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cultura, historia, filosofía y arte

foto: Jorge Hinojosa
 directorio
Dirección editorial contenido
Adrián Franco
Andrés Briseño
Manuel del Riego

Consejo editorial y consultivo

Rodrigo Alemany
Mauricio Chalons 1. Albedo
Mario Franco por Adrián Franco
Filiberto García
Jorge Hinojosa
4. El desnudo femenino dentro de Venus y Cupido
entre el Tiempo y la Locura o Apología de la Lujuria,
Miguel Mouriño
de Bronzino
por Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza
Arte gráfico
Jorge Hinojosa: portada, pp. 1, 3 ,13, 18 8. Viva la Palabra: Harold Pinter
Mauricio Chalons: contraportada, p. 9 por Miguel Mouriño
Galería Nacional de Londres: pp. 4, 6, 7
Steven Forrest: p. 17 10. Veteranos de guerra (I): coraje bajo el fuego
por Mauricio Chalons
Los textos y arte gráfico 13. Café literario: Del mito al dogma: el principio de la
aquí publicados son en su totalidad sinrazón (primera parte)
responsabilidad de sus autores y han sido por Adrián Franco
incluidos como parte de un ejercicio de
libertad y pluralidad ideológica. 15. The Atheism Tapes (grabaciones sobre ateísmo): entrevista
© Jorge Hinojosa a Colin McGinn
© Mauricio Chalons por Jonathan Miller
© Galería Nacional de Londres
18. Siete días
© Steven Forrest por Mario Franco
© Adrián Franco
© Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza 20. ¿Por qué no vino Santa Claus?
© Miguel Mouriño
© Mario Franco
© Colin McGinn
© Jonathan Miller
© BBC
© SPY

Año 2, No. 4, Primavera 2009

Publicación trimestral sin fines de lucro
del Grupo Cultural Ouroboros.
Registro en trámite.
Costo de recuperación: $15.00 M.N.
Portada: Sankai Juku
Impreso en los talleres de Autor: Jorge Hinojosa (Monterrey, N.L., 1975)
Imprenta Gonber
A. Camargo No. 4 Centro Histórico
Jerez, Zac. Tel. (494) 945 30 81 Contraportada: Mina terrestre de fragmentación, Bosnia
Autor: Mauricio Chalons (Tapachula, Chis., 1970)
Comentarios, sugerencias
y colaboraciones
agora-revista.blogspot.com
agora.revista@yahoo.com
arte gráfico
 «La mente intuitiva es un obsequio sacro, y
la mente racional su fiel sirviente. Hemos

Albedo ADRIÁN FRANCO

creado una sociedad que honra el sirviente y
se ha olvidado del obsequio»
Albert Einstein ( 1879-1955 )

T omado del latín albus (blanco), el albedo

se entiende como la capacidad reflectiva
de los cuerpos a la radiación solar, en todas sus
0.3 a 0.4. Esto significa que el albedo global no es
una constante, sino por el contrario ha sufrido
variaciones naturales de acuerdo a la historia
longitudes de onda, y se cuantifica de acuerdo a la geológica, y más recientemente por efecto de la
relación entre la cantidad de radiación reflejada actividad humana.
por los cuerpos con respecto a la que incide sobre
Aunque se trate de un concepto físico, bien
su superficie. De tal modo, un cuerpo idealmente
podríamos tomar el albedo como base para
blanco tendría un albedo igual a 1 (100%),
reflexionar sobre la capacidad reflectiva de otros
mientras que el de uno idealmente negro sería 0
aspectos de tipo intangible bajo una óptica
(%). Paradójicamente, al sol se le considera como
estrictamente metafórica. Consideremos, por
un cuerpo negro, mientras que la Tierra ocupa un
ejemplo, que en vez de la cantidad total de
punto intermedio entre rangos determinados de
radiación estamos partiendo de la cantidad de
acuerdo a distintas variables en su composición,
información acumulada de la que disponemos (o
como las extensiones continentales, porcentajes
la suma del conocimiento histórico), y que la
de suelos secos o mojados, arenosos o verdes, de
superficie física sobre la cual ésta incide no es otra
vegetación corta o alta, extensiones mundiales de
que el género humano. La estimación, entonces,
campos de sembradío, bosques de diversos tipos,
consistiría en determinar qué tanta de esa
extensiones acuosas y el ángulo de incidencia de
información es reflejada por nosotros a manera de
éstas con respecto al cenit en las distintas
evolución del razonamiento en ideas elaboradas, y
estaciones del año, zonas nevadas, glaciares,
qué tanto se queda en la opacidad como acerbo
nubes gruesas o delgadas, los niveles de gases de
estacionario.
invernadero, etc. La sumatoria promedio del
albedo de cada uno de estos elementos de la En un mundo como el actual, en el que basta
superficie terrestre (además de su atmósfera) a lo hacer un clic para obtener toda clase de
largo del año arroja como resultado un albedo de información (Google registra actualmente 31,000

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 millones de búsquedas al mes), es imprescindible
cuestionarnos los efectos de esta escalada. Sólo la
cantidad de nueva información generada en 2008
(equivalente a 4 exabytes, o 4 bytes seguido de 19
ceros) supera la acumulada en los últimos 5 mil
años, y se estima que en lo referente a ciencia y
tecnología la cantidad se duplicará cada dos años.
A la par del crecimiento exponencial de la
información, los retos y problemas que de ésta se
derivan aumentan, al igual que el grado de
responsabilidad en los fines para los cuales habrá
de destinarse su uso. Por ello la importancia de
formular un balance objetivo con respecto a la
incidencia de la información sobre el desarrollo
humano e intelectual de nuestras sociedades.
Podríamos suponer prematuro el
establecimiento de un diagnóstico de la situación,
tomando en cuenta que este tipo de escalada —en
que la información se genera más rápidamente
que nunca— apenas ha comenzado en términos
de la historia moderna. No obstante, si tomamos
la revolución industrial como punto de partida
respecto a los retos que actualmente afrontamos
en materia de salud, social, educativa, económica
y ambiental, resulta imperativo cuestionar si
estaremos preparados para reconocer y atender
oportunamente los futuros desafíos que resulten
del actual ritmo de desarrollo.
Ante la imposibilidad de predecir las
particularidades de muchos de estos retos por
venir (dado que la información referente a ellos
no se ha generado aún), los programas
académicos actuales no brindan garantías sobre
problemas específicos futuros. El grado de
preparación entonces se vuelve relativo a la
creatividad con la cual haremos uso de la
información disponible para hacer frente a tales
eventualidades, lo cual conduce a una pregunta
elemental: ¿Serán las generaciones venideras lo
suficientemente creativas en la aplicación
inteligente de la suma de sus conocimientos?
Modelos educativos que privilegian la
memorización por encima del desarrollo de
habilidades del pensamiento contribuyen
primordialmente a censurar los errores antes que
estimular la creatividad para sobreponerse a ellos
mediante un razonamiento de tipo innovador, de
tal modo que el índice creciente de conocimientos
adquiridos corre el riesgo de volverse, según el
agora-revista.blogspot.com
caso, inversamente proporcional a la creatividad
con que se emplean. La subestimación del
desarrollo de las capacidades creativas de los
individuos representa la coronación de un método
educativo diseñado en función de las capacidades
productivas, adecuado quizá para satisfacer las
necesidades de un mundo en pleno proceso de
industrialización, como lo fue el siglo XX. El
mundo futuro, sin embargo, afrontará retos
nuevos, específicos e inmediatos, y la
complejidad en las variables de éstos se
acrecentará a la par de la información que
continúe generándose de manera exponencial.
La creatividad como herramienta en la
búsqueda de soluciones a problemas
determinados juega entonces un papel destacado,
y dado que ésta no se memoriza, sino se estimula,
parece razonable reconsiderar las jerarquías
impuestas a las distintas áreas del conocimiento
humano, donde las disciplinas estéticas juegan un
rol secundario en la valorización del potencial de
los individuos, lo cual arroja dos serias
consecuencias: una formación humana no
integral, y la degradación de aptitudes sensibles
(creativas) como criterio de selección académica,
profesional y laboral.
De cara a la interrogante sobre los retos futuros
inmediatos de una sociedad globalizada, parece
oportuno profundizar en el concepto común de
inteligencia, y dar énfasis al desarrollo de las
habilidades creativas como motor de desarrollo
intelectual en el proceso formativo de los
individuos, sea neurológico, académico,
espiritual o humano. No será ésta quizá la panacea
en la búsqueda de soluciones a venideros
desafíos, no obstante se trata de un instrumento
acorde a las necesidades, y más aún,
complementario a la diversidad y dinamismo de
los procesos nerviosos hasta ahora conocidos del
pensamiento.
Si el albedo consiste en la capacidad reflexiva
de los cuerpos a la radiación incidente sobre ellos,
¿qué tanta trascendencia reflejaremos nosotros,
como sociedad o individuos, a partir de la suma
del conocimiento histórico que nos precede?
Adrián Franco
(Cd. de México, 1976)
Es editor de Ágora
3
 El desnudo femenino dentro de
Venus y cupido entre el Tiempo y la Locura
o Apología de la Lujuria, de Bronzino
dibujaban toscamente las formas de un bisonte sobre las paredes
ADSO EDUARDO GUTIÉRREZ ESPINOZA
H ablar de las obras pictóricas de Agnolo Tori,
Angelo di Cosimo di Mariano o Angolo
Bronzino1, es adentrarnos a un mundo de retratos, en
su mayoría de grandes literatos e integrantes de los
Mèdici o allegados a éstos. Al principio, Bronzino
decoró los murales de las iglesias de Florencia, su
ciudad natal. La frialdad es una de las características
más notables de sus obras; muestra una vida que no
respira ni late. Es decir, son artificiosos y perfectos,
cristalinos y helados, mas con un gran poder de
definición humana.
Su obra Venus y Cupido entre el Tiempo y la
Locura o Apología de la Lujuria, en el cual muestra a
4 agora.revista@yahoo.com
«No existe, realmente, el arte. Tan sólo hay artistas. Éstos eran
en otros tiempos hombres que cogían tierra coloreada y
de una cueva; hoy, compran sus colores y trazan carteles para
las estaciones del metro»
E.H. Gombrich
una mujer desnuda2 en primer plano, es exhibida en la
Galería Nacional de Londres. En el presente ensayo,
analizaré el desnudo femenino, apoyándome en la
investigación hecha por Lynda Nead, y me detendré
para realizar un análisis simbólico de la obra.
Adentrar en el arte renacentista es navegar en un
mundo de belleza inocua que rompe con el eclipsar
cultural: la Edad Media. Durante el siglo XV, el
Renacimiento3 aparece en el norte de Italia y a
principios del siglo XVI se ha propagado por Europa.
A finales del Alto Renacimiento hasta comienzos del
período Barroco (hacia el año 1600), se extiende una
corriente artística: el manierismo, que se origina en
 1
Fue un pintor italiano (1503-1572)
predominantemente áulico y uno de los más
destacados representantes del manierismo.
Realizó trabajos para la familia Della Rovere y
fue el favorito de Cosimo I de' Medici.
2
A primera vista, parece que la mujer está
besando a otra, pero en realidad esa “otra” es
Cupido con rasgos muy femeninos.
3
Es importante señalar que los renacentistas
vuelven hacia la cultura clásica, hacia la cultura
grecolatina.
4
AUBOYER, Jeannine, BAYÓN Damián,
BERTI, Luciano, BORRÁS, María Lhuïsa,
CASTELFRANCO, Giorgio, CIRICI, Alexandre,
COGNIAT, Raymond, LACOSTE Conil, Michel,
COURTHION, Pierre, DESCARGUES, Pierre,
NOBLECOURT Desroches, Christiane,
DORFLES, Gillo, FOUCHET, Max-Pol,
FREIXA, Mireia, GÁLLEGO,Julián,
GENDROP, Paul, GISBERT, Teresa, GUDIOL,
J., HABASQUE, Guy HEIDEN, Rüdiger van der,
JAFFÉ, L.C., KULTERMANN Udo, MESA,
José de, MICHELETTI, Emma, NOUGIER,
Louis-René, DAYDÍ, M. Olivar, PALOL, Pedro
de, POPPER, Frank, RAYON, Michel,
RESTANY, Pierre, ROSCI, Marco, LHUILLIER
Ruz, Alberto, SERRANO, María Dolores,
WALDBERG, Patrick. El manierismo y sus
cultivadores en Historia del arte. Volumen 16:
Alto Renacimiento I. Barcelona, España. Salvat
Editores, 2000; pág. 36
5 pornográfico. Es decir, debía conocer su materia prima (el cuerpo)
NEAD, Lynda. 3 Las lecciones de la clase del
natural en El desnudo femenino. TECNOS
Editorial. 1998. Págs. 79-80
6
HATEE, Úrsula. Pintura del Renacimiento en
Italia en Historia de los estilos artísticos. Desde
el Renacimiento hasta el tiempo presente. Vol. II.
Barcelona, España; Ediciones Istmo; 3ra.
Edición: julio de 1979. Pág. 40
7
Este óleo, hecho en una tabla, fue realizado
entre los años 1540-1550, mide 146.5 cm. por
116.8 cm. Actualmente se exhibe en la Galería
Nacional de Londres.
8
En el Renacimiento y en la cultura griega, se
identificó a la lujuria con machos cabríos porque
era un anticipo del demonio. Por lo mismo, a los
sátiros se les identificó como agentes del mal y
raza vil. Desde la perspectiva de algunas
religiones se ha tendido, a lo largo de la historia,
a ver el deseo sexual siempre como algo lujurioso
independientemente de que este fuera o no
irrefrenable o estuviera o no dentro de los límites
la obsesión y/o adicción. Esta perspectiva podía
venir tanto del extremismo en cuanto a la práctica
religiosa como de factores sociales que buscaban
evitar las relaciones sexuales fuera del
matrimonio.
9
NEAD, Lynda. 1 El cuerpo femenino
enmarcado en El desnudo femenino. TECNOS
Editorial. 1998. Págs. 25
10
Cupido o Eros es hijo de Venus y de Marte, Se
le adjudica la creación de amores y pasiones
entre los mortales y suele ser representado por un
niño alado (parecido a un ángel de la mitología
cristiana). Al ser hijo de los dioses de la guerra y
del amor, Cupido resulta ser el dios de los
enamorados, creando de esta manera un balance
entre el amor y la tragedia.
11
Ibídem. Pág. 47
agora-revista.blogspot.com
Venecia, gracias a los mercaderes, y en Roma, por la intervención de
los papas Julio II y León X; se caracteriza por «[…] el rebuscamiento
en la composición, en el diseño de la figura humana (que se adelgaza y
adopta formas serpenteantes) y en los efectos poéticos de luz y
color»4. Además, se preocupaba por solucionar algunos problemas
artísticos intrincados, tales como desnudos retratados en posturas
complicadas. Algunas figuras en las obras manieristas poseen
extremidades muy graciosas pero raramente alargadas, cabezas
pequeñas y semblante estilizado; en cambio, las posturas parecen
difíciles o artificiales.
Es importante señalar que también los renacentistas, al volver
hacia lo pasado, fijaron su vista sobre el desnudo. Esto implica un
redescubrimiento de la anatomía humana, debido a que el modelo
teocéntrico, característico del Medievo, es sustituido por el modelo
antropocéntrico. En cuanto a la enseñanza del arte, a partir del
Renacimiento, el estudiante «[…] se organizaba alrededor de tres
principios fundamentales: lo antiguo, la clase del natural y el estudio
de la anatomía»5.
Para lograr una buena obra pictórica donde muestra algún
desnudo, el artista debe conocer el cuerpo humano con todas sus
características físicas y biológicas. Lograr la perfección implicaba
que el pintor «[…] debía penetrar en las funciones del cuerpo,
observando particularmente el juego de los miembros y el proceso
6
orgánico de los movimientos» . Además, el desnudo debía mostrar
una gran emotividad y sensualidad sin llegar a lo obsceno, a lo
para transformarlo en arte, por lo cual necesitaba tener los suficientes
conocimientos de la anatomía humana.
La primera vez que vi Venus y Cupido entre el Tiempo y la Locura
o Apología de la Lujuria7 en un libro de arte Renacentista, mi
observación superficial me decía que era sólo una mujer desnuda que
sostenía una manzana (amarilla) y besaba a otra; alrededor de estas
figuras había otras que me intrigaron bastante: el hombre que intentó
cubrir la escandalosa escena me desagrada: reprime a los dos
personajes centrales; el anciano que lucha contra el primero muestra
un desprecio; el niño con sonrisa pícara; el joven-bestia con un panal
en las manos me despierta una extraña fascinación; el hombre de la
izquierda que coge su cabeza mientras grita me asusta, debido a sus
facciones tan reales. Las máscaras de teatro del suelo: ¿es sólo un
signo del teatro clásico o tiene algún significado más profundo en la
obra? Las frías figuras desnudas parecen ser de mármol sobre un
intenso azul ultramar, característica de la perspectiva cromática.
Esta tabla es una alegoría, posiblemente sea regalo de la corte de
Toscana al rey Francisco I de Francia, quien era un hombre amante de
la cultura y el arte italianos, con una gran afición por la heráldica y los
emblemas oscurantistas, de la lujuria8. En la imagen está una Venus,
se reconoce con la manzana de oro que tiene en la mano y su
indudable belleza, besando a un Cupido desnudo con rasgos
femeninos, símbolo de la naturaleza espiritual del amor. Su beso es
apasionado, lleno de ardor juvenil.
El niño sonriente que lleva una pulsera en el tobillo, aquel que tira
pétalos de rosa, sonríe con picardía; sus rizos rojos contrastan con el
manto azul del fondo. Aquel pequeño es el placer loco que disfrutan
los dos dioses. La felicidad del niño risueño se halla en contraste con
la seriedad del joven-bestia que sostiene con la mano un panal de
dulce miel mientras que con la otra coge el aguijón de su cola: es el
engaño, aquel que nos ofrece algo dulce (la miel) y nos picotea al caer
5
en su trampa que ha puesto con anticipación. Es decir, avisa que
el momento es dulce, muy erótico, pero después se pagarán las
consecuencias con un aguijonazo que envenenará nuestro
organismo e incluso nuestra alma.
El hombre que quiere cubrir la escena no desea recordar el
acto, puesto que es algo pecaminoso y censurado; su actitud se
puede considerar como prudente o cobarde. Cubrir la escena
significa no recordar qué pasó para no enfrentarse con las
consecuencias. En cambio el anciano Cronos lucha contra éste,
le muestra que cubriéndolo no solucionará el problema: tiene
que enfrentarlo.
Tomando en cuenta el significado de los sátiros dentro del
Renacimiento y la Cultura Griega (ver nota 8), las máscaras que
están a los pies de la diosa, una ninfa y un sátiro que levantan su
vista hacia los amantes, dan soporte a la idea de que la pintura es
una alegoría de la lujuria.
En la zona izquierda de la composición se sitúa una oscura
figura, considerada tradicionalmente como la representación de
los Celos pero identificada en la actualidad como la Sífilis,
terrible enfermedad que en el siglo XVI había adquirido
proporciones de epidemia.
Venus y Cupido entre el Tiempo y la Locura o Apología de la
Lujuria no muestra el ideal del cuerpo femenino que evita
filtraciones de la materia marginal (fluidos o sustancias
corporales), sino aquél del pasado —la mujer con caderas
anchas y abdomen abultado, signo de fertilidad y poderío—, ya
que la diosa está relacionada con la fertilidad. Además, con la
figura de Cupido se observa el ideal de lo delgado, de lo atlético,
aquel que está «[…] más cerca de una forma limitada
estructurada, libre de excesos, una forma que representa el yo
9
integral verdadero» (Los excesos refiriéndose a la grasa o a las
lonjas).
Se puede apreciar que el varón acuesta sobre el manto azul a
su madre10. La postura recuerda al acto anterior al coito. Es decir,
existe un claro deseo lascivo hacia la madre, un deseo
incestuoso.
La pintura es seductora porque se encuentra dentro de los
límites del arte, aquellos que suelen confundirse con lo
pornográfico. Es decir, la existencia de la seducción se debe al
respeto de éstas líneas. Por ende, no hay obscenidad: no hay
exceso. Es bella debido a que «[…] se caracteriza por la finitud
de sus contornos formales, como una unidad contenida,
11
limitada, por sus bordes» .
No es de más señalar, por lo anteriormente expuesto, que esta
imagen no es un incentivo para la acción (sexual o excitativa), ya
que su sensualidad demuestra que el deseo sexual presente se
encuentra transformado o detenido. Es decir, hay una
consolidación notoria de la subjetividad individual; hay un claro
individualismo entre las figuras que, al suponer que la obra es
pornográfica, pierde la identidad.
La diosa fue pintada como objeto del deseo para el
observador, pero el amor lascivo, representado en el Cupido
desnudo, impide que el espectador convierta la figura en un
espectáculo para voyeurs.
En las civilizaciones tribales el cuerpo de la mujer con

4 Ágora
6
abdomen abultado era, como dije anteriormente, signo de
fertilidad. Conforme han pasado los siglos el ideal ha cambiado de
lugar, las mujeres no le dan la importancia que se daba al
embarazo. Actualmente se observan damas delgadas, casi en los
huesos; quizá no lo saben, pero se acercan al ideal del cuerpo
femenino como un contenedor que evita las filtraciones de la
materia marginal. Se puede observar en Venus que hay una lenta
evolución hacia el ideal anteriormente expuesto, porque su
obesidad no es comparable con las figurillas prehispánicas; su
cuerpo se encamina a un recipiente que cada vez menos va
guardando la tan mencionada materia marginal. Se observa un
rompimiento a los valores, en especial a la prudencia, valor de
gran importancia para el hombre renacentista. Cupido ha caído
bajo el poder encantador de su madre, la naturaleza (que recae en
Venus) ha vencido a la Cultura. El raciocinio cayó bajo los pies del
instinto sexual. Los amantes se dejan llevar por sus pasiones sin
tomar en cuenta, como Juno, las consecuencias de aquel lascivo
acto.
Es de aplaudir la perfección simétrica de los senos de Venus y
el pene del niño sonriente, que demuestran el amplio
conocimiento que tuvo Bronzino con respecto a la anatomía
humana. Se logra la perspectiva cromática utilizando el azul como
un efecto psicológico de lejanía. Además, hay un lenguaje
simbólico que desencadena en un deseo sexual que está
controlado. Con todos estos símbolos, se considera que el
significado de la composición se identifica con el Amor impuro,
gobernado por el Placer con la ayuda del Engaño, amor que trae
dolorosas consecuencias. Es decir, la lujuria.
Para finalizar, hay un respeto por las formas supremas de la
belleza, expuestas detalladamente por Aristóteles en su
Metáfisica: orden, simetría y precisión. Considerar esta pintura
como algo obsceno es una barbaridad, porque no hay exceso que
lo pueda catalogar como una imagen netamente pornográfica;
Bronzino fue muy cuidadoso en la realización de esta obra, lo cual
se pude percibir por las facciones de los personajes y los
sentimientos que muestran al observador.

Adso Eduardo Gutiérrez Esponoza (Zacatecas, Zac., 1988)

Estudia en la Unidad Académica de Letras de la Universidad
Autónoma de Zacatecas. Asistió al taller literario de Alejandro
García. Su trabajo se ve reflejado en Tiempo Mixto y Antología del
Equinoccio, publicaciones auspiciadas por la Universidad
Autónoma de Guanajuato.
7
 Viva la
Harold Pinter
1930 - 2008
palabraRevista de Arte y Literatura
La cultura
©
no muerde por Miguel Mouriño
vivalapalabra@yahoo.com.mx
E n el año 2008 dejaron de existir varios
personajes del mundo de las letras,
algunos reconocidos en sus localidades, otros
universalmente.
Tal es el caso del inglés Harold Pinter, quien
en 2005 resultó ganador del premio Nóbel de
literatura. (lo escribo con minúsculas por que ese
es un premio menor y por tanto un suceso menor,
y esto lo digo sin ínfulas de alguna clase). El
Nóbel ha sido, desde siempre, un premio para
reconocer más que el talento o la trayectoria de
algún literato, su sometimiento al sistema y su
aprobación de las reglas del juego político, social
y económico a nivel mundial. Salvo algunos
casos, entre los que destacan Pablo Neruda y José
Saramago, por ser los únicos literatos miembros
de un partido comunista en haberlo recibido —no
hay que olvidar que Pasternak en 1958, Shólojov
en 1965 y Solzhenitsyn en 1970, eran disidentes
de la Unión Soviética—, no recuerdo otro, como
el caso de Harold Pinter, un hombre dedicado al
teatro, talentosísimo escritor, conocedor del
espíritu humano como pocos, creador de grandes
y fabulosas historias que en el escenario teatral
encontraron su principal escaparate. Pinter,
además de un émulo de Shakespeare, fue siempre
un hombre en toda la extensión de la palabra, y
esto no lo digo por su fervor confeso por las
mujeres, sino por su alto espíritu humano.
Harold fue un hombre que nunca se permitió a
sí mismo la abstracción ante un mundo convulso
como el nuestro; se obligó a mantenerse atento a
cualquier costo, nunca escatimó en comentarios
públicos sobre la terrible situación de injusticia y
abuso a la que el occidente y sus potencias
©
vivalapalabrarevista.blogspot.com
sometían al resto del mundo. Criticó la guerra y a
sus artífices, criticó la desigualdad, la
explotación, el imperialismo de las potencias del
occidente, principalmente de los EE.UU. y de
Inglaterra, señaló siempre a quienes creyó
responsables de dichos males y defendió en todos
los foros donde participó los derechos de los
grupos vulnerables y de los más oprimidos.
Ese fue también Harold Pinter, el rebelde, el
valiente, el hombre de principios.
Recuerdo bien —como recuerdo de él
siempre su sencillez, tan natural y sin
pretensiones— su respuesta a los reporteros a la
salida de su casa en Londres, cuando se enteró de
que había ganado el Nóbel y le preguntaron por
qué creía haber ganado el afamado premio. Con
cara de sorpresa, soltó un sencillo y muy cierto:
«Lo mismo me pregunto yo…»
Era claro lo que Pinter pretendía comunicar a
los medios y al mundo con esa respuesta.
Él llevaba años realizando un activismo
contra las políticas de EE.UU. e Inglaterra en
medio oriente, contra la guerra, contra los
bombardeos de la OTAN en Bosnia,
manifestándose a favor de las minorías kurdas y
aborreciendo públicamente las prácticas
imperialistas de las superpotencias occidentales.
¿Cómo podría pensar Harold entonces que sería
él, el ganador de un premio que normalmente se
entrega a quienes además de tener una excelsa
trayectoria literaria, son de alguna manera, si no
testaferros del sistema, sí personajes a modo, que
se dedican a su arte y se mantienen al margen del
juego político y económico mundial?
Así fue, y en 2005, año en que decidió no
escribir más obras de teatro y dedicarse de lleno a
la poesía y al activismo político, Harold Pinter,
increíblemente, fue el ganador del premio Nóbel
de literatura, acontecimiento por demás notable,
por tratarse de quien se trató.
agora.revista@yahoo.com
 Foto: Steven Forrest / Insight-Visuals, para The New York Times

Él decidió no recibirlo personalmente, Me pide tu recuerdo

pues su lucha contra el cáncer, que lo tenía
casi postrado en aquellos años, y su que lance
activismo político contra la guerra que se invocándolo al viento
había desatado en Irak, le reclamaban de
todas sus fuerzas, por lo que entre gastar las sílabas eternas
energías en participar en el besamanos de de tu triste
Oslo, o solicitar ante el tribunal internacional
de la Haya la interposición de un juicio por nombre…
crímenes de guerra contra el ministro
británico Tony Blair y el presidente
norteamericano George W. Bush, prefirió la Que no postergue
segunda opción. Esos eran los tamaños de pensarte
Pinter, los de un hombre de verdad.
que no te diluya
El pasado miércoles 24 de diciembre, su
segunda esposa, lady Antonia Fraser, el tiempo
anunció su partida final. Sería común decir que no te pierdas
que el cáncer lo habría vencido, común
también desearle el descanso eterno, y en la distancia
común soltar alguna somera frase de que nunca
despedida. Prefiero decirle adiós con un
poema: te descarne…

Miguel Mouriño ha publicado nueve libros de poesía. En 2002 obtuvo el Premio

Neruda, otorgado por la Fundación Neruda, de Chile. Es Coordinador de Programas
Educativos y Difusión Cultural del Museo Casa de León Trotsky, colaborador en
Milenio y La Jornada, editor de Viva la Palabra y de los suplementos Tiempo de Poetas
y La Cultura No Muerde.

agora-revista.blogspot.com 9
 V ETERANOS DE GUERRA (I):
coraje bajo el fuego
MAURICIO CHALONS

«No me imagino a dios como un asesino

emboscado; le veo más bien como un jardinero
dispuesto a cortar la flor más bella»
Miguel Gil, El Muyahidín, corresponsal de guerra catalán,
durante el entierro de su compañero de AP Miles Tierney
–muerto en Sierra Leona–, quien sería asesinado en ese
mismo país en 2000.

10 agora.revista@yahoo.com
 D zemo es
inge-
niero civil, un
poco como antes de la guerra, considero que
unos años más y será como antes», nos dice
con convicción.
hombre que
Caminamos por las callejuelas del barrio
conmueve tanto
antiguo y lentamente los recuerdos llegan a un
por el halo de su
punto de carisma humano, imposible de
b o h e m i a
recrear en palabras escritas. Muchas veces los
reflejado en su
sentimientos, el dolor ajeno derivado de una
mirada como por
tragedia, son difíciles de transcribir en un
su camaradería.
artículo periodístico, pues no se habla de
Sus poco más de
“estrellas de la farándula”, sino de seres
1.90m de es-
humanos a los cuales la tragedia cortó de tajo y
tatura y cascada
sin misericordia sus sueños y esperanzas.
de cabellos gri-
Dzemo respira profundamente antes de
sáceos engañan
continuar su relato; la comisura de sus labios,
respecto a su
el gesto en su rostro, delatan sentimientos que
edad y todo lo
afloran lentamente desde lo más profundo de
que tuvo que
su íntimo ser, de su humanidad perdida que
vivir durante el
anda en busca de su memoria. «El cuatro de
asedio del
mayo de mil novecientos noventa y dos pude
Ejército Federal Yugoslavo (JNA) a su ciudad
sacar de la ciu-
natal: Sarajevo.
dad a mis hijas,
Sarajevita de corazón y alma —aunque a mi ex mujer y
vive en Barcelona, España desde el fin de la a mi actual mu-
guerra— para él la zona del Carsija, su parte jer de Sarajevo,
más antigua, y Basrcarsija (léase bascharsía), gracias a que
su parte más moderna, son lo más hermoso de tenía algunos
su ciudad natal. Estamos junto a Manel, amigo buenos amigos
suyo de cuando llegó refugiado a Cataluña, en diversos
mientras disfrutamos de un pecenje (léase frentes de ba-
pechenye: cordero). talla; a ellas y a
otras familias
Escucho con atención el susurro
las logré subir
acompasado de su voz rememorando los
en un autobús
tiempos anteriores a la guerra, en que nadie
con refugiados
preguntaba si eras bosnio, croata o serbio
y huérfanos de
—esto es musulmán, católico u ortodoxo— y
guerra rumbo a
todos participaban alegremente invitados a las
Europa occi-
fiestas civiles y religiosas de cada sector de la
dental. Decidí
población. «Éramos una ciudad cosmopolita,
quedarme a de-
aunque lentamente creo que volvemos a ser un
fender mi

agora-revista.blogspot.com 11

Mauricio Chalons (Tapachula, Chis.,
1970) Fotoperiodista y poeta, egresado
del Club Fotográfico de México. Ha
sido expositor en México y Chile,
colaborador en diversos medios
impresos en México, Estados Unidos y
actualmente en fotoperiodistes.org, en
Cataluña, España; es además
corresponsal de la revista The
Billionaire, en Europa. Contacto:
maikupresse@yahoo.fr
12
ciudad, mi familia —pues mis padres ya mayores de edad se
quedaron en la ciudad— y mi gente.»
«Combatí en el Primer Cuerpo de Armija Bosnia
(Armija: ejército), mi comandante en jefe era el General
serbio Jovan Divjak, quien para nosotros los bosnios es uno
de los héroes nacionales de nuestro país, pues aunque era
serbio decidió abandonar al Ejército Federal y sería el
artífice no sólo de la defensa de la ciudad, sino de toda
Bosnia; nadie se atreve a hablar mal de él acá, te meterías en
problemas con la gente si lo hicieras. En mi unidad el jefe de
mi pelotón era serbio; si bien había croatas, para nosotros no
había diferencia. Claro, aunque no siempre era así, también
los hubo que traicionaron y entregaron a sus vecinos.
Desgraciadamente en una guerra siempre se ve lo mejor y lo
peor de la gente.»
Mientras visitamos la zona del frente en el que combatió
—la cual se extendía desde el Monte Igman hasta la parte
oriental del aeropuerto de Sarajevo, donde ayudó en la
construcción del túnel que serviría para sacar a los heridos,
refugiados, y poder introducir material bélico y ayuda
humanitaria—, me cuenta que un día en que estaba de
guardia en un edificio a veinte pisos de altura, desde el cual
vigilaba una posición serbia con ayuda de un teleobjetivo
infrarrojo, se observó al mismo tiempo con un francotirador
serbio; éste, al verle a través de su mira telescópica, le saludó
con la mano deseándole suerte. Ninguno de los dos disparó.
«Cosas de la guerra, irrepetibles e incuestionablemente
difíciles de explicar», terminó contándome entre sonrisas.
Sobre el porvenir político y social del país es
contundente en su apreciación: «Puedo decir sin temor a
equivocarme que los veteranos de guerra consideramos que
los políticos han traicionado los ideales de su lucha; todos de
una u otra manera, en mayor o menor medida, cometieron
errores o permitieron matanzas que exacerbaron los odios y
las pugnas entre los bandos. Nosotros no luchamos por esto
que hay ahora, corrupción a todos los niveles de gobierno.»
Publicado por The Billionaire, Diciembre-Enero 2008
agora.revista@yahoo.com
 Café Literario Café Literario Café Literario Café Literario Café Literario Café Literario Café Literario Café Literario
DEL MITO AL DOGMA:
el principio de la sinrazón
ADRIÁN FRANCO
E s por todos reconocido el desarrollo que el
género humano ha alcanzado como especie.
De los 130 mil años que el homo sapiens sapiens ha
habitado la Tierra, el periodo comprendido entre la
edad del cobre más antigua documentada y el mundo
de nuestros días consta de apenas 6,500 años. Si
tomamos en consideración el tiempo que a la sociedad
humana le ha llevado tecnificarse y los efectos que
—para bien o para mal— este proceso ha tenido sobre
el planeta, resulta no menos que abrumadora la idea de
afirmarnos como la especie dominante, al grado que
hay quien ha propuesto —con argumentos
sustentados— considerar el comienzo de una nueva
era geológica en la historia: la era antropozoica.
Más allá del desarrollo técnico alcanzado y las
notables diferencias en lo relativo a calidad y
expectativa de vida, es posible aún encontrar
paralelismos entre la sociedad actual y nuestros
referentes más primitivos. Uno de ellos, y quizá el más
arraigado, podemos distinguirlo en la preservación del
mito como instrumento descifrador de los aspectos
abstractos de la naturaleza, tanto física como humana,
transmitido de generación en generación como la llave
hacia la comprensión del universo visible e invisible.
De tal modo, ya fuera mediante personificaciones
antropomorfas de los elementos y los cuerpos celestes,
o bien por medio de parábolas —por lo general
intuitivas— que reforzaran en un lenguaje metafórico
el papel significativo del hombre en un orden
universal desconocido —como el origen de la vida,
sus transformaciones, la enfermedad y la muerte, por
ejemplo—, las variables de la necesidad espiritual del
mundo antiguo se transforman en constantes
afianzadas en los mitos, rituales y creencias
aglutinados en la práctica religiosa de la época
presente. La tradición podría justificarse a sí misma
argumentando que su validez y veracidad se sustentan
en el amplio periodo de tiempo que han subsistido
inalteradas. Sin embargo, a partir del siglo XX, nuevos
y mejores esclarecimientos —provenientes de
distintas áreas del conocimiento— nos han brindado
claves verificables en la comprensión de los
Plaza pricipal No. 10 Altos, Centro Histórico
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División del Norte No. 3421-A
Col. El Rosario-Coyoacán
04380 México D.F.
e-mail: cafe-literario@hotmail.com
primera parte
fenómenos de la fe, ya sea como proyecciones
psicológicas del inconsciente colectivo —que a su vez
explicaría las notables similitudes entre las mitologías
de distintas culturas—, o bien como una
predisposición genética a experimentar estados
místicos o de iluminación bajo determinadas
circunstancias neuroquímicas. A estas dos
posibilidades ha de sumarse una más, igualmente
influyente no obstante su simpleza: la fe como
herencia cultural de tradiciones y códigos morales,
remontada a decenas de siglos atrás, y que, a su vez,
encuentra su origen en creencias y ritos a los que hoy
describiríamos como paganos.
A lo largo de esta serie exploraremos los orígenes
de la fe judeo-cristiana-islámica para exponer los
muchos paralelismos entre éstas y los cultos antiguos
que les precedieron, desde el mito de la gran
inundación hasta la adoración del sol como premisa
central en la devoción a otros profetas, y el uso de la
astrología como método de validación a este tipo de
creencias. La práctica religiosa podrá parecer, tal
como se predica, una disciplina armónica, inofensiva
y satisfactora de las necesidades espirituales de los
individuos. No obstante, la consideración de sus
orígenes y fundamentos como verdad sagrada e
inalienable, combinada con las características
sociales, políticas, ideológicas y tecnológicas del
mundo actual, han resultado también en
fundamentalismos tales que obnubilan no sólo el
futuro ideológico, sino sobre todo nuestro porvenir
intelectual en un momento crucial de la historia. Los
adelantos tecnológicos y su impacto sobre la vida
cotidiana no bastan para considerarnos a nosotros
mismos como una sociedad avanzada. A éstos han de
sumarse valores éticos, estéticos y principios morales
como cimentación del sentido común que determine la
dirección y propósito del desarrollo para así redundar
en un progreso no sólo tecnológico, sino
intelectualmente evolutivo. ¿Seguiremos por la ruta
que conduce del mito al dogma? De nosotros
dependerá determinar si tal es o no el principio de la
sinrazón.
Jerez, Zacatecas
e-mail: foro_cafe@yahoo.com.mx
forocafe.blogspot.com
13

J.M.: Cuando platiqué con el
filósofo inglés Colin McGinn en su
departamento de Nueva York,
discutimos el significado de la palabra
creencia. Gran parte se
encuentra en las series sobre
Ateismo. Pero para
comenzar, quise que Colin
explicara lo que se siente ser
un filósofo escéptico inglés
en un país tan religioso como
Estados Unidos.
C.M.: En ocasiones los
americanos dicen, «¿No crees
en dios?», y les respondo
«Así es, no creo en dios».
Entonces preguntan, «¿Crees
en algo?». Y les digo, «Creo
en muchas cosas» —no hago
bromas como que creo en
mesas y sillas—. Comento:
«Creo en diversas causas
éticas, en ideas políticas y
otros valores estéticos,
valores intelectuales». Luego
dicen, «¿Es todo en lo que
crees?». «Es todo en lo que
creo». «¿No crees en algo
parecido a dios?; si no en el
dios tradicional, ¿no crees
que existe algo allá afuera?»
Y les respondo, «No. No hay nada allá
afuera». Es muy complicado
convencer a la gente religiosa de que,
al ser ateo, no crees en nada parecido
a eso. No se trata de pensar que la
naturaleza es dios, o que no tiene
cualidades personales ni nada por el
estilo. Tú no crees en nada de ese tipo.
Nada sobrenatural, nada milagroso,
nada supersticioso, no en fantasmas,
no en telepatía, nada de esa índole. De
eso se trata el ateísmo. No es que esté
peleando con dios de algún modo, o
peleando con el dios cristiano al no
creer en él. No consiste en nada así.
J.M.: ¿No te sucede entonces lo
En el verano de 2003 comencé a filmar la serie
llamada Ateísmo: una dura historia de escepticismo.
Como parte del proceso, conversé con escritores,
científicos, historiadores y filósofos. Una vez
cumplida su participación, fue vergonzoso descubrir
que gran parte de lo que platicamos terminó siendo
omitido ya que, de no hacerlo, la serie habría durado
veinticuatro horas. Pero luego ocurrió que la BBC
coincidió conmigo en que las conversaciones eran
demasiado interesantes para dejarlas almacenadas,
y con estos seis programas suplementarios tomaron
la extremadamente inusual decisión de volver al
material original y transmitir algunas de esas
conversaciones, con el biólogo inglés Richard
Dawkins, el filósofo norteamericano Daniel Dennett,
el teólogo de Cambridge Denys Turner, el escritor
norteamericano Arthur Miller, el filósofo inglés Colin
McGinn y el norteamericano ganador del premio
Nóbel, el físico Steven Weinberg.
que a veces me dicen algunas
personas —no necesariamente
religiosas, que no pertenecen a
ninguna de las tres religiones
monoteístas—, quienes no
simplemente dicen que debe haber
algo —y a quienes respondería lo
mismo que tú—, sino que preguntan:
de dónde obtienes tu espiritualidad?
Pareciera una simplificación, como si
fuera cuestión de falta de vitaminas.
C.M.: Exacto. ¿A qué se refieren
con eso? ¿Puede un ateo ser
espiritual? Supongo que es un asunto
de definición en última instancia.
Ciertamente no puedes ser ateo si
implica algo sobrenatural, pero
valores éticos y estéticos pueden
aproximarse a lo que la gente podría
llamar “las creencias más profundas”
acerca de la conducta humana.
¿Podría contar como espiritualidad?
No lo sé. Supongo que los
sentimientos hacia la naturaleza
podrían serlo. Yo no usaría la palabra
[espiritualidad], no me parece
adecuada, por ser riesgosa. Pero no
significa que no tenga ninguna visión
profunda de las cosas, o profundas
convicciones.
J.M.: El clérigo al acecho diría que
tus profundas emociones son, en
realidad, pruebas desapercibidas del
dios que niegas.
C.M.: Bueno, uno de mis
sentimientos profundos es
que no hay un dios, que creer
en dios es mala idea y que
hace mucho daño. De modo
que, si eso refleja mi creencia
en él, entonces es una
situación extraña. Una de mis
más profundas convicciones
es que no hay un dios.
J.M.: Sucede que
comparto la convicción de
Colin de que no hay un dios.
En mi caso nunca lo creí. Me
pregunté si acaso hubo un
momento en su vida en que
hubiera creído en él.
C.M.: Para mí, de hecho
fue algo muy bien delineado.
No recuerdo las fechas o
momentos precisos, pero creo
que tenía 17 o 18 años
cuando la idea de creer en
dios —era la religión
cristiana a la que estaba
expuesto— se volvió real
para mí, y así fue durante
aproximadamente un año, no más que
eso. Si me hubieras preguntado
cuando tenía diez años si creía en dios
probablemente habría dicho que sí,
pero no significaba nada. Piensas:
“Todo mundo lo cree”, ¿no es cierto?,
así como todo mundo cree en las
vacas. Pero después comencé a
estudiar la Biblia, ya que cursaba el
nivel A de Divinidad. Teníamos un
maestro muy carismático, un hombre
agora.revista@yahoo.com
admirable, el Sr. Marsh —de quien
escribí en mi autobiografía—. Era un
entusiasta y nos enseñaba la Biblia a
fondo, el Antiguo y Nuevo
Testamentos —así que conozco
mucho más acerca del Nuevo
Testamento que muchos cristianos;
incluso ahora, 25 años después, sé
más acerca de ello que mucha gente
religiosa—. Fue lo que hizo que me
interesara en la filosofía. Al tiempo
en que comenzaba a interesarme en
ella, lo hacía pensando en la religión,
estudiando la Biblia, y creo que
hubieron dos factores concluyentes:
Uno era el interés en cuestiones
metafísicas, preguntas básicas
acerca del universo: ¿de qué se
trata?, ¿qué significa?, ese tipo de
cuestiones. Por el otro lado había un
componente ético, porque encuentras
en el Nuevo Testamento,
obviamente, un fuerte énfasis en
aspectos éticos de la vida. Yo era un
adolescente idealista, y eran los 60s,
de modo que ese lado ético tuvo un
fuerte impacto en mí —no provenía
de un hogar donde las ideas éticas
fueran discutidas, y el lado ético aún
tiene un profundo impacto—. Así
que esas dos cuestiones me hicieron
pensar que había algo más en la vida
que las mundanas realidades a las
que me había acostumbrado viviendo
en Blackpool, con las ferias, las
cantinas, la comida rápida y el frío
intenso. Tenía ahora estos
pensamientos filosóficos, ideas
metafísicas, y luego los altos valores
éticos. Una buena combinación. Me
interesaban, y por un periodo me
tuvieron influenciado. Después fui a
la universidad a estudiar psicología,
y desde que dejé de estudiar la Biblia
—no veía más al Sr. Marsh en
lecciones de Divinidad— conservé el
interés y ocasionalmente charlaba
con otros sobre religión. Luego
simplemente desapareció. Recuerdo
que trataba de mantenerlo conmigo,
asistiendo a encuentros religiosos
donde me sentaba a escuchar, y
pensaba: «esto es una pérdida de
tiempo, no puedo seguir creyendo
que sea verdad». Leí Por qué No Soy
Cristiano, de Bertrand Russell, y en
muy poco tiempo —no recuerdo
cuánto— decidí que estaba
equivocado. También decidí que
podía conservar el lado ético y el
filosófico, y hacer a un lado lo
demás. Así que Russell representó
para mí una alternativa al idealismo
agora-revista.blogspot.com
religioso. Era más bien un idealismo
secular. Me di cuenta de que podía
tener los aspectos de la religión que
me parecían bien, pero sin la
religión. Y los aspectos que no me
parecían, como el alumbramiento de
la virgen, milagros, ideas extrañas
sobre cómo se creo el universo —las
partes difíciles de creer—, pude
hacerlos a un lado para conservar lo
bueno. De manera que es posible
deshacerte de la carga teológica de la
religión y quedarte con lo que te
agrade. Es lo que he hecho desde
entonces.
J.M.: ¿Pasaste por algún tipo de
crisis, al separar lo metafísico y lo
divino de la ética que adoptaste?
C.M.: No en mi caso. Pienso que
es distinto para otros. Russell
describe su propia caída del teísmo
como un episodio profundamente
Russell describe su propia
caída del teísmo como un
episodio profundamente
doloroso, traumático e
irrecuperable; pasó toda su
vida lidiando con eso. No fue
así para mí. Fue relativamente
sencillo, sucedió de manera
muy natural.
doloroso, traumático e irrecuperable;
pasó toda su vida lidiando con eso.
No fue así para mí. Fue
relativamente sencillo, sucedió de
manera muy natural. Como lo
describí en mi autobiografía, fue
como cambiar de piel, tienes una
nueva y se siente bien.
J.M.: ¿Hubo algún sentimiento de
alivio al cambiar de piel?
C.M.: No, no alivio. Creo que fue
una decepción. Me gustaría que la
religión fuera cierta, porque quisiera
que hubiera inmortalidad,
recompensa para quienes han sido
virtuosos y castigo para quienes no.
Especialmente me gustaría creer en
los castigos. No hay justicia en este
mundo, y sería bueno que existiera
una fuerza cósmica que distribuyera
la justicia de manera adecuada. Sigue
siendo para mí una fuente constante
de dolor e irritación que los
malvados prosperen y la gente
virtuosa no. Así que hubo algunas
decepciones sobre este tipo de
aspectos. Pero también hubo
alicientes. Russell tiene una
descripción apropiada: La sensación
de un universo sin dios es un tipo de
universo alegre, hay algo de pureza
en ello, algo de certeza. Por el otro
lado, la idea de una presencia
sofocante que observa todos tus
movimientos, pensamientos y
acciones, es más bien opresiva.
J.M.. Ahora bien, estás aquí,
como el filósofo que creíste podrías
llegar a ser —y en el que te has
convertido por completo—. En tu
papel de filósofo quisiera que
desarrollaras los argumentos que
antes te parecieron intuitivos, y que
fueras más sistemático y preciso en
decir por qué, de hecho, la noción de
dios no es creíble.
C.M.: Bueno, los argumentos son
que no hay evidencias
argumentables. Russell lo explica
diciendo que no hay más razones
para creer en el dios cristiano que
aquellas para creer en los dioses
griegos. No hay más razones en el
sentido de que no existen evidencias
positivas. No hay una teoría que
postule a dios para explicar algún
fenómeno natural, que no podría ser
explicado mediante otra teoría. La
gente dice en ocasiones que ocurrió
algún milagro, pero nunca hay
buenas evidencias de que haya sido
así. La creencia se basa por lo
general en la opinión previa de que
dios existe, en vez de que los
milagros funjan como fuente
independiente para creer en su
existencia. De tal modo que no hay
evidencias en términos de lo que
nadie haya observado nunca, no hay
hechos que no puedan ser explicados
sin postular a dios, por lo tanto no
hay más razones para creer en él que
aquellas para creer en Zeus o demás
dioses griegos.
Eso por el lado de si hay razones
para creer. La pregunta debería ser si
hay razones para no creerlo,
preguntar si existen argumentos
positivos en su contra. Hay otros
argumentos a favor, como el
argumento ontológico.
J.M.: Háblanos de eso.
15
 C.M.: Anselmo de Canterbury lo
ideó, creo que en el siglo XV.
Argumentó que la sola definición de
dios implica que existe —lo cual sería
un resultado fantástico—. ¿Cuál es
entonces la definición de dios?: “El ser
más perfecto concebible”, o “el ser
más poderoso” es otra forma adecuada
de ponerlo. Anselmo argumenta de esta
forma: Supongamos que este ser “más
perfecto” o “más poderoso” no
existiera, de modo que no poseería el
atributo de la existencia. Pero dicho
atributo es una de las perfecciones, o
una de las cosas que vuelve “poderoso”
a un ser. Dado que [dios] es, por
definición, el ser “más perfecto”, debe
entonces poseer el atributo de la
existencia, y por lo tanto dios existe.
Comparémoslo con el unicornio.
¿Cómo se debe definir al unicornio?
“Es un caballo con un cuerno en la
frente”. Nada en esa definición implica
que los unicornios existan, y de hecho
no existen. Definamos ahora a dios:
“Un ser todopoderoso, toda bondad y
todo conocimiento”. Así, una de sus
definiciones es “el ser más perfecto”:
uno de sus atributos es “la perfección
más grande”. Ahora bien, Anselmo
argumenta: Si dios no existiera, ¿no
sería menos perfecto que un ser igual a
él en todos los sentidos, excepto en que
ese ser sí existe? —ya que existir es
más perfecto que no serlo—. Dios es
tan bueno como queramos, tan superior
como queramos, por lo tanto debe de
existir. Es un argumento brillante, pero
totalmente inconvincente para
cualquiera que le escuche.
J.M.: Háblanos del error.
C.M.: Nadie ha podido señalar
dónde está exactamente el error. Diré
lo que creo que está mal, aunque no
sea del todo claro. La parte que
confunde es la que dice, “dios es el
más perfecto. La existencia es una de
sus perfecciones”. Suena
superficialmente plausible, ¿pero qué
significa en realidad? Me gustaría
compararlo con alguien que dijera
«Tomemos la comida más deliciosa
concebible». ¿Significa algo?
[Podemos decir] «Es la comida más
deliciosa que he probado», pero no está
bien definido decir «la comida más
deliciosa concebible» o «el mejor
partido de futbol concebible». No es
una idea clara en su significado. De
modo que si definimos a dios como el
ser más perfecto, y no estamos seguros
de lo que significa “perfecto”,
¿entonces qué quiere decir? Sabemos
que no tiene los colores más perfectos,
porque no es de ningún color. No
podemos pensar que frases como “la
cosa más perfecta concebible” tengan
siempre sentido. En ocasiones lo
tienen, como “el triángulo más
perfecto”, que significa que todos sus
ángulos suman exactamente 180º.
¿Pero “el ser moral más perfecto
concebible”? No está bien definido.
Eso es lo que creo que está mal, como
muchos otros argumentos filosóficos.
Sólo porque no puedas refutarlos no
significa que te los debas tomar en
serio, o formar sobre ellos la base de
tus creencias.
J.M.: Dejemos los argumentos
ontológicos. ¿Qué hay de otros?
C.M.: Psicológicamente hablando
creo que esto es importante: La gente
piensa que sin dios la vida no tiene
Son diversos los aspectos
de la vida humana: el
arte, los valores, la familia,
la clase de cosas que
consideramos valiosas.
¿Por qué tendríamos que
postular a dios para
explicarlas?
sentido; sería una falacia sin propósito,
sin fin, sin valor, que va de una cosa a
la siguiente. Mi primera respuesta es
que no es necesario que busquemos el
sentido de la vida afuera de ésta. La
premisa de dicho argumento dice: “Sin
la presencia de un ser fuera de la vida
humana, la vida humana no tendría
sentido”, de modo que el significado
de ésta debe ser conferido a otro ser.
Yo me pregunto: ¿Y qué da sentido a la
vida de ese ser? ¿Cómo es que la vida
de dios está exenta de sentido? Viene
entonces el dilema: O bien la vida de
dios tiene sentido intrínseco por el
mero hecho de su existencia, o no lo
tiene. En caso de que así sea, entonces
es posible tener una vida con sentido
intrínseco, de modo que: ¿por qué
razón nuestras vidas no podrían tener
sentido intrínseco también? Nuestro
sentido de vivir no tiene por qué ser
transferido a otro ser.
J.M.: Sin embargo los religiosos
podrían argüir que —sin ni siquiera
revertir el argumento ontológico— el
hecho observable de tener valores y
significados es de hecho evidencia de
que algo ha proveído los significados,
del mismo modo que el argumento
para un diseño cualquiera nos dice que
alguien es el autor de ese diseño.
C.M.: Hay dos puntos importantes.
El primero es que la existencia de
valores por sí misma es un argumento
para la existencia de dios. El otro punto
es la idea de que la moral sólo puede
estar fundamentada si se basa en los
designios y deseos de dios. Con
respecto al primero, de acuerdo a lo
que dices, no hay razón para creer que
la existencia de valores en la sociedad
humana depende de la existencia de
dios. Es decir, ¿por que tendría que ser
así? Es un argumento tan poco claro
como suponer que depende de unas
orejas. Son diversos los aspectos de la
vida humana: el arte, los valores, la
familia, la clase de cosas que
consideramos valiosas. ¿Por qué
tendríamos que postular a dios para
explicarlas?
Una cuestión más preocupante para
mucha gente es que no consideran que
la moral pueda tener fundamento ni
generalidad a menos que haya un dios
que la certifique y la legitime. Esta
cuestión fue discutida por Platón en el
argumento de Eutipro. Sócrates realizó
una amplia refutación que dice así:
Supongamos que está establecido que,
por principio moral, robar es malo. La
gente dirá: «¿Por qué es malo robar?»
Y la respuesta sería: «Porque Dios así
lo dice». El punto de Sócrates en el
diálogo consiste en cuestionar cómo
puede dios darle fundamento a esa
regla moral. O bien la regla es
intrínsecamente —en su
pronunciación— una regla moral, o
entonces no se le puede pronunciar ni
legitimar a partir de un designio
externo. Supongamos por ejemplo que
tenemos una regla que dice «Es bueno
asesinar». Alguien dirá «¡No es así! ¡El
asesinato es malo!». Y entonces otro le
responderá «Pero dios dice que es
bueno asesinar». Eso no convence a
nadie. Si dios ordena que algo es bueno
cuando no lo es, entonces está
equivocado. No puede hacer que algo
sea correcto sólo porque lo dice. Lo
que dios debe hacer entonces es
agora.revista@yahoo.com
reflejar en sus mandamientos lo que es
correcto: Es malo robar; es malo
asesinar. Dios dice que está prohibido,
y tiene razón. ¿Por qué? ¡Porque es
malo en ambos casos! Dios no lo hace
malo sólo por decirlo; no puede
hacerlo. Si así fuera, no tendríamos
razón para respetar la moralidad de
dios.
J.M.: Entonces dios se apropia de
nuestros valores espontáneos e
intrínsecos, que luego se reflejan en su
hipotética entidad, y así valida nuestras
creencias.
C.M.: Así es. No necesitamos de
dios para validar nuestra moral. No
podría validarla. Sus validaciones sólo
funcionarían dentro del marco de lo
que es moralmente correcto e
incorrecto. No puede hacer que algo
sea correcto cuando no lo es. Otra
forma de decirlo es que lo bueno y lo
malo no puede estar sujeto a la libre
decisión —o capricho— de dios. La
gente sabe lo que es la moral; saben lo
que les corresponde hacer. Pero los
seres humanos somos débiles, tenemos
una voluntad débil y no siempre
hacemos lo que deberíamos, lo cual
produce, en la mayoría de las personas,
el fenómeno de la culpa, que es una
poderosa fuerza negativa de la mente.
Odiamos la culpa, es desagradable. De
modo que necesitamos de algo para
prevenirla, para conducirnos a hacer lo
que sabemos que es correcto. Pero
dado que los humanos son débiles y no
siempre hacen lo debido, dios provee
un motivo extra para actuar
correctamente, más allá de la moral.
La moral otorga un motivo, pero un
motivo más bien frágil, momentáneo,
intermitente y fácilmente corrompible.
Pero mediante la idea de dios, éste
puede darle mayor impulso, mayor
poder, y entonces podemos con más
facilidad hacer lo correcto, más
regularmente. Y es algo sensato, o al
menos no parece irracional para un
ateo pensar que la gente necesita de
dios, porque sin él no podrían hacer lo
que saben que es correcto.
En lo personal no creo que sea así.
Creo que la gente no es tan ajena a la
moral como lo dice la tradición
religiosa. Me parece que la mayoría
actuará de acuerdo a lo correcto en
condiciones normales; no siempre, por
supuesto, pero por lo general no
necesitarán de dios. Y pienso también
que aquéllas que en algún momento
vivieron con dios como su base moral
—o lo que sea que la hubiera
representado—, cuando éstas personas
dejan de creer en dios, encuentran que
no es tan difícil como pensaban el
seguir actuando moralmente. De hecho
es mejor, porque hay una dosis de
corrupción en esa concepción de dios,
en lo que se refiere a la idea de que
hacemos algo porque dios nos
recompensará y pensará bien de
nosotros. Es una idea corrupta. Es
mucho mejor hacer algo bueno porque
es bueno y sólo porque es bueno; esa
se vuelve la única razón para hacerlo.
La idea de que nos sentiremos
acogidos al pensar «dios está contento
conmigo porque hice esto» no tiene
nada que ver con la moral.
J.M.: Habiendo discutido los
diversos argumentos dados a favor de
la existencia de dios, le pedí a Colin
que resumiera algunas de las mejores
razones para no creer en él.
C.M.: El típico argumento en
contra es la existencia del mal. Incluso
la gente religiosa lo encuentra
incómodo. El argumento dice que dios
es alguien omnisciente, omnipotente y
toda bondad, ¿entonces cómo puede
haber dolor y sufrimiento en el
mundo?, ¿por qué lo permite?
Obviamente, si es bondadoso, pensará
que es malo que cierta cosa ocurra y
preferirá que no suceda —como lo
Colin McGinn (Inglaterra, 1950 - ) Filósofo catedrático de la Universidad de
Miami. Ha ocupado también puestos docentes en la Universidad de Oxford y
Universidad de Rutgers. Se le reconoce por su trabajo en el campo de la
filosofía de la mente, aunque sus publicaciones se enfocan al espectro de la
filosofía moderna. Su título más destacado son sus memorias intelectuales: La
Formación de un Filósofo: Mi Viaje a tavés de la Filosofía del Siglo XX (2002).
haría cualquier persona decente—,
pero aún así permite que pase. Estaría
bien si no pudiera cambiarlo, pero es
omnipotente y se nos dice que
interviene en todo momento y de
distintas maneras. ¿Entonces por qué
no interviene para prevenir la muerte
de un niño o la tortura de un
prisionero? No lo hace, pero tampoco
queremos llegar a la conclusión de que
dios es un ser malo —que es una
conclusión plausible—. La verdadera
conclusión consiste en que la
combinación de estos dos aspectos es
inconsistente: Dios es omnipotente y
es toda bondad —también debe ser
omnipotente para saber lo que
ocurre—. Esencialmente de eso se
trata el conflicto: entre su
omnipotencia y su toda bondad, y la
existencia del mal.
La respuesta habitual de los
apologistas de la religión es que «dios
dio los seres humanos libre albedrío».
Ahora viene la pregunta: ¿Por qué lo
haría, a sabiendas de que los resultados
serían horrendos? Dejemos el reclamo
por un momento; el problema de fondo
es que no todo el sufrimiento en el
mundo proviene del ejercicio del libre
albedrío. Gran parte viene de razones
no humanas: catástrofes naturales,
enfermedades, accidentes… Toda clase
de cosas pueden causar tremendo
sufrimiento en los seres humanos; si
una persona nace con una enfermedad
genética, no se le puede culpar a otra
de haberle creado así: es algo natural,
es creación de dios según nos dicen.
De modo que dios creó un mundo en el
que era inevitable que hubiera
tremendo sufrimiento para seres
humanos inocentes.
Traducción: Adrián Franco

Sir Jonathan Wolfe Miller (Inglaterra, 1934 - ) Neurólogo, director de teatro y

ópera, escritor, presentador de TV, humorista y escultor. Es reconocido
públicamente como intelectual tanto en Inglaterra como Estados Unidos.

The Atheism Tapes (primer episodio) se transmitió en Inglaterra el 18 de

octubre de 2004, por el Canal 4 de la BBC
©

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 MARIO FRANCO

e d i as
Siet
Sábado
Estuve platicando con José Luis. Me dijo lo siguiente: Si lees
para evadirte estás denigrando la literatura. A lo cual le contesté:
Todo lector es un cobarde ante la realidad, lee para alejarse de este
mundo. Se oculta en la irrealidad del mundo contenido entre las
páginas, para no pensar en la ruina que es su vida. Conforme
hablaba con José Luis pensaba que desde hace tiempo estoy
convencido que la realidad se debería convertir en un recuerdo
lejano. He ahí la razón por la cual la literatura es la mejor droga.
Posee efectos mínimos a comparación de los estragos causados por
las drogas de verdad, dije al final. Recordé mi pastilla azul, oculta
en el cajón de mi ropa interior. Después de la plática fuimos a cenar
algo. La mesera nos atendió bien, pero el alimento era pésimo.
Supuse que mi malestar estomacal se acentuaría al día siguiente.
Sobre todo si tomaba en cuenta que sería domingo. ¿Por qué los
sábados no pueden ser eternos? ¿Por qué Dios tuvo que descansar el
séptimo día? ¿José Luis pensará lo mismo que yo? Quizá no. Él no
odia los domingos, creo. Después de la cena nos fuimos de fiesta.

Domingo
Odio este día. Considero que debe haber más
personas que lo odien. Desconozco el número
exacto de individuos capaces de encerrarse en su
cuarto durante el transcurso amorfo de un día
carente de sentido. Casi cada domingo lo paso en
cama, enfermo de odio hacia su insoportable
letargo. Leo durante horas seguidas, a veces hasta
olvido comer. Leo y me evado. Para muchas
personas la evasión es mala, está satanizada. Sin
embargo, el verdadero problema de la evasión es
el exceso. Evadirse de forma consciente y
programada es una actividad que la gente debería
practicar más seguido. Por ello, me evado los
domingos. La mayoría de las ocasiones, como ya
dije, lo hago a través de la lectura. En otras,
recurro a la ayuda precisa de una diminuta
pastilla azul que me mantiene en un estado
semejante al coma. Cuando me doy cuenta son ya
las doce de la noche, así que sólo me resta dormir
y esperar el inicio de semana.
Lunes
Estoy triste. No ha pasado nada interesante en las
últimas semanas. Hoy en la mañana supe que no gané el
concurso de cuento que tanto me entusiasmaba. Compré
el periódico en un puesto dentro de la estación del
metro. Abordé el vagón y busqué los resultados. Vi el
anuncio. Mi nombre no figuraba en él. Sentí el impulso
de gritar y arrojar el periódico. Luego llegó la tristeza.
Recordé la frase de Radiohead que dice: This isn't
happening. Fijé mi vista fuera del vagón. Los edificios
de Calzada de Tlalpan se convirtieron en un conjunto de
letras. Al leerlas pude sonreír, porque durante todo el
recorrido las construcciones formaron la frase: This isn't
happening. En los autos, niños vestidos con uniforme
movían sus palmas de izquierda a derecha para
saludarme. Entre sus dedos se veía claramente escrito:
This isn't happening. Después de la oficina fui directo a
la universidad. Llegué a casa por la noche. Lo único
que recuerdo es que en clase todos los maestros decían:
This isn't happening. Estoy mejor ahora.
agora.revista@yahoo.com
 Martes
Ayer supe que perdí el concurso de cuento. Ya no
importa. Por teléfono, hace cinco minutos, José Luis me
dijo: No es el único, habrá otros. Tenía razón, sin embargo
le respondí: ¿Qué pasará si nunca gano alguno? No quiero
cumplir cuarenta años y acabar frustrado por no haber
sido escritor. Tengo miedo. José Luis guardó silencio. Tras
unos segundos añadió: Algún día cumplirás tu sueño. A
veces pierdo la confianza en mí mismo. Otras, me
encuentro plenamente convencido de que el destino me
marca esa ruta. Y luego, la incertidumbre; más tarde, la
certeza. Cuando me hallo inseguro pienso en mi madre.
Quisiera tenerla cerca, acariciando mi cabello hasta
dormirme en su regazo. Sé que a su lado todo estará bien.
Imagino que entro de nuevo en su vientre y que sus
paredes son transparentes. Desde dentro puedo ver el
mundo e interactuar con él. Vivir allí por siempre. Pensar
todo lo que pienso, sentir todo lo que siento, escribir todo
lo que escribo desde ese lugar tibio y seguro. Es de noche.
Me siento tranquilo. Fue maravilloso ver a la gente del
trabajo y de la universidad desde el vientre de mi madre.
Me quedo dormido.
Jueves
Tengo los ojos hechos una porquería. Mis
ojeras llegan casi a mi boca. En la oficina
pensarán que de nuevo me he ido a bailar. Trabajo
como autómata. Ojala que el tiempo fuera como el
humo que se evapora. Antes de salir del trabajo
platiqué con mi jefe. Conforme hablábamos
descubrí que la verdadera felicidad se halla en las
cosas sencillas, por ejemplo, en esa charla. Por la
tarde, antes de ir a la universidad, iré a dejar unos
cuentos a un concurso convocado por la UNAM.
Llorar me hizo bien. Hacía mucho tiempo que no
lloraba tanto. Siento mi energía renovada.
Recuerdo que mi amigo Alejandro me dijo hace
unas semanas que mis cuentos le habían gustado.
Espero ganar este concurso. Creo sentir algo
dentro de mí, algo muy parecido a la esperanza.
Mario Franco (Cd. de México, 1976)
Estudió Comunicación Educativa. Ha
publicado artículos y poemas en distintas
revistas de corte independiente. Fue
premiado en el Primer y Segundo
Encuentro Literario organizado por la
Universidad Marista. En 2008 publicó el
libro Hablar de lo Invisible.
agora-revista.blogspot.com
Miércoles
En lugar de ir a la universidad fui al cine.
Pagué la mitad del boleto por ver una
película triste. Me hizo llorar. Supongo que
por eso he dejado de ir, porque siempre elijo
películas tristes. En el pasillo, al terminar la
función, no pude dejar de llorar. En la calle
seguían las lágrimas. Por las calles todavía
llevaba mojadas las mejillas. Al abrir la
puerta del departamento mojé la alfombra.
Abrí el cajón en busca de mi pastilla azul,
pero no estaba. Olvidé que una amiga de la
universidad me pidió que se la regalara. Ella
había ido a ver la misma película que vi hoy.
Mientras me acostaba tenía un dolor de
cabeza insoportable. Soñé un paisaje gris de
flores negras, en medio había un arcoiris
inmenso y lleno de colores. Durante el
sueño no deseaba despertar.
Viernes
Es de noche. Antes de irnos a bailar, como cada
fin de semana, José Luis me detiene en la puerta de
su casa. Me pregunta: ¿Estás más tranquilo? Le
respondo que sí, que esta semana necesité estar
lejos, que anduve lejos todo el tiempo, navegué
mares de lágrimas y regresé al vientre de mi
madre. La tristeza me vuelve un tipo solitario. Pero
hoy es viernes por la noche y los viernes por la
noche uno no debe estar triste, porque los fines de
semana se viven con todos los sentidos al
descubierto. José Luis sonrió. Sonreímos juntos y
salimos de su casa. Una sensación de que todo
estará bien nos inundó a ambos. Al subir al auto le
pregunté: ¿No odias los domingos? Se quedó
mirándome y respondió: No sé.
19
¿Por qué no vino
¿Usted se portó bien durante todo el año
y aún así su árbol navideño lució

Santa Claus?
vacío el 25 de diciembre?

Tome en consideración los siguientes

factores:

1 Ninguna especie conocida de renos puede

volar. Pero hay 300,000 especies de
organismos vivos aún sin clasificar, y mientras que la
mayoría son insectos y gérmenes, no se descarta la
posibilidad de que entre éstos haya renos voladores a
los que únicamente Santa ha podido ver.
hombre, la sonda espacial Ulises, se mueve apenas a
44.2 kilómetros por segundo. Un reno convencional
puede correr, cuando mucho, a 24.2 kilómetros por
hora.
4 La carga en el trineo añade otro elemento
interesante. Suponiendo que cada niño recibe

2 Hay 2 billones de niños (menores de 18 años)

en el mundo. Pero dado que Santa, al parecer,
no atiende a niños musulmanes, hindúes, judíos ni
en promedio un lego mediano de 900 gramos, el trineo
cargaría 321,300 toneladas, sin contar a Santa, quien
invariablemente es descrito con sobrepeso.
budistas, la carga de trabajo se reduce a un 15% del
En tierra firme, un reno convencional puede

página
total: 378 millones (de acuerdo con el Buró de
arrastrar no más de 136 kilogramos. Aún cuando un
Referencia Poblacional). Partiendo de una tasa
“reno volador” (ver punto 1) pudiera arrastrar diez
promedio de 3.5 niños en cada hogar, eso se traduce en
veces la carga normal, no podríamos hacer el trabajo
91.8 millones de hogares por visitar (suponemos que
con ocho, nueve ni diez de ellos.
hay al menos un niño bueno en cada uno de ellos).
Necesitaríamos 214,200 renos, lo cual aumenta la
3 Santa cuenta con 31 horas de navidad para
hacer su trabajo, gracias a las distintas zonas
horarias y a la rotación de la Tierra, asumiendo que
carga a 353,430 toneladas (sin contar ni siquiera el
peso del trineo). Una vez más, para propósitos de
comparación, esto equivale a cuatro veces el peso del
viaja de este a oeste (lo cual parece lógico). Esto

veinte
equivale a 822.6 visitas por segundo, lo cual significa
que, por cada hogar cristiano con un niño bueno, Santa
tiene .001 segundos para estacionarse, salir del trineo,
bajar por la chimenea, dejar sus regalos, comerse lo
que le hayan dejado, volver a subir por la chimenea,
subirse al trineo y arrancar hacia la siguiente casa.
Asumiendo que cada uno de los 91.8 millones de
paradas están distribuidas regularmente sobre la Tierra
(lo cual, por supuesto, sabemos que es falso, pero para
propósitos de cálculo aceptaremos), estamos hablando
de alrededor de 1.25 kilómetros entre cada uno de
estos hogares, en un viaje total de 116.87 millones de
kilómetros (sin contar paradas para hacer lo que la
mayoría de nosotros hacemos al menos una vez cada
31 horas, además de comer, etc.)
Significa que el trineo de Santa se desplaza a
1047.8 kilómetros por segundo, 3,000 veces más
rápido que la velocidad del sonido. Para propósitos de
comparación, el vehículo más rápido hecho por el
crucero transatlántico Queen Elizabeth.
5 353,430 toneladas viajando a 1047.8
kilómetros por segundo ocasiona una
tremenda resistencia al aire, lo cual calentaría a un
reno en aproximadamente lo mismo que una nave
espacial reingresando a la atmósfera terrestre. El par
de renos del frente absorberían 14.3 quintillones de
joules de energía por segundo, cada uno.
En síntesis, arderían en llamas casi
instantáneamente, dejando expuestos a los renos
detrás de ellos y creando además un estruendo
ensordecedor. La totalidad de los renos se vaporizaría
antes de .004 segundos.
Santa, mientras tanto, se vería sujeto a fuerzas
centrífugas 17,500.06 veces más potentes que la
gravedad. Un Santa de aproximadamente 110
kilogramos (que parecen pocos) sería empujado al
respaldo de su trineo por 1,957,247.6 kilogramos de
fuerza.
Traducción: Adrián Franco

En conclusión, si Santa alguna vez salió a repartir regalos,

dé por hecho que jamás regresó a casa.

Fuente: SPY Magazine, Junio de 1990 agora.revista@yahoo.com

 II Juegos Florales
Ramón López Velarde
El H. Ayuntamiento Municipal de Jerez 2007-2010 a través del Instituto Jerezano de Cultura
CONVOCA BAJO LAS SIGUIENTES
BASES
1. Podrán participar todos los escritores mexicanos que
residan en el país, en los géneros de Poesía o Narrativa. Quedan
excluidos: trabajos que se encuentren participando en otros
concursos o en espera de dictamen, obras que hayan sido
premiadas en otro certamen, obras de autores fallecidos en fecha
anterior a su participación en este Concurso, y el personal del H.
Ayuntamiento Municipal de Jerez 2007-2010.
2. Cada participante deberá enviar:
Poesía: un poemario inédito, en espańol, con tema y forma
libres, con una extensión mínima de 50 (cincuenta) cuartillas y
máxima de 100 (cien).
Narrativa: un volumen de cuentos inéditos, en espańol, con
tema y forma libres, con una extensión mínima de 60 (sesenta)
cuartillas y máxima de 120 (ciento veinte).
Deberán presentarse tres originales impresos y copia digital
en CD (formato Word 2003), escritos en computadora, a doble
espacio, con fuente Arial de once puntos, en papel tamańo carta
impreso por una sola cara, engargolados o encuadernados, y
firmados con seudónimo. No se admitirán trabajos con
dedicatorias ni epígrafes.
3. Adjunto a los originales, en un sobre cerrado e identificado
con el mismo seudónimo y género literario en el cual participa
(poesía o narrativa), el autor deberá incluir su nombre completo,
domicilio, número telefónico y, de contar con ellos, número de fax y
correo electrónico, así como copia fotostática de su acta de
nacimiento y/o credencial de elector, además de una ficha
curricular. Las plicas de identificación serán depositadas por la
comisión organizadora en una notaría pública de la ciudad de
Jerez, Zacatecas.
4. Los trabajos deberán ser enviados o entregados en la
siguiente dirección:
Instituto Jerezano de Cultura
Juegos Florales Ramón López Velarde 2009
Aquiles Serdán No. 1, Centro Histórico, C.P. 99300
Jerez, Zacatecas.
No se aceptarán trabajos enviados por correo electrónico.
5. El plazo de admisión de los trabajos concursantes se cerrará
el día 25 de mayo de 2009. En el caso de los trabajos remitidos por
correo o mensajería, se aceptarán aquellos cuya fecha de envío
no exceda la del límite de la presente convocatoria. Una vez
recibidos los originales, los participantes no podrán retirar su obra
de este Concurso. El Instituto Jerezano de Cultura no se hace
responsable de las posibles pérdidas o deterioros de los
del 14 al 21 de junio de 2009
originales, retrasos en la recepción u otras circunstancias
atribuibles a terceros que pudieran afectar a los envíos de las
obras participantes.
6. El jurado calificador estará integrado por especialistas en la
disciplina literaria y sus nombres serán dados o conocer al
momento de emitirse el fallo, dentro del marco de los Juegos
Florales Ramón López Velarde 2009.
7. Una vez emitido el fallo del jurado, se procederá ante notario
a la apertura de la plica de identificación de quienes resulten
ganadores, y de inmediato les será notificado. El resultado será
publicado en periódicos de circulación estatal de Zacatecas, así
como en el sitio web del Instituto Jerezano de Cultura:
http://www.institutojerezanodecultura.gob.mx
8. No habrá devoluciones de los trabajos no premiados, los
cuales serán destruidos con objeto de proteger los derechos de
autor.
9. Los organizadores cubrirán los gastos de transportación,
hospedaje y alimentación de los ganadores para que asistan al
acto de premiación en la ciudad de Jerez, Zacatecas, dentro del
programa de los Juegos Florales Ramón López Velarde 2009.
10. Es facultad del jurado descalificar cualquier trabajo que no
cumpla con alguno de los requisitos exigidos en esta convocatoria.
11. El premio será único e indivisible para cada género literario:
• Poesía: $30,000.00 (treinta mil pesos 00/100 M.N.) en
efectivo, rosa de oro y diploma, así como la publicación de la obra
por el Instituto Jerezano de Cultura.
• Narrativa: $30,000.00 (treinta mil pesos 00/100 M.N.) en
efectivo, busto de Ramón López Velarde y diploma, así como la
publicación de la obra por el Instituto Jerezano de Cultura.
12. Los ganadores cederán los derechos de su obra al Instituto
Jerezano de Cultura para la primera edición.
13. Es facultad del jurado calificador declarar el premio
desierto.
14. El Instituto Jerezano de Cultura no se compromete a la
edición de obras con mención honorífica, en caso de que las
hubiere.
15. La participación en los Juegos Florales Ramón López
Velarde 2009 implica la aceptación de estas bases.
16. La comisión organizadora resolverá los casos no previstos.
Mayores informes al tel: [01 - 494] - 945 62 61
 foto: Mauricio Châlons

Año 2 | Número 4 | Primavera 2009

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