ESTAR SANO EN LUGARES INSANOS
D.L. Rosenhan
Science , 1973, 179, 250-288
‘Traduccién: Carmelo Vazquez
Facultad de Psicologia
Universidad Complutense
Si la locura y la cordura existen, gedmo las
reconoceremos?
La pregunta no es caprichosa ni una locura en si misma.
Por muy convencidos que estemos personalmente de que
podemos diferenciar la gente normal de la anormal, 1a
evidencia no es, sencillamente, convincente. Es un lugar
comiin, por ejemplo, leer algo sobre juivios por asesinato
en los que eminentes psiquiatras de la uefensa son
ccontradichos por no menos eminentes psiquiatras de la
acusacién, respecto a la cordura del defendido. De mode
més general, bay un buen montén de datos contradictorios
sobre la fabilidad, uilidad, y significado de términos tales
como "cordura’, “locura*, ‘enfermedad mental, y
“esquizofrenia” (1), Por ultimo, ya en 1934, Benedict
sugirié que la normalidad y la anormalidad no son
universal (2). Lo que se ve normal en una cultura puede
que se vea como bastante aberrante en otra. Asi pues, las
nociones de normalidad y ancemalidad puede que no sean
tan previsas como la gente cree.
Suscitar preguntas respecio a la normalidad o ta
anormalidad, de ningin modo supone cuestionar el hecho
de que algunas conductas estén desviadas 0 sean
singulares. El asesinato es una desviacisa, Del mismo
modo, existenalucinaciones. Ni tampoco el suscitar tales
preguntas Jeniega la existencia de la angustia personal que
trecuentemente conlleva la ‘enfermedad mental", La
ansiedad y la depresisn existen. Ei sufrimiento psicol6gico
existe. Pero la normalidad y la anormalidad, lu cordura y
la locura, y los diagnésticos que Nuyen de ells, puede que
sean menos sustantivos de lo que muchos creen.=
EI meotlo de la cuestién de si et cuerdo puede
distinguirse det loco (y e de Si pueden distinguirse grados
de locura entre ambos) es un asunto sencillo: las
caructerfsticus sobresalientes que conducen a los
diagndsticos ;residen en los propios pacientes 0 en los
entornos y contextos en los que los observadores les
hallan? Desde Bleuler, pasando por Kretchmer, hasta los
formuladores del recientemente revisado Diagnostic and
Statistical Manual de ta American Psychiatric
Association, se hit mantenido una fuerte ereencia en que
los pacientes presentan siatomas, que éstos pueden ser
cutegorizados e, implicitamente, que el cuerdo puede ser
distinguido det insano. Més recientemente, sin embargo,
‘esta creencia ha sido puesta en duda, Basada en pare en
cconsideraciones antropotogicas y tesricas, pero tambien
€n filoséfieas, legates, y terapéuticas, ha tomado fuerza la
visién de que la categorizacion psicoldgica de la
enfermedad mental es, en ef mejor de los casos, intl, y,
en et peor, notoriamente dafina, engafosa, y peyorativa
Los diagnésticos psiquiatricos, desde esta perspectiva,
estén en las mentes de tos observadores y no son
restimenes vilidos Ue las caracteri
1 observado (3-5),
cas manifestadas por
Se puede obtener alin beneficio en decidir cudles de
estas est mis préxima a la verdad poniendo a gente
normal (esto 65, gente que no tiene, y nunca he tenido,
sintomas de enfermedades priquidtricas graves) en
hospitales psiquistricos para luego determinar si se
doscubrié que estabon sanos ¥ si asf se hizo cémo 50descubri6. Si la cordura de tales pseudopacientes se
dteclase siempre, habria una evidencia “prima fucie * de
que un individuo cuerdo puede distinguirse del contexto
anormal en el que se encuentra. La normalidad (y
presumiblemente la anormalidad) es to bastante distnta
como para ser reconocida dondequiera que ocurra yu que
1a. propia persona es su portadora, Si, por el ot lado, sila
cordura de tales pacientes nunca se descubriera, se
suscitarfan serias dificultades para aquelloe que apoyan
modelos tradicionales de diagnéstico psiquidtrico. Dado
ue ta plantitta del hospital no era incompetente, que el
paciente se habfa comportado tan cuerdamente como lo
hhabia hecho fuera def hospital, y que nunca se habia
sugerido que le correspondia estar en un hospital
psiquidtrico, este resultado tan improbable apoyarta la
nocién de que el diagndstico psiquidtrico revela poco
sobre el paciente pero mucho sobre el entomo en el que un
bservador le encuentra.
Este articulo describe tal experimento, Ocho personas
en su sano juicio consiguieron secretamente ser admitidos
en 12 hospitales diferentes (6). Sus experiencias
lagnésticas constituyen 108 datos de Ia primera parte de
este articulo; la parte restante se dedica a una detripeién
de sus experiencias en las instituciones psiquidtricas.
Demasiados pocos psiquiatras y psicdlogos, incluso
aquellos que han trabajado en tales hospitales, saben cémo
es esa experiencia, Raramente hablan de ello con antiguas
pacientes, quizés porque desconfian de la informacion
proveriente del que ha estado previamente loco. Es
probable que aquellos que han trabajado en un hospital
psiquidtrico se hayan adaptado tan completamente a esos
entomnos que sean insensibles al impacto de esa
experiencia, Y mientras que ha habido informes
‘ocasionales de investigadores que ellos mismos se
remitieron a un hospital psiquistrico (7), dichos
investigadores normalmente han permanecido en los
hospitales cortos periodos de tiempo, a menudo con el
cconocimiento de lat plantilla del hospital. Es ditfeil saber
hacia qué grado
lero trtadios come pacientes o come
Estar sano en lugates insanos
ccolegas de investiga
Sn. No obstante, sus informes sobre
los interiores de los hospital psiquidtrico han sido
valiosos. Este articulo expunde esos esfuerzos,
PSEUDOPACIENTES Y SUS ENTORNOS
Los ocho pseudopacientes consttuian un variado grupo.
Uno era un estudiante de psicologfa en fa veintena. Los
siote restantes eran mayores y estaban “establecidos”
Entre ellos habla tres psicélogos, un pediaira, un
psiquiatra, un pintor, y una ama de casa. ‘Tres
pseudopacientes eran mujeres y el resto hombres. Todos
ellos emplearon pseudénimos para evitar que sus
supuestos diagndsticos les ocasionasen problemas mis
tarde, Aquellos que estaban en profesiones relacionadas
con la salud mental alegaron otra ocupacidn con el fin de,
evitar las atenciones especiales que podria adoptar ia
plantilla, como una cortesia, hacia colegas enfermos (8).
‘Con mi Unica exvepeién (yo fui el primer pscudopaciente
{y mi presencia le era conocida al almigistrador del hospital
y al jefe de Psicologia y, en la medida de mi
conocimiento, s6lo a ellos dos), la presencia de
pseudopacientes y la naturaleza del programa de
investigacién no era conocida a la plantilla hospitalaria
o
Los entoros eran igualmente variados. Con el fin de
‘generalizarlos hallazgos, se buseé la admisién en una
diversidad de hespitales. Los 12 hospitales de la muestra
cestaban localizados en cinco estados diferentes de las
Costas Este y Oeste. Algunos eran viejos y cochambrosos,
otros bastante nuevos. Algunos estaban orientados a la
investigacion, otros no, Algunos tenfan una buen ratio
paciente-plantilla, otros estaban bastante infradotados.
Slo uno era un hospital estrictamente privado. Todos los
demds estaban subvencionados por fondos federales 0
estatales 0, como en uno de ellos, por fondos
universitarios
‘Tras llamar al hospital pidiendo hora, el prewdopaciente
Negobo 1 In afivina de admisinnes queiénlose de quehabia estado eyendo voces. Preguntado por lo que decian
las voces, contesiaba que eran normalmente confusis,
pero en la medida en que podia aseguraro, dectan *vacto"
huevo", y *apagado*. Las voces no eran familiares y eran
del mismo sexo que el paciente, La eleccién de estos
sinlomas provino por su semejanza aparente con sfnlomas
cexistenciales, Tales sintomas se supone que surgen de
Preccupaciones doloresas sobre la percepcidn de que la
ida de uno no tiene ningtin significado, Es como si la
Persona que est alucinando estuviese diciendo, "Mi vida
std vacta y hueca*, La eleccién de estos sintomas estuvo
también determinada por ia ausencia en ta literatura de
tan siguiera un informe sobre psicosis existenciales
Ademds de alegar estos sintoma y de fulsificar el
nombre, la vocacién, y el empleo, no se efectus ninguna
otra alteracién de la persona, su historia, 0 sus
cireunstancias. Los acontecimientos significaivos de ta
historia vital del pseudopaciente se presentaban como
habfan realmente acontecido. Las relaciones con los
padres y hermanos, con el cényuge y 10s hijos, con la
gente del trabajo y dela escuela, hacigndolas consistentes
on las excepciones arriba mencionadas, se deseribieron
como eran 0 iabjan sido. Se describfan tanto las
frustraciones y malestares como las alegrias y
satisfacciones. En caso de existr agin sesgo por pate de
los pseudopacientes, favorecta fuertemente la detecci¢n
4e la cordura, dado que ninguna de sus historias ni de sus
conductas actuales eran, de ningin modo, gravemente
patolgicas.
Nada ms ingresar en ta unidad psiquidrica, el
pseudopaciente cesaba 1a simulacién de cualquier
sintorna de anormalidad, En alguros casos se dio un breve
periodo de nervosismo y ansiedad medios ya que ninguno
de los pseudopacientes realmente creys que serfan
admitidos con tanta facilidad. De hecho, compartian el
temor de que el fraude seria inmediatamente detectado y
pasarfan una situacién de gran compromiso. Ademés,
muchos de ellos jamds habfan visitado una unidad
psionisiriea: incase anuelloe ane habian tenide esa
Estar sano en lugares insanos
experiencia, tuvieion no obstante algun temor pasajero
sobre lo que les podria suceder. Su nerviosismo, por tanto,
era bastante pertinente u lo nuevo que les resultaba el
tecinto psiquidtrico, y desapareci6 ripidamente.
‘Aparte de ese fugaz nerviosismo, el pseudopaciente se
comportaba en a unidad como lo huefa "normalmente*, El
pPseudopaciente hablaby a los pacientes y a la planilla
como podria hacerlo normalmente, Dado que hay
extruordinariamente poco que hacer en una unidad
psiquidtrica, intentaba entablar conversacidn con otros.
Cuando alguien de fa plantilla te preguntaba emo se
sentfa, ndicaba que estaba bien, que ya no experimentaba
ningda sintoma. Respondfa a tas instrucciones det
persona las llamadas para recibir la medicacién (que no
ingeria) ya tas instrucciones del comedor. Ademds de las
actividades que se le permitfan conforme a su diagnistico,
empleaba su tiempo anotando sus observaciones sobre las
tunidad, 1os pacientes, y la plantila Al principio estas
nolas se escribfan "secretamente", pero tan pronto como
qued6 claro que no le importaban mucho a nadie, fueron
escritas en hojas de papel normales en sitios publicos tales
como la sala de dia. No se guardé secreto de estas
actividades.
EI pseuidopaciente, de modo muy pareeido al de un
verdadero paciente psiquistrico, entré en el hospital sin
ningun conocimiento previo de cuéndo serfa dado de alta,
Se le dijo a cada uno que deberta salir por sus propios
‘medios, fundamentalmente convenciendo a ta plantilla de
que estaba cuerdo, El estrés psicoldgico asociado con la
hospitatizacién fue considerable, y todos tos
pseudopacientes, exeepto uno, desearon ser dados de alta
casi inmediatamente después de ser admitidos. Estaban,
Por lo tanto, motivados no sélo a comportarse de modo
jicioso, sino a sor parangones de cooperacién. El que su
condlucta no estuviese en modo alguno alterada, queda
coatirmado por fos informes de las entermeras, tos cuales
se han obtenido en fa mayorta de los casos. Estos informes
indicaban_undnimemente que los pacientes eranamistosos", "cooperatives", y “no manifestaban ningun
signo de anormalidad*.
LOS NORMALES NO SON DETECTABLEMENTE
CUERDOS
‘A pesar de su "demostraciéa” publica de cordura, los
pseudopaciente jamés fueron detectados. Admitidos,
excepto en un caso, bajo un diagndstico de esquizofrenia
(10), todos fueron dados de aita con un diagnéstico de
cesquizofrenia "en remisiOn", La etiqueta de "en remisi¢n”
no deberia ser dada de lado como una mera formalided,
puesto que en ningun momento de la hospitalizacién se
suscit6 ninguna cuestién sobre la simulacién de ningiin
pseudopaciente. Tampoco existe ninguna indicacién en los
informes hospitalarios de que el pseudopaciente estuviese
bajo sospecha. Por el contrario, existe una fuerte
evidencia de que, una ver etiquetado como
esquizofrénico, al pseudopaciente se le adjunté esa
etiqueta. Si se iba a dar el alta al pseudopaciente,
naturalmente debja estar "en remisién’; pero no estaba
cuerdo ni, desde el punto de vista de la institucién, to
habla estado nunca,
El fallo uniforme en reconocer ta cordura no puede
atribuirse ala calidad de los hospitales ya que, aunque con
considerables variaciones, varios eran considerados
excelentes. Tampoco puede alegarse que hubiese poco
tiempo para observar a los pseudopacientes. La duracion
de la hospitalizaciin vari6 de 7 a 5? dias, con una media
de 19 dias. Los pseudopacientes no fueron, de hecho,
observados cuidadosamente, pero este fallo ctaramente
dice més de las tradiciones dentro de los hospitales
psiquistricos que de la falta de oportunidades
Por iltimo, no puede aducirse que el fallo en reconocer
le cordura de los pseudopacientes fuese debido al hecho
de que no se estuviesen comportando juiciosamente
‘Aunque habia claramente alguna tensién presente en todos
ellos, sus visitantes diarios no podian detectar ninguna
concecnencia vanducmal ni en verdad nodian hacerle
Estar sano en lugares insanos,
‘otros pacientes. Fue bastante comin el que los pacientes
“detectasen’ Ia condura de los pseudopucientes. Durante
las tres primeras hospitalizaciones, en las que se
guardaron registros precisos, 35 de un total de 118
pacientes expresaron sus sospechas, algunos de modo
vigoroso. “Td no ests foco. Eres un periodista, un
profesor (haciendo referencia a la continua toma de notas)
Estis controlindonos de parte del hospital". Mientras que
Ja mayoria de los pacient
tes eran tranquilizados gracias. a
la insistencia det pseudopaciente en asegurar que habia
estado enfermo antes de entrar pero que ahora se
encontraba bien, alglnos persistieron continuamente en la
creencia de que ef pseudopaciente era una persona en su
sano juicio (11). El hecho de que los pacientes, pero no la
plant, reconaeiesen la normalidad, suscita importantes
cuestiones.
ET fallo en detectar Ia cordura durante el curso de la
hosptalizacin puede deberse al hecho de que los médlicos
operen con un fuerte sesgo hacia lo que los estadfsticos
denominan Error de Tipo il (5). Es decir, tos médicos se
inctinan més a lamar enferma a una persona sana (un
falso positivo, Tipo Il) que a Hamar sana a una persona
enterma (un falso negativo, Tipo 1). Las razones de esto
no son dificles de hallar: es claramente mis peligroso
diagnosticar erréneamente la enfermedad que ta salud.
Mejor errar por el: lado de la precaueion, sospechar
enfermedad incluso entre los sancs.
Pero to que puede mantenerse pora la medicina, no se
mantiene igual de bien para la psiquiatria, Las
enfermedades médicas, si bien desgraciadas, no son
rnormalmente peyorativas. Los diagnésticos psiquidtricos,
por el contrario, conllevan estigmas personates,legales, y
sociales (12). Era por Io tanto importante ver si se podta
dar fa vuelta a la tendencia de diagnosticar somo loco al
‘cuerdo. El siguiente experimento se plane6 en un hospital
de investigacién y ensefianza cuya plantilla habsa ofdo de
estos hallazgos pero dudaba de que tal error pudiera darse
en su hospital. Se inform a ta plantilla de que en alin
momenta. urinate log 7 maces sionientes uno 0 misPseudopacientes intentarian ser admitidos en el hospital
Psiquisirico, Se pidid a cada miembro de la plantilla que
evaluase a cada paciente que se presentase en la sala de
admisiones conforme a ta probabilidad de que dicho
paciente Fuese un pseudopaciente, Se utlizé una escala de
10 puntos, reflejando el 1 y el 2 un alta confianza en que
el paciente fuese un pseudopaciente
Se obtuvieron juicios de 193 pacientes que fueron
admitids a tratamiento psiquidirico. Se pidis efectuar
Juicios a toda Ia plantitla que habia tenido un contacto
sostenido con el paciente o una responsabilidad primaria
hacia él (ayudantes, enfermeras, psiquiatras, médicos, y
Psic6logos). Cuarenta y un pacientes fueron sefaludos,
con una alta confianza, como pseudopucientes por al
‘menos un miembro de la plantilla, Veintitrés fueron
‘considerados sospechosos por al menos un psiquiatra.
Diecinueve fueron objeto de sospecha por un psiquiatra y
‘tro miembro de ta plantilla. De hecho, ningua genuino
seudopaciente (al menos de mi grupo) se presents
durante este periodo,
El experimento es instructivo. Indica que la tendencia.a
ddenominar loca a gente cuerda puede ser cumbiada cuando
los premios (en este caso, prestigio y_perspicacia
diagnéstica) son altos. Pero gqué puede decirse de las 19
personas que eran sospechosas de estar "cuerdas” por un
Psiquiatray otto miembro de la plantily? ,Estaban
verdaderamente “cuerdas", o més bien el hecho era que
con el fin de evitar el error de Tipo II, a plantilla tendis a
hhacer més errores del primer tipo llamando “cuerdo* al
loco? No hay ningtin modo de saberto. Pero una cosa es
cierta: Cuaiquier proceso diagndstico que se preste por st
mismo tan fécilmente a errores masivos de este tipo no
puede ser un proceso muy fiable.
LA PEGAJOSIDAD DE LAS ETIQUETAS
PSICODIAGNOSTICAS
‘Adem de la tendencia de Hamar entermo al suno -unit
exnlica meior la condicta dinondstien on Ia
Estar sano en lugares insanos
aadmiston que tal conducta tras un periodo prolongado de
exposicién- los datos nos hablan del masivo papel del
etiquetgje en la evaluacién psiquatrica. Habiendo sido
etiquetado una vez como esquizotiénico, no hay nada que
el paciente pueda hacer para superar la etiquela. La
tiqueta colores profurdumente fas percepciones que otros
tienen de él y su conducta
Desde cierto punto de vista, estos datos son
profundamente sorprenuentes, ya que se sabe desde hace
tiempo que se confiere significado a los elementos por et
contexto en el que ocurren. La psicologta de la Gestalt,
defends vigorosamente este punto, ¥ Asch (13) demosirs
que existen rasgos “contrales” de personalidad (tales como,
"Trio" versus "edlido") que son tan poderosos que colorean
profundamente el significado de otras inform
ones en fa
formacidn de impresiones de una personalidad dada (14)
"Loco’, “esquizofrénicot, "maniaco-depresivo", e
‘insano" se encuentran protablemente entre ios mas
oderos0s de dichos rasgos centrale. Una vez que una
persona es caliicada como anormal, todas sus otras
caractersticas y conductas quedan coloreadas por esa
ctiqueta, Realmente, esa etiqueta es tan poderosa que
‘muchas de las conductas nrmales de los pseudopacientes
quedaban ignoradas totalmente 0 profundamente
malinerpretadas. Algunos ejemplos puede que clariiquen
este asunto
Anieriormente indiqué que no se efetuaron cambios en
1a historia personal y status actual de Tos pseudopacientes,
aparte de aquellos reieridos al nombre, empleo y, allt
donde se hizo necesario, vocscién, Por Io demés, se
ofrecis una deseripcion vertdica de la historia y
circunstancias personales, Esas citcunstancias no eran
psicéticas, {Como se las hacia concordar con el
diagnéstico de psicosis? ;O se modificaban esos
diagnésticos de tal modo que se les ailecuaba a las