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Fue el contratista inglés Ingeniero J. V. Sigdald Muller, quien hizo los primero estudios
sobre el ferrocarril Guayaquil – Quito y acertadamente expresó:
1891-2 la Compañía llamada “Ecuador National Railwey Company” cambió los bonos
de L/5 a bonos nuevos de L/100.
1893 se contrató con René Trottier la construcción del sector Chimbo – Sibambe.
1898, se suscribieron los bonos de la Deuda Externa con la compañía ante la oposición
del Congreso, que calificó de
Sin embargo, la lucha había comenzado en tiempos de Antonio Flores en 1890, ya que
consideraban que era preferible construir carreteras, a embarcarse en un ferrocarril tan
caro y difícil de realizar.
Los banqueros de Londres, previamente instruidos por Harmann, quien había hecho
tratos secretos con un multimillonario masón de apellido Sivewright, consiguió que
garantizara los bonos emitidos de Deuda Externa. El 31 de mayo el consulado recibió
los bonos negociables en depósitos; como garantía se lo había hecho en “Railway
Company” el 20 de abril de 1898.
Corrían los años 1900 a 1901, Quito contaba con una población aproximada de 80.000
habitantes. Se calculaba que el Ecuador tenía 1’270.000 habitantes y un área de 220.000
millas cuadradas, equivalentes a 360.000km2. Cónsul General de Gran Bretaña era don
Nevárez y se calculaba que le ingreso per cápita era de 45 libras.
Firma:
Manuel Cueva
Presidente del Senado
Leonidas Plaza
Presidente de la Cámara de Diputados
Luis N. Dillon
Secretario de Senado
Manuel E. Rengel
Secretario de la Cámara de Diputados
Palacio Nacional de Quito 22 de Octubre de 1900
Eloy Alfaro
Presidente de la Republica
Thomas Gagliardo
Ministro de Finanzas
Pero sobre esta cantidad, además del sobreprecio aducido se le debía pagar a Harmann
5’200.000 por su gestiones, lo que remonta la deuda a 17’532.000 Libras, que para
justificar se desglosa de la siguiente manera:
Estudios………………………………………………………………………....652.800
Contingencia……………………………………………………………………799.100
TOTAL………………………………………………………………………17’532.000
Se debía pagar por 33 años a 6% de interés mas 1% por servicio de amortización. Los
pagos se los hacía por intermedio del Banco Comercial y Agrícola al Banco de New
York y los valores debían entregarse al fideicomisario, con los 66 cupones que
equivalían a los 33 años. Luego la Compañía explotaría los ferrocarriles por 75 años en
Bonos que se podían ceder libremente.
El tramo de Chimbo a Guamote fue excepcional difícil y duro, con grandes dificultades
para el grupo del ingeniero y alta mortalidad en los trabajadores (indios de Chimborazo,
Cañar y Guaranda).
Ante tanta dificultad, Harmann hablan con el presidente Eloy Alfaro y el primer convoy
con 500 negros de Jamaica llego a Guayaquil, venían contratados con un muy bueno
salario, alimentación, techo y medicina.
Fueron los primeros en sucumbir bajo el alud de piedras y tierra que cubrió los rieles del
ferrocarril.
Cuando termino el crudo invierno se buscó otra vía, ya que no era posible por la misma
o “Plan Kelly” que fue el origen, según el criterio del hermano y del cuñado de
Harmann, que estaban a cargo de los estudios de ingeniería, Jhon Harmann y Pattefrson,
respectivamente.
El ingeniero George Davis propone dar un Zigzag a la línea “Kelly” y así trepar por la
Nariz del Diablo, sin pasar por el valle del río Chanchán. Pero la muerte de Davis por
insolación, cambió el rumbo del ferrocarril y Harmann con esto cambió de ruta, redujo
el recorrido de 120 millas a 58.
Sin embargo nunca se contaron las millas para descontar del contrato, la realidad es que
solo se hicieron 230 millas y no las 330 con que se había firmado.
Para la construcción de este tramo llegaron nuevos convoyes de negros, desde Jamaica,
pero, en vista que se presentara una epidemia de viruela en dicho país, se decidió que se
debía completar con negros de Puerto Rico, es decir 3.000 negros de Jamaica y 1.000 de
Puerto Rico. Todos fueron registrados en Durán y de allí mismo en el ferrocarril hacia
los campamentos.
Así se expresa el Presidente en una casta del 28 de junio de 1907 escrita a Mr. Harcher
Harmann quien se encontraba en Londres.
“Los ingenieros tuvieron que cambiar la ruta una y otra vez, hasta encontrar
solución con otra ruta…
Eloy Alfaro”
“Mr. Lizardo García sufrió de una profunda ignorancia cuando vino a Londres,
acerca de la construcción del ferrocarril, por lo que se le debe tratar con cortesía
y regresar a su país”.
Las condiciones y peligrosidad de la construcción del tramo, hacía que los derrumbes
fueran frecuentes. Los trabajadores veían morir a sus compañeros destripados, asfixia-
dos dentro de los aludes de tierra y de las enormes piedras que se deslizaban por las
laderas las rocas que debían volar en pedazos, para permitir el paso del ferrocarril.
No sólo fue el primitivo sistema de construcción, sino también el clima y la insalubridad
y a veces el hambre que mató a los negros. Muchos se llenaron de bichos el estomago,
que les provoca vómitos y diarrea hasta la muerte, los mosquitos hacían su agosto al
tener que permanecer a la intemperie, o tapados con simples techos; les sangraban las
bocas, las entrepiernas y los sobacos, la mucosa de la boca y se llenaron de ácaros,
sufrieron de malaria, de mal de Chagas, de dengue.
Cuando el hambre les consumía, debían comer los sapos azules fritos con cebolla que
les ofrecían los campesinos y sufrían luego de fuertes retortijones de estomago, que eran
peor que el hambre.
Algunos huyeron, pero ya mutilados de algún miembro, ciegos o locos, de haber vivido
en esas aldeas infernales que se construían provisional mente para trabajar en las vías
del ferrocarril.
Se cree que pueden llegar a 300 hombres los que pudieron huir del espanto de esas
aldeas y del duro trabajo, que les llevaba a la muerte.
1902-3, se abrió el tramo de Guayaquil a Guamote con una distancia de 125 millas.
Algunos, muy pocos que lograron sobrevivir y ser útiles, se emplearon en el ferrocarril
o se quedaron en alguna parada del mismo, para trabajar en la estación, como aguateros
o maleteros. Sus condiciones eran muy precarias, ya que no se cumplió en nada lo que
se les había ofrecido en el contrato. Ni una solo regresó a su tierra. Ni uno sólo recibió
un centavo de las jugosas promesas con que se les había engañado para que vinieran.
Creció enorme, solo , destartalado y muy fuerte, por lo que pese a su situación, lo
emplearon en el ferrocarril de asistente de la vía en “El Progreso”. Su oficio era
mantener la vía libre de piedras en un sector de la Nariz del Diablo, a donde subía todos
los días; con su descomunal fuerza y su único brazo retiraba cualquier piedra,por
enorme que fuera, para sacarla de la vía.
Por años vivió en una de las cinco covachas de la aldea y contaba que en un año de
lluvia como el de 1900, en el cual llovió 120 días sin parar, el río Diablomayo, que
pasaba cerca se llevó las tumbas de los que pudieron ser enterrados allí, entre esos de
sus padres, a quien vio morir bajo un derrumbe de roca.
El cantó de los varios descarrilamientos del ferrocarril, de uno en que escaparon unos
burritos enanos de un circo que iba a Quito. Recordaba que casi nunca se les pagó los
sueldos. En tiempos buenos el tren pasaba todos los días y paraban para tomar agua o
algún refresco. Les dejaban periódicos viejos. Finalmente el ferrocarril decayó y no
apareció nunca más, se fue junto con los sueldos y las ilusiones, desapareció el Jefe de
estación, los puestos de oficina y la boletería; “Chacasón” no logro salir de la estación,
el tren no lo quiso llevar.
Waldo, su mujer y el abuelo paralítico, estuvieron en “El Progreso”. Waldo era peón de
mantenimiento y paisano de Chacasón. Un día desaparecieron…rumbo a Quito.
Jhon Stevenson, negro fue de Jamaica, sin pierna, trabajo en el ferrocarril de carbonero,
se quedó en Quito.
BIBLIOGRAFIA: