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del texto
I INTRODUCCIÓN
La lingüística textual se inicia como disciplina concreta en Alemania hacia 1964. Alrededor
de esta fecha, el problema se trata en algunos congresos y un cierto número de
lingüistas alemanes comienzan a interesarse en las estructuras del discurso y a elaborar
el cuadro metodológico general en el que se deberían proseguir las investigaciones
textuales.
En los años 70, ya están vinculados a ella varios lingüistas y teóricos de la Literatura,
especialmente alemanes y holandeses. Los más conocidos para el lector español son:
Dressler, Coseriu, Schmidt, Petóti, Weinrich, Van Dijk, Hendricks...
Hoy se cultivan tres formas fundamentales de lingüística del texto: la lingüística del texto
propiamente dicha, la gramática del texto, y una tercera vía de fusión de las dos
primeras.
No todas las escuelas de la lingüística del texto lo conciben del mismo modo: unas
lo consideran una realidad empírica, mientras que para otras es un constructo
teórico; unas lo ven como una realidad estática —producto de la actividad verbal—,
otras acentúan su dimensión dinámica —evento comunicativo—.
La cohesión
La coherencia
Se entiende por coherencia la propiedad inherente al texto por la cual puede ser
comprendido por el oyente como una unidad en la que las partes o componentes se
encuentran relacionadas entre sí y con el contexto en que se produce la comunicación.
Estos mecanismos de coherencia se dan tanto en el plano de la estructura patente como
de la estructura subyacente, mientras que otros son de carácter pragmático.
Coherencia es, por tanto, sinónimo de unidad. Para Coseriu, la coherencia es un caso
particular de lo que él llama congruencia, que define como la conformidad de la actividad
lingüística con las normas universales del hablar. Estas normas constituyen el saber
elocucional, que comprende aspectos extralingüísticos como el conocimiento del mundo y
de las cosas, los principios generales del pensamiento, o lingüísticos como la exigencia
de claridad y de no repetición, el evitar las obviedades o contradicciones, etc. Uno de estos
aspectos es, precisamente, la coherencia.
Por supuesto, el emisor puede, por razones de estilo, alterar intencionadamente estos
principios en un momento dado, con una finalidad concreta.