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COMPORTAMIENTO ESTRUCTURAL DEL HORMIGÓN ARMADO

INTRODUCCIÓN

Luego de haber transitado por los aspectos tecnológicos del hormigón


finalmente analizaremos el comportamiento del hormigón armado desde el
punto de vista estructural.
En primer término vamos hacer necesariamente una recapitulación de lo visto
en cuanto a dimensionamiento en los cursos de Estructuras I ya que no sólo
existen diferencias respecto de los materiales que se utilizan sino que vamos a
introducirnos en un nuevo método de cálculo.

En primer lugar, vamos a analizar algunos materiales tratados en el curso


anterior desde el punto de vista estructural para que nos resulten más
evidentes las diferencias con el hormigón.
A nadie le escapa que el acero es un único material sin discontinuidades. La
madera presenta ciertas diferencias evidentes en su conformación, pero no
tendrían particular influencia en el su comportamiento como material
estructural. Esta propiedad se denomina homogeneidad y por ello decimos, que
se trata de materiales homogéneos.
Asimismo, se aceptan que dentro de cierto rango, ambos materiales cumplen
con la propiedad de la elasticidad que significa que al retirarse las cargas que
los afectan, las deformaciones se recuperan como si las cargas no hubieran
existido. Más aún, en ambos casos, aceptamos que se trata de materiales
elástico-lineales, es decir, que no sólo vuelven a adoptar su situación original
cuando se retiran las cargas sino que sus deformaciones cuando las cargas
están aplicadas son directamente proporcionales a los esfuerzos que soportan
Esto significa que si la carga se duplica, la deformación se duplica también, si
se reduce a la mitad la primera, la segunda también lo hace. Si se colocan en
un eje las tensiones en un material y en el otro las deformaciones específicas
se obtiene un gráfico como este.
La constante de proporcional se llamaba “módulo de elasticidad” y se lo
identifica con la letra E. Esta constante E es una propiedad de cada material
por eso el gráfico toma como parámetros las tensiones y deformaciones
específicas ya que estas últimas no dependen de la forma de la sección ni de la
longitud de la pieza.

Pero la homogeneidad y la elasticidad no son las únicas propiedades que


diferencian al acero del hormigón.
En efecto, aunque la madera presenta diferentes propiedades mecánicas
según la dirección de aplicación de las cargas, a los fines prácticos y tomando
en cuenta que los elementos estructurales de este material se cortan tomando
en cuenta esta circunstancia, a los fines prácticos se considera que trabajan en
forma similar a compresión y a tracción. En cuanto al acero, la hipótesis es
mucho más válida, los esfuerzos de tracción y compresión pueden tener
cualquier dirección, así como los esfuerzos tangenciales. Esta propiedad se
denomina isotropía.
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Ahora bien, el hormigón armado se compone de dos materiales sumamente


diferenciados, el hormigón y las barras de acero. Esto implica que es un
material heterogéneo.
El acero para hormigón armado cumple con las propiedades generales de los
aceros pero el hormigón, no. En efecto, no se puede considerar claramente que
sea un material elástico y mucho menos elástico-lineal. En realidad, se
prefiere hablar de un material elasto-plástico. Sin embargo, a ciertos fines,
particularmente determinar deformaciones, se le suele asignar al material un
módulo de elasticidad E.
Sin embargo, en lo que difiere sensiblemente el hormigón del acero y de la
madera es que no soporta tracciones aún de pequeña magnitud. Por eso se
dice que se trata de un material anisótropo.
Pero con respecto al método de cálculo, tratándose de materiales homogénos,
elásticos y anisótropos que cumplían con la ley de Hooke y aceptando el
principio de Bernouilli-Navier (“las secciones planas previas a la deformación
permanecen planas durante la deformación”).
Con todas estas hipótesis se igualan las solicitaciones externas representadas
por los esfuerzos característicos N, M y Q con los esfuerzos internos de la
sección de manera que se mantenga el equilibrio.

Para los esfuerzos axiles la causalidad es evidente. La fuerza exterior se


equilibra con una reacción interna de la sección consistente en una tensión
normal (σ) aplicada en toda la sección (A) de la pieza:

σ(−)
N

N
σ
A

Para flexión:

En este caso se cumple también que las solicitaciones exteriores producen


esfuerzos que se oponen a ellas dentro de la sección. Así se produce una
distribución de tensiones de tipo lineal con tensiones negativas, es decir,
comprimida en una zona de la sección y otra zona de tensiones positivas o
traccionada

Ahora bien, si nosotros halláramos la resultante de cada una de las zonas


(recordar que se aplican a todos el ancho) obtendríamos una fuerza de tracción
y otra de compresión separadas por una distancia. En este caso el momento
flexor se equilibra con un par interno que resulta igual a la fuerza de
compresión (D) o tracción (Z) separada por un brazo elástico z. En este caso
las fórmulas son dos ya que se pueden tomar momentos tanto desde la
coordenada en que se encuentra la resultante compresión o de tracción.

M =Dxz=Zxz
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σ(−) D
M

Z
σ(+)

Finalmente a partir de este esquema de tensiones y la igualdad señalada se


obtiene una expresión que permite vincular las tensiones con el momento flexor
exterior donde, y es la distancia entre la coordenada considerada y el eje
neutro y J es el momento de inercia de la sección

M⋅ y
σ :=
J
También se podían combinar ambos esfuerzos con lo cual la fórmula resulta:
N M⋅ y
σ := +
A J
Ahora bien ara dimensionar una sección se obtenían, para tipo y calidad de de
material, tensiones admisibles que surgían de tomar las tensiones de rotura
(o de fluencia en el caso del acero) del material divido por un coeficiente de
seguridad. Las secciones o tipo de perfiles se buscaban de forma tal que las
tensiones máximas no excedieran estos valores admisibles.
σrot
σadm :=
ν
Finalmente se comparaban las tensiones con respecto a esta tensión admisible
y se consideraba aceptable si las tensiones máximas no superaban este valor
admisible.

σ σadm

En el caso del esfuerzo de corte también se cumple lo señalado anteriormente


pero el procedimiento para obtener el valor es indirecto (fórmula de Jouravsky)
por lo que no la analizaremos en este momento. Además, el caso del corte en
hormigón armado tiene una teoría particular que se desarrollará en clases
posteriores.

Como el hormigón no cumple con las propiedades requeridas para este cálculo
(no es homogéneo, no admite tracciones) no es posible determinar la aptitud de
las secciones para soportar los esfuerzos de esta manera. Inicialmente se
intentó trabajar con método análogos pero posteriormente se comenzaron a
diseñar métodos de cálculo nuevos que desarrollaremos párrafos adelante.

Pero antes de encarar este método de cálculo será necesario reseñar las
propiedades de cada uno de los materiales constituyentes del hormigón
armado.
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HORMIGÓN

Como ya hemos anticipado, el hormigón es un material cerámico que presenta


un estado fluido que permite moldearlo y un estado sólido cuya forma es la del
molde sobre el cual se lo ha vertido.

Los componentes y la forma de determinación de las características físicas y


las determinaciones que se hacen en el hormigón son temas que fueron
abordados en las clases relativas a Tecnología del Hormigón. En esta clase
vamos a considerar y definir aquellas propiedades mecánicas del mismo.

Como ya hemos anticipado hay una propiedad que diferencia al hormigón del
acero y de la madera. Esta propiedad se llama isotropía. El hormigón como la
mayoría de los materiales cerámicos, tienen una considerable resistencia a la
compresión, sin embargo, posee una muy baja resistencia a la tracción.

En el caso del hormigón, la resistencia a la tracción es del orden de la décima


parte de la resistencia a compresión. Pero, además, la capacidad resistente a
tracción del hormigón se ve afectada por otras razones. En primer término, a
diferencia del valor de la resistencia a la compresión, la resistencia a la tracción
es muy variable, lo que no brinda valores confiables para su consideración en
los procedimientos de cálculo.

Pero existe otro reparo para considerar la pequeña resistencia a la tracción del
hormigón y se refiere a que ésta desaparece por completo al aparecer la
primera fisura. En efecto, al producirse la primera fisura, el hormigón pierde
continuidad y todo incremento de carga sólo ampliará el ancho de la fisura con
lo que el material pierde toda capacidad de absorber tracciones. Ahora bien la
aparición de la primera fisura no sólo puede deberse a que se superó el valor
de la resistencia a la tracción del material sino que pueden aparecer fisuras por
contracciones de fragüe, deficiencias constructivas, acciones térmicas, etc.

Por estas razones, las normas de cálculo no admiten el trabajo a tracción del
hormigón desde el punto de vista de la resistencia mecánica. Por ello a partir
de este momento vamos a adoptar como hipótesis que el hormigón trabaja
sólo a compresión.

Ahora bien, cuando se analizar el del hormigón a compresión nos


encontramos con una segunda diferencia respecto de los materiales vistos en
cursos anteriores. No se trata un material elástico en la totalidad de su rango
de trabajo. La relación de tensiones y deformaciones es lineal solamente para
tensiones muy bajas. A continuación se agrega un diagrama que indica la
forma real del diagrama de tensiones-deformaciones para el hormigón:
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En el diagrama anterior el eje vertical indica las tensiones (el subíndice b


identifica al hormigón) y el eje horizontal, las deformaciones específicas. Las
diferentes curvas corresponden a hormigones de diferente resistencia
característica expresada en kg/cm².

Si observamos este diagrama, podemos advertir un pequeño período de


comportamiento elástico inicial cuya tensión es de aproximadamente un tercio
de la tensión máxima a la cual hormigón se rompe. Superada esta tensión el
hormigón se aparta de esta linealidad. En esta región la relación de tensiones y
deformaciones tiene forma aproximadamente parabólica. Finalmente se rompe
al alcanzar el punto un tensión máxima que se corresponde con una
deformación del 2%o. ¿Por qué el diagrama continúa a deformaciones mayores
con menores tensiones? Esto también responde a un hecho comprobado
experimentalmente. La rotura del hormigón a compresión bajo una solicitación
de compresión pura rompe al alcanzar el 2%o de deformación, pero cuando el
esfuerzo exterior es de flexión funciona en forma diferente y rompe con una
deformación específica del orden 3,5%o y se produce un desplazamiento delas
tensiones máximas de las fibras más extremas a otras vecinas.

¿Por qué ocurre esto? Las investigaciones han demostrado que, cuando el
hormigón se encuentra sometido a esfuerzos de flexión, existe una
colaboración de las fibras contiguas al extremo que pueden superar la tensión
a la cual trabaja el hormigón.

Ahora bien, por cuestiones de comodidad el Reglamento Nacional CIRSOC


201-1982 ha determinado que a los fines del cálculo se utilice un diagrama
simplificado que posee un primer tramo de forma de parábola de 2º grado
(función cuadrática) que abarca el rango de deformaciones específicas del 0 al
2%o y un segundo, en el cual la función es constante hasta llegar al 3,5%o de
deformación. En forma usual el diagrama se lo llama parábola-rectángulo. Es
cierto que el diagrama difiere del determinado experimentalmente, pero como
señalan algunos tratados, ha demostrado ser bastante eficaz para el
dimensionamiento de las secciones de hormigón armado diseñadas.
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El valor máximo que aparece β’r (resistencia de cálculo del hormigón) está
relacionado con la resistencia característica cilíndrica σ’bk que se obtiene
de ensayos de rotura por compresión de probetas cilíndricas de hormigón
procedimiento que se ha explicado en profundidad en la clase de Tecnología
del Hormigón. Aquí diremos que la resistencia característica es el valor de
resistencia que se espera que sea superado por el 95% de las probetas que
ensayen sobre ese hormigón.

El valor β’r está en el orden del 85% de la resistencia característica y toma en


cuenta el efecto de cargas a largo plazo. En efecto, cuando se realiza el
ensayo de compresión se tarda pocos minutos en alcanzar la rotura, esta
relativa “rapidez” del ensayo genera una resistencia adicional del hormigón que
no se produce en las cargas reales del edificio que se aplican durante largos
períodos de tiempo.

Sin embargo, hay una característica de la rotura del hormigón que es también
característica de los materiales cerámicos. Al llegar a una deformación del 2%o
en compresión el hormigón o al 3,5%o en flexión el hormigón literalmente
estalla de manera abrupta, sin grandes deformaciones. Este tipo de rotura
típica del hormigón simple se la llama rotura frágil y es un hecho sumamente
peligroso porque significa que las roturas en el hormigón “no avisan”.

Resumiendo, el hormigón no posee un diagrama elástico lineal típico, lo que


implica que cuando se produzca el giro de la sección el diagrama de tensiones
deja de ser afín al diagrama de deformaciones específicas. Además, no
admitirá tracciones.

Por otra parte, hemos definido que el hormigón rompe frágilmente al alcanzar
una deformación del 2%o a compresión, y del 3.5%o cuando se encuentra
sometido a esfuerzos de flexión. Es decir, cuando hablamos de rotura en el
hormigón, no hablamos de tensiones admisibles sino de deformaciones
límites. Aquí ya hay una diferencia importante respecto de lo visto en el
curso anterior.
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ACERO

El acero para hormigón armado está compuesto por barras de sección circular,
por lo general con una conformación superficial que quedan inmersas en el
hormigón en forma fluida durante el colado y posteriormente quedan atrapadas
en el hormigón luego del fragüe.

Los primeros aceros para hormigón consistían en forma de barras lisas, pero
posteriormente, al desarrollarse aceros de mayor resistencia se le incluyeron
nervuras y aletas para mejorar su adherencia con el hormigón.

Otra forma de entrega de acero para hormigón armado es a través de barras


de se sueldan eléctricamente en planta y se entregan en forma de malla.

En su comienzo los “aceros para hormigón armado” eran de una resistencia


similar a los que se utilizan para la fabricación de perfiles metálicos. Poseían
similar resistencia y también una gran deformabilidad previa a la rotura.

Sin embargo, se ha buscado con el transcurso del tiempo aumentar su


resistencia mecánica. Para ello se buscó una primera técnica que consistía en
aplicar a las barras de acero una deformación en frío, específicamente una
torsión, que por un fenómeno llamado acritud aumenta la resistencia mecánica
aunque también levemente su fragilidad. Esta técnica posteriormente cayó en
desuso, entre otras razones, porque el aumento de resistencia por deformación
en frío desaparece al quedar las barras expuestas a temperaturas elevadas
seguidas de enfriamientos lentos. De esta manera las barras de acero
deformadas estarían sensibilizadas respecto de eventuales incendios. También
a este acero se le incorporó una aleta longitudinal para mejorar la adherencia
que, luego de la torsión, adquiría forma de hélice. A este tipo de acero en el
cual el aumento de resistencia se debe a una deformación en frío se lo ha
llamado ADM (aceros de dureza mecánica).

Debido a las objeciones señaladas posteriormente se decidió aumentar la


resistencia elevando muy levemente la proporción de carbono del acero, lo que
permiten aumentar esa resistencia en forma permanente. Sin embargo,
debemos dejar en claro que el acero que se utiliza estructuralmente y, en
particular, en el hormigón armado es un tipo de acero de resistencia
relativamente baja. Esto se debe a que el aumento de la resistencia mecánica
de los aceros suele venir acompañado pro una mayor fragilidad del material. A
los aceros que adquieren resistencia por cambios en su composición química
se los llama ADN (aceros de dureza natural)

El comportamiento mecánico el acero se analiza a través de ensayos de


tracción. Esto no significa que el acero tenga un comportamiento diferente a la
compresión. Lo que ocurre es que debido a que la esbeltez de las probetas las
hace muy sensibles al fenómeno de pandeo reduciendo su resistencia, lo que
llevaría a incrementar las secciones d las probetas

La forma del diagrama de tensiones-deformaciones del acero presenta un


período elástico en el cual las tensiones son proporcionales a las
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deformaciones específicas. El Módulo de Elasticidad que es una constante


para todos los tipos de acero es E = 2.100.000 Kg/cm², salvo para el acero
inoxidable.

Si aumentan las cargas se produce un efecto denominado fluencia por el cual


crecen las deformaciones específicas sin incremento de tensiones. Es decir, la
recta cambia bruscamente de dirección y sigue una trayectoria prácticamente
horizontal. Concluido este período existe un rango de grandes deformaciones
plásticas, previas a la rotura. En el diagrama de tensión-deformación del acero
tampoco se produce la rotura con una tensión máxima, pero esto se debe a
que con anterioridad a la rotura se produce una reducción de la sección de la
barra. A continuación se agregan diagramas de tensión-deformación de
diferentes tipos de acero para hormigón armado (la letra G significa liso, l letra
R, nervurado, la letra K, deformado en frío, la letra U, sin tratar o de dureza
natural y los números corresponden a las tensiones de fluencia en kg/mm²).

Como se puede apreciar en realidad se puede distinguir un claro escalón de


fluencia en los aceros de dureza natural y a bajas tensiones. Sin embargo, la
falta de “escalón de fluencia” no de algunos aceros no invalida las hipótesis y,
para estos casos, se adopta como valor de tensión “de fluencia” el
correspondiente a una deformación específica del 2%o.

Si recordamos el curso anterior, cuando ustedes dimensionaban secciones en


acero la tensión admisible se obtenía dividiendo por un coeficiente de
seguridad a la tensión llamada de fluencia. Esto se debía a que el acero
adquiere en ese punto grandes deformaciones. Pero eso no significa que
quede totalmente inutilizado, lo que ocurre es que, al aumentar la deformación
no aumenta su resistencia.
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Tomando en cuenta su resistencia los aceros para hormigón armado se dividen


en varios tipos:

Aceros Tipo I: Son aceros de baja resistencia σfl = 2.200 Kg/cm². Se entrega
bajo la forma de barras lisas. Hoy día se encuentra en desuso en nuestro
medio para el hormigón armado aunque no para las estructuras metálicas que
siguen utilizan barras lisas de forma circular.

Aceros Tipo III: Son aceros de mayor resistencia σfl = 4.200 Kg/cm². Pueden
ser de dureza natural o mecánica. Se entrega bajo la forma de barras
aleteadas o aleteadas-nervuradas con nervios y aletas.

También en este caso la normas han definido un diagrama simplificado con una
zona lineal y otra horizontal como se aprecia en el diagrama siguiente.


Dado que el valor del coeficiente de elasticidad (E) es igual para aceros de
diferentes resistencias, la deformación específica a la cual el acero ingresa en
el período de fluencia es diferente. En el caso del acero Tipo I la deformación
específica es de 1.05 %o (uno coma cero cinco por mil) en tanto que en el
acero Tipo III es del 2 %o (dos por mil).

En este punto también nos encontramos con una diferencia sustancial respecto
de lo desarrollado en el curso anterior. El acero en hormigón armado se
considera que puede tener deformaciones máximas del orden del 5 %o (cinco
por mil) con lo cual está trabajando en dentro del sector horizontal del diagrama
y no dentro del rango de tensiones elásticas, característico de la curva
inclinada, como ocurría en el caso del cálculo por tensiones admisibles.

La consideración de deformaciones máximas en el acero al 5 %o obedece a


que el acero controla el ancho de fisuras del hormigón que lo rodea. Una
deformación superior a este valor permitiría el ingreso de los agentes
atmosféricos que pueden corroer las barras y en un futuro provocar el colapso
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de la pieza. Se señala que este valor es puramente convencional (se lo eligió) y


no corresponde a ninguna modificación física del material. Por último, veamos
nuevamente que hablamos de “rotura” cuando se alcanza una deformación
determinada y no a una tensión en particular.

METODO DE CÁLCULO POR ESTADOS LÍMITES

Como ya hemos anticipado el método de cálculo determinando tensiones


admisibles en un material no es aplicable para el hormigón armado ya que se
trata no estamos hablando de un material homogéneo y elástico sino una
combinación de dos materiales de comportamiento bastante diferente. Es cierto
que históricamente se trató de adaptar procedimientos similares, pero hoy día
han caído en desuso.

Así se ha desarrollado para el hormigón armado un método de cálculo diferente


llamado MÉTODO DE CÁLCULO POR ESTADOS LÍMITES O “A LA
ROTURA”. El entrecomillado responde a lo señalado anteriormente en cuanto a
que cuando falla el acero no ocurre una verdadera rotura de la sección
solamente se considera que el ancho de las fisuras es excesivo.

Por eso en primer lugar vamos a definir qué se entiende por estado límite
“rotura”. Y en realidad tendríamos que hablar de roturas más que de rotura. En
efecto, el hormigón armado no presenta una única forma de rotura.

Como se trata de dos materiales diferentes, la falla de una sección se puede


producir en el hormigón o en el acero o simultáneamente. Ahora las formas de
“rotura” de uno y otro material son muy diferentes.

En efecto, cuando rompe el hormigón, como ya dijimos, se produce un


verdadero estallido de la sección de forma repentina, sin grandes
deformaciones previas. Este tipo de rotura rompe la continuidad del material e
inutiliza la pieza. A este tipo de rotura se lo denomina rotura frágil.

Sin embargo, como anticipamos en párrafos anteriores, cuando falla el acero la


situación es distinta porque el acero luego de grandes deformaciones. Estas
deformaciones son de tal magnitud que previamente aparecen amplias fisuras
apreciables por el ojo humano. Asimismo se producen grandes flechas en las
piezas flexionadas, por ejemplo. Por esta razón, lo que se limita en el acero es
la deformación. Lo que ocurre es que al deformarse a tracción el acero se van
formando fisuras en el hormigón. Cuando estas fisuras son demasiado grandes
los agentes atmosféricos pueden atacar las barras y corroerlas con lo cual en
un tiempo largo el acero pierde su sección y la sección llega al colapso. Pero
como estas fisuras suelen ser apreciables y van acompañadas por flechas muy
pronunciadas es un tipo de rotura que “avisa”, es decir, permite advertir que
una pieza se encuentra en malas condiciones y tomar medidas como por
ejemplo apuntalar el elemento. A este tipo de rotura se lo denomina dúctil.
Dado que en este caso no hay un límite preciso en el cual la pieza pase a estar
en condiciones de rotura, este límite se debe establecer convencionalmente. El
CIRSOC 201, establece que el acero está en condiciones de rotura cuando
alcanza una deformación específica del 5 %o (cinco por mil). Por otra parte
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tengamos presente que para deformaciones superiores al 2%o del acero nos
encontramos en la zona de fluencia del hormigón.

Por supuesto que es mucho más peligrosa la rotura frágil que la rotura dúctil.
Por eso, la norma castiga a la sección con un coeficiente de seguridad mucho
mayor a la primera que a la segunda rotura.

Esto sentado, para el “cálculo a la rotura” se establecen una serie de hipótesis,


algunas de las cuales también son válidas en el método elástico.

1. Se cumple la hipótesis de Bernouilli-Navier que dice que una sección


plana se mantiene plana luego de la deformación y sólo giran alrededor de
un punto. De esta forma las deformaciones son proporcionales a las
distancias a un eje, llamado neutro, en el cual la deformación específica es
igual a cero (ε = 0).

2. El hormigón no trabaja a tracción, todas las tracciones son absorbidas por


las barras de acero.

3. Existe perfecta adherencia entre hormigón y acero. Eso significa que donde
se alojan las armaduras las deformaciones específicas de ambos materiales
son iguales.

Como veremos existen infinitas condiciones para que una sección de hormigón
armado se encuentre en “estado de rotura”. Para ello debe ocurrir que, o bien,
el acero se encuentre con una deformación del 5 %o, o bien el hormigón se
encuentre con una deformación del 3,5 %o si existe flexión dominante o se
reduzcan hasta el 2 %o si existe compresión dominante. De hecho, hay un sólo
caso donde se producen dos de las posibilidades.

ESTADOS DEL HORMIGÓN

Una pieza de hormigón armado sometida a flexión simple o compuesta con


esfuerzos de muy baja magnitud, en realidad, comenzaría a generar tensiones
de compresión y de tracción en la zona superficial de la pieza. Sí en la zona
traccionada no existen fisuras, el hormigón comienza a desarrollar tensiones
positivas en dicha zona y negativas en la zona opuesta. Cuando se incrementa
la carga y se alcanza la resistencia a la tracción, aparece la primera fisura en la
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zona traccionada. En ese momento el hormigón pierde toda capacidad


resistente a este esfuerzo y comienza a abrir las fisuras. Cuando éstas
pretenden abrirse, el acero controla su ancho comenzando a desarrollar
esfuerzos. A partir de allí, el hormigón sólo trabaja a compresión y el acero
controla los anchos de fisura y desarrolla esfuerzos de tracción. Si se
incrementan las cargas y consiguientemente las deformaciones del acero y del
hormigón, la sección puede alcanzar algunas de las condiciones de rotura o
estado límite.

Estas diferencias de comportamiento generan los diferentes estados en que se


puede encontrar una pieza de hormigón armado.

Estado I

El estado I corresponde a un estado en el cual la sección no se encuentra


fisurada. Como ya indicamos, en el caso de tracción o flexotracción o incluso
flexocompresión con gran excentricidad este estado es teórico ya que ocurre
hasta que se produce la primera fisura con lo cual el hormigón pierde toda
resistencia a tracción y el acero absorbe esa carga. También existe estado I
cuando la pieza posee compresión con pequeña excentricidad y toda la sección
se encuentra comprimida.

Estado II

Es el estado de servicio normal del hormigón cuando una parte de su sección


se encuentra traccionada. En la zona traccionada el hormigón está fisurado y el
acero absorbe todas las tracciones.

Estado III

Es el estado límite o de rotura que ya hemos definido. Es decir, o bien el acero


ha alcanzado una deformación del 5%o o bien el hormigón ha alcanzado su
máxima deformación que va del 2 al 3.5%o, dependiendo de la existencia de
compresiones o no.

El método de cálculo a la rotura consiste en colocar a la sección de hormigón


armado en Estado III y aplicándole un coeficiente de seguridad con lo cual la
sección en la realidad se encuentra en Estado II.

Matemáticamente, lo indicado previamente se puede, para el caso de flexión


simple resumir en las siguientes fórmulas:

MU = Mn

MU = ν Mg+p

Donde MU es el momento último de la sección que surge de aplicar al momento


que surge de la resolución estática (Mg+p) por un coeficiente de seguridad y Mn
es el momento que es capaz de resistir la sección tomando en cuenta las
tensiones que genera el hormigón a compresión y el acero a tracción:
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Mg+p= Db . z = Ze . z

Donde Db es la resultante de compresión del hormigón, Ze la fuerza de


tracción que absorben las barras de acero y z, la distancia entre ambas
denominado brazo elástico.

DOMINIOS

Como ya hemos señalado existen infinitas condiciones de rotura. Es decir,


condiciones en las cuales, o el acero, o el hormigón se encuentran en su
estado último. Estas condiciones abarcan todo el rango de posibilidades de
tracción, compresión, flexión simple y compuesta.

De acuerdo con el tipo de solicitación se han agrupado todas las condiciones


de rotura en 5 dominios cada uno de los cuales abarca infinitas condiciones de
rotura. Esto se ha resumido en un diagrama que aparece a continuación. Lo
que queremos llamar la atención es que este diagrama es un diagrama de
deformaciones porque, como ya dijimos, las condiciones de rotura son
condiciones de deformación.

Dominio 1

Corresponde al estado de tracción y flexotracción con pequeña excentricidad.


Ningún punto de la sección está comprimido. El acero se encuentra trabajando
al 5 %o y todas las posibles condiciones de rotura son planos que giran en
torno a un eje ubicado a la altura en la cual se encuentran las armaduras. El
coeficiente de seguridad es ν = 1.75
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Dominio 2

Corresponde al estado de flexotracción con gran excentricidad y flexión pura. El


acero se encuentra trabajando al 5 %o y todas las posibles condiciones de
rotura son planos que giran en torno a un eje ubicado a la altura en la cual se
encuentran las armaduras. La fibra más comprimida del hormigón pasa de una
deformación específica igual a 0 hasta el 3,5 %o. El coeficiente de seguridad es
ν = 1.75

Dominio 3

Corresponde al estado de flexión pura y compuesta. La fibra extrema del


hormigón se encuentra trabajando al 3,5 %o y todas las posibles condiciones
de rotura son planos que giran en torno a un eje ubicado a la altura de la fibra
más extrema del hormigón. El eje neutro desciende y el acero reduce su
deformación. Dentro de este dominio existe una condición de deformación
notable y es la que corresponde a una deformación específica del acero del 3
%o. En este punto la norma considera que la rotura puede ocurrir sin grandes
deformaciones por lo cual comienza a incrementar linealmente el coeficiente de
seguridad. Existe una solución para evitar aumentar este coeficiente de
seguridad, consiste en colocar armadura en la zona comprimida que “ayuda” al
hormigón y evita que el eje neutro baje más allá de este punto. Es decir, en
este caso, se coloca armadura para tomar compresiones, no tracciones.
Este estado de rotura a partir del cual aumenta el coeficiente de seguridad,
pero no es límite del dominio. Este se encuentra cuando el acero posee una
deformación igual a la del límite de fluencia. Con menores deformaciones el
acero ingresa en el período elástico con lo cual una reducción de deformación
implica necesariamente una reducción en la carga que toma el acero.

Dominio 4

Corresponde al estado de flexocompresión. La fibra extrema del hormigón se


encuentra trabajando al 3,5 %o y todas las posibles condiciones de rotura son
planos que giran en torno a un eje ubicado a la altura de la fibra más extrema
del hormigón. El eje neutro sigue descendiendo y el límite del dominio viene
dado cuando la fibra extrema de la sección tiene deformación nula. A partir de
aquí toda la sección se encuentra comprimida y el coeficiente de seguridad
alcanza su máximo valor, ν = 2.1. Hay que tomar en cuenta que cuando el
acero empieza a tener deformaciones negativas, la armadura deja de estar
traccionada para estar comprimida. Por eso deja de ser relevante la altura h
(distancia entre la fibra más comprimida y las armaduras más alejadas) y pasa
a ser importante el valor d (la altura total de la sección)

Dominio 5

Corresponde al estado de flexocompresión con pequeña excentricidad y


compresión pura. La fibra extrema del hormigón va reduciendo gradualmente
su deformación de 3,5 %o a 2 %o y todas las posibles condiciones de rotura
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son planos que giran en torno a un eje ubicado en el interior de la sección. El


coeficiente de seguridad se mantiene en ν = 2.1

MÉTODO DE CÁLCULO

Para realizar el cálculo de las secciones de hormigón y de acero, recordemos


que los esfuerzos característicos que actúan sobre la sección deben ser
equilibrados por las fuerzas internas que se desarrollan en la sección. Las
fuerzas y los momentos que se generan son producto del volumen de
tensiones de compresión generados por las deformaciones de la cabeza
comprimida, las fuerzas de tracción concentradas en las armaduras y por el
brazo elástico interno que es la distancia entre la resultante de compresión y
las armaduras.:

De esta forma el método de cálculo a la rotura para flexión resultaría de las


siguientes dos fórmulas:

Meu = ν M = Dbu z = Zsu z

Donde Dbu (resultante última de la cabeza comprimida) es igual a Zsu


(esfuerzo último sobre las armaduras).

A partir de ahora el problema a resolver es cómo determinar a partir de un


plano de deformación dado, los valores de Dbu, Zsu y z

La determinación de Dbu no es sencilla porque el diagrama de tensiones de


compresión ya no tiene forma triangular sino que adopta la forma del diagrama
parábola-rectángulo. Tampoco es sencillo determinar el brazo elástico porque
si es difícil determinar el volumen de tensiones de compresión, más dificultoso
aún es obtener la altura a la que se ubica.
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Por ello a partir de resolver matemáticamente este problema, se han


confeccionado tablas para la sección rectangular que es la más común en
hormigón donde estos valores se expresan en función de las características
geométricas de la sección (b, h) y brindan los parámetros necesarios para
verificar la sección y dimensionar las armaduras.

Ahora bien, dada la dificultad para determinar estos valores, la norma ha


confeccionado tablas que permiten a partir de una sección determinada,
verificar si el hormigón está en condiciones de absorber ese esfuerzo y
determinar la sección de acero necesaria para absorber las tracciones.

Antes de terminar quisiera hacer una aclaración. El CIRSOC 201 siguiendo a lo


establecido por las normas alemanas ha normado dos métodos para la
realización de este cálculo, uno llamado Kh y otro ms según el primer
parámetro que se determina. Pero debe quedar claro que los métodos son
conceptualmente idénticos y se basan en las mismas hipótesis de las que
hemos hablado anteriormente.

El término Kh surge del parámetro que se obtiene para determinar cuáles las
correspondientes deformaciones últimas del hormigón y del acero para ese
caso en particular.

Este valor se obtiene del siguiente cálculo:

Como se puede apreciar, el Kh es muy riguroso en cuanto a las unidades que


se eligen, la altura deben estar en centímetros y el ancho en metros, el
momento tiene obligatoriamente que expresarse en tonelámetros. A
continuación se agrega a título ilustrativo una tabla donde se encuentran los
valores según este método.
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Si nos vamos al fondo de la tabla advertimos que lo que se indica en la


deformación del acero y del hormigón, pero también hay otros parámetros. Así
se indica el parámetro kz que permite determinar la longitud del brazo elástico,
el kx que permite obtener la altura de la zona comprimida a partir de los
siguientes cálculos sencillos:
Así:

x = kx h

z = kz h

Finalmente se indica el valor ks que permite dimensionar las armaduras de la


siguiente forma:

Aquí también hay que ser riguroso con las unidades ya que
la altura tiene que estar, esta vez en metros, y el momento
en tonelámetros.

Como se puede advertir para este método se utiliza una tabla distinta para
cada calidad de hormigón y de acero.

El otro método es el “ms” ya que ese es el parámetro que se obtiene en primer


término. En este caso se trata de un número adimensional lo que brinda amplia
libertad en cuanto a las unidades. Así se pueden utilizar cm, m, Kg, Kgm, N,
Kn, etc. siempre y cuando se puedan simplificar sin problemas. Pero además al
ingresar el valor βr (tensión de cálculo del hormigón) nos independizamos de la
calidad del hormigón. Una misma tabla sirve para diferentes hormigones,
incluso aquellos no especificados en la norma.
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También aquí se puede determinar en qué zona de los dominios nos


encontramos, a partir de las deformaciones del hormigón y del acero y también
obtener los parámetros kx y kh.

Para la determinación de las armaduras se utiliza la siguiente fórmula donde


ωM es la cuantía mecánica.

Una cuantía es una relación entre acero y geometría pero existen dos tipos de
cuantías: las mecánicas y las geométricas. Las primeras no sólo dependen de
la geometría sino también de la calidad del hormigón y del acero. Las segundas
permiten obtener el valor de las secciones de armadura de acero necesarias
para garantizar la seguridad de la sección. Si dividimos la cuantía mecánica por
βs/βr obtenemos la cuantía geométrica y las armaduras fácilmente.
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Un detalle a tomar en cuenta es que estas tablas también brindan valores para
los casos de flexión compuesta, pero para las compresiones, debe ser con gran
excentricidad, es decir momentos muy preponderantes, ya que para los casos
de compresión centrada o con flexocompresión donde toda la sección está
comprimida, es preciso disponer armaduras dobles, tema que se desarrollará al
abordarse el tema de elementos comprimidos.

¿Por qué entonces existen dos métodos? Porque las normas en general tienen
criterios conservadores. Con métodos anteriores se obtenía un parámetro
similar al kh y se buscó un método que no generara inquietud entre los
estructuralistas. Pero evidentemente es más cómodo el método ms.

También se puede advertir, se señala que las tablas de ambos métodos


terminan cuando el acero tiene una deformación del 3%o que para el caso de
ms* corresponde al número 0.193 y kh* para el método anterior cuyo valor
varía en función de la calidad del hormigón. Esto ocurre porque a partir de allí
comienza a incrementarse el coeficiente de seguridad.

¿Qué hacer si superamos este límite? Existen dos caminos. Una posibilidad es
aumentar las dimensiones de la sección, en particular la altura que se eleva al
cuadrado y tiene mayor incidencia en la reducción.

La otra posibilidad es agregar armaduras comprimidas. Lo que ocurre en este


caso es que la sección de hormigón queda fijada en el caso de acero con
deformaciones del 3%o. El resto del momento lo absorbe un par de tracción
entre las armaduras comprimidas y traccionadas.

En realidad, esta última opción debe aplicarse una vez que se verificó la
imposibilidad de aumentar la altura ya que no sólo hay que agregar armadura
comprimida, también hay un aumento importante de las armaduras
traccionadas.

Finalmente este también se resuelve por tablas. Sólo que aquí, además de la
armadura traccionada, taimen hay que calcular la armadura comprimida. Otro
dato que es relevante, es el recubrimiento de las armaduras comprimidas. Este
valor se da en proporción de la altura.

Finalmente se agrega a título ilustrativo, la nueva tabla que debe emplearse.


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