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LAS UNIDADES BASICAS.

Las células

El cuerpo esta constituido por células. La mayoría de ellas son de tamaño minúsculo y
sólo pueden verse a través del microscopio. En el cuerpo humano hay unos 100
billones de células (unas 20.000 veces el número de personas que viven en el
mundo en la actualidad). Las células presentan, además, una extraordinaria
variedad. En el cuerpo hay docenas de tipos celulares, cada uno de ellos con
una forma y un tamaño determinados y con una función específica.

La célula se define con frecuencia como “la unidad básica de la vida”. Ello se
debe a que todos los seres vivos están formados por células. Hay algunos
organismos, como las amebas, que están constituidos por una sola célula. Las
amebas parecen pequeñas bolsas de gelatina y habitan en los fondos de los
charcos . la célula de la ameba contiene toda la compleja combinación de
sustancias químicas necesarias para desarrollar las funciones básicas de la vida,
como la sensibilidad frente al medio que la rodea, la nutrición, la eliminación de
residuos y la reproducción.
Por su parte, un pequeño gusano, tan fino como un cabello y de la misma
longitud que un grano de arroz, esta formado por varios cientos de células.
Insectos como el mosquito pueden contar con decenas de miles de células,
mientras que los mayores organismos vivos, desde el ser humano hasta grandes
árboles como el roble, están construidos por miles de millones de minúsculas
células.

Las células del cuerpo:


Una célula es una unidad con un elevado nivel de organización. Al igual que
nuestro cuerpo, cuenta con una serie de órganos que desempeñan funciones
específicas; sus componentes, llamadas organelas, desarrollan diferentes tareas.
La organela más importante es el núcleo, el centro de control de la célula.
Otra organela, una estructura con forma de salchicha llamada mitocondria, hace
las veces de planta de energía. Transforma los nutrientes en energía, que es
aprovechada por la célula. El límite exterior, la membrana, regula el flujo de
sustancias hacia el interior y hacia el exterior mediante procesos tales como
ósmosis. En el interior de la célula existen numerosas sustancias que circulan
impulsadas por un proceso denominado difusión.

La observación de las células:


La tecnología necesaria para ver cual era el aspecto de una célula no se creó
hasta los inicios del siglo XVII, cuando se inventó el microscopio.
El microscopista italiano Marcello Malpighi fue uno de los primeros científicos
en centrarse en el estudio de las células del cuerpo humano. Fue él quien
describió su estructura básica y apuntó las primeras teorías sobre su
funcionamiento.
Cada vez mas cerca:
El microscopio óptico, aún hoy el mas utilizado, puede aumentar la imagen de
un objeto hasta 1.000 veces su tamaño. Cuando se observan células humanas en
su interior, se aprecian una serie de estructuras poco definidas. Estas
estructuras se llaman organelas (pequeños órganos). Una de las mas
importantes es una especie de burbuja oscura, el núcleo. Se trata del centro de
control de la célula y del lugar en el que se encuentran las instrucciones
genéticas.
A lo largo de tres siglos, los investigadores estudiaron los confusos perfiles de las
organelas, pero sólo pudieron intuir a que tipo de células se parecían.
El desarrollo de la microscopia electrónica en la década de 1930 supuso un gran avance
en la capacidad de aumento de la imagen. Algunos microscopios electrónicos pueden
llegar a incrementar la imagen de los objetos más de un millón de veces. En vez de
rayos luminosos, el microscopio electrónico emplea haces de partículas atómicas
llamadas electrones, que son proyectadas sobre el objeto observado (se trata de las
mismas partículas que se proyectan en una pantalla de televisión para que esta se
ilumine. La imagen no se observa a través de una lente, sino que aparece en un monitor.
Con un microscopio electrónico, un investigador puede observar las células y las
organelas que hay en su interior con asombroso detalle. Aunque aún se mantienen sin
desvelar algunos de los misterios que las células encierran, ahora sabemos más que
nunca sobre la forma como funcionan.

El medio acuoso:
Las células humanas también viven en un medio acuoso. El agua esta presente tanto
dentro como fuera de la membrana (la barrera exterior de la célula). Las moléculas
aisladas de agua son lo suficientemente pequeñas como para atravesar la membrana
celular por ósmosis, un proceso que la propia célula no puede controlar.
Aunque el agua pueda entrar y salir de la célula de esta manera no controlada, los
nutrientes, los minerales y otras sustancias esenciales no pueden hacerlo, debido a que
sus moléculas son demasiado grandes para atravesar la membrana. Si, como
consecuencia de ello, las concentraciones de estas sustancias se hicieran demasiado altas
o demasiado bajas, dentro o fuera de la célula, el agua fluiría hacia el interior o hacia el
exterior celular por ósmosis. Este flujo podría destruir la célula y, por lo tanto, dañar el
cuerpo. La razón por la que esto no ocurre en condiciones normales es que cada
membrana celular puede regular el paso de las moléculas de mayor tamaño a través de
una especie de puerta que existe en la propia membrana. El paso de las moléculas de
nutrientes y minerales por estas “puertas” es continuo, pues de esta manera la célula
consigue mantener el equilibrio de las sustancias corporales.

Una fábrica química:


Los organismos vivos son como grandes y complejas fábricas de productos químicos.
Cientos de cambios y reacciones químicas tienen lugar cada segundo en todas las
células vivas. Estos cambios se producen solamente si las sustancias químicas se
encuentran disueltas en agua. Así pues, el agua resulta básica para cualquier forma de
vida. Una célula no es un conjunto casual de sustancias químicas que flotan como si
estuvieran en un tazón de sopa. Por el contrario, su interior podría compararse con un
edificio de oficinas subdividido en secciones funcionales mediante paredes, techos,
puertas, plataformas elevadoras, ventanas y escaleras. Las membranas no solo rodean la
célula a modo de barrera, sino que también están presentes en el interior celular. Estas
membranas se doblan, se curvan y se enrollan sobre sí mismas, para formar tobos y
canales, compartimientos, organelas y otras estructuras en las que se organizan los
componentes químicos.
Por otra parte, del mismo modo que el cuerpo cuenta con una estructura de soporte
formada por huesos, que aportan forma y resistencia, la célula presenta también una
infraestructura de sostén. Está conformada por una especie de andamiaje de micro
túbulos de proteínas que se encuentran en el fluido del citoplasma.

Tipos celulares:
Pueden diferenciarse múltiples tipos celulares, que responden a distintas funciones. Por
ejemplo, las células nerviosas conducen pequeños impulsos eléctricos a lo largo del
cuerpo, mientras que las células de la sangre llevan el oxígeno de una parte a otra y las
células epiteliales forman revestimientos de protección. Cada tipo distinto de célula
presenta un diseño específico, con diferente número de organelas. El ciclo vital de los
distintos tipos celulares también varía dentro de amplios márgenes. Las células
epiteliales que tapizan el intestino se van desgastando por la acción de los alimentos
digeridos que pasan a través del conducto intestinal. Estas células mueren a las pocas
horas de formarse y son expulsadas del cuerpo con las heces.
Por el contrario, las células denominadas osteocitos producen una sustancia resistente
que las recubre. Dicha sustancia es hueso. El tejido óseo, al formarse, va atrapando las
células que lo generan. Imposibilitadas para desplazarse, los osteocitos viven durante
años en las prisiones que ellos mismos se han construido.
Cada uno de los tipos celulares existentes en el cuerpo desarrolla una función específica.
Las células nerviosas, por ejemplo, presentan unas finas extensiones, llamadas axones,
que conducen las señales a través del organismo. Las células epiteliales son anchas y
aplanadas, como las losetas de pavimentación. Forman el revestimiento interno o
externo como las superficies interiores de nariz, boca, pulmones e intestino.

El interior de una célula


Incluso con el más potente de los microscopios ópticos resulta difícil ver las organelas
de una célula. Pero sí pueden observarse con claridad mediante un microscopio
electrónico. Muchas de las organelas tienen sus propias membranas, que actúan de
forma similar a la membrana celular principal. Las organelas conforman numerosos
compartimientos en el interior de la célula. Las sustancias pueden pasar de uno a otro de
estos compartimientos a través de poros (orificios) o de “puertas” existentes en las
membranas:
Mitocondrias: aportan combustible para los procesos celulares.
Retículo endoplásmico: se reúnen y transportan los productos celulares.
Núcleo: contiene los genes, centro de control de la célula.
Nucleolo: se forman las subunidades de los ribosomas.
Ribosomas: estructuran las proteínas.
Citoplasma: medio líquido de color claro del interior de la célula.
Membrana celular: barrera selectiva, semipermeable, deja pasar libremente las
moléculas de agua debido a su pequeño tamaño, pero no otras de dimensiones mayores..
Lisosomas: descomponen los nutrientes.
Aparato de Golgi: envuelven los desechos de la célula.
Vesículas: burbujas de membrana que contienen partículas captadas por la célula.

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