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La particularidad fundamental de la constitución de los metales es la distribución


perfectamente organizada de sus átomos, característica de todos los cuerpos cristalinos.
La estructura cristalina es la causa a la cual deben los metales una serie de sus
propiedades, ausentes en los cuerpos amorfos.
En un metal siempre se puede destacar un conjunto mínimo de átomos (cristal
elemental), cuya distribución en el espacio es semejante y se repite reiteradas veces. El
enlace de tales conjuntos de átomos forma la red cristalina o cristal, constituida por
cristales elementales.
La mayoría de los metales tienen cristales elementales como: 

  
(figura A), 
  


  (figura B) y   
  (figura C).

Los metales mas densos, que contienen la máxima cantidad de átomos en un mismo
volumen, esto es, tienen distancias ínter-atómicas menores, son los que tienen cristales
elementales cúbicos centrados en las caras y hexagonales compactos.

Tienen una red espacial cúbica centrada:

j„ ëierro (por debajo de 910 oC)


j„ Cromo
j„ Golframio
j„ ^olibdeno
j„ Tantalio
j„ uiobio

Red cúbica centrada en las caras:

j„ ëierro (por encima de 910 oC)


j„ Cobre
j„ uíquel

Red hexagonal compacta:

j„ Cinc
j„ ^agnesio
j„ £tros

º  

  

En los metales y aleaciones líquidas, calentados considerablemente por encima de su


punto de fusión, los átomos se agrupan a azar, de modo irregular y son portadores de
elevada energía y movimiento. A medida que el líquido se enfría y se acerca al punto de
solidificación, la energía de algunos átomos puede haber disminuido y con ello su
movilidad dentro de la masa, de tal forma que pueden ocupar, respecto a los otros, una
posición mas orientada, lo que se asemeja a su disposición en el metal sólido.
Una vez alcanzada la temperatura de solidificación, estos grupos aislados de átomos
pueden haber quedado ya orientados y enlazados como el cristal elemental, adquiriendo
una estructura rígida de orientación los unos respecto a los otros. Los átomos vecinos
pueden, una vez perdida la energía térmica necesaria, irse agregando al cristal elemental
formado, formando nuevos cristales elementales unidos y comenzar dentro de la masa
líquida a formar redes cristalinas en crecimiento. Estos cristales en crecimiento, cuando
alcanzan cierto tamaño se convierten en  

  , y a su alrededor
comienza a tejerse la red cristalina, a medida que mas y mas átomos van perdiendo
energía con el enfriamiento.
Como la formación de los núcleos de cristalización puede comenzar indistintamente en
cualquier parte de la masa líquida, los cristales pueden comenzar a crecer en múltiples
lugares simultáneamente.
En el proceso de cristalización, mientras que el líquido circunde al cristal ya formado y
creciente, este va manteniendo una forma relativamente correcta, los átomos vecinos se
van enlazando en la posición adecuada y la red cristalina se incrementa manteniendo su
geometría. Sin embargo debido a que la transferencia de calor del material fundido
puede ser diferente en diferentes direcciones; por ejemplo, mayor hacia las paredes de
molde o recipiente, la red cristalina pueden ir creciendo en unas direcciónes mas que en
otras por lo que los cristales van adquiriendo una forma alargada y se constituyen en los
llamados  

  .
A partir de los primeros ejes, en
direcciones perpendiculares tiene lugar
el crecimiento de nuevos ejes. A partir
de estos nuevos ejes, también en
direcciones perpendiculares, crecen
otros ejes, que por su parte dan lugar a
otros etc. Las ramas formadas van
creciendo en dirección de su
engrosamiento y multiplicación
progresivos, lo que conduce a la
interpenetración y formación del cuerpo
sólido.
Este tipo de cristalización, que recuerda
a un cuerpo ramificado, se conoce como
 , y el cristal formado
 (figura 1).
En el transcurso de su crecimiento
dentro de la masa líquida, los cristales
empiezan a entrar en contacto, lo que
impide la formación de cristales
geométricamente correctos, por  

consiguiente, después de la
solidificación completa, la forma
exterior de los cristales formados
adquiere un carácter casual. Tales
cristales se denominan    y los
cuerpos metálicos, compuestos de un
gran número de granos, se denominan
   .
Los tamaños de los granos dependen de
la velocidad con que se forman y crecen
los núcleos.
Tanto la velocidad de formación de los
núcleos como la velocidad de su
crecimiento depende en gran grado de
la velocidad de enfriamiento y de la
temperatura de sobrefusión.
A mayor sobrefusión, mayor
posibilidad de que se produzcan las
condiciones, en diferentes zonas del
líquido, para el surgimiento de los
núcleos de cristalización.
Un enfriamiento rápido conduce a la formación de muchos núcleos y con ello a un
tamaño del grano menor que con lento enfriamiento.
De esta característica se desprende que si se pudiera lograr un enfriamiento lo
suficientemente lento, la masa del metal pudiera estar formada por un pequeño grupo de
granos casi geométricamente perfectos. Estas condiciones fueron posibles
probablemente en el lento enfriamiento de las rocas en la corteza terrestre, y por tal
motivo, en ocasiones, pueden encontrarse en la naturaleza grandes cristales de exacta
geometría entre las rocas.

   

  

La estructura de los cristales reales se diferencia de los citados anteriormente. En los


metales se encuentran impurezas que influyen sobre el proceso de cristalización y que
deforman la red espacial del cristal.

   
   

En algunos nudos de la red cristalina debido al contacto entre los cristales en


crecimiento que impide el enlace correcto, los átomos pueden faltar, y en consecuencia
el cristal elemental queda deformado. Esos nudos no ocupados por los átomos se llaman
 .
Al contrario, a veces en el cristal elemental puede encontrarse un átomo sobrante que
queda atrapado en la solidificación, en este caso tampoco puede formarse el cristal
elemental de manera correcta. Tales átomos se llaman   
   

Tanto las vacancias como los átomos intersticiales y los átomos ajenos se conocen como
  
   .

   
  

  

Cuando se forma un cristal ideal de determinado metal, la estructura cristalina; por


ejemplo centrada en las caras, resulta ser la configuración espacial mas estable a esa
temperatura y por ello, las fuerzas de cohesión entre los átomos del cristal son las
mayores posibles, el metal puede haber alcanzado su mayor resistencia mecánica.
En la práctica, a la hora de elaborar una pieza metálica desde el material fundido, las
condiciones reales de cristalización se apartan en mucho de las ideales, en este caso:

1.„ En el metal siempre hay impurezas.


2.„ Las temperaturas de fusión son altas.
3.„ Las velocidades de enfriamiento relativamente altas.
4.„ La transferencia de calor de la masa fundida al medio es diferente en diferentes
direcciones.
5.„ Las partes mas cercanas a las paredes del molde se enfrían a una velocidad
mucho mayor que las mas interiores.

Cada una de estas condiciones perturbadoras produce cambios a la red cristalina y dan
lugar a la formación de los granos (cristales imperfectos). En los planos de unión de los
granos, las fuerzas de cohesión del material se ven notablemente disminuidas, allí el
enlace atómico es mas débil ya que no puede alcanzarse la forma mas estable de unión
atómica.
ëay que agregar a esto, el hecho de que una parte considerable de las impurezas se
segregan en el material hacia esas zonas limítrofes de los granos lo que reduce aun mas
su estabilidad.
De esta forma dentro del metal solidificado se producen zonas de resistencia y
estabilidad reducida, que comúnmente bordean los granos del material. Estas zonas se
conocen como   .
La presencia de las dislocaciones en la estructura cristalográfica de los metales está
directamente relacionada con la capacidad de estos de resistir deformaciones plásticas
sin romperse. Estas dislocaciones se convierten el planos de deslizamiento en las zonas
límites de los cristales.
Si se obtuviera un cristal metálico libre de dislocaciones, entonces la deformación
plástica de tal cristal se dificultaría, puesto que tendría que deformarse la estructura
atómica muy estable del cristal que tiene la máxima resistencia. Probablemente se
produciría la rotura del material al deformarlo una cantidad significativa como sucede
con materiales altamente cristalinos como el diamante.„

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