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Me dicen que este tipo de amor no es viable, pero…

¿Por qué lo viable es un bien?

¿Por qué DURAR es mejor que ARDER?


http://www.youtube.com/watch?v=Af45CMPUono

-Bueno, lo que resta ahora es que vos me digas quien sigue.


Fue como inmediato. Era la situación perfecta: ni Tucumán ni ella lo podían evitar.

No compartimos formas de trabajar, no compartimos circuitos, hasta ahora; pero compartimos el cariño enorme
que puede ofrecer una amistad rarísima (…). No en vano el programa medio echado a suerte de Vialidad
resulta este año copado por un grupo de gente vinculada mucho más allá de lo artístico, de lo académico y de
lo contemporáneo.

Pareciera puro ROMANCE. Andre sabe de esto. Y esto es su trabajo: puro romance. Puro amor por la
seducción, por el misterio, por el secreto.

Su mecanismo de trabajo, un total desconcierto para mi cabeza y mi mano que sigue pintando como si fuera lo
último de lo último llenar un pedazo de tela con un poco (o muchas capas, en realidad) de pintura, su manera
de registrar lo cotidiano cual archivo de notebook, es una forma de vivir el arte. Vida: viajes, trabajo, amistades,
amores: de verano, de invierno, de más de 4 estaciones: Arte.
(...)

Me mandó un mail rarísimo diciéndome que escriba sinceramente lo que pienso de su trabajo, lo que entiendo,
lo que no entiendo, lo que no comparto y cosas así. A ver como le explico esto… “tus trabajos me causan lo
mismo que me causas vos, cuando me contás que en tu viaje de ida al sur organizaste un proyecto de talleres-
charlas-debates con gente de otros lugares para desarrollar bien llegues allá, o que caminando por el centro te
cansaste de usar los zapatos que tenias puestos y entraste a una tiendita para salir con unas zapatillas rojas
(furiosas como las medias del sparring-roca), mucho mas cómoda…”

Alfredo Frías
(por tu amor he vuelto a ser la que nunca fui)

Tenemos un acuerdo: cada cuerpo corresponde a un individuo; cada individuo tiene características propias,
constantes e innegables, que lo definen y lo distinguen de otros.

Vivimos en una oscilación permanente entre lo que sabemos de nosotros mismos y lo que queremos dar a
conocer de nosotros…para comunicar estas verdades distanciadas debemos realizar cotidianamente un ajuste
de pretensiones, de manera que puedan ser leídas, comprendidas y aceptadas por los otros. Entonces: Toda
verdad es ficcionada al ser comunicada, y es con el cuerpo que construimos la confianza básica que nos
permitirá sustentar lo que decimos, para luego apostarla con el riesgo de las palabras.
La ficción construye coartadas por correr el riesgo de ser demostrada inargumentable, intenta controlar la
información que provee, seleccionando, en una operación minuciosa, tanto lo que expone como el medio
elegido para transmitirlo.

Si se mezcla lo verdadero con lo falso, lo verdadero hace resaltar lo falso, y lo falso impide creer en lo
verdadero.
Necesitaré valor para hacer lo que voy a hacer:
decir; y lo diré como pueda, y tendré que
añadir: “no, no es eso, no es eso!”
Ensayo de retrato:

Inventa historias midiendo muros y escuchando atenta silencios y gestos. Invalida posibilidades,
anulando, en el límite, la existencia misma. Pero en lo que retiene existe, piensa.

Escribe una nueva argumentación para explicarse, tomando como eje el fracaso. Sabe que hay
repeticiones que son necesarias para dar la confianza de ser el mismo.

Mira sus repeticiones desde lejos, y si, solo se trata de su relación con el mundo, todo lo demás son
despliegues de imposibilidades, relatos de su percepción, narraciones de curiosidades de su
pensamiento, estímulos hallados, y solo eso.

Pregunta: ¿cómo la memoria puede ayudarnos a reclamar nuestras vidas?

Toma algunos elementos, los pocos que caben en sus pequeñas manos, y los frota para hacer sonar
a su vida, para hacer ruido. Busca parlantes…latigazos de la mirada, erecciones de la lengua.

Asume el riesgo de tomarse en serio el simulacro. Comparte postales-sourvenirs que marcan puntos
de su andar, describe cada una de sus imágenes como un inventario, y otra vez: confecciona un
mapa donde perderse.

A veces duda si debería aceptar que eligió el lugar equivocado, que no es aquí, no dentro de esto,
que las excusas son ineficientes y delatoras de resentimientos míseros; y si simplemente se tratara
de otra cosa?, si solo tiene otro nombre o no tiene ninguno, si es solo un capricho, una actividad de
eterna soledad y sinsentido, por qué perseguir la visibilidad, el reconocimiento, las becas, los
premios, los libros, por qué el desgarro en convencer a quienes decidieron que son a quienes hay
que convencer?...por qué la necesidad urgente de pertenecer a este rango específico y no a otro, o a
ninguno?

Entonces escribe algo, algo.


(No se puede comparar un actor con un árbol. Un árbol de teatro simula a un árbol verdadero)
Guión:

Interior. Día.

Mujer A, ojos pequeños, aproximadamente 25 años, ante un fondo neutro habla a la cámara.

M. A: Vivo porque puedo amar y porque deseo dejarme amar (baja la mirada, tímida). Una vez
escuché a un hombre gritar “el amor es mi tecnología”… y también quise decirlo…aunque sea solo un
susurro, aunque no haya testigos (suspira hondo). Podría contarlo como una historia de amor: esa
manera de amar en mí…una forma de expresión contextual -desde mi cuerpo- de lo que he elegido
construir después de cada una de mis muertes.

El arte es un modo lingüístico por donde atravieso mi pensamiento acerca de lo que hago en la vida.
Lo siento como un puente que permite, a su cruce, una transformación íntima de situaciones por las
que paso en mi común transitar, especulando acerca de lo que me conforma.

Ese mismo hombre del grito que cité, dijo con un micrófono: “el arte hace posible entender mi
manera ordinaria de vivir como una cuestión extraordinaria que debe ser compartida”. Yo también
quiero decirlo.

Contra viento y marea reafirmo mi amor como valor. Conozco muchos de los argumentos que los
diversos sistemas emplean para desmitificar, limitar, desdibujar, despreciar al amor; los escucho,
pero elijo obstinarme, como una enamorada, levanto en mi convicción todo lo que en el amor vale. Mi
testarudez protesta.
Triunfar o fracasar no tienen para mí más que sentidos pasajeros, contingentes (aunque mis penas y
deseos sean violentos). Las figuras de mi discurso siguen el circuito de un auto chocador.
Construyo todo el tiempo mi propio lugar y mi propia vida.

Vehículo. Ruta.

Mujer B, los mismos ojos, edad indescifrable. Toma de perfil, mira hacia la ventanilla y dice:

Intento dar a alguien lo que he vivido y no sé a quién, pero no quiero quedarme con lo que he vivido.
No sé qué hacer con esto, tengo miedo a la desorganización profunda. (Sus manos toman un gesto
tenso) ¿Cómo hacer las clasificaciones precisas para ordenar mi memoria, cómo diagramar mi yo
para ser quién quieras amar? Desconfío de lo que me ocurrió. ¿Y si viví hasta ahora como si fuese
otra cosa, si mi amor solo fue una excusa?

Es difícil perderse, tan difícil que cuando sospecho que lo logro… preparo de prisa un modo de
hallarme, aunque hallarme sea de nuevo la mentira en la que vivo… (la cámara toma la ventanilla
que ella mira hipnotizada, alejándose de la ciudad colonial)
Andrea Fernández (1983)

Estudios en artes plásticas y decorativas. Archivadora de coreografías. Actriz por vocación. Artista
visual “contemporánea” por insistencia. Con experiencia en no pertenecer. Inclinación hacia
fanatismos inestables. Actualmente estudiante de antropología…y romántica.
Se han tomado en estos textos palabras de R. Barthes, C. Lispector, J. Sepúlveda T., S. Beckett, S. Sontag,
Fabhio di Camozzi, J.L. Godard, R. Bresson, y otros; a partir de notas y relaciones realizadas en diarios de
viaje y cuadernos de proyectos de la artista invitada.

Las fotografías expuestas pertenecen al archivo personal de Andrea Fernández, algunas de ellas fueron
tomadas por Graciela Fernández, Alfredo Frías y Fabián Urban.

Se agradece especialmente la colaboración en este proyecto a: Alfredo Frías, Sergio Ordeñana, Daniel Elías,
Sonia Ruiz y Mary “mami” Fernández. Y la participación de las actrices: Clarissa Moset, Nadia Galíndez,
Luciana Correa, María Antonella Aparicio y Cynthia Avellaneda.

Otros ensayos: recorridosandreafernandez.blogspot.com

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