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Universidad de chile

Facultad de medicina
Farmacología molecular y clínica
Tecnología medica

ADICCIÓN A LA
MARIHUANA

INTEGRANTES: - Maximiliano Martínez Ilabaca


- María Antonieta Muñoz Flores
- Camila Ortega Ortega
- Katherine Ruedlinger Calderón
- Nataly Yañez Blanchard
- María Ignacia Zapata Fuentes
- Ana Francisca Zuñiga Soto

PROFESOR : Sergio Mora


INTRODUCCIÓN

La Marihuana es una planta originaria de Asia, específicamente de las cordilleras del Himalaya.
Su existencia se remonta al siglo XV antes de Cristo. Su uso se relacionó largo tiempo con las
ceremonias religiosas y la meditación. En Jamaica se le conoce por el nombre de Ganja y es
considerada una planta sagrada por el movimiento o la religión Rastafari. Es de uso milenario
en China con fines terapéuticos.

La marihuana se difundió a mediados del siglo XIX como estimulante del apetito, sedante,
analgésico, antiparasitario, antidiarreico, broncodilatador, antimigrañoso, entre otros. Ha sido
utilizada para la elaboración de diferentes utensilios (cestas, pulpa de papel, ropas, etc.) dada su
resistencia, facilidad de obtención y su bajo costo. Se fabrica de forma sintética como fármaco
llamado dronabinol. En los años 60, con el auge del movimiento hippie, su consumo se
popularizó por América y Europa convirtiéndose en la droga ilegal más consumida.

Su nombre botánico es Cannabis Sativa, arbusto leñoso que alcanza de 2 a 5 metros de altura,
cuyas hojas tienen bordes dentados, al tocarlas sensación viscosa, pegajosa parecida a la del
tabaco y las flores son pequeñas amarillas o verdes. El principio activo es el delta-9
Tetrahidrocannabinol (delta-9 THC). El contenido en THC depende de la genética de la planta y
de las condiciones ambientales en las que se desarrolla, su concentración varía entre 0,5 y 6%.
En los cabos florecidos ubicados en los extremos de la planta se encuentra en mayor
concentración. En el lenguaje popular es conocida como hierba, yuma, pito, la bolaá, cáñamo,
porro, petardo, índico y grifa.

Aunque la principal sustancia psicoactiva es el THC (tetrahidrocannabinol), la planta contiene en


total cerca de 60 cannabinoides, actúa sobre el Sistema Nervioso, es una droga psicodélica que
puede producir trastornos en la percepción de la realidad. Crea tolerancia, pues los adictos
necesitan después dosis mayores para percibir los efectos; se cita en muchos textos como droga
portera, por su capacidad de estimular receptores que están en el sistema nervioso central para
otras drogas, o por que su consumo ya supone una primera ruptura de lo que se conoce como la
legalidad y una vez que se ha traspasado esa barrera es más factible seguir probando cosas que
hasta ese momento eran rechazadas por su carácter ilegal.
CARACTERÌSTICAS DE LA ADICCIÒN A LA MARIHUANA

Características Físicas: Ampollas o quemaduras en los dedos, puede haber delgadez,


exagerado apetito, pupilas de los ojos dilatadas o puntiformes.

Características Psicosociales: Irritabilidad o agresividad, mentiras frecuentes, bajo rendimiento,


puede haber deserción escolar, alejamiento de la familia.

Características cognitivo-motivacional: Marcado desinterés por los estudios, las relaciones


familiares y sociales, ideas y pensamientos pro consumo.

Evidencias: Residuos de marihuana (hierba seca de color verde), al fumarse despide un olor
característico penetrante, el mismo que se impregna fácilmente en la ropa, hallazgos de frascos
descongestionantes oculares (Por ejemplo: colirio).

MECANISMOS DE ACCIÒN

Para usos terapéuticos y recreativos las hojas y principalmente las floraciones (los cogollos) de la
planta hembra se desecan, se trituran y se fuman en pipas comunes, pipas de agua,
vaporizadores o cigarrillos. También pueden mezclarse con harinas para preparar pasteles,
galletas, brownies, etc. Los efectos de la hierba fumada o inhalada a través de un vaporizador
comienzan entre cinco y diez minutos después de su administración pulmonar y duran entre una
y dos horas. Los efectos de la ingestión oral comienzan después de media hora; son más fuertes
y más duraderos, pudiendo prolongarse hasta cinco horas máximo.

En el cerebro, los receptores específicos en los que actúa el THC, son conocidos como CB1, los
que se localizan principalmente en las células de los ganglios basales (intervienen en la
coordinación de los movimientos voluntarios), en el hipocampo (memoria a corto plazo) y en el
cerebelo (coordinación del equilibrio y de los movimientos finos). En el lóbulo frontal y el temporal
se encuentra la residencia de la memoria operativa y aquí también se encuentran bastantes
receptores CB1. Así mismo se encuentran en sitios como la corteza estriada, la corteza cerebral
y en el córtex frontal que controla las funciones cerebrales "ejecutivas” (fantasías, alteraciones en
la percepción del tiempo y despersonalización). La existencia de receptores CB1 en las regiones
del sistema límbico relacionado con la conducta emocional y motivacional ayuda a explicar tanto
los efectos euforizantes como su capacidad para desencadenar reacciones de pánico/ansiedad y
el llamado "síndrome amotivacional" asociado al uso prolongado de este psicoactivo.

Los canabinoides siguen siendo detectables en el plasma sanguíneo hasta 30 días después del
consumo de marihuana debido a que las moléculas de los compuestos activos son absorbidas
por los tejidos grasos y se liberan de manera muy lenta en comparación con otros psicofármacos.
Mecanismos de acción de los cananbinoides.

1- Los receptores CB1 y CB2, median los efectos cannabinoides sobre el mecanismo de segundo
mensajero implicando al AMPc de tal manera que la activación del receptor central del THC,
produce inhibición de la actividad de la enzima adenilato ciclasa, un efecto mediado por la
proteina G y baja concentración de magnesio. El CB1 ha sido localizado en el sistema nervioso
central y los testículos, mientras que el CB2 aparece relacionado principalmente con el sistema
inmune en los receptores periféricos, macrófagos y bazo. La presencia de receptores CB1 en los
núcleos dopaminérgicos accumbens y ventromedial del estriado explicaría su acción sobre los
mecanismos de recompensa. Estos receptores estimulan la neurotransmisión GABA al actuar
sinérgicamente con agonistas GABAa y GABAb; interacciona con el sistema opioide
compartiendo sus propiedades antinociceptivas mediadas por interacción sobre el complejo de la
proteina G. Aumenta los niveles séricos de ACTH y corticoesteroides.

2- Otro tipo de receptores sobre los que actúan es el constituido por los canales de calcio,
mediado por la proteina G, dando lugar a un cambio de polarización de la membrana.

3- Un efecto no mediado por receptores, es la activación de la fosfolipasa A2 que conduce a la


liberación del ácido araquidónico, la movilización de calcio intracelular y la inhibición de la re-
esterificación del ácido araquidónico a fosfolípidos y triglicéridos. La marihuana también altera las
interacciones de la acetilcolina, neurotrasmisor que entre otras funciones interviene por ej. En el
proceso de la memoria.

PROPIEDADES FARMACOCINETICAS

Principios activos: Su actividad farmacológica es debida a su


resina, que puede estar presente en las plantas en diferentes
proporciones, pudiendo ser hasta un 20% del peso de la planta.
La planta del cannabis es dioica, es decir, que hay macho y
hembra, siendo la hembra la que presenta mayor cantidad de
principios activos, por lo que comúnmente es mayor su
consumo.

La resina contiene cannabinoides, compuestos de estructura tricíclica, exclusivos de esta planta,


de los que se han aislado unos 60 compuestos diferentes, aunque sólo los
tetrahidrocannabinoles (THC) tienen propiedades psicodislépticas. El máximo responsable de la
actividad es el delta-9-THC. El delta-8-THC tiene mucha menos actividad, y se encuentra en
menor proporción. La cantidad de delta-9THC en el producto consumido, condiciona la intensidad
de los efectos.
Administración, distribución, metabolismo y excreción

Inhalación del humo: La vía de administración más usual es la inhalatoria, se absorbe muy
eficazmente, pero en el proceso de la combustión se destruye gran parte del principio activo, por
lo que tan sólo el 20% se incorpora como tal al organismo. De todos modos, la absorción puede
oscilar entre el 2% y el 50%, dependiendo de la técnica de fumado. La velocidad de absorción es
muy rápida, casi tanto como la vía endovenosa. La concentración máxima en sangre se alcanza
entre los tres y siete minutos después de comenzar la administración. Eso es más o menos lo
que se tarda en fumar un cigarrillo, por lo que el momento de máximo impacto se alcanza al
acabar de fumar (aunque a veces se tarda un poco más).

Comer hachís o marihuana (no confundir con comer semillas de cáñamo las que no tienen
principios activos y son muy nutritivas): La absorción por vía oral, es mucho más lenta y
variable. La velocidad de absorción es mucho menor, el máximo de concentración de principios
activos en sangre se alcanza una o dos horas después de la ingestión. El delta-9-THC se
absorbe casi completamente en el intestino, sólo se elimina en las heces el 5-6% del total. A su
vez, sufre un fuerte efecto de primer paso; esto quiere decir que todo el principio activo que ha
sido absorbido en el intestino, pasa directamente al hígado y allí es metabolizado en gran
proporción. De todo el principio activo que se ha ingerido, entre lo que metaboliza el hígado y lo
que se elimina sin absorber, sólo el 2-10% se incorpora a la sangre.

Cannabinoides dentro del organismo

Inmediatamente después del incremento en los niveles en sangre tras la administración pulmonar
o endovenosa, los niveles en sangre caen rápidamente debido al paso del delta-9-THC a los
tejidos. Accede fácilmente al cerebro, debido a que es una sustancia muy liposoluble y atraviesa
fácilmente la barrera hematoencefálica. Tiene gran afinidad por las zonas grasas donde se
acumula, pudiendo permanecer almacenadas cantidades apreciables durante varias semanas; al
mismo tiempo en el que se eliminan los compuestos que están en la sangre, se van liberando
lentamente los acumulados en el tejido adiposo; debido a esto permanecen durante bastante
tiempo en el organismo. El delta-9-THC se puede detectar hasta cuatro días después de su
consumo. Al igual que ocurre con la barrera hematoencefálica, los cannabinoides atraviesan la
barrera placentaria, y en animales han sido detectados en la leche de las hembras.

El metabolismo de los cannabinoides es muy complejo, se han identificado cientos de


metabolitos (productos de transformación de los cannabinoides). En el hombre dos terceras
partes de la eliminación de estas sustancias se realiza por las heces: los cannabinoides se
transforman en otras sustancias menos tóxicas y más fáciles de eliminar en el hígado, luego van
a la vesícula biliar y se excretan al intestino en la bilis, y por último son eliminadas junto con las
heces. El tercio restante se elimina por la orina.

Entre los ácidos cannabinoides procedentes del metabolismo está el ácido delta-9-THC-11-oico,
uno de los mayoritarios, que, por su largo tiempo de permanencia en el organismo, es utilizado

para detectar el consumo de marihuana hasta veinte días después de haberse producido.

PATRON DE CONSUMO

El uso de marihuana marcó una curva ascendente en la década de los noventa para estabilizarse
en los años siguientes alrededor de la cumbre alcanzada en el 2000, considerando la serie desde
2004 hasta 2008, el consumo ha crecido sostenidamente: el último resultado de 9,1% es el más
alto de toda la serie. Entre los jóvenes, en cambio, se da la tendencia nacional: la marcha
ascendente se detiene y el uso de marihuana quedó oscilando en torno a la cumbre de 18%
obtenida en años anteriores.

La marihuana mejora algo su percepción de riesgo, especialmente entre los jóvenes, y mantiene
estables las declaraciones de oferta en el último año. La percepción de riesgo alcanza un 52%
para el uso experimental de marihuana (probar una o dos veces). La exposición a ofertas de
drogas, por su parte, se mantiene en 16% con un ligero aumento entre adolescentes que
alcanzan el umbral del 25%: uno de cada cuatro adolescentes ha estado expuesto a un
ofrecimiento de marihuana en los últimos doce meses.

LA MARIHUANA PRODUCE ALTOS INDICES DE DEPENDENCIA Y ABUSO

La dependencia está asociada a síntomas auto-declarados de privación (se usa alguna droga
para evitar algunos problemas o éstos aparecen cuando se deja de usar la droga), tolerancia (se
requiere consumir más que antes para producir el mismo efecto o la misma cantidad tiene menos
efecto) y uso compulsivo (se usa droga a pesar de que se tiene el propósito de no hacerlo o de
que ella provoca manifiestamente problemas o trastornos que se desearían evitar). La tasa de
dependencia se calcula a partir de la existencia de tres o más síntomas, reunidos en una lista
total de siete según el criterio DSM-IV. Los datos muestran que la proporción de consumidores
de marihuana de último año que declaran síntomas de dependencia han oscilado en torno al
25%: es importante destacar que al menos 1 de cada 4 adolescentes o jóvenes que han usado
marihuana en el último año, registran síntomas de dependencia, una cifra que muestra
claramente los riesgos asociados al uso de marihuana y que desmiente la presunción de que la
marihuana no produce adicción.
LA MARIHUANA ES UNA PUERTA DE ENTRADA HACIA OTRAS DROGAS

El uso de marihuana debilita la percepción de riesgo que se tiene sobre drogas como la cocaína
y aumenta la probabilidad de escalar hacia ella. Los datos muestran que la percepción de riesgo
respecto del uso de cocaína es siempre mucho menor entre quienes han usado solamente
marihuana respecto de aquellos que no han usado ninguna droga. El riesgo frente al uso
experimental de cocaína (probar cocaína una o dos veces) alcanza a 76% entre quienes no han
usado ninguna droga, pero cae a 45% entre quienes declaran que sólo han usado marihuana (y
no han probado cocaína u otra droga similar). Entre los jóvenes esta caída en la percepción de
riesgo va de 66% a 41%. Estos datos confirman que usar aunque sea solamente marihuana
predispone hacia el uso de otras drogas de una manera siempre significativa y consistente. El
llamado efecto de “puerta de entrada” que se adjudica a la marihuana opera a través de la
disminución de la percepción de riesgo respecto de drogas como cocaína.

Tolerancia y dependencia

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáñamo indiano y derivados producen


dependencia psíquica moderada-fuerte, dependencia física casi nula, cierto grado de tolerancia
(cada vez necesitan consumir más cantidad para alcanzar el mismo efecto). No produce
tolerancia cruzada con otros alucinógenos, pero si con el alcohol. Se considera como no
excesivamente peligrosa, porque no hay dependencia física (deseo compulsivo de consumirla).
El síndrome de retirada es leve, insomnio, irritabilidad, y no dura más de una semana. Sin
embargo la dependencia psicológica puede ser aún más preocupante y depende mucho de unos
individuos a otros.

TOXICIDAD

El cannabinoide más tóxico es el delta-9-THC, a dosis muy altas producen en animales de


experimentación vómitos, diarrea, temblor y fallo de la coordinación motora. Su letalidad es muy
baja, el cannabis es considerablemente menos tóxico en sobredosis que otras drogas de abuso
legales (alcohol) o ilegales (heroína, cocaína, anfetaminas). Prácticamente no hay muertes por
sobredosis de cannabis empleado solo. La toxicidad crónica es más difícil de valorar que la
aguda. En ratas, dosis altas de delta-9-THC por vía inhalatoria producen al cabo de un año
pérdida de peso, patología pulmonar y alteraciones del comportamiento, con hiperreactividad,
agresividad y convulsiones. Algunos contaminantes (herbicidas, bacterias, hongos) pueden
contribuir a la toxicidad del cannabis. Elevadas dosis pueden producir psicosis tóxica
alucinaciones, sentimientos pavorosos con alteración completa de la personalidad. Se produce a
dosis altas y en consumidores habituales hasta 3 ó 4 meses después de haber abandonado el
consumo.
Toxicidad aguda

Con dosis altas los efectos psíquicos son cada vez más intensos. Además de aumentar las
percepciones sensoriales puede haber sinestesia y pseudo alucinaciones, sin que el sujeto llegue
a perder el control de si mismo, ni la consciencia de que está sufriendo "alucinaciones". Es
posible también que el estado de confusión desorientación desemboque en sentimientos de
despersonalización y de distorsión de la imagen corporal, que a su vez, son causa de inquietud,
agitación, ideas paranoides y hasta reacciones de pánico. Entre un 10% y un 30% de los
consumidores habituales declaran haberlos experimentado alguna vez. Tienden a aparecer con
mayor facilidad cuando el entorno no es favorable y durante 2 a 4 horas como máximo. No
exigen tratamiento médico y desaparecen por sí mismos.

Toxicidad crónica

Efectos que se producen a largo plazo por el consumo continuado, se produce a varios niveles:

-Toxicidad nerviosa: el síndrome amotivacional se produce en consumidores de altas dosis


diarias durante largo tiempo. Se caracteriza por apatía, falta de inquietudes, incapacidad para
planificar a largo plazo, introversión y problemas para comunicarse con los demás,
despreocupación por el aspecto personal y bajo rendimiento. Sin embargo, no es posible
establecer con certeza una relación causa-efecto entre este síndrome y el consumo de cannabis:
la mayoría de los grandes fumadores de marihuana no lo sufren y la "motivación" podría reflejar
una alteración previa de la personalidad que es la que conduce precisamente al consumo de
psicofármacos. Más grave es la llamada psicosis del cannabis, descrita en Asia y en África en
consumidores de muy altas dosis, como un estado de confusión con delirios y alucinaciones muy
similar a la esquizofrenia. Existen dudas sobre la causa real de esta afección, ya que no es fácil
diferenciarla de una psicosis que ya sufriese el individuo.

Estudios cerebrales en consumidores de cannabis no han mostrado diferencias entre los


consumidores y los no consumidores. En personas que consumían simultáneamente cannabis y
otras drogas como anfetaminas, se han detectado signos de atrofia cerebral.

-Toxicidad respiratoria: se deben a que habitualmente se administra fumando. El humo de la


marihuana es similar al del tabaco, salvo en el gran contenido en cannabinoides en lugar de la
nicotina y por lo tanto, los problemas derivados del consumo crónico son similares. Sin embargo,
existen diferencias en cuanto al consumo, ya que un consumidor exclusivo de marihuana tiende a
fumar menos que uno de tabaco, aunque sin filtro y apurando más el cigarrillo. De este modo el
riesgo de bronquitis crónicas, de enfisemas pulmonares o de cánceres de pulmón es alto en
consumidores de marihuana y hachís, teniendo en cuenta además que suelen alternar con
tabaco.
-Reproducción: no se conocen bien las consecuencias del consumo crónico de cannabis sobre
la reproducción. En varones, se han detectado modificaciones en los niveles de testosterona
(tanto incrementos como reducciones). En mujeres, se produce un acortamiento del ciclo
menstrual. Los cannabinoles pueden acceder al feto en mujeres embarazadas, pero hasta el
momento no se ha podido demostrar que produzcan malformaciones.

-Inmunidad: producen un efecto inmunosupresor, aunque estudios con sujetos sanos no


demuestran que estos efectos lleguen a ser funcionalmente importantes.

-Toxicidad por contaminantes: El paraquat (herbicida utilizado para la eliminación de las


plantaciones), es un tóxico sin antídoto que afecta a diversos órganos, siendo característica la
fibrosis pulmonar. En condensados de humo de los porros de marihuana, se han encontrado
cantidades de hasta 1 miligramo de paraquiat por porro, cuyos efectos a largo plazo son
desconocidos. También son abundantes las contaminaciones por bacterias (Salmonella,
Klebsiella, Streptococcus o Enterobacter) o por hongos (Aspergillus). A pesar de que muy
posiblemente estos microorganismos no sobrevivan a la combustión, se conoce algún caso de
salmonelosis o de neumonitis por Aspergillus en fumadores de marihuana.

El canabis se disuelve en la grasa que tiene el cuerpo, lo que significa que la droga queda en el
organismo durante por lo menos 6 semanas. Las características del proceso de eliminación de la
droga parecen ser causantes de generar un problema de cronicidad. El cannabis se metaboliza o
transforma gradualmente en estos tejidos finos hacia metabolitos inactivos, siendo el más
importante de ellos el 9-carboxido-thc que es una décima parte menos activo que el metabolito
más importante del Tetrahidrocannabinol. Otro producto, el 11-hidroxido-tetrahidrocannabinol es
aproximadamente 20% más potente que el Tetrahidrocannabinol y penetra en la barrera
sanguínea del cerebro más rápidamente. Estos metabolitos se expulsan en la orina, en las heces
y en la sangre. Los metabolitos de THC se pueden encontrar en la orina durante un periodo de
hasta 10 semanas después de haberse dejado de fumar. La eliminación lenta y prolongada de
THC y de sus metabolitos puede ser el origen de sus efectos crónicos. Las personas que
consumen Marihuana por largos períodos y que deciden dejarla experimentan un Síndrome de
Abstinencia a la droga muy importante caracterizado por angustia, sudoración, dolores
musculares, escalofríos y taquicardia.

Los consumidores de Marihuana mantienen residuos de la droga por hasta 28 días, lo que
significa que quienes consumen por ejemplo cada siete días no están nunca limpios de la droga y
probablemente por ello no experimentan Síndrome de privación o abstinencia. Estudios
realizados en pilotos en simuladores de vuelo, indican que aquellos que han tenido consumos
recientes tienen muchos más errores en las pruebas que quienes no consumieron. Además es
importante señalar que uno de los argumentos que se han utilizado para defender el consumo de
Marihuana ha sido su posible uso medicinal. Muchas plantas tienen efectos medicinales, pero en
el caso de la Marihuana no se ha demostrado que su uso medicinal sea mejor que otros
medicamentos ya existentes. En todo caso es muy diferente la producción de medicamentos a
través de un laboratorio, que el uso artesanal y en dosis no controladas que hoy se realiza en el
caso de la Marihuana.

CONCLUSIÓN

Uno de los problemas más serios que produce la Marihuana es que la persona que consume
tiene la sensación de que no tiene cambios en su organismo y que puede funcionar en forma
normal en sus actividades aunque consuma. De esta forma el joven consumidor “cree” que su
conducta no ha tenido mayores cambios después de consumir.

Las alteraciones en la coordinación motora, acompañadas por una disminución en la atención y


la vigilancia pueden favorecer los descuidos en la conducción de vehículos y aumentar el riesgo
de accidentes de tráfico. Ya que los efectos de los cannabinoides son prolongados y se
potencian con otros depresores del sistema nervioso central (como el alcohol), su consumo es
peligroso y de difícil demostración, ya que aunque los niveles de cannabinoides en sangre sean
muy bajos, éstos continúan actuando durante cierto tiempo.
BIBLIOGRAFÍA

 http://www.conacedrogas.cl/inicio/noticias2.php?id=1815&noticias=1
 http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272006000100003

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