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Hace dos semanas, y varios días antes de la Asamblea de Estudiantes del Recinto de Río Piedras,
vimos que la Junta de Síndicos de la UPR hizo una certificación aclaratoria de la certificación 98 en
la cual se daba a entender que habían unos acuerdos para levantar la huelga. Estos “acuerdos”
corrieron como pólvora por los medios de comunicación y por conferencias de prensa de la
administración universitaria, mensajes de correo electrónico del presidente y de toda la burocracia
universitaria. Según la Junta de Síndicos se había concedido lo que habían pedido los estudiantes.
Sin embargo, fue suficiente leer dos veces el documento de los entendidos para que nos
percatáramos que habían unos asuntos escondidos en los que en la practica los “acuerdos” eran
irreales y contrario al estudiantado.
En ese momento leímos las siguientes partes de la certificación 98 y esos entendidos aprobados por
la Junta de Síndicos:
“Declarar una moratoria en la concesión de nuevas exenciones de matrícula, excepto aquellas que
este cuerpo reconozca y otorgue mediante Certificación.”
En este inciso se le quita el poder a los recintos a decidir sobre como utilizar fondos de la Universidad y lo
que entendemos necesario para conceder exenciones. El permitir este punto en la política de exenciones daría
paso para que se sigan centralizando las decisiones en la UPR y la Administración Central siga decidiendo
que hacer con los fondos de los recintos.
“Requiere que, a base del análisis del impacto y resultados de la concesión de exenciones
en las unidades, la Vicepresidencia en Asuntos Académicos y la Vicepresidencia en Asuntos
Estudiantiles, en consulta con los Rectores y con el endoso del Presidente, sometan a la
Junta de Síndicos, no más tarde del 31 de marzo de 2010, una propuesta que identifique y
justifique las exenciones a continuar en efecto el año académico 2010-2011. Además, que
la propuesta establezca claramente los requisitos y criterios uniformes para otorgarlas y
mantenerlas, tal que garanticen una administración justa de esta ayuda económica a través
del sistema, así como economías significativas en comparación con las tendencias en los
últimos años.”
Primero que todo este punto establece la necesidad de que se justifiquen las exenciones. Por tanto,
quedaría en total autoridad de la Junta de Síndicos otorgar las exenciones a quienes ellos entiendan
que se justifiquen. Hay que recordar que esta gente no pertenecen a la comunidad universitaria y no
saben las necesidades de los estudiantes y las necesidades de la institución.
Las exenciones que no están reconocidas por la Junta de Síndicos tienen que esperar por su
aprobación. Aquí podrían entrar las exenciones de las abanderadas y de otros grupos que nos
representan a nivel internacional y cuyas exenciones no son reconocidas por la Junta de Síndicos,
pero que nos traen prestigio para el RUM.
“El estudiante podrá ser beneficiario de una sola exención o concesión de ayuda económica
de fondos administrados por la institución con el propósito de subsidiar los costos de
matrícula.”
Este punto, que recientemente fue el “cambiado” en la certificación 128 de la Junta de Síndicos
establecía que si recibías beca Pell no podías recibir exención de matrícula sin importar si cumples
con los méritos o no. Sin embargo, al leer la certificación 128 nos podemos percatar que no se
garantizan exenciones, sino que se permite recibir la exención sin importar si recibes beca o no. Ha
sido un logro que la administración se haya sentado y haya admitido que su certificación 98 no era
digna de una política pública universitaria. Este logro se debe a la lucha estudiantil y a la consigna
de: 11 recintos UNA UPR y la creación de un Comité Negociador Nacional. Pero este logro no es
definitivo ya que el resto de la certificación 98 sigue vigente por lo que aun queda en manos de la
Junta de Síndicos decidir que exenciones son justificadas y que exenciones no.
Este asunto es preocupante. Por primera vez desde el 2007 se plantea aumentar los costos de estudio
de la UPR. Recordemos que actualmente a los estudiantes se nos aumenta la matrícula anualmente
(de acuerdo al año de entrada a la UPR). Por tanto, el traer la posibilidad de aumentar mas la
matricula debe mantenernos en vela y preocupados ya que no se descarta esa posibilidad por parte
de los administradores de la UPR y de la Junta de Síndicos.
Por tanto, debemos estar alertas y tener claros que es demasiada casualidad que esos “acuerdos” o
“concesiones” se den en momentos tan cercanos a dos asambleas que pudieran ser definitivas en la
UPR.
Nuestro llamado es a que nos mantengamos alertas, combativos y no nos dejemos caer en las
trampas de la administración universitaria y de la Junta de Síndicos que siempre nos ha engañado.
Recordemos que lo que provoca el recorte de las exenciones no es otra cosa que el recorte de $150
millones en el presupuesto de la UPR. Ese debe ser nuestra principal lucha. Defender la UPR,
defender la universidad publica y defender el DERECHO a la educación de las generaciones
futuras.
Agradecemos el tiempo que se han tomado en leer este documento.