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Aquinas

Moral Education

Rafael M. De Gasperin Gasperin

1. La Moral la entiende Tomás de Aquino


como la ciencia que dirige los actos
humanos hacia nuestro ultimo fin de
hombres, estos actos humanos deben
estar ordenados a la razón, ya que, la
razón (ratio) reproduce la naturaleza,
(Ratio imitatur naturam I, 60,5) por ello,
la moral - para el aquinate- presupone
las leyes de lo natural (naturalia
praesupponuntur moralibus Corr. Frat. I
ad 5) para la consecución de un fin.

2. Ahora bien, Las leyes - en el ser


humano- dice Aquino; no solo expresan
relaciones de coexistencia o de
causalidad, sino mas bien relaciones en
donde los medios y los fines se hacen
necesarios para el sentido y razón (ratio)
de lo propiamente humano, en cuanto,
es únicamente lo propiamente humano
quien puede hacerle cumplir su fin.

3. Guiada por la razón (ratio), la


naturaleza del hombre se expresa. De
ahí que todo lo que es contrario a la
razón (ratio) es a pesar de la propia
naturaleza del hombre. (Ratio hominis
est natura, unde quidquid est contra
rationem, est contra hominis naturam
Mal.14, 2 ad 8)

4. Los actos humanos expresan esta


intima relación entre naturaleza y razón
(ratio) y por ello son el objeto material
de la moral, esto lleva al aquinate a
afirmar que la moral es la ciencia natural
que fija reglas ideales de los actos
humanos en cuanto son humanos (Collin
62)

5. Estos actos humanos los conocemos


con el nombre de costumbres, siendo
éstas la manifestación externa de lo
propiamente humano. La ley divina es
más perfecta que la humana; pero la ley
humana añade a los preceptos de la ley
natural otros tocantes a las buenas
costumbres, lo que se demuestra por el
hecho de que la ley natural es la misma
en todos los pueblos, y las costumbres
son diversas en los diferentes pueblos;
luego con mayor razón (ratio) la ley
divina añadirá a la ley natural algunas
reglas de buenas costumbres (I-IIae
q.100 a1)

6. La Educación moral consistirá entonces


en la modelación de las costumbres
desde el marco de las virtudes en apego
a la ley divina y a los hábitos, esto es,
los actos de las virtudes pueden ser
considerados bajo un doble aspecto:
como actos virtuosos y como actos de
una determinada especie (I, IIae q94
a3)

7. La educación moral debe guardar el


orden de la naturaleza pues la bondad
del acto humano, como se demostró (I,
q.19 a.4), depende principalmente de la
ley eterna; por consiguiente, su malicia
consiste en que está en desacuerdo con
la ley eterna y por ende contranatura (I,
IIae q21)

8. La importancia de la educación moral


del hombre esta en relación directa al fin
último subjetivo que es lo propiamente
humano y al fin último objetivo que es la
ley eterna, por ello, los hábitos son
ciertas disposiciones de aquello que está
en potencia para algo, bien sea en orden
a la naturaleza, bien sea en orden a la
operación o fin de la naturaleza, (I, IIae
q54) por ello, se les debe educar
moralmente.

9. Si nos referimos a aquellos hábitos que


son disposiciones en orden a la
naturaleza, es manifiesto que puede
haber muchos en el mismo sujeto, ya
que las partes de un mismo sujeto
pueden tomarse de distinto modo, y
según la disposición de las mismas
resultan los hábitos. Así, si tomamos los
humores del cuerpo humano, en cuanto
dispuestos conforme a la naturaleza
humana, resulta el hábito o disposición
de la salud; si tomamos las partes
semejantes, como los nervios, los
huesos y las carnes, su disposición en
orden a la naturaleza nos da la fortaleza
o la debilidad; si nos fijamos en los
miembros, como las manos, los pies y
demás, su disposición conveniente a la
naturaleza constituye la belleza. Y así se
dan muchos hábitos o disposiciones en
el mismo sujeto. (I, IIae q54), por esto,
la educación moral tiene inexorables
implicaciones, en cuanto, atañe tanto a
las expresiones físicas como espirituales
del ser humano.

10. La educación moral consistirá entonces


en el ordenamiento de los hábitos a las
virtudes; de las virtudes a la razón
(ratio); de la razón (ratio) a la naturaleza
y de ésta a su creador. Pertenece a la
ley natural todo aquello a lo cual el
hombre se encuentra naturalmente
inclinado, dentro de lo cual lo específico
del hombre es que se sienta inclinado a
obrar conforme a la razón (ratio). (I IIae
q94 a4), por ello, el hombre educado
debe entrar en razón (ratio).

11. Para que el hombre entre en razón, esto


es, se eduque moralmente, debe
basarse en la sindéresis que según San
Basilio es la ley de nuestro
entendimiento. La sindéresis es un
hábito, (I q.79 a. 12) es la tendencia al
bien, luego también es un hábito la ley
natural (I q 94 a.1)

12. El hombre esta habituado naturalmente


y es propio de la razón proceder de lo
común a lo particular. Este proceder esta
circunscrito a la naturaleza misma de la
razón, ya que, según se trate de la
razón (ratio) especulativa o de la razón
(ratio) práctica será el proceder (I IIae
q94 a4) y su educación

13. La razón especulativa versa


principalmente sobre cosas necesarias,
que no pueden comportarse más que
como lo hacen, y por eso tanto sus
conclusiones particulares como sus
principios comunes expresan verdades
que no admiten excepción. La razón
práctica, en cambio, se ocupa de cosas
contingentes, como son las operaciones
humanas, por ello, aunque en sus
principios comunes se encuentra cierta
necesidad, cuanto más se desciende a lo
particular tanto más excepciones
ocurren.

14. Mientras que en el orden especulativo,


la verdad es la misma para todos, ya
sea en los principios, ya en las
conclusiones, en el orden práctico, la
verdad no es la misma en todos, ya que,
aun cuando algunos coinciden en la
norma práctica sobre lo concreto, no
todos la conocen igualmente. (I IIae q94
a4)

15. Por ello, dar al orden especulativo y


práctico un ordenamiento de los hábitos
a su fin último subjetivo (el hombre) y a
su fin último objetivo (Dios), es lo que
conocemos como educación moral. Lo
bueno para el hombre es aquello a lo
cual se tiende y conviene a su
naturaleza y lo realiza dentro de su
propia especie.

16. Es en ésta realización de cada ser


humano en donde la educación moral
conduce a la felicidad de cada uno y lo
hace en cuanto preservado de todo mal
posee concientemente todos los bienes a
que está proporcionado por su
naturaleza, todos los bienes a que
tiende con la certeza de conservarlos
por siempre, (Collin 62) esto hace que
el hombre educado moralmente, calme
las aspiraciones infinitas de su alma
inmortal (Collin 62)

17. Para concluir diremos que la educación


moral no es ni antinatural, ni solipsista,
ni egoísta, la educación moral - según
Tomás de Aquino- hace que el hombre
sea feliz en el orden del cumplimiento de
su propia naturaleza.

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