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Resguardo de su gobierno.
Las medidas que tomó durante su gobierno fue principalmente tomar los
resguardos antes una posible arremetida patriota. Entre ellas la necesidad de
portar pasaportes para salir de Santiago, los toques de queda y otras medidas
restrictivas que ya habían sido ordenadas con anterioridad por los
revolucionarios en 1813 y 1814.
Marcó del Pont tenía pleno conocimiento de que en Mendoza se estaba
proyectando una invasión al territorio a su mando y por lo tanto tomaba los
resguardos pertinentes.
De igual manera durante su gobierno se llevó a cabo una represión brutal a
todos los que habían participado en el movimiento independentista. Algunos
notables fueron deportados al Archipiélago de Juan Fernández y otros sufrieron
las vejaciones y humillaciones del tristemente famoso Regimiento Talavera de
la Reina, comandado por el capitán Vicente San Bruno. Su mandato fue muy
resistido por la población debido a la acción represiva, su odiosa gestión
administrativa y a la estigmatización de su refinada figura. Manuel Rodríguez,
el patriota a cuya cabeza le tenía puesta una recompensa, alguna vez le abrió
la puerta de calesa, en la Plaza de Armas, obteniendo una moneda del
gobernador.
Su gobierno se extendió precisamente hasta el 12 de febrero de 1817. Tras la
derrota de las fuerzas realistas que -comandadas por el general Rafael Maroto-
combatieron en Chacabuco, Marcó del Pont partió rumbo a Valparaíso, pero en
el camino fue capturado. Tras una entrevista formal con San Martín y algún
tiempo en prisión, fue remitido a Mendoza y luego confinado en San Luis. Allí
se encontraba cuando se produjo un intento de fuga por parte de varios de los
detenidos (1819). Marcó del Pont no estaba entre los revoltosos, pero
igualmente se le procesó, demostrándose su inocencia. Fue trasladado a la
localidad de Luján, cercana a Buenos Aires, donde murió el 19 de mayo del
mismo año.
José Miguel Neira Mondaca se cree que nació en 1775, en la región del Maule,
en un lugar denominado El Astillero. A pesar de tan solo tener 10 años, decidió
fugarse de su hogar y unirse a diversos grupos de arrieros de la zona como
ayudante. En ese ambiente, muy duro se formó José Miguel quien se fascinó
con las aventuras de un galante bandido contemporáneo el llamado “Don”
Pascual Liberona apodado el “brujo”, quien fue ahorcado en Santiago, en 1796,
cuando Neira tenía 21 años.
Se hace famoso su asalto al rico avariento apodado “El Zorro de Peor es Nada”,
un hacendado que tenia sus tierras a orillas del estero Chimbarongo, de
apellido Guzmán, defensor de la causa del Rey, y cruel y despiadado con los
inquilinos. En 1816 asalta y se apropia de las casas patronales de la hacienda
de Cumpeo, donde vivió cuando niño, matando al mayordomo, en un gesto de
Clara venganza por su pasado de opresión. No pasó mucho tiempo en que su
nombre empezó a evocar el terror en la zona de Colchagua, San Fernando y
Curicó principalmente. Los Neirinos asaltaban a los encomenderos, viajeros y
estancieros no haciendo distingo si eran patriotas o realistas. Tuvo por
lugarteniente a Braulio Illanes, un corpulento campesino de la zona. No dudó
en asaltar frailes, robar iglesias y si fuese necesario cometer homicidios. El
gobernador Casimiro Marcó del Pont, puso precio a su cabeza y el coronel de
Talaveras, San Bruno fue uno de sus persecutores.
La montonera de Neira eran 50 a 60 bandidos, que para poder unirse le tenían
que pasar por una ceremonia de iniciación, que consistía en pelear al corvo con
el mismo Neira o con Illanes.
Debido, ya sea por el temor o la admiración tenía informantes, Neira estaba al
tanto de los movimientos de los Talaveras, San Bruno y Quintanilla y los pudo
burlar fácilmente al ocultarse en un escondite en los contrafuertes
cordilleranos.
La causa independentista llevada a cabo por José Miguel Carrera, le era
absolutamente indiferente, sin embargo, admiraba y conocía a Manuel
Rodríguez, el guerrillero carrerino cuyas hazañas le llegaban a sus oídos.
Durante la reconquista española, en 1816, los patriotas acantonados en
Mendoza, requerían que se distrajese a las fuerzas realistas acantonadas en
Santiago y Manuel Rodríguez, quien para ese momento estaba en calidad de
arraigado en Mendoza por orden de Bernardo O'Higgins, propuso a San Martín
la idea de acercar a la causa patriota a los montoneros que asolaban al sur de
Santiago, en especial de la montonera de Neira para distraer fuerzas desde
Santiago y así poder realizar los planes patriotas, San Martín aceptó y además
donó armas y un traje para Neira.
En efecto, en enero de 1816, Rodríguez traspasó el cordón cordillerano y ubicó
a Neira en San Fernando, y mediante una carta de San Martín y Bernardo
O'Higgins (que Rodríguez tuvo que leérsela) se le confirió el grado de coronel
de milicias, además del perdón por sus fechorías pasadas, si el contribuía a la
causa patriota desviando sus acciones hacia los estancieros realistas.
José Miguel Neira, viendo que sus acciones delictivas tenían prácticamente una
Patente de Corso, y además de una vistosa vestimenta militar que el mismo
Rodríguez le obsequió conforme a su grado, aceptó más por conveniencia, que
por convicción propia. Pero profesaba una gran simpatía por el guerrillero,
incluso llegó a participar en algunas de las famosas correrías de Manuel
Rodríguez y desarrollaron una sólida amistad.
La bandolera de Neira combinó y realizó fuertes acciones contra realistas,
distrayendo algunas fuerzas desde Santiago.
De carácter vengativo y pendenciero, Neira a veces también saqueaba a los
patriotas y en ocasiones lo movía el deseo de lucro y de saqueo, además de la
venganza e ira contenida.
Empezado ya el período de la Patria Nueva, y después del resultado de la
Batalla de Chacabuco, Neira no fue reconocido por sus benefactores y se sintió
postergado y profundamente decepcionado por la causa patriota y volvió a las
antiguas andanzas y fechorías en contra las haciendas curicanas. Ataca una
vivienda en los Cerrillos de Teno y su bandolera viola a un par de mujeres. El
hecho llega a oídos del general Ramón Freire y da orden de apresarle.
Fue apresado en Talca por autoridades patriotas de las fuerzas de Freire y
sometido a un rápido juicio. De nada le valieron los pasados esfuerzos contra
los realistas ni menos su amistad con Manuel Rodríguez o bien, no supo
defenderse o no se le dio la oportunidad. Se le fusiló en Talca, en diciembre de
1817(tenía 42 años). Este hecho, junto a la muerte de los Carrera, fue uno de
los componentes de la desvinculación posterior de Manuel Rodríguez al
gobierno de O'Higgins.