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Para la celebración del centenario se formó, en 1894, una Comisión que tenia la misión de
proponer diversos proyectos y actividades. Benjamín Vicuña Mackenna fue uno de los principales
impulsores de transformar Santiago en "el París de América".
A diferencia del centenario de nuestra República, que fue en referencia a un concepto Chile-
Santiago y con la cultura europea como eje del desarrollo, hoy tenemos un país al que vemos
descentralizadamente en cada una de las regiones, con identidad cultural y social. Esta mirada
también tiene un sello americano, ya que México, Colombia, Argentina y Chile conmemoran el
Bicentenario el mismo año. Entonces no es una celebración con un referente europeo, sino que
viéndonos a nosotros mismos y siendo vistos por nuestra América. Resulta entonces que el
bicentenarios es una oportunidad para reconocernos histórica y culturalmente; por lo tanto se
deben poner en valor estas situaciones.
Podemos pensar en la celebración en si misma que debe perpetuarse a través de hitos. O por otro
lado suponer que estas obras sirven a un pueblo que sobretodo por estos días necesita ser
tratado con un cariño especial.
El Solo Hecho de entender que nos enfrentamos a un bicentenario con mucho mas arraigo por lo
nuestro no es sinónimo de estar reconociendo con hechos concretos que existe una identidad
cultural y social.
Es indispensable que el paso del bicentenario deje una huella en las diversas ciudades del país
manifestandose a través de obras que complementan el vivir de los ciudadanos. Pero sin duda es
mas necesario concebir obras que celebren a la gente en si misma, sus costumbres y sus formas
de vivir; que exalten su entorno y se constituyan como monumento a su entorno y no al revés.