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El Teatro

El teatro y su relación con la literatura: llamamos teatro a las especies litera


rias compuestas para la escena, al género que las agrupa y, desde el siglo XX, a
una disciplina artística específica, disciplina que comienza con declarar su in
dependencia respecto de la literatura.
Origen del teatro, significado que tuvo en la vida de los griegos: mucho antes d
el esplendor del teatro ateniense, la Grecia antigua honraba a Dionisio, dios de
l vino y la fertilidad, convocándolo en fiestas anuales que se cumplían en una é
poca predeterminada y en un lugar consagrado. Con disfraces se remendaba al dios
y a su corte de sátiros y ménades. Los campesinos entonaban un himno de alaban
za, el ditirambo, llamado también tragedia, canto del macho cabrío. El komos, un
grupo de jóvenes festejantes, hacía actuaciones de mímica y baile mientras cant
aban la komodía. Aún sin testimonios materiales, hay razones suficientes como pa
ra creer que tragedia y comedia tuvieron sus raíces en estas fiestas.
Se ignora en qué momento ocurrió, pero cuando la organización y la participación
en las celebraciones dionisíacas perdió su carácter comunitario, cuando la resp
onsabilidad del rito quedó en manos quedó en manos de los actores y apreció el e
spectador, cuando la representación fue reconocida como arte, nacieron el teatro
y la institución teatral.
En la antigua Grecia el teatro era entretenimiento. Estaba financiado por la ciu
dad-estado que pagaba a los actores y, los ciudadanos ricos solventaban todo lo
demás; un teatro en el que se representaban piezas elegidas por certamen, cuyo j
urado se integraba con magistrados. Un teatro tal, que no sólo era gratuito sino
que además indemnizaba a los asistentes por el tiempo perdido si la obra no era
de su agrado, no podía carecer de un fuerte sentido político y social.
Modificaciones que surgieron en la edad media: el teatro desaparecido virtualmen
te luego de la caída del Imperio Romano, renació de sus cenizas en la segunda mi
tad de la edad media, nuevamente vinculado a lo religioso. Las características d
e la misa la hacían particularmente apta para evolucionar hacia lo teatral.
Y así ocurrió: primero se incorporaron a la ceremonia cantos breves llamados tro
pos; más tarde, al terminar aquélla, se representó la Resurrección., Finalmente,
la escenificación de la Navidad adquirió un grado de elaboración tal que vestua
rio, decorado y hasta maquinaria eran frecuentes al tiempo que los personajes se
delineaban como verdadero caracteres dramáticos. La gran uniformidad del cristi
anismo en toda Europa difundió rápidamente el fenómeno, que había recobrado su
carácter colectivo y comunitario en la medida en que la producción estaba a carg
o de los fieles, y a la representación, antes de trasladarse a la plaza del pueb
lo, se cumplía en el mismo sitio de comunión de los fieles la Iglesia.
Aristóteles, la tragedia y sus características: dice Aristóteles que la tragedia
es la imitación de una acción memorable y perfecta, de magnitud adecuada en la
que cada una de las partes es recitada por personajes y no narrada y que, al sus
citar compasión y temor, produce la catarsis –liberación de pasiones-
en el espectador. La acción será cumplida por personajes nobles, “los mejores”,
cuya nobleza habrá de ser patente en todo, principalmente en su lenguaje y en su
estilo elevado. Para Aristóteles la catarsis tenía un efecto al mismo tiempo in
dividual y social: la compasión por el héroe caído en desgracia, y el temor de
correr su misma suerte: el temor nacido del riesgo siempre latente de alterar un
orden superior establecido motivaba al espectador para elevar su espíritu y or
ientarlo hacia las buenas acciones.
La tragedia presenta una acción completa, desarrollada en un solo espacio. Con p
rincipio medio y final, la acción resulta tan concentrada que nada sobra y nada
falta, y a ella se subordinan con todo rigor los personajes. Estos, ni buenos ni
malos, no deben su caída a algún vicio de carácter, sino a algún “yerro disculp
able”, del que no son absolutas y conscientemente culpables, y su paso e la fel
icidad a la desgracia es catastrófico.
Cambios posteriores de este concepto: la evolución posterior de la tragedia dete
rminó la aparición de otras interpretaciones. Cornelli rechazó la catarsis enten
diendo que despoja al hombre conmiseración y temor. El siglo XVIII, con su idea
l del justo medio, vio en ella a la forma de demostrar al hombre la necesidad de
encontrar un equilibrio entre la pasión y el terror. En el siglo XX, el dramatu
rgo alemán Berttold Brecht se declaró en contra de efecto catártico, afirmando
que exalta los valores a históricos e individuales de los personajes y separa al
espectador de su circunstancia histórica-social.
Con todo, a partir del redescubrimiento de la Antigüedad clásica en el siglo XV,
la primitiva teoría literaria de Aristóteles iría a marcar, por proximidad o di
ferencia, las nuevas concepciones el drama, de la tragedia y de lo dramático.
Características de la comedia griega: la comedia griega, fuente de toda la comed
ia posterior, es el polo opuesto de la tragedia, aun cuando su fondo también es
moralizante. No se nutre de contenido histórico o mítico; se consagra a la reali
dad más prosaica y cotidiana. No existe allí lugar para la predestinación ni par
a lo inevitable, como tampoco para el lenguaje elevado a la nobleza del linaje.
Lo imprevisible, el azar, lo repentino, el equívoco la burla, la ironía, el camb
io de ritmo hacen su reino en ella y la escenografía, el vestuario y la mímica t
ienen tanta importancia como libertada de uso.
La comedia - señaló Aristóteles- es el retrato de los peores, más no según todos
los aspectos del vicio, sino solo por alguna tacha vergonzosa que sea risible,
por cuanto risible es cierto defeco o mengua sin pesar ni daño ajeno, como a pri
mera vista es risible una cosa fea y deforme sin darnos pena”
Aristóteles fue sin duda el mejor comediógrafo de su época, capaz de burlarse de
todo y de todos con absoluto descaro., hasta de sus propias comedias y, como no
, de la severa y noble tragedia0. Sus fábulas a menudo parecen obscenas al lecto
r moderno, generalmente muy simples, y rara vez complican más allá de tres situa
ciones típicas: equilibrio, desequilibrio y nuevo equilibrio para desembocar en
una conclusión optimista.
Función primitiva del coro y su evolución: el coro tiene una añeja e interrumpi
da tradición en el teatro occidental. De participante o comentador de la acción
de Grecia, pasó a relator en la Edad Media. En el siglo XVI se lo encuentra, aco
mpañado de música, marcando la separación en actos. Shakespeare lo incorporó, pe
rsonalizado, como enunciador de prólogos y de epílogos. A partir del clasicismo
francés comienza a decaer, hasta que en el siglo XIX desaparece casi totalmente
a favor del realismo y naturismo. En el siglo XX reaparece con vigor, como medio
eficaz de romper el efecto ilusionista del teatro anterior para dar paso al dis
tanciamiento.
Características del drama, drama burgués, épico y absurdo.
Drama: un género particular de obras teatrales, consideradas en la estética de l
a época como una síntesis de tragedia y de comedia pero que, en definitiva, nada
tenían que ver con los modelos clásicos de ambos géneros. Su final es generalme
nte funesto.
Drama burgués: aparece luego del renacimiento y su objetivo es crear una ilusión
absoluta; el espectador debía tener la impresión de asistir a un hecho real y a
ello vino a contribuir el escenario de tres paredes, que data de entonces. Se c
onvierte en portavoz de la burguesía.
Drama épico: surge como una reacción al drama burgués por 1920. Se caracteriza p
or presentar una historia fragmentada en secuencias de situaciones que no surgen
una de la otra y que frecuentemente requieren que un narrador les dé coherencia
entre sí. Intenta lograr en el espectador un distanciamiento que es el opuesto
de la identificación, en la medida en que permite una actitud crítica hacia lo q
ue se está viendo
Teatro del absurdo: de la segunda guerra mundial nació el teatro del absurdo, el
sentido de lo absurdo que hizo llevadero un mundo destruido y desilusionado. Lo
absurdo, lo que carece de lógica, lo que de ningún modo se puede vincular o rel
acionar con un texto dramático o un contexto escénico, es lo característico de e
ste teatro en el que no hay acción consecuente, ni caracteres, porque la vida m
isma de los personajes carece de sentido.
Acción: son todos los acontecimientos que suceden en escena durante la represent
ación relacionados con la actuación y las situaciones que afectan a los personaj
es. Dicho de otro modo, la acción es el argumento que se desarrolla ante nuestro
s ojos cuando asistimos a una representación teatral. Este argumento suele estar
dividido en actos o partes (también denominados jornadas). La antigua tragedia
griega no se dividía en actos, sino en episodios (de dos a seis) separados entre
sí por las intervenciones del coro. A partir del teatro romano se generalizó la
división en cinco actos, hasta que Lope de Vega (1562-1635) redujo la acción a
tres actos, división que llega hasta hoy. Si dentro de un acto se produce un cam
bio de espacio, entonces se ha producido un cambio de cuadro, con lo que dentro
de un acto puede haber distintos cuadros según los espacios que aparezcan. Por o
tra parte, cada vez que un personaje sale de la escena, o bien cuando se incorpo
ra uno nuevo, se produce una nueva escena. Un acto constará de tantas escenas co
mo entradas y salidas de personajes haya.
Personajes: son quienes llevan a cabo la acción dramática a través del diálogo.
Debido a las limitaciones espacio-temporales de una obra teatral, es difícil que
podamos asistir a una caracterización psicológica profunda de todos los persona
jes, por lo que sólo son analizados con detenimiento los protagonistas. Los pers
onajes se suelen valer de la mímica o los gestos como complemento al discurso. E
stas expresiones fisonómicas o gestos suelen obedecer a las acotaciones del auto
r, aunque en algunas representaciones es el director de escenografía el que dict
a los movimientos de los actores, en ocasiones, de manera distinta a las acotaci
ones. Con la eclosión del teatro durante el Siglo de Oro (XVI-XVII), aparecen un
a serie de personajes o tipos característicos que representan actitudes o compor
tamientos ideales, tales como el galán, la dama, el padre o hermano de la dama,
el gracioso como contraste al galán, el criado criticón o el soldado presumido y
fanfarrón. A partir del Romanticismo no podemos hablar de tipos determinados, s
ino de personajes que evolucionan ante los ojos del espectador.
Tensión dramática: es la reacción que se produce en el espectador ante los acont
ecimientos que están ocurriendo en la obra. Los autores buscan el interés del pú
blico mediante la inclusión de momentos culminantes al final de cada acto, lo cu
al contribuye a que se mantenga la atención hasta el desenlace. La tensión dramá
tica pone en juego recursos como el avance rápido de la acción justo después de
la presentación, de modo que se pone inmediatamente en marcha el conflicto; mome
ntos que van retardando el desenlace, con lo que el interés aumenta, y el denomi
nado anticlímax, cuando el conflicto que presenta la acción llega a un desenlace
inesperado o no previsto.
Tiempo: no es fácil el tratamiento del tiempo en una obra dramática, ya que ésta
se desarrolla ante los ojos del espectador y las posibilidades que ofrece una n
ovela, por ejemplo, son prácticamente infinitas en comparación con una obra teat
ral. Hemos de tener en cuenta que, por un lado, está el tiempo de la representac
ión, es decir, lo que dura la obra teatral (dos o tres horas, habitualmente). En
ese tiempo se debe desarrollar una acción determinada, que puede durar lo mismo
que la representación, o más, con lo que los personajes deberán hacer referenci
a al tiempo que transcurre (prolepsis), denominado tiempo aludido. Así, hemos de
diferenciar entre tiempo de la representación, tiempo de la acción y tiempo alu
dido.
Como hemos dicho arriba, las obras se suelen dividir en actos o jornadas. Normal
mente, si se produce algún salto temporal, éste estará situado entre dos actos,
y serán los personajes los encargados de informar, mediante sus palabras, del ti
empo que ha transcurrido con respecto al acto anterior. Aristóteles, en el siglo
IV a. C., estableció técnicas que ayudaban a evitar los saltos espaciotemporale
s: se trata de la regla de las tres unidades, según la cual la acción de una obr
a dramática sólo se podrá desarrollar en un día (unidad de tiempo), en un único
espacio (unidad de lugar) y con un solo hilo argumental, sin acciones secundaria
s (unidad de acción).
Diálogo: las conversaciones que los personajes mantienen entre sí hacen que la a
cción avance. Estas conversaciones se pueden producir entre dos o más personajes
. En algún momento, un personaje, apartándose del resto o desviando su mirada, p
uede hacer un comentario en voz alta, destinado al público, que no es oído por e
l resto de personajes. Este recurso se denomina aparte. Mediante los apartes los
personajes realizan reflexiones en voz alta, hacen comentarios malintencionados
o declaran un pensamiento que puede ser de utilidad para el desarrollo de la ac
ción. La finalidad de los apartes es la de informar al público. Por otra parte,
uno de los recursos más característicos del teatro es el monólogo: discurso que
un personaje, normalmente solo sobre el escenario, pronuncia para sí mismo a mod
o de pensamiento o reflexión, aunque en realidad el receptor último es el públic
o. Suele tener un carácter lírico y reflexivo y una extensión considerable. Hoy
en día el término monólogo se ha puesto de moda gracias a las intervenciones que
ciertos humoristas realizan sobre un escenario ante el público. Se trata de un
recurso teatral desgajado del contexto de una obra dramática, que demuestra el g
ran rendimiento que puede ofrecer como reflexión o información a los espectadore
s. Por último, en el teatro clásico grecolatino solía aparecer un coro que, en c
iertos momentos de la representación, era tomado por la voz de la conciencia del
personaje, el narrador o una comunidad de personas. Este personaje colectivo so
lía poner el punto final a cada uno de los episodios en los que estaban dividida
s las obras dramáticas.
Acotación: se trata de aclaraciones que el autor de la obra teatral realiza sobr
e cómo debe ser el decorado, cómo se tienen que mover los personajes, qué gestos
deben hacer... Son orientaciones que intentan clarificar la comprensión de la o
bra, por lo cual, aunque aparezcan ante nuestros ojos cuando leemos una obra dra
mática (normalmente entre paréntesis o con letra cursiva), no pueden ser pronunc
iadas durante una representación.
Elementos caracterizadores: para que el argumento de una obra sea creíble, los d
irectores teatrales suelen recurrir a recursos auxiliares que contribuyan al esp
ectáculo: un vestuario acorde con la época en la que se sitúa la obra, música de
fondo o de acompañamiento (con la misma finalidad que la banda sonora de una pe
lícula), iluminación adecuada a cada momento y una escenografía adaptada a la ob
ra en cuestión, que suele estar al cargo del director de escena. En el teatro me
dieval estos recursos eran casi inexistentes, con lo que los espectadores debían
utilizar más su imaginación para la contemplación de una obra teatral. Durante
el Siglo de Oro, con la representación en corrales de comedias, los autores se d
ebían valer de dos o tres puertas al fondo del escenario y un primer piso con ve
ntanas y un balcón. Poco a poco el teatro se fue desarrollando y fue precisament
e Calderón de la Barca quien más contribuyó al desarrollo de los efectos más o m
enos especiales y de la escenografía. Hoy en día la representación depende, en c
uanto a su escenografía, del director de escena, que puede concebir un escenario
minimalista, es decir, con los mínimos recursos, o bien una representación clás
ica, esto es, lo más realista posible.

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