Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
— Oítes Maruja, ¿entendí mal o Uribe quiere repetir las votaciones del
2006?
— Pero Serpa dijo que no se le mide, que las repitan sin él (…).
Respecto a eso, Eduardo Arias señala que en este tipo de oficio hay
que diferenciar entre denunciar y burlarse de algún personaje público
por algún interés propio. Para el codirector de Larrivista, convertir eso
en un asunto personal significa correr el riesgo de hacer el ridículo
publicando un chiste privado. Por su parte, ‘Mico’ no le da muchas
vueltas al asunto y así lo resume: “El humor político, y el humor en
general, tiene como primer deber divertir. Si además de divertir, hace
reflexionar ¡Eureka! (…) Cuando el humorista se cree evangelizador
se vuelve serio y aburrido. No creo que nadie cambie de ideas
políticas por un chiste.”
Para bien o para mal, señala Arias, quienes hacen reír basados en
situaciones políticas dependen de la actualidad, pues los contenidos
que generan deben ser bastante claros por varias razones: el chiste
es una reinterpretación inesperada de un hecho ya conocido; en ese
sentido, la mayoría de formatos no tienen el espacio suficiente para
explicar previamente el hecho noticioso que parodian; y además,
inventar la cantidad suficiente de chistes con calidad, para surtir la
sección que se tiene cada determinado tiempo en un medio de
comunicación, solo se logra cuando el asunto al que se hace
referencia en la parodia es ampliamente conocido por la opinión
pública. Por tales razones, concluye Eduardo, este tipo de humor no
puede pretender incluir nuevos asuntos –como denuncias- en el
panorama noticioso, simplemente puede reforzar los temas que ya
están presentes allí.