiliana se viola el deber genérico que se tiene respecto de todos (neminem laedere) ("), Entonces, la observancia del empleador a la normativa de seguridad y prevencién que en el Ambito iaboral debe cumplimentarse, trétase de una obligacién preexistente referida a determinadas personas contractualmente vinculadas y no de deberes generates respecto de todas las. personas. Y en el dmbito de ia responsabilidad contractual, para la especffica situacién que se contempla en la ley No. 16.074 (accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, art, 1) el plazo prescriptivo no es el previsto en el art. 1332 CC. La accién directa que por responsabilidad contractual pueda ejercer el trabajador es de naturaleza personal y prescribe, en principio, a los 20 afios (art. 1216 CC.), empero, en la temitica, el legislador previo un plazo diferen- te, 10 aiios. Al respecto, MANGARELLI entiende que la accién directa reparatoria refiere a un reciamo al empleador del cumplimiento de alguna obligacién no prevista en Ia ley y lo ejemplifica en el daiio moral por culpa grave (art. 7 inc. 2), en cuyo caso se aplicarfa el derecho comin, en particular, el plazo prescriptivo previsto en el art. 1332 CC. 9, vale decir, la normativa atinentea Ja responsabilidad extracontractual. En esencia, la postura de MANGARELLI responde a que la ley N° 16.074 séio atiende la indemnizacién tarifada viéndose excluido del marco legal toda otra posible pretensién indemnizatoria 6), Por nuestra parte, es dable entender que el art. 66 en andlisis es igualmente aplicable, no obstante la apreciacién que nos sefiala la citada laboralista. Por lo pronto, e} art, 2 de la ley sienta un principio general de responsabilidad civil del empleador (supra I). Lo que acontece es, que cuando no media dolo o culpa grave del empleador {art. 7), el legislador desplaza la cobertura del riesgo en el Banco de Seguros del Estado, se haya o no asegurado al trabajador, excluye la aplicacién del Derecho Comuin y cumpli- menta s6lo una indemnizacién tarifada, en la delimitacién cuantitativa que la propia ley establece, En tal campo, juega el art. 66 de la ley. En cambio, cuando por el mismo hecho ilfcito, media dolo o culpa grave del empleador, se 9 Tratado cit., pig. 47. “5 Seguridad Social cit., pig. 374; asimismo, BABACE, Prescripcién cit., pag. 11. 8 Seguridad Social cit., p4g. 375-377. 257 procura una reparacién integral del dafio ocasionado no cubierta por la indemnizacién tarifada, entonces el accionamiento por responsabilidad, sin perjuicio de sustentarse en el mismo principio legal sefialado, se ejercita plenamente con 1a aplicacién del Derecho Comin y en el plazo prescriptivo para accionar que no tiene porqué ser diferente al indicado en el art. 66 de la ley. Es de pensar que no encontrandonos en el campo de la responsabilidad extracontractual sino, contractual, habiendo previsto el legislador un especifi- co plazo prescriptivo que no tiene porqué entenderse modificatorio del sefiala~ do en el art, 1332 CC. sino, del previsto en el art. 1216 CC., no corresponde otra conclusién que la preindicada. Cuando el legislador alude en el art. 66 a las “demds obligaciones a cargo de los patronos...”, de wna lectura de las diversas disposiciones de la ley, nos lleva a pensar que se atiende concretamente, fuera de Ja obligacién de asegurar (art. 1) -todo lo inherente a primas de seguros, constitucién de capitales para el servicio de rentas, etc.-, el responder civilmente “de los accidentes o enfermedades profesionales que ocurran a sus obreros y en pleados a causa del trabajo o en ocasién del mismo, en la forma y condicio- nes que determinan los articulos siguientes” (att. 2). Y conforme la ley, “la forma y condiciones que determinan los articu- los siguientes” conlleva a la conclusién de que la responsabilidad civil del patrono de modo directo sdlo acontece cuando media dolo o culpa grave (art. 7 inc. 1), en cuyo caso, cabe accionar contra el mismo al amparo de la regulacién normativa de! Derecho Comtn; y de modo indirecto, cuando no media dolo o culpa grave, donde la accién se dirige contra el Banco de Seguros del Estado, respondiendo exclusivamente en las condiciones que la ley determina, esto es, con exclusién de las disposiciones del Derecho Comin (art. 7 inc. 2). Pero sea la accidn directa o indirecta, siempre el plazo prescriptivo es Unico (10 afios), porque responde a un mismo fundamento juridico y refiere a una misma circunstancia factica. Sefiala DE FERRARI -en referencia al art. 21 de Ia derogada ley N° 10.004 de 28 de Febrero de 1941, que establecia un plazo prescriptivo de dos afios de ocurrido el accidente- que la primitiva ley sobre la materia daba a la victima del accidente un afio para iniciar la accién por indemnizaci6n y la experiencia demostraba que el plazo era excesivamente corto, sobre todo traténdose de grandes infortunios y de obreros que vefan a menudo transcurrir ese plazo o gran parte de é] en la sala de un hospital aguardando fa hora en que 258 cesaran sus suftimientos y consolidaran sus lesiones lo que solia inducir al patrono aconservar al obrero lisiado en su establecimiento mediante promesas seductoras que renovaba hasta Ja fecha de expiracién del plazo prescriptivo, por lo que se modificé en dos aiios (!7), Es dabie pensar que actualmente el trabajador en Ia situacidn que nos ocupa, se encuentra mds ampliamente contemplado. Mientras en referencia al accionamiento indemnizatorio la normativa prevefa un plazo prescriptivo bienal de ocurrido el accidente (art. 21 ley N° 10.004) respecto de las acciones por cobro de primas de seguros y de capitales necesarios para el servicio de rentas y/o gastos en los casos de obreros no asegurados, se indicaba un plazo decenal desde la exigibilidad (art. 15 de la ley N° 12.949 de 23 de Noviembre de 1961). Tales plazos coexistian paralela- mente segtin fuera el supuesto de su aplicacién, tanto asf, que el art. 16 de la ley N° 12.949 modificaba una serie de articulos de la ley N* 10.004, entre los que no se encontraba el art. 21. Actualmente, el art. 66 de la ley N° 16.074 unifica las hipétesis habili- tantes englobandolas en un mismo plazo prescriptivo sin distinciGn del punto de partida de su cémputo “!®), A mayor abundamiento, recordemos -como lo sefiala MANGARELLI precedentemente (supra II)- que en el régimen anterior, si el empleador no se encontraba asegurado, el trabajador para obtener su reparacién debia deman- darlo, rigiendo el plazo prescriptivo de la ley N° 15.837, aspecto que no deja de suscitar interrogante: si bien es cierto que dicha ley referfa a la prescripci6a de las “acciones originadas en las relaciones de trabajo” (aspecto contractual), no menos cierto es, que el art. 1332 CC. se encontraba vigente, ,porqué no aplicarlo como se postula en tiempo presente?. Es de pensar, que acontecia que dicha disposicién es atinente a la prescripcién en el Ambito de la responsa- bilidad extracontractual y, como venimos sosteniendo, Ia responsabilidad del Derecho del Trabajo, 1. 3, ¥ edie, 1970, Depalma, pig. 458-459. 8) En su momento. al respecto jurisprudencialmente se sostuvo: “En derecho connin ka obligaci6n indemnizatoria aquiliuna es exigible a partir del evento dafioso que la genera (arts. 1319 y 1324 del C. Civil), regia que se traslada al drea espectficu de los acciclentes de trabajoa través de las disposiciones de los arts. 1. 8.9 y 12 de la ley N° 10.004 y encuentra eco, en orden al sistema de prescripcién extintiva, en las normas del art, 21 de dicho estatuto y del art, 15 de ka ley 12.949. La primera legisla que ta aecién por indemnizacién prescribe a los dos aftos de ocurride el accidenre; y ta segunda, igualmente explicita. fija la preseripcién decenal de tes acciones por cobro de primas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y ce los cupitales necesarios para el servicio de rentas en casos de obreros no asegurados, deste ef dia en que las obligaciones se hicieron exigibles..." Koncke. AIL. 1978, c. 36. 259 empleador en la materia, es contractual. Por ende, en lugar de atender el art. 1216 CC.-habida cuenta de la naturaleza personal de la accién- se aplicaba el plazo previsto en la ley N° 15.837, por referir al espacio contractual y ser especifico a la materia laboral, ademas de conteste con el previsto en el art. 21 de Ia ley N° 10.004, . Y en tiempo presente, ni la responsabilidad del empleador en la materia ha dejado de ser contractual -si se quiere, la accién de responsabilidad no deja de originarse en una relacién de trabajo o, por Io menos, referir a ella, art. 2 de la ley-, ni la naturaleza de la accién tampoco dejé de ser personal. Lo que varid, es el plazo prescriptivo. El mismo es, como sefiala RASO DELGUE (supra II), especffico, por lo que atin cuando no se ejercitare la accién dentro del plazo de dos aiios previsto en Ja ley N° 15.837 -vigente hasta su reciente derogacién por la ley N° 16.906, art. 32- y sf dentro del plazo de cuatro afios que indica el art, 1332 CC., siempre se estarfa dentro del sefialado en el art. 66, aunque inadecuadamente invocado el Derecho, Iv En ocurrencia de un accidente de trabajo o de una enfermedad profesio- nal, la obligacién del empleador jes exigible?. Es sabido que la exigibilidad de una obligacién refiere a su no sometimiento a plazo o condicién pendiente “9, En el caso de las referidas hipétesis no parece que conceptualmente asistamos a una premisa de exigibilidad: la ocurrencia de un accidente de trabajo o de una enfermedad profesional no tiene plazo ni condicién. Mas afortunada era la expresién contenida en el art. 21 de la ley N° 10.004 al referir como punto de partida del cémputo del plazo prescriptivo dei accidente, la fecha de su acaecer, Posiblemente medié una inadvertencia del legislador al englobar en un mismo articulo (el vigente 66 en estudio) las soluciones contenidas en los articulos 10 de Ja ley N° 10.004 y 15 de la ley N° 12.949. Empero, la exigibilidad actualmente es dable de entenderse como reco- nocimiento legislativo de que en caso de ocurrir un accidente de trabajo o una enfermedad profesional, el trabajador siempre se encuentra habilitado a un reclamo indemnizatorio, dentro del plazo que se le otorga, con sustento en la inobservancia de su empleador a la obligacién legal pre-existente de seguri- dad que debe prestar. En principio, el derecho a la reparacién del dafio nace © Sobre obligaciones condicionales (arts. 1406 y ss. CC.) y a plazo (ants, 1433 y ss. CC.). ©0 La preseripeién extintiva de una acciéa de caricter personal opera cuando no se ha 260 con su ocurrencia encontrandose el damnificado en condiciones desde su fecha a ejercer la accién respectiva 20), Con todo, en nuestro tema, interesa saber cudndo se configura el punto de partida del c6mputo del plazo prescriptivo. Es de tenerse presente que el accidente de trabajo a diferencia de Ia enfermedad profesional, “se traduce en un acontecimiento que se desarrolla en un corto espacio de tiempo, es decir en una instancia temporal generalmen- te breve. Este cardcter lo distingue de la enfermedad profesional, cuyas notas esenciales se basan -por oposicién- en ja progresividad y continuidad crecien- tes” 20), En tal medida, es de consignar que la “exigibilidad” de la obligacién- incumplida del empleador en hipétesis de accidente de trabajo se produce en la fecha de su ocurrencia. En cambio, 1a “exigibilidad” en caso de enfermedad profesional, se produce a la fecha del diagnéstico -en cuanto formal conoci- miento de la existencia de una enfermedad profesional- por el Banco de Seguros del Estado, que es el organismo que determina el caracter profesional de la enfermedad (art. 39 de la ley en juego) @), Vv Pero es de tenerse en cuenta que la ley en aplicacién, no solo contempla al trabajador como sujeto activo de Ja reclamacién indemnizatoria, sino asi- mismo, a sus derechohabientes 0 causahabientes (art. 7, 9, 12, etc.). En el intentado dentro del término de veinte afios a contar de! dia en que pudieron ser promovidas (art. 1216 CC.) ‘0 MANGARELLI, Seguridad Social cit., pag. 344, 2) MANGARELLI, Seguridad Social cit., pig. 387-388 © En sent. N° 332/01 de TAT 3° se dijo: “El legistador no define el alcance conceptual de la expresién “derechohabientes”, sino menciona un elenco que lo integra, a saber: cOnyuge sobreviviente, concubina o concubino, menores de 18 afios, mayores de esa edad discapacitados y en algunas situaciones, los ascendientes (en tal sentido, MANGARELLI, La Seguridad Sccial en el Uniguay, FCU. 1991, pig. 365-366). Para la sentenciante “aquo”, respecto de los “hijos de crianza”, “desde el punto de vista sustancial, los mismos carecen de legitimacién activa ya que no son derechohabientes del fallecido y ta norma de ta ley 16.074 no habilita a una imterpretacién extensiva de los legitimados activos. Debe advertirse que si bien en sede civit por via jurisprudencial se admite a los hijos de crianza como legitimados, en casos de accidentes, en sede laboral, la jurisprudencia no ha Hegado a tal soluci6n ante la rigidez de la norma», En Ia tesis de ta parte demandada, Ja situacién de “hijos de crianza” no se inserta en la normativa en juego. 261 alcance conceptual especifico de la normativa en andlisis, el TAT 3° atendié la legitimacién sustancial activa de los “hijos de crianza” ee, Ahora bien. En el enfoque interpretative de la Sala, la respuesta es opuesta a la precedentemente referida: 1a regulacién legal no es obstativa, no descarta Ia viabilidad legitimante sustancial activa de “hijos de erianza” en el accionamiento reparatorio en cuestin. El art. 46 lit. b} tiene dos pardgrafos, E\ primero refiere a “menores de dieciocho aiios y hasta esa edad” asf mismo, “mayores de dieciacho aitos discapacitados que vivian a expensas del trabajador, sea cual fuere el azo juridico que a éste los uniere, siempre que se justifique ese hecho aun sumariamente”, En una primera lectura, pareciera que el califieativo “sea cual frere ol ltzo juritico que a éste los uniere”. seria exclusivamente aplicable a Ia situaci6n de “mayores de dieciocho atos discapacitados”, habida cuenta del signo gramatical “punto y coma (:)" existente y separando la hipétesis anterior de “menores de dieciocha afios y hasta esa edad”, La expresién “sea cual fuere ef lazo juridico que a éste los nieve”. es interpretable en sentido amplio. Basta cualquier vinculo juridicumente concebible (p.c., guarda de menores de hecho) entre el siniestrado y quien se postula beneficiario de larenta y dicho lazo no necesariamente supone acreditamiento documental {conio postula fa parte demanduda) en tanto al ser viable “de hecho”, os susceplible de justificarse sumariamente como lo requiere ta norma. Distinta es ia hipétesis de lazos “de derecho” donde es necesario acreditarse mediante respectivas partidas de estado civil (art. 46 lit. 6) in fine). En una segunda lectura, en cuanto el segundo pardgrafo del literal en estudio reza: “No serd necesaria esa justificacién cuando los menores diseapacitados fueren hijas tegitimas 0 naturales del trabajador fallecido...", es de pensar que et lazo juridico que se indica precedentemente, no califica exclusivamente Ia situacién de los mayores discapacitados, sino asimismo, a los menores de 18 afios y hasta est edad, no obstante Ia separacién gramatical referida, Vale decir entonces. que el primer parigrafo del art. 46 lit, b) refiere x menores de 18 affos y hasta esa edad y a mayores discapacitados, “que vivian « expensas del trabajador, sea cual Jere el lazo juridico que a éste los uniere, siempre que se justifique ese hecho aun sumariamente™. El segundo parégrafo puntualiza que si dichos menores o mayores discupacitados fueren “hijos legitimos o naturales del trabajador fallecido...". entonces, de suyo, el acreditamiento es el documental pertinente (“partidas de estado civil"). La normativa no descarta la viabilidad que los “hijos de crianza” se encuentren sustancialmente legitimudos a aecionar en {a reparatoria putrimonial movilizada, Bs de pensar que Ia Sra, Juez “aquo™ en su valoracién del alcance conceptual de la expresién “derechohabientes”, circunscribié la misma a los efectos sucesorios y en tal campo, no parece que el legislador hubiere mirado hacia aquéilos, respecto del causante, “see cual frere el luzo juridico que a éste Jos uniere”, porque en su caso, tampoco el coneubinaito genera derechos hereditarios y sf se alude al mismo, en la normativa en andlisis. Se contempla entonces en el reclumo reparatorio a los “hijos de crianzu”, admitiendo que el deceso del trabajador pudo afectur espiritualmente a los menores que a sus expensas vivian, conformando con el mismo, junto a su madre legitima, un nicleo familiar, En este sentido, nos recuerda GAMARRA, que jurisprudenciulmente se ha dicho que “el concepto constitucional de familia no refiere a los vinculos juridicos atinentes a lt organizacién familiar, sino a una 262 Respecto de los causahabientes la delimitacién es diferente. En el desgra- ciado acaecimiento de pérdida de vida del trabajador, como sefiala GAMARRA 4, Ja acci6n iure hereditatis ser por responsabilidad contractual si la muerte de Ja victima sobreviene como consecuencia del incumplimiento de un contra- to; o extracontractual cuando se trata de un accidente de transito, por ejemplo; en cambio, la accién por derecho propio es siempre extracontractual ya que los damnificados por rebote son terceros respecto del contrato que pudiera haber pactado el difunto. Si la responsabilidad puede ser contractual respecto de Ia accién promovida por los herederos, es porque estén ejercitando el derecho dei de cujus por incumplimiento de contrato °), El precedente planteo, no es aplicable en caso de accionarse, sea por el trabajador o ya, por sus causahabientes, frente a terceros causantes “de los demds daiios derivados del evento” (art. 12 inc. 1 de la ley en referencia), desde que no media vinculo contractual, por lo que el fundamento de respon- sabilidad radica en el deber genérico de no dafiar (neminem laedere). Por cierto que en las hipétesis de responsabilidad extracontractual presefialadas, rige el plazo prescriptivo del art. 1332 CC.: cuatco afios de ocurrencia del evento ilicito. VI El inciso 2 del art. 66 refiere a una particular solucién: suspensién de la prescripcién. Es sabido que en el tratamiento general de la prescripcidn, el legislador contempla la posibilidad de que el plazo respectivo sea dable de interrumpirse © suspenderse, en cuyo caso, puede dicho plazo volver a contarse nuevamente (art. 1238 CC.) 0 ya, seguir contabilizdndose (art. 1244 CC.). Es de inclinarnos a entender que lo que el legislador ha regulado, pese ala terminolog/a, es un modo especffico de “interrumpirse” el plazo prescriptive - concepcién sociolégica de la familia como institucién social objeto de la proteccién del Estado" (Trat., t. 23, pag. 178 nota 4). Por otro ludo, no parece que si e! occiso en vida hubiere ejercitado reclamos salariales en juicio, se fuere a dudar del aditamento de los dafios y perjuicios preceptivos (4 urt, ine. 3 de la ley No, 10.449 de 12 de noviembre de 1943), entre cuyos requisites figura la “carga familiar” y en cuyo alcance no tiene porqué despluzarse la manutencién de los “hijos de crianza”. 2 Tratado, 1. 23, edit. FCU, 1991, pfig. 60. 25) Tratado t. 23, pag. 61; antecedente de TAT 3°. sent, No. 84/99. 263 independientemente del genérico previsto en el art. 1235 CC. (emplazamiento judicial notificado)-, al igual que acontece con la soluci6n del art. 29 inc. 2 de la ley N° 16.906 de 7 de enero de 1998 °®, Y en tal sentido, puede acontecer que no medie pronunciamiento de “sentencia definitiva” -a Io que refiere el texto legal- sea por desistimiento del proceso (art. 227 CGP) 0 ya, perencién de la instancia (art, 240 CGP.) 2? 78), Jurisprudenciaimente, analizdndose el alcance del art. 1243 CC., se ha dicho: “El principio contra non valentem agere non currit prescriptio es de aplicacidn general, como medio de lograr verdaderas soluciones de justicia y equidad, y conforme a ello debe entenderse que no corre prescripcién contra quien esta en la imposibilidad de obrar como consecuencia de un impedimen- to resultante de la ley, de la convencién o de la fuerza mayor, de la ignorancia sobre la existencia del derecho en peligro de extinguirse, etc. Los casos previstos en este articulo no son otra cosa que aplicaciones especiales del principio, que puede extenderse a casos similares” °°), En nuestro caso, desde el momento que el legislador requiere una actuacién activa del damnificado -la interposicién de cualquier recurso admi- nistrativo o jurisdiccional-, no parece que asistamos a un supuesto de “suspen- sién”; por otro lado, ningtin sentido tendria pensar en Ia suspensi6n del plazo prescriptivo hasta tanto se dicte sentencia definitiva, si acontecido ello, inne- cesario seria el continuar contabilizindose el mismo. La disposicidn en estudio sefiala como hipétesis interruptiva a “la inter- posicién por el interesado de cualquier recurso administrativo o jurisdiccio- nal”. La expresién legal “recurso”, no refiere a la exposicién impugnatoria tendiente a la revisi6n de una decisién administrativa o jurisdiccional, desde que alude a “cualquier recurso”, esto es, que el interesado se haya movilizado 9 La audiencia de tentativa de conciliaci6n, con presencia del citante, interrumpiri Ia prescripcién, siempre que sea seguida de demanda judicial interpuesta dentro de los treinta dfas calendario siguientes a la fecha del acta o del testimonio de la no comparecencia del citado. ©” Una vez declarada 1a perencién, las prescripciones interrumpidas mediante el emplazamiento, siguen corriendo tal como si la interrupeién no se hubiere producido. © Expresa VESCOVI que el efecto legal es de interrupeidn y no de simple suspensién, por lo cual cesada la causa la prescripcién empieza a correr nuevamente, sin que pueda sumarse 1 lapso transcurrido anteriormente (Derecho Procesal Civil, t. 4, edic. Idea 1979, pag. 114) ctiterio seguido en el Cédigo General del Proceso (cfr., CGP., Comentado, Anotado y Concordado, 1. 6, pag. 636-639). ©LIU., c. 630; CC. Anotado, t. 2, pag. 564. 264 de algtin modo juridicamente relevante a fin de exteriorizar su voluntad de que no fenezca su posibilidad de ejercer reclamacién ante los Organos de Justicia. Por Jo pronto, en el 4mbito jurisdiccional, no parece apropiado pensar en dicho mecanismo procesal para cuestionar las decisiones judiciales, desde que ello supone la vigencia de un proceso en trdmite con lo que {nsitamente la prescripcin estarfa “interrumpida”, y al caso, de to que se trata es, de valorar si el accionamiento que principia ¢l proceso reclamatorio ha sido tempestivamente deducido. Que una diligencia intimatoria al caso tenga efecto interruptivo, no es ajeno a Ja solucién que asimismo el régimen general contempla (arts, 1240, 1241 y 1336 CC., 1026 num. 3 y 1027 CCom. que refieren a la interpelacién). En este aspecto, lo que se rescata es la relevancia de la movilizacién de requerir una intimacién judicial, tratandose de “cualquier recurso” indepen- dientemente que en su alcance conceptual pueda no entenderse Ja intimacién en mora como modalidad interruptiva ©, Admisible es asimismo, la practica de alguna diligencia preparatoria. En el referido aspecto, -como Io recuerda RASO DELGUE 60. FERNANDEZ BRIGNONI sefiala que “seria posible sostener que, en la medida que la contraparte pueda ser emplazada, para que tome conocimiento de la actitud del titular del derecho, se habria producido la interrupcién judicial de la prescripcién... El art. 123.1 del Cédigo General del Proceso habilita esta interpretacion ... define el acto del emplazamiento, determinando su contenido y su finalidad, sin excluir las medidas preparatorias. Si bien la norma se refiere expresamente a “la interposicién de Ja demanda”, también hace referencia a “...Jas consecuencias que Ia ley detemmine seguim Ios. casos”, con lo cual es dable entender que el Iegislador ha pensado.en.el. emplazamien- tono solo. como modo de trasladar la demanda”’ °), © Doctrinariamente fa constitucién en mora no es entendida como interruptiva de ta prescripcién, cfr., GAMARRA, Responsabilidad Contractual, t. 1, FCU. 1996, pag. 316-317; VESCOVI coincide en el efecto inierruptivo de la intimaci6n judicial, ob. cit., pag. 113. Sb Nuevo Régimen cit.. pig. 60. 2 Judicatura N° 36, pag. 142-143. © En diversos pronunciamientoset TAT 3° admite el efecto interruptivo de la prescripeién por el “emplazamiento judicial notificado”, p.e., sent. No. 217/97; 382/97; 401/97; 67/98; 177 98; 343/98, 344/00, etc.: ALL. 1996-1997, c. 1408, 1409; 1999, c. 977; 2000, ¢. 992, 993. En sent, 395/01 recogié el siguiente criterio: “A nivel de doctrina procesal comentando el art. 123.1 CGP. se ha dicho que la norma “hace coincidir temporalmente el emplazamiento con el traslado de la demanda, ya que ambos actos se Hlevan a cabo a través de una misma conducta material: la notificacién del decreto recafdo ante la presentacién de la demunda. Ello no significa que ambos 265 En rigor, cuando el legislador atribuye efecto interruptivo al “emplaza- miento” se refiere al que ha sido “notificado” (art. 1235 CC.) @% y atiende concretamente, en su alcance conceptual, al supnesto de haberse interpuesto una “demanda” (art. 123.1 CGP), desde que aquél acto procesal complejo se tiene por no hecho y sin efecto interruptivo, en especificas hipétesis de decaecimiento de la “demanda”, tratandose de la prescripcién adquisitiva (art. 1237 CC.) #5), Es de tenerse presente, que no siempre la medida preparatoria se cumpli- menta con la contraparte: el art. 307.2 CGP. prevé que hay que estar a lo que el Juez actuante disponga y si se trata de intimacién de pago, la diligencia siempre es unilateral. La medida si fuere de efecto probatorio, se practica con “citacién” siempre que no se frustre, en cuyo caso, se da a conocer “a posteriori” (art, 307.3 CGP.). Si pensamos que la realizacién de una diligencia prepararia tiene efecto interruptivo, es porque se trata de “‘cualquier recurso” en el alcance preceden- actos se confundan, sino que, por el contrario, son nitidamente diferenciables. Por un lado se convoca de modo genérico al demandado a estar a derecho en un proceso, enterindole de la existencia de este y haciéndole nacer la curga de comparecer. Por otro lado, se sustancia Ia demanda con un trastado al demandado, haciéndote nacer la carga de contradlecir y contestar. La primera comunicacién tiene por objeto poner en conocimiento del reo que contra él se ha incoado un proceso. Y dice por tanto relacién con el proceso considerado como un todo. La segunda comunicacién, en cambio, refiere a un xcto especifico de este proceso, la demanda, y tiene por finalidad dar conocimiento de ese acto al demandado, posibilitindole contralor y defensa especificos con relacién 2 esa actuucién de la parte contraria, La referencit conjunta al emplazamiento y traslado de la demanda se justifiea porque ambos actos se virtualizan a través de una tinica comunicaci6n 0 notificacién, y a su vez ambos importan el comienzo del transcurso de un plazo determinado, que es el mismo para cumplir con dos cargas diferentes: la de comparecer y la de contestar” (C.G.P., Comentado, Anotado y Concordada, t. 3, pag. 271)". 4 Nuestra doctrina procesal al analizar fa nocién del “emplazamiento” sefiala que “el mismo es un “lamamiento con plazo”; dos clementos configuran Ia clave del instituto: la convocatoria y el piazo. No solo se Ilama u ordena comparecer a alguien sino que se establece un plazo para que cumpla con ese llamado, El segundo aspecto es muy importante, porque la no comparecencia en tiempo acartea significativas consecuencias para el emplazado, VESCOVL temarca la necesidad de distinguir la nocién de emplazamiento de las de trasiado 0 citacién, conceptos que la legislacién anterior trataba a veces como sinénimos sin que lo fueran. Asi, el traslado consiste en la comunicacién a una de las partes de las pretensiones 0 alegaciones de otra (v.gr., traslado de la demanda principal o incidental. de una solicitud de desistimiento del proceso, ete.). La ciracién es, en cambio, una notificacién de un decreto u orden del juez, para que el citado concurra a realizar un acto determinado (por ¢j., citacién de un testigo a la andiencia donde habrd de prestar declaracién). Siguiendo a MORETTI, indica VESCOVI que “citar es llamar para determinado momento (dia y hora) y emplazar para dentro de determinado lapso” (C.G.P., Comentado. Anotado, Concordado. t. 3, pag. 267-268). 5 Aunque no reficre a Ia extintiva, que es nuestro caso. 266 temente indicado, en cuyo caso, la interrupcién se plasma en el momento que Ja diligencia se cumple y no ya, cuando la contraparte del peticionario asume conocimiento de la misma, a diferencia de lo que acontece con el “emplaza- miento judicial notificado”, donde el legislador expresamente prevé dicho efecto en la oportunidad que el mismo se configura. Es atendible en la tematica que nos ocupa, que la adopcién de medida cautelar se proyecte asimismo con efecto interruptivo, desde que el peticiona- rio exterioriza 1a voluntad prealudida. FERNANDEZ BRIGNONI también refiere al extremo sefialando que “es claro que la solicitud y diligenciamiento de Ia medida no constituye un acto interruptivo. Pero cabe la posibilidad que el afectado, tome conocimiento de la medida en forma completa y concreta con motivo de su ejecucién, por ejemplo, si se trata de un embargo de bienes muebles ubicados en su domicilio. Podria sostenerse en este supuesto, que la interrupcién se consumaria en el momento en que se realiza la medida caute- lar, ya que el deudor conoce la medida ejecutada en su contra y podria asumnir a partir de ese momento, la actitud procesal que procesalmente considere oportuna y conveniente a sus intereses” °6, Al respecto, el TAT 3° en su momento dijo: “El proveyente “aquo” tuvo presente para emitir su decisién, las resultancias emergentes de haberse cele- brado audiencia conciliatoria con fecha 23/6/998 seguida de solicitud de medida cautelar, lo que constituye a su juicio, medio habil para interrumpir la prescripcin, desde que se accede al juicio principal en el término previsto en el art. 311.2 CGP”. “Ningtin efecto interruptivo produce la audiencia conciliatoria si no es seguida de demanda valida dentro de los 30 dias conforme norma aplicable precedentemente transcripta, extremo que precisamente no acontecié sublite”. “Las actuaciones en alcance de medida cautelar no son tenidas en cuenta por el legislador a los efectos interruptivos de la prescripcién. La solucién prevista en el art. 311.2 CGP. que se invoca en la recurrida, es a los efectos de la relevancia juridica de la medida cautelar que se hubiere adoptado, pero en nada incide en la apreciacién del cémputo del plazo prescriptivo”. “B] legislador no ha previsto con efecto interruptivo de la prescripcién, que la audiencia de conciliacién sea seguida de medida cautelar”. “Los efectos interruptivos de la prescripcidn los establece expresamente el iegislador y no emanan de Ja discrecionalidad judicial como pareciera dara 01 Judicawura cit. pig. 143. 7 Sent, N° 83/00. 267 entender el “aquo” en la redaccidn de la providencia cuestionada al decir: “a juicio del proveyente” °?. Puede admitirse que Ia realizacién de la medida cautelar tiene efecto interruptivo en la particularidad de ser “cualquier recurso” desde el momento que se cumple e independientemente de cudndo asume conocimiento el desti- natario de la misma. La circunstancia de que el cautelado pueda asumir alguna actitud procesal que considere oportuna y conveniente a sus intereses, podré si hacerlo, empero relevante seré a los efectos de la propia medida cautelar efectuada mas no, en relacién al proceso ordinario de conocimiento que fuere de principiarse a fin de procurar reparacién del daiio. Finalmente, es de entender que Ja audiencia conciliatoria administrativa tiene eficiencia interruptiva, no solo por tratarse de “cualquier recurso admi- nistrative” sino porque nuestra normativa asi lo contempla. El art. 294 CGP. en Ja redaccién del art. 1 de la ley N° 16.995 de 26 de agosto de 1998, en su numeral 6 consigna que se excepttia de la conciliacién judicial previa: “El proceso laboral, en cuyo caso la conciliacion se tentaré en via administrati- ya, de acuerdo con el articulo 10 del Decreto-Ley 14.188 de 5 de abril de 1974 y disposiciones complementarias”. Y ello es congruente, porque el art, 10 inc. | del Dec-Ley N° 14.188 sefiala laexigencia de conciliacin administrativa previa -no siendo necesario la conci- Hacién judicial-.en Ja materia laboral, y no parece que el accidente de trabajo 0 enfermedad profesiondlincaecidos “ta aunsadlel tretbajow enaasién del mismo” sean ajenos a dicha materia, donde por otro lado, el Jegislador atribuye conoci- miento a la jurisdiccign especializada (art. ‘65 de lalley N° 16.074). En tal sentido el TAT 3° dijo: “La accién deducida desde que se objetiva en obtener una indemnizacién motivada en Ja ocurrencia de un accidente de trabajo “a causa o en ocasién del trabajo” (art. 2 ley No. 16.074) presupone la existencia de una relacién de trabajo (independiente- mente que al tiempo de promocidn de la demanda hubiere fenecido) y constituye un tipico conflicto individual de trabajo (PLA RODRIGUEZ, Curso, t. 1 vol. 2, pag. 199 y ss.; GIORGI, RDL., No. 124, pag. 808) lo que hace no solo competente a la justicia laboral (art. 65 ley cit.), sino asimismo, atendible la exigencia de la conciliacién administrativa previa (art. 10 Dec- Ley No. 14.188 de 5/4/974), y consecuentemente, dable apreciar el efecto interruptivo que dicho requisito de admisibilidad de la pretensién conlleva (art. 2 ley. No. 15.837 de 28/10/986)” ©, 938) Sent. N° 69/998. 268 Si bien admitimos que la prdctica de una diligencia preparatoria tiene efecto interruptivo desde el momento de su perfeccionamiento 0 realizacién en cuanto “cualquier recurso jurisdiccional”, por el contrario, 1a audiencia conciliatoria administrativa tendra aquél efecto si es seguida de “demanda judicial”, no asi en cambio, si es seguida de diligencia preparatoria, conforme asf Io sostienen STIPANICIC-VALENTIN ©). En puridad, cuando el art. 29 inc, 2 de la ley N° 16.906 alude a la “demanda judicial”, atiende a lo que COUTURE conceptualmente sefiala como el “acto procesal introductivo de instancia por virtud del cual el actor somete su pretensién al juez, con las formas requeridas por la ley, pidiendo una sentencia favorable a su interés” “, Es de verse que si se trata de interrumpir la prescripcién extintiva del accionar, esto es -en el pensamiento de COUTURE-”, dei “derecho abstracto de obrar; poder jurfdico que tiene todo sujeto de derecho, consistente en la facultad de acudir ante los érganos de Ja jurisdiccién, exponiendo sus pretensiones y formulando 1a peticién que afirma como correspondiente a su derecho” “", entonces precisamente, el actor debe procurar movilizarse en el sentido de perfeccionar la formulacién de su pretension, y ello se obtiene de un tinico modo inequivoco y congruente, exteriorizando su “demanda” y no deduciendo alguna diligencia preparatoria. Por otro lado, es de recordar con RASO DELGUE “), que la norma en anilisis recoge el criterio indicado en el art. 1236 CC. y en dicha disposicién, el enfoque interpretativo no conduce a pensar en la incidencia de una diligen- cia preparatoria, VIL Si bien en tiempo presente no tiene mayor interés el pensar en la aplicacién de Ja ley a situaciones anteriores a su vigencia, es de interés sefialar que a nuestro modo de ver, la normativa no tiene efecto retroactivo. La ley N° 16.074 entré en vigencia el 17 de abril de 1990 ), a tos 90 dias de su publicacién en el Diario Oficial (art. 73 de la misma), y no contiene ° Proceso Laboral, 2" edic., Edie. Del Foro S.R.L. 2000, pig. 65. 40) Vocabulario Juridico, voz “Demanda” 80 Vocabulario Juridica, voz “Accién Civil”. (©) Nuevo Régimen cit., pig. 56. «4 MANGARELLI, Seguridad Social cit., pig. 337 "8 Dicha disposicién, en sf misma transitoria, sefiala que la nueva regulacién de la prescripcién en materia laboral es de aplicacién a los créditos o prestaciones existentes a la fecha 269 previsién de retroactividad, como en su medida, asi habilita a entender el art. 29 inc, 4 de la ley 16.906 de 7 de enero de 1998 “4, Teéricamente, se ha sefialado que el principio de irretroactividad debe tener el valor de un consejo de prudencia para los legisladores y de regla inviolable para los jueces. El legislador debe cuidarse de no dar retroactividad alas leyes que dicta. El principio de jrretroactividad debe ser su norma, pucs si con frecuencia se aparta de él aniquila la confianza que los hombres deben tener en el orden jurfdico; pero no debe empecinarse a favor de la irretroactividad, pues de hacerlo estanca el Derecho y prolonga las situaciones de injusticia. A los jueces, en cambio, debe estarles vedado el poder darle retroactividad a las leyes que deben aplicar 5), En tal sentido, el art, 7 CC. consagra Ja itretroactividad de las leyes, aunque se destaca que no define qué debe entenderse por efecto Tetroactivo. Por ello, cuando la nueva ley no establece el criterio a seguir, corresponde a jos jueces resolver el problema de la incidencia de la nueva ley con las situaciones nacidas al amparo de la vieja. Y es entonces, precisamente en dicha tacea, que CESTAU expone sobre dos grandes corrientes de pensamiento: Doctrinas Clsicas, del Derecho Ad- quirido y Subjetivas; Doctrinas Modernas, del Hecho Jurfdico realizado y Objetivas. Concluye ef autor que ninguna de ellas puede dar una solucién general, habil para resolver todos los problemas del derecho intertemporal; que los mismos deben resolverse caso a caso, atendiendo a las normas que integran cada ordenamiento jurfdico; que toda ley innovadora, maxime cuando reviste cierta importancia, debiera estar acompafiada de su correspondiente disposi- cidn transitoria. Con todo, valora que las Doctrinas Clasicas hoy estén aban- donadas por su ineficacia y que en Jas Modernas parece que estuviere conteni- da la solucién del derecho intertemporal. En este tiltimo aspecto, el art. 7. CC. se entenderfa en el sentido de que la nueva ley no puede aplicarse de modo que entre a regular hechos pasados ni tampoco puede aplicarse aunque sea enel futuro, en forma que altere los efectos ya producidos de un hecho anterior. _—— Ge ou promulgacién, salvo que en un plazo de sesenta dias catendario contados a partir de la nencicnada fecha se hubiere presentado demand judicial valida, en cuyo aso 68 dable aplicar ta previsin dela ley N° 15.837 de 28 de octubre de 1986. Refiere el esto al alcance temporal de aplicabilidad del nuevo régimen de prescripeién como aceriadamente {o sefiala RASO DELGUE, Nuevo Régimen cit.. pig. 44, 15) Ampliamente, sobre iretrouctividad de lus leyes, CESTAU- Contribucién al estudio del Derecho Civil Uroguayo, LIU., 1. 35, afio 1957, seecién Doctrina. 270 Habida cuenta de la no previsién de retroactividad, es de pensar que la ley No. 16.074 no regula sobre un hecho pasado a su entrada en vigencia, por lo que si en dicha época se hubiere deducido demanda de responsabilidad contra el empleador por un accidente o enfermedad profesional acontecidos con anterioridad, la calificacién de tempestiva o no de dicha demanda procedfa se efectuara en el Ambito normativo preexistente, particularmente, en lo que al plazo de prescripcién atafie “9, VOL A modo de conclusién, la accién personal de responsabilidad civil reparatoria por accidente de trabajo o enfermedad profesional contra el em- pleador, en principio, se inserta en el 4mbito contractual y prescribe en el plazo de 10 afios de ocurrido el accidente o diagnosticada 1a enfermedad. Dicho plazo es dable que se interrumpa por cualquier modo idéneo tendiente a exteriorizar la voluntad de que no fenezca la posibilidad de ejercer reclamaci6n judicial. «6 En tal sentido se pronuncié cl TAT 3° en sent, N° 208/01. 271

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