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La escuela nueva

La escuela nueva
Una pedagogía para la unidad nacional,
la democracia y la integración latinoamericana.

Guillermo Luque
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documento en el que defendió la necesidad de establecer en las escuelas públicas


la enseñanza de la religión en razón de que dicha tarea no se debía dejar sólo
al hogar y el clero. Este planteamiento, como era de esperar, produjo fricciones
y enfrentamientos entre el sector conservador católico y los sectores positivis-
tas y librepensadores en su mayoría laicos, reunidos en el salón de actos de la
Universidad Central de Venezuela. La cuestión pedagógica, motivo central del
Congreso, se quiso desplazar y sustituir por cuestiones de dogma y doctrina. Al
respecto nos dice Luis Bigott que “se hacía notoria la presencia incontroverti-
da de dos concepciones que debatirán en el escenario de ese Primer Congreso
Pedagógico de Venezuela sus puntos de vista” (...) (1995:399).
El segundo momento en que se discutió con acento de interés nacional el tema
educativo fue en 1911, en el Congreso de Municipalidades. Su organización se la
debemos a César Súmela y expresa el intento de la élite positivista por diagnos-
ticar nuestra realidad nacional y formular un programa de acción que nos sacara
del atraso material y cultural experimentado en la década final del siglo XIX y pri-
mera del siglo XX. Ese Congreso de Municipalidades lo organiza la generación
formada en el positivismo divulgado por Rafael Villavicencio y Adolfo Ernst. Allí
I. Los antecedentes históricos de nuestra indagación pedagógica. hallamos a los doctores Gil Fortoul, Luis Razetti, Samuel Darío Maldonado, Pedro
Emilio Coll, Pedro Manuel Ruiz, entre otros. Al Dr. Maldonado le correspondió
En el transcurrir educativo nacional se han realizado diversos esfuerzos des- ser el primer Ministro de la Instrucción Pública de Gómez y, en su Memoria de
tinados a elevar y orientar de modo progresivo la educación pública que sirve 1909, reconoció que nuestra educación había involucionado desde la época de
el Estado. El intento más temprano en el sentido antes señalado, lo hallamos en Guzmán Blanco, por lo que había que organizar las funciones escolares, la renta,
el Primer Congreso Pedagógico Venezolano, el cual inició sus sesiones un 28 proyectar el ejercicio docente como carrera pública. Aún más: reconoció que entre
de octubre de 1895 y las culminó el 14 de diciembre, en la Universidad Central los dirigentes políticos había prevalecido “un concepto simplista de la instrucción
de Venezuela. Fue presidido por su Rector, el Dr. Rafael Villavicencio, médico, obligatoria.”(Luque, 2001:118-119) Todo esto y más lo afirmó dos años antes del
humanista, y luminaria del positivismo. Ese Congreso Pedagógico de 1895, nos Congreso de Municipalidades, el cual se instaló el 19 de abril y sesionó hasta el
lo ha dicho Gustavo Adolfo Ruiz, fue el primero entre nosotros y estuvo orientado 1º de mayo de 1911.
a “encarar los problemas de la educación” (Ruiz,1998:9). El país nacional vivía y En el Congreso de Municipalidades de 1911 se hizo un pormenorizado exa-
desvivía bajo el gobierno del general Joaquín Crespo, el último gran caudillo del men de nuestros problemas nacionales en aspectos como la sanidad, régimen
Liberalismo Amarillo de finales del siglo XIX. Ese Primer Congreso Pedagógico hospitalario, renta, reforma del poder judicial, obras públicas, comunicaciones
Venezolano fue organizado por el Gremio de Institutores, fundado en 1894, y el y educación. En lo que a educación se refiere se abordaron cuestiones de gran
Liceo Pedagógico, establecido en 1995, y cuyo propósito declarado era “profun- interés: la escuela primaria, el perfeccionamiento del magisterio, la enseñanza
dizar el estudio de la pedagogía y propagar la enseñanza de esta ciencia”(op.cit:9). agrícola, los textos escolares, etcétera. Es, poco más, poco menos, el mismo
En ese Congreso Pedagógico se discutieron diversos temas: desde la Edificación temario del Primer Congreso Pedagógico de 1895. Los proyectos y conclusiones
Escolar hasta la determinación de los “medios prácticos para llevar a cabo la del Congreso de Municipalidades parecían anunciar un mejor país. No sucedió
Reforma Escolar en Venezuela”(ibid:59). así. La élite positivista- gomecista no concibió ni proyectó una educación para las
Conviene señalar que desde el segundo día de instalado el Primer Congreso mayorías. A más de esto, la dictadura gomecista que se declaró a partir del año
Pedagógico, el Presbítero José Rafael Lovera, en representación del Centro 1914 le restó fuerza a toda idea reformista en educación. (op.cit:121)
Católico Venezolano y apartándose del temario previamente establecido, leyó un En fin, la vocación reformadora de nuestra educación, manifestada bien por los
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positivistas del Primer Congreso Pedagógico Venezolano, bien por los positivis- La referida Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria, fue la
tas del Congreso de Municipalidades, apenas si cambió el empobrecido panorama expresión de ese movimiento pedagógico reformador cuyas fuentes de inspiración
de nuestra educación y cultura nacional: la situación desvalida de nuestros niños se hallaban en las ideas y proposiciones de Dewey, Montessori, Kilpatrick, Piaget,
y adolescentes, de nuestros maestros, de las mayorías en general; esos intentos de Cousinet, por nombrar algunos. Un movimiento pedagógico que se inicia en la
reforma se quedaron en el papel, no obstante los matices y orientaciones diversas Inglaterra de finales del siglo XIX, de modo experimental y socialmente limitado
que le imprimieron a la educación intelectuales como Samuel Darío Maldonado, a algunos sectores sociales inconformes con la educación tradicional de entonces.
Gil Fortoul y Rubén González. En todo caso, eran escuelas centradas en los intereses del niño y los adolescentes;
eran escuelas abiertas y experimentales (Luque, 2000:59).
La corriente de la Escuela Nueva, pronto se manifiesta y desarrolla en algu-
nos países de la América del Sur. Muy temprano comienza a influir y motivar a los
II. La Escuela Nueva: lo universal y latinoamericano en Venezuela. educadores de aquellos países cuyas condiciones políticas y culturales así lo per-
miten. En Chile, la pedagogía del norteamericano John Dewey influyó de modo
Ahora bien, desde ese Congreso de Municipalidades de 1911 transcurrió temprano en las mentes más avanzadas de sus docentes. Luego del Congreso de
casi un cuarto de siglo antes de que se realizara la 1ª Convención Nacional del Educadores de 1902, se crean en ese país austral diversas organizaciones magis-
Magisterio. Esa 1ª Convención sesionó en Caracas desde el 25 de agosto al 5 de teriales, entre ellas, la Asociación de Educación Nacional (AEN), fundada en
septiembre de 1936; es ya la época de transición hacia la democracia que comenzó 1904. La AEN estuvo dirigida por educadores que viajaron a EEUU y se formaron
con el gobierno del general Eleazar López Contreras (Luque,1999a:153). La 1ª en la Universidad de Columbia bajo la dirección de Dewey. Eso no es todo. La
Convención magisterial, a diferencia del Congreso Pedagógico y el Congreso de Asociación Nacional de Educación chilena funda una revista pedagógica y, en
Municipalidades, no estaba animada por luminarias positivistas. Sus promotores 1908, publica la primera traducción al castellano de la obra “Mi credo pedagógi-
son maestras y maestros en ejercicio, intelectuales anónimos para la cultura esta- co”, del gran filósofo de la educación norteamericana. (Salas,1997:14)
blecida entonces. Son educadoras y educadores, eso sí, imbuidos de los principios Varias décadas después, de Chile partirá la Primera Misión de Pedagogos que
pedagógicos de la Escuela Nueva y de un nuevo sentido de responsabilidad social arribará a Venezuela a mediados de 1936; vinieron, entre otros, educadores de la
frente a las instituciones del Estado y los problemas de las mayorías del país. Son valía de Humberto Parodi Alister, Oscar Vera, Daniel Navea, contratados por el
maestras y maestros que conciben la escuela como una comunidad de vida y de gobierno del general López Contreras y por gestiones directas de Mariano Picón
trabajo, escuelas para la actividad libre y creadora del niño, escuelas basadas en Salas. Vinieron a ayudarnos a organizar nuestra educación según los principios de
sus intereses intelectuales, emocionales y artísticos; en resumen, escuelas que son la Escuela Nueva, a elevar la calidad técnica de nuestro magisterio. Esa Misión de
la prolongación de la comunidad. Son maestras y maestros que declaran su deseo distinguidos educadores chilenos recibió, de un lado, el entusiasta y sincero apoyo
de “unificación de las fuerzas que trabajan en Venezuela por la cultura del pue- de la SVMIP; de otro, la más implacable oposición de los sectores conservadores
blo.” (ibid :153) Y no solo eso. Proponen un plan que convierta a nuestra escuela religiosos y laicos: se les acusó de comunistas, de ateos que ponían en peligro la
en “célula vital de ciudadanía, con un amplio sentido social, solidario y humano, conciencia moral de nuestros niños; se les acusó de tener la intención de adoctrinar
escuela nueva, para la vida y por la vida” (...) (ibid:154). a nuestros maestros y alumnos en los principios del laicismo y el Estado Docente.
¿Quiénes organizaron esa 1ª Convención Nacional del Magisterio con tan activos Otro país del sur, Uruguay, también nos debe interesar. Ya en 1892 se crea
y nuevos principios pedagógicos? Un grupo de maestras y maestros dirigidos por en Montevideo el Jardín de Infancia que funcionaba como Escuela Nueva y de
Luis Beltrán Prieto Figueroa y Miguel Suniaga, ambos maestros en escuelas oficia- carácter público. Dicho Jardín estaba organizado sobre los principios pedagó-
les, ambos margariteños. Fundaron en los años finales de la dictadura gomecista la gicos del educador José Pedro Varela expuestos en La educación del pueblo,
Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP), un viernes 15 de obra que ya contenía algunas de las ideas de la Escuela Nueva promovida por
enero de 1932. Desde ese mes y año se inicia en firme la divulgación en nuestro medio Dewey, Montessori y Decroly. Hay que advertir, además, que bajo la influencia
de los principios pedagógicos de la Escuela Nueva: la libertad del niño, el naturalismo del eminente pedagogo colombiano, el Dr. Agustín Nieto Caballero, toma impulso
pedagógico, la autoactividad, la coeducación, el laicismo, entre otros. en el Uruguay un proceso de creación pedagógica que se materializa en las pri-
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meras Escuelas Experimentales oficiales creadas entre 1925 y 1927: Las Piedras después, en 1936, regresa al país para proponer planes, cursos, reformas, dictar
(1925), Malvin (1927) y Progreso (1928). El director de la Escuela Experimental cursos de mejoramiento; Beltrán Morales organizó el primer curso para maestras
Las Piedras, el Profesor Sabas Olaizola, fue uno de los interesados asistentes a kindergarterinas y, por si fuera poco, colaboró con la Revista Pedagógica y ayudó
las conferencias dictadas por el Dr. Nieto Caballero en diciembre de 1924.(12) a organizar la 1ª Convención Nacional del Magisterio a la que hemos hecho
Olaizola fue contratado por el gobierno de López Contreras y es el creador de referencia.(ibid:204-209) El saber universal, latinoamericano y nacional se anu-
nuestras primeras Escuela Experimentales: La José Gervasio Artigas (30 de daron en esa gesta cultural representada por la Escuela Nueva en Venezuela.
enero de 1937) y la Experimental Venezuela (5 de febrero de 1939). Los tiem-
pos pedagógicos se encuentran, se cruzan y anudan con un mismo propósito. La
experiencia y admirable labor del Profesor Olaizola será divulgada, algunos años
después, por Prieto Figueroa y Luis Padrino en el libro titulado La Escuela Nueva III. La SVMIP contra la escuela tradicional.
en Venezuela (1940). Prieto Figueroa llamó a Sabas Olaizola “Maestro integral”,
“altísimo representante en Indoamérica de la Escuela Activa.”(1986:242) Afirma Volvamos a nuestros admirables educadores de la SVMIP. Su primera directiva
Prieto Figueroa que de ese pedagogo aprendió el magisterio venezolano que la estuvo integrada por Miguel Suniaga, Prieto Figueroa, Roberto Martínez Centeno,
escuela debe aprovechar las condiciones favorables del medio para transformarla. Virginia Martínez, Cecilia Oliveira Rengel, e Isabel Delgado Sarmiento. En ese
No menos interés debemos tener ante el recorrido de la Escuela Nueva en el primer grupo también hallamos los nombres de Luis Padrino, Alirio Arreaza,
Brasil, cuyos primeros desarrollos los hallamos en el contexto de la Revolución Hipólito Cisneros, José Rafael Mena, Julio Silva Flores, Francisco Tamayo,
del 30, la revolución democrático-burguesa de 1930 acaudillada por Getúlio Augusto Mijares, Humberto García Arocha, Gustavo Adolfo Ruiz, Mercedes
Vargas y su proyecto de Estado Nuevo. Fermín, Mirilla Vanegas, Cecilia Núñez Sucre, entre otros distinguidos maestros y
Fernando de Azevedo, Anísio Teixeira y Lourenço Filho, son tres de los edu- maestras. El grupo más formado e ideológico sobre el que recayó la organización
cadores brasileños que destacan en la corriente de la Escuela Nueva; son sus de la SVMIP y la edición de la Revista Pedagógica, editada a partir de febrero de
dirigentes, sus más lúcidos exponentes intelectuales y creadores de instituciones 1933, estuvo integrado por Luis Beltrán Prieto Figueroa, Miguel Suniaga, Luis
orientadoras del magisterio. Lourenço Filho, por ejemplo, es el autor de la famo- Padrino y Alirio Arreaza, quien para entonces tenía una formación consistente y
sa obra “La Escuela Nueva”, publicada en 1930 y con varias traducciones. La muy actualizada. Arreaza había estudiado en la Escuela Normal y en el Instituto
obra mencionada fue leída y discutida en seminarios de estudio organizados por Pedagógico de Santiago de Chile. Viajó becado por el gobierno chileno en com-
la SVMIP en esos primeros años de la década del 30. Además de todo aquello, pañía de otros jóvenes de la Escuela Normal de Varones. Arreaza recibió el título
Prieto Figueroa estableció por entonces una fluida relación epistolar con ambos de maestro y profesor. En el año 1927 publica sus Apuntes didácticos, obra que
pedagogos brasileños. Con ellos y con el propio Adolfo Ferrier, el gran pedagogo se empleó en nuestras Escuelas Normales. Divulga en ese su escrito la pedagogía
promotor de la Liga por la Escuela Nueva. de Herbart, pero lo cierra con la trascripción completa de uno de los capítulos
Como suele suceder, el movimiento de la Escuela Nueva en Venezuela de Las escuelas del mañana, de Dewey. Todo un anuncio para otros tiempos de
surgió al abrigo de las ideas, teorías, influencias y apoyos de educadores empe- libertades políticas.
ñados en transformar la escuela y, no menos, la empobrecida situación social y Los de la SVMIP participaron de ese movimiento que iba contra la escuela
cultural de nuestros pueblos. Uno de esos educadores fue el boliviano Carlos tradicional y contra el herbartismo sin Herbart. Es muy cierto que Herbart (1776-
Beltrán Morales, quien se formó como pedagogo en Alemania, Austria y Suiza. 1841), como ningún otro hasta entonces, había contribuido al desarrollo de la teo-
Respecto de su labor Prieto Figueroa afirmó que la Escuela Nueva “le debe mucho ría de la educación, de sus métodos. Fue influido de modo directo por el pedagogo
del impulso que ha creado en América.” (ibid :203) Llegó a Venezuela en 1933. Pestalozzi y por el filósofo Fichte, teórico de la educación dirigida por el Estado.
Aquí fue recibido por la SVMIP. Nos enseñó Beltrán Morales su saber pedagó- Fichte contrapuso la educación del Estado a la educación popular por ser ésta
gico actualizado; nos habló de la primera Escuela Nueva en Bolivia, país donde inorgánica, o sea, pobre en contenidos y ajena a las necesidades nacionales.
se había desempeñado como Director General de Educación Primaria. Entre Herbart sostuvo que la labor de la educación podía resumirse en el concepto de
nosotros, dictó conferencias, dio clases en la Escuela Normal de Maestros. Años “moral” en tanto que fin más elevado de la humanidad. Su pensamiento educativo
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lo plasmó en dos obras fundamentales: Pedagogía general deducida del fin de la cautivar a los maestros del mundo y a dominar en el pensamiento educativo de
educación (1806) y Esbozos de doctrina educativa (1835).Con base a su teoría las primeras décadas del siglo XX. Bien desde su Escuela -Laboratorio de la
acerca de la mente, en cuanto estructura de representaciones que se unen al azar Universidad de Chicago, bien desde su cátedra en la Universidad de Columbia, en
y explican las diferencias individuales, Herbart expuso un enfoque pedagógico de New York, Dewey desarrolló una poderosa y atractiva obra reflexiva que trascen-
intervención “a fin de reestructurar las experiencias del niño en la dirección de dió el ámbito universitario y se expandió hacia el magisterio y toda la sociedad.
la moral.” Postuló así la intervención deliberada del maestro sobre la base de un La Escuela y la sociedad (1899) y Cómo pensamos (1910), son obras fundamen-
conocimiento preciso del niño para lo cual debía seguir una metodología diseñada tales de ese período inicial. Con Democracia y Educación (1916), su obra más
en cuatro etapas: claridad, asociación, sistema y método. “La etapa metodológica elevada en el campo del pensamiento político educativo, Dewey se erige en un
crucial en la pedagogía herbartiana era el plan de la lección individual, la unidad pedagogo universal de la democracia.
básica de la secuencia instructiva.” (Bowen,1997:304-311) Volviendo al caso que nos ocupa, no hay sino que leer la Revista Pedagógica
No obstante, por el espíritu conservador europeo que prevaleció en las primeras de la SVMIP para darnos cuenta que lo esencial de las ideas que hemos sinteti-
décadas del siglo XIX, Herbart, como Pestalozzi, tuvo una influencia muy limita- zado había sido asimilado por los miembros más cultos de la SVMIP. Aquí, en
da: el pensamiento burgués de entonces “estaba a favor de métodos más sencillos Venezuela, y bajo las difíciles condiciones impuestas por la dictadura gomecista,
y prácticos que preservaran el orden existente no que lo reconstruyeran creando sus miembros más cultos emprendieron la crítica de la escuela tradicional y a la
un nuevo mundo moral”.(op.cit:314) Dicho de otro modo, el pensamiento burgués divulgación de algunas ideas de la Escuela Nueva.
europeo no consideró útil una concepción educativa basada en el holismo y en la
Naturphilosophie que proponía educar al hombre para que percibiera a la naturaleza
La dinámica industrial empujó hacia una concepción positivista más cónsona
con sus propios intereses y orientada a resultados prácticos inmediatos. Ahora IV. El niño, el maestro y la escuela en las páginas
bien, en lo que a educación se refiere, esa nueva orientación exigida por el indus- de la Revista Pedagógica.
trialismo tuvo sus traductores en Tuiskon Ziller (1817-1882) y Karl Stoy, profe-
sores de las Universidades de Leipzig y Jena, respectivamente. Mientras que Stoy Sobre la base de una nueva concepción de la cultura, abarcadora “de lo uni-
se apegó más a la ortodoxia herbartiana, Ziller sostuvo que “la enseñanza no debía versal e imperecedero de las otras culturas”, de una cultura “hecha para nuestro
ser considerada como un arte intuitivo, tal como sugería Pestalozzi y Froebel, sino medio y por nuestros hombres y mujeres”, se levantó el movimiento pedagógico
como una tecnología, es decir, como una aplicación de los principios científicos de la Escuela Nueva en América y en Venezuela (op.cit:241-242). Ahora bien,
según un método predecible.”(ibid :441) Y ese método lo encontró Ziller en las para ahondar en el “modo cultural americano” era indispensable formar a un equi-
elaboraciones de Herbart. Paradoja de paradojas. Ziller revivió la teoría educativa po de hombres y mujeres que sólo la escuela por medio de la educación nos puede
de Herbart no sin antes despojarla de lo que él consideró eran planteamientos aportar por ser ésta “la fuente primera de toda creación social, de toda aspiración
metafísicos, o sea, su idea moral, el cultivo de la virtud. Para Ziller, las ideas humana;(...)”(ibid: 241-242)
morales de Herbart relativas a la libertad interior, perfección, buena voluntad, Pues bien, desde el primer número de febrero de 1933 la Revista Pedagógica
justicia y equidad, eran constructos metafísicos separables de su psicología de la expuso su preocupación fundamental: (...)“lograr mejores escuelas, donde
educación expuesta en Esbozos de la Doctrina Educativa (1835). pueda el niño encontrar ambiente propicio a la libre expansión de sus
Ahora bien, las primeras críticas fundadas al herbartismo reinterpretado las actividades.”(Revista Pedagógica, 1933:1) Condición indispensable de lo anterior
iniciaron en EE.UU. Joseph Rice y John Dewey. Fue Dewey quien dirigió los era, para la SVMIP, la formación de “un grupo magisterial idóneo, consciente de
ataques más contundentes contra el supuesto carácter científico del herbartismo sus deberes.”(op.cit:1-2) En este medular aspecto insistirán una y otra vez con
“ y a finales de siglo, así como en las primeras décadas del siglo XX, dirigió unos la palabra y con los hechos luego de la muerte de Gómez. La escuela por hacer,
ataques tan furibundos contra la doctrina, que ésta quedo gravemente desacredi- necesitaba de maestros idóneos y no menos de la “cooperación y ayuda”, como
tada en los Estados Unidos y otras partes.” (ibid :445) en los países civilizados, de las asociaciones de padres, maestros y alumnos que
Sobre estos elementos teóricos se fundó la obra de John Dewey, la cual va a trabajan en común “procurando que a la escuela no le falte lo necesario para llenar
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su función social.”(ibid:2) La Revista Pedagógica no dudó en afirmar que nuestra cada escuela nueva “sigue procedimientos diferentes” con el propósito de propi-
escuela estaba atrasada, que necesitaba “transformaciones, tanto en sus métodos ciar “la actividad espontánea de lo educandos”; así pues, lo que importa en ellas,
como en su organización.”(ibid:2) Al Ministerio de Instrucción Pública la SVMIP afirma Prieto, “no son las construcciones metodológicas rígidas, a la manera de
le ofreció su cooperación, la cual la entendían “como uno de sus deberes.”(ibid:2) [Tuiskon] Ziller”, sino la actividad en libertad que en ella realiza el niño; actividad
En todo caso, en tanto que organización de la sociedad civil, la SVMIP no contó que se manifiesta en el niño según su edad en varias etapas: el juego, el período
con el apoyo oficial. La Revista Pedagógica se financió con el aporte material de constructivo y la etapa de la cooperación e interacción.(ibid:7) Si bien Prieto
sus integrantes y la publicidad hecha a diversas empresas, escritorios de abogados Figueroa critica a la escuela tradicional por colocar ésta en lugar privilegiado,
y productos. no a los niños, sino a “un grupo de materias”, no pasa al extremo de proponer la
Frente al “concepto deprimente” que se tenía del magisterio en nuestro medio, suspensión de los programas; por el contrario, propone una convivencia entre los
la Revista Pedagógica no transitó el camino del lamento vacío, el sarcasmo o programas y los centros de interés. (O. Decroly).
la burla, tan practicada ayer como hoy por cierta clase intelectual. Por el con- “La escuela nueva - afirma Prieto- no pretende suprimir los programas, ni
trario, reafirmó en sus páginas su propósito de “levantar al maestro al nivel que excluir de ellos ciertas materias que considera formativas, tales como la lengua
le corresponde, haciéndole sentirse como un profesional que tiene derecho a las materna, geografía, historia, y actividades sociales.(...) Creado el ambiente esco-
prerrogativas inherentes a la misión que desempeña.”(ibid:2) No hay sino que lar, puesto el niño en relación con ese medio, su actividad se enfoca naturalmente
leer los números de la Revista Pedagógica para entender que la reforma de la hacia esos objetivos que están en relación con sus necesidades; investiga, curio-
escuela y del maestro tenía en ellos un alto propósito: el niño. Desde el primer sea, relaciona hechos y cosas, y alrededor de esos centros de interés se desliza la
número Luis Beltrán Prieto Figueroa propuso vitalizar nuestra escuela para que vida armoniosamente llevada,”(...) (ibid:10)
ella fuese un “medio apropiado para la libertad y la espontaneidad del niño; para La escuela tradicional venezolana oscilaba entre lo más atrasado y la rígida
que el niño “aprenda a pensar, a vivir su propia vida.”(Prieto:6) Un año después, rutina herbartiana establecida por Ziller como sistema. La SVMIP sigue a Decroly,
cuando Prieto Figueroa resultó electo presidente de la SVMIP (1934-1935), volvió para decir con él que el método de la Escuela Nueva es el de los centros de interés
a ratificar en su discurso de toma de posesión del cargo ese interés supremo en el ¿Cuál la diferencia entre la escuela tradicional y la Escuela Nueva? Pues que la
niño venezolano: “¡Por el niño y por la escuela, por la cultura patria!”.(Prieto, escuela tradicional le impone la actividad al niño desde afuera; la Escuela Activa
1934:469) En lo adelante esa será la consigna del movimiento. o Nueva, por el contrario, “desea que el niño se desarrolle de adentro para afuera”.
Sí, el niño, ¿pero con qué escuela? No la escuela tradicional, pues ella, según La escuela tradicional apela a la coerción “para obtener de los alumnos algún tra-
Prieto, era la causa de “la enorme cantidad de fracasados e inadaptados.”(ibid:5) bajo”; así, de modo insensible, “van cayendo en el aburrimiento”; ese es el cami-
¿Cuál era el remedio? No otro que “la transformación de la escuela”, donde se no por el cual “el niño pierde la capacidad de conducirse a sí mismo y de ser su
ponga en práctica “los procedimientos de la nueva Pedagogía”, o sea, “las escue- propio maestro.”(Ferriere, 1934:479) Coinciden los de la SVMIP con lo expuesto
las nuevas”. Cuando observa nuestro medio Prieto Figueroa encuentra que “la por el maestro boliviano J-S- Vaca Guzmán en sus Reflexiones: las escuelas hay que
escuela continúa encasillada dentro de los límites estrechos señalados por la peda- adaptarlas a las necesidades del ambiente, a las necesidades del niño.
gogía tradicional.”(ibid:6) Esa escuela tradicional es la del “formalismo verbal” “La Escuela que atrae al niño, que le enseña a jugar, que le enseña a observar;
que “agota la espiritualidad, aniquila y destruye el entusiasmo de la juventud”. Es que le enseña a pensar y a poner en acción su pensamiento, es la que tenemos que
la escuela de “la pasividad soñolienta de las aulas”. En ella buena parte de los maestros crear para corresponder a las exigencias de nuestros niños, que tienen derecho a
(...)”se sienten felices dentro de la rutina, que les permite ahorrarse el trabajo ser educados como otros niños de otras latitudes.”(1934:317)
de las iniciativas; los padres se contentan con que sus hijos lleven en la boleta Del mismo modo que otros movimientos de reforma educativa ubicados en
veinte puntos y sepan repetirse de memoria veinte libros como discos de victrola Europa, Estados Unidos o América Latina, el grupo fundador de la SVMIP con-
que grave la mecánica escolar.” (ibid:6) cibió esa defensa del niño y de la escuela activa basada en una labor previa de
Esta, al menos, era la caracterización que hacían los maestros más lúcidos de la más alta importancia: la transformación del maestro. Este medular aspec-
nuestra realidad escolar. Y por supuesto, Prieto Figueroa propuso como solución to, alguna aunque rara vez, uno que otro ministro gomecista lo afirmó en sus
pedagógica la escuela activa, la cual, “no es un método más de enseñanza”, pues Memorias. Pero hay que decir también que muy poco, casi nada, se hizo en esa
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dirección desde el Ministerio de Instrucción Pública; no se hizo del maestro un tiva; una mayor efectividad en la educación moral e higiénica; el aumento de los
profesional con un ingreso cónsono con esa labor que la prédica al uso lo asimi- recursos de la escuela; una mayor protección de los niños más pobres; y, por últi-
laba con el apostolado. Como en otros aspectos de la educación, la cuestión de mo, la reeducación de los padres.(ibid:62) Además de todo esto, Prieto Figueroa
la profesionalización del magisterio quedó en pura formalización verbal vertida hizo campaña por la creación de otras organizaciones periescolares: las asociacio-
rutinariamente en los documentos oficiales. Para la SVMIP la reforma de nuestra nes de exalumnos y las cooperativas escolares.(ibid:63) En resumen, sin desechar
educación pasaba por la reforma del maestro. Esto tan decisivo se olvidó ayer otros aspectos de suma importancia, la reforma educativa por hacer exigía que el
y se olvida hoy. “Reformemos la escuela - sostuvo Prieto Figueroa - pero antes maestro fuese un “profesional de la educación” poseedor de condiciones especia-
emprendamos la reforma y capacitación de los maestros”. ¿Por qué esto? La res- les - no místicas - para llevar a cabo su tarea; en suma, “conocimiento del niño
puesta la hallamos en un artículo escrito por él en 1933. La mayoría en general y una excelente preparación que lo haga capaz de conocer a cada niño
(...) “de nuestros educadores está compuesta de prácticos de la enseñanza, sin la en particular.”(ibid:63)
preparación científica que implica esta reforma. El escasísimo número de educa- Por si quedara alguna duda acerca del modelo de maestro que propugnó
dores salidos de nuestras escuelas normales, está iniciado apenas en la preparación la SVMIP en la Revista Pedagógica, apenas si sería necesario leer la sección
científica, ya que es muy poco tiempo tres años de estudios para adquirir sólidos “Páginas del Maestro Americano”. Allí encontramos lo más notable de la pedago-
conocimientos pedagógicos y de este escasísimo número, sólo uno que otro se ha gía escrito por latinoamericanos de la calidad de Carlos Beltrán Morales, Manuel
dedicado al estudio de la cuestión educacional. Muchos llegan a la escuela urgi- Bartolomé Cosío, Enrique José Varona, Víctor Mercante, J.S. Vaca Guzmán, entre otros.
dos de una necesidad económica, pero sin móviles verdaderamente pedagógicos, Con relación al papel del maestro en la reforma educativa, también pudiéramos
sin que el niño atraiga su atención, porque carentes de vocación ven el magisterio volver a lo dicho por el educador Miguel Suniaga, para quien mientras “más
un atracadero necesario, el puerto de salvación y no una profesión técnica, la más culto sea el maestro “, “tanto mayores beneficios obtendrá el niño en la escuela y
noble de todas, razón por la cual a la menor oportunidad que se presenta abandonan tanto más pronto irán integrándose el carácter nacional y destacándose las formas
el cargo y no vuelven a preocuparse nunca más por la escuela.” (op.cit:7) propias que particularizan las nacionalidades.”(Suniaga, 1935:339) Cuando no es
Dicho de otro modo, la tarea por emprender urgía al maestro a desechar la muy así, cuando el maestro no es culto - sostiene Suniaga,
extendida noción de “APÓSTOL de la enseñanza”, cuya actitud en general tiene (...)”la escuela se convierte en un poste de tortura levantado para atar la activi-
muy poco que ver con la necesaria calidad de su esfuerzo; esa su condición de dad del niño y hacer de éste un autómata cuyos movimientos están regulados con
“apóstol” - reitera Prieto- pareciera confirmar “el concepto de inútil en que se le matemática precisión, por el capricho de un adulto que se ha tomado a sí mismo
tiene y la incapacidad en que se halla para reclamar el puesto que en realidad le por modelo.
corresponde.”(44) Desde las páginas de la Revista Pedagógica la SVMIP llamó Por el contrario, cuando el maestro aprovecha todas las oportunidades para for-
a luchar contra la indolencia y la ignorancia; llamó a constituir “Asociaciones de talecer su cultura, para aumentar el caudal de sus conocimientos y ponerse a tono
Padres y Maestros”, idea esta que no tenía nada de utópica; ella era factible y de con los adelantos científicos, con las conquistas de que la pedagogía experimental
interés para la escuela. incorpora(...), entonces el ambiente de la escuela cambia de inmediato porque el
“Hasta ahora - sostuvo Prieto Figueroa -, desvinculados, escuela y hogar, mar- maestro se humaniza y al hacerlo su punto de vista de adulto desciende al plano
chan entre nosotros por sendas diferentes, cosa que entraba la acción de la escue- de la infancia,(...) y resuelve proceder de acuerdo con los intereses vitales del
la; por ello debemos aproximarnos de día en día hasta convertirlos en uno solo, o niño.” (ibid:339-340)
hacer de la una continuación del otro. La escuela del porvenir deberá ser la casa Para el maestro tradicional - afirma Suniaga - las travesuras del niño mere-
amable donde los niños viertan la algarabía de su sana alegría, al lado de padres y cen ser reprimidas “sean cuales fueran los aspectos y las circunstancias”.
maestros que comparten con ellos el saludable ambiente.” (Prieto, 1933:61) No saben los maestros que así actúan que con este procedimiento “destruyen toda
Basado en la experiencia habida en otros contextos, Prieto Figueroa señaló siete iniciativa en el niño”. Una conducta represiva es pura obstrucción de la naturaleza
ventajas derivadas de tales Asociaciones de Padres y Maestros: la expansión de la del niño. ¿Cuál es la vía? No otra que el estudio de los alumnos. (ibid:341)
acción educativa en un radio mayor; la asistencia escolar más regular con aumento ¿Cuál entonces la misión del maestro? Suniaga nos responde que ella no con-
de inscripciones; la solidaridad de los padres con la escuela y cooperación efec- siste en el mecánico dictado de un conjunto de lecciones enmarcadas en un rígido
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programa, “sino en procurar que esas lecciones objeto de la instrucción, influyan cología contemporánea. Hay que ir al encuentro de nuestra historia pedagógica
directamente en el niño, hasta conseguir por su intermedio que éste logre educar- porque ella es parte esencial de nuestra historia cultural.
se.” (ibid:341) Produce desasosiego que no pocos educadores desconocen el trasfondo peda-
En otro plano más elevado, Suniaga le propuso al maestro venezolano avanzar gógico y social del Día del Maestro, del 15 de enero, de su relación esencial tanto
hacia una pedagogía nacional, porque las transformaciones de los sistemas edu- con la corriente pedagógica de la Escuela Nueva como, y no menos, con esa su
cativos son actos conscientes y responden a las necesidades vitales de la comu- aspiración por hacer un mejor país, un colectivo más elevado en sus cualidades
nidad. Sostuvo que poco se había hecho para divulgar y entender los problemas intelectuales, productivas y morales Los hombres y mujeres que se adscribieron
educativos “con el fin de preparar al pueblo y hacerlo capaz de captar el proceso a esa corriente pedagógica centrada en el niño, en sus intereses, también, en tanto
evolutivo de las ciencias pedagógicas.”(ibid:346) Suniaga exhortó a la construc- que ciudadanos, lucharon por forjar la democracia de masas en Venezuela; defen-
ción de una pedagogía nacional con los “sistemas más cónsonos” y basada en dieron y reclamaron la responsabilidad social del Estado en materia educativa. Por
“nuestras características y nuestras necesidades”; todo lo cual supone, además, eso fueron tan combatidos por los sectores conservadores, por los diversos grupos
“la reeducación del pueblo para que puedan ser comprendidas las modificacio- corporativos, laicos y religiosos, que se mueven en la escena educativa privada y
nes esenciales que habrán de operarse en los sistemas usados por la pedagogía en el sindicalismo mercantil puesto a su servicio y desprovisto de ideales y res-
tradicional.”(ibid:346) No concebían los de la SVMIP una reforma educativa que ponsabilidad social. Esa oposición conservadora la mantienen hasta el día de hoy;
dejara por fuera la educación y la organización del pueblo; sin duda, otra amplitud sobre todo si desde el Estado se manifiesta una voluntad política orientada a con-
de miras se dejaba ver en la Revista Pedagógica. Los medios para esa labor divul- cretar un proyecto educativo nacional que exprese los objetivos de la democracia
gadora tan necesaria entre nosotros estaban en las charlas, las lecturas de artículos, participativa y protagónica; que responda al interés de las mayorías y se proponga
las reuniones de padres y maestros, y los seminarios de estudio. la generalización de experiencias comunes del más alto nivel cognitivo, social y
Al comenzar el año 1935 la Revista Pedagógica cumplía dos años de existencia artístico, tarea que sólo es posible cuando el Estado asume de modo responsable
con veinticuatro números publicados. Es el año en que Prieto Figueroa entregó la su condición de orientador de la educación por intermedio de sus funcionarios
presidencia de la SVMIP al maestro Luis Padrino. El año en que fue prohibida la especializados y con el apoyo de la sociedad civil interesada en el desarrollo de
SVMIP y la Revista Pedagógica. No obstante, ya para entonces la SVMIP es una lo público no estatal. Antes, los detractores del Estado Docente enarbolaban la
“idea en marcha”, como así lo afirmó Prieto Figueroa. Su directiva se había man- pura y simple defensa de la educación privada; hoy, con más sutileza, levantan la
tenido en contacto con los centros educativos de dentro y fuera del país. Nuevas bandera de la sociedad educadora para mejor defender esos intereses privados
Sociedades de maestros se fundaron en Lara, Táchira y Falcón. La idea de reforma o corporativos. Sobre el fondo económico, político y social de este aspecto ya
se había propagado. hemos reflexionado en otro momento y lugar. (Luque, 1999b:263-289)
¡Hay que impulsar un movimiento de estudio, discusión y acción pedagógica a
partir del conocimiento de nuestra historia educativa! Un hecho pudiera mostrar
el interés que el movimiento de la Escuela Nueva despierta entre los estudiosos de
V. Nos urge un movimiento pedagógico afirmado en los principios la educación latinoamericana. Se trata del Primer Seminario Binacional “Escuela
Nueva en Argentina y Brasil. Estado del arte y perspectiva de la investigación”.
de la Escuela Nueva y al servicio de la democracia participativa. El Seminario aludido se realizó en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de
la Educación de la Universidad de Buenos Aires en agosto de 1995, y en él parti-
¿Qué nos dice toda esta historia relativa al movimiento pedagógico de la ciparon especialistas de ambos países. Este es un claro ejemplo de lo que se puede
Escuela Nueva en Venezuela? Por de pronto que si estamos en la búsqueda de hacer. Los conductores de las políticas educativas del Estado y los investigadores
una definición pedagógica de alcance nacional y latinoamericano, bien vale la y docentes de las Universidades pueden y deben actuar en proyectos conjuntos de
pena que acudamos a nuestra experiencia pedagógica, a nuestras realizaciones estudio y de acción transformadora de nuestra realidad educativa.
intelectuales e institucionales, a los principios pedagógicos de la Escuela Nueva, No se trata, entiéndase bien, de mirar al pasado con añoranza. Al ejemplo dado
principios que han sido corroborados y desarrollados por la pedagogía y la psi- con relación al Seminario Binacional “Escuela Nueva en Argentina y Brasil”,
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puedo añadir que basta utilizar un buscador cualquiera por Internet para que
nos encontremos con una multitud de publicaciones, eventos e instituciones que
se identifican con la Escuela Nueva, con el “escolanovismo”, como también
se le denomina.
Quiero finalizar con la mención de un ejemplo: Alemania. Cuando a comienzo
del siglo XIX no era todavía una nación unificada y se hallaba ocupada Prusia
por las tropas napoleónicas, Fichte, filósofo idealista proclamó un nacionalismo
pedagógico en sus Discursos a la nación alemana, su obra más conocida. En ella
propuso la necesidad de que el Estado asumiera la educación del futuro ciuda-
dano, no con una educación popular sino nacional, o sea orgánica, basada en los
objetivos superiores de la nación. Cuando se pregunta por la pedagogía conve-
niente para tal fin propuesto, responde Fichte que ya un pedagogo la había crea-
do: Pestalozzi, y se hallaba expuesta en la obra titulada Cómo Gertrudis enseña
a sus hijos.
Estamos urgidos de un movimiento pedagógico que promueva la socialización
política, condición indispensable para la recuperación de la sociedad civil, el
Estado y el ámbito privado. Las experiencias comunes aportadas por la socializa-
ción política modelan la identidad social del individuo y de sí mismo y definen
su relación con las instituciones políticas de la democracia. Nosotros decimos que
en correspondencia con los objetivos de unificación nacional, integración social,
crecimiento económico soberano, justicia social e inclusión de las mayorías, se
hallan los principios de la pedagogía de la Escuela Nueva. Allí está ese tramo
brillante de nuestra historia pedagógica y del pensamiento. Allí está el ejemplo
de la SVMIP y de su más culto conductor: Luis Beltrán Prieto Figueroa, la llama
más alta de la pedagogía nacional, el heredero y continuador más acabado de las
preocupaciones educativas y republicanas de Simón Rodríguez.
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64-65. Si se quiere una mayor ampliación acerca de la Sociedad Venezolana de


FUENTES. Maestros de Instrucción Primaria se puede consultar la obra Prieto Figueroa,
Maestro de América (Su labor pedagógica y gremial por la Escuela Nueva en
RUIZ, Gustavo Adolfo. “Introducción” en, Primer Congreso Pedagógico Venezuela), Caracas, Facultad de Humanidades y Educación, UCV, 2002.
Venezolano. 1895, Caracas, UCV, 1998, p. 9. BOWEN, James. “VII. Una época de revoluciones (1762-1830): fundamentos
RUIZ, Gustavo Adolfo. “Feliz iniciativa” en, Op. cit; pp. 43-44. teóricos de la educación del nuevo orden”, Historia de la Educación Occidental,
Ibidem; p. 59. Tomo I, pp. 304 a 311.
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XIX”en, Ciencia, Educación y Positivismo en el Siglo XIX Venezolano, Caracas, Ibídem. P. 441.
Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Nº 169, 1995, p. 399. Ibídem. P. 445.
LUQUE, Guillermo. “Gomecismo y Educación: Reforma, Contrarreforma y PRIETO FIGUEROA, Luis Beltrán. “Sabas Olaizola” en, Op.cit;
Nuevas Reformas. 1900-1930” en, Investigación y Postgrado, Caracas, UPEL, pp. 241-242.
Octubre de 2001, Vol. 16, Nº 2, pp. 118-119. Idem.
LUQUE, Guillermo. “Gomecismo y Educación...”, Op.cit; p.121. “Editorial” Revista Pedagógica (Órgano de la Sociedad Venezolana de Maestros
LUQUE, Guillermo. “Las Reformas del Liberalismo Postgomecista. 1936- de Instrucción Primaria), Caracas, Febrero de 1933, Nº 1, Mes I, p. 1.
1945” en, Educación, Estado y Nación (Una historia política de la educación “Editorial”. Op.cit; pp. 1-2.
oficial venezolana. 1928-1958”, Caracas, CDCH, UCV, 1999, p. 153. Ibídem. P.2.
Idem. Idem.
Ibídem;p. 154. Idem.
Luque, Guillermo. “La Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Idem.
Primaria y su Revista Pedagógica: Educación y Pedagogía para una Nación. 1932- PRIETO FIGUEROA, Luis Beltrán. “La Escuela Necesita una Reforma” en,
1935” en, Investigación y Postgrado, Caracas, UPEL, Abril de 2000, Vol.15, p. Revista Pedagógica, p. 6.
59. Si se quiere una ampliación acerca de este tema y otros relacionados con “Palabras del Sr. Prieto Figueroa al tomar posesión de su cargo” en, Op.cit;
nuestra evolución educativa y pedagógica puede consultarse la obra Momentos Enero 1934, Nº 12, p. 469.
de la Educación y la Pedagogía Venezolana (Entrevistas a Gustavo Adolfo Ruiz), Ibídem. p.5.
Caracas, Facultad de Humanidades y Educación-UCV, 2001. Ibídem. p.6.
SALAS NEUMANN, Emma. “La influencia de corrientes de pensamiento Idem.
educacional de los Estados Unidos en algunas de las innovaciones educativas Ibídem. p. 7.
nacionales en la primera mitad del siglo XX” en, Seis Ensayos Sobre Historia de Ibídem. p. 10.
la Educación en Chile, Santiago de Chile, Impresos Universitarios, 1997, p. 14. FERRIÉRE, Adolfo. “Los Centros de Interés” en, Revista Pedagógica, Enero
FREIRE, Pedro. “José Pedro Varela y la Escuela Nueva” (Conferencia pronun- de 1934, Nº 12, p. 479.
ciada el 25 de noviembre de 1968). Disponible en: http: // www.reu.edu.uy/ jpl VACA GUZMÁN, J.S. “Es necesario hacer la escuela del niño” en, Op.cit;
PRIETO FIGUEROA, Luis Beltrán. “Sabas Olaizola” en, Maestros de Diciembre de 1934, Nº 23, p. 317.
América, Caracas, 1986, p. 242. PRIETO FIGUEROA, Luis Beltrán.”La Escuela...” en, Op.cit; p. 7.
PRIETO FIGUEROA, Luis Beltrán. Op.cit; p. 246. “Apartemos la indolencia” (Sta. LILIEM). Op.cit; Marzo de 1933, Nº 2, p.
Ibídem. pp. 246-248. 75.
Ibídem. P. 203. PRIETO FIGUEROA, Luis Beltrán. “Pro Asociaciones de Padres y Maestros”
Ibídem. Pp. 204-209. en, Op.cit; Marzo de 1933, Nº 2, p. 61.
LUQUE, Guillermo. “La Sociedad Venezolana de Maestros...” en, Op.cit; pp. Ibídem; p. 62.
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Ibídem; p.63.
Idem.
SUNIAGA, Miguel. “La cultura del maestro determina el progreso de la escue-
la” en, Op.cit; Enero de 1935, Nº 24, p. 339.
Ibídem; pp. 339-340.
Ibídem; p. 341.
Idem.
Ibídem; p. 346.
Ibídem; 346.
52. LUQUE, Guillermo. “Público y Privado en Educación ( Vigencia del
Estado Docente en la reconstrucción de una nación democrática) en, Revista de
Pedagogía, Caracas, Escuela de Educación, UCV, Septiembre- Diciembre de
1999, Vol. XX, Nº 59, pp. 263 a 289.
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