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Palabras pronunciadas por el Prof. Dr.

Carlos A. N. Firpo en la Legislatura de la


Ciudad de Buenos Aires el 10 de
Noviembre de 2010, con motivo de su
DECLARACIÓN COMO PERSONALIDAD
CIENTÍFICA DESTACADA.
Sr. Vicepresidente Primero de la
Legislatura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires. Licenciado Oscar Mosccariello.
Sr. Presidente de la Comisión de Salud Dr. Jorge Selser
Sres. Diputados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sr. Presidente de la Asociación Argentina de Ortopedia y
Traumatología Dr. Carlos Tello
Sras. Sres.
Deseo comenzar estas palabras con mi agradecimiento a los
Sres. Diputados de la Ciudad de Buenos Aires que firmaron el
proyecto de Ley que comprende mi designación y al Presidente de
la Comisión de Salud de la misma, Dr. Jorge Selser propulsor de
dicha Ley, por la honorable distinción otorgada.
A mi esposa Wanda y a mi hija Graciela que me
acompañaron y confortaron a lo largo de mi dura lucha mi mayor
expresión de cariño.

Agrego palabras de cálido reconocimiento para mi fiel


secretaria, hoy colega, la Dra. Silvia Jakimczuk. Me corresponde
también recordar a todos los colegas con quienes compartí tareas
en los Hospitales Rawson, Durand, Churruca, Argerich y
Aeronáutico. Allí aprendí y enseñé, pasando con ellos y en esas
instituciones gran parte de mi vida. Han transcurrido 56 años desde
que a la edad de 24 años aprobé mi última materia en la Facultad
de Medicina de la UBA. Mis proyectos eran muchos y los
interrogantes que se me presentaban se iniciaban con mi futura
orientación dentro de la Medicina. En los últimos años de mi carrera
de Medicina, que pude completar en seis a pesar de haber servido
como conscripto 24 meses en la Infantería de Marina, tenía decidida
propensión por las materias quirúrgicas, ya fuera Gastroenterología,
y para ello estudie todos los tomos del Bockus, o Traumatología y
Ortopedia. Esta materia se cursaba en el grado en un mes. No
obstante la estudié por los siguientes libros de esa Especialidad:
Watson Jones, Wiles, Bastos Ansart, Lewis, Valls, Argüelles,
Böhler, Sanchis Olmos, Bustos etc., lo cual era una exageración.
Siempre supe que quería ser Cirujano y para iniciarme que mejor
que la Escuela Quirúrgica Municipal para Graduados Dr. Ricardo
Finocchietto en el Hospital Rawson, en ese momento a cargo de su

egregio discípulo el Dr. Diego Zabaleta y con la colaboración del Dr.


Lino Piñeiro Sorondo, mi primer Maestro de Traumatología, de
quien guardo excelente recuerdo. Desde la práctica activa de la
Cirugía General, en la que pasé por casi todas las secciones, arribé
a la Ortopedia y Traumatología, con el mencionado Dr. Lino Piñeiro
Sorondo. En ese viejo Hospital Rawson hice mis primeras armas en
Cirugía.
Los pasos iniciales fueron duros: en la Escuela de
Finocchietto, bajo la jefatura del Dr. Diego Zavaleta, se estimulaba
una sana competencia entre los pares; me exigían como mínimo,

conocer y estudiar inglés, tener instrumental quirúrgico básico


propio, documentar y tener archivo de diapositivas con máquina
fotográfica propia; preparar publicaciones en revistas, congresos y
sociedades, asociarse a las Asociaciones Médica Argentina y de
Cirugía (que entonces eran tres); efectuar cirugía experimental en
animales, hacer guardias de emergencia y guardias de autopsia
para los casos operados fallecidos en el postoperatorio; conocer y
manejar las técnicas quirúrgicas, el preoperatorio y el
postoperatorio; cumplir un horario estricto en el Servicio ingresando
a las 7 y 30 hs. hasta las 14 hs.de lunes a sábados. El Jefe nos
interrogaba antes o durante la operación acerca de datos básicos
del paciente y de su patología, así como de la lectura de los
procedimientos técnicos a emplear en esa ocasión. Era obligación
observar las operaciones que realizaba el Jefe y se nos pasaba
lista. Por la tarde vivíamos prácticamente en la Biblioteca de la
Asociación Médica Argentina, estudiando toda la problemática
asistencial requerida. Todo este inmenso cúmulo de tareas se
efectuaba sin remuneración alguna y sin perspectivas inmediatas al
respecto. Mi primera tarea encomendada por Piñeiro Sorondo fue
traducir del inglés un clásico: el libro de rodilla de Smillie que él me
facilitó y cuya traducción, no publicada, guardo entre mis recuerdos;
El Dr. Piñeiro Sorondo era un Maestro y un docente nato.

Gran entusiasta de la Especialidad, nos informaba, en la


víspera de la cirugía, donde encontrar las mejores referencias
publicadas sobre el caso a operar al día siguiente; nos
proporcionada libros y apuntes y nos aconsejaba. El resultado de la
formación en la Escuela era excelente: médicos con cuatro años de
egresados efectuábamos en la Escuela de Finocchietto, con
maestría y seguridad, operaciones de tórax, abdomen, de vías
biliares, operaciones en el simpático, operaciones ortopédicas, etc.
Se efectuaban mensualmente las Sesiones Quirúrgicas para
Graduados, a las que concurrían gran cantidad de médicos del
interior del país. En ellas operábamos y hacíamos mostraciones los
médicos jóvenes y los jefes. Recuerdo a algunos compañeros de
ese Servicio como Olaciregui, destacado cirujano de esófago,
Perera, Ex Presidente de la Academia Argentina de Cirugía y
Profesor Titular, Gugliotela, profesor y Jefe de Servicio, Astiz,
destacado cirujano consultor, Abelleyra, importante cirujano
vascular y Eduardo Marino, destacado cirujano Plástico.
En Cirugía Plástica estudié y trabajé durante un año con
Héctor Marino y Jorge Niklison. Mi formación Ortopédica, en orden
cronológico en el país, la realicé con los Dres. Lino Piñeiro Sorondo,
José Valls y José Manuel del Sel. En el exterior con los Dres. John
Charnley (artroplastia de cadera. Inglaterra).

J.P. James (Columna y escoliosis. Escocia).


Harlan Amstutz (prótesis de superficie de cadera. California.
USA).

John Bostwick (Cirugía Plástica. Atlanta. USA), Raymond


Curtis (Cirugía de la Mano. Baltimore. USA), Leonard Goldner
(Cirugía de la Mano y Microcirugía. Duke University. Durham. North
Carolina. USA).
Alfred Swanson (Artroplastias del miembro superior. Grand
Rapids. Michigan. USA).

Daniel Riordan (Cirugía de las parálisis. New Orleans. USA).

James Urbaniak (Microcirugía. Duke University. Durham.


North Carolina).
J. Dietmar Penning (Fijación externa. Colonia. Alemania).

José Palacios Carvajal (Artroplastias de cadera no


cementadas. Madrid. España).
y Charles Rockwood ▄ (Cirugía del Hombro. San Antonio.
Texas. USA).

Mi actividad asistencial se desarrolló inicialmente en el


mencionado Hospital Rawson. Posteriormente ingresé en la
Cátedra del Profesor José Valls en el Hospital Carlos Durand;
durante esta etapa simultáneamente concurría al Hospital de
Rehabilitación Manuel Roca como Consultor y a las clínicas

conjuntas entre el Instituto Nacional de Rehabilitación del Lisiado y


el Hospital Durand. También era el cirujano ortopédico del Instituto
de Reumatología del Hospital Durand, dirigido por el Dr. León
Rivelis; las mencionadas tareas me permitieron dominar un aspecto
muy complicado de la cirugía ortopédica que es el de las parálisis,
reumatismos y malformaciones congénitas, patología éstas que
suelen ser poco conocidas en la formación actual del Médico
Residente. Esa época del Durand fue muy fructífera.
Allí trabajé con los Dres. Múscolo, Aiello, Kohn Tebner,
Barmat, Grispo, Kusminski, Giani, Bersusky, Rimoldi, Andreacchio,
Banchero, Tsolis, Mazzucco, Ubieta, Ritacco, Gioiosa, Spagnol,
Guillermo del Sel, Hernán del Sel, Calvo González, Rodríguez y
Marín.

Profundice el estudio y tratamiento de las afecciones


ortopédicas, las parálisis, los reumatismos, las malformaciones
congénitas y la cirugía plástica reparadora de los miembros. Una
vez jubilado el Profesor José Valls, fue reemplazado por el Profesor
José Manuel del Sel. Ambos Maestros fueron fundamentales en mi
formación. Sus estilos eran diferentes: Valls era organización, orden
y trabajo. Estimulaba y exigía la formación personal y académica
de sus médicos y se preocupaba por su constante actualización.
Del Sel era un apasionado de la especialidad; tenía una mentalidad

inquieta y sobresaliente. Muy trabajador, investigaba todo y


transmitía su curiosidad científica contagiosa. Vivía haciendo
docencia, lo que quedó totalmente incorporado a mi formación. En
1978 gané el concurso abierto para Jefe de División del Servicio de
Ortopedia y Traumatología del Hospital Churruca-Visca.
Allí en compañía de mi colaborador inmediato y sucesor, el Dr.
Enrique Lafrenz , desarrollamos un año intenso de trabajo, sobre
todo traumatológico, atento las características especiales de ese
Hospital y su población.

El Dr. Lafrenz fue un colaborador excelente en lo asistencial,


en lo societario como Secretario de la AAOT y del Congreso y en lo
docente, tanto en cursos y congresos, como en la redacción de mi
Manual de Ortopedia y Traumatología. En esa Residencia me
relacioné con muchos colegas con los que tuvimos luego
comunicación laboral y científica, Hoy la mayoría son excelentes y
destacados profesionales como Coppolecchia, Abeijón, Kamerath,
Cocchiararo, Galaburri y otros.
En 1979 gané el concurso abierto para jefe de División del
Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Municipal
General de Agudos Cosme Argerich.

Fue el último concurso abierto para ese cargo en la


Especialidad efectuado en la Municipalidad. Encontré en el Hospital
Argerich una nómina de Jefes de División de los distintos Servicios
con antecedentes brillantes, reconocidos en el mundo médico y
académico nacional e internacional, lo que me sirvió para poder
desarrollar mi trabajo con gran altura y categoría. Tuve en dicho
Servicio la colaboración inestimable del Dr. Miguel Dondoglio,
persona y médico excepcional, tempranamente desaparecido.
Además de él, la asistencia de los Dres. Fernández Schnorr,
Domínguez, Lespada, Piquín, Raffa, Macías, Diez, Charosky,
Juarez, Plos, D’assaro, Arias, Degrossi, Magaldi, Lebas y otros,
muchos de ellos hoy jefes y jerarquizados.

Con el Dr. Gastón Lebas inicialmente Residente en mi Servicio,


trabajamos en la clínica privada desde hace más de 17 años siendo
en la actualidad uno de mis más brillantes discípulos.

En el Argerich desarrollé en 1979 la artroplastia de reemplazo


total de la cadera según la técnica de Charnley con instrumental
que compré en Inglaterra en 1972, en ocasión de mi pasantía en el
Centro de Cadera en Wrightington. En los servicios en que trabajé
llegamos a colocar alrededor de 1000 prótesis de cadera. También
en el hospital, con el Dr. Dondoglio, desarrollamos la artroplastia de
la rodilla según la técnica de Insall, consiguiendo que esas
operaciones de artroplastias con prótesis de cadera y rodilla las
efectuaran correctamente los Residentes de tercero y cuarto año.
Como acotación, mi interés en prótesis totales de la rodilla se inició
con la prótesis Geométrica en 1974: al interiorizarme al respecto de
su ingenioso mecanismo y comprar en USA el instrumental, (las
ortopedias en ese entonces no lo facilitaban).

Resulté así el segundo cirujano en realizar esta técnica en la


Argentina, luego del Hospital Italiano de Bs. As.; la casuística de
mis pacientes operados la presentamos en Madrid con el Dr.
Scaramuzza. También emprendimos el tratamiento de las
afecciones de la columna vertebral por vía anterior, en todos los
niveles y a cielo abierto, aprovechando mi experiencia como
cirujano general. Nuestro primer caso fue la extirpación abdominal
de un enorme tumor de células gigantes del sacro, con detención
temporaria de la circulación de la aorta abdominal, todo un avance
técnico importante para la época, 1958. El trabajo lo presenté con
los Dres. Zavaleta y Múscolo en la Academia Argentina de Cirugía.
Publicamos en revistas extranjeras 50 casos operados de Mal de
Pott por vía anterior en todos los niveles desde cervical a sacro.
Dirigí las Residencias del Hospital Churruca en 1978; del
Hospital Argerich desde 1979 a 1993. A la Residencia del Argerich
concurrieron para perfeccionarse médicos de toda Latinoamérica.
Recuerdo a los Dres. Santiago Robledo e Iván Ramírez, entre otros,
hoy son destacados Jefes de Servicio y Profesores de la
especialidad en Colombia. En 1991 fui nombrado Asesor del
Servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Aeronáutico
Central y posteriormente Jefe de División.

Allí dirigí la Residencia hasta 2008.


De esa residencia surgió el médico becario colombiano
Alejandro Rico, hoy jefe de servicio y profesor de la especialidad en
su país. En ese Hospital tuve la colaboración de los Dres. Giani,
Bovisio, Deseta, Estévez, Cavili, Bullrich, Serrano, Muratori,
Mariani, Tirotta, Schneebeli, Graziano, Vallone, Mosquera,
Duncan, Franzosi y Miranda.

Durante esa década fui convocado por el Dr. Eduardo


Ritacco, con quien habíamos trabajado en el Durand, para que me
integrara a la Clínica Güemes de Luján en calidad de consultor de la
Especialidad.
Con el Dr. Ritaco como Jefe y su Equipo integrado por los
Dres. Zapata, Mercado, Morao, Dunogent y Denevi efectuábamos
seminarios y prácticas quirúrgicas de casos complejos
La docencia ocupó gran parte de mi carrera y recorrí todas las
posiciones hasta obtener el primer puesto por concurso de
oposición en 1992 y con ello el cargo de Profesor Titular de la
Primera Cátedra de Ortopedia y Traumatología de la UBA y luego

en 1996 el de Profesor Titular Consulto en el que continúo hasta la


actualidad.
Con la práctica activa de la docencia contribuí a la educación
de muchas generaciones de médicos. Entrené más de 160
Residentes y unos 25 Fellows y Becarios nacionales y extranjeros.
Me enorgullece que entre mis becarios se contaron médicos que
luego fueron valores destacadísimos de la especialidad en el país y
en el exterior, como los Dres. Oscar Varaona, Miguel Slullitel y
Mario Litmanovich.
Publiqué numerosos libros de la especialidad. Los dos últimos
fueron la segunda (2005) y la tercera (2010) Ediciónes del Manual
de Ortopedia y Traumatología ▄ con la colaboración de los Dres.
Lafrenz, Varaona, Ritacco, Homero Bianchi, Miscione, Razza,
Tacus, Chiappara, Kobrinsky, Mariani, Giani, Vernengo, Messina,
Estévez, D’Assaro, Plos y otros; ambas ediciones fueron puestas a
disposición de los alumnos y médicos en forma gratuita. La Edición
2010 completamente actualizada por mí, es electrónica y puede
accederse a ella sin límites ni restricciones en forma totalmente
gratuita en Internet. Creo que al ayudar así a los estudiantes y
médicos en formación devuelvo a la sociedad parte de lo que me
otorgó a través de los hombres y las instituciones a lo largo de mi
formación.
Una forma de docencia permanente es la que ejercí como
Director de Residencias.
Me gusta trabajar con los Residentes en la práctica diaria de
la profesión, ya sea en consultorio sala o quirófano, y transmitirles
constantemente todo aquello que considero útil de mi larga
experiencia. Tuve participación activa en numerosísimas
sociedades médicas del país y del exterior y fui distinguido por ellas
con los máximos honores. Fui Miembro del Primer Congreso
Argentino de Ortopedia y Traumatología en 1956.

Treinta y seis años después, en 1992 tuve el alto honor de


ser elegido por mis pares para presidir la Asociación Argentina de
Ortopedia y Traumatología y al año siguiente presidir el prestigioso
Congreso anual de dicha Asociación.
La concurrencia a Congresos de la especialidad en distintas
partes del Mundo facilitó mi formación académica.
A través de esos Congresos tuve el honor de departir e
intercambiar opiniones con destacadas figuras de la Ortopedia
Internacional ▄ tales como, entre otros, los Dres. Bastos Ansart y
Bastos Mora de España y Gerhard Küntscher de Alemania.

Atilio Risolía y Domingo Múscolo de Argentina en el Tercer


Congreso Argentino de la Especialidad. Fernández Vocos y Hector
Illanes de Argentina,
Bertil Stener de Suecia. Buck Gramko y Hanno Milessi de
Alemania y Austria respectivamente.

José Cañadel y Raimann Neumann de España y Chile


respectivamente. Enrique Jenkin de Chile y Miguel Oquelí Colindres
de San Salvador.
George Omer de Albuquerque USA y Joseph Ianotti de
Cleveland, USA. Ugo del Torto de Nápoles, Italia y Alipio Pernet de
San Pablo, Brasil.
Nova Monteiro de Río de Janeiro, Brasil. Julio Taleisnik de
Orange, Los Ángeles, USA.

Maurice Müller de Berna, Suiza. Con este pionero de la


osteosíntesis tuve oportunidad de interiorizarme en Berna de toda
su gran organización, la AO (Arbeitsgemeinschaft für
Osteosynthesefragen), dedicada a la excelencia de la osteosíntesis
y a clasificar las fracturas para su mejor tratamiento.

Una gran contribución que tuve el honor de realizar para el


progreso de la Ortopedia y Traumatología Latinoamericana y
Argentina, fue la creación de las sociedades Sudamericana de
Cirugía de la Mano, Argentina de Cirugía de la Mano y Argentina

de Hombro y Codo, habiendo tenido la responsabilidad y distinción


de organizar y presidir el Primer Congreso Argentino de Cirugía de
la Mano en Córdoba, en 1973.

La organización y funcionamiento de estas sociedades ha sido


un trabajo intenso en el que invertí mucho tiempo, esfuerzo y dinero
y tuve la satisfacción de verlas establecidas, crecidas y reconocidas
en los ámbitos nacionales e internacionales. Desde ellas ejercí la
docencia en América Latina, habiendo recorrido el Continente
desde el Sur del río Grande, en giras dictando conferencias y
cursos teórico-prácticos.

Fui nombrado por la Sociedad Latino Americana de Ortopedia


y Traumatología, Director del Comité de Miembro Superior, cargo
que ejercí durante seis fructíferos años en los que forme buen
número de especialistas de los países del Continente.
Otras contribuciones importantes fueron las publicaciones de
técnicas quirúrgicas, trabajos de investigación clínica y de
laboratorio en el país y en el exterior, a través de 238
publicaciones y de 14 libros.
Mi vida ha sido estudio y trabajo y así continúa siéndolo. Si
como integrante de la sociedad he contribuido en algo a la misma
me queda la satisfacción del deber cumplido. Las horas de estudio,
los sacrificios en la asistencia y dictado de múltiples cursos, las
concurrencias y visitas a centros mundiales de excelencia, las horas
transcurridas en la creación y vigencia de las sociedades y
asociaciones de la especialidad, la preparación de publicaciones, la
descripción de nuevas técnicas, procedimientos y tratamientos, el
armado de conferencias, clases, seminarios, etc y el tiempo
sustraído a mi familia se compensan con la formación de
innumerables especialistas, discípulos y amigos, con la curación o
mejoría de nuestros pacientes y con el reconocimiento y aprobación
de nuestros semejante. Considero que en la vida de los hombres
estos son de los mejores valores que podemos ofrecer en nuestro
breve paso por la misma. Gracias, Carlos A. N. Firpo.
El Dr. Jorge Selser entrega al Dr. Carlos A. N. Firpo el
Diploma de Declaración de Personalidad Destacada de la
Ciencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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