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KOLA REAL
FAMILIA AÑAÑOS
quienes se apoya, pues, la Familia Añaños no olvida como empezaron, con una máquina
rustica, como una pequeña empresa familiar, pues si algo les sobra es la sencillez y la
humildad.
2. Principales mercados
Kola Real es una de las marcas más populares de Aje Group, uno de los innovadores
más grandes en el sector de la bebida del mercado latinoamericano, la compañía ha
crecido y se ha ampliado no solamente en Perú, sino también en Ecuador, Venezuela,
México, Costa Rica, Chile, República Dominicana y Guatemala, y siempre manteniendo
su misma regla de oro "calidad al precio justo", el porque de su bajo costo, se debe en
parte a que no trabajan con el sistema normal de franquicias, sino que son los hermanos
los que en conjunto realizan los proyectos de apertura de instalaciones propias,
recortando muchos gastos generados por una terciarización del producto.
3. Una visión a futuro...
Lo más importante es haber partido de cero y en base al esfuerzo, creatividad haber
logrado resultados en un mercado tan complicado, se espera que esta empresa se siga
consolidando en diversas plazas a nivel internacional y siga celebrando un crecimiento
que merecido lo tiene.
EMPRESARIOS PERUANOS EXITOSOS
AQUILINO FLORES
Dedicada a los tejidos con fibra de alpaca (de la familia Flores que provino de
Huancavelica); uno de los familiares emigró como jornalero agrícola a la costa (como
apañador de algodón) y después emigró a Lima para dedicarse al pequeño comercio.
Posteriormente, organizó una gran empresa transformadora de fibras y lanas (1986).
La vida de Aquilino
Su historia es el relato de un líder empresarial sin límites. Topy Top es un caso único
en Perú. Se trata de una empresa familiar que fue fundada hace 25 años, cuyos orígenes
se remontan a una provincia llamada Huancavelica, uno de los departamentos más
pobres de los Andes del Perú. En este contexto transcurre la vida de la familia Flores
hasta que fallece su padre, cuando Aquilino tenia 12 años de edad. Entonces, como
millares de migrantes, viajó a Lima. Allí empezó a ganarse la vida lavando autos en
los alrededores del Mercado Central.
Era un muchacho simpático y trabajador y, un día, el dueño de uno de los carros que
lavaba, le propuso que le vendiera algunos de los polos que fabricaba en su taller
informal. Aquilino vendió 20 camisetas en un solo día. Luego tuvo la idea de adherirles
figuras de colores y el negocio fue todo un éxito. No sabia casi leer ni escribir pero era
empeñoso, inteligente y con una intuición casi milagrosa para identificar los gustos del
público consumidor.
Como el negocio funcionaba bien, Aquilino se trajo de Huancavelica a sus hermanos y
los puso a trabajar con él. En 1982 ya tenian 12 tiendas en Lima y 10 años más tarde
inauguraron una planta modelo de exportaciones para Bolivia, Argentina, Ecuador,
Brasil y los Estados Unidos. Cuarenta años después de su llegada a Lima con una mano
atrás y otra adelante el ex lavador de autos y ex vendedor callejero, se habia convertido
en el dueño de Topy Top, el más importante empresario textil del Perú, que tiene
EMPRESARIOS PERUANOS EXITOSOS
ventas anuales de más de 200 millones de dólares , con acciones en Wall Street y que da
empleo directo a unas 15.000 personas.
La historia de Aquilino Flores es una versión peruana del sueño americano: la
creencia que postula que en Estados Unidos cualquier persona puede conseguir sus
objetivos vitales a través del trabajo duro, con independencia de su origen social,
económico o étnico. Y es que el sueño americano ha sido uno de los pilares
fundamentales de la sociedad norteamericana desde sus orígenes. Durante más de
dos siglos millones de personas han emigrado a los EE.UU atraídos por la prosperidad y
las oportunidades que ofrecía el país. El éxito, sin duda, se materializa con el esfuerzo,
las habilidades y, en definitiva, el mérito, que se sobreponen al origen social.
Aquilino sigue siendo un hombre sencillo, orgulloso de sus orígen humilde, que trabaja
unas 12 horas al día y los siete días de la semana. Todo un triunfador y uno de los
líderes empresariales más importantes del Perú.
EMPRESARIOS PERUANOS EXITOSOS
Diez años después, Wong lo único que había cambiado era el rubro: había dejado la
pasamanería y se había concentrado en los útiles, que se vendían con facilidad. “Pero,
en los 90’, el mercado empezó a exigir mayor especialización y calidad, debido a la
llegada de marcas extranjeras que casi quiebran a las proveedoras peruanas”.
Tres años tardo Wong en aplicar un nuevo plan: abrí una planta propia de cuadernos,
hechos con papel importado. La campaña escolar de 1995 puso a prueba la marca
Standford, por primera vez. “Los compradores se quejaban de que los cuadernos con las
justas duraban bien hasta medio año”. Pasar de vendedor a productor fue difícil pero no
imposible. Se rodeo de profesionales y de un grupo permanente de investigación de
EMPRESARIOS PERUANOS EXITOSOS
Alcanzo el éxito y a los 25 años lo perdió todo. Recupero el negocio y hoy es otra vez
líder.
Aunque Encarnacion Maldonado nunca deseo ser
carpinterio, a los 16 años tuvo que trabajar en un
taller de acabados, cuando llego a Lima desde Cañete.
Allí aprendió a pulir y a pintar muebles. Y algo toco
su madera de emprendedor. ”Junte capital y compre
mis propias herramientas”, recuerda. En 1968, la Av.
San Luis era ideal para alquilar un pequeño local. En
la capital todavía no había asentamientos humanos, ni migraciones y Villa El Salvador
era una visión futurista, “como era, creativo, allí empecé a diseñar y a fabricar muebles
que vendia en ferias”, dice. Las cosas marchaban bien: en dos años, Maldonado ya tenia
20 empleados a su cargo, que trabajaban en una fabrica de 200 metros cuadrados. . el
tiempo paso, se confio y al os 25 años todo ese imperio de madera se apolillo. “Confie
demasiado en un empleado que dejo de pagarle a mis proveedores. La deuda me obligo
a vender toda mi fabrica”, dice. Hizo cachuelos durante buen tiempo, hasta que otra vez
le propusieron abrir un taller. Esta vez, en un arenal, donde no crecia arboles. “Y tal
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parece que la mano de Dios nuevamente me acompaño, esta vez en Villa El Salvador”,
recuerda.
Maldonado cuenta que su primer trabajo fueron 4 sillas de madera que gustaron tanto a
una cliente que, a los pocos días, le pago en dinero adelantado para fabricar otras 18
sillas. Con esa plata compro mas implementos y herramientas para crecer nuevamente.
Y había perfeccionado un método para diferenciarse: ofrecer modelos diferentes para
cada cliente. “El mercado había cambiado mucho y, dado el crecimiento de los
distritos, decidi concentrarme en el parque industrial”, afirma.
Tuvo 4 tiendas, pero hoy solo tiene una de 3,500 metros cuadrados, donde se exhiben
exclusivos muebles, cuyos precios fluctúan entre los S/. 1 500 y S/. 4 500. Muebles
Maldonado ofrece estos productos por Internet, a clientes de todo Lima y provincias. A
la par, tiene tres fabricas en Villa El Salvador. En dos de ellas se diseña y elabora,
mientras que en la otra se hacen tapizados. Allí se hacen 140 juegos de sala, comedores
y dormitorios por dia. Y parece que el mercado local le esta quedando chico, pues ya
esta pensando en exportar a EE.UU. o Europa. Si puedo levantar su negocio dos veces,
seguro que lo cumplirá.
EMPRESARIOS PERUANOS EXITOSOS
DIÓGENES
ALVA
Gamarra sigue siendo el lugar apropiado para comprar prendas de vestir de calidad al
mejor precio.
Cuenta con 160 galerías (17 mil tiendas) y vende más de mil millones de dólares al año.
Hoy, es el centro comercial más grande de Latinoamérica, esto gracias a sus
trabajadores y empresarios.
EMPRESARIOS PERUANOS EXITOSOS
Uno de ellos es Diógenes Alva Alvarado quien entendió que el éxito se consigue solo
con trabajo, dedicación y perseverancia
“Lo mejor que hizo Dios fue mandarme a Gamarra, luego pude conocer Estados Unidos
y casi todo Europa”. Diógenes Alva Alvarado (54) es definitivamente un hombre
importante y reconocido en todo el emporio comercial gamarrino. Antes, era un lugar de
prostitución y delincuencia. Ahora, se ha convertido en un gran centro comercial.
Diógenes nació en Amazonas y de niño vendía verduras en el mercado junto a
Francisco, su padre. En primaria, ganó una beca para estudiar la secundaria en el
internado de curas del Colegio Industrial Nº 2, donde era constantemente discriminado
por sus compañeros. Pero un sacerdote le dijo una frase que nunca olvidaría: “Sigue
adelante que algún día serás recompensado. Sé honrado y nunca te dejes manejar por
nadie”.
Entonces el muchacho grabó esta frase en sus neuronas. Luego, al terminar la
secundaria, trabajó más de un año construyendo la carretera que conduce a
Timborbamba, tirando pico, lampa y carretilla, sin tenerle miedo a la dinamita que era
utilizada para abrir trochas. Con este trabajo ahorró el dinero que le permitió llegar a
Lima.
Con 17 primaveras arribó a la gran Ciudad de los Reyes. En los meses siguientes, dejó
de lado su sueño de ser policía. Un día, un primo le presentó a Alcibíades Torrejón,
dueño de una de las primeras tiendas de Gamarra; así, consiguió su primer trabajo en
Lima. “Me agarraron de cholito, pues tuve que empezar limpiando baños de toda la
tienda y hasta cargar costalillos de ropa.
Luego me convertí en el vendedor estrella –sobre todo de las prendas de ropa interior de
la marca ‘Lolas’ y de las tallas 38 y 40″, dice sin acomplejarse de nada.
Madre experiencia
La experiencia ganada hizo que luego pudiera desenvolverse en el rubro de las telas y se
aventuró en las ventas de casacas al por mayor y menor que colocaba al mejor postor.
Por un momento, agarrándose sus canas, reflexiona sobre ese momento trascendental
cuando tuvo que independizarse en 1980. “Tuve que dar el gran salto porque ya me
había casado con el amor de mi vida, Graciela, y tenía mayores responsabilidades”.
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Empezó su vida empresarial con un préstamo. Ambos, su esposa y él, decidieron abrir
una pequeña tienda de pasamanería y mercería en su propia casa, ubicada en la cuadra
15 de la calle Unanue del distrito de La Victoria.
Parecía un negocio poco lucrativo, pero Diógenes dio en el blanco, porque ese sector
había sido descuidado por los comerciantes de Gamarra que necesitaban de estos sus
productos para confeccionar sus prendas. Aplicó un simple marketing: buscó satisfacer
las necesidades con producto específicos en el mercado de Gamarra.
Hoy es proveedor principal de este rubro en todo el emporio y de muchos empresarios
que vienen de Venezuela, Chile y Ecuador. “El negocio de los insumos es todo lo que
necesita un confeccionista, por eso también tengo que viajar a las ferias de otros países
y ver que está de moda. Me preocupo por darle al confeccionista lo que él necesita para
que diseñe bien su prenda”.
El empresario también es propietario de dos galerías donde al ingresar “la ropa y los
compradores sobran”. Ahora, vive en el distrito de La Molina y muestra gran
satisfacción al comentar todas las cosas buenas que ha conseguido.
Pero eso no es todo en la vida de Diógenes. Hoy ocupa cargos muy importantes, pues es
presidente de la Coordinadora de Empresarios de Gamarra, presidente de la Comisión
de Pymes de la Confiep, miembro de la Comisión del Contrabando del Ministerio de la
Producción, miembro del Consejo Nacional del Empleo del Ministerio de Trabajo e
integrante del Consejo Consultivo de Indecopi. Cargos que asume con un solo objetivo:
apoyar a la micro y pequeña empresa para el desarrollo y crecimiento de la economía
del país, además busca rechazar el contrabando y la venta de la ropa usada.
“Soy un acérrimo defensor de la micro y pequeña empresa”, dice mirando al cielo.
“Grau está a tres cuadras de Gamarra, y allí se vende ropa usada de contrabando. Es un
competidor desleal de los productores de Gamarra, y nadie dice ni hace nada a pesar de
que todos los días estamos sentados con las autoridades. No hay una voluntad política
para que se cumplan las leyes.
A Gamarra le falta una autoridad con principio, un alcalde que tenga pantalones y
conozca lo que es el desarrollo de la economía”, dice.
“Pese a todo esto, la gente prefiere comprar en Gamarra por el precio, por el acabado y
por el algodón que utilizamos. Nos falta darle bienestar al cliente. Uno puede poner mil
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policías, pero si existe el desorden por desidia municipal queda igual. Eso ya no
depende de nosotros; hay seguridad, pero sigue el desorden”.
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