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“La magia de Mr.

Franz”

Aun recuerdo aquel dia, cuando don Carlos invito a mis hermanos a tocar en una banda de
Rock; fue entonces cuando conoci a una chica llamada Yanitzia, ella tocaba la batería, ¡era la
onda! Creo que en ese momento, cuando vi que una niña también podía tocar un instrumento
“rudo”, me enamore de la idea de tocar la batería, de mover mi melena al ritmo de la música,
de ser una rockera. Fue entonces cuando decidi aprender a tocar la batería, porloque procedi a
comentarle a mi mamá sin embargo a ella no le pareció mucho la idea (hasta el momento no
se porque, si talvez fue porque es muy ruidosa, es muy cara o quien sabe), después de mucho
rogarle ella accedió a llevarme para preguntar horarios y ahí surgió el verdadero problema: ¡El
horario empalmaba con mis clases de natación! Y mi mamá aprovechando eso dijo-NO, tu
tienes que seguir nadando- asi que no me quedo de otra mas que resignarme. En eso, mi
mamá alzo la vista y me dijo-¡Mira! ¿No te gustaría tocar el piano en lugar de la batería?-
entonces yo también alze la vista ¿Qué fue lo que vi? Un gran letrero blanco pegado en la
pared que decía “CLASES DE PIANO, los sabados a las 11:00 am, en la casa de las artes”-No
mamá, el piano es aburrido- pero como estaba algo resignada o mas bien muy resignada,
después de varios comentarios accedi a ir a las clases de “aburripiano”.

Ya estaba todo preparado: ese dia me levante a las 9:00 am, me bañe con agua muy caliente,
me puse un pantalón de mezclilla roto y una playera roja que tenia en el centro una flor
amarilla, desayune huevos con tocino y un delicioso jugo de naranja. Mi mamá saco el carro,
me subi y nos dirijimos hacia La Casa de las Artes, para mi era como una emoción pero
también una perdición, estaba emocionada pero con un poco de malestar.

Llegamos, entramos y me quede impacta, el salón era enorme, muy ancho, muy alto, muy
rustico, bueno en si es un edificio de la época de la colonia asi que debía de ser asi; el piano ni
se diga, era enorme, de un color negro intenso, una cola grandísima, y te asomabas en ella y
unas cuerdas delgaditas y unas muy gruesas pero eran demasiadas, una maquinaria increíble
que no sele veía principio ni fin, unas teclas que ya no eran blancas si no amarillas de todo el
uso que le daban. Los chicos que estaban ahí, para algunos fui indiferente pero otros me
miraban con sus caras de “esa chica es nueva”, el profesor muy amablemente me recibió. Me
sentía muy rara ahí, y obiamente pues era la chica nueva, todos hablaban de música clásica,
sus compositores favoritos, su concierto preferido, hablaban de armonía, de melodías, de
cosas muy pero muy extrañas. Estaba observando y escuchando y empeze a notar como se
desarrollaba la clase, era un estilo de: el primero que llegue es al que le toca primero el piano y
asi sucesivamente, todos entregaban lo que habían estudiado, tenían dudas, etc. Entonces
llego mi turno, estaba muy nerviosa, no sabia que iba a hacer, el maestro me dijo que si ya
sabia tocar algo y yo le respondi que no y me dijo-bueno toca- pero yo le dije -¿Pero que toco
si no se?- Solo toca lo que quieras, juega con el piano, conocelo, experimenta- entonces me
puse mas nerviosa ¿Qué rayos iba a tocar? Me daba pena, total comencé a tocar cualquier
tecla que se cruzaba en mi camino, para mi nada tenia sentido, solo sentía las miradas todas
fijas en mi, paso un rato y el profesor me llamo, me empezó a enseñar los tiempos, las notas, y
me puso a cantar, la verdad me imaginaba otro tipo de clase, pero esta era muy extraña todo
era raro un método muy exclusivo de enseñar; cabe mencionar que mi maestro tmbien era
muy extraño en primer lugar siempre usa una gorra, una camisa y un chaleco de vestir, un
pantalón de mezclilla y zapatos, una barba muy grande, labios muy pequeños y muy alto, era
muy paciente y aveces me confundía por su forma de explicar porque en lugar de explicarte
dejaba que tu decifraras lo que te quería decir solo te decía pistas, abstractas, que había veces
que de plano no entendía nada. En fin me dio mis primeros tres métodos que iba a llevar:
“Enseñando a Tocar a los Deditos” de Jonh Thompson, “El Piano” de Tchokov y Gemiu y
“Mikrokosmos” de Bela Bartok; me dijo que debía comprar un teclado y practicar.

Paso el tiempo y avanzaba, me comenzaba a gustar pero las clases se me hacían un poco
aburridas, aveces me quedaba dormida, y bueno era pequeña en ese tiempo no me gustaba
estudiar y por lo mismo fui quedándome atrás, dure como 3 años y decidi salirme.

Pero al paso del tiempo comenza a darme cuenta de que extrañaba la genial sensación del
piano en mis manos, entonces comenze a pensar que si me gustaba pero me aferre demasiado
a que no me gustaba que me forme esa idea en mi cabeza, fue cuando conoci a una chava
llamada Viviana que justamente iba a clases conmigo a piano, me conto muchas cosas y decidi
regresar, esta vez con todo el entusiasmo y la ilusión del mundo. Comenze a estudiar mucho,
mi hermana me regalo una película llamada “Shine” que cuenta la historia de David Helfgot, un
pianista increíble, un niño prodigio, desde entonces esa película fue mi favorita, no paraba de
verla, y me encanto el Soundtrack, que por supuesto eran puras puezas de piano.

Asi fue como me fui enamorando del piano dia a dia

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