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Alejandro Portes; Luis Guarnízo; Patricia Landolt

Coordinadores. La globalización desde abajo:


transnacionalismo inmigrante y desarrollo la experiencia de
Estados Unidos y América Latina.

Agradecemos a Ethnic and Racial Studies, en particular al doctor Martin


Bulmer, su editor principal, la autorización para la publicación del presente volumen
en español que contiene los artículos originalmente publicados en inglés, en la
revista Ethnic and Racial Studies, en su edición especial, volumen 22, núm. 2,
año 1999.

Primera edición, julio del año 2003


©2003
FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES,
FLACSO-MÉXICO
FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES,
SECRETARÍA GENERAL
©2003

Por características tipográficas y de edición MIGUEL ÁNGEL PORRÚA, librero-editor Derechos


reservados conforme a la ley ISBN 970-701-365-6

IMPRESO EN MÉXICO ””’•O. PRINTED IN MEXICO

índice

PRÓLOGO ,.,. 7

Wilfredo Lozano ’

Introducción
EL ESTUDIO DEL TRANSNACIONALISMO: PELIGROS LATENTES Y PROMESAS DE UN CAMPO DE
INVESTIGACIÓN EMERGENT Alejandro Portes, 13 •
Luis Guarnizo y Patricia Landolt . .

Estudiando el transnacionalismo: premisas básicas .... 16

El transnacionalismo en su perspectiva histórica 25

Importancia del campo transnacional 29

Resumen del contenido 35

Bibliografía 39

Capítulo 1 LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES Y LA MIGRACIÓN MEXICANA


A ESTADOS UNIDOS 45
Bryan Roberts, Reanne Frank y femando Lozano-Ascencio

Introducción 45
El contexto de la migración México-Estados Unidos .... 48
Sistemas de migración temporal y permanente 50

402
ÍNDICE

El sistema de migración transnacional entre México y Estados Unidos 56

Los dilemas de la salida 62

El Estado, los migrantes y el transnacionalismo 64

La conexión Austin-Mexico 70

Conclusión 80

Bibliografía 82

Capítulo 2 LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES: CONSTRUYENDO


VÍNCULOS TRANSNACIONALES EN EL CONTEXTO DEL PROCESO DE ESTABLECIMIENTO ....
89 Eric Popkin

Introducción 89

La comunidad de Santa Eulalia: el cambio

político-económico y la identidad kanjobal 92

El contexto de recepción 96

El transnacionalismo y la etnicidad reactiva 102

El transnacionalismo desde abajo: la identidad

kanjobal y el movimiento guatemalteco pan-maya ... 106


El transnacionalismo desde arriba: los vínculos de la Iglesia católica guatemalteca con la
comunidad migrante 110

El transnacionalismo desde arriba: los vínculos del Estado guatemalteco con la comunidad
migrante ... 112

Conclusión 116

Reconocimientos 117

Bibliografía 117

Capítulo 3 DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR: LA DIALÉCTICA DEL


TRANSNACIONALISMO SALVADOREÑO 123

Patricia Landolt, Lilian Antier y Sania Baires

Contextos locales/fuerzas globales: la transformación de la migración salvadoreña 126

ÍNDICE

403

El transnacionalismo económico 132

X El transnacionalismo político 143

Conclusión 154
Bibliografía 156

Capítulo 4 CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO: AMPLIAS Y ESTRECHAS


PRÁCTICAS TRANSNACIONALES .... 159

Carlos Dore, José Itzigsohn,

Esther Hernández Medina

y Obed Vázquez ,

Introducción 159

La expansión de las fronteras de la nación 160

Migración y transnacionalismo entre los dominicanos ... 162

La búsqueda de un campo social transnacional 165

Hacia una comprensión de las prácticas transnacionales

de los dominicanos 168

El transnacionalismo económico 172

«í El transnacionalismo político 175

-1? El transnacionalismo cívico-social 179

^- El transnacionalismo cultural 182

La dinámica del transnacionalismo 186

Conclusión 188

Bibliografía 189

Capítulo 5
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN: LOS CAMPOS SOCIALES TRANSNACIONALES
HAITIANOS
Nina Click Schiller y Georges E. Fouron

193

Los campos sociales transnacionales: definiciones y datos 198

Las identidades haitianas dentro de un campo social transnacional 202

La experiencia de ser haitiano en Estados Unidos .... 206

Las cambiantes ubicaciones de Haití 210

404

ÍNDICE

Las implicaciones de los lazos de sangre y nación ..... 218

Bibliografía 222
Capítulo 6 DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA Y MIGRACIÓN TRANSNACIONAL:
LOS COLOMBIANOS EN LA CIUDAD DE NUEVA YORK Y LOS ÁNGELES 233
Luis Eduardo Guarnizo,
Arturo Ignacio Sánchez
y Elizabeth M. Roach

El naciente campo de la migración transnacional 235

Colombia y sus migrantes 239

El tráfico de drogas y la migración colombiana 242

La geografía de la migración colombiana 244

Los vínculos transnacionales de los colombianos 248

Discusión 265

Reconocimientos 269

Bibliografía 270

Capítulo 7

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL: UNA PERSPECTIVA COLOMBIANA 277

Luis Eduardo Guarnizo

y Luz Marina Díaz

Introducción 277

La migración colombiana y las ciudades estudiadas ... 279

Las iniciativas transnacionales de los migrantes 288

Conclusiones 306

Reconocimientos 308

Bibliografía 308

Capítulo 8 LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO: CAPITAL SOCIAL Y EMPRESA


TRANSNACIONAL 315

David Kyle

Introducción 315
El desarrollo de la diaspora comercial de Otavalo 319

ÍNDICE

405

Otavalo, capital social y empresariado 346

Conclusión 347

Bibliografía 348
Capítulo 9 CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO Steven Vertovec 353

El transnacionalismo como 354

Investigar el transnacionalismo 366

Programa de Investigación CISEGB sobre Comunidades

Transnacionales 368

Bibliografía 371

CONCLUSIÓN:
HACIA UN NUEVO MUNDO. LOS ORÍGENES Y EFECTOS DE LAS ACTIVIDADES
TRANSNACIONALES 377
Alejandro Portes

Determinantes del transnacionalismo 378

¿Es malo el transnacionalismo? 385

Bibliografía 395

AUTORES 399
WILFREDO LOZANO*

Prólogo
ESTE nuevo libro de Alejandro Portes, La globalization desde abajo, nos
enfrenta a un campo problemático poco desarrollado en las ciencias sociales
contemporáneas, el estudio de la globalización en la perspectiva de actores
sociales con poco o ningún poder político en la esfera del Estado y con poca
visibilidad mundial, arropada por el movimiento de los grandes capitales
financieros, el peso de las transnacionales y el poder mediático de la imagen
de la televisión y el Internet. Nos referimos a los de abajo, protagonistas del
proceso globalizador, que sin embargo no poseen un poder correlativo a la
importancia y dimensión de su campo de accionar colectivo, en una palabra
hablamos de los migrantes internacionales, pero no vistos como simples
agentes del proceso emigratorio, sino como protagonistas de verdaderas
comunidades construidas en los intersticios de los estados de donde
proceden y de los que los alojan.

Alejandro Portes y su equipo no se preocupan en este libro por la emigración,


fenómeno en cuyo estudio es también una autoridad. Les interesa otro
fenómeno: en el marco de la globalización, a partir del peso que han
adquirido las corrientes migratorias internacionales, en particular la dirigida
desde Latinoamérica a Estados Unidos, se ha ido produciendo un nuevo
fenómeno, en gran medida sostenido por las redes y sistemas migratorios
internacionales, pero en modo alguno reductible a esto. Se trata de la
creación de comunidades transnacionales. En tanto comunidades, estos
agrupamientos humanos reconocen un marco identitario a
* Secretario general, Flacso.
8 WILFREDO LOZANO I

partir del cual sus actores definen una referencia social que les es s

común, un origen y hasta un proceder cultural que les es especí- ’

fico. En este sentido, no se diferencian mucho de lo que la literatura


tradicional reconoce como grupos nacionales, etnias y, en un nivel mayor de
agregación, naciones. Lo que las diferencia de otros agrupamientos de
alcance internacional es precisamente que su origen vincula al menos a dos
estados y dos grupos estatal-nacionales, esta vez enlazados en un cuerpo de
interacciones e instituciones sociales comunes y un actuar colectivo que las
supone. Es decir, la existencia de estas comunidades implica un marco
transnacional en su propia construcción, reproducción económico-social

e identidad.

Como el libro de Portes y colaboradores lo demuestra, esto apunta a un


fenómeno nuevo, que demanda una teorización específica. La pertinencia de
este campo de investigación no se deriva sólo de la novedad del tipo de
fenómenos sociales a los que se refiere, sino de su magnitud, su creciente
importancia económica para los países de origen de los emigrantes que
pasan a integrar estas comunidades, el lugar estratégico que éstas ocupan
en la política nacional y las relaciones entre los estados-naciones en torno a
los cuales se organizan y reproducen social, económica y políticamente.

De esta forma el transnacionalismo, leído en clave del papel

de las comunidades transnacionales construidas tras el peso de la migración


internacional, no representa sólo una novedad más de los llamados estudios
globales, constituye un campo teórico en construcción con decisiva
importancia política para el porvenir, precisamente de la gente de abajo, de
aquellos que, estando envueltos en las corrientes de la globalización, es poco
su poder político; sin embargo, su lugar en la economía es cada vez más
decisivo para sus naciones de origen.

Hasta el desarrollo de los estudios culturales y socioeconómicos del


transnacionalismo, la corriente principal de la globalización reconocía
esencialmente en las empresas transnacionales y los estados-naciones cada
vez más debilitados, junto al papel del capital financiero y las nuevas
realidades económicas y sociocultu-
PRÓLOGO 9

rales (la economía de la información, la industria cultural a distancia) y


tecnológicas como el Internet, el marco determinante de la globalización.
Estudios como el de Portes y colaboradores demuestran que el fenómeno es
más complejo, que la gente común no sólo tiene capacidades de respuesta,
sino que la realidad de la migración internacional subvierte incluso el campo
político y económico que le dio impulso, dando lugar a nuevos fenómenos
como el de las comunidades transnacionales que constituyen a su vez
componentes significativos de la mundialización. En este mundo global los de
abajo, pues, no sólo son defendidos por la intelectualidad progresista, sobre
todo tienen capacidad propia de construir su voz, como hace muchos años
reclamó Hirschman y como con razón destacan Roberts, Frank y Lozano-
Ascencio en este libro.

Dije al inicio que este libro era innovador en la teoría. Posiblemente en el


campo de los estudios sobre el transnacionalismo, sin necesariamente dar
por zanjado el debate, la definición que Portes y colaboradores proponen
sobre las comunidades transnacionales sea la de mayor rigor y potencialidad.
Ello se debe no sólo a que tiene la parsimonia y claridad lógica de toda
buena definición, sino porque la misma abre un campo de investigación
teóricamente orientado y falsable (Popper) desde el punto de vista empírico.
Para Portes el transnacionalismo se refiere en lo básico a ”ocupaciones y
actividades que requieren de contactos sociales i habituales y sostenidos
a través de Jas fronteras nacionales para J su ejecución”. En seguida
establecen los autores que la unidad ^-. de análisis apropiada, al menos en
esta fase de desarrollo de los estudios transnacionales, es el individuo y sus
redes sociales, a partir de cuya acción es posible reconstruir entornos
institucionales más amplios.

Portes y su equipo, como bien afirma Vertovec en este mismo libro, insisten
en que una definición rigurosa del carácter transnacional de las comunidades
migratorias en el marco de la globalización demanda ciertos requisitos:
intensidad del fenómeno, simultaneidad de las acciones que involucran a la
comuni¡j dad, sobre todo las económicas, etcétera. Vertovec insiste por su
10

WILFREDO LOZANO

parte (en este volumen), como por lo demás asumen los trabajos de Click
Schiller y Fouron y de Popkin, que el transnacionalismo, además de esta
delimitación económica y social a Ta que apunta la definición de Portes,
requiere de un marco cultural e identitario. que a su veztiene efectos o
consecuencias sobre la construcción de la identidadnacional de los países
involucrados en la dinámica transnacional. Aunque estos razonamientos aún
no tienen el desarrollo formal de la propuesta de Portes, me parece que
señalan problemas reales que deben ser atendidos en una fase de mayor
desarrollo de este campo de estudio: el de la construcción de las identidades
nacionales en un marco transnacional. A ello se suma un conjunto de
consecuencias políticas relativas a las relaciones interestatales en los casos
que involucran las comunidades transnacionales, como es el tema de la
soberanía y el nuevo tipo de ciudadanía en construcción a partir de estas
realidades. La importancia del asunto se ve claro en el papel fundamental
que en la política exterior mexicana desempeña el problema migratorio, en
el papel decisivo que para las economías salvadoreña y dominicana tienen
las remesas, como en el cada vez más frecuente otorgamiento de las dobles
ciudadanías a los nacionales latinoamericanos que residen en Estados Unidos
y se han nacionalizado como estadounidenses.

Portes aborda el fenómeno del transnacionalismo con un argu- • mentó


tipológico, en función del cual se reconocen tres sectores bá- ; sicos: el
económico, el político y el sociocultural, y se definen dos grados o niveles de
institucionalización (bajo y alto). Por ejemplo, en el ámbito económico con un
bajo nivel de institucionalización se aprecia la acción de comerciantes
informales y la migración la- • boral a distancia, mientras en un grado alto
de institucionalización incluyen las empresas transnacionales, la actividad
turística y el papel del capital bancario. En el ámbito sociocultural, un grado
bajo de institucionalización remite a las competencias deportivas, la acción
de grupos culturales o la acción de sacerdotes de pueblos que visitan a sus
feligreses residentes en el extranjero, pero un grado elevado de
institucionalidad implicaría la organización de ’, exposiciones de arte
internacionales, eventos culturales organiza-
PRÓLOGO 11

dos por las embajadas y consulados, entre otros. El modelo propuesto es


fecundo. Debo señalar que me parece, sin embargo, que éste se vería
enriquecido si profundizara en el problema de los ”grados de
institucionalización”, a partir de cuyo enfoque se podría estudiar la dinámica
mediante la cual se pueden afirmar acciones de baja institucionalización, lo
que da lugar a fenómenos institucionalmente organizados, o bien analizar
cómo los ámbitos institucionales bien estructurados pierden poder
institucional.

Adoptando la propuesta metodológica de Merton, relativa a la importancia de


la construcción de teorías de alcance medio en el actual nivel de desarrollo
de las ciencias sociales, Portes sugiere delinear un campo de fenómenos lo
suficientemente especificado que permita estudios falsables en el plano
empírico, pero que a la vez, conduzcan a reflexiones teóricamente fundadas
y relevantes. El esfuerzo de este libro es un buen ejemplo de las
potencialidades de esta perspectiva.

De cualquier modo, los resultados de esta investigación, como el campo


mismo de los estudios sobre el transnacionalismo, contribuyen a poner en
tela de juicio algunas premisas de la economía política, y defendidas
principalmente por la reacción neoclásica: la idea de la inamovilidad de los
factores tierra y trabajo y la movilidad del factor capital. Es claro que las
migraciones internacionales de alguna forma constituyen una reacción a las
barreras del capital en su búsqueda de inamovilización del trabajo, pero lo
más importante es que las llamadas comunidades transnacionales, por lo
menos en el enfoque que asume Portes, son algo más en esta corriente:
representan una respuesta flexible en el campo internacional de la propia
comunidad laboral organizada como comunidad transnacional. En este
sentido, más allá de la flexibilidad de la producción contemporánea, tras la
revolución informática y tecnológica, las comunidades transnacionales
flexibilizan la organización del mundo social del trabajo, penetrando en los
estados que involucran las migraciones de esta población: como inmigrantes
y trabajadores en el país de recepción, por un lado; como agentes
generadores de remesas y otros bienes económicos y culturales y, en
general, como constructores de nuevas identidades en espacios
transnacionales, por el otro.
12

WILFREDO LOZANO

En América Latina el transnacionalismo cobra cada vez más importancia


política, económica y social. Millones de latinoamericanos residen
permanentemente en Estados Unidos y mediante sus vínculos con el origen
han transformado el panorama económico de los países de donde proceden,
influyendo determinantemente en la vida política nacional y local, como es
evidente en el norte de México, El Salvador, República Dominicana y Haití.
Por otro lado, la presencia latina en Estados Unidos adquiere cada vez mayor
importancia política local y federal, al menos en estados como los de Nueva
York, California, Texas, La Florida. En muchos sentidos, la política y la
sociedad latinoamericanas encuentran en Estados Unidos un marco de
rearticulación, del que las comunidades transnacionales estudiadas por
Portes y colaboradores constituyen sólo uno de sus ejes principales. Éste es
un fenómeno que requiere de estudios sistemáticos como los que contiene
este libro.

En el libro La globalization desde abajo, 19 autores y autoras abordan este


fecundo campo de investigación del transnacionalismo, con perspectivas
muchas veces diferentes, o con énfasis más marcados en el ámbito
económico y social, el político o el cultural. El campo de investigación lo
delimita el transnacionalismo latinoamericano con Estados Unidos, a
propósito de las comunidades transnacionales construidas por inmigrantes
mexicanos (Roberts, Frank, Lozano-Ascencio), guatemaltecos (Popkins),
salvadoreños (Landolt, Autler, Baires), dominicanos (Dore, Itzigsohn,
Hernández), haitianos (Click Schiller, Fouron) y colombianos (Guarnizo,
Sánchez, Roach, Díaz). A esto se suman los textos y reflexiones teóricas y
metodológicas de Portes, Guarnizo, Landolt y el estudio de Vertovec.

¿Estamos asistiendo a un reordenamiento del proceso de construcción de


identidades sobre el que se ha sostenido la construcción de estados-naciones
desde finales del siglo xvm a nuestros días? ¿Cómo afecta al porvenir del
Estado-nación la existencia de estas comunidades transnacionales cada vez
con mayor poder político en ámbitos locales en los estados de origen? ¿Cuál
es el porvenir de estas comunidades transnacionales desde el punto
PRÓLOGO

13

de vista de su identidad, pero también de sus lazos con los estados de origen
en cuestiones como los derechos ciudadanos? Éstas son preguntas decisivas,
que el libro de Portes y colaboradores no responde en forma cerrada y
definitiva, pero éste permite abrir caminos inteligentes y fecundos para
discutirlas.

No me caben dudas, La globalization desde abajo representa una


significativa contribución al estudio de los procesos de reinserción de
América Latina en las corrientes de la globalización, y lo hace mediante un
innovador enfoque metodológico y teórico. Para la Flacso, como institución
latinoamericana dedicada a la investigación y a la docencia en el ámbito de
las ciencias sociales, constituye un gran honor la publicación en español de
este nuevo libro del profesor Alejandro Portes y sus colaboradores en la
prestigiosa colección de la Sede Flacso México y con el coauspicio de la
Secretaría General.

[San José, abril de 2002]


INTRODUCCIÓN

ALEJANDRO PORTES, Luis GUARNIZO PATRICIA LANDOLT

El estudio del transnacionalismo: peligros latentes y


promesas de un campo de investigación emergente
ESTE LIBRO fue concebido con el propósito de llamar la atención de los
expertos y los diseñadores de políticas sobre un fenómeno que apenas
recientemente ha empezado a atraer la atención de los investigadores en el
campo de la inmigración. Por medio de esta recopilación, buscamos
proporcionar evidencia de la existencia de este fenómeno y desarrollar
conceptos teóricos que faciliten su interpretación. Nos referimos a la creación
de una _^-j-Comunidad transnacional que une a grupos de inmigrantes en
los países avanzados con sus respectivas naciones y pueblos de origen.
Aunque el movimiento de inmigrantes en ambos sentidos siempre ha
existido, hasta hace poco éste no había alcanzado la magnitud crítica y la
complejidad necesaria para poder hablar de un fenómeno social emergente.
Este fenómeno está compuesto

r” por un creciente número de personas que viven una doble vida: hablan
dos idiomas, tienen hogares en ambos países y su vida discurre en un
contacto continuo y habitual a través de las fronteras

, nacionales. Las actividades dentro del campo transnacional abar<T can una
gran gama de iniciativas económicas, políticas y sociales -que van desde
negocios informales de importación y exportación, al surgimiento de una
clase de profesionales binacionales, y hasta la participación de los
inmigrantes en campañas políticas en su país de origen.

El creciente número de lazos que unen a las personas a través de los países
y la fluidez y diversidad de estos intercambios han dado lugar a muchos
alegatos contradictorios. En algunos escritos, el fenómeno del
transnacionalismo se describe como novedo-
[15]
1 6 ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

so y emergente, y en otros se afirma que es tan antiguo como la inmigración


misma. En algunos casos, se muestra a los empresarios transnacionales
como una ”casta” nueva y hasta excepcional, mientras que en otros se dice
que todos los inmigrantes forman parte de la comunidad transnacional. Por
último, hay quienes describen estas actividades como un reflejo y
acompañamiento natural de la globalización del capital, en tanto otros la
consideran como una reacción popular a los excesos de este mismo proceso
(Click Schiller, Baschy Blanc-Szanton, 1992; Basch, 1994; Guarnizo, 1994;
Smith, 1995).

Los estudios acerca de la migración transnacional forman un campo


emergente altamente fragmentado, al que todavía le falta rigor analítico y un
marco teórico bien definido. Por ejemplo, los estudios existentes utilizan con
frecuencia unidades de análisis diferentes (es decir, individuos, grupos,
organizaciones, estados locales) y mezclan diversos niveles de abstracción.
Esta tendencia amenaza con frustrar la viabilidad de un campo de
investigación por lo demás promisorio. Con el espíritu de proporcionar un
panorama representativo del conocimiento en esta área, presentamos en
este libro varios puntos de vista diferentes, no todos de acuerdo con el
nuestro. Ofrecemos además un conjunto de pautas que, junto con nuestro
propio estudio empírico del tema, buscan convertir el concepto de
transnacionalismo en un objeto de investigación claramente definido y
mensurable. A continuación, resumimos estos principios como una forma de
alimentar nuestra comprensión actual del concepto y facilitar su
investigación. Como se hará evidente más adelante, estas normas son de
aplicación general, pero resultan particularmente importantes en una nueva
y todavía frágil área de investigación.

ESTUDIANDO EL TRANSNACIONALISMO: PREMISAS BÁSICAS


Establecer el fenómeno

Según advirtió Robert Merton (1987), no tiene sentido tratar de explicar un


fenómeno cuya existencia no ha sido probada. Por sor-

INTRODUCCIÓN 17

préndente que pueda parecer, no es tan poco común en las ciencias sociales
que se elaboren explicaciones complejas para procesos cuya realidad
continúa siendo problemática.’ En el caso del transnacionalismo, para
justificar un nuevo campo de estudio, no es suficiente invocar las anécdotas
de algunos inmigrantes que invierten en negocios del país de origen o de
algunos gobiernos que conceden a sus expatriados el derecho de votar en las
elecciones nacionales. Para establecer el fenómeno, se necesitan por lo
menos tres, condiciones: .1
• el proceso involucra una proporción significativa de perso- (j ^ ñas en el
universo relevante (en este caso, los inmigrantes y ; > (Xv sus
contrapartes en el país de origen);

• las actividades de interés no son transitorias ni excepcionales, sino que


tienen cierta estabilidad y flexibilidad a través del tiempo;

• el contenido de estas actividades no está incluido ya en j algunos de los


conceptos existentes, lo que ocasionaría que la invención de un nuevo
término fuese redundante.

Delimitar el fenómeno

La última de las condiciones arriba indicadas anticipa la siguiente. Una vez


que queda establecida la realidad de un hecho o proceso, es importante
delimitar su alcance para evitar redundancia con objetos que han sido
estudiados mediante otros conceptos. Por ejemplo, nada,se. gana con llamar
”transmigrantes” a los inmigrantes, cuando el término anterior y más
familiar es perfectamente adecuado para describir a los sujetos del estudio.
Al delimitar el alcance de un concepto, es también necesario evitar su falsa
extensión hacia todos los aspectos de la realidad, expe-

1 Desafortunadamente los ejemplos son numerosos y van desde narraciones sobre conceptos
psicoanalíticos de existencia cuestionable hasta disquisiciones más recientes sobre ”posmodernidad”, por
nombrar sólo algunos. Se han dedicado extensos análisis a tales temas sin una base firme para establecer
su existencia o el rango de los fenómeno, empíricos que deben abarcar.
18 ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

riencia común cuando un concepto particular se torna popular.2 En este


caso, si todas o la mayoría de las actividades que realizan los inmigrantes se
definen como ”transnacionalismo”, entonces ninguna lo es, porque el
término se convierte en sinónimo del total de las experiencias de esta
población. Para que sea de utilidad, un nuevo término debe designar un tipo
característico de actividad o actor diferente de los que ya designan otros
conceptos más familiares.

Con el propósito de establecer un área de investigación novedosa, es


preferible delimitar el concepto de transnacionalismo a ocupaciones y
actividades que requieren de contactos sociales habituales y sostenidos a
través de las fronteras nacionales para su ejecución. Así , definido, el
concepto abarca, por ejemplo, los viajes mensuales de / un empresario
salvadoreño para entregar correspondencia y pro/ visiones a parientes de
inmigrantes en El Salvador, o los viajes de una modista dominicana que
posee un taller de ropa y viaja varias veces al año a Nueva York para vender
sus artículos y adquirir materiales y nuevos diseños para su negocio. Por la
misma razón, esta definición excluye los regalos ocasionales en dinero y
bienes que envían los inmigrantes a sus parientes y amigos (no es una
ocupación) o la compra de una casa o solar que realiza un inmigrante en su
país de origen (no es una actividad habitual). ” ’ Evidentemente, como
hacen notar Itzigsohn et al. (1999), los contactos, viajes y actividades
ocasionales de los miembros de una comunidad expatriada, a través de las
fronteras nacionales, contribuyen también a fortalecer el campo
transnacional; pero estos contactos no son en sí mismos suficientemente
novedosos o variados como para justificar una nueva área de investigación.
Lo que constituye un fenómeno en verdad original y, por tanto, justificable
como nuevo tema de investigación es la gran intensidad de los intercambios,
nuevas formas de transacción y multiplicidad
2 Una vez más, no es difícil conseguir ejemplos. Entre éstos aparecen términos como ”otro significativo”,
”carisma” y más recientemente ”globalization”, cada uno los cuales se han aplicado en muchos contextos
diferentes. Esa proliferación de usos ha conducido a interpretaciones contradictorias y a la pérdida del valor
heurístico del término. Al convertirse en clichés periodísticos, dejaron gradualmente de ser objetos de la
investigación científica seria. Para el caso de otro concepto arriesgado, ”capital social”, véase Portes y
Landolt (1996).

INTRODUCCIÓN

19

de actividades que traspasan fronteras nacionales y requieren de este


movimiento geográfico para su éxito.

Definir la unidad de análisis

Como en otras áreas de actividad humana, el transnacionalismo involucra a


los individuos, sus redes sociales, sus comunidades y estructuras
institucionales más amplias como gobiernos locales y nacionales. La
literatura existente sobre el tema tiende a mezclar estos diferentes niveles,
refiriéndose a veces a los esfuerzos y logros de migrantes individuales, otras
a la transformación de comunidades locales en los países emisores, y otras
más a las iniciativas de los gobiernos de estos países que buscan apropiarse
de la lealtad y los recursos de sus respectivas emigraciones. Esta mezcla
contribuye a una creciente confusión sobre el concepto y su significado. ^
Por razones metodológicas, consideramos apropiado estableI cer como la
unidad de análisis en esta área el individuo y sus redes ^7 1 sociales. Otras
unidades, tales como las comunidades, las empresas económicas, los
partidos políticos, etcétera, entrarán también al escenario en etapas
subsecuentes y más complejas de la investigación. Sin embargo, elindividuo
y sus redes constituyen el punto jie partida más viable en la investigación de
este tema. Esta decisión no se basa en una posición filosófica a priori, ni
tiene la intención de negar la realidad e importancia de estructuras más
amplias. Por el contrario, creemos que un estudio que se inicia con la historia
y las actividades de los individuos es la forma más eficiente para comprender
las estructuras del transnacionalismo y sus efectos. A partir de los datos
obtenidos en entrevistas individuales, se pueden definir las redes que hacen
posible identificar las contrapartes de los empresarios transnacionales en el
país de origen y recopilar información para establecer los efectos agregados
de estas actividades.

La selección de individuos como punto de partida para incursionar en este


campo también se basa en sus propios orígenes. Las actividades
transnacionales de origen popular no se iniciaron a partir de acciones o
políticas de gobiernos nacionales o locales;
TABLA 1
EL TRANSNACIONALISMO Y SUS TIPOS
Nivel de institucionalización
Económico
Sector
Político
Sociocultural

Bajo -Comerciantes informales transnacionales

-Pequeños negocios creados por inmigrantes retornados en el país de origen

-Migración laboral circular a larga distancia

Alto -Inversiones multinacionales en países del Tercer Mundo

-Desarrollo del turismo para el mercado extranjero

-Agencias de bancos del país de origen en los centros inmigrantes

-Comités cívicos del pueblo de origen creados por los inmigrantes

-Alianzas de comités de inmigrantes con partidos políticos del país de origen

-Recolecciones de fondos para candidatos electorales en el país de origen

-Funcionarios consulares y representantes de los partidos políticos nacionales en el


extranjero

-Doble nacionalidad otorgada por los gobiernos de países de origen

-Inmigrantes elegidos para las legislaturas del país de origen

-Competencias deportivas transnacionales

-Grupos de música folclórica que se presentan en centros de inmigrantes

-Sacerdotes del pueblo de origen que visitan y organizan a sus parroquianos en el extranjero

-Exposiciones internacionales de arte nacional -Artistas famosos del país de origen que
actúan en el extranjero

-Actividades culturales organizadas por las embajadas en el extranjero


INTRODUCCIÓN

o la difusión cultural (Sassen, 1991; Meyer et al., 1997). Por esta razón, la
literatura sobre transnacionalismo se ha concentrado, aunque no
exclusivamente, en las iniciativas menos institucionalizadas de los
inmigrantes ordinarios y sus contrapartes en el país de origen. Éstos
representan el desarrollo más novedoso en este campo y, por tanto, el que
merece mayor atención. Los funcionarios consulares han constituido por
siglos un espectáculo común y los administradores de las corporaciones
multinacionales han sido bien estudiados, durante las últimas décadas, no
así los comités cívicos de inmigrantes que asumen literalmente el control de
las obras públicas en sus pueblos de origen. Por esta razón, la mayoría de los
estudios de casos incluidos en este libro están enfocados a este nivel de
carácter popular.

Identificar las condiciones necesarias

La teorización sobre los determinantes y las implicaciones prácticas del


transnacionalismo actual tiene que esperar la presentación y el análisis de
evidencia adicional. En este punto, sin embargo, es posible dar un primer
paso en esa dirección al identificar las condiciones necesarias que hacen
posible el fenómeno. Esto se debe a que la identificación de estas
condiciones no depende tanto de la evidencia empírica como de la
comparación lógica con periodos migratorios anteriores, cuando las mismas
actividades no eran evidentes.

Las empresas transnacionales no proliferaron entre los inmigrantes de hace


un siglo debido a que las condiciones técnicas de la época no permitían
comunicaciones fáciles ni rápidas a través de las fronteras nacionales. No
hubiese sido posible que empresarios transnacionales pudieran viajar por un
fin de semana a Polonia o Italia y estar de regreso en sus trabajos de Nueva
York el lunes siguiente. No era factible que los líderes de un comité cívico
inmigrante mantuvieran contacto diario con el alcalde de un pueblo ruso o
austríaco con el fin de saber cómo iba progresando algún proyecto público,
financiado con dineros de los inmigrantes. Las comunicaciones eran lentas y
por tanto, muchas de las empre-
24

ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

sas transnacionales que se describen en la literatura actual no hubiesen


podido surgir.

La disponibilidad de transporte aéreo, el teléfono de larga distancia, la


comunicación por fax y el correo electrónico proporcionan las bases
tecnológicas para el surgimiento del transnacionalismo en escala masiva. A
la vez que estas innovaciones técnicas han permitido que los gobiernos y las
grandes corporaciones aceleren el proceso de transnacionalismo ”desde
arriba”, no se ha perdido su potencial en las personas comunes que se han
beneficiado de las mismas facilidades para establecer sus propias formas .
de empresas a larga distancia. Hace sólo dos décadas no hubiese ; podido
materializarse la imagen de un hombre de negocios inmigrante de camino al
aeropuerto a recoger una consignación de productos extranjeros embarcados
el día anterior, mientras habla por su teléfono celular con un socio en el país
de origen y envía un fax a otro.

La identificación de las condiciones necesarias para el surgimiento de un


fenómeno es útil como guía para la investigación científica y también como
fuente de nuevas hipótesis. En el caso que nos ocupa, si las innovaciones
tecnológicas representan una condición necesaria para el surgimiento del
transnacionalismo de origen popular, es lógico que mientras mayor sea el
acceso de un grupo inmigrante a las nuevas tecnologías, mayor será la
frecuencia y el alcance de este tipo de actividad. Las comunidades
inmigrantes con mayores niveles de recursos económicos y capital humano
(educación y capacitación profesional) deben registrar mayores niveles de
transnacionalismo, por tener mejor acceso a la infraestructura que hace
posible estas actividades.

En ese mismo tenor, si una segunda condición necesaria para el fenómeno es


el establecimiento de redes sociales a través de fronteras nacionales, es
predecible que mientras mayor distancia exista entre la nación de origen y la
de destino, menos numeroso ¡ será el grupo de empresas transnacionales.
Esta hipótesis se basa en , , que las grandes distancias imponen un costo
más alto y general- ,; mente mayores dificultades para el contacto habitual,
lo que ¡ ¡ reduce así la proporción de inmigrantes capaces de involucrarse
INTRODUCCIÓN

25

en actividades transnacionales. Por el contrario, aquellos cuyos países se


encuentran a poca distancia y están vinculados con ellos por densas redes de
comunicación se hallan en mejor posición para iniciar las actividades a través
de las fronteras. Evidentemente, el poder de la electrónica moderna para
reducir el espacio permite a las personas que tienen el dominio de dichos
recursos comprometerse en actividades transnacionales sin necesidad de
tener un contacto cara a cara. Por lo tanto, la barrera de la distancia
disminuye en forma gradual a medida que las comunidades son capaces de
sustituir el contacto personal tradicional por los nuevos medios electrónicos
de comunicación.

Existen variantes y excepciones a estas hipótesis y para identificarlas, así


como a las fuerzas que cada una de ellas origina, nada puede sustituir la
investigación de campo en las áreas emisoras y receptoras de inmigrantes.
Ésta es la metodología sobre la cual se basan los estudios de casos y los
análisis contenidos en este libro.
EL TRANSNACIONALISMO EN SU PERSPECTIVA HISTÓRICA

A PESAR de no contar con las tecnologías contemporáneas para la


comunicación y el transporte, durante siglos han existido precursores del
transnacionalismo actual. Como señalamos anteriormente, la migración de
retorno y las visitas periódicas a las comunidades de origen siempre han
existido, por lo menos entre los migrantes libres. De la misma manera, nunca
han dejado de mantenerse contactos habituales entre los participantes de las
diásporas políticas forzados a establecerse en diferentes países (Cohén,
1997). Los judíos rusos que escapaban de las persecuciones zaristas en el
siglo XX representan un buen ejemplo (Rischin, 1962; Howe,
1976). Lo mismo hicieron los armenios para escapar de la opresión turca
(Noiriel, 1995) o la gran diaspora española después de la victoria fascista de
ese país (Weil, 1991; Sole, 1995).

Mientras estas actividades de inmigrantes y refugiados a través de las


fronteras nacionales reforzaban los vínculos entre sus
26

ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

respectivas comunidades, éstas carecían de los elementos de regularidad,


las actividades rutinarias y las masas críticas que caracterizan los ejemplos
contemporáneos de transnacionalismo. Pocos inmigrantes vivían realmente
en dos países en términos de sus actividades cotidianas. Aunque la mayoría
soñaba con regresar algún día, esta meta a largo plazo se postergaba por las
preocupaciones y las necesidades de sus nuevas vidas y para muchos
terminaba por desaparecer (Handlin, 1973; Thomas y Znaniecki, 1984). Sin
embargo, en la historia siempre han existido ejemplos de transnacionalismo
económico y político. Entre éstos, se incluye lo que Curtin (1984) ha llamado
las ”diásporas comerciales”; es decir, comunidades compuestas por
mercaderes ambulantes que se establecen en jurisdicciones extranjeras con
el propósito de dedicarse a las actividades comerciales. Los que simplemente
se establecieron en el extranjero y se fueron integrando en forma progresiva
a las sociedades locales encajan mejor en la definición de empresarios
inmigrantes. Sin embargo, quienes preservaron de manera consciente sus
diferentes identidades como miembros de una diaspora comercial, labrando
sus redes a través del espacio y viajando de un lado a otro en busca de
oportunidades comerciales, pueden ser considerados legítimamente como
empresarios transnacionales.

De esa manera, los enclaves extranjeros establecidos por mercaderes


venecianos, genoveses y hanseáticos en toda la Europa medieval e
identificados por Pirenne (1970) con el renacimiento del comercio europeo,
simbolizan un ejemplo temprano de transnacionalismo económico en
condiciones políticas difíciles. Las actividades internacionales de los
banqueros genoveses con la protección de sus aliados imperiales de la Casa
de Habsburgo fueron tan considerables como para haber sido identificadas,
al menos por un autor, como iniciadoras de la ”primera oleada” de
acumulación capitalista moderna (Arrighi, 1994). Portugueses, daneses e
ingleses establecieron enclaves comerciales de agentes involucrados en
varias formas de comercio transnacional en etapas sucesivas de la
colonización europea de África y América (Dobb, 1963; Hardoy, 1969; Arrighi,
1994). En tiempos más re-
INTRODUCCIÓN

27

cientes, los ”chinos de ultramar” representan un ejemplo arquetípico de una


comunidad de comerciantes transnacionales (Freedman, 1959; Lim, 1983;
Granovetter, 1995).

Observemos la diferencia entre estos casos excepcionales y el vasto


movimiento de colonizadores europeos en las tierras recientemente abiertas
de África, América y Oceania a partir del siglo XVI. Al igual que los
inmigrantes laborales subsecuentes, los colonizadores inmigrantes
albergaron sueños de riqueza y de retorno eventual, pero sus actividades
diarias los enfrentaron a las realidades de un país nuevo y, en el proceso,
muchos se establecieron permanentemente en las colonias (Wittke, 1952;
Tilly 1978; Portes y Walton, 1981; Tinker, 1995). En general, los primeros
ejemplos de transnacionalismo económico fueron de tipo elitista, incluyendo
a comerciantes y agentes comerciales de recursos que mantenían una
afiliación firme con sus casas matrices y comunidades de origen y dependían
de las redes de larga distancia para su propia supervivencia económica.

Para encontrar ejemplos de un tipo más popular de precursores de


actividades contemporáneas transnacionales, tenemos que esperar el inicio
de las migraciones laborales circulares en el siglo xix. Hasta ese momento no
se materializa la organización de movimientos circulares de mano de obra
formalmente libre a través de las fronteras estatales. Esta etapa corresponde
a un capitalismo industrial relativamente avanzado, donde la expansión de la
industria y la agricultura comercial requirió superar las barreras que
limitaban el suministro de mano de obra local (Lebergott,
1964). No hay duda de que los agentes que se involucraron en la
organización de este tráfico eran empresarios transnacionales. Lo que hizo
que la empresa fuera transnacional para los propios obreros eran sus pocas
raíces en el extranjero, su dependencia de las redes del país de origen para
iniciar el viaje e invertir sus ahorros potenciales y la regularidad con que
participaban en periodos cíclicos de trabajo en el exterior (Galarza, 1977;
Cohén, 1988; Noiriel,
1995).

La migración laboral masiva de europeos a Estados Unidos en el siglo XIX


raras veces adquirió forma de un flujo laboral circular
28

ALE)ANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

deliberadamente organizado. Sin embargo, otros movimientos sí lo fueron.


Entre éstos se encuentra el reclutamiento masivo de polacos para trabajar en
la industria pesada y las minas del Ruhr en Alemania (Weber, 1906 [1958]) la
contratación masiva por la industria francesa de trabajadores argelinos y
marroquíes antes de la Segunda Guerra Mundial (Weil, 1991) y la migración
masiva de trabajadores mexicanos al sudoeste de Estados Unidos
(Santibáñez, 1930; Barrera, 1980). De hecho, la popularidad de la mano de
obra mexicana para los granjeros estadounidenses y las empresas
ferroviarias dependió de su carácter temporal y su disposición a regresar a
México una vez terminada la obra o la cosecha. Esta característica se
institucionalizó de forma permanente con el inicio del acuerdo de inmigración
laboral entre México y Estados Unidos conocido como el programa de
Braceros (Samora, 1971; Portes y Bach, 1985).

Los primeros casos de transnacionalismo político son aún menos comunes,


pero los que existieron con frecuencia tuvieron consecuencias
trascendentales. Entre éstos se encuentran los esfuerzos realizados por
ciertos líderes y activistas en el extranjero para liberar sus tierras nativas del
control extranjero o para apoyar un incipiente Estado nacional. Comúnmente
encontramos estos ejemplos entre inmigrantes procedentes de naciones sin
es- ’ tados en el siglo XIX y principios del siglo XX. Según Glazer (1954, p.
161), el primer periódico en idioma lituano fue publi- i cado en Estados
Unidos, y en cierto sentido, la República Checa fue ”creada en América” con
el liderazgo del sociólogo Tomás Massaryk.

Los trabajadores inmigrantes raras veces se comprometen con esta clase de


política transnacional por tiempo completo, pero pueden proporcionar el
dinero y el apoyo moral para que la causa se mantenga viva en el país de
origen. Con el liderazgo de su presidente honorario Pederewski, el Comité
Central Polaco de Ayuda en los Estados Unidos contribuyó con cientos de
miles de dólares a la causa de la liberación polaca a principios del si-

V, glo xix (Glazer, 1954; Rosemblum, 1973). La república de Cuba \ fue


también, en cierto sentido, fundada en Nueva York, primero

INTRODUCCIÓN
29
con el liderazgo de José Martí y su Partido Revolucionario Cubano y luego por
medio de la agitación de los exiliados que contribuyeron a que se produjera
la intervención estadounidense contra España (Thomas, 1971, pp. 29-33).

Estos ejemplos ponen en claro que el transnacionalismo contemporáneo


tiene amplios precedentes en la historia de la migración. No obstante, dichos
ejemplos en su mayor parte fueron excepcionales y carecieron de las
características originales que actualmente atraen la atención de
investigadores y que justifican la acuñación de un nuevo concepto. A pesar
de su importancia histórica, las primeras empresas transnacionales
económicas y políticas no ocurrieron con regularidad ni fueron comunes
entre la vasta mayoría de los movimientos inmigrantes anteriores. El
transnacionalismo contemporáneo corresponde a un periodo diferente de la
economía mundial y a un conjunto distinto de respuestas y estrategias de
actores populares que se encuentran en posición de desventaja con respecto
al sistema, pero que logran ’acceso a nuevos medios técnicos para superarla.
Ue ahí la importancia de su surgimiento.

IMPORTANCIA DEL CAMPO TRANSNACIONAL


EL AUMENTO de diferentes formas de transnacionalismo ”desde_ abajry’
tiene tanta importancia teórica como práctica. Teóricamente representa una
forma de adaptación del inmigrante diferente a las descritas en la literatura
anterior. En la práctica ofrece una opción a la gente común que no estaba
presente en el pasado, ya sea en sus propios países o a los que ellos
emigran. A medida que el proceso adquiere vigencia, el transnacionalismo de
origen popular tiene el potencial de destruir una de las premisas
fundamentales de la globalización capitalista, es decir, que la mano de obra
se mantiene local, puesto que el capital tiene alcance global. Al beneficiarse
de las mismas tecnologías que hacen posible las estrategias corporativas, los
empresarios transnacionales no sólo niegan su propia mano de obra a los
que serían sus empleadores en el país de origen y en el extranjero, sino que
se convierten en
30 ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

conductores de información para otros. De esta forma, ayudan a reducir la


brecha informativa entre aquellos que están comprometidos con la
expansión del ”transnacionalismo desde arriba” y los grupos subordinados
que estaban a merced de estas estrategias.

Esta línea de razonamiento, basada en el material empírico disponible hasta


ahora, puede ser resumida en tres propuestas esenciales. No están dirigidas
a las condiciones básicas previas del transnacionalismo, como señalamos, ni
a sus determinantes específicos en países dados, sino a las amplias
dinámicas del fenómeno y sus posibles implicaciones:

• el surgimiento de estas actividades está relacionado con la lógica de la


misma expansión capitalista;

• las comunidades transnacionales, al seguir los principios bien establecidos


del desarrollo de las cadenas sociales, representan un fenómeno que no
concuerda con las expectativas convencionales de asimilación inmigrante;

• debido a que la empresa transnacional es impulsada por las dinámicas del


capitalismo, ésta, como forma de resistencia individual y de grupo, tiene más
potencial para las estructuras dominantes que para las estrategias
alternativas.

Estas propuestas básicas dependen, para su justificación empírica, de


estudios descriptivos de varias comunidades inmigrantes, aunque se impone
una breve aclaración de su razón de ser.

El transnacionalismo y la expansión capitalista

La real y creciente demanda de mano de obra inmigrante en los países


avanzados provee la materia prima para el surgimiento de la empresa
transnacional. Diferentes grupos de empleadores del Primer Mundo han
demandado y se han beneficiado con la presencia de los trabajadores
inmigrantes, aunque estos últimos aprendieron también a adaptarse a sus
nuevas condiciones. A diferencia de la situación de principios del siglo xx
cuando los inmigrantes eran
31

INTRODUCCIÓN 31

empleados principalmente en la industria, en la actualidad éstos se


concentran en la agricultura y los servicios, en trabajos normales de baja
remuneración y pocas probabilidades de ascenso (Sassen,
1989, 1995; Roberts, 1995). Estas condiciones proporcionan los incentivos
para buscar otras vías de movilidad económica, entre las cuales destacan por
su importancia el conocimiento y el acceso a las redes sociales
transnacionales.
. Los avances tecnológicos en el transporte a larga distancia y las
comunicaciones facilitan la explotación de estas oportunidades por razones
que ya hemos analizado. De esta manera, surge una clase de empresarios
transnacionales para cubrir las necesidades distintas pero complementarias
de los migrantes y las poblaciones del país de origen. En las comunidades de
expatriados, hay gran demanda de noticias e informaciones, alimentos y
productos culturales de sus países de origen, mientras que entre la población
que quedó atrás crece el deseo de conseguir electrodomésticos, productos
electrónicos avanzados e inversiones financiadas por capital inmigrante. La
presencia de las corporaciones multinacionales y la eficiente propaganda de
sus productos en la mayoría de los países del Tercer Mundo estimula dichos
anhelos al crear nuevas aspiraciones de consumo, difíciles de satisfacer para
la mayoría de la población de estos países (Alba, 1978; Portes y Borocz,
1989; Grasmuck y Pessar, 1991). Los inmigrantes proporcionan una solución
factible a este dilema al adquirir en el extranjero los productos deseados y
enviarlos a parientes y amigos o al hacerlos accesibles para otros a precios
reducidos.

El proceso de asimilación

De conformidad con la suposición de que la mano de obra continúa siendo


local, la literatura acerca de la inmigración generalmente ha supuesto que
los inmigrantes, tan pronto llegan, se establecen en la sociedad receptora y
emprenden un gradual pero inevitable proceso de asimilación (Gordon, 1964;
Alba, 1985; Alba y Nee,
1997). Esta literatura toma en consideración a los inmigrantes que regresan
a sus países de origen, pero no los movimientos de
32

ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

!ida y vuelta, ni los intercambios habituales de bienes tangibles e intangibles


entre el lugar de origen y de destino. Estos movimientos y el campo
binacional que crean gradualmente, vienen a ser una forma de adaptación
alternativa para los inmigrantes en el mundo desarrollado. Mientras
anteriormente, el éxito económico y el estatus social dependían en forma
exclusiva de una rápida aculturación y del ingreso al ámbito dominante de
los círculos de la sociedad receptora, en la actualidad éstos dependen cada
vez . más del cultivo de redes sociales sólidas a través de las fronteras
nacionales.

Para los inmigrantes involucrados en actividades transnacionales y sus


contrapartes en el país de origen, el éxito no depende tanto de abandonar su
cultura e idioma para adoptar los de otra sociedad, sino de preservar su
acervo cultural original, mientras se adaptan instrumentalmente a la
segunda sociedad (Goldring, 1996; Guarnizo, 1997b). Por lo tanto, es posible
que en Estados Unidos los inmigrantes se involucren en actividades
transnacionales sin saber bien inglés, mientras se mantienen marginados del
ámbito social que los rodea. Esta senda alternativa para lograr movilidad
económica y social abre un sinnúmero de nuevas posibilidades de adaptación
que involucran tanto a los inmigrantes como a sus familias e hijos.

Algunas de estas posibilidades que hasta ahora no han sido exploradas


incluyen:

• los empresarios transnacionales exitosos que tarde o temprano regresarían


a su país, llevándose a sus familias;

• otros terminarían por abandonar las actividades transnacio- : nales para


buscar una asimilación total en la sociedad receptora;

• un tercer grupo permanecería en el campo transnacional indefinidamente,


pero sus hijos se asimilarían a la sociedad receptora;

• los empresarios transnacionales exitosos traspasarían a sus hijos estas


actividades, que se perpetuarían a través de las generaciones.
INTRODUCCIÓN

33

Es demasiado temprano para decidir cuál de estas (u otras) alternativas


predominarán, pero resulta claro que pueden transformar el proceso de
asimilación con consecuencias de enorme alcance tanto para el país emisor
como para el receptor.

La resistencia efectiva
La expansión internacional del capitalismo en busca de mercados más
amplios y mano de obra más barata ha conducido a diversos intentos por
combatir sus estragos. Un buen ejemplo es el movimiento de ”normas
laborales” que se ha propuesto detener la transferencia masiva de la
industria de baja tecnología a países menos desarrollados, imponiendo a
estas naciones las normas laborales del Primer Mundo (Piore, 1990). La idea,
apoyada por sindicalistas y algunos economistas de los países avanzados, es
condicionar el acceso de las importaciones del Tercer Mundo a los mercados
de estos países al cumplimiento de convenios de protección laboral. Al
impedir la entrada de bienes producidos con condiciones de extrema
explotación laboral se protegerían los derechos de los trabajadores, tanto en
los países avanzados como en los más pobres (Fields, 1990).

La dificultad con estos elevados ideales es que resulta difícil ponerlos en


práctica. El cumplimiento de las normas laborales recae principalmente en
manos de los gobiernos del Tercer Mundo que no están a la altura de esta
misión o no desean llevarla a cabo. Hay una buena razón para esta
renuencia, ya que el cumplimiento demasiado estricto de los códigos
laborales simplemente estimularía a las industrias extranjeras a mudarse al
próximo país ¡ que cuente con mano de obra más barata (Portes, 1994). Por
esta i razón, las importaciones de manufacturas procedente de numerosos
países del Tercer Mundo continúan fluyendo hacia Estados « Unidos y
Europa occidental con poco cuestionamiento acerca de las condiciones
laborales en que se produjeron.

En las condiciones dictadas actualmente por el capitalismo global, la


movilización de redes sociales para la organización de actividades
transnacionales ofrece mejores alternativas tanto a
34 ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

los inmigrantes como a sus contrapartes en los países emisores. Esto se


debe a que la viabilidad de estas actividades no depende de complejos
convenios legales o de la buena voluntad de los funcionarios
gubernamentales, sino de las propias capacidades de los individuos y la
activación de su capital social. Por esta razón, un creciente número de gente
de pocos recursos ha dejado de esperar ayuda de gobiernos distantes y
burocracias internacionales tediosas, para enfrentar por sí misma los retos
de la nueva economía global. El proceso puede volverse acumulativo y con el
tiempo abarcar una proporción considerable de la población de las
comunidades y países de origen (Sassen, 1988; Guarnizo, 1992; Portes y
Dore, 1994).

De igual modo que en el pasado, la migración al extranjero llegó a ser ”lo


que había que hacer” en ciertos países y localidades del Tercer Mundo
(Cornelius, 1982, 1987; Massey, 1987; Massey y Goldring, 1994). Con el
tiempo, las actividades transnacionales pueden evolucionar para convertirse
en la forma de adaptación de aquellos grupos que buscan escapar del
destino de ser mano de obra barata, tanto en el país de origen como en el
extranjero. Debemos hacer notar, sin embargo, que los paralelos entre el
transnacionalismo económico ”desde arriba”, auspiciado por las
corporaciones multinacionales, y sus contrapartes de origen popular son sólo
parciales. Aunque ambos hacen amplio uso de las nuevas tecnologías y están
sujetos a los diferenciales de precios, costos e información a través de las
fronteras nacionales, los grandes actores corporativos dependen
principalmente de su poder financiero para hacer posibles dichas empresas,
mientras los inmigrantes dependen de su capital social. Las redes sociales en
que se sustenta la viabilidad de dichas pequeñas empresas se construyen
medianí te un lento y por lo regular difícil proceso de adaptación a una
sociedad extranjera (Mahler, 1995; Smith, 1995; Goldring,
1996). El éxito inicial de esta estrategia de adaptación conduce a su vez a la
extensión y fortalecimiento de tales redes. De esta forma, la empresa
transnacional se establece con base en un proceso acumulativo capaz de
utilizar efectivamente el capital social de individuos y comunidades del
Tercer Mundo.

INTRODUCCIÓN
35

RESUMEN DEL CONTENIDO


CUATRO de las contribuciones de este libro presentan los descubrimientos de
nuestro proyecto de investigación comparativa sobre lazos transnacionales
entre los inmigrantes y sus contrapartes del país de origen en tres países
latinoamericanos. Se llevaron a cabo investigaciones sobre el
transnacionalismo colombiano, dominicano y salvadoreño, basadas en
encuestas realizadas con informantes de dos grandes comunidades de
inmigrantes en Estados Unidos y dos ciudades en el país de origen, para
cada nacionalidad. Los descubrimientos sugieren grandes similitudes
estructurales entre los tres casos, pero confirman también la gran
heterogeneidad de los campos sociales transnacionales. El estudio establece
también, con certeza, que para Colombia, República Dominicana y El
Salvador, las prácticas transnacionales y los procesos aplicados por sus
emigrantes se han convertido en un fenómeno importante en las respectivas
sociedades y economías.

En su estudio, Guarnizo (capítulo 6) y sus colaboradores presentan lo que


ellos llaman un inventario general de los lazos económicos, políticos y
socioculturales que unen a los colombianos en Nueva York y Los Ángeles con
su país de origen. Al analizar la presencia colombiana en la ciudad de Nueva
York, los autores confirman la importancia continua de Jackson Heights como
epicentro del empresariado y el transnacionalismo colombiano. El
transnacionalismo colombiano de Los Ángeles palidece en cornparación con
su contraparte de la costa oriental. A la luz de las diferencias en los dos
escenarios urbanos, estos autores plantean como hipótesis que los contextos
locales desempeñan un papel crítico como mediadores del alcance y la
profundidad de las prácticas transnacionales entre los migrantes.

Los descubrimientos del equipo de investigación con base en Estados Unidos


se complementan con los de sus colaboradores en Colombia. Guarnizo y Luz
Díaz (capítulo 7) suministran una breve pero crítica historia de la economía
política colombiana y de los centros urbanos donde se llevó a cabo el trabajo
de campo. Estos autores analizan el impacto transformador que los cárteles
36 ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

internacionales de la droga han tenido en las economías locales, mercados


laborales y sociedades de estas ciudades. El trabajo de campo, tanto en
Colombia como en Estados Unidos, revela que el campo social transnacional
colombiano se caracteriza por la fragmentación y la desconfianza. Divisiones
regionales, raciales y de clase se funden con la suspicacia y el temor
desencadenado por el espectro del tráfico internacional de drogas para
debilitar las fuentes del capital social comunitario.

Durante años, la inmigración dominicana a Estados Unidos ha sido objeto de


investigaciones académicas. Itzigsohn y sus colaboradores (capítulo 4)
proporcionan una revisión completa de esta literatura, que se concentra en el
desarrollo de un mapa conceptual para entender el campo social
transnacional dominicano. Las prácticas transnacionales dominicanas están
clasificadas como ”estrechas” o ”amplias” según su nivel de
institucionalización y su requerimiento de participación activa y movilidad
geográfica por parte de los actores. La exposición de estos autores sobre el
transnacionalismo político es particularmente esclarecedora. Ellos consideran
que_entre 10 y 15 por ciento de los fondos_r¿ara campa-_ ñas políticas en
República Dominicana se recaudan ejvla^ciudad jde Nueva York, mientras
los emigrantes poseen una clara influencia política que determina, con
frecuencia inconscientemente los patrones de votación de sus parientes en
las comunidades de origen.

El tercer país de nuestro estudio comparativo es El Salvador, nación


desgarrada por la guerra civil. Landolt y sus colaboradores (capítulo 3)
argumentan que la dramática salida de los salvadoreños de su país y la hostil
recepción que experimentan en Estados Unidos forma la base de la fuerte
propensión inicial de los salvadoreños a forjar y mantener relaciones
transnacionales. Estos autores proponen un marco dialéctico para analizar
las interacciones entre los migrantes salvadoreños de Los Angeles y
Washington, con diferentes grupos de élite y sectores populares de su país
de origen. El creciente vínculo transnacional de las élites económicas y
políticas salvadoreñas con inmigrantes de origen popular conduce a la
consolidación de estos últimos como agentes críticos de cambio social,
político y económico en El Salvador.
INTRODUCCIÓN

37

El capítulo de Eric Popkin (2) sobre la población kanjobal maya de Guatemala


analiza las relaciones entre migración a Estados Unidos, identidad étnica y
transnacionalismo. Según refiere este autor, la migración y la radicación de
estos inmigrantes indígenas en Los Ángeles, en un medio donde los
inmigrantes son hispanohablantes en su mayoría, presenta nuevos retos y
obstáculos para la preservación de la identidad maya. El racismo y la
exclusión promueven una formación ”étnica reactiva” a través de la cual los
migrantes no sólo reafirman los símbolos de su tierra de origen, sino que
realmente forjan relaciones transnacionales que_sirven para reforzar su
identidad maya. Las organizaciones transnacionalizadas, incluyendo las
asociaciones y los grupos religiosos de las comunidades de origen, se
convierten así en un instrumento crítico de este esfuerzo colectivo. Sin
embargo, a medida que las organizaciones mayas de Los Ángeles acumulan
recursos, se convierten a su vez en blancos para la cooptación por parte de
instituciones creadas con ese fin por la élite política guatemalteca.

Click Schiller y Fouron (capítulo 5) analizan los discursos políticos de la


diaspora haitiana para investigar las ideologías implícitas en la formación de
estados-naciones transnacionalizados. Los autores sugieren que su
construcción descansa en una noción de tipo racial de la identidad nacional
que se basa en la descendencia y los lazos sanguíneos. Trascendiendo
diferencias generacionales y de clase, los haitianos consistentemente hacen
referencia a la haitianidad como lazos de sangre, pero las funciones latentes
de este discurso varían por estratos sociales. Para los haitianos que
dependen de las remesas familiares, el uso de una identidad racial haitiana
sirve para legitimar sus estrategias de supervivencia. En la diaspora, el gran
sentido nacional de los haitianos preserva la autoestima frente a la
discriminación, mientras para la élite política de Haití y las crecientes
transacciones entre el país y su diaspora se convierten en las bases para la
formación de un Estado-nación transnacional.

David Kyle (capítulo 8) presenta una fascinante relación sobre el desarrollo


de una migración transnacional empresarial, a saber, los indígenas
otavaleños del norte de Ecuador. El autor
38

ALEJANDRO PORTES, LUIS GUARNIZO Y PATRICIA LANDOLT

describe cómo los empresarios otavaleños de hoy en día recorren


Sudamérica en busca de artesanías comercializables y luego viajan a Europa,
Norteamérica y Asia, haciendo escalas en las grandes ciudades donde crean
”auténticos” mercados indígenas para buscadores locales de exotismo. De
hecho, los otavaleños han surgido como los principales intermediarios entre
la artesanía nativa procedente de América del Surylaecgnomía global. En el
proceso, su identidad como un grupo transnacional empresarial se ha
fortalecido de manera extraordinaria.

Bryan Roberts (capítulo 1) y sus colaboradores, investigan las causas y


consecuencias de lo que ellos identifican como una gran reorganización de
los patrones migratorios mexicanos. Argumentan que los cambios en la
condición social y económica de México y en las economías y leyes urbanas
de los Estados Unidos están reestructurando el sistema migratorio
establecido entre México y Estados Unidos. El cambio más significativo
ocurre a partir de un patrón migratorio temporal hacia un sistema de
migración transnacional, en el cual los emigrantes se establecen en el
extranjero pero mantienen lazos significativos con sus lugares de origen. A la
luz de este sistema híbrido de migración, los autores introducen los
conceptos de Albert Hirschman de ”salida, voz y lealtad” para explorar los
dilemas a que se enfrentan los migrantes y las naciones emisoras. Plantean
como hipótesis que un patrón de migración transnacional resulta cuando
ambos, tanto el poder de atracción de las comunidades emisoras como el
poder de retención de las economías receptoras, son altos. Estas ideas se
aplican después a un análisis de migrantes mexicanos, tanto rurales como
urbanos que residen en Austin, Texas.

En su conjunto, los estudios de casos empíricos analizados en este libro dan


testimonio de la realidad del campo transnacional así como de su
heterogeneidad interna. Mientras estos estudios confirman en general
nuestra afirmación previa relacionada con los prerrequisitos tecnológicos
para formar la transnacionalidad a gran escala, apuntan también hacia las
fuerzas únicas de diferentes países y comunidades inmigrantes que la han
comenzado. En los inicios del transnacionalismo salvadoreño figuran razones
INTRODUCCIÓN

39

de orden político, ya que el apoyo de las empresas de los otavaleños en el


ámbito mundial se basa en los cientos de años de historia y los lazos internos
de solidaridad de esta comunidad andina. La migración colombiana está
fuertemente marcada por las ramificaciones del comercio internacional de la
droga, mientras una migración laboral mexicana de más de un siglo se
convierte cada vez más en empresarial y transnacional, como respuesta a las
relaciones cambiantes entre los países emisores y receptores. En conjunto, la
investigación que presentamos en las páginas siguientes ofrece una base
sólida para la teoría de este campo emergente, así como para los
lincamientos de políticas futuras en los países emisores y receptores. En el
capítulo de conclusiones volveremos a referirnos a cada uno de estos temas.

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CAPÍTULO 1

BRYAN ROBERTS

REANNE FRANK

FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

Las comunidades migrantes transnacionales y la migración


mexicana a Estados Unidos

INTRODUCCIÓN

LA MIGRACIÓN mexicana a Estados Unidos tiene una larga historia que


comienza en el siglo xix y contribuye sustancialmente a la construcción del
sistema ferroviario de Estados Unidos, al desarrollo de la agricultura, la
manufactura y más recientemente de la economía urbana de servicios. Hasta
los años setenta, la migración siguió un patrón básicamente temporal en el
cual la mayoría de los emigrantes, originarios de las áreas rurales del centro,
oeste ”Anorte de México, llegaban al sudoeste de Estados Unidos a trabajar
en la agricultura y retornaban durante los periodos de poca^ actividad. Una
parte de estos emigrantes se quedaban permanentemente en Estados
Unidos, ya fuera en las áreas rurales o en ciudades como Los Angeles. En
algunas ocasiones, los migrantes mexicanos eran repatriados a la fuerza,
como ocurrió en los años treinta o en la llamada ”Operación volver a mojar”
de los años cincuenta. El programa Bracero, suscrito entre los gobiernos de
jEstados Unidos y México, institucionalizó esta migración temporaj desde
1942 hasta 1964; aunque aún en esos años, muchos indocumentados
mexicanos ingresaron a Estados Unidos, principalmente para efectuar
trabajos temporales.

A partir de los años setenta, la migración mexicana parece haber cambiado


en muchos aspectos. Los migrantes se han trasladado cada vez más hacia
destjnos urbanos en Estados Unidos, y proceden cada vez más de las áreas
urbanas de México y no de
[45]
46

46 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENC1O

las rurales (Lozano, Roberts y Bean, 1997). Parece también que los
migrantes mexicanos se están estableciendo más permanentemente en
Estados Unidos. Sus esposas e hijos se están reuniendo más con los esposos
migrantes, mientras que los solteros, tanto hornbres como mujeres, se están
casando y permaneciendo en Estados” Unidos en mayor número que antes .
(Cornelius, 1992; Hondagneu-Sotelo, 1994; Durand, Massey y Zenteño,
1998).’ Las cláusulas sobre reunificación familiar contenidas en la Ley de
Reforma y Control de la Inmigración (iRCA, siglas en inglés) de 1986
contribuyeron al aumento de personas establecidas en Estados Unidos, ya
que los migrantes legalizados ahora podían financiar a los miembros de su
familia para que se reunieran con ellos en ese país. Sin embargo, la
migración mexicana tiene una gran continuidad a lo largo del tiempo, con lo
que Massey llama ”causalidad cumulativa”, la cual explica muchos de los
cambios en los patrones migratorios. Por tanto, las redes migratorias que
unen aldeas y pequeños pueblos mexicanos con destinos en Estados Unidos
facilitan la migración de la mujer, los adultos jóvenes solteros y hasta los
migrantes urbanos que utilizan los vínculos de sus pueblos de origen para
emigrar hacia dicha nación.

Además del cambio de un patrón migratorio temporal a uno más


permanente, varios analistas señalan un nuevo patrón migratorio entre
México y Estados Unidos, que constituye la base de comunidades migrantes
transnacionales (Rouse, 1992; R. Smith, 1994; Kearney, 1995; Goldring,
1998; Guarnizo y Smith, 1998). Las comunidades migrantes transnacionales
son grupos de inmigrantes que participan de forma rutinaria en un ámbito de
relaciones, prácticas y normas que abarca ambos lugares, el de origen y de
destino (Click Schiller, Basch y Blanc-Szanton, 1992). Un ámbito
transnacional proporciona a los inmigrantes, como mínimo, oportunidades y
perspectivas que constituyen opciones para comprometerse exclusivamente
con la nueva o la vieja sociedad. Aun aquellos que están relativamente
establecidos en Estados Unidos mantienen lazos activos con sus
comunidades de origen

1 Véanse para consideración de la evidencia de cambio.

47

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 47

por medio del envío de remesas, del retorno para las celebraciones y de la
ayuda a sus compatriotas para emigrar. Sin embargo, hay poca concordancia
en cuanto a la novedad de este transnacionalismo migrante, ya que los
migrantes mexicanos siempre han tenido vínculos avtivos con sus
comunidades de origen Taylor [1928],
1970; Gamio, 1930; Durand, 1996). Además, no queda claro qué tan
perdurable podría ser el fenómeno del transnacionalismo migrante,
particularmente si los mexicanos siguen el patrón de los primeros grupos de
migrantes a Estados Unidos, como los italianos, y disminuyen sus contactos
con México, mientras permanecen más tiempo en Estados Unidos.2

En este trabajo nos valemos de un análisis de la literatura y los datos de


campo preliminares para analizar la importancia y posible persistencia de las
comunidades migrantes transnacionales mexicanas. Nuestro análisis se basa
en una perspectiva del sistema migratorio que busca los factores en las
estructuras sociales y económicas de México y Estados Unidos que con el
tiempo podrían reproducir este patrón particular de migración. Haremos esto
en el contexto de los sistemas identificables de migración temporal y
permanente, considerando que la migración México-Estados Unidos se basa
en diferentes tipos de sistemas migratorios que tienen diversas implicaciones
para la adaptación de los migrantes mexicanos a Estados Unidos. Las
características de los migrantes y las decisiones que toman son elementos
igualmente importantes para la conformación del patrón de migración
general, como son lo mismo que las acciones del Estado, en ambos países.
Consideraremos los dilemas a que se enfrentan los migrantes y el Estado,
utilizando los conceptos de Hirschman (1970) de ”salida, voz y lealtad”.
Creemos que estos dilemas y sus soluciones contribuyen a cambiar y
reproducir patrones particulares de migración.

2 Es probable que, con el tiempo, los vínculos con el país de origen se debiliten y la naturaleza transnacional
de la comunidad migrante deje de incluir actividades o relaciones que conecten el país de origen con el de
destino. Esto habría de ocurrir con los italianos que emigraron a California (Di Leonardo, 1984).
48

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

EL CONTEXTO DE LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS

LA INMIGRACIÓN mexicana es afectada por una serie de factores que


probablemente ocasionen que los patrones migratorios de los inmigrantes
mexicanos sean más diversos que los de grupos de inmigrantes procedentes
de otros países. El primer factor por considerar al comparar la inmigración
mexicana con la de otros grupos es su proporción. México comparte con su
vecino del norte una gran extensión de tierra fronteriza que es difícil de
controlar de manera efectiva.” La frontera separa dos economías con niveles
de desarrollo muy diferentes. El PlB per capita de México era en 1996 ocho
veces menor que el de Estados Unidos y la diferencia de los salarios reales
estaba más o menos por el mismo orden.3 En los últimos años, el nivel de la
inmigración mexicana documentada e indocumentada hacia Estados Unidos
ha empequeñecido la inmigración procedentes de otros países al representar
casi 14 porciento de todos los inmigrantes legales y 40 por ciento de los
inmigrantes indocumentados (Gelbard y Cárter, 1997). Los inmigrantes
mexicanos son aproximadamente 37 por ciento de la población de origen
mexicano (Gelbard y Cárter, 1997). La Oficina del Censo de Estados Unidos
estimó que la población mexicana nacida en ese país extranjero en 1997 era
de 7’017,000, que representa
27 por ciento de la población total nacida en el extranjero (Censo de EE.UU.
de 1997).

Los crecientes números de inmigrantes han significado también una


diversidad cada vez mayor de la población inmigrante. Los mexicanos que
emigraron en los años ochenta y noventa continúan siendo
predominantemente de baja calificación y muchos de ellos provienen de las
economías rurales de semisubsistencia. Sin embargo, éstos son cada vez
más diversos en cuanto a sus orígenes geográficos y en términos de la edad,
el género y de que si lleguen solos o como parte de una familia. Una
cantidad cada
3 Existen diferencias considerables entre el costo de la vida en México y Estados Uni- | dos, principalmente
en términos de los altos costos de subsistencia en la economía de ( consumo de este último país. \

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 49

vez mayor de ellos son trabajadores altamente calificados, oficinistas y de


origen urbano. Estos oficinistas son refugiados de las recesiones económicas
mexicanas de los años ochenta y noventa que afectaron a la ”nueva” clase
media mexicana de forma particularmente dura (Escobar y Roberts, 1991; De
la Garza y Szekely, 1997). Encuestas recientes revelan la creciente
importancia de la migración de origen urbana_La proporción de emigrantes
”hacia Estados Unidos procedentes de ciudades de 20,000 habitantes o más
aumentó de 29.4 a 41.1 por ciento entre 1978, 1979 y 1992.4 La encuesta
realizada en la frontera mexicana por El Colegio de la Frontera Norte en
1993-1994 sobre los migrantes que regresan de o se dirigen hacia el país
vecino sugiere que
65 por ciento de quienes se consideran a sí mismos como radicados en
Estados Unidos provienen de lugares con poblaciones de 15,000 habitantes o
más.5 Durand y sus colegas (1998) hicieron hincapié en la continua
importancia de los orígenes rurales entre los inmigrantes mexicanos, pero
demostraron también que la porción de emigrantes nacidos en las áreas
metropolitanas (definidas como de más de 100,000 habitantes) se eleva de
21.0 por ciento en el periodo de 1980-1984 a 30.2 por ciento en 1985-1990.6

Los efectos negativos de las crisis económicas de los años ochenta y noventa
en el México urbano, el estancamiento continuo de la economía rural y la
disponibilidad de trabajo durante , todo el año en las ciudades
estadounidenses, se combinan para estimular el asentamiento de los
inmigrantes mexicanos, pero con distintas condiciones legales. El proyecto
de ley sobre Inmigra- ; ción y Reforma de 1986 contribuyó sustancialmente
a este proceso de asentamiento, no sólo concediendo residencia permanente
a

---citas
4Las encuestas son la ENEFNEU (Encuesta Nacional de Emigración a la Frontera Norte del País y a los
Estados Unidos) de 1978-1979 y la ENADID (Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica) de 1992.
Ambas utilizaron una metodología semejante para la muestra y una definición similar del emigrante, un
miembro de una familia mexicana que estaba trabajando en Estados Unidos.

5La encuesta EMIF (Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte) de El Colegio de la Frontera Norte está
basada en una muestra sistemática de los flujos de migrantes, en la que se entrevistó a los migrantes en los
puntos de tránsito.

6 Controlando la composición de la edad.


50 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

más de dos millones de mexicanos, sino mediante cláusulas en’ las leyes de
inmigración sobre la reunificación familiar, que permitían a los inmigrantes
llevar a otros familiares a Estados Unidos. Las legislaciones subsecuentes, en
particular los proyectos de ley para la Reforma de la Asistencia Social y la
Reforma de la Inmigración en 1996, estimularon a los inmigrantes mexicanos
legales a convertirse en ciudadanos en cantidades sin precedentes. En 1997,
19 por ciento de los inmigrantes mexicanos era ciudadanos naturalizados, de
los cuales se calcula que 41 por ciento eran residentes legales y 40 por
ciento, indocumentados (Click y Van Hook, 1998, tabla 5).

Estosjjroyectps de ley han sido por lo menos tan influyentes como la crisis
económica y la creciente integración económica para alterar los patrones
migratorios entre México^EjitadosJJriidos. Los inmigrantes legales tienen la
posibilidad de viajar con facilidad a sus comunidades de origen y sus
familiares en esas comunidades pueden contar con una forma real o
potencial para emigrar legalmente a Estados Unidos. Además, es probable
que el estricto control fronterizo haya tenido la consecuencia paradójica de
inducir a quienes cruzan sin documentación a permanecer en Estados
Unidos.7 El creciente asentamiento de los inmigrantes mexicanos no sólo
indica un patrón migratorio permanente, sino que facilita también un patrón
transnacional. Cuando los inmigrantes se establecen y aceptan las demandas
de la nueva sociedad, es más probable que operen transnacionalmente y
sus discursos y prácticas reflejen ambos mundos, la comunidad de origen y
la de destino.

SISTEMAS DE MIGRACIÓN TEMPORAL Y PERMANENTE


COMENZAREMOS considerando las características generales de la estructura
social y económica de los lugares de origen y de destino que reproducen los
patrones particulares de la conducta migrato-

7 Este reclamo se basa en entrevistas con migrantes indocumentados. Véase también Taylor et al (1997),
quien señala que los inmigrantes mexicanos trabajadores del campo no están regresando a México debido a
las crecientes dificultades para cruzar la frontera.

51
ría. Cuando éstas se complementan unas con otras, crean un sistema migratorio. Estas características
estructurales explican las diferencias en los niveles de la migración y en la duración de la migración, y
deben distinguirse de las razones individuales que son responsables de la incidencia y variabilidad del
migrante (Mitchell, 1959). Nuestro planteamiento es similar al de Portes (1996) yGuarnizo (1997), quienes
consideran que la persistencia de un_ patrón_particular de migración depende del patrón m^s amplio dp
relaciones económicas, políticas y sociales entre dos países. Un sistema migratorio temporal se apoya en
una estructura

de oportunidades económicas enellugar de origen que, aunque insuficientes para la total subsistencia de un
hogar, pueden mantener a una familia siempre y cuando uno o más de sus miembros sea migrante laboral
La naturaleza temporal de esta migración laboral es reforzada por una estructura de oportunidades en el
lugar de destino qüe~proporciona oportunidades de trabajo temporal, debido ya sea a la naturaleza del
trabajo, como la agricultura, estacional, o bien a las restricciones oficiales para estadía permanente. La
agricultura de semisubsistencia orientada al mercado de México, en especial de la zona occidental y central
del país, y la demanda de mano de obra temporal, particularmente en la agricultura californiana,
constituyeron las bases del sistema migratorio temporal de México. En las tradicionales regiones emisoras
de las zonas occidental y central de México, sobre todo los estados de Michoacán y Jalisco, las familias
subsistieron sobre la base de la agricultura, combinada con el trabajo manual en pequeña escala y las
actividades comerciales. La migración laboral temporal del cabeza de familia hacia Estados Unidos fue, sin
embargo, un importante complemento para dicha subsistencia y proporcionó también el dinero necesario
para invertir en tierras, animales, semillas y fertilizantes para la cosecha del siguiente año. Existe evidencia
de que algunos mexicanos residentes urbanos eran también parte de un sistema de migración temporal, a
pesar de que las bajas tasas de empleo femenino, en particular de mujeres casadas, hicieron más difícil la
subsistencia familiar en ausencia del hombre cabeza de familia. Por ejemplo, los hombres cabeza de

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES


52

52 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

familia de Guadalajara fueron a trabajar temporalmente a California,


mientras sus esposas se quedaron a conseguir ingresos en las actividades
informales de las industrias de zapatos y de ropa (Arias, 1995; Escobar, De la
Rocha y Roberts, 1987).

Los cambios en la práctica agrícola tanto de México como de Estados Unidos


están apuntalando este sistema migratorio temporal. Factores tales como el
aumento de los gastos, las facilidades de crédito inadecuadas, la
competencia de productos importados y las mercancías nacionales
producidas comercialmente, hacen cada vez más impracticable la agricultura
familiar y en pequeña escala. Los cambios en la Ley de Reforma Agraria, en
especial, los que permiten la venta de la tierra ejidal, estimulan la siembra
comercial.8 Basado en sus estudios sobre los pueblos de Michoacán, Gledhill
(1995) sugiere que las investigaciones actuales sobre la migración
internacional con base rural necesitan reconocer que los migrantes rurales
no necesariamente mantienen vínculos con sus bases mexicanas. Este autor
argumenta que el carácter diverso y con frecuencia fragmentado de las
comunidades migrantes mexicanas y estadounidenses se adapta cada vez
más a los patrones migratorios permanentes en lugar de a los temporales.
Incluso el trabajo agrícola en Estados Unidos está menos dominado que en el
pasado por los patrones de migración temporal. De hecho, las
investigaciones han mostrado que grandes y crecientes cantidades de
trabajadores agrícolas mexicanos se han establecido permanentemente en el
país del norte (Palerm, 1991).

Los sistemas de migración permanente se apoyan en la falta


deoportunidades económicas en el lugarde origen y la atracción de
oportunidades de trabajo permanente_ene]lugar de destino. Mientras más
abundantes y estables sean las oportunidades de trabajo en el lugar de
destino y menores las barreras legales para conseguirlos^ rñásfuerte será el
sistema de mígración permanente. Pueden encontrarse ejemplos históricos
de un sistema de migración per-
---Cita
8 El ejido fue una forma de propiedad social creada después de la Revolución mexicana que dotaba de
tierras a las comunidades, las cuales eran distribuidas a familias individuales que podían cultivarlas
individual o colectivamente. Las cabezas de familia podían traspasar sus derechos ejidales a sus hijos, pero
no podran vender la tierra.

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES


53

manente en Jas bajas tasas de migración de retorno de algunos grupos de


inmigrantes (Jasso y Rozenzweig, 1990).9 En ese periodo, las principales
migraciones permanentes de los irlandeses a Estados Unidos contrastan, por
ejemplo, con la cantidad sustancial de retornos de la migración mexicana
(Roberts, 1995).
La situación económica actual tanto del México rural como del urbano está
estimulando un sistema de migración permanente. La escasez de empleos y
Ja caída del ingreso real para la población rural y para 40 por ciento más
pobre de la población urbana hace cada vez más difícil encontrar una base
de subsistencia estable, ya sea en el campo o en la ciudad. El resultado es
una continua migración rural-urbana combinada con altos niveles de
migración interurbana que se dirige cada vez más hacia el norte, a Estados
Unidos y a la frontera con México (Lozano, Roberts y Bean, 1997; Escobar y
Roberts, 1998). La demanda estadounidense, durante todo el año, de obreros
de baja calificación en la construcción, los servicios urbanos y la manufactura
sweat-shop constituye una base complementaria para un sistema de
migración permanente. Como hemos mencionado, la legalización de
numerosos inmigrantes mexicanos y las cláusulas sobre reunificación familiar
en las leyes de inmigración fomentan la migración permanente. El estudio de
González de la Rocha (1997) sobre la reciente migración a Estados Unidos,
procedente de Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México, es
evidencia del funcionamiento de este sistema de migración permanente. Al
enfrentarse a una carencia de oportunidades económicas, los adultos jóvenes
viajan hacia el país vecino y procuran conseguir allí un empleo estable.
Llevan a sus esposas o novias desde México o se casan allá. Los padres
mayores de estos migrantes permanecen en Guadalajara, pero informan que
reciben poca o ninguna ayuda de sus hijos ausentes y casi no tienen contacto
con ellos.
---Cita
9 Los niveles de migración de retorno pueden proporcionar indicadores de los sistemas migratorios. Por
tanto, un nivel muy bajo de migración de retorno a un país o región de origen durante un largo periodo es
probable que indique un sistema de mígración perma-: nente. Un nivel muy alto de migración de retorno y
de corta duración representa un sistema temporal, mientras que un nivel intermedio de migración de
retorno, con un largo promedio de permanencia, sugiere un sistema de mígración transnacional.
54

54 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

También es posible un tercer sistema migratorio no definido temporalmente,


en el cual tanto el empuje de retorno de las comunidades emisoras como el
poder de retención de las comunidades rereptoras continúan siendo altos.
Este tipo de sistema ha sido documentado para algunas migraciones rural-
urbanas latinoamericanas, en las cuales los migrantes rurales se establecen
en la ciudad, pero utilizan sus relaciones rurales para desarrollar sus
intereses urbanos y sus recursos urbanos para desarrollar sus intereses
rurales y los de su familiaj Roberts, 1974; Altamirano y Hirabayashi, 1997).
Para estos migrantes, lo rural y lo urbano son campos de actividad común
donde se establecen los planes, tomando en cuenta las normas y
oportunidades de ambos lugares (G. Smith,
1989). Un tipo de sistema migratorio como éste puede abarcar las fronteras
internacionales. Este sistema de migración transnacional está sujeto a la
importancia continua que tienen para los migrantes las estructuras sociales y
económicas del país de origen y de destino (Rouse, 1992).

El sistema transnacional está basado en las interrelaciones de oportunidades


en los lugares de origen y de destino. A nuestro Entender, la índole diversa
de estas oportunidades en países tan grandes y económicamente complejos
como México y Estados Unidos dará lugar al aumento de diferentes tipos de
campos de acción transnacionales y, por tanto, a comunidades migrantes
transnacionales que difieren tanto en la naturaleza como en el poder de sus
compromisos transnacionales. En estos campos de acción se apoya la
comunicación entre ambos países, con un territorio fronterizo extenso y
relativamente permeable, buenas carreteras, conexiones por tren y aire, y
telecomunicaciones más bien baratas y amplias.

Los tres sistemas migratorios operan en forma simultánea


para darle forma a la migración México-Estados Unidos y de
ninguna manera son mutuamente excluyentes. Es probable que
estos sistemas estén relacionados con diferencias en las características
migratorias. Guarnizo y Smith (1998) comprueban que las migraciones
desde un mismo país están formadas por un grupo de personas más
heterogéneo que unitario, que poseen diferen-

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 55

tes talentos personales y sociales. Las diferencias en el capital humano y


social dan como resultado distintos niveles de acceso a las oportunidades del
mercado laboral emisor y el receptor, lo que se refleja en diferentes patrones
migratorios, tales como aquellos incorporados a los sistemas de migración
temporal, permanente o transnacional. Según nuestra hipótesis, es más
probable que los migrantes procedentes de aldeas o pueblos pequeños
formen parte de un sistema migratorio ya sea permanente o transnacional.
Aunque sus vínculos locales sean sólidos y las posibilidades de invertir e
influir en el desarrollo comunitario sean altas, las probabilidades de subsistir
en el lugar de origen sin un ingreso continuo desde el exterior son pocas, lo
que ocasiona que la estrategia de la migración temporal sea menos factible
que en el pasado. A la inversa, es más probable que quienes proceden de las
ciudades sean migrantes temporales o permanentes, pues los lazos
comunitarios son débiles y la posibilidad de contribuir con el desarrollo local,
pocas. Sin embargo, en las ciudades hay oportunidades a las cuales los
migrantes pueden regresar e invertir en ellas sus ganancias. Por supuesto, el
contraste rural-urbano no es la única dimensión que distingue la
participación individual en un sistema migratorio. Es probable también que la
posición y el género del cabeza de familia afecte el grado de compromiso de
los migrantes con la comunidad de origen y sus prospectos allí. Las
habilidades ocupacionales y los mercados locales son factores adicionales
que diferencian las oportunidades de los migrantes tanto en el lugar de
origen como en el de destino. Por lo tanto, es más probable que los
migrantes mexicanos con habilidades artesanales y profesionales puedan
ejercer sus capacidades en Estados Unidos a fin de asegurarse movilidad
social para sí mismos y sus familias. El tipo de economía local de la que
provienen los migrantes determinará también si éstos pueden darle buen uso
en México a los ahorros y experiencias adquiridos en Estados Unidos.10
---Cita
10 Véase la entrevista de Víctor Espinosa con Héctor, un inmigrante de Estados Unidos que regresó a su
pueblo de origen, la ciudad industrial de San Francisco del Rincón, para invertir en una pequeña fábrica de
zapatos después de 11 años de trabajar en Chicago (Durand, 1996, pp. 97-KM).
56 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

EL SISTEMA DE MIGRACIÓN TRANSNACIONAL ENTRE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS

EN ESTA sección, consultamos la literatura para identificar los tipos de


transnacionalismo creados por los distintos campos de acción presentes en el
sistema de migración transnacional México-Estados Unidos. El primer campo
de acción se basa en el incremento de los lazos comerciales y las inversiones
entre ambos países como resultado de la adopción mexicana del Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercio (GATT) en 1988 y el Tratado de Libre
Comercio para América del Norte (TLCAN) a principio de los años noventa.
Este último instituyó el liSre movimiento de capital y productos entre los dos
países, no así de la mano de obra. Estas interrelaciones económicas apoyan
potencialmente a dos tipos de comunidades migrantes transnacionales: la
profesional y gerencial, y la empresarial.

Las corporaciones transnacionales encabezan la integración económica entre


ambas naciones de dos formas: estableciendo más sucursales de sus
operaciones en México, en áreas como la venta al menudeo y los servicios
financieros y profesionales, y reorganizando territorialmente sus operaciones
en términos de una división de la mano de obra entre Estados Unidos y
México, como es el caso de la industria automotriz y de piezas de
automóviles. Para los profesionales y técnicos, estas corporaciones ofrecen la
posibilidad de una carrera transnacional,” con la cual su identidad peculiar
de ser mexicanos que realizan negocios al estilo estadounidense puede
facilitarles mantener un pie en cada país.

Sin embargo, se carece de estudios que tomen en cuenta a las comunidades


migrantes transnacionales profesionalmente. Una excepción es el trabajo
reciente de Alarcón sobre los lazos transnacionales que mantienen los
ingenieros mexicanos en el valle de Silicon, en el que señala que los
profesionales mexicanos, aun cuando se hacen ciudadanos estadounidenses,
mantienen fuertes vínculos con México (Alarcón, 1997). Su asociación
profesional, la Asociación de Profesionales Mexicanos del Valle de Silicon está
forjando activamente lazos económicos con México y participa en proyectos
comunitarios entre los inmigrantes mexicanos menos capacitados y más
pobres del valle.

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES


57

Es probable que la mayor libertad de movimiento de personas y bienes que


ha conllevado la creciente integración económica facilite que los empresarios
se beneficien de los complementos económicos de ambos países. Por su
necesidad de operarjde_mañera simultánea en los dos campos económicos,
es posible que los empresarios apoyen a las comunidades migrantes
transnacionales, tanto directa como indirectamente. El grupo etnico-
ancestral del país receptor puede proporcionar un mercado para los
productos del país de origen, con lo que, además, se fomentan los lazos
económicos continuos entre el país de origen y el de destino. Existen
estudios de casos del nuevo tipo de actividad empresarial transnacional
mexicana, que van desde investigaciones sobre migrantes empresariales
prósperos en gran escala hasta trabajos acerca de microempresarios en
pequeña escala.

La clasificación y naturaleza corporativa del empresariado en gran escala en


México hace poco probable que éste utilice las comunidades migrantes
mexicanas de Estados Unidos para desarrollar sus intereses. Los grandes
empresarios mexicanos negocian directamente con los bancos y las
corporaciones de Estados Unidos. Resulta interesante que, entre los
empresarios en gran escala de origen mexicano en Estados Unidos, haya
cierta evidencia del desarrollo de una comunidad migrante transnacional
(Guarnizo, 1997). Esto se relaciona con las medidas del gobierno mexicano
para crear varias organizaciones de origen popular en ese país, con el
propósito de fomentar las inversiones en regiones particulares de México y
colocar en posiciones de liderazgo a empresarios prósperos de origen
mexicano. Estos puestos han permitido a los empresarios tener un acceso
especial a los permisos y las informaciones que facilitan hacer negocios en
México.

Es más probable que los empresarios en pequeña escala, en contraste con


los empresarios en gran escala, dependan de los lazos comunitarios para
sostener su actividad transnacional. Tendrán también que explotar los
mercados omitidos por las grandes corporaciones. Alvarez y Collier (1994)
observaron a los camio-
58

58 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

ñeros mexicanos y la forma como éstos, en condiciones étnicas de


desventaja, fueron capaces de monopolizar cierto tipo de comercio
transnacional, recurriendo a la reciprocidad interpersonal y al patronazgo.
Ellos concluyen que los camioneros mexicanos del norte son capaces de
afrontar los retos de los negocios transnacionales mediante sus propios lazos
transnacionales con bases étnicas. De igual manera, Hernández (1997b)
toma en considera- . ción el carácter de la actividad empresarial del
transporte entre Monterrey y Houston. Estas pequeñas empresas familiares
mué- ¡ ven dinero, mercancías, alimentos, suministros médicos y personas
en ambos sentidos entre Monterrey y Houston. Su éxito depende de la
confianza que exista entre éstos y sus clientes y proporciona un excelente
ejemplo de cómo la actividad empresarial puede sostener a las comunidades
migrantes transnacionales. Otro estudio realizado por Alvarez (1994) sobre el
chilero, introduce una nota de advertencia acerca de los nexos entre el
aumento de la integración económica entre México y Estados Unidos y las
comunidades migrantes transnacionales. La industria del chilero por lo
regular ha incluido el cruce de líneas tradicionales de demarcación
internacional, con grandes empresarios mayoristas y étnicos de Estados
Unidos en interacción con enlaces y pequeños empresarios de México. Los
participantes dependen de las relaciones jerárquicas de lealtad y de la
confianza entre patrón y cliente. Sin embargo, la reciente penetración del
capital transnacional en el sistema de distribución ha forzado a chileros y
fruteros a depender menos de las relaciones sociales y la lealtad. Éstos, por
el contrario, se han vuelto más dependientes del capital, lo que ha originado
una disminución de la movilidad de los empresarios más pequeños, quienes
se declaran en bancarrota y son incapaces de competir.

Hay otro tipo de acción, que se basa en los mercados laborales y las
relaciones sociales que éstos crean entre lugares específicos de México y de
Estados Unidos. En este caso, la comunidad migrante transnacional se
reproduce por la continua demanda de mano de obra en el país del norte y
sus suministros por medio de cadenas sociales basadas en las comunidades
mexicanas. Para los
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 59

mexicanos que emigran de Estados Unidos, sus comunidades de origen


pueden ofrecer oportunidades de inversión o una segura red de apoyo social
para las personas mayores y su propio retiro. Por tanto, las restricciones y no
sólo las oportunidades de ambos lugares, el de origen y de destino,
sustentan este tipo de comunidad migrante transnacional. Las diversas pero
limitadas oportunidades de ingreso en México son equilibradas a las
correspondientes oportunidades, mayores pero más inseguras, en Estados
Unidos. La inseguridad limita el establecimiento permanente en ese país, en
vista de factores tales como las barreras legales a la residencia, o debido a
un ingreso inestable o a que los costos de subsistencia son altos comparados
con los de México. Por lo tanto, las comunidades migrantes transnacionales
pueden basarse en la estratificación social y el bloqueo de oportunidades a
que se enfrentan los migrantes en su país de origen y en su país de destino.
Por ejemplo, Portes (1996) considera que el desafío de las comunidades
migrantes transnacionales es el reto del débil que procura usar el espacio
transnacional para combatir la marginalidad en ambos países, el de origen y
el de destino. Los orígenes rurales de la mayoría de los inmigrantes
mexicanos y su baja posición en el mercado laboral de Estados Unidos los
convierte en miembros marginales de ambas naciones. Los cambios
recientes en la constitución mexicana, que admiten’la doble nacionalidad y la
ley de Estados Unidos que castiga a los no ciudadanos, ocasionan que la
opción transnacional tenga más consecuencias para los inmigrantes
mexicanos.

Existe un nuevo conjunto de estudios de casos que documentan la ocurrencia


de patrones de migración transnacional entre los migrantes rurales que
viajan a Estados Unidos. La mayoría de los trabajos se refieren a aldeas de
las áreas emisoras tradicionales (Mines, 1981; López, 1986; Alarcón, 1988;
Goldring, 1990; Rouse, 1992; R. Smith, 1994), en los cuales se informa que
las relaciones sociales comunitarias constituyen las bases de las
comunidades transnacionales y se exponen las actividades económicas
transnacionales, relaciones sociales y prácticas políticas. La literatura tiene el
cuidado de distinguir varias formas y niveles de transnacionalismo,
diferenciando entre las comunidades transna-
60 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

cionales, los campos sociales transnacionales y los espacios sociales


(Goldring, 1998; Guarnizo y Smith, 1998). Para nuestro propósito, estamos
interesados en las formas en que estas distintas permutaciones del
transnacionalismo reflejan un sistema migratorio transnacional.

El estudio de Mines (1981) sobre la comunidad de Las Animas, fue uno de los
primeros en documentar la evolución de la integración económica entre una
comunidad rural y Estados Unidos. Esta investigación demostró que, a
medida que las redes migratorias maduraban y los migrantes lograban
mayor acceso a los mercados laborales de Estados Unidos, se efectuaba una
circulación activa de personas, dinero, informaciones y productos. El trabajo
de Alarcón (1994) sobre la comunidad de Tlacuitapa señala que ni siquiera
los prospectos recientes de desarrollo en regiones aledañas han sido capaces
de ofrecer a los posibles migrantes mejores alternativas frente a las
oportunidades económicas de Estados Unidos y, por tanto, han fracasado en
reducir el flujo migratorio internacional. Como resultado de la negativa de
acceso a los recursos adecuados en el país de origen, los migrantes son aún
más dependientes de las redes sostenidas y las relaciones recíprocas con sus
compañeros miembros de la comunidad transnacional (Kearney,
1986; R. Smith, 1994; Gledhill, 1995). En consecuencia, los migrantes se
consideran a sí mismos como miembros de un ”semiproletariado
transnacional” (Rouse, 1992), ya que combinan las estrategias de
supervivencia y dependen de los lazos económicos transnacionales que se
basan en su comunidad local. Las prácticas económicas transnacionales de la
pequeña comunidad rural se interpretan repetidamente como un fenómeno
resistente, debido a que la reestructuración económica global ha provocado
que la migración laboral forme parte integral de las estrategias de
supervivencia económica de la comunidad (Click Schiller, Basch y Blanc
Szanton, 1992; Basch, Click Schiller y Blanc-Szanton, 1994). La mayoría de
los estudios de casos también se muestran prudentes al señalar el
dinamismo de las comunidades transnacionales, que no sólo se establecen
como respuesta pasiva a las estructuras macroeconómicas, sino que
constituyen además una adaptación autónoma a éstas.
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

61

61

Para los migrantes urbanos hay un patrón migratorio diferente. Un estudio de


Rubén Hernández (1997a) sobre la migración entre Monterrey, México, y
Houston, Texas, muestra que las comunidades urbanas en los lugares de
origen y destino pueden ser las bases de la actividad transnacional y dan
origen a las comunidades migrantes transnacionales, pero de forma diferente
a las de la pequeña comunidad rural. A diferencia de las múltiples relaciones
de las comunidades rurales, las urbanas tienden a ser más especializadas.
Por ende, para ir a Houston, los jóvenes de Monterrey utilizan las relaciones
que surgen por medio de las pandillas del barrio. La principal razón para salir
es la aventura, aunque sus contactos en Houston podrían también ayudarlos
a conseguir empleo, en el caso de que decidieran permanecer por algún
tiempo. Sin embargo, cuando estos mismos jóvenes deciden ir a Houston con
el propósito de buscar trabajo y quedarse por un periodo mayor, es más
probable que utilicen el contacto de parientes. El último campo de acción por
considerar es estrechamente geográfico. La integración económica ha dado a
la frontera entre Estados Unidos y México un nuevo significado para las
comunidades migrantes transnacionales. Su contribución potencial ha
aumentado, mientras la frontera se convierte en una zona binacional
densamente poblada, donde se congregan y con frecuencia se establecen
tanto quienes regresan como los que emigran a Estados Unidos. Los informes
ponen en claro que los habitantes de ambos lados de la frontera están
estrechamente interrelacionados en el aspecto social y económico, operan en
el ámbito internacional y mantienen un fuerte sentido de nacionalidad y de
diferencia del otro lado (Bustamante, 1989; Vila, 1994; Spener y Roberts,
1998). Para muchos habitantes de estas comunidades fronterizas, sus
actividades e identidades se basan en una sola comunidad, la de la frontera
(Vélez-Ibáñez, 1996). Por ejemplo, Rodríguez (1996) considera que esa
migración fronteriza indocumentada representa esfuerzos autónomos
comunitarios para reestructurar transnacionalmente su base de reproducción
social. Sin embargo, el rápido y desequilibrado desarrollo económico de la
frontera que impulsan las maquiladoras también puede debilitar las comuni-
62 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

dades migrantes transnacionales de la frontera por medio de niveles de


migración altos en ambos sentidos, así como de elevados niveles de
desempleo del lado estadounidense (Escobar y Roberts, 1998).

Para ayudar a entender la dinámica del cambio de los sistemas migratorios y


particularmente del sistema transnacional, recurrimos a evidencias que van
desde un planteamiento estructural hasta uno más orientado hacia los
actores.
LOS DILEMAS DE LA SALIDA

TANTO los gobiernos como los migrantes se enfrentan con dilemas


relacionados con la migración. La forma de resolver estas disyuntivas
contribuye al reforzamiento de patrones migratorios particulares. Estos
dilemas son, esencialmente, los de balancear las ventajas económicas de
emigrar con los riesgos e inseguridades del traslado, las posibilidades de
mejorar la situación de permanencia y la fuerza de los compromisos
familiares y comunitarios. Estos dilemas no tienen la misma intensidad para
todos los migrantes. Según Espinosa y Massey (1997), estas consideraciones
actúan con frecuencia para facilitar la migración, como cuando las redes
sociales basadas en la comunidad de origen disminuyen los riesgos e
inseguridades del viaje al norte y estimulan las inversiones migrantes en el
país de origen. Sin embargo, consideramos que hay aspectos importantes de
la diversidad actual de la migración entre México y Estados Unidos que están
intensificando los dilemas del establecimiento o el retorno para muchos
migrantes, como resultado del creciente involucramiento del Estado para
regular la migración.

Para captar la dimensión del migrante y del Estado en estos dilemas usamos
los conceptos de Hirschman (1970) de Salida, Voz y Lealtad. La tríada de
Hirschman representa las disyuntivas a que se enfrentan los miembros de
una organización con un desempeño deficiente, cuando comparan sus
compromisos locales con las ventajas de viajar a otros lugares en busca de
mejores prospectos y la posibilidad de asegurar una mejor actuación de la
63

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 63

organización. Desde esta perspectiva, emigrar es salir de un Estado que no


satisface totalmente las aspiraciones de por lo menos algunos de sus
miembros (Hirschman, 1970, p. 81). El punto de Hirschman es que, aun
cuando los motivos económicos parecen predominar para la salida, la
emigración necesita comprenderse también como una afirmación política de
la deficiencia estatal. Aunque los mexicanos han emigrado a Estados Unidos
principalmente por razones económicas, según esta decisión se debe,
asimismo (De la Garza y Szekely, 1997), a la insatisfacción con un gobierno
autoritario que ha descuidado los negocios en pequeña escala y el sector
agrícola. La opción de emigrar puede variar en su grado de permanencia,
dependiendo no sólo de la intención original del migrante, sino de lo que
ocurra durante la migración. La dimensión de lealtad en la tríada Hirschman
restringe el uso de la opción de la salida. Las lealtades son los lazos afectivos
y materiales que comprometen a los individuos con sus comunidades de
origen, ya sea la patria chica o la nación. Las lealtades devuelven a los
migrantes y sus recursos a la comunidad de origen. Según Hirschman, éstas
dan tiempo para que la voz entre en acción y se eviten así las salidas
permanentes de la comunidad que pueden despojarla precisamente de las
personas con iniciativa y energía para lograr soluciones colectivas. La voz es
tanto el sentido como la realidad de participar de manera efectiva en los
asuntos comunitarios y de inducir cambios en la dirección deseada.

Desde la perspectiva de salida, voz y lealtad, la migración internacional


genera serios dilemas para los estados cuando un sistema de migración
temporal está siendo reemplazado por un sistema de emigración
permanente. Cuando la migración temporal domina, los lazos con la
comunidad local aseguran que los migrantes continúen contribuyendo con su
país de origen sin necesidad de que el Estado mejore su desempeño. El
Estado de destino se beneficia de la mano de obra del migrante temporal,
pero no cubre los costos totales de su subsistencia ni los de su familia, ya
que muchos de éstos, como educación, salud y cuidado de los niños, son
cubiertos por el Estado de origen. En contraste, la emigración permanente
amenaza con la pérdida de miembros emprendedores y
64

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

calificados del Estado emisor y de sus continuas contribuciones financieras al


desarrollo local y nacional, por medio de remesas o inversiones. Para el país
receptor, la migración permanente en grandes números conlleva altos costos
de bienestar social, particularmente para los dependientes, los cuales no
recibirán la recompensa de los impuestos que los migrantes pagan.

Las desventajas de la migración permanente significan que los estados


emisores están en disposición de estimular la migración temporal
reglamentada oficialmente y apoyar un sistema migratorio transnacional. Es
probable que los estados receptores también lo hagan, pero en forma menos
enérgica, ya que tienen la opción de tratar de eliminar la inmigración por
completo. En vista de que los países emisores no pueden bloquear las salidas
fácilmente, las opciones más factibles para reducir la migración permanente
es por medio del uso de la lealtad y la promesa de voz. Sin embargo,
podemos esperar que las iniciativas estatales tengan como resultado otros
dilemas adicionales. Dada la creciente voz política de todos los migrantes, se
corre el riesgo de romper las estructuras tradicionales de control político. De
todas maneras, esto sólo se percibe como muy diferente cuando la
comunidad es pequeña y, en consecuencia, donde los migrantes pueden
ejercer una influencia significativa para la colocación y administración de los
recursos. Además, es probable que las élites migrantes y locales con las que
ellos se unen sean las que se beneficien con la mayor concesión de influencia
política y económica.

. , EL ESTADO, LOS MIGRANTES

Y EL TRANSNACIONALISMO

AL DIFERENCIAR entre las formas de vida transnacional, R. Smith (1997)


distingue entre el nivel local y las formas institucionales de actividad
transnacional. Esta última incluye las formas sociales transnacionales de los
inmigrantes individuales y sus familias y las formas colectivas organizadas
en el ámbito de la aldea. Estas formas colectivas abarcan las formas
organizacionales e institucionales que los estados se esfuerzan por crear o
que éstos adoptan y desarrollan. A estas dos áreas nos referiremos más
adelante.
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 65

Existe una gran cantidad de evidencias que vinculan al Estado mexicano con
la promoción de la migración transnacional entre los migrantes rurales.
Algunos estudios consideran al Estado mexicano como promotor de la
migración transnacional y no de la emigración permanente, como respuesta
a la pérdida potencial de las contribuciones financieras (mediante remesas o
inversiones) para el desarrollo local y nacional (González Gutiérrez, 1997; R.
Smith, 1997, 1998;Goldring, 1998;GuarnizoySmith, 1998).Guarnizo y Smith
(1998) señalan que esta tendencia no es exclusiva de México. Muchos países
menos industrializados han comenzado a depender cada vez más de las
remesas estables de los emigrantes, las cuales han sido fomentadas por los
estados emisores para tratar de incorporar su organización política por medio
de una serie de medidas; la menor de las cuales es estimular la migración
transnacional mediante el fortalecimiento de los lazos de lealtad.

Adicionalmente, en su estudio sobre las repuestas mexicana y dominicana a


la migración transnacional, Guarnizo (1997) argumenta que el Estado
mexicano promovió las comunidades migrantes transnacionales como una
forma de colocarse en la economía política mundial. Guarnizo señala que,
con la creciente integración económica, los sectores emergentes de las élites
política y económica tienen un vivo interés en fomentar la migración
transnacional con el fin de promover sus propias agendas, de lo cual su
interés en el TLC es un excelente ejemplo. El Estado se ha vuelto en extremo
consciente del potencial de los emigrantes para ejercer presión sobre el
gobierno de Estados Unidos a favor de las decisiones que afectan los
”intereses nacionales” mexicanos y para hacerlo ha utilizado la promoción de
la migración transnacional.

Uno de los principales intentos del Estado para impulsar la migración


transnacional incrementando la lealtad del emigrante es la creación del
Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (PCME).”
Comenzando con la administración de Salinas de Gortari y continuando en la
actualidad, el PCME aspira a alen-
1’ El PCME es una oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
66 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

tar a los mexicanos y las personas de origen mexicano a mantener vínculos


con México. El programa, organizado en torno a la educación, la cultura, los
deportes, los negocios y las comunidades, procura fortalecer la lealtad de los
migrantes, ya sea hacia el Estado mexicano o, en el caso de muchos
migrantes rurales, hacia su comunidad local. Carlos González Gutiérrez
(1997), director de Asuntos Comunitarios del PCME, señala que los clubes
regionales promovidos por el PCME son vistos como un mecanismo
institucional que desarrolla la comunidad para fortalecer las redes sociales
sobre las cuales descansa la migración masiva. Es importante hacer notar
aquí que las acciones externas del Estado mexicano no son un campo
transnacional en el sentido de este artículo, sino que el punto central es si
estas acciones proporcionan o no apoyo a la migración transnacional.

Hay una gran cantidad de evidencias de que el PCME ha sido efectivo en


impulsar un patrón migratorio transnacional, específicamente entre los
migrantes rurales. En su trabajo sobre la comunidad de Ticuani, R. Smith
(1998) concluye que la transnacionalización de la vida política entre los
miembros de la comunidad de Ticuani involucra un proceso que data de más
de cincuenta años. Sin embargo, la acción reciente del Estado mexicano a
través del PCME ha desempeñado un papel esencial para remozar las
relaciones entre el Comité Ticuanense en Nueva York y Ticuani en México. Al
involucrarse en las micropolíticas de los emigrantes, como los de Ticuani, el
Estado promueve clubes en el ámbito local y federaciones en el ámbito
estatal con el fin de incrementar los compromisos de los migrantes con su
región de origen. Establecer relaciones con los migrantes y ayudarlos a
organizarse son a todas luces grandes prioridades para el Estado mexicano,
cuyos esfuerzos son de considerable alcance. En marzo de 1995, sólo en Los
Ángeles había 150 clubes de pueblos y diez asociaciones en el nivel estatal
(González Gutiérrez, 1995).

En su estudio sobre los migrantes de la federación Zacateca, Goldring (1998)


hizo eco de muchas de las conclusiones obtenidas por R. Smith. Clubes
Zacatecanos de California del Sur, con asiento en Los Ángeles y creada en
1985, es una organización que
67

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 67

incluye a más de cuarenta clubes de pueblos. La federación es una de las


pocas organizaciones en el ámbito estatal anteriores al establecimiento del
PCME por el gobierno mexicano. Sin embargo, ésta también ha recibido una
gran influencia de las actividades del PCME. Los miembros de la federación
pagan menos que el precio establecido para tener acceso al plan mexicano
de salud administrado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La
federación actúa también como intermediaria, cabildeando y consiguiendo
fondos de los gobiernos estatal y federal para proyectos comunitarios, becas
y programas de la federación. Desde
1993 hasta 1995, el PCME también llevó a cabo el programa ”dos por uno”
en el cual, por cada dólar que reuniera un club del pueblo de origen para un
proyecto de la comunidad, el estado de Zacatecas y el gobierno federal
aportaban un dólar cada uno. Por tanto, al aumentar las oportunidades
políticas y económicas disponibles para los migrantes, el Estado espera
fortalecer sus lazos de lealtad y alentar patrones migratorios transnacionales
en oposición a los permanentes.

Sin embargo, la investigación muestra que las implicaciones de la actividad


transnacional basadas en el Estado están lejos de ser uniformes. Un trabajo
reciente de Goldring (1997) sostiene que los intentos federales para
promover la actividad política transnacional están mediados por la actividad
en el ámbito estatal y municipal, lo que origina que varíen la ejecución y sus
resultados. Algunos estudios de casos específicos argumentan que la
importancia de las actividades transnacionales con base estatal difiere de
acuerdo con la ubicación. Por ejemplo, los intereses y esfuerzos del gobierno
federal en la micropolítica transnacional se han traducido en apoyo para el
Comité Ticuani-Nueva York, organizado en el ámbito local (R. Smith, 1998), el
cual ha aceptado fácilmente la ayuda del gobierno federal. No obstante, el
caso de los migrantes de Oaxaca es ajeno a este escenario. En vez de una
relación de apoyo mutuo, el Frente Oaxaqueño Binacional tiene una actitud
de oposición hacia el Estado mexicano en México y en Estados Unidos, lo que
a su vez afecta la viabilidad de la opción de migración transnacional (R.
Smith, 1998). <•
68

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

La inestabilidad de los intentos del Estado mexicano por impulsar la actividad


transnacional entre las comunidades rurales, se explica parcialmente si se
toma en cuenta el papel de los migrantes. La atención que el Estado
mexicano presta a sus comunidades transnacionales se debe, en parte, a las
presiones ejercidas por los mismos migrantes. Existe un proceso de apoyo
mutuo en el cual las decisiones con nivel federal procuran estimular la
actividad política en el nivel local, mientras las organizaciones políticas
locales presionan al Estado mexicano para que reconozca a las comunidades
transnacionales y trabaje con ellas. Algunos estudios que resaltan la posición
central de la ubicación (M.P. Smith, 1994; Goldring, 1997, 1998; Guarnizoy R.
Smith, 1998) enfatizan también la construcción de las comunidades
transnacionales ”desde abajo” (Guarnizo, 1997; Guarnizoy Smith, 1998). Por
lo tanto, la comunidad transnacional de Ticuani (Smith, 1994) creó un
espacio político amplio para poner en práctica las políticas populares, como
hizo la Asociación Cívica Mixteca Benito Juárez (Kearney y Nagengast, 1989).
Estas prácticas crearon una jerarquía alternativa de poder con relación a la
autoridad mexicana (Goldring, 1998).

Sin embargo, aunque el Estado evidentemente desempeña un papel clave al


promover la migración transnacional entre los migrantes rurales, sería
también una negligencia no concebir a los migrantes como agentes activos.
De hecho, el nivel de análisis individual en el cual los migrantes son
considerados autónomos para tomar decisiones que influyan en los patrones
migratorios es una perspectiva altamente generalizada en la literatura sobre
el transnacionalismo mexicano. Las teorías de la migración transnacional
surgieron, en gran medida, como una crítica a los planteamientos demasiado
estructurales y trataron de volver a introducir al actor en las discusiones
teóricas de la migración. Al contrario de una tendencia que considera la
migración como creada por la atracción y repulsión de factores económicos
que conciben a los migrantes principalmente como sujetos pasivos,
coaccionados por los Estados y marginados por los mercados, el trabajo
sobre la migración transnacional trata de atribuir a los migrantes la
capacidad de
69

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 69

tomar las decisiones que influyan en sus resultados (R. Smith,


1998). Portante, en el ámbito comunitario, la migración transnacional ha sido
concebida como una opción escogida por los migrantes en respuesta al
bloqueo de oportunidades en el país de origen y de destino, donde ellos
movilizan sus lazos de lealtad con el fin de crear un patrón migratorio
alternativo. En su destino, los inmigrantes se encuentran tan perjudicados
como en su país de origen, culturalmente discriminados, explotados en el
aspecto económico y sin influencia política. Cuando las opciones de salida y
voz son bloqueadas, tanto en el país de origen como en el de destino, el
campo transnacional se convierte en un atractivo campo de actividad
alternativo que permite a los migrantes combinar lo más ventajoso de ambos
países. Es probable que las comunidades migrantes transnacionales tengan
una fuerte identidad colectiva cuando salida y voz son bloqueadas en ambos
países. En esos términos, Kearney (1995) describe a la comunidad migrante
transnacional mixteca como construida en respuesta a la exclusión tanto en
México como en Estados Unidos.

Hemos señalado que la fuerza de los lazos de lealtad es mayor entre los
emigrantes provenientes de áreas rurales y esto se explica en parte por los
esfuerzos estatales para incrementar las oportunidades políticas y
económicas de las regiones rurales. Sin embargo, aunque existen muchas
evidencias de las motivaciones del Estado y de los migrantes rurales para
promover y comprometerse en la migración transnacional, se ha hecho muy
poco para evaluar las opciones que tienen los migrantes urbanos y los
diferentes patrones de migración que éstos fortalecen. Esta omisión se
entiende en parte por el carácter relativamente reciente de la migración
internacional urbana. Sin embargo, debido a su creciente predominio, ésta
mantiene su importancia para evaluar las posibles opciones frente a los
migrantes urbanos y los subsecuentes patrones migratorios que sus
decisiones fortalecen. A continuación, presentamos algunos esquemas
biográficos de una investigación en proceso que describen ciertos tipos de
migraciones urbanas desde México, comparándolos con un caso real de
migración rural.
70 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

LA CONEXIÓN AUSTIN-MEXICO

A FINALES de los años ochenta y en los noventa, Austin se convirtió en una


de las ciudades de más rápido crecimiento de Estados Unidos, pues para
mediados de los noventa alcanzó una dimensión metropolitana de un millón
de habitantes de los cuales aproximadamente 20 por ciento son de origen
mexicano. Este crecimiento se sustentó en las industrias relacionadas con la
informática, las cuales generaron empleos no sólo en dicho sector, sino
también en la construcción y los servicios. Dada la proximidad de Austin con
México, los migrantes mexicanos cubrieron una importante parte de la
demanda de mano de obra no calificada. En vista de que para los mexicanos
Austin es un destino migratorio ”nuevo” en comparación con ciudades como
San Antonio y Houston, muchos de sus migrantes provienen de las áreas
emisoras no tradicionales como la ciudad de México. Los registros consulares
reflejan que en 1997 las mayores concentraciones de migrantes provenían
de los estados de Guanajuato, San Luis Potosí y México. Austin cuenta con
tres asociaciones estatales oficialmente registradas de mexicanos
procedentes de Zacatecas, el Estado de México y Guanajuato, y se están
dando los pasos para establecer una asociación para la ciudad de México.

El origen rural versus el origen urbano

En nuestro trabajo de campo preliminar, seleccionamos el caso de una


comunidad rural del Estado de México, cuya población tiene una
relativamente larga tradición de emigración a Austin, así como a la ciudad de
México. Como esperábamos, encontramos que las personas procedentes de
la comunidad rural de San Gregorio12 tienen fuertes vínculos sociales y
económicos entre ellos, no sólo en Austin sino también en México. Esto
contrasta grandemente con los migrantes procedentes de la ciudad de
México que parecen tener vínculos muy débiles.

---cita
12Utilizaremos nombres ficticios para localidades, personas y negocios.

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

71

San Gregorio es un pueblo pequeño de 7,500 habitantes, localizado al


sudoeste del Estado de México. La actividad económica del pueblo es
principalmente la agricultura y la ganadería. Los habitantes de San Gregorio
comenzaron a emigrar de manera permanente a la ciudad de México durante
los años cincuenta. En los años sesenta, los sangregorianos empezaron a
emigrar a Texas central, particularmente a Austin y áreas aledañas como
Temple. Hasta los años setenta, la gran mayoría de esta emigración fue
temporal y circular. Sin embargo, la tasa de migración aumentó
significativamente a partir de los años setenta y una creciente proporción de
sangregorianos comenzó a establecerse en la parte este de Austin,
trabajando durante todo el año sobre todo como ayudantes de cocina. A
medida que aumentaron los migrantes, empezaron a diversificar sus
ocupaciones y una gran mayoría de ellos trabaja ahora en el sector de
servicios, en labores como jardinería y conserjería. Sólo algunos han
establecido pequeños negocios propios.

A mediados de los años ochenta, con la amnistía IRCA, muchos


sangregorianos se hicieron residentes legales, y las mujeres y los niños
comenzaron a emigrar en mayor número. A mediados de los años ochenta y
principio de los noventa, era claro que los sangregorianos estaban
decidiendo establecerse, lo cual estuvo marcado por una creciente actividad
transnacional originada por fuertes lazos con su pueblo de origen. El cura de
San Gregorio estima que la población de sangregorianos que vive en Austin
es de tres mil personas, incluyendo a los niños que nacieron en Estados
Unidos. Aunque no tienen todavía una organización formal en Austin, han
organizado varias actividades sociales y culturales que abarcan tanto a
México como a Estados Unidos. Los sangregorianos tienen una fuerte
tradición católica y actualmente están construyendo una iglesia nueva en su
pueblo. El cura de San Gregorio ha visitado la diaspora de Austin para
recolectar dinero y apoyar las actividades locales de la iglesia. Los
sangregorianos de Austin organizan bailes con el propósito de reunir dinero
para la iglesia. Un grupo de músicos de San Gregorio participó sin cobrar en
el último baile. Las mujeres de la comunidad sangregoriana de Austin
contribuyeron con tiempo y materiales para la prepara-
72

72 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

ción de los alimentos que se vendieron durante la festividad. La asistencia al


baile fue de alrededor de 600 personas (procedentes principalmente de San
Gregorio), y se recogieron más de diez mil dólares para la iglesia.

Los sangregorianos contribuyen de diversas formas con los nuevos


inmigrantes incluyendo a los que llegan de forma ilegal. La comunidad
sangregoriana de Austin ayuda a los nuevos inmigrantes a encontrar empleo,
casa y alimentos con algunos sangregorianos, sobre todo con aquellos que
están más estrechamente relacionados con la iglesia católica de Austin y que
también trabajan con los jóvenes en programas contra las drogas. Los
sangregorianos han estado utilizando también los métodos mexicanos
tradicionales e informales de ahorro llamados tandas (véase Arias, 1997) en
los cuales la persona que organiza una tanda recoge diez o veinte dólares
semanales en un grupo de alrededor de cincuenta personas y entrega el
dinero a uno de los miembros del grupo. El organizador de la tanda es la
primera persona que recibe el dinero y el resto de los miembros recibe su
porción en un orden seleccionado al azar. Por lo general, este dinero se envía
a México para ser invertido en algún terreno o vivienda.

El flujo migratorio de sangregorianos hacia Estados Unidos tuvo su origen en


la crisis agrícola de mediados de los años sesenta y la consecuente falta de
oportunidades laborales en las áreas rurales. Se llevó a cabo sin las redes
sociales que facilitan el viaje hacia Estados Unidos. Los pioneros lo recuerdan
como una decisión difícil. Sin embargo, a medida que la migración
internacional se convirtió en un proceso sostenido por sí mismo, ésta fue una
opción que muchas personas escogieron aun cuando no tenían presiones
económicas fuertes, debido a su afiliación con una comunidad transnacional,
donde emigrar a Estados Unidos es un cornponente importante de la cultura.

Los sangregorianos viajan con frecuencia a México, particularmente para fin


de año a participar en la Feria Anual. Este contacto persistente con su pueblo
de origen se basa en factores tales como los compromisos familiares, los
intereses en propiedades y la posibilidad de un retorno. Su marginalidad
económica y social
73

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 73

en Austin fortalece su identidad de grupo. No obstante, constantemente se


enfrentan con problemas con la policía mexicana que detiene automóviles y
camiones con placas de Texas a fin de extorsionarlos a cambio de no
confiscar los regalos que llevan a San Gregorio. Para los sangregorianos de
Austin, la participación de la policía en la corrupción y la explotación era
parte de sus razones para salir de México. Como resultado de sus
experiencias, ahora están intentando organizarse políticamente y presionar a
las autoridades mexicanas para que remedien estos abusos.
Los fuertes lazos que unen a los miembros de la comunidad de San Gregorio
contrastan con los débiles lazos entre los migrantes de la ciudad de México.
Las personas provenientes de San Gregorio constituyen un grupo homogéneo
en términos de sus niveles de educación y tipos de empleos en México y en
Estados Unidos. En contraste, la migración desde la ciudad de México es
heterogénea en cuanto a clase social, capacidades educativas y laborales, y
experiencia migratoria interna y externa.

En la muestra tipo ”bola de nieve” de las personas de Austin que proceden


de México, entrevistamos a tres tipos de migrantes: trabajadores de baja
calificación, empleados de oficina de mediana calificación y profesionales
altamente calificados. Conseguimos los nombres de los informantes por
medio de contactos en las iglesias, oficinas consulares, establecimientos de
servicio donde trabajan muchos mexicanos y también solicitando a los
entrevistados que nos sugirieran otros informantes potenciales procedentes
de la ciudad de México. A pesar de utilizar para la muestra un método que
depende de las relaciones sociales, encontramos una característica general
en las treinta personas hasta ahora entrevistadas: pocos de ellos se conocen
entre sí. Estos provienen de un gran número de vecindades de la capital del
país. En las entrevistas quedó claro que su emigración fue resultado de una
decisión individual más que de una decisión familiar o comunitaria, como en
el caso de los sangregorianos.

Los trabajadores chilangos’3 de baja calificación que entrevistamos son


personas que emigraron a Estados Unidos a través de

---cita
13 Sobrenombre para las personas que proceden de la ciudad de México.
74

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

sus cadenas sociales y que por lo general son de origen rural. Faustino Rivas
nació en la ciudad de México en 1955. Sus padres son también oriundos de la
capital. Él estudió hasta el tercer año del bachillerato. Cuando tenía quince
años dejó la escuela y decidió ser jugador de fútbol. Ocho años después
comenzó a trabajar con su suegro en un negocio pequeño. Cuando a los
veintisiete años de edad Faustino emigró a Estados Unidos, utilizó los
contactos rurales de su esposa para trabajar primero en Houston y luego en
Austin, y ha continuado trabajando para parientes de su esposa durante
dieciséis años; ahora es residente legal y aspira a establecer un pequeño
negocio propio.

Entre los chilangos de calificación media, algunos habían emigrado sin contar
con ningún contacto en Estados Unidos y otros tenían a parientes o amigos
como contacto. Nuestros entrevistados mencionaron dos razones principales
para emigrar. La primera era simplemente por aventura (Hernández, 1997a)
y la otra como resultado de la recesión mexicana. El caso de Jerónimo
Escamilla ilustra la primera razón. Él emigró a Austin en 1988, cuando tenía
veintiséis años. Se reunió en Austin con su hermano mayor que había
emigrado en 1986 junto con tres amigos, sólo por vivir la experiencia.
Jerónimo había estudiado en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) durante siete años en el Departamento de Ciencias Animales, pero
nunca trabajó profesionalmente. En México laboró como limpiador de
ventanas y pisos, y consiguió una ocupación similar cuando llegó por primera
vez a Austin. Después de trabajar durante nueve años como cocinero y
conseguir la residencia legal, había perdido las esperanzas de trabajar en el
campo de la ciencia animal. En cambio, decidió vivir en Estados Unidos y
consolidar un pequeño negocio informal vendiendo ropa deportiva mexicana.
Jerónimo nunca se casó y mantiene económicamente a sus padres, quienes
viven la mitad del año en México y la otra mitad en Estados Unidos y tienen
planes de mudarse en forma permanente a Austin, donde viven tres de sus
cuatro hijos en la actualidad.

El caso de Juan Segura es muy diferente. Éste perdió su trabajo en México a


principios de 1995, cuando trabajaba como contador
75

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 75

público en una institución crediticia mexicana. Tres años antes había


comprado un pequeño apartamento por el cual estaba pagando una hipoteca
a un banco mexicano. Con la devaluación del peso en 1994, las tasas de
interés se duplicaron y en algunos casos se triplicaron. Las deudas por casas,
automóviles y negocios crecieron abruptamente. Sin trabajo, y con una
enorme deuda que saldar, Juan decidió emigrar a Estados Unidos a finales de
1996 debido a que un familiar le dijo: ”hay muchos empleos en Austin”. Dejó
en México a su esposa y un hijo de tres años. Una vez en Estados Unidos,
Juan consiguió un empleo, primero como obrero de una construcción y un
año más tarde, como podador de árboles. En Austin, nunca había conocido a
otros chilangos ni había participado en las actividades de la comunidad
mexicana. Vivía en un apartamento con un mexicano-estadounidense y un
angloamericano que conoció en Austin. Después de dos años, Juan pagó sus
deudas y regresó a México. Poco antes de regresar, al discutir sus planes
futuros, nos informó que había utilizado sus cadenas laborales para
conseguir información sobre posibles trabajos en México. Descubrimos que
se estaba refiriendo a los contactos que había hecho por medio de Internet, a
la que le dio acceso su compañero de habitación que era programador de
computadoras.

Los migrantes profesionales de la ciudad de México que entrevistamos


vinieron a Austin a causa de las recesiones económicas mexicanas. Eran
profesionales altamente remunerados en México y ostentaban puestos
directivos. Alejandro Ochoa trabajó en la capital mexicana como especialista
en sistemas de cómputo. Perdió su empleo a finales de 1994 y los tipos de
trabajo que podía encontrar en México eran menos atractivos en términos del
salario. Mientras buscaba empleo descubrió en el periódico que las
compañías estadounidenses estaban empleando a personas con capacidad
para programar. Llenó solicitudes en dos compañías, acudió a una entrevista
de trabajo y finalmente fue contratado por un negocio estadounidense cuyas
oficinas principales se encontraban en Atlanta y que tenía una sucursal en
Austin. Es digno de mencionarse que Alejandro pertenece a un pequeño
grupo de migrantes profesionales’ que puede trabajar en su propio campo
76

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

tanto en el país de origen como en el de destino. A diferencia de Jerónimo y


Juan, Alejandro es capaz de trabajar en su campo profesional en ambos
países. En la entrevista, Alejandro comentó: ”con la tarjeta verde, tengo dos
mercados laborales en los que puedo operar, Estados Unidos y México”.
Tanto él como su esposa se sentían más cómodos con la forma de vida
mexicana, pero les agradaba la seguridad financiera que tienen los
profesionales en

Estados Unidos.

De esta manera, los migrantes de la ciudad de México no constituyen una


comunidad migrante transnacional. La debilidad de los vínculos de su grupo
significa que ellos no se ven colectivamente como una comunidad migrante
transnacional. Su patrón migratorio concuerda con el permanente o, como en
el caso de Juan Segura, con el temporal. Sin embargo, es probable que los
obreros manuales y los oficinistas de mediana calificación desarrollen más
actividades sociales y económicas transnacionales que los de

clase profesional.

Además de su empleo en el restaurante, Jerónimo Escamilla vende uniformes


y zapatos mexicanos para fútbol a los numerosos jugadores del área de
Austin. Los productos deportivos mexicanos son considerablemente más
baratos que los estadounidenses. Jerónimo acostumbraba viajar a la ciudad
de México a comprar su mercancía y regresar a Austin. Ahora tiene un amigo
en la capital mexicana, que le envía los productos hasta la ciudad de Nuevo
Laredo, Tamaulipas, en la frontera y Jerónimo conduce por cuatro horas
hasta la frontera para recogerlos. La microempresa de Jerónimo es
básicamente informal; vende sus productos en el mercado de pulgas de
Austin, aunque sus planes son establecer una empresa formal y legal. El
negocio de Jerónimo requiere no sólo de productos mexicanos, sino también
de compradores mexicanos y el éxito de su actividad transnacional depende
de sus contactos dentro de la comunidad mexicana.

También hemos realizado veinte entrevistas a profundidad en la ciudad de


México. Nuestro plan original era entrevistar a residentes de la capital con
experiencia migratoria internacional en Austin, o por lo menos en alguna
área metropolitana de Texas.
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

77

Sin embargo, la emigración hacia Estados Unidos desde el Distrito Federal es


extensa y no parece que exista ninguna concentración de migrantes que
hayan trabajado en Austin o Texas. Finalmente, a través de organizaciones
vecinales de origen rural, entrevistamos a oficinistas de baja o mediana
calificación que viven actualmente en la ciudad de México y que han
trabajado en algún lugar de Estados Unidos.

El trabajo de campo en la capital de México confirmó nuestra deducción de


que las decisiones de los migrantes urbanos no se inclinan por el patrón
migratorio transnacional que encontramos en el caso de los pobladores de
San Gregorio. Por el contrario, éstos tienden a preferir los patrones de la
migración temporal o permanente. En el siguiente segmento presentamos
dos casos que ilustran algunas diferencias y similitudes de las decisiones del
migrante urbano que tiende a elegir el patrón migratorio temporal. Hugo
Torres, de treinta y cinco años de edad, nació en Epazoyucan, Hidalgo,
México. Estudió en ese pueblo hasta el sexto grado de primaria y luego a los
trece años emigró a la ciudad de México a un vecindario tradicional de clase
trabajadora llamado Tepito, donde inició una actividad por cuenta propia,
comprando y vendiendo mercancía usada. En 1994, cuando tenía 32 años de
edad, emigró por primera vez a San Diego, California. Su familia inmediata
no tenía tradición de emigrar a Estados Unidos; sin embargo, uno de sus
primos lo invitó a viajar al país vecino y éste se marchó porque ”la situación
económica de México era extremadamente difícil”. En su primer viaje se
quedó durante cinco meses y en el segundo, dieciocho meses. En ambas
ocasiones trabajó como lavaplatos con un ingreso de 4.25 dólares por hora.
Su propósito al emigrar a Estados Unidos era ahorrar para comprar un carro
y una casa en México. Expresó que no tenía intención de establecerse en el
extranjero. Su emigración refleja una estrategia individual para
complementar sus ingresos mexicanos. Hugo Torres está planeando otro
viaje a Estados Unidos, pero esta vez a Texas, porque cree que allí hay más
empleos.

Margarita Robles, de treinta y nueve años de edad, nació en la ciudad de


México. Ella es parte de un grupo de migrantes califica-
78 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

dos y profesionales que incluye a. profesores de secundaria, contadores,


abogados y médicos, quienes cada vez más emigran temporalmente a
Estados Unidos. Una importante característica de este grupo de emigrantes
es que no tienen la capacidad de ejercer sus profesiones en Estados Unidos y
es probable que sus empleos ahí sean en ocupaciones de baja calificación.
Margarita estudió en la Escuela de Química de la UNAM, donde obtuvo el
grado de licenciatura. En 1983 fue contratada por el Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) donde trabajó durante cinco años. Más tarde, en 1988,
emigró a Los Angeles donde laboró como mucama de un hotel y como
cocinera en Taco Bell. Aunque sólo ganaba
4.75 dólares por hora, en quince meses pudo ahorrar 10,000 dólares
trabajando en dos empleos durante un promedio de quince horas diarias. Ese
dinero le permitió pagar el inicial de una casa en México. Aunque tenía un
ingreso muy bueno, Margarita no hubiera emigrado permanentemente. Por el
contrario, está planeando emigrar de nuevo, ”pero sólo para conseguir algún
dinero y regresar a México”.

Aunque Hugo y Margarita pertenecen a diferentes clases sociales, su


experiencia migratoria es similar, debido en parte a que el mercado laboral
estadounidense tiende a homogeneizar los empleos que los inmigrantes
mexicanos pueden conseguir. Ellos no provienen de familias donde la
migración a Estados Unidos sea parte de la cultura, ni tampoco adoptan el
patrón tradicional de migración, sino que escogen la migración temporal.

La migración rural-urbana ’ ’ y la migración internacional

En esta sección presentamos el caso de una empresa transnacional cuyo


campo de actividad incluye varios polos: un pueblo rural en la parte central-
occidental de México, la ciudad de México, Chicago, Houston y Austin.

La historia comienza en Vicente Guerrero, un pueblo rural del estado de


Jalisco, México, a mediados de los años cuarenta, cuando muchas personas
procedentes de esa área emigraron a la ciudad
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

79

de México en busca de mejores formas de vida. Los habitantes de Vicente


Guerrero eran famosos por ser excelentes taqueros. Durante el periodo
presidencial de Miguel Alemán (1946-1952), muchos de ellos establecieron
puestos de tacos en las calles de la zona este de la ciudad de México. El éxito
de estos taqueros condujo al establecimiento de más puestos de tacos y a
una creciente emigración desde Vicente Guerrero a la gran ciudad, en
especial de la población joven. La emigración fue permanente, aunque
quienes se establecieron en la capital del país mantenían un contacto
frecuente con su lugar de origen.

En los tiempos del programa Bracero, desde 1942 hasta 1964, algunos de los
migrantes de Vicente Guerrero en la ciudad de México decidieron enrolarse
en el programa como trabajadores temporales. Este fue el caso de Lupe
Hernández, quien después de trabajar varias veces en Estados Unidos,
decidió emigrar definitivamente y probar fortuna como taquero en Chicago,
donde tenía un tío. Nunca estableció su propia taquería, pero logró tener un
ingreso considerable cocinando para los trabajadores fabriles. A mediados de
los años setenta, el hijo mayor de Lupe, Federico, emigró desde la ciudad de
México a Chicago, y se unió a su padre en el negocio de comida. Después de
dos años de trabajar en Chicago y sin mayores éxitos, Federico emigró a
Houston donde adquirió un pequeño restaurante en el cual sólo trabajaban él
y su esposa, con lo que alcanzó finalmente su sueño de establecer una
taquería al estilo Jalisco en Estados Unidos. Con el éxito del restaurante,
muchos de los familiares de Federico fueron emigrando gradualmente a
Houston para trabajar en la taquería. El primero en unírsele fue su padre,
después dos hermanas y finalmente, la familia completa, incluyendo diez
hermanos y hermanas, quienes, siguiendo el ejemplo del mayor, abrieron
restaurantes en Houston, todos ellos con el mismo nombre: Taquerías Mi
Ranchita.

El éxito de Taquerías Mi Ranchita generó una continua demanda de mano de


obra. Ésta fue suministrada principalmente por la extensa familia, incluyendo
tíos, tías, primos, primas, sobrinos y sobrinas, así como personas oriundas de
Vicente Guerrero que se habían establecido en la ciudad de México y otras
que venían
80 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

directamente desde su pueblo natal. Además, algunos de los tíos de Federico


que trabajaban como taqueros en la ciudad de México emigraron a Houston y
también establecieron taquerías con el

mismo nombre.

Los contactos realizados en Houston ocasionaron que desde mediados de los


años setenta los pobladores de Vicente Guerrero comenzaran a emigrar
directamente a Texas, y la ciudad de México se convirtiera en un destino
menos atractivo. Mientras la familia de Federico consolidaba sus negocios en
Houston, otros miembros de esta gran familia comenzaron a explorar las
posibilidades de establecer taquerías en otras ciudades de Texas. A
principios de los años noventa, esta empresa transnacional consistía en
catorce taquerías en Houston, siete en Austin y una en San Antonio, con más
de 350 empleados. La mayoría de los empleados eran originarios de Vicente
Guerrero o tenían padres que lo eran, aunque algunos de estos últimos
habían nacido en la ciudad de México y eran por tanto chilangos, lo que
acentúa la diversidad de los patrones migratorios mexicanos, aun dentro de
un tipo específico de actividad, como entre los empresarios transnacionales
en pequeña escala.

CONCLUSIÓN

AUNQUE representan sólo un aspecto de la migración de México a Estados


Unidos, las comunidades migrantes transnacionales probablemente sean
características perdurables de la presencia mexicana en el país del norte. La
proximidad es un factor importante, ya que la tierra fronteriza de México y
las buenas comunicaciones con Estados Unidos facilitan la actividad de los
campos transnacionales. Es poco probable que los factores geopolíticos que
sostienen un sistema migratorio transnacional cambien sustancialmente en
el futuro cercano. La integración económica de México con Estados Unidos
está cimentada por los acuerdos estructurales del TLC, mientras el débil
poder político de México para negociar continuará llevando a los gobiernos
mexicanos a buscar aliados entre sus compatriotas en Estados Unidos. Al
mismo tiempo,
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

81

estos campos transnacionales de actividad son más consecuentes para los


migrantes más pobres y menos capacitados y darán como resultado
comunidades migrantes transnacionales más fuertes. El profesional con alta
capacitación o el empresario en gran escala tiene menos necesidad de
depender de los campos de acción puramente transnacionales, pero puede
operar en el ámbito internacional entablando relaciones sociales y
comerciales en Estados Unidos con personas de cualquier nacionalidad o
grupo étnico. Las actividades económicas de la comunidad migrante
transnacional resultan insignificantes si se las compara con el considerable
volumen de intercambio económico entre ambos países, el cual es
controlado por corporaciones multinacionales. De hecho, la concentración
fomentada por las compañías multinacionales puede reducir los nichos
económicos abiertos para los empresarios transnacionales en pequeña y
mediana escala más de lo que el comercio bilateral los aumenta. Quizás,
después de todo, el volumen ligero, la diversidad y la larga historia de la
migración mexicana a Estados Unidos ocasiona que éste sea un fenómeno en
extremo diferenciado. Por ejemplo, la investigación que estamos realizando
en Austin muestra comunidades migrantes transnacionales fuertemente
integradas que existen junto a una mayoría de inmigrantes mexicanos que
han adoptado las más diversas e individuales estrategias para adaptarse a la
vida en el extranjero.

En vista de que apuntan hacia una vía diferente de acomodamiento a los


sistemas de migración permanente o temporal, las comunidades migrantes
transnacionales son útiles para explicar las complejidades de la migración
mexicana a Estados Unidos. Éstas reflejan la continua exclusión de los
mexicanos de baja calificación, y con frecuencia rurales, de todas las
oportunidades, excepto las más bajas, en ambos países. Las actividades de
estas comunidades migrantes transnacionales muestran considerable ingenio
y contribuyen al desarrollo de las dos naciones. Su existencia hace surgir
importantes temas de investigación acerca de las relaciones entre México y
Estados Unidos. El interés actual en estas relaciones es muy alto. Las
comunidades migrantes transnacionales están sujetas a una considerable
presión política de
82 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

parte del Estado mexicano para proporcionar apoyo partidista. Al mismo


tiempo, el transnacionalismo de las comunidades migrantes las hace
conscientes de las continuas desigualdades a que se enfrentan muchos
sectores de la sociedad mexicana, lo que las convierte cada vez más en
actores importantes de la política mexicana.

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CAPÍTULO 2

ERIC POPKIN
La migración guatemalteca maya a Los Angeles:
construyendo vínculos transnacionales en el contexto del
proceso de establecimiento

INTRODUCCIÓN

Los TEÓRICOS de la migración transnacional sugieren que la


internacionalización del capital y la reorganización global de la producción
han promovido un desarrollo económico desigual, y han contribuido
crecientes niveles de migración internacional. Concurrentemente, la
tecnología de las comunicaciones y las facilidades para viajar han permitido
a los migrantes mantener vínculos diversos y consistentes con sus países de
origen (Basch, Click Schiller y Szanton Blanc, 1994; Click Schiller, Basch y
Szanton Blanc, 1995; Smith y Guarnizo, 1998). Según Mahler
1998), los eruditos de la migración transnacional asumen que esa movilidad
o el movimiento físico de migrantes entre dos naciones-estados es una
condición necesaria para el establecimiento del transnacionalismo
(Nagengast y Kearney, 1990; Lessinger,
1992; Ong, 1992; Basch, Click Schiller y Szanton Blanc, 1994; Portes, 1995).
En respuesta al incremento de los flujos laborales internacionales, los
estados receptores de migrantes tratan de reafirmar su soberanía y reducir
la migración indocumentada poniendo obstáculos a la movilidad geográfica
de los migrantes (Sassen, 1996).

Algunos estudios recientes sugieren que la restrictiva política migratoria de


Estados Unidos y México, ha conducido tanto a una situación precaria para
los migrantes indocumentados en Estados Unidos como a un significativo
incremento en el costo de la migración, contribuyendo a la migración
prolongada o al establecimiento
46

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

las rurales (Lozano, Roberts y Bean, 1997). Parece también que los
migrantes mexicanos se están estableciendo más permanentemente en
Estados Unidos. Sus esposas e hijos se están reuniendo más con los esposos
migrantes, mientras que los solteros, tanto hornbres como mujeres, se están
casando y permaneciendo en Estados Unidos en mayor número que antes
^Cornelius, 1992; Hondagneu-Sotelo, 1994; Durand, Massey y Zenteño,
1998).’ Las cláusulas sobre reunificación familiar contenidas en la Ley de
Reforma y Control de la Inmigración (iRCA, siglas en inglés) de 1986
contribuyeron al aumento de personas establecidas en Estados Unidos, ya
que los migrantes legalizados ahora podían financiar a los miembros de su
familia para que se reunieran con ellos en ese país. Sin embargo, la
migración mexicana tiene una gran continuidad a lo largo del tiempo, con lo
que Massey llama ”causalidad cumulativa”, la cual explica muchos de los
cambios en los patrones migratorios. Por tanto, las redes migratorias que
unen aldeas y pequeños pueblos mexicanos con destinos en Estados Unidos
facilitan la migración de la mujer, los adultos jóvenes solteros y hasta los
migrantes urbanos que utilizan los vínculos de sus pueblos de origen para
emigrar hacia dicha nación.

Además del cambio de un patrón migratorio temporal a uno más


permanente, varios analistas señalan un nuevo patrón migratorio
entre_México y Estados Unidos, que constituye la base de comunidades
migrantes transnacionales (Rouse, 1992; R. Smith, 1994; Kearney, 1995;
Goldring, 1998; Guarnizo y Smith, 1998). Las comunidades migrantes
transnacionales son grupos de inmigraiv tes que participan de forma
rutinaria en un ámbito de relaciones, prácticas y normas que abarca ambos
lugares, el de origen y de destino (Click Schiller, Basch y Blanc-Szanton,
1992). Un ámbito transnacional proporciona a los inmigrantes, como mínimo,
oportunidades y perspectivas que constituyen opciones para comprometerse
exclusivamente con la nueva o la vieja sociedad. Aun aquellos que están
relativamente establecidos en Estados Unidos mantienen lazos activos con
sus comunidades de origen
1 Véanse para consideración de la evidencia de cambio.

47

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 47

por medio del envío de remesas, del retorno para las celebraciones y de la
ayuda a sus compatriotas para emigrar. Sin embargo, hay poca concordancia
en cuanto a la novedad de este transnacionalismo migrante, ya _que los
migrfir1^ rnpYirqppsJs|pmprp.harxtgmrjn_

vínculos activos con sus comunidades dp nrigpn JTayW [1928],


1970; Gamio, 1930; Durand, 1996). Además, no queda claro qué tan
perdurable podría ser el fenómeno del transnacionalismo migrante,
particularmente si los mexicanos siguen el patrón de los primeros grupos de
migrantes a Estados Unidos, como los italianos, y disminuyen sus contactos
con México, mientras permanecen más tiempo en Estados Unidos.2

En este trabajo nos valemos de un análisis de la literatura y los datos de


campo preliminares para analizar la importancia y posible persistencia de las
comunidades migrantes transnacionales mexicanas. Nuestro análisis se basa
en una perspectiva del sistema migratorio que busca los factores en las
estructuras sociales y económicas de México y Estados Unidos que con el
tiempo podrían reproducir este patrón particular de migración. Haremos esto
en el contexto de los sistemas identificables de migración temporal y
permanente, considerando que la migración México-Estados Unidos se basa
en diferentes tipos de sistemas migratorios que tienen diversas implicaciones
para la adaptación de los migrantes mexicanos a Estados Unidos. Las
características de los migrantes y las decisiones que toman son elementos
igualmente importantes para la conformación del patrón de migración
general, como son lo mismo que las acciones del Estado, en ambos países.
Consideraremos los dilemas a que se enfrentan los migrantes y el Estado,
utilizando los conceptos de Hirschman (1970) de ”salida, voz y lealtad”.
Creemos que estos dilemas y sus soluciones contribuyen a cambiar y
reproducir patrones particulares de > migración.

---cita
2 Es probable que, con el tiempo, los vínculos con el país de origen se debiliten y la naturaleza transnacional
de la comunidad migrante deje de incluir actividades o relaciones que conecten el país de origen con el de
destino. Esto habría de ocurrir con los italianos que emigraron a California (Di Leonardo, 1984).
48 BRVAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

EL CONTEXTO DE LA MIGRACIÓN !.- ..-. MÉXICO-ESTADOS


UNIDOS
LA INMIGRACIÓN mexicana es afectada por una serie de factores que
probablemente ocasionen que los patrones migratorios de los inmigrantes
mexicanos sean más diversos que los de grupos de inmigrantes procedentes
de otros países. El primer factor por considerar al comparar la inmigración
mexicana con la de otros grupos es su proporción. México comparte con su
vecino del norte una gran extensión de tierra fronteriza que es difícil de
controlar de manera efectiva7La frontera separa dos economías con niveles
de desarrollo muy diferentes. El PIB per capita de México era en
1996 ocho veces menor que el de Estados Unidos y la diferencia de los
salarios reales estaba más o menos por el mismo orden.3 En los últimos
años, el nivel de la inmigración mexicana documentada e indocumentada
hacíaTTstados Unidos ha empequeñecido la inmigración procedente dlTotros
países al representar casi 14 JJOT ciento de todos los inmigrantes legales y
40 por ciento de los inrnigrantes indocumentados (Gelbard y Cárter, 1997).
Los inmigrantes mexicanos son aproximadamente 37 por ciento de la
población _ de origen mexicano (Gelbard y Cárter, 1997). La Oficina del
Censo de Estados Unidos estimó que la población mexicana nacida en ese
país extranjero en 1997 era de 7’017,000, que representa
27 por ciento de la población total nacida en el extranjero (Censo de EE.UU.
de 1997).

Los crecientes números de inmigrantes han significado también una


diversidad cada vez mayor de la población inmigrante. Los mexicanos que
emigraron en los años ochenta y noventa continúan siendo
predominantemente de baja calificación y muchos de ellos provienen de las
economías rurales de semisubsistencia. Sin embargo, éstos son cada vez
más diversos en cuanto a sus orígenes geográficos y en términos de la edad,
el género y de que si lleguen solos o como parte de una familia. Una
cantidad cada
---cita
3Existen diferencias considerables entre el costo de la vida en México y Estados Unidos, principalmente en
términos de los altos costos de subsistencia en la economía de consumo de este último país.

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 49

vez mayor de ellos son trabajadores altamente calificados, oficinistas y de


origen urbano. Estos oficinistas son refugiados de las recesiones económicas
mexicanas de los años ochenta y noventa que afectaron a la ”nueva” clase
media mexicana de forma particularmente dura (Escobar y Roberts, 1991; De
la Garza y Szekely, 1997). Encuestas recientes revelan la creciente
importancia de la migración de origen urbano^ La proporción de emigrantes
hacia Estados Unidos procedentes de ciudades de 20,000 habitantes o más
aumentó de 29.4 a 41.1 por ciento entre 1978, 1979 y 1992.4 La encuesta
realizada en la frontera mexicana por El Colegio de la Frontera Norte en
1993-1994 sobre los migrantes que regresan de o se dirigen hacia el país
vecino sugiere que
65 por ciento de quienes se consideran a sí mismos como radicados en
Estados Unidos provienen de lugares con poblaciones de 15,000 habitantes o
más.5 Durand y sus colegas (1998) hicieron hincapié en la continua
importancia de los orígenes rurales entre los inmigrantes mexicanos, pero
demostraron también que la porción de emigrantes nacidos en las áreas
metropolitanas (definidas como de más de 100,000 habitantes) se eleva de
21.0 por ciento en el periodo de 1980-1984 a 30.2 por ciento en 1985-1990.”

Los efectos negativos de las crisis económicas de los años ochenta y noventa
en el México urbano, el estancamiento continuo de la economía rural y la
disponibilidad de trabajo durante todo el año en las ciudades
estadounidenses, se combinan para estimular el asentamiento de los
inmigrantes mexicanos, pero con distintas condiciones legales. El proyecto
de ley sobre Inmigración y Reforma de 1986 contribuyó sustancialmente a
este proceso de asentamiento, no sólo concediendo residencia permanente a

---citas
4 Las encuestas son la ENEFNEU (Encuesta Nacional de Emigración a la Frontera Norte del País y a los
Estados Unidos) de 1978-1979 y la ENADID (Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica) de 1992.
Ambas utilizaron una metodología semejante para la muestra y una definición similar del emigrante, un
miembro de una familia mexicana que estaba trabajando en Estados Unidos.

5 La encuesta EMIF (Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte) de El Colegio de la Frontera Norte está
basada en una muestra sistemática de los flujos de migrantes, t-n la que \ se entrevistó a los migrantes en
los puntos de tránsito. \ \

6 Controlando la composición de la edad.


50

50 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

más de dos millones de mexicanos, sino mediante cláusulas en las leyes de


inmigración sobre la reunificación familiar, que permitían a los inmigrantes
llevar a otros familiares a Estados Unidos. Las legislaciones subsecuentes, en
particular los proyectos de ley para la Reforma de la Asistencia Social y la
Reforma de la Inmigración en 1996, estimularon a los inmigrantes mexicanos
legales a convertirse en ciudadanos en cantidades sin precedentes. En 1997,
19 por ciento de los inmigrantes mexicanos era ciudadanos naturalizados, de
los cuales se calcula que 41 por ciento eran residentes legales y 40 por
ciento, indocumentados (Click y Van Hook, 1998, tabla 5).

Estos proyectos de ley han sido por lo me^o^janjnfluy^es como la crisis


económica y lacreamtejnte^^ ”pitra alterar los patrones
migr_atoriróTm^M^cgj^EjtadgjjJrndoTIos’Tr^IgTalüS legales tienen la
posibilidad de viajar con facilidad a sus comunidades de origen y sus
familiares en esas comunidades pueden contar con una forma real o
potencial para emigrar legalmente a Estados Unidos. Además, es probable
que el estricto control fronterizo haya tenido la consecuencia paradójica de
inducir a quienes cruzan sin documentación a permanecer en Estados
Unidos.7 El creciente asentamiento de los inmigrantes mexicanos no sólo
indica un patrón_migratorio permanente^sino que facilita también un patrón
tjansnacional. Cuando los inmigrantes se establecen y aceptan las demandas
de la nueva sociedad, es más probable que operen transnacionalmente y sus
discursos y prácticas reflejen ambos mundos, la comunidad de origen y la de
destino.

SISTEMAS DE MIGRACIÓN TEMPORAL Y PERMANENTE


COMENZAREMOS considerando las características generales de la estructura
social y económica de los lugares de origen y de destino que reproducen los
patrones particulares de la conducta migrato-
/ /• ’Este reclamo se basa en entrevistas con migrantes indocumentados. Véase también // Taylor et al.
(1997), quien señala que los inmigrantes mexicanos trabajadores del campo no / / están regresando a
México debido a las crecientes dificultades para cruzar la frontera.

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 51

ría. Cuando éstas se complementan unas con otras, crean un sistema


migratorio. Estas características estructurales explican las diferencias en los
niveles de la migración y en la duración de la migración, y deben distinguirse
de las razones individuales que son responsables de la incidencia y
variabilidad del migrante (Mitchell, 1959). Nuestro planteamiento es similar
al de Portes (1996) y Guarnizo (1997), quienes consideran que la persistencia
de un_ patrórrrjarticular de migración depende del patrón más amnlio de
relaciones económicas, políticas y sociales entre dos países.
insuficientes para la total
Un sistema migratorio temporal se apoya en una estructura de oportunidades económicas en el lugar de origen que, aunque

subsistencia de un hogar, pueder mantener a una familia siempre y cuando


uno o más de sus miembros sea migrante laboral. La naturaleza ternporal de
esta migración laboral es reforzada por una estructura de oportunidades en
el lugar de destino que” p~roporciona oportunidades de trabajo temporal,
debido ya sea a la naturaleza del trabajo, como la agricultura. estacional o
bien a las restricciones oficiales para estadía permanente. La agricultura de
semisubsistencia orientada al mercado de México, en especial de la zona
occidental y central del país, y la demanda de mano de obra temporal,
particularmente en la agricultura californíana, constituyeron las bases del
sistema migratorio temporal de México. En las tradicionales regiones
emisoras de las zonas occidental y central de México, sobre todo los estados
de Michoacán y Jalisco, las familias subsistieron sobre la base de la
agricultura, combinada con el trabajo manual en pequeña escala y las
actividades comerciales. La migración laboral temporal del cabeza de familia
hacia Estados Unidos fue, sin embargo, un importante complemento para
dicha subsistencia y proporcionó también el dinero necesario para invertir en
tierras, animales, semillas y fertilizantes para la cosecha del siguiente año.
Existe evidencia de que algunos mexicanos residentes urbanos eran también
parte de un sistema de migración temporal, a pesar de que las bajas tasas
de empleo femenino, en particular de mujeres casadas, hicieron más difícil la
subsistencia familiar en ausencia del hombre cabeza de familia. Por ejemplo,
los hombres cabeza de
52

52 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

familia de Guadalajara fueron a trabajar temporalmente a California,


mientras sus esposas se quedaron a conseguir ingresos en las actividades
informales de las industrias de zapatos y de ropa (Arias, 1995; Escobar, De la
Rocha y Roberts, 1987).

Los cambios en la práctica agrícola tanto de México como de Estados Unidos


están apuntalando este sistema migratorio temporal. Factores tales como el
aumento de los gastos, las facilidades de crédito inadecuadas, la
competencia de productos importados y las mercancías nacionales
producidas comercialmente, hacen cada vez más impracticable la agricultura
familiar y en pequeña escala. Los cambios en la Ley de Reforma Agraria, en
especial, los que permiten la venta de la tierra ejidal, estimulan la siembra
comercial.8 Basado en sus estudios sobre los pueblos de Michoacán, Gledhill
(1995) sugiere que las investigaciones actuales sobre la migración
internacional con base rural necesitan reconocer que los migrantes rurales
no necesariamente mantienen vínculos con sus bases mexicanas. Este autor
argumenta que el carácter diverso y con frecuencia fragmentado de las
comunidades migrantes mexicanas y estadounidenses se adapta cada vez
más a los patrones migratorios permanentes en lugar de a los temporales.
Incluso el trabajo agrícola en Estados Unidos está menos dominado que en el
pasado por los patrones de migración temporal. De hecho, las
investigaciones han mostrado que grandes y crecientes cantidades de
trabajadores agrícolas mexicanos se han establecido permanentemente en el
país del norte (Palerm, 1991).

Los sistemas de migración permanente se apoyan en la falta de


oportunidades económicas en el lugarde origen y la atracción de
oportunidades de trabajo permanente en el lugar de destino. Mientras más
abundantes y estables sean las oportunidades de trabajo en el ”lugar” de
destino y menores las barreras legales para conseguirlosTmastuerte será el
sistemá~de migración permanente. Pueden encontrarse ejemplos históricos
de un sistema de migración per-

---cita
8 El ejido fue una forma de propiedad social creada después de la Revolución mexicana que dotaba de
tierras a las comunidades, las cuales eran distribuidas a familias individuales que podían cultivarlas
individual o colectivamente. Las cabezas de familia podían traspasar sus derechos ejidales a sus hijos, pero
no podían vender la tierra.

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 53

manente en las bajas tasas de migración de retorno de algunos grupos de


inmigrantes (Jasso y Rozenzweig, 1990).9 En ese periodo, las principales
migraciones permanentes de los irlandeses a Estados Unidos contrastan, por
ejemplo, con la cantidad sustancial de retornos de la migración mexicana
(Roberts, 1995).
La situación económica actual tanto del México rural como del urbano está
estimulando un sistema de migración permanente. La escasez de empleos y
la caída del ingreso real para la población rural y para 40 por ciento más
pobre de la población urbana hace cada vez más difícil encontrar una base
de subsistencia estable, ya sea en el campo o en la ciudad. El resultado es
una continua migración rural-urbana combinada con altos niveles de
migración interurbana que se dirige cada vez más hacia el norte, a Estados
Unidos y a la frontera con México (Lozano, Roberts y Bean, 1997; Escobar y
Roberts, 1998). La demanda estadounidense, durante todo el año, de obreros
de baja calificación en la construcción, los servicios urbanos y la manufactura
sweat-shop constituye una base complementaria para un sistema de
migración permanente. Como hemos mencionado, la legalización de
numerosos inmigrantes mexicanos y las cláusulas sobre reunificación familiar
en las leyes de inmigración fomentan la migración permanente. El estudio de
González de la Rocha (1997) sobre la reciente migración a Estados Unidos,
procedente de Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México, es
evidencia del funcionamiento de este sistema de migración permanente. Al
enfrentarse a una carencia de oportunidades económicas, los adultos jóvenes
viajan hacia el país vecino y procuran conseguir allí un empleo estable.
Llevan a sus esposas o novias desde México o se casan allá. Los padres
mayores de estos migrantes permanecen en Guadalajara, pero informan que
reciben poca o ninguna ayuda de sus hijos ausentes y casi no tienen contacto
con ellos.
---cita
9 Los niveles de migración de retorno pueden proporcionar indicadores de los sistemas migratorios. Por
tanto, un nivel muy bajo de migración de retorno a un país o región de origen durante un largo periodo es
probable que indique un sistema de migración permanente. Un nivel muy alto de migración de retorno y de
corta duración representa un sistema temporal, mientras que un nivel intermedio de migración de retorno,
con un largo promedio de permanencia, sugiere un sistema de migración transnacional.
54 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENC1O

También js posible un tercer sistema migratorio no definido temporalmente,


en el cual tanto el las cuales los migrantes rurales se establecen en la ciu-

ricanas, en ias cuaic» iua on^cn.^^ . ..

dad^pero utilizan sus relaciones rurales para desarrollar sus intereses


urbanos y sus recursos urbanos para desarrollar sus intereses urbanos y sus
recursos
rurales y los de su familiaJRoberts, 1974; Altamirano y Hirabayashi, 1997).
Para estos migrantes, lo rural y lo urbano son campos de actividad común
donde se establecen los planes, tomando en cuenta las normas y
oportunidades de ambos lugares (G. Smith, 1989). Un tipo de sistema
migratorio corno éste puede abarcar las fronteras internacionales. Este
sistema de migración transnacional está sujeto a la importancia continua que
tienen para los migrantes las estructuras sociales y económicas del país de
origen y de destino (Rouse, 1992).

El sistema transnacional está basado en las interrelaciones de oportunidades


en los lugares de origen y de destino. A nuestro entender, la índole diversa
de estas oportunidades en países tan grandes y económicamente complejos
como México y Estados Unidos dará lugar al aumento de diferentes tipos de
campos de acción transnacionales y, por tanto, a comunidades migrantes
transnacionales que difieren tanto en la naturaleza como en el poder de sus
compromisos transnacionales. En estos campos de acción se apoya la
comunicación entre ambos países, con un territorio fronterizo extenso y
relativamente permeable, buenas carreteras, conexiones por tren y aire, y
telecomunicaciones más bien baratas y amplias.

Los tres sistemas migratorios operan en forma simultánea

para darle forma a la migración México-Estados Unidos y de

ninguna manera son mutuamente excluyentes. Es probable que

estos sistemas estén relacionados con diferencias en las caracterís-

I ticas migratorias. Guarnizo y Smith (1998) comprueban que las

I migraciones desde un mismo país están formadas por un grupo

’ de personas más heterogéneo que unitario, que poseen diferen-

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES


55

tes talentos personales y sociales. Las diferencias en el capital humano y


social dan como resultado distintos niveles de acceso a las oportunidades del
mercado laboral emisor y el receptor, lo que se refleja en diferentes patrones
migratorios, tales como aquellos incorporados a los sistemas de migración
temporal, permanente o transnacional. Según nuestra hipótesis, es más
probable que los migrantes procedentes de aldeas o pueblos pequeños
formen parte de un sistema migratorio ya sea permanente o transnacional.
Aunque sus vínculos locales sean sólidos y las posibilidades de invertir e
influir en el desarrollo comunitario sean altas, las probabilidades de subsistir
en el lugar de origen sin un ingreso continuo desde el exterior son pocas, lo
que ocasiona que la estrategia de la migración temporal sea menos factible
que en el pasado. A la inversa, es más probable que quienes proceden de las
ciudades sean migrantes temporales o permanentes, pues los lazos
comunitarios son débiles y la posibilidad de contribuir con el desarrollo local,
pocas. Sin embargo, en las ciudades hay oportunidades a las cuales los
migrantes pueden regresar e invertir en ellas sus ganancias. Por supuesto, el
contraste rural-urbano no es la única dimensión que distingue la
participación individual en un sistema migratorio. Es probable también que la
posición y el género del cabeza de familia afecte el grado de compromiso de
los migrantes con la comunidad de origen y sus prospectos allí. Las
habilidades ocupacionales y los mercados locales son factores adicionales
que diferencian las oportunidades de los migrantes tanto en el lugar de
origen como en el de destino. Por lo tanto, es más probable que los
migrantes mexicanos con habilidades artesanales y profesionales puedan
ejercer sus capacidades en Estados Unidos a fin de asegurarse movilidad
social para sí mismos y sus familias. El tipo de economía local de la que
provienen los migrantes determinará también si éstos pueden darle buen uso
en México a los ahorros y experiencias adquiridos en Estados Unidos.10

---cita
10 ’”Véase la entrevista de Víctor Espinosa con Héctor, un inmigrante de Estados Unidos que regresó a su
pueblo de origen, la ciudad industrial de San Francisco del Rincón, para invertir en una pequeña fábrica de
zapatos después de 11 años de trabajar en Chicago (Durand, 1996, pp. 97-1Ü4).
56 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

EL SISTEMA DE MIGRACIÓN TRANSNACIONAL ENTRE MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS

EN ESTA sección, consultamos la literatura para identificar los tipos de


transnacionalismo creados por los distintos campos de acción presentes en el
sistema de migración transnacional México-Estados Unidos. El primer campo
de acción se basa en el incremento de los lazos comerciales y las inversiones
entre ambos países como resultado de la adopción mexicana del Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercio (GATT) en 1988 y el Tratado de Libre
Comercio para América del Norte (TLCAN) a principio de los años noventa.
Este último instituyó el liSre movimiento de capital y productos entre los dos
países, no así de la mano de obra. Estas interrelaciones económicas apoyan
potencialmente a dos tipos de comunidades migrantes transnacionales: la
profesional y gerencial, y la empresarial.

Las corporaciones transnacionales encabezan la integración económica entre


ambas naciones de dos formas: estableciendo más sucursales de sus
operaciones en México, en áreas como la venta al menudeo y los servicios
financieros y profesionales, y reorganizando territorialmente sus operaciones
en términos de una división de la mano de obra entre Estados Unidos y
México, como es el caso de la industria automotriz y de piezas de
automóviles. Para los profesionales y técnicos, estas corporaciones ofrecen la
posibilidad de una carrera transnacional; con la cual su identidad peculiar de
ser mexicanos que realizan negocios al estilo estadounidense puede
facilitarles mantener un pie en cada país.

Sin embargo, se carece de estudios que tomen en cuenta a las comunidades


migrantes transnacionales profesionalmente. Una excepción es el trabajo
reciente de Alarcón sobre los lazos transnacionales que mantienen los
ingenieros mexicanos en el valle de Silicon, en el que señala que los
profesionales mexicanos, aun cuando se hacen ciudadanos estadounidenses,
mantienen fuertes vínculos con México (Alarcón, 1997). Su asociación
profesional, i la Asociación de Profesionales Mexicanos del Valle de Silicon
está forjando activamente lazos económicos con México y parti-
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES . 57

cipa en proyectos comunitarios entre los inmigrantes mexicanos menos


capacitados y más pobres del valle.

Es probable que la mayor libertad de movimiento de personas y bienes que


ha conllevado la creciente integración económica facilite que los empresarios
se beneficien de los complementos económicos de ambos países. Por su
necesidad de operar de manera simultánea en los dos campos
económicos,_es posible jjue I Jos empresarios apoyen a las comunidades
migrantes transnacio/ nales, tanto directa como indirectamente. El grupo
étnico-ancestral del país receptor puede proporcionar un mercado para los
productos del país de origen, con lo que, además, se fomentan los lazos
económicos continuos entre el país de origen y el de destino. Existen
estudios de casos del nuevo tipo de actividad empresarial transnacional
mexicana, que van desde investigaciones sobre migrantes empresariales
prósperos en gran escala hasta trabajos acerca de microempresarios en
pequeña escala.

La clasificación y naturaleza corporativa del empresariado en gran escala en


México hace poco probable que éste utilice las comunidades migrantes
mexicanas de Estados Unidos para desarrollar sus intereses. Los grandes
empresarios mexicanos negocian directamente con los bancos y las
corporaciones de Estados Unidos. Resulta interesante que, entre los
empresarios en gran escala de origen mexicano en Estados Unidos, haya
cierta evidencia del desarrollo de una comunidad migrante transnacional
(Guarnizo, 1997). Esto se relaciona con las medidas del gobierno mexicano
para crear varias organizaciones de origen popular en ese país, con el
propósito de fomentar las inversiones en regiones particulares de México y
colocar en posiciones de liderazgo a empresarios prósperos de origen
mexicano. Estos puestos han permitido a los empresarios tener un acceso
especial a los permisos y las informaciones que facilitan hacer negocios en
México.

Es más probable que los empresarios en pequeña escala, en contraste con


los empresarios en gran escala, dependan de los lazos comunitarios para
sostener su actividad transnacional. Tendrán también que explotar los
mercados omitidos por las grandes corporaciones. Alvarez y Collier (1994)
observaron a los camio-
58

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

ñeros mexicanos y la forma como éstos, en condiciones étnicas de


desventaja, fueron capaces de monopolizar cierto tipo de comercio
transnacional, recurriendo a la reciprocidad interpersonal y al patronazgo.
Ellos concluyen que los camioneros mexicanos del norte son capaces de
afrontar los retos de los negocios transnacionales mediante sus propios lazos
transnacionales con bases étnicas. De igual manera, Hernández (1997b)
toma en consideración el carácter de la actividad empresarial del transporte
entre Monterrey y Houston. Estas pequeñas empresas familiares mueven
dinero, mercancías, alimentos, suministros médicos y personas en ambos
sentidos entre Monterrey y Houston. Su éxito depende de la confianza que
exista entre éstos y sus clientes y proporciona un excelente ejemplo de cómo
la actividad empresarial puede sostener a las comunidades migrantes
transnacionales. Otro estudio realizado por Alvarez (1994) sobre el chilero,
introduce una nota de advertencia acerca de los nexos entre el aumento de
la integración económica entre México y Estados Unidos y las comunidades
migrantes transnacionales. La industria del chilero por lo regular ha incluido
el cruce de líneas tradicionales de demarcación internacional, con grandes
empresarios mayoristas y étnicos de Estados Unidos en interacción con
enlaces y pequeños empresarios de México. Los participantes dependen de
las relaciones jerárquicas de lealtad y de la confianza entre patrón y cliente.
Sin embargo, la reciente penetración del capital transnacional en el sistema
de distribución ha forzado a chileros y fruteros a depender menos de las
relaciones sociales y la lealtad. Éstos, por el contrario, se han vuelto más
dependientes del capital, lo que ha originado una disminución de la
movilidad de los empresarios más pequeños, quienes se declaran en
bancarrota y son incapaces de competir.

Hay otro tipo de acción, que se basa en los mercados laborales y las
relaciones sociales que éstos crean entre lugares específicos de México y de
Estados Unidos. En este caso, la comunidad migrante transnacional se
reproduce por la continua demanda de mano de obra en el país del norte y
sus suministros por medio de cadenas sociales basadas en las comunidades
mexicanas. Para los
59

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 59

mexicanos que emigran de Estados Unidos, sus comunidades de origen


pueden ofrecer oportunidades de inversión o una segura red de apoyo social
para las personas mayores y su propio retiro. Por tanto, las restricciones y no
sólo las oportunidades de ambos lugares, el de origen y de destino,
sustentan este tipo de comunidad migrante transnacional. Las diversas pero
limitadas oportunidades de ingreso en México son equilibradas a las
correspondientes oportunidades, mayores pero más inseguras, en Estados
Unidos. La inseguridad limita el establecimiento permanente en ese país, en
vista de factores tales como las barreras legales a la residencia, o debido a
un ingreso inestable o a que los costos de subsistencia son altos comparados
con los de México. Por lo tanto, las comunidades migrantes transnacionales
pueden basarse en la estratificación social y el bloqueo de oportunidades a
que se enfrentan los migrantes en su país de origen y en su país de destino.
Por ejemplo, Portes (1996) considera que el desafío de las comunidades
migrantes transnacionales es el reto del débil que procura usar el espacio
transnacional para combatir la marginalidad en ambos países, el de origen y
el de destino. Los orígenes rurales de la mayoría de los inmigrantes
mexicanos y su baja posición en el mercado laboral de Estados Unidos los
convierte en miembros marginales de ambas naciones. Los cambios
recientes en la constitución mexicana, que admiten la doble nacionalidad y la
ley de Estados Unidos que castiga a los no ciudadanos, ocasionan que la
opción transnacional tenga más consecuencias para los inmigrantes
mexicanos.

Existe un nuevo conjunto de estudios de casos que documentan la ocurrencia


de patrones de migración transnacional entre los migrantes rurales que
viajan a Estados Unidos. La mayoría de los trabajos se refieren a aldeas de
las áreas emisoras tradicionales (Mines, 1981; López, 1986; Alarcón, 1988;
Goldring, 1990; Rouse, 1992; R. Smith, 1994), en los cuales se informa que
las relaciones sociales comunitarias constituyen las bases de las
comunidades transnacionales y se exponen las actividades económicas
transnacionales, relaciones sociales y prácticas políticas. La literatura tiene el
cuidado de distinguir varias formas y niveles de transnacionalismo,
diferenciando entre las comunidades transna-
62 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

dades migrantes transnacionales de la frontera por medio de niveles de


migración altos en ambos sentidos, así como de elevados niveles de
desempleo del lado estadounidense (Escobar y Roberts, 1998).

Para ayudar a entender la dinámica del cambio de los sistemas migratorios y


particularmente del sistema transnacional, recurrimos a evidencias que van
desde un planteamiento estructural hasta uno más orientado bacía los
actores.
LOS DILEMAS DE LA SALIDA

TANTO los gobiernos como los migrantes se enfrentan con dilemas


relacionados con la migración. La forma de resolver estas disyuntivas
contribuye al reforzamiento de patrones migratorios particulares. Estos
dilemas son, esencialmente, los de balancear las ventajas económicas de
emigrar con los riesgos e inseguridades del traslado, las posibilidades de
mejorar la situación de permanencia y la fuerza de los compromisos
familiares y comunitarios. Estos dilemas no tienen la misma intensidad para
todos los migrantes. Según Espinosay Massey (1997), estas consideraciones
actúan con frecuencia para facilitar la migración, como cuando las redes
sociales basadas en la comunidad de origen disminuyen los riesgos e
inseguridades del viaje al norte y estimulan las inversiones migrantes en el
país de origen. Sin embargo, consideramos que hay aspectos importantes de
la diversidad actual de la migración entre México y Estados Unidos que están
intensificando los dilemas del establecimiento o el retorno para muchos
migrantes, como resultado del creciente involucramiento del Estado para
regular la migración.

Para captar la dimensión del migrante y del Estado en estos dilemas usamos
los conceptos de Hirschman (1970) de Salida, Voz y Lealtad. La tríada de
Hirschman representa las disyuntivas a que se enfrentan los miembros de
una organización con un desempeño deficiente, cuando comparan sus
compromisos locales con las ventajas de viajar a otros lugares en busca de
mejores prospectos y la posibilidad de asegurar una mejor actuación de la
63

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 63

organización. Desde esta perspectiva, emigrar es salir de un Estado que no


satisface totalmente las aspiraciones de por lo menos algunos de sus
miembros (Hirschman, 1970, p. 81). El punto de Hirschman es que, aun
cuando los motivos económicos parecen predominar para la salida, la
emigración necesita comprenderse también como una afirmación política de
la deficiencia estatal. Aunque los mexicanos han emigrado a Estados Unidos
principalmente por razones económicas, según esta decisión se debe,
asimismo (De la Garza y Szekely, 1997), a la insatisfacción con un gobierno
autoritario que ha descuidado los negocios en pequeña escala y el sector
agrícola. La opción de emigrar puede variar en su grado de permanencia,
dependiendo no sólo de la intención original del migrante, sino de lo que
ocurra durante la migración. La dimensión de lealtad en la tríada Hirschman
restringe el uso de la opción de la salida. Las lealtades son los lazos afectivos
y materiales que comprometen a los individuos con sus comunidades de
origen, ya sea la patria chica o la nación. Las lealtades devuelven a los
migrantes y sus recursos a la comunidad de origen. Según Hirschman, éstas
dan tiempo para que la voz entre en acción y se eviten así las salidas
permanentes de la comunidad que pueden despojarla precisamente de las
personas con iniciativa y energía para lograr soluciones colectivas. La voz es
tanto el sentido como la realidad de participar de manera efectiva en los
asuntos comunitarios y de inducir cambios en la dirección deseada.

Desde la perspectiva de salida, voz y lealtad, la migración internacional


genera serios dilemas para los estados cuando un sistema de migración
temporal está siendo reemplazado por un sistema de emigración
permanente. Cuando la migración temporal domina, los lazos con la
comunidad local aseguran que los migrantes continúen contribuyendo con su
país de origen sin necesidad de que el Estado mejore su desempeño. El
Estado de destino se beneficia de la mano de obra del migrante temporal,
pero no cubre los costos totales de su subsistencia ni los de su familia, ya
que muchos de éstos, como educación, salud y cuidado de los niños, son
cubiertos por el Estado de origen. En contraste, la emigración permanente
amenaza con la pérdida de miembros emprendedores y
64 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

calificados del Estado emisor y de sus continuas contribuciones financieras al


desarrollo local y nacional, por medio de remesas o inversiones. Para el país
receptor, la migración permanente en grandes números conlleva altos costos
de bienestar social, particularmente para los dependientes, los cuales no
recibirán la recompensa de los impuestos que los migrantes pagan.

Las desventajas de la migración permanente significan que los estados


emisores están en disposición de estimular la migración temporal
reglamentada oficialmente y apoyar un sistema migratorio transnacional. Es
probable que los estados receptores también lo hagan, pero en forma menos
enérgica, ya que tienen la opción de tratar de eliminar la inmigración por
completo. En vista de que los países emisores no pueden bloquear las salidas
fácilmente, las opciones más factibles para reducir la migración permanente
es por medio del uso de la lealtad y la promesa de voz. Sin embargo,
podemos esperar que las iniciativas estatales tengan como resultado otros
dilemas adicionales. Dada la creciente voz política de todos los migrantes, se
corre el riesgo de romper las estructuras tradicionales de control político. De
todas maneras, esto sólo se percibe como muy diferente cuando la
comunidad es pequeña y, en consecuencia, donde los migrantes pueden
ejercer una influencia significativa para la colocación y administración de los
recursos. Además, es probable que las élites migrantes y locales con las que
ellos se unen sean las que se beneficien con la mayor concesión de influencia
política y económica.

EL ESTADO, LOS MIGRANTES Y EL TRANSNACIONALISMO


AL DIFERENCIAR entre las formas de vida transnacional, R. Smith (1997)
distingue entre el nivel local y las formas institucionales de actividad
transnacional. Esta última incluye las formas sociales transnacionales de los
inmigrantes individuales y sus familias y las formas colectivas organizadas
en el ámbito de la aldea. Estas formas colectivas abarcan las formas
organizacionales e institucionales que los estados se esfuerzan por crear o
que éstos adoptan y desarrollan. A estas dos áreas nos referiremos más
adelante.
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

-Jí«

65

Existe una gran cantidad de evidencias que vinculan al Estado mexicano con
la promoción de la migración transnacional entre los migrantes rurales.
Algunos estudios consideran al Estado mexicano como promotor de la
migración transnacional y no de la emigración permanente, como respuesta
a la pérdida potencial de las contribuciones financieras (mediante remesas o
inversiones) para el desarrollo local y nacional (González Gutiérrez, 1997; R.
Smith, 1997, 1998;Goldring? 1998;GuarnizoySmith, 1998). Guarnizo y Smith
(1998) señalan que esta tendencia no es exclusiva de México. Muchos países
menos industrializados han comenzado a depender cada vez más de las
remesas estables de los emigrantes, las cuales han sido fomentadas por los
estados emisores para tratar de incorporar su organización política por medio
de una serie de medidas; la menor de las cuales es estimular la migración
transnacional mediante el fortalecimiento de los lazos de lealtad.

Adicionalmente, en su estudio sobre las repuestas mexicana y dominicana a


la migración transnacional, Guarnizo (1997) argumenta que el Estado
mexicano promovió las comunidades migrantes transnacionales como una
forma de colocarse en la economía política mundial. Guarnizo señala que,
con la creciente integración económica, los sectores emergentes de las élites
política y económica tienen un vivo interés en fomentar la migración
transnacional con el fin de promover sus propias agendas, de lo cual su
interés en el TLC es un excelente ejemplo. El Estado se ha vuelto en extremo
consciente del potencial de los emigrantes para ejercer presión sobre el
gobierno de Estados Unidos a favor de las decisiones que afectan los
”intereses nacionales” mexicanos y para hacerlo ha utilizado la promoción de
la migración transnacional.

Uno de los principales intentos del Estado para impulsar la migración


transnacional incrementando la lealtad del emigrante es la creación del
Programa para las Comunidades Mexicanas en el Exterior (PCME).”
Comenzando con la administración de Salinas de Gortari y continuando en la
actualidad, el PCME aspira a alen-
11 El PCME es una oficina de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO
66

tar a los mexicanos y las personas de origen mexicano a mantener vínculos


con México. El programa, organizado en torno a la educación, la cultura, los
deportes, los negocios y las comunidades, procura fortalecer la lealtad de los
migrantes, ya sea hacia el Estado mexicano o, en el caso de muchos
migrantes rurales, hacia su comunidad local. Carlos González Gutiérrez
(1997), director de Asuntos Comunitarios del PCME, señala que los clubes
regionales promovidos por el PCME son vistos como un mecanismo
institucional que desarrolla la comunidad para fortalecer las redes sociales
sobre las cuales descansa la migración masiva. Es importante hacer notar
aquí que las acciones externas del Estado mexicano no son un campo
transnacional en el sentido de este artículo, sino que el punto central es si
estas acciones proporcionan o no apoyo a la migración transnacional.

Hay una gran cantidad de evidencias de que el PCME ha sido efectivo en


impulsar un patrón migratorio transnacional, específicamente entre los
migrantes rurales. En su trabajo sobre la comunidad de Ticuani, R. Smith
(1998) concluye que la transnacionalización de la vida política entre los
miembros de la comunidad de Ticuani involucra un proceso que data de más
de cincuenta años. Sin embargo, la acción reciente del Estado mexicano a
través del PCME ha desempeñado un papel esencial para remozar las
relaciones entre el Comité Ticuanense en Nueva York y Ticuani en México. Al
involucrarse en las micropolíticas de los emigrantes, como los de Ticuani, el
Estado promueve clubes en el ámbito local y federaciones en el ámbito
estatal con el fin de incrementar los compromisos de los migrantes con su
región de origen. Establecer relaciones con los migrantes y ayudarlos a
organizarse son a todas luces grandes prioridades para el Estado mexicano,
cuyos esfuerzos son de considerable alcance. En marzo de 1995, sólo en Los
Ángeles había 150 clubes de pueblos y diez asociaciones en el nivel estatal
(González Gutiérrez, 1995).

En su estudio sobre los migrantes de la federación Zacateca, Goldring (1998)


hizo eco de muchas de las conclusiones obtenidas por R. Smith. Clubes
Zacatecanos de California del Sur, con asiento en Los Angeles y creada en
1985, es una organización que

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES


67

incluye a más de cuarenta clubes de pueblos. La federación es una de las


pocas organizaciones en el ámbito estatal anteriores al establecimiento del
PCME por el gobierno mexicano. Sin embargo, ésta también ha recibido una
gran influencia de las actividades del PCME. Los miembros de la federación
pagan menos que el precio establecido para tener acceso al plan mexicano
de salud administrado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La
federación actúa también como intermediaria, cabildeando y consiguiendo
fondos de los gobiernos estatal y federal para proyectos comunitarios, becas
y programas de la federación. Desde
1993 hasta 1995, el PCME también llevó a cabo el programa ”dos por uno”
en el cual, por cada dólar que reuniera un club del pueblo de origen para un
proyecto de la comunidad, el estado de Zacatecas y el gobierno federal
aportaban un dólar cada uno. Por tanto, al aumentar las oportunidades
políticas y económicas disponibles para los migrantes, el Estado espera
fortalecer sus lazos de lealtad y alentar patrones migratorios transnacionales
en oposición a los permanentes.

Sin embargo, la investigación muestra que las implicaciones de la actividad


transnacional basadas en el Estado están lejos de ser uniformes. Un trabajo
reciente de Goldring (1997) sostiene que los intentos federales para
promover la actividad política transnacional están mediados por la actividad
en el ámbito estatal y municipal, lo que origina que varíen la ejecución y sus
resultados. Algunos estudios de casos específicos argumentan que la
importancia de las actividades transnacionales con base estatal difiere de
acuerdo con la ubicación. Por ejemplo, los intereses y esfuerzos del gobierno
federal en la micropolítica transnacional se han traducido en apoyo para el
Comité Ticuani-Nueva York, organizado en el ámbito local (R. Smith, 1998), el
cual ha aceptado fácilmente la ayuda del gobierno federal. No obstante, el
caso de los migrantes de Oaxaca es ajeno a este escenario. En vez de una
relación de apoyo mutuo, el Frente Oaxaqueño Binacional tiene una actitud
de oposición hacia el Estado mexicano en México y en Estados Unidos, lo que
a su vez afecta la viabilidad de la opción de migración transnacional (R.
Smith, 1998).
68

BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

La inestabilidad de los intentos del Estado mexicano por impulsar la actividad


transnacional entre las comunidades rurales, se explica parcialmente si se
toma en cuenta el papel de los migrantes. La atención que el Estado
mexicano presta a sus comunidades transnacionales se debe, en parte, a las
presiones ejercidas por los mismos migrantes. Existe un proceso de apoyo
mutuo en el cual las decisiones con nivel federal procuran estimular la
actividad política en el nivel local, mientras las organizaciones políticas
locales presionan al Estado mexicano para que reconozca a las comunidades
transnacionales y trabaje con ellas. Algunos estudios que resaltan la posición
central de la ubicación (M.P. Smith, 1994;Goldring, 1997, 1998; Guarnizoy R.
Smith, 1998) enfatizan también la construcción de las comunidades
transnacionales ”desde abajo” (Guarnizo, 1997; Guarnizo y Smith, 1998). Por
lo tanto, la comunidad transnacional de Ticuani (Smith, 1994) creó un
espacio político amplio para poner en práctica las políticas populares, como
hizo la Asociación Cívica Mixteca Benito Juárez (Kearney y Nagengast, 1989).
Estas prácticas crearon una jerarquía alternativa de poder con relación a la
autoridad mexicana (Goldring, 1998).

Sin embargo, aunque el Estado evidentemente desempeña un papel clave al


promover la migración transnacional entre los migrantes rurales, sería
también una negligencia no concebir a los migrantes como agentes activos.
De hecho, el nivel de análisis individual en el cual los migrantes son
considerados autónomos para tomar decisiones que inñuyan en los patrones
migratorios es una perspectiva altamente generalizada en la literatura sobre
el transnacionalismo mexicano. Las teorías de la migración transnacional
surgieron, en gran medida, como una crítica a los planteamientos demasiado
estructurales y trataron de volver a introducir al actor en las discusiones
teóricas de la migración. Al contrario de una tendencia que considera la
migración como creada por la atracción y repulsión de factores económicos
que conciben a los migrantes principalmente como sujetos pasivos,
coaccionados por los Estados y marginados por los mercados, el trabajo
sobre la migración transnacional trata de atribuir a los migrantes la
capacidad de
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

69

tomar las decisiones que influyan en sus resultados (R. Smith,


1998). Por tanto, en el ámbito comunitario, la migración transnacional ha
sido concebida como una opción escogida por los migrantes en respuesta al
bloqueo de oportunidades en el país de origen y de destino, donde ellos
movilizan sus lazos de lealtad con el fin de crear un patrón migratorio
alternativo. En su destino, los inmigrantes se encuentran tan perjudicados
como en su país de origen, culturalmente discriminados, explotados en el
aspecto económico y sin influencia política. Cuando las opciones de salida y
voz son bloqueadas, tanto en el país de origen como en el de destino, el
campo transnacional se convierte en un atractivo campo de actividad
alternativo que permite a los migrantes combinar lo más ventajoso de ambos
países. Es probable que las comunidades migrantes transnacionales tengan
una fuerte identidad colectiva cuando salida y voz son bloqueadas en ambos
países. En esos términos, Kearney (1995) describe a la comunidad migrante
transnacional mixteca como construida en respuesta a la exclusión tanto en
México como en Estados Unidos.

Hemos señalado que la fuerza de los lazos de lealtad es mayor entre los
emigrantes provenientes de áreas rurales y esto se explica en parte por los
esfuerzos estatales para incrementar las oportunidades políticas y
económicas de las regiones rurales. Sin embargo, aunque existen muchas
evidencias de las motivaciones del Estado y de los migrantes rurales para
promover y comprometerse en la migración transnacional, se ha hecho muy
poco para evaluar las opciones que tienen los migrantes urbanos y los
diferentes patrones de migración que éstos fortalecen. Esta omisión se
entiende en parte por el carácter relativamente reciente de la migración
internacional urbana. Sin embargo, debido a su creciente predominio, ésta
mantiene su importancia para evaluar las posibles opciones frente a los
migrantes urbanos y los subsecuentes patrones migratorios que sus
decisiones fortalecen. A continuación, presentamos algunos esquemas
biográficos de una investigación en proceso que describen ciertos tipos de
migraciones urbanas desde México, comparándolos con un caso real de
migración rural.
70 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

LA CONEXIÓN AUSTIN-MEXICO

A FINALES de los años ochenta y en los noventa, Austin se convirtió en una


de las ciudades de más rápido crecimiento de Estados Unidos, pues para
mediados de los noventa alcanzó una dimensión metropolitana de un millón
de habitantes de los cuales aproximadamente 20 por ciento son de origen
mexicano. Este crecimiento se sustentó en las industrias relacionadas con la
informática, las cuales generaron empleos no sólo en dicho sector, sino
también en la construcción y los servicios. Dada la proximidad de Austin con
México, los migrantes mexicanos cubrieron una importante parte de la
demanda de mano de obra no calificada. En vista de que para los mexicanos
Austin es un destino migratorio ”nuevo” en comparación con ciudades como
San Antonio y Houston, muchos de sus migrantes provienen de las áreas
emisoras no tradicionales como la ciudad de México. Los registros consulares
reflejan que en 1997 las mayores concentraciones de migrantes provenían
de los estados de Guanajuato, San Luis Potosí y México. Austin cuenta con
tres asociaciones estatales oficialmente registradas de mexicanos
procedentes de Zacatecas, el Estado de México y Guanajuato, y se están
dando los pasos para establecer una asociación para la ciudad de México.

El origen rural versus el origen urbano

En nuestro trabajo de campo preliminar, seleccionamos el caso de una


comunidad rural del Estado de México, cuya población tiene una
relativamente larga tradición de emigración a Austin, así como a la ciudad de
México. Como esperábamos, encontramos que las personas procedentes de
la comunidad rural de San Gregorio12 tienen fuertes vínculos sociales y
económicos entre ellos, no sólo en Austin sino también en México. Esto
contrasta grandemente con los migrantes procedentes de la ciudad de
México que parecen tener vínculos muy débiles.

---cita
12Utilizaremos nombres ficticios para localidades, personas y negocios.

71

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 71

San Gregorio es un pueblo pequeño de 7,500 habitantes, localizado al


sudoeste del Estado de México. La actividad económica del pueblo es
principalmente la agricultura y la ganadería. Los habitantes de San Gregorio
comenzaron a emigrar de manera permanente a la ciudad de México durante
los años cincuenta. En los años sesenta, los sangregorianos empezaron a
emigrar a Texas central, particularmente a Austin y áreas aledañas como
Temple. Hasta los años setenta, la gran mayoría de esta emigración fue
temporal y circular. Sin embargo, la tasa de migración aumentó
significativamente a partir de los años setenta y una creciente proporción de
sangregorianos comenzó a establecerse en la parte este de Austin,
trabajando durante todo el año sobre todo como ayudantes de cocina. A
medida que aumentaron los migrantes, empezaron a diversificar sus
ocupaciones y una gran mayoría de ellos trabaja ahora en el sector de
servicios, en labores como jardinería y conserjería. Sólo algunos han
establecido pequeños negocios propios.

A mediados de los años ochenta, con la amnistía IRCA, muchos


sangregorianos se hicieron residentes legales, y las mujeres y los niños
comenzaron a emigrar en mayor número. A mediados de los años ochenta y
principio de los noventa, era claro que los sangregorianos estaban
decidiendo establecerse, lo cual estuvo marcado por una creciente actividad
transnacional originada por fuertes lazos con su pueblo de origen. El cura de
San Gregorio estima que la población de sangregorianos que vive en Austin
es de tres mil personas, incluyendo a los niños que nacieron en Estados
Unidos. Aunque no tienen todavía una organización formal en Austin, han
organizado varias actividades sociales y culturales que abarcan tanto a
México como a Estados Unidos. Los sangregorianos tienen una fuerte
tradición católica y actualmente están construyendo una iglesia nueva en su
pueblo. El cura de San Gregorio ha visitado la diaspora de Austin para
recolectar dinero y apoyar las actividades locales de la iglesia. Los
sangregorianos de Austin organizan bailes con el propósito de reunir dinero
para la iglesia. Un grupo de músicos de San Gregorio participó sin cobrar en
el último baile. Las mujeres de la comunidad sangregoriana de Austin
contribuyeron con tiempo y materiales para la prepara-
72

72 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

ción de los alimentos que se vendieron durante la festividad. La asistencia al


baile fue de alrededor de 600 personas (procedentes principalmente de San
Gregorio), y se recogieron más de diez mil dólares para la iglesia.

Los sangregorianos contribuyen de diversas formas con los nuevos


inmigrantes incluyendo a los que llegan de forma ilegal. La comunidad
sangregoriana de Austin ayuda a los nuevos inmigrantes a encontrar empleo,
casa y alimentos con algunos sangregorianos, sobre todo con aquellos que
están más estrechamente relacionados con la iglesia católica de Austin y que
también trabajan con los jóvenes en programas contra las drogas. Los
sangregorianos han estado utilizando también los métodos mexicanos
tradicionales e informales de ahorro llamados tandas (véase Arias, 1997) en
los cuales la persona que organiza una tanda recoge diez o veinte dólares
semanales en un grupo de alrededor de cincuenta personas y entrega el
dinero a uno de los miembros del grupo. El organizador de la tanda es la
primera persona que recibe el dinero y el resto de los miembros recibe su
porción en un orden seleccionado al azar. Por lo general, este dinero se envía
a México para ser invertido en algún terreno o vivienda.

El flujo migratorio de sangregorianos hacia Estados Unidos tuvo su origen en


la crisis agrícola de mediados de los años sesenta y la consecuente falta de
oportunidades laborales en las áreas rurales. Se llevó a cabo sin las redes
sociales que facilitan el viaje hacia Estados Unidos. Los pioneros lo recuerdan
como una decisión difícil. Sin embargo, a medida que la migración
internacional se convirtió en un proceso sostenido por sí mismo, ésta fue una
opción que muchas personas escogieron aun cuando no tenían presiones
económicas fuertes, debido a su afiliación con una comunidad transnacional,
donde emigrar a Estados Unidos es un cornponente importante de la cultura.

Los sangregorianos viajan con frecuencia a México, particularmente para fin


de año a participar en la Feria Anual. Este contacto persistente con su pueblo
de origen se basa en factores tales como los compromisos familiares, los
intereses en propiedades y la Posibilidad de un retorno. Su marginalidad
económica y social
73

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES 73

en Austin fortalece su identidad de grupo. No obstante, constantemente se


enfrentan con problemas con la policía mexicana que detiene automóviles y
camiones con placas de Texas a fin de extorsionarlos a cambio de no
confiscar los regalos que llevan a San Gregorio. Para los sangregorianos de
Austin, la participación de la policía en la corrupción y la explotación era
parte de sus razones para salir de México. Como resultado de sus
experiencias, ahora están intentando organizarse políticamente y presionar a
las autoridades mexicanas para que remedien estos abusos.
Los fuertes lazos que unen a los miembros de la comunidad de San Gregorio
contrastan con los débiles lazos entre los migrantes de la ciudad de México.
Las personas provenientes de San Gregorio constituyen un grupo homogéneo
en términos de sus niveles de educación y tipos de empleos en México y en
Estados Unidos. En contraste, la migración desde la ciudad de México es
heterogénea en cuanto a clase social, capacidades educativas y laborales, y
experiencia migratoria interna y externa.

En la muestra tipo ”bola de nieve” de las personas de Austin que proceden


de México, entrevistamos a tres tipos de migrantes: trabajadores de baja
calificación, empleados de oficina de mediana calificación y profesionales
altamente calificados. Conseguimos los nombres de los informantes por
medio de contactos en las iglesias, oficinas consulares, establecimientos de
servicio donde trabajan muchos mexicanos y también solicitando a los
entrevistados que nos sugirieran otros informantes potenciales procedentes
de la ciudad de México. A pesar de utilizar para la muestra un método que
depende de las relaciones sociales, encontramos una característica general
en las treinta personas hasta ahora entrevistadas: pocos de ellos se conocen
entre sí. Estos provienen de un gran número de vecindades de la capital del
país. En las entrevistas quedó claro que su emigración fue resultado de una
decisión individual más que de una decisión familiar o comunitaria, como en
el caso de los sangregorianos.

Los trabajadores chilangos13 de baja calificación que entrevistamos son


personas que emigraron a Estados Unidos a través de
3Sob

renombre para las personas que proceden de la ciudad de México.


74 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

sus cadenas sociales y que por lo general son de origen rural. Faustino Rivas
nació en la ciudad de México en 1955. Sus padres son también oriundos de la
capital. Él estudió hasta el tercer año del bachillerato. Cuando tenía quince
años dejó la escuela y decidió ser jugador de fútbol. Ocho años después
comenzó a trabajar con su suegro en un negocio pequeño. Cuando a los
veintisiete años de edad Faustino emigró a Estados Unidos, utilizó los
contactos rurales de su esposa para trabajar primero en Houston y luego en
Austin, y ha continuado trabajando para parientes de su esposa durante
dieciséis años; ahora es residente legal y aspira a establecer un pequeño
negocio propio.

Entre los chilangos de calificación media, algunos habían emigrado sin contar
con ningún contacto en Estados Unidos y otros tenían a parientes o amigos
como contacto. Nuestros entrevistados mencionaron dos razones principales
para emigrar. La primera era simplemente por aventura (Hernández, 1997a)
y la otra como resultado de la recesión mexicana. El caso de Jerónimo
Escamilla ilustra la primera razón. Él emigró a Austin en 1988, cuando tenía
veintiséis años. Se reunió en Austin con su hermano mayor que había
emigrado en 1986 junto con tres amigos, sólo por vivir la experiencia.
Jerónimo había estudiado en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) durante siete años en el Departamento de Ciencias Animales, pero
nunca trabajó profesionalmente. En México laboró como limpiador de
ventanas y pisos, y consiguió una ocupación similar cuando llegó por primera
vez a Austin. Después de trabajar durante nueve años como .cocinero y
conseguir la residencia legal, había perdido las esperanzas de trabajar en el
campo de la ciencia animal. En cambio, decidió vivir en Estados Unidos y
consolidar un pequeño negocio informal vendiendo ropa deportiva mexicana.
Jerónimo nunca se casó y mantiene económicamente a sus padres, quienes
viven la mitad del año en México y la otra mitad en Estados Unidos y tienen
planes de mudarse en forma permanente a Austin, donde viven tres de sus
cuatro hijos en la actualidad.

El caso de Juan Segura es muy diferente. Éste perdió su trabajo en México a


principios de 1995, cuando trabajaba como contador
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

75

público en una institución crediticia mexicana. Tres años antes había


comprado un pequeño apartamento por el cual estaba pagando una hipoteca
a un banco mexicano. Con la devaluación del peso en 1994, las tasas de
interés se duplicaron y en algunos casos se triplicaron. Las deudas por casas,
automóviles y negocios crecieron abruptamente. Sin trabajo, y con una
enorme deuda que saldar, Juan decidió emigrar a Estados Unidos a finales de
1996 debido a que un familiar le dijo: ”hay muchos empleos en Austin”. Dejó
en México a su esposa y un hijo de tres años. Una vez en Estados Unidos,
Juan consiguió un empleo, primero como obrero de una construcción y un
año más tarde, como podador de árboles. En Austin, nunca había conocido a
otros chilangos ni había participado en las actividades de la comunidad
mexicana. Vivía en un apartamento con un mexicano-estadounidense y un
angloamericano que conoció en Austin. Después de dos años, Juan pagó sus
deudas y regresó a México. Poco antes de regresar, al discutir sus planes
futuros, nos informó que había utilizado sus cadenas laborales para
conseguir información sobre posibles trabajos en México. Descubrimos que
se estaba refiriendo a los contactos que había hecho por medio de Internet, a
la que le dio acceso su compañero de habitación que era programador de
computadoras.

Los migrantes profesionales de la ciudad de México que entrevistamos


vinieron a Austin a causa de las recesiones económicas mexicanas. Eran
profesionales altamente remunerados en México y ostentaban puestos
directivos. Alejandro Ochoa trabajó en la capital mexicana como especialista
en sistemas de cómputo. Perdió su empleo a finales de 1994 y los tipos de
trabajo que podía encontrar en México eran menos atractivos en términos del
salario. Mientras buscaba empleo descubrió en el periódico que las
compañías estadounidenses estaban empleando a personas con capacidad
para programar. Llenó solicitudes en dos compañías, acudió a una entrevista
de trabajo y finalmente fue contratado por un negocio estadounidense cuyas
oficinas principales se encontraban en Atlanta y que tenía una sucursal en
Austin. Es digno de mencionarse que Alejandro pertenece a un pequeño
grupo de migrantes profesionales que puede trabajar en su propio campo
76 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

tanto en el país de origen como en el de destino. A diferencia de Jerónimo y


Juan, Alejandro es capaz de trabajar en su campo profesional en ambos
países. En la entrevista, Alejandro comentó: ”con la tarjeta verde, tengo dos
mercados laborales en los que puedo operar, Estados Unidos y México”.
Tanto él como su esposa se sentían más cómodos con la forma de vida
mexicana, pero les agradaba la seguridad financiera que tienen los
profesionales en

Estados Unidos.

De esta manera, los migrantes de la ciudad de México no constituyen una


comunidad migrante transnacional. La debilidad de los vínculos de su grupo
significa que ellos no se ven colectivamente como una comunidad migrante
transnacional. Su patrón migratorio concuerda con el permanente o, como en
el caso de Juan Segura, con el temporal. Sin embargo, es probable que los
obreros manuales y los oficinistas de mediana calificación desarrollen más
actividades sociales y económicas transnacionales que los de

clase profesional.

Además de su empleo en el restaurante, Jerónimo Escamilla vende uniformes


y zapatos mexicanos para fútbol a los numerosos jugadores del área de
Austin. Los productos deportivos mexicanos son considerablemente más
baratos que los estadounidenses. Jerónimo acostumbraba viajar a la ciudad
de México a comprar su mercancía y regresar a Austin. Ahora tiene un amigo
en la i capital mexicana, que le envía los productos hasta la ciudad de
Nuevo Laredo, Tamaulipas, en la frontera y Jerónimo conduce por cuatro
horas hasta la frontera para recogerlos. La microempresa de Jerónimo es
básicamente informal; vende sus productos en el mercado de pulgas de
Austin, aunque sus planes son establecer una empresa formal y legal. El
negocio de Jerónimo requiere no sólo de productos mexicanos, sino también
de compradores mexicanos y el éxito de su actividad transnacional depende
de sus contactos dentro de la comunidad mexicana.

También hemos realizado veinte entrevistas a profundidad en la ciudad de


México. Nuestro plan original era entrevistar a residentes de la capital con
experiencia migratoria internacional en Austin, o por lo menos en alguna
área metropolitana de Texas.
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

77

Sin embargo, la emigración hacia Estados Unidos desde el Distrito Federal es


extensa y no parece que exista ninguna concentración de migrantes que
hayan trabajado en Austin o Texas. Finalmente, a través de organizaciones
vecinales de origen rural, entrevistamos a oficinistas de baja o mediana
calificación que viven actualmente en la ciudad de México y que han
trabajado en algún lugar de Estados Unidos.
El trabajo de campo en la capital de México confirmó nuestra deducción de
que las decisiones de los migrantes urbanos no se inclinan por el patrón
migratorio transnacional que encontramos en el caso de los pobladores de
San Gregorio. Por el contrario, éstos tienden a preferir los patrones de la
migración temporal o permanente. En el siguiente segmento presentamos
dos casos que ilustran algunas diferencias y similitudes de las decisiones del
migrante urbano que tiende a elegir el patrón migratorio temporal. Hugo
Torres, de treinta y cinco años de edad, nació en Epazoyucan, Hidalgo,
México. Estudió en ese pueblo hasta el sexto grado de primaria y luego a los
trece años emigró a la ciudad de México a un vecindario tradicional de clase
trabajadora llamado Tepito, donde inició una actividad por cuenta propia,
comprando y vendiendo mercancía usada. En 1994, cuando tenía 32 años de
edad, emigró por primera vez a San Diego, California. Su familia inmediata
no tenía tradición de emigrar a Estados Unidos; sin embargo, uno de sus
primos lo invitó a viajar al país vecino y éste se marchó porque ”la situación
económica de México era extremadamente difícil”. En su primer viaje se
quedó durante cinco meses y en el segundo, dieciocho meses. En ambas
ocasiones trabajó como lavaplatos con un ingreso de 4.25 dólares por hora.
Su propósito al emigrar a Estados Unidos era ahorrar para comprar un carro
y una casa en México. Expresó que no tenía intención de establecerse en el
extranjero. Su emigración refleja una estrategia individual para
complementar sus ingresos mexicanos. Hugo Torres está planeando otro
viaje a Estados Unidos, pero esta vez a Texas, porque cree que allí hay más
empleos.

Margarita Robles, de treinta y nueve años de edad, nació en la ciudad de


México. Ella es parte de un grupo de migrantes califica-
78 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

dos y profesionales que incluye a profesores de secundaria, contadores,


abogados y médicos, quienes cada vez más emigran temporalmente a
Estados Unidos. Una importante característica de este grupo de emigrantes
es que no tienen la capacidad de ejercer sus profesiones en Estados Unidos y
es probable que sus empleos ahí sean en ocupaciones de baja calificación.
Margarita estudió en la Escuela de Química de la UNAM, donde obtuvo el
grado de licenciatura. En 1983 fue contratada por el Instituto Mexicano del
Seguro Social (iMSS) donde trabajó durante cinco años. Más tarde, en 1988,
emigró a Los Angeles donde laboró como mucama de un hotel y como
cocinera en Taco Bell. Aunque sólo ganaba 4.75 dólares por hora, en quince
meses pudo ahorrar 10,000 dólares trabajando en dos empleos durante un
promedio de quince horas diarias. Ese dinero le permitió pagar el inicial de
una casa en México. Aunque tenía un ingreso muy bueno, Margarita no
hubiera emigrado permanentemente. Por el contrario, está planeando
emigrar de nuevo, ”pero sólo para conseguir algún dinero y regresar a
México”.

Aunque Hugo y Margarita pertenecen a diferentes clases sociales, su


experiencia migratoria es similar, debido en parte a que el mercado laboral
estadounidense tiende a homogeneizar los empleos que los inmigrantes
mexicanos pueden conseguir. Ellos no provienen de familias donde la
migración a Estados Unidos sea parte de la cultura, ni tampoco adoptan el
patrón tradicional de migración, sino que escogen la migración temporal.

La migración rural-urbana y la migración internacional

En esta sección presentamos el caso de una empresa transnacional cuyo


campo de actividad incluye varios polos: un pueblo rural en la parte central-
occidental de México, la ciudad de México, Chicago, Houston y Austin.

La historia comienza en Vicente Guerrero, un pueblo rural del estado de


Jalisco, México, a mediados de los años cuarenta, cuando muchas personas
procedentes de esa área emigraron a la ciudad
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

79

de México en busca de mejores formas de vida. Los habitantes de Vicente


Guerrero eran famosos por ser excelentes taqueros. Durante el periodo
presidencial de Miguel Alemán (1946-1952), muchos de ellos establecieron
puestos de tacos en las calles de la zona este de la ciudad de México. El éxito
de estos taqueros condujo al establecimiento de más puestos de tacos y a
una creciente emigración desde Vicente Guerrero a la gran ciudad, en
especial de la población joven. La emigración fue permanente, aunque
quienes se establecieron en la capital del país mantenían un contacto
frecuente con su lugar de origen.
En los tiempos del programa Bracero, desde 1942 hasta 1964, algunos de los
migrantes de Vicente Guerrero en la ciudad de México decidieron enrolarse
en el programa como trabajadores temporales. Éste fue el caso de Lupe
Hernández, quien después de trabajar varias veces en Estados Unidos,
decidió emigrar definitivamente y probar fortuna como taquero en Chicago,
donde tenía un tío. Nunca estableció su propia taquería, pero logró tener un
ingreso considerable cocinando para los trabajadores fabriles. A mediados de
los años setenta, el hijo mayor de Lupe, Federico, emigró desde la ciudad de
México a Chicago, y se unió a su padre en el negocio de comida. Después de
dos años de trabajar en Chicago y sin mayores éxitos, Federico emigró a
Houston donde adquirió un pequeño restaurante en el cual sólo trabajaban él
y su esposa, con lo que alcanzó finalmente su sueño de establecer una
taquería al estilo Jalisco en Estados Unidos. Con el éxito del restaurante,
muchos de los familiares de Federico fueron emigrando gradualmente a
Houston para trabajar en la taquería. El primero en unírsele fue su padre,
después dos hermanas y finalmente, la familia completa, incluyendo diez
hermanos y hermanas, quienes, siguiendo el ejemplo del mayor, abrieron
restaurantes en Houston, todos ellos con el mismo nombre: Taquerías Mi
Ranchita.

El éxito de Taquerías Mi Ranchita generó una continua demanda de mano de


obra. Ésta fue suministrada principalmente por la extensa familia, incluyendo
tíos, tías, primos, primas, sobrinos y sobrinas, así como personas oriundas de
Vicente Guerrero que se habían establecido en la ciudad de México y otras
que venían
80 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

directamente desde su pueblo natal. Además, algunos de los tíos de Federico


que trabajaban como taqueros en la ciudad de México emigraron a Houston y
también establecieron taquerías con el

mismo nombre.

Los contactos realizados en Houston ocasionaron que desde mediados de los


años setenta los pobladores de Vicente Guerrero comenzaran a emigrar
directamente a Texas, y la ciudad de México se convirtiera en un destino
menos atractivo. Mientras la familia de Federico consolidaba sus negocios en
Houston, otros miembros de esta gran familia comenzaron a explorar las
posibilidades de establecer taquerías en otras ciudades de Texas. A
principios de los años noventa, esta empresa transnacional consistía en
catorce taquerías en Houston, siete en Austin y una en San Antonio, con más
de 350 empleados. La mayoría de los empleados eran originarios de Vicente
Guerrero o tenían padres que lo eran, aunque algunos de estos últimos
habían nacido en la ciudad de México y eran por tanto chilangos, lo que
acentúa la diversidad de los patrones migratorios mexicanos, aun dentro de
un tipo específico de actividad, como entre los empresarios transnacionales
en pequeña escala.

CONCLUSIÓN

AUNQUE representan sólo un aspecto de la migración de México a Estados


Unidos, las comunidades migrantes transnacionales probablemente sean
características perdurables de la presencia mexicana en el país del norte. La
proximidad es un factor importante, ya que la tierra fronteriza de México y
las buenas comunicaciones con Estados Unidos facilitan la actividad de los
campos transnacionales. Es poco probable que los factores geopolíticos que
sostienen un sistema migratorio transnacional cambien sustancialmente en
el futuro cercano. La integración económica de México con Estados Unidos
está cimentada por los acuerdos estructurales del TLC, mientras el débil
poder político de México para negociar continuará llevando a los gobiernos
mexicanos a buscar aliados entre sus compatriotas en Estados Unidos. Al
mismo tiempo,
LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

81

estos campos transnacionales de actividad son más consecuentes para los


migrantes más pobres y menos capacitados y darán como resultado
comunidades migrantes transnacionales más fuertes. El profesional con alta
capacitación o el empresario en gran escala tiene menos necesidad de
depender de los campos de acción puramente transnacionales, pero puede
operar en el ámbito internacional entablando relaciones sociales y
comerciales en Estados Unidos con personas de cualquier nacionalidad o
grupo étnico. Las actividades económicas de la comunidad migrante
transnacional resultan insignificantes si se las compara con el considerable
volumen de intercambio económico entre ambos países, el cual es
controlado por corporaciones multinacionales. De hecho, la concentración
fomentada por las compañías multinacionales puede reducir los nichos
económicos abiertos para los empresarios transnacionales en pequeña y
mediana escala más de lo que el comercio bilateral los aumenta. Quizás,
después de todo, el volumen ligero, la diversidad y la larga historia de la
migración mexicana a Estados Unidos ocasiona que éste sea un fenómeno en
extremo diferenciado. Por ejemplo, la investigación que estamos realizando
en Austin muestra comunidades migrantes transnacionales fuertemente
integradas que existen junto a una mayoría de inmigrantes mexicanos que
han adoptado las más diversas e individuales estrategias para adaptarse a la
vida en el extranjero.

En vista de que apuntan hacia una vía diferente de acomodamiento a los


sistemas de migración permanente o temporal, las comunidades migrantes
transnacionales son útiles para explicar las complejidades de la migración
mexicana a Estados Unidos. Estas reflejan la continua exclusión de los
mexicanos de baja calificación, y con frecuencia rurales, de todas las
oportunidades, excepto las más bajas, en ambos países. Las actividades de
estas comunidades migrantes transnacionales muestran considerable ingenio
y contribuyen al desarrollo de las dos naciones. Su existencia hace surgir
importantes temas de investigación acerca de las relaciones entre México y
Estados Unidos. El interés actual en estas relaciones es muy alto. Las
comunidades migrantes transnacionales están sujetas a una considerable
presión política de
82 BRYAN ROBERTS, REANNE FRANK Y FERNANDO LOZANO-ASCENCIO

parte del Estado mexicano para proporcionar apoyo partidista. Al mismo


tiempo, el transnacionalismo de las comunidades migrantes las hace
conscientes de las continuas desigualdades a que se enfrentan muchos
sectores de la sociedad mexicana, lo que las convierte cada vez más en
actores importantes de la política mexicana.

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CAPÍTULO 2
ERIC POPKIN
La migración guatemalteca maya a Los Angeles:
construyendo vínculos transnacionales en el contexto
del proceso de establecimiento

INTRODUCCIÓN

Los TEÓRICOS de la migración transnacional sugieren que la


internacionalización del capital y la reorganización global de la producción
han promovido un desarrollo económico desigual, y han contribuido
crecientes niveles de migración internacional. Concurrentemente, la
tecnología de las comunicaciones y las facilidades para viajar han permitido
a los migrantes mantener vínculos diversos y consistentes con sus países de
origen (Basch, Click Schiller y Szanton Blanc, 1994; Click Schiller, Basch y
Szanton Blanc, 1995; Smith y Guarnizo, 1998). Según Mahler 1998), los
eruditos de la migración transnacional asumen que esa movilidad o el
movimiento físico de migrantes entre dos naciones-estados es una condición
necesaria para el establecimiento del transnacionalismo (Nagengast y
Kearney, 1990; Lessinger, 1992; Ong, 1992; Basch, Click Schiller y Szanton
Blanc, 1994; Portes, 1995). En respuesta al incremento de los flujos laborales
internacionales, los estados receptores de migrantes tratan de reafirmar su
soberanía y reducir la migración indocumentada poniendo obstáculos a la
movilidad geográfica de los migrantes (Sassen, 1996).

Algunos estudios recientes sugieren que la restrictiva política migratoria de


Estados Unidos y México, ha conducido tanto a una situación precaria para
los migrantes indocumentados en Estados Unidos como a un significativo
incremento en el costo de la migración, contribuyendo a la migración
prolongada o al establecimiento
[89]
90

ERIC POPKIN

en ese país (Popkin, 1997; Taylor, Martin y Fix, 1997; Massey,


1998). Estas condiciones nos llevan a la necesidad de analizar más la
relación entre establecimiento y transnacionalismo, y determinar cómo los
migrantes mantienen conexiones transnacionales en contextos en los cuales
su movilidad física es limitada. Para tratar este tema, analizamos las
conexiones entre una comunidad migrante guatemalteca maya (kanjobal) de
Los Ángeles y su comunidad de origen, Santa Eulalia. Estudiamos
específicamente la lucha de esta población migrante para conservar su
cultura y religión a través del establecimiento de una elaborada estructura
organizativa desarrollada en el contexto de su adaptación a una comunidad
predominantemente latina.

Desafiando las predicciones de los modelos asimilacionistas de la migración,


las poblaciones migrantes casi nunca abandonan su cultura y su idioma para
adoptar los de Estados Unidos. Según expresan otros analistas, los migrantes
tienden a preservar su acervo cultural original mientras se adaptan
instrumentalmente a otro (Goldring, 1996; Guarnizo, 1997). En particular, los
analistas de la migración transnacional, sugieren que los migrantes optan por
vínculos transnacionales para sustentar una identidad del país de origen o
híbrida para evitar marcas de estigmatización racial de la sociedad receptora
(Basch, Click Schiller y Szanton Blanc,
1994). Otros expertos consideran que el restablecimiento y fortalecimiento
de las nacionalidades étnicas establecidas se lleva a cabo en la sociedad
receptora debido a la supresión de esa identidad en el país de origen
(Wahlbeck, 1998). Para otras comunidades migrantes, surgen nuevas formas
de identidad en respuesta a las condiciones de la sociedad receptora. Por
ejemplo, en su estudio sobre los trabajadores migrantes indígenas mexicanos
(mixtéeos), Nagengast y Kearney (1990) argumentan que la incorporación
directa de los mixtéeos a la organización capitalista de producción agrícola,
junto con la explotación que ellos enfrentan como minoría, genera una
novedosa respuesta organizativa pan-mixteca. Los migrantes kanjobales
mayas de Los Angeles constituyen un caso interesante, porque esta
comunidad reafirma y fortalece las formas de etnicidad existentes mientras
simultáneamente expre-
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES

91

san una nueva identidad que revela la influencia de los vínculos


transnacionales con el país de origen.

La proliferación de organizaciones religiosas mayas en Los Angeles


proporciona un ejemplo de etnicidad reactiva, pero con una diferencia
importante. Portes y Rumbaut (1990, p. 96) sostienen que la etnicidad
reactiva surge ”en respuesta a la situación, los puntos de vista y la
discriminación a que se enfrentan (los inmigrantes) [...] que convierte las
circunstancias de origen nacional en las bases primarias de la solidaridad del
grupo y supera otras identidades competitivas como las basadas en la
clase”. Los diferentes orígenes de los migrantes interactúan con los
contextos de recepción y provocan inquietudes políticas de los nacidos en el
extranjero que influyen en la organización política de generaciones
subsecuentes (p. 97). Los migrantes kanjobales sostienen que la
discriminación y exclusión social que ellos experimentan en Los Angeles
debido a su posición económica, el idioma y el estatus migratorio contribuye
al surgimiento de sus organizaciones comunitarias. Sin embargo, mientras
los kanjobales de Los Ángeles se enfrentan a estas condiciones en la
sociedad receptora, sus organizaciones toman prestado y reinventan
elementos tradicionales del país de origen, en un proceso influido por la
interacción con un número de instituciones de Guatemala. Este caso sugiere
que el concepto de etnicidad reactiva debe ampliarse para explicar la
multitud de conexiones que los migrantes mantienen con el país de origen y
que configuran el proceso de formación reactiva en la sociedad receptora. En
el caso de los kanjobales de Santa Eulalia, la formación de la identidad y los
esfuerzos organizativos están incrustados (embedded} en la organización
política transnacional del Estado y la Iglesia de Guatemala, el movimiento
guatemalteco pan-maya y el Estado y la sociedad estadounidenses.

Al incorporar elementos de la cultura y la religión tradicional maya


(costumbre) a sus celebraciones religiosas, las organizaciones migrantes
kanjobales se reinsertan en la vida social de su país de origen. Al mismo
tiempo, la Iglesia y el Estado guatemalteco tratan de fomentar estas
organizaciones migrantes para desarrollar sus intereses incluyendo la
expansión de sus bases de apoyo. Este
92 ERIC POI’KJN

resultado revela la utilidad de diferenciar entre el transnacionalismo de


origen popular (”transnacionalismo desde abajo”) o el esfuerzo de los
migrantes para reinsertarse en la organización política del país de origen, y
el ”transnacionalismo desde arriba”, o los vínculos iniciados por la élite con
sus respectivas poblaciones migrantes (Smith y Guarnizo, 1998; Landolt,
Autler y Baires, en este libro). Al analizar la identidad migrante kanjobal y los
esfuerzos organizativos en el contexto de la interacción entre estas distintas
formas de transnacionalismo, esperamos demostrar cómo los vínculos
transnacionales pueden evolucionar a pesar de las restricciones sobre la
movilidad física de los migrantes. Después de una breve evaluación de las
condiciones de salida de los migrantes kanjobales y el contexto de recepción
en Los Angeles, analizamos la naturaleza de las conexiones que existen entre
esta comunidad migrante y el país de origen, en torno a los datos
recopilados en diversos trabajos de campo en Los Angeles y en Santa Eulalia,
Guatemala.’
LA COMUNIDAD DE SANTA EULALIA: EL CAMBIO POLÍTICO-ECONÓMICO Y LA IDENTIDAD
KANJOBAL

UBICADA en la región kanjobal del departamento norte de Huehuetenango, la


municipalidad de Santa Eulalia cuenta con una población de 23,000
habitantes (Instituto Nacional de Estadística, 1996), cuyo centro está ubicado
a una altitud de aproximadamente 8,500 pies en las montañas
Cuchumatanes. Los kanjobales
1 Los datos para este artículo provienen de la observación participante del autor en reuniones y eventos de
tres comités del pueblo maya guatemalteco en Los Angeles relacionadas con la comunidad de Santa Eulalia,
durante un periodo de dos años. Además, hemos realizado seis entrevistas de grupos en profundidad con
miembros de estas organizaciones. También se llevaron a cabo 10 entrevistas individuales con líderes de
asociaciones de ladinos guatemaltecos y representantes del consulado guatemalteco. Este artículo depende
también de los datos adquiridos durante seis meses de trabajos de campo realizados en 1996 en la
municipalidad de Santa Eulalia, en el Departamento de Huehuetenango en Guatemala. Estos datos incluyen
25 entrevistas de grupo con miembros de cofradías de la Iglesia católica de cinco aldeas de la municipalidad,
un censo de 62 familias de una aldea de la municipalidad, 35 entrevistas individuales con miembros de
familias incluidas en el censo, y la observación participante en eventos, reuniones y ceremonias religiosas.

LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 93

constituyen uno de los veintidós grupos étnicos mayas dentro de Guatemala,


cada uno con distintos idiomas. Aunque el kanjobal es el idioma cotidiano,
muchos hombres y algunas mujeres hablan español con diferentes grados de
competencia. Una extrema desigualdad en la propiedad de la tierra beneficia
a los ladinos, quienes dominan el país política y económicamente. El déficit
de tierra como resultado de las presiones de la población y la agricultura de
subsistencia a largo plazo, que condujo a la degradación del medio ambiente
y la reducción de la productividad, ha contribuido a una intensa competencia
por la- tierra y a conflictos internos en la municipalidad de Santa Eulalia
(Davis, 1970). La falta de oportunidades para conseguir un empleo asalariado
ha forzado a la mayoría de las familias a enviar a la costa sur a algunos de
sus miembros durante varios meses al año, para que trabajen en las
cosechas de café y azúcar. Desde mediados de los ochenta, la migración
internacional a Estados Unidos ha reemplazado ampliamente la migración
estacional a la costa como una estrategia de la cual dependen para asegurar
los gastos de la familia.

La incursión de los ladinos en la municipalidad ha originado una significativa


transformación societal en los últimos cincuenta años, que abarca la
desaparición de su cerrada estructura comunitaria corporativa (Wolf, 1957),
la consolidación del catolicismo y la creciente presencia de iglesias
evangélicas y sectas pentecostales, y la gran destrucción de comunidades
durante la guerra civil que devastó el área a finales de los años setenta y los
ochenta (Comité de Vecinos, 1968; Warren, 1978; Brintnall, 1979;Manz,
1988; Smith, 1990; Watanabe, 1992). Estos procesos han definido la forma
como muchos kanjobales de la región practican elementos de la costumbre
maya y el catolicismo simultáneamente. Por tanto, además de participar en
las actividades de la Iglesia católica, los kanjobales continúan utilizando
varios elementos de la costumbre maya, incluyendo solicitar el permiso de la
tierra para cultivarla o el de los animales para sacrificarlos, quemar incienso
de resina de pino y velas de cera frente a cruces sagradas, y seguir el
calendario sagrado (tzolkin). Las comunidades de la región designan también
regularmente un alcalde rezador, o líder rezador,
ERIC POPK1N

94

que ora por la prosperidad de la comunidad durante un año, mientras la


comunidad lo mantiene económicamente.

La estructura institucional de la Iglesia católica se sirve de elementos de la


organización jerárquica cívico-religiosa tradicional maya que prevalecía antes
en las tierras altas indígenas de Guatemala. Históricamente, los ancianos
conocidos como los principales controlaban las comunidades indígenas, tras
haber alcanzado sus posiciones al ascender por medio de rangos de una
jerarquía que alternaba posiciones civiles y religiosas, o cargos que requerían
enormes compromisos de tiempo y dinero. Un componente fundamental de
esta estructura, el círculo de conversación que pone énfasis en la toma de
turnos y el consenso, ha sido incorporado a las cofradías de la Iglesia católica
que manejan los asuntos cotidianos de la iglesia local. Los líderes de las
cofradías de la Iglesia católica también continúan practicando la tradición del
autosacrificio visible y consistente en términos de tiempo y dinero para el
beneficio de la comunidad. Su dependencia de las prácticas ”tradicionales”
mayas constituye una respuesta a la opresión histórica a que se enfrentan
las comunidades indígenas. Según han señalado otros analistas, la
costumbre mesoamericana maya se ha ido transformando con el tiempo en
respuesta a las condiciones cambiantes y por lo tanto no debe considerarse
como un remanente del pasado precolombino (Wasserstrom, 1983;
Nagengast y Kearney, 1990).

Las divisiones religiosas entre las perspectivas tradicionales de católicos,


católicos carismáticos y evangélicos provocan tensiones dentro de la región
kanjobal de Guatemala. A principio de los años ochenta, el surgimiento de
varias sectas pentecostales, algunas apoyadas por la derecha religiosa
estadounidense, agregó un nuevo elemento a las divisiones históricas entre
las corrientes principales de las iglesias evangélicas y la Iglesia católica en la
región indígena de las tierras altas de Guatemala. Algunos miembros de la
comunidad consideran que la conversión de los kanjobales a la iglesia
pentecostal se incrementó a principio de los años ochenta, debido a la
percepción de que la participación aislaba a los miembros de la campaña de
contrainsurgencia militar del gobierno que incluía la persecución de los
activistas de la Iglesia católica.
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 95

Más recientemente, se han intensificado las divisiones entre las corrientes


principales de católicos y carismáticos católicos de Santa Eulalia. Los grupos
de católicos carismáticos prefieren cierto grado de independencia de la
Iglesia católica jerárquicamente estructurada, que dicta normas para
comprometerse en la reflexión espiritual (Espín, 1995). El estilo carismático
de oración se asemeja al de la iglesia evangélica, debido a su énfasis en la
relación personal con Dios y la dependencia en las demostraciones
individuales de sentirse conmovido durante las ceremonias religiosas. En los
últimos años, los católicos carismáticos han aumentado drásticamente en la
municipalidad de Santa Eulalia y ahora son más de 400 miembros. Este
desarrollo ha ocasionado considerables tensiones dentro de la Iglesia
católica, evidentes por la renuncia forzada de algunos carismáticos de varias
prestigiosas cofradías de apoyo a la iglesia. Asimismo, los sacerdotes de la
municipalidad han declarado públicamente su desaprobación al creciente
movimiento, debido en parte a su preocupación de que los católicos
carismáticos tal vez no tomen los sacramentos en el futuro. Los católicos
carismáticos se consideran a sí mismos como miembros de las corrientes
principales de la Iglesia católica y, por tanto, desean participar en las
actividades de la iglesia al tiempo que se involucran en sesiones de reflexión
espiritual carismática.

A medida que los kanjobales se involucran en la migración internacional,


construyen nuevas identidades que reflejan este contexto religioso y cultural.
La migración internacional a Estados Unidos desde la región kanjobal al norte
de Huehuetenango se puede caracterizar como ocurrida en tres etapas
diferentes (pioneros, refugiados de guerra y migración dirigida a la juventud).
Los pocos migrantes pioneros que viajaron a Los Angeles en los años
setenta, tenían experiencia en México como migrantes antes del viaje al
norte. Estos migrantes iniciales tendían a llegar desde San Miguel Acatan,
una de las municipalidades colindantes con Santa Eulalia. La guerra civil que
estalló en el país a finales de los años setenta y los ochenta afectó
tremendamente la región kanjobal pero con cierta variación. En las
comunidades de San Miguel Acatan y Barillas ocurrieron masacres de la
milicia guberna-
ERIC: POPKIN
96

mental, en las cuales Santa Eulalia sufrió violencia selectiva y asesinatos


cometidos por los militares. La institución de patrullas civiles permitió a los
militares guatemaltecos ejercer el control directo de la región a principio de
los ochenta, lo que desorganizó la vida social y económica (Manz, 1988).
Estos hechos condujeron a una primera gran ola de migración internacional
hacia Estados Unidos, que dio como resultado concentraciones significativas
de kanjobales en Los Ángeles y en Indiantown, Florida, para 1985 (Burns,
1993).

A medida que la violencia se reducía, a finales de los años ochenta y


noventa, las redes que unían a estos migrantes con sus respectivas
comunidades de origen contribuyeron a la migración en gran escala de
hombres solteros y casados de la región. En los últimos años, aumentó la
emigración de mujeres solteras y casadas que se reunían con sus esposos
que habían conseguido estatus legal, aunque en esta corriente migratoria
dominaron los hornbres solteros. A todo lo largo de Estados Unidos, se
pueden encontrar concentraciones de kanjobales, de los cuales el grupo más
grande es el procedente de Santa Eulalia que se ubicó en Los Ángeles.
EL CONTEXTO DE RECEPCIÓN

Los GUATEMALTECOS son el tercer grupo latino más grande de Los Ángeles
después de los mexicanos y los salvadoreños. Según el Censo de 1990,
159,000 guatemaltecos, o sea 59 por ciento de un total de 269,000
guatemaltecos en Estados Unidos, residían en el área de Los Ángeles (en los
condados de Los Ángeles, Orange, San Bernardino, Ventura y Riverside),
cuatro veces más que los 39,000 que residían en esa región en 1980 (López,
Popkin y Telles, 1996). Aunque por las cifras del censo es difícil determinar el
número de indígenas guatemaltecos que reside en los cinco condados de Los
Ángeles, se estima que son cuatro mil, un pequeño porcentaje del total de
guatemaltecos en esta región (Peñalosa, 1995). La mayoría de los indígenas
guatemaltecos de Los Ángeles son kanjobales procedentes de las
comunidades de Santa
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 97

Eulalia y San Miguel Acatan, en el departamento noroeste de Huehuetenango


en Guatemala, aunque hay grandes contingentes procedentes de Soloma y
Barillas, localizadas en el mismo departamento. Hay también indígenas Chuj
oriundos de la comunidad de San Sebastián Coatán en Huehuetenango y un
pequeño número de indígenas Quiche del departamento del mismo nombre y
de Totonicapan.

El censo de 1990 revela que los guatemaltecos residen en grandes


concentraciones (por lo menos 10 por ciento de la extensión del censo) en
las áreas de Pico-Union/Westlake, Hollywood y en algunas zonas de la parte
norte de Los Ángeles sur y centro. Sin embargo, el porcentaje total de
guatemaltecos que vive en estas áreas es menos de 30 por ciento, lo que
sugiere que la comunidad se encuentra dispersa por toda la región. En 1990,
la comunidad guatemalteca maya estaba predominantemente concentrada
en la sección de Westlake en Los Ángeles, justo al oeste del centro
comercial. Como señalaron otros analistas, los migrantes centroamericanos,
inmediatamente después de llegar a Los Ángeles, van a residir a los sectores
de la ciudad de Pico-Union y Westlake y con el tiempo se dispersan hacia
áreas remotas (Chinchilla, Hamilton y Loucky, 1996). A partir de 1990 la
comunidad kanjobal se dispersó, ya que muchos de sus miembros habitan
actualmente en la porción sur central de Los Ángeles, considerada por los
miembros de la comunidad como poseedora de viviendas de mejor calidad y
con menor criminalidad que el área de Pico-Union/Westlake.

En 1992, 44 por ciento de los inmigrantes guatemaltecos (indígenas y


ladinos) de Los Ángeles era indocumentado y 62 por ciento de todos los
guatemaltecos indocumentados de Estados Unidos residía en la región de
Los Ángeles (Popkin, 1997).2 El trabajo de campo indica que en la actualidad,
la gran mayoría de kanjobales no posee documentos legales de inmigración,
vin factor
---cita
2 Obtuve estas cifras multiplicando los datos del estado de California sobre guatemaltecos y salvadoreños
indocumentados, proporcionados por Warren (1994) para una proporción igual de la región de Los Ángeles
de la población estatal de guatemaltecos y salvadoreños a los que se otorgó amnistía bajo la Ley de Reforma
y Control de la Inmigración (IRCA).
ERIC POPION

98

que contribuye a que acepten condiciones de trabajo desventajosas en la


industria de la ropa de la ciudad. Virtualmente todos los kanjobales trabajan
cosiendo en las fábricas de ropa y reciben salarios que van desde el mínimo
hasta aproximadamente ocho dólares la hora para los más calificados, en las
plantas de mayor reputación. Los kanjobales señalan que la disponibilidad de
trabajo dentro de la industria de la ropa de Los Angeles está declinando
debido a que, según su percepción, ha habido un gran incremento de
mexicanos que están ingresando a ese mercado laboral, junto con el
movimiento de empleos hacia México debido al Tratado de Libre Comercio
(TLC). Estas condiciones llevan a los mayas a combinar el empleo en las
fábricas de ropa con trabajos informales, tales como recibir pensionados en
sus casas, cocinar y vender tamales y/o realizar jornadas extras. Hace
algunos años, varios inmigrantes de Santa Eulalia que sabían inglés
consiguieron empleos nocturnos repartiendo pizzas para una cornpañía local.

Los esfuerzos de los kanjobales por construir una identidad y organizarse


están condicionados en parte por el proceso de adaptación a una comunidad
predominantemente latina (sobre todo mexicana y cada vez más
centroamericana) que sufre discriminación en el contexto de un medio
ambiente antiinmigrante en California del Sur. Durante los últimos cuatro
años, la política restrictiva de inmigración nacional (Ley de Reconciliación de
Responsabilidad Personal y Oportunidad Laboral y Ley de Reforma de la
Inmigración Ilegal y Responsabilidad Inmigrante de 1996) junto con las
propuestas del estado de California (Propuestas 187 y 209), han tratado de
limitar la entrada de inmigrantes indocumentados, establecer las condiciones
para su empleo en el mercado laboral secundario y mantener su
reproducción social en la región de origen (Jiménez, 1997). Estas iniciativas
han llevado a un acrecentado temor, tanto de los inmigrantes legales como
de los indocumentados en Estados Unidos y contribuyen a la percepción de
que cualquiera que ”parezca un inmigrante latino” experimentará
discriminación.
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 99

Dentro de este ambiente en general antiinmigrante, varias características


específicas de la política migratoria de Estados Unidos han alterado la
naturaleza de las consecuencias para los centroamericanos que están
inmersos en procesos migratorios con el Servicio de Inmigración y
Naturalización (iNS, siglas en inglés). Uno de los ejemplos más evidentes de
esta tendencia es el aumento significativo de deportaciones de
centroamericanos (y de todos los inmigrantes) durante los últimos dos años.
El total de deportaciones de todos los grupos nacionales se ha más que
duplicado, desde
42,000 durante el año fiscal 1993 hasta 93,000 durante 1997 (meDonell,
1997). En el año fiscal 1997, el número de deportaciones de guatemaltecos
ocupó el tercer lugar entre todos los grupos nacionales y excedió las 2,300
deportaciones (los mexicanos y salvadoreños ocuparon el primer y segundo
lugar, respectivamente). Esta cifra representa un aumento de 36 por ciento
en las deportaciones de guatemaltecos desde el año fiscal 1995. Debido al
incremento de actos delictivos considerados ”delitos graves” bajo la Ley de
Reforma de la Inmigración y Responsabilidad Inmigrante de 1996, las
deportaciones por delitos han aumentado en forma considerable, incluyendo
la de residentes permanentes legales por delitos relativamente menores
cometidos en el pasado.3 Además, el 1NS ha aumentado enormemente sus
esfuerzos por detener y deportar a los inmigrantes que hayan recibido
órdenes finales de deportación y no las hayan acatado (McDonnell, 1997).
Las detenciones en los lugares de trabajo del interior del país también se han
incrementado en gran medida y con frecuencia han llevado a la deportación
de los trabajadores indocumentados. Por ejemplo, recientemente varios
cientos de trabajadores indocumentados de la industria de la ropa fueron
deportados de Los Angeles como parte de la ”Operación Ojal”, una campaña
del
---cita
3 La Ley de Inmigración de 1996 clasificó como ”delitos graves” un creciente número de faltas. Delitos como
el contrabando, dejar de pagar una fianza, violaciones de sustancias controladas (es decir, posesión de
mariguana) y lavado de dinero, caen ahora dentro de esta clasificación. Algunas de estas faltas no son
particularmente serias. Los delitos graves pueden asignarse en los procedimientos normales o en los
procedimientos para remoción rápida. En los primeros 10 meses del año fiscal de 1997, 26 por ciento del
total de 2,242 deportaciones de guatemaltecos fueron deportaciones criminales.
ERIC POPKJN

100

INS, coordinada en el nivel nacional, de allanamiento en la industria de la


ropa (Hernández, 1998).

Un significativo número de miembros de la comunidad procedentes de Santa


Eulalia que llegaron antes de 1990, solicitaron asilo político según el acuerdo
de la Iglesia Bautista Americana (IBA), y por tanto tienen cierto grado de
protección de las autoridades de inmigración en comparación con los que
arribaron después. El tratamiento perjudicial de los centroamericanos que
buscaban asilo en Estados Unidos durante los años ochenta, debido al apoyo
que la Administración Reagan brindó a los gobiernos de Guatemala y El
Salvador, llevó a la IBA a demandar al Servicio de Inmigración y
Naturalización. La resolución de este caso en 1990 permitió que más de 250
mil solicitantes guatemaltecos y salvadoreños del caso legal IBA, que habían
pedido asilo político, fueran considerados con normas más flexibles que las
utilizadas anteriormente. Como parte de este proceso, un gran número de
migrantes que llegó de Santa Eulalia desde 1990 solicitó asilo político y
recibió documentos legales que los autorizaban a trabajar. Sin embargo, con
frecuencia creciente a este grupo se le está negando asilo y se le están
entregando órdenes finales de deportación, ya que el gobierno
estadounidense considera que la violencia política de Guatemala se ha
calmado. Aquellos migrantes que reciben sus órdenes finales de deportación
cambian con frecuencia de residencia o se mudan a otras áreas tratando de
permanecer lo más que puedan en Estados Unidos. Como parte de este
proceso, los migrantes que solicitaron asilo político a partir de 1995 no
reciben autorización para trabajar. Por lo tanto, este grupo de migrantes a
menudo ha comprado documentos de trabajo ilegales.

Hay otros aspectos de las políticas migratorias de Estados Unidos y México


que limitan la capacidad de los migrantes centroamericanos para visitar sus
comunidades de origen con la misma frecuencia que en el pasado (Fineman,
1997; Popkin, 1997). Las restrictivas políticas migratorias de México han
originado un incremento de las tasas de detenciones de centroamericanos en
su camino hacia Estados Unidos. Además, se han intensificado las

101

LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 101

violaciones a los derechos humanos en contra de los migrantes


centroamericanos en México. El mayor número de violaciones son las
detenciones ilegales y los abusos físicos cometidos por funcionarios de
migración mexicanos y guatemaltecos y la policía, los sobornos a estos
funcionarios, el robo y la destrucción de documentos. La cantidad de
deportaciones desde México también creció enormemente a finales de los
ochenta: de 1,308 en 1987, a más de
120,000 al año a partir de 1990 (97 por ciento centroamericanos). Estas
cifras del Instituto Nacional de Migración de México no reflejan los miles de
personas que cruzan a través de México pagando sobornos. En México, los
centroamericanos pueden ser atrapados varias veces por las autoridades
mexicanas de inmigración y la policía.

Debido al creciente riesgo del viaje, las tarifas de los coyotes se han elevado
significativamente, a! igual que las tasas de los prestamistas que por lo
general ofrecen préstamos a los posibles migrantes con intereses de hasta
20 por ciento en muchas de las regiones emisoras. Con frecuencia hay que
ofrecer al prestamista algún título de propiedad en garantía para poder
recibir el préstamo. Los datos del censo de Santa Eulalia muestran que el
costo promedio de la migración desde esa área hasta la frontera con Estados
Unidos, con ayuda de un coyote, ha aumentado de 1,000 dólares en 1994 a
1,800 dólares en 1996. Actualmente, el costo de la migración desde la región
excede los 2,500 dólares y puede llegar hasta 5,000 dólares o más si hay
posibilidades de que el migrante sea apresado en México. Como resultado de
la continua militarización de la frontera México-Estados Unidos (Dunn,
1996), el costo de cruzar la frontera y llegar a Los Ángeles con un coyote
excede de 1,000 dólares, según los informantes. Debido a lo elevado de
estos costos, muchos migrantes entran a Estados Unidos con enormes
deudas y dedican mucho tiempo a conseguir fondos adicionales para pagar
dichos préstamos (Kossoudji, 1992). Los migrantes que tienen empleos
estables suelen tratar de conseguir documentación legal y establecerse
debido a las dificultades para involucrarse en la migración circular (Taylor,
Martin y Fix,
1997; Massey, 1998). Por tanto, las limitaciones prácticas a la
102 ERIC POPKIN

movilidad han provocado que la naturaleza de la migración procedente de


Santa Eulalia varíe de un patrón más circular a una migración prolongada y
al establecimiento. A medida que los migrantes procedentes de Santa Eulalia
se establecen en Los Angeles, interactúan cada vez más con la comunidad
latina y se adaptan más a ella, lo que genera una amplia organización social.
EL TRANSNAC1ONALISMO Y LA ETNIC1DAD REACTIVA

LA ORGANIZACIÓN social maya evoluciona como un esfuerzo por mantener el


vínculo entre la cultura y la religión kanjobal en un contexto de
discriminación por parte de los latinos, de asimilación de los niños mayas a la
comunidad latina y de divisiones religiosas. Algunos miembros de la
comunidad migrante de Santa Eulalia sugieren que el contexto de
inmigración en Los Angeles tiene el potencial para superar algunas de las
diferencias históricas que separan a los indígenas guatemaltecos y las
poblaciones de ladinos y acelerar la adaptación maya a la comunidad latina.
Los informantes declaran que los ladinos y los mayas guatemaltecos
experimentan niveles similares de discriminación en Los Ángeles en cuanto a
su estatus común de inmigrantes. Sin embargo, al invocar la diferencia entre
maya y ladino cuando se refieren a su interacción con los compañeros de
trabajo, los informantes kanjobales dan a entender que las condiciones de
Los Angeles son una reproducción de las relaciones étnicas tradicionales del
país de origen. Éstos con frecuencia comentan que se sienten cohibidos
cuando hablan español en presencia de sus compañeros de trabajo latinos.
Según los miembros de la comunidad de Santa Eulalia, los errores en el
idioma provocan que los compañeros de trabajo se burlen de los operarios
kanjobales y se refieran a ellos en términos despectivos tales como ”indio”.
Los informantes sugieren que la discriminación de los ladinos en contra de la
mujer kanjobal es particularmente intensa debido a su limitada capacidad
para el español. La comunidad kanjobal hace valer también su identidad
maya para diferenciarse de una comunidad latina que se
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES

103

describe en el medio como plagada de crímenes, pandillas y persistente


pobreza. De particular importancia para los padres mayas es su temor de
que las siguientes generaciones se asimilen a la comunidad latina que sufre
estas condiciones en Los Ángeles. Por tanto, los padres mayas subrayan
deliberadamente el mantenimiento de sus valores culturales en el hogar, un
proceso amenazado en parte por la inmersión de sus hijos en un medio
ambiente que privilegia el español en las calles y el inglés en las escuelas.

La lucha por preservar los vínculos entre la cultura maya y la religión católica
existe en un contexto religioso en Los Ángeles con algunas similitudes con la
región de origen. Los católicos mayas expresan preocupación ante los
crecientes niveles de conversión de los conacionales a las iglesias y
organizaciones evangélicas, pentecostales y carismáticas. Los informantes
sostienen que este proceso contribuye a reducir el apego a la cultura maya y
la rápida asimilación a la comunidad latina dominante, ya que la mayoría de
los miembros de estas organizaciones religiosas son latinos procedentes de
diferentes naciones. Dentro de este contexto, los mayas católicos tratan de
establecer vínculos con las parroquias católicas. En las parroquias católicas
de Los Ángeles, los sacerdotes a menudo suponen una unidad cultural entre
los distintos grupos nacionales incluidos en la categoría de ”latino”.
Cualquier grupo que desee destacar su propia experiencia en la iglesia o que
insista en la conexión entre cultura y religión (como hacen los mayas), es
considerado por los pastores locales como creador de disensión (Wellmeier,
1998). En este contexto, los católicos tradicionales que dan prioridad al
mantenimiento de su cultura y religión maya tienen que organizarse
independientemente de cada una de estas iglesias o grupos.

La percepción de que la identidad maya está amenazada y que los mayas


tienen que padecer una discriminación constante lleva a la organización
social. En 1986, un pequeño grupo de hombres católicos de Santa Eulalia se
organizó en una asociación informal que pretendía celebrar los servicios
religiosos tradicionales en idioma kanjobal, preservar su cultura y reunir
fondos para ayudar a reconstruir la parroquia que había sido destruida por
104 ERIC POPK1N

un fuego. Para 1992, la asociación Fraternidad Eulalense Maya Q’anjobal


(FEMAQ), contaba con unos doscientos miembros y había establecido una
estrecha relación con el sacerdote de Santa Eulalia, quien viajaba
anualmente a Los Ángeles a trabajar con la organización. El sacerdote
asesoró al grupo en la formalización de la asociación y ayudó a escoger a
los directores y constituir los comités según el modelo de organización de la
parroquia católica I moderna de la región de Huehuetenango. Para 1995,
los mayas de Los Ángeles que procedían de Santa Eulalia se subdividieron
en varios grupos que incorporaron hasta 800 miembros (Wellmeier, 1998).
Aproximadamente cuarenta adultos miembros de I la FEMAQ comenzaron
a concentrarse en trabajos culturales por 1 medio de su grupo Marimba,
de sus sesiones semanales de oración y de su liderazgo en la organización
anual de las fiestas patrona- i les. El ritual semanal de oración consistía
en una paraliturgia que 1 recordaba la forma de celebrar las misas de
Santa Eulalia. Después del servicio de oración, los miembros compartían una
comida colectiva y conversaban sobre los eventos ocurridos tanto en ;
Santa Eulalia como en Los Angeles. Al facilitar la interacción semanal entre
los hijos de los miembros en un contexto de oración, la FEMAQ espera
estimular el sentido de comunidad y reforzar la identidad kanjobal en las
futuras generaciones. Este objetivo se lleva a cabo también al ofrecer en Los
Ángeles clases de marimba (instrumento musical guatemalteco maya) a los
jóvenes migrantes de Santa Eulalia.

Los miembros de la asociación principal forman muchos otros comités que


funcionan como pequeñas comunidades. El comité de salud se compromete
a realizar visitas anuales a los miembros de la comunidad migrante con el
propósito de recaudar fondos para cubrir el salario del doctor y llevar a cabo
un innovador programa de seguro médico en Santa Eulalia. Al efectuar más
de cien visitas al año, los miembros del comité de salud ayudan a fortalecer
la relación que mantienen los migrantes con la comunidad de origen. Un
comité de emergencias independiente organiza las recaudaciones de fondos
para enviar a Santa Eulalia los cuerpos de los miembros de la comunidad
migrante que
105

LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 105

fallecen en Estados Unidos y para rescatar a los compatriotas que algunas


veces son tomados como rehenes por los contrabandistas en la frontera.
Otros comités resuelven asuntos específicos de las aldeas de origen y
apoyan la construcción de capillas o pequeños lugares para cultos y
reuniones en la comunidad de origen. Por último, los miembros de cada una
de estas pequeñas organizaciones relacionadas con Santa Eulalia participan
en actividades especiales, incluyendo las fiestas patronales y la liga de fútbol
maya, que se organiza en Los Ángeles en torno a los municipios de origen de
los migrantes.
Un análisis de las asociaciones revela que algunos elementos de la
estructura organizativa de la comunidad de origen rebasan los límites que
separan a Santa Eulalia y Los Ángeles. Estos grupos, funcionan de manera
similar a las cofradías oficiales de la Iglesia católica de Santa Eulalia, con una
directiva formal que incluye a un presidente, vicepresidente, secretario,
tesorero, miembros, un líder rezador y catequistas o maestros de la doctrina
religiosa. El presidente cuenta con un gran poder y tiene la responsabilidad
de animar o proporcionar visión e inspiración a la organización. El grupo
espera que el presidente invierta considerable tiempo y dinero para beneficio
de la comunidad, una práctica consistente con la conducta organizativa de
Santa Eulalia. De hecho, un significativo número de los líderes actuales de
las organizaciones de Los Ángeles han participado como parte de las
comisiones de la iglesia de Santa Eulalia en el pasado. Siguiendo la tradición
de Santa Eulalia, las decisiones de la directiva se toman por consenso. Existe
una significativa desproporción de género entre los líderes de las
asociaciones migrantes. Las mujeres participan en las organizaciones, pero
tienden a proporcionar un sistema de apoyo a todas las actividades del
grupo, como es común en Santa Eulalia. Estas actividades incluyen preparar
y servir los alimentos, así como decorar el espacio para el culto.

Con el propósito de ofrecer orientación religiosa a varias concentraciones de


migrantes en Estados Unidos, incluyendo Los Angeles, el sacerdote de Santa
Eulalia viaja cada año a ese país durante por lo menos un mes. Estas visitas
anuales le permiten
106

ERIC POPKIN

mantener un perfil relativamente alto dentro de la comunidad migrante y


facilitan las relaciones entre las asociaciones de migrantes y la comunidad de
origen en el contexto de las crecientes restricciones a la movilidad física. Con
frecuencia, el sacerdote se cornpromete en forma directa con la organización
política interna de las organizaciones del país de origen en Los Angeles,
debido a su autoridad moral. Como resultado de este papel, los aspirantes a
líderes dentro de la comunidad migrante tratan de conseguir el apoyo directo
del sacerdote cuando surgen disputas sobre principios o cuando se está
considerando la iniciación de un proyecto en la región emisora.
Recientemente, surgió una gran disputa en la comunidad cuando varios
líderes querían sustituir al comité responsable de generar los fondos para el
hospital de Santa Eulalia. Estos líderes reclamaron que el comité no había
aprovechado todo su potencial para recaudar fondos para el proyecto debido
a la falta de un plan coherente. Tras solicitar con éxito el apoyo del
sacerdote, estos líderes desplazaron al comité y crearon otra organización
que adoptó un nuevo plan de trabajo. Al conseguir el apoyo del sacerdote,
los líderes migrantes consolidan su posición de autoridad y logran una
posición dentro de la comunidad migrante.

EL TRANSNACIONALISMO DESDE ABAJO:

LA IDENTIDAD KANJOBAL Y EL MOVIMIENTO

GUATEMALTECO PAN-MAYA

LA FORMA específica como evolucionan las organizaciones migrantes


kanjobales refleja no sólo la gran discriminación a que se enfrentan los
mayas en Los Ángeles, sino que demuestra también la influencia de diversas
instituciones del país de origen. Por ejemplo, a medida que el número de
organizaciones migrantes relacionadas con Santa Eulalia se expandía, la
comunidad iniciaba y mantenía contactos con representantes del movimiento
guatemalteco pan-maya y comenzaba a incorporar varios de los temas
promovidos por ese movimiento a sus celebraciones religiosas. El
movimiento pan-maya se desarrolló en Guatemala en el periodo
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES

107

de posguerra, con énfasis en la escolaridad indígena, la movilización de


marcas étnicas (como el uso de ropa tradicional, bailes, jeroglíficos), la
ejecución de programas de extensión agrícola y la promoción de leyes en la
Asamblea Nacional sobre los derechos culturales nacionales (de manera
destacada, la reciente oficialización del alfabeto unificado y la fundación de
la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala). En el centro de estos
esfuerzos, se encuentran las élites intelectuales mayas que intentan
conseguir reconocimiento nacional y cambio legal por medio de su lucha en
contra de la discriminación en la educación, los empleos, la organización y la
vida social (Fischer y Brown, 1996). Los nuevos centros de investigación
maya pugnan por documentar la resistencia histórica maya al racismo y la
dominación y por preservar los idiomas mayas mediante sus publicaciones.
En cuanto a organización, el movimiento pan-maya, por medio de grupos
como la Coordinación de los Pueblos Mayas de Guatemala (Copmagua),
promueve la asociación por grupos lingüísticos (ej. kanjobales que residen en
seis municipalidades en el norte de Huehuetenango) y trata de edificar desde
esa base una identidad pan-maya.

Al adoptar estrategias en las que ambos reconocen el predominio del


transnacionalismo y tratan de sacarle ventaja a este proceso, el movimiento
pan-maya ha generado de manera efectiva un gran apoyo y ha creado un
nivel de espacio político para operar en el contexto de la posguerra. Estas
estrategias abarcan el establecimiento de vínculos con los grupos indígenas
en todo el hemisferio, incluyendo la participación en reuniones, como la
conferencia de 1992 en Guatemala, que congregó a los líderes indígenas de
todo el continente, para evaluar 500 años de opresión y resistencia (Hale,
1994). De igual importancia es la proyección de convenios internacionales
sobre derechos humanos, como la Convención núm. 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribus en Países
Independientes para legitimar sus demandas. La creciente integración de los
medios de comunicación, ayuda globalmente a las numerosas organizaciones
indígenas no gubernamentales que han surgido en Guatemala en los últimos
diez años a proyectar estos instru-
ERIC POPKIN

108

mentos de los derechos humanos en forma amplia y a denunciar de


inmediato las violaciones específicas de derechos humanos. Asimismo, el
Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas de Guatemala
de 1995, firmado como parte de los amplios acuerdos de paz para resolver el
conflicto armado de Guatemala, junto con el otorgamiento del Premio Nobel
de la Paz a Rigoberta Menchú, contribuyeron a aumentar la atención global
del movimiento pan-maya en el país.

Dentro de Santa Eulalia, el surgimiento de dos organizaciones que trajeron


consigo una gran afiliación de maestros residentes en el centro de la
comunidad, la Asociación Maya-Q’anjob’al eulalense y una afiliada regional
de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala han asumido el liderazgo
en un intento por integrar a los residentes de la comunidad al esfuerzo pan-
maya. El liderazgo de estas organizaciones incluye a varios antiguos
migrantes. Ambas organizaciones participan en una cadena regional de
organizaciones, la Coordinación Q’anjob’al, que colabora directamente con
Copmagua. La academia promueve que en las escuelas del gobierno se
impartan clases en kanjobal y se organicen clases de este idioma para
adultos y adolescentes de toda la región, en un esfuerzo por contrarrestar el
predominio de la instrucción en español de las escuelas. La asociación ha
subrayado la importancia de usar las narraciones orales de la vieja
generación para que estos individuos puedan transmitir sus conocimientos
de la costumbre. Según algunos líderes de la organización, este proceso ha
contribuido a incrementar el respeto por los ancianos, incluyendo el
renovado uso de inclinar la cabeza frente a los mayores de la comunidad.
Con el propósito de promover entre la juventud de la región kanjobal las
virtudes de la costumbre, la asociación organizó grupos focales en toda el
área dividiendo a los miembros de la comunidad entre sus respectivos
grupos generacionales (mayores, adultos, jóvenes), para discutir sobre la
recopilación de la costumbre ancestral y su relevancia actual en la región.
Este proyecto dio como resultado una publicación dirigida a capturar la
diversa historia de la costumbre dentro de la región kanjobal. Un subcomité
de la asociación aspira a renovar
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ANGELES

109

el uso del calendario maya en la región. Además, la organización auspicia


actividades culturales que subrayan el restablecimiento selectivo de sus
concepciones de la costumbre maya.

Los migrantes que visitan Santa Eulalia han invertido tiempo para participar
en las actividades de esas organizaciones y discutir la naturaleza del
movimiento nacional con los miembros de esos grupos. Éstos, a su regreso,
informan a los miembros de otras asociaciones migrantes sobre la tendencia
para restablecer las costumbres ancestrales en el contexto de las actividades
culturales contemporáneas. Los informantes sostienen que las
organizaciones migrantes pueden hacer una contribución al movimiento pan-
maya participando en el restablecimiento selectivo de la tradicional
costumbre maya en el contexto de sus celebraciones religiosas,
particularmente las fiestas patronales.

En las tierras altas de Guatemala, el santo patrón sirve como símbolo para
representar no sólo a la persona santa, sino a la parroquia bajo su
protección, así como la municipalidad pertinente que abarca al grupo
lingüístico y a los patrones culturales de esa área. Por tanto, la fiesta en
honor del santo patrón adquiere gran importancia para la comunidad
migrante y requiere meses de planificación y coordinación entre las
diferentes asociaciones de la comunidad. Por lo regular, la parte más
destacada de esta celebración incluye un programa formal de discursos y la
coronación de una reina escogida de la comunidad, una característica
compartida por muchas fiestas patronales de la comunidad ladina
centroamericana. Existe un baile que abarca una mezcla de la música
tradicional de la marimba, ”el son”, el vals lento, que sirve como una forma
de baile social sobre todo entre los indígenas de tierras altas de Guatemala y
la música de salsa. Cuando se toca música de salsa, los jóvenes kanjobales
se arremolinan en el suelo, otro indicador del proceso de asimilación que
está ocurriendo.

En los últimos tres años, los miembros de la comunidad han incorporado


nuevos elementos al programa de la fiesta al revivir varias características de
la tradicional costumbre maya. Durante la ceremonia de hace dos años,
varios jóvenes de ambos sexos en procesión, hicieron su entrada al salón
vestidos como los ancia-
110 ERJCPOPKIN

nos alcaldes rezadores o sacerdotes sagrados mayas. Llevando regalos de


flores, maíz, fruta, velas, incienso en un incensario de barro y botellas de ron,
el grupo se arrodilló y levantó sus regalos hacia los cuatro puntos del cosmos
maya donde había tres relicarios estacionarios con cruces de madera. El
grupo procedió hacia el altar donde un hombre joven sopló su cerbatana, que
todavía usan algunos mayas de tierras altas para cazar, dirigiéndola hacia los
mismos cuatro puntos donde los otros dejaron los regalos frente a la imagen
de Santa Eulalia. El maestro de ceremonias explicó que esta presentación
representaba la costumbre de los ancestros en una forma consistente con el
movimiento de resurgimiento étnico de Guatemala. Al incorporar elementos
de la costumbre a la celebración, los migrantes procedentes de Santa Eulalia
buscan reincorporarse en la vida cultural y religiosa del país de origen. La
vitalidad de las organizaciones migrantes de los pueblos de origen lleva a la
Iglesia y al Estado guatemaltecos a forjar una estrecha relación con estas
organizaciones.

EL TRANSNACIONALISMO DESDE ARRIBA:

LOS VÍNCULOS DE LA IGLESIA CATÓLICA

GUATEMALTECA CON LA COMUNIDAD MIGRANTE

LAS CAMBIANTES dinámicas de la vida religiosa en ambas comunidades, la


de Los Angeles y la del país de origen, han llevado a la Iglesia católica de
Santa Eulalia a comprometerse directamente con el trabajo de las
organizaciones migrantes, en un esfuerzo por solidificar las bases católicas
de ambos lugares. A medida que los migrantes católicos se incorporan a los
grupos carismáticos, evangélicos y pentecostales, informan de este
desarrollo a los miembros de su familia en la región de origen, lo que a veces
contribuye a que dichos individuos decidan salir de la Iglesia católica. En
particular, las mujeres con esposos migrantes parecen estar influidas por las
decisiones religiosas de sus esposos. Según ilustra la siguiente declaración,
las asociaciones tienen también el potencial de modificar el panorama
religioso de Santa Eulalia. Una organización migrante del pueblo de origen
radicada en Los Angeles pro-

in
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES 111

puso la construcción de una pequeña iglesia en su aislada aldea ubicada


dentro del municipio de Santa Eulalia. Nos enteramos de que los miembros
de la organización migrante se afiliaron a una iglesia carismática de Los
Ángeles y planeaban colaborar con los carismáticos de las comunidades
emisoras para poner en práctica el proyecto. El grupo también quería
comprometer al antiguo comandante local de las patrullas civiles, la
estructura militar impuesta por los militares guatemaltecos para mantener
control en el campo (estructura que actualmente está siendo desmantelada
en la Guatemala de posguerra). Estas acciones irritaron al sacerdote local,
quien se sintió amenazado ante la posibilidad de que los carismáticos
establecieran una base reconocida dentro de su región con el apoyo de los
militares. Éste se opuso públicamente y lanzó un proyecto alternativo para
construir una parroquia, apelando a otras asociaciones católicas del pueblo
de origen en Los Ángeles. Aunque al final ambos proyectos tuvieron éxito, la
asociación migrante inicial desde entonces ha reorientado su apoyo hacia los
proyectos respaldados por la Iglesia católica local como resultado de la
persistente presión que esa institución ejercía a través de otras
organizaciones migrantes. Dado su conocimiento del poder que tienen las
organizaciones migrantes al desembolsar dinero para proyectos y su
influencia sobre los miembros de la familia, el sacerdote se involucró
activamente en la política de las asociaciones migrantes por medio de visitas
frecuentes, en un intento por consolidar su base.

En vista del llamamiento hecho por el movimiento pan-maya a las


asociaciones migrantes, la diócesis de Huehuetenango creó una organización
migrante pan-maya en Estados Unidos en coordinación con la Conferencia
Católica de este país. Esta organización agrupa a los líderes de las diferentes
organizaciones kanjobales mayas de Estados Unidos para evaluar la
compatibilidad del catolicismo con la práctica religiosa tradicional maya.
Dentro de Guatemala, la diócesis de Huehuetenango ha vuelto a examinar
recientemente su posición acerca de la práctica recurrente de la costumbre
maya y el catolicismo. La Iglesia desea encontrar formas de permitir que sus
miembros se identifiquen con sus raíces anees-
112 ERICPOPKJN

trales mientras mantienen sus compromisos con la Iglesia católica. Este


proceso ha llevado a la diócesis de Huehuetenango a instituir comisiones
formales en el nivel municipal para llevar a cabo debates sobre la
compatibilidad de la costumbre maya y el catolicismo. Un ejemplo de la
compatibilidad potencial es el relacionado con la imagen de la cruz, que sirve
como símbolo importante tanto para la costumbre maya como para el
catolicismo. En vista de que en el pasado hubo sacerdotes católicos que
destruyeron las grandes cruces de madera colocadas en lugares sagrados de
la municipalidad, varios sacerdotes católicos mayas hablan hoy
favorablemente de la oración tradicional maya en los lugares donde se
reconstruyeron las cruces. Como resultado de la conversión de un
significativo porcentaje de su base al evangelio y la proliferación de grupos
dedicados al catolicismo carismático, la Iglesia católica ha adoptado una
estrategia con la finalidad de incorporar elementos de la costumbre maya a
su doctrina. Resulta interesante que esta estrategia incluye un componente
adaptado a los inmigrantes de Estados Unidos. El activo papel que
desempeña la Iglesia católica de Guatemala en Eos Angeles demuestra que
tanto las instituciones como el Estado emisor forjan vínculos transnacionales
con las poblaciones migrantes.

EL TRANSNACIONAL1SMO DESDE ARRIBA:

LOS VÍNCULOS DEL ESTADO GUATEMALTECO

CON LA COMUNIDAD MIGRANTE

SIN EMBARGO, el interés del país de origen en la comunidad kanjobal no está


limitado a la iglesia de Santa Eulalia. La reciente batalla legal a favor de los
solicitantes guatemaltecos y salvadoreños de la IBA, produjo una
convergencia de intereses entre los gobiernos del país emisor y sus
respectivas poblaciones migrantes. Los gobiernos emisores desean que su
población migrante se establezca y obtenga un estatus legal en Estados
Unidos, principalmente para asegurar las remesas de los migrantes que
contribuyen a mantener la estabilidad de América central. En el caso de
Guatemala, el Banco Gentral de Guatemala estimó que en 1995 las

Jl
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES

113

remesas sumaron 327 millones de dólares, una cifra que representada 66 por
ciento de todas las transferencias privadas y que excedía en 88 millones de
dólares la cantidad generada por el turismo (Velasquez de Estrada, 1996).
Estas transferencias financieras reducen el efecto negativo del desempleo y
los limitados gastos del servicio social en el ámbito local, con lo que
funcionan como un amortiguador social entre los gobiernos y sus pueblos.
Asimismo, los migrantes que consiguen cierto grado de bienestar y/o se
involucran en negocios exitosos son posibles inversionistas en el país emisor
y pueden contribuir a que las políticas de Estados Unidos sean benéficas para
el país de origen. Estos factores llevaron a los presidentes de Centroamérica
a comprometerse activamente en campañas a favor de los emigrantes IBA
que buscan legalizar su situación en el contexto de los cambios en la ley de
inmigración de Estados Unidos. En esencia, al abogar en favor de los IBA
solicitantes de asilo político, los gobiernos centroamericanos apoyan el
argumento de que éstos habían huido de la persecución política realizada por
esos mismos gobiernos. Esta actitud contradice los reclamos de los
gobiernos de Guatemala y El Salvador durante las guerras civiles de dichos
países. Al mismo tiempo, los gobiernos de Guatemala y El Salvador
consideraban a quienes huían de la violencia como subversivos con
solicitudes ilegítimas de asilo político en Estados Unidos. Debido a la
importancia del establecimiento migrante que se percibe, para luego
fomentar sus propios objetivos económicos y quizás políticos, estos
gobiernos parecen deseosos de apoyar el punto de vista del migrante de que
viajó huyendo de la violencia originada por causas políticas, lo cual es un
descubrimiento consistente con los estudios acerca de la migración
transnacional salvadoreña (Mahler, 1998; Landolt, Autler y Baires, en este
libro). Las poblaciones migrantes, deseosas de conseguir la ayuda de quienes
tienen la posibilidad de ejercer presión ante los funcionarios del gobierno de
Estados Unidos, aceptaron el apoyo de los gobiernos de sus países de origen
a través de los consulados locales. Esta dinámica contribuyó a la primera
colaboración directa entre los líderes de la comunidad migrante de Santa
Eulalia y los ladinos guatemaltecos estrechamente relacionados con el
consulado guatemalteco de Los Ángeles.
114

ERIC POPICIN

Específicamente el gobierno guatemalteco, a través de su consulado en Los


Ángeles, estableció la Agencia de Información de la Unidad Guatemalteca
(Guatemalan Unity Information Agency [GUIA]) en Los Angeles en abril de
1997. GUIA, apoyándose en parte en los años de trabajo dirigidos por la
oposición salvadoreña de Los Ángeles, formó la primera organización
comprometida con los servicios migratorios dirigidos específicamente a la
población guatemalteca de Los Ángeles. En el pasado, la mayoría de los
inmigrantes guatemaltecos dependían de las dos agencias más grandes
manejadas por salvadoreños, comprometidas con el trabajo de apoyo a la
inmigración en Los Angeles, el Centro de Recursos de América Central
(Central American Resource Center [Carecen]) y El Rescate, o de abogados o
notarios privados expertos en inmigración. Ambos, Carecen y El Rescate,
apoyaron a la oposición del gobierno salvadoreño, el Frente Nacional de
Liberación Farabundo Martí (FMLN), durante la guerra en ese país. Al adoptar
una estrategia transnacional y enviar a Estados Unidos a los miembros del
partido para movilizar a los votantes contra la intervención norteamericana
en El Salvador, el FMLN obtuvo un grado considerable de apoyo y colaboró
con diversas instituciones en este país incluyendo las agencias que trabajan
el tema de la inmigración, según señala Landolt (en este libro). En contraste
con esta experiencia, los gobiernos salvadoreño y guatemalteco no llevaron a
cabo esta sofisticada estrategia y por tanto no tenían una base establecida
para comprometerse con trabajo político en el periodo de posguerra. En
reconocimiento de esta historia, la Agencia de Información de la Unidad
Guatemalteca se afilió rápidamente con una coalición de organizaciones
inmigrantes organizada por Carecen y El Rescate para ayudar a los
solicitantes de la IBA, en un intento por generar una base a través de la
legitimidad establecida por estos grupos.

Varios miembros de la directiva de GUIA proceden del liderazgo

de la Asociación de Fraternidades Guatemaltecas (AFG), una

; coalición de veinticinco comités de pueblo de ladinos guatemal-

’ tecos con base en Los Angeles. Mientras GUIA inició su trabajo en

1 Los Ángeles, la AFG comenzó a expandirse a la comunidad guate-


LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES ¡, 5

malteca. La organización se acercó formalmente a las asociaciones


migrantes mayas de Santa Eulalia, ofreciendo información sobre los servicios
migratorios de GUIA y el apoyo técnico directo, incluyendo el entrenamiento
en liderazgo para los que estaban involucrados en el proyecto del hospital en
la comunidad de origen. Los líderes ladinos estimularon a la comunidad
migrante de Santa Eulalia a incorporarse como miembro de la AFG.
Algunos líderes de la Asociación de Fraternidades Guatemaltecas expresan
que desean expandir su base de apoyo dentro de la población migrante
guatemalteca de Los Ángeles que abarca a la comunidad maya, con el
propósito de desarrollar varios proyectos económicos y políticos. Para
desarrollar los proyectos, estos líderes mantienen fuertes lazos con
Guatemala. Por ejemplo, varios de los líderes afiliados a esta coalición son
miembros de la Cámara de Comercio Guatemalteca de Los Ángeles con el
plan de establecer fuertes vínculos con el sector empresarial del país de
origen. Estos líderes desean facilitar la venta de negocios guatemaltecos a la
comunidad migrante de Los Angeles y estimular las inversiones migrantes en
proyectos comerciales del país de origen. Algunos eventos recientes en Los
Ángeles, tales como Guatemala Expo 97, demuestran la diversidad de
negocios guatemaltecos interesados en el mercado migrante de Los Ángeles.
Las empresas guatemaltecas representadas en este acto abarcaban el envío
de remesas, las tiendas departamentales, las empresas de inversiones para
el retiro, los mayoristas de zapatos en piel, alimentos, artesanía indígena y
organizaciones sin fines de lucro comprometidas en trabajos de apoyo a los
niños. Además, la AFG tiene actualmente una organización miembro, el
Comité Cívico Guatemalteco, que trabaja para desarrollar leyes sobre la
doble ciudadanía en Guatemala y el derecho al voto de los migrantes en las
elecciones del país de origen. Los líderes de la AFG están también en proceso
de establecer un comité de acción política para estimular que en el futuro los
inmigrantes guatemaltecos puedan postularse como candidatos a las
elecciones locales. Al beneficiarse de la coyuntura política (contexto de la
IBA), que podría llevar a los migrantes a tener la posibilidad de establecer
relaciones con las
ERIC POPKIN

116

elites, los líderes de la AFG han incrementado sus esfuerzos para expandir
sus bases y desarrollar estos proyectos políticos y económicos.

Algunos líderes mayas creen que establecer relaciones más fuertes con el
consulado guatematelco y la AFG podría contribuir a proporcionar cierto
grado de protección frente a la violenta embestida en contra de los
migrantes. Estos líderes consideran también que estos vínculos pueden
legitimar el proyecto del hospital ante los ojos de algunos miembros
potenciales de la comunidad migrante y llevarlos a afiliarse. Sin embargo,
forjar estas nuevas conexiones ha provocado un debate dentro de la
comunidad migrante de Santa Eulalia en relación con el nivel adecuado de
colaboración con los ladinos. Algunos temen la posibilidad de reproducir las
relaciones étnicas desiguales que existen en Guatemala. Un ejemplo de este
debate se hizo evidente durante una reciente división en una de las
organizaciones migrantes, FEMAQ. Esta disputa involucró a algunos
miembros de su equipo Marimba que querían j ser identificados con el
consulado guatemalteco como su proyec- j ción cultural oficial. Otros creían
que el Marimba debía ser utili- j zado para proyectos de ayuda a la iglesia
del pueblo de origen y ¡ argumentaban que el consulado sólo quería usar la
cultura indígena para promover la imagen de Guatemala como un lugar de
interés turístico. A pesar de estas divisiones, las organizaciones migrantes de
Santa Eulalia han continuado sus discusiones con la AFG y el consulado
guatemalteco.

CONCLUSIÓN

A MEDIDA que los migrantes kanjobales se establecen cada vez más en Los
Angeles, se enfrentan a una gran discriminación al vincularse con el
creciente movimiento pan-maya y al mantener relaciones con sus hogares de
origen en Guatemala. Este proceso genera una respuesta por parte de los
actores asociados con el Estado y la Iglesia guatemaltecos, un resultado
consistente con el caso salvadoreño analizado por Landolt (en este libro). Las
organizaciones migrantes kanjobales, al dialogar con el consulado
LA MIGRACIÓN GUATEMALTECA MAYA A LOS ÁNGELES

117

guatemalteco y la AFG, e interactuar ampliamente con la iglesia de Santa


Eulalia, tienen un acceso al Estado guatemalteco y a las instituciones del país
de origen mayor al que disfrutaban los miembros individuales antes de
emigrar. Este descubrimiento sugiere que las limitaciones para la movilidad
física de los migrantes, debidas a las políticas migratorias del Estado
receptor, no necesariamente excluyen el establecimiento de lazos migrantes
con el país de origen. Al reintegrarse a la vida social de Guatemala, los
kanjobales que participan en las organizaciones religiosas de Los Angeles
comienzan a expresar una identidad transnacional que revive y fortalece las
viejas formas de etnicidad y refleja el proceso de formación reactiva. Este
resultado implica que la concepción de etnicidad reactiva necesita
expandirse para tomar en cuenta la influencia de los lazos migrantes
transnacionales.

RECONOCIMIENTOS

AGRADEZCO a Alejandro Portes, Luis Guarnizo, Patricia Landolt y los


inspectores del ERS por sus considerados comentarios en las primeras
versiones de este artículo. Estoy también agradecido con el Programa Mellon
de Sociología Latinoamericana de la Universidad de California, Los Ángeles,
dirigido por el doctor David López, por el apoyo financiero para la
terminación de este proyecto de investigación.

BIBLIOGRAFÍA
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Transnational Projects, Post-colonial Predicaments, and De-territorialized Nation-
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CAPÍTULO 3
PATRICIA LANDOLT
LILIAN AUTLER
SONIA BAIRES

Del hermano lejano al hermano mayor: la dialéctica del


transnacionalismo salvadoreño
DURANTE más de un siglo, la migración internacional ha sido un elemento
determinante en el orden social de El Salvador. A partir de finales del siglo
diecinueve, diversos desplazamientos regionales permanentes y cíclicos de la
población relacionados con la penetración capitalista han marcado el ciclo de
vida de los hogares campesinos (Browning, 1971; Hamilton y Chinchilla,
1991). Oleadas sucesivas de expropiación y concentración de tierra selecta
han obligado a los campesinos sin tierra a buscar trabajos de temporada en
las plantaciones de Guatemala y Honduras. Otros se han visto tentados por
el trabajo asalariado en el canal de Panamá, mientras los más aventureros se
han marchado a lugares tan apartados como los yacimientos de petróleo de
Oriente medio, en un intento por sobrevivir.

Más recientemente, once años de sangrienta guerra civil (1981-


1992) han provocado otro flujo de población. La contienda civil y sus
consecuentes desajustes económicos desplazaron a más de
700 mil civiles dentro de la región y obligaron a más de un millón de
salvadoreños a buscar protección en Canadá, Australia, Europa y Estados
Unidos, donde ahora se estima que la población salvadoreña es de 1.2
millones (Zolbergeí al, 1989; CEPAL, 1993). Esta rápida y masiva huida de la
violencia trastornó los patrones establecidos de migración regional y
transformó el orden social salvadoreño. En consecuencia, la migración ya no
es reserva exclusiva de un campesinado pobre, sino que ahora afecta la vida
de ’as familias salvadoreñas en todo el espectro socioeconómico. Más
[123]
124

124 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

significativamente, los migrantes salvadoreños han vencido las distancias,


así como la adversidad económica y legal, para forjar una variedad de
relaciones y compromisos transnacionales con sus lugares de origen. En el
proceso, los migrantes, históricamente ligados al desplazamiento y la
marginalidad, sin darse cuenta se han convertido en agentes críticos de
cambio social, que han definido las dinámicas de las instituciones
económicas, políticas y culturales de El Salvador, en el ámbito local, regional
y nacional.

Nuestro análisis del proceso migratorio salvadoreño se desarrolla como un


diálogo con dos principios centrales del conocimiento vasto y ecléctico del
transnacionalismo. Primero, los defensores del transnacionalismo
argumentan que los cambios estructurales en el sistema capitalista mundial
han aumentado la tendencia al transnacionalismo entre los migrantes
internacionales (Click Schiller et al, 1992; Basch et al., 1994; Guarnizo y
Smith, 1998). La creciente internacionalización del capital y la reorganización
global de la producción, han producido trastornos económicos locales que
dan como resultado un incremento de la población migrante mundial. De
igual manera, en respuesta a las exigencias del capital internacional, se han
desarrollado mayores facilidades para viajar y se han ampliado las
tecnologías de las comunicaciones, como el teléfono, el fax y el correo
electrónico, lo que ha permitido que los migrantes internacionales
mantengan vínculos intensos y habituales a través de las fronteras
nacionales.

El caso de la migración transnacional salvadoreña confirma la relación que


existe entre los cambios estructurales en el ámbito global y la proliferación
del transnacionalismo inmigrante. Más allá de esta amplia propuesta, nuestro
trabajo se concentra en la importancia de diferenciar entre un incremento
general del transnacionalismo en el ámbito mundial y los elementos
específicos del proceso migratorio propicios para la formación de relaciones
transnacionales. Con respecto al caso del transnacionalismo salvadoreño,
consideramos que las condiciones de salida del país de origen y de entrada y
establecimiento en la sociedad receptora para los migrantes, desempeñan un
papel importante en determinar la propensión, complejidad y estabilidad de
las prácticas transnacionales.
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

125

Los estudiosos del transnacionalismo sostienen, además, que los límites


entre la sociedad emisora y la receptora se corroen a medida que los
migrantes se comprometen simultáneamente tanto con el país de origen
como con el de destino. De hecho, la circulación de bienes, personas e
informaciones de un lado a otro de los lugares de emisión y recepción,
conduce al surgimiento de un campo social transnacional ubicado entre las
fronteras internacionales, sin que se localice ni aquí ni allá, sino en un
espacio social de reciente construcción (Basch et al., 1994). A medida que las
relaciones y los procesos sociales, económicos y políticos entran en el campo
social transnacional, éstos se transforman mientras se debilitan las
jerarquías de poder existentes y se aumenta el potencial para la acción
liberadora autónoma (Nagengast y Kearney,
1990; Rouse, 1991). El proceso migratorio salvadoreño confirma que los
procesos sociales de las sociedades emisora y receptora se funden en una
sola esfera de acción social debido al mantenimiento de lazos
transnacionales. Sin embargo, consideramos que ni la erosión de los límites
entre las esferas sociales, ni la circulación de recursos entre las sociedades
emisora y receptora tienen como resultado necesariamente la consolidación
de una esfera transnacional de acción social.

Ponemos en tela de juicio la caracterización de una esfera transnacional de


acción social como inherentemente autónoma y contestataria y concebimos
el transnacionalismo, o con más precisión, la creación de un campo social
transnacional, como un proceso dialéctico. El transnacionalismo de origen
popular o ”transnacionalismo desde abajo” -prácticas transnacionales de una
población migrante desplazada que busca su reinserción económica, social y
política- produce una respuesta transnacional elitista o ”transnacionalismo
desde arriba”. Este compromiso transnacional propicia consecuencias
acumuladas que dan origen al campo social transnacional, no como una
esfera social liberadora de acción migrante autónoma, sino como un terreno
en el cual se combaten, transforman y reconstruyen las estructuras
establecidas de dominación y explotación. Nuestro análisis de las prácticas
económicas Y las políticas transnacionales sostenidas por los inmigrantes sal-

I
126 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BA1RES

vadoreños, así como las respuestas que éstos reciben de los diferentes
sectores de la sociedad salvadoreña, busca poner a prueba esta propuesta
dialéctica.

A partir de los resultados preliminares de una investigación en curso en El


Salvador y en asentamientos primarios de salvadoreños en Los Ángeles y
Washington, D.C., analizamos el desarrollo y las consecuencias de las
prácticas y los procesos transnacionales que unen a los inmigrantes
salvadoreños de Estados Unidos con su país de origen.* Primero, exploramos
las condiciones estructurales relacionadas con la proliferación de prácticas
transnacionales entre los inmigrantes salvadoreños y las respuestas
transformadoras que producen dichas prácticas en El Salvador, en el ámbito
local y nacional. Segundo, presentamos evidencias de la diversidad de
prácticas económicas y políticas organizadas que unen a El Salvador con sus
asentamientos migrantes. Al enfocar las empresas económicas
transnacionales y los proyectos políticos transnacionales, analizamos cómo
estas prácticas se están volviendo cada vez más estables,
multidimensionales e interrelacionadas. Por último, identificamos los
elementos que hacen de El Salvador un caso único, como también los
patrones encontrados en el estudio de casos que se pueden utilizar para
analizar el transnacionalismo migrante con más amplitud.

CONTEXTOS LOCALES/FUERZAS

’: GLOBALES: LA TRANSFORMACIÓN

DE LA MIGRACIÓN SALVADOREÑA

EN MENOS de dos décadas, 20 por ciento de los ciudadanos salvadoreños, o


una de cada cinco personas, ha salido del país. El impacto a largo plazo de
esta huida de la violencia ha sido transformador a medida que diferentes
sectores de la sociedad salvadoreña se ajustan al papel crucial que ahora
desempeña la migra-
*En 1996 se llevaron a cabo 50 entrevistas dirigidas con informantes claves en Los Angeles y Washington,
D.C. Luego se emprendió un trabajo de campo en El Salvador, donde se realizaron entrevistas dirigidas en
San Salvador, San Miguel y una docena de pequeños municipios en los cuatro departamentos que
comprenden la región destruida por la guerra conocida como Oriente.

DEL HERMANO LE)ANO AL HERMANO MAYOR

127

ción en los asuntos nacionales. Los bancos salvadoreños luchan por capturar
los dólares de las remesas, se lanzan programas consulares para proteger los
derechos de los hermanos lejanos, como ahora se denomina a los migrantes,
mientras que la estética y los sabores de Los Ángeles, Washington, Houston
y Hempstead surgen en El Salvador, penetrando hasta las raíces de esta
nación mestiza y campesina.
La ubicuidad de la experiencia migratoria se confirma por la diversidad de la
población salvadoreña de Estados Unidos. La ciudad de Los Ángeles, que
sirve como centro histórico de la migración salvadoreña, es el hogar de una
muestra representativa de la sociedad salvadoreña. Una gran porción de la
población salvadoreña de Los Ángeles, calculada entre 300,000 y 500,000
habitantes, es de clase trabajadora o de origen campesino, pero hay también
clases media y media alta sustanciales y crecientes. La envergadura de los
clubes sociales de Los Ángeles, que suelen aglutinarse en torno a lealtades
con el pueblo de origen, revela también que los salvadoreños de esta
metrópolis provienen de todas las regiones de El Salvador. La población
salvadoreña de Washington y las ciudades circundantes de Virginia y
Maryland se estima en
250,000 (Censo de E.U.A., 1992). Su composición es ligeramente más
homogénea que la de los salvadoreños de Los Ángeles, ya que en su
abrumadora mayoría está constituida por campesinos de la región oriental
del país que fue devastada por la guerra.

Una opción preferencial para el establecimiento transnational


• •’.¡••”’i

.1-1 W)J

El hecho de que los nuevos inmigrantes utilicen sus escasos recursos para
mantener vínculos con familiares y amigos de su país de origen, es un
axioma del proceso de migración. En el caso de los salvadoreños, esta
necesidad universal de mantener lazos transnacionales se intensificó por las
circunstancias en que los emigrantes salieron de El Salvador y el contexto en
que fueron recibidos en Estados Unidos. La salida de los salvadoreños estuvo
sumida en las inseguridades de los tiempos de guerra y, en conse-
128

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

cuencia también, en las fuertes expectativas normativas sobre la naturaleza


temporal de su éxodo. La duración de su migración socialmente esperada
moldeó su conducta; en otras palabras, los migrantes salvadoreños se
imaginan a sí mismos como viajeros y no como inmigrantes destinados a
establecerse en Estados Unidos (Merton, 1984; Roberts, 1995). De hecho,
esta expectativa temporal, unida a la violencia, el caos y la pobreza en que
los migrantes dejaron a sus familias en El Salvador, los dotó de un fuerte
sentimiento de obligación social hacia sus lugares de origen. De igual
manera, una fría recepción en la sociedad receptora acentuó la necesidad de
los migrantes de mantener vínculos con su tierra natal. Los salvadoreños, al
igual que todos los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos en los años
ochenta, se establecieron en los centros urbanos productos de un proceso de
reestructuración económica, recesión y crisis fiscal. Los recién llegados
encontraron también un clima político de xenofobia y en el caso particular de
los salvadoreños, un gobierno federal hostil. Dado el apoyo de la
administración Reagan para el gobierno salvadoreño, éste se rehusó a
reconocer a los salvadoreños como refugiados legítimos (Stanton-Russel,
1995). De hecho, el tratamiento perjudicial a los salvadoreños que buscaban
asilo tuvo como resultado una batalla legal contra el Estado, librada y
ganada por la Iglesia Bautista Americana (IBA), líder del Movimiento
Santuario que durante los años ochenta dio protección a los refugiados
centroamericanos. Esta victoria legal contribuyó a cambiar la respuesta del
gobierno al reclamo de los salvadoreños para la categoría de refugiados y dio
como resultado la concesión de una categoría de protegidos temporales
entre 1991 y 1994 (Zlotnik,
1996). A pesar de este cambio de política, la ofensiva legal del gobierno
mantuvo a los salvadoreños en un precario limbo legal por casi dos décadas.
El efecto combinado de adversidades económicas, hostilidades políticas e
inestabilidad legal convenció a los migrantes de la necesidad de mantener un
punto de apoyo en El Salvador como una red de seguridad contra posibles
deportaciones o dificultades financieras en Estados Unidos.
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

129

El caso de los migrantes salvadoreños confirma la propuesta de Portes y


Rumbaut (1997) de que el contexto social de la sociedad receptora o los
niveles de recepción, como opinión pública y política gubernamental,
condicionan el proceso de asentamiento de un grupo de inmigrantes. En este
caso, el deseo de los migrantes salvadoreños de cumplir con las
responsabilidades familiares, y su necesidad de contar con las garantías
mínimas frente a las inseguridades legales y económicas de Estados Unidos,
da como resultado la construcción de un marco de referencia transnacional
para la toma de decisiones en el hogar. Su opción de preferir las estrategias
transnacionales a las locales para la incorporación económica y social se
debe a la confluencia de factores locales y globales. Las inseguridades de la
guerra y una recepción negativa en Estados Unidos conspiran para presionar
a los migrantes a mantener vínculos con sus lugares de origen en un
momento en que las dinámicas del sistema capitalista mundial hacen posible
el mantenimiento de relaciones transnacionales razonables y por tanto de
hogares transnacionales sorprendentemente funcionales.

El hermano lejano llega a casa: del impacto agregado a la acción deliberada

Las expresiones más rutinarias de las obligaciones transnacionales de los


migrantes salvadoreños, como por ejemplo el envío de remesas familiares y
las inversiones en bienes raíces, han tenido un sorprendente impacto
agregado en El Salvador. En el ámbito nacional, las remesas familiares han
servido como amortiguador para una economía estancada. Durante los años
ochenta, el flujo de remesas nunca estuvo por debajo de los 600 millones de
dólares y siempre se igualaban a los ingresos por exportaciones del país. Las
remesas continuaron aumentando en los años noventa. En 1996 alcanzaron
un total de aproximadamente 1.26 mil millones de dólares y compensaron en
gran parte el desequilibrio comercial del país (Caribbean Update, 1996).

La historia reciente de San Miguel revela cómo las obligaciones


transnacionales en el ámbito familiar se acumulan con rapi-

I
130 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

dez y asumen una vida propia transformadora. Con el estallido de la guerra


civil, los empresarios y la élite terrateniente de San Miguel abandonaron sus
inversiones y se retiraron a la seguridad relativa de San Salvador. La
economía local se derrumbó y la ciudad fue inundada por campesinos que
huían de la violencia del campo. Muchos de ellos emigraron luego a Estados
Unidos. En los años noventa, después de una inactividad de casi una década,
se produjo un corto resurgimiento de las remesas relacionado con la firma de
los Acuerdos de Paz y la amenaza de deportaciones masivas desde Estados
Unidos, lo que logró que San Miguel volviera a la vida. La ciudad disfrutó de
un crecimiento económico sin precedentes, mientras los migrantes iniciaban
pequeños negocios y adquirían bienes raíces en efectivo. Inversionistas, que
incluían bancos y tiendas nacionales, y profesionales invadieron San Miguel
en busca de migra-dólares. La decisión de los hogares migrantes
salvadoreños de repatriar sus ahorros en efectivo produjo una ilusión de
bienestar que, como un torbellino, atrajo hacia su centro a todos los sectores
de la sociedad salvadoreña. Una economía ficticia, basada sólo en la
circulación del dinero de las remesas, hizo pasar por alto la simple realidad
de la posguerra, de que San Miguel no produce absolutamente nada.

El peso económico de los migrantes en la economía nacional también inspiró


nuevas iniciativas de políticas gubernamentales, así como un cambio en las
estrategias de inversión por parte del sector privado. En un esfuerzo por
canalizar las remesas familiares a través de las instituciones bancarias
formales, el Banco Central de la Reserva de El Salvador (BCR) autorizó a los
bancos salvadoreños con sucursales en Estados Unidos (Banco Cuscatlán y
Banco Salvadoreño) a funcionar como agencias remesadoras. Sin embargo,
hasta la fecha, sólo entre 8 y 10 millones de dólares de
• los mil millones estimados se han transferido de esa forma. El BCR, en
consulta con el Banco Mundial, también lanzó un programa de inversiones de
vida corta que permitía a los receptores de las remesas familiares tener
acceso a pequeños préstamos comerciales. De igual manera, los
asentamientos de inmigrantes salvadoreños fueron utilizados como terreno
de prueba de las nuevas
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

131

estrategias de mercadeo de parte de las industrias, y para inversión y


expansión de parte de las empresas manufactureras. Este variado conjunto
de políticas y estrategias económicas indica que el capital salvadoreño
reconoce el papel central que ahora tienen los recursos de los migrantes en
la economía nacional.

Las prácticas transnacionales de los migrantes salvadoreños no son de


naturaleza estrictamente económica y se han extendido más allá de los
negocios familiares. A finales de los años setenta, los inmigrantes
salvadoreños fueron útiles para la creación de las redes de solidaridad y
cabildeo internacional de la organización guerrillera salvadoreña de
oposición, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN,
Gosse, 1996). Con el fin de la guerra, esta cadena transnacional se atrofió.
Sin embargo, de las experiencias de los años ochenta surgieron nuevos
actores políticos y sociales, comprometidos con una agenda trasnacional de
justicia social y desarrollo comunitario que encarna la visión distintiva de la
ciudadanía migrante salvadoreña. Esta nueva voz transnacional abarca
programas de intercambio estudiantil para la juventud salvadoreño-
estadounidense, una asociación crediticia transnacional y asociaciones de
pueblos de origen, cuyos miembros recaudan fondos para proyectos de
mejoramiento en sus pueblos nativos.

Como consecuencia de su fervor político, en el clima de posguerra de


reconciliación reticente y reconstrucción, las prácticas transnacionales
organizadas de los migrantes salvadoreños despertaron gran interés y
preocupación. Los actores políticos establecidos de la nación -el FMLN y el
gobierno de El Salvador- tuvieron que reconsiderar sus estrategias políticas
en vista de que aumentó la importancia de estos nuevos actores políticos. El
gobierno inició una serie de campañas transnacionales para romper la
distancia institucional entre el partido de gobierno, Alianza Republicana
Nacional (ARENA), poco confiable y con frecuencia temido, y los ciudadanos
migrantes de la nación. De igual manera, el FMLN tuvo que enfrentarse a
retos políticos como la demanda de participación igualitaria provenientes de
sus miembros migrantes. En el ámbito local, los recursos acumulados por las
aso-
PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

132

elaciones de pueblo, animaron a los líderes municipales a sostener diálogos


con sus lugareños transnacionales. Los actores políticos salvadoreños
establecidos ahora tienen que reconocer y comprometerse con una voz
migrante heterogénea representada por organizaciones que atraviesan el
espectro social y político.

En resumen, el impacto de las prácticas transnacionales en el ámbito familiar


en El Salvador estimula a la sociedad salvadoreña a comprometerse
espontánea e institucionalmente con los migrantes de la nación, en diversas
formas. El surgimiento de una relación transnacional entre los migrantes
salvadoreños y las distintas voces socioeconómicas y políticas de la sociedad
salvadoreña tiene varios efectos relacionados y superpuestos. Esto lleva,
pri- , mero, a la consolidación de los migrantes como un componente central
de la economía nacional; segundo, a su establecimiento como agentes
críticos de cambio social, político y cultural, y final e incipientemente, a su
surgimiento como una voz nueva, unificada, aunque heterogénea en asuntos
nacionales.
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

133

EL TRANSNACIONALISMO ECONÓMICO

Los INDICADORES estadísticos de la población salvadoreña en Estados


Unidos muestran un cuadro de pobreza y malestar social preocupante
(Mahler, 1995; Repak, 1995; López et al., 1996). Una porción significativa de
los inmigrantes salvadoreños labora en el sector no regulado de servicios de
bajos salarios de la economía urbana y forma parte de la clase obrera pobre
que trabaja en Estados Unidos. Las prácticas transnacionales de esta
población están limitadas al envío de las remesas familiares que
simplemente permiten a las familias cumplir con los requerimientos de
consumo mínimo. Sin embargo, este siniestro cuadro de los inmigrantes
salvadoreños está incompleto. Nuestra investigación de campo en
Washington, D.C., y Los Angeles desenterró también una vibrante economía
empresarial embebida en una red de relaciones

transnacionales.

La posibilidad de un cambio social innovador inherente en el pequeño


empresariado dirige nuestra investigación dentro del trans-

nacionalismo económico salvadoreño. Analizamos dos aspectos del


empresariado transnacional. Primero, desarrollamos una tipología de las
empresas transnacionales que unen a El Salvador con los asentamientos
salvadoreños de Los Ángeles y Washington, D.C., y trazamos un mapa del
flujo de transacciones entre estos diferentes tipos de empresas
transnacionales. Segundo, presentamos los perfiles sociales de los
empresarios migrantes transnacionales y una gráfica de su posición en las
estructuras de poder locales y transnacionales. ,

Mapa de los flujos de las empresas transnacionales

Entre El Salvador y los asentamientos salvadoreños de Los Angeles y


Washington, D.C., existe un próspero comercio formal e informal de bienes y
servicios que se mantiene debido a micros, pequeñas y medianas empresas
transnacionales. Con el propósito de presentar un cuadro convincente de
este panorama de aventuras comerciales, hemos clasificado a las empresas
en formales e informales, ubicadas tanto en Estados Unidos como en El
Salvador, independientemente de su tamaño, de acuerdo con sus
dimensiones transnacionales. La tipología aisla los aspectos transnacionales
del proceso de producción y consumo (es decir, inversión y expansión del
capital, ingresos, mano de obra, mercado de consumo) con el propósito de
establecer el alcance de los lazos transnacionales que son parte esencial del
empresariado inmigrante salvadoreño. A continuación, identificamos y
describimos cinco tipos de empresas para las cuales es importante el
mantenimiento de los vínculos transnacionales.

Las empresas circuito, nacidas del proceso migratorio, son el arquetipo de la


empresa comercial transnacional, porque mantienen el flujo de recursos
tangibles e intangibles entre el país de origen y sus asentamientos
migrantes. En el caso de El Salvador, tas primeras empresas circuito se
establecieron durante la guerra civil. La necesidad que tienen los migrantes
de mantener un contacto regular con sus parientes en El Salvador hizo surgir
un ejército de correos informales que viajaban de un lado a otro rea-
134 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

lizando entregas de cartas, dinero y paquetes valiosos. A partir de estos


inicios pequeños e informales, nació una industria de servicios compleja y
multimillonaria. La rápida circulación de bienes e informaciones entre los
asentamientos salvadoreños de Estados Unidos y El Salvador asegura que
estos dos lugares funcionen virtualmente como una sola unidad. En efecto,
tiempo y espacio se han comprimido (Harvey, 1989).

En la actualidad, las empresas circuito abarcan a las agencias de correos


formales e informales que hacen entregas de dinero, productos y personas,
utilizando una variedad de métodos, a hogares y negocios de ambos países.
Sin embargo, el correo más utilizado es todavía el original viajero, que va y
viene entre El Salvador y Estados Unidos realizando entregas de dinero,
cartas y regalos e importando comestibles salvadoreños no regulados y
contrabando de productos como los antibióticos para las familias y los
negocios familiares, e incluso para grandes empresas y tiendas de Estados
Unidos.

Los viajeros compiten en el mercado transnacional con las agencias de


entregas y remesas, como el poder financiero salvadoreño Gigante Express.
Los viajeros, al enfrentarse con competidores gigantescos, tienen que
depender de sus redes sociales, del servicio personalizado y de la
flexibilidad, para poder sobrevivir. Por ejemplo, se ganan la confianza de sus
clientes no sólo con una entrega rápida, sino también adelantando la entrega
de paquetes sin haber recibido el pago, leyéndoles las cartas a quienes no
saben leer y volviendo a narrar cómo les va a los familiares en el extranjero.
Irónicamente, los empresarios transnacionales más informales dependen
también de la aerolínea salvadoreña, TACA, quizás la mayor empresa
multinacional de la nación. Hasta hace poco, TACA mantenía un acuerdo
implícito con los viajeros, permitiéndoles viajar sin limitaciones en sus
vuelos. Sin embargo, al sufrir las presiones del gobierno salvadoreño
interesado en regular este comercio informal transnacional, TACA comenzó a
imponer restricciones a los viajeros en cuanto a la cantidad y al tipo de
mercancías, lo que amenaza su supervivencia.
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

135

Nos referimos al segundo tipo de empresa transnacional como empresas


culturales, debido a su tácito papel como directoras y promotoras de la
identidad nacional entre los inmigrantes salvadoreños. Las empresas
culturales tienen su base en los asentamientos salvadoreños de Estados
Unidos, se apoyan en su contacto cotidiano con El Salvador y dependen del
deseo de los migrantes de consumir productos salvadoreños para su
mercado. Las empresas culturales abarcan ambos negocios, los que
producen o distribuyen los medios de comunicación masivos salvadoreños
como los periódicos y los programas de radio y televisión, y los que producen
o distribuyen bebidas y comestibles salvadoreños.
La prensa escrita es quizás la empresa cultural más prolífica. Los diarios
nacionales de El Salvador están disponibles en Los Ángeles y Washington,
D.C., y desde 1992 se han fundado varios periódicos que se editan
localmente (tres en Los Ángeles y dos en Washington), incluyendo una
revista de Internet. Esta última mantiene una oficina y personal en El
Salvador y depende de sus contactos con el gobierno salvadoreño y el sector
privado para conseguir informaciones dignas de ser publicadas y llenar las
páginas de anuncios. Tanto en Los Ángeles como en Washington, los
periódicos son propiedad de empresarios que tienen grandes inversiones en
Estados Unidos y en El Salvador. Los dueños y directores de periódicos
representan diferentes tendencias dentro de la política de la derecha
salvadoreña y utilizan con frecuencia los periódicos no sólo para promover
sus negocios, sino también para desarrollar sus intereses políticos.

Al tercer tipo de negocio transnacional lo hemos llamado empresas étnicas.


Entre éstas, se encuentra un conjunto de pequeños negocios localizados en
los vecindarios de inmigrantes con una mayor concentración de
salvadoreños, los cuales emplean exclusivamente a salvadoreños, pero
proveen de servicios a una clientela étnica más amplia (africanos, asiáticos y
latinoamericanos). Tanto en Los Ángeles como en Washington, D.C., las
empresas étnicas típicas son pequeñas tiendas de comestibles, restaurantes
y pastelerías, comercios al menudeo, salones de belleza y talleres de
automóviles, además de artesanos como carpinteros, plomeros y ven-
j 36 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SON1A BA1RES •

dedores informales de la calle. En vista de que la mayor concentración de


salvadoreños se encuentra en Los Ángeles, el sector empresarial étnico de
este asentamiento tiene más vitalidad y diversidad.

Además, cuenta con más vínculos transnacionales que su contraparte de


Washington, D.C. Mientras muchas empresas étnicas de Los Ángeles
dependen de un suministro estable de importaciones reguladas y no
reguladas desde El Salvador, los negocios de Washington mantienen sólo
cadenas esporádicas y a veces superfluas de suministros transnacionales.

El cuarto tipo de empresa transnacional está representado por los negocios


de los migrantes de ”retorno” ubicados en El Salvador. Entre los tipos más
comunes de microempresas migrantes de retorno, se encuentran los
restaurantes que ofrecen platos tex-mex o chinos, actividades relacionadas
con automóviles, como los servicios de transporte (taxis, líneas de autobuses
y camiones de entrega), venta de vehículos nuevos y usados, mantenimiento
y reparaciones, así como el comercio (ropa nueva y usada, efectos eléctricos)
y los servicios (establecimientos de lavadoras automáticas, de fax y
fotocopias). Los negocios de los migrantes de retorno dependen de los
vínculos y los flujos transnacionales para sus inversiones en capital, recursos
humanos, costos de mantenimiento y capital de expansión (Baires e
Innocenti, 1993). Por lo regular, la idea de una microempresa tiene su origen
en la experiencia cultural y laboral de los migrantes en Estados Unidos y la
inversión de capital proviene de los ahorros personales de los migrantes.
Dada la precaria y con frecuencia baja rentabilidad de sus negocios, los
costos de expansión y mantenimiento a menudo obligan al empresario a
buscar trabajo remunerado en Estados Unidos de manera habitual. Dada la
incapacidad para acumular capital, el llamado ciclo migratorio del
empresario migrante de retorno raras veces se rompe, lo que desafía la
diferencia conceptual entre migración permanente, de retorno y cíclica.

Nos referimos a la quinta y última forma de empresa transnacional como


empresas transnacionales de expansión. Estas abarcan tanto a las
compañías salvadoreñas establecidas como a los negocios nuevos que
conciben el mercado inmigrante salvadoreño como
MAYOR

137

DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR 137

parte del mercado natural de El Salvador. Entre ellas se encuentran las


grandes empresas como la embotelladora Constancia, que tiene una planta
de producción en Los Angeles y una oficina de ventas en Washington, D.C., y
el Supermercado Tapachulteca, que también tiene una franquicia en Los
Angeles. De éstas, el ejemplo más interesante es la Corporación para la
Promoción de la Pequeña y Mediana Empresa (Corprime).
La estrategia de Corprime abre caminos porque fusiona el paradigma de la
producción global fragmentada de los años posteriores a 1970 con las
oportunidades de beneficio y expansión transnacional creadas por el proceso
migratorio salvadoreño. La Corprime fue creada en 1996 por un heterogéneo
grupo de empresarios que incluía a los miembros claves de la Asociación
Nacional de la Empresa Privada (ANEP) de El Salvador, la Cámara de
Comercio e Industria (cas) y empresarios migrantes de retorno que vivieron
en los Estados Unidos durante muchos años. La Corprime organiza las
empresas artesanales pequeñas y medianas existentes en El Salvador dentro
del sistema de producción en grupo, siguiendo el modelo de Emilia Romagna,
Italia (para un análisis de este modelo, véase Vittorio, 1989). Estas empresas
producen mercancías, como artículos de piel, para satisfacer el gusto de los
inmigrantes salvadoreños y mexicanos de California. El primer proyecto de
Corprime fue la producción de botas de vaquero, para las cuales México
suministraba las suelas, Nicaragua, la piel y El Salvador, la labor artesanal. Al
capitalizar sus contactos en Los Angeles y debido a la innovación de sus
inversionistas fundadores para negocios biculturales, Corprime ha podido
desarrollar un mercado y una estrategia de distribución acorde con el
mercado

latino de California.

Las empresas transnacionales de expansión representan un importante


cambio en los flujos del capital internacional. En esencia, la existencia de un
mercado inmigrante salvadoreño, con preferencias de consumo claramente
salvadoreñas, permite que el capital de la periferia penetre en el centro.
Antes de la formación de un asentamiento salvadoreño en Los Ángeles, ni las
botas de vaquero de Corprime, ni las cervezas y refrescos de Constancia
138

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BA1RES

podrían haber competido con los productos de marcas estadounidenses


establecidas. Debido a la existencia de asentamientos inmigrantes con
fuertes vínculos culturales y sociales con El Salvador, estas empresas son
capaces de ingresar a este mercado pequeño y culturalmente específico
apoyadas en una estrategia a la que nos referimos como ”globalizadón
dirigida”.

TAJBLA 1

TIPOLOGÍA DE LAS EMPRESAS TRANSNAC1ONALES CLASIFICADAS SEGÚN CUATRO


DIMENSIONES DEL PROCESO DE PRODUCCIÓN
Tipo de empresa Capital inicial Mano de obra Mantenimiento y expansión Consumo

Transnacional Transnacional

Transnacional

LocalAocal

Circuito Transnacional Transnacional Transnacional LocalAocal

(EE.UU.) Cultural

(EE.UU.) Local Transnacional y local Transnacional y local Local

Étnica (EE.UU.) Local Transnacional Local y transnacional Local

Migrante

de retorno Transnacional Transnacional Local

De expansión Transnacional Transnacional Local (EE.UU.)

En la tabla 1 se analizan los cinco tipos de empresas transnacionales que


identificamos. Esta presentación heurística facilitará el estudio comparativo
de las diversas formas de transnacionalismo económico que unen a las
pequeñas naciones de la periferia con sus asentamientos migrantes en
Estados Unidos. La tipología atrae la atención hacia cómo varían los distintos
tipos de empresas en cuanto al grado de dependencia de los contactos y los
intercambios transnacionales. En una forma directa, ésta tipología sugiere
que las empresas circuito y las empresas de expansión transnacional son las
más dependientes de los intercambios transnacionales, mientras que las
empresas étnicas son las menos dependientes.

Dentro de esta propuesta general, la tipología extrae también dimensiones


más específicas del transnacionalismo económico salvadoreño. Las empresas
formales e informales están unidas
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

139

por relaciones de articulación y competencia. Por ejemplo, los viajeros


informales sobreviven porque tienen la capacidad de realizar entregas para
las empresas étnicas de Estados Unidos debido a la política permisiva de la
aerolínea TACA, pero se enfrentan a una fuerte competencia de parte de las
agencias de remesas, como Gigante Express. Este examen superficial del
comportamiento de las empresas transnacionales apoya también la
propuesta de que la lógica económica de las empresas migrantes
transnacionales opaca la de las grandes corporaciones mundiales (Portes,
1995). La rentabilidad de las empresas transnacionales, buscada ya sea por
un hogar transnacional o una industria manufacturera que se enfrenta a un
mercado local saturado, se basa de hecho en los diferenciales de ventaja
creados por las fronteras nacionales.

El empresariado migrante transnacional: movilidad, poder y posición social

El empresariado continúa siendo del dominio privilegiado de un pequeño


subgrupo de la población inmigrante salvadoreña. Los informantes de Los
Angeles y Washington, D.C., calculan que no más de 10 por ciento de la
población inmigrante salvadoreña trabaja por cuenta propia y una gran parte
de ella simplemente está completando sus magros ingresos con un segundo
empleo en el sector informal. Por lo tanto, el número de empresarios
exitosos capaces de transformar la riqueza en influencia y posición social es,
como en todos los grupos sociales, bastante reducido.

No obstante, la existencia de empresarios salvadoreños es importante


porque rompe el estereotipo de los inmigrantes como un grupo de obreros
homogéneo con escasa educación, indocumentados flotantes en un mercado
laboral limitado y hostil. El empresariado supone mecanismos de apoyo
financiero y administrativo, así como abundancia de recursos, conocimientos
y experiencia. La existencia de los empresarios sugiere además que la
población inmigrante salvadoreña se diferencia internamente por las líneas
económicas y, lógicamente, por la posición social, el poder
140

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BA1RES

y los niveles de influencia. A continuación elaboramos los perfiles sociales de


los empresarios migrantes transnacionales, trazando un mapa de conexiones
y relaciones entre los sectores y sus respectivas esferas de influencia.
Analizamos hasta qué punto el empresariado transnacional permite a los
migrantes no simplemente alcanzar la prosperidad, sino también la
aceptación política y social entre las élites comerciales establecidas tanto en
Estados Unidos como en El Salvador.

El circuito de correos informales de El Salvador, tales como los viajeros y los


comerciantes migrantes de retorno, constituye el grupo de empresarios
migrantes transnacionales más prolífico, pero también el más vulnerable. Las
fortunas de sus negocios están inextricablemente ligadas a las exgencias,
muchas veces inesperadas, de sus hogares y a los requerimientos familiares,
tanto los planificados como los inesperados. Por ejemplo, las viajeras tienden
a entrar y salir del circuito transnacional en respuesta a las necesidades del
hogar. De igual manera, los microempresarios migrantes de retorno son
forzados a regresar al trabajo remunerado en Estados Unidos debido, por
ejemplo, a una emergencia familiar. No hay ninguna diferencia financiera o
administrativa entre el hogar y los magros beneficios de la microempresa y,
en consecuencia, hay poca probabilidad de crecimiento y acumulación de
capital autogenerado.

Además de estas limitaciones generadas internamente, existen barreras


impuestas desde el exterior. Por ejemplo, en El Salvador hay pocos
programas de asistencia para las microempresas migrantes. Los
microempresarios se quejan de las competencias despiadadas y la hostilidad
institucional, como los prejuicios contra los migrantes y partidistas en las
agencias de préstamos, que hacen casi imposible la sobrevivencia
económica. Hasta el momento, aunque los empresarios de origen popular
han tenido un impacto agregado masivo y volátil en la economía
salvadoreña, como lo demuestra el caso de San Miguel, éstos no han logrado
entrar en la estructura del poder económico de El Salvador.

Diversos empresarios étnicos de los asentamientos salvadoreños de Estados


Unidos forman un segundo grupo de empresarios
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

141

migrantes transnacionales. Ahora sólo tomaremos en consideración a los


empresarios étnicos más destacados de Washington, D.C., y Los Angeles. En
el caso de Washington, D.C., este sector está constituido por un grupo de
hombres y mujeres de origen humilde que llegaron a Estados Unidos con
muy pocos recursos y han construido pequeñas fortunas. Invirtiendo primero
en pequeños restaurantes y establecimientos comerciales en el vecindario
salvadoreño de Washington llamado Mount Pleasant, éstos se han extendido
a los pueblos suburbanos contiguos de Maryland y Virginia, siguiendo la
expansión de la población salvadoreña hacia esas áreas. En contraste, los
empresarios étnicos salvadoreños de Los Ángeles constituyen un grupo
mucho más heterogéneo en términos de sus antecedentes de clase y los
tipos de negocios que han establecido.

Las diferencias entre los empresarios étnicos de Los Ángeles y Washington,


D.C., se hacen más evidentes cuando tomamos en cuenta sus respectivas
posiciones en las asociaciones transnacionales y locales. A pesar de su gran
prosperidad y entusiasmo empresarial, los empresarios salvadoreños de
Washington han estado durante mucho tiempo ausentes de las asociaciones
comerciales locales. Es insignificante su participación en la Cámara de
Comercio Hispana local, la Cámara de Comercio Iberoamericana de
Washington -organizaciones dominadas por los hispanos establecidos de
mayor influencia, como los cubanos y los venezolanos-, y en la Asociación
Comercial de Mount Pleasant orientada al vecindario. En lugar de presionar
para ser admitidos en las asociaciones comerciales existentes, los
empresarios salvadoreños de Washington, D.C., han desarrollado
organizaciones independientes más adaptadas a sus inquietudes
transnacionales. Desde mediados de los ochenta, éstos han fundado en dos
ocasiones asociaciones comerciales en el D.C., cuyo principal objetivo ha sido
recaudar fondos para organizaciones caritativas de El Salvador. Según los
informantes, ambos esfuerzos han fracasado debido, principalmente, a que
las organizaciones estaban muy politizadas y dejaron por tanto de tener una
amplia aceptación entre los salvadoreños.
142

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BA1RES

143

Donde los empresarios de Washington, D.C., han tenido un éxito increíble, es


en la formación de sedes locales de comités de pueblo (de origen),
asociaciones de pueblos de origen y auspiciando actividades culturales y
deportivas, grandes y concurridos tanto en el D.C., como en los pueblos de
origen. Estas actividades socialmente orientadas no han permitido a los
empresarios salvadoreños incorporarse a la tendencia general de
Washington, D.C., o su élite comercial hispana. Sin embargo, ellas han
servido como una plataforma importante desde la cual ejercen poder e
influencia no sólo sobre la población inmigrante salvadoreña del D.C., sino
también sobre sus pueblos de origen. En particular, el trabajo de campo en El
Salvador confirmó que, mientras los hombres y mujeres humildes que
triunfaron por esfuerzo propio son quizás peces pequeños en Washington, en
los pequeños estanques constituidos por sus pueblos de origen, son
definitivamente peces grandes. Esto comienza a explicar por qué los
empresarios han optado por construir y desarrollar esferas de influencia
transnacionales,

en vez de locales.

La esfera de influencia de los empresarios étnicos de Los Angeles contrasta


en gran medida con la de sus contrapartes de Washington, D.C. Una de las
principales diferencias es que el empresariado transnacional de Los Angeles
está determinado por la presencia institucional de sectores de la burguesía
salvadoreña a través de la Cámara de Comercio e Industria Salvadoreña
(ccis). Los empresarios étnicos salvadoreños sirven como conducto entre el
mercado salvadoreño y las compañías salvadoreñas que se expanden dentro
de este grupo de consumidores. Por ejemplo, Corprime y la Cámara
Salvadoreña de la Industria de la Construcción (Casalco), dependieron ambas
del consulado salvadoreño de Los Angeles y de la CCis y sus contactos entre
los empresarios salvadoreños para lanzar sus productos (botas de vaquero y
bienes raíces). Por tanto, los empresarios salvadoreños de Los Angeles
surgen como una voz comercial organizada a medida que profundizan sus
compromisos con la CCIS y el consulado salvadoreño.

Nuestro análisis de los vínculos económicos que unen a El Salvador con los
asentamientos salvadoreños de Estados Unidos,
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR 143

revela que hay una marcada diferencia entre el transnacionalismo económico


y el empresariado migrante transnacional. El primero, es un proceso
estructural amplio que puede, como sugiere el caso de El Salvador,
involucrar y transformar a una nación de la periferia emisora de migrantes. El
segundo es una forma de movilidad social individual configurada por factores
tales como los recursos humanos y materiales del grupo inmigrante y las
características económicas del país de origen. En el caso de El Salvador, el
empresariado migrante transnacional es demasiado desigual, informal y
carente de la riqueza y representación institucional requeridas para desafiar
con eficacia las rigideces y la lógica de exclusión que constituye la entrada
protegida del capital en las pequeñas naciones de la periferia. En ausencia
de empresas transnacionales dinámicas desarrolladas desde abajo, el poder
de consumo del hermano lejano y las estrategias de expansión transnacional
de la élite salvadoreña se convierten en los principales determinantes de los
contornos del transnacionalismo económico.

EL TRANSNACIONALISMO POLÍTICO
1:

LA MIGRACIÓN contemporánea salvadoreña siempre ha sido politizada.


Mientras la guerra civil dio origen a la migración masiva, también produjo
una vinculación entre la política y la violencia de El Salvador. Estos conflictos
partidistas se vieron reflejados en las relaciones políticas transnacionales.
Como tal, durante la guerra, el gobierno consideraba a quienes viajaban
huyendo de la violencia como subversivos y, en consecuencia, las relaciones
entre éste y los inmigrantes y refugiados salvadoreños en Estados Unidos
eran de indiferencia o bien de hostilidad. En ausencia del gobierno
salvadoreño del ámbito transnacional, las relaciones políticas transnacionales
fueron monopolizadas por el FMLN. Organizaciones tales como Carecen y El
Rescate, que estaban afiliadas a las distintas facciones del FMLN, abogaron
en favor de los migrantes salvadoreños, denunciaron la política extranjera de
Estados Unidos en Centroamérica y condenaron a violaciones a los derechos
humanos en El Salvador. Lógicamente, en estas
144

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BA1RES

condiciones quedó poco espacio para el compromiso cívico transnacional, no


partidista.

En 1992, el gobierno de El Salvador y el FMLN firmaron los Acuerdos de Paz


de Chapultepec, Naciones Unidas puso fin a la guerra civil que ya había
cobrado más de 80,000 vidas. El proceso de reconstrucción y reconciliación
nacional que siguió originó cambios drásticos en el panorama político de El
Salvador, sus asentamientos migrantes y los lazos transnacionales que los
unían. La polarización ideológica evolucionó con menos rigidez y los espacios
políticos, antes bien definidos y defendidos férreamente, se disputaban ahora
en forma más abierta. En este ambiente menos polarizado, comenzó a surgir
una gama de voces políticas transnacionales nuevas. La voz migrante
transnacional de posguerra está constituida tanto por las cenizas de las
organizaciones existentes, como por inmigrantes salvadoreños que nunca
antes habían participado en política. Estas organizaciones en conjunto,
constituyen el campo transnacional de los compromisos sociales y políticos
de los migrantes salvadoreños.

Nuestra discusión sobre el transnacionalismo político edifica el marco


conceptual básico del transnacionalismo como un compromiso dialéctico de
origen popular y de élite. Primero, tomamos en consideración los múltiples
proyectos que constituyen el movimiento transnacional de origen popular de
El Salvador, incluyendo dos tipos de grupos, el que busca formas
significativas de influir en el curso del desarrollo y cambio de El Salvador y el
que está preocupado por mejorar las condiciones de los inmigrantes
salvadoreños en Estados Unidos. Analizamos luego los nuevos papeles y
prácticas transnacionales que están siendo adoptados por los actores
políticos establecidos de El Salvador -el FMLN y el gobierno nacional- en
respuesta a estas iniciativas de base.

Acción cívica transnacional de origen popular

Los Acuerdos de Paz rompieron las cadenas transnacionales existentes,


pusieron a prueba las alianzas transnacionales y volvieron a escribir las
posibilidades de compromiso político trans-
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

145

nacional y participación ciudadana. La institucionalización del FMLN como


partido político en El Salvador fragmentó los únicos lazos políticos que hasta
1992 habían mantenido unidos a los inmigrantes salvadoreños con su país de
origen. Después del choque inicial, este vacío político fue llenado lentamente
por múltiples formas innovadoras de compromiso cívico transnacional, que
trataban de influir en el futuro político de El Salvador, ya fuera trabajando
con las organizaciones comunitarias de justicia social existentes, ayudando a
transformarlas o creando algunas nuevas.
Las iniciativas cívicas transnacionales de posguerra en El Salvador
pertenecen a dos categorías: partidaria y autónoma. La primera abarca las
organizaciones creadas originalmente para cumplir con el objetivo de
solidaridad internacional de los actores políticos establecidos en El Salvador
y particularmente con la agenda de los tiempos de guerra del FMLN. La
última abarca a los grupos de inmigrantes autogenerados que con frecuencia
trabajan con las asociaciones abiertamente partidistas, aunque se
diferencian de éstas. A continuación, analizamos primero la transformación
de posguerra de las organizaciones partidistas previamente afiliadas al FMLN
y luego, dos tipos de organizaciones autónomas que proliferaron a partir de
la firma de los Acuerdos de Paz.

En 1992 al surgir de las necesidades estratégicas del FMLN, organizaciones


partidistas como Carecen y El Rescate, que habían desempeñado un papel
transnacional muy claro durante los años ochenta, se vieron forzadas a
redefinirse a sí mismas y a su mi-
J

sión. Ambas organizaciones dirigieron su atención a desarrollar métodos para


apoyar el proceso de reconstrucción en El Salvador. A la vez, sintieron el
deber de ajustarse a las cambiantes circunstancias, necesidades y demandas
de los inmigrantes salvadoreños. Carecen y El Rescate de Los Ángeles y
Washington, D.C., asumieron el reto de dirigir las necesidades de una
población más establecida, pero todavía empobrecida y privada de derechos,
mientras continuaban cumpliendo una función en la vida económica y
política de El Salvador.

Como parte de esta doble agenda, El Rescate y Carecen iniciaron proyectos


transnacionales para capitalizar sus experiencias
146 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SON JA BAIRES

como defensores e intermediarios transnacionales entre El Salvador y los


migrantes salvadoreños políticamente activos. El Rescate auspició la
creación de una asociación crediticia de desarrollo comunitario en Los
Angeles, con varios objetivos, entre éstos:

••;<f’.

1. funcionar como vehículo de desarrollo económico en Los

Ángeles al facilitar pequeños préstamos comerciales a los empresarios


salvadoreños;

2. servir como canal para la movilización y transferencia de las remesas de


los migrantes hacia El Salvador, y

3. a través de una compañía por acciones en El Salvador, participar en el


desarrollo local de El Salvador.

De igual manera, Carecen inició un programa piloto llamado Learning Across


Borders (Aprendiendo a Través de las Fronteras) como vehículo de
intercambio entre estudiantes, universidades, negocios y otras
organizaciones de Los Ángeles y El Salvador. Carecen espera preparar una
generación de líderes transnacionales social y políticamente conscientes que
puedan asesorar a los inversionistas, a las organizaciones y a otros
empresarios, sobre cómo insertarse en la fértil cadena de mercados y
comunidades transnacionales de El Salvador según los principios de
responsabilidad social.

Los comités de pueblo son uno de los dos tipos de grupos cívicos
transnacionales autónomos que proliferaron a partir del final de la guerra.
Calculamos que en la actualidad existen en Los Ángeles más de setenta
asociaciones de pueblo y en el área de Washington, D.C., aproximadamente
cincuenta. Éstas suelen estar formadas por un grupo heterogéneo de
migrantes del mismo lugar de origen, cuya tarea autoasignada es organizar
actividades sociales y culturales en Estados Unidos, con el propósito de
recaudar fondos para proyectos de mejoramiento en el lugar de origen de
sus miembros. Los comités bien pueden recaudar entre 5,000 y
50,000 dólares en efectivo y especie para llevar a cabo una amplia variedad
de proyectos, como pavimentación de carreteras, instalación de energía
eléctrica, construcción de un monumento en memoria de los caídos en la
guerra, reconstrucción de una plaza,
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

147

iglesia o parque en el pueblo, abastecimiento de un centro de salud o


donación de una ambulancia para la Cruz Roja local. En el proceso de
realización de dichos proyectos, los miembros del comité crean
oportunidades que abarcan no sólo al pueblo de origen, sino también a sus
compatriotas de Estados Unidos. De esta forma, los comités edifican amplias
redes sociales entre los migrantes y fortalecen e institucionalizan también los
lazos políticos, económicos y culturales con su lugar de origen.

Los comités asumen una variedad de formas de organización y sostienen un


amplio rango de relaciones transnacionales que son esenciales para
acometer y concluir los proyectos. Una asociación puede abarcar múltiples
capítulos burocráticos coordinados a lo largo de varias ciudades
estadounidenses o simplemente involucrar a un grupo informal de
compadres, quienes se reúnen periódicamente para cumplir una petición
coyuntural del pueblo de origen. La cantidad de miembros puede fluctuar
entre cinco y
25 personas. Las asociaciones más grandes y más institucionalizadas tratan
de mantener una presencia constante en sus pueblos, ya sea por medio de
un comité hermano o del reclutamiento de una persona de confianza para
supervisar los proyectos. Las asociaciones pueden también entablar
relaciones de larga duración con instituciones como la Iglesia local o la Casa
de la Cultura y canalizar los fondos a través de ellas.

En Estados Unidos y específicamente en Los Angeles, las asociaciones de


pueblos de origen han forjado también lazos interinstitucionales. El Rescate,
una de las organizaciones de justicia social con un pasado en el FMLN,
identificó pronto la superposición entre su propia agenda y la de muchos
comités de pueblo que están surgiendo en Los Angeles. Como tal, El Rescate
fue una pieza instrumental en la formación y el mantenimiento de una
coalición de más de cincuenta asociaciones de pueblo que coordina y apoya
los esfuerzos de cada una de ellas, Comunidades Unidas para Proporcionar
Apoyo Directo a El Salvador, conocida como Comunidades. Al mismo tiempo,
se han forjado lazos entre Comunidades y la asociación crediticia
transnacional, en forrnación. Se espera que esta asociación de crédito sirva
de vehículo
T

148

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

para que las asociaciones de pueblo de Los Angeles puedan canalizar sus
recursos hacia El Salvador.

La segunda categoría de asociaciones cívicas transnacionales abarca un


creciente número de grupos inmigrantes cuya agenda refleja, ante todo, la
visión que los miembros tienen de sí mismos como salvadoreños-
estadounidenses. Al trabajar con la premisa de que los salvadoreños están
destinados a establecerse en los Estados Unidos, las asociaciones
salvadoreño-estadounidenses concentran sus esfuerzos en varios proyectos
que incluyen:

1. educar a los salvadoreños acerca de sus derechos y responsabilidades en


Estados Unidos y El Salvador, independientemente de que sean
indocumentados, tengan permiso temporal para trabajar o sean residentes
permanentes o ciudadanos;

2. cabildear con los políticos locales sobre asuntos que en general conciernan
a una comunidad inmigrante de bajos ingresos, como educación pública y
política migratoria, y

3. orientar el cabildeo del propio gobierno salvadoreño en el gobierno federal


estadounidense sobre asuntos migratorios.

En su lucha por mejorar la posición de la población salvadoreña en Estados


Unidos, los grupos emplean diversas estrategias locales y transnacionales. Al
aprovechar en su totalidad sus limitados recursos materiales, estas pequeñas
organizaciones movilizan con éxito grandes segmentos de la población
salvadoreña en manifestaciones públicas locales. Además, éstas han unido
fuerzas con los grupos partidistas, incluyendo a Carecen, para crear la Red
Nacional de Salvadoreños-Americanos. Esta institución estimula el diálogo
entre grupos, coordina campañas en el ámbito nacional, proporciona
actualizaciones sobre temas políticos y sirve como interlocutor crítico entre
las organizaciones comunitarias, el gobierno salvadoreño y la oficina
mediadora en asuntos de interés público, en particular su departamento de
migración internacional y derechos del migrante.

Más allá de las diferencias obvias de sus objetivos, la diferencia crítica entre
los dos tipos de asociaciones autónomas trans-
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

149

nacionales se encuentra en sus respectivos puntos de vista sobre el mundo


de la política. Mientras ambos grupos asumen que la acción colectiva
organizada, piedra angular de la movilización política, es una forma efectiva
de compromiso en el proceso social, su evaluación de los partidos políticos y
el proceso político en general es muy diferente. Los comités de pueblo
rechazan la idea de que son actores políticos, mientras que los grupos de
salvadoreños-estadounidenses cultivan su propia imagen como
representantes políticos efectivos y legítimos de la población inmigrante.

Aunque la evaluación negativa de la política varía según los grupos y las


ciudades, una abrumadora mayoría de asociaciones de pueblo no sólo
desconfían de los políticos y se mantiene a prudente distancia de las
instituciones políticas, especialmente las de su pueblo de origen, sino que
rehusan verse a sí mismas como actores políticos. A pesar de su
autoproclamada neutralidad y su énfasis en la naturaleza humanitaria de la
agenda, las asociaciones de pueblo son actores políticos. Las acciones de un
comité tienen el potencial de fortalecer o desafiar la condición legal e influir
en el curso de los acontecimientos locales del pueblo, dependiendo, por
ejemplo, de los proyectos que decidan apoyar o con quién deseen cooperar.
Las asociaciones se vuelven también politizadas, ya que su presencia tanto
en El Salvador como en los asentamientos salvadoreños del extranjero incita
a respuestas políticas transnacionales y locales por parte tanto de las
autoridades municipales como del gobierno nacional de El Salvador. Por
ejemplo, los alcaldes salvadoreños con frecuencia tratan de atribuirse el
mérito, o sacar ventaja política, de los proyectos financiados por las
asociaciones de pueblo, o bien intentan arruinar y aun sabotear el trabajo de
las asociaciones cuando perciben que éstas les roban el mérito de su propio
trabajo.

Por el contrario, los grupos salvadoreños-estadounidenses apoyan los


esfuerzos transnacionales de la Red para el cabildeo y cultivan activamente
relaciones con asociaciones partidistas y políticos locales de Estados Unidos
que simpatizan con sus inquietudes. Éstos buscan influir en el proceso
político a corto plazo y
150

150 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAJRES

consideran como responsabilidad suya educar a sus votantes para ser


activos y convertirse en ciudadanos políticamente conscientes. Sus métodos
innovadores combinan las tácticas preponderantes de la política
estadounidense (el cabildeo y la educación política) con la tradición de
educación popular asociada con el trabajo de Paulo Freiré y la práctica de
elementos progresivos de la iglesia de El Salvador.

En conjunto, las iniciativas transnacionales de los migrantes salvadoreños


encarnan un proyecto esperanzador para la reconstrucción y reconciliación
de la posguerra de El Salvador. A pesar de la diversidad de sus agendas y
estrategias, todos los grupos muestran una gran voluntad de colaborar en los
asuntos de interés mutuo. Aún más importante, las organizaciones tratan de
promover la tolerancia y la flexibilidad dentro de su propia institución. Los
líderes de asociaciones ponen énfasis en la necesidad de construir
organizaciones que sean lo suficientemente dinámicas para incorporar
distintas opiniones y puntos de vista sobre cualquier asunto dado. Este
espíritu de tolerancia dentro de los grupos y la promoción de colaboración
interinstitucional están erosionando efectivamente el temor a participar entre
la población migrante y su desconfianza en la acción colectiva organizada.

Viejos actores/nuevas estrategias: el establecimiento transnacional

Los Acuerdos de Paz obligaron a los políticos salvadoreños de derecha y de


izquierda a revisar sus respectivas formas de operación; la impunidad y la
estrategia guerrillera fueron sustituidas por plataformas electorales y
diálogo. Como parte de esta transición política, ambos sectores han vuelto a
configurar sus formas de compromiso con los ciudadanos migrantes de El
Salvador. En esta sección, analizamos las prácticas, las políticas y los
programas transnacionales del gobierno salvadoreño y el FMLN.

En los últimos años, la posición del gobierno salvadoreño con relación a la


comunidad expatriada cambió en forma radical. A través de sus consulados,
embajadas y otras instituciones, el
151

DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR 151

gobierno ahora está llegando activamente hasta quienes hace poco eran
considerados como enemigos. En 1994 el gobierno del partido ARENA de
Calderón Sol lanzó un programa consular que incluye varias iniciativas, como
los servicios legales para los salvadoreños indocumentados, las
celebraciones públicas de festividades religiosas y nacionales, los encuentros
de negocios con empresarios salvadoreños prominentes, las visitas de
representantes del gobierno y una campaña para informar a los salvadoreños
sobre sus derechos como ciudadanos de El Salvador. Según proclamó el
cónsul de Los Ángeles: ”nuestro papel como servidores civiles es no permitir,
bajo ninguna circunstancia, la pérdida del cordón umbilical entre los
salvadoreños y su país de origen”.

Los ministerios gubernamentales de El Salvador desarrollaron también


estrategias políticas transnacionales para asegurar la actual identificación
cultural, la lealtad política y el apoyo económico de la población migrante.
Una de las iniciativas transnacionales más visibles incluye el Consejo
Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura), un organismo del Ministerio
de Educación que supervisa las actividades de las 115 Casas de la Cultura o
centros culturales de El Salvador, cuya misión es preservar y promover la
cultura salvadoreña. En un plan sin precedentes, Concultura, en conjunción
con la agencia local de la CCIS y el consulado, abrió una Casa de la Cultura
en Los Angeles. Desde su fundación en 1996, la Casa de la Cultura en Los
Ángeles fue promovida entre las asociaciones de pueblo como un espacio
donde poder reunirse y planear sus actividades. Según un representante del
gobierno en San Salvador, el objetivo a largo plazo es estimular a las
asociaciones de pueblo para que canalicen recursos a través de Concultura
de Los Ángeles hacia la Casa de ¡ la Cultura de su pueblo de origen.

El gobierno ha identificado los asentamientos salvadoreños en el extranjero


como una importante arena de lucha política. Sus programas consulares,
desde que duplicaron los servicios y el papel defensor de las organizaciones
con base comunitaria tradicionalmente relacionadas con el FMLN, pueden ser
vistos como una estrategia de cooptación. Las similitudes entre el proyecto
de
152 PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BA1RES

Concultura para asociaciones de pueblo y el de Comunidades sugieren


también competencia y cooptación. Las estrategias transnacionales del
gobierno son significativas porque, aunque problemáticas y controladas en
extremo, indican un espacio de contacto y potencialmente de diálogo, entre
los sectores sociales -las élites y los desarraigados de El Salvador- que
históricamente sólo han mantenido relaciones originadas en la violencia.

En total contraste con las actuales prácticas transnacionales del gobierno y


su propio transnacionalismo en tiempos de guerra, la esfera de influencia e
interés transnacional del FMLN está profundamente limitada. El FMLN, al
enfrentarse al desafío de la política electoral y una seria limitación de los
recursos, se volcó hacia el interior en 1992. Esta decisión desmanteló su red
global de representantes políticos y concedió autonomía a las organizaciones
con afiliación nacional e internacional. Su presencia en los asentamientos
salvadoreños del extranjero, una vez muy extendida, se redujo a conexiones
personalizadas con antiguos militantes, la reformulación de los antiguos
comités clandestinos del FMLN como de organizaciones políticas abiertas y
visitas ocasionales de los representantes del FMLN recién electos. En agosto
de 1997, el FMLN celebró una convención en San Francisco. Entre los puntos
de la agenda se incluía la participación y representación total en el partido
para los activistas del FMLN en Estados Unidos y el derecho de los
ciudadanos migrantes a votar en las elecciones nacionales. Dada la
volatilidad de estos temas, el FMLN resolvió realizar una encuesta entre la
población migrante de varias ciudades estadounidenses antes de tomar una
decisión. Hasta este momento, la presión para sostener los lazos
transnacionales del FMLN ha provenido de sus militantes en Estados Unidos.

La tabla 2 resume la discusión de los cuatro tipos de prácticas políticas de


origen popular y de élite que unen a El Salvador con sus ciudadanos-
migrantes. Los cuatro tipos de prácticas políticas transnacionales
identificados son: grupos partidistas, organizaciones políticas autónomas y
organizaciones apolíticas autónomas, y programas y estrategias de los
actores políticos establecidos de El Salvador. En oposición a la tipología más
directa de empresas
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

153

económicas transnacionales, el esquema de clasificación del


transnacionalismo político fue seleccionado inductivamente a partir de la
discusión empírica y merece explicación. .¡,<-¡ •. n

TABLA 2
TIPOLOGÍA DE LAS PRÁCTICAS POLÍTICAS TRANSNACIONALES CLASIFICADAS SEGÚN
CUATRO DIMENSIONES DE LA INSTITUC1ONALIDAD
Tipo de organización

Orígenes

Distrito electoral
Alianzas

Partido Transnacional Local Local y transnacional Local y transnacional

Política-autónoma Transnacional

(local) Local Local y transnacional Local

Apolítica-autónoma Local (EE.UU.) Local/local

(EE.UU./ES) Local y transnacional Transnacional (local) Establecida Local (ES) Local y

transnacional Local v transnacional Transnacional (local)

La tipología destaca las dimensiones institucionales de estas prácticas


transnacionales incluyendo: los orígenes ideológicos de la organización y la
ubicación de sus votantes y colaboradores y sus objetivos para el cambio.
Más significativamente, entre todas las organizaciones hay una clara
tendencia a cultivar tanto las alianzas como los acuerdos de colaboración
transnacionales y locales. Los crecientes lazos institucionales y las
superposiciones entre estos nuevos proyectos políticos transnacionales, en
particular dentro de la población inmigrante, inevitablemente ponen a un
amplio grupo de salvadoreños en contacto con otros. En este proceso,
actores claves procedentes de distintos ambientes reconocen e interactúan
unos con otros y en cierto nivel están comenzando a hablar un lenguaje
político común a tono con su realidad de ciudadanos migrantes
transnacionales.

Las estrategias transnacionales del sistema político salvadoreño, al igual que


las de sus migrantes de origen popular, reflejan un deseo de acercamiento y
colaboración entre las divisiones políticas y de clase que han separado
históricamente a los salvadoreños. Sin embargo, en contraste con los
proyectos de origen popular,
154

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

los programas del gobierno y el FMLN brindan poca atención a la


construcción de nuevos canales de diálogo y representación institucional.
Entre los migrantes salvadoreños existe un sentimiento de que el sistema
político y particularmente el gobierno de El Salvador está preocupado sobre
todo por mantener una relación transnacional pasiva que garantice un flwjo
de remesas en dólares hacia El Salvador. En contraste, los salvadoreños se
unen para reconocer a los migrantes como actores que tienen un papel clave
que desempeñar en el futuro de El Salvador. De hecho, los migrantes
salvadoreños proponen que con el propósito de mantener las relaciones de
lealtad o el cordón umbilical que actualmente existe entre los migrantes
salvadoreños y sus lugares de origen, los actores establecidos de El Salvador
deberán hacer algo más que reconocer el peso que tienen los migrantes en
los asuntos nacionales. Se requieren más mecanismos y canales para que la
participación migrante-ciudadano y la representación institucional estén en
orden. Su carácter estará determinado en gran medida por la capacidad de
los migrantes para constituir una voz , política organizada y unificada.

CONCLUSIÓN ;

ESTE ARTÍCULO pone a prueba la propuesta general de que la construcción


de una esfera social transnacional es el resultado del compromiso dialéctico
de las bases y las élites de una nación. El transnacionalismo salvadoreño,
con su rica variedad de prácticas y procesos transnacionales, confirma dicha
propuesta. Motiva- \ dos por un profundo sentimiento de obligación, los
migrantes salvadoreños forjaron primero relaciones transnacionales en el
ámbito familiar, que tuvieron un masivo efecto acumulado general en sus
lugares de origen y produjeron respuestas espontáneas e institucionales de
la sociedad salvadoreña. Estas primeras incursiones se concentraron por lo
general en asuntos económicos. Sin embargo, las prácticas transnacionales
de los migrantes salvadoreños se extendieron rápidamente más allá de los
límites del hogar. A medida que las empresas económicas y los proyectos
políticos
DEL HERMANO LEJANO AL HERMANO MAYOR

155

M
transnacionales prosperaban, producían respuestas más concentradas y
estratégicas por parte de las instituciones y los sustentadores de poder de El
Salvador. De hecho, el caso del transnacionalismo salvadoreño sugiere que el
transnacionalismo de origen popular y de élite tiene efectos acumulativos
transformadores, porque cada intercambio e interacción parece agudizar la
capacidad de diálogo, competencia, colaboración y cooptación de todos los
actores. De hecho, el campo social transnacional, que surge primero como
un espacio social indeterminado, se convierte rápidamente en un terreno de
acción disputado, donde los desplazados buscan sobrevivir y demandar
reconocimiento social y los poderosos luchan por controlar el flujo
transnacional de recursos y volver a imponer su dominio.

El proceso migratorio salvadoreño comparte muchas características con otros


flujos migratorios contemporáneos. Sin embargo, la combinación de los
factores particulares que han marcado el transnacionalismo salvadoreño es
original. Al igual que otros países de la cuenca del Caribe, El Salvador había
establecido una tradición de migración laboral regional que en la crisis
económica de los años ochenta se dispersó por Estados Unidos. Sin embargo,
El Salvador es el único país de la región que libró una guerra civil en un
escenario transnacional. Este elemento ha condicionado cada esfera del
transnacionalismo salvadoreño incluyendo el vuelo rápido y masivo de
migrantes desde El Salvador y su recibimiento hostil en Estados Unidos, el
alto grado de politización entre ciertos sectores de la población migrante y el
arraigado temor político, la desconfianza del gobierno salvadoreño en los
migrantes y luego su agudo interés en adoptar proyectos políticos
autónomos de los migrantes. Por tanto, las particularidades del
transnacionalismo salvadoreño se explican ampliamente por la coyuntura
sociopolítica en la cual las prácticas nacionales surgieron primero a gran
escala y fueron consolidadas.

Por último, el estudio de caso de El Salvador aclara por lo menos tres


patrones que son relevantes para un mejor entendimiento del
transnacionalismo. Primero, dado un contexto global propicio para mantener
los lazos transnacionales, las condiciones de salida de los migrantes de su
país de origen y su recepción en la
156

PATRICIA LANDOLT, LILIAN AUTLER Y SONIA BAIRES

sociedad receptora tienen un impacto crítico sobre su propensión al


transnacionalismo. En este sentido, se requiere de un marco de referencia
transnacional no sólo para analizar los resultados del asentamiento
inmigrante contemporáneo, sino también para redefinir el concepto del
asentamiento mismo. Segundo, las dos tipologías de las empresas
económicas transnacionales y las prácticas políticas transnacionales sirven
como punto de partida para un diálogo comparativo sobre el
transnacionalismo. Al revisar nuestra discusión, descubrimos los factores que
tienen una influencia directa en el carácter de las actividades transnacionales
organizadas, incluyendo: el tamaño de la economía del país de origen y su
rigidez o flexibilidad institucional, la calidad de los recursos de la población
migrante, la naturaleza del régimen político del país de origen, incluyendo
fortaleza, estabilidad y recursos del Estado. Estos elementos definen el peso
que tiene el impacto del transnacionalismo migrante sobre el país de origen
y la capacidad de los diferentes sectores de la sociedad emisora para
responder de distintas formas a prácticas y procesos transnacionales que
está iniciando la población migrante.

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CAPÍTULO 4
CARLOS DORE
JOSÉ ITZIGSOHN
ESTHER HERNÁNDEZ MEDINA
OBED VÁZQUEZ

Cartografía del transnacionalismo dominicano: amplias y


estrechas prácticas transnacionales

INTRODUCCIÓN

MIENTRAS estábamos formados en fila para registrarnos en un vuelo con


destino a Santo Domingo, una mujer nos preguntó si podíamos llevarle una
de sus maletas. Esta señora había recibido quejas de la línea aérea de que
tenía demasiadas valijas, pero necesitaba llevarlas todas consigo porque
eran para aprovisionar una pequeña tienda que poseía en Santo Domingo. En
efecto, todo el que viaja para Santo Domingo tiene que esperar en una larga
fila de personas que acarrean numerosas valijas.

Muchas de estas personas realizan esos viajes periódicamente, como una


forma de vida. Mientras que para otras, las numerosas maletas son una
costumbre en sus viajes anuales al país natal. Estas maletas contienen
muchos regalos para la familia, objetos para vender y así ayudarse a
financiar el viaje, artículos para las casas que están construyendo en
República Dominicana o una combinación de estas tres cosas. Estas
frecuentes escenas en el aeropuerto son una expresión de los fuertes lazos
que unen la isla con su diaspora.

Estos lazos, sin embargo, no son sólo personales o económicos. El Congreso


Nacional de la República Dominicana tuvo un representante de la comunidad
dominicana en Nueva York en la legislatura pasada. Éste fue electo de
acuerdo con las leyes vigentes y apareció en la lista de candidatos como
representante de una ciudad dominicana, a pesar de que el debate sobre la
extensión
[159]
160 C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

del derecho al voto para los dominicanos en el extranjero no ha concluido


aún.

Estos ejemplos ilustran la existencia de un campo social transnacional


dominicano. Este campo social transnacional puede considerarse como un
campo de interacciones sociales e intercambios que trasciende las fronteras
geográficas y políticas de una nación y se convierte en un significativo
campo de acción y referencia para muchos dominicanos en su país de origen
y en la extensa diaspora que el mismo ha generado. Muchos dominicanos
tienen una profunda participación en estos vínculos e intercambios, mientras
que otros intervienen en ellos sólo ocasionalmente. Algunos miembros de
esta comunidad transnacional se involucran en intercambios comerciales,
para otros son parte de sus vínculos políticos, mientras que para algunos
más, la única experiencia en el campo transnacional es de tipo simbólico,
como parte de su espacio de referencias significativas. No obstante, a
muchos dominicanos no les afecta por esta experiencia en el campo
transnacional de las relaciones sociales.

El objetivo de este capítulo es contribuir a la comprensión de la estructura y


funcionamiento de este campo social transnacional mediante el análisis de
su dinámica. A partir de un diseño de los diferentes lazos que caracterizan a
esta comunidad, proponemos una distinción entre formas de
transnacionalidad ”amplias” y ”estrechas”, definidas como dos polos a lo
largo de un continuum de diferentes formas de prácticas transnacionales.
Estos dos polos se distinguen por tres factores: por el grado de
institucionalización de las diferentes prácticas, de implicación de las
personas en el campo transnacional y de movimiento de las personas en el
interior de un espacio geográfico transnacional.

LA EXPANSIÓN DE LAS FRONTERAS DE LA NACIÓN

HASTA hace poco, los estudios sobre las comunidades de inmigrantes sólo se
centraban en los procesos de incorporación y de aculturación de los
inmigrantes y se limitaban a las comunidades
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

161

étnicas que los mismos crearon en las sociedades receptoras. El concepto de


campo social transnacional surge para describir comunidades de inmigrantes
que no se desligan de su país de origen. Por el contrario, mantienen y
alimentan sus vínculos con ese país. Éste no es un fenómeno desconocido o
nuevo, los progresos en la tecnología de las comunicaciones y del transporte
han permitido un incremento intenso e inmediato de estos vínculos (Portes,
1996). La emergencia del campo social transnacional desafía la aceptación
de las fronteras en el estudio de la participación política, de la movilidad
social y de la formación de entidades, ya que este proceso no se produce
dentro de las fronteras nacionales, sino más bien, a través de ellas.
Este estudio sobre el transnacionalismo ha sido impulsado por los primeros
trabajos de Basch, Glick Shiller y Blanc-Szaton, 1992. Estos autores definen
el transnacionalismo ”como un proceso en el cual los inmigrantes forjan y
sostienen múltiples relaciones sociales que ligan sus sociedades de origen
con sus sociedades de establecimiento” (Basch, Glick Shiller y Blanc-Szaton,
1994). El transnacionalismo es un producto de las condiciones actuales del
capitalismo global y del tipo de relaciones que éste genera entre el trabajo y
el capital. El campo social transnacional se construye en la vida diaria de los
inmigrantes y en las actividades que los afectan en todos los aspectos de sus
vidas, desde sus oportunidades económicas y comportamientos políticos,
hasta sus identidades individuales y de grupo.

Alejandro Portes (1996) tiene otro punto de vista sobre este fenómeno. Para
Portes, el transnacionalismo concierne fundamentalmente a las actividades
económicas. Las actividades transnacionales constituyen una opción de base
ante la depreciación de la labor de los inmigrantes en el centro del sistema
mundial. Frente a la posibilidad de pasar el resto de sus días en un trabajo
mal pagado, los inmigrantes usan sus relaciones sociales en sus países de
origen y en el país receptor para establecer empresas que operan a través de
las fronteras. La principal característica de estas empresas es que su
existencia depende de la continuación de los vínculos transnacionales.

>
162 C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

El trabajo de otros académicos ha venido a complementar la


conceptualización y la comprensión de las comunidades transnacionales.
Smith (1994) exploró los vínculos entre la ciudad de Ticuani, en el estado
mexicano de Puebla y los inmigrantes de esa ciudad que viven en Nueva
York. Smith muestra la construcción de una comunidad organizada sobre la
base de la organización social tradicional y de las obligaciones comunales,
pero geográficamente dividida entre México y Estados Unidos. Kyle (1995)
estudió las redes de migración entre los ecuatorianos en Nueva York y las
diferentes ciudades ecuatorianas y mostró cómo la organización para el
movimiento de personas está acompañada de una red de movimiento de
productos entre Ecuador y Estados Unidos.

MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO ENTRE LOS


DOMINICANOS
A TRAVÉS de su historia, la cuenca del Caribe ha sido testigo de constantes
corrientes migratorias y hasta la década de los sesenta, la República
Dominicana fue sólo un país receptor de inmigrantes. Sin embargo, este país
se ha convertido en uno de los principales países de emigración de la cuenca
del Caribe y de América Latina en general. De acuerdo con el INS (Servicio de
Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos), durante la década de los
ochenta, los dominicanos ocuparon el séptimo lugar entre todas las personas
admitidas en Estados Unidos (251,803). Durante los años noventa, los
dominicanos se clasificaron por varios años entre el tercero y quinto lugar del
total de inmigrantes admitidos, antes que países con una población mucho
mayor, como México, Filipinas, China y Vietnam.

La densidad de esta corriente migratoria y el periodo relativamente corto en


que ha ocurrido han causado una importante transformación en la sociedad
dominicana y han hecho de ese país un caso paradigmático en el estudio de
la aparición del transnacionalismo. Los migrantes dominicanos se encuentran
en todo el mundo, de Antigua a Madrid y de Caracas a Alaska. El principal
centro de la migración dominicana, sin embargo, es la ciudad de Nueva York.
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

163

La literatura sobre la migración dominicana puede dividirse en tres etapas, a


partir de la documentación de los cambios que se han ocurrido en las
características de esta migración. La primera etapa transcurre durante los
setenta y principios de los ochenta, cuando la República Dominicana fue un
modelo para el estudio de la migración como corriente laboral. La migración
fue percibida como una estrategia de los sectores rurales y urbanos
empobrecidos en busca de mejoría económica. Varios estudios de casos de
comunidades rurales en República Dominicana centran su atención en los
factores que motivaron esta corriente migratoria y su impacto económico y
social (Bray 1984; Del Castillo y Murphy,
1987; Hendricks, 1974).

Los años ochenta marcaron una nueva etapa en el estudio de la migración


dominicana, distinguida por el estudio de las características de esta
comunidad en Estados Unidos, particularmente en la ciudad de Nueva York.
Esto incluye los trabajos de Gurak y Kritz (1982), que analizan el papel de la
red familiar; el de Pessar (1984, 1985) sobre la dinámica del género entre los
miembros de las familias inmigrantes, así como los trabajos de Georges
(1988) acerca de las asociaciones dominicanas en la ciudad de Nueva York.
Estos estudios comenzaron a ver la comunidad dominicana corno un enclave
étnico, con un cierto grado de estratificación social interna. Durante esta
etapa, empiezan también a realizarse estudios que abarcan a los
dominicanos en la isla y en el continente. El estudio de Pessar y Grassmuck
(1990) sobre dos comunidades en la República Dominicana (una urbana y
otra rural) y sus miembros emigrantes en la ciudad de Nueva York y el de
Georges (1990) sobre los efectos de la migración en la comunidad rural,
constituyen un indicador de la creciente conciencia acerca del fenómeno
transnacional.1

En la etapa actual de los estudios sobre la migración dominicana observamos


un énfasis en la transnacionalidad. Portes y Guarnizo (1992) iniciaron una
serie de estudios sobre este tema.
’El libro de Georges (1990) usa el concepto transnacionalismo en el título, aunque pertenece más bien a los
trabajos actuales sobre los efectos socioeconómicos de la migración que a nuestra comprensión actual del
transnacionalismo.
164 C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

Estos trabajos muestran el surgimiento de una clase empresarial, parte de la


cual debe su existencia a estos constantes viajes entre la República
Dominicana y Estados Unidos. Esta clase empresarial usa sus redes sociales
para obtener información y contactos que les faciliten conducir un negocio
que vincule los dos países, algunas veces de manera formal y otras veces de
manera informal.

Varios investigadores han estudiado diferentes efectos del transnacionalismo


dominicano. Duany (1994) analizó los aspectos culturales de la
transnacionalidad dominicana y mostró cómo estos inmigrantes reproducen
la vida dominicana en la ciudad de Nueva York al tiempo que incorporan
elementos de la cultura estadounidense en sus repertorios culturales.
Guarnizo (1992, 1994) escribió sobre los empresarios dominicanos en Nueva
York y sobre el carácter binacional de la comunidad dominicana en esa
ciudad. El trabajo más reciente de Guarnizo (1998) centra su atención en las
formas de la participación política de los transmigrantes y en las respuestas
a la aparición de comunidades transnacionales. Graham (1997, 1998)
establece la relación entre la participación política transnacional y local de
los dominicanos de la ciudad de Nueva York y subraya la lucha paralela que
libran las organizaciones dominicanas. Por una parte, presionando para que
el gobierno dominicano legisle en favor de la doble ciudadanía y por otra,
reclamando la creación de un distrito dominicano en las elecciones
municipales de la ciudad de Nueva York. Por su parte, Levitt (1996, 1997,
1998) analiza y evalúa los cambios organizativos que, como resultado del
transnacionalismo, se han producido en la comunidad dominicana, tanto en
el orden político como en el de la organización religiosa e institucional.

El interés creciente en la transnacionalidad dominicana es el resultado de los


cambios que ha experimentado su diaspora. Esta diaspora creció
exponencialmente durante los años ochenta y desarrolló un cierto grado de
diferenciación social y de densidad institucional que rinde cuenta de la
aparición de vínculos transnacionales (Guarnizo, 1994). Asimismo, las
remesas de los migrantes se han convertido en una de las principales
fuentes de divisas en la isla (Itzigsohn, 1995). La consolidación de la corn-
165

! CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO 165

petitividad política durante los ochenta y noventa generó la necesidad de


realizar la recaudación de fondos para fines políticos. Así, los dominicanos en
el exterior se convirtieron en una importante fuente de financiamiento de los
partidos políticos dominicanos. La información de Graham (1997) da cuenta
de que las colectas de fondos en Estados Unidos suministran entre 10 y 15
por ciento de los fondos para las campañas políticas de los partidos
dominicanos.

Los estudios mencionados más arriba sin duda han contribuido ampliamente
a mejorar nuestra comprensión de la transnacionalidad dominicana. Sin
embargo, muchas preguntas quedan sin respuesta, en .parte debido a la
falta de datos empíricos y en parte porque la conceptualización sobre las
comunidades transnacionales requiere de un mayor refinamiento. ¿Es el
transnacionalismo sólo un fenómeno económico o es un campo social que
afecta todos los aspectos de la vida, como grupo y como identidades indivi,
duales y prácticas simbólicas? ¿Sólo son migrantes transnaciona’. les
aquellas personas involucradas en relaciones continuas entre los ; dos países
o más bien todas las personas involucradas en un amplio | campo social? ¿La
transnacionalidad se refiere sólo a la condición ¡ de diaspora o incluye
también a las personas que permanecen en el país de origen? Finalmente,
¿hay algún centro espacial u orden en esta comunidad transnacional?

LA BÚSQUEDA DE UN CAMPO SOCIAL TRANSNACIONAL

EN ESTE capítulo, presentamos los resultados de la primera fase de un


amplio estudio comparativo sobre las comunidades transnacionales. El
objetivo de esta fase fue explorar las diferentes prácticas que sostienen el
campo social transnacional. Con este propósito, realizamos un total de 83
entrevistas con informantes claves en dos localidades de Estados Unidos, la
ciudad de Nueva York y la ciudad de Providence, en Rhode Island y en Santo
Domingo, capital de la República Dominicana. El cuadro 1 presenta una
descripción de estas entrevistas. f, MÍ.-
’il.:
166 C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

CUADRO 1
NÚMERO DE ENTREVISTAS CON INFORMANTES CLAVES, SEGÚN LA CIUDAD DE
RESIDENCIA Y EL GÉNERO
Género
Nueva York
Providence
República Dominicana

Hombres
Mujeres

22
10

19
3

23
7

Con objeto de ampliar nuestro punto de vista sobre la existencia de las


prácticas transnacionales, seleccionamos dos localidades en Estados Unidos.
Elegimos la ciudad de Nueva York porque tiene la más grande concentración
de dominicanos en el extranjero y es la segunda ciudad ”dominicana”
después de Santo Domingo, la capital de República Dominicana. Los
dominicanos se han establecido en todos los distritos de la ciudad de Nueva
York. Sin embargo, nuestras entrevistas se limitaron al área de Washington
Heights, en el alto Manhattan, donde se encuentra la más grande
concentración de dominicanos. A pesar de que la ciudad de Nueva York es,
por mucho, la más grande concentración de inmigrantes dominicanos, la
tendencia ha sido hacia la desconcentración de la población. Providence es
uno de los lugares de migración secundaria, donde la comunidad dominicana
está desempeñando un papel importante y creciente en la vida de la ciudad.
El estudio de la ciudad de Providence nos permite ver el crecimiento del
fenómeno de la concentración residencial entre los dominicanos. El cuadro 2
presenta una visión de conjunto de la evolución de la población dominicana
en las ciudades de Nueva York y de Providence.

Nuestros informantes fueron seleccionados entre personas con posiciones


relevantes y con un amplio conocimiento de su comunidad. Al principio, la
selección de los primeros informantes se realizó con base en nuestro
conocimiento de la comunidad y luego seguimos una serie de cadenas de
bola de nieve. La mayor parte de nuestros informantes en Estados Unidos
pertenecían a

CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

CUADRO 2
* SELECCIÓN DE DATOS DEMOGRÁFICOS DE LOS DOMINICANOS EN PROVIDENCE
YEN NUEVA YORK, 1990, 1985
1990

Rhode Island
Providence
Manhattan
Nueva York

Todos los dominicanos nativos

9,374

7,973

136,905

332,713

porcentaje de todos los dominicanos

100

100

100

100

Nacidos en el estado de residencia


2,940

2,361

37,905

95,492

porcentaje de todos los dominicanos

31.30

29.60

27.73

28.70

Nacidos en diferentes estados


1,868

1,244

34,901

85,841

porcentaje de todos los dominicanos

19.90

15.60

25.53
25.80

Nacidos en el extranjero

1,072

9,31

654

2,139

porcentaje de todos los dominicanos

11.40

11.60

0.48

0.64
I

I No ciudadanos

6,434

5,612

98,791

237,221

B porcentaje de todos los dominicanos

68.60

70.40

72.27

71.30

I 1985

1,409

1,266

24,307

60,976

! El
21.90%

15.80%

17.78%

18.33%

IB Movilidad

5,025

4,346

74,484

176,245

I IB
78.10%

54.50%

54.49%

52.97%

I IB Todos los dominicanos

8,333

7,083

124,233

299,482

IB (5 años y otros)

100%

100%

100%

100%

I ü Mismo estado

4,481

3,853

103,744

243,455

IB
53.70%

54.40%

83.51%

81.29%

IB Diferente estado

1,715

1,324

1,067

3,356
»

20.50%

18.70%

0.86%

1.12%

U Fuera

1,861

1,906

19,422

52,799

22.30%

26.90%

15.63%

17.36%
Fuente Censo de 1990.

la primera generación de inmigrantes, con la excepción de dos casos de


personas de la segunda generación. En la República Dominicana, la mayoría
de las entrevistas se realizaron en Santo Domingo, excepto dos entrevistas
que llevamos a cabo en Santiago. Seis de los entrevistados en la República
Dominicana mantenían vínculos con instituciones estadounidenses en el país.
Se trató de entrevistas semiestructuradas que siguieron una guía para dirigir
la conversación. El diseño de la investigación y el análisis es cualitativo,
orientado a profundizar en el conocimiento de las prácticas transnacionales y
a sugerir nuevas vías para investigaciones futuras.
168 C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VAZQUEZ

HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LAS PRÁCTICAS

TRANSNACIONALES DE LOS DOMINICANOS

UNO de los principales problemas para el estudio de las comunidades


transnacionales es el relativo a quién incluir y qué tipo de prácticas pueden
ser consideradas transnacionales. Actualmente hay dos respuestas
principales a esta pregunta. Portes (1996) incluye sólo aquellas personas
involucradas en negocios binacionales recurrentes y centra su atención en el
aspecto económico. Basch, Click Schiller y Blanc-Szanton (1994) son más
incluyentes e incorporan también en el campo transnacional todas las
prácticas sociales que van desde las oportunidades económicas hasta la
elección de identidades.

No obstante, la concepción de Portes sobre el transnacionalismo es muy


importante, porque enfoca uno de los fenómenos más innovadores y
dinámicos del mismo: la aparición de empresas transnacionales. Esta nueva
forma de actividad empresarial afecta un gran número de procesos sociales,
desde macroprocesos de desarrollo nacional hasta las opciones de movilidad
social que se presentan a los individuos. Esta concepción tiene algunas
limitaciones: deja fuera importantes prácticas que podrían ser consideradas
transnacionales. Recordemos la larga fila en el aeropuerto; sólo algunas de
las personas que esperan allí realizan viajes frecuentes para abastecer sus
negocios. Para Portes, éstos serían empresarios transnacionales. Pero en
realidad la mayoría de estas personas viajan una o dos veces al año a su país
natal. Es decir, que aunque cada vez que viajan acarrean grandes y pesadas
maletas repletas de regalos, mercancías para vender o ambas cosas a la vez,
éste no es su modo de vida, aunque sí una práctica común.

La posición de Basch et al. nos ayuda a incluir un mayor número de prácticas


en el plano transnacional, aunque ésta es poco específica. Después de todo,
hay una diferencia entre una persona que realiza constantes viajes y
negocios entre ambos países y alguien que se percibe como dominicana en
Estados Unidos y lejos de la patria que posiblemente nunca ha visto.
Nosotros creemos que
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

169

ambos son parte del campo transnacional, pero que éste podría ser más
específico.

La economía y las perspectivas de las prácticas cotidianas no están


necesariamente en oposición. Mahler (1998) insiste en la necesidad de
cartografiar las prácticas transnacionales y sugiere una diferenciación entre
aquellas que se mueven a menudo, aquellas que se mueven con mucho más
frecuencia y aquellas que tienen lugar dentro de un campo transnacional.
Guiados por la sugerencia de Mahler, proponemos una diferencia entre
prácticas transnacionales en sentido estrecho y en sentido amplio.
Consideramos las prácticas transnacionales estrechas y amplias como dos
polos en un continuum definido por el grado de institucionalización, de
movimiento dentro del campo transnacional o de participación en las
actividades transnacionales. Por transnacionalidad en sentido ”estrecho” o
”restringido” entendemos a aquellas personas involucradas en prácticas
económicas, políticas y sociales que implican un movimiento habitual en un
campo geográfico transnacional, un alto nivel de institucionalización o una
participación personal constante. Mientras que por transnacionalidad en
sentido ”amplio” entendemos una serie de prácticas materiales y simbólicas
en las cuales las personas involucradas sostienen un movimiento físico
esporádico entre los dos países, un bajo nivel de institucionalización o sólo
una ocasional, pero que incluye ambos países como puntos de referencia.

De hecho, cada una de estas dimensiones (institucionalización, participación


y movimiento) define su propio continuum, con tres paralelos continuos. El
cuadro 3 ilustra esta idea. En muchos casos, las prácticas transnacionales
son un extremo estrecho del continuum de estas tres dimensiones. Sin
embargo, como vamos a mostrar más adelante, algunas prácticas
transnacionales pueden considerarse estrechas sólo en una o dos de estas
dimensiones. Para nuestra conceptualización, basta con que una actividad
transnacional sea estrecha a lo largo de dos de estas tres dimensiones para
que sea considerada una forma de transnacionalidad en sentido ”estrecho”.

!
170 C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

CUADRO 3
LAS DIMENSIONES DE TRANSNACIONALIDAD ”AMPLIAS” Y ”ESTRECHAS”
Estrechas

Prácticas transnacionales

Amplias

Alta

Constante

Regular

Institucionalización

Participación

Movimiento

Bajo

Ocasional

Esporádico

El cuadro 4 describe las actividades transnacionales e ilustra ambas formas


de transnacionalidad, las estrechas y las amplias. Los ejemplos se refieren a
actividades en Estados Unidos, pero sostenemos que hay también ejemplos
de transnacionalismo en la República Dominicana. Dividimos las prácticas
transnacionales dominicanas en cuatro categorías: económicas, políticas,
cívicosociales y culturales, y luego las situamos en un esquema analítico. Sin
embargo, algunas veces estas divisiones son arbitrarias. Por ejemplo, ¿una
campaña de recolección de fondos para un partido político es una práctica
económica o política? En efecto, a veces las mismas personas involucradas
en una actividad transnacional son incluidas en diferentes categorías. No
obstante, esta división podría contribuir a esclarecer nuestro análisis. De
manera que, para nuestro propósito analítico, clasificaremos las actividades
en correspondencia con su principal objetivo; así, las campañas de
recaudación de fondos para los partidos políticos serán consideradas como
actividades políticas.

Nuestro uso de lo cívico-societal incluye las prácticas comunitarias relativas a


lo religioso, deportivo o de ayuda mutua, que no son estrictamente políticas
u orientadas por el mercado. Esto evita etiquetar estas prácticas sólo como
prácticas sociales, ya que las prácticas políticas y económicas son también
prácticas sociales. Podría ser un error, por ejemplo, pensar que las prácticas
económicas transnacionales sólo son orientadas por el mercado. Las
prácticas económicas transnacionales están integradas en una compleja red
transnacional política y social y, por tanto, son indivisibles de la sociedad
civil. Sin embargo, para la claridad del análisis, mantendremos esta división.
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO 171

CUADRO 4
LA TRANSNACIONALIDAD ”AMPLIA” Y ”ESTRECHA” ENTRE LOS DOMINICANOS
Transnacionalidad

Actividad

Estrecha

Amplia

Económica Política Cívico-social Cultural

Firma transnacional

Adhesión a un partido político dominicano en Estados Unidos

Adhesión a los comités de la ciudad

Participación en una producción cultural dominicana desde Estados Unidos

Acarreo de maletas repletas de mercancías en viajes ocasionales

Participación en reuniones políticas y electorales en EE.UU.

Participación en actividades ocasionales en beneficio de la R.D.

Autodefinición como parte integrante de la diaspora


Nota: Los ejemplos que se encuentran en cada una de las casillas son ilustraciones del tipo de prácticas que
contemplamos; por tanto, no se trata de un cuadro exhaustivo.

Finalmente, por prácticas culturales entendemos las prácticas simbólicas,


como la formación de identidades, gustos y valores. El caso de una
estudiante dominicana en una universidad estadounidense que expresó: ”la
cabeza está aquí, pero el corazón está allá”, es un buen ejemplo. Esta
estudiante, nacida en Estados Unidos, donde espera realizar una carrera
política, argumenta que ella no podría vivir en la República Dominicana
porque está muy acostumbrada a la manera de pensar de aquí; sin embargo,
al mismo tiempo sostiene que sólo en la República Dominicana se siente en
su casa. Su vida diaria transcurre en Estados Unidos, pero en su identidad y
en el campo de las referencias simbólicas relevantes incluye a la República
Dominicana de manera significativa. Forma parte del espacio transnacional
amplio, pero no interviene en las actividades transnacionales estrechas que
las sostienen y alimentan.
172 C. DORE, F. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

EL TRANSNACIONALISMO ECONÓMICO

El transnacionalismo económico estrecho

Esta categoría incluye a los inmigrantes que tienen negocios en Estados


Unidos y que también invierten en la República Dominicana, así como a las
empresas dominicanas con sucursales fuera de Estados Unidos. El estudio
más minucioso sobre el tema es el de Portes y Guarnizo (1991), que subraya
la presencia en la República Dominicana de un gran número de pequeñas y
medianas empresas vinculadas a la inmigración. En esa investigación, se
rechaza la idea de que las remesas sean la única contribución económica de
los inmigrantes y que éstas se usen sólo con el propósito de consumir.

Las entrevistas que realizamos en la República Dominicana revelan que


nuestros informantes están conscientes de la presencia de empresas creadas
por la inmigración; remarcan que la mayoría de éstas operan en el área de
los servicios y el comercio al menudeo. Según nuestros informantes, la
mayoría de los inmigrantes están vinculados a negocios que operan en el
sector de los servicios. Esto es, en el dominio de las compañías de envíos de
remesas, de pequeños préstamos e inversiones (llamadas financieras), así
como lavanderías, negocios de repuestos de automóvil y lavado de carro
(canvash). En el sector del comercio al menudeo, la mayoría de las
inversiones de los inmigrantes están concentradas en los supermercados y
”colmados” (pequeñas tiendas familiares de alimentos similares a las
”bodegas” de Nueva York). Hay también algunas inversiones en el sector de
la construcción. Una nueva forma de negocio vincula las compañías de
remesas con las comerciales. Esta modalidad permite a los dominicanos en
Estados Unidos enviar las remesas a sus familiares, pero éstos reciben, en
lugar de dinero, artículos para el consumo, tales como estufas y lavadoras.

El cuadro que refleja nuestras entrevistas en Estados Unidos concerniente a


las inversiones en el área de las empresas transnacionales es similar al que
encontramos en la República Dominicana.
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

173

Dos de nuestros informantes estaban involucrados en actividades


económicas transnacionales estrechas. El gerente de una oficina de una
importante agencia de remesas nos contó que el propietario de la agencia
tenía negocios en Santo Domingo y había abierto esta agencia como un
medio de obtener divisas. El otro informante tenía inversiones en el campo
de las finanzas y del seguro en Wall Street y un supermercado C-Town en
Manhattan, que estaba a cargo de familiares, mientras que él operaba un
negocio en el ámbito de los seguros en Santiago. Estos ejemplos de prácticas
transnacionales estrechas se caracterizan por el alto grado de
institucionalización y por la constante vinculación de ambos países en el
negocio. En algunos casos, estas empresas transnacionales implican un
movimiento continuo entre los dos países, pero no siempre es así. Muchas
veces se delenga la administración del negocio en uno de los dos países a un
miembro de la familia y en el caso de las firmas más grandes, se confía
generalmente el negocio a un administrador profesional.

El negocio transnacional no se limita a las compañías formales bien


establecidas. Hay también un amplio comercio transnacional informal. Un
ejemplo de este tipo de comercio es el caso de la mujer que nosotros
señalamos al principio de este capítulo, que viaja con frecuencia para
abastecer su comercio en la República Dominicana. Hay también personas
que hacen de estos viajes circulares una forma de vida, vendiendo y
comprando productos en la República Dominicana y en Estados Unidos. La
mayoría de nuestros informantes en la República Dominicana declararon
haber conocido una o más personas que realizan este comercio transnacional
informal. De Estados Unidos estos comerciantes llevan artículos de consumo
no duraderos, tales como ropa (nueva y usada), zapatos y joyas. Los
comerciantes venden estos productos en diferentes mercados a lo largo de
toda la República Dominicana.

Los productos que se llevan a Estados Unidos son generalmente artículos de


consumo típico dominicano, como ron, salchichas, dulces dominicanos y aun
medicinas tradicionales y medicinas de marcas locales con las cuales la
gente está familiarizada. De acuerdo con nuestros informantes, la frecuencia
de estos viajes varía
174

C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

entre una y tres veces al mes. La ganancia proviene de la exención de


impuestos aduanales. Es importante conocer que este comercio errante no
es un fenómeno nuevo en la República Dominicana ni en el Caribe. En efecto,
podemos encontrar personas que realizan el mismo tipo de negocio entre la
República Dominicana y las diferentes islas del Caribe. Lo que tiene de
particular nuestro caso es el amplio volumen de comercio y el hecho de que
la mercancía vendida en Estados Unidos se define culturalmente como
productos dominicanos por quienes ayudan a sostener el campo cultural
transnacional dominicano. Lo que caracteriza estas prácticas económicas
transnacionales estrechas e informales es la constante participación personal
y el movimiento regular dentro del espacio transnacional, pero estas
prácticas muestran un bajo grado de institucionalización.

Nuestras entrevistas revelan la existencia de un considerable segmento de


empresas transnacionales en sentido estrecho, las cuales concuerdan con la
investigación de Portes y Guarnizo (1991). Sin embargo, no hay datos sobre
la importancia y extensión de este sector. No conocemos la contribución de
este tipo de inversión al producto interno bruto dominicano o a la creación de
empleos. Tampoco conocemos cómo están involucrados en inversiones
transnacionales muchos de los hombres de empresas dominicanos que
residen en Estados Unidos. Muchos de los negocios dominicanos que
encontramos tanto en Nueva York como en Providence son pequeños
negocios en el sector de los servicios: bodegas, restaurantes, boutiques,
salones, tiendas de repuestos de vehículos, agencias de remesas y agencias
de servicio de declaración de impuestos. Muchos de nuestros informantes
afirmaron que, además de las agencias de remesas y mudanzas, algunos
hombres de negocios dominicanos que participan en empresas
transnacionales del tipo arriba descrito bien podrían estar involucrados en
prácticas económicas transnacionales amplias.

El transnacionalismo económico amplio

Las transacciones económicas amplias son más o menos frecuentes, pero no


implican un movimiento regular o constante de vínculos
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO 175

entre los dos países. Quizás el caso más distintivo es el de las remesas que
los inmigrantes envían al país de origen. Esto se ha convertido en la segunda
fuente de divisas para la República Dominicana y en una fuente de ingreso
necesaria para una gran cantidad de personas en ese país (Itzigsohn, 1995).

Las palabras del cónsul dominicano en Nueva York, en la celebración del día
de la independencia dominicana en Providence señalan la importancia de las
remesas en la estructura del campo transnacional dominicano. El cónsul
Bienvenido Pérez sostuvo que los inmigrantes dominicanos bien podrían no
considerarse dominicanos ausentes como se les llama comúnmente, sino
más bien dominicanos en el exterior, porque, según el cónsul, los
dominicanos en el exterior están siempre presentes por medio de las
remesas que envían y que son indispensables para la sobrevivencia
económica del país.

Otra forma de transnacionalidad económica amplia es la cantidad de maletas


llenas de mercancías que caracterizan los viajes de los dominicanos al país
natal. Esto lo hacen prácticamente todos los dominicanos que viajan y de
acuerdo con nuestras entrevistas, la mayoría de los dominicanos en Estados
Unidos viajan regularmente a la isla. Las mercancías, sin embargo, tienen
diferentes propósitos. Algunas veces consisten en regalos para la familia,
otras veces son para que la familia las venda y se ayude económicamente,
mientras que en otras ocasiones, son vendidas para ayudar a financiar el
viaje y hasta para sacarle un cierto beneficio.

EL TRANSNACIONALISMO POLÍTICO

El transnacionalismo político en sentido estrecho

El transnacionalismo político estrecho lo vemos en la adhesión y en el


activismo en los partidos políticos que tienen sucursales en las ciudades
estadounidenses donde hay una presencia dominicana. Las organizaciones
políticas más visibles son los tres grandes Partidos dominicanos: el oficialista
Partido de la Liberación Do-

I
176

C. DORE, J. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

minicana (PLD), el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el mayor


partido de oposición y el partido del presidente anterior, Joaquín Balaguer,
Partido Reformista Social Cristiano (PRSC). Los primeros dos partidos tienen
oficinas en Nueva York y en Providence. La presencia del PRSC, sin embargo,
ha disminuido después de su salida del gobierno, hasta el punto que no
hemos encontrado ninguna oficina de este partido ni en Nueva York ni en
Providence.

Las principales actividades de estos partidos son las reuniones para recaudar
fondos. En efecto, los dominicanos en Estados Unidos son una fuente
importante de financiamiento de estos partidos. Durante los periodos
electorales, se incrementan las actividades y se realiza un gran numero de
reuniones proselitistas. Los dos principales candidatos en las elecciones de
1996, el actual presidente Leonel Fernández y el candidato del PRD, el
fallecido José Francisco Peña Gómez, realizaron campañas en Nueva York y
en Providence para buscar apoyo político y participar en la recaudación de
fondos. Graham (1997) calcula que entre lOy 15 por ciento de los fondos
para las campañas de estos partidos provienen de Estados Unidos. Nuestros
informantes no suministran un porcentaje específico, pero insisten en que la
comunidad dominicana en Estados Unidos es una importante fuente de
recursos.

Los políticos dominicanos afirman que los emigrantes dominicanos influyen


sobre las decisiones electorales de los dominicanos en la isla. Un prominente
político que nos concedió una entrevista manifestó que esto se debe a que
mucha gente en la República Dominicana cree que los dominicanos
residentes en Estados Unidos están mejor informados que ellos. De acuerdo
con esta información, cuando un dominicano que reside en Estados Unidos
regresa a su país, dispone de dinero para invitar a la gente a comer y a
beber, y cuando expresa sus opiniones políticas, éstas tienen mucho peso.
Este mismo político agrega que el hecho de que muchas personas en el país
dependan de las remesas también da mucho peso a las opiniones políticas
de los emigrantes. Esta influencia política, real o supuesta, amplía el campo
transnacional de la competencia política. Los partidos compiten por fondos y
apoyo tanto en Nueva York y en Nueva Inglaterra como en Santo Domingo y
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO 1 77

Santiago. Esta competencia podría ciertamente incrementarse si el debate


actual sobre el derecho al voto para los dominicanos en el exterior conduce a
un favorable cambio constitucional.

La presencia de la comunidad dominicana en el poder legislai tivo de la


República Dominicana es quizás el ejemplo más claro ’i de transnacionalismo
político estrecho. El PLD decidió incluir un I miembro de su comité de Nueva
York en la lista de candidatos al i Congreso por primera vez en las elecciones
de 1996. Este candidato, sin embargo, tuvo que ser incluido en la lista de
candidatos por Santiago, su ciudad natal, ya que no hay ningún mecanismo
institucional para elegir representantes en el extranjero. Este miembro del
Congreso nos comentó que espera que esta representación se incremente en
el futuro y que cuando se produzca este aumento será más fácil impulsar la
solución de las necesidades de la comunidad dominicana.

Además, el actual presidente, Leonel Fernández, se crió en la ciudad de


Nueva York y tiene estrechas relaciones con la sección del PLD en esa
ciudad. Después de su victoria, muchos miembros del PLD en Estados Unidos
han sido recompensados con posiciones en la administración pública en la
República Dominicana. También por primera vez, el cónsul de la ciudad de
Nueva York y sus principales asistentes son miembros de la comunidad
dominicana en Nueva York, en lugar de personas enviadas desde la
República Dominicana. Nuestras entrevistas y observaciones revelan que el
consulado dominicano en Nueva York actualmente es más receptivo a las
necesidades de la comunidad que en el pasado y su administración es mucho
más transparente. Todo esto ha incrementado la participación y el peso de
los emigrantes en la política dominicana y en la administración pública.

Estos casos de transnacionalidad estrecha se basan en un alto nivel de


institucionalización y en una constante participación en actividades
transnacionales. Algunas veces, esto implica un movimiento constante entre
los dos países, pero éste no es siempre el caso. Por ejemplo, los emigrantes
pueden ser miembros de un partido político, dedicar una gran cantidad de
tiempo, esfuerzo Y dinero en estas actividades y no viajar con regularidad a
la
178 C. DORE, (. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

República Dominicana. Aun en este caso, ellos participan en actividades


transnacionales.

El transnacionalismo político amplio ;

Una de las expresiones más elocuentes del transnacionalismo ] político


amplio es el interés de los emigrantes en las contiendas ¡ electorales.
Durante las elecciones, los dominicanos, que de otra manera no participarían
en la escena política dominicana, se con- •] vierten en apasionados
partidarios u opositores de ciertos candida- ! tos. Las esquinas de la
avenida San Nicolás y las de Broadway, en el alto Manhattan, son escenarios
de acaloradas discusiones políticas y de caravanas de carros organizadas por
los diferentes partidos políticos que forman tapones en las principales calles
de los barrios dominicanos en esta ciudad. j

Sin embargo, el campo político transnacional amplio de los i dominicanos es


más rico e interesante que la participación poli- I tica ocasional. En 1994, el
Estado dominicano concedió el derecho a la doble nacionalidad a los
dominicanos en el extranjero y con este acto, extendió la envergadura del
campo político transnacional dominicano. Este acto fue, en parte, resultado
de las presiones de los dominicanos en Estados Unidos, que no se habían
decidido a naturalizarse porque esto implicaba perder la nacionalidad
dominicana. Pero la decisión de extender la doble ciudadanía fue también
resultado de la decisión de los políticos dominicanos conscientes de la
dependencia del país, del bienestar de los dominicanos en el exterior y de su
capacidad de enviar remesas. Esta naturalización condujo a los partidos
políticos a impulsar a los dominicanos a naturalizarse y a participar en los
procesos políticos en Estados Unidos.

En los últimos años, un gran número de dominicanos se ha naturalizado y la


participación política de éstos en la política estadounidense se ha
incrementado de hecho. A pesar de la reacción de la actual política
antiinmigración del gobierno de Estados Unidos, el reconocimiento de la
doble ciudadanía por parte del gobierno dominicano ciertamente ha
beneficiado a esta comuni-

I
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO 179

dad. Este incremento en la participación ha producido sus resultados. En


1992, fue elegido el primer regidor dominicano de la ciudad de NuevaYork y
en 1996 Adriano Medina fue el primer dominicano elegido como
representante del estado. En Providence, un candidato dominicano perdió las
elecciones a la sindicatura por sólo once votos. Los partidos dominicanos
como tales no han tomado parte en estas elecciones, pero muchos de sus
miembros han participado activamente en los esfuerzos por incrementar la
participación política de los dominicanos en Estados Unidos. Si el Estado
dominicano otorga finalmente el derecho al voto a los dominicanos en el
exterior, el campo político transnacional podría expandirse aún más. Según
nuestros informantes, los términos actuales del debate excluyen la
posibilidad de votar en las presidenciales, ya que los políticos dominicanos
no quieren que las elecciones presidenciales se decidan en el extranjero.
Actualmente está en discusión la creación de la representación formal de los
emigrantes, con el establecimiento de un tipo de distritos electorales de
ultramar, que le permitirían a los dominicanos en el exterior votar por sus
representantes en el Congreso dominicano. Si se acepta esta idea, esto
podría plantear un gran número de preguntas interesantes. ¿Cuántos
representantes tendrían los dominicanos en el extranjero? ¿Cómo se
establecerá la división geográfica en ultramar? ¿Nueva York representará a
Nueva Inglaterra o cada región de Estados Unidos tendrá sus propios
representantes? ¿Qué se hará con la expansión de la diaspora dominicana
fuera de Estados Unidos, en países como España, Italia y Venezuela?

EL TRANSNACIONALISMO’CÍVICO-SOCIAL

El transnacionalismo cívico-social estrecho

Muchas actividades transnacionales, que emanan de la base, o


institucionales, que no son solamente económicas o políticas, se incluyen en
esta categoría. La forma más común de organización es la asociación de la
ciudad de origen. Ésta es una asociación crea-
180

C. DORE,). ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

da por gente de ciertas ciudades y regiones que se unen para ayudar a sus
ciudades o comunidades. Hay muchas organizaciones de este tipo en la
ciudad de Nueva York, pero son menos frecuentes en Providence, aunque ha
habido algunas en el pasado. La razón más común sobre la ausencia de este
tipo de organización es la falta de una población crítica en cada lugar
particular.

De igual manera en la República Dominicana hay varias organizaciones de


personas que han vivido en el extranjero (por ejemplo, la Fundación por la
Defensa de los Dominicanos que Viven en ; el Exterior). Además de
funcionar como espacios de socialización, : tienen una misión que abarca
el mejoramiento de la imagen local j de los dominicanos que viven en el
extranjero (en particular, cornbatir la imagen que asocia a los dominicanos
en el exterior con el comercio de la droga y con la prostitución) y la tarea de
asistir a los emigrantes que regresan al país, particularmente a aquellos que
quieren invertir en la República Dominicana. Esto es, los objetivos van desde
la cultura hasta la economía. En resumen, estas organizaciones buscan
satisfacer las necesidades específicas de los dominicanos que regresan al
país, ya transformados por su experiencia en el extranjero.

Una iniciativa similar de institución transnacional es el programa de grado en


educación bilingüe. Este programa, organizado por la Universidad Autónoma
de Santo Domingo en las ciudades de Nueva York y Providence, está
destinado a la población latinoamericana y conduce a un grado de maestría.
Los profesores dominicanos van a Estados Unidos y enseñan por dos o tres
meses; de igual manera, los estudiantes que siguen este programa toman
clases durante un cierto periodo en el campus de la UASD, en Santo
Domingo. Este diploma es reconocido en Estados Unidos y facilita la entrada
al ámbito de la educación. Este programa se ha estado desarrollando en la
ciudad de Nueva York por varios años; está abierto a toda la población
latinoamericana y tiene mucha demanda. Funciona también en la ciudad de
Providence y genera muy buenas expectativas.

Como en el caso de la transnacionalidad política estrecha, la


transnacionalidad cívico-social estrecha se basa en instituciones,
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

181

la fundación de asociaciones y organizaciones y en la participación constante


en problemas que conciernen a los dos países. El movimiento continuo entre
los dos lugares es menos común.

Transnacionalismo cívico-social amplio

Como transnacionalismo cívico amplio se encuentran un gran número de


iniciativas comunitarias en diversas áreas. En ambas ciudades
estadounidenses, hay un gran numero de ligas de deporte dominicanas que
incluyen béisbol, baloncesto, boliche y dominó. Estas ligas con frecuencia
organizan viajes a la República Dominicana donde juegan con equipos de
diferentes ciudades, dependiendo de las relaciones de los organizadores.

Los grupos religiosos dominicanos son también conocidos por nuestros


informantes en ambos países como organizadores de colectas de fondos para
la realización de proyectos particulares, tales como iglesias y escuelas en la
República Dominicana. Esto es muy importante porque muestra que el
cuadro de referencia para muchas actividades excede las fronteras del país.
Por ejemplo, las ligas de béisbol dominicanas en la República Dominicana y
en Estados Unidos siempre están organizando torneos contra otras ligas y
equipos. Algunas veces estas ligas o equipos pertenecen a barrios de
ciudades, como un equipo de Sabana Iglesias que juega en Santiago o un
equipo de Providence que juega en Nueva York. También se organizan
torneos contra equipos de otros países.

Sin embargo, hay dos tipos de problemas con estos intercambios


transnacionales. El primero es que el viaje de Santiago a Nueva York es muy
costoso. Este problema se resuelve con la organización de actividades de
recaudación de fondos, tales como rifas y bailes. El segundo problema es que
todavía existen las fronteras políticas y los oficiales de inmigración. Este
problema es muy complicado de tratar. Los dominicanos están entre los
grupos más numerosos en Estados Unidos; por consiguiente, obtener una
visa para Estados Unidos se ha vuelto muy difícil en los últimos años. Uno de
nuestros informantes en Nueva York, que organizó un
182

C. DORE, I. ITZIGSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VAZQUEZ

torneo de baloncesto con un equipo de jóvenes de su ciudad, nos contó que


para obtener las visas de los miembros del equipo tuvo que firmar una
garantía de que ellos tenían que retornar al país. Él logró respetar ese
compromiso y ahora tiene la credibilidad para llevar más equipos. Sin
embargo, si alguno de los miembros del equipo se hubiera quedado en
Estados Unidos, esto lo hubiera descalificado para llevar otros grupos.

EL TRANSNACIONALISMO CULTURAL

Transnacionalismo cultural estrecho

El transnacionalismo cultural se refiere a diversas prácticas e instituciones


que toman parte en la formación de significaciones, identidades y valores.
Éstos son los procesos que definen el cambio del discurso sobre lo que es ser
”dominicano” en la República Dominicana y en el extranjero. Las
experiencias de los dominicanos en Estados Unidos están redefiniendo la
identidad cultural y las prácticas de los dominicanos en general. Así, el
asunto es determinar la amplitud y la manera en que estos cambios se están
operando. Es un rico campo de investigación que actualmente está
recibiendo la atención de varios investigadores (Duany,
1994; Levitt, 1997; Weyland, 1997).

Como parte de los elementos institucionales que mantienen los intercambios


culturales entre los dominicanos se encuentran los medios de comunicación.
La tecnología de la comunicación existente permite el constante vínculo de
los dominicanos del país con los del exterior. El Nacional, uno de los más
importantes tabloides, tiene una edición diaria en Nueva York y puede
encontrarse en las diferentes bodegas. El Siglo, periódico matutino, se
imprime diariamente en Miami, aunque con una distribución más limitada
que El Nacional.

Las personas que tienen servicio de Internet pueden leer diariamente El


Listín, el más viejo y prestigioso de los periódicos dominicanos (que sólo se
vende en las bodegas). De igual manera,
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

183

F
el cable y la radio dan acceso a los programas populares dominicanos y a las
noticias. El acceso a los medios de comunicación dominicanos permite a los
dominicanos de la costa este de Estados Unidos mantenerse informados y en
contacto permanente con lo que pasa en la República Dominicana. A su vez,
este contacto ininterrumpido contribuye al fortalecimiento de la identidad
dominicana, así como al sentimiento de formar parte de la imaginada
comunidad nacional.

Una importante institución involucrada en la reelaboración del discurso


cultural es el Centro de Estudios Dominicanos en CUNY’S City College, que
fue organizado por estudiosos dominicanos que se criaron y fueron educados
en universidades estadounidenses. Este centro persigue articular la voz de
los dominicanos de la diaspora, alejándolos de los objetivos de otros
discursos y ayudándolos a ser sujetos con su propia voz. Al mismo tiempo,
este centro se ha convertido en una referencia para los intelectuales
dominicanos, que por razones de investigaciones necesitan alojamiento en
Nueva York. Actualmente, el centro ha sido recompensado con un premio de
la Fundación Rockefeller para enviar estudiosos dominicanos a realizar
investigaciones con el tema ”La voz silenciosa en la historia dominicana”.
Este centro también ha entrado en un diálogo sobre la definición de la
identidad dominicana y solicita la contribución de los historiadores
dominicanos que están en capacidad de alterar el discurso intelectual sobre
estos problemas, en particular, el discurso dominicano sobre la raza (Torres-
Saillan, 1998).

En este caso, lo que caracteriza el transnacionalismo cultural estrecho es la


institucionalización y la constante participación en la producción cultural en
la República Dominicana y entre la diaspora. El centro está localizado en
Nueva York y como institución está geográficamente limitada a esta ciudad.
Los académicos, por otra parte, se mueven dentro de un espacio
transnacional y el centro se ha convertido en un lugar de referencia para los
académicos dominicanos. En ese sentido, las investigaciones académicas, el
trabajo intelectual y la producción cultural circulan en un espacio
transnacional.
184 C. DORE, J. ITZ1GSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

Transnacionalismo cultural amplio

Un elemento central en la formación de la identidad dominicana es la música


(Duany, 1994). Muchos de nuestros informantes en Estados Unidos señalan
que escuchar y bailar merengue es uno de los principales componentes de la
identidad dominicana en el extranjero. Ellos aseguran que la segunda
generación de dominicanos, que no ha estado mucho tiempo en la República
Dominicana y que por tanto no necesariamente habla español de manera
fluida, todavía baila merengue. Bailar merengue es un elemento central en la
definición de la identidad dominicana, que diferencia a estos jóvenes de
otros, como los puertorriqueños y los afroamericanos.

Sin embargo, la influencia de la cultura musical es compleja. La ciudad de


Nueva York es un lugar de constante innovación musical y los músicos
dominicanos en esta ciudad han incorporado muchos elementos de hip-hop
en su música y en su fusión de ritmos. Muchos músicos jóvenes dominicanos
en Nueva York están tocando un nuevo género de música llamado
”merenhouse”, que mezcla los ritmos tradicionales del merengue con los del
hip-hop. Este tipo de música y los músicos que la tocan actualmente son los
más populares entre los adolescentes dominicanos tanto en Estados Unidos
como en la República Dominicana. La popularidad de esta música y de los
videoclips que la acompañan tiene también un efecto sobre el tipo de
personas que la acogen. El estilo neoyorkino de vestir, como los pantalones
baggy, las camisetas de baloncesto y cierto tipo de corte de cabello se han
difundido en las calles de la República Dominicana.

Parte de la primera generación y, desde luego, la segunda generación se han


acostumbrado, en cierta manera, al estilo de vida estadounidense. La
estudiante que citamos al principio de este capítulo argumentó que pasa
mucho tiempo explicando a sus amigos en la República Dominicana que se
va a graduar con una especialización en estudios femeninos, algo totalmente
desconocido para ellos. Esta joven agregó que no acepta la manera como los
hombres se relacionan allí con las mujeres. Esto, sin embargo, no niega su
identidad dominicana, pero sí plantea el problema de si la trans-
CARTOGRAFIA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

185

nacionalidad está cambiando las relaciones de género entre los dominicanos


y cómo ocurre esto. Éste es un problema importante que requiere ser
estudiado.

Esta creciente afirmación de los dominicanos en el extranjero y su presencia


cada vez mayor en la economía y la política dominicana están cambiando la
manera como lo perciben los dominicanos de la isla. La imagen más
socorrida es la de los ”dominicanyork”, es decir, los emigrantes que regresan
al país mostrando sus nuevos bienes, que para muchos no han sido
obtenidos legalmente. No obstante, esta imagen está cambiando
lentamente. Uno de los tres principales periódicos del país, el Hoy, ha estado
preocupándose por este problema de imagen. El año pasado este periódico
publicó una serie de 38 artículos sobre los dominicanos en la ciudad de
Nueva York, cada uno de los cuales reseñaba el caso de un dominicano
destacado. Se incluían casos de dominicanos de la segunda generación que
también son reconocidos como miembros destacados de la comunidad, casos
de personas que han alcanzado el éxito por medio de su esfuerzo en el
trabajo y de su capacidad de realización.

Está ocurriendo un fenómeno similar en el campo de la literatura. Los


escritores dominicanos en Estados Unidos están adquiriendo cada vez mayor
reconocimiento transnacional. Estos autores mezclan sus experiencias
dominicanas y estadounidenses en sus escritos. Julia Alvarez (1991, 1994)
escribió acerca de cómo las hermanas García perdieron su acento, pero
también sobre las hermanas Mirabal, las heroínas que combatieron contra la
tiranía de Rafael Trujillo. Otro autor, Junot Díaz (1996), escribió sobre la
experiencia de criarse en ambos países. Estos autores son muy leídos y
reconocidos tanto en Estados Unidos como en la República Dominicana.

Un político dominicano expresó el creciente reconocimiento de la comunidad


transnacional diciendo que ésta es la época de las dos Repúblicas
Dominicanas, una en la isla y otra en el extranjero.2 Según nuestro punto de
vista, ésta es la era de la nación extra-
2 Esta idea fue propuesta por José Ovalle Polanco en una alocución durante la celebración del día de la
independencia dominicana en la ciudad de Providence.
186 C. DORE, J. ITZ1GSOHN, E. HERNÁNDEZ M. Y O. VÁZQUEZ

territorial. Desconocer las fronteras políticas, culturales y económicas de la


nación da nacimiento a la comunidad transnacional.

El campo de la transnacionalidad cultural amplia es extenso pero no


ilimitado. Abarca las prácticas culturales que se refieren a la definición y los
límites de lo que es ser dominicano. Creemos que la definición de las
fronteras y el contenido de lo dominicano se convierten ciertamente en un
fenómeno transnacional.

El regreso a la República Dominicana es todavía un sueño de muchos de los


miembros de la primera generación de migrantes. Para muchos, ésta es la
única manera de disfrutar el resultado de su arduo trabajo en Estados
Unidos. Esto también permite a la persona adquirir un nuevo estatus social,
el cual no puede disfrutar en los Estados Unidos, debido a la discriminación.
Sin embargo, entre los dominicanos en Estados Unidos hay un creciente
sentido de su legitimidad como dominicanos. Como indicó uno de nuestros
informantes: ”nosotros no necesitamos regresar al país, porque tenemos a la
República Dominicana en Washington Heights”. Al mismo tiempo, muchos
aspectos de la cultura dominicana en la República Dominicana están siendo
modelados por la experiencia de los dominicanos en Estados Unidos.

LA DINÁMICA DEL TRANSNACIONALISMO

EN ESTE capítulo presentamos un análisis de la estructura del


transnacionalismo dominicano. Creemos conveniente distinguir entre
prácticas transnacionales en sentido amplio y en sentido estrecho. La suma
de estas prácticas constituye el campo social transnacional. Sin embargo,
hay una pregunta que tiene que ver con la dinámica de este campo
transnacional. ¿Cómo se formó este campo? ¿Tiene este campo un elemento
central? Muchos estudiosos vinculan la aparición del transnacionalismo a la
globalización del capital que caracteriza la presente fase del capitalismo
mundial. Aceptamos este argumento general, pero no nos dice mucho sobre
el proceso de formación de las comunidades transnacionales particulares.3
3 El trabajo de David Kyle (1994) es un ejemplo del tipo de análisis que se necesita en este caso.

CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

187

¿En qué momento de la historia de la migración dominicana podemos


comenzar a hablar acerca de la transnacionalidad dominicana?

En nuestra revisión de la literatura sobre la migración dominicana, notamos


que el estudio de la transnacionalidad comienza en los años noventa.
Ciertamente, los dominicanos empezaron a enviar remesas mucho antes. No
obstante, sólo a partir de la profunda crisis económica que vivió el país
durante los años ochenta se establece la migración de masas y las remesas
se convierten en un elemento central de la economía del país. Los partidos
políticos dominicanos en Estados Unidos existen desde hace ya varias
décadas, pero sólo desde los años noventa, la comunidad dominicana en el
extranjero se convierte en un elemento central de la vida política de la isla.
Hay muchas razones que explican esta ascendencia de los dominicanos en el
extranjero. El gran número y la capacidad económica de los dominicanos en
el exterior incrementa su importancia, en términos de recaudación de fondos
y de apoyo político. Los dominicanos en el extranjero también tomaron
conciencia de su importancia económica y política en la vida de la República
Dominicana y comenzaron a pedir su reconocimiento. Finalmente, la década
de los noventa fue testigo de una verdadera competencia política en la
República Dominicana que estimuló la búsqueda de apoyo en el extranjero.

Las empresas transnacionales en sentido estrecho también pueden


considerarse como el producto del crecimiento de la comunidad dominicana
en el extranjero. Es necesario un cierto grado de acumulación de capital
antes de que la persona realice inversiones en su país de origen. A principio
de los años noventa, cuando Portes y Guarnizo (1991) llevaron a cabo su
estudio, encontraron un gran número de compañías transnacionales.
Nosotros no sabemos cuándo comenzó el comercio transnacional informal a
realizar sus negocios en forma habitual, pero dado que este tipo de comercio
errante no es nuevo en el Caribe, al parecer, en el actual contexto, el
comercio transnacional y las empresas son cada vez más importantes para el
bienestar económico de los dominicanos dentro y fuera del país.
188

C. DORE, I. ITZJGSOHN, E. HERNANDEZ M. Y O. VAZQUEZ

Algunos de los elementos que constituyen la transnacionalidad dominicana


estuvieron presentes desde el comienzo de la migración dominicana hacia
Estados Unidos. Sin embargo, sólo en algún momento durante los ochenta, la
comunidad dominicana en el extranjero ganó un peso económico y político
en la vida de la isla que nos permite hablar de transnacionalidad económica.
En su momento, el lento reconocimiento de este peso por los dominicanos
del interior implicó la extensión de la doble nacionalidad y cambió la
percepción que se tenía de los emigrantes. La consecuencia de esto es la
extensión de la frontera imaginaria de los dominicanos.

CONCLUSIÓN

SUGERIMOS que la mejor forma de comprender la estructura del campo


transnacional dominicano es deteniéndose a analizar las prácticas
transnacionales en sentido amplio y estrecho. Sin embargo, es importante
remarcar que estas prácticas amplias y estrechas son diferencias de grado
más que de categorías. Una persona puede participar en una práctica
transnacional estrecha en un campo y en prácticas de tipo amplio en otro
campo, o bien en prácticas amplias y estrechas en el mismo campo en
diferentes periodos. El punto más importante es que un gran número de
dominicanos, dentro y fuera del país, toma parte en una u otra de estas
prácticas.

¿Acaso hay un elemento central en este campo transnacional, un elemento


sin el cual las fronteras de la nación vendrían a ser como las fronteras del
país? Pensamos que no, al menos no antes de que la República Dominicana
pueda generar trabajo suficiente a su población y una parte de ella dependa
de las remesas de los emigrantes, y de que el sistema simbólico de la
estratificación racial en Estados Unidos cese de excluir a los inmigrantes. Las
remesas y el apoyo político probablemente fueron los motores iniciales en la
construcción del transnacionalismo, pero la construcción cultural de una
nación transnacional y una economía de negocios transnacionales finalmente
se han establecido. Nosotros no sabe-
CARTOGRAFÍA DEL TRANSNACIONALISMO DOMINICANO

189

mos si esta situación se prolongará o no. Lo cierto es que en la actualidad la


relevancia cultural, económica y política del campo social de los dominicanos
se ha vuelto transnacional.

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CAPÍTULO 5
NINA CLICK SCHILLER GEORGES E. FOURON

Los terrenos de la sangre y la nación: los campos


sociales transnacionales haitianos
EN OCASIÓN de una entrevista que concedió en 1996, Helen formuló un
vehemente llamado a la diaspora haitiana a nombre de los que viven en
Haití. Tomó valientemente nuestra grabadora en sus propias manos y dijo:

A los que estén escuchando mi voz, les pido que se concentren y recuerden
el país que dejaron atrás. No son ustedes los que deben unirse a otras
naciones para destruir a sus hermanos y hermanas, para combatirlos,
matarlos, humillarlos y hacer las cosas que a ellos no les agradan. Mi
hermano, mira al que está caído, al que nada tiene, ayúdalo. Ayuda como
puedas al que está enfermo. Saca de tu vida todas las ideas y cosas malas.
Cambia tu corazón y entonces el país encontrará una solución.

Con diecinueve años de edad y viviendo en un hogar vinculado a Estados


Unidos por medio de un flujo de remesas, Helen es parte de la población
siempre creciente de Haití que está conectada por medio de lazos familiares
a personas que emigraron y se establecieron en el extranjero. Sin embargo,
su grito de apelación tiene como base un gran sentido humanitario.
Observen Rue Helen considera a los que ”dejaron atrás” en el ”país” como
hermanos y hermanas” y define como una familia o una nación a quienes
viven en el extranjero, los cuales continúan teniendo Aligaciones con los que
”dejaron atrás”.
[193]
194

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

De hecho, los lazos de obligación familiar estructuran con frecuencia las


vidas de los inmigrantes haitianos en Estados Unidos y forman parte de un
conjunto más amplio de experiencias inmigrantes que une los nexos
familiares con Haití como tierra de origen y nación. Imagínense a Yvette, con
cincuenta años de edad, delgada, canosa, planificando su segundo viaje de
regreso a Haití desde que salió de su hogar hace trece años. Las constantes
demandas de la amplia cadena de parientes y amigos que dejó atrás han
significado que Yvette en raras ocasiones cuente con el dinero suficiente
para visitar Haití. Sin embargo, en Haití dentro de poco va a ocurrir un
acontecimiento que Yvette no quiere perderse: el nacimiento del segundo
hijo de una sobrina. Sin hijos y dedicada toda su vida a mantener a otros
parientes en vez de casarse y tener hijos propios, Yvette fue quien pagó la
escuela de su sobrina Madeline y luego, cuando ésta se casó, le celebró una
boda muy elaborada.

Mientras esperaba el nacimiento del niño, fruto en gran parte de su trabajo,


Yvette preparó una gran canastilla. El bebé tendría todo lo que un niño
necesita según los conceptos vigentes al respecto en Queens, Nueva York.
Las franelas y los mamelucos estaban listos, al igual que el canasto para el
recién nacido, las frazadas, las sábanas, los juegos de cuna y los peluches.
La llamada finalmente llegó, pero la noticia no era la esperada. Durante el
alumbramiento, Madeline había fallecido junto con el bebé. La ayuda de
Yvette era necesaria, no para festejar un nacimiento, sino para hacerse cargo
de un funeral doble. Yvette llegó, y junto con su hermano William que vive en
Boston, organizó, atendió y pagó por el doble funeral.

Sin embargo, el hecho de que Yvette esté inmersa en una amplia red familiar
transnacional que une varias localidades en Haití, Nueva Yorky Montreal en
un solo espacio social proporciona, algunas veces, mucha alegría a Yvette.
Un año después del funeral, se encontraba sentada en Washington, D.C., con
diecinueve parientes y amigos de la familia, algunos de los cuales habían
viajado desde Haití y Canadá para ver a Sandra, la hija de la prima de Yvette,
graduarse de abogada. En el momento en que

LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

195

Sandra recibió su diploma, Yvette, que estaba sentada al lado de Nina y que
por lo general es muy propia y algo tímida con extraños, brincó y gritó
”¡Haití!, ¡Haití!”, para sorpresa de ella misma. La victoria de Sandra, al
conseguir un título de la escuela de derecht) de una prestigiosa universidad
de Estados Unidos, es la de Yvette. Es también la de Haití, que ahora existe
dondequiera que se hayan establecido haitianos. Los continuos lazos
familiares de Yvette la involucran con Haití, de modo tal, que las estrategias
individuales y las decisiones cotidianas se conectan con las amplias fuerzas
políticas que están redefiniendo la teoría y las prácticas del Estado-nación.

La forma en que Helen se dirigió a los inmigrantes haitianos en el extranjero


y la invocación que hizo Yvette de Haití en la graduación de Sandra incluyen
a quienes se encuentran en Haití y a las personas de descendencia haitiana
que están en los Estados Unidos en un proyecto político transnacional común
que concibe a Haití como una nación transnacional. Haití se está convirtiendo
en uno de los países emisores de emigrantes que están redefiniéndose, de
forma tal, que tanto la nación como el Estado sean percibidos como
transnacionales, con una extensión más allá de las fronteras territoriales del
país. Un creciente número de países, incluyendo Colombia, México, Brasil,
República Dominicana, Filipinas, Portugal y Grecia, han estado redefiniendo
sus relaciones con las poblaciones emigrantes y sus descendientes de
manera que confieren participación continua de los emigrantes y sus
descendientes que se establecieron permanentemente en otros lugares,
hayan o no adquirido la ciudadanía de otros países (Feldman-Bianco, 1992;
Basch, Click Schiller y Szanton Blanc,
1994; Santos, 1996; Grahm, 1996; Sánchez, 1997; Smith, 1997; Guarnizo,
1998; Margolis, 1998, en proceso). Al hacer esto, los gobiernos de dichos
estados emisores de emigrantes y sus poblaciones reubicadas, están
desafiando la opinión generalizada de que la población de un Estado reside
dentro de sus límites territoriales y que un Estado representa la población de
una nación que comparte idioma, cultura, identidad nacional así como
residencia dentro de un territorio común (Hobsbawm, 1992). También
196

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

están demostrando que tras la globalización, los estados no están


languideciendo. Por el contrario, están reformando no sólo sus prácticas
institucionales, sino también sus ideologías nacionales, para adaptarse al
rápido movimiento de capital, personas e ideas que acompaña la
reestructuración de las relaciones capitalistas globales (Camileri y Falk,
1992; Sassen, 1996; Panitch, 1997). Mientras se realizan nuevas
investigaciones sobre prácticas e ideologías recién surgidas del Estado-
nación transnacional y sus relaciones con las poblaciones inmigrantes de
Estados Unidos, se está llevando a cabo un estudio mucho más sistemático
(Feldman-Bianco, 1992; Grahm, 1996; Guarnizo y Smith, 1998; Smith, 1998).
La futura agenda de investigación incluye:

. 1. comparaciones históricas de los esfuerzos anteriores del Estado-nación


para ampliar sus dominios más allá de las fronteras territoriales;

2. comparación sistemática de los proyectos para edificar el Estado-nación


transnacional, y

3. análisis del grado en que estos proyectos políticos contemporáneos


reflejan las necesidades y aspiraciones de varios sectores de la población del
Estado emisor y de los emigrantes establecidos.1

En este capítulo analizamos las formas en las cuales individuos como Yvette
y Helen comienzan a identificarse con una tierra nativa transnacional y con
los proyectos políticos de los funcionarios gubernamentales y los políticos.
Aunque nuestras indagaciones se concentran en Haití y las particularidades
históricas de la experiencia haitiana, entendemos que las preguntas
formuladas y los análisis presentados pueden ser aplicados de manera eficaz
al estudio de la construcción global del Estado-nación transnacio-
1 Para la discusión sobre los campos sociales transnacionales de pasadas generaciones de inmigrantes a
Estados Unidos véanse Click Schiller, 1997, 1998 y las narraciones de revisionistas tales como Bodnar, 1985;
Cinel, 1982, 1991; Morawska, 1987, 1989, 1997; Chun, 1990; Portes y Rumbaut, 1996, y Wyman, 1993. Para
la discusión sobre los diferentes intereses de la migración transnacional y la construcción del Estado-nación
transnaciona), véanse Click Schiller, Basch y Szanton Blanc, 1995, y Mahler, 1998.

LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

197

nal. Analizamos cómo las inquietudes individuales de personas como Yvette y


Helen se van conectando con las políticas estatales y la retórica nacionalista
que llega a través de las fronteras nacionales. ¿Por qué Yvette, inmersa en su
trabajo, su iglesia y su familia de Nueva York, se identifica con Haití? Y ¿por
qué ella identifica los triunfos de su familia con Haití? ¿Qué nos dice todo
esto sobre la incorporación del inmigrante en las sociedades emisoras y
receptoras? Y ¿cómo, por qué, y a qué nivel, personas como Helen, que han
vivido toda su vida en Haití, aprenden a verse a sí mismas ligadas a personas
de origen haitiano establecidas en el extranjero, aun cuando éstas se
conviertan en ciudadanos de otros países o hayan nacido en ellos? ¿Qué tan
extendida es la noción de Helen de que estas personas son su familia y su
nación? ¿Existe alguna diferencia en la aceptación del concepto de Haití
como nación transnacional entre los que se encuentran inmersos en las
cadenas transnacionales actuales y los que no tienen esos vínculos
personales? Al responder estas preguntas podemos ver también las
relaciones entre el Estado y la nación de Haití, aunque nos reservamos para
una fecha futura el análisis en’profundidad de este tema.2

Nuestro propósito es tanto describir como analizar. Nos preocupan los


aspectos de los proyectos políticos transnacionales que están surgiendo, no
sólo entre los haitianos, sino también entre una parte significativa de otras
poblaciones de inmigrantes, así como entre los líderes políticos o
funcionarios gubernamentales de muchos estados emisores de emigrantes.
Se están elaborando políticas transnacionales sobre un concepto de
identidad nacional arraigado en conceptos de la sangre y la descendencia.
Estos conceptos fomentan el racismo y el chauvinismo nacional al
2La palabra Estado indica un sistema soberano de gobierno dentro de un territorio particular. En contraste,
la palabra nación evoca el sentir del pueblo, de una identificación históricamente construida de una
población particular que ha llegado a utilizar marcas comunes de idioma, cultura o historia para distinguirse
de otros grupos nacionales. Hablar de un Estado-nación implica que las personas se identifican tanto con su
Estado como con su nación. Los gobiernos en el siglo xx han buscado generalmente legitimidad como los
representantes de la nación, pero la construcción Estado-nación en todas partes está en proceso (Gellner,
1983; Connor, 1990). Cuando hablamos de Haití como un Estado-nación nos estamos refiriendo al gobierno
retórico y no a un concepto ampliamente aceptado.
198

NINA CLICK SCHILLER Y GEORCES E. FOURON

revitalizar y popularizar los vínculos entre los conceptos de raza y nación que
excluyen del acceso a la ciudadanía, los derechos y el territorio a aquellos
definidos como racialmente diferentes. Además, en el proyecto transnacional
de estados como Haití, los esfuerzos por construir un Estado-nación
transnacional y retratar a los haitianos que se encuentran en el extranjero
como la esperanza de la nación, desvían la atención de las continuas crisis
económicas y políticas de Haití.

LOS CAMPOS SOCIALES TRANSNACIONALES:

DEFINICIONES Y DATOS

UN CRECIENTE número de expertos ha estado documentando la migración


transnacional.3 El estudio de la migración transnacional es parte de la
tendencia a analizar los procesos transnacionales y la globalización.4 En
vista de que estos términos se usan de manera amplia, pero imprecisa, es
importante especificar cómo los estamos utilizando. Para nosotros, el
término globalización se aplica mejor a los rápidos y desregulados flujos
contemporáneos de capital que reestructuran los patrones de inversión,
producción, despliegue laboral y consumo (Mittleman, 1997, pp. 230-
231). En el curso de esta reestructuración económica se están movilizando
rápidamente por todo el mundo ideas, tecnologías, bienes y servicios de todo
tipo. Estos flujos, por su alcance e impacto, pueden ser considerados
”globales”. En contraste, ciertos movimientos de personas, ideas y objetos
pueden ser mejor definidos como transnacionales en vez de globales (Click
Schiller,
1997; Mato, 1997). Los procesos transnacionales contemporáneos reflejan
globalización, pero tienen un alcance más limitado.

3 Algunos de estos estudios incluyen: Rouse, 1989, 1991, 1992; Charles, 1990a; 1992; Click Schiller y
Fouron, 1990; Nagengast y Kearney, 1990, Kearney, 1991, Boruchoff, 1992; Click Schiller, Basch y Szanton
Blanc, 1992; Ong, 1993; Lessinger, 1995; Goldring, 1996; Noninni y Ong, 1996; Pessar, 1996; Guarnizo,
1996, 1998; Mahler, 1996; Lewitt, 1998; Margolis,
1998; Smith y Guarnizo, 1998.

4 Los procesos culturales transnacionales están siendo estudiados por varios expertos. Véanse, por ejemplo,
Appadurai, 1990, 1993, 1996; Featherstone, 1990; Hannerz, 1992; Canclini, 1995; Lavie y Swedenburg,
1996, y Yaeger, 1996. Para una evaluación del estudio de la migración transnacional para los trabajos sobre
la migración, véase Portes, 1997.

LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

199

Los procesos transnacionales políticos, económicos, sociales y culturales:

1. se extienden más allá de las fronteras de un estado particular, pero son


definidos por las políticas y las prácticas institucionales de un grupo de
estados particular y limitado, y

2. abarcan actores que no son estados.


La migración transnacional define un patrón migratorio en el cual las
personas, aunque se movilizan a través de las fronteras internacionales, se
establecen y forjan relaciones sociales en un nuevo estado, a la vez que
mantienen vínculos sociales dentro del sistema de donde proceden. En la
migración transnacional, las personas viven literalmente sus vidas a través
de las fronteras internacionales. Estas personas se identifican mejor como
”transmigrantes”, es decir que emigran y todavía mantienen o establecen
relaciones familiares, económicas, religiosas, políticas o sociales en el estado
de procedencia, aunque forjan también dichas relaciones en el(los) nuevo(s)
estado(s) donde se establecen (Glick Schiller, Basch y Szanton Blanc, 1992,
p. 1). Estas personas viven dentro de un ”campo social transnacional” que
incluye el estado de donde proceden y donde se establecen (Basch, Glick
Schiller y Szanton Blanc, 1994). Un campo social puede definirse como un
ilimitado terreno de cadenas egocéntricas entrelazadas. Éste es un término
que tiene mayor alcance que el de red, que se aplica mejor a las cadenas de
relaciones sociales específicas de cada persona (Barnes, 1954; Epstein,
1969; Mitchell, 1969; Noble, 1973).

El concepto ”campo social transnacional” nos permite un punto de entrada


conceptual y metodológico para investigar más ampliamente los procesos
sociales, económicos y políticos por medio de los cuales las poblaciones
migrantes se incluyen en más de una sociedad y ante los cuales éstas
reaccionan (Basch, Glick Schiller y Szanton Blanc, 1994). En vista de que
concentra nuestra atención en la interacción humana y las situaciones de
relación social personal, el concepto de campo social facilita un análisis de
200

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

los procesos por los cuales los inmigrantes continúan siendo parte de la vida
diaria de su país de origen, incluyendo sus procesos políticos, mientras se
convierten simultáneamente en parte de la fuerza laboral, contribuyen con
las actividades locales, fungen como miembros de los consejos escolares y
comunitarios y se involucran en la política de Estados Unidos. Este proceso
de incorporación simultánea ha comenzado a ser estudiado por un creciente
número de expertos en la migración internacional a Estados Unidos
(Feldman-Bianco, 1992; Smith, 1994; Lessinger, 1995; Pessar,
1996; Guarnizo y Smith, 1998). Las relaciones sociales, que constituyen la
esencia de los campos sociales transnacionales incluyen las relaciones
igualitarias, desiguales y de explotación que con frecuencia acompañan a los
inmigrantes, a las personas nacidas en el país de origen que nunca
emigraron y a las personas nacidas en el país de establecimiento con
distintos antecedentes étnicos. Para analizar la composición de las redes que
forman los campos sociales transnacionales y las relaciones entre la
composición de estos campos y la continuidad de las conexiones
transnacionales, es necesario realizar algunas investigaciones comparativas.

Para los propósitos de este libro ponemos especial interés en los


transmigrantes y su interconexión con las personas de Haití y en Haití como
gobierno. Nos concentramos en la formación de una identidad haitiana
transnacional a través de la cual las personas se consideran a sí mismas
como parte de Haití, ya sea que se hayan incorporado a Estados Unidos o
que vivan en territorio haitiano. Estas declaraciones de identidad adquieren
forma de acciones y palabras que marcan un compromiso con la
supervivencia de cada día, la prosperidad, la independencia y la reputación
de Haití. Al especificar los compromisos demostrables con Haití de parte de
las personas de origen haitiano que viven en el extranjero, destacamos
nuestra preocupación más por los actos públicos que por los sentimientos
privados. Dichos compromisos incluyen: dar seguimiento a los
acontecimientos políticos de Haití a través de los medios de comunicación,
defender a Haití en conversaciones con compañeros de trabajo y amigos,
participar en las actividades organizadas con el propósito de conseguir
recursos

ni^p-
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN 201

para el desarrollo de Haití o en las campañas de los candidatos a cargos


públicos de Haití. Estos compromisos difieren de la identificación pública con
una herencia cultural haitiana que se ha convertido en parte de una ”América
multicultural”. Una forma de identificación multicultural que hemos llamado
”étnica” ha sido fomentada por los líderes políticos y los educadores de
Estados Unidos (Click Schiller, 1975; Click Schiller y Fouron, 1990) al retratar
a los inmigrantes como con ”raíces” en otras tierras pero ahora totalmente
”estadounidenses”. Dependiendo del contexto, promover una identidad
haitiana pegando calcomanías, banderines y botones a los automóviles,
puede ser señal de formas de identificación diferentes y a veces
superpuestas. Por ejemplo, mostrar una bandera haitiana puede ser una
indicación de orgullo étnico o una demostración del nacionalismo tradicional
haitiano que concibe a Haití como atado territorialmente, o un emergente
punto de vista transnacional de Haití.

Los datos para este ensayo provienen de una investigación que se está
llevando a cabo actualmente acerca de la inmigración haitiana a Nueva York
y las políticas relacionadas con la identidad haitiana que comenzó en 1969 y
continuó a través de tres décadas de observación participativa. Nuestro
interés en las identidades y pertenencias de los inmigrantes, fue definido por
el punto de vista de Georges como transmigrante haitiano de primera
generación y la perspectiva de Nina como nieta de un inmigrante ruso judío
que mantuvo sus lazos familiares transnacionales durante casi sesenta años.
Tomamos como base las encuestas y entrevistas en profundidad realizadas
en Nueva York en 1985-1986 y 1996-1997, y en Haití en 1989, 1991, 1995 y
1996. En Haití entrevistamos a personas de la capital, Puerto Príncipe, y de
Aux Cayes, un importante pueblo regional. En las últimas dos décadas,
ambas localidades han experimentado grandes migraciones desde las áreas
rurales.5 La mayoría de las citas y estadísticas utilizadas en este artículo se
obtuvieron de 109 personas entrevistadas en 1996, utilizando una muestra
bola de nieve en la que se incluían perso-
5Aux Cayes es el pueblo de origen de Georges.
202

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

ñas con diferentes antecedentes de clase. El 32 por ciento de la muestra no


había viajado, pero había recibido el apoyo de sus familiares que estaban en
el extranjero o mantenían comunicación constante con ellos, 30 por ciento no
había salido del país ni había recibido apoyo de sus familiares en el
extranjero o mantenía comunicación con ellos y 33 por ciento había
regresado después de vivir fuera y continuaba manteniendo algún tipo de
relación con el extranjero. La muestra incluyó a 71 hombres y 38 mujeres
con edades entre 14 y 78 años.

1 LAS IDENTIDADES HAITIANAS DENTRO

DE UN CAMPO SOCIAL TRANSNACIONAL

A PARTIR de los años sesenta, un significativo número de haitianos se ha


establecido en Estados Unidos, Canadá, Francia y las Bahamas. Alrededor de
1.5 millones de personas procedentes de Haití o de descendencia haitiana
vive fuera del país, mientras que Haití cuenta con una población de
aproximadamente 7’200,000 habitantes (Jean-Pierre, 1994, p. 56; Economist
Intelligence Unit,
1997, p. 41). Sin embargo, el establecimiento en Estados Unidos ha sido en
gran medida el más significativo, tanto numérica como políticamente.6
Desde 1959 hasta 1993, unos 302,458 haitianos ingresaron a Estados Unidos
con visas de residencia permanente y 1,381,240 haitianos llegaron con visas
de no inmigrantes, la mayoría de ellos con visas de turista (Servicio de
Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, 1996). Hasta los años
noventa, un gran número de los inmigrantes que llegaron con visa de turista
pudo regularizar su situación y conseguir residencia permanente. Asimismo,
entre 1971 y 1981, más de 60,000 haitianos llegaron al sur de la Florida en
pequeñas embarcaciones de madera y con el tiempo muchos de ellos
consiguieron regularizar su residencia.
’Aunque en nuestras entrevistas en Haití en 1996 preguntamos acerca de conexiones con los haitianos en el
extranjero, la mayoría de nuestros informantes se refirieron a los haitianos establecidos en Estados Unidos,
aunque sus cadenas personales se hubieran extendido a otros países.
i
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

203

Los principales asentamientos de haitianos en Estados Unidos están ubicados


en el sur de la Florida y el área metropolitana de Nueva York. El
asentamiento inicial estuvo ubicado en la ciudad de Nueva York y 30 por
ciento de los que llegaron legalmente en
1994 continuaron estableciéndose allí (Servicio de Inmigración y
Naturalización de Estados Unidos, 1996, p. 65).7 En 1990, 34 por ciento de la
población trabajaba en ocupaciones de servicios, 21 por ciento como obreros
fabriles, 21 por ciento como oficinistas y técnicos, 9 por ciento como
profesionales, 5 por ciento como administradores y 3 por ciento como
obreros rurales. Aunque el ingreso individual ha sido relativamente bajo, el
ingreso familiar promedio llegó a 32,161 dólares en 1989, ya que la mayoría
de los inmigrantes vive en hogares donde hay dos o más adultos que
trabajan (Censo de Estados Unidos de 1990, pp. 235, 299).8

Aunque los inmigrantes haitianos relacionan con frecuencia los inicios de su


migración masiva a Estados Unidos con la llegada a Nueva York de los
exiliados políticos de la clase alta haitiana que salieron cuando Francois
Duvalier llegó al poder en 1957, las estadísticas migratorias iniciadas en los
años cincuenta documentan una migración de diferentes clases, de ambos
sexos. La migración se aceleró no sólo por la represión contra todos los
disidentes políticos, sino también por los cambios económicos globales que
estimularon primero la migración del campo a la ciudad y luego la migración
internacional, en varios países alrededor del mundo, incluyendo Haití.
Ocupando la tercera parte occidental de la Española, casi 70 por ciento de
los haitianos todavía vive en el campo, aunque la integración de Haití a la
economía mundial significó que éste sea un país importador tanto de
alimentos como de bienes manufacturados (Banco Mundial, 1996, p. 147;
Grupo de Datos del Desarrollo, 1996, p. 228).
7A1 sur de Miami, Florida, hay una gran concentración de haitianos ampliamente conocida como ”pequeño
Haití”. En el área metropolitana de Nueva York, una región de tres estados que incluye partes de los estados
de Connecticut, Nueva Jersey y Nueva York, el asentamiento haitiano de mayor densidad es en la ciudad de
Nueva York. Existen grandes asentamientos de haitianos en Boston, Orlando y Wasthington, D.C. Sin
embargo, los inmigrantes haitianos están en disposición de establecerse donde consigan empleo, incluyendo
ciudades como California e Illinois.

«El ingreso promedio de un hogar era de 25,254 dólares (Censo de Estados Unidos de
1990, p. 299).
204

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

Desde el principio mismo de la migración, un gran número de inmigrantes


haitianos ha vivido a través de las fronteras, tomando decisiones sobre
gastos y consumo, crianza de los niños, empleos, y relaciones
interpersonales dentro de una red de familiares y amigos que incluye a
personas en Haití, Canadá y Estados Unidos (Laguerre, 1984, 1994; Stepick,
1998). Independientemente de que hubieran regresado a Haití o no, su
interacción con personas de ese país y personas que estuvieron ahí de visita
colocó a los inmigrantes haitianos en campos sociales transnacionales
(Fouron y Click Schiller, 1997; Click Schiller y Fouron, 1998).

La confluencia de muchos factores explica las razones por las cuales muchos
inmigrantes haitianos, como Yvette, continúan año tras año manteniendo a
una amplia red de personas en Haití, tanto que en algunas ocasiones se
incluyen parientes casi desconocidos y viejos amigos o vecinos que no son
familiares. En primer lugar, está la inseguridad económica de la vida diaria
en Estados Unidos. Este país ahora firmemente incluido dentro de la
economía global estructurada, aun cuando hay poco desempleo, ya no ofrece
seguridad de empleo para la mayoría de las personas. Yvette tiene miedo de
disminuir su producción. Ella piensa que si su puesto como empleada de
correos es eliminado por alguna forma de reorganización corporativa, es
poco probable que encuentre otro trabajo decente. El mantenimiento de
lazos con Haití le permite a Yvette y a muchos otros inmigrantes haitianos
proteger su futuro económico en Estados Unidos. Al invertir sus ingresos en
propiedades, negocios y relaciones sociales en Haití, los inmigrantes forjan
otras posibilidades económicas en su país de origen, donde los dólares
estadounidenses tienen un poder adquisitivo significativo.

El envío de remesas es también una protección en contra de una vejez


solitaria o incapacitada en Estados Unidos. Yvette tiene planes de retirarse a
Haití. Éste es un lugar al que ella puede regresar y vivir cuando envejezca,
en una tierra donde a los mayores todavía se les muestra cierto respeto y
están bajo el cuidado de la familia. Si ella se convierte en ciudadana
estadounidense, puede regresar a Haití con un ingreso fijo y beneficios
sociales y
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN 205

ser una persona de cierta solidez económica. Esto contrasta con la cultura
estadounidense, en la cual los ancianos son considerados como una ”carga”
tanto por los servicios sociales como por los miembros de la familia (Doty,
1986).

La inseguridad de vida en Estados Unidos no es la única razón por la cual


inmigrantes como Yvette envían remesas. Existen también las dinámicas de
la posición social (Goldring, 1998). Tal vez ella esté viviendo en el sótano de
una prima en Queens debido a sus constantes compromisos para enviar
remesas a Haití, pero las obligaciones familiares transnacionales tienen sus
recompensas. Es posible que en Estados Unidos Yvette sólo sea otra vieja
negra, pero en Haití sí es alguien. Quizás en Estados Unidos sus ingresos no
tengan importancia social, aunque los guarde o los gaste en bienes de
consumo; sin embargo, para la amplia red de personas que ha estado
manteniendo en Haití, Yvette es una persona importante. En sus dos viajes a
Haití fue tratada como una dig-

nataria.

Sin embargo, nada de esto explica por qué Yvette, inmersa en su empleo, su
iglesia y su familia de Nueva York, se identifica con Haití y por qué identifica
los triunfos de su familia con Haití, conectando sus redes personales a
procesos políticos más amplios. Yvette no alude a ninguno de los factores
antes mencionados para explicar su continua identificación con Haití. Para
comprender las formas y los medios por los cuales las redes personales
haitianas se relacionan con identidades nacionales más amplias, que se
extienden a niveles transnacionales, debemos analizar los campos sociales
transnacionales haitianos donde se forjan las conexiones entre lo personal y
lo político.

La continua identificación de Yvette con Haití está cimentada en parte por un


orgullo de Haití como primera república negra y como la nación que en 1804
logró su independencia por medio de una rebelión de esclavos contra el
colonialismo francés.9 Durante casi doscientos años, el estado haitiano,
aunque no
9E1 conocimiento de la historia haitiana y la identificación con esta nación, especialmente de los héroes de
la revolución, es amplio en Haití, a pesar de que más del 50 por ciento de la población es analfabeta
(Trouillot, 1990; Grupo de Datos de Desarrollo,
1996, p. 225).
206

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

contaba con la confianza de la mayoría, había popularizado los símbolos


nacionales de forma tal que permitía a las personas de todas las clases de
Haití identificarse con la nación haitiana, pero no necesariamente con el
Estado (Trouillot, 1990). La diseminación del simbolismo nacional se convirtió
en una actividad central del Estado bajo la dictadura de Duvalier, que duró
desde 1957 hasta 1986. La mayoría de los inmigrantes haitianos comparten
un conocimiento de la historia haitiana y una identificación personal con ella.
Mientras los teóricos del nacionalismo (Connor,
1978) y los expertos de Haití (Touillot, 1990; Averill, 1997) advirtieron que no
se puede tomar la identificación con una nación para suponer lealtad o afecto
por un Estado, nosotros encontramos una situación más compleja. La amplia
diseminación del discurso histórico haitiano dejó a muchos haitianos con
gran expectativa hacia su Estado, aunque con desconfianza y temor de su
gobierno.10

Por otra parte, mientras la mitología histórica y los rituales de independencia


fueron compartidos por todas las clases sociales de Haití y fueron ligados a
un orgullo en la nación, estos procesos de construcción del Estado-nación no
necesariamente vincularon a los haitianos unos con otros. Las divisiones de
clase en Haití han sido muy profundas a lo largo de su historia y han estado
marcadas por el color y el idioma. La clase dominante, aunque incluía
familias negras prominentes, fue identificada como de mulatos y de habla
francesa, mientras los pobres fueron retratados como negros y de habla
creóle.

LA EXPERIENCIA DE SER HAITIANO EN ESTADOS UNIDOS

EN CONSECUENCIA, los haitianos llegan con frecuencia a Estados Unidos


separados por divisiones de clase fuertes y antagónicas, pero también con
una clara noción de Haití como nación. A di-
”’Véanse Trouillot, 1990; Nicholls, 1996; Fouron y Click Schiller, 1997; Click Schiller y Fouron, 1998, y
Fouron, 1998, para discusiones posteriores sobre clase, color y relaciones entre el Estado y la nación en
Haití. En una versión expandida de este artículo, disponible a solicitud, y en nuestro próximo libro, trazamos
las relaciones entre familia y nación.

LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

207

ferencia de muchos inmigrantes procedentes de la Europa rural o de otras


áreas rurales del mundo que llegaron a Estados Unidos entre 1840 y 1915 sin
una identidad nacional (Connor, 1990), los haitianos llegan hoy con su propia
identidad nacional.” Sin embargo, una vez en Estados Unidos, los haitianos
descubren que, independientemente de su identidad subjetiva o el color de
su piel, ellos son negros y en Estados Unidos ser negro significa ser
identificado como afroamericano (Bryce-Laporte, 1972; Fouron,
1983; Charles, 1990a, 1990b). A su llegada, los inmigrantes haitianos
aprenden también o llegan ya sabiendo, por sus vínculos personales y los
medios estadounidenses disponibles en Haití, que los afroamericanos han
sido colocados en el nivel social más bajo de Estados Unidos, y en
comparación con ellos, otros miembros de la sociedad miden su propia
posición social (Baldwin, 1971; Omi y Winant, 1986; Roediger, 1991;
Delgado, 1995).

En las primeras dos décadas de inmigración masiva, los haitianos de todos


los orígenes tendían a contrarrestar la posición social y el conjunto de
estereotipos relacionados con la negritud en Estados Unidos, identificándose
a sí mismos como ”franceses”. Sin embargo, en vista de las divisiones de
clase existentes en Haití y a pesar de la historia de la construcción de la
nación que hemos rastreado, al principio los inmigrantes haitianos no se
veían a sí mismos como una comunidad, ni adoptaban de inmediato una
identidad pública como haitianos.

En cambio, en el área metropolitana de Nueva York, donde se establecieron


en grandes cantidades en los años sesenta y setenta, los haitianos
encontraron una cultura cívica que fomentaba la identificación de la
comunidad tanto racial como étnica. Con el estímulo de varias instituciones,
las iglesias católica y protestante, el Partido Demócrata, instituciones
filantrópicas como la Fundación Ford y el Consejo de Educación de Nueva
York, los aspirantes a líderes políticos procedentes de la clase media negra
haitiana convirtieron a los haitianos en una ”comunidad” étnica diferente
dentro de Estados Unidos (Click Schiller, 1975, 1977;
1’ Las personas procedentes de pueblos y pequeñas ciudades de Haití también tienen identidades más
localizadas y asociaciones de pueblo, conocidas como ”asociaciones regiona!es”, que han florecido en
Estados Unidos y Canadá desde los años ochenta.
208

NINA GLIC1C SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

Click Schiller et al., 1987a, 1987b). Los líderes emergentes de la


”comunidad” adoptaron el vocabulario del pluralismo cultural, el cual
estimulaba a los inmigrantes haitianos a encontrar su lugar dentro del
”mosaico étnico de Estados Unidos” y a contribuir con la riqueza cultural
estadounidense. En este discurso de la identidad, Haití se convirtió en un
lugar donde encontrar raíces culturales pero no una identificación política
real y duradera (Glick Schiller y Fouron, 1990).

En la vida diaria, los inmigrantes haitianos realmente adoptan muchas


identidades. En entrevistas realizadas con líderes haitianos en 1987, se
reveló el mismo patrón que observamos entre los participantes de las
actividades religiosas, filantrópicas, atléticas, culturales, económicas o
sociales consideradas como ”haitianas”. Las personas tenían más de una
identidad pública: negro, cristiano, nacionalista haitiano, haitiano étnico,
masónico, francés, africano o afroamericano, que pueden estar superpuestas
sin ser contradictorias. Al mismo tiempo, aun cuando había la posibilidad de
que el régimen de Duvalier reprimiera los vínculos con Haití, la mayoría de
las organizaciones realizaban actividades en Haití o consideraban que sus
actividades en Estados Unidos contribuían con el futuro de Haití. Nuestra
interacción durante largos periodos, con personas que nunca habían
participado en actividades ”haitianas” organizadas, reveló un patrón similar
de identificación múltiple combinado con cadenas personales transnacionales
que se extendían hasta Haití. Al mismo tiempo, los inmigrantes haitianos de
Nueva York estaban cada vez más conscientes de que podían diferenciarse
públicamente de los afroamericanos si afirmaban que pertenecían a una
comunidad haitiana étnica diferente.

Desde su llegada en 1985, Yvette se identificó como haitiana, como parte de


su vida diaria, en el lugar de trabajo, en misas y servicios religiosos católicos
y en su casa. En consecuencia, su identificación con Haití no sólo refleja su
integración a la cultura haitiana, sino también sus experiencias con las
estructuras políticas y el entendimiento cultural que son parte de la
experiencia cotidiana de vivir en Nueva York. Sus compañeros de trabajo le
muestran
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN 209

artículos sobre Haití y noticias de los diarios que narran acontecimientos


ocurridos en Haití, los cuales reflejan lo que les ocurre a los haitianos en
Nueva York. Ella asiste a una iglesia católica que celebra misa en creóle y
donde los sacerdotes y los boletines y anuncios parroquiales se refieren
constantemente a la ”comunidad haitiana”. Se identifica como haitiana en
las clases de inglés que está tomando para optar por la ciudadanía y poder
conseguir más rápidamente otro trabajo en caso de tener que enfrentarse a
reducciones de personal en su trabajo. Mientras cocina para los primos con
los que vive en Queens, escucha programas haitianos por radio y televisión.
Se entera de los ataques en contra de ”la comunidad haitiana”, como la falsa
creencia de que los haitianos son portadores del virus del sida y la violencia
policiaca, y participa en movilizaciones comunitarias contra ese tipo de
violencia. Los medios de comunicación y la iglesia relacionan a Yvette tanto
con una identidad étnica haitiana en Estados Unidos como con la retórica
económica y política de Haití. Éstos le ofrecen consejos sobre cómo
adaptarse a la vida de Estados Unidos y crear un marco de trabajo dentro del
cual participar en las discusiones relacionadas con los acontecimientos
recientes de Haití.12

Sin embargo, es importante poner énfasis en las experiencias en Estados


Unidos que impulsan a los inmigrantes como Georges a sintonizar las
estaciones de radio haitianas a pesar de conocer bien el inglés. Los
inmigrantes procedentes de Haití recibían mensajes de la sociedad
estadounidense que podía incluirlos en un país multicultural, pero que al
mismo tiempo todavía los excluía racialmente del ambiente blanco
estadounidense. Como señalamos, Yvette ahora está trabajando para
mejorar su inglés y conseguir la ciudadanía. Sin embargo, ¿qué tan
naturalizada puede ella sentirse en una tierra donde su solicitud de
convertirse en estadounidense está modificada por las palabras ”negra” o
”africana”, que en Estados Unidos la colocan en una posición social inferior?
l2Este mensaje con frecuencia fue comunicado en creóle, el idioma hablado en situaciones familiares por
casi todos los haitianos, pero hasta el inicio de los programas de radio y televisión haitianos en Nueva York,
un idioma raramente usado en espacios públicos por personas educadas.
210

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

Georges, a pesar de ser ciudadano estadounidense y profesor universitario, a


menudo es detenido por la policía cuando conduce su automóvil por el
suburbio blanco donde está ubicada su universidad. Tanto Yvette como
Georges saben que en Haití, la palabra que designa a todos los seres
humanos es negro.13 La seguridad que Yvette busca en Haití se extiende
desde las cadenas personales hasta la confianza de pertenecer a una nación
negra, pero orgullosa. Este aspecto de pertenecer a Haití, ”la primera
república negra”, nos ha sido señalado tanto por los inmigrantes de primera
como de segunda generación. En entrevistas realizadas en 1997, un
estudiante universitario de segunda generación le dijo a Georges: ”Haití es
un lugar donde se espera algo de ti, donde eres apreciado, donde no se te
discrimina”. Otro estudiante, nacido también en Estados Unidos, continuó
con el tema: ”Cuando voy a mi país, no hay discriminación, no la siento”. En
esta imagen de Haití, las líneas reales del color y la clase, que son una
realidad diaria para quienes nunca han salido de Haití, se pasan por alto, se
desconocen o se olvidan.14

LAS CAMBIANTES UBICACIONES DE HAITÍ

A PESAR de los lazos personales transnacionales y el continuo interés por la


vida política de Haití, y sin importar el hecho de que muchas personas con el
tiempo planeaban regresar al país, antes de 1986 ni los inmigrantes
haitianos ni las personas que viven en Haití tenían un vocabulario o ideas
políticas sobre la identidad para describir y valorar estas relaciones.15 Las
políticas sobre

---citas
13 Más recientemente, casi todos los inmigrantes de Estados Unidos están experimentando una sensación
de exclusión, no sólo de los sentimientos antiinmigrantes sino también de las leyes. Se están siguiendo
tendencias legislativas que conceden pocos derechos para aquellos que son residentes legales o reclaman
ciudadanía por naturalización y no por nacimiento (DeSipio y De la Garza, 1998, pp. 95-124).

14 La variación de las identidades de los inmigrantes negros de segunda generación registrada por Waters
(1994), con una sección significativa de esta generación que mencionó alguna identidad con su tierra
ancestral, puede entenderse en relación con el campo social transnacional dentro del cual viven muchos
jóvenes nacidos en Estados Unidos.

’3 Músicos como Ti Manno imaginaron a Haití como un espacio político social y político transnacional aun
antes de que los líderes políticos estuviesen dispuestos a concebir los límites del Estado (Click Schiller y
Fourun, 1990).

LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

211

identidad que los inmigrantes haitianos encontraron en Estados Unidos,


construyeron para ellos una etnicidad que tenía como base un país que los
desalentaba y no les reconocía sus continuos lazos con el país de origen. Los
líderes inmigrantes haitianos, los políticos en Haití, los medios de
comunicación haitianos y los inmigrantes haitianos como Yvette no
comprendían que Haití fuera una nación transnacional.16 La mayoría de los
haitianos en Estados Unidos, ya sea que hubieran participado en actividades
haitianas organizadas o se mantuvieran alejados de las organizaciones
formales, tendían a mantener una lealtad con Haití y esperaban regresar
algún día a su país de origen (Fouron, 1983, 1984). Las personas temían que
el hecho de nacionalizarse como estadounidense pudiera interpretarse como
deslealtad hacia Haití; por lo tanto, la mayoría de ellos lo ocultaban hasta a
sus amigos más íntimos. Era posible tener múltiples identidades pero en
general, se creía que uno sólo podía tener una lealtad política y que dicha
lealtad determinaría al final dónde se residiría físicamente. La mayoría de los
haitianos consideraba que no era posible establecerse de manera
permanente en Estados Unidos y seguir comprometido con Haití o
involucrarse al mismo tiempo en la política estadounidense y en la de Haití,
aunque tanto en la vida diaria como en varias actividades de organización,
los inmigrantes haitianos estaban haciendo precisamente eso.

Asimismo, los haitianos no trajeron consigo una tradición migratoria que


valorara estas conexiones. Aunque la migración internacional haitiana se
inició a finales del siglo XIX con la migración a Cuba y República Dominicana,
por lo general eran migraciones laborales temporales y se concebían de esa
forma.17 En vista de que entre los emigrantes posteriores a los años
cincuenta se encontraban

---citas
16 ’En general, los expertos sobre haitianos e inmigrantes haitianos se tardaron también en examinar las
implicaciones de los lazos transnacionales de los inmigrantes haitianos (Woldemikael, 1989; Dupuy, 1990;
Portes y Stepick, 1993). Pero para declaraciones importantes sobre los lazos transnacionales haitianos
véanse Rjchman (1992a, 1992b) y Charles (1990a, 1992). George Anglade, un intelectual haitiano que vivió
en el exilio en Canadá hasta el derrocamiento del régimen de Duvalier, fue el primero en usar el término ”el
décimo departamento”, para la continua incorporación a Haití de los haitianos en el extranjero.

17Desde el tiempo en que Haití era una colonia francesa, la élite mulata que fue a Europa a estudiar
también regresó a Haití a vivir.
212

NINA CLICK SCHILLER Y CEORCES E. FOURON

los opositores políticos al régimen de Duvalier, el gobierno haitiano definió a


los emigrantes como traidores, escoria y enemigos de la nación. Primero
Franqois Duvalier y luego su hijo Jean Claude, quien fue presidente a la
muerte de su padre en 1971, argumentaron que al ”decidir” vivir en el
extranjero, los inmigrantes haitianos se habían convertido en kamoken,
elementos sospechosos y desleales. Peor aún, los haitianos que adoptaron
otras nacionalidades se convirtieron en apatridas, traidores de sus legados
raciales y nacionales. Se reprobaban los contactos organizados con los
haitianos en el extranjero; se rumoraba que los espías del gobierno estaban
presentes en todas las actividades culturales auspiciadas por las
organizaciones haitianas de Nueva York. Por su parte, los activistas haitianos
antiduvalieristas de Estados Unidos sancionaban negativamente las remesas
que los inmigrantes enviaban a sus casas para ayudar a sus familiares,
considerando que estas acciones contribuían a mantener el régimen
duvalierista. Por último, cuando el activista antiduvalierista comenzó a
utilizar la palabra diaspora, lo hizo como una forma de construir una
identidad para todos los inmigrantes como exiliados y refugiados políticos
cuya meta era regresar al país para reconstruir Haití (Click Schiller et al.,
1987b). En este contexto, la mayoría de las personas de Haití o la mayoría de
los inmigrantes no conocían la palabra diaspora o evitaban utilizarla. En
nuestras entrevistas de 1987 con noventa y tres líderes de organizaciones
haitianas del área metropolitana de Nueva York, sólo los dirigentes de las
organizaciones explícitamente políticas reconocieron estar familiarizadas con
la palabra ”diaspora”.

El esfuerzo realizado por varios líderes políticos hasta 1990, para confinar la
identidad nacional haitiana a la residencia dentro del territorio haitiano, tuvo
profundas raíces históricas en Haití. Desde la primera constitución haitiana
de 1805 hasta 1918 (durante la primera ocupación estadounidense a Haití),
cuando Franklin Delano Roosevelt, entonces secretario interino de la marina,
redactó la Constitución haitiana, los extranjeros no podían poseer tierras en
Haití. El lenguaje utilizado en la Constitución de
1805 para diferenciar al extranjero y al haitiano era racial (Troui-
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

213

Hot, 1990). Los haitianos eran negros (negros/humanos); los extranjeros,


cualquiera que fuera su complexión y fenotipo, eran blancos (blancos, no
haitianos, extranjeros). Sin embargo, se consideraba que estas categorías
eran construidas, no heredadas. Todas las personas, cualquiera que fuera su
origen, oriundos o ciudadanos de Haití, podían ser negros, lo que conlleva la
connotación de ciudadano/ser humano. Esta creencia de que la identidad
haitiana está ligada a la residencia en territorio haitiano es adoptada por las
creencias religiosas haitianas. De hecho, los que ”’sirven a los espíritus
(Iwa)” (nombre haitiano para lo que los extranjeros llaman vudú) por lo
general continúan creyendo que la iniciación como sacerdote sólo se puede
llevar a cabo en suelo haitiano (Brown, 1991; Richman, 1992a).

Sin embargo, hay otros aspectos del concepto haitiano de nación que
proporcionan una base para legitimar las conexiones actuales entre Haití y
su población emigrante, y sobre los cuales los líderes políticos podrían
construir un concepto de Haití como un Estado transnacional. La formulación
del concepto de Haití como un Estado-nación que existe dondequiera que
haya haitianos establecidos se basa en las profundas creencias de los
haitianos de todas las clases sociales sobre los lazos de sangre que unen a la
familia y la nación. Aun antes de que los líderes políticos comenzaran a
reconocer a los haitianos que viven en el extranjero como parte integrante
del cuerpo político haitiano, la gente pobre de Haití, que sobrevivía debido a
las remesas enviadas por sus familiares, estaba pidiendo dicho
reconocimiento.

Hacia los años ochenta, las remesas se tornaron cruciales para la economía
haitiana. Aunque los datos sobre la cantidad total de remesas enviadas a
Haití son muy escasos, en todo sentido, el flujo de efectivo, alimentos y
artículos de consumo que la diaspora enviaba a Haití, era crucial para la
supervivencia diaria de las personas en todo el país. Las encuestas llevadas a
cabo en Nueva York y Miami a mediados de los años ochenta indicaron que
90 por ciento de los inmigrantes haitianos enviaban dinero a Haití (De Wind,
1987; Stepick, 1998, pp. 29-30). Los inmigrantes expresaron que enviaban a
Haití un promedio de 100 dólares men-
214NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

suales en efectivo, además del valor de los otros bienes que mandaban
periódicamente. La mayoría de los observadores consideran que el dinero
que durante muchos años los haitianos que viven en el extranjero envían a
Haití ”excede lo que el país recibe en moneda extranjera” (Ridgeway, 1994,
p. 60). En un país en el que se registró un producto nacional bruto per capita
de 250 dólares en
1995, donde se calculó que el 50 por ciento de la población estaba
desnutrida y sólo 45 por ciento de la fuerza laboral tenía empleo (Grupo de
Datos del Desarrollo, 1996; Banco Mundial, 1996), los lazos transnacionales
que los haitianos mantienen con quienes viven en el extranjero literalmente
marcan la diferencia entre la vida y la muerte. Las personas que viven en
Haití y reciben remesas del exterior se convierten en centros vitales de
amplias redes de distribución. Un mecánico que entrevistamos describió la
presión para redistribuir los recursos que tienen: ”En Haití no hay trabajo. En
las provincias, en los pueblos no hay empleos [...] Usted tiene que tener un
corazón muy duro, ser inhumano, para no ayudar a muchas personas”
(entrevista 010-96).

El dinero que Yvette envía desde Nueva York a una de sus sobrinas en un
suburbio de Puerto Príncipe hace mucho más que mantener su familia y su
red personal. La sobrina utiliza el dinero para alquilar una casa con estufa y
cisterna, así como para comprar agua, comida y combustible para cocinar.
Las personas pobres del vecindario que no tienen apoyo del extranjero
utilizan la cisterna para bañarse, comparten el agua de beber y reciclan los
productos desechables. Todos tienen interés en definir para sí una relación
con los haitianos del extranjero que legitime y motive el flujo de dinero y
productos hacia Haití.

En 1989 realizamos una serie de entrevistas entre una red de trece personas
que vivían en los alrededores de Puerto Príncipe y que eran mantenidas por
las remesas que enviaban sus familiares desde el extranjero. Los miembros
de esta red utilizaban una ideología de sangre para explicar la conexión
continua entre los haitianos que viven en el extranjero y los que viven en
Haití. También aseguraban que los haitianos que vivían en el extranjero
continuaban siendo parte de Haití, aunque se hubieran naturalizado como
ciudadanos estadounidenses.
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

215

De pie en su patio entre el bullicio de unos pollos enclenques que escarban


en busca de escasos desperdicios, remanentes de un pasado rural que
todavía proporcionaba cierta protección contra el hambre en la densidad
urbana de Puerto Príncipe, Edner, un pintor de cincuenta y nueve años dijo:

Una persona sigue siendo haitiana [si se convierte en ciudadano de otro


país]. Su sangre sigue siendo sangre haitiana. Es sólo el título y el nombre de
la persona lo que cambió. La piel de la persona sigue siendo haitiana y
además de eso, la persona nació en Haití, y aun si ella no se considera a sí
misma haitiana, los blancos del país donde vive continúan considerándola
haitiana. Por tanto, pienso que una persona no debe rechazar a su país.

Casi como si estuviera leyendo el mismo texto, un segundo hombre, cuyos


hijos le enviaban remesas desde Estados Unidos, explicó: ”Hay algunos que
van allá, se naturalizan y se convierten en ciudadanos del país donde viven
pero nunca olvidan a su país [...] [Aunque se haga ciudadano] es siempre
haitiano, la sangre continúa siendo haitiana.”

A partir de 1991, el discurso político comenzó a cambiar. El día de su toma


de posesión como presidente, Jean-Bertrand Aristide dio la bienvenida a los
haitianos que vivían en el exterior como el décimo departamento, hablando
como si ellos fueran un equivalente de los departamentos extranjeros de
Francia. Es importante tener en cuenta este gesto, porque Aristide tomó esa
iniciativa a pesar de que la Constitución haitiana no había sido reformada
para extender hasta las poblaciones haitianas del exterior los beneficios y
privilegios de la doble nacionalidad, tal como los disfrutaban muchos
expatriados latinoamericanos y caribeños (Richman, 1992b).18 Por medio de
esta retórica, Aristide, actuando
I8E1 jefe de campaña de Aristide para su candidatura presidencial de 1990 informó que dos terceras partes
de los 300,000 dólares que recogió para la campaña procedían de la diaspora (Jean-Pierre, 1994, p. 59).
Aristide con frecuencia hablaba del ”banco de la diaspora” (Richman, 1992b, p. 196).
216 NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

como jefe de Estado, estaba considerando parte esencial de la nación


haitiana a todos los inmigrantes haitianos y a todas las personas de
descendencia haitiana que vivían en el extranjero, sin importar su ciudadanía
legal o el lugar de su nacimiento (Aristide, 1991). Desde ese momento, los
aspirantes a líderes políticos de la diaspora y algunas figuras políticas
principales comenzaron a hablar como si Haití tuviera una forma de gobierno
que incorporara a todas las personas de descendencia haitiana en cualquier
lugar que se hubieran establecido. Sin embargo, el concepto todavía no tiene
vigencia en la ley haitiana, aunque se están ejerciendo presiones, que
emanan tanto de la diaspora como de Haití, sobre la legislatura haitiana para
resolver este asunto. No obstante, el gobierno haitiano ha creado
instituciones tales como el Ministerio de Haitianos que Viven en el Exterior,
en particular para movilizar a las personas de descendencia haitiana que
viven en el extranjero a que contribuyan política y económicamente con
Haití.

Al regresar a Haití en 1995 y 1996, cuando los líderes políticos haitianos


tanto de Estados Unidos como de Haití estaban considerando el Estado-
nación transnacional haitiano, encontramos amplia evidencia del uso
frecuente del concepto de descendencia en el lenguaje de la sangre, para
unir los lazos familiares transnacionales y la nación. En 1996, 83 por ciento
de nuestros informantes creía que los haitianos seguían siendo haitianos
independientemente de su ciudadanía legal. La mayoría de estas personas
(56 por ciento) pensaba que la persona continuaba siendo totalmente
haitiana y mencionaron de manera espontánea los conceptos de sangre para
explicar dicha continuidad, a pesar de los cambios en la cultura y la
ciudadanía legal. Otro 32 por ciento declaró que la persona continuaba
siendo haitiana en parte, aunque legalmente fuera ciudadana de otro país. El
fervor con que muchas personas hablaban sobre los nexos entre quienes
viven en Haití y los que emigraron al extranjero es igual al más fogoso de los
líderes políticos en intensidad y hasta en ferocidad.

Esa ferocidad es lo que se puede sentir en la súplica que hizo Helen a la


diaspora. Helen es una esbelta e intensa joven cuyo
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

217

padre es un kiltivate (campesino), cuya madre vende carne en el mercado y


su hermana envía remesas para el hogar que dejó en Los Cayos. Cuando se
le preguntó si quienes vivían en el extranjero continuaban siendo haitianos,
Helen contestó de inmediato:

Una persona que ha estado viviendo en el extranjero por mucho tiempo es


haitiana. Aunque se haya naturalizado (como americana) mantiene su sangre
haitiana. De la única forma que le pueden impedir ser haitiana es si cortan su
carne y le sacan la sangre.
Se decía que esta continuidad de la identidad haitiana se mantenía después
que las personas se naturalizaban legalmente. Raoul Lalane es un hombre de
treinta y tres años que es mantenido por sus tres hermanos y dos hermanas
que viven en Nueva York y California, quienes consistentemente le envían
dinero para pagar el alquiler de la casa y comprar ropa y zapatos. Este
ingreso se complementa con el trabajo que realiza su esposa cocinando y
vendiendo comida para una compañía de ingenieros en las afueras de Puerto
Príncipe. Tienen un niño y viven en las afueras de Puerto Príncipe en un
vecindario pobre, pero no del todo depauperado. Según Raoul: ”Aunque uno
sea naturalizado, sigue siendo haitiano [...] es lo mismo. Para mí, [...] eso
está en la sangre.” Sobre su hermano que se hizo ciudadano, dijo: ”dentro de
sí, mi hermano sigue siendo haitiano; es haitiano aunque cambie de
nacionalidad”.

Aquellos que no recibían remesas podrían ser igualmente inflexibles. Fue


típica la respuesta de un joven pobre desempleado conocido por sus amigos
como ”Reziye” (Resignado), quien era tan pobre que dormía en un árbol y
utilizaba el baño de la casa de la sobrina de Yvette, una casa cuyo alquiler lo
pagaba Yvette: ”Ellos no cambian aunque se naturalicen porque tienen la
sangre. Aunque se naturalicen y se conviertan en ciudadanos (de otro país)
tienen dentro de sí sangre haitiana; aman a Haití.”

Al contrario de lo que observamos en 1985 en Nueva York, en 1996, en Haití,


encontramos un conocimiento extendido y
218

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

casi uniforme de la palabra ”diaspora” la cual, para ese tiempo, había sido
incorporada al creóle para denominar a todos los haitianos que vivían en el
extranjero. Se abandonó la idea de que quienes vivían en el extranjero
estaban obligados a regresar al país. Ahora, la obligación de la diaspora era
ayudar a Haití. Los informantes diferían en su juicio sobre qué tan efectiva
había sido la ayuda. Mientras muchos reconocían que la diaspora haitiana sí
ayudó a su familia, declaraban también que habían fracasado en sus
obligaciones de ayudar a la nación en conjunto. En esta crítica estaba
implícito el punto de vista de que ayudar a la nación en su conjunto era parte
de la responsabilidad de la diaspora.

LAS IMPLICACIONES
1 DE LOS LAZOS DE SANGRE Y NACIÓN

NUESTROS descubrimientos indican que un amplio sector de los inmigrantes


haitianos y de los haitianos que viven en Haití, al moverse en diferentes
rumbos siguiendo los contornos de sus diversas clases sociales y
experiencias políticas, está arribando a un compromiso común para construir
un Haití transnacional. La base para estas políticas está integrada en la vida
diaria de los inmigrantes haitianos en Estados Unidos y de las personas que
viven en Haití. Sin embargo, las personas de Estados Unidos y de Haití viven
diariamente en diferentes contextos locales, aunque cornparten un campo
social transnacional.

Los inmigrantes haitianos que viven en Estados Unidos, y que se enfrentan a


las barreras raciales de la vida diaria en un país hostil, demandan una
participación continua en la nación haitiana a la cual están ligados a través
de la sangre y la descendencia, aunque reconocen haberse establecido de
manera permanente en Estados Unidos. Aunque es menos probable que los
nacidos en Estados Unidos hablen directamente de lazos de sangre, alegan
pertenecer a la nación haitiana a través de los antepasados heroicos y los
fuertes lazos familiares (Fouron y Click Schiller, 1998). Mientras tanto,
quienes nunca han salido de Haití tienen ideas ampliamente extendidas
sobre los lazos de sangre para concebir a Haití
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

219

como una nación transnacional. Los lazos de sangre les proporcionan un


puente viviente que puede conectarlos con un espacio de mayores
oportunidades. El mismo Haití se convierte en una forma de organización
política transnacional que se extiende más allá de sus límites territoriales,
incluyendo a personas de ascendencia haitiana en cualquier lugar que se
encuentren y con cualquier ciudadanía legal que ostenten. Éstos se
expresaron más o menos en las mismas palabras: ”la sangre sigue siendo
haitiana”.
Al principio, planteamos el concepto de campo social como un punto inicial
que nos permite rastrear las formas en las cuales las personas que se
relacionan a través de las redes sociales, pero que viven dentro de sistemas
políticos diferentes, se consideran a sí mismas como haitianas y parte de una
nación haitiana que se extiende transnacionalmente. El concepto de campo
social ha servido como algo más que una metáfora espacial. Éste nos
permitió observar un terreno de relaciones sociales, en el cual las
experiencias personales y las estrategias familiares para sobrevivir a
circunstancias económicas difíciles y mejorar la posición social, sirven como
terreno donde se arraiga y florece un lenguaje más amplio de identidad
nacional. El intercambio de informaciones, dinero, bienes y servicios, junto
con las redes que atraviesan las fronteras nacionales, se realiza y legitima en
un lenguaje político que une la familia, la sangre y la nación dentro de un
concepto revitalizado de tierra natal. Hemos descubierto cómo las personas
que viven dentro de los límites territoriales de Haití y no los cruzan, junto con
las personas que viven fuera de las fronteras del país, forman sus
identidades y compromisos políticos públicos relacionándose con sus
conexiones transnacionales. La retórica de los líderes políticos sobre las
obligaciones con los antepasados, la familia y la tierra nativa, ya sea a través
de mensajes transmitidos por la radio, las telecomunicaciones o la prensa
escrita, está mediada por este dominio de las relaciones sociales.

El concepto de campo social nos lleva más allá del impase conceptual
generado por los teóricos que comenzaron a postular ese proceso
transnacional, porque no se basaron en el territorio de un solo Estado, lo que
de cierta forma creó un ”tercer espacio”,
220

NINA CLICK SCHILLER Y GEORGES E. FOURON

una zona separada de cualquier Estado-nación y una zona que presagiaba la


desaparición del Estado-nación (Kearney, 1991; Bhabha, 1994; Gutiérrez,
1997).19 Este tipo de teorización falla en tres puntos críticos que han surgido
de nuestro análisis de los campos sociales transnacionales haitianos, según
los experimentan los inmigrantes haitianos y las personas que nunca han
salido de Haití. En primer lugar, los valores que unen a la familia y la nación
pueden legitimar las estrategias migratorias familiares que atraviesan las
fronteras nacionales y servir para reforzarlas. La invocación triunfante que
hizo Yvette de la nación haitiana, en ocasión de la graduación de la hija de su
prima, es un ejemplo del ”nacionalismo a larga distancia” (Anderson, 1992).
En lugar de formar parte de una actividad explícitamente política, los
nacionalistas a larga distancia con frecuencia se involucran en una política
apasionada dentro del dominio de las actividades domésticas y los ritos
familiares como bodas, funerales, nacimientos y graduaciones. Por tanto, las
identidades políticas de los transmigrantes no son imaginaciones
sentimentales independientes, sino que tienen sus raíces en las obligaciones
familiares personales.

En segundo lugar, las cadenas transnacionales no son necesariamente


contrarias al nacionalismo; la migración puede incluso incrementar el
nacionalismo. La experiencia de Helen al recibir remesas de los miembros de
su familia, y su creencia de que una solución a los problemas de Haití se
encuentra en aquellos que dejó atrás, fortalecieron su sentido de pertenecer
a una nación haitiana, pero ésta era una nación transnacional. Finalmente,
las conexiones transnacionales pueden estar unidas con los conceptos de
una nación-Estado que se extiende más allá de las fronteras territoriales del
Estado (Sorensen, 1998). Para aquellos que viven en Estados Unidos y que
racialmente son considerados como extranjeros en una tierra extraña, la
fuente de salvación personal se puede encontrar no en Estados Unidos, sino
dentro de las fronteras de Haití. Sin embargo, se puede ser parte de Haití
mientras se esté viviendo en Estados Unidos. Aquellos que viven en condi-
19 Para una crítica similar de la creencia de que la migración transnacional crea alguna forma de ”tercer
espacio”, véase Guarnizo y Smith, 1998, pp. 11-15.

ii
LOS TERRENOS DE LA SANGRE Y LA NACIÓN

221

ciones terribles en Haití pueden pensar que el futuro está en emigrar a


Estados Unidos. Pero si Haití es una nación transnacional, vivir en Estados
Unidos no significa no ser parte de Haití. Estas distintas esperanzas y medios
personales de resistencia a las relaciones de explotación, pobreza,
inseguridad económica y racismo involucran a personas de ambos lugares en
un proyecto político común que se relaciona con los estados reales y su
liderazgo político y con los diálogos nacionalistas.
En este artículo, se presenta una visión de la experiencia migrante
transnacional desde el punto de vista de los actores individuales que nos
proporciona una agenda de investigación. Ésta nos exige analizar en forma
más completa la relación entre lo personal y lo político, para así poder
documentar el nivel en el cual las políticas culturales del Estado ancestral y
el Estado receptor de los inmigrantes se convierten en parte de la
experiencia tanto de hombres como de mujeres dentro de los campos
sociales transnacionales. Dentro de ésta, podemos ver la forma en la cual
mujeres como Yvette, a través de su ”trabajo familiar” transnacional (Di
Leonardo, 1984), pueden estar participando directamente en los procesos de
reproducción social que son el fundamento de la construcción del Estado-
nación transnacional.

Al mismo tiempo, los entendimientos que surgen de este análisis de los


campos sociales transnacionales y las políticas que éstos producen sirven
también como una advertencia para aquellos de nosotros que están
buscando espacios políticos dentro de los cuales analizar las estructuras
económicas y políticas actuales y luchar por la justicia social. Primero, no
podemos celebrar las estrategias individuales de resistencia transnacional a
la explotación, o las identidades múltiples o multiculturales de los
inmigrantes. La designación de nacionalidad sobre una base ancestral divide
a las personas del mundo en poblaciones racialmente diferentes y siempre
separadas. Los líderes políticos en todo el mundo han usado y continúan
usando esta concepción de nación como raza como justificación para la
guerra y el genocidio. No existe vínculo entre las prácticas de ”limpieza
étnica” y las ideologías de sangre y descendencia que se utilizan para
legitimar las identidades nació-
222 NINA CLICK SCHILLER Y CEORCES E. FOURON

nales que se extienden a lo largo de las fronteras nacionales (Ignatieff,


1993).

Por otra parte, en el caso de Haití, los esfuerzos para construir un Estado-
nación transnacional y retratar a la diaspora como una esperanza para la
nación, canalizan la energía y los recursos fuera de las luchas por la justicia
social y económica. Estos esfuerzos desvían también la atención de las
causas originales de la continua crisis económica y política de Haití. La
ideología del Estado-nación transnacional compromete a las personas pobres
en una retórica nacional que obscurece las políticas neocoloniales de Estados
Unidos hacia Haití y la continua colaboración entre las clases dominantes de
Haití y el capital extranjero industrial y financiero (Dupuy, 1997). Como una
forma de discurso transnacionalista, ésta continúa reforzando la idea de que
el mundo está compuesto por naciones-Estados independientes, aunque en
forma alterada, en los cuales las poblaciones nacionales viven tanto dentro
como fuera del territorio nacional. La constante andanada de retórica
transnacionalista no ha preparado a las personas para dirigir la penetración
del capital global, el cual hace que la independencia nacional de los países
pequeños como Haití sea un florecimiento retórico que tiene poco que ver
con sus realidades políticas. En Haití, bien podría impedirse el mantenimiento
de un movimiento de origen popular al cifrar las esperanzas de la gente en la
diaspora como la solución a los problemas a que se enfrenta el país. En
Estados Unidos, el transnacionalismo puede afectar negativamente las
luchas de origen popular, al reducir el ímpetu y el incentivo de los
inmigrantes para participar en las campañas nacionales para lograr justicia
social e igualdad de oportunidades para todos.

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CAPÍTULO 6
Luis EDUARDO GUARNIZO ARTURO IGNACIO SÁNCHEZ
ELIZABETH M. ROACH

Desconfianza, solidaridad fragmentada y migración


transnacional: los colombianos en la ciudad de Nueva York y
Los Angeles
Y me desmintió el camino
Lo que en la escuela aprendiera
No era cieno que mi patria terminara en la frontera.’
(ROBERT DARWIN, poeta y compositor uruguayo)

EN UN soleado domingo, en el verano de 1997, decenas de miles de


personas se reunieron en un gran parque de la ciudad para celebrar el día de
la Independencia de Colombia. El festejo de diez horas se convirtió en un
colorido y alegre festival de profundo ardor patriótico. Fueron muchos los
discursos tradicionales del
20 de julio, al igual que las expresiones de colombianismo que estuvieron
acompañadas de ”auténtica” comida, música y baile colombianos. El alcalde
de la ciudad, varios políticos, una congresista, Miss Colombia, un alto
funcionario del gobierno nacional y numerosos líderes locales, todos
formularon declaraciones sinceras llenas de orgullo patriótico. La ocasión fue
aprovechada por el alcalde para promover su reelección, por los otros
políticos para apoyar sus propias candidaturas y por el funcionario para
reiterar el compromiso del gobierno nacional de velar por el bienestar de la
población y su apoyo a la gestión del alcalde. Miss Colombia, investida como
símbolo nacional de belleza y femineidad, le recordó a la multitud que ”todos
ustedes son embajadores de Colombia, de manera que así deben
comportarse y permanecer unidos para demostrar lo que es Colombia”. Las
bandas colombianas proporcionaron una atmósfera folclórica y alegre a la
multitud que cantaba y bailaba.
’Del poema ”Fronteras”.

[233]
234

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

A primera vista, esta celebración parece ser otro evento nacionalista normal.
Sin embargo, lo que lo hace especial es que se realizó en el gigantesco
Flushing Meadows Corona Park, en el corazón de Queens de la ciudad de
Nueva York, a unas 2,500 millas del territorio nacional de donde provenían
originalmente los casi 250,000 participantes (Jiménez, 1997). Ésta es una
celebración verdaderamente transnacional que se ha estado llevando a cabo
cada verano desde 1985. Con excepción de los organizadores, el cónsul
colombiano y Miss Colombia, ninguno de los oradores era colombiano. La
congresista era puertorriqueña, pero ni el alcalde ítalo-americano, Rudolph
W. Giuliani, ni los candidatos a alcalde hablaban español. En realidad, para
los colombianos, su patria no se detiene en la frontera. Los migrantes la han
extendido hasta Estados Unidos. Y mientras recrean su cultura e identidad
nacional en el extranjero y mantienen estrechos lazos con su tierra natal,
están siendo cortejados simultáneamente tanto por los funcionarios de su
gobierno como por los del país anfitrión. Éstos son sólo algunos de los rasgos
de la densa maraña de relaciones transnacionales en que está sumergida la
migración y que está transformando los procesos migratorios y la forma en
que los académicos de finales del siglo XX los interpretan.

En este artículo intentamos examinar de cerca las relaciones


transnacionales, procurando discernir:

1. los tipos y formas de los vínculos de los migrantes y las relaciones que los
unen con el ”antiguo país”, y

2. las implicaciones teóricas y prácticas de estas relaciones, en especial las


relativas a la organización social de los migrantes.

Deseamos determinar qué tipo de relaciones se establecen y por quién, cuál


es el papel del Estado de origen en este proceso y cómo el contexto local de
recepción afecta el tipo y la extensión de las prácticas transnacionales.
Específicamente, el estudio se concentra en las conexiones económicas,
políticas y socioculturales transnacionales que establecen los colombianos
que residen en Nueva York y el condado de Los Ángeles, hogares de la
concentración

I
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 235
de colombianos más grande y de la cuarta más grande en Estados Unidos,
respectivamente (Departamento de Comercio de Estados Unidos, 1993b,
1993c).2

EL NACIENTE CAMPO DE LA MIGRACIÓN TRANSNACIONAL

LAS RELACIONES, expectativas, oportunidades y limitaciones de la migración


contemporánea se encuentran ahora incorporadas en un mundo en el cual el
capitalismo ha alcanzado dominio mundial y las posibilidades transnacionales
se han ”popularizado”, por así decirlo, entre gente ordinaria, a través de
muchas culturas y regiones del mundo. Estos procesos se han facilitado por
la ”reducción de tiempo y espacio” (Harvey, 1990) generada por una
revolución tecnológica y el abaratamiento de los medios de comunicación y
transporte, el final del colonialismo y la resultante consolidación de un
sistema de Estados-nación independientes, y la universalización de los
derechos humanos (Sikkink, 1993; Soysal, 1994; Wilson, 1997; Drainville,
1998).

Los estudios transnacionales se han expandido rápidamente como parte de


las investigaciones culturales y académicas de las ciencias sociales en la
última década más o menos (véanse Kearney, 1991; Rouse, 1991; Click
Schiller et al, 1992, 1995; Lessinger, 1992; Mitchell, 1993, 1996; Ong, 1993,
1997; Basch et al, 1994; Guarnizo, 1994, 1997; M.P. Smith, 1994; Mahler,
1995, 1998;Appadurai, 1996; Goldring, 1996, 1998; Kyle, 1996, en prensa;
Portes, 1996; Guarnizo y M.P. Smith, 1998; R.C. Smith, 1998; S0rensen,
1998). Hay estudios empíricos que han documentado la importancia de las
relaciones transnacionales para muchos grupos de inmigrantes
contemporáneos en Estados Unidos. Los hallazgos de estas investigaciones
contradicen el marco teórico convencional que supone que los inmigrantes se
convierten en pobladores que rompen relaciones con sus sociedades de
origen. Lejos de desamparar sus hogares, los inmigrantes
2 La segunda y tercera concentraciones más grandes de colombianos se encuentran en el condado de Dade
en la Florida y al norte de Nueva Jersey
236

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

han fortalecido sus compromisos y contribuciones. Las relaciones


transnacionales se han tornado ubicuas e indiscutiblemente significativas
para la incorporación de los inmigrantes a Estados Unidos, ya que influyen en
la propia concepción del inmigrante de sus relaciones y su posición en el
nuevo país. De esta manera, los migrantes transnacionales tienden a
fundirse en un continuum social único (es decir, campo social transnacional),
en lugar de separar su asentamiento ”aquí” y sus comunidades ”allá”.

El campo de estudios transnacionales ha proporcionado panoramas nuevos y


excitantes sobre los procesos migratorios. Sin embargo, su rápido
crecimiento también ha estado acompañado de una creciente ambigüedad
conceptual que amenaza con convertir el transnacionalismo en otro furor
conceptual efímero. Portes, Guarnizo y Landolt rastrean en este libro las
raíces de esta ambigüedad para varias trampas teóricas y metodológicas.
Trataremos aquí varias limitaciones que provienen de las estrategias de
investigación en estudios anteriores, en cuanto se relacionan con nuestra
propia investigación.

Primero, la gran mayoría de las investigaciones transnacionales han sido,


hasta ahora, etnografías de pequeños grupos de inmigrantes que provienen
del mismo lugar de origen (generalmente una localidad rural) y residen en el
mismo lugar de Estados Unidos (véanse por ejemplo los trabajos de R.C.
Smith, Goldring, Mahler, Levitt). Sólo unos cuantos estudios han enfocado a
grupos que residen en distintas localidades (véanse Massey et al,
1987; S0rensen, 1998), sobre inmigrantes no rurales (véanse Roberts, Frank
y Lozano-Ascencio, en este libro), o sobre poblaciones provenientes del
mismo país sin importar su lugar de origen (véase Click Schiller y Fouron,
1998).

Segundo, hay una falta de consenso sobre la definición y el uso de categorías


analíticas. Existe confusión entre las relaciones sociales transnacionales y los
efectos que estas relaciones tienen sobre la organización social y el
reagrupamiento de las naciones involucradas. Con frecuencia, los conceptos
analíticos de cómo las relaciones transnacionales se mantienen a través de
una red social transnacional o mediante un circuito transnacional se

f
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

237

utilizan por error como sinónimo de otros conceptos que hablan de la


organización social que surge de las prácticas transnacionales, como
comunidades transnacionales o sociedades binacionales, como quiera que se
las defina.

Este estudio está dirigido a poner a prueba algunas de las conclusiones


expresadas por estudios anteriores, mediante el análisis de un grupo cuyas
características se apartan de estudios de casos previos, utilizando una
metodología que supera algunas de las limitaciones mencionadas. Para
hacerlo, comparamos las relaciones transnacionales de los migrantes
colombianos residentes en dos localidades diferentes de Estados Unidos. En
nuestra investigación, no escogimos ninguna comunidad de origen específico
dentro de este grupo nacional. La gran mayoría de estos migrantes
provienen originalmente de grandes zonas urbanas, lo que difiere de las
poblaciones analizadas con anterioridad. Además, incorporamos en nuestro
análisis el desarrollo teórico de los estudios transnacionales, así como el
discernimiento que proporciona la sociología económica.

De acuerdo con la sociología económica, consideramos que los procesos y


efectos de la migración transnacional (incluyendo la propia organización
social de los migrantes) varían grandemente y son indeterminados, ya que
dependen de:

1. los diferentes contextos que los migrantes enfrentan tanto en el exterior


como en sus lugares de origen;

2. el capital social3 que poseen, y

3. las obligaciones y lazos sociales que tienen con su familia, sus


comunidades y el gobierno de origen y la sociedad a la que han migrado
(véanse Portes y Guarnizo, 1991; Portes y Sensenbrenner, 1991; Portes,
1995).
3 Pierre Bourdieu, uno de los pioneros del concepto, ha definido el capital social como ”la suma de recursos,
reales o virtuales, que devenga una red perdurable de relaciones más o menos institucionalizadas de
conocimiento y reconocimiento mutuo” (Bourdieu y Wacquant, 1992, p. 119). Portes y Sensenbrenner
(1991, p. 1323) especifican la definición de capital social como ”aquellas expectativas de acción dentro de
una colectividad que afectan ’as metas económicas y el comportamiento en la búsqueda de metas de sus
miembros”.
238

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO 1. SANCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

No consideramos los efectos de la migración transnacional como puramente


económicos, ni positivos ni negativos; por el contrario, utilizando una
perspectiva de la sociología económica, suponemos que los efectos de las
relaciones transnacionales están condicionados por los contextos en los
cuales está incorporada la migración.

En nuestra indagación, utilizamos una definición inclusiva del


transnacionalismo. Se entiende que éste está conformado por procesos
moldeados, con múltiples facetas y ubicaciones, que incluyen prácticas
económicas, socioculturales y políticas y discursos que trascienden los
confines de la jurisdicción territorialmente circunscrita del Estado-nación, y
son parte inherente de la vida cotidiana de los involucrados.4 Estas
relaciones, establecidas por los protagonistas sociales individuales o
colectivos involucran el intercambio de un torbellino de recursos tanto
tangibles como intangibles, que incluye gente (que emigra, vuelve a emigrar,
visita su ”hogar” con regularidad), recursos monetarios (inversiones
comerciales, remesas familiares, ayuda comunitaria), recursos no monetarios
(ideas y símbolos culturales) y apoyo político y oposición.

Este estudio combina varias estrategias de investigación. Tiene como base


un total de 127 entrevistas estructuradas y no estructuradas a grupos focales
realizadas en Nueva York y Los Angeles entre septiembre de 1996 y marzo
de 1997. Entrevistamos a 56 mujeres y 71 hombres. Cada entrevista duró
aproximadamente dos horas; algunas de las entrevistas en profundidad no
estructuradas duraron hasta seis horas en varias sesiones. Los participantes
no se seleccionaron al azar, sino que fueron escogidos porque en la
actualidad (o en el pasado) ocupaban posiciones claves con relación a los
colombianos (o sea, líderes colombianos en el ámbi-
4 Por relaciones moldeadas queremos decir una acción social o serie de acciones que ocurren de manera
habitual y siguen una secuencia consistente, más o menos prededble. Esto excluye acciones esporádicas,
aisladas, de individuos (por ejemplo, una visita ocasional al hogar, transferencias de dinero poco
frecuentes), pero no acciones masivas en una sola ocasión como resultado de un proceso colectivo
comunitario que surge de la responsabilidad social y lealtad (por ejemplo, asistencia solidaria de los
migrantes ante casos de desastres, protestas políticas). Las relaciones transnacíonales se consideran parte
de la vida diaria de las personas cuando su ausencia impide o interrumpe drásticamente el patrón de sus
actividades habituales, ya sean sociales, económicas, culturales o políticas.

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

239

to politico, social y cultural; dueños de negocios y empleados, funcionarios


del consulado colombiano, líderes y comerciantes no colombianos que están
en la misma área o en zonas aledañas donde tienden a concentrarse los
colombianos, y funcionarios gubernamentales de la comunidad local y la
ciudad). Los entrevistados informaron no sólo sobre sus experiencias
personales, sino también sobre las condiciones generales de los colombianos
en esas ciudades. Tratamos de captar tanto la información que se basa en
hechos reales como los procesos de transformación social que vinculan al
país de residencia con el de origen.

COLOMBIA Y sus MIGRANTES


COLOMBIA es literalmente un país en movimiento. Por lo menos tres millones
de colombianos (MRE, 1996) u 8 por ciento de la población nacional de 37
millones (DAÑE, 1996, p. xvi) reside ahora fuera del territorio nacional. Un
millón adicional, 3 por ciento del total, ha sido desplazado por la fuerza
dentro del territorio nacional por una grave contienda civil que devastó el
país durante la última década (véanse Giraldo et al, 1997; Beaumont y
Lennard, 1998; Meertens, 1998). La alta proporción de migrantes
internacionales hace de Colombia un país de gran migración, comparable a
países migratorios por excelencia como la República Dominicana y El
Salvador. Una gran parte de los colombianos que residen en el exterior vive
en Estados Unidos, seguido de Venezuela y Ecuador.

La población colombiana parece estar menos concentrada geográficamente


que cualquier otro importante grupo latinoamericano de inmigrantes en
Estados Unidos. Por ejemplo, para
1990, 69 por ciento de los dominicanos estaba concentrado en Nueva York,
69 por ciento de los cubanos en la Florida, y 60 por ciento de los
salvadoreños y 45 por ciento de los mexicanos se encontraba en California.
Por el contrario, sólo 28 por ciento de los colombianos se encontraba en el
estado de Nueva York, seguido por la Florida (22 por ciento), Nueva Jersey
(14 por ciento), California (11 por ciento) y Texas (4 por ciento). Este cuadro
inicial de alta dispersión espacial debe especificarse. Unas dos quintas
240

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SANCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

partes de las 379,000 personas de origen colombiano (nacidos en Estados


Unidos y en el extranjero), registradas por el Censo de Estados Unidos, vivían
en el triple estado (Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut) en el área
metropolitana de Nueva York5 (véase cuadro 1; Departamento de Comercio
de los Estados Unidos, 1990). Los colombianos del área metropolitana de Los
Ángeles constituyen el cuarto grupo más grande, con 8 por ciento del total.
Nuestro análisis se concentra en los cinco distritos de la ciudad de Nueva
York y su área metropolitana (Manhattan, Bronx, Queens, Brooklyn y Staten
Island) y el condado de Los Ángeles.

CUADRO 1
LOS INMIGRANTES COLOMBIANOS
EN LOS ESTADOS 1 CIUDAD DE NUEVA YORK UNIDOS: Y LOS ÁNGELES
Características del grupo
Colombianos
Latinoamericanos
Población total

Nueva York’’

Los Angeles*

EE.UU.

EE.UU.

EE.UU.

Población 1990

84,454

21,678

281,000

7,842,650

248,709,873

Edad promedio Participación en la fuerza laboral de EE.UU. (%)

28.0
73.2

30.4
74.3

35.3

73.7

32.1
69.7

33.0
65.3

En trabajos profesionales (%) Graduados de bachillerato (%)

10.1**
58.8
12.9
68.2

16.4
51.0

10.2
26.9

26.4
30.0

Completaron universidad o más (%)

10.7

18.6

15.1

8.2

20.3

Ingreso per capita {$) Tasa de pobreza (%) Tasa de naturalización (%)

10,341
16.9
23.6

13,094
13.8
23.3

13,538
15.4
29.0

10,173
25.7
31.0

14,420
13.1
50.7
Fuentes: Departamento del Comercio de los EE.UU., Oficina del Censo, 1990 Census of Population - Persons of Hispanic
Origin in the United States 1993”, Servicio de Inmigración y Naturalización de los EE.UU., 1993 Annual Report, Washington,
D.C., Imprenta de! Gobierno de los EE.UU., 1994; Departamento del Comercio de los EE.UU., Oficina del Censo, 1993c, 1990
Census of the Population Social and Economic Characteristics, Los Angeles, Sección 1, Washington, D.C., Oficina del Censo.

* Se refiere a la ciudad de N.Y. (Manhattan, Bronx, Queens, Brooklyn y Staten Island); las cifras de Los Angeles abarcan el
condado de Los Ángeles solamente.

**Se refiere a los inmigrantes, con edades de 16 a 64 años, admitidos entre 1990y 1994.

---Cita
5 El área metropolitana de la urbe neoyorquina se refiere al área estadística metropolitana consolidada
(CMSA) de Nueva York/norte de Nueva Jersey/Long Island/Connecticut como lo define la Oficina del Censo.
Es la mayor CMSA del país y contiene 17.9 millones de personas que en 1990 vivían en 29 condados. La
ciudad de Nueva York propiamente dicha incluye sólo cinco condados: Bronx, Kings (Brooklyn),,?^ York
(Manhattan), Queens y Richmond (Staten Island) (véanse Alba et al., 1995, p. «^Departamento del Comercio
de los Estados Unidos, 1991.

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 241

Según muestran los datos del mapa 1, el perfil sociodemográfico de los


colombianos en Estados Unidos no se parece al de los inmigrantes
latinoamericanos en general y los coloca más cerca de los grupos mejor
establecidos -y los cubanos adinerados- que de los mexicanos, dominicanos y
salvadoreños, más numerosos y pobres (véase Departamento de Comercio
de los Estados Unidos, 1993a). Los datos presentados en el cuadro 1
sugieren algún tipo de selección de clase, que diferencia a los

MAPA 1
DISTRIBUCIÓN DE PERSONAS DE ORIGEN COLOMBIANO EN EL ÁREA DE NUEVA
YORK-NUEVA JERSEY-CONNECTICUT
Área de la ciudad de Nueva York
1 punto = a 25 personas Mapa # ciudad/población
1 Dover
2 Elizabeth
3 Hackensack
4 Morristown
5 Paterson
6 Union City
Fuente Censo de 1990, Archivo STF3A. Los puntos muestran la distribución aproximada. La mayor concentración se
encuentra en el área metropolitana de Nueva York, la cual incluye la ciudad de Nueva York y un total de 29 condados en
los tres estados.
242

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

colombianos angelinos de los colombianos neoyorquinos. A pesar de ser un


grupo mucho más pequeño, los primeros tienden a estar en una posición de
clase que los ubica más cerca de los sectores privilegiados que de sus
contrapartes en la ciudad de Nueva York. Los colombianos de Los Angeles no
sólo tienen una mayor participación en la fuerza laboral, sino también una
mayor proporción de profesionales y de personas con mayores niveles de
escolaridad formal; por lo tanto, tienen un ingreso per capita mayor y un
nivel de pobreza menor.
EL TRÁFICO DE DROGAS Y LA MIGRACIÓN COLOMBIANA

EN LAS últimas dos décadas, la rápida expansión del contrabando


internacional de drogas bajo el control de traficantes colombianos se ha
convertido en una fuente importante de cambio extranjero y desorden social
para el país. El tráfico internacional de drogas se ha vuelto sinónimo de la
identidad colombiana en todo el mundo. Sin importar su validez, esta imagen
ha tenido un tremendo efecto en los inmigrantes colombianos de Estados
Unidos en general. En Nueva York y Los Angeles, los colombianos han sido
seriamente estigmatizados y esa experiencia ha transformado
dramáticamente la estructura social y la dinámica del grupo. El resultado ha
sido un aumento en los niveles de fragmentación social y desconfianza
generalizada. Según un hombre de 35 años que llegó a Los Ángeles en 1995
para establecer una compañía de embarques, los colombianos:

Tienen que soportar la pesada carga psicológica del tema de la droga... Es


como tener una enfermedad contagiosa. Al hablar con personas de cierto
nivel de sofisticación es posible que sepan algo sobre esmeraldas y
producción de café (de Colombia). Pero en Los Ángeles, el público en general
(tan pronto se entera que uno es colombiano) empieza a proponerle negocios
turbios... Cuando uno dice que es colombiano, de inmediato la gente lo
asocia con las drogas.
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

243

El estigma relacionado con las drogas hace de los colombianos ”personas


indeseables”, según un entrevistado. De hecho, varios informantes
observaron que los colombianos tienden a no asociarse unos con otros, por lo
menos con los colombianos que no conocen, ”porque uno no sabe quién es la
otra persona ni en lo que está involucrada”. Algunos expresaron que ser visto
con alguien que más tarde podría resultar ser una persona deshonrosa le
haría daño a su reputación. El hombre que tiene la compañía de embarques
expresó: ”Aquí, muchos colombianos evitan a los otros colombianos debido
al problema (de la droga).”

El estereotipo de los colombianos ha sido ampliamente reproducido por los


medios masivos de comunicación a través de un estilo de presentar todo lo
que es colombiano enfocando casi exclusivamente los temas relacionados
con las drogas, como la violencia, la corrupción y otros similares. La
presencia significativa de una pequeña porción de la población colombiana
en el manejo del tráfico ilegal no puede negarse; sin embargo, la complejidad
de la sociedad colombiana, con su población de 37 millones, se ha reducido
en gran parte a este único tema, lo que a su vez ha creado un cuadro
estereotipado de todos sus ciudadanos.

Lo que resulta paradójico es que la hostilidad generada por este estereotipo


ha fomentado la fragmentación social en lugar de la cohesión de grupo entre
los inmigrantes colombianos. Esto es, de hecho, contrario a lo que uno
esperaría a partir de las experiencias de otros inmigrantes que también se
han enfrentado a un recibimiento hostil. A pesar de su fragmentación social,
los inmigrantes colombianos no han buscado asimilarse a Estados Unidos ni
romper sus vínculos con su país de origen. Han mantenido sus lazos
transnacionales creando una compleja red de relaciones multidireccionales.
’~S
244 LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

LA GEOGRAFÍA DE LA MIGRACIÓN COLOMBIANA

SEGÚN los datos del Censo de Estados Unidos, en 1994 la mitad de la


población colombiana en la urbe neoyorquina, o uno de cada cinco
colombianos en Estados Unidos, vivía en la ciudad de Nueva York. El censo
de 1990 informó que un total de 84,474 colombianos residía en la ciudad,
con una abrumadora mayoría en el distrito de Queens (74 por ciento). Los
patrones residenciales de los colombianos también están concentrados
espacialmente. Un total de 63,224 colombianos reside en unos cuantos
vecindarios específicos al norte de Queens: Elmhurst, Jackson Heights,
Corona, Woodside, Sunnyside y Astoria (véase mapa 2). Estos vecindarios no
son enclaves monoétnicos, los colombianos viven junto a inmigrantes de la
República Dominicana, Ecuador, América Central, México, Asia y el
subcontinente de la India. Este patrón de proximidad residencial pluriétnico
tiende a ser la norma en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York,
según lo demuestran estudios recientes (Alba et al., 1995).

Los neoyorquinos colombianos constituyen un segmento representativo de la


sociedad colombiana: artistas mundialmente reconocidos y multimillonarios
expatriados, traficantes internacionales e insignificantes distribuidores de
drogas, profesionales desempleados y académicos establecidos, obreros y
empresarios nacientes. Aunque todas las regiones colombianas están
representadas en la ciudad, la mayoría está constituida por gente de áreas
altamente urbanizadas y económicamente desarrolladas como los ”paisas”
de los departamentos de Antioquia (72 por ciento urbano) y la región
cafetalera (Quindío, 84.5 por ciento y Risaraída, 82 por ciento urbanos,
respectivamente), al igual que los ”vallunos” del Valle del Cauca (85.6 por
ciento urbano) y de la capital, Bogotá (DAÑE, 1996).

Desde finales de los años sesenta, el distrito de Jackson Heights en Queens


ha sido un centro residencial y comercial para los colombianos de Nueva
York (Chaney, 1976). Jackson Heights y los vecindarios circundantes
muestran una economía étnica sólida y dinámica que sustenta una amplia
gama de hogares, organizacio-
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 245

nes de inmigrantes y servicios (Hoffman y Ospina, 1995; Ospina y Hoffman,


1995). Después del llamado auge de la cocaína a mediados de los años
ochenta, cuando el tráfico de drogas se disparó, este distrito se convirtió más
en un área de recepción y transición de los recién llegados que en un lugar
para establecerse (Sánchez, 1996).

MAPA 2
DISTRIBUCIÓN DE PERSONAS DE ORIGEN COLOMBIANO EN QUEENS, NUEVA YORK
1 Astoria

2 College Point

3 Elmhurst
4 Jackson Heights

5 ICew Gardens

6 North Corona

7 Sunnhyside

8 Woodside

Q 1 punto - 25 persona;

Línea 7 del metro

Fuente- Censo de 1990, Archivo STF3A. Los puntos muestran la distribución aproximada. La línea 7 del metro forma el eje
del corredor Sunnyside-Jackson Heights-Elmhurst-Corona, que aloja la más alta concentración de colombianos en el
condado.
246 LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

Sin embargo, Jackson Heights continúa siendo el centro colombiano. La vida


aquí está preñada de sonidos e imágenes que producen una sensación de
deja vu: los acontecimientos cotidianos de la patria se conocen por la radio,
la televisión y los medios escritos; la aerolínea nacional ofrece diariamente
vuelos directos a Cali y Bogotá; los alimentos y bebidas colombianas están
disponibles al instante; una importante cadena colombiana de medios de
comunicación, RCN, posee una estación de radio y un canal de televisión por
cable en la ciudad. Los temas sociales y políticos colombianos ocupan el
discurso público tanto en Jackson Heights como en Colombia.

La situación de los colombianos en Los Angeles contrasta de varias maneras


con la de Nueva York. En Los Ángeles no hay un Jackson Heights, ya sea
geográfica, comercial o socialmente hablando. Los colombianos están
dispersos y son mucho menos numerosos (el Censo de los Estados Unidos de
1990 registró sólo un poco más de 21,000 en el condado de Los Angeles). Se
puede tomar una hora o más en automóvil para ir de un lugar a otro donde
están concentrados los colombianos de la urbe metropolitana de Los
Ángeles. Los colombianos están también abatidos, tanto numérica como
culturalmente, por una población latina dominada en gran medida por
mexicanos y centroamericanos. Encontramos que para los colombianos de
Los Ángeles -un grupo sobre todo de clase media- la facilidad y frecuencia de
la interacción étnica está afectada por los siguientes factores: falta de
densidad poblacional, de números y de una presencia cultural y política
significativa entre sus compañeros latinoamericanos. En su mayoría, los
colombianos de Los Ángeles parecen proceder de las grandes ciudades,
Bogotá, Cali y Medellín; sin embargo, hay también representantes de muchas
regiones de Colombia, pero no con el nivel de variedad que existe en la
ciudad de Nueva York.

El patrón de asentamiento de los colombianos en el condado de Los Ángeles


se caracteriza por la dispersión, ya que se ha efectuado a lo largo de las
autopistas principales (véase mapa 3). Nuestros informantes clave eran
conscientes de que los colombianos estaban muy dispersos en Los Ángeles.
La mayoría de ellos parecían también estar bien enterados de la mayor y
más concentrada comunidad colombiana de Queens, la cual parece tener
una

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 247

legendaria calidad aun entre los que no habían vivido allí. Queens se
describe como un lugar atestado de colombianos, donde los restaurantes
están repletos de colombianos y todas las áreas están habitadas por
colombianos.
MAPA 3
DISTRIBUCIÓN DE PERSONAS DE ORIGEN COLOMBIANO EN EL CONDADO DE LOS
ÁNGELES i.. 1 punto = 10
Fuente: Censo de 1990, Archivo STF3A.
248 LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

LOS VÍNCULOS TRANSNACIONALES i DE LOS COLOMBIANOS

Los vínculos económicos transnacionales

Los vínculos económicos transnacionales incluyen una gama de actividades


que van desde las dirigidas por la Colombia corporativa (desde arriba) a las
promovidas por los colombianos en Estados Unidos, sean o no empresarios
(desde abajo). La importancia y variedad de las actividades económicas
transnacionales desde arriba se pueden ilustrar con algunos ejemplos. La
gran población colombiana de Estados Unidos constituye ahora un mercado
importante para los productos procesados y los servicios procedentes de
Colombia. Las grandes corporaciones productoras de refrescos, cerveza,
alimentos procesados y otros han expandido sus mercados en Nueva York y
Los Ángeles. Una alta demanda en expansión de dichos productos ha
proporcionado también oportunidades de negocios para los empresarios
migrantes. En los últimos diez años, más o menos, el número de estos
artículos producidos en la ciudad de Nueva York por empresarios
colombianos, de acuerdo con productores colombianos, ha ido en aumento.
Los intereses corporativos colombianos en Nueva York están activos por
medio de la Asociación Colombiana-Americana. Esta organización facilita
contactos informales y coordina reuniones de ejecutivos corporativos
colombianos, políticos nacionales y formuladores de opiniones con sus
contrapartes estadounidenses.

Además, las grandes empresas de servicios de Colombia han expandido su


mercado hacia el norte para captar las demandas de los inmigrantes. Miles
de migrantes, que viajan con frecuencia a su país, constituyen el mercado
más importante de Avianca, la mayor línea aérea privada colombiana. De
hecho, Avianca tiene casi un monopolio de vuelos directos de Nueva York a
Colombia y una parte considerable del tráfico aéreo menor de Los Angeles a
Colombia (Departamento de Transporte de los Estados Unidos,
1997, 1996). El sector financiero privado colombiano ha incursionado
también significativamente en el mercado de inmigrantes de Nueva York. Por
ejemplo, desde los años ochenta, el Banco de
249

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 249

Bogotá, conocido en la ciudad de Nueva York como First Bank of the


Americas, abrió una serie de sucursales en los vecindarios colombianos para
penetrar en el creciente mercado coétnico de préstamos comerciales e
hipotecarios, servicios financieros y transferencias monetarias. En el área de
Los Ángeles no se encontró presencia de instituciones financieras.

Uno de los vínculos transnacionales más comunes que enlaza a los migrantes
con Colombia son las transferencias de pequeñas sumas de dinero. Durante
el periodo de 1978-1994, el volumen anual de remesas desde Estados Unidos
hacia Colombia era, en promedio, de 304 millones de dólares. Según los
datos del Banco Mundial, sólo en 1990 los colombianos del estado de Nueva
York enviaron 147.5 millones de dólares, un caso potencialmente serio de
conteo incompleto, si se toma en cuenta, por ejemplo, que en una entrevista
personal el propietario de una agencia de remesas señaló la suma de 150
millones de dólares anuales como la cantidad que su empresa sola transfería
anualmente a Colombia. Por otra parte, los colombianos del estado de
California enviaron unos 55.5 millones de dólares a su país en 1990, la mayor
parte desde Los Ángeles (De la Garza, Orozco y Barahona, 1997, p. 8). Los
informantes indicaron no tener conocimiento de otras transacciones
comerciales transnacionales estables además de las típicas pequeñas
transferencias de dinero para consumo inmediato de las familias, inversiones
en pequeña escala y transferencias monetarias mayores realizadas por
aquellos que desean evadir los controles oficiales. Se ha argumentado que
los negocios como el servicio de remesas y de larga distancia son testaferros
para el layado de dinero.6 Aunque ha habido, ciertamente, casos de acti-

---cita
6 De hecho, en agosto de 1996, la Comisión Bancaria de Nueva York, como parte de un I proyecto piloto del
Departamento del Tesoro, estableció severos controles a las remesas de dinero a Colombia a través de una
lista selecta de remesadoras. A propósito, las empresas estadounidenses, Moneygram y Western Union no
fueron incluidas en la lista. De acuerdo con las nuevas reglas, cualquier remesa a Colombia de más de 750
dólares debe ser notificada de inmediato a la Comisión y el remitente debe completar un formulario con
información personal detallada, que incluye las direcciones de su lugar de trabajo, residencia, ingresos y
nombre del cónyuge. Este monto ha cambiado con el tiempo, A principios de los años ochenta era de 10,000
dólares y de 3,000 hasta julio de 1996. El límite anterior, sin embargo, era un concepto genérico que se
aplicaba a todos los países. Colombia es el único país con límite de remesas de dinero de 750 dólares.
250

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SANCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

vidad ilegal, parece que éstos en su mayor parte constituyen sólo una
pequeña parte del negocio. En Nueva York, el supuesto impacto del tráfico de
drogas sobre la puesta en marcha de negocios en Jackson Heights se
mantiene como un tema muy cuestionado y polémico entre colombianos y no
colombianos. En Los Angeles, este asunto no se percibe de manera tan
significativa como en Nueva York.

En el área metropolitana de Nueva York, se han desarrollado negocios de


inmigrantes colombianos conjuntamente con la creciente presencia coétnica.
Estos negocios están localizados tanto en áreas específicas bien definidas o
geográficamente dispersos por toda el área metropolitana, sobre todo en
Queens. En Jackson Heights, la Avenida 37 y Roosevelt Avenue albergan
muchas empresas colombianas. En los vecindarios de Corona, Elmhurst,
Woodside, Sunnyside y Astoria se encuentra un número significativo de
empresas cuyos propietarios son colombianos y están conectadas por las
líneas del Metro núm. 7 y N. Esta ubicación de los negocios colombianos
refleja la actual falta de concentración espacial de los residentes
colombianos.7

Las relaciones económicas entre los colombianos angelinos y su país de


origen parecen ser a menor escala y con menos variedad que las observadas
en la ciudad de Nueva York. A pesar de que el nivel de los empresarios de
Los Ángeles es proporcionalmente tan alto como en Nueva York, no hay una
concentración espacial de negocios propiedad de colombianos. Esta falta de
concentración parece estar relacionada tanto con la falta de una clientela
significativa y espacialmente concentrada (o sea, que no hay un enclave
residencial étnico), como con el estigma de la droga que tienen los
colombianos.
---cita
7 Tanto los residentes colombianos como sus negocios están siendo desplazados debido en parte a los
cambios del entorno. Por ejemplo, el Grupo de Embellecimiento de Jackson Heights, controlado por
americanos europeos, ha utilizado el tema contra las drogas para apoyar la designación como distrito
histórico de una amplia sección de Jackson Heights. Las disposiciones para la preservación histórica le
concedieron a los funcionarios locales regulaciones para el uso de la tierra que fueron utilizadas eficazmente
para desplazar a los colombianos y a otros inmigrantes.

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

251

Los negocios de los colombianos se pueden clasificar como orientados a lo


étnico o a las actividades abiertas del mercado. En Nueva York, los primeros
tienden a servir a un mercado local, casi exclusivamente conacional, y
tienen, si los hay, muy pocos vínculos comerciales transnacionales con
Colombia. Los últimos tienden a servir tanto a los clientes étnicos como a los
no étnicos y se concentran en las actividades transnacionales. Entre las
empresas orientadas a lo étnico se encuentran restaurantes, tiendas de ropa,
colmados y reposterías. Entre éstas, sólo las tiendas especializadas de ropa
importan bienes directamente desde Colombia. Las demás compran sus
productos colombianos importados y venden productos al menudeo
procedentes de los productores y distribuidores locales.

Por el contrario, los proveedores de servicios transnacionales como las


agencias de viajes, las remesadoras de dinero y las operaciones de llamadas
telefónicas de larga distancia, sirven tanto a los coétnicos como a las nuevas
olas de migrantes de habla hispana de las diversas etnias. Las proveedoras
de servicios transnacionales son grandes operaciones que facilitan el
movimiento de gente, capital e información entre Nueva York y Colombia.
Este sector está en constante fluctuación, no sólo porque tiene reglamentos
oficiales más estrictos, sino también por el aumento de nuevas estrategias
corporativas dirigidas a controlar el mercado étnico. Debido a la creciente
presencia de inmigrantes no colombianos, los servicios transnacionales se
han diversificado a otras áreas geográficas como la República Dominicana,
Ecuador, México y América Central. Las agencias de viajes más grandes y las
empresas remesadoras han extendido sus servicios a algunos grupos de
habla hispana.

Otra actividad económica transnacional es el comercio informal que realizan


los comerciantes que viajan constantemente entre Estados Unidos y
Colombia. Estos comerciantes transnacionales en pequeña escala, se
aprovechan de la reciente ley colombiana que permite a los viajeros
introducir al país mercancías libres de impuestos por un valor de hasta mil
dólares. En contraste con las empresas transnacionales de servicios más
grandes, los comercian-
252

252 LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

tes informales sirven exclusivamente a una clientela conacional en el área


metropolitana de los tres estados.

Los negocios étnicos típicos que los colombianos poseen en Los Ángeles
están relacionados con los alimentos. Los negocios no étnicos que
conocemos incluyen manufactura ligera, tiendas al menudeo, alimentos
mexicanos y servicios profesionales y comerciales (médicos, odontólogos,
abogados, asesores de impuestos, firmas de bienes raíces y empresas cuyos
productos o servicios están vinculados de alguna manera con la industria del
cine). En sentido general, y contrario a lo que ocurre en Nueva York,
podemos decir que los dueños de los negocios más prósperos no consideran
que su etnicidad sea relevante para el éxito de sus negocios. De hecho, la
falta de un enclave residencial colombiano es un factor significativo que
mueve a los negocios colombianos a tratar de atraer clientes no étnicos o
panétnicos. Cuando estos negocios no dependen por completo de una
clientela colombiana y no tienen acceso a una agrupación laboral conacional,
se ven obligados a diversificarse y tratar de llegar a un mercado más amplio,
lo que los hace potencialmente más competitivos.

La mayoría de los informantes no tenía conocimiento de los amplios vínculos


comerciales transnacionales. Un ejemplo comúnmente mencionado era el de
las compañías de importaciónexportación cuyos propietarios son
colombianos, las cuales, desde luego, tienen que ser transnacionales por
definición. Sin embargo, tenemos evidencia anecdótica de que, por lo menos
en cierto nivel aislado, existen otros vínculos. Entre los ejemplos
encontramos un exportador de alfombras en Los Angeles, un doctor que
tiene participación en una clínica en Colombia, un hombre que exporta
maquinaria pesada y personas que conocen a otras que llevan ropa a
Colombia para venderla. Por supuesto, lo poco numerosos que son y lo
dispersos que están, hace difícil identificar las transacciones comerciales
transnacionales. De todos modos, independientemente de qué tan amplias
sean estas relaciones, no están tan extendidas ni son tan intensas como las
que encontramos en la ciudad de Nueva York.
253

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 253

La limitada actividad económica transnacional de los colombianos parece


estar vinculada a una combinación de factores, entre éstos, las redes
económicas fragmentadas en el nivel del grupo, el escaso capital social de
los migrantes individuales en el país, la inestabilidad e incertidumbre
generalizada del país, y lo que muchos llamaron la ”descomposición social”
de Colombia. En este sentido, se afirmó que las nociones fundamentales de
confianza y el comportamiento honorable no son ya elementos centrales del
panorama social colombiano, especialmente en las ciudades más grandes de
donde proviene la mayoría de los migrantes. Este alto nivel de desconfianza
y fragmentación de los círculos sociales es paralelo a los hallazgos iniciales
en dos áreas metropolitanas de Colombia (véase Guarnizo y Díaz en este
libro).

De nuestras entrevistas se desprende que el medio económico transnacional


contemporáneo colombiano está cada vez más marcado por una
desconfianza generalizada. Por ejemplo, un número significativo de
encuestados señaló que ellos personalmente habían experimentado u oído
sobre muchos casos en que los migrantes habían realizado inversiones desde
Nueva York o habían regresado a Colombia para iniciar un negocio, sólo para
terminar perdiendo el dinero que con esfuerzo habían ahorrado. Algunos de
nuestros informantes agregaron que, además de las deterioradas
condiciones sociales del país, muchos de estos fracasos se debían al hecho
de que los colombianos que permanecían por largos periodos en Estados
Unidos tendían a ”desubicarse de la realidad colombiana”, es decir, les
faltaba el capital social adecuado, no tenían acceso a las redes comerciales
de información y sencillamente habían perdido el ”sentido” de la cultura y las
prácticas comerciales locales.

Este deterioro no puede ser interpretado como falta de confianza,


reciprocidad y solidaridad entre los colombianos. La mayoría de la gente de
negocios comparte informaciones comerciales y de apoyo (crédito informal,
consejos, etcétera), aunque lo hacen a través de redes muy bien definidas y
altamente informales y personales. Sin embargo, en este caso parecería
como si la fragmentación social se manifestara no sólo en torno a pequeños
círcu-
254

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

los de amigos y parientes, sino también a lo largo de las líneas regionales y


de clase. Muchas cadenas comerciales informales son facilitadas, en gran
parte, por las afiliaciones regionales y de clases sociales. Por ejemplo,
algunos de los comerciantes de más éxito en ambas áreas metropolitanas, la
gran mayoría de los cuales provienen de los departamentos de Antioquia y el
Valle del Cauca y tienden a limitar su núcleo de relaciones comerciales a la
gente de su región de origen, pertenecen con frecuencia a una misma clase
social. En sentido general, la actividad económica transnacional entre los
colombianos de ambas metrópolis está ligada sobre todo a las redes sociales
estrechamente entretejidas de los migrantes o a las grandes corporaciones
que consideran a los migrantes como un mercado lucrativo.

Participación política transnacional

Al acercarse el final del siglo xx, a los colombianos que viven en el exterior
se les concedió un conjunto de derechos y acceso a una serie de
instituciones que facilitan e incluso promueven la transnacionalización de sus
vidas. Desde 1958, los colombianos han tenido el derecho de votar en las
elecciones presidenciales, aun cuando éste se mantenga como un derecho
político utilizado sólo marginalmente.8 Sin embargo, desde principios de la
década de los noventa, la situación empezó a cambiar. El estado colombiano
introdujo una serie de reformas políticas y constitucionales para integrar
formalmente a los nacionales que vivían en el extranjero y al hacerlo, cambió
de manera irrevocable el significado que durante 150 años tenía la
ciudadanía y la nacionalidad basada en la jurisdicción territorial nacional.

Quizás la más importante y duradera de estas reformas ha sido la aprobación


en 1991 de la doble ciudadanía, que fue el resultado final de los movimientos
de base transnacionales inicia-
---cita
8 El poder potencial del voto de los migrantes fue recientemente resumido por un alto funcionario, quien dijo
que ”el voto de los migrantes, si se ejercita completamente, puede definir cualquier elección nacional en
Colombia”. Esto es particularmente cierto, si se toma en cuenta la alta tasa de abstención de los votantes
que prevalece en el país.

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 255

dos por los migrantes en Estados Unidos, Los migrantes, especialmente de


Nueva York y Miami, crearon un grupo de trabajo para elaborar una
propuesta y presentarla ante la Asamblea Nacional Constituyente, organismo
elegido de manera popular, responsable de reformas a la constitución
nacional. Este grupo de trabajo fue formado por una coalición de varios
partidos dirigida por líderes del Partido Liberal en la ciudad de Nueva York y
abarcó incluso representantes de algunos grupos guerrilleros (Sánchez,
1996). La reforma de la doble ciudadanía es una vertiente histórica que
liberó a los migrantes de la carga de tener que renunciar a su ciudadanía
nacional original al costo de convertirse en ciudadanos estadounidenses.
Además de la doble ciudadanía, la Asamblea Constituyente de
1991 aprobó la representación política en el Congreso Nacional de los
colombianos en el exterior, mediante la creación de un distrito electoral
extraterritorial que abarca a todos los países fuera del territorio nacional.
Finalmente, en diciembre de 1997, el Congreso Colombiano aprobó una ley
que concede a los colombianos residentes en el exterior el derecho de votar
por los candidatos congresionales que representan los distritos electorales de
Colombia, y otorga a los migrantes poder para elegir desde lejos a los
representantes de sus propias regiones de origen.

Además de estas reformas constitucionales, el Estado por primera vez está


aplicando políticas para tratar las necesidades de los nacionales que viven en
el extranjero. En 1996, como parte del programa presidencial ”Colombia para
todos”, el ministro de Relaciones Exteriores estableció el Programa para la
Promoción de las Comunidades Colombianas en el Exterior (PPCCE, Samper,
1996). Entre los componentes del PPCCE se incluye un programa formal de
mayor alcance para los colombianos que viven en el exterior, asistencia legal
para los que son hechos prisioneros en las cárceles extranjeras,9
profesionalización de los funcionarios con-

---cita
9 Los esfuerzos del gobierno colombiano por ofrecer protección y ayuda legal a los más de 12,000
colombianos actualmente encarcelados en todo el mundo por crímenes relacionados con las drogas, han
producido una reacción negativa entre la población migrante. Un informante se preguntaba ”¿por qué el
gobierno (colombiano) ha gastado tanto dinero en los criminales que nos han dado tan mala reputación?
Sería mejor que ayudaran a los colombianos que trabajan arduamente”.
256

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

sulares, y esfuerzos para estudiar las necesidades y características de la


diaspora colombiana.10 Más recientemente, el Departamento Colombiano de
Planificación inició una serie de estudios acerca de las relaciones entre
Colombia y Estados Unidos, que incluyen la migración y las implicaciones de
cambios recientes en las leyes migratorias de Estados Unidos (véase
Restrepo, 1998). Juntas, estas reformas y políticas representan parte de un
proceso de institucionalización de Colombia como una formación social
transnacional, un proceso que está configurando de nuevo la relación estatal
con su población migrante y que representa un cambio en la percepción que
de esta población tienen las clases dominantes colombianas. Evidentemente,
por lo menos desde el punto de vista del Estado, los migrantes ya no son
considerados simplemente como los que viven en el extranjero, sino como
miembros activos e integrados del Estado-nación.

Al igual que las actividades económicas, las relaciones políticas


transnacionales desde arriba (o sea, el Estado colombiano y los partidos) y
desde abajo (los activistas políticos colombianos en Estados Unidos) están
relacionadas e interactúan estrechamente. Los partidos Liberal y
Conservador, tradicionalmente dominantes, al igual que los partidos y
movimientos de oposición, incluyendo a los grupos guerrilleros, tienen todos
representantes en la ciudad de Nueva York. Durante los últimos 30 años,
Jackson Heights ha surgido como un lugar para las élites políticas
transnacionales colombianas. Las visitas de campaña y los esfuerzos para
recaudar fondos de parte de los candidatos presidenciales de los partidos
liberal y conservador se han convertido en prácticas institucionalizadas. A
pesar de la baja participación de los migrantes en las elecciones
colombianas, el proceso electoral en
---cita
10 Como parte del PPCCE, el consulado colombiano en la ciudad de Nueva York ha contratado varias
investigaciones. Una de ellas investiga el tamaño y las características demográficas de los prisioneros
colombianos en el área metropolitana de Nueva York. Otro informe identificó las necesidades y aspiraciones
de la juventud colombiana. Un tercer proyecto, ¿Quiénes Somos y Hacia Dónde Vamos? investiga el tamaño
y las necesidades de la población colombiana en el área de Nueva York/Nueva Jersey/Connecticut. En Los
Ángeles, el consulado también ha contratado un estudio sociodemográfico de los colombianos en el condado
de Los Ángeles.

i
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

257

la ciudad de Nueva York está lleno de sentimientos nacionalistas simbólicos


que vinculan a los colombianos con la patria. Los acontecimientos políticos
transnacionales son ampliamente cubiertos por los medios coétnicos y
colombianos y proveen capital simbólico,” condición social y, eventualmente,
capital material para los líderes políticos. Aunque los partidos políticos no
han podido influir en la apatía electoral de los inmigrantes ordinarios, la cual
está tan generalizada como entre el electorado colombiano, éstos han sido
muy efectivos en conseguir recursos financieros de los inmigrantes
adinerados con aspiraciones políticas transnacionales, para sus campañas
políticas en Colombia. Mientras tanto, la participación masiva en la política
transnacional se mantiene episódica e intermitente, aunque ha aumentado
en los últimos años.

Como era de esperarse en una población altamente fragmentada y


segregada, las prácticas políticas transnacionales de los colombianos y los
beneficios que de ellas se derivan son heterogéneos y se distribuyen de
forma desigual. En Los Ángeles, los colombianos se han vuelto ”invisibles”
debido a su dispersión, tamaño pequeño y evasión del estereotipo. Con
relación a su participación en la política local, un informante expresó que los
políticos estadounidenses locales probablemente ni se percaten de que
tienen votantes colombianos. Por otra parte, en Nueva York, su liderazgo
político está dominado por un selecto grupo de migrantes que han logrado
ascender en la escala social y que han tenido éxito como empresarios o
profesionales independientes, comúnmente abogados.

La participación colombiana en la política de Nueva York ha sido mínima


hasta el momento. Esto se debe, en parte, a una cornbinación de factores,
entre ellos la cultura política que trajeron desde Colombia y que los hace
sospechar de la política en general, sus bajos niveles de naturalización, la
fragmentación social del grupo como un todo y su liderazgo en particular, y
la falta de
---cita
11’ Se utiliza un símbolo en el sentido de Bourdieu, es decir que representa la ”adquisición de una
reputación de capacidad y una imagen de respetabilidad y honorabilidad que son fácilmente convertidos a
posiciones políticas como un notable local o nacional” (Bourdieu,1984, p. 291).
258

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SANCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

organizaciones fuertes. Aunque su participación política general es baja, la


afiliación política de los que sí participan es mucho más pluralista que la de
grupos latinos más grandes de la ciudad, los cuales tienden a ser en su
mayoría militantes del Partido Demócrata (véase Falcón y Hanson-Sánchez,
1996). Este tipo de afiliación política parece reflejar una alta heterogeneidad
política, ideológica y de clase dentro del grupo. La desconfianza
generalizada, la estigmatización, la cultura política de no intervención y las
afiliaciones políticas pluralistas se han convertido en obstáculos para la
organización política de los colombianos como grupo. Cada líder político con
aspiraciones tiene que lidiar no sólo con las tensiones propias del quehacer
político, sino también con el fantasma del tráfico de drogas que se atribuye a
los colombianos. Resulta interesante que las leyes exclusivistas
recientemente promulgadas, que restringen los derechos y beneficios de los
inmigrantes, parecen haber ayudado a reducir la desconfianza generalizada
al estimular la coordinación entre las organizaciones.

Desde 1994, siguiendo las nuevas políticas del presidente Samper para los
migrantes, el consulado de Los Angeles ha estado brindando apoyo a varias
iniciativas para promover la organización de los colombianos. Sin embargo,
al momento de este estudio no se habían detectado evidencias de éxito.
Mientras tanto, el consulado colombiano de Nueva York ha promovido en
forma activa la transnacionalización de la participación migrante, tanto en la
política local como en la colombiana al trabajar estrechamente con los
líderes inmigrantes. Estas incursiones en la política estadounidense sugieren
una tutela informal de parte del Estado colombiano a los activistas
colombianos locales. Las actividades relacionadas con Colombia, como el
cabildeo a los legisladores estadounidenses para las certificaciones, son
importantes para muchos colombianos neoyorquinos y han afectado la forma
en que hacen política en la ciudad los activistas políticos colombianos. Por
ejemplo, algunos activistas que hasta hace poco proclamaban una identidad
política panlatina y se mantenían alejados de los temas relacionados con los
colombianos en Colombia, han teni-

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

259
do que variar su postura e incorporar dichos temas a sus propias agendas
para mantener el apoyo de sus compatriotas.12

En general, los intereses políticos colombianos están ahora cambiando de un


enfoque casi exclusivo sobre Colombia a una orientación translocal inclusiva,
y de un bipartidismo rígido tradicional colombiano a una fluida afiliación
multipartidaria estadounidense. Varios factores apuntan en esta dirección.
Primero, hay una influencia estatal colombiana que estimula a los migrantes
a buscar potenciación política, de manera que éstos puedan defender sus
propios intereses y los de su país de origen. Segundo, hay un deterioro de las
condiciones de Colombia, que aleja las posibilidades de regresar. Tercero,
hay una disminución de las oportunidades de empleo debido a la
reestructuración económica de la ciudad, situación que ha afectado a
importantes segmentos de la población colombiana. El cuarto factor se
relaciona con el surgimiento de un pequeño grupo de políticos jóvenes, la
mayoría nacidos en Colombia, que completó su educación universitaria en
Estados Unidos y son biculturales. El quinto factor es el rápido crecimiento de
la tasa de naturalización de los colombianos desde que en 1991 se aprobó la
doble ciudadanía en Colombia. Organizaciones tales como el Centro de
Integración Latinoamericano (LAJC) fundado por un grupo de profesionales en
1991 a raíz de la reforma de la doble ciudadanía, se han convertido en
importantes promotoras de la naturalización, el registro de votantes y la
integración de los colombianos en la ciudad de Nueva York.

Evidentemente, los colombianos de Nueva York están en tránsito desde su


fuerte fragmentación y apatía electoral hacia el activismo político en el nivel
local y transnacional. Algunos ejemplos ilustran esta tendencia. En las
elecciones congresionales de rnarzo de 1998, en las que por primera vez se
permitió participar
---cita
12 Líderes colombianos han denunciado las prácticas endemoniadas y de discriminación contra los
colombianos y han utilizado estos asuntos como puntos centrales para organizar campañas para la
potenciación política. Se presentan campañas de ciudadanía, campañas para registrar votantes y
movilizaciones comunitarias, como parte de una estrategia política binacional. En general, las técnicas de
organización y las prácticas políticas transnacionales están basadas en capital social y político locales muy
concentrados (relaciones sumamente personalizadas), el uso de colombianismo (sostiene su ”autenticidad”
colombiana) y la movilización de capital político personal con el establecimiento político en Colombia.
260

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

a los migrantes, José A. López, un inmigrante que llegó del Departamento de


Quindío a mediados de los años setenta y luego se graduó de médico, fue
elegido al Senado de Colombia. Es el primer ciudadano con doble ciudadanía
que, mientras vivía en el exterior, fue elegido para representar una región
colombiana ante el Congreso Nacional (véase Guarnizo y Sánchez, 1998, pp.
318-319). En esas mismas elecciones, Jesús Galvis, otro inmigrante de
Bogotá que llegó en 1976, participó también, aunque sin éxito, por una curul
en el Congreso. En ese momento había ejercido como oficial (consejero del
condado y comisionado de asuntos hispánicos) en el condado de Bergen,
Nueva Jersey, durante varios años. Simultáneamente, a la fecha, varios
políticos jóvenes habían anunciado su candidatura para varias posiciones en
el consejo municipal y la cámara legislativa.

Mientras tanto, entre los líderes tradicionales se efectuaban negociaciones y


se promovían alianzas para proponer un candidato a una curul en el
Congreso colombiano que representara a los colombianos residentes fuera
del país. Para algunos políticos jóvenes, la elección de dicho representante
podía crear una oportunidad única para romper la inercia política y movilizar
en masa a la población colombiana a participar en la política local. Otros
líderes jóvenes, menos optimistas y concentrados más local que
transnacionalmente, como el demócrata Arthur Rojas, descartan este
argumento como absurdo. Para ellos, ”resulta más valioso elegir a un
colombiano al consejo municipal de Nueva York, que a diez ante el Congreso
colombiano como representantes de los colombianos en el extranjero”.

Las actividades socioculturales transnacionales

En Estados Unidos, las actividades socioculturales transnacionales son


patrocinadas desde arriba por el Estado colombiano o desde abajo por una
gama de organizaciones de inmigrantes. A diferencia de las actividades
económicas, en las cuales los intereses corporativos han abierto
oportunidades comerciales para los empresarios migrantes, los nexos
socioculturales desde arriba y desde
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

261

abajo parecen estar separados por líneas de clase. Colcultura, organismo


oficial encargado de promover la cultura nacional, ha patrocinado
tradicionalmente actividades de gran impacto cultural en Nueva York (por
ejemplo, conciertos, presentaciones nacionales folclóricas y de ballet clásico
y exposiciones de arte de aclamados artistas colombianos), pero muy pocos
en Los Ángeles. Estas actividades pretenden mejorar la imagen nacional en
el exterior y, por tanto, son explícitamente dirigidos a un público
estadounidense.
Una de las iniciativas más eficaces y exitosas iniciadas por el Estado
colombiano hasta la fecha ha sido la Red Caldas (Re), una red electrónica
creada en 1993, coordinada inicialmente por Colciencias (Fundación Nacional
de Ciencias de Colombia) y dirigida a facilitar las comunicaciones y el trabajo
entre científicos y académicos colombianos en el exterior y el país (véase
Charum y Meyer, 1998). La RC enlaza ahora a cientos de científicos
colombianos en todo el mundo. Según Meyer y Granes (1998), casi
900 personas se han conectado a la RC, y para 1996 ésta vinculaba a
científicos colombianos de 26 países (pp. 87-89).

Paralelamente a la expansión del desarrollo económico transnacional, las


grandes corporaciones colombianas han expandido la importación de
material informativo colombiano. En Nueva York, los más grandes periódicos,
revistas y cadenas de televisión y radio colombianos han establecido una
sólida presencia. La introducción y expansión de negocios informativos han
estado mediadas también por empresarios migrantes. Programas de noticias
de radio y televisión saludan diariamente a los colombianos mientras se
trasladan a sus trabajos, mañana y tarde, en lo que parece ser una bien
orquestada simulación de la vida de Colombia, como si nadie hubiera salido
nunca del país. Éste no es el caso de Los Ángeles, donde sólo se pueden
encontrar periódicos nacionales una vez a la semana en algunos lugares y no
existen otros medios de comunicación colombianos.

En Nueva York, las actividades socioculturales desde abajo han sido


promovidas por muchas organizaciones populares, la mayoría de las cuales
se establecieron durante la década de los ochenta, cuando la concentración
de colombianos en Jackson
262 LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

Heights y sus alrededores alcanzó una dimensión crítica. Aunque hay un


significativo nivel de traslape, la mayoría de las organizaciones se pueden
clasificar como asociaciones socioculturales y sociocívicas (Sassen-Koob,
1979; véase Peña Salas, 1997). A diferencia de la mayoría de los inmigrantes
latinoamericanos en Estados Unidos, los colombianos de Nueva York no han
establecido asociaciones de su pueblo natal. La mayoría de las
organizaciones existentes son informales y no tienen una situación legal que
las defina como carentes de fines de lucro, ni un personal fijo asalariado. Los
líderes colombianos son predominantemente hornbres, bachilleres o
profesionales que tienden a trabajar por cuenta propia. Aunque, en general,
el capital cultural del liderazgo13 es relativamente alto, el sectarismo (entre
clases y regiones) y las actitudes caudillistas predominan en estas
organizaciones. La mayoría de estas organizaciones tienen vínculos
transnacionales formales o informales con Colombia. Los tipos de actividades
y vínculos que éstas mantienen tienden a variar según la composición de
clase y la misión de la organización.

El Centro Cívico Colombiano (ccc) es la organización sociocívica colombiana


más popular de Nueva York. Este centro organiza el masivo Festival Anual de
Independencia 20 de Julio, que con frecuencia es transmitido a Colombia en
vivo por la televisión vía satélite. Como preámbulo del festival, los líderes del
CCC viajan a Bogotá para promover la celebración, presentar invitaciones
formales y distribuir nombramientos honoríficos a políticos importantes. El
capital social y político acumulado por estos líderes a través de estos rituales
entre la élite política y militar colombiana es enorme. Éste produce un alto
nivel de retorno a Nueva York en la forma de mayor legitimidad y
ascendencia sobre la población colombiana en general. Por esta misma razón
el control del CCC se ha convertido en objeto de amargas luchas.
13 El capital cultural trata sobre las formas del conocimiento cultural, que equipa a las personas con
empatia hacia la apreciación o la capacidad para descifrar las relaciones culturales y artefactos culturales. El
capital cultural se acumula por medio de un largo proceso de adquisición o inculcación, que incluye acciones
pedagógicas de la familia, miembros educados de la formación social, y las instituciones sociales (véase
Bourdieu, 1984, p. 2).

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

263

Corazón a Corazón (cae) es una de las organizaciones caritativas


colombianas más conocidas y respetadas. CaC ha concentrado su misión en
proporcionar asistencia monetaria y médica para llevar a Estados Unidos a
niños pobres colombianos que requieren de cirugías del corazón y otros
tratamientos complicados, cae también dona a su contraparte colombiana
equipos médicos costosos y difíciles de conseguir. Además, facilita el
establecimiento de relaciones científicas entre los centros médicos y de
investigación de Estados Unidos y un grupo selecto de contrapartes
colombianas. Por medio de esta relación, cardiólogos estadounidenses y
colombianos coordinan el tratamiento de pacientes graves e intercambian
con frecuencia experiencias en cirugía cardiaca pediátrica. Para mediados de
1997, CaC estaba colaborando con trece instituciones de salud en diez
ciudades colombianas y cuatro organizaciones de salud y afines en el área
metropolitana de Nueva York.

Organizaciones profesionales como Profesionales y Estudiantes Colombianos


en el Exterior (PECX, centro local de académicos y científicos de Red Caldas
auspiciado por Colciencias) y la Asociación de Profesores Colombianos (APC,
fundada y administrada por inmigrantes profesionales) proporcionan un foro
para los científicos colombianos y dignatarios visitantes y patrocinan con
frecuencia actividades culturales con artistas nacionales. La APC brinda
apoyo informal y guía a los nuevos inmigrantes profesionales para facilitar su
entrada al mercado laboral local. Entretanto, el Consejo Cultural Colombiano
(COLCUC), una organización sin fines de lucro creada y dirigida por artistas y
escritores inmigrantes, facilita el intercambio entre escritores y artistas
colombianos en Nueva York y Colombia.

Las fronteras institucionales entre las organizaciones colombianas de Nueva


York están marcadas por una fuerte distinción de clase, celos institucionales
y competencia, que impiden una comunicación y coordinación
interorganizacional estable y sólida. Las organizaciones, con pocas
excepciones, tienden a tener como base un pequeño grupo de amigos y
colaboradores que ofrecen voluntariamente su tiempo y con frecuencia
brindan aportes mo-
264

LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

netarios a la organización. Por lo general, estas organizaciones son dirigidas


por empresarios o profesionales independientes, quienes además suelen ser
activistas políticos. En resumen, las actividades cooperativas o de conjunto
son escasas, cada cual anda por su lado. Esto ha dado como resultado un
alto grado de rivalidad intra e interorganizacional.

Sin embargo, como mencionamos anteriormente, hay episodios coyunturales


de solidaridad que salpican la experiencia colombiana en Nueva York. De
hecho, en raras ocasiones se observa falta de colaboración cuando los
colombianos se organizan para dar respuesta a las tragedias provocadas por
causas naturales en Colombia o ante lo que se percibe como una causa
común (como apoyar a un paisano o ayudar a pagar los gastos para
transportar a Colombia el cadáver de algún compatriota), o enfrentar las
amenazas comunes al grupo (por ejemplo, la brutalidad policial), o celebrar
el día de la Independencia de Colombia.

En contraste con las numerosas organizaciones colombianas que existen en


Nueva York, en Los Ángeles encontramos escasez de ellas. Hoy en día es
difícil encontrar organizaciones culturales y cívicas y mucho menos las
vinculadas con Colombia. Sin embargo, varios de los informantes se
refirieron a numerosas actividades individuales: un cantante, un guitarrista,
un actor, una mujer que dirige un grupo de poetas latinoamericanos, entre
otras.

Los colombianos de Los Angeles no siempre padecieron de tal fragmentación


y falta de organizaciones socioculturales. Según antiguos residentes, hasta
mediados de los años ochenta, los colombianos de Los Ángeles celebraban
cuatro festivales anuales a los que invitaban orquestas y artistas de
Colombia. Otros eventos de tipo cultural eran comunes en Los Angeles; en
ese entonces, médicos, ingenieros y otros profesionales colombianos
promovían con frecuencia este tipo de actos. El aumento del tráfico de
drogas, junto con el acoso de que eran objeto los colombianos como
resultado de la guerra que el gobierno estadounidense libraba contra las
drogas, fueron factores poderosos para alejar de las organizaciones a las
personas y precipitaron la desaparición de organizaciones colombianas
cívicas y culturales. Los factores relacionados con
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA

265

las drogas no fueron los únicos que conspiraron contra la organización de los
colombianos. Causas muy arraigadas como el clasismo, el envejecimiento del
liderazgo inicial y las enemistades personales internas parecen haber
contribuido con el proceso. Según lo expresara un antiguo residente,
refiriéndose en términos despectivos a la ”baja clase” de los recién llegados,
”estamos agotando la estirpe, y no es mucho lo que está llegando”.
Sin embargo, al igual que en Nueva York, la movilización de los símbolos
nacionales en ciertas coyunturas genera en el grupo expresiones esporádicas
de orgullo, solidaridad y unión y, desde luego, beneficio comercial. Además,
los colombianos de Los Angeles superan su fragmentación social y espacial y
se reúnen el 20 de julio para celebrar su nacionalidad. Sin embargo, la
celebración, que aquí reúne a unos diez mil participantes en un parque local
cada año, no es organizada por una institución bien estructurada como en
Nueva York, sino por una sola persona.

En resumen, la dispersión espacial, junto con lo que parece ser una


desconfianza automática entre la gente de una misma raza en Los Ángeles,
significa que hasta los informantes clave no están tan bien informados como
podrían estarlo. Ninguna persona lo sabe todo: un inmigrante repostero, que
trata todo el día con clientes en Huntington Park, tiene una perspectiva
totalmente diferente a la de un abogado de Beverly Hills criado en California
o a la de un quiropráctico cuyos pacientes no son coétnicos. Consideramos
que, para los colombianos de Los Ángeles, los vínculos transnacionales se
construyen con más frecuencia sobre una base individual -por gente que se
vincula a individuos que ya conocían en Colombia y en quienes confían- en
vez de a través de organizaciones.

DISCUSIÓN

LAS RELACIONES transnacionales que establecen y reproducen los


inmigrantes contemporáneos establecidos en Estados Unidos representan
procesos cruciales para el presente y el futuro de la sociedad estadounidense
y sus instituciones. Las instituciones terri-
266 LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

torialmente limitadas, como la ciudadanía, la identidad nacional y la


soberanía estatal, por una parte, y las relaciones interestatales, por la otra,
se están revitalizando y poniendo en tela de juicio por

estos procesos.

Los planteamientos teóricos para la incorporación de los inmigrantes


generalmente aceptados, es decir, los modelos de asimilación cultural y
étnicos pluralistas, parecen incapaces de adecuarse a la pluralidad de las
afiliaciones transterritoriales que los migrantes transnacionales parecen
poseer.

Mientras tanto, algunos analistas le han conferido un carácter progresivo y


hasta liberatorio a las actividades y procesos transnacionales que permite a
la gente ordinaria resistir el control estatal y del capital corporativo.

Nuestros hallazgos presentan un cuadro ambiguo y menos optimista que el


proporcionado por otros informes del transnacionalismo. Indudablemente, el
poder liberador potencial del transnacionalismo era bastante limitado,
mientras que su potencial para ayudar a reproducir las asimetrías sociales
era más evidente. Las experiencias de los colombianos son muy diferentes
de las de otros grupos de inmigrantes, debido en parte a su estigma como
traficantes de drogas. Sin embargo, más importante parece ser su posición
de clase media, sus antecedentes urbanos y el papel que el Estado y las
corporaciones colombianas han desempeñado en el

proceso.

Las relaciones transnacionales surgieron por las presiones de los mismos


migrantes (desde abajo), que tratan de mantener conexiones y relaciones
con sus lugares de origen, y de los intereses corporativos y estatales
colombianos (desde arriba), que tratan de captar el apoyo político y la
demanda potencial de los migrantes de productos colombianos,
respectivamente. Durante más de una década los migrantes presionaron por
la doble ciudadanía, lo que les permitiría una afiliación legítima tanto en
Estados Unidos como en Colombia, sin perder sus derechos colombianos. Sin
embargo, la aprobación final de esta reforma en 1991 y las subsiguientes
reformas constitucionales y políticas que conceden a los migrantes una
amplia gama de derechos políticos transnaciona-
DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 267

les, no se produjeron por la presión de los migrantes desde abajo solamente.


La posición cambiante del país en la economía política de reestructuración
global desempeñó también un papel crítico en estas reformas. En particular,
el deterioro de las relaciones con Estados Unidos, el socioeconómico, político
y militar más importante de Colombia, contribuyó en gran medida a desatar
los cambios, una situación que se asemeja mucho a los pasos dados por el
gobierno mexicano para conseguir el apoyo de sus migrantes para el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y otras reformas estatales
neoliberales (véase Guarnizo, 1998). Los vínculos económicos
transnacionales de los colombianos tienden a limitarse principalmente a las
remesas tradicionales, las inversiones en bienes raíces y pequeños negocios
y al comercio informal internacional. En la ciudad de Nueva York, éstos
tienden a concentrar sus negocios en ciertas áreas metropolitanas donde han
creado pequeñas áreas comerciales que son reminiscencias de tiendas y
centros comerciales colombianos, los cuales son mucho menos importantes
que los negocios de los dominicanos. Por otra parte, en Los Angeles, sus
negocios tienden a ser imperceptibles y están dispersos en toda la región
metropolitana; muchos de estos negocios no son étnicos y sirven al mercado
de los sectores dominantes. Las grandes corporaciones han encontrado en la
población migrante un mercado en expansión con mayores ingresos
disponibles que los del colombiano promedio en la difícil economía nacional.
Las corporaciones de servicios, financieras y manufactureras utilizan una
propaganda nacionalista para asegurar la lealtad de sus clientes en Estados
Unidos. Viajar en la línea aérea nacional, tomar colombiana (un refresco) y
cervezas nacionales se anuncian como símbolos de ”hacer patria”. Para
expandir sus mercados, varias corporaciones han creado vínculos hacia
adelante y hacia atrás con empresarios inmigrantes, y en el proceso han
generado una nueva ”comunidad” de intereses económicos transnacionales
con las élites locales. En resumen, en lugar de crear alternativas para el
capital corporativo, los migrantes colombianos se han convertido en sus
clientes y potenciales socios comerciales.
268LUIS E. GUARNIZO, ARTURO I. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

En los últimos diez años, Colombia se ha transformado en una de las


sociedades más transnacionales del mundo: sus ciudadanos tienen derecho a
la doble nacionalidad y ciudadanía; pueden votar en las elecciones
congresionales y presidenciales desde el extranjero; tienen derecho a una
representación directa ante el congreso nacional como residentes de un
distrito electoral global especial. Más aún, el gobierno ha transterritorializado
varios programas de ayuda para incorporar al proyecto nacional a los
colombianos que viven en el exterior. Sin embargo, a pesar de sus
posibilidades de incrementarse, estos incentivos transnacionalizadores han
encontrado poco entusiasmo en la gran mayoría de migrantes. Las relaciones
de los migrantes con el país se mantienen todavía en su mayor parte como
relaciones privadas entre familiares y amigos. Sólo una pequeña élite y
algunas organizaciones han capitalizado estas nuevas oportunidades.

Es razonable pensar que, además de la estigmatización negativa, la apatía


de los migrantes para apoyar los esfuerzos masivos de organización a través
de las fronteras está relacionada con su origen urbano y principalmente de
clase media. Algunos elementos apuntan en esta dirección. Por ejemplo, las
asociaciones nacionales, identificadas en investigaciones anteriores como los
principales agentes que vinculan a los migrantes con sus lugares de origen,
no existen entre los colombianos. De igual modo, la localidad de origen
-usualmente descrita en los estudios existentes como una pequeña villa
rural- ha sido identificada como un referente que restringe, da significado y
crea una sensación de ”comunidad”. Este referente tiene un significado muy
diferente entre los colombianos, porque la mayoría proviene de grandes
centros urbanos donde son comunes la destrucción de las estructuras
sociales y el aislamiento social. En resumen, no encontramos entre los
colombianos un sentido definido de comunidad (gemeinschaft) o lo que
Durkheim (1964 [1933], pp. 79-80) llama una ”conciencia común”, o sea, ”la
totalidad de creencias y sentimientos comunes a los ciudadanos promedio de
una misma sociedad [...] independientemente de las condiciones particulares
en que cada individuo se encuentre”. Esto se ha identificado como el
principio que sus-
269

DESCONFIANZA, SOLIDARIDAD FRAGMENTADA 269

tenta la idea de ”comunidades transnacionales” (véase Goldring,

1998).

En sentido general, nuestros hallazgos sugieren que las relaciones y


actividades transnacionales no siguen un camino lineal y no son
necesariamente, ni de manera inevitable, un proceso progresivo. Nuestros
hallazgos sugieren que la extensión, el alcance y los efectos de las
actividades transnacionales son contingentes a la interacción de múltiples
factores del contexto y el grupo. Por lo tanto, la interacción entre estos
factores podría inducir a la expansión, estancamiento o trastocamiento de las
actividades transnacionales y las relaciones a través del tiempo. En Los
Ángeles, por ejemplo, encontramos que los vínculos culturales
transnacionales estables, resguardados hasta hace una década en
organizaciones de profesionales acomodados, ya no existen. Entretanto, una
cantidad limitada de vínculos transnacionales, mantenidos por algunas
organizaciones de inmigrantes y una élite emergente en Nueva York, se ha
estado expandiendo en una telaraña múltiple de relaciones económicas,
culturales y políticas desde principios de los años noventa. Los efectos de los
procesos transnacionales de clase, género, origen urbano y otras categorías
de exclusión, tales como la raza y el regionalismo, deben ser objeto de otras
investigaciones.

• =v RECONOCIMIENTOS

ESTE artículo está basado en los resultados preliminares de una investigación


de muchos años, actualmente en proceso, que cornpara las relaciones
transnacionales establecidas por los migrantes colombianos, dominicanos y
salvadoreños en Estados Unidos. El proyecto fue financiado parcialmente por
donaciones de la Fundación National Science, la Fundación Ford y la
Fundación Andrew W. Mellon. Deseamos agradecer a Martin Bulmer,
Krystyna von Henneberg, Patricia Landolt-Marticorena, Alejandro Portes y los
editores de la revista Ethnics and Racial Studies por sus comentarios y
recomendaciones sobre versiones anteriores de este trabajo.
270

LUIS E. GUARNTZO, ARTURO T. SÁNCHEZ Y ELIZABETH M. ROACH

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CAPÍTULO 7
Luis EDUARDO GUARNIZO
Luz MARINA DÍAZ

La migración internacional: una perspectiva colombiana

INTRODUCCIÓN

NUESTRO principal objetivo es presentar algunos hallazgos preliminares de


un proyecto de investigación que se está llevando a cabo actualmente, con el
propósito de estudiar las dimensiones internacionales de la migración
colombiana, uno de los grupos latinoamericanos en Estados Unidos menos
estudiados. Nuestro propósito principal es sondear los campos
transnacionales formados por las relaciones económicas, políticas y
socioculturales de los migrantes que unen a los dos países. Pretendemos
descifrar los tipos, efectos y el carácter de estas actividades desde el punto
de vista de las localidades de origen de los migrantes en las áreas
metropolitanas de Cali y Pereira -que desde finales de los años sesenta han
sido dos de los lugares más importantes de donde proceden los colombianos
que residen en Estados Unidos- (Urrea Giraldo, 1982; Castro Caycedo, 1990).
Utilizamos el concepto de transnacionalismo para identificar una red de
relaciones y actividades producidas por la migración, que trascienden las
fronteras y unen a los colombianos residentes en el exterior con sus
localidades de origen (para más detalles sobre este tema, véanse Glick
Schiller et al, 1992; Guarnizo y Smith, 1998; Portes et al, en este libro;
Guarnizo, 2000).

En general, los analistas colombianos han estado más interesados en el


estudio de los procesos relacionados con la globalización del capital y la
información que en el estudio de la transnacionalización laboral. Hasta hace
poco, los analistas y los responsables de tomar las decisiones políticas veían
la migración internacio-
278

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

nal de los colombianos como una válvula de escape para aliviar las presiones
relacionadas con el bajo nivel de empleo entre las clases más capacitadas y
la disminución del ingreso. Sin embargo, esta postura oficial indiferente fue
interrumpida esporádicamente por programas ad-lwc a corto plazo, dirigidos
a revertir la ”fuga de cerebros”, utilizando medidas para promover el regreso
de profesionales y científicos altamente calificados.1 Mientras tanto, para los
trabajadores menos calificados residentes en el exterior, especialmente en
Estados Unidos y Venezuela, el gobierno sólo ofrecía incentivos retóricos
para promover su eventual regreso (véanse Channey, 1976; Sassen-Koob,
1979; Cardona et al., 1980; Urrea Giraldo, 1982; Gómez y Díaz, 1983).

Sin embargo, para mediados de los años noventa, la migración internacional


de colombianos había escalado a la primera posición en las agendas tanto
del gobierno como de los académicos, y esta vez con un nuevo enfoque más
amplio (véanse Samper Pizarra,
1996; Restrepo, 1998). Es más, según un asesor presidencial entrevistado
para este estudio en 1996, la migración se convirtió en uno de los tres
puntos de mayor prioridad del gobierno colombiano durante las próximas
décadas, junto con el narcotráfico y la degradación del medio ambiente. Este
renovado interés forma parte del esfuerzo del gobierno colombiano por
insertar el país en la nueva política económica global, especialmente con
respecto a Estados Unidos. Los emigrantes son ahora percibidos no sólo
como una importante fuente de moneda fuerte y de innovación tecnológica,
sino también como defensores potenciales de los intereses nacionales frente
al gobierno de Estados Unidos. Para fortalecer la capacidad de los migrantes
de desempeñar un doble papel, como generadores de dólares y defensores
internacionales, el Estado colombiano ha introducido una serie de reformas y
programas. Entre éstos: la doble nacionalidad, en 1991; una red electrónica
1 La primera iniciativa, y hasta hace poco tiempo la más importante en la promoción del retorno de
migrantes altamente calificados, la constituyó el Programa de Retorno de Profesionales y Técnicos,
introducido en 1972 (Decreto 1397, del 16 de agosto de 1972, del Ministerio de Finanzas y Crédito Público).
Este programa de un año ofrecía incentivos especiales fiscales y financieros a profesionales, técnicos e
investigadores científicos para regresar a trabajar a Colombia (para una evaluación de los efectos de este
programa, véase Mesa et al, 1980).

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL 279

global de científicos colombianos, en 1993; y el programa Colombia para


Todos, en 1996 (para un estudio más completo de estos procesos, véanse
Sánchez, 1996; Charumy Meyer, 1998; Guarnizo y Sánchez, 1998; Guarnizo
et al., en este libro). Este nuevo enfoque oficial de la migración proporciona
un contexto que facilita y hasta impulsa a los migrantes a dedicarse a
actividades habituales que conecten sus lugares de origen y de asentamiento
con su integración a los campos de acción ”transnacionales” (véase
Baschíta/., 1994).

Este ensayo tiene como base los resultados iniciales de una investigación
actualmente en curso sobre la migración colombiana hacia Estados Unidos.
Los datos provienen de un trabajo de campo llevado a cabo entre septiembre
de 1996 y febrero de 1997 en Cali y Pe reirá. El trabajo de campo
comprendía 60 entrevistas estructuradas y no estructuradas con informantes
claves (40 hornbres y 20 mujeres), incluyendo a migrantes de retorno, de
visita o potenciales, a parientes, amigos y vecinos de personas que residen
en Estados Unidos, a líderes comunitarios locales, a funcionarios
gubernamentales locales y nacionales, y a estudiosos de la migración
colombiana.2

- . ’, LA MIGRACIÓN COLOMBIANA

/ ’” ””’’. ’ Y LAS CIUDADES ESTUDIADAS

.. y1’. • •• • --¿i

Los DATOS existentes sobre el número total de colombianos que reside en el


exterior son aproximados debido a que muchos migrantes eluden el registro
oficial. El Ministerio Colombiano de Relaciones Exteriores ha estimado que
cerca de 1.4 millones de colombianos (casi 4 por ciento de la población
nacional) vivían en Estados Unidos en 1997. A diferencia de la mayoría de los
grupos latinoamericanos que viven en ese país, los colombianos han estado
2 Este estudio forma parte de la primera fase de la recolección de datos de un proyecto de investigación
comparativa sobre las relaciones económicas, políticas y socioeconómicas establecidas por emigrantes
colombianos, dominicanos y salvadoreños entre Colombia y Estados Unidos. Este estudio es dirigido por
Alejandro Portes y Luis Eduardo Guarnizo y ha sido financiado con donaciones de la Fundación National
Science, la Fundación Ford y la Fundación Andrew W. Mellon.
280

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

históricamente conformados por habitantes urbanos, una característica que


han confirmado tanto estudios previos (esto es, Cardona rt al., 1980;Urrea,
1987; Guarnizo rf «/., en este libro) como el censo de 1993. Según el censo,
88 por ciento de los 1.3 millones de colombianos registrados como
residentes en el exterior proviene originalmente de áreas urbanas (DAÑE,
1996a).3 Como veremos más adelante, existen tres factores principales
relacionados con un aumento de la migración hacia Estados Unidos y con las
nacientes actividades transnacionales de los migrantes, entre ellas, la
reestructuración económica de Colombia, el narcotráfico y los efectos
acumulativos de un proceso migratorio que se inició en el periodo posterior a
la Segunda Guerra Mundial (las décadas de 1950 y 1960).

Las dos áreas metropolitanas donde se llevaron a cabo las entrevistas están
ubicadas en dos regiones colombianas muy diferentes, en términos de
tamaño, cultura y economía. Sin embargo, éstas comparten dos
características: ambas han sido duramente golpeadas por las reformas
neoliberales, han estado relacionadas con las actividades del narcotráfico y
han sido muy afectadas por éste. Cali, la segunda área metropolitana del
país en términos de población, es la capital del Valle del Cauca, tercer
departamento del país en cuanto al número de habitantes (3.7 millones,
DAÑE,
1996a, p. xvi).4 El área metropolitana de Cali, ubicada al sudoeste de
Colombia, se extiende a través del valle del río Cauca, a una hora de
Buenaventura, el mayor puerto del país en el Pacífico y también la más
importante fuente de emigrantes hacia Estados Unidos (véase Hurtado Saa,
1996). Cali es una de las áreas más industrializadas del país y cuna del
desarrollo agroindustrial a gran escala. Tiene una población multirracial de
casi dos millones de mestizos y afrocolombianos (DAÑE, 1996c).

Entre 1990 y 1995, la economía de Cali creció a un ritmo más acelerado que
la economía nacional (4.8 y 4.1 por ciento, respec-
¡ Estas cifras fueron calculadas a partir de las tablas 20 y 20.1 del Censo de 1993. Dichas tablas contienen el
número de hijos de mujeres de 12 años y más que residían en el extranjero.

4 Según el Censo colombiano de 1993, 5.8 por ciento del número total de niños nacidos de mujeres de 12
años y más en este departamento residían en el exterior, y 96 por ciento de ellas procedían de las áreas
urbanas (DAÑE, 1996a, tabla 15).

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

281

tivamente). Esta tasa de crecimiento se explica en parte por la significativa


presencia del negocio ilícito de la droga en la economía local desde la década
de los setenta (Castillo, 1987). El dinero relacionado con la droga irrigó todo
el sistema y, por tanto, se volvió indispensable para el auge económico. Se
estima que el cártel de Cali tenía ”ingresos de 5,000 millones de dólares
anuales [y era] la organización del crimen más rica del mundo” (Krauss,
1997, p. 71). Supuestamente, el cártel controlaba una porción significativa
de las actividades de bienes raíces y de la construcción en la ciudad y tenía
una presencia importante en los sectores industrial, agrícola y comercial de
la región. La construcción de mansiones ostentosas y de complejos
habitacionales, así como la rápida expansión y prosperidad de los negocios
excluyentes eran en gran parte producto del dinero de la droga.

Sin embargo, para mediados de 1995, comenzaron a observarse señales de


un inesperado colapso económico. Dos factores principales ayudan a explicar
esta repentina depresión. Ésta, en gran parte, se debe a los efectos de las
reformas neoliberales del país, que incluían la apertura total de la economía
a los mercados y capitales internacionales, la privatización de las empresas
estatales, la reducción del gasto público y la eliminación de subsidios y
programas sociales (Ahumada, 1996). Ante este nuevo enfoque económico,
las grandes corporaciones multinacionales que ocupaban posiciones críticas
en la economía local y regional cambiaron su estrategia comercial. Muchas
de ellas cerraron completamente sus plantas y se reubicaron tanto en el
exterior como en otras regiones del país; otras simplificaron su producción
eliminando las líneas que ya no resultaban competitivas debido a la invasión
de productos importados más baratos. Y lo que es quizás más importante, el
colapso del negocio de las drogas tras el arresto de los líderes del cártel de
Cali entre 1995 y 1997, una medida provocada por las presiones del gobierno
estadounidense sobre Bogotá para que cumpliera con su política de ”Guerra
contra las drogas” (véase El Espectador, 1997b). Sólo en 1995, unos
800 millones de dólares, supuestamente propiedad del narcotrá-
282

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

fico, fueron sacados del país, lo que provocó una drástica contracción en el
mercado local. Los efectos del cierre de los negocios y operaciones del
narcotráfico fueron extraordinarios. Los niveles de consumo extremadamente
altos y el boyante mercado laboral de la ciudad recibieron un golpe
tremendo. En el periodo entre septiembre de 1995 y marzo de 1997, el
número de personas desempleadas en la ciudad aumentó de 95,000 a
165,000 (DAÑE, 1997).

Pereira es la octava ciudad más grande del país y la capital de Risaralda, el


15o. departamento en términos poblacionales (844 mil, DAÑE, 1996a, p. xvi).
Éste es el segundo centro de producción y procesamiento de café en el que
habitan unas 355,000 personas, en su mayoría mestiza (Morales, 1994;
DAÑE, 1996b). Ubicada en el corazón del Eje Cafetero, Pereira ha sido un
centro regional para el procesamiento, comercialización y servicios
relacionados con el café. Durante los últimos veinte años, la sobreproducción
de café y la precipitada caída de los precios mundiales hicieron este producto
menos atractivo y lucrativo frente a otras cosechas. Sobrevino una crisis
regional (ElEspectador, 1997a). Las reformas neoliberales agravaron aún más
la crisis regional de principios de los años noventa. Los pereiranos han sido
testigos de grandes aumentos en el nivel de desempleo de la ciudad y de
una drástica disminución del ingreso de una gran parte de la población de la
ciudad. Para finales de los años setenta, Pereira ya había visto surgir las
primeras organizaciones conocidas en el negocio de las drogas (Castillo,
1987). Los arquitectos de estas organizaciones se convirtieron rápidamente
en los principales actores de la economía local, en forma directa como
inversionistas formales e indirecta como empresarios informales ilícitos. Su
riqueza les permitía convertirse en accionistas de varios clubes profesionales
de fútbol, los cuales luego financiarían juegos en la ciudad de Nueva York. Al
igual que en Cali, para finales de los años noventa, la represión creciente
contra el narcotráfico había dejado también serios efectos residuales en la
economía local, en especial en los sectores de la construcción y los servicios.

No obstante, a diferencia de lo ocurrido en Cali, donde no encontramos


ninguna segregación espacial de migrantes, sí des-
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

283

cubrimos en el área metropolitana de Pereira varias zonas con alta


concentración de hogares, con miembros que han residido o residen
actualmente en Estados Unidos. Concentramos nuestro trabajo de campo en
Dos Quebradas y en Ciudadela Cuba, que son las dos comunidades más
grandes y populosas de estos distritos. Dos Quebradas (140,000 habitantes,
DAÑE, 1996b) es un distrito industrial y residencial y una de las principales
zonas de ensamblaje industrial y manufactura ligera. Allí se encuentra una
porción significativa de la industria nacional de confección de ropa. Al igual
que en Cali, la crisis económica produjo el cierre de plantas. Entre 1985 y
1995, unos 200 negocios fueron cerrados en Pereira y Dos Quebradas y el
desempleo local se duplicó (Alcaldía de Pereira, 1996).

Ciudadela Cuba es un distrito residencial de gran tamaño que fue fundado en


1960 por los refugiados políticos internos producto de la Violencia, una
guerra civil que azotó el país durante la década de los cincuenta. Los
primeros refugiados, que provenían de las aldeas y campos vecinos,
comenzaron a establecerse en los extensos campos de ”Cuba”, una vieja
hacienda azucarera. Hoy día, Cuba es uno de los sectores residenciales más
grandes de Pereira, donde reside una mezcla de familias de clase media,
media baja y trabajadora. Según nuestros informantes, la emigración hacia
Estados Unidos desde este distrito se inició en los años setenta. Al principio,
muchos emigrantes partieron hacia Nueva York con la esperanza de regresar
con suficientes ahorros para mejorar sus viviendas y comenzar un pequeño
negocio. Más tarde, durante el auge del narcotráfico a mediados de los
ochenta, el número de personas que se daban un viajecito aumentó
rápidamente. Un viajecito es el eufemismo local de los viajes para
contrabandear pequeñas cantidades de droga a otros países, o para ir a
Estados Unidos a importar subrepticiamente una cantidad en efectivo para
una retribución. La mayoría de estos viajeros no tenía antecedentes
delictivos y muchos de ellos con el tiempo decidían permanecer en el
extranjero (véanse Castro Caycedo, 1990; Molano, 1997). La emigración
iniciada por la droga coincidió con otros dos procesos migratorios, a saber, el
regreso de muchos empleados de
284 LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

oficina que habían emigrado hacía dos décadas y el incremento del número
de obreros que viajaba al norte con ayuda de los familiares que ya se habían
establecido en el extranjero.

El incremento de la migración, relacionada o no con las drogas, se ha


extendido tanto en este distrito que, según palabras de un activista
comunitario no emigrado ”en este barrio, prácticamente todo el mundo tiene
un familiar en los Estados Unidos, y hay familias [completas] cuyos
miembros se han ido uno a uno” (entrevista en trabajo de campo, octubre de
1996). Los efectos de la migración se reflejan en la textura urbana de la
Ciudadela y en las condiciones de vida de sus residentes: uno puede ver, por
ejemplo, un número creciente de viviendas que han sido mejoradas, un
aumento en el consumo de aparatos eléctricos y una expansión en el número
de pequeñas empresas. Muchos de los negocios que surgen son bares,
restaurantes y discotecas, mientras una minoría está en los servicios de
reparación y de manufactura ligera. Algunos informantes recordaron que, en
un momento dado, los viajeros comenzaron a retornar con grandes sumas de
dinero, nuevas costumbres, consumismo suntuario y escandalosos negocios
de entretenimiento. La apertura de este tipo de negocios alcanzó tales
niveles que las autoridades, alegando razones de seguridad, emitieron una
ley prohibiendo que se abrieran nuevos establecimientos nocturnos en el
área.

La coincidencia en el crecimiento de estos flujos migratorios tan diferentes


(antiguos residentes que regresan, nuevos emigrantes de la clase
trabajadora y migrantes vinculados con la droga) se ha confundido en la
mente de muchos colombianos y ha llevado a la creación de estereotipos
negativos de la población migratoria en general. Al igual que en el caso de la
República Dominicana (véase Guarnizo, 1994), muchos informantes
describieron los nuevos migrantes en términos peyorativos y clasistas. Nos
dijeron que hasta mediados de los años ochenta, los migrantes eran en su
mayoría de clase media, empleados de oficina que se marchaban en busca
de mejores oportunidades económicas o para mejorar su capacitación
profesional. En contraste, los nuevos grupos de migrantes eran vistos como
una masa uniforme de gente pobre,
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

285

marginada, con deseos de hacerse rica de la noche a la mañana a cualquier


precio.

Sin embargo, la historia de la migración es mucho más matizada y variada


de lo que las percepciones clasistas y de desprecio permiten. Más bien, lo
que ha sucedido, es que la composición social del flujo migratorio se ha
vuelto más heterogénea (”democrática”), en vez de homogénea. De hecho,
la migración ha dejado de pertenecer al reino exclusivo de las clases media y
media alta, ya que un gran número de trabajadores y desempleados también
están emigrando, y no sólo desde Pereira y Cali, sino también desde otras
muchas regiones. Algunos emigran para mejorar su capacitación profesional,
otros lo hacen por la falta de oportunidades básicas en su lugar de origen,
asimismo, otros parten cautivados por la posibilidad de alcanzar el ”sueño
americano” de la noche a la mañana, sin tomar en cuenta las penurias
arduas y muchas veces infructuosas que normalmente experimentan los
obreros inmigrantes. Esta heterogeneidad social y la creciente diversidad de
motivos para emigrar son el resultado de tres procesos:

• las políticas de reestructuración económica que han contribuido en gran


medida con el deterioro de las condiciones económicas locales y la
consecuente reducción de oportunidades;

• la maduración, durante más de dos décadas del proceso migratorio de


Estados Unidos, que convirtió la emigración

. en una posibilidad para una población en crecimiento, y

• la expansión de la demanda de mano de obra de los narcotraficantes para


sus operaciones transnacionales, que abrieron de par en par las puertas de la
migración a una población que de otro modo no habría podido salir.

Evidentemente, la generación del empleo en la región cafetalera y en Cali no


ha ido a la par con el crecimiento de la población. La reducción de
oportunidades laborales ha afectado particularmente el creciente número de
bachilleres y graduados de universidad, en un momento en que el atractivo y
las oportunidades de emigrar
286 LUIS EDUARDO GUARN1ZO Y LUZ MARINA DÍAZ

han aumentado. Un ex gobernador del Departamento de Risaraída,


entrevistado para este estudio, resumió la situación de la siguiente manera:

Después de graduarse de bachilleres, la mayoría de los jóvenes sueña con ir


a la universidad, hacerse profesionales y conset , guir un empleo bien
remunerado. Sin embargo, gran parte de r,. ellos no puede ni siquiera
continuar sus estudios debido a la . falta de recurso, ni puede encontrar un
empleo decente, o más bien ningún empleo. Aun aquellos que se gradúan de
la universidad terminan desempleados o subempleados. La verdad es que
éstos son jóvenes honestos y decentes, pero aquí no hay nada que ellos
puedan hacer. Y entonces ven a los que se marcharon a Nueva York regresar
con dinero para cornprar o construir una casa nueva para sus madres,
comprar modernos efectos eléctricos y automóviles, conseguir las mejores
chicas y salir mucho de fiesta [...]. Entonces, se van a los Estados Unidos a
probar suerte. Algunos consiguen empleo transportando dinero desde Nueva
York (entrevista en el trabajo de campo, septiembre de 1996).5

En efecto, la migración llegó a ser la ”solución” para una población siempre


creciente. Una maestra de bachillerato que nunca antes había viajado explicó
que ”uno ve a muchas personas que empeñan su casa y sus bienes [para
pagar] para que uno de sus hijos se vaya y se convierta en la salvación de la
familia” (entrevista en el trabajo de campo, enero de 1997). El dueño de una
agencia de viajes de Pereira relató que ”la población de Pereira y sus
alrededores que iba y venía (a Estados Unidos) creció tanto que Avianca (una
aerolínea nacional) estableció vuelos directos a Nueva York dos veces por
semana” (entrevista en el trabajo de campo, febrero de 1997).

En Cali, las prácticas de reclutamiento de mano de obra para el cártel de la


droga han facilitado también la migración de muchos

---cita
5 Esta es una referencia al contrabando de dinero de la droga devuelta hacia Colombia.

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

287

que, de otra forma, no habrían podido viajar. Las actividades transnacionales


de los cárteles de ambos países, legales e ilegales, han ayudado a los
migrantes en el exterior a mantener relaciones con su país de origen. De
hecho, para algunos analistas, ”la ciudad de Nueva York -particularmente el
norte de Queens- es probablemente el centro mayorista internacional más
importante del cartel” (Krauss, 1997, p. 71). Algunos estudiosos incluso
consideran que la presencia de una significativa población de colombianos en
Estados Unidos le proporciona al cártel una ventaja comparativa del mercado
y le ha facilitado la integración vertical del negocio (Thoumi, 1994).

La expansión del tráfico de drogas ha traído no sólo la incorporación de una


mayor población al proceso migratorio, sino que ha creado, además, un
ambiente plagado de desconfianza y fragmentación social entre los
migrantes, así como una extendida estigmatización y discriminación en
contra de los colombianos en Estados Unidos. Mientras, en Colombia, los que
regresan después de haberlo ”logrado” en el exterior, son mirados muchas
veces con recelo por quienes ponen en tela de juicio el origen de su éxito sin
importar la fuente real de sus ingresos. Ya se acabaron los tiempos en que
los recién llegados eran admirados y respetados en Cali o Pereira, y hasta
recibidos y respaldados por sus compatriotas de Nueva York (Castro
Caycedo, 1990). Una señora de
67 años de edad que regresó a Cindadela Cuba, después de trabajar 35 años
en una oficina al norte de Nueva Jersey, dijo recordar que:

Al principio (1960-1970) todo era diferente. Yo, por ejemplo, le di posada en


mi propia casa a muchos, muchos colombianos que llegaban sin dinero, sin
familia y que no tenían amigos allá [...]. Ahora, usted no puede recibir a la
gente así nada más, de la calle; eso es peligroso [...] la verdad es que hay
muchos colombianos que son desagradecidos, y muchos que hacen cosas
malas que dañan la imagen de todos nosotros [...] Ahora hay mucha
animadversión en contra de los colombianos (entrevista en el trabajo de
campo, octubre de 1996).
288

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

Sin embargo, la imagen de una población migrante sin cohesión social debe
ser interpretada con precaución. Realmente, por esta evidencia, no se puede
llegar a la conclusión de que principios como la solidaridad y la prosperidad
han desaparecido por completo del repertorio social de los colombianos. Por
el contrario, éstos siguen siendo recursos sociales altamente valorados. Sin
embargo, como veremos más adelante, la práctica de la solidaridad y la
reciprocidad se ve limitada cada vez más a las redes sociales estrechamente
vinculadas de amigos y familiares con antecedentes de clase y lugares de
origen similares. Los efectos negativos del narcotráfico han exacerbado los
principios ancestrales de exclusión que prevalecen en la sociedad
colombiana, donde las relaciones más cercanas con no familiares tienden a
restringirse a personas de clases sociales similares, y donde el regionalismo
está implantado de manera profunda. El peligro de ser vinculado
involuntariamente con un mañoso, o de ser identificado por error como tal,
ha contribuido a incrementar el espíritu excluyente entre los migrantes y en
la sociedad colombiana en general. Los migrantes entrevistados para este
estudio coinciden en que de una u otra forma todo colombiano que sale de
su país lleva consigo el estigma de la droga. Argumentan también que este
encasillamiento de los colombianos ha sido popularizado y está siendo
perpetuado por los medios de comunicación nacionales y globales. Sin lugar
a dudas, este estigma afecta el comportamiento de los migrantes haciendo
que resulte más difícil crear redes y actividades sociales transnacionales de
diversa índole.

LAS INICIATIVAS j TRANSNACIONALES DE LOS MIGRANTES ]

NUESTROS hallazgos preliminares indican que las actividades


transnacionales dependen en gran medida del capital social de • los
migrantes (Portes y Sensenbrenner, 1993), un recurso cuya formación y
carácter está condicionado en gran medida por el lugar de origen, la posición
económica y social original, y por las circunstancias migratorias. Sin
embargo, las actividades transnacionales
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

289

económicas, políticas y socioculturales de los migrantes, están conformadas


por las circunstancias contextúales en las cuales están insertos en el
extranjero y en sus lugares de origen.

Las actividades económicas trans nacionales

En las dos áreas metropolitanas estudiadas, identificamos una amplia gama


de actividades económicas que están relacionadas con los migrantes en el
extranjero y que dependen de éstos. Las principales actividades
transnacionales que encontramos eran empresas de servicios, comerciales y
de bienes raíces. Entre las actividades de servicios más comunes estaban las
relacionadas con viajes internacionales, agencias de remesas y casas de
cambio, oficinas procesadoras de documentos oficiales y servicios
informativos para estudiantes internacionales. Como parte de las actividades
comerciales se encontraban las operaciones de importación y exportación,
tales como importación de computadoras y exportación de flores, alimentos
y utensilios de cocina de fabricación colombiana. Otra línea importante de la
actividad transnacional era la promoción y venta de viviendas en Pereira y
Cali a migrantes en el extranjero. En un mercado local contraído, el poder de
compra relativamente alto de los migrantes, constituye una demanda
potencial significativa para los promotores de estas ciudades. Encontramos
que, en algunas ocasiones, pequeños grupos de migrantes procedentes de
una misma localidad han unido sus recursos para adquirir tierras y
desarrollar complejos habitacionales, tanto para su propio consumo como por
negocio.

Una actividad económica más común, aunque en promedio más pequeña y


menos lucrativa, relacionada con la migración, era la pequeña empresa
comercial y de servicio (tiendas de comestibles, restaurantes, discotecas,
servicios de reparación) creada y por lo general subsidiada con los ahorros
que los migrantes envían desde el extranjero. Al igual que sucede con otros
grupos de migrantes en otros lugares, estas numerosas microempresas
marcan las áreas donde viven los migrantes y/o sus familias y son fácilmente
identificables por la forma ruidosa como anuncian su
290

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

”americanización”, ya que muchos de estos negocios tienen nombres de


barrios y ciudades de los Estados Unidos y son decorados ”a la americana”.
Sin embargo, la actividad económica transnacional más típica y, de hecho, la
más antigua, es el flujo constante y multimillonario de remesas familiares
hacia el sur, que constituye la evidencia más significativa de los lazos
sociales transnacionales de los migrantes con su familia, parientes y amigos.

Encontramos un destacado sector de empresarios migrantes a quienes


llamamos ”exitosos”, involucrado en operaciones comerciales en nivel
medio, estables y lucrativas entre los Estados Unidos y Colombia, y en
algunos casos con otros países alrededor del mundo. Algunos de estos
empresarios tenían conexiones con el capital financiero colombiano y
sectores de los medios de comunicación y el entretenimiento. Nos interesaba
descubrir las posibles diferencias en las estructuras sociales que mantenían a
un empresariado exitoso y no exitoso a través de las fronteras nacionales.
Encontramos un empresariado económico nacional involucrado en redes
transnacionales de apoyo que se habían ido tejiendo gradualmente entre
grupos pequeños y cerrados de amigos y/o parientes. Al parecer, los
antecedentes de clase y los niveles ocupacionales de los migrantes previos a
la emigración eran factores decisivos para explicar su comportamiento
empresarial.

Según nuestros hallazgos iniciales, parecía más probable que antes de


emigrar, los empresarios transnacionales de éxito fueran de una clase social
más alta y tuvieran un nivel ocupacional más elevado que los empresarios
”no tan exitosos”; es decir, personas cuyas inversiones habían fracasado o
tenían negocios pequeños que abastecían mayormente un mercado local. Los
empresarios de éxito tendían a ser personas con butn dominio del inglés; con
frecuencia eran graduados de universidad, de tez clara y originalmente
procedían de las clases media y media alta. Estos empresarios habían forjado
sus relaciones comerciales a través de sus redes sociales, las que a su vez
facilitaban su posición social y adaptación a un entorno transnacional. Con
los siguientes dos ejemplos ilustraremos estos procesos.
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL 291

Alberto Lara,6 un caleño graduado en administración de empresas, de tez


clara, con 53 años de edad, es el propietario de una firma de importación y
exportación en Cali. Antes de salir de Cali hacia el norte de Nueva Jersey,
trabajaba como gerente de una firma multinacional tailandesa. En 1975, ante
la insistencia de su esposa de que se mudaran al norte, se marchó a reunirse
con sus familiares que eran residentes legales de Estados Unidos. Tan pronto
llegó, comenzó a trabajar en la empresa de computadoras de su cuñado. En
1982, después de varios problemas relacionados con los negocios, dejó el
empleo y se mudó a Miami para trabajar en una subsidiaria de su antiguo
empleo en Cali. Según sus palabras, ”fue entonces cuando sentí por primera
vez lo que era ser un inmigrante”. Por un tiempo, estuvo solo en Miami
mientras su familia permanecía en Nueva Jersey. Tres años más tarde,
viendo que no se cristalizaban sus esperanzas de ser promovido, renunció y
comenzó su propio negocio, una firma de contabilidad y consultoría al
servicio de empresas propiedad de latinos. Durante el periodo 1985-1990, su
negocio creció rápidamente en un momento en que la economía latina de
Miami era floreciente, debido más que nada a la expansión de la demanda
generada por el auge del negocio de la droga. Para finales de la década de
los ochenta, la ”guerra contra las drogas” se había extendido hasta incluir
controles más estrictos para los bancos y los impuestos, así como redadas y
operativos policiales. Las empresas de los latinos, y especialmente de los
colombianos, eran los principales blancos de la cruzada contra las J-ogas, lo
que forzó a muchas de ellas a cerrar. En poco tiempo, el señor Lara vio
reducirse su clientela y con ella la prosperidad de su propio negocio. Para
1995, ya estaba de regreso en Cali trabajando de nuevo con su antiguo
empleador, aunque esta vez de manera temporal. Antes del año ya había
instalado su propia empresa de consultoría en importaciones y
exportaciones. Para ello, se valió no sólo de su preparación profesional, su
agudeza para los negocios y sus recursos monetarios, sino también viejos
contactos de negocios y amigos que había conocido a lo largo de su carrera,
tanto en Cali como en el extranjero. Al mo-

---cita
6 Los nombres de los informantes han sido cambiados para preservar su anonimato.
292

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

mentó de nuestra entrevista, el señor Lara estaba estudiando la posibilidad


de expandir sus operaciones para atraer hacia Colombia a inversionistas
tailandeses y japoneses (entrevista en el trabajo de campo, octubre de
1996).

Sergio Salazar no tenía acceso a los mismos recursos sociales que el señor
Lara y tuvo que enfrentarse a una situación diferente al regresar. Ex jugador
de fútbol afrocolombiano, procedente de un barrio humilde de Cali, partió
hacia Nueva York en 1980 como parte de un viaje de intercambio de fútbol.
Al final del viaje, le ofrecieron una beca deportiva en una pequeña
universidad del área metropolitana de Nueva York. Aceptó y cuatro años más
tarde se graduó. Después, estudió una maestría en terapia física y regresó a
Cali en 1994. Sus planes eran iniciar una clínica de terapia física en Cali.
”Resultó un fracaso total”, recuerda. Se quejaba de que su ”capacitación era
demasiado sofisticada para Colombia” y que su fracaso se debía también a la
”envidia, hay tanta envidia aquí”. Al preguntársele si sabía de algún otro
terapeuta en la ciudad, o si tenía algún contacto profesional allí, respondió
que no. Evidentemente, una convergencia de factores que incluía su propia
falta de capital social y experiencia en los negocios, un desajuste entre sus
capacidades y la demanda local, así como un medio ambiente hostil,
impidieron que tuviera éxito como profesional independiente. Al momento de
la entrevista estaba involucrado en actividades comerciales que no tenían
ninguna relación con su capacitación profesional y evaluaba la posibilidad de
volver a emigrar (entrevista del trabajo de campo, octubre de 1996).

Nuestros entrevistados, conocían a numerosos migrantes que habían


regresado después de ahorrar en Estados Unidos lo suficiente para iniciar un
pequeño negocio. Mientras muchos de ellos lograron mantenerse en el
negocio e incluso expandir sus operaciones, un número significativo de los
que regresaban veía sus negocios irse a pique. Con frecuencia, los
empresarios que fracasaban habían sido trabajadores asalariados en Estados
Unidos. Se nos informó que algunos de ellos tuvieron el negocio adecuado
para triunfar, pero les faltaba experiencia empresarial, contactos de
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

293

negocios y suficientes recursos para iniciar una operación competitiva y


lucrativa. Además, el contexto al que regresaban en Cali y Pereira era muy
diferente del que habían dejado en las décadas de los setenta y los ochenta,
cuando muchos de ellos habían partido originalmente. A finales de los años
noventa, el ambiente económico y comercial se había tornado mucho más
duro y competitivo que nunca antes. El número de micro y pequeñas
empresas, del tipo que la mayoría de estos emigrantes podría abrir, ha
proliferado hasta la redundancia.
Como ilustra el caso del señor Salazar, a los profesionales o técnicos de
origen social humilde, que regresan con grandes expectativas sociales y
económicas, muchas veces se les hace difícil alcanzar sus metas. Como
señaló un no migrante, estos profesionales pronto se dan cuenta de que ”ya
no son de aquí y que nunca fueron de allá”. Muchos de ellos, sintiéndose
rechazados, tienden a aislarse socialmente. Incapaces de adaptarse, muchos
de ellos terminan volviendo a emigrar.

Las remesas , ,, ,

La transferencia de una parte de sus ingresos a los familiares y amigos que


dejaron atrás es la práctica económica transnacional más común entre los
migrantes. Sin embargo, es imposible obtener una cifra precisa de la
cantidad real de dinero que los migrantes transfieren a Colombia. Tal como
nos indicara un alto funcionario del Banco de la República (el Banco Central),
cualquier cálculo del total de remesas recibidas resulta incompleto porque:

a) una gran porción de las transferencias evade el control estatal porque se


envía por medio de canales informales, incluyendo remesadoras no
registradas, amigos visitantes y los mismos migrantes;

b) en el sistema de contabilidad nacional no hay una partida específica que


mida dichas transferencias, y

c) ciertas cantidades de dinero de otra procedencia se mencionan como


remesas familiares.
294

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

Además, cabe destacarse que el Estado colombiano todavía no ha mostrado


mucho interés en establecer la verdadera cantidad recibida, ni controlar el
ingreso de este dinero al país.

A pesar de las limitaciones antes mencionadas, los datos disponibles a través


del Banco Central revelan que desde la década de los setenta, las remesas
han aumentado a un ritmo constante. Durante el periodo de 1970-1988,
éstas crecieron a una impresionante tasa anual de 26.1 por ciento y
aumentaron, en 1988, de casi 6 millones a unos 384 millones de dólares. Aun
cuando la tasa de crecimiento disminuyó en 50 por ciento entre 1988 y 1992,
las remesas alcanzaron los 630 millones de dólares al final de ese periodo.
Aunque estos estimados son conservadores, los mLmos representan una
cantidad significativa -cerca de 45 por ciento de las contribuciones totales
del café, que es el segundo rubro más importante de exportación del país.

Un medio común para el envío de remesas ha sido a través de casas de


cambio pequeñas y con frecuencia informales. Como parte de las reformas
neoliberales de 1991, el gobierno suspendió la mayoría de los controles que
regulaban el cambio de moneda extranjera. Se estimaba que, para principios
de 1993, las casas de cambio manejaban una cantidad de dinero igual al
total de las exportaciones de la industria de flores, el más importante sector
de exportación no tradicional del país. Pronto, estos negocios fueron
conocidos como lugares para el lavado de dinero (El Espectador,
1996). En 1993, el gobierno introdujo una serie de regulaciones para poner
fin a esta situación. El Banco de la República emitió normas estrictas
(Resolución 21 de 1993) que requerían un capital mínimo de operación
(300,000), capacidad profesional certificada y certificado de probidad moral
de los dueños y los empleados. Las casas de cambio tenían que presentar un
informe diario de todas sus transacciones, como una de las muchas medidas
dirigidas a desalentar el lavado de dinero.7 Uno de los objetivos de

’ Estas estrictas regulaciones fueron pronto seguidas por medidas nacionales (Decreto Presidencial 1735, de
1993) y otras agencias nacionales emitieron reglamentos específicos, entre ellas la Comisión Bancaria
Nacional y la Dirección Nacional de Impuestos y Aduanas. El
10 de junio de 1997, el Banco Central emitió nuevas directrices (Circular Reglamentaria
61) para regular aún más el sistema de declaración, especialmente con relación a la identificación de los
clientes y otros procedimientos que deben seguir las casas de cambio.

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

295

la intervención estatal ha sido eliminar del mercado las operaciones


pequeñas, dejando las transferencias de dinero en manos de una cuantas
operaciones grandes, que son más fáciles de vigilar. A pesar de todos estos
controles, se calcula que las operaciones de cambio ”ilegales” todavía
abarcan más de 50 por ciento del mercado cambiario (El Espectador, 1997c).

Las actividades transnacionales y el comercio de la droga


La relación entre la migración y el narcotráfico ha sido importante. Como se
indicó antes, la demanda de mano de obra de las organizaciones de
narcotraficantes ha contribuido en gran medida a la expansión de la
migración hacia Estados Unidos desde Pereira y Cali. Por otro lado, el
narcotráfico se ha beneficiado de la existencia de muchas instituciones y
prácticas originalmente creadas por los mismos migrantes, las cuales han
vinculado a los migrantes con sus comunidades de origen. Entre éstas se
encuentra la transferencia de dinero, los viajes frecuentes y las incontables
iniciativas empresariales de los inmigrantes. Las organizaciones de
narcotraficantes se han beneficiado también de la presencia de los enclaves
residenciales colombianos en zonas tales como el área metropolitana de
Nueva York y el sur de la Florida, los cuales proveen un ambiente
sociocultural familiar para que estas organizaciones operen y en el cual
puedan reclutar mano de obra adicional (Thoumi, 1994). En la misma forma
que el crimen organizado se convirtió en un medio de movilidad ascendente
para muchos grupos de inmigrantes en Estados Unidos (irlandeses, judíos,
italianos, chinos; véanse Nelli, 1969; Light, 1977; Rockaway 1980), el
narcotráfico se ha convertido en una de las maquinarias más amplias y
”democráticas” de movilidad ascendente para muchos colombianos, desde
profesionales desempleados o mal pagados, hasta habitantes urbanos
marginados y privados de sus derechos civiles (véanse Castillo, 1987;
Camacho G., 1988; Molano, 1997). La organización social del comercio ayuda
a explicar su rápida expansión y las dificultades para reprimirlo.
296

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

Nuestro trabajo de campo revela que las redes del narcotráfico son
pequeñas, muy cerradas y están conformadas por gente de confianza. Para
los migrantes ligados al negocio de la droga, la búsqueda individual de
ingresos está envuelta en un denso tinglado de expectativas sociales y
obligaciones recíprocas. Las relaciones tienen como base fuertes principios
de lealtad y reconocimiento del patrón como un benefactor y proveedor de
favores. Los que están involucrados en el negocio son:

a) participantes voluntarios (personas que a sabiendas se involucraron en el


negocio), reclutados en Colombia y entre la población inmigrante que reside
en los Estados Unidos, o

b) personas que han terminado enredados en el negocio en contra de su


voluntad, atrapados en el negocio por traficantes sin escrúpulos (véase
Molano, 1997).

Según nos informaron los entrevistados, un número significativo de quienes


se involucran voluntariamente había ingresado al negocio como ”muías”,
contrabandeando pequeñas cantidades de droga escondidas en sus propios
cuerpos o equipajes.

Los grupos más consolidados tienen una estructura organizativa


transnacional muy compleja, con una elaborada división laboral. Entre los
empleos en el comercio figuran los transportadores (que contrabandean la
droga), los caleteros (que vigilan las casas de seguridad), los cobradores, los
que hacen cumplir las tareas, los contables y los que bajan la plata, es decir,
que transportan el dinero desde Estados Unidos hasta Colombia. Muchas de
estas posiciones están ocupadas por migrantes. Estos puestos proveen no
sólo acceso a salarios mucho más altos que los disponibles en las actividades
legales, sino que permiten mantener relaciones constantes con Colombia
mientras se está en el extranjero. El testimonio de uno de nuestros
entrevistados durante la investigación ilustra algunas de estas dimensiones:

Primero llegué a Miami para trabajar en un restaurante, donde ganaba 10


dólares diarios. A principios de 1987, llegó un
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

297

amigo y me dijo ”hay un trabajito” ”¿Qué tipo de trabajo?” pregunté. ”Para ir


a caletiar”. ”¿Y cómo es eso, hombre?... ¿cuánto paga?” ”Mira, hombre, es
muy simple. Hay un poco de mercancía mojada.8 Hay armas, y tú estarás
encerrado allí cuidando la mercancía. Te darán 10,000 dólares por una
semana”. ”Está bien”, le dije ”lo haré”. Entonces le pedí permiso al dueño del
restaurante. A los ocho días de estar cuidando la caleta me dieron los 10,000
dólares, y me fui. Pero luego el patrón me llamó y me dijo que me necesitaba
para trabajar directamente con él. Entonces me dio una casa, un carro, ’
comida y 2,000 dólares, y yo lo acompañaba todo el tiempo. Mientras que en
el restaurante yo no tenía nada de eso (entrevista del trabajo de campo,
enero de 1997).
í”

La consolidación de las actividades transnacionales relacionadas con el


narcotráfico ha tenido un efecto considerable en las actividades internas del
país, tanto económicas, políticas, como socioculturales. La adopción de un
modelo neoliberal por parte de Colombia permitió la entrada masiva de
dinero ligado al lavado de dólares proveniente del narcotráfico. Este dinero,
que fue a parar a muchas actividades económicas del país, sirvió de gran
ayuda para salvar el país de los efectos devastadores de la crisis que azotó a
América Latina en la década de los ochenta, comúnmente llamada la
”década perdida”. El economista Roberto Steiner (1997, p. 47) considera que
durante la primera mitad de la década pasada ”el ingreso neto por la
exportación de narcóticos representó cerca de 7 por ciento del PIE [del país]
y 70 por ciento de las exportaciones”.

Las actividades políticas transnacionales

Desde finales de la década de los cincuenta, la política colombiana se ha


caracterizado por un alto abstencionismo electoral, apatía política
generalizada y desconfianza en la política partidista. Esa alie-
8 ”Mercancía mojada” es una expresión utilizada para la droga de reciente contrabando.
298

298 LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

nación política ha sido estimulada por un sistema en el cual un núcleo


restringido de élites monopoliza el discurso público y las estructuras de
poder. Estas élites perpetúan su posición mediante camarillas locales,
regionales y nacionales de la relación patróncliente, afiliadas a los partidos
dominantes, liberal y conservador. En general, la cultura política nacional ha
estado dominada por la intolerancia, la exclusión y muchas veces hasta por
supresión violenta de la oposición (véase Delgado et al., 1996).

Esta cultura política ha sido reproducida, en gran medida, entre los


migrantes (véase Guarnizo et al., en este libro), creando un ambiente que ha
desalentado la acción política transnacional. Por lo tanto, no nos sorprendió
que nuestros entrevistados no mencionaran mucho activismo político
transnacional entre la población migrante. De hecho, gran parte de los
entrevistados desconocían el fenómeno político transnacional existente, así
como la existencia de los capítulos de los partidos tradicionales en Nueva
York, las visitas frecuentes de los políticos a los enclaves colombianos de
Estados Unidos y las contribuciones monetarias de los líderes migrantes y
élites emergentes a las arcas de dichos partidos. Asimismo, nuestros
entrevistados raras veces conocían acerca de los programas y políticas
oficiales en favor de la.población migrante en el extranjero, como el
Programa para la Promoción de las Comunidades Colombianas en el Exterior.
La extendida desconfianza con respecto a los estamentos políticos
colombianos puede ayudar a explicar la ausencia de esfuerzos colectivos de
los migrantes para influir en la toma de decisiones políticas en las ciudades
colombianas estudiadas.

A simple vista, estos hallazgos sugieren que el espíritu incluyente de los


derechos extraterritoriales otorgados a los colombianos que residen en el
exterior -como el derecho a votar en las elecciones presidenciales y la doble
ciudadanía- no han sido capaces de superar la alienación producida entre los
migrantes por el sistema político dominante. Pero, a pesar de lo pesimista
que pudiera parecer este cuadro al principio, encontramos evidencias de que
los recientes acontecimientos están motivando a los emigrantes a adoptar
una posición política transnacional más activa. Un factor fundamental fue la
elección al Senado colombiano, en marzo
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

de 1998, de José A. López, un acaudalado médico residente en el norte de


Nueva Jersey que tiene doble nacionalidad, estadounidense y colombiana. Al
participar en una boleta del Partido Liberal del Departamento de Tolima, se
convirtió en el primer ciudadano de doble nacionalidad que haya sido elegido
para una posición pública en Colombia (los otros cuatro candidatos que
participaron desde el área metropolitana de Nueva York no resultaron
elegidos). La elección del doctor López fue posible gracias a la reforma
electoral de diciembre de 1997, que ahora permite a los nacionales
residentes en el exterior elegir y ser elegidos para el Congreso Nacional,
representando a cualquiera de los 25 departamentos de Colombia (véase
Guarnizo y Sánchez, 1998, pp. 318-320). La concurrencia a las urnas para
estas elecciones, celebradas apenas tres meses después de aprobada la
reforma de 1997, fue el doble de la que asistió a las elecciones
presidenciales anteriores.

Después de aprobarse la reforma electoral de 1997, el interés de los políticos


regionales colombianos por los asuntos transnacionales parece haberse
incrementado. Varios políticos, así como prominentes académicos, han
reconocido públicamente la importancia de los migrantes en el nivel nacional
no sólo por sus contribuciones económicas, sino por el papel que tienen
como:

a) ciudadanos nacionales (potenciales votantes y aliados políticos en la


política colombiana) cuyos derechos, sin importar su posición legal en el
extranjero, deben ser protegidos por el gobierno, y

b) defensores de los intereses nacionales frente al gobierno de Estados


Unidos (véanse, por ejemplo, Maingot, 1998; Tokatlián, 1998, p. 76).

La elección del doctor López, para tomar un ejemplo, ha impulsado a los


líderes políticos inmigrantes, especialmente a los que representan a los
partidos tradicionales en el exterior. Los líderes migrantes están ahora
tratando de que el Senado apruebe una ley que regule la creación de un
distrito electoral especial en el extranjero, tal como lo contempla el artículo
176 de la Constitu-
300

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

ción de 1991. Si esta ley es aprobada, los migrantes podrán elegir un


representante ante el Congreso colombiano, según estipula la Constitución
de 1991. A estos fines, algunas organizaciones de migrantes cuentan ahora
con el apoyo de varios políticos nacionales y académicos e intelectuales de
prestigio en el sector público (véase Tokatlián, 1998). Una de las principales
defensoras del distrito especial es la senadora liberal Piedad Córdoba (del
Departamento de Antioquia, una de las principales fuentes de migrantes
hacia Estados Unidos). En una de sus visitas a la ciudad de Nueva York, la
senadora Córdoba subrayó la importancia política de poder coordinar ”el
quehacer político en Colombia y en Estados Unidos”. Ella afirmó que ”la
aprobación del distrito especial en el exterior [había] adquirido gran
importancia” dada la dispersión de los colombianos en todo el mundo y al
hecho de que ”el mundo hoy día es completamente interdependiente y está
totalmente intercomunicado”. Existe la ”necesidad urgente de elegir
colombianos en posiciones públicas para buscar poder político en Estados
Unidos, utilizando como base la organización de los partidos políticos
colombianos”, concluyó (citado en El Diario/La Prensa, 1997).

Actividades transnacionales socioculturaks

Los lazos culturales transnacionales que unen a los migrantes y sus lugares
de origen son tan diferentes en forma, contenido y alcance, como la
composición racial y de clase de la misma población migrante. De hecho, los
caleños y los pereiranos en Estados Unidos están conectados con sus
ciudades de origen por una amplia, ambigua y compleja red cultural
transnacional. Entre las actividades culturales transnacionales, se encuentran
los intercambios frecuentes de grupos de danza folclórica y equipos de fútbol
aficionados y profesionales (hay incluso un campeonato anual en Pereira, en
el que participa el equipo de Nueva York) y giras de orquestas populares,
cantantes y artistas plásticos famosos.9 Hay
---cita
9 Las orquestas más populares son invitadas a menudo para presentarse en festivales, tales como el del Día
de la Independencia Nacional, y en clubes privados en Nueva York, Nueva Jersey y Miami. Las orquestas más
famosas son de Cali y algunas, como el Grupo Niche y Guayacán, tocan canciones compuestas
recientemente relativas a la migración (Grupo Niche, 1991, corte 8).

LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

301

un flujo constante de personas que viajan de un lado al otro visitando


familiares, especialmente durante las festividades locales y religiosas, como
Semana Santa, Navidad, Día de las Madres, vacaciones de verano y ferias
anuales en cada ciudad. El fútbol y la música son quizás los símbolos
”nacionales” más importantes, los cuales parecen salvar los límites
regionales y sociales. Según nos relató uno de nuestros informantes, ”una de
las pocas cosas que unen a los colombianos dentro y fuera del país, es el
fútbol”. El fútbol en Colombia genera más seguidores e interés que cualquier
otra expresión de la vida colombiana.
A medida que los lazos culturales aumentan en las masas populares, crece el
interés de la Colombia corporativa por captar la demanda de las colonias
colombianas en expansión en Estados Unidos. Los medios de comunicación
radial, televisiva e impresa, han incluido en su blanco de público a la
población migrante en el exterior. Caracol, la mayor cadena de radio y
televisión colombiana, tiene estaciones en el área metropolitana de Miami,
mientras que la RCN, la segunda en importancia, tiene estaciones en el área
metropolitana de Nueva York. Cromos, uno de los más importantes
semanarios colombianos, cuenta con una edición especial producida en
Miami. Mientras tanto, los principales periódicos y revistas nacionales se
distribuyen con regularidad en los negocios propiedad de colombianos. Los
medios masivos no sólo llevan información de un lugar a otro, sino que
además ayudan a reproducir expresiones culturales al presentar música,
deportes, espectáculos, programas de panel, celebraciones de fiestas
tradicionales y patrióticas colombianas, y otros.

A pesar de esta estrecha interrelación entre asentamientos de migrantes en


el extranjero y estas ciudades, no encontramos ningún tipo de organización o
iniciativa colectiva estable de migrantes que estuviera actualmente
trabajando ni en Cali ni en Pereira. Sí encontramos, sin embargo, varios
casos en los cuales algunos migrantes habían recolectado contribuciones
voluntarias mone-
302

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MAR]NA DÍAZ

tarias y no monetarias para llenar alguna necesidad específica de su


localidad de origen, como becas para estudiantes pobres, construcción de
aulas escolares, contribución de equipos para hospitales y otros
establecimientos públicos, o donación de camiones de bomberos,
ambulancias y otros. Sin embargo, ninguna de esas actividades era llevada a
cabo por una organización establecida. Eran más bien realizadas por grupos
ad hoc orientados a proyectos específicos. El nivel de desconfianza es tal,
que todo el proceso de aplicación de estos proyectos es cuidadosamente
filmado para mostrarlo luego a todos los contribuyentes, para probar así la
honestidad de la operación. Una vez logrado el objetivo propuesto, el grupo
es disuelto sin ninguna ceremonia.

Los procesos de producción, transformación y apropiación cultural varían


según la clase social y el grupo étnico. En algunos casos, la apropiación de
los migrantes de ciertas costumbres y gustos estadounidenses parece
trastocar su propia identidad. Este tipo de ruptura es más notoria entre los
migrantes jóvenes, los que trabajan en el tráfico de drogas y entre las
minorías raciales colombianas. En particular, este proceso de hibridación
cultural es significativo entre los migrantes afrocolombianos, muchos de los
cuales proceden de la costa del Pacífico y de Cali. Uno de nuestros
informantes, al referirse a la población de migrantes jóvenes de ascendencia
africana, dijo que:

La gente de color no tiene sentido de la identidad colombiana. Hay mucho


resentimiento en contra del Estado y de la sociedad colombiana. La gente
negra quiere crear su propia identidad y ve en Estados Unidos la posibilidad
de salir adelante. Al observar los programas de la televisión estadounidense,
notan que los negros de ese país aparecen como los mejores atletas,
cantantes, victoriosos, propietarios de hermosas residencias y automóviles, y
todo eso los deslumhra.

Los afrocolombianos han sido históricamente excluidos y discriminados en


Colombia (Wade, 1993). Apropiarse del ”sueño americano” puede
prometerles una forma de movilidad ascen-
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

303

dente que se les niega en Colombia. En una entrevista personal con la


socióloga Teodora Hurtado Saa, quien concluyó recientemente un estudio
sobre la migración afrocolombiana desde el puerto de Buenaventura
(Hurtado Saa, 1996), ésta indicó que ”los patrones de consumo,
comportamientos, actitudes y forma de vestir de los afrocolombianos son
tomados de la población afroamericana, un grupo con el cual se identifican y
al que aspiran parecerse”. La migración, sin embargo, no es suficientemente
clara para superar las barreras del racismo. ”Muchos de ellos son percibidos
allá como extranjeros y aquí como norteños”, agrega Hurtado (entrevista del
trabajo de campo, octubre de 1996).

Una dimensión cultural de las actividades transnacionales que puede tener


consecuencias más profundas es la importación, domesticación y consumo
de múltiples símbolos y prácticas culturales a través de la migración y el
narcotráfico. Esta hibridación cultural ya ha tenido consecuencias
importantes para las identidades y las relaciones sociales de las localidades
estudiadas. El narcotráfico ha creado espacios sociales transnacionales que
han afectado el comportamiento económico y sociocultural de los migrantes
y los no migrantes. Los migrantes y traquetos, como normalmente son
llamados los narco trafican tes, han traído a estas dos metrópolis
colombianas la moda, la música (rap, tecno) y otros símbolos y prácticas
culturales ”globales” que influyen en la gente que nunca ha salido de sus
localidades de origen y que, en este sentido, se han transnacionalizado. En
Cali y Pereira, la globalización del capital ha llevado a la creación de nuevas
subculturas de la droga relacionadas con la migración transnacional. Estas
culturas del narcotráfico, como se les llama, están dominadas por un culto al
dinero fácil, la monetarización de las relaciones sociales, el consumismo
suntuario y el uso de la violencia para resolver las disputas privadas (véanse
Hurtado Saa, 1996; Salazar y Jaramillo, 1996).

Más allá de los efectos culturales, el narcotráfico ha producido un tipo de


reagrupamiento social interesante. A diferencia de la fragmentación social
prevaleciente entre los migrantes en general, el narcotráfico, al parecer, ha
generado unas comunidades
304

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

transnacionales múltiples, pequeñas y bien delimitadas. Estas


”comunidades” están ligadas no sólo por los intereses económicos comunes
de sus miembros, sino también por un sentido de solidaridad, confianza y
celos impuestos por el grupo (para los conceptos de ”unidos por la
solidaridad” y ”confianza imponible”, véase Portes y Sensenbrenner, 1993).
La solidaridad es tanto vertical (que une al patrón y todos los rangos de la
organización) como horizontal (que une a los miembros del mismo rango).
Los tipos de solidaridad vertical y horizontal son a menudo amalgamados por
un fuerte sentido de identidad y superioridad regional -como ser paisa (de
una región que se extiende desde Medellín hasta el Eje Cafetero) o caleño
(de Cali).

En un nivel más general, parece ser que entre colombianos los sentimientos
nacionalistas están encubiertos mientras viven en su propio país, pero se
revelan cuando están fuera de éste. Sin embargo, este nacionalismo es un
”sentimiento patriótico” altamente ”localizado” que se asocia con la familia,
la localidad (literalmente el barrio) y la región de origen. Hasta en las
celebraciones masivas, las identidades regionales están con frecuencia
abiertamente superpuestas sobre los símbolos nacionales como una
reafirmación de las diferencias regionales, según pudimos observar en un
festival celebrado el día de la independencia colombiana en el verano pasado
en Queens (ilustración 1). Pudimos también notar que para los colombianos
que están fuera de su país, el nacionalismo es episódico, se expresa en
repentinos brotes de orgullo y celebración nacional, o en masivas y efímeras
expresiones de solidaridad en casos de desastres naturales o tragedias
nacionales.

La experiencia migratoria repercute en una identidad transnacional que


facilita tanto como obstaculiza el acceso de los migrantes a los negocios y a
otras oportunidades en ambos países. Los migrantes transnacionales que
llamamos ”exitosos” experimentan un sentido de identidad transnacional
cultural y legal más fuerte que otros migrantes con menos éxito. De hecho,
durante el trabajo de campo percibimos que es más probable que los
primeros consigan la doble nacionalidad, estadounidense y colombiana, y
estén menos ”ubicados” que sus contrapartes menos afortunados. Asimismo,
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

NACIONALISMO REGIONAL
305

Nótese el nombre de ”CALI” escrito en la bandera nacional para resaltar las diferencias regionales. Festival del Día de la
Independencia colombiana, el parque Corona de Flushing Meadows, Queens, N.Y.,
26 de ¡ulio de 1997. Fotografía de Luis Eduardo Guarnizo.

el señor Lara, el propietario de la empresa de importación y exportación, nos


confesó lo siguiente:
He comenzado a sentir que ya no soy colombiano; es cierto que nací en
Colombia, pero cruzar fronteras y convivir con personas de diferentes
culturas me ha creado en mí un espíritu de ser ciudadano del mundo. Uno
asimila las formas de cada país, aprende a convivir y a respetar otras
culturas y esto facilita hacer negocios con personas procedentes de
diferentes lugares. Creo que ser ciudadanos del mundo va a ser el estatus
del nuevo siglo.

En sentido inverso, percibimos que, para aquellos de origen más humilde, la


fluidez de su identidad oscilaba entre lo local (caleño, paisa) lo nacional
(colombiano) y lo transnacional (a lo sumo, la doble ciudadanía
estadounidense y colombiana). Apa-
306

LUIS EDUARDO GUARNIZO Y LUZ MARINA DÍAZ

rentemente, los migrantes de mejor posición económica tienden a adquirir


un sentido de identidad más ”global” y menos localizado, mientras que la
mayoría parece tener un sentido de identidad más localizado y ”translocal”.
Sin embargo, esta observación se mantiene como hipótesis hasta tanto sea
probada.

CONCLUSIONES

LA CONSTRUCCIÓN de la nación colombiana, como una ”comunidad


imaginaria” (Anderson, 1983) basada en un repertorio de discursos y
prácticas culturales (Anthias y Yuval Davis, 1993) aún no se ha consolidado.
El sentimiento de pertenecer a la nación colombiana está todavía
ensombrecido por las identidades regionales y raciales. El proceso de
transnacionalización de las relaciones de los migrantes es, por tanto,
desigual y fragmentado. Muchas veces, antes de identificarse como
colombianas, las personas se identifican a sí mismas y son identificados por
sus compatriotas colombianos por su lugar de origen y su grupo racial.

La creación de relaciones económicas, políticas y socioculturales entre


Estados Unidos y Colombia es un proceso complejo y desigual, debido sobre
todo a la heterogeneidad y segmentación social y cultural de los migrantes.
Específicamente, los migrantes colombianos están divididos por diferentes
culturas regionales, orígenes de clase, etnicidad y circunstancias migratorias.
Esta heterogeneidad polifacética ha dado como resultado actividades
transnacionales heterogéneas, fragmentadas y diferenciadas, cuya viabilidad
está en parte moldeada por los efectos del estereotipo dominante de los
colombianos como narcotraficantes. El respaldo social requerido para
conseguir acceso a las oportunidades y actividades transnacionales, se
distribuye en forma desigual entre las cerradas redes sociales. Las
actividades transnacionales que identificamos han sido creadas y
consolidadas a través de redes sociales que tienden a estar bien limitadas
(es decir, que la participación está cuidadosamente regulada); tienen baja
centralidad (es decir, que las relaciones no están centralizadas para facilitar
el mutuo monitoreo de r los participantes) y tienen una alta multiplicidad (los
participan-
LA MIGRACIÓN INTERNACIONAL

307

tes están relacionados en más de una esfera: consanguinidad, negocios,


clubes; véase Portes, 1995, pp. 8-12). Estas redes están encerradas en
amplios campos transnacionales de reproducción social, cultural y política.

Los empresarios transnacionales, debido a sus diferentes orígenes de clase,


parecían poseer un ”conocimiento incorporado” diferenciado (Fernández-
Kelly, 1995, p. 223), es decir, un tipo de conocimiento intangible, útil para
lidiar con las condiciones transnacionales. Los migrantes procedentes de una
clase más alta parecen haber incorporado conocimientos más apropiados,
que no están disponibles para sus compatriotas de menos recursos. Más aún,
la solidaridad de grupo entre colombianos, un componente crucial del éxito
empresarial, especialmente a través de las fronteras nacionales, se basa en
las clases sociales (solidaridad horizontal), más que en lo racial (solidaridad
vertical).10 Sin embargo, la desconfianza y exclusión generada por el
estigma de las drogas, el regionalismo y el racismo evitan que se expanda la
solidaridad horizontal. Este proceso produce altos niveles de fragmentación
social que impiden la formación de empresas y grupos transnacionales
socioculturales, económicos y políticos más grandes. En otras palabras,
observamos un campo de acción transnacional, pero no la formación de una
comunidad transnacional. Irónicamente, los únicos colombianos que parecen
disfrutar de amplia cohesión social (solidaridad y reciprocidad vertical y
horizontal) son aquellos organizados en torno al tráfico de drogas. Dichos
círculos están caracterizados por relaciones patrón-cliente, la incorporación
de valores colectivos similares, solidaridad limitada y confianza imponible
(Portes y Sensenbrenner, 1993).

Aunque nuestros hallazgos son todavía preliminares y necesitan pruebas


rigurosas, éstos indican con claridad que realmente los procesos
transnacionales:

a) están socialmente determinados (es decir, están insertos en relaciones y


expectativas sociales que atan a través de las fronteras nacionales);
10 ”Para un análisis de los tipos de solidaridad vertical y horizontal, véase Granovetter,
1995, pp. 131-137.
308 LUIS EDUARDO GUARN1ZO Y LUZ MARINA DÍAZ

.!:•• b) son territorializados (es decir, ocurren en localidades es’;: pecíficas


que proporcionan ciertas oportunidades y ponen r limitaciones al alcance de
las mismas), y

c) no superan las diferencias raciales, regionales y de clase, categorías éstas


que siguen siendo herramientas importantes para el análisis de la migración
transnacional en general.

Nuestra meta es lograr este tipo de análisis en la segunda etapa de nuestro


proyecto de investigación comparativa, actualmente en curso.

RECONOCIMIENTOS

AGRADECEMOS sinceramente la colaboración entusiasta y eficiente de


Martha Lucía García, por el trabajo de campo en Cali y Pereira; a Diana
Gómez, por la recolección de datos en Bogotá, y a Heather L. Paulsen, de la
Universidad de California en Davis, por su apoyo editorial. Deseamos
agradecer a Alejandro Portes y a Krystyna von Henneberg por sus válidos
comentarios y recomendaciones a las versiones previas de este estudio. Se
aplican aquí los acostumbrados descargos de responsabilidad.

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CAPÍTULO 8
DAVID KYLE
La diaspora comercial de Otavalo: capital )S, social y
empresa transnacional

INTRODUCCIÓN

¿P ROPORCIONA la experiencia migratoria contemporánea de O JL los recién


llegados a Estados Unidos la semilla esencial del empresariado migrante
transnacional y una forma novedosa de escapar del trabajo asalariado de
bajo nivel? ¿Constituye el acceso del inmigrante al grupo excluyente ”capital
social” la principal fuente para esta nueva oportunidad económica? Para dar
respuesta a estas preguntas, presentamos un recuento histórico del
desarrollo de una diaspora comercial trarisnacioiial dentro-del-grupo étnico
de Otavalo, de, habla quechua, del norte de Ecuador.’ Esta región es bien
conocida por la ropa tradicional tejida y la artesanía para turistas que
elaboran los pequeños propietarios ”campesinos” conocidos como
otavaleños. En una comunidad otavaleña (Peguche), de casi 2,000
habitantes, descubrimos que los migrantes viajan hacia y desde por lo menos
veintitrés países, y permanecen en el extranjero durante un tiempo promedio
de menos de un año (Kyle, en proceso). En el curso de la comercialización en
el extranjero de sus propios productos y los de otros grupos indígenas, los
otavaleños han conquistado un lugar en el mercado mundial de la artesanía
barata de fabricación familiar,

---cita
1 Mi estudio de la construcción histórica y las estructuras sociales contemporáneas de la migración
económica transnacional está basado en casi dos años (1990-1993) de investigación etnográfica y
encuestas en cuatro comunidades rurales de Otavalo y la región emisora de mano de obra de Azuay, una
región caracterizada también por altos niveles de migración transnacional entre las comunidades del país y
la ciudad de Nueva York (Kyle, en proceso).

[315]
316

DAVID KYLE

utilizando tecnologías -de escala preindustriales e industriales. Si el ”capital


social”, una metáfora para un tipo de ”bien público” que reduce el nivel de
costos por medio de la confianza basada en las redes sociales, es
considerado suficiente para dar inicio al empresariado migrante, que sería de
un descubrimiento con implicaciones políticas significativas, éste podría
marcar el inicio de un nuevo periodo de viabilidad económica migrante
(transnacional) y de poder político. El éxito de gran cantidad de indígenas
otavaleños en busca de mercados globales indica que la representación
estereotipada de grupos débiles de ”posición inferior” de la ”periferia”, que
siguen un libreto determinado por necesidades ”esenciales”, necesita ser
modificada. La forma en que un grupo de ”campesinos” de una zona rural de
los Andes emprendió una floreciente economía étnica e incorporó en el
proceso no sólo su propia producción artesanal, sino la de otros grupos
indígenas de Latinoamérica, es en sí misma una historia extraordinaria; pero
es también una lección sociológica relacionada con lo que significa
”realizarlo” como un empresario transnacional ”de origen popular” de los
años noventa. Este caso de los empresarios migrantes transnacionales es
especialmente notable por ser una excepción: la mayoría de los ecuatorianos
que llegan a ser migrantes transnacionales no son empresarios. Los obreros
transnacionales que proceden de otras regiones ecuatorianas representan
ahora uno de los grupos indocumentados más numerosos de la ciudad de
Nueva York (Warren,
1995).

Por ejemplo, a unos cientos de kilómetros hacia el sur, la provincia


montañosa de Azuay es también un lugar con altos niveles de migración
económica transnacional. Sin embargo, los azuayanos emigran
principalmente a la ciudad de Nueva York utilizando a los ”comerciantes de
la migración” profesionales y de medio tiempo (Kyle, 1995), quienes
proporcionan una serie de servicios legales y clandestinos para facilitar la
emigración indocumentada a Estados Unidos. El propósito de la mayoría de
estos campesinos ”mestizos”, dedicados a la agricultura y la artesanía de su
país, es en realidad ahorrar suficiente capital extranjero para iniciar un
pequeño negocio en Ecuador. Muchos de los migrantes ”de retorno” han
tratado de hacer negocios en Azuay, pero lo encuentran improduc-
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

317

tivo y anticuado en comparación con el trabajo remunerado y el ambiente


cultural de la ciudad de Nueva York. Con excepción de los comerciantes de la
migración, muchos de los cuales abusan de la débil posición legal del
migrante (cargando a sus honorarios tasas de interés abusivas de ocho y
diez mil dólares), pocos ”trabajadores ordinarios” se convierten en
empresarios transnacionales (Kyle, en proceso). Por tanto, aunque la meta
de los migrantes azuayanos es el trabajo por cuenta propia, su realidad es
similar a la discutida ampliamente en la literatura sobre migración
transnacional, según la cual ni ”aquí” ni ”allá” obtienen un conjunto de
”beneficios” económicos, sociales, culturales y políticos completo (véanse
por ejemplo, este libro, Smith y Guarnizo, 1998).

En contraste, el empresariado otavaleño y la industria casera en que éste se


basa representan un caso de ”transnacionalismo” empresarial, según lo
definen los compiladores de este libro (actividades transnacionales que son
habituales o que están relacionadas en cuanto a ocupación). Alejandro Portes
ha utilizado repetidamente el caso de Otavalo para ilustrar su tipología del
capital social (Portes y Sensenbrenner, 1993; Portes 1995) y los crecientes
niveles de la empresa transnacional (1996a, 1996b, 1997a, 1997b). Este
destacado uso del caso de Otavalo puede estar justificado, ya que ilustra que
las corporaciones transnacionales no son las únicas capaces de obtener
ventaja de las oportunidades económicas esparcidas en todo el globo, en
virtud de sus grandes presupuestos y su capacidad de organización. Frente a
esto, la pregunta obvia es: ¿Cómo un grupo indígena de campesinos del
Tercer Mundo ahorró suficiente capital financiero para iniciar tantas
empresas transnacionales? Sin embargo, como veremos, la pregunta más
adecuada sería: ¿Qué clase de recursos no financieros (sociales, políticos)
estaban en marcha para dar a algunos otavaleños el incentivo de convertirse
en comerciantes independientes y, claro está, con la expectativa de que
tendrían éxito en el ámbito mundial? Por tanto, la noción de ”capital social”
se convierte en un concepto muy apropiado para analizar el caso otavaleño.
Al tratar de ”entrever” el detalle histórico del comercio otavaleño para el
análisis de algunas dimensiones sociológicas fundamentales (capital social),
podríamos ser capaces de apreciar si este caso
318

DAVID KYLE

tiene una aplicación más amplia hacia otros grupos. Es decir, ¿representa
Otavalo la vanguardia de la expansión del ”transnacionalismo de origen
popular” utilizando el ”capital social”? O ¿es éste el ”Parque Jurásico” de un
tipo de institución económica transnacional que Philip Curtin consideró como
”una de las instituciones humanas más extendidas... [que] terminó con la
llegada de la era industrial”? (1984, p. 3). Él señala que ”las comunidades de
comerciantes que viven entre extraños en redes sociales se encuentran en
cada continente y se remontan hasta el principio de la vida urbana” (1984, p.
3; véase también Cohén, 1997). Lejos de ser comerciantes de alto nivel, la
mayoría de los establecimientos comerciales con frecuencia fueron
estigmatizados por las sociedades agrarias como ”parias” extranjeros, un
mal necesario para los negocios. Si Otavalo es representativo de una forma
mucho más antigua, ¿por qué esta forma ha surgido ahora de forma tan
extraordinaria?

Antes de pasar al caso de Otavalo y al papel del ”capital social”; cabe


destacar la novedosa tipología de Portes de ”capital social” y como ésta se
relaciona con la región de referencia. Su acercamiento al capital social, que
originalmente fue definido por Coleman como un ”bien público”, útil como
herramienta deductiva (1988), procura evitar su mal uso como escasez de
mano de obra para variables exógenas cargadas de valor dentro de los
modelos aparentemente culturales de desarrollo económico y urbanidad
política (Inglejhart, 1990; Putnam, 1993; para una crítica de esta literatura,
véase Jackman y Miller, 1998). Portes construye su tipología sobre la idea de
que incluso las acciones económicas contemporáneas y los resultados están
bien ”incrustados” en las relaciones sociales (Lowenthal, 1975; Granovetter,
1985). Él sensibilizó también el subcampo de la sociología económica para el
papel del ”capital social” enfrentado por Janus: ”la sociabilidad es una calle
de dos vías y los recursos obtenidos de los miembros de la comunidad y de
las redes sociales, aunque ”libres” en apariencia, conllevan costos ocultos”
(1995, p. 14). Por ejemplo, al resaltar los resultados positivos del ”capital
social” migrante en la empresa transnacional, Portes hace una descripción de
Otavalo (1996a,
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

319

1996b, 1997a, 1997b). No obstante, los empresarios otavaleños ejemplifican


también la ”desventaja del capital social”:

En las tierras altas andinas de Ecuador, muchos comerciantes de éxito son


protestantes (o ”evangélicos”, como se les conoce localmente) en lugar de
católicos; al cambiar de religión, estos empresarios se apartaron de sus
obligaciones como cabezas de familia ligados a la Iglesia católica. El
evangélico convertido llega a ser, en cierto sentido, un ”extraño” en su
propia comunidad, lo que lo aisla de las demandas de apoyo de otros según
las estrictas normas católicas. Para estos hombres, el capital social conlleva
un costo demasiado alto (Portes y Landolt, 1996, p. 21).

Al utilizar el mismo grupo para ilustrar los efectos contrarios del capital
social, no queda claro si Portes está sugiriendo que, al final, el capital social
tiene una importancia secundaria para el empresariado transnacional,
simplemente debe ser atenuado a veces, o es crucial para la etapa inicial del
comercio transnacional, pero no una vez que el empresario tiene suficiente
impulso financiero. Esta última posibilidad es plausible en el nivel individual,
pero parecería reducir la naturaleza ”pública” del bien una vez que el
empresario se haya alejado (socialmente) de la comunidad.

Podemos ahora pasar a algunas de las características históricas primarias del


caso Otavalo con miras a la singularidad histórica de la región o su similitud
con otras regiones rurales del Tercer Mundo. En el siguiente acápite
enfocamos principalmente la heterogeneidad económica y social de la etnia
Otavalo y sus relaciones sociales y políticas originales con extraños, quienes
suelen verlos como ”indios” especiales, pero homogéneos. Después,
discutimos brevemente las implicaciones del caso de Otavalo para el papel
del ”capital social” en las empresas transnacionales de ”origen popular”.

EL DESARROLLO DE LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO


EL DISTRITO de Otavalo, en la provincia de Imbabura, ha sido sucesivamente
descrito por los visitantes como uno de los valles
320

DAVID KYLE

más hermosos de Sudamérica, ubicado a 9,200 pies sobre el nivel del mar y
a 75 millas al norte de Quito. La belleza física y fertilidad de la región ha
desempeñado un papel significativo en cada periodo histórico, desde los
planes de los incas para convertirlo en un ”segundo Cuzco”, hasta el turismo
de nuestros días del cual los otavaleños se han beneficiado en forma
extraordinaria. En el centro del distrito de Otavalo se encuentra el pueblo de
Otavalo (con una población estimada en 18 mil habitantes), tradicionalmente
poblado por mestizos locales, aunque en tiempos recientes se ha convertido
en el destino de un creciente número de indios inmigrantes procedentes del
campo. Meisch estima que unos 60 mil otavaleños habitan unas setenta y
cinco comunidades que circundan el pueblo de Otavalo (1997, p. 9). Estas
parcialidades van desde pequeñas comunidades aisladas con pocas
viviendas hasta aldeas nucleares de varios cientos de viviendas. Aunque
algunas comunidades indígenas disfrutan de extensiones de tierra
relativamente grandes, la mayoría se caracteriza por el minifundio o
pequeños lotes familiares que no son lo bastante extensos para mantener
una familia.

En vista de los objetivos y limitaciones de este trabajo, nos concentramos en


el último siglo de crecimiento extraordinario de una economía étnica
transnacional. Sin embargo, la historia de por qué y cómo el grupo indígena
de Otavalo consiguió un lugar excepcionalmente positivo dentro del universo
económico y social de la España colonial y el primer periodo republicano
tiene aún más significado para su éxito actual. Por ejemplo, a diferencia de la
gran mayoría de ”indios” que trabajaba para las élites coloniales típicamente
brutales, un puñado de comunidades otavaleñas (no todas) fueron escogidas
para tejer ropa para la corona española, y se decía que eran los
descendientes de la realeza inca. Aunque todavía estaban sometidas a
muchos abusos, estas comunidades ”especiales” se beneficiaron de las
reformas de manera desmedida. La mayoría de las comunidades otavaleñas,
que comparten vestimenta, idioma y tradiciones similares, no son tejedoras
sino agricultoras. En vista de esta división por modos de producción y
relaciones con las estructuras de poder, combinada con la intensa
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

321

competencia por la mejor tierra (Parsons, 1945; Buitrón, 1947; Salomón,


1981 [1973]), las relaciones entre las aldeas han sido históricamente agrias y
chauvinistas.

La identidad colonial ”especial” y ”limpia” de los otavaleños se consiguió a


mediados de los ochenta y se estableció por el tiempo en que Hassaurek, un
viajero extranjero, visitó la región: ”Hay una creencia general en Quito de
que los indios de Otavalo... son más atractivos y limpios que [otros]... sin
embargo, no he podido descubrir el más pequeño fundamento para dicha
opinión” (1967 [1867], pp. 157-158). En el contexto de la estructura social
andina según la casta, heredada del periodo colonial, cuando la sociedad
dominante continuaba imputando cualidades subhumanas a los ”indios”,
tiene especial importancia considerar el papel de las élites políticamente
motivadas en el reforzamiento, por no decir la creación, de la identidad
otavaleña como excepción que confirma la regla (del atraso indígena).
Blanca Muratorio demostró cómo esta reputación preexistente fue luego
ampliada y embellecida por las élites nacionalistas a finales del siglo xvn, a
quienes ella llama ”creadoras de imagen”, en un intento por representar el
rostro de Ecuador en la celebración del cuarto centenario del descubrimiento
de Colón, que se llevó a cabo en Madrid en 1892. Al analizar los documentos
internos del ”Comité Organizador Ecuatoriano”, Muratorio descubre un raro
asomo dentro de la representación estratégica étnica de fa elite, en un
intento por construir un mito legitimador basado en la ”ficción maestra” del
mestizaje o en una nación con, mezcla de sangre (1993, p. 24). Las élites
comerciantes costeras (que estaban en medio del auge de la exportación de
cacao) trataron de alcanzar un lugar en la mesa de las naciones ”civilizadas”
demostrando el pasado ”noble y ”aristocrático” del mestizaje ecuatoriano:

en contraste con los incas históricos, la imagen de los otavaleños está


diseñada para representar el futuro. Dentro del esquema de progreso del
siglo xix, los otavaleños simbolizan, para los autores, lo que todos los indios
podrían ser o en lo que se podrían convertir si se permite que el proceso de
civilización siga su curso ”natural”. Esa percepción positiva de los
322

DAVID KYLE

otavaleños, que los hace ser la ”imagen modelo” del indio de tierra alta
hasta hoy, fue elaborada desde hace tiempo (Muratorio, 1993, p. 28).

Las razones dadas por el comité organizador del centenario para escoger a
los otavaleños resumen su imagen acumulada hasta ese punto y presagian la
versión congelada de su reputación comercial contemporánea:

en contraste [con los ”salvajes” del Amazonas], a pesar del hecho de que los
indios de Otavalo no son ”puros”, según el señor Pallares, éstos continúan
”destacándose” por sus ”características propias”, su ”altura sobre el
promedio” y ”sus vigorosas formas”, características que presuntamente han
”conservado” de sus antecesores los ”caras”. Además, son ” ”inteligentes,
trabajadores, serios, de buenas maneras y acostumbrados a la pulcritud, el
orden y la limpieza”. Sin embargo, lo más importante es que los otavaleños
tienen ”habilidades especiales”, tales como sus ”bailes de San Juan” [...] la
pequeña cuota que se cobra por este entretenimiento puede ”hasta ayudar a
pagar todos los gastos de transporte y alojamiento de los mismos indígenas”
(ibidem, p. 25).

Al analizar las razones de las élites comerciales nacionales para escoger a los
otavaleños, Muratorio observa que fue precisamente su mercantilismo
económico y político, dentro del contexto ideológico de democracia liberal y
política económica de no intervencionismo, lo que reforzó todos los
elementos comprendidos en su reputación colectiva. Al destacar estas
cualidades ”negociables” en los ”nobles” primitivos, los ”creadores de
imagen” nacionalistas pusieron énfasis en el ”orden natural” de la economía
mientras escondían las desigualdades sociales que ésta tenía como base
(ibidem, p. 30).

Aunque todavía transcurrirían algunas décadas para que la economía del


enclave otavaleño avanzara por medio del comercio internacional directo,
vemos que algunas de las principales carac-
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

323

terísticas del surgimiento económico actual ya estaban en marcha a finales


del siglo XIX:

• una identidad étnica positiva íntimameryte ligada a una reputación


comercial de siglos (es decir, de ”comerciantes”);

• una capacidad de producción independiente parcialmente relacionada con


la economía;

• una creciente escasez de tierra y sus efectos inflacionarios, y


• las élites blancas-mestizas fracasaron en sus intentos por producir ropa en
el nivel industrial para competir directamente con las importaciones
británicas de bajo costo.

Creo que este último punto es crucial; si los dueños de haciendas locales se
hubieran industrializado con éxito utilizando mano de obra local (las mismas
comunidades de tejedores tradicionales), es poco probable que los
otavaleños hubieran logrado el nivel de independencia económica de que
disfrutaron durante el siguiente siglo.

La diaspora comercial transnacional: 1917-presente

Subrayando el papel del organismo humano, dentro del contexto histórico de


una reputación de grupo sumamente positiva, tres importantes eventos
marcaron el desarrollo de la diaspora comercial otavaleña durante el siglo
XX:

1. la introducción en 1917 del tejido de ”casimir inglés” para \ el mercado


urbano, un avance tecnológico ayudado por extra- \ ños con redes sociales
urbanas; i

2. el recorrido cultural de ”buena voluntad” de Rosa Lema j (informante


principal de la antropóloga Elsie Clews Parson en
1945) para las Naciones Unidas en 1949, el cual ensanchó las redes sociales
urbanas, aumentó el interés internacional

en la región y estableció el escenario para un periodo de modernización


indígena, y

3. la apertura tanto de la plaza turística ”Poncho Plaza” en Otavalo, como la


pavimentación de la carretera Panamericana en 1973, marcando ambas el
periodo actual de comercialización global.
324
DAVID KYLE

Estos tres momentos decisivos pueden ser vistos como la maduración del
periodo anterior en que se desarrolló una gran cantidad de recursos
financieros, culturales y sociales. Como veremos, la noción de ”capital social”
emergente, basada en la interacción social habitual y la confianza,
caracterizó un recurso importante para los tejedores profesionales y los
comerciantes que pudo ser activado con extraños importantes, pero no con
los coétnicos que son ampliamente vistos como competidores.

Elsie Clews Parsons, en su clásica etnografía de Peguche, menciona en una


nota al pie lo que la mayoría de los observadores de Otavalo toman como
inicio de la era moderna de la estrategia económica de los otavaleños para
producir textiles especiales a bajo costo; ella describe su entrevista con el
señor Uribe, yerno de los propietarios de la hacienda ”Cusín” cerca de
Otavalo (la que todavía hoy existe):

Él me dijo que durante su boda en 1917 su futura suegra le había mostrado


un poncho hermosamente tejido por José Cajas [de Quinchuquí], y a él se le
ocurrió establecer un telar español para José Cajas, suministrarle muestras
de casimir para que las copiara y proporcionarle un mercado en Quito
(Parsons, 1945, p. 25, np. 67).

Collier y Buitrón agregaron también a la historia:

[El señor Uribe] estaba encantado. Ahora no tendría que mandar a Londres a
buscar material para sus trajes. Se lo dijo a sus amigos, quienes también le
ordenaron ropa. El tejedor original compartió los pedidos con un amigo, y
una nueva empresa quedó establecida (ibidem, p. 160).

José pasó sus habilidades -y su ”mercado de Quito”- a sus descendientes,


quienes todavía en los años sesenta eran promi-

I
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

325

nentes comerciantes de tejidos de la aldea de Quinchuquí (Salomón, 1981


[1973]). Cuando Parsons visitó a ”Don José”, su hijo Antonio, a quien éste le
había enseñado a tejer casimir, se encontraba en Colombia por un año
”instruyendo sobre tejido” (p. 26). En su texto, Parsons continúa describiendo
cómo el uso del telar español para tejer casimir se extendió probablemente
hasta Peguche por medio del matrimonio del sobrino de José Cajas con una
mujer de Peguche, donde los recién casados finalmente se establecieron. La
importancia de esta ingeniosa ilustración sólo puede apreciarse desde la
ventajosa posición de haber visto, en las últimas décadas, el éxito perdurable
del golpe estratégico dado por el señor Uribe y José Cajas; en vez de tratar
de competir con ropa corriente, barata y consistente hecha a máquina, los
tejedores otavaleños se especializarían en duplicar materiales especiales,
como casimir importado, el cual podían vender más barato mientras
mejoraban la producción, sin entorpecer la organización de un medio de
producción familiar.

Lo que surge de la etnografía de Parsons, basada en varios meses de trabajo


de campo en Peguche en 1940 y 1941, es un grupo indígena en medio de
una transición desde una economía agrícola-artesanal hasta una economía
étnica ”modernizadora”, que exhibe el clásico espíritu empresarial de
innovación práctica en producción y mercadeo. A mediados de los años
cuarenta, los patrones existentes de especialización artesanal en las aldeas
que habían existido por siglos comenzaron a adoptar más de una estructura
de clase, a medida que esas comunidades llevaban a cabo una ”revolución
industrial” para satisfacer a los mercados externos; empezaron a prosperar
rápidamente, con lo que alcanzaron la capacidad de comprar todavía más
tierras y telares. Más importante aún, algunas aldeas, sobre todo Peguche,
estaban produciendo para el mercado mestizo urbano, mientras otras
comunidades fabricaban textiles que eran utilizados básicamente por los
indios, aunque todavía exportaban a otras regiones del Ecuador. En
particular, ninguno de los vendedores locales de textiles del mercado
semanal era ”blanco” (Parsons, 1945, p. 30). En contraste con los tejedores y
comerciantes de las aldeas cercanas a
326

DAVID KYLE

Otavalo, como Peguche, las comunidades rurales con estrechos lazos con la
hacienda eran notablemente menos independientes en el aspecto
económico.

A finales de los años cuarenta, los comerciantes ambulantes otavaleños


comercializaban tanto textiles ”indios” como ”europeos” en todo Ecuador y
en el extranjero. Los comerciantes otavaleños ya se estaban instalando de
forma fija en las ciudades ecuatorianas y en la costa norte del Caribe, donde
”se ubicaban bajo los arcos de edificios ocupados o en las plazas,
desplegando piezas de tela indígena frente a las multitudes que pasaban y
exhibiendo iniciativa y coraje en sus actividades comerciales” (Collier y
Buitrón,
1949, pp. 164-165). Rosa Lema, informante principal de Parsons, era parte
de esta naciente clase mercantil. Parsons describe el flujo de ”visitantes” a la
casa de Rosa, quien había sido contratada para cardar e hilar, o le habían
ofrecido lana en varias etapas del proceso: ”Rosa y José le encargaban a sus
vecinos menos acomodados una buena parte de los trabajos menores”
(Parsons,
1945, p. 159). De hecho, ”[Rosa] y su esposo mercadeaban una parte nada
insignificante de la producción textil de Peguche” (ibidem, p. 150). La
posición de los Lema les permitió conseguir dos sirvientes, una pareja de
esposos, que eran tratados ”más como «familiares pobres» que como
sirvientes” (ibidem, p. 163), aunque dicha práctica era poco común en los
hogares indios de ese tiempo. Por el proceder de Rosa, se hizo evidente que
ella tenía una posición social más elevada que sus vecinos, y ciertamente
más alta que la de los habitantes de otras aldeas; ”Rosita tiene un sentido de
clase embrionario y si supiera algo de los incas o de la sociedad india
estratificada, no le resultaría difícil pensar en sí misma como una dama Inca”
(ibidem, p. 163). Una característica de esta nueva clase mercantil, que Rosa
Lema personificaba,2 era la previsión y la capacidad de moverse en los
círculos ”blancos” y de cultivar contactos urbanos que pudieran serle de
utilidad en el futuro. Estos círculos abarcaban no sólo los contactos
comerciales de Quito, Bogotá y Europa, activos en Ecuador, sino tam-
---cita
2 Algunos miembros de su familia todavía son comerciantes prominentes; ella vive hoy en una casa de
categoría en Quito, llena de sirvientes.

LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

327

bien importantes miembros de la jerarquía eclesiástica. Para la formación de


esta clase independiente resultaba crucial cultivar los contactos económicos
y los aliados políticos.

El estudio de Parsons no sólo presentó la vida otavaleña a los lectores de


Estados Unidos, sino que indirectamente reveló a los otavaleños,
especialmente a Rosa Lema, un mundo más amplio. En fecha reciente, Rosa
realizó tres viajes ”diplomáticos” a Estados Unidos, incluyendo uno
acompañada por el presidente ecuatoriano Galo Plaza. La etnografía de
Parsons no sólo hizo famosa a Rosa, sino que resaltó las pintorescas
características de Otavalo, aunque todavía en los años cuarenta el turismo
de la región era mínimo. Este incipiente interés turístico se incrementó luego
con la publicación de Collier y el hermoso tributo fotográfico de Buitrón a la
región, The Awakening Valley, que cimentó un interés internacional en
Otavalo. Su aceptación de la sociedad otavaleña fue similar a los temas
históricos que representaban a los otavaleños como especiales entre otros
grupos de indígenas, pero con un nuevo giro; mientras los autores señalan
que los otavaleños eran uno de los pocos grupos indígenas capaces de
mantenerse independientes de las haciendas, se restó importancia a su
pasado ”noble” al favorecer un presente no histórico y un futuro imaginario.

Desde la conquista española, los indios han trabajado en esclavitud, les han
robado su libertad, en una vida de duro trabajo inútil. Aun hoy, este patrón
ha cambiado muy poco. Sin embargo, en el valle de Otavalo ha habido un
despertar, un milagro de renacimiento cultural. Los indios de Otavalo están
surgiendo en una ola de vitalidad que está rompiendo las ataduras de su
pobreza tradicional y que los integra a una sociedad de ciudadanos
prósperos e independientes. El surgimiento de los indios de Otavalo es una
historia singular. Aunque los indios del Valle del Amanecer no son diferentes
de otros indios, la suya es una historia de gente sencilla, de fortaleza,
destreza, júbilo y fe día a día.

Esta poética historia de moralidad encierra el discurso central de relaciones


públicas utilizado para atraer turistas en las próximas décadas, turistas
deseosos de ver no sólo otro pintoresco grupo de indios vendedores de
baratijas, sino un milagro social
328

DAVID KYLE

y económico que contribuye por tanto al ”milagro económico”. Hoy, justo a la


entrada del pueblo de Otavalo, uno es saludado por una gran valla
anunciadora, El Valle del Amanecer, colocada allí por líderes mestizos
urbanos.

Durante los veintitrés años que siguieron al viaje de Rosa Lema a Estados
Unidos y la publicación de los libros de Parsons y de Collier y Bruitrón,
continuaron intensificándose los cambios económicos y sociales ocurridos en
el periodo anterior, especialmente el desarrollo de un grupo de comerciantes
dentro del contexto de oportunidades educativas y de expansión social. Este
periodo de ”modernización” se debió tanto a los intereses internos del nuevo
grupo de comerciantes otavaleños, en especial al deseo de alcanzar una
mayor educación, así como a las reformas realizadas por el gobierno
nacional.

Sin embargo, durante este periodo también ocurrió un cambio importante en


la producción y comercialización de tejidos indígenas, aunque edificado sobre
patrones antiguos: en lugar de copiar el casimir inglés, los otavaleños
comenzaron conscientemente a producir ropa para satisfacer el creciente
mercado turístico del país y el deseo de artesanía nativa en el extranjero.
Para los años sesenta, estaba claro que el principal activo de los otavaleños
no era su capacidad para tejer y suplir la demanda existente, sino su
identidad cultural más amplia, como ”algo” exótico que podía ser vendido,
en el mismo sentido que los ”creadores de imagen” tenían en mente en
1892. Una vez más, esta exitosa transición fue promovida y recomendada
por admiradores externos, con la adición, esta vez, de ayuda extranjera. Este
nuevo tipo de demanda ”moderna” para lo que puede llamarse ”vestir
primitivo” (véase Torgovnick, 1990) puede contener la clave para relacionar
la diaspora comercial de Otavalo con las diásporas comerciales
preindustriales descritas por Curtin (1984); mientras el capitalismo industrial
y los mercados altamente organizados ya no necesitaban a los
”intermediarios culturales” transnacionales multilingües, las nuevas
instalaciones culturales del ”capitalismo tardío” no pueden ser separadas de
sus productores debido a que es su misma extranjerización (autenticidad
primitiva) lo que les da valor. Eso por no
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

329

decir que los intermediarios extranjeros o ”compradores” se pueden


beneficiar ^también (según Curtin, esto es parte del desenlace de los
asentamientos comerciales) al conectar un exceso de abastecimiento con
una demanda naciente.

En 1960, el sociólogo Andrew Pearse descubrió que varios cientos de


otavaleños ligados al negocio textil se habían mudado a la ciudad de
Otavalo, y así habían escapado ”de la división estamental [posición social] de
la sociedad” (Pearse, 1975, p. 193); él descubrió también que la economía
local estaba todavía en gran medida basada en la ”producción preindustrial”
y en el ”intercambio interno activo” (ibidem, p. 189). Pearse señala que la
economía indígena no estaba para nada estancada, sino que exhibía ”un
dinámico proceso de desgaste a medida que el campesinado buscaba
desesperadamente nuevas oportunidades de subsistencia y pasaba a los
grandes escenarios de reducción del nivel de recursos” (ibidem, p. 190). En
otras palabras, como en las aldeas cercanas al pueblo de Otavalo se había
reducido drásticamente la cantidad promedio de tierra que se podía poseer,
se volvió imperativo asegurar la supervivencia de la industria del tejido. Para
un grupo de comunidades, la industria casera del tejido ya no era
simplemente un complemento de la agricultura, sino lo inverso. De hecho,
ésta era también la única forma de conseguir dinero sin destruir del todo la
organización familiar y la cultura comunitaria, por lo menos durante este
periodo. Pearse ofrece también el siguiente informe sobre el origen y el
desarrollo del impresionante, pero todavía limitado, mercado internacional
de textiles locales, y señala el nivel de progreso de dicho comercio a partir
del viaje de Rosa Lema en 1949:

La gente de Peguche es tejedora de los ponchos que se habían vendido


localmente y habían cautivado el mercado nacional e internacional, lo que
descubrió una demanda potencial muy amplia. La comercialización en este
caso no fue desarrollada por los habitantes de Otavalo. Los hombres de
Quinchuqui tenían tan poca tierra como la gente de Peguche [...] y se
ganaban la vida como carniceros ambulantes [...]
330 DAVID KYLE

percibiendo la existencia de un mercado de clase alta para •;, artículos de


lana tejidos a mano, comenzaron a comprarle textiles a la gente de
Peguche, para venderlos en la capital y luego en el extranjero, hasta llegar a
Río de Janeiro, Santiago y Nueva York, donde sus atractivos vestidos y
trenzas campe<; sinos le daban un aspecto diferente a sus mercancías
(Pearse, 1975, p. 195).

De capital interés es su mención de vender viajes más allá de América del


Sur.

A este dinámico ambiente se incorporó en los años sesenta una serie de


actividades iniciadas por extranjeros, que beneficiaron directamente la
industria casera de los otavaleños. El primer cambio importante se produjo
en 1964, con la reforma de la tierra y la abolición final del sistema
huasipungo, en el cual las deudas se pagan con trabajo. El efecto de estas
reformas era lograr que los otavaleños, tanto propietarios de haciendas como
no propietarios, tuvieran más tierra disponible. El cambio más crucial ocurrió
quizás cuando las agencias internacionales para el desarrollo y los
recaudadores privados comenzaron a asistir directamente a los tejedores y
comerciantes otavaleños. A principio de 1954, un artista holandés impartió
un taller financiado por las Naciones Unidas acerca del tejido entrelazado de
tapices a cuarenta indígenas de tierras altas, incluyendo otavaleños. Los
textiles basados en tapices constituyen ahora una parte importante del
mercado turístico. Cuando el juvenil Cuerpo de Paz de Estados Unidos llegó a
mediados de los años sesenta, no tuvo que buscar a tientas una actividad
inicial productiva, como ocurre con frecuencia, sino que simplemente trató
de modernizar la economía de exportación existente que ya estaba en plena
marcha. Según Lawrence Carpenter, un antiguo miembro del Cuerpo de Paz,
que luego se convirtió en un destacado lingüista andino:

[...] los miembros del Cuerpo de Paz establecieron un taller de artesanía y


trataron de crear escuelas bilingües. Orientaban a los tejedores acerca de los
diseños preferidos por los corn-
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO 33 \

pradores extranjeros y los estimulaban a experimentar con


- .diseños nuevos. Introducían conscientemente revistas de moda populares
para demostrar tanto el estilo y la técnica del tejido de punto, como de otros
tejidos (D’Amico, 1993, p. 42).

A principio de los años setenta, el Cuerpo de Paz estaba introduciendo


diseños extranjeros entre los tejedores de todo Ecuador. No obstante, fueron
los otavaleños los que pudieron incorporar la más amplia variedad de
diseños con mejores efectos, en su afán por producir lo que se estaba
vendiendo, según lo demuestra la siguiente opinión:

Originalmente, los fabricantes de tapices de Salasaca [un grupo indígena de


tierras altas en Ecuador] utilizaban diseños tradicionales [...] Sin embargo, el
Cuerpo de Paz introdujo motivos precolombinos procedentes de varias
regiones de Ecuador, así como diseños de los jíbaros [amazónicos] y los
navajos. John Ortman, voluntario del Cuerpo de Paz, incorporó diseños a
partir de los dibujos de M.C. Escher. En los últimos años, los astutos indios
otavaleños comenzaron a copiar los tapices de Salasaca, los cuales ahora se
venden en el mercado otavaleño (Meisch, 1987, p. 292).

Los ”diseños Escher” hacen referencia al artista holandés conocido por sus
diseños gráficos basados en ilusiones ópticas relacionadas con el tiempo y el
espacio, motivos adecuados al origen imaginario de la sociedad otavaleña.
Los voluntarios del Cuerpo de Paz introdujeron diseños de los grupos
indígenas de norte y Centro América, como los pueblo y los mayas. Durante
este periodo, la famosa coleccionista Olga Fisch empleó otavaleños en su
taller, utilizando diseños y técnicas que sus empleados continuarían usando
después como productores independientes. Quizás, lo que mejor caracterizó
esta nueva fase de la economía de exportación indígena no fueron tanto las
nuevas tecnologías y los diseños como la orientación general del aparato
productivo hacia los mercados y la producción flexible. Los tejedores y
comerciantes
332

DAVID KYLE

llegaron a tener profundos conocimientos no sólo de lo que vendían, sino de


lo que se vendería este año, una tendencia que continuaría intensificándose
durante los siguientes veinte años.

Hacia finales de los años sesenta, las familias que comercializaban tejidos
tenían importantes ”colonias” en ciudades extranjeras y realizaban viajes
temporales para vender como algo normal. Tomando como base las
investigaciones de campo realizadas en Otavalo durante este periodo,
Salomón escribe:

Hoy, los comerciantes de textiles de Otavalo, pulcramente vestidos con


pantalones y camisas blancas debajo de ponchos grises o azules, portando
sombreros de ala ancha sobre sus largas trenzas, viajan a Argentina,
Colombia, Panamá y hasta Miami llevando una economía del tejido (Salomón,
1981 [1973], p. 420).

Además, los intermediarios otavaleños poseen ahora varios talleres de


artesanía en Quito. Para ese entonces, era evidente que una estructura
interna de clase se estaba haciendo más pronunciada a medida que
aumentaba la exportación de tejidos en toda la región.

En realidad, el extraordinario grupo de comerciantes de tejidos de este


periodo tiene que ser balanceado tomando en cuenta la estructura social en
la que operaba, es decir, analizando la estratificación socioeconómica interna
del grupo comercial otavaleño, en especial del nivel comunitario. La sociedad
otavaleña ha estado históricamente centrada en la comunidad; en el nivel
comunitario y no en el étnico encontramos una buena cantidad de •
homogeneidad socioeconómica e identidad individual. En con- • traste,
unas setenta y cinco comunidades otavaleñas han tenido ] diferentes
formas de desarrollo, aunque están integradas por un idioma y cultura
comunes y una identidad de grupo mantenida externamente. Según observa
Peter Meier:

,, ,¡ Aunque los otavaleños se encontraban claramente en mejor r , posición


que aquellos campesinos que, para su reproducción,

I|^P
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

333

eran completamente dependientes de los dueños de tierra, éstos no eran de


ninguna manera una masa indiferenciada de productores (Meier, 1981, p.
20).

Una comunidad otavaleña, pasando por alto la variación intracomunitaria,


durante este periodo, podía ser clasificada por dos dimensiones
transversales: su relación con la hacienda y su relación con el mercado. La
primera fue ampliamente determinada por ley mientras que la última, dada
la falta general de intermediarios externos, se determinó por el tipo
específico de artesanía que producía la comunidad. Éstas son diferencias
cualitativas que rebasan un simple continuo de la mezcla de agricultura y
artesanía, que comúnmente se encuentran entre todos los grupos
campesinos.

En contraste con las tradicionales aldeas de tejedores, consideradas


”especiales” durante más de 400 años, la mayoría de las aldeas otavaleñas
eran comunidades agrícolasyanapa, una posición económica y legal que
continuó después de concluir el sistema de pagar las deudas con trabajo
(huasipungo). La relaciónyanapa-hacienda era tanto social e ideológica como
económica, estrechamente unida por la reciprocidad y los rituales (Guerrero,
1991, pp. 162-163). Las festividades tradicionales como el cargo o fiesta
ceremonial de padrinazgo, incorporaban al hacendado como fuente simbólica
principal de la autoridad comunitaria. Guerrero observa que la incorporación
y uso de símbolos e ideología de los otavaleños en la vida de la hacienda
significa, sin embargo, un espacio cultural ampliamente moldeado en
términos culturales otavaleños (ibidem, p. 165). Sin embargo, un efecto de
dichas relaciones era un punto de vista mundial radicalmente diferente de la
visión de las comunidades no yanapas, marcada por los límites físicos de la
hacienda y el universo social del hacendado y la iglesia. Más importante
quizás, la experiencia común de dominación colonial entre yanapas creó la
percepción que cada comunidad tiene de sí misma y su relación con otras
comunidades. A este respecto, el ritual, con frecuencia violento, de lucha
(pucará) entre las comunidades durante el festival regional de San Juan, en el
334

DAVID KYLE

I
cual cada comunidad trata de tomar una plaza del pueblo, está
simbólicamente preñado de importaciones contemporáneas entre
comerciantes transnacionales competitivos.

Aun entre aquellas comunidades y hogares que estaban históricamente libres


del sistema de hacienda y que habían desarrollado una producción artesanal
independiente al concluir el sistema de pago de deudas con trabajo en 1964,
hubo diferencias significativas en las relaciones sociales de producción y
mercadeo relacionadas con un oficio particular (Meier, 1981). En otras
palabras, nos concentramos en esos grandes números de otavaleños que no
son myanaperos agrícolas ni comerciantes destacados. Meier analizó
elegantemente los ”oficios campesinos” de los otavaleños según estuvieron
organizados en los años setenta; él argumenta que el tipo de oficio, o ”ramo
de producción”, no está abierto a todas las aldeas por igual (p. 24) ya que
cada oficio requiere acceso a un tipo particular de recurso (por ejemplo,
hilado doméstico, crédito) no disponible en todas las aldeas. Algunos de
estos aportes requieren acceso a la tierra, otros a las redes sociales
(relaciones recíprocas) y otros a los mercados financieros. Además, Meier
argumenta que algunas artesanías, como los cinturones tradicionales que
usan las mujeres otavaleñas, tienen un mercado muy limitado en
comparación con artesanías más turísticas, como los abrigos de punto, que
se han beneficiado de los esfuerzos pioneros de los comerciantes
intermediarios para abrir mercados no sólo en Otavalo y Quito sino también
en ciudades del hemisferio occidental y Europa. Con la capitalización y
mecanización de la producción artesanal del valle, se le hizo difícil a los
pequeños productores cornpetir con los grandes compradores de fibras
sintéticas y teñidas, y de telares eléctricos. En resumen, hacia los años
setenta estaba claro que para sobrevivir en el medio otavaleño de
producción artesanal, cada vez más competitivo, los hogares y las
comunidades necesitaban contar con más destrezas que las tradicionales o
hasta más modernas. Necesitaban tener acceso a créditos y a los mercados
extranjeros, dos recursos interrelacionados. Comunidades históricamente
más independientes y ”progresistas”, como Peguche, Agato y Quinchuquí,
estaban listas para desarrollarse
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

335

(véase Buitrón, 1947, p. 49). Por tanto, la combinación de capital cultural y


capital financiero, y de capital social con extranjeros poderosos, condujo a
una naciente clase mercantil desligada tanto de sus parcelas agrícolas como
de los telares domésticos.

De cualquier modo, 1973 fue un año de cambios para los otavaleños y su


industria de tejido para exportación, abarcando un nuevo mercado turístico y
una carretera pavimentada hasta Quito. Aunque Frank Salomon observó en
1973 que la región otavaleña ”luce como cualquier cosa menos como un
centro manufacturero moderno” debido a la característica de su ”cultura
campesina” (Salomón, 1981 [1973], p. 420), páralos años noventa, los
efectos socioculturales de su base manufacturera eran ubicuos. Gran parte
de la infraestructura actual de Ecuador fue construida durante los años
setenta, incluyendo la pavimentación de la autopista Panamericana desde
Quito hasta Otavalo, reduciendo así el tiempo hacia Quito -y su aeropuerto
internacional- en sólo dos horas. Cuando el turismo ecuatoriano fue
promovido en el exterior por las agencias gubernamentales, los otavaleños
fueron, y todavía son, mostrados de forma destacada en folletos y guías de
viaje. Hasta los gobiernos extranjeros querían ayudar; con la asistencia del
gobierno holandés y con miras a atraer el mercado turístico en expansión, se
construyó en el pueblo de Otavalo la ”Plaza de Ponchos”, todavía
prominente, incluyendo varios kioscos de concreto en los que se podían
ubicar los vendedores otavaleños casi permanentemente. Aunque los kioscos
se alquilan por una cifra nominal semanal y están técnicamente abiertos a
cualquier vendedor otavaleño, sólo aquellas familias que en 1973 estaban
involucradas en la comercialización de textiles otavaleños (en especial las
familias ubicadas en Otavalo o en las aldeas más cercanas a Otavalo) tenían
la capacidad de pagar la suma inicial; esas mismas familias originales han
mantenido con tenacidad el control de estas primeras ubicaciones, ocupando
kioscos y pasándolos estratégicamente a los miembros de la familia (Meisch,
1987, p. 154). Por tanto, el ”bien público” de pertenecer al grupo hasta en
una etnicidad ”mercadeable” todavía no es un rival digno para la propiedad
privada.
DAVID KYLE

336

En este punto, se debe poner énfasis en que la economía de exportación


otavaleña no es un sistema monolítico con un alto nivel de articulación en el
ámbito regional, sino que se caracteriza por múltiples patrones de
producción y redes comerciales, cada uno con una familia negociante de
tejidos como centro de organización. Aun socialmente, el principal
mecanismo articulador de la región es la misma economía de mercado y las
demandas para conseguir y mantener una posición competitiva. El
crecimiento de la economía textil orientada al exterior, ha sido dirigido por
las fuerzas duales de expansión interna, con más y más otavaleños deseando
tejer y negociar, y la necesidad de industrializarse y procurarse nuevos
mercados según las formas de competencia socialmente aceptadas entre un
creciente número de competidores. Una de las características más
impresionantes del mercado de los sábados es la falta general de algo
parecido a avidez o rivalidad de los vendedores. Sin embargo, su aparente
complacencia contrasta con su anhelo de innovar e incorporar nuevas
tecnologías, de forma tal, que los beneficios son recibidos por medio del
ahorro en los costos de producción y de servicio confiable, no por vender
más barato que el vecino o acaparar el mercado. Esto ha llevado a una
creciente mecanización del proceso de hilado y del tejido de punto. Al
caminar por las calles de Otavalo y hasta de comunidades más pequeñas, se
puede escuchar el ruido de las máquinas industriales de tejido a cualquier
hora del día o la noche. Un adolescente otavaleño que conocí en la ”Avenida
de las Americas” de Manhattan, me reveló excitado su sueño de ser el
primero en importar un telar completamente computarizado, con la ayuda de
un amigo estadounidense de Boston; sólo le faltaban los 50,000 dólares
necesarios para comprarlo e importarlo.

El tejido industrializado, que utiliza energía eléctrica y fibras sintéticas, y la


capacidad productiva incrementada que le acompaña, ha conducido a una
reestructuración de género en la organización familiar y a la migración
transnacional:

-<; El creciente número de tejedores, en contraste con el equilibrio inicial


entre hilanderas [mujeres] y tejedores [hombres],
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO 337

ha producido un exceso de abastecimiento de textiles, para el cual el


mercado semanal resulta inadecuado. Es por esta situación que los artesanos
y comerciantes se han visto en la necesidad de buscar nuevos mercados y
diversificar la producción, cambiando los patrones de autoconsumo para
satisfacer la demanda externa, aunque para hacerlo tengan que buscar
clientes poco exigentes en cuanto al mantenimiento de los valores culturales
y el respeto a las tradiciones del pueblo [otavaleño] (Jaramillo, 1987, p. 14).

Esta sobreproducción, debida en gran parte a la innovación tecnológica,


desempeña el significativo papel de motivar a los tejedores comerciantes a
buscar nuevos mercados en el exterior a través de la migración transnacional
(temporal). En contraste con la aparente camaradería del mercado turístico
de los sábados, los comerciantes otavaleños protegen celosamente los
contactos de los clientes y las informaciones relacionadas con los principales
puestos de venta en el extranjero. Un joven vendedor otavaleño comentó
que lo que más le sorprendía de la vida en la ciudad de Nueva York -donde
una pequeña colonia de varios cientos de otavaleños están moviéndose
constantemente de un lado para otro-, era la falta de solidaridad y ayuda
mutua entre sus compatriotas (Kandell, 1993). Haciéndonos eco del
reconocimiento que hace Portes de la ”tendencia descendente del capital
social”, la confianza entre el grupo de otavaleños parece ser completamente
desastrosa para los negocios. Después de todo, mientras la solidaridad social
de los migrantes laborales reduce los costos en el extranjero con algunas
desventajas, los activos primarios de un empresario transnacional abarcan
las ”relaciones sociales”, clientes, patrocinadores y allegados en el
extranjero.

En este contexto de incipientes relaciones de clase, se puede comprender la


reciente actividad económica de tocar música ”tradicional” en bares locales y
calles de ciudades extranjeras. Tocar música no es nada nuevo para el valle:
”El valle de Imbadura es considerado en Ecuador, de manera general, como
un centro musical, pero hasta donde sabemos, no existen registros de que se
haya
338

DAVID KYLE

tocado música indígena, instrumental o vocal” (Parsons, 1945, p. 116). Los


importantes rituales y fiestas otavaleñas han incluido siempre un
acompañamiento musical. Sin embargo, en el ambiente cultural de los años
sesenta, cuando los grupos indígenas estaban comenzando a ser valorados
por los intelectuales simpatizantes nacionales y extranjeros, en 1968 el
grupo de baile otavaleño ”Rumiñuahi” empezó a participar en el desfile anual
de ”Yamor”, una celebración otavaleña que había comenzado a atraer cada
vez más turistas. Después de una invitación a México hecha por su primera
dama, surgieron otras ofertas para bailar y actuar en Ecuador y para la BBC
en Inglaterra, con el ”Conjunto Peguche” que grabó su primer álbum en 1979
(D’Amico, 1993, p. 171).

Sin embargo, al igual que el desarrollo de la industria moderna del tejido, los
orígenes indígenas de la música otavaleña, que tradicionalmente consistía en
el grupo los ”San fuanitos”, que inducía al trance, han sido transformados en
una forma de exportación más comercial. A principio de los años ochenta,
varios grupos musicales comenzaron a incorporar a otros músicos e
instrumentos andinos de Bolivia y Perú, después de que algunos grupos de
dichos 1 países visitaron Otavalo. Este nuevo género, basado en un punto |
de vista mundial autoconsciente y pro andino, alcanzó su momento
culminante con el exitoso grupo otavaleño ”Charijayak”, radicado en
Barcelona, España. Significativamente, la mayoría de los miembros del grupo
crecieron en el enclave otavaleño de España (Meisch, comunicación
personal). Éstos adoptaron el género ”Pan-Andino” dentro del ”New Age”,
mezclando instrumentos eléctricos y estilos populares de Europa y Estados
Unidos. Durante su ”retorno triunfante” a Otavalo, en 1987, fueron recibidos
como celebridades locales, aunque tenían una apariencia deportiva y lucían
aretes y largas cabelleras sin trenzas (Meisch,
1997). De inmediato se convirtieron en modelos culturales y económicos de
los jóvenes otavaleños.

Así como la exportación de casimir desde Otavalo se presentó como una


oportunidad en 1917, durante un periodo de creciente competencia por la
tierra (Salomón, 1981 [1973]), a finales de los ochenta, tocar música
folclórica representó una oportuni-
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

339

dad similar para los jóvenes durante un periodo de competencia intensa en el


mercado artesanal. En los últimos cinco años, el crecimiento de los grupos
musicales que viajan al extranjero ha sido fenomenal; han estado viajando
tanto durante el verano, que la operadora otavaleña de ”Diceney Tours”
(probablemente ”Disney” con faltas ortográficas), se quejaba de que no
quedaban músicos para tocar en el festival local de San Juan, incluyendo a su
propio esposo. Aunque nadie ha podido decir cuántos grupos existen en el
extranjero, se considera que son cientos. Dada la capacidad de los grupos
para recuperar el precio del pasaje en un par de meses después de llegar al
extranjero, las agencias de viaje locales con frecuencia venden boletos
aéreos internacionales a crédito. Por tanto, tocar música, a diferencia de la
venta de artesanía, representa una actividad económica que requiere poca
inversión inicial, además del tiempo requerido para aprender a tocar un
instrumento folclórico y organizar un grupo. De hecho, esto se ve ahora como
la única forma de conseguir el capital necesario para ingresar en la lucrativa
economía artesanal cada vez más industrializada. Además, tocar música en
el extranjero y toda la aventura que esto conlleva, incluyendo tener una
novia estadounidense o europea (con la que algunos se han casado), se ha
convertido en una forma de rito de transición para el hombre otavaleño. En
este sentido, el deseo de viajar al extranjero ha asumido la característica de
”fiebre de emigrar” que existe entre otros grupos donde prevalece la
migración laboral más tradicional.

Los cambios sociales y económicos ocurridos desde la apertura de la Plaza


de Ponchos en 1973, especialmente una mayor capitalización de la
producción y el surgimiento de la migración transnacional masiva,
condujeron a una sociedad más urbanizada, tanto demográfica como
culturalmente. En los últimos diez años, miles de otavaleños se han mudado
al pueblo de Otavalo, lo que ha originado estilos de vida más urbanizados a
la vez que retienen su identidad étnica. Esto se debe, en parte, a la
imposibilidad de poseer tierra que tiene mucha gente joven de las aldeas
tejedoras altamente pobladas. Sin embargo, gran parte del cambio
demográfico a la ciudad ha sido como resultado directo del de-
340

DAVID KYLE

sarrollo de la industria artesanal con su necesidad de una mejor


infraestructura que abarque energía eléctrica, líneas privadas de teléfono,
compañías de transporte y escuelas. En vez de que la producción sea
interrumpida por el mercado semanal, tanto tejer como negociar son
actividades diarias. Los otavaleños poseen ahora aproximadamente noventa
y cuatro talleres artesanales y textiles permanentes en Otavalo (Lynn
Meisch, comunicación personal), incluyendo algunos ubicados junto a los
restaurantes turísticos de la Plaza de Ponchos (uno de ellos es una imitación
del ”Hard Rock Café”). El hecho de que tantos indios se hayan mudado a
Otavalo fue motivo en 1993 para la realización de un video documental
presentado por la televisión ecuatoriana, titulado ”La reconquista de
Otavalo”. Las tensiones son viscerales entre los otavaleños de movilización
ascendente y los mestizos de Otavalo de movilización descendente; la
inflación en la propiedad inmobiliaria debido a la demanda de los otavaleños
es tan grande, que muchos mestizos, cuyas familias han vivido en Otavalo
durante siglos, no tienen medios para comprar una casa.

Aunque hay una variación significativa en el grado de asimilación, más


comunidades rurales han llegado a ser una mezcla de valores tradicionales y
urbanos, directamente relacionada con la gran cantidad de experiencias
culturales y viajes de algunos de sus habitantes. Un joven otavaleño de
Peguche que acababa de regresar de un viaje a Bélgica, en pantalones de
mezclilla y tenis, señaló hacia un cartel de Bob Marley que colgaba de su
pared (al lado de uno de Madonna) y exclamó, ”Él es mi Dios”. Para mejorar
su vocabulario en inglés, había colocado pequeñas etiquetas con el nombre
en inglés de varios artículos de su habitación. El no se encuentra solo en su
afán por estar a la moda; muchas bodas terminan ahora tarde por la noche
con un baile donde se toca música jamaiquina, estadounidense y europea.
Los adolescentes otavaleños de la clase mercantil que no han viajado todavía
atraviesan la plaza local en camiones, vistiendo con la última moda de Nueva
York y escuchando una estrepitosa música ”hip-hop”. La educación ha
influido también al orientar a los otavaleños hacia una visión céntrica urbana
en el nivel nivel mundial en un país
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

341

donde ”rural” y ”campesino” son casi sinónimos de ”animal”. Sin embargo,


este proceso de urbanización se puede caracterizar mejor como ”apropiación
cultural”, en oposición a ”asimilación”. De hecho, aunque los jóvenes
otavaleños adinerados ahora están participando en una cultura material
considerablemente diferente a la de sus abuelos, su tímido orgullo por la
identidad otavaleña es mayor; su identidad dentro de la sociedad
ecuatoriana ya no es ambigua, ”noble pero india”, sino que es aclamada en
el ámbito mundial.
En la esfera económica, esta capacidad para urbanizar e innovar sin perder
la identidad de grupo ha permitido algunos cambios sorpresivos en la cadena
de productos indígenas tanto locales como extralocales. Algunas de las
artesanías ”nativas” otavaleñas son producidas por otros grupos étnicos,
incluyendo los abrigos de tejido de punto hechos a mano por las campesinas
azuayanas (esposas de los migrantes laborales internacionales en la ciudad
de Nueva York antes mencionados) y las figuritas talladas en madera de
balsa por los indios amazónicos. Por tanto, los viajes al extranjero abarcan no
sólo las oportunidades de vender, sino también de comprar textiles y
artesanías indígenas en países como Bolivia, Perú y Panamá, que luego son
comercializados como propias (la mayoría de las veces) a los turistas
desprevenidos de Otavalo o durante los viajes para vender a Estados Unidos
y Europa. A este respecto, los otavaleños se convierten rápidamente en los
principales intermediarios de artesanía nativa en América Latina, incluyendo
el suministro de artesanías a los destinos turísticos que no tienen
poblaciones indígenas pintorescas. Un empresario otavaleño, que habla
holandés, me contó sobre su ingenioso plan para vender figuritas de
papagayos tropicales a las tiendas para turistas de Aruba (Aruba no tiene
”nativos exóticos”), terminadas con una etiqueta que dijera ”Hecho en
Aruba”.

En consecuencia, tenemos la siguiente ironía cultural de la base económica


de la región: un grupo indígena andino con una economía global de
exportación que incorpora la cultura material de otros grupos nativos a su
arsenal comercial, mientras se man-
342

DAVID KYLE

tiene confiando en su propia identidad cultural ”auténtica”. Para estar


seguros, la mayoría de los artículos turísticos como suéteres, carteras,
morrales, mochilas, colchas y tapices son producidos localmente utilizando
tecnología que va desde el telar antiguo hasta el eléctrico, las máquinas
automáticas para tejer y las fibras sintéticas. No obstante, en Otavalo, la
diferencia entre local y extralocal es confusa, debido a su deseo de
incorporar los diseños y productos ”indígenas” más comerciales. Al comparar
un mercado indígena peruano auténtico, frecuentado por turistas, con la
Plaza de Ponchos de Otavalo, Lynn Meisch observa:

Otavalo es un auténtico mercado turístico internacional, donde la mayoría de


los textiles que se venden no son versiones comercializadas de tejidos indios
tradicionales presentados como auténticos, sino tejidos no tradicionales
realizados con la intención expresa de venderlos a extranjeros (1987, p.
154).

En otras palabras, la ”artesanía” de los otavaleños es auténticamente


inauténtica. De hecho, resultaría difícil definir lo ”tradicional” en la esfera
económica otavaleña, después de 500 años de dominación de parte de una
sociedad eurocéntrica. Además, la ironía es que, aunque la producción
económica de los otavaleños haya alcanzado un cénit posmoderno para
satisfacer a los cornpradores de recuerdos en el mundo desarrollado, su
identidad como grupo sociocultural no podía ser más fuerte, precisamente
porque está relacionada, en gran parte, con su reputación comercial. En
realidad, su reputación económica es lo que siempre ha definido una parte
importante de su identidad interna y externa. Esta reputación es un ”bien
público” que no puede ser llamado adecuadamente ”capital social”, sino más
bien ”capital simbólico”, y puede ser activado por los otavaleños no
comerciantes relacionados con las comunidades yanapa.

Un hilo común recorre las últimas dos décadas de cambio en Otavalo y


constituye la dinámica de su economía política interna.
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

343

Al observar el proceso de estratificación interna relacionado con las


relaciones capitalistas, Salomón formula una de las preguntas claves para los
otavaleños y su economía indígena de exportación:

¿[Puede Otavalo] continuar cambiando las condiciones de la sociedad a gran


escala para su propio beneficio, sin sufrir las consecuencias no intencionales
que gradualmente tomarán el paso y la dirección del cambio fuera del
alcance de sus propios mecanismos de política social? (1981 [1973], p. 443).

Salomón continúa con las siguientes observaciones:


Los puntos de tensión ya son visibles [...] Es cierto que, si otros indígenas
dan trabajo a los pobladores pobres de las aldeas como hiladores, tejedores
o ayudantes de granja es posible distribuir parte de la riqueza, aunque el
predominio de unas cuantas familias en los negocios sea patente. Si la mayor
parte del ingreso textil se dedica a la adquisición de tierra, la herencia
divisible y la desaprobación de la avaricia, importante para la ética
otavaleña, puede que no prevalezcan sobre la dinámica de la propiedad
privada (p. 444).

En otras palabras, sin una verdadera amenaza económica o política desde


fuera del grupo en perspectiva, su única amenaza significativa era, y es, la
autodestrucción. De hecho, si durante los pasados veinte años, esos ”puntos
de tensión” se desarrollaron en violentos y extendidos conflictos de clase
entre los campesinos semiproletarios y una naciente burguesía rural, el
orden social y, por tanto, la base económica de toda la región pudo haber
sido severamente amenazada, aunque interrumpida, debido a la frivolidad de
los turistas y los vendedores mayoristas extranjeros. Para estar seguros, los
puntos de tensión son evidentes, en especial entre las comunidades
anteriormente relacionadas con las haciendas y las que todavía no pueden o
no han desarrollado un conflicto de ”clase” más profundo. Sin embargo,
hasta ahora eso no ha ocurrido.
344

DAVID KYLE

La posibilidad de una situación no favorable por el conflicto político abierto


dentro y entre las comunidades otavaleñas, ha establecido un límite tanto en
el nivel de proletarización coétnica como en el desarrollo de una burguesía
rural de propietarios de fábricas e intermediarios. Además, esta limitación ha
marcado tres de los acontecimientos más importantes del periodo reciente.
Primero, el surgimiento de una burguesía urbana, que vive en Otavalo, Quito,
u otras ciudades extranjeras, no sólo ha separado físicamente las clases
emergentes, sino que utiliza también la ambigua protección social de las
tradicionales bases urbanas blanca-mestiza. Segundo, la importancia de la
incorporación de líneas de productos realizada por otros grupos indígenas y
mestizos, dentro y fuera de Ecuador, se puede ver más clara si se considera
como una alternativa para expandir la producción sobre las espaldas de los
otavalenos. Esta estrategia no deja de tener su propia desventaja, ya que
descubre la naturaleza burda de la adaptación cultural; los comerciantes
transnacionales otavalenos no sólo están sacando provecho del valor
mercantil de la artesanía elaborada en el extranjero, sino que le están dando
más valor por relacionarse con ella como ”indios auténticos”. Tercero y más
importante, la rápida incorporación de la música como un nuevo producto de
exportación, adoptado por los jóvenes de algunas comunidades, sólo puede
entenderse en el contexto de crecimiento de las relaciones de clase
intraétnicas. Tocar música en el extranjero no es una evolución mecánica de
las actividades comerciales ni es simplemente una expresión de orgullo
cultural dentro de la ”aldea global”. En primer lugar, la música no es tan
rentable como la venta de artesanía, y puede ser una aventura arriesgada
tanto física como financieramente. En segundo lugar, no es cierto que tantos
jóvenes se dispersen por todo el mundo, en sus años más productivos, por
razones de ”expresión cultural”.

Tocar música en el extranjero puede entenderse no como una actividad


cultural sino como un ”oficio”. La única inversión financiera que se requiere
para este oficio (tocar música) es un crédito para el boleto aéreo, que
conceden de forma rutinaria las agencias de viaje locales a los jóvenes
músicos otavalenos. Esto tiene
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

345

la ventaja significativa de no tener intermediarios otavalenos ni extranjeros,


mientras continúan beneficiándose de su identidad mundial positiva. A
diferencia de otros oficios, ya que las agencias de viaje tienen una lógica de
acumulación de capital diferente a la de la industria artesanal, el crédito para
los boletos aéreos no es el primer paso hacia la dependencia
económicamente de la agencia. La característica importante es que casi
todos los jóvenes identificados como otavalenos tienen por lo menos una
oportunidad de viajar al extranjero como músicos, ya que la habilidad se
alcanza con facilidad y la reputación del grupo permite un alto nivel de
confianza de parte de las agencias de viaje y los gobiernos extranjeros que
otorgan visas; los mestizos se han quejado de que ”todo lo que se necesita
para viajar es una cola de caballo” (D’Amico,
1993). Portante, cientos de músicos jóvenes que salen de Otavalo cada año
están reclamando el valor de cambio de su mano de obra y su identidad
cultural, un suceso extremadamente fortuito. Al permitir que algunas de las
comunidades más pobres envíen ”representantes” a tierras extranjeras, la
música folclórica ha proporcionado una válvula de escape en el ámbito
regional para las tensiones políticas potenciales que surgen de la
consolidación de una clase mercantil. Éste es también un ”oficio”, en el cual
una diaspora comercial transnacional dentro de sociedades ”posindustriales”
está particularmente ubicada para abastecer. A diferencia de las artesanías
”hechas a mano” procedentes de todo el mundo, los discos compactos y las
cintas de música andina que se venden en los centros comerciales sólo
aumentan el interés por ”lo real”, en vez de socavar el negocio mismo. Sin
embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos importantes, ya que los
músicos transnacionales son especialmente dependientes de las políticas
migratorias de los países desarrollados, que no han aceptado de manera
uniforme a los vendedores ambulantes y los músicos. A diferencia de la
migración desde Azuay, tocar música y vender artesanía en las calles todos
los días no son actividades recomendables para los migrantes
indocumentados. Todavía está por verse si la música se va a utilizar
realmente como instrumento para una base económica más sostenible e
inclusiva entre las comunidades
346

DAVID KYLE

otavaleñas, o definitivamente dan una nota agria a medida que sus efectos
colaterales socioculturales reaccionan dentro de la economía étnica de
exportación.

El sorprendente éxito económico de los otavaleños, tan poco común entre


otros grupos indígenas latinoamericanos, encubre una estratificación interna.
No todos los otavaleños forman parte de la prosperidad de la industria local y
el comercio internacional, más bien, la mayoría de los otavaleños han
constituido, hasta ahora, una fuerza laboral interna íntimamente relacionada
con la producción agrícola. Sin embargo, el reciente y rápido desarrollo de la
exportación de música andina al extranjero ha permitido a algunos
otavaleños la oportunidad de trabajar en el extranjero y acumular capital
financiero para una actividad empresarial futura. Las explicaciones del éxito
de algunos otavaleños emprendedores que apuntan hacia sus antiguas
cualidades y tradiciones, reales o imaginarias, por un lado, y hacia un
análisis económico no histórico de la industria casera, por el otro, resultan
incompletas. Mientras el reto para los sociólogos económicos es encontrar el
”terreno neutral”, cualquier explicación elegante de la migración
transnacional queda corta, ya que ésta es una actividad social típicamente
”sobre determinada”. Las personas cuentan con múltiples incentivos y
recursos, unos universales, otros particulares, que las llevan a realizar un
viaje estimulante y transformador. La etnia otavaleña ha estado muy
involucrada en un universo social donde los incentivos para el comercio
independiente, incluyendo los intereses de extranjeros compasivos tanto
como cínicos durante
500 años, no pueden compararse con los de ningún otro grupo indígena de
América Latina.

OTAVALO, CAPITAL SOCIAL Y EMPRESARIADO


EN INTERÉS de ser breve, enumeramos sólo tres puntos interrelacionados
que tornan problemático el caso Otavalo, con el fin de explicar el ”capital
social” del empresariado transnacional.

1. Los otavaleños, en una abrumadora mayoría, nunca fueron trabajadores


remunerados ”típicos”, ni siquiera en sus comu-
LA DIASPORA COMERCIAL DE OTAVALO

347

nidades de origen y, por tanto, no se convirtieron en empresarios como


consecuencia de una experiencia inmigrante preexistente en las densas
redes sociales y de una circulación reactiva de furgones en el exterior. De
hecho, el capital social apropiado proviene tanto de relaciones sociales
positivas con extranjeros como de redes sociales intragrupales, fuera de la
familia.
2. El informe histórico acerca de cómo una minoría de comunidades
otavaleñas se dedicó a vender artesanía en el extranjero revela los efectos
del ”capital simbólico” políticamente inspirado, el capital financiero y cultural
de una élite mercantil educada y la ”causalidad acumulativa” de la propiedad
privada.

3. Algunas diásporas comerciales contemporáneas pueden surgir y


desaparecer por las mismas razones que las redes comerciales
interculturales anteriores; lo novedoso del capitalismo global no es qué lo
”produce”, sino un fenómeno marcado por el surgimiento de esos (raros)
nichos comerciales, en los cuales las instalaciones comercializadas tienen
que seguir siendo ”extranjeras” en su punto de venta.

En un mundo en el que no sabemos, ni nos importa, dónde se fabrican


nuestras camisas, los comerciantes interculturales de ”primitivismo
romántico” pueden encontrar un mercado global. De igual manera, los
empresarios migrantes que suministran bienes y servicios a los obreros
coétnicos transnacionales manejan con tesón su mercado, tomando como
base no la tecnología, sino la seguridad de su singular papel intercultural que
abarca dos sociedades diferentes o proporcionando servicios que no se
pueden conseguir legalmente en el ”mercado abierto” (por ejemplo, los
”comerciantes de la migración”).

CONCLUSIÓN

EL DESARROLLO histórico del empresariado transnacional otavaleño de


”origen popular” sugiere que, aunque el ”capital social proporciona una
herramienta deductiva útil para entender los
348

DAVID KYLE

resultados económicos que parecen ser culturales, ésta metáfora está


incompleta; no incluye los recursos sociales más inducidos políticamente que
son utilizados por las élites internas y externas para dividir en forma
intencional a los miembros del grupo por metas económicas y políticas. Las
”características especiales” de un grupo (o de un subgrupo) étnico,
incluyendo la ”confiabilidad”, pueden ser entonces embellecidas y puestas
en juego instrumentalmente por actores externos y la ”cámara transnacional
de comercio” respecto a sus propios fines. Estos tipos de recursos sociales,
que no son un bien público, son susceptibles tanto de uso ingenuo como de
abuso cínico por parte de extraños, precisamente porque están encubiertos
por la ”comunidad étnica”.

Lo fascinante de la reputación histórica áutogratificante de los otavaleños en


cuanto a su nobleza y su industria comercial es que ésta ha resonado
consistentemente con el Espíritu de la colonización, la industrialización, el
transnacionalismo, y el ahora ”nuevo” transnacionalismo del siglo XIX. Hace
algunos años, en el centro comercial de Quito, una gran valla publicitaria de
la línea aérea Iberia mostraba a un otavaleño en traje tradicional con un
bolso de palos de golf bajo el brazo; la leyenda decía: ”Yo voy a Europa con
Iberia, ¿cuándo vas tú?” (Harrison, 1989, pp. 9-13). La implicación para los
”mestizos-blancos” del Ecuador urbano es clara: si este indio puede ir a
Europa, usted también puede. De igual manera, si se asegura que algunos
inmigrantes comunes se están convirtiendo en empresarios transnacionales
utilizando ”nada más que su capital social”, al paso de la nueva era del
”transnacionalismo”, entonces éste sirve para castigar por igual a los otros
inmigrantes no empresarios y a los trabajadores nativos.

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CAPÍTULO 9
STEVEN VERTOVEC

Concebir e investígar el transnacionalismo


EN LA medida en que cualquier simple ”ismo” podría existir discutiblemente,
la mayoría de los científicos sociales en el campo está de acuerdo en que
”transnacionalismo” se refiere ampliamente a los múltiples lazos e
interacciones que unen a personas o instituciones a través de las fronteras
de los estados-nación. Por supuesto, existen muchos precedentes y paralelos
históricos para dichos patrones (ej., Bamyeh, 1993, así como la introducción
de este libro). El transnacionalismo (como redes de larga distancia)
ciertamente precedió a ”la nación”. Todavía hoy estos sistemas de vínculos,
interacciones, intercambios y movilidad funcionan intensamente y en tiempo
real, mientras se están extendiendo por todo el mundo. Las nuevas
tecnologías, sobre todo en telecomunicaciones, sirven para conectar dichas
redes con creciente velocidad y eficiencia. El transnacionalismo describe una
situación en la cual, a pesar de las grandes distancias y la presencia de las
fronteras internacionales (y todas las leyes, regulaciones y discursos
nacionales que representan), ciertos tipos de relaciones en el ámbito global
se han intensificado y ahora paradójicamente tienen lugar en un campo de
actividad que abarca el planeta todavía común, pero virtual (véanse entre
otros, Click Schiller, Basch y Szanton-Blanc 1992; Castells, 1996; Hannerz,
1996).

El transnacionalismo representa un tema de creciente interés, como lo


demuestra la proliferación de artículos académicos, seminarios y
conferencias dedicados a analizar su naturaleza y contornos. Sin embargo,
aunque mantiene amplia relación con
[353]
354

STEVEN VERTOVEC

la descripción de ”transnacionalismo” que ofrecimos arriba, la mayor parte


de este floreciente trabajo se refiere a una amplia variedad de fenómenos.
Hemos visto un creciente número de investigaciones sobre comunidades,
flujos de capital, negocios, ciudadanía, corporaciones, agencias
intergubernamentales, organizaciones no gubernamentales, política,
identidades, espacios públicos, culturas públicas ”transnacionales”. Éstos
obviamente son fenómenos de naturaleza muy diferente, que requieren
investigación y teorización en diferentes escalas y niveles de abstracción. En
la prisa por abordar una interesante área de actividad global y desarrollo
teórico, no nos sorprende que exista gran confusión conceptual. Éste es, por
lo tanto, un ejercicio útil para detenerse a pensar en este punto, con el
propósito de analizar y ordenar el amplio repertorio de ideas y propuestas,
para quizás lograr una mejor visión del tema que estamos tratando, ya que el
transnacionalismo es tratado de distintas formas.

EL TRANSNACIONALISMO COMO...

EN LA introducción de este libro, Alejandro Portes, Luis E. Guarnizo y Patricia


Landolt (1999) describen rigurosamente el significado del transnacionalismo
en lo concerniente a una categoría importante y probablemente nueva de
migrantes contemporáneos. Mientras otros han abordado la migración como
una forma de transnacionalismo, Portes, Guarnizo y Landolt hacen hincapié
en que éste es el nivel de intensidad y simultaneidad de las actividades -en
particular las transacciones económicas- realizadas actualmente a larga
distancia y a través de las fronteras, que proporcionan, en algunos contextos,
las estructuras sociales y actividades ahora normativas que deben merecer
el término de ”transnacionalismo”. Ésta es una convincente contribución a la
teoría.

En un reciente número de trabajos sobre transnacionalismo (muchos de los


cuales no tratan la migración) se han presentado también, en diferentes
formas, la intensidad y la simultaneidad como características distintivas del
término. Sin embargo, dichos

v
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

355

trabajos con frecuencia muestran un surtido de perspectivas confuso. No


obstante, la teoría y la investigación del transnacionalismo se han basado en
diferentes premisas conceptuales, seis de las cuales merecen un escrutinio
más completo. Los diferentes ”manejos” del tema, por supuesto, no son
exclusivos; de hecho, algunos dependen de otros.

Morfología social
El significado de transnacionalismo que quizás haya ido ganando más
atención entre sociólogos y antropólogos tiene que ver con un tipo de
formación social que cruza y entrelaza las fronteras. Las diásporas étnicas
-que Kachig Tólolyan (1991, p. 5) ha llamado ”las comunidades ejemplares
del momento transnacional”- se han convertido en el paradigma de esta
interpretación del transnacionalismo. Para estar seguros, el término
”diaspora” incorpora diversas situaciones, características, trayectorias y
experiencias históricas y contemporáneas (véanse Tólolyan, 1996, Cohén,
1997, Van Hear, 1998), y su mismo significado ha sido interpretado
ampliamente por observadores contemporáneos (Vertovec,
1999). Una de las características distintivas de la diaspora como forma social
es la ”relación triádica” (Sheffer, 1986; Safran, 1991) entre:

a) grupos étnicos globalmente dispersos pero autoidentificados en forma


colectiva;

b) los estados territoriales y los contextos donde residen dichos grupos, y

c) los estados de origen y los contextos de donde provienen tanto éstos


como sus ascendientes.

Otras de las características importantes para el análisis de las formaciones


sociales transnacionales son las estructuras o sistemas de relaciones mejor
descritos corno redes. Ésta es una forma de manejar el fenómeno que nos
ocupa según el análisis de la ”Era de la Información” de Manuel Castells
(1996). Las partes

w
356

STEVEN VERTOVEC

que componen la red -conectada por nudos y ejes- son tanto autónomas
como dependientes de su complejo sistema de relaciones. Según Castells, las
nuevas tecnologías están en el corazón de las redes transnacionales
actuales. Las tecnologías, en conjunto, no crean nuevos patrones sociales
pero ciertamente refuerzan

los existentes.

Hay redes densas y muy activas que atraviesan grandes espacios y están
transformando muchos tipos de relaciones sociales, culturales, económicas y
políticas. Akhil Gupta y James Ferguson (1992, p. 9) sostienen que:

Algo como una esfera pública transnacional ha proporcionado ciertamente un


estricto, limitado y obsoleto sentido de comunidad o localidad. Al mismo
tiempo, éste ha permitido la creación de formas de solidaridad e identidad
que no descansan en una apropiación del espacio donde la contigüidad y el
contacto cara a cara son fundamentales.

Además, Frederic E. Wakeman (1988, p. 86) sugiere que el ”relajamiento de


los lazos entre las personas, el patrimonio y los territorios” que es
concomitante con el surgimiento de complejas redes ”ha alterado la base de
muchas interacciones globales significativas, mientras simultáneamente
pone en tela de juicio la tradicional definición del Estado”.

De esta forma, las antiguas diásporas dispersas se han convertido en las


”comunidades transnacionales” de hoy, amparadas por una serie de formas
de organización social, movilidad y comunicación (véase especialmente
Guarnizo y Smith, 1998). Los ejemplos y debates relacionados con el
transnacionalismo y la migración, mencionados en la introducción de este
libro (Portes, Guarnizo y Landolt, 1999), contribuyen claramente a esta
perspectiva. Además a las viejas diásporas étnicas y las más recientes
poblaciones de migrantes que ahora funcionan como comunidades
transnacionales, muchas redes sociales ilegales y violentas operan también
transnacionalmente. Para el Departamento de Defensa de Estados Unidos,
transnacionalismo significa terroristas, insur-
357

CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO 357

gentes, facciones opuestas de guerras civiles que conducen operaciones


fuera del país de origen y miembros de grupos de delincuentes (Secretario
de Defensa, 1996). Este tipo de actividades a través de las fronteras incluyen
tráfico de drogas, pornografía, personas, armas y material nuclear, así como
el lavado de dinero, las cuales requieren por sí mismas de medidas y
estructuras transnacionales para combatirlas (véanse, por ejemplo, Stares,
1996; Williams y Savona, 1996; Castells, 1998).
Tipo de conciencia

Particularmente en trabajos relacionados con las diásporas globales


(especialmente dentro de estudios culturales) hay una gran discusión en
torno a un tipo de ”conciencia de la diaspora” marcada por identidades
dobles o múltiples. En consecuencia, hay representaciones de la conciencia
de los individuos de apegos descentrados, por estar simultáneamente ”en
casa lejos de casa”, ”aquí y allá” o, por ejemplo, británico y algo más. Según
Nina Glick Schiller, Linda Basch y Cristina Szanton-Blanc (1992, p. 11),
”aunque algunos migrantes se identifican más con una sociedad que con la
otra, la mayoría parece mantener varias identidades que los vinculan
simultáneamente a más de una nación”. De hecho, James Clifford (1994, p.
322) encuentra que, ”la paradoja empoderadora de la diaspora es que residir
aquí supone una solidaridad y conexión allá. Pero no hay necesariamente un
solo lugar o una nación exclusivistaf...] [Esto es] la conexión [en otro lugar]
que hace una diferencia (aquí)”.

Por supuesto, una conciencia común o un fardo de experiencias es lo que


enlaza a muchas personas dentro de las formas o redes sociales
mencionadas en la sección anterior. La conciencia de localidad múltiple
estimula el deseo de relacionarse con otros que, tanto ”aquí” como ”allá”,
comparten las mismas ”rutas” y ”raíces” (véase Gilroy 1987, 1993). Para
Stuart Hall (1990), la condición de diaspora o transnacionalismo está
compuesta por representaciones siempre cambiantes que proporcionan una
”coherencia imaginaria” para un conjunto de identidades malea-
358

STEVEN VERTOVEC

bles. Robin Cohen (1996, p. 516) desarrolla el punto de Hall con la


observación de que:

Los lazos transnacionales ya no tienen que estar cimentados en la migración


o los reclamos territoriales exclusivos. En la era del ciberespacio, una
diaspora puede, hasta cierto grado, mantenerse unida o recreada por medio
de la mente, de artefactos culturales y de una imaginación compartida.

Una gran cantidad de propósitos y perspectivas personales y colectivos


pueden transformarse subsecuentemente, de forma tal que, como describen
Donald M. Nonini y Aihwa Ong (1997), el transnacionalismo nos presente
”nuevas subjetividades en la arena global”.

Arjun Appadurai y Carol Breckenridge exploran aspectos adicionales de la


conciencia de la diaspora y sugieren que cualquiera que sea su forma o
trayectoria ”las diásporas siempre dejan un rastro de memoria colectiva
acerca de otro lugar y tiempo y crean nuevos mapas de deseo y de apego”.
Sin embargo, éstas son con frecuencia memorias colectivas ”cuya
arqueología es fracturada” (1989, p. i). Combinando el conocimiento de
localidad múltiple, las ”memorias fracturadas” de la conciencia de la
diaspora producen una multiplicidad de historias, ”comunidades” e
individuos: un rechazo de la estabilidad que sirve con frecuencia como
recurso valioso para resistir situaciones represivas locales o globales.

Finalmente, además de las transformaciones de identidad, memoria,


conocimiento y otras formas de conciencia se puede observar un nuevo
”imaginario transnacional” (Wilson y Dissanayake, 1996), dándole forma a
una multitud de modos contemporáneos de producción cultural.

Modos de reproducción cultural

Descrito en un sentido como una escasez de mano de obra para algunos


procesos de penetración y fusión cultural, el transnacionalismo se relaciona
con frecuencia con una fluidez de estilos
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

359

elaborados, instituciones sociales y prácticas cotidianas. Éstos se describen


con frecuencia en términos de sincretismo, criollismo, mestizaje, traducción
cultural e hibridez. La moda, la música, el cine y las artes visuales son
algunas de las áreas más conspicuas en las que se pueden observar estos
procesos. La producción de fenómenos culturales híbridos que manifiestan
”nuevas etnicidades” (Hall, 1991) se encuentra especialmente entre la
juventud transnacional cuya socialización primaria se ha llevado a cabo con
las tendencias contrarias de los diferentes campos culturales. Entre dicha
juventud, las facetas de cultura e identidad con frecuencia se seleccionan,
sincretizan y elaboran tímidamente desde más de un patrimonio.

Un canal cada vez más significativo para el flujo de fenómenos culturales y la


transformación de la identidad es a través de medios y comunicaciones
globales. Appadurai y Breckenridge (1989, p. in) comentan que:

Los complejos flujos transnacionales de imágenes y mensajes de los medios


crean quizás las mayores dislocaciones para poblaciones de diásporas, ya
que en el medio electrónico en particular, las políticas de deseo e
imaginación están siempre en competencia con las políticas de herencia y
nostalgia.

Gayatri Spivak (1989, p. 276) describe ”el discurso de especificidad y


diferencia cultural, empacado para consumo transnacional” a través de
tecnologías globales, particularmente el ”transnacionalismo
microelectrónico” representado por las pizarras electrónicas y el Internet.

Muchas otras formas de medios globalizados están teniendo también gran


impacto en la reproducción cultural de las comunidades transnacionales, por
ejemplo, la literatura de la diaspora (Chow, 1993; King, Connell y White,
1995). Con relación a la televisión, Kevin Robins (1998) describe aspectos de
la desregulación que tienen que ver con las regiones radiodifusoras que
afectan el surgimiento de ”nuevos espacios culturales”, los cuales requieren
un ”nuevo mapa global de medios”. La expansión de satélites y
m
360

STEVEN VERTOVEC

cadenas de cable han propagado canales dirigidos específicamente a las


diásporas étnicas o religiosas, como Med TV para kurdos, Zee TV para indios,
y Space TV Systems para chinos, vietnamitas, japoneses y coreanos. Mirar
televisión no es solamente un acto pasivo, sino que están surgiendo
múltiples y complejas formas de consumir dichos medios (véanse a Gillespie,
1995; Morley y Robins, 1995; Shohat y Stam, 1996).

Entrada del capital

Muchos economistas, sociólogos y geógrafos han visto las corporaciones


transnacionales (CT) como la principal forma institucional de práctica
transnacional y la clave para entender la globalización (véase, por ejemplo,
Sklair, 1995). Esto se debe en especial al nivel de operaciones, ya que gran
parte del sistema económico mundial está dominado por las CT (Dicken,
1992). Las CT representan las estructuras o redes de alcance global que se
presume han descartado ampliamente sus orígenes nacionales. Sus sistemas
de suministro, producción, mercadeo, inversión, transferencia y
administración de la información crean con frecuencia las sendas por las
cuales fluyen muchas de las actividades transnacionales en el ámbito
mundial (cfr. Castells, 1996).

Junto a las CT, Leslie Sklair (1998) declara que ha surgido una nueva clase
capitalista transnacional que abarca a ejecutivos de las CT, burócratas del
estado globalizante, políticos, profesionales, élites consumidoras de
productos y medios de comunicación. De igual manera, Sklair sostiene que
éstos, juntos, constituyen una nueva élite de poder cuyos intereses son
globales, en vez de exclusivamente locales o nacionales, y que controlan la
mayor parte de la economía mundial.

Sin embargo, además de los grandes actores de la economía global, los


pequeños actores que componen el grueso de las comunidades
transnacionales están teniendo un impacto aún mayor. Las cantidades de
dinero relativamente pequeñas que los migrantes transfieren como remesas
a sus lugares de origen suman por lo menos 75,000 millones de dólares en el
ámbito mundial (Mar-
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

361

tin, 1994). El nivel de esta actividad ha aumentado en los últimos treinta


años: en Argelia, el valor de las remesas se elevó de
178 millones de dólares en 1970 a 993 millones en 1993; en la India, de 80
millones de dólares en 1970 a más de 3,000 millones en 1993, y en Egipto,
de 29 millones de dólares en 1970 a casi
5,000 millones en 1993 (Banco Mundial, 1995).

Además del significado que tienen para las familias receptoras, las remesas
representan para los gobiernos nacionales la fuente más rápida y segura de
cambio extranjero. De hecho, en la actualidad, un gran número de
economías nacionales, como Filipinas, Pakistán y muchos países
latinoamericanos, dependen absolutamente de distintos tipos de
transferencias monetarias procedentes de los ”nacionales” en el extranjero.
Esta realidad ha impulsado a muchos países a desarrollar políticas para la
”incorporación transnacional” de los ”nacionales” en el extranjero dentro del
mercado y la política local (Guarnizo y Smith, 1998). Un caso que se cita con
frecuencia es la India, la cual provee una serie de condiciones favorables
para que los ”indios no residentes” (INR) utilicen sus capacidades refinadas
en el extranjero y su capital para inversión, en descubrir o resucitar las
industrias indias (Lessinger, 1992; cfr. The Economist, 6 de junio de 1998).
Estas políticas tienen impacto más allá de la dimensión económica. Según
observa Katharyne Mitchell (1997b, p. 106), ”el interés del Estado en atraer
las inversiones de los emigrantes ricos amplía las posibilidades para nuevos
tipos de discursos y acuerdos nacionales”.

Los recursos no sólo fluyen hacia el país de origen de las personas sino
hacia, desde y a través de la red. Robin Cohen (1997, p. 160) describe parte
de esta dinámica; en cualquier lugar dentro de la red de una diaspora global,

Los comerciantes colocan sus órdenes con primos, hermanos y parientes del
”país de origen”; los sobrinos(as) que vienen del ”antiguo país” se alojan con
tíos(as) mientras adquieren una educación o entrenamiento vocacional; se
adelantan préstamos y se extienden créditos a personas de confianza; y se
consiguen empleos y matrimonios económicamente ventajosos para
miembros de la familia.
362

STEVEN VERTOVEC

La estrategia es con frecuencia expandir los activos (particularmente si uno


de los contextos geográficos de la actividad -”en la casa” o ”fuera”- es
considerado inestable debido a disturbios políticos, racismo, burocracia legal,
contracción del mercado laboral o simplemente mal ambiente comercial).
Aunque muchas comunidades transnacionales se han encontrado a sí
mismas dispersas por razones de migración forzada (Van Hear, 1998), otras
se han extendido ampliamente por razones económicas. Por lo tanto, entre la
diaspora china, Nonini y Ong (1997, p. 4) declaran que ”es imposible
comprender dichos fenómenos transnacionales a menos que las estrategias
de acumulación de los chinos bajo el capitalismo sean analizadas, para que
las mismas penetren estos fenómenos y sean a la vez afectadas por ellos”.
Sin embargo, aunque los objetivos económicos puedan ser catalizadores para
la formación de grupos transnacionales, dichas actividades dan origen a
muchas otras. Alejandro Portes (1998, p. 14) señala que las actividades
transnacionales tienen un carácter acumulativo, y ”mientras la oleada
original de estas actividades puede ser económica y sus iniciadores pueden
ser apropiadamente considerados empresarios transnacionales, las
actividades subsecuentes abarcan también las actividades políticas, sociales
y culturales”.

Lugar de compromiso político

Ulrich Beck (1998, p. 29) escribe: ”Hay una nueva dialéctica de interrogantes
globales y locales que no tiene lugar en la política nacional”, y ”sólo en un
marco transnacional, éstas pueden ser adecuadamente formuladas,
consideradas y resueltas”.

Este tipo de marco transnacional -un espacio o foro público global- ha sido
ampliamente actualizado por medio de la tecnología. Las tecnologías de
publicación y comunicación hacen posible formas rápidas y de largo alcance
para la diseminación, publicación y alimentación de información,
movilización de apoyo, ampliación de la participación pública y organización
política y cabildeo de las organizaciones intergubernamentales (véanse
Alger, 1997; Castells, 1997). Ciertamente, mucho hay que hacer
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

363

para reconocer todo el potencial cívico que éstas ofrecen, aunque ahora se
asuma transnacionalmente una gran cantidad de actividad política.

Las formas más obvias y convencionales de dicha actividad están


representadas por organizaciones internacionales no gubernamentales (ONG)
incluyendo la Cruz Roja Internacional y varias agencias de Naciones Unidas.
Su número ha ido rápidamente en aumento, llegando en 1993 a 4,830 ONG
(Kriesberg, 1997). Las dimensiones transnacionales se reflejan en su
capacidad para proporcionar y distribuir recursos (especialmente desde los
organismos constituyentes de los países ricos a los de los países pobres),
facilitar apoyo complementario en campañas políticas y proporcionar
ambientes seguros en el extranjero para las actividades de resistencia que
sean ilegales o peligrosas en contextos locales. Sin embargo, Louis Kriesberg
(1997) sostiene que muchas ONG reflejan simplemente el status quo de
jerarquía y poder. Por otro lado, las Organizaciones Transnacionales de
Movimientos Sociales (OTMS) son ONG que buscan cambiar el statu quo en
diversos niveles. Según Kriesberg (ibidem, p. 12), ”las OTMS trabajan para un
cambio progresivo en las áreas de medio ambiente, derechos humanos y
desarrollo así como para objetivos conservadores como oposición a la
planificación familiar o la inmigración”. Los temas relacionados con las
mismas OTMS tienen un carácter fronterizo y recurren a un entendimiento
”planetario” de las personas (Cohén, 1998). Citando la información publicada
en el Yearbook of International Organizations de 1993, Jackie Smith (1997)
observa que entre 631 OTMS, 27 por ciento se ocupa explícitamente de los
derechos humanos, 14 por ciento del medio ambiente, 10 por ciento de los
derechos de la mujer, 9 por ciento de la paz, 8 por ciento de ”múltiples
asuntos de orden mundial”, 5 por ciento del desarrollo y
5 por ciento de la ”autodeterminación étnica”.

Las diásporas étnicas emprenden también actividades políticas


transnacionales. Robin Cohen (1995, p. 13) considera que ”El conocimiento
de su precaria situación puede impulsar también a los miembros de las
diásporas a iniciar causas legales y cívicas y a ser activos en asuntos de
derechos humanos y justicia
364

STEVEN VERTOVEC

social.” Sin embargo, la naturaleza de muchas políticas de la diaspora es


muy debatida. Katharyne Mitchell (1997a) critica profundamente las
suposiciones de muchos teóricos posmodernistas (especialmente Homi
Bhabha, 1994) que sostienen que los puntos de vista del ”tercer espacio”
híbrido de la diaspora son inherentemente antiesencialistas y subversivos, de
hegemonías dominantes de raza y nación. Mary Kaldor (1996) señala la
presencia tanto de antinacionalistas cosmopolitas como de etnonacionalistas
reaccionarios dentro de las diásporas. Arjun Appadurai (1995, p. 22) escribe
que entre las comunidades transnacionales:

Estos ”nuevos patriotismos” no son sólo las extensiones de los debates


nacionalista y contra-nacionalista por otros medios, aunque ciertamente hay
una gran cantidad de nacionalismo y política de la prótesis debido a la
nostalgia presente en las negociaciones de los exiliados con sus antiguos
países de origen. Éstos incluyen también algunas nuevas pero misteriosas
formas de vinculación entre los nacionalismos de la diaspora, las
comunicaciones políticas fuera de lugar y los compromisos políticos
revitalizados en ambos extremos del proceso de la diaspora.

Las ”políticas del país de origen” comprometen a los miembros de las


diásporas o comunidades transnacionales de distintas formas. Las relaciones
entre los inmigrantes, las políticas y los políticos del país de origen han sido
siempre dinámicas, según nos recuerdan Matthew Frye Jacobson (1995) y
Nancy Poner (1997), con relación a los irlandeses, italianos, polacos y judíos
de la América de fin de siglo. Sin embargo, las actividades ahora expandidas
y los lazos intensificados están creando, en muchos sentidos, Estados-nación
”desterritorializados” (Basch, Click, Schiller y Szanton-Blanc, 1994). Ahora,
los partidos políticos establecen con frecuencia oficinas en el extranjero con
el propósito de investigar minuciosamente a los inmigrantes, mientras los
mismos inmigrantes organizan cabildeos en el gobierno del país de origen.
Cada vez más, los emigrantes son capaces de mantener o conseguir acceso
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

365

a los beneficios de salud y bienestar social, derecho de propiedad, derecho al


voto o a la ciudadanía en más de un país (casi la mitad de los países del
mundo reconocen una ciudadanía o nacionalidad doble; véase ”Traces”, el
resumen de noticias núm. 1 del mundo en la página de Internet del Programa
de Comunidades Transnacionales, cuya dirección electrónica aparece más
abajo). Se han desarrollado también otras formas de reconocimiento. Por
ejemplo, en Haití, un país que está dividido políticamente en nueve
departamentos o estados, los haitianos que durante el régimen de Aristide se
encontraban en el extranjero eran conocidos como el Décimo Departamento
con su propio ministro (Basch, Glick Schiller y Szanton-Blanc, 1994). Además,
en uno de los casos más extraños de la política internacional, el gobierno de
El Salvador proporcionó asistencia legal gratis a los refugiados políticos (¡que
huían de su propio régimen!) en Estados Unidos para que pudieran conseguir
asilo y quedarse allá, remitiendo unos mil millones de dólares cada año
(Mahler, 1998).

(Re)construcción del ”lugar” o localidad

Las prácticas y los significados que se derivan de los puntos de origen


geográficos e históricos específicos han sido siempre transferidos y vueltos a
poner en marcha. Hoy, un alto grado de movilidad humana,
telecomunicaciones, filmaciones, videos, TV por satélite y el Internet han
contribuido a la creación de entendimientos translocales. Sin embargo, éstos
están anclados en lugares, con diversas ramificaciones legales, políticas y
culturales, no sólo para las prácticas y los significados, sino también para las
ubicaciones (cfr. Kearney, 1995; Hannerz, 1996).

Algunos analistas plantean que el transnacionalismo ha cambiado las


relaciones de las personas con el espacio, particularmente al crear ”campos
sociales” que conectan y ubican a algunos actores en más de un país (Glick
Schiller, Basch y Szanton-Blanc,
1992;Castells, 1996; Goldring, 1998). Appadurai (1995, p. 123) considera que
muchas personas se enfrentan a crecientes dificultades para relacionarse o
producir ”localidad” (”como una estruc-
366

STEVEN VERTOVEC

tura del sentimiento, una propiedad de vida y una ideología de comunidad


localizada”). Él reconoce que esto se debe más a una condición del
transnacionalismo caracterizada, entre otros rasgos, por ”la creciente
disyuntiva entre territorio, subjetividad y movimiento social colectivo” y por
”la constante erosión de las relaciones, debida principalmente a la fuerza y
forma de mediación electrónica, entre las zonas espacial y virtual”. Por el
contrario, han surgido nuevas ”translocalidades” (Appadurai, 1995; Goldring,
1998; Smith, 1998).

INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO
EL TEMA del transnacionalsmo está recibiendo mayor atención a través de
una gama de enfoques y disciplinas. No obstante, Nonini y Ong (1997, p. 13)
critican la disolución progresiva de las investigaciones debido a un enfoque
de los estudios culturales ”que trata el transnacionalismo como un conjunto
de flujos culturales abstractos, no materializados, que brinda limitada
atención a los cambios concretos cotidianos de las personas y a la
configuración estructural que acompaña el capitalismo global” (cfr. Mitchell,
1997a y b).

Aunque ciertamente hay mucho que aprender acerca de la construcción y el


manejo del significado que ofrecen los estudios culturales, hay una necesidad
inmediata de más estudios empíricos, comparativos y a profundidad, sobre
movilidad humana, comunicación, vínculos sociales, canales y flujos de
dinero, mercancías, información e imágenes transnacionales, y sobre cómo
hacer uso de estos fenómenos. Además de ayudarnos a entender las formas
rápidas de cambio (y sus antecedentes históricos) que el transnacionalismo
representa, los trabajos científicos adicionales ayudarán a reconocer cómo y
por qué, según Nancy Poner (1997, p. 23), ”es probable que algunos grupos
[y lugares] sean más transnacionales que otros -necesitamos investigaciones
que analicen y expliquen las diferencias. Dentro de los grupos inmigrantes,
hay también variación en la frecuencia, profundidad y rango de los lazos
transnacionales”. >rj
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

367

Luis Eduardo Guarnizo y Michael Peter Smith (1998) destacan algunas de las
serias deficiencias en la teorización contemporánea del transnacionalismo.
Quizás entre éstas se encuentre, en primer lugar, el aspecto del nivel de
análisis apropiado y la conexión entre escalas. En la introducción de este
libro, Alejandro Portes, Luis E. Guarnizo y Patricia Landolt (1999) abordaron
estos temas y dieron pasos significativos para establecer, delimitar, definir
analíticamente y clasificar los fenómenos transnacionales.
George E. Marcus (1995) ha proporcionado un útil perfil metodológico de la
”etnografía de localization múltiple”, esencial para el estudio del
transnacionalismo. Esta investigación abarca ”rastrear una formación cultural
a través y dentro de múltiples lugares de actividad” (ibidem, p. 96) por
medio de métodos ”diseñados en torno a cadenas, rumbos, hilos,
conjunciones o yuxtaposiciones de las localizaciones” (ibidem, p. 105).
Marcus defiende los planteamientos que ”siguen” las personas
(especialmente migrantes), las cosas (mercancías, regalos, dinero, obras de
arte y propiedad intelectual), la metáfora (incluyendo señales y símbolos o
imágenes), la trama, historia o alegoría (narraciones de la experien- ’ cia o
memoria cotidiana), la vida o biografía (de individuos ejem- , piares), o el
conflicto (temas debatidos en público). I

Aunque está ampliamente de acuerdo con las ventajas de dicha metodología,


Ulf Hannerz (1998) agrega que ”la investigación puede requerir ser no sólo
multilocal sino también translocal [...] Se deben dedicar esfuerzos serios a
una conceptualización y descripción apropiada de los vínculos translocales y
las interconexiones entre ellos y el tráfico social localizado”. Hannerz (1998)
observa también la necesidad de formar equipos de trabajo multidisplinarios
entre colegas en diversas de ubicaciones, apoyados por nuevos datos y
tecnologías de las telecomunicaciones. Siguiendo y recurriendo a todos estos
planteamientos y discernimientos, se ha desarrollado un nuevo programa de
investigación multidisciplinaria con la intención de avanzar tanto en nuestro
conocimiento empírico como en el entendimiento teórico de las formas
contemporáneas del transnacionalismo.
368

STEVEN VERTOVEC

PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN CISEGB SOBRE


COMUNIDADES TRANSNACIONALES
EN 1997, el Consejo de Investigación Social y Económica de Gran Bretaña
(CISEGB) inició un programa de investigación de 3.8 millones de libras
esterlinas (7 millones de dólares) sobre el tema Comunidades
Transnacionales. En respuesta a un concurso nacional de proyectos, se
recibieron unas 170 propuestas. Junto a un Comité de Selección compuesto
por catorce académicos y no académicos, más de 250 arbitros ayudaron a
decidir la selección final de los proyectos por financiar. Se encargaron
diecinueve proyectos, algunos dentro de una disciplina simple, pero
vinculados en su mayoría. Aunque el directorio del programa tiene su asiento
en la universidad de Oxford, los proyectos en sí mismos se manejan desde
varias universidades británicas que realizan investigaciones en diferentes
lugares del mundo.

Los proyectos del programa estarán unidos por una preocupación


metodológica común en torno a la formación y el mantenimiento de una
”comunidad” basada especialmente en redes sociales, económicas y
políticas, la construcción y expresión de una identidad concentrada en la
recreación de formas y símbolos culturales y la reproducción o controversia
de las relaciones sociales, incluyendo temas sobre género y poder. Los
proyectos están agrupados según cuatro temas (que son coincidentemente
paralelos a los planteados en la introducción de este libro).

Nuevos enfoques de la migración

Diásporas comparativas. Los estudios emprendidos dentro de este tema


analizan las nociones de incorporación dentro de la diaspora armenia, los
húngaros de la periferia de Hungría, los judíos soviéticos y de Aussiedler
(”alemanes étnicos” retornados) en Alemania.

Migración transversal. Estos proyectos se refieren a la comunidad social y


cultural de los marineros y la expansión de los circuitos transnacionales de la
migración china.
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO

369

Buscadores de refugio y asilo. Abarca la investigación comparativa sobre el


papel del exilio en la reconstrucción posconflicto de Eritrea y Bosnia.

Economía . . . .

Redes económicas globales. Un tema que representa un área central del


programa, incluyendo un estudio de la diaspora rusa y la reestructuración
económica postsoviética, investigación sobre los expertos británicos de
centros financieros globales, un examen del empresariado global chino con
referencia especial al sudeste asiático, además de un estudio de la
producción y las estrategias de mercadeo en torno a los flujos de mercancías
entre la India y Gran Bretaña.

Corporaciones transnacionales (cr). Concentradas en un estudio de las


corporaciones japonesa y coreana y sus administradores en Gran Bretaña.

Estrategias transnacionales del país de origen. Trabajo que persigue


determinar el impacto de la posición legal y los hijos sobre las estrategias de
las trabajadoras domésticas migrantes en Gran Bretaña, además de la
investigación acerca de los patrones de las remesas entre la gente de
Pakistán y Bangladesh en Gran Bretaña.

Política

Redes políticas globales. Incluye investigación sobre las redes políticas turcas
en Europa y el movimiento de los indígenas y su localization en Ecuador y
Bolivia.

Ciudad, región, políticas nacionales y supranacionales. Consiste en un


estudio comparativo de las estrategias de doble ciudadanía, del Estado y de
los inmigrantes en Canadá, Alemania y Gran Bretaña.

Género, comunidades y poder. Dirigido por un proyecto que analiza los


aspectos de género de la transmigración de gente de Gran Bretaña y
Singapur a China. ..., ...
370 STEVEN VERTOVEC

Sociedad y cultura

Formas e instituciones sociales. Concentrando en un conjunto de tres


proyectos interrelacionados relativos a los flujos culturales de las sociedades
del Golfo Árabe.

Reproducción culturaly consumo. Dirigido por dos equipos, uno interesado en


literatura y cine dentro de una diversidad de diásporas, el otro en el lugar de
los medios de radiodifusión entre los

turcos en Europa.

Comunidades religiosas transnacionales. Dedicadas a un estudio en


diferentes lugares de un prominente movimiento sufí musulmán.

Aunque se realicen de forma independiente, los proyectos ganarán un tipo de


sinergia por medio de su coordinación como

programa.

Sin embargo, el programa no solamente existe para los proyectos. Otras


facetas incluyen: una serie de seminarios semanales; una conferencia anual
dedicada a uno de los temas claves del programa; talleres organizados en
Gran Bretaña y el extranjero que enfocan diversos temas e incluyen a
académicos y no académicos. Se ha establecido una serie de informes
elaborados por escritores distinguidos como Alejandro Portes (1998),
Zygmunt Baumann (1998) y Stephen Castles (1998) en formatos impresos y
en Internet. El programa de Comunidades Transnacionales apoyará también
un boletín interno, una revista noticiosa y tres series de libros. La
información sobre los proyectos y todos los demás aspectos del programa de
investigación se puede encontrar en la página del Programa de Comunidades
Transnacionales CISEGB (http://www.transcomm.ox.ac.uk).

Aunque se usa con distintos significados, el ”transnacionalismo” proporciona


un concepto abarcador para algunos de los procesos y avances
transformadores globales de nuestro tiempo. El carácter múltiple del término
puede realmente probar ser ventajoso: según indica Alejandro Portes (1998,
p. 2), ”el concepto puede realizar efectivamente una doble función como
parte del arsenal teórico con el cual nos acercamos a las estructuras del
sistema mundial, pero también como un elemento en una empresa menos
CONCEBIR E INVESTIGAR EL TRANSNACIONALISMO 371

desarrollada, es decir, el análisis de las cadenas y los patrones cotidianos de


las relaciones sociales que surgen en torno a estas estructuras”. El Programa
de Comunidades Transnacionales CISEGB, que trabaja en conjunto con
proyectos y programas paralelos en Europa, Norteamérica y el Pacífico
Asiático, añadirá nuevos datos y análisis para probar algunos de los
conceptos más especulativos del transnacionalismo.

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ALEJANDRO PORTES

Conclusión: hacia un nuevo mundo. Los orígenes y efectos


de las actividades transnacionales
LOS ARTÍCULOS de este libro proporcionan una vasta información sobre el
carácter, los orígenes y las dinámicas de las actividades transnacionales. El
artículo precedente de Vertovec complementa este cuerpo de información
empírica con un panorama sistemático de la definición y los usos para los
cuales se introdujo el concepto. Aunque reconozco las diferentes
perspectivas en este campo, incluyendo las desarrolladas por varios de los
autores de este libro, me remito a los planteamientos metodológicos
presentados en la introducción como base para resumir lo aprendido acerca
de la naturaleza y las consecuencias de dicho fenómeno. Esto es necesario
porque, sin un conjunto de predicados comunes, resulta imposible utilizar la
información empírica para el avance teórico, ya que este último depende de
la forma como se definen determinados procesos o acontecimientos.

Con este propósito, limito la siguiente discusión a las actividades


transnacionales definidas como aquellas que se realizan en forma habitual a
través de las fronteras nacionales y que requieren de un compromiso de
tiempo significativo por parte de los participantes. Dichas actividades pueden
ser realizadas por actores relativamente poderosos, como representantes de
los gobiernos nacionales y las corporaciones multinacionales, o pueden ser
iniciadas por individuos comunes, como los inmigrantes y sus parientes y
amigos en el país de origen. Estas actividades no están limitadas a empresas
económicas, sino que abarcan también iniciativas políticas, culturales y
religiosas. En la introducción vimos
[377]
378

ALEJANDRO PORTES

cómo el surgimiento del transnacionalismo involucra, en un nivel


significativo, no sólo las iniciativas de poderosos actores sino las de una
masa de gente ordinaria y que requiere de una serie de innovaciones
tecnológicas que comprimen tiempo y espacios.

DETERMINANTES DEL TRANSNACIONALISMO

Orígenes y recursos

Está claro, sin embargo, que estas condiciones son necesarias pero no
suficientes para dar lugar a iniciativas transnacionales. Algunas comunidades
inmigrantes se involucran en ellas profundamente mientras otras no; dentro
de comunidades específicas, algunos individuos y familias crean empresas
transnacionales como forma de movilidad socioeconómica, mientras otros
adoptan una senda más convencional como trabajadores asalariados. La
extensión y el carácter del transnacionalismo político y sociocultural varían
también ampliamente. La pregunta es, por tanto, ¿qué nos pueden decir los
resultados presentados en los artículos precedentes acerca de los
determinantes de este fenómeno y sus variantes? Una primera conclusión
obvia es que la historia de la inmigración y las formas en que los migrantes
son recibidos establecen el contexto para la dirección que tomarán sus
actividades, sean éstas transnacionales o no. Cuando la migración es masiva
y está motivada por conflictos políticos en el país de origen, es probable que
los inmigrantes se mantengan moralmente vinculados a los parientes y las
comunidades que dejaron atrás y, por tanto, es posible que se involucren en
una variedad de actividades para mantener vigentes los vínculos que los
unen al país de origen.

Este tipo de solidaridad es evidente entre los refugiados salvadoreños de


Estados Unidos, quienes, a pesar de su pobreza, han creado múltiples formas
de hacer sentir su presencia en el país de origen, desde los viajes de cientos
de ”viajeros” comerciales hasta los comités cívicos organizados en apoyo de
los pueblos más remotos (Landolt et al., en este libro). Por el contrario,
donde la migración es un proceso más individualizado, basado en decisio-
CONCLUSION

379

nes personales y familiares, las actividades transnacionales son más


selectivas y, a veces, excepcionales, y carecen del componente normativo
que éstas tienen entre los participantes en una diaspora política. Los
colombianos y los mexicanos que emigran de zonas urbanas son un ejemplo
de dicho patrón (Guarnizo et al, Roberts et al, en este libro).

Queda igualmente claro que el carácter y alcance de la empresa


transnacional depende en gran medida de la herencia cultural que un grupo
particular trae consigo. Esto es evidente en el caso de los indios otavaleños,
cuyo extraordinario éxito empresarial en el extranjero es asegurado por una
tradición artesanal y comercial de siglos. Kyle (en este libro) contrasta las
experiencias de los otavaleños con la de los migrantes mestizos
ecuatorianos, quienes, a pesar de que en su país tienen un nivel social más
elevado, terminan en los Estados Unidos en nichos ocupacionales bajos
debido a que no tienen la capacidad ni las redes sociales que apoyan la
empresa transnacional otavaleña.

En un nivel más modesto, la comunidad migrante kanjobal maya de Los


Ángeles recurre también a sus características culturales distintivas para dar
forma a las actividades políticas y culturales que la unen a sus comunidades
de origen (Popkin, en este libro). En su análisis del transnacionalismo
mexicano, Roberts y sus colaboradores (en este libro) comparan las
experiencias de los migrantes rurales, cuyas potentes redes en el país de
origen proporcionan las bases para actividades sostenidas a través de las
fronteras, con aquellos migrantes urbanos, cuyos orígenes socialmente más
inestables les impiden cualquier otra cosa que no sean las decisiones
individuales de irse o regresar.

Etnicidad reactiva y lineal

El nivel de discriminación y hostilidad a que se enfrenta un grupo inmigrante


es un tercer factor que interactúa con los anteriores para dar curso a sus
estrategias de adaptación, incluyendo las de carácter transnacional. Cuando,
por razón de sus características
380

ALEJANDRO PORTES

raciales y su cultura, un grupo extranjero es rechazado de manera uniforme


y confinado a una posición inferior permanente, existe mayor incentivo para
reafirmar su dignidad colectiva y buscar ascenso económico a través de
sendas no convencionales. Esta motivación es reforzada cuando la recepción
gubernamental es hostil, lo que dificulta las oportunidades de los migrantes
para venir, trabajar y establecerse. El ejemplo más claro lo constituyen de
nuevo los salvadoreños, cuyas peticiones de asilo político fueron rechazadas
por las autoridades estadounidenses, repetidamente, mientras sus
características raciales y sus orígenes campesinos los relegaron a los
estratos más inferiores de la sociedad estadounidense (Landolt et al., en este
libro).

En estas circunstancias, no quedó otro recurso que replegarse dentro del


propio grupo, identificándolo con tradiciones e intereses enraizados en el
país de origen y separándolo en forma simbólica, y a veces física, de la
sociedad receptora. En estas situaciones, los inmigrantes están en el país,
pero en efecto no son de él, y prefieren verse a sí mismos como
pertenecientes a otro país tanto social como económicamente. Una buena
ilustración de este patrón proviene de una de las entrevistas realizadas en
Los Ángeles para nuestro estudio comparativo del transnacionalismo. El
informante era el presidente del Comité Cívico pro mejoramiento del
pequeño pueblo de La Esperanza1 en El Salvador. Como hombre de orígenes
modestos, tuvo dificultad para entender algunas de las preguntas; sin
embargo, se animó visiblemente al abordarse el tema de la discriminación
racial en Estados Unidos. Su experiencia como inmigrante había sido definida
por frecuentes experiencias de discriminación por parte de vecinos, jefes, y
compañeros de trabajo; se le seguía dentro de las tiendas por empleados
suspicaces y había sido detenido varias veces por la policía. Sin embargo,
cuando se le preguntó si planeaba quedarse en Estados Unidos, contestó
inequívocamente que sí. El entrevistador le preguntó: ”Bien, señor González,
usted nos dijo que ha sufrido todo tipo de discriminaciones en este país, que
los estadounidenses lo tratan
1 Los nombres son ficticios.

CONCLUSIÓN

381

como inferior y todavía así quiere quedarse aquí. ¿Cómo se explica eso?”
González sonríe y explica:

Yo realmente vivo en El Salvador, no en Los Angeles. Cuando celebramos las


fiestas comunitarias para recolectar fondos para La Esperanza, yo soy el líder
y soy tratado con respeto. Cuando voy a mi pueblo a supervisar los trabajos
pagados con nuestras contribuciones, soy tan importante como el alcalde. En
Los Angeles, sólo gano dinero, pero mis pensamientos están realmente en mi
país. Éste se encuentra a sólo tres horas de distancia.2
En su estudio, Popkin destaca el mismo patrón de etnicidad reactiva entre los
inmigrantes mayas, los cuales confrontan una situación similar. Las
costumbres, el idioma y las tradiciones que estos inmigrantes indígenas
traen consigo no se olvidan, sino que adquieren mayor relieve como
mecanismos de autodefensa y reafirmación colectiva en contra de la triple
discriminación de los blancos nativos, los negros nativos y hasta de otros
inmigrantes latinos (Popkin, en este libro).

La situación opuesta se produce cuando la recepción gubernamental no es


hostil y cuando el grupo inmigrante es pequeño y está suficientemente
disperso como para no suscitar hostilidad entre la población nativa. En estas
situaciones, no hay base para la etnicidad reactiva y el conjunto de
actividades transnacionales relacionadas con ella. Los inmigrantes pueden
evitar cualquier estigma relacionado con su nacionalidad particular al
reclamar pertenecer a un grupo diferente o hasta ”pasar” como parte de la
población nativa.3 Éste es el caso de los colombianos en Los Angeles, un
grupo relativamente pequeño, cuyos miembros están dispersos y evitan con
frecuencia a otros colombianos como una forma de escapar del estigma
social relacionado con el tráfico de drogas. Cual-
---citas
2Entrevista del proyecto en Los Ángeles, el 21 de octubre de 1997.

3 Los filipinos representan un caso similar en Estados Unidos: no padecen la hostilidad oficial; son, en
promedio, muy educados, y no se concentran geográficamente. Sus actividades transnacionales son, como
corresponde, de un carácter más individual y no reflejan un patrón reactivo. Véanse Espíritu (1996) y Wolf
(1997).
384

ALEJANDRO PORTES

derecho a asilarse legítimamente en Estados Unidos (Popkin; Landolt et al,


en este libro).

Sin embargo, como señalan Roberts y sus colaboradores (en este libro), los
inmigrantes pueden ver a través de dichas maniobras oficiales. Apoyándose
en el análisis de Hirschman (1970) de su libro Salida, voz y lealtad., estos
autores argumentan que muchos mexicanos dejaron su país debido
precisamente a que no tenían ”voz” o ésta les era negada por las
autoridades. Los esfuerzos tardíos por parte de las mismas élites para volver
a conseguir la lealtad de los inmigrantes se reciben con escepticismo. Los
migrantes pueden tomar ventaja de las nuevas oportunidades creadas por la
doble ciudadanía o el derecho al voto en las elecciones nacionales, pero sin
estar de acuerdo con los esfuerzos gubernamentales de alinearlos en apoyo
del partido en el poder o sus políticas. Otros capítulos en este libro describen
las políticas de cooptación de las autoridades salvadoreñas hacia sus
inmigrantes en Los Ángeles y Washington, D.C., de los oficiales
guatemaltecos hacia los mayas establecidos en Los Angeles y de los
funcionarios consulares colombianos hacia su comunidad expatriada en
Nueva York (Landolt et al., Popkin; Guarnizo et al., en este libro). En
cualquier instancia, estos esfuerzos oficiales provocan una respuesta
conflictiva en la comunidad inmigrante, que recibe el apoyo de algunos, es
rechazada por otros, y sirve de base para acciones que no necesariamente
responden a las intenciones oficiales.

La conclusión más adecuada a partir de esta evidencia es que la interacción


entre el transnacionalismo de origen popular y la estrategia de cooptación
iniciada por los gobiernos de los países emisores es problemática y no
necesariamente se refuerza mutuamente. Mientras el ingreso de poderosos
actores políticos al proceso puede facilitar las inversiones transnacionales de
los inmigrantes y fortalecer su posición política, es posible que tenga otras
consecuencias menos deseables. Entre éstas figuran la fragmentación de
solidaridad interna de las comunidades inmigrantes, la politización de las
asociaciones cívicas establecidas en apoyo de los pueblos de origen, y la
generación de una reacción hostil en el país receptor. El gobierno y la
sociedad receptora pueden percibir estas políti-
CONCLUSIÓN

385

cas de cooptación como una intromisión indeseable de gobiernos extranjeros


y como un intento de detener el proceso de asimilación de los inmigrantes. A
medida que el surgimiento de un ”campo transnacional” que une los países
de origen y de destino se da a conocer a través de informes periodísticos y
prácticas cotidianas, es inevitable que surjan voces que denuncien estas
actividades como una amenaza a la integridad política y cultural de la nación
receptora, creando ”quintas columnas” de extranjeros no interesados en
asimilarse a la sociedad donde viven. Esta reacción ya ha hecho su aparición
en Estados Unidos y merece un análisis más detallado.

¿ES MALO EL TRANSNACIONALISMO?

UNA SERIE de artículos de primera plana en The New York Times informó
recientemente a sus lectores con minucioso detalle sobre la extensión y las
ramificaciones de las actividades transnacionales en Estados Unidos. Las
reuniones políticas y las contribuciones a los candidatos del país de origen, el
hecho de que los ciudadanos estadounidenses naturalizados no tienen que
renunciar a su ciudadanía original y la extraordinaria movilidad de los
inmigrantes de hoy fueron descritos vividamente:

Hoy, los inmigrantes chinos viajan a Hong Kong para reunirse con
inversionistas de sus bancos en Queens; las estrellas de cine de Bombay
viajan a hacer presentaciones en el Coliseo de Nassau y los indios de las
sierras del Ecuador ordenan ponchos por fax para venderlos en las calles de
Manhattan (Sontag y Dugger, 1998, p. 8).

La creciente visibilidad de estas actividades ha comenzado a preocupar a


algunos círculos gubernamentales y a provocar un nuevo coro de protestas
de parte de nacionalistas y defensores del control migratorio. El centro de
estas preocupaciones es el temor de que las actividades transnacionales
retardarán el proceso de asimilación y convertirán en ”quintas columnas” a
las comunidades de inmigrantes, para representar y defender los intereses
extranjeros dentro del cuerpo político estadounidense. Casos como el de
386

ALEJANDRO PORTES

Jesús Galvis, un colombiano propietario de una agencia de viajes y síndico


electo en Hackensack, Nueva Jersey, quien recientemente se presentó como
candidato a senador para su ciudad natal en Colombia, alimentan dichos
temores (Fritz, 1998).

Aunque el juramento de naturalización de Estados Unidos requiere la


renuncia a todas las lealtades extranjeras, en la práctica resulta difícil
ponerlo en práctica cuando otros países continúan otorgando los privilegios
de la ciudadanía a los suyos. Sin embargo, más allá de este asunto práctico,
las preguntas más generales son qué efectos tiene el transnacionalismo en
las naciones emisoras y receptoras y qué consecuencias se pueden esperar
al tratar de suprimirlo. En las siguientes secciones, procuramos dar una
respuesta preliminar a estas preguntas.

Efectos en las naciones receptoras

Un primer paso para contestar estas preguntas es advertir que las


actividades transnacionales tienen que ser de interés para aquellos que se
involucran en ellas, ya que de otra forma no hubieran invertido el
considerable tiempo y esfuerzo que requieren. En el ámbito popular, el
transnacionalismo económico ofrece una alternativa para muchos
inmigrantes, superior a empleos mal pagados y sin futuro; el
transnacionalismo político les da la voz que de otra forma no tendrían, y el
transnacionalismo cultural les permite reafirmar sus propios valores y
transmitir sus tradiciones a la juventud.

Sin embargo, lo que interesa a los individuos no es necesariamente lo que


preocupa a las naciones. Se podría argumentar que todos esos procesos
conspiran contra la integridad cultural y la solidaridad de la sociedad
receptora. Existen razones para poner en tela de juicio estas preocupaciones
y afirmar que, si se actuara al respecto, se originarían consecuencias
negativas. Primero, es importante mantener un sentido de la proporción. La
población extranjera es sólo una fracción de la población estadounidense
nativa y la población inmigrante a su vez está fragmentada en
CONCLUSIÓN

387

grupos, nacionalidades y orígenes muy diferentes. En Estados Unidos, los


extranjeros representan todavía menos de 10 por ciento de la población,
proceden de más de 150 países diferentes y abarcan profesionales y
empresarios altamente capacitados, así como trabajadores manuales, tanto
legales como ilegales. De esta población tan dispar, no se puede esperar un
patrón conjunto de resistencia a la asimilación (Alien y Turner, 1986; Portes y
Rumbaut, 1996).
Segundo, el punto crucial del proceso de asimilación sociocultural no ocurre
en la primera, sino en la segunda generación. Los inmigrantes adultos
siempre buscan conservar sus idiomas, identidades y costumbres (Zolberg,
1989; Gans, 1992). Entre la juventud ocurren los cambios en el uso del
idioma, las preferencias culturales y las lealtades. Esta transición se produce
de manera rápida y completa en Estados Unidos. Una buena parte de la
efectividad de este proceso de asimilación se debe a la ausencia de cualquier
interferencia por parte del Estado para ejecutar ciertas prácticas y prevenir
otras. En vez de eso, el proceso se deja enteramente a las fuerzas de la
sociedad y la cultura estadounidense y los individuos son libres de escoger
su propio curso de adaptación.

En otros lugares, según nos dice Brubaker (1996), los intentos por poner en
práctica la ”polonización” ”alemanización” o ”rusificación” de las poblaciones
extranjeras sólo han logrado acelerar la reafirmación étnica y la militancia
nacionalista por parte de las comunidades extranjeras afectadas. En Estados
Unidos, por el contrario, una encuesta reciente de más de cinco mil jóvenes
de segunda generación descubrió que, a los catorce años,
99 por ciento hablaba inglés perfectamente, más de 80 por ciento prefería el
inglés al idioma paterno y menos de un tercio eran bilingües, capaces de
hablar bien el inglés y un idioma extranjero. La evolución de la autoidentidad
entre estos jóvenes siguió un curso similar, ya que la mayor parte se
identificaban a sí mismos como estadounidenses de origen extranjero
(méxico-americanos, chino-americanos, etcétera), o como miembros de las
identidades pan-étnicas definidas por la cultura estadounidense predominan-
388 ALEJANDRO PORTES

te (”hispanos”, ”negros”, ”asiáticos”, etcétera; Rumbaut, 1994; Portes y


MacLeod, 1996a; Portes y Hao, 1998).

Los resultados de esta investigación y de otras relacionadas muestran que el


proceso de asimilación en Estados Unidos es muy efectivo y rápido y que en
la segunda generación está en riesgo la preservación de cierta habilidad para
retener la lengua paterna y el conocimiento de la cultura de origen. En este
punto, el principio del transnacionalismo se torna relevante. Desde la
perspectiva de la sociedad receptora, en este caso Estados Unidos, el
verdadero problema no es si la segunda generación inmigrante se asimilará
o no, sino a cual sector de la sociedad lo hará. Los niños inmigrantes de
origen pobre y cuyos padres han estado sujetos a discriminación sostenida
corren el riesgo de adoptar la actitud alienada común entre las minorías
étnicas de Estados Unidos, y obstaculiza por tanto sus posibilidades de
movilidad socioeconómica (Gans,
1992; Portes y Zhou, 1993; Waters, 1994). Una subclase urbana integrante
de pandillas, renuente a aceptar empleos normales e integrada a la
economía de la droga, representa la alternativa de ”asimilación
descendente” para los hijos de inmigrantes.

Los peligros de la homogeneización cultural y la asimilación descendente


causados por la pérdida de vínculos con la lengua y la cultura de origen no
son nuevos. En un ensayo de principios del siglo veinte, Randolph Bourne
describió estos peligros según afectaban a los inmigrantes europeos y sus
descendientes en Norteamérica:

A medida que tratamos de desintegrar estos núcleos de cultura nacional


creamos hordas de hombres y mujeres sin país espiritual, alienados
culturales sin refinamiento y sin más norma que las de la masa [...] Aquellos
que vinieron a buscar libertad sólo consiguieron libertinaje. Ellos se
convirtieron en el desecho de la vida americana, la resaca descendente de
nuestra civilización (Bourne, 1916, pp. 90-91; la cursiva es nuestra).

El desarrollo de las actividades transnacionales puede actuar como un


antídoto efectivo para la tendencia hacia la asimilación
CONCLUSIÓN

389

descendente, por razones que corresponden a los tres tipos de


transnacionalismo de base discutidos en la introducción (Portes et al, en este
libro). La empresa económica transnacional ofrece oportunidades a los
inmigrantes para que abandonen empleos sin futuro y se abran paso hacia la
clase media. Cuando es exitosa, esta senda afecta a sus hijos de dos formas:
Primero, les permite escapar de las áreas urbanas habitadas por la subclase
y adquirir una buena educación; segundo, crea oportunidades económicas
duraderas que ellos mismos pueden explotar. Aunque hay relativamente
pocos ejemplos contemporáneos de sucesión generacional exitosa en la
empresa transnacional, el caso de las diásporas comerciales china y libanesa
proporciona ilustraciones históricas de este patrón (Granovetter, 1995;
Cohén, 1997). El caso de los indígenas otavaleños, descrito por Kyle (en este
libro) provee un ejemplo contemporáneo de actividad empresarial
transmitida generacionalmente.

La participación en actividades políticas transnacionales puede empoderar


(empower) a los inmigrantes y otorgarles un sentido de propósito y
autoestima que de otra forma no tendrían. Como ilustra el caso del señor
González, presidente del Comité La Esperanza, la participación en las
asociaciones cívicas transnacionales puede crear un espacio protector contra
la discriminación y el desprecio que comúnmente encuentran los inmigrantes
de la sociedad receptora. Esto es de particular importancia en el caso de los
niños, quienes por lo general están expuestos a agravios raciales en la
escuela, pero quienes pueden compensarlos con el conocimiento de las
significativas actividades cívicas y políticas desarrolladas por sus padres.
Cuando un adolescente criado en Estados Unidos viaja al país de sus padres
y conoce los respetados que son, o cuando participa en una reunión política
con cientos de personas procedentes del mismo país, su identidad y sentido
del valor propio cambian. Ya no es un miembro de otra minoría oprimida,
como lo define la sociedad predominante, sino que forma parte de un grupo
definido y respetable, con metas que trascienden su modesta situación
actual (Smith, 1995; Landolt et al, en este libro).
390

ALEJANDRO PORTES

Las actividades socioculturales transnacionales pueden tener efectos


similares, que refuerzan la autoimagen y la solidaridad colectiva. La
participación en estas actividades no obstaculiza la integración exitosa a la
sociedad receptora, sino que la facilita, al dotar a la juventud de anclas
culturales con las cuales enfrentar sus difíciles retos externos. Estos vínculos
proporcionan a la juventud inmigrante en proceso de asimilación lo que
Bourne llama un ”país espiritual”, un punto de referencia para establecer sus
distintas identidades y su sentido de valor propio. Una adolescente méxico-
americana, quien en su escuela de Los Angeles es una chicana más, pero
que fue elegida reina de la fiesta anual del pueblo de sus padres, logra por
este hecho, una nueva perspectiva y apreciación de su comunidad y de sí
misma. La probabilidad de asimilación descendente se reduce
significativamente en estos casos.

En lugar de ser una fuerza desnacionalizadora que conspira contra la


integridad de la sociedad receptora, las actividades transnacionales pueden
hacer posible una adaptación exitosa a ella al proveer oportunidades de
movilidad económica y neutralizar el efecto de la discriminación. Para la
segunda generación, en particular, esto ofrece un valioso contrapeso frente a
un implacable proceso de aculturación que lleva a que los niños, aun a
temprana edad, abandonen su idioma paterno y adopten uniformemente las
normas y estilos de la cultura receptora. En Estados Unidos, este proceso de
asimilación conlleva el adquirir conciencia de una posición inferior y a
menudo estigmatizada en la jerarquía social. Ese sentido, que junto con la
pobreza crea las condiciones para la asimilación descendente, es
neutralizado por las alternativas económicas y simbólicas que hace posible el
transnacionalismo. A través de ellas, los hijos de los inmigrantes pueden
encontrar los recursos materiales y espirituales que requieren para tener
éxito en su difícil travesía.

Finalmente, vale la pena destacar cómo los gobiernos de las ciudades y


regiones donde se concentran los inmigrantes desempeñan un papel decisivo
en la manera como los inmigrantes reac-
CONCLUSION

391

cionan y las formas que adquieren sus iniciativas transnacionales. Un


ejemplo es California, donde una serie de medidas diseñadas para eliminar
los beneficios sociales de los inmigrantes y debilitar el uso de idiomas
extranjeros en favor del inglés han desencadenado una reacción predecible,
marcada por una postura de rechazo en las comunidades inmigrantes y una
identificación más fuerte con el país de origen. Un estudio de más de 700
adolescentes mexicanos de segunda generación, a quienes se dio
seguimiento durante los años en que se pusieron en práctica dichas medidas,
informó acerca de un notable cambio en sus identidades étnicas. Por cuanto
en 1992, antes de la promulgación de estas medidas, sólo 17 por ciento se
autoidentificó como ”mexicano” y 80 por ciento escogió ”estadounidense” o
el término pan-étnico ”hispano”; para 1996 más de 40 por ciento había
cambiado su identidad a la de ”mexicano” a secas, un claro indicio de
etnicidad reactiva (Portes y MacLeod, 1996b; Rumbaut, 1998).

Esta nueva reafirmación nacional ha sido acompañada, paradójicamente, por


una campaña para adquirir la ciudadanía estadounidense entre los
inmigrantes mexicanos y un marcado aumento de su participación electoral.
Este movimiento está claramente motivado por el deseo de enfrentar la
hostilidad percibida de la población angloamericana y ha conducido a
algunos resultados sorprendentes. Por lo menos en un caso, un poderoso
miembro del Congreso, quien había abogado por las medidas antimexicanas
y antiinmigrantes, se encontró a sí mismo expulsado del puesto y sustituido
por una joven méxico-estadounidense elegida por los votos de los ex
inmigrantes (González-Baker et al, 1998; Massey,
1998).

Por otro lado, en Nueva York, la presencia de la población inmigrante no es


un problema y es más probable que los funcionarios y políticos apoyen y
participen en las actividades transnacionales y no que se opongan a ellas.
Como indicó Guarnizo et al. (en este libro), el alcalde de Nueva York y otras
autoridades estatales participan con regularidad en las celebraciones de la
independencia nacional de los más variados países. Las leyes de
392

ALEJANDRO PORTES

Nueva York observan cuidadosamente los ”días nacionales” de los


principales grupos étnicos y las autoridades consideran importantes los
viajes y actividades de los funcionarios y líderes políticos de los países
emisores. Este enfoque cosmopolita ha hecho que la adaptación del
inmigrante y su creciente participación sean menos conflictivas. En este
contexto, el transnacionalismo es capaz de desempeñar un papel integrador,
que proteja a los inmigrantes en las primeras etapas de la adaptación
cultural y los lleve gradualmente a ingresar y participar en las actividades
sociales y políticas del país receptor.

Efectos en los países emisores

Como informan varios capítulos anteriores de este libro, las remesas y el


potencial de inversión comercial de los expatriados son de creciente
importancia para los países emisores. En países pequeños, como El Salvador,
Guatemala y la República Dominicana, las remesas compiten con las
exportaciones tradicionales o las sobrepasan como principal fuente de
divisas y sectores completos de la economía dependen cada vez más de las
inversiones de los migrantes. Ésta es una de las razones principales que
inducen a los gobiernos de los países receptores a tomar acciones proactivas
con relación a sus diásporas.

Sin embargo, las consecuencias de este tráfico transnacional en las naciones


emisoras no se detienen con las remesas ni las inversiones. También se
extienden a la política y la cultura. Los datos presentados en este libro
documentan la influencia que tienen los comités cívicos de pueblo sobre la
estructura de poder de los lugares de origen y las formas en las cuales los
migrantes de retorno pueden ayudar a transformar la política local. Todavía
más importantes son los efectos moralizadores y democratizantes que puede
tener el transnacionalismo sobre la nación receptora. Para apreciar esto, es
necesario tener en mente tres realidades documentadas por estudios
anteriores. Primero, la mayoría de los migrantes son de origen modesto y,
por tanto, no simpatizan con las élites tradicionales de sus lugares de origen;
segundo, viven en el
CONCLUSIÓN

393

extranjero y en consecuencia no están sujetos a los mecanismos represivos y


cooptativos que estas élites utilizan para mantenerse en el poder; tercero, en
virtud de su creciente poder económico y libertad para organizarse en el
exterior, los inmigrantes pueden ejercer mucha mayor influencia que los
sectores comparables en los países emisores (Itzigsohn et al, Guarnizo et al.,
en este libro).

Las comunidades inmigrantes carecen de obligaciones con las autoridades


del país de origen y por ende tienen libertad de denunciar la corrupción y de
buscar mejorar sus comunidades fuera de los canales políticos tradicionales.
Ésta es la razón por la cual muchos comités cívicos en el extranjero se
declaran ”apolíticos”. La experiencia de vivir en un sistema democrático, con
un sistema judicial efectivo y autónomo, socializa a los inmigrantes dentro de
una nueva perspectiva política y aumenta sus expectativas de cambio en sus
propios países. A medida que los gobiernos aplican programas de cooptación
para sus inmigrantes, se enfrentan el reto de comunidades y organizaciones
de migrantes que se oponen al juego político según las reglas antiguas y
exigen normas más elevadas.

En efecto, la tardía decisión de muchos gobiernos de otorgar ”voz” a sus


expatriados a través de la doble ciudadanía, el derecho al voto, y otros
medios similares, abre la puerta para que éstos adquieran un papel
significativo en la política local y nacional, a menudo en oposición a las
arraigadas estructuras de privilegio. Esto es lo que ha ocurrido en México,
cuyo Programa para Comunidades Mexicanas en el Extranjero fue creado en
el Ministerio de Relaciones Exteriores para ganar el apoyo de los inmigrantes
en favor del gobierno y del partido dominante. En el contexto de las nuevas
relaciones entre Estados Unidos y México según el Tratado de Libre
Comercio, el gobierno mexicano procuró, en particular, detener las
manifestaciones perjudiciales en el extranjero contra las violaciones de los
derechos humanos y las elecciones fraudulentas. Al final, el programa para
extender la doble ciudadanía a los inmigrantes mexicanos y las leyes que lo
acompañan terminaron por ampliar la capacidad de movilización y protesta
de los mexicanos en el exterior.
394 ALEJANDRO PORTES

Por ejemplo, el presidente de la Confederación Zacatecana de Los Ángeles


informó en 1997 que ”aunque el Consulado creó la Federación para
controlarnos [...] éste no anticipó el resultado” (Smith, 1998, p. 21). Radio
Bilingüe en Fresno, California, dirigida por un indio mixteco oaxaqueño, fue
utilizada por las organizaciones oaxaqueñas de ambos países para presionar
al gobierno mexicano por la liberación de líderes indios secuestrados: ”Si
algo ocurre en Oaxaca, podemos organizar protestas frente a los consulados
de Fresno, Los Angeles, Madera”, declaró un organizador local. Su punto de
vista fue apoyado por los funcionarios consulares, quienes lamentaron que
en California se le prestaba mayor atención a las demandas de los indios
oaxaqueños en California que en Oaxaca (Smith, 1998, p. 20).

En general, las consecuencias globales de las actividades transnacionales en


los países emisores son positivas, tanto en un sentido económico como
político, aunque no necesariamente en apoyo al orden social y político
existente. Las remesas y las inversiones comerciales de los migrantes
promueven el desarrollo económico y, en este sentido, contribuyen a la
estabilidad de sus naciones. El activismo político transnacional tiende a estar
alineado con las fuerzas de cambio, promoviendo la democracia y reduciendo
la corrupción y la violación de los derechos humanos en los países de origen.
En este sentido, el transnacionalismo político puede ser desestabilizador a
corto plazo, ya que procura alcanzar normas morales más altas.

Estos efectos no son completamente nuevos. Según hacemos notar en el


primer capítulo, las diásporas con frecuencia han sido cuna de los
movimientos de independencia y las organizaciones revolucionarias del
pasado. Varios estados nacionales se han creado desde el extranjero y un
número de regímenes dictatoriales han sido derrocados con los esfuerzos de
los exiliados. Existe una continuidad entre estos hechos y los
acontecimientos del presente, pero con dos diferencias significativas.
Primero, el transnacionalismo político es mucho más fuerte apoyado por el
desarrollo tecnológico y por el tamaño y los recursos económicos de las
CONCLUSIÓN
395

comunidades expatriadas. Segundo, en la medida en que se involucran


activamente en el campo transnacional, los gobiernos de los países de origen
crean las condiciones para que las organizaciones de inmigrantes tengan
más voz en la promoción de sus propios objetivos.

Estos procesos aun no se han institucionalizado del todo y representan sólo


tendencias. Por tanto, su importancia actual no debe ser exagerada. No
obstante, es razonable esperar que, a medida que las comunidades
inmigrantes crezcan y sus cadenas de comunicación e intercambio se tornen
más densas, la red de actividades transnacionales resultante tendrá una
importancia significativa en el futuro económico y político de las naciones de
origen.
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Autores
AuTLER, Lilian, master en Planificación Urbana de la Universidad de California, Los
Ángeles. Se desempeña como escritora y planificadora de desarrollo comunitario en
Oakland, California.

BAIRES, Sonia, estudiante de doctorado en el Programa de Estudios Urbanos de la


Universidad de Quebec, Montreal y del Instituto para la Investigación Científica.

DÍAZ, Luz Marina, socióloga y consultora independiente, Santa Fe de Bogotá,


Colombia.

DORE CABRAL, Carlos, sociólogo, investigador de la Facultad Latinoamericana de


Ciencias Sociales (FLACSO), Santo Domingo, República Dominicana.

FouRON, George E., sociólogo (Ph.D), profesor asociado en el Programa


Interdisciplinary de Ciencias Sociales, State University of New York, Long Island.

FRANK, Reanne, estudiante de doctorado en Sociología, Universidad de Texas,


Austin.

CLICK SCHILLER, Nina, socióloga (Ph.D), profesora asociada de antropología,


University of New Hampshire.

GUARNIZO, Luis E., sociólogo (Ph.D), profesor asociado del Departamento de


Ciencias Sociales Aplicadas, Universidad de California, Davis.

HERNÁNDEZ MEDINA, Esther, economista, profesora en la División de Ciencias


Sociales, Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), República Dominicana.

ITZIGSOHN, José, sociólogo (Ph.D), profesor asistente de Sociología, Brown


University, Providence, Rhode Island.

KYLE, David, sociólogo (Ph.D), profesor asistente de Sociología,


Universidad de California, Davis. , , , !
[399]
400

AUTORES

LANDOLT, Patricia, candidata al doctorado en sociología en el Departamento de


Sociología en la Universidad Johns Hopkins.

LozANO-AsCENCio, Fernando, estudiante de doctorado en sociología, Universidad de


Texas, Austin.

POPKIN, Eric, sociólogo (Ph.D), profesor asistente de sociología, Departamento de


Sociología, Sarah Lawrence College.

PORTES, Alejandro, sociólogo (Ph.D), profesor de sociología y director del Centro


sobre Migración y Desarrollo, Universidad de Princeton.

ROACH, Elizabeth M., candidata al doctorado en el Departamento de Sociología,


Universidad de California, Los Angeles.

ROBERTS, Bryan, sociólogo (Ph.D), responsable del Baltimore Smith Centennial de


las relaciones Estados Unidos-México.

SÁNCHEZ, Arturo Ignacio, candidato al doctorado en el Departamento de


Planificación Urbana, Universidad de Columbia, Nueva York.

VÁZQUEZ, Obed, estudiante de doctorado en sociología, Brown University.

VERTOVEC, Steven, antropólogo, investigador en antropología social, Universidad de


Oxford, director del Programa de Investigación sobre Comunidades Transnacionales
ESRC.

índice

PRÓLOGO 7

Wilfredo Lozano

Introducción
EL ESTUDIO DEL TRANSNACIONALISMO: PELIGROS LATENTES

Y PROMESAS DE UN CAMPO DE INVESTIGACIÓN EMERGENTE 15

Alejandro Portes,

Luis Guarnizo

y Patricia Landolt • , .-•••’>

Estudiando el transnacionalismo: premisas básicas .... 16

El transnacionalismo en su perspectiva histórica 25


Importancia del campo transnacional 29

Resumen del contenido 35

Bibliografía 39

Capítulo 1

LAS COMUNIDADES MIGRANTES TRANSNACIONALES

Y LA MIGRACIÓN MEXICANA A ESTADOS UNIDOS 45

Bryan Roberts,

Reanne Frank

y femando Lozano-Ascencio

Introducción 45

El contexto de ia migración México-Estados Unidos .... 48 Sistemas de


migración temporal y permanente , 50

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